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NEUROPSICOLOGÍA Y TRASTORNOS DEL LENGUAJE

1. Neuropsicología:

La Neuropsicología se inscribe en el ámbito de la Neurociencia, que es un


abordaje multidisciplinar del estudio del sistema nervioso cuyo objetivo es
unificar el conocimiento de los procesos neurobiológicos y psicobiológicos,
después de que durante mucho tiempo el estudio de la mente y el cerebro
se hayan mantenido como dos realidades diferentes. En buena medida
este hecho se ha debido al predominio de los planteamientos dualistas, que
impusieron la creencia de que ambas eran dos entidades cuantitativa y
cualitativamente diferentes. Por este motivo, el estudio del sistema nervioso
y el de la mente humana fueron el objeto de estudio por parte de la biología
y la filosofía de un modo separado. Los prejuicios ya existentes en
civilizaciones precristianas, asumiendo los planteamientos dualistas como
verdad axiomática han prevalecido hasta fechas muy recientes, frenando el
conocimiento de las relaciones mente-cerebro. Por fortuna, el rápido
avance en el conocimiento del sistema nervioso experimentado a partir de
la segunda mitad del siglo XX ha propiciado el definitivo acercamiento entre
las diferentes disciplinas preocupadas por el estudio de la actividad del
sistema nervioso.

Otra definición de la neuropsicología la define como: “una disciplina que


estudia las funciones cerebrales superiores como resultado de procesos
cerebrales particulares y diferenciados. Es decir que, en el campo de la
neuropsicología, hay una nueva apertura en cuanto se interesa por el
análisis de la estructura interna de los procesos psicológicos y su
desorganización” (Azcoaga, J.E., 1985:65).

La Neurociencia estudia el sistema nervioso desde un punto de vista


multidisciplinario, mediante el aporte de diversas disciplinas como Biología,
Neurología, Psicología, Química, Física, Farmacología, Genética o
Informática. Dentro de esta nueva concepción de la mente humana, estas
ciencias son necesarias para comprender las funciones nerviosas,
especialmente las que son inherentes a la especie humana, es decir, las
funciones mentales superiores. Como afirma Kandel (1996), la
Neurociencia surge con el objetivo de entrelazar los distintos estratos que
conforman la realidad humana, desde la neurobiología molecular hasta la
cognición, permitiendo que podamos entender qué nos hace ser lo que
somos.

Se puede definir la Neurociencia como el ámbito interdisciplinar que estudia


diversos aspectos del sistema nervioso: anatomía, funcionamiento,
patología, desarrollo, genética, farmacología y química, con el objetivo
último de comprender en profundidad los procesos cognitivos y el
comportamiento del ser humano.

1.1. Neuropsicología Infantil:

Al referirnos a un sujeto adulto y especialmente a su cerebro, estamos


hablando de una estructura madura.

En cambio cuando hablamos de un niño y nos referimos a su cerebro,


estamos hablando de un órgano en vías de organización, donde la
situación contextual juega un rol determinante en el desarrollo de su
psiquismo. Asimismo ese desarrollo dependerá de los factores vinculados a
fenómenos genéticos, biológicos y madurativos.

En el desarrollo de un niño existen etapas que indican sobre el


funcionamiento normal y nos alertan sobre la comprensión de un cerebro
afectado, de donde es posible detectar las señales de anormalidad; la
cronología del momento de adquisición y desarrollo será un punto de
referencia para realizar una intervención oportuna.

Podemos definir a la Neuropsicología Infantil como la neuropsicología del


desarrollo y a diferencia del adulto, estamos ante un sistema nervioso en
vías de organización donde el aprendizaje y la plasticidad son pilares
desde los cuales “el terapeuta” tiene que sustentar la propuesta de
intervención.

La neuropsicología, a su vez, da cuenta de un cerebro que requiere de su


desarrollo para lograr determinadas actividades cognitivas. Por último, el
medio se transforma en un elemento de enriquecimiento y construcción de
la realidad que rodea al niño. El proceso de construcción lógica, de
formación, lo aprendido, no sólo requiere un contexto de complejidad
teórica, sino que también requiere un contexto práctico para ser aprendido
(V. Feld, Rodríguez, 2004)

Wallon señaló que el niño “no es reproducción de un adulto, por el


contrario lo es de su misma infancia, del proceso de desarrollo y
modificación de su conducta”

Wallon coincide con Vigotsky al afirmar que “el niño es un ser social desde
que nace y que en la interacción con los demás va a residir la clave de su
desarrollo. No obstante, su postura se diferencia, en la explicación del
proceso de individuación. En el modo en que el niño se construye como
individuo desde el escenario social.

De este modo, Vigotsky (1997) afirma que todas las funciones psicológicas
superiores aparecen primero a nivel interpsicológico, en interacción con los
demás y posteriormente se construye e interioriza a nivel intrapsicológico”.

2. Neuropsicología del Lenguaje:

Seguramente el término “neuropsicología” sea difícil de incluir en el ámbito


de los modelos explicativos del lenguaje, particularmente en la
“psicolingüística”. A menudo lo asociamos al mundo de la medicina
particularmente con la “neurología del lenguaje”. Si uno de los campos de
reciente desarrollo es el estudio también de los procesos que ocurren en la
desintegración del lenguaje en alguna etapa del desarrollo humano, está
claro que para conocer qué es lo que se desintegra o se perturba, tenemos
que conocer, además, cómo el correlato neurológico se comporta en las
distintas disfunciones dentro del amplio espectro de los desempeños o
actuaciones lingüísticas, desde la adquisición misma del sistema
lingüístico, pasando por los procesos escolares, hasta los años dorados de
nuestra existencia.

Neuropsicología del lenguaje el estudio de la relación entre las funciones


cerebrales y el comportamiento lingüístico como usuarios de una lengua.
Así la Neuropsicología del lenguaje, sin duda, constituye un campo
interesante, con mucho poder explicativo, dentro de la perspectiva de las
teorías explicativas del lenguaje.

Debido a la complejidad que reviste el intento de explicar los procesos


neurológicos, lingüísticos y psicológicos que se desencadenan en la
comunicación humana, es necesario hacer dicha explicación mediante la
interdisciplinariedad entre la lingüística, la neurolingüística, la
neurobiología, la psicología y la lingüística computacional, entre otras, para
aprovechar las diversas técnicas experimentales, así como las perspectivas
teóricas aun siendo notablemente diferentes:

2.1. Psicolingüística

La psicolingüística está estrechamente relacionada con la


neurolingüística, y pretende explicar los mecanismos cognitivos del
lenguaje mediante las técnicas tradicionales de la psicología
experimental, incluyendo análisis de indicadores tales como el "tiempo
de reacción", "movimiento ocular",...; es decir, la psicolingüística,
estudia los factores psicológicos y neurológicos que capacitan a los
humanos para la adquisición, uso y comprensión del lenguaje. por lo
tanto, analiza los procesos relacionados con la comunicación humana,
mediante el uso de la lengua de manera oral, escrita, de señas, etc.
Los procesos psicolingüísticos más estudiados pueden dividirse en dos
categorías, unos llamados de codificación (producción del lenguaje), es
decir, los procesos que hacen posible que seamos capaces de formar
oraciones gramaticalmente correctas partiendo del vocabulario y de las
estructuras gramaticales; otros llamados de descodificación (o
comprensión del lenguaje), es decir las estructuras psicológicas que
nos capacitan para entender expresiones, palabras, oraciones, textos,
etc.

Otras áreas de la psicolingüística se centran en temas tales como el


origen del lenguaje en el ser humano (natura vs. cultura). Por poner un
ejemplo, en psicolingüística se trata el estudio de preguntas tales como
el modo en que la gente aprende una segunda lengua, así como los
procesos de adquisición lingüística en la infancia. Según Noam
Chomsky, máximo exponente de la escuela generativista, los humanos
tienen innata una “gramática universal” (concepto abstracto que abarca
todas las lenguas humanas). Los funcionalistas, que se oponen a esta
tesis, afirman que el lenguaje tan solo se aprende mediante el contacto
social. Sin embargo, está probado científicamente que todo ser
humano que no padezca ninguna enfermedad que se lo impida, tiene la
capacidad innata de aprender lenguas, siempre y cuando esté
expuesto a ellas durante un período de tiempo suficiente. Este período
de tiempo se extiende considerablemente después de la pubertad.

Por lo cual, un niño puede aprender rápidamente cualquier lengua,


mientras que un adulto puede necesitar años para aprender una
segunda o tercera lengua. También parece probado que cuantas más
lenguas se sabe, resulta más sencillo aprender otra.

2.2. La Neurolingüística:

La Neurolingüística, estudia los mecanismos del cerebro humano que


posibilitan la comprensión, producción y conocimiento abstracto del
lenguaje, ya sea hablado, escrito o con signos. Históricamente, el
término neurolingüística se ha asociado a menudo con la afasiología, el
estudio de las carencias lingüísticas causadas por formas específicas
de daño cerebral. Aunque la afasiología es la base histórica de la
neurolingüística, durante los últimos años este campo se ha
desarrollado considerablemente, gracias a las nuevas tecnologías se
han ido incorporando a la disciplina.

2.3. La Neurología Cognitiva:

La Neurología cognitiva, por su parte, ha aporta las modernas técnicas


de imagen cerebral que facilitan un mayor entendimiento de la
organización anatómica de las funciones del lenguaje. Tales técnicas
incluyen PET (Tomografía emisión de positrones) y fMRI, que aportan
imágenes de alta resolución espacial del uso de la energía en varias
regiones del cerebro durante la realización de tareas de procesamiento
del lenguaje.

Sin embargo, estas técnicas no posibilitan la alta resolución temporal


de tareas cerebrales tales como la comprensión o producción de
oraciones. Al ser la resolución temporal de extrema importancia en
estas cuestiones, los estudiosos también emplean las técnicas
electrofisiológicas EEG (Electroencefalografía) y EMG
(Electromiografía). Ellas proveen una resolución al nivel de los
milisegundos, aunque la naturaleza del mecanismo cerebral que
genera las señales eléctricas en el cuero cabelludo todavía no es
conocido, dificultando su interpretación. Como resultado, EEG y MEG
se usan principalmente para probar teorías cognitivo/computacionales
de la arquitectura del lenguaje, sin tener en cuenta la precisa
implementación neurobiológica. Por ejemplo, alguien podría sospechar
que de tres categorías distintas de palabras con las que puede terminar
una oración, en realidad, dos se representan mediante el mismo
mecanismo, pero la tercera lo hace de manera distinta. Advirtiendo que
estas dos categorías muestran una respuesta electrofisiológica idéntica
que difiere de la tercera apoyaría tal hipótesis.

2.4. El modelo computacional:

El modelo computacional puede demostrar la inconsistencia de las


hipótesis específicas a cerca de la organización neuronal del lenguaje,
mientras promueve nuevas predicciones para futuros estudios
empíricos. Actualmente, diseñadores (modelers) computacionales
colaboran más activamente con diseñadores (imagers) cerebrales
coordinados también con psicólogos en programas interdisciplinares de
estudio. Estos programas han producido nuevas y significativas
aproximaciones en el estudio de la naturaleza del lenguaje, así como
en disfunciones en el lenguaje que afectan a millones de personas,
tales como el tartamudeo y la dislexia.

3. Historia de la Neuropsicología del Lenguaje:

Las relaciones entre el cerebro y la conducta humana son estudiadas por la


Neurosicología. Dichas relaciones han sido objeto de observación y de
reflexión desde hace muchos siglos.

Así, desde la época de los sumerios y los babilonios, alrededor del siglo
XVIII A. C. ya se buscaba el origen biológico del intelecto el cual, según
ellos, se localizaba en el hígado.

Posteriormente, alrededor del siglo XII, los hebreos consideraban que el


corazón era el lugar que albergaba el espíritu.

Pero mucho antes, la medicina egipcia ya tenía conocimiento de la relación


lenguaje y cerebro. En un rollo de papiro adquirido por el ciudadano
estadounidense Edwin Smith, en 1862, hay evidencias de que contiene las
primeras alusiones a las consecuencias de una lesión cerebral. Algunos
fragmentos de este rollo han sido fechados hacia el año 3.000 A.C. en el
papiro se presentan 48 casos. El caso 22 señala que la pérdida de
habilidades lingüísticas fue causada probablemente por un traumatismo
craneal. Muchos lo consideran como la primera referencia a la afasia
(pérdida de habilidades lingüísticas debida al daño cerebral). Hasta el
momento actual, el traumatismo (lesión cerebral provocada por una fuerza
externa) continúa aportándonos comprensión acerca del funcionamiento del
cerebro.

La escuela hipocrática (460-370 A.C.) describió la pérdida de la capacidad


de hablar como el resultado de una lesión en el cerebro. Así, señaló
correctamente, que el daño cerebral conllevaba a menudo paresias
contralaterales (semiparálisis del lado contrario a la lesión). También advirtió
que los trastornos del lenguaje iban acompañados frecuentemente de
lesiones en el lado izquierdo del cerebro, así como de paresias en el lado
derecho. En cualquier caso, nunca relacionaron estas dos observaciones
decisivas.

Galeno, en el siglo II d C., asocia la imaginación con el cerebro anterior y la


sensación con el cerebro posterior; también demuestra la importancia del
cerebro en la dirección del cuerpo y de la actividad mental.

Herófilo y Galeno desarrollaron la teoría de los ventrículos o de las celdas


para explicar el funcionamiento cerebral, la cual localizaba la actividad
cerebral en sus cavidades, los ventrículos, donde se produce el líquido
cefaloraquídeo.

Fue Leonardo da Vinci (1442-1519) quien rechazó la teoría griega de que los
ventrículos desempeñaban un papel principal en el funcionamiento cerebral.
Leonardo demostró esto mediante la disección de animales cuyos tractos
nerviosos procedentes de la retina de los ojos (los nervios ópticos) no
terminan cerca de los ventrículos.

Alberto Magno, conocido como San Alberto el Grande, destacado filósofo del
siglo XIII, esbozó los primeros trazos que localizan las funciones mentales a
nivel cerebral, al considerar que el sentido común, la imaginación y la
memoria se encontraban en los lóbulos frontales, el cerebro medio y el
cerebelo, respectivamente.

En el siglo XVI, un importante estudioso de la medicina llamado Johann


Schenk von Grafenberg (1530-1598) fue, posiblemente el primero en señalar
que los trastornos del lenguaje provocados por el daño cerebral (afasia) no
se debían a la paralización de la lengua, y, de este modo, distinguió entre la
afasia y el trastorno lingüístico neuromotor denominado actualmente
disartría, en el que se encuentra afectada la habilidad para articular sonidos
del lenguaje.

Aproximadamente en la misma época, G. Mercuriale (1588) descubrió por


primera vez lo que conocemos como “alexia pura” o “alexia sin agrafía”. Se
mostró asombrado de que su paciente “...podía escribir pero no podía leer lo
que había escrito”. En un tiempo en el que los académicos hablaban el latín
tan bien como su propio idioma, se documentaron los primeros casos de
afasia bilingüe (afasia que afecta el uso de dos idiomas)

En 1819, el neuroanatomista Francis Joseph Gall (1758?-1828), planteó la


idea de que el lenguaje pudiera estar localizado en un área específica del
cerebro, en concreto en los lóbulos frontales. Este neuroanatomista, fue
también el primero en señalar la diferencia entre la sustancia gris y la blanca
en el cerebro, fue además, el fundador de la craneoscopia (más conocida en
la actualidad como frenología). Gall creía que aquellos especialmente
dotados para la memorización de material verbal podían reconocerse por
sus prominentes ojos, incluso saltones.

En 1825, Bouillard estudió los traumatismos cerebrales y su relación con


determinadas funciones, e inaugura, en cierto modo, la anatomopatología
del lenguaje, que da origen a la neuropsicología.

Dax, en 1836 y Broca en 1861 descubrieron las relaciones entre el lóbulo


frontal izquierdo y la pérdida de la palabra, confirmándose de esta manera la
hipótesis de la localización de funciones a nivel de la corteza.
Broca concluyó que los hemisferios son asimétricos en cuanto a sus
funciones, que el hemisferio izquierdo es el responsable del habla en la
mayoría de los seres humanos y que ciertas funciones específicas podrían
estar asignadas a zonas concretas del cerebro.

Wernicke, en 1874, descubrió que las lesiones a nivel posterior daban lugar
a dificultades en la comprensión del lenguaje. Sin embargo, este
investigador consideraba que las funciones y actividades complejas estaban
determinadas por diferentes conexiones cerebrales. Señaló que la
destrucción o alteración del centro auditivo verbal determinaba la afasia de
recepción y que el déficit de esta zona, al suprimir el control auditivo del
sujeto sobre su propio lenguaje, lo llevaba a la incoherencia de expresión.

3. Organización Cerebral del Lenguaje:

Los primeros intentos de localizar el lenguaje en el cerebro fueron


realizados durante la primera mitad del siglo XIX. Los frenólogos
localizaron el lenguaje y el habla en la zona anterior del córtex cerebral y
Bouillaud, en 1825 situó el centro del lenguaje expresivo en el lóbulo
frontal. Más tarde, Dax, en 1836, atribuyó los trastornos del lenguaje a las
lesiones producidas en hemisferio cerebral izquierdo: observó que los
pacientes con hemiplejia izquierda secundaria a daño cerebral,
frecuentemente presentaban manifestaciones afásicas, por lo que supuso
que los centros del lenguaje se localizarían en el hemisferio izquierdo.
Broca en 1861 presentó las primeras evidencias sobre la afasia a la
Academia de Neurología francesa, demostrando que los centros del
lenguaje expresivo estaban situados en la tercera circunvolución frontal del
hemisferio izquierdo. Años después, Wernicke identificó el lenguaje
comprensivo en el lóbulo temporal izquierdo. A partir de estos hallazgos se
habían sentado las bases de la Neuropsicología del lenguaje. En el
procesamiento del lenguaje intervienen numerosas áreas del sistema
nervioso central, desde el tronco cerebral hasta la corteza, que actúan de
un modo integrado mediante diversos subsistemas funcionales que
involucran más intensamente al hemisferio cerebral izquierdo. Se pueden
distinguir dos tipos de estructuras reguladoras del lenguaje: los
componentes corticales y los extracorticales.

3.1. Componentes corticales:

El origen del lenguaje como actividad simbólica se localiza en la corteza


cerebral, y especialmente en el córtex asociativo. Podemos distinguir dos
áreas reguladoras del lenguaje situadas en el polo anterior y en el polo
posterior del cerebro.

3.1.1. Área expresiva:

Se sitúa en el polo anterior del cerebro, sobre el territorio


ocupado por el lóbulo frontal y está encargada de la
motivación lingüística y la articulación verbal de las
palabras y de la escritura. Aquí se origina la iniciativa para
el desarrollo de cualquier actividad lingüística de tipo
expresivo y comprende las siguientes zonas:

a) Área prefrontal: Está especializada en los procesos


motivacionales del lenguaje, generando las estrategias
necesarias para iniciar la comunicación verbal oral o
escrita.

b) Área de Broca: Es una parte de la corteza premotora


(Áreas 44 y 45 del mapa de Brodmann), responsable de la
preparación de los programas motores necesarios para la
adecuada expresión del lenguaje oral y escrito,
coordinando la actividad de los músculos que intervienen
en el habla y en la escritura.

c) Corteza motora primaria: Está situada por delante de la


Cisura central, sigue las instrucciones elaboradas por la
corteza premotora y por el Área prefrontal, siendo
responsable de iniciar los movimientos bucofonatorios para
pronunciar las palabras y los que guían la escritura.

3.1.2. Área receptiva

Está situada en la zona posterior del córtex e incluye los


lóbulos parietales, temporales y occipitales. Es la
responsable de la regulación del lenguaje comprensivo.

a) Lóbulo temporal: El lóbulo temporal izquierdo está


especializado en los procesos de análisis y síntesis de los
sonidos del habla y en él se encuentran las Áreas de
Heschl y de Wernicke. La Circunvolución de Heschl está
situada en el tercio posterior de la cara externa del lóbulo
temporal y corresponde al Área auditiva primaria. Su
función consiste en la recepción de las palabras, que
posteriormente serán codificadas en las áreas
multimodales del lóbulo temporal. El Área de Wernicke se
localiza en la zona posterosuperior del lóbulo temporal
izquierdo y su función es la de dotar de significado al
lenguaje oral y escrito realizando un análisis fonológico y
semántico que permite transformar la información auditiva
en unidades de significación o palabras.

b) Lóbulo occipital: Permite la identificación visual de las


imágenes lingüísticas. El Área 17, corteza visual primaria,
procesa las sensaciones visuales que intervienen en los
procesos de identificación de la lectura y la escritura. El
córtex visual asociativo (áreas 18 y 19) realiza el análisis
perceptivo de las palabras escritas o leídas.

c) Lóbulo parietal Es una zona de integración de los


estímulos visuales y auditivos y dispone de dos áreas de
gran importancia para el lenguaje: la Circunvolución
Supramarginal (Área 40) y la Circunvolución Angular (Área
39). Ambas están situadas en la zona posterior del lóbulo
parietal izquierdo y desempeñan conjuntamente una
importante función de integración multimodal de la
información sensorial, permitiendo la comprensión del
lenguaje lectoescritor. La Circunvolución Angular es el
centro de la lectura, responsable de coordinar las
informaciones sensoriales para albergar los modelos
visuales de letras y palabras, convirtiendo los estímulos
visuales en formas auditivas adecuadas.

3.2. Componentes extracorticales:

Junto a los componentes corticales es necesaria la puesta en juego de


diferentes estructuras situadas en la sustancia blanca y gris del interior
cerebral, el cerebelo y el tronco cerebral, permitiendo el proceso de
elaboración del lenguaje oral y escrito de un modo fluido y preciso.

a) Fascículo arqueado: Es un haz de fibras de sustancia blanca que


interconecta las áreas de Broca y de Wernicke facilitando la
sincronización del lenguaje comprensivo y expresivo.

b) Tálamo: Interviene en la red asociativa que conecta entre sí las


áreas del lenguaje comprensivo y expresivo a través de varios núcleos
talámicos, que tienen una excepcional importancia en la regulación del
lenguaje. El núcleo pulvinar es responsable de coordinar la actividad de
las zonas corticales del habla, integrando las aferencias visuales y
acústicas. Los núcleos geniculados son responsables del
procesamiento inicial de los sonidos lingüísticos. Algunas lesiones
talámicas pueden provocar manifestaciones afásicas.

c) Ganglios basales: Estructuras como el núcleo lenticular y el putamen


y el núcleo caudado intervienen en la regulación de la fluidez del
lenguaje oral y en la coordinación de las secuencias motoras del
lenguaje oral y escrito. Sus lesiones pueden producir diversas
alteraciones lingüísticas como pérdida de fluidez o hipofonía.
d) Cerebelo: Es responsable junto a los ganglios basales de coordinar
la fluidez de los movimientos de articulación del lenguaje oral y de la
escritura. El neocerebelo está especializado en la ejecución de
movimientos precisos que intervienen en la articulación de los sonidos
del lenguaje. Las lesiones cerebelosas producen disartrias,
caracterizadas por el habla escandida.

e) Tronco encefálico: Es una vía de paso que contiene las fibras


motoras facilitadoras de la correcta transmisión de las eferencias
motoras del lenguaje y también es responsable de dotar de suficiente
nivel de alerta al organismo para permitir la activación lingüística
gracias a los centros de la formación reticular que alberga.

3.3. Procesamiento del lenguaje

A lo largo del tiempo han existido dos posicionamientos teóricos en torno al


modo en que se produce el procesamiento del lenguaje, de signo
localizacionista y holista. El período inicial del estudio del lenguaje estuvo
inspirado en la Frenología y en los hallazgos de Broca y Wernicke,
asumiéndose una concepción localizacionista. Años más tarde, el mejor
conocimiento de las áreas de asociación cerebral contribuyó a adoptar
posturas más holísticas del procesamiento lingüístico en el sistema
nervioso, considerando que la actividad lingüística era el resultado de la
actuación integrada de diferentes áreas del sistema nervioso.

El procesamiento del lenguaje auditivo se inicia en el lóbulo temporal. La


audición de palabras tiene un lugar en las áreas auditivas primarias
correspondientes a la Circunvolución de Heschl. Posteriormente la
información se transmite a las áreas de asociación temporal, donde se
sitúa el Área de Wernicke, que está encargada de dotar de significado a los
estímulos auditivos del lenguaje, facilitando la comprensión del lenguaje
oral. Si necesitamos pronunciar palabras y oraciones es necesario que la
información receptiva procesada en el Área de Wernicke se transmita a
través del fascículo arqueado hasta el Área de Broca, donde se encuentran
los programas motores que permiten la correcta articulación de los sonidos
del habla. Finalmente la información se transmite al Área motora primaria
del lóbulo frontal, donde se encuentran las fibras corticoespinales que
permitirán el movimiento de los músculos bucofonatorios, quienes
finalmente son los últimos responsables de la articulación de las palabras.
La lectura de un texto escrito se inicia en el Área visual primaria, sigue en
las áreas visuales asociativas y alcanza la circunvolución angular izquierda,
quien integra los estímulos visuales y auditivos de manera conjunta,
transmitiendo la información al Área de Wernicke, responsable de la
comprensión del significado semántico de las palabras. Cuando
necesitamos deletrear alguna palabra escrita, los estímulos procesados
auditivamente en el lóbulo temporal pasan a la circunvolución angular
donde se lleva a cabo el procesamiento visual. Según el modelo propuesto
por Wernicke-Geschwind, (WG) se producirían los siguientes déficits en el
lenguaje dependiendo del Área lesionada (Pinel, 2000): a) La lesión del
Área de Wernicke genera dificultades para comprender el lenguaje escrito y
hablado e incapacidad para hablar, repetir y escribir correctamente. b) Las
lesiones del Área de Broca provocan dificultades de articulación, con habla
lenta y dificultosa, aunque permaneciendo preservada la comprensión del
lenguaje. c) La lesión del fascículo arqueado altera la capacidad para
repetir palabras ya que los centros de reconocimiento auditivo y de
producción del lenguaje estarían desconectados. Tanto la producción como
la comprensión del habla resultarían preservadas. d) Si se produce lesión
en la circunvolución angular se presentan dificultades de lectura y escritura
ya que las informaciones visuales no pueden ser transformadas en
informaciones auditivas ni las auditivas en visuales. El modelo WG permite
explicar el procesamiento del lenguaje, pero tiene un carácter
excesivamente reduccionista, ya que excluye casi todas las estructuras
extracorticales que intervienen en el lenguaje con la excepción del fascículo
arqueado. Por otra parte es un modelo secuencial que admite una sola ruta
lingüística, sin valorar la posibilidad de que exista un procesamiento
paralelo, tal y como han demostrado las técnicas de neuroimagen
funcional. Además, la observación de los cuadros afásicos tampoco sigue
estrictamente las predicciones hechas por el modelo WG ya que no existen
afasias de Broca o de Wernicke en estado puro, sino que en ambos casos
se ve afectado tanto el lenguaje comprensivo como el expresivo en mayor
o menor medida. Además, es posible que cualquiera de estas dos
modalidades de afasia pueda estar provocada por lesiones en áreas
adyacentes, al mismo tiempo que la destrucción completa del Área de
Broca o de Wernicke, permaneciendo preservada la zona periférica, puede
causar trastornos no permanentes del lenguaje expresivo o comprensivo
gracias a la neuroplasticidad cerebral. Por último, ni las lesiones del
fascículo arqueado ni las del giro angular producen problemas
permanentes en la capacidad de denominación o en la capacidad
lectoescritora, como sería previsible.

4. Asimetría Cerebral del lenguaje:

La asimetría hemisférica para el lenguaje ha sido estudiada de un modo


más amplio tanto por la Neuropsicología como por otras Neurociencias, ya
que la función lingüística resulta de importancia capital en el ser humano y
su pérdida produce alteraciones más evidentes que la supresión de otras
funciones mentales superiores de gran importancia como la atención, la
percepción o las funciones ejecutivas. La especie humana es la única que
de un modo mayoritario presenta el lenguaje localizado sobre un
hemisferio, que en más del 95% de las ocasiones, corresponde al
hemisferio izquierdo. La práctica totalidad de los diestros y la mayor parte
de los zurdos utilizan más activamente su hemisferio izquierdo cuando
procesan lenguaje comprensivo, expresivo o lectoescritor. Tanto las
lesiones unihemisféricas como las técnicas neuroquirúrgicas y otras de tipo
invasivo como el test de Wada ponen de manifiesto el predominio del
hemisferio izquierdo en las actividades lingüísticas. La aparición de la
neuroimagen funcional, ha relativizado las diferencias existentes entre el
hemisferio izquierdo y el derecho, ya que si bien en esencia el modelo de
lateralización del lenguaje no ha variado, gracias a la Resonancia
Magnética Funcional (RMF) o a la Tomografía por Emisión de Positrones
(TEP), se pone de manifiesto que el hemisferio derecho tiene un mayor
valor funcional en el lenguaje del que tradicionalmente se le había atribuido
(Pinel, 2000). Las áreas de Broca y Wernicke también presentan asimetría
hemisférica, ya que si bien ambas son habitualmente dominantes en el
hemisferio izquierdo, sin embargo sus áreas homólogas situadas en el
hemisferio derecho también tienen algunas competencias lingüísticas La
localización del lenguaje depende de que la persona sea diestra o zurda: a)
Las personas diestras tienen localizados los centros del lenguaje en el
hemisferio izquierdo en la práctica totalidad de los casos. En las escasas
ocasiones en las que se puede demostrar que un diestro presenta una
mayor activación de su hemisferio derecho para el lenguaje hay que
sospechar en principio de la posible existencia de una lesión cerebral
precoz que forzó la transferencia de las competencias lingüísticas desde el
hemisferio izquierdo al derecho, a pesar de que la lateralidad manual siguió
siendo diestra. Hay que tener en cuenta que si una lesión cerebral de
presentación precoz tiene escasa entidad anatómica, es posible que las
pruebas de neuroimagen anatómica sean incapaces de evidenciar el déficit
a pesar de la alteración funcional que pueda ir asociada a dicha lesión. Es
muy poco probable que un diestro tenga los centros del lenguaje
localizados en ambos hemisferios cerebrales y posiblemente esta
circunstancia así como el predominio del hemisferio izquierdo para el
lenguaje sean la expresión del creciente proceso de desarrollo
neuroevolutivo de nuestra especie. Este principio universal que define a los
diestros como personas con predominio del lenguaje en el hemisferio
izquierdo, no excluye la posibilidad de que exista una relativa variabilidad
intragrupo, según se pone de manifiesto durante la realización de tareas
lingüísticas mientras se realiza valoración de la actividad cerebral mediante
neuroimagen funcional, o en los tests de campo visual dividido, escucha
dicótica o en pruebas dicápticas. b) Los zurdos pueden tener localizados
los centros del lenguaje en cualquiera de los dos hemisferios o en ambos
simultáneamente, pero mayoritariamente se adaptan al modelo de los
diestros. En torno al 70% de los zurdos tiene sus centros del lenguaje en el
hemisferio izquierdo, mientras que un 15% aproximadamente tiene al
hemisferio derecho como dominante para el lenguaje y el 15% restante
activa ambos hemisferios en tareas de lenguaje, es decir tiene un
ambidominio. Los primitivos estudios realizados mediante el test de Wada
ofrecían modelos de lateralización para el lenguaje excesivamente
sesgados, ya que las poblaciones estudiadas eran prequirúrgicas y por
tanto se trataba de personas con lesiones cerebrales, cuya lateralización
para el lenguaje era diferente a la de la población sin daño cerebral. En
general, la lateralización hemisférica del lenguaje de un zurdo resulta
menos predecible que la de un diestro, aunque la presencia de daño
cerebral puede modificar su dominancia cerebral para el lenguaje.

Asimetrías hemisféricas de las Áreas de Broca y de Wernick e


5. Modelos Neuropsicológicos del lenguaje:

En la actualidad, hay principalmente dos grandes focos deatención en los que


se centran los estudios en Neuropsicología del lenguaje, a saber:

La Hipótesis del Cerebro que plantea que el cerebro es la fuente de toda forma
de conducta, y la Hipótesis de la Neurona, que considera que la unidad básica
de la estructura cerebral es la neurona. Según esta hipótesis, la función de la
neuronas en sus redes de conexión o sinapsis determinan las diversas formas
de conducta, entre otras las verbales que se relacionan con los procesos de
producción y comprensión de los mensajes verbales. Esta estructura estaría
compuesta de unos 20 billones de neuronas que es lo comprende toda la
estructura básica del correlato neurológico o cerebro.

6. Génesis y Desarrollo del Lenguaje:


7. Mecanismos neurobiológicos del lenguaje hablado:

7.1. Expresión del Lenguaje

- Expresión oral.
- La voz se emite durante la espiración, mediante le vibración de las cuerdas
vocales y la disposición de las partes del aparato bucofonador.
- El habla es una secuencia coordinada de contracciones de la
musculatura de la respiración, laringe, faringe, paladar, lengua y labios
- Estas estructuras están inervadas por los nervios: vago, hipogloso,
facial, fénico.
- Los núcleos de estos están controlados por ambas cortezas motoras a
traves de las vías corticobulbares, con influencia del sistema
extrapiramidal y del cerebelo.

Respiración: El aire debe espirarse en secuencias regulares


manteniendo la espiración suficiente tiempo para permitir la emisión de
frases.
Fonación: Producción de vocales, depende de la laringe.
Tono: Depende de la tensión de las cuerdas vocales.
Resonancia: Se produce por el paso del aire por la nasofaringe y la
boca.
Articulación: Implica las contracciones de la faringe, paladar, lengua,
lengua que interrumpe o altera los sonidos.
- La laringe ejerce una acción de valva través de la glotis en la emisión de
los sonidos, con o sin voz.
- Es inervada por el nervio vago.
- Afección: Debilidad de las cuerdas vocales, del paladar y la faringe. La
voz es ronca y el volumen bajo, hipernasalidad, producción
distorsionada de consonantes, reducción de la longitud de las frases.
- Los músculos palatofaringeos regulan obertura de la vía para la
producción de todos los sonidos.
- Proporciona presión intraoral en la emisión de consonantes.
- Son inervados por el trigémino, accesorio espinal y glosofaringeo.
- En la articulación participan 3 nervios:
• Trigémino: Regula la cobertura de la boca a través de
movimientos mandibulares.
• Facial: Que modifica la forma de los labios y las mejillas
• Hipogloso: Modifica la posición de la lengua
- La orden del habla se origina en la corteza motora primaria, delante de
la cisura de rolando.
- Las neuronas van desde la corteza al fascículo geniculado, a través de
la cápsula interna y las pirámides bulbares.
- Del fascículo geniculado se dirigen a los núcleos de los nervios
craneales del lado contralateral.
8. Comunicación no verbal:

La comunicación no verbal se realiza a través de signos: imágenes


sensoriales (visuales, auditivas, olfativas…), sonidos, gestos, movimientos
corporales, etc. Se dice que la mayoría de la comunicación la hacemos con
lenguaje no verbal y no con palabras. Las formas no verbales de
comunicación entre los seres vivos incluyen: luces, imágenes, sonidos,
gestos, colores y entre los humanos además los sistemas simbólicos: las
señales, las banderas y otros medios técnicos visuales.

Cuando conocemos a alguien nuevo tenemos muy en cuenta la


información no verbal que obtenemos y emitimos, ya sea de forma
consciente o inconsciente. Ser consciente de ello nos ayudará a evitar
prejuicios que distorsionen la realidad. El psicólogo Albert Mehrabian llevó
a cabo experimentos psicológicos y descubrió que como regla general la
comunicación no verbal está sobrevalorada en el mensaje. Solo el 7% de la
información se atribuye a las palabras, mientras que el 38% se atribuye a la
voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etcétera) y el 55% al
lenguaje corporal (gestos, posturas, movimiento de los ojos, respiración,
etcétera).
9. Trastornos del lenguaje asociados a patologías cerebrales:
9.1. Generalidades:
Las alteraciones del lenguaje siempre intrigaron a la comunidad
científica, especialmente cuando no estaban acompañadas de
deterioro cognitivo en otras áreas. Por otra parte, el estudio del
lenguaje y sus trastornos no sólo sirvió para catapultar el desarrollo
de la Neuropsicología desde la segunda mitad del siglo XIX, sino que
ha sido una de sus áreas más fructíferas, ya que los primeros
programas de rehabilitación cognitiva fueron los que trataban de
remediar los trastornos del lenguaje, especialmente los cuadros
afásicos. Después de una trayectoria de más de cien años, la
introducción de la neuroimagen funcional ha venido a enriquecer el
conocimiento de la Neuropsicología del lenguaje, restando en parte
el protagonismo que –en exclusiva– tenía el hemisferio izquierdo en
la mayoría de las personas. El lenguaje es un sistema de
comunicación simbólico que se manifiesta a través de las lenguas,
que son sistemas estructurados de signos que expresan ideas en los
que la palabra es la representación. La expresión del lenguaje se
realiza a través de la palabra y la escritura, mediante los órganos
efectores musculares de las extremidades superiores y del sistema
bucofonatorio.

El lenguaje tiene tres niveles de mayor o menor complejidad:


a) Monemas: Son las unidades de la primera articulación, o
unidades más pequeñas dotadas de significado. Pueden tener un
contenido semántico (lexemas) o bien una función gramatical
(morfemas).
b) Fonemas : Son las unidades de la segunda articulación y se definen
como las unidades menores de sonido. Constituyen una lista
cerrada que en el caso del idioma español está formada por 24
fonemas. De su combinación surgen los monemas.
c) Rasgos pertinentes: Las unidades de la tercera articulación se
denominan rasgos pertinentes, que son los movimientos elementales
del aparato bucofonatorio, que permiten la emisión de fonemas, de
acuerdo con las convenciones fonéticas de cada lengua.
La regulación del lenguaje se lleva a cabo a través de los sistemas
motores voluntarios en los que intervienen las vías piramidales y
también mediante las vías que regulan los automatismos motores de
tipo extrapiramidal. La lesión de las vías piramidales o
extrapiramidales puede producir diversas alteraciones del lenguaje y
el habla:
10. Evaluación Neuropsicológica del lenguaje:

Uno de los instrumentos más utilizados para la evaluación neuropsicológica de


la afasia y de los trastornos relacionados es el Test de Boston para el
Diagnóstico de la Afasia (TBDA), desarrollado por Harold Goodglass y Edith
Kaplan (1996). El TBDA evalúa 8 áreas; en cada una de ellas se valora el
grado de severidad del déficit entre 0 y 5 puntos, en función del mayor o menor
grado de alteración. El Diagnóstico Neuropsicológico de Adultos (Luria-DNA),
incluye una escala para la evaluación del lenguaje bajo la denominación de
“Área del lenguaje Oral” que valora dos grandes apartados: Habla Receptiva y
Habla Expresiva. Sin embargo, una de las limitaciones de esta prueba radica
en que no evalúa la lectura ni la escritura del sujeto. Para realizar un
diagnóstico cualitativo del lenguaje se deben evaluar diversas áreas
relacionadas con el lenguaje oral y escrito.
11. Tratamiento neuropsicológico del lenguaje:

11.1. Intervención neuropsicológica:

Los programas de intervención, deben orientarse hacia la formación, desarrollo


o fortalecimiento de los aspectos del lenguaje deficientes en el niño, para
garantizar así que las mejorías se den de manera generalizada en las
diferentes esferas del desarrollo. Aunque las estrategias de intervención que se
proponen pueden tener algunas diferencias y en ocasiones dependen del caso
en particular, de manera general se enfocan en los siguientes aspectos:

a) Ejercicios de discriminación auditiva.

Su objetivo es que el niño aprenda a distinguir diferentes sonidos familiares, lo


cual se suele hacer a través de grabaciones y se le pide que intente adivinar de
qué sonido se trata. Por ejemplo, sonidos de estímulos que están en el
ambiente (el viento, la tormenta, los pájaros, las campanas, entre otros),
sonidos de instru- mentos musicales y de animales u otros. Después, se
implementan ejercicios de discriminación de sonidos del habla (palabras,
sílabas, fonemas, pseudopalabras) de mayor a menor contraste fonológico.

b) Ejercicios y praxias buco–faciales.

Su objetivo es conseguir una correcta pronunciación de los fonemas. Estos


ejercicios consisten en ejercitar y trabajar todos los órganos que intervienen en
la articulación de los fonemas (boca, lengua, labios, respiración, entre otros).
Entre algunos de éstos, se les pide a los niños que hagan ejercicios del tipo
abrir y cerrar boca, de soplo, movimientos de la lengua y más; tiempo después,
se puede trabajar de manera específica con aquellos fonemas con dificultad
para articularse en cada caso particular.
c) Ejercicios para aumentar vocabulario.

Se puede empezar por conceptos y palabras que son conocidos para el niño y
progresivamente aumentar el nivel de dificultad. Cuando el niño ya posee un
número suficiente de palabras se pasa a clasificarlas e incluirlas en categorías.
De esta forma, se le otorga funcionalidad al vocabulario aprendido.

d) Actividades para organizar el campo semántico.

A través de imágenes o dibujos se juega a relacionar unos conceptos con


otros.

Por ejemplo, una flor se puede relacionar con un jardín.

e) Ejercicios morfosintácticos y actividades para aprender la organización y


estructuración de frases.

Existen diversos estudios en los cuales se ha realizado un tratamiento basado


en corregir los errores dichas intervenciones están basadas en la repetición e
imitación de los morfemas y las estructuras gramaticales en las que los niños
muestran errores y dichos errores son corregidos por el interventor hasta que el
paciente logre la verificación y el aprendizaje, dichos estudios, han mostrado
mejora en la expresión y comprensión del lenguaje del paciente; sin embargo,
los resultados de estos tratamientos no han sido del todo consistentes.

Un ejemplo de estas investigaciones es la realizada por Smith-Lock en la que


se aplicó el tratamiento basado en la corrección de la gramática. Los resultados
mostraron una mejora significativa en un grupo de sujetos que no tenían
errores de expresión y, o articulación; sin embargo, los sujetos que sí
presentaban dichos déficit no mostraron un avance con este tipo de
tratamiento, por lo que se podría limitar la intervención del aspecto gramatical a
los pacientes con TL con deficiencias de tipo receptivo.
f) Entrenamiento de la consciencia fonológica.

Se entiende por consciencia fonológica el conocimiento explícito de la


estructura de sonidos que forman el lenguaje oral, ésta se ha asociado con la
adquisición del lenguaje oral y de la lectura, sobre todo en lenguas de
ortografía transparente, como es el caso del español (Alegría, 2006) y, para
que esto suceda se interviene a través del seguimiento de un continuo con
diferentes grados de dificultad. Por lo general se identifican tres de estos
niveles (Treiman, 2004):

• La consciencia intersilábica, es decir, la de que las palabras tienen una


estructura silábica.

• La consciencia intrasilábica, es decir, la de que una sílaba tiene una parte


inicial o ataque y una rima.

• La consciencia fonémica, es decir, la de que las palabras están formadas a


partir de sonidos individuales o fonemas.

Algunas de las técnicas utilizadas para esta intervención son la identificación


de los sonidos del ambiente, discriminación de sonidos, canciones e
identificación de las rimas en las mismas, recitar y completar rimas,
segmentación de las palabras en sílabas, combinación de sílabas para la
formación de palabras, reconocimiento de segmentos que se omiten en
palabras, asociar sonidos específicos iniciales con palabras, reconocimiento de
palabras que empiezan con el mismo sonido, entre otras.

Con base en los hallazgos acerca de deficiencias que se observan en la


memoria de trabajo y de la memoria procedimental de largo plazo en las
dificultades específicas del lenguaje es recomendable que en la intervención se
dosifiquen las actividades a realizar por el niño, no exigir más de una al mismo
tiempo, o descomponer tareas complejas a fin de facilitar el procesamiento de
cada parte.

Por otro lado, se ha observado que los niños con TL trabajan mejor con
imágenes mentales estáticas que dinámicas (Ullman & Pierpont, 2005), ya que
estas últimas, dependen fuertemente del sistema procedimental, en donde
tienen deficiencias. Por esta razón, se sugiere, dado que son bastante
normales en el aprendizaje de nueva información a través de su memoria
declarativa, que esta fortaleza sea tenida en cuenta para el aprendizaje de
información conceptual o fáctica.

En los TL que presentan problemas en la comprensión del lenguaje principal-


mente por déficit semántico-pragmático, se propone la intervención por medio
de un programa específico y explícito de entrenamiento en los procesos de
inferencia, ya que estos procesos ocupan un lugar crítico en la comprensión del
lenguaje

Una inferencia es una predicción (hacia el futuro) o una deducción (de lo que
ha precedido) a partir de una información recibida. Los autores proponen cuatro
grandes grupos de procesos inferenciales en los que habría que trabajar
durante el entrenamiento:

• Inferencias lógicas: derivan de relaciones básicas entre causas y efectos, o


que establecen relaciones contingentes entre conceptos y palabras, por
ejemplo al decir: “Se quedó mirando la luna”, se infiere que ocurre de noche.

• Inferencias lógico-culturales: se aplican a partir de un cierto nivel de


conocimiento cultural, por ejemplo: “Las hojas caían de los árboles”, se infiere
que esto se produce en otoño, pero dicha inferencia supone un proceso de
culturización que se realiza tras la primera infancia a partir de una determinada
información aprendida a nivel social.
• Inferencias lingüísticas: a partir del conocimiento del idioma, por ejemplo en:
“Me han llamado Juan y Ana, pero prefiero ir con ella”, la comprensión de que
me voy a ir con Ana supone tener en cuenta el valor de género del pronombre
“ella”.

• Inferencias pragmáticas: se basan en habilidades de teoría de la mente; son


necesarias cuando los mensajes son ambiguos o incompletos, por ejemplo al
decir: “Escribe bien”, se deduce que la instrucción no es escribir la palabra
“bien”, sino escribir con corrección. La estructura de la frase es idéntica, la
diferencia deriva de la interpretación (la inferencia) que hago de la intención del
hablante.

Monfort y Monfort (2013) proponen algunas posibilidades para graduar la


complejidad de las tareas: 1. Se puede iniciar con respuestas de elección
múltiple, en que la respuesta es sugerida y sólo tiene que ser seleccionada. 2.
Hacer preguntas a partir de dibujos en donde la situación esté bien definida,
con una sola respuesta posible, por ejemplo, ante el dibujo de un hombre
parado frente a su puerta con la mano metida en el bolsillo, cabe preguntar:
¿Qué está buscando en el bolsillo. 3. Preguntas a partir de un estímulo poco
definido, por ejemplo, presentar una ilustración al niño y hacerle preguntas
abiertas para interpretarla: ¿Qué piensas tú que representa? ¿Qué ha ocurrido
antes? ¿Qué va a ocurrir después? Aquí se trata de una situación con un alto
grado de incertidumbre, al contrario de la anterior.

Los autores también proponen algunos procesos de facilitación:

1. Progresión en los contenidos, inferencias sobre datos no verbales y luego


sobre mensajes verbales; empezar por dibujos para seguir con frases, párrafos
y textos; pasar de la no ficción a la ficción; establecer avances en función de la
edad, nivel de conocimiento e intereses de cada caso particular.
2. Empezar con estrategias de respuestas de elección múltiple y después
eliminar la ayuda para las respuestas.

3. Modelar una primera respuesta y a continuación solicitarle al niño una


variante (p. ej., “Yo pienso que... pero puede ser otra cosa, ¿qué piensas tú?”.

4. Dar una respuesta absurda para facilitar al niño el negar la respuesta del
adulto, y que de la respuesta correcta.

5. Proporcionar recursos gráficos como referencia en forma de mapa o de


círculos concéntricos para ayudarle a seguir “más allá” de la interpretación
literal y superficial de los mensajes.

Todas las intervenciones propuestas con anterioridad se aplicarán de acuerdo


a cada paciente estudiado y con respecto a sus deficiencias lingüísticas.

Además de la intervención neuropsicológica y lingüística, hay algunos casos de


TL que podrían ser tratados con fármacos, Curran (2000) afirma que la
neurofarmacología de la memoria declarativa y sus sustratos neurales sería
pertinente también para el lenguaje, por lo que en algunos casos resulta
plausible que las intervenciones colinérgicas que pueden fortalecer la memoria
declarativa, también faciliten los cambios compensatorios a este sistema. Por
su parte, las intervenciones dopaminérgicas, que han resultado exitosas para
tratar otros trastornos del desarrollo y trastornos de adquisición adulta que
afectan los sustratos neurales del sistema procedimental podrían parecer
efectivos para un directo fortalecimiento de las funciones procedimentales
gramaticales y no lingüísticas.

Es importante mencionar que la intervención no debe estar basada sólo en


corregir los errores lingüísticos, ya que, como se ha hablado a lo largo del
capítulo, las deficiencias de los TL abarcan más aspectos cognoscitivos que
son indispensables para la adecuada aparición del proceso; por lo tanto, la
evaluación neuropsicológica se vuelve fundamental para averiguar el proceso
con el que comenzará la intervención.

Si el niño con TL presenta un déficit en la atención será difícil que la


intervención gramatical, fonológica, articulatoria, de repetición o cualquier otra
que se intente aplicar tenga algún efecto sobre este. La intervención debe
planearse con base en el conocimiento de las fortalezas y debilidades del
paciente y priorizar dichas debilidades cognoscitivas para obtener un resultado
favorable.

El neuropsicólogo debe estar en condiciones de sacar partido de las fortalezas


cognoscitivas del paciente y de características funcionales de la memoria
declarativa, y como tal promover el aprendizaje en ricos contextos semánticos.
Además, los ambientes de aprendizaje pueden ser manipulados para reducir
las demandas sobre el sistema de memoria procedimental; de esta manera, al
subdividir las secuencias complejas en las partes que las componen y
presentar con frecuencia la nueva información, resultaría facilitador para la
adquisición del lenguaje.

La comunicación es el fin del tratamiento y también el medio. Las mejorías en


el estado lingüístico-comunicativo del paciente se deben valorar por las
repercusiones en la comunicación real y eficaz con su medio social. Aumentar
el papel activo del paciente en el uso del lenguaje para la comunicación y
buscar la intervención de cuándo y dónde necesita comunicarse, admitir sus
motivos y usar los temas de los que necesita hablar.

La psicoeducación y el trabajo con la familia son necesarios, así como la labor


colaborativa con el educador de aula, quien debe tener una buena información
de estas condiciones que afectan a algunos de sus alumnos para saber
atender como es debido a la diversidad de casos. El tratamiento médico
farmacológico, no sustituye, pero sí puede facilitar la labor de intervención que
corresponda.

Consultas en:

• Neurociencia y Educación – Tomas Ortiz Alonso


• Neuropsicología de los trastornos del neurodesarrrollo – Guillermina
Yañez Telles.
• Aproximación a la neuropsicología y trastornos del lenguaje - Mireya
Cisneros Estupiñán y Omer Silva Villena
• Neuropsicología Clínica Infantil – María Elisa Arrebillaga.
• Introducción a la Neuropsicología – José Antonio Portellano.
• https://www.espaciologopedico.com/revista/articulo/3348/genesis-del-
desarrollo-del-habla-y-del-lenguaje.html
• https://www.youtube.com/watch?v=Xezyl_0Woo8
• https://es.slideshare.net/panhispano/bases-neurobiolgicas-del-lenguaje

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