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ESTE TEXTO DE JUNG NOS PERMITE VER LA OPACIDAD PERO TAMBIÉN LA

COMPLEJIDAD DE LOS PERSONAJES, COMO ALUSIONES A LA CONDICIÓN


HUMANA Y SUS CONFLICTOS DRAMÁTICOS:

CARL JUNG SOBRE ACEPTAR NUESTRA PROPIA OSCURIDAD Y


LA DE LOS DEMÁS
ALTERCULTURA

POR: PIJAMASURF - 09/27/2017

ESTAS PALABRAS DE JUNG SON UNA JOYA PARA CUALQUIERA QUE BUSCA
EXPLORAR SU PROPIA PSIQUE Y SANAR (E INCLUSO AYUDAR A SANAR A
LOS DEMÁS)

Entre otras cosas, Carl Jung es famoso por su concepto de la sombra o la importancia que
tiene integrar nuestro lado oscuro para lograr un sí mismo individuado. El ser humano tiene
una tendencia casi inconquistable a ocultar los rasgos de su personalidad que no le gustan o
que no son socialmente aceptables. Al hacer esto va por el mundo fragmentado, con una
psique dislocada, y proyecta esta sombra -que no es capaz de aceptar en sí mismo- al mundo.
Esto hace que uno nunca reconozca y sea de manera integral la totalidad de lo que es -el alma
individuada, que para Jung es inseparable de la divinidad.

En el video que presentamos al final el popular filósofo Alan Watts hace una buena
introducción a la psicología jungiana, tomando de la misma personalidad de Jung, quien,
según él, era una prueba viviente de su propia doctrina psicológica. Watts cuenta que al mirar
los ojos de Jung notó que había un cierto centelleo que revelaba que se conocía a sí mismo
muy bien y:

sabía que, como todo los otros seres humanos, tenía algo de villano. Jung tenía
un hintergedanken, una palabra alemana que significa un pensamiento en el fondo de
la mente, que mostraba que reconocía lo que yo a veces llamó un elemento irreductible
de bribonería en sí mismo. Y lo sabía de manera tan clara y contundente, y en una
forma tan amorosa, que no condenaba lo mismo en los demás y por lo tanto no se
dejaba llevar hacia pensamientos, sentimientos y actos de violencia contra otros, lo
cual es la característica de personas que proyectan su propia maldad en los demás, en
el chivo expiatorio.

Watts continúa:

Esto hacía de Jung una persona muy integrada... Habiendo visto y aceptado
profundamente su propia naturaleza tenía una especie de unidad y ausencia de conflicto
en su propia naturaleza, que lo hacía un tipo de hombre que podía sentir ansiedad,
miedo o culpa, sin sentirse avergonzado de sentirse así. En otras palabras, entendió que
una persona integrada no es una persona que simplemente ha eliminado la sensación
de ansiedad y culpa de su vida... es un hombre que siente todas estas cosas, pero no se
recrimina a sí mismo por esto. Esto para mí es un tipo muy profundo de humor.

Luego Watts cita una conferencia que dio Jung en Suiza, una verdadera joya del
autoconocimiento terapéutico:

Las personas se olvidan de que incluso los doctores tienen escrúpulos morales y que
algunas confesiones de los pacientes son difíciles de asimilar incluso para un doctor.
Sin embargo, el paciente no se siente aceptado a menos de que lo peor de él mismo sea
aceptado también. Nadie puede hacer esto con meras palabras. Viene solamente de la
reflexión y a través de la actitud del doctor para consigo mismo y su propio lado oscuro.
Si el doctor quiere guiar a otro o incluso acompañarlo a dar un paso en el camino, debe
sentir con la psique de la otra persona. No puede sentirla cuando la juzga. Ya sea que
ponga palabras a su juicio o se lo quede él mismo, esto no hace ninguna diferencia.
Tomar la posición opuesta y acordar con el paciente de antemano tampoco sirve y lo
enajena de la misma manera que la condenación. El sentimiento viene solamente de
una objetividad sin prejuicios.

Esto parece similar a un precepto científico. Y podría confundirse con una actitud
mental puramente intelectual. Pero lo que quiero decir es muy distinto. Es una cualidad
humana. Una especie de profundo respeto a los hechos -por el hombre que sufre por
ellos y por el predicamento de la vida de ese hombre. La persona verdaderamente
religiosa tiene esta actitud. Sabe que Dios ha hecho que suceden todo tipo de cosas
extrañas e inconcebibles y busca de las formas más curiosas entrar en el corazón de un
hombre. Así entonces, siente en todas las cosas la presencia de la voluntad divina. Esto
es de lo que hablo con objetividad sin prejuicios. Es un logro moral de parte del doctor
que no se ve repelido por la enfermedad y la corrupción. No podemos cambiar nada si
no lo aceptamos. La condenación no libera. Oprime. Y yo soy el opresor de la persona
que condeno -no su amigo o par en su sufrimiento.

No quiero decir que no debamos nunca de formar juicios cuando deseamos ayudar y
mejorar. Pero, si el doctor desea ayudar al ser humano, debe aceptarlo tal como es. Y
sólo puede hacer esto realmente si antes ya se ha visto y aceptado tal como es él mismo.
Tal vez esto suene simple, pero lo simple siempre es lo más difícil. En la vida real, se
requiere del más grande arte para ser simple. Y así, la aceptación propia es la esencia
del problema moral, y el examen crucial de la perspectiva que uno tiene de la vida.
Que yo alimente al mendicante, que perdone un insulto, que ame al prójimo en el
nombre de Cristo -todas estas cosas son sin duda grandes virtudes. Lo que hago en
contra del menor de mis prójimos lo hago también a Cristo. ¿Pero qué si descubro que
el menor entre todos ellos -el más pobre de los mendigos, el más imprudente de todos
los agresores, el Demonio mismo- todos están dentro de mí? Y que yo mismo estoy en
un estado de necesidad de mi propia generosidad. Que yo mismo soy el enemigo que
debe ser amado. ¿Qué entonces?

Entonces, como regla, toda la verdad del cristianismo se revierte. No se habla más de
amor y largo sufrimiento. Decimos al hermano dentro de nosotros: Rocca, y
condenamos y nos enfurecemos con nosotros mismos. Lo escondemos del mundo.
Negamos haber conocido a este que es menos entre lo más bajo de nosotros. Y si
hubiera sido Dios mismo quien se acercó a nosotros en una forma vil, también lo
habríamos negado mil veces antes de que un solo gallo cantara.

El último pasaje podría parecer extraño, pero se refiere con claras analogías bíblicas a que
justamente el hombre integrado, que se acepta a sí mismo, también acepta todos los aspectos
negativos, diabólicos incluso, y siendo una imagen de la totalidad, acepta también todos los
crímenes y pecados de la humanidad. En alguna otra ocasión Jung habló de cómo lo más
preocupante no era que se hubiera producido una persona como Hitler, sino que no fuéramos
capaces de aceptar que nosotros también tenemos esa parte maligna en nuestro interior -es
esta fragmentación, esta represión de la sombra, lo que genera violencia en el mundo.

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Oscilar entre las luces de alguna vivencia en presente y las sombras oscuras, que deambulan
en los terrenos de la culpa. Culpa trepidante que remite al pasado o Miedo paralizante, que
catapulta la atención hacia el brumoso futuro.
El pensamiento de Carl Jung, quien devela esta experiencia atascada en las sombras que
opacan y borran de la memoria aquello que ha causado culpa, arrepentimiento o conflictos
agravados, y la posibilidad de develar los arquetipos de la cultura en el imaginario individual y
colectivo de lo que se está viviendo, iluminado por el acto de aceptarlo como acontecimiento
de acción en presente.

FVM

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