Está en la página 1de 4

Libro:”La democracia liberal y su época”

de C.B.Macpherson
Publicado: marzo 11, 2010 | Autor: Segata | Archivado en: Libros, Política | Tags: democracia, liberalismo, Teoría política |1
comentario »
 
 
Rate This

Me gustaría dedicar la primera entrada del blog a este libro escrito por C.B. Macpherson hace ya  más de 30
años.  El título del libro puede llevar a pensar que se trata de un ensayo teórico sobre la evolución de la
democracia “liberal” a lo largo de la historia, bueno efectivamente lo es.  Aún así, este es un libro no muy
extenso que utiliza un lenguaje claro,y que además prescinde del enorme armazón teórico que frecuentemente
conllevan esta clase de textos. De manera muy sintética Macpherson relata la evolución de la democracia desde
sus primeros momentos (S.XVIII) hasta nuestros días, atreviéndose incluso a especular sobre su posible futura
evolución. Para ello el autor construye cuatro modelos de democracia que a a continuación intentaré resumir:

  Modelo nº1: La democracia como protección

La base teórica del primer modelo fundador de la democracia liberal es el principio ético utilitarista que
afirma que el único criterio defendible para conseguir el bien social es la máxima felicidad para el mayor
número de personas. Esto entraba  en aparente contradicción con los propios postulados sobre la naturaleza
del hombre que también defendía Jeremy Bentham (uno de los principales autores del modelo). Para Bentham
el hombre por naturaleza siempre tiende a buscar de manera egoísta su propio placer y lo hace sin ningún
límite, es decir el hombre es un apropiador infinito. Según estos autores el placer más importante es aquel que
deriva de la posesión de bienes materiales, por lo tanto el dinero se convierte en el instrumento principal que
permite medir las cantidades de placer. Como ellos creían que las personas siempre tienden a maximizar su
riqueza (placer) sin límite, una de las mejores formas de lograrlo sería obtener el poder sobre otros  humanos
(ya que para ellos los humanos son los instrumentos de producción más eficaces). Esto crea una búsqueda del
poder para someter por parte de algunos y por consiguiente un odio por parte del que es sometido. Para evitar
que una sociedad así acabe autodestruyéndose hacia falta una estructura de derecho que fuera útil para
todos y que aportara orden y seguridad entre los diferentes individuos de la sociedad, hacía falta pues el
mejor derecho para llevar la felicidad al máximo número de personas.

MacPherson ve que en realidad Bentham  sólo busca describir y justificar el funcionamiento de la  sociedad
capitalista de mercado de la época. Desde el punto de vista económico la seguridad ilimitada encaja con el
deseo natural ilimitado de los individuos, esta seguridad llevará (permitirá) entonces a la maximización de la
riqueza.  Esta es su justificación de la desigualdad entre ricos y pobres. Pero este principio se contradice con
su otro principio de felicidad máxima, ya que si se redistribuyera la riqueza de una forma más igualitaria el
placer máximo aumentaría. Según MacPherson, Bentham está absorto en la lógica capitalista cuando cree que
la maximización de la riqueza es prácticamente igual a la maximización de la felicidad.

El tipo de estado que necesita una sociedad así, es uno donde los gobiernos debían sostener y proteger el
mercado libre y a la vez proteger a los ciudadanos de la tiranía de los propios gobiernos (pues de acuerdo con
la naturaleza humana todo gobierno mirara por su propio interés).

Modelo nº2: La democracia como desarrollo.

John Stuart Mill advirtió cambios en la sociedad que requerían un modelo de democracia distinto al de la
protección mecánica. En aquellos tiempos una clase obrera (que vivía en unas condiciones inhumanas
inaceptables) cada vez más organizada amenazaba seriamente a la “propiedad” . Mill estaba convencido de
que esta situación no podía mantenerse mucho tiempo y por eso proponía transformar o abandonar el modelo
de hombre y sociedad de Bentham.

Si bien una de las funciones del estado es proteger a los votantes de la tiranía del gobierno mediante el
sufragio universal, el otro objetivo del sistema democrático ,y el más importante para él, era la posibilidad de
mejorar a la humanidad. Su modelo es moral, la democracia tiene que ser el instrumento que ayude a
alcanzar una sociedad mejor, más libre e igual. Concretamente esto se haría con un aumento de la cantidad
del desarrollo de la propia personalidad (intelecto, virtud, actividad práctica y eficacia) de todos los miembros
de la sociedad. El valor de un individuo para este autor se juzga en la medida que desarrolla sus capacidades
humanas en comunidad. El hombre no es un apropiador consumidor infinito sino alguien que ejerce,
desarrolla y disfruta de sus capacidades humanas.  Una buena sociedad según Mill será aquella que permita y
aliente el desarrollo y el ejercicio de estas capacidades.

Macpherson ve como Mill tropieza con una dificultad insalvable. Hay un diferencia entre la definición de
felicidad (placer) entre Bentham y Mill. Mill no defiende que el máximo de felicidad total de una sociedad es el
máximo de productividad material a la que ésta pueda llegar. La mayor felicidad según él es la que permite al
máximo número de personas desarrollar su personalidad en los términos que hemos visto antes. Esto permite
que estas personas alcancen placeres más “elevados”.  Al mismo tiempo él reconoce que la pésima
redistribución de la riqueza del sistema capitalista impide que buena parte de la sociedad (clase obrera) pueda
desarrollarse de esta forma. El problema que ve McPherson es que Mill defiende que la única justificación de
la propiedad privada es un principio equitativo, el cual estipula que las personas han de adquirir una
remuneración justa en función del trabajo/esfuerzo que hayan realizado. Cuando intenta aplicar este
principio a la relación del capital con la fuerza de trabajo surge una contradicción. Para él esta relación está
justificada ya que entra dentro del marco de un acuerdo justo, el propietario del capital proporciona los
medios para que el trabajador genere unos frutos, si el trabajador accede voluntariamente el propietario tiene
derecho a una parte de estos frutos.  Mill no puede ver la incongruencia con su principio equitativo y es que
los poseedores actuales del capital lo consiguieron en muchos casos mediante regalo (herencias) y no
mediante el resultado de ningún acuerdo ni mucho menos de su esfuerzo propio. En vez de eso ve esta
situación como algo mucho mejor a una sociedad en la que el capital no existiera.  McPherson dice que Mill
no puede vislumbrar que éste es el principal motivo de la desigual distribución de la riqueza, él atribuye la
desigualdad a la distribución mediante la violencia que se practicó en la Edad Media, pero no ve que el
principio capitalista de la propiedad es el que ha perpetuado  las desigualdades.

Modelo nº3: La democracia como equilibrio.

Es quizás el modelo más realista y ajustado a la situación actual. Este modelo podría llevar el titulo de modelo
“elitista pluralista de equilibrio”. Plural en el sentido de que la sociedad se compone de individuos con
intereses plurales (unas veces opuestos otras no). Elitista porque el poder político lo tienen los partidos que se
elijen así mismos y de equilibrio por que el sistema democrático es el que mantiene el equilibrio entre la oferta
y la demanda de mercaderías políticas.

En este modelo la democracia no tiene ningún valor moral, es un mecanismo para autorizar gobiernos. Es en
esencia la competencia entre 2 o más grupos políticos auto-elegidos (especialistas) , organizados en torno a
partidos para conseguir el mayor número de votos en unas elecciones. El papel de los votantes se limita a
escoger estos grupos periódicamente, cosa que los protege contra la tiranía (esto recuerda al modelo nº1).
Esta elección se hace entre las diferentes líneas generales de los partidos como si se trataran de hecho de un
lote de diferentes mercaderías políticas. Los proveedores del lote que tenga más votos serán los gobernantes
autorizados hasta las elecciones siguientes. En este mercado político los votantes (consumidores) y los
partidos (proveedores) son considerados maximizadores racionales y actúan libremente en competencia
política buscando su interés máximo, el mercado funciona porque produce un equilibrio óptimo entre las
demandas políticas de los consumidores y  los bienes políticos que ofrecen los partidos dando como resultado
la mejor distribución posible de los 2 factores. Las demandas de mercaderías políticas son tan diversas y
cambiantes que la única forma de satisfacerlas y distribuirlas es con este mecanismo de economía
competitiva. Son tan diversas (en la medida que todos los individuos tienen sus propios intereses) que ninguna
agrupación de ellas podría producir una postura política clara y defendible. Como en democracia el gobierno
debe expresar la voluntad de la mayoría este mecanismo de mercado debe permitir que se produzca esta
voluntad partir de las diferentes demandas o produciendo un conjunto de decisiones que resulte lo menos
desagradable para todo el conjunto de demandas individuales. El gobierno pues produce un equilibrio entra la
oferta y la demanda aportando seguridad y estabilidad al sistema

MacPherson piensa que esta es una descripción precisa del funcionamiento de los estados democráticos
liberales occidentales.  Dentro de ella hay principios explicativos que se confunden fácilmente con 
justificaciones más generales que apoyan el modelo, ¿Hasta qué punto son idóneas estas justificaciones?

La primera justificación es que este es el mejor modelo que se adapta a las capacidades naturales del hombre.
Según los defensores de este tercer modelo, el hombre en general siempre será en esencia un calculador
maximizador de placer, por lo tanto no es de extrañar que la mayoría de hombres decidan no participar en la
política sino pueden extraer algo para satisfacer su interés. McPherson carga contra esta hipótesis porque
precisamente ese modelo de hombre no prevaleció hasta la aparición del capitalismo, por eso mismo él cree
que es posible que en otras circunstancias el modelo de hombre fuera bastante diferente.

La segunda justificación es el postulado que establece que la distribución capitalista de la política produce un
equilibrio óptimo entre la oferta y la demanda de mercaderías políticas, y que esto ya hace que este sea un
sistema democrático bastante bueno. Macpherson rebate esta afirmación, el sistema produce un equilibrio
entre la desigualdad, la soberanía del consumidor es ilusoria por 2 razones:

 La primera, es que la oferta (partidos políticos) no responde a todas las demandas políticas de la
misma forma, sino que responde principalmente a las demandas más efectivas. Las demandas son más
efectivas en la medida que hay más intereses económicos en juego o existe en ellas un respaldo
monetario al partido (cabe decir que no siempre es así). Las demandas efectivas estarían
patrocinadas, pues, en buena parte por las clases altas, como las clases inferiores se percatan de que
sus demandas no van a ser efectivas pierden el interés en el debate político y  entran dentro de lo que se
podría llamar el síndrome de la apatía. La desigualdad económica pues crea la apatía política y
además el modelo de partidos contribuye a ello.
 La segunda razón es que el mercado político es un mercado oligopólico, no hay más que unos pocos
proveedores de mercaderías políticas. Cuando hay pocos proveedores estos no necesitan responder
ante los consumidores, siguiendo el símil económico, los vendedores pueden entonces fijar el precio y
las mercaderías que van a ofrecer creándose así una demanda hecha a medida, los consumidores
(votantes) al no poder elegir entre más opciones se ven abocados a escoger entre esta demanda
manipulada. Schumpeter afirma que esta voluntad manufacturada es en la práctica una cosa
democrática. Los especialistas, las diferentes elites que se “ocupan” de la política son las que formulan
las preguntas y llevan la iniciativa no hay otra manera más efectiva de hacerlo. Los hombres de “paja”
no quieren ni están capacitados para hacerlo.  Evidentemente esto no es nada participativo ni por lo
tanto nada democrático.

Macpherson predice que este modelo se seguirá aceptando mientras nosotros prefiramos la abundancia del
sistema capitalista (con todas sus desigualdades incluidas) al aprecio por la vida comunidad, él ve difícil que
esto ocurra a corto plazo

Modelo nº4: La democracia como participación (es el modelo futurible)


El propio Macpherson propone un modelo más democrático que el actual, para él más democracia significa
más participación por parte de todos los ciudadanos en las decisiones políticas. Pero para conseguir
realmente un sistema donde haya más participación han de cumplirse 2 requisitos previos:

 Las personas deben dejar de verse como individuos consumidores y deben pasar a verse como humanos
capaces de desarrollar sus capacidades humanas.
 Tiene que producirse una gran reducción de la desigualdad económica y social.

Estos 2 requisitos parecen entrar dentro de un círculo vicioso, ya que parece difícil que sin más democracia
participativa pueden darse. La salida a esta situación explica Macpherson puede estar en la búsqueda de fallos
dentro del circulo, fallos que puedan hacer replantear al publico la validez del modelo actual.

Modelo 4-A. Aproximación abstracta

El modelo más sencillo de democracia participativa sería par MacPherson un sistema piramidal, con una
democracia directa en la base al nivel más local (Barrio, fábrica, etc.) con debates directos y decisiones por
consenso o mayoría, y con una posterior elección de delegados. Estos después se reunirían en consejos a un
nivel territorial más alto, municipal, regional, etc… y así sucesivamente hasta llegar al nivel nacional. La
democracia seria más delgada en los niveles diferentes al de la base pero los delegados representantes
seguirían las instrucciones/decisiones exactas del nivel inferior del cual salieron escogidos y serian
responsable ante estos con la posibilidad de ser reprobados o destituidos. A nivel nacional sí que podría surgir
un comité del consejo que se encargara de proponer y estudiar los temas de estado más importantes. Este
sistema se parece a otros sistemas piramidales anteriores donde la democracia brillaba por su ausencia,
Macpherson por eso pone 3 condiciones para que este sistema se pudiera ejecutar correctamente:

 Si existiera un peligro de contrarrevolución de tal que forma sea necesaria una autoridad central para
intentar proteger el sistema.
 Que todavía existiera una división de clases opuestas entre sí, por lo tanto no puede haber grandes
desigualdades económicas, sino pasaría lo mismo que en el modelo 2 y 3.
 Que la gente que forman la base fuera apática políticamente, si existe todavía una desigualdad
económica evidente en la sociedad la apatía se puede reproducir de la misma forma que en el modelo 3.

Modelo 4-B. Segunda aproximación

A Macpherson le parece improbable la aplicación del modelo 4-A, un modelo sin partidos o con un partido
único sería difícil de aceptar por parte de las sociedades occidentales. A él le parece más probable que el
sistema piramidal se implante mediante un frente popular o una coalición de partidos. En esta situación la
combinación de la democracia directa (sistema piramidal) con la indirecta (sistema de partidos) parece la
salida más factible. Incluso puede ser deseable que se mantenga la existencia de partidos políticos, estos ya no
tendrían la función de difuminar la división de clases y podrían emplearse en la discusión de los grandes temas
de estado. De este modo el sistema democrático se podría configurar de dos maneras diferentes, la primera es
una constitución tipo asamblearia con 2 o más partidos (ésta Macpherson la ve imposible) la otra sería
mantener la estructura actual de gobierno y confiar en que los partidos funcionasen con una estructura
parlamentaria o congresual.

También podría gustarte