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Trabajo Final
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04 de marzo de 2018
TABLA DE CONTENIDO
Introducción.........................................................................................................................1
Amós....................................................................................................................................2
La persona del profeta .....................................................................................................2
Contexto histórico............................................................................................................3
Mensaje teológico............................................................................................................4
Oseas....................................................................................................................................6
La persona del profeta .....................................................................................................6
Contexto histórico............................................................................................................7
Mensaje teológico............................................................................................................8
Miqueas..............................................................................................................................10
La persona del profeta ...................................................................................................10
Contexto histórico..........................................................................................................11
Mensaje teológico..........................................................................................................12
Paradigma profético veterotestamentario ..........................................................................14
Crítica contra la injusticia social....................................................................................14
Condena contra la idolatría y la religión vacía ..............................................................15
Llamado a volverse a Dios ............................................................................................15
Anuncio de juicio y restauración ...................................................................................15
Profetismo en el Nuevo Testamento..................................................................................16
Paradigma profético paulino..........................................................................................16
Conclusión .........................................................................................................................18
Bibliografía.......................................................................................................................19
ii
Introducción
Hoy en día es común escuchar acerca de ministerios proféticos que se levantan en medio
de las iglesias latinoamericanas, sobre todo, aquellas que enfatizan los dones carismáticos,
futuros y el entendimiento de misterios que están ocultos para la mayoría de los creyentes.
fe de las personas para manipularlas con la excusa de ser portadores de una revelación especial.
Les ordenan qué hacer con sus vidas personales, su dinero, etc. Además de introducir enseñanzas
El presente trabajo pretende identificar un paradigma bíblico del ministerio profético, que
sirva de modelo para un profetismo genuino y relevante en el día de hoy, ajeno a los abusos
arriba mencionados. Para tal fin se delimitará la investigación al estudio de los profetas menores
del siglo VIII a.C (Amós, Oseas y Miqueas) , los cuales serán cotejados con las enseñanzas del
Es la opinión de este autor que, el ministerio profético, tal como se desprende del mensaje
y praxis de los profetas del Antiguo Testamento y del pensamiento paulino, es diferente a la
práctica de los que hacen vida en los movimientos mencionados. En este trabajo se procederá a
estudiar la persona, el contexto y, sobre todo, el mensaje teológico de cada profeta menor del
siglo VIII, se elaborará una síntesis que será el paradigma del ministerio profético
veterotestamentario, el cual será cotejado con la perspectiva paulina del Nuevo Testamento para
1
2
Amós
El profeta, tal como afirma el teólogo José Luis Sicre, es un hombre amenazado,
el contrario, este hombre tuvo la difícil tarea de ir a profetizar un duro mensaje de condena al
reino del norte, siendo él de Judá, y en tiempos en los cuales la prosperidad y tranquilidad de la
nación hacían suponer a muchos que la mano de Dios estaba bendiciéndoles. Un mensaje difícil,
como extranjero, en un ambiente hostil y enfrentando toda clase de oposición desde el poder
Amós era natural de Tecoa, una aldea aledaña al desierto de Judá ubicada a unos diez
kilómetros al sur de Belén2. Se dedicaba a pastorear ovejas y cultivar sicómoros, según él mismo
testificó en su enfrentamiento verbal con Amasías, sacerdote de Betel en el reino del norte. Al
respecto, ha habido cierta discusión. Algunos eruditos afirman que la palabra hebrea que se
utiliza en 7:14 (noqed) no se refiere a un simple pastor (rohe), sino que puede traducirse mejor
como “estanciero”, un propietario de mucho ganado pequeño3. Otros, proponen que, como la
misma palabra se usa en ugarítico para los pastores del templo, Amós era un oficial del culto4.
De todos modos, son sólo conjeturas. El sentido más natural parece sugerir que era un cuidador
de rebaños de ovejas.
1 José Luis Sicre, Los Profetas de Israel y su mensaje (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1986), 21.
2 William S. Lasor, David A. Hubbard y Frederich W. Bush, Panorama del Antiguo Testamento: Mensaje,
forma y trasfondo del Antiguo Testamento (Buenos Aires: Nueva Creación, 1995), 313.
3 Ibíd., 313.
4 Gary V. Smith, Guía práctica para entender a los profetas de la Biblia (Nashville, Tenesse: Broadman &
Holman Publishers, 2007), 50.
3
Amós recibió el llamado de Dios para ir como profeta al pueblo de Israel en una fecha
que puede estar entre el 765 y el 760 a.C. Todo indica que no formaba parte de ninguna escuela
profética, ni estaba relacionado con el culto oficial; de ahí su declaración: “Yo no soy profeta ni
hijo de profeta” (7:14). Se trata, pues, de un hombre sencillo que cumple una tarea compleja,
impelido por una vocación divina. No se sabe mucho más acerca de él. No hay razones para
suponer que tuvo discípulos que lo siguieron y luego registraron sus palabras, así que, después de
llevar el mensaje, lo más probable es que volvió a Tecoa y lo redactó él mismo, convirtiéndose
Contexto histórico
Recibió el mensaje que luego comunicó, “dos años antes del terremoto” (1:1). Este desastre
natural debió haber sido de importantes dimensiones y causó un gran impacto en la memoria
colectiva; así lo demuestra el hecho de que Amós lo coloca como referencia y, años más tarde, el
En aquellos días, Egipto se había dividido y Asiria estaba limitada por los avances de
Urartu al norte6; de modo que Israel y Judá gozaban de una paz que les permitió prosperar
económica y territorialmente. Jeroboam II, a través de diversas victorias militares, extendió las
fronteras de Israel hasta donde habían sido establecidas en los tiempos de David y Salomón7.
Esto trajo una gran pujanza económica, activación de la industria, desarrollo de la agricultura y
del comercio internacional, además de la necesidad de mayor fuerza de trabajo, la cual fue
suplida con la explotación de los cananeos y de los inmigrantes que llegaban de diversos lugares,
incluyendo Judá8.
El bienestar del que gozaba la nación ocultaba una descomposición social. La suerte de
los ciudadanos modestos era muy dura y el Estado hacía muy poco o nada por aliviarla9. La
distribución de la riqueza era muy desigual, y mientras los grandes comerciantes y las
autoridades gozaban de ingentes lujos como casas de veraneo y de invierno, los más pobres
pasaban necesidad y eran objeto de toda clase de injusticias en las relaciones laborales y en los
tribunales, donde, ante las deudas contraídas para paliar su situación, terminaban embargados o
como esclavos. A este cuadro se sumaba el hecho de que la religión institucional, lejos de velar
por los débiles, tal como lo ordenaba la ley, era legitimadora del sistema opresivo. El culto era
pomposo, pero a la vez idólatra y vacío; de hecho, muchos de los santuarios que había en la
sagrada10.
Mensaje teológico
Es en este contexto que Amós entrega el mensaje que Dios le ha dado para el pueblo de
Israel y sus gobernantes. El mismo podría dividirse en tres aspectos fundamentales: crítica contra
la injusticia social; condena contra la religión vacía y la idolatría, y anuncio del juicio y la
restauración futura. Cada uno de estos aspectos serán abordados más detalladamente a
continuación.
8 Francesc Ramis, Qué se sabe de los profetas (Navarra, España: Verbo Divino, 2010), 45.
9José Luis Sicre, Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El Mensaje. Cuarta edición (Navarra,
España: Verbo Divino, 1992), 266.
10 Ibíd., 267.
5
La gente de Israel se sentía confiada por ser el pueblo de Dios, y la prosperidad que
estaban experimentando como nación les hacía creer que Yahveh estaba obrando a su favor. Pero
los ricos y los gobernantes no se daban cuenta, o no querían darse cuenta, de la enorme injusticia
del sistema que habían erigido. Todos los lujos de los que gozaban los obtenían a costa del
sufrimiento de los pobres (3:10; 4:1). El pecado no era tener posesiones, sino la falta de
misericordia que mostraban y el hecho de que, bajo esta opresión sistemática, subyacía un
rechazo a la ley, pues, no estaban mostrando amor al prójimo ni a Dios. Esto es criticado por el
profeta quien anuncia que vendrá el castigo y, a su vez, los llama a cambiar de dirección.
corazones sinceros, de lo contrario, se habría manifestado en una sociedad más justa. Para los
habitantes del reino del norte, la situación de desigualdad social, la opresión y la injusticia, eran
compatibles con una vida religiosa11, pero para Dios, sus fiestas y ofrendas eran inaceptables si
(5:26; 8:14)12. Todo esto constituía una religión falsa e idolatra que era condenada por el Señor.
Por todo lo anterior, Dios envía a Amós para anunciar el juicio de Israel. En primera
instancia, Jeroboam morirá a espada y el pueblo será llevado cautivo (7:11). Luego, anuncia el
11 Ibíd., 270.
12 Gary V. Smith, 50.
6
día del Señor, el cual no sería sólo para castigar a los enemigos de Israel, como ellos creían, sino
que también traería condena sobre ellos. Sin embargo, el Señor asegura que no destruirá
completamente la casa de Jacob. Sólo los pecadores entre su gente morirán (9:8-10)13. El libro
simple parche a la nación al mejor estilo de un sastre cósmico. Promete, a través de Amós, algo
Oseas
El profeta comunica lo que Dios le ha ordenado haciendo uso de diversos medios, no sólo
el lenguaje hablado o escrito sino, en ocasiones, a través de actos simbólicos. La propia vivencia
se convierte en mensaje, dejando quizá una impresión más honda e indeleble en la memoria que
las palabras por sí solas. Pocas veces esta modalidad pudo resultar tan emocionalmente difícil de
traicionados por una esposa libertina a la que luego rescata y reconcilia consigo, se convierten en
No hay muchos detalles que puedan conocerse acerca de los orígenes de Oseas. Su libro
únicamente nos revela que era hijo de Beerí (1:1) y por sus frecuentes referencias a Efraín y a las
ciudades del reino norte, es seguro que vivió y profetizó en Israel. Según Asurmendi,15 se puede
decir con buena probabilidad de acierto que su lugar de origen era Siquén o sus alrededores,
puesto que este es el único santuario del norte que escapa a las críticas del profeta. Sin embargo,
por plausible y sugestiva que sea la conjetura, no puede sostenerse firmemente. Algunos han
creído que Oseas se contaba entre los sacerdotes, dado su conocimiento de los asuntos religiosos
Apenas comienza el libro, vamos conociendo detalles de la accidentada vida marital del
profeta, la cual, serviría como analogía de la relación de Dios con el pueblo de Israel. Todo
comienza con una orden del Señor a tomar por esposa a una prostituta y tener con ella, “hijos de
prostitución” (1:2). Esta mujer fue Gomer, quien durante la unión concibió tres hijos cuyos
nombres tienen también significado profético. Tiempo después, ella decide abandonar el hogar
para ir tras sus amantes en procura de bienes materiales (2:5). Oseas se debate entre el deseo de
hacer justicia ante la afrenta y el amor apasionado que le impele a cortejarla de nuevo (2:8-14).
Contra todo pronóstico, ante un mandato inapelable del Señor, el profeta va a buscarla, paga el
precio de su liberación y la lleva de nuevo al hogar. Si bien le impone como castigo el no tener
relaciones sexuales, la mantiene bajo su cobertura. Esto, como se ha dicho, sirve para
Contexto histórico
Las alusiones históricas sugieren que la actividad de Oseas, se extiende desde el año 755
hasta el 725 a.C17. Luego de la muerte de Jeroboam II (753), bajo cuyo reinado Israel pasó por
convulsión e incertidumbre. Zacarías, hijo y sucesor de Jeroboam, fue asesinado tras apenas seis
meses gobernando, lo que desató una guerra civil. De ahí en adelante, la nación entra en una
espiral de conflicto que incluye varios magnicidios, la división del reino del norte en dos
territorios que Oseas llama “Israel” y “Efraín”19; la imposición de contribuciones a los ricos de
Israel para pagar tributo a Tiglatpileser III de Asiria (2 Re 15:19-20); una guerra perdida cuando
Pécaj, rey del norte, quiso ir contra Acaz en el sur porque este no se unió a la coalición siro-
efraimita contra Asiria y pactó con Tiglatpileser III para que ayudara a Judá. Todo terminaría con
la caída de Israel en el 722 a manos de Salmanasar V cuando el rey Oseas (homónimo del
A todo el caos político mencionado, se sumaba el hecho de que la condición religiosa del
pueblo era, a los ojos del profeta, bastante lamentable. La adoración a Baal se había difundido
ampliamente sin que los sacerdotes, responsables de enseñar la ley, hicieran nada por evitarlo. Se
mezclaron las prácticas paganas con las formas de culto que Dios había establecido. El
conocimiento de Yahveh a través de su palabra, pasó a un segundo plano para darle prioridad a
rituales de fertilidad que incluían consultar a los ídolos para adivinar el futuro (4:12), la
prostitución sagrada (4:14), y hasta la laceración para clamar a los dioses por grano y vino nuevo
(7:14). En síntesis, Oseas ejerció su ministerio en tiempos de una gran inestabilidad política que
Mensaje teológico
para ilustrar diversos aspectos del quehacer de Israel como nación, sobre todo en lo religioso; así
como la restauración prometida a pesar de la infidelidad del pueblo. Su mensaje contiene los
Israel se había volcado a adorar a Baal, dios pagano al que consideraban señor de la
fertilidad y las cosechas. Habían mezclado el culto verdadero con ritos paganos. Incluso
llamaban a Yahveh “mi Baal, mi marido”, y confundían la distinción entre Dios y Baal.21 Pero la
idolatría tenía también una dimensión política. La nación corría el peligro de buscar salvación
fuera de Dios para recurrir a las alianzas con Asiria y Egipto.22Oseas a través de su mensaje,
tanto vivencial como escrito, critica fuertemente la idolatría de Israel, la cual califica de
y el asesinato (4:1.2). La responsabilidad por estos pecados recae con mayor fuerza sobre los
gobernantes y las autoridades religiosas, pues, no estaban cumpliendo con su papel de enseñar la
ley al pueblo para que así pudieran reconocer su condición y volverse a Dios. Los líderes se
conductas se derivaba, no era otra cosa que el desconocimiento de Dios, no tanto en un sentido
intelectual como relacional (4:6). No es que Israel necesitara saber más acerca de Dios, sino que
necesitaba responder a lo que ya sabía, practicando la misericordia (6:6).23 Esto sólo sería posible
si experimentaban la misericordia que, a pesar de sus rebeliones, Yahveh les había mostrado a lo
El libro de Oseas se puede dividir en cuatro secciones: analogía del matrimonio de Oseas
con la relación entre Yahveh e Israel (1-3); juicio a causa de corrupción religiosa (4:1-6:6); juicio
a causa de la corrupción de los gobernantes (6:7-11:11), y juicio que anuncia la destrucción total
anuncio de restauración. Dios se presenta como un juez que no dejará de lado la justicia, y a la
vez como un esposo y padre lleno de gracia que, eventualmente, restaurará a su pueblo
Miqueas
permanecer callados y dejarse arrastrar inertemente por la corriente. El profeta no puede darse
este lujo. Su vocación le obliga a mirar más allá de la opinión de la mayoría para hacer frente a
los poderes opresores, bien sean políticos, económicos, religiosos y/o espirituales, para cotejarlos
con el ideal divino expresado en las escrituras. Esta tarea será siempre ingrata, no le valdrá
elogios ni aplausos, pero se convierte en testimonio del llamado de Dios a tomar la senda de la
justicia y la misericordia.
Miqueas vivía en Moréset (1:1), un pequeño poblado que debe ser el mismo que en 1:14
se menciona como Moréset Gat, y estaba ubicado en la llanura filistea a unos 40 kilómetros al
sudoeste de Jerusalén.25 Era un hombre de vida rural, sin embargo no es posible determinar si se
trataba de un campesino pobre, que se identificaba con el destino de los menos privilegiados, o
de un propietario más o menos próspero con una empatía admirable y poco común hacia los
oprimidos. Algunos han planteado que pudo haber sido un personaje importante en su
comunidad, un anciano que recibió la vocación divina para alzar la voz ante las injusticias que
observaba y advertir respecto al aciago destino que le esperaba a Judá e Israel a causa de la
Contexto histórico
El libro de Miqueas ubica al profeta en los reinados de Jotán, Acaz y Ezequías (1:1). Sin
embargo, el consenso mayoritario establece que empezó su ministerio pocos años antes de la
caída de Israel a manos de Asiria (722 a.C) y se extendió hasta unos pocos años después de la
derrota de Senaquerib en Jerusalén en el 701 a.C (desde 725-695 a.C).27Profetizó desde Judá y
mayormente para Judá, pero también estaba al tanto de las injusticias del reino del norte que
Amós había denunciado, y anunció que el juicio de Dios vendría pronto contra Samaria (1:6-7).
El reinado de Acáz, se caracterizó por la debilidad del reino del sur que estaba en
condición de vasallaje, obligado a pagar tributo a Asiria. Esta circunstancia puso a la nación bajo
una gran presión económica que, como casi siempre sucede, afectaba con mayor fuerza a los
sectores más vulnerables de la sociedad. Cuando muere Tiglat-pileser III de Asiria, le sucede
Sargón II, quien conquistó varios pueblos de la llanura filistea, incluyendo Moreset, ciudad natal
del profeta. Miqueas se lamentó por las ciudades conquistadas (1:10-16) y por Jerusalén, a la
ganó autonomía política y se llevaron a cabo reformas religiosas. En general, se considera a este
monarca como un hombre justo que gozaba de la admiración de su pueblo y buscaba ser
obediente al pacto. Es durante su reinado que Senaquerib de Asiria se lanza en una campaña
para conquistar Judá y, si bien es cierto que asoló varias de sus ciudades, no pudo tomar
Jerusalén gracias a una milagrosa intervención divina. En estos tiempos, el mensaje de Miqueas
fue de esperanza y liberación (4:1–5:15). En los años finales de Ezequías, su hijo Manasés
empezó a fungir como corregente y alejó a la nación de Dios. Se puede intuir que de ahí vienen
las descripciones negativas que el profeta hace de la conducta social en 6:3-5, 9-11 y su
desesperación en 7:1-6,10.29
Mensaje teológico
con oráculos de esperanza, cimentados en una confianza plena en la fidelidad de Yahveh, quien
28 Ibíd., 95.
29 Ibíd.
13
En esto el profeta es incluso más vehemente que Amós. Denuncia furiosamente la manera
descorazonada en que los ricos le arrebataban sus campos a los pobres y los oprimían (2:1-5).
Deja al descubierto la corrupción de los líderes de Judá que, en lugar de cumplir con el pacto, se
unían a la explotación de los campesinos (3:1-4), y advierte a la nación de los males sociales
presentes entre ellos: violencia, engaño, prácticas de negocios deshonestas y toda clase de obras
de injusticia (6:9-16).
Los jerosolimitanos estaban convencidos de que el juicio de Dios nunca caería sobre la
ciudad santa, pues él caminaba con ellos y era paciente (2:6-7). Miqueas responde haciéndoles
ver que su religión no complace al Señor. El culto estaba viciado, los sacerdotes instruían por
dinero y los falsos profetas, tan estimados por la mayoría, no hacían sino prometer bendiciones a
cambio de dádivas económicas sin cuestionar las injusticias de las clases gobernantes (3:10-11).
De nada servían los rituales sino estaban acompañados de justicia y misericordia (6:6-8).
En el libro de Miqueas encontramos tres mensajes de juicio seguidos, cada uno de ellos,
por un mensaje de esperanza.30 Las razones de estos juicios hemos podido verlas brevemente en
30 William S. Lasor, David A. Hubbard y Frederich W. Bush, 352. En esta oportunidad se toma como
referencia la división del libro que hacen los autores de la obra citada. Gary V. Smith, 98-99 presenta un bosquejo
más detallado pero que, a grandes rasgos, coincide con este.
14
representación del reino mesiánico y en el cinco un retrato del mesías quien, por cierto, nacería
en Belén (v. 2). “Es evidente en cada renglón el contraste entre los días del profeta y los días
que vendrían (4:1).”31Por último, en el siete, el profeta afirma que el pueblo va a ser redimido y
el enemigo que le subyugaba recibirá su castigo. Vendrán los días en que Yahveh los pastoreará
(v. 14) siendo fiel a sus promesas y mostrando su inherente carácter misericordioso (vv. 18.20).
Una vez realizado el estudio de los tres profetas menores del siglo VIII se puede notar
que, aunque cada uno de ellos tienen diferentes orígenes y ejercieron sus ministerios en
refiere. Es precisamente en estas coincidencias que podemos hallar lo que sería un paradigma del
paradigma.
Este es un elemento común en todos los profetas del siglo VIII. Al respecto, Amós y
Miqueas son más vehementes que Oseas, sin embargo, este último no le resta importancia al
los menos privilegiados (campesinos, inmigrantes y pobres en general), estaba presente tanto en
Judá como en Samaria y era una evidencia de que el pueblo estaba lejos del Dios de Israel,
31 Ibíd., 354.
15
En lo que se refiere a la idolatría, ninguno hace más énfasis que Oseas. Su propia
experiencia con una mujer infiel en un accidentado matrimonio, sirvió como ejemplo para que
Israel entendiera lo grave que era a los ojos de Dios la adoración a Baal. Amós y Miqueas
también cuestionan la conducta idolatra de la nación y junto con Oseas denuncian que, aunque el
pueblo celebre fiestas solemnes, sacrificios y toda clase de rituales, estos no agradan a Dios pues
no venían de corazones sinceros. Los sacerdotes eran pecadores y había falsos profetas
Yahveh con los dioses paganos, constituía una religión falsa y vacía.
injusticia e idolatría para volverse genuinamente a Dios. Amós (5:24) y Miqueas (6:8) expresan
este llamado exhortando a practicar la justicia y la misericordia. Oseas hace lo mismo, pero
añade una nota distintiva: sólo es posible arrepentirse si se llega a conocer verdaderamente a
Dios (4:6; 6:6), no sólo desde un punto de vista intelectual sino, sobre todo, relacional. La causa
Ante la deplorable condición social y espiritual del pueblo, los profetas eran anunciadores
del juicio divino. En realidad no estaban sino recordando las condiciones del pacto que Yahveh
hizo con su nación escogida, según las cuales, si le honraban serían bendecidos, pero si se iban
tras los dioses paganos y dejaban de cumplir los mandamientos, vendría el castigo sobre ellos
(Deuteronomio 28). Sin embargo, este juicio no excluía la promesa de un futuro de esperanza. La
16
directamente de Dios y que es comunicado a los seres humanos a través de sus heraldos. Se
refiere también a uno de los dones del Espíritu Santo, al cual el apóstol Pablo le da un lugar
preeminente, como lo demuestra 1 de Corintios 14:1 “[…] ambicionen los dones espirituales,
sobre todo el de profecía” (NVI), y luego añade en 14:3: “[…] el que profetiza habla a los
hombres para edificación, exhortación y consolación” (RVR60). En tal sentido, Keener sostiene:
En el AT la profecía también servía para las funciones que Pablo menciona aquí:
“edificación” (y destrucción, p. ej., Jer 1:10, en donde la palabra de Dios derroca y
restaura naciones); “exhortación”, (RVA; “animarlos”, NVI), que puede incluir
reprensión; y casi todos los profetas del AT, sin que importara cuán enfocado fuera el
juicio, incluían un mensaje de “consolación” (NVI) y esperanza.32
3, donde el apóstol menciona tres acciones para describir cuál es la utilidad del don de profecía,
vamos a delinear el paradigma profético paulino. Evidentemente, cada uno de los puntos será
relacionado con otros pasajes que muestren el accionar de Pablo en tal sentido y con el
32Craig S. Keener, Comentario del contexto cultural de la Biblia: Nuevo Testamento, 3a ed. (El Paso,
Texas: Mundo Hispano, 2006), 479.
17
Edificación
discipulado. Se relaciona con el llamado al conocimiento de Dios que hacían los profetas del
Antiguo Testamento, de manera muy especial, Oseas. Sólo este conocimiento puede apartar al
Exhortación
Entre las acepciones de esta palabra está: amonestar, “apremiar a alguien para que siga
continuar en el camino correcto o empezar a transitarlo si no se está en él; aun así, puede incluir
la amonestación firme, la reprensión ante aquellas conductas injustas que merecen condenación
(Gál 2:11, 3:1-3; 1Co 5:1-13), y el anuncio del juicio de Dios para los pecadores (Rom 2:1-11).
33 W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo de Vine
(Nashville, Tennessee: Grupo Nelson, 2007), 304.
34 Es lo que Pablo intenta en su discurso en el Areópago, alejar a los griegos de los dioses paganos y de los
cultos que en nada edificaban. En su disertación, aunque se maneja como un maestro de la oratoria, usando palabras
precisas y elegantes, hay una crítica implícita pero contundente contra los ídolos y la falsa religión.
35 Ibíd., 362.
18
Consolación
Esta palabra significa primariamente hablar de cerca a alguien; denota por ello consolar
de una manera entrañable.36Tal como se ha dicho, su enfoque es retrospectivo y tiene que ver con
confortar por las pruebas ya experimentadas. Sin embargo, la consolación siempre mira hacia el
futuro, a la esperanza de salvación y restauración (2Co 2:1-11). En esto hay concordancia con los
profetas del Antiguo Testamento, quienes a pesar de anunciar juicio (más parecido a la
por medio de la esperanza futura. Al final, la gracia de Dios prevalece a favor de los que se
arrepienten y le buscan.
36 Ibíd., 195.
19
Conclusión
Testamento. En cierto sentido, los apóstoles heredan la tradición de los profetas. Hablan a los
seres humanos de parte de Dios, inspirados por el Espíritu Santo. Sin embargo, cuando el apóstol
Pablo exhorta a ambicionar el don profético, este pasa de ser algo exclusivo de unos pocos
ungidos, a convertirse en una posibilidad para todos los creyentes. No significa que estos reciban
una nueva revelación, sino que están llamados a hablar de parte de Dios para proclamar el
Evangelio de Jesucristo, el cual coincide en muchos aspectos con el mensaje de los profetas
veterotestamentarios, pero con la ventaja de una revelación más plena. El mesías que los
restitución de una nación geopolítica y toma visos universales y espirituales. Está presente el
El ministerio profético de hoy, para ser genuino y relevante (y con esto, necesariamente
bíblico), debe alzar la voz contra las injusticias de un mundo que le ha dado la espalda a Dios
(guerras, explotación, aborto, corrupción, terrorismo, etc.); desnudar las idolatrías y falsas
concepciones de Dios que llevan a la perdición (Hch 17:22-24); anunciar la “mala nueva” de que
toda la humanidad está condenada a causa de sus rebeliones (Rom 1:18); de tal manera que se
pueda entender la dimensión de la misericordia del Señor, cuya “buena nueva” es de esperanza,
salvación y restauración para los que le reciben (Rom 6:23). Este mensaje evangélico es la base
de toda edificación, exhortación y consolación (1Co 14:3), objetivos últimos del ministerio
profético más allá de la anticipación de acontecimientos futuros o una especial capacidad para
descubrir los misterios que permanecen ocultos para la mayoría de los seres humanos.
20
BIBLIOGRAFÍA
Keener, Craig S. Comentario del contexto cultural de la Biblia: Nuevo Testamento. Tercera
edición. El Paso, Texas: Mundo Hispano, 2006.
Lasor, William S., David A. Hubbard y Frederich William Bush. Panorama del Antiguo
Testamento: Mensaje, forma y trasfondo del Antiguo Testamento. Buenos Aires: Nueva
Creación, 1995.
Ramis, Francesc. Qué se sabe de los profetas. Navarra, España: Verbo Divino, 2010.
Sicre, José Luis. Los Profetas de Israel y su mensaje. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1986.
Sicre, José Luis. Profetismo en Israel: El Profeta. Los Profetas. El Mensaje. Cuarta edición.
Navarra, España: Verbo Divino, 1992.
Smith, Gary V. Guía práctica para entender a los profetas de la Biblia. Nashville, Tenesse:
Broadman & Holman Publishers, 2007.
Vine, W.E. Diccionario Expositivo de Palabras del Antiguo y Nuevo Testamento Exhaustivo de
Vine. Nashville, Tennessee: Grupo Nelson, 2007.
Walton, John H., Victor H. Matthews y Mark W. Chavalas. Comentario del contexto cultural de
la Biblia: Antiguo Testamento. Segunda edición. El Paso, Texas: Mundo Hispano, 2006.