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Malfurion Tempestira

Malfurion Tempestira

Título Shan'do, Líder de los elfos de la noche, Primero de

los Druidas, Archidruida del Claro de la Luna

Género Masculino

Raza Elfo de la noche (Humanoide)

Clase Gaurdián del

bosque (WC3); Druida, Healer, Scout, Druid of the

Wild (RPG)

Reacción Alianza Horda

Afiliación(es Alianza, Darnassus, Círculo Cenarion, Guardianes

) de Hyjal

Ocupación Archidruida de los kaldorei, Archidruida del Claro

de la Luna, Líder de Darnassus [1], Líder del Círculo

Cenarion, Líder de la Guardianes de Hyjal, Líder de

los Vengadores de Hyjal

Localización Varias

Estado Vivo

Allegado(s) Tyrande (mujer), Illidan (hermano

gemelo), Shandris Plumaluna (hija adoptiva)

Mentor(es) Cenarius
Estudiante(s Hamuul Tótem de Runa, Fandral

) Corzocelada, Broll Manto de Oso y numerosos

druidas elfos

Malfurion Tempestira (Furión Stormrage (WC3), Malfurion Stormrage (lore) o Malfurion Furia de Tormenta (RPG)[2])


es el archidruida más grande que jamás haya existido y uno de los mortales más poderosos
del universo Warcraft. Es el hermano gemelo de Illidan y el amante de Tyrande. Malfurion
empezó a practicar el druidismo entre los elfos de la noche bajo el tutelaje del
semidiós Cenarius llegándose a convertir en el archidruida de los elfos de la noche, el más
alto grado de la escala de druidas dentro de la sociedad elfa. Esto motivó que se le acuñara el
apodo de Shan'do que quiere decir 'Honorable maestro'.

Sumario

 1Biografía
o 1.1La Guerra de los Ancestros
o 1.2El Fin de la Eternidad
o 1.3El Terror de las Mareas
o 1.4Actividades posteriores
 2World of Warcraft
o 2.1Tempestira
o 2.2Cataclysm
 3Localizaciones
 4Misiones
 5Frases
o 5.1Cataclysm
o 5.2Legion
 6Trivialidades
 7Galería
 8Vídeos
 9Últimos cambios
 10Referencias
 11Enlaces externos

Biografía[editar | editar código]
La Guerra de los Ancestros[editar | editar código]
Artículo principal: Guerra de los Ancestros
Malfurion fue el más dedicado de los discípulos de Cenarius. En el mundo antiguo antes
del Gran Cataclismo, Malfurion fue un respetado erudito leal a su admirada, Reina
Azshara. Fue uno de los primeros en notar la distancia que Azshara y sus seguidores
mantenían de su pueblo, lo que le llevó a sospechar que los poderes que otorgaba
el Pozo de la Eternidad no eran tan puros como se creían. Aunque no podía entender lo
que estaba por venir, Malfurion supo que los Kaldorei cambiarían para siempre.
Azshara y sus Altonatos, la nobleza elfa fiel a la reina, estaban tan interesados en el Pozo
que ordenaron recopilar todo lo que se supiera sobre él. El tiempo pasó, y los altonatos
aprendieron a extraer poder del pozo y a manipular sus energías. Sin embargo los
descuidos de la Reina Azshara a la hora de usar la magia del pozo captó la atención del
titán oscuro Sargeras, enemigo de toda forma de vida y señor de la Legión Ardiente. Tras
abrir un portal en el palacio de las hechiceras de Azshara, y con la colaboración del noble
consejero Xavius transformado ahora en sátiro, se permitió que llegaran a Kalimdor
hordas de demonios entre los que se encontraban los comandantes más importantes de la
Legión Ardiente - Archimonde, Mannoroth y Hakkar — que rápidamente empezaron a
arrasar todo aquello por donde pasaban asesinando a los que se oponían a ellos. Los
elfos de la noche lucharon desesperadamente para hacerles retroceder pero demasiados
de ellos caían bajo su embrujo y acabaron cambiándose de bando. La Legión Ardiente iba
ganando terreno y los altonatos empezaron a conjurar un gran portal sobre el Pozo de la
Eternidad para invocar al mismísimo Sargeras.
Sin embargo desde las filas de los desesperados Kaldorei, surgió la figura de Malfurion.
Tras convencer a su hermano gemelo Illidan, miembro de los Altonatos, para que
abandonara la magia, Malfurion y su amada Tyrande, alta sacerdotisa de Elune, se
embarcaron rápidamente en la búsqueda del semidiós Cenarius con la esperanza de que
él pudiera ayudar a los sufridos Kaldorei que aún resistían.
Incluso contando con la ayuda de Cenarius y Alexstrasza, la Reina de los Dragones,
Malfurion sabía que su pueblo no podía resistir el constante bombardeo de los invasores
demoníacos. Creyendo que el Pozo de la Eternidad era la entrada de todos ellos, planeó
destruirlo. Sabiendo que ello los convertiría en seres mortales privándoles de cualquier
tipo de magia, los elfos de la noche aceptaron de mala gana asaltar el fuerte de Azshara y
poner fin a la invasión.
Sin embargo, Illidan, estimulado por su adicción a la magia y su amor frustrado por
Tyrande, rehusó perder su poder y abandonó la resistencia para a advertir a los altonatos.
Urgido por la prisa, Malfurion atacó inmediatamente antes de que su hermano pudiera dar
la alarma.
Cuando llegó, Azshara y sus acólitos los estaban esperando preparados para recibirlos
con sus magias del caos que destrozaron a las fuerzas de Malfurion. Pero no fue sino la
mirada de Tyrande siendo apresada por los sátiros sirvientes de Azshara, lo que le dio a
Malfurion la fuerza para asestar el golpe final.
Sabiendo que la guerra de Azshara contra Malfurion había alejado el portal de su
alineamiento mágico y el vórtice se había vuelto inestable, Malfurion conjuró un hechizo
para crear un enorme huracán que barriera a los demonios y los enviara directos al Pozo y
luego al Vacío Abisal. Tras esto, el Pozo de la Eternidad se colapsó y explotó atrayendo
hacia sí el palacio de Azshara y la ciudad en ruinas de Zin-Azshari. Por otro lado, aunque
Sargeras sabía que el Portal se estaba cerrando, intentó hacer lo imposible por
atravesarlo desde el otro lado y llegar a Azeroth pero finalmente la explosión atrapó dentro
al titán oscuro originando una catastrófica fuerza natural que cambió el aspecto del mundo
para siempre. Más tarde se le bautizó como el Gran Cataclismo.
A pesar de todo, Malfurion sobrevivió. Su gente construyó barcos y navegaron hacia lo
que podría ser Kalimdor, Malfurion, Tyrande y Cenarius tomaron el papel de guias de su
pueblo hacia un nuevo hogar.
Pero para su desgracia, un lago en la cumbre del Monte Hyjal empezó a emitir
extrañamente las mismas energías mágicas que el Pozo de la Eternidad, que creían que
había desaparecido para siempre. La explicación es que Illidan, buscando preservar la
magia arcana a la que era adicto, había rellenado siete viales de las aguas del Pozo de la
eternidad antes de que explotara y vertió tres de ellos en ese lago, creando un nuevo
Pozo. Sabiendo que la adicción de Illidan a la magia sería siempre una amenaza a la
seguridad del mundo, Malfurion encerró a su hermano en las cavernas bajo Hyjal;
conocidas como Túmulos profundos. Con el cataclismo fresco en sus mentes, Malfurion y
los elfos de la noche no se atrevieron a intentar destruir el nuevo Pozo.
Buscando el consejo de los Aspectos, de los vuelos de dragón, Malfurion se reunió
con Alexstrasza del vuelo rojo, Ysera del vuelo verde y con Nozdormu del vuelo de
bronce, que regresaron de sus escondites, y a los que les afectó la noticia de la creación
de un nuevo Pozo. Todos estuvieron de acuerdo en que la Legión Ardiente podría percibir
de nuevo sus energías y encontrar Azeroth por segunda vez con el peligro que eso
representaba.
Malfurion acordó con ellos una alianza para proteger el Pozo. Para este fin, crearon
el Árbol del Mundo, Nordrassil, al que moldearon para proteger tanto al Pozo, como a los
elfos de la noche. Alexstrasza, la Protectora de la Vida, hizo crecer al árbol de una semilla
de G'Hanir. Nozdormu, el Imperecedero, conjuró un encatamiento que se mantendría
siempre que el árbol se mantuviera de pie y que otorgaba a los elfos de la noche el don de
evitar la muerte de vejez o enfermedad. Ysera, la Soñadora, enlazó a Nordrassil con
el Sueño Esmeralda, el plano de existencia que muestra el mundo tal y como sería si no
se destruyera la naturaleza, lo que permitiría a la dragona reconstruir poco a poco el
mundo de las consecuencias del cataclismo a través del árbol. Sin embargo, para
mantener el Sueño Esmeralda, necesitaba una gran fuente de conocimiento para vagar
por sus senderos eternos. Para sustentarlo, todos los druidas aceptaron dormir
conjuntamente durante siglos, y a pesar de los años que perderían, estarían vinculados a
ese plano de existencia para siempre.
Malfurion y Tyrande ayudaron a su pueblo a reconstruir su sociedad entre los bosques de
Vallefresno que rodeaban Hyjal. Cenarius les enseñó los caminos de la madera y
Malfurion adquirió un considerable poder, a la vez que aprendía los caminos del arte de
los druidas, hasta llegar a convertirse en Archidruida, el primero entre su gente.
A pesar de los deseos de Malfurion por permanecer junto a Tyrande, él junto a sus druidas
tuvieron que dormir pacíficamente durante muchos años hasta que fueron despertados
por un ataque de Dath'Remar Sunstrider y los altonatos supervivientes. Su líder fue
rápidamente atrapado, pero los druidas rehusaron acabar con ellos viendo la gran
cantidad de vidas que se habían perdido ya, de modo que Malfurion decidió desterrar a
los altonatos. Dath'Remar y sus seguidores se convirtieron tiempo después en los elfos
nobles. Con un gran sentimiento de tristeza en su corazón Malfurion dejó por segunda vez
a Tyrande para volver al Sueño Esmeralda, retornando a su largo sueño en el Túmulo de
Tempestira del Claro de la Luna.
El Fin de la Eternidad[editar | editar código]
Artículo principal: Tercera Guerra
  Esta sección aborda contenido exclusivo de Warcraft III.
Diez mil años después, la segunda llegada de la Legión a Azeroth obligó a Tyrande a
volver a despertar a los druidas. Tras derrotar a los tres guardianes
primarios (Protector de rayo, Protector de fuego y Protector de hielo), consiguió
el Cuerno de Cenarius, cuyo sonido sacó de su sueño a Malfurion. Nada más
despertar, el druida pudo sentir la corrupción y la muerte de su tierra, algo que
percibía incluso desde el Sueño Esmeralda. Lo primero que hizo fue
invocar antárboles, los guardianes del bosque, y enviarlos contra los muertos vivientes
invasores que se encontraban muy cerca del Claro de la Luna.
Malfurion y su amada Tyrande

Tyrande le comunicó entonces que Archimonde había regresado a Kalimdor, junto con


su fiel ejército. Malfurion comprendió entonces el propósito del general de la Legión
Ardiente: asaltar el Monte Hyjal y drenar la energía mística de Nordrassil que era
quien daba protección a los elfos de la noche. Su misión no ofrecía dudas: había que
despertar a los demás druidas y parar a Archimonde.
Sin embargo los elfos no eran los únicos interesados en acabar con la amenaza de la
Legión, Malfurion observó que las razas autóctonas de Azeroth peleaban con garra
contra los muertos vivientes lo que llevó a considerar que quizás podría formarse una
alianza de razas para la guerra que se avecinaba. Sin embargo Tyrande se opuso a la
idea aduciendo que las razas mortales se merecían lo que les deparara el destino por
haber matado a Cenarius - que había perdido la vida a manos de Grom Hellscream en
un asalto de los orcos del Clan Warsong a Vallefresno.
Sin embargo, camino de despertar a los druidas de Cuna del Invierno descubrieron
que algunas de las razas de Azeroth también habrían caído bajo la influencia de las
fuerzas oscuras y habían perdido cualquier vestigio de diplomacia. Tyrande encontró
un grupo de furbolgs, a los que había tratado de ayudar en Vallefresno, y que se
encontraban ahora corrompidos por las fuerzas de la oscuridad por lo que tuvieron
que matarlos para poder continuar. Además lucharon contra muertos vivientes, y
pasaron junto a refriegas de orcos contra humanos. Finalmente llegaron a los túmulos
donde dormían los druidas conocidos como los Druidas de la Garfa, donde Malfurion
hizo sonar el cuerno de Cenarius para despertarlos. Los druidas aceptaron ayudarle
tras rogarle que despertara también a los druidas del Monte Hyjal conocidos como
los Druidas de la Zarpa.
Al entrar en las cavernas de las montañas que dan acceso a Hyjal, Malfurion y
Tyrande descubrieron gigantescas arañas y otras criaturas que habían mutado y se
habían corrompido incluso allí, en el santuario de Hyjal. Pronto se toparon con una
puerta que comunicaba con las salas donde se encontraba preso el traidor de Illidan.
El druida siguió adelante y se encontró con una desagradable sorpresa; los druidas
que se disponía a despertar se habían olvidado de quienes eran y vagaban en su
forma feral de oso en lugar de su aspecto humanoide de elfos de la noche. Sus
mentes eran ahora idénticas a la de esos osos, haciendo imposible que se pudiera
razonar con ellos. Sin embargo, gracias al Cuerno de Cenarius, Malfurion los liberó de
su estado y los Druidas de la Zarpa recuperaron la consciencia, aceptando de buen
grado participar en la batalla contra la Legión.
Mientras tanto, Tyrande había liberado a Illidan, esperando que contribuyese de
alguna manera a la guerra que se avecinaba lo que no convencía a Malfurion que,
aún después de todos estos años, seguía sin confiar en su hermano. Illidan le recordó
a Malfurion que ya habían luchado juntos contra los demonios y habían salido
victoriosos pero el druida no quiso saber nada del asunto y se desentendió de lo que
pudiera pasar.
Illidan formó un ejército de elfos de la noche y se adentró en los bosques corruptos
de Frondavil, donde se enfrentó a Tichondrius. Tyrande y Malfurion quisieron ayudar y
se encaminaron rápidamente hacia el lugar pero al llegar se encontraron con un
Illidian ya victorioso y bajo la forma de un monstruoso demonio. Su aspecto se debía a
que había incovado los poderes de la Calavera de Gul'dan para sí cuando derrotó a
Tichondrius. Malfurion y Tyrande aún no podían creer la horrible decisión que había
elegido Illidan y el oscuro camino que le esperaba a partir de ahora por lo que
Malfurion lo desterró de los bosques para siempre. Illidan no se molestó en discutir
con su hermano y abandonó el lugar espontáneamente.
Esa noche, Malfurion tuvo una visión. Un cuervo vino a él y le contó que tenía que
llevar a Tyrande a las faldas del Monte Hyjal. Lleno de curiosidad, llevó a cabo la tarea
del cuervo y una vez en el lugar indicado se encontró con Lady Jaina y Thrall, los
líderes de los ejércitos de los humanos y los orcos de Kalimdor.
Tyrande los reprendió y, justo cuando se disponía a enfrentarse a ellos, apareció el
cuervo de la visión de Malfurion, presentándose como Medivh, el último Guardián de
Tirisfal. Medivh convenció a los elfos de unir fuerzas con los orcos y los humanos para
tratar de detener a Archimonde cuyos planes más inminentes incluían el asalto a
Nordrassil. Con el recuerdo de las consecuencias de la Guerra de los Ancestros en
mente, Tyrande finalmente aceptó.
Malfurion ideó entonces un plan de ataque. Las defensas deberían construir
rápidamente fortificaciones a lo largo de todo el camino que llevaba a la cima de la
montaña y prepararse para la llegada de Archimonde. Malfurion sabía exactamente lo
que tenía que hacer para derrotar al general de la Legión Ardiente: utilizar los poderes
del árbol del mundo sobre el demonio.

Malfurion haciendo sonar el Cuerno de Cenarius frente a Nordrassil

Sin embargo Archimonde no estaba solo, contaba con la ayuda de algunos de sus
más poderosos lugartenientes (Rage Winterchill, Azgalor, sucesor
de Mannoroth y Anetheron, el sucesor de Tichondrius) con los que comenzó el asedio
a Hyjal. Las primeras barreras defensivas estaban comandadas por los humanos y los
orcos; en última instancia se encontraban los elfos de la noche con Tyrande al mando
de los Centinelas. Sin embargo Archimonde no tuvo necesidad de detenerse a luchar,
en su lugar dejó a su ejército mientras él abrió un portal que lo llevó directamente a la
zona donde se encontraba Nordrassil. Tyrande y Malfurion observaron avanzar
altivamente a la gigantesca figura del general de la Legión Ardiente, que caminaba sin
prestar atención a los Guardianes Ancestrales que se habían concentrado a los pies
del árbol para defenderlo. Archimonde se mostraba tan confiado en la victoria que no
estuvo alerta a la trampa que le habían preparado.
Cuando llegó finalmente a los pies del árbol, Malfurion hizo sonar el Cuerno de
Cenarius. Del interior de los cientos de Guardianes Ancestrales, despertó un gran
poder de naturaleza que fue lanzado en un ataque coordinado sobre Archimonde,
detonándolo en una gran explosión conjunta de tal magnitud que no solo desintegró a
Archimonde sino que la deflagración afectó a la totalidad de bosques de la cima de
Hyjal, incluido Nordrassil, lo que acabó de un plumazo con la inmortalidad de los elfos
de la noche.
El Terror de las Mareas[editar | editar código]

En el juego de cartas.

Un día, mientras se encontraban haciendo recuento de lo ocurrido frente a Nordrassil,


Malfurion y Tyrande recibieron la visita insesperada de un mensajero con una misiva
de parte de Maiev la carcelera, rogándoles ayuda contra Illidan. El otrora cazador de
demonios en otra época, había resurgido para reclutar un ejército de anfibios
humanoides cubiertos de escamas conocidos como los naga, que no eran sino una
mutación de los antiguos altonatos supervivientes de la explosión del Pozo de la
Etermindad. Entre los planes de Illidan, estaba el vengarse de Maiev y sus tropas
como venganza por sus años de exclavitud. Malfurion se apresuró inmediatamente a
ayudarlos y dejó a Tyrande en Hyjal.
Malfurion llevó consigo a gigantes de las montañas como apoyo en la batalla para
liberar a Maiev de los naga. Cuando la líder de los Vigilantes quedó en libertad, lo
primero que hizo fue recriminarle a Tyrande el haber matado a varios de sus guardas
cuando liberó a Illidan de su prisión en Hyjal. Malfurion se interpuso entre las dos
mujeres antes de que el asunto pasara a mayores y les espetó que dejaran los
asuntos personales para cuando hubieran acabado con la amenaza que suponían
Illidan y sus naga. La batalla contra los ejércitos anfibios continuó hasta que Illidan
capturó a Tyrande. Sin embargo la dejó marchar con la condición que no lo siguiera,
tras lo cual huyó antes de que lo apresaran. Haciendo caso omiso de su advertencia,
Malfurion y Tyrande lo persiguieron a través del mar hasta las costas de Lordaeron.
Preocupado por la corrupción de los bosques del lugar, Malfurion se retiró al interior
de la espesura a consultar a los espíritus del bosque dejando solas a Maiev y Tyrande
que no tardaron en olvidar la promesa de no agresión hasta que hubieran encontrado
a Illidan.
Tan pronto como entró en el bosque, Malfurion sintió el dolor de la tierra y le fue
revelado por los benevolentes espíritus de la naturaleza una visión
de Rasganorte donde su hermano Illidan estaba usando la magia del Ojo de
Sargeras provocando el desmembramiento de algunos de los parajes naturales de la
región. El druida temió que esto llegara a afectar seriamente al mundo de Azeroth y se
propuso detener a su hermano a toda costa.
Cuando Malfurion regresó tan solo encontró a Maiev, que le explicó que Tyrande
había caído en batalla con los naga. Furioso, Malfurion lideró un nuevo ataque contra
los ejércitos anfibios de Illidan, y con la ayuda de Maiev y de su nuevo aliado, el
Príncipe Kael'thas, salieron victoriosos y capturaron al cazador de demonios. Tras
acusar a su hermano de la muerte de Tyrande, Kael intervino diciendo que era
prematuro adelantar su muerte ya que solamente habían visto como la elfa era
arrastrada por la corriente de un rio. Cuando Malfurion cayó en la cuenta que había
sido engañado, dejó perpleja a Maiev cuando abandonó el lugar para buscar a
Tyrande... junto con su hermano y algunos miembros naga que voluntariamente se
ofrecieron a fondear el río.
Cuando al fin localizaron a Tyrande, la encontraron luchando junto a un pequeño
grupo de Centinelas contra los muertos vivientes. Illidan luchó por alcanzarla por el
flanco del río mientras que Malfurion se defendía de sus atacantes. Finalmente ambos
hicieron retroceder a los muertos vivientes a la vez que Illidan rescataba a Tyrande.
Cuando Illidan devolvió sana y salva a Tyrande a su hermano, este agradecido
decidió concederle la libertad pero advirtiéndole de que si alguna vez volvía a
molestar a los elfos de la noche no volvería a perdonarlo. Illidan estuvo de acuerdo en
tales términos y abrió un portal mágico por el que desapareció.
Inmediatamente apareció Maiev furiosa con Malfurion y Tyrande por permitir que
Illidan escapara. En pleno ataque de ira, ella y sus Vigilantes siguieron a Illidan a
través del portal. Tyrande trató de persuadirla pero Malfurion intercedió para dejarla
marchar, sabiendo que nada de lo que se le dijera iba a hacerla cambiar de idea.
Con un profundo pesar, Malfurion y Tyrande regresaron a su hogar con su gente. Sin
embargo aún quedaba trabajo por hacer.
Actividades posteriores[editar | editar código]
El espíritu de Malfurion lucha en el Sueño Esmeralda (Arte Oficial por Thammer)

La historia ha aupado a Malfurion al estatus de profeta y salvador de su gente. Algún


tiempo después de regresar a Kalimdor, se enteró que algunos elfos de la noche
pretendían crear un nuevo Árbol del Mundo con la esperanza de recuperar su
inmortalidad. Malfurion se mostró en contra y adviritó que nunca bendeciría un acto
tan egoísta. Al poco tiempo, su espíritu volvió al Sueño Esmeralda para recargar sus
poderes después del desgaste provocado por la lucha contra la Legión Ardiente.
Pero algo salió mal y Malfurion quedó atrapado en un estado de hibernación sin poder
regresar. Ni siquiera los dragones verdes pueden traerlo de vuelta ya que se
encuentra en alguna parte del plano más allá de su control. La única información de la
que disponían indicaba que se encontraba luchando junto al espíritu de Cenarius
contra la pesadilla. Desconociendo si Malfurion podrá despertar por sí mismo o si será
necesario la intervención de los entes del Sueño Esmeralda, lo único seguro es que
sin él, a los elfos de la noche les augura un oscuro destino en el que la falta de un
guía puede hacerles tropezar sin que se sepan las consecuencias.
Tras consultar a los druidas del Claro de la Luna, Brann Barbabronce les dio una
posible explicación acerca de las misteriosas circunstancias del coma de Malfurion.
"Un misterioso asaltante ha hecho 'algo' con el afamado líder de los druidas, Malfurion
Tempestira, lo que le ha llevado a un estado catatónico desde entonces. Con los
conocimientos del Círculo Cenarion posee, muchos druidas comenzaron a mostrar
suspicacias acerca de algunos de sus miembros. Tras hablar con algunos druidas, he
tenido conocimiento de ciertos hechos inusuales." [3] Brann sospecha que puede haber
sido saboteado por alguien con suficiente poder dentro de su círculo de confianza
como Remulos o Fandral Corzocelada aunque de ser así, no tiene que ser
necesariamente un druida el culpable. [4]
Mientras Malfurion estuvo ausente, fue el propio Fandral Corzocelada quien tomó el
mando de los druidas convenciendo al Círculo de los Ancenstros en Costa Oscura de
que la hora en que los elfos de la noche vuelvan a ganar la inmortalidad había llegado
y que para ello era necesario plantar un nuevo ábol del mundo, Teldrassil.
El estado de Malfurion solo era conocido por los más altos miembros del Círculo
Cenarion así como por las sacerdotisas de Elune.

World of Warcraft[editar | editar código]


  Esta sección aborda contenido exclusivo de World of Warcraft.
Malfurion, permanece aún en estado de coma y físicamente todavía no ha hecho acto
de presencia en el juego. La única oportunidad que tienen los jugadores de interactuar
con él es por medio de dos apariciones con las que el druida se manifesta, una en
el Claro de la Luna y otra en el Templo de Atal'Hakkar durante la cadena de misiones
relativas al Cetro del Mar de Dunas dentro del evento de las Puertas de Ahn'Qiraj.
Empieza la misión   [60] Eranikus, el Tirano del Sueño.
Aparición de Malfurion

Al derrotar a cualquiera de los Dragones de la Pesadilla se conseguía un Objeto


envuelto en pesadillas. Al llevárselo a Remulos aparecía una visión de Malfurion, aún
atrapado en el Sueño Esmeralda que tenía una discusión con él acerca de los
disturbios que estaban ocasionando los Cuatro Dragones y la Pesadilla Esmeralda:[5]
Guardián Remulos dice: ¡Malfurion!
Malfurion Tempestira dice: Remulos, camarada. Me alegro de volver a verte. Sabía
que te llegaría el mensaje, de un modo u otro.
Guardián Remulos dice: Evidenciaba terror, Malfurion. ¿Qué está ocurriendo en
el Sueño? ¿Qué pudo ser la causa de tales atrocidades?
Malfurion Tempestira dice: Me temo lo peor, viejo amigo. En el Sueño nos
enfrentamos a un enemigo desconocido, nacido de un mal ancestral. Ysera ha caído
víctima de los viejos susurros. Parece que la Pesadilla ha penetrado en el reino y
busca un nuevo huésped en Azeroth.
Guardián Remulos dice: Yo he sentido lo mismo, Malfurion. Se avecinan días
aciagos.
Malfurion Tempestira dice: Eh, Remulos. Prepara a las razas mortales.
Guardián Remulos dice: Has estado ausente mucho tiempo, Malfurion. La paz entre
los hijos de Azeroth es, como mucho, débil. ¿Sabes algo de mi padre? ¿Y de tu
hermano? ¿Tienes noticias de ellos?
Malfurion Tempestira dice: Cenarius lucha en mi bando. Illidan permanece en lo alto
de su trono en Terrallende, cavilando. Me temo que la derrota ante Arthas resultó ser
la gota que colmó el vaso. Ha caído en la locura, Remulos. Reproduce los
acontecimientos en su cabeza mil veces al día, pero en su cabeza, él es el vencedor y
Arthas está al borde de la derrota. Su estado es preocupante, <amigo mío/amiga
mía>. Me temo que llegará el momento en el que se ponga a prueba nuestro vínculo y
no será como en el Pozo de Zin-Azshari.
Malfurion Tempestira dice: Remulos, he de irme... Tyrande... dile que la quiero... Dile
que estoy bien. Dile... Dile que volveré. Adiós...
Guardián Remulos dice: Adiós, camarada... Adiós...
En el Templo de Atal'Hakkar, durante la
cadena de misiones para obtener el Cetro
del Mar de Dunas, Malfurion aparece de
nuevo y confirma la existencia de un Dios
Antiguo corrompiendo el Sueño Esmeralda:[6]
Las paredes de la cámara se estremecen. Algo está ocurriendo...
Malfurion Tempestira hace una reverencia.
Malfurion Tempestira dice: Incorpórate, por favor. Sé por qué has venido y sé lo que
andas buscando. Eranikus no te dará el fragmento de buen grado. Está corrupto...
corrupto por las mismas fuerzas que tú pretendes destruir.
Malfurion Tempestira dice: ¿De verdad te sorprende? ¿Es tan difícil de creer que el
poder de un dios antiguo pudiera entrar en el Sueño? Pues así es. Eranikus, Tirano del
Sueño, está enfrentado con todos nosotros. La Pesadilla continúa con su estela de
destrucción.
Malfurion Tempestira dice: Ten presente que lo que Eranikus desea es salir del
Sueño para entrar en Azeroth. Cuando lo consiga, no se detendrá ante nada e
intentará destruir mi manifestación física. Sin embargo, es el único modo que existe
para que puedas recuperar el fragmento de cetro.
Malfurion Tempestira dice: Lo traerás de vuelta a este mundo, valiente.

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