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Introducción
Para responder a la cuestión de cómo surgen las cosas a partir del principio es necesario
conocer el principio de las cosas, si es uno, o es múltiple. Los filósofos presocráticos vieron
el principio como si fuese uno, mientras que para Aristóteles este es múltiple 2. Al respecto
Aristóteles menciona que:
“Tampoco es posible que el cuerpo infinito sea uno y simple, ni en el caso de, como dicen
algunos, lo que está a parte de los elementos, a partir de lo cual se engendran aquellos, ni en
ningún otro caso” (Física, 2007,204) Se deduce que esta es una crítica a Anaximandro, pues
los elementos surgen del principio, que es lo infinito, esto es algo a parte de los elementos,
pues si alguno de estos fuera el principio, eliminaría a los otros, y esto no es posible. En esa
1
Dado a que preguntar sobre cómo surge algo a partir de un principio no solo supone la existencia de dicho
principio, sino a que tenemos alguna noción sobre el origen de las cosas.
2
Ver la teoría de las cuatro causas y principios
medida el principio es algo indeterminado, de naturaleza distinta al aire, fuego, tierra, o
agua.
Anaximandro pensaba que los elementos surgen a partir de la separación de las cosas del
principio, y no de la alteración de este, de ahí que las cosas tengan movimiento y “unas
pagan culpas a otras según el ordenamiento del tiempo” (Frag 12ª15).
En ese sentido, la generación surge de la separación entre cosas contrarias que están
mezcladas en el principio, estos elementos tienen dentro de esta mezcla una existencia
propia, que es la que conduce a la separación de las cosas. Las contrariedades son: calor-
frio, seco- húmedo, estas son las características esenciales de los cuatro elementos.
El apeirón tiene un movimiento cíclico que produce las cosas, y después de mucho tiempo
las vuelve a destruir, este por ser un ciclo es eterno, y conduce a los elementos a su
surgimiento y desaparición. En ese sentido la física se ocupa del movimiento, y del
principio que genera las cosas, sobre este no puede estudiar sus causas al ser infinito e
indeterminado, pero si como las cosas tienen principios y causas.
Para Empédocles, mientras tanto, las fuerzas que motivan la separación y unión eterna de
las cosas, es el amor que une a las cosas separadas del apeirón y el odio que otorga una
identidad propia a los elementos del apeirón, para este filósofo estas fuerzas son inmutables
a través del tiempo. No existe, para este pensador, nacimiento y muerte de las cosas, solo
mezcla y disociación de la mezcla, lo primero es una mera apariencia del movimiento que
sufren las cosas a partir del tiempo. Lo que es real, para Empédocles es la unión y
separación de las cosas. En definitiva, hay un ciclo en el que lo uno proviene de lo múltiple,
y lo múltiple de la unidad, este ciclo es dinamizado por las fuerzas del amor y el odio que, a
través del tiempo hacen predominar un elemento sobre otro, sin hacer perecer al elemento
subordinado, pues realmente se adaptan al elemento dominante pero, permanecen, y el
tiempo los hace predominar en otra instancia, es decir que se produce una alteración de la
materia, y no la destrucción como probablemente creía Anaximandro.
Es decir que, pese a que el principio de las cosas es múltiple, existe algo de naturaleza
indeterminada en el apeirón que mantiene viva pero tensionada la unidad de los contrarios
dentro de sí, y posibilita que unos elementos se alteren al elemento predominante por el
curso del tiempo, y así no perezcan estos, sino que por fuerza del amor y el odio abandonen
o vuelvan a la mezcla. De todos modos las fuerzas del amor y el odio se hallan
condicionadas al curso del tiempo, y no es claro bajo qué condiciones el calor pueda o deba
predominar sobre el frío, el modo entonces, en el que el apeirón gobierna todo e imparte
justicia es indeterminado, es decir que se pueden estudiar las causas del movimiento, mas
no el principio que genera las causas del movimiento.
En esta sección analizaremos los postulados de Pirrón y Epicuro, estos filósofos de la etapa
helenística tienen preocupaciones fundamentalmente éticas, lo cual no quiere decir que no
se hayan ocupado de otros asuntos, pues en el caso de Epicuro contamos con una física.
Otro aspecto que cambió en la filosofía griega con la aparición de Sócrates, fue la inserción
de asuntos éticos dentro de las inquietudes filosóficas. Desde Sócrates se empezaron a
plantear preguntas como ¿Qué modo de vida conduce a la felicidad? ¿Cómo alcanzar la
virtud? ¿Cuál es la relación entre la ataraxia y llevar una vida virtuosa? Para ello nos
podemos remontar a los planteamientos del escepticismo pirrónico o del epicureísmo, y
observaríamos con gran sorpresa que, a través de dos planteamientos distintos se postula u
dos caminos para llegar al mismo destino una vida virtuosa, lo cual asegura, para ambas
escuelas la consecución de la ataraxia, y la buena vida. Establezcamos, entonces,
comparaciones entre ambas escuelas:
Mencionemos aspectos en común entre el escepticismo académico, y el pirrónico, y las
diferencias que guarda el pirronismo con el epicureísmo. Sobre lo primero se menciona
que, los aspectos en común entre estas escuelas es que ambas pretenden la suspensión del
juicio para lograr la ataraxia. Y frente a las diferencias entre epicureísmo, y escepticismo es
que, los primeros abogan por la aprehensibilidad de las cosas, y que, bajo el correcto juicio
del mundo, se pueden captar la verdad, y así lograr la felicidad.
Para Epicuro el buen concepto es la base de la fórmula de la buena vida, en la medida que
este libra de temor al hombre, y otorga tranquilidad a su alma, pues se contempla el carácter
limitado de los placeres y los dolores, y elimina los temores vanos.
Los escépticos en cambio, sostienen que el mundo no es aprehensible, porque las cosas son
indeterminadas, en esa medida nada se puede afirmar sobre el mundo, y nada es, ni no es.
La suspensión del juicio, entonces impide la apariencia, y eso produce tranquilidad.
Los modos de suspensión del juicio, consisten en formas de llevar un juicio al estado de
indeterminabilidad, a través del análisis de su juicio opuesto, estos modos dan diferentes
maneras de llegar a la sugerencia de que algo no es P, ni no P, y dada la equipolencia de
ambos juicios, estos quedan entre paréntesis, tal vez nunca anulados.
La búsqueda del buen concepto es una ocupación vitalicia para Epicuro, pues esta actividad
está asociada a la salud del alma, que se mantiene con la felicidad, esta se cultiva
constantemente, y no es algo pasajero, ni accesorio, al igual que con la salud física, la del
alma se debe mantener para el bienestar propio. La filosofía, entonces, es un tratamiento
que mantiene y repara la salud del alma.
A modo de conclusión, la felicidad para los pirrónicos se logra en la suspensión del juicio
pues mientras el dogmático vive con perturbaciones provocadas por sus juicios erróneos, el
escéptico vivía tranquilo al no afirmar nada, y asumir con indiferencia la existencia o no de
la verdad.
Mientras que para Epicuro es necesario fundamentar nuestra forma de elaborar juicios, y
por tanto de razonar, sobre todo en estos aspectos:
1. Sobre los dioses: pues no tienen injerencia en los asuntos humanos, ni para bien, ni
para mal. Únicamente son dichosos e inmortales
2. Sobre la muerte: pues no es nada para el hombre, en tanto es privación de sensación,
y solo aflige en tanto está por venir, cuando llega sencillamente no se siente esta
aflicción, y por tanto no debe ser nada para los mortales.
3. Una recta clasificación entre deseos vanos, naturales, y necesarios naturales.
Con base a lo anterior, es necesario saber elegir los placeres, y concebir que el dolor no
es eterno, sino que se puede contrarrestar o eliminar si es vano
Otra conclusión es que la felicidad es el asunto central de la ética antigua, pues desde
Sócrates esta inquietud cobra mucha importancia en el pensamiento griego, quien a su vez
pone de relieve la importancia de la epistemología. Algunos historiadores señalan que a
partir de Sócrates, la ética se vuelve el asunto más importante para la filosofía griega, esta
filosofía es de carácter eudemonista, es decir que refiere a la búsqueda esencial de
establecer el mejor modo de vivir.