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Historia de la danza
Tercer Semestre
Estudiante:
Stephany Mondragon Garcia
Delia Zapata olivella
Nació el 1 de abril de 1926 en Lorica, Córdoba-Colombia. Al año de nacida, su
familia se trasladó a Cartagena y se instaló en la calle del Espíritu Santo del barrio
Getsemaní. Hizo su bachillerato en la Universidad de Cartagena y luego se formó
en artes plásticas en la Universidad Nacional, mientras tomaba clases de baile.
Como escultora ganó su primer premio en 1954 en la ciudad de Barranquilla.
Fundó la compañía de danza "Ballet Folklórico Delia Zapata Olivella" y en variadas
ocasiones trabajó junto a los Gaiteros de San Jacinto. Desarrolló una amplia labor
como promotora del folklore de las costas de Colombia para audiencias en nuestro
país y el mundo, junto con su hermano Manuel Zapata Olivella.1
Delia Zapata fue una autoridad de la música y los bailes de las costas Caribe y
Pacifica de Colombia. Durante décadas, realizó un impecable trabajo de
investigación y difusión que la convirtió en fuente esencial de información sobre
éstas tradiciones culturales. Enseñó en la Universidad Nacional de Colombia y en
la Universidad Central y creó la carrera de Danzas y Teatro tradicionales -junto
con Rosario Montaña- en la Universidad Antonio Nariño de Bogotá. Delia fue
pionera en describir las danzas folclóricas y en realizar planimetrías y dibujos
coreográficos. Su principal misión fue la de ser maestra transmisora de estas
danzas que fueron su inspiración.
Gracias a su hija Edelmira Massa Zapata, hoy tenemos acceso a su trabajo
investigativo. Edelmira se dio a la tarea de recoger todos sus apuntes y publicarlos
en el Manual de Danzas de la Costa Atlántica de Colombia, importante legado
cultural. Cuando se encontraba en Costa de Marfil (África), investigando las raíces
del folklore colombiano, contrajo malaria y esto le causó la muerte en el año 2001.
El cuerpo fue cremado, y sus cenizas traídas a la ciudad que la acogió en su
infancia. El galeón Bucanero navegó la bahía para depositar en el fondo del mar
sus cenizas. Se despidió de esta tierra la mujer que decía tomar el néctar de los
dioses cuando se comía un raspao, que sacaba la lengua mientras arrastraba los
pies al ritmo del tambor.2
Vida Artística
La niña Delia, como le decían, vivenció ese espíritu creador y tradicional de la
gente cartagenera. Su primer contacto con las artes escénicas fueron obras de
teatro que inventaba con su padre, el viejo Zapata, y sus hermanos, inspirados en
el cine mudo. A la edad de 27 años ya tenía su grupo de danza que se presentó
en el Primer Espectáculo de Danzas Negras en el Teatro Colón de Bogotá, en
1953, escenario dedicado a las artes puras y cultas, el primer espectáculo de
danzas negras, con Delia como bailarina protagonista; a partir de ese momento
podemos considerarla como la precursora y promotora del sentimiento popular
dignificado. A mediados de los cincuenta trabajó en espectáculos
en Barranquilla y Cali. A partir de 1957 comenzó una gran gira con sus bailarines:
recorrieron España, Francia, Alemania, Checoslovaquia, la Unión
Soviética y China. En China y Moscú fueron invitados a los festivales de la
juventud. En los sesenta, continuó su recorrido internacional en giras por Estados
Unidos y Centroamérica, y en los setenta creó la Fundación Instituto Folclórico
Delia Zapata Olivella en Bogotá.
En 1963 fue nombrada Coreógrafa Titular y Directora del Cuerpo de Danza del
Instituto Popular de Cultura de Cali. El siguiente año fue invitada a Panamá al
Festival Artístico de Verano. En 1965 recibió una beca de Intercambio Cultural
Internacional que la llevó a dictar un curso en el Departamento de música de
la OEA en Washington y a dedicarse al estudio de danzas negras con Katherine
Dunham. En la ciudad de Nueva York organizó el Grupo de Danzas Colombianas,
realizó un desfile el Día de la Raza y se ganó todo el cariño de la colonia
colombiana de Nueva York, que le otorgó el Premio al Mérito. En 1984, Delia
Zapata Olivella decidió crear un grupo de danzas en Cartagena. Como Delia vivía
en Bogotá, y tenía allá su grupo base, delegó a su hija Edelmira Massa Zapata la
dirección del nuevo grupo en Cartagena. Así, se convocaron audiciones para los
jóvenes entusiastas del baile en la ciudad. El grupo comenzó a ensayar
rigurosamente tres horas diarias entre semana y hasta cuatro horas los sábados
en la Escuela de Bellas Artes. Delia visitaba Cartagena cada dos o tres meses
para supervisar el progreso del grupo, Edelmira dirigía las clases regularmente y
su madre comenzaba sentada, observando el ensayo, pero terminaba bailando a
la par de los estudiantes.
Llegó el año 1986 y Cartagena recibió la visita del papa Juan Pablo II. Fue Delia
Zapata Olivella la encargada del montaje del espectáculo folclórico que se ofreció
al sumo pontífice. El grupo ensayaba en el salón Vicente Martínez Martelo de la
alcaldía, hasta la noche del 6 de julio, cuando llegó el Santo Padre. El repertorio
fue un recorrido danzante por Colombia: joropo de los Llanos Orientales, san
juanero de los Andes, contradanza y jota chocoana del Pacífico y finalmente,
los indios farotos y la cumbia de la Costa Caribe.3 Al concluir la función, el papa
bajó del templete construido en la explanada de Chambacú para el evento, se
aproximó a la tarima, saludó y agradeció, en su español con acento polaco, a los
“danzantes y musicantes” por aquella presentación. Regaló a Delia un rosario y le
dio la bendición.
Después de la visita del papa quedó consolidado el grupo como Calenda, nombre
que le dio Manuel Zapata Olivella, el hermano de Delia. Calenda es la palabra de
la que proviene calendario, y para los antiguos romanos era el primer día de cada
mes. En Cartagena, "calenda" era el día 3 de febrero, o día libre que tenían los
esclavizados durante la época colonial. Ese día, los esclavizados se congregaban
en el Convento de la Popa y bajaban por el cerro en una procesión. Hacían una
sátira o mofa de las cortes europeas, semejante a un cabildo, la institución colonial
que, desde el siglo XVI, prohibía a los negros la celebración de sus ritos. Por esta
razón, en el Cabildo de los negros había reyes y reinas, príncipes y princesas,
duques, condes y bufones
Fue bailarina, folklorista, profesora y difusora de las danzas del Caribe y el
Pacífico colombiano. Central. Su hija, Edelmira Massa Zapata, sigue la tradición
de su madre, quien desde 1954 se radicó en Bogotá. Delia como pocos, logró
llevar el folklore a los grandes centros urbanos. Amplia experiencia en el campo de
la investigación, docencia y proyección del folclor colombiano. Vivencias y
extracción de información de las raíces culturales para el rescate de la tradición
popular. Enseñanza universitaria en el área de las artes escénicas. Especialista en
dirección y montaje de coreografías folclóricas. Rescate de las tradiciones a través
del grupo de danza con proyecciones internacionales. Afectada por la situación de
Colombia, que le impedía moverse con libertad por los rincones de su amada
patria, se fue al África y recorrió buena parte del continente negro para indagar las
raíces de nuestro folclor. Contrajo paludismo agudo en Costa de Marfil, que la
obligó a regresar al país y que al fin doblegó su espíritu inquieto, falleció el 24 de
mayo del 2001, en Bogotá a sus 75 años
SAMUEL CAICEDO
Al llegar a Cali, en 1980 con su amiga Olivita, la Cantautora Gloria Perea los
presenta a las directivas de la Universidad Libre de Cali e inmediatamente
son contratados para dirigir el Grupo Folclórico de esta casa universitaria, la
misma que les ofrece una beca para posteriormente graduarse
como Abogado.
OLIVA ARBOLEDA
Recordar a Olivita, es recordar la danza, es recordar a Samuelito, su
compañero de vida, quienes llegaron en el año 1980 a Cali, por invitación de
la cantautora Gloria Perea Figueroa. Se convirtieron en la pareja más
importante bailarina de danzas del pacífico centro-sur colombiano. Olivita
nació en Guapi en el año 1953.
El 4 de febrero de 2020 desde Santiago de Cali, partió una mujer grande,
sencilla, humilde, partió la maestra Oliva Arboleda Cuero, partió el poder de
la danza y partió parte de la memoria y riqueza folclórica de un país.
Olivita dejó un legado de 40 años de danza, 40 años de pasión por lo que
hacía y 40 años de ilusiones, donde algunas, jamás se le cumplieron, como
fue tener una vida, con unas mejores y necesarias comodidades, que le
fueron arrebatadas por el solo hecho de pertenecer a aquellos que escogen
el arte como decisión de vida.
Entre muchas actividades que realizó, la más importante fue la fundación y
dirección de la Corporación Cultural Guapi, que formó por más de 40 años a
jóvenes en torno a las danzas del Pacífico.
Igualmente perteneció al Comité conceptual del Festival de Música del
Pacifico Petronio Álvarez.
En su despedida en el cementerio Jardines de la Aurora en Cali, se sintió no
solo su partida, sino también la mano que le tendía Samuelito para
empezar a danzar, como no lo hacían desde ese fatídico 29 de marzo de
2016, cuando le arrebataron la vida.
Una tradición folclórica y el deseo de visibilizar las vivencias del pueblo del
pacífico a través del sabor y los movimientos caleños es el legado que la
maestra Oliva Arboleda Cuero, a sus 67 años, le dejó al país, una grande
de la cultura colombiana quien falleció luego de dedicar 50 años al
fortalecimiento de la danza.
Un cáncer sería el motivo por el que la maestra habría fallecido, una lucha
que llevaba algunos meses atrás, según sus allegados.
La maestra de danza del Pacífico fue una de las grandes gestoras del
tradicional ‘Festival Petronio Álvarez, donde dejó su dedicación por las artes
escénicas: “el vínculo que tengo con el Petronio es demasiado grande, lo
amo. En el Petronio he estado de corazón y de amor por el arte y por ese
festival que nos representa tanto, y que ha permitido dar a conocer nuestra
música en Colombia y en el mundo entero” afirmó.