emociones? La mayor parte de las conductas se aprenden, sobre todo de los padres, de los profesores y de las personas que rodean al niño. Para ayudar al niño a que aprenda a manejar sus emociones es necesario que padres y profesores cuenten con la suficiente información como para poder regular y controlar sus estados emocionales y facilitar que los niños los aprendan y desarrollen. La coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos es indispensable para educar al niño. Si no lo confundiremos. Aquí algunas recomendaciones para los padres de familia: Enseña a tus hijos a no reprimir sus emociones. Es importante que los niños aprendan a expresar lo que sienten de acuerdo con el momento, la situación y las personas presentes.
No existen emociones buenas o malas emociones. Ciertas
emociones, como la ira, la tristeza o el miedo suelen definirse como negativas, pero todas las emociones tienen algo positivo. Por ejemplo, la ira es muy importante, porque nos ayuda a evolucionar y crecer interior y exteriormente. Así, cuando no obtenemos nuestros objetivos y nos enojamos con nosotros mismos, esta emoción nos da fuerza para luchar por lo que queremos y nos ayuda a superarnos. Por eso, es importante que no la ignoremos en los niños ni intentemos que la repriman; eso sí, siempre que la canalicemos adecuadamente. Para lograrlo, te sugerimos que mantengas el control, ya que los niños imitan lo que ven. El dicho "haz lo que yo diga y no lo que yo haga" no vale con los niños. Si cuando te enfadas con él le gritas o incluso le insultas, será lo que él haga cuando sienta ira. Pero si le demuestras una actuación coherente el enfado desaparece, lo percibirá como una forma de expresión eficaz.
Trata de mantener el control contando hasta diez, respirando
profundamente, haciendo un alto para pensar antes de actuar, hablando en un tono bajo, pero firme.
Dedica tiempo para crear espacios de diálogo. Puede usar
preguntas abiertas para generarlo: ¿qué has hecho hoy en el colegio? ¿Cuál ha sido tu mejor momento del día?
Escucha a los niños. Respeta y comprende que ellos a veces no
necesitan consejos, solo que los escuchen y los comprendan. Por ejemplo, le puedes decir "Qué difícil habrá sido para ti aguantar esos insultos sin haber sabido qué decir" en vez de "¿y por qué no le has respondido? El niño se siente mal por lo ocurrido y decirle esto, lo afectaría más.
Evita negar las emociones de los niños expresando, por
ejemplo, "¿Cómo te vas a enfadar por esa tontería?". Escúchelo sin criticarlo.