Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Malfurion Tempestira
Género Masculino
bosque (WC3); Druida, Healer, Scout, Druid of the
Wild (RPG)
Reacción Alianza Horda
) de Hyjal
Localización Varias
Estado Vivo
Allegado(s) Tyrande (mujer), Illidan (hermano
Mentor(es) Cenarius
Estudiante(s Hamuul Tótem de Runa, Fandral
druidas elfos
Sumario
1Biografía
o 1.1La Guerra de los Ancestros
o 1.2El Fin de la Eternidad
o 1.3El Terror de las Mareas
o 1.4Actividades posteriores
2World of Warcraft
o 2.1Tempestira
o 2.2Cataclysm
3Localizaciones
4Misiones
5Frases
o 5.1Cataclysm
o 5.2Legion
6Trivialidades
7Galería
8Vídeos
9Últimos cambios
10Referencias
11Enlaces externos
Biografía[editar | editar código]
La Guerra de los Ancestros[editar | editar código]
Artículo principal: Guerra de los Ancestros
Malfurion fue el más dedicado de los discípulos de Cenarius. En el mundo antiguo antes
del Gran Cataclismo, Malfurion fue un respetado erudito leal a su admirada, Reina
Azshara. Fue uno de los primeros en notar la distancia que Azshara y sus seguidores
mantenían de su pueblo, lo que le llevó a sospechar que los poderes que otorgaba
el Pozo de la Eternidad no eran tan puros como se creían. Aunque no podía entender lo
que estaba por venir, Malfurion supo que los Kaldorei cambiarían para siempre.
Azshara y sus Altonatos, la nobleza elfa fiel a la reina, estaban tan interesados en el Pozo
que ordenaron recopilar todo lo que se supiera sobre él. El tiempo pasó, y los altonatos
aprendieron a extraer poder del pozo y a manipular sus energías. Sin embargo los
descuidos de la Reina Azshara a la hora de usar la magia del pozo captó la atención del
titán oscuro Sargeras, enemigo de toda forma de vida y señor de la Legión Ardiente. Tras
abrir un portal en el palacio de las hechiceras de Azshara, y con la colaboración del noble
consejero Xavius transformado ahora en sátiro, se permitió que llegaran a Kalimdor
hordas de demonios entre los que se encontraban los comandantes más importantes de la
Legión Ardiente - Archimonde, Mannoroth y Hakkar — que rápidamente empezaron a
arrasar todo aquello por donde pasaban asesinando a los que se oponían a ellos. Los
elfos de la noche lucharon desesperadamente para hacerles retroceder pero demasiados
de ellos caían bajo su embrujo y acabaron cambiándose de bando. La Legión Ardiente iba
ganando terreno y los altonatos empezaron a conjurar un gran portal sobre el Pozo de la
Eternidad para invocar al mismísimo Sargeras.
Sin embargo desde las filas de los desesperados Kaldorei, surgió la figura de Malfurion.
Tras convencer a su hermano gemelo Illidan, miembro de los Altonatos, para que
abandonara la magia, Malfurion y su amada Tyrande, alta sacerdotisa de Elune, se
embarcaron rápidamente en la búsqueda del semidiós Cenarius con la esperanza de que
él pudiera ayudar a los sufridos Kaldorei que aún resistían.
Incluso contando con la ayuda de Cenarius y Alexstrasza, la Reina de los Dragones,
Malfurion sabía que su pueblo no podía resistir el constante bombardeo de los invasores
demoníacos. Creyendo que el Pozo de la Eternidad era la entrada de todos ellos, planeó
destruirlo. Sabiendo que ello los convertiría en seres mortales privándoles de cualquier
tipo de magia, los elfos de la noche aceptaron de mala gana asaltar el fuerte de Azshara y
poner fin a la invasión.
Sin embargo, Illidan, estimulado por su adicción a la magia y su amor frustrado por
Tyrande, rehusó perder su poder y abandonó la resistencia para a advertir a los altonatos.
Urgido por la prisa, Malfurion atacó inmediatamente antes de que su hermano pudiera dar
la alarma.
Cuando llegó, Azshara y sus acólitos los estaban esperando preparados para recibirlos
con sus magias del caos que destrozaron a las fuerzas de Malfurion. Pero no fue sino la
mirada de Tyrande siendo apresada por los sátiros sirvientes de Azshara, lo que le dio a
Malfurion la fuerza para asestar el golpe final.
Sabiendo que la guerra de Azshara contra Malfurion había alejado el portal de su
alineamiento mágico y el vórtice se había vuelto inestable, Malfurion conjuró un hechizo
para crear un enorme huracán que barriera a los demonios y los enviara directos al Pozo y
luego al Vacío Abisal. Tras esto, el Pozo de la Eternidad se colapsó y explotó atrayendo
hacia sí el palacio de Azshara y la ciudad en ruinas de Zin-Azshari. Por otro lado, aunque
Sargeras sabía que el Portal se estaba cerrando, intentó hacer lo imposible por
atravesarlo desde el otro lado y llegar a Azeroth pero finalmente la explosión atrapó dentro
al titán oscuro originando una catastrófica fuerza natural que cambió el aspecto del mundo
para siempre. Más tarde se le bautizó como el Gran Cataclismo.
A pesar de todo, Malfurion sobrevivió. Su gente construyó barcos y navegaron hacia lo
que podría ser Kalimdor, Malfurion, Tyrande y Cenarius tomaron el papel de guias de su
pueblo hacia un nuevo hogar.
Pero para su desgracia, un lago en la cumbre del Monte Hyjal empezó a emitir
extrañamente las mismas energías mágicas que el Pozo de la Eternidad, que creían que
había desaparecido para siempre. La explicación es que Illidan, buscando preservar la
magia arcana a la que era adicto, había rellenado siete viales de las aguas del Pozo de la
eternidad antes de que explotara y vertió tres de ellos en ese lago, creando un nuevo
Pozo. Sabiendo que la adicción de Illidan a la magia sería siempre una amenaza a la
seguridad del mundo, Malfurion encerró a su hermano en las cavernas bajo Hyjal;
conocidas como Túmulos profundos. Con el cataclismo fresco en sus mentes, Malfurion y
los elfos de la noche no se atrevieron a intentar destruir el nuevo Pozo.
Buscando el consejo de los Aspectos, de los vuelos de dragón, Malfurion se reunió
con Alexstrasza del vuelo rojo, Ysera del vuelo verde y con Nozdormu del vuelo de
bronce, que regresaron de sus escondites, y a los que les afectó la noticia de la creación
de un nuevo Pozo. Todos estuvieron de acuerdo en que la Legión Ardiente podría percibir
de nuevo sus energías y encontrar Azeroth por segunda vez con el peligro que eso
representaba.
Malfurion acordó con ellos una alianza para proteger el Pozo. Para este fin, crearon
el Árbol del Mundo, Nordrassil, al que moldearon para proteger tanto al Pozo, como a los
elfos de la noche. Alexstrasza, la Protectora de la Vida, hizo crecer al árbol de una semilla
de G'Hanir. Nozdormu, el Imperecedero, conjuró un encatamiento que se mantendría
siempre que el árbol se mantuviera de pie y que otorgaba a los elfos de la noche el don de
evitar la muerte de vejez o enfermedad. Ysera, la Soñadora, enlazó a Nordrassil con
el Sueño Esmeralda, el plano de existencia que muestra el mundo tal y como sería si no
se destruyera la naturaleza, lo que permitiría a la dragona reconstruir poco a poco el
mundo de las consecuencias del cataclismo a través del árbol. Sin embargo, para
mantener el Sueño Esmeralda, necesitaba una gran fuente de conocimiento para vagar
por sus senderos eternos. Para sustentarlo, todos los druidas aceptaron dormir
conjuntamente durante siglos, y a pesar de los años que perderían, estarían vinculados a
ese plano de existencia para siempre.
Malfurion y Tyrande ayudaron a su pueblo a reconstruir su sociedad entre los bosques de
Vallefresno que rodeaban Hyjal. Cenarius les enseñó los caminos de la madera y
Malfurion adquirió un considerable poder, a la vez que aprendía los caminos del arte de
los druidas, hasta llegar a convertirse en Archidruida, el primero entre su gente.
A pesar de los deseos de Malfurion por permanecer junto a Tyrande, él junto a sus druidas
tuvieron que dormir pacíficamente durante muchos años hasta que fueron despertados
por un ataque de Dath'Remar Sunstrider y los altonatos supervivientes. Su líder fue
rápidamente atrapado, pero los druidas rehusaron acabar con ellos viendo la gran
cantidad de vidas que se habían perdido ya, de modo que Malfurion decidió desterrar a
los altonatos. Dath'Remar y sus seguidores se convirtieron tiempo después en los elfos
nobles. Con un gran sentimiento de tristeza en su corazón Malfurion dejó por segunda vez
a Tyrande para volver al Sueño Esmeralda, retornando a su largo sueño en el Túmulo de
Tempestira del Claro de la Luna.
El Fin de la Eternidad[editar | editar código]
Artículo principal: Tercera Guerra
Esta sección aborda contenido exclusivo de Warcraft III.
Diez mil años después, la segunda llegada de la Legión a Azeroth obligó a Tyrande a
volver a despertar a los druidas. Tras derrotar a los tres guardianes
primarios (Protector de rayo, Protector de fuego y Protector de hielo), consiguió
el Cuerno de Cenarius, cuyo sonido sacó de su sueño a Malfurion. Nada más
despertar, el druida pudo sentir la corrupción y la muerte de su tierra, algo que
percibía incluso desde el Sueño Esmeralda. Lo primero que hizo fue
invocar antárboles, los guardianes del bosque, y enviarlos contra los muertos vivientes
invasores que se encontraban muy cerca del Claro de la Luna.
Malfurion y su amada Tyrande
Sin embargo Archimonde no estaba solo, contaba con la ayuda de algunos de sus
más poderosos lugartenientes (Rage Winterchill, Azgalor, sucesor
de Mannoroth y Anetheron, el sucesor de Tichondrius) con los que comenzó el asedio
a Hyjal. Las primeras barreras defensivas estaban comandadas por los humanos y los
orcos; en última instancia se encontraban los elfos de la noche con Tyrande al mando
de los Centinelas. Sin embargo Archimonde no tuvo necesidad de detenerse a luchar,
en su lugar dejó a su ejército mientras él abrió un portal que lo llevó directamente a la
zona donde se encontraba Nordrassil. Tyrande y Malfurion observaron avanzar
altivamente a la gigantesca figura del general de la Legión Ardiente, que caminaba sin
prestar atención a los Guardianes Ancestrales que se habían concentrado a los pies
del árbol para defenderlo. Archimonde se mostraba tan confiado en la victoria que no
estuvo alerta a la trampa que le habían preparado.
Cuando llegó finalmente a los pies del árbol, Malfurion hizo sonar el Cuerno de
Cenarius. Del interior de los cientos de Guardianes Ancestrales, despertó un gran
poder de naturaleza que fue lanzado en un ataque coordinado sobre Archimonde,
detonándolo en una gran explosión conjunta de tal magnitud que no solo desintegró a
Archimonde sino que la deflagración afectó a la totalidad de bosques de la cima de
Hyjal, incluido Nordrassil, lo que acabó de un plumazo con la inmortalidad de los elfos
de la noche.
El Terror de las Mareas[editar | editar código]
En el juego de cartas.