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Mecanismos económicos para producción del petróleo.

Entre los mecanismos mediante los cuales la riqueza en recursos naturales se traduce en
menor crecimiento resaltan la enfermedad holandesa y la volatilidad de las variables
macroeconómicas (figura 1.1). La enfermedad holandesa se refiere al proceso de
desindustrialización al que puede conducir la apreciación en el tipo de cambio real, producto
de los auges petroleros. La volatilidad del precio del petróleo, por su parte, al reflejarse en la
economía a través del gasto público, introduce inestabilidad e incertidumbre en las variables
macroeconómicas fundamentales, lo que dificulta la eficiente asignación de recursos y
desincentiva la inversión. Tanto la enfermedad holandesa como la volatilidad merman el
crecimiento de la productividad, lo que se traduce en una restricción del crecimiento en el
mediano y largo plazo. Entender cómo la enfermedad holandesa y la volatilidad relacionada
con los precios del petróleo impactan el crecimiento nos permitirá derivar recomendaciones
para el diseño de políticas públicas. Comencemos por la enfermedad holandesa. 1.1 Capítulo 1
pág. 47 Figura 1.1. Mecanismos económicos de la maldición 1.1.1. Enfermedad holandesa Para
comprender el fenómeno de la enfermedad holandesa es necesario diferenciar entre bienes
transables (T) y no-transables (NT). Los bienes transables comprenden aquellos que pueden
ser exportados o importados, lo que incluye la gran mayoría de bienes de consumo masivo. En
una economía abierta al mercado internacional los bienes transables domésticos deben
competir con bienes transables internacionales, por lo que sus precios (Pt) no pueden diferir
significativamente de los del mercado internacional. Nótese que el petróleo (P) es un bien
transable, sin embargo, lo separamos de los demás transables dadas las cuantiosas rentas que
genera. Los bienes no-transables, por el contrario, no pueden ser exportados ni sustituidos por
importaciones, por lo que sus precios (Pnt) se fijan en el mercado interno. Construcción,
comercio y gran parte de los servicios son típicos ejemplos de bienes no-transables.3 Ante un
súbito crecimiento de la demanda agregada, producto de un aumento en el gasto público
alimentado por un auge petrolero, el aparato productivo nacional reacciona inicialmente
aumentando la oferta (figura 1.2). Una vez copada la capacidad instalada, la oferta y la
demanda de bienes no-transables se equilibra mediante un aumento en los precios. En el
Fuente Elaboración propia. 3 En realidad, la «transabilidad» de los bienes forma un continuo y
puede cambiar como consecuencia de innovaciones tecnológicas que reduzcan
significativamente los costos de transporte y comunicación. Renta petrolera Desinversión
Desindustrialización Volatilidad macroeconómica Apreciación cambiaria Crecimiento pág. 48 El
Petróleo como instrumento de progreso caso de los bienes transables, la brecha entre la oferta
y la demanda es suplida por importaciones, al no poder aumentar los precios muy por encima
de los fijados en el mercado internacional. El aumento en los precios de los bienes no-
transables relativo a los bienes transables es lo que se denomina una apreciación real de la
moneda. En la práctica ello implica que la rentabilidad de los sectores transables disminuye
frente a la rentabilidad de los sectores no-transables, tendencia que a su vez es reforzada a
medida que los trabajadores, independientemente del sector, exigen ser compensados por el
incremento en los precios de los bienes no-transables. De tal manera que producir en
Venezuela se vuelve costoso, aumentan las importaciones y la economía tiende a
especializarse en bienes no-transables y petróleo. Nótese que esto equivale a decir que la
economía tiende a ser monoexportadora, ya que los bienes notransables, por definición, no se
pueden exportar. Este proceso se conoce como el efecto gasto asociado a auges petroleros.
Además del efecto gasto, un auge en los precios del petróleo y el consecuente aumento en la
rentabilidad del sector petrolero, atrae a ese sector mayor inversión y fuerza laboral que, de lo
contrario, hubiesen ido a otros sectores. Esto, conocido como el efecto desplazamiento de los
recursos, refuerza la tendencia hacia la monoexportación. A la combinación de ambos efectos
y su resultado se le denomina enfermedad holandesa en referencia a la contracción del sector
manufacturero que experimentó Holanda luego del descubrimiento de cuantiosos recursos
gasíferos en el mar del Norte en la década de 1960. 4 Históricamente el efecto desplazamiento
ha tenido poca importancia en Venezuela debido a que el sector petrolero genera poco
empleo y a que las inversiones estuvieron inicialmente bajo control extranjero y luego del
Estado, el cual es poco sensible a la rentabilidad del sector. De abrirse la industria a la
participación del sector privado nacional, este efecto irá cobrando mayor importancia. Dicho
esto, cabe preguntarse: ¿importa si nos especializamos en petró- leo y en bienes y servicios no-
transables? En teoría, de ser permanente el aumento en los ingresos petroleros, la
especialización en sectores no-transables y petrolero sería una respuesta racional del mercado
que garantizaría 4 Aunque el termino lo acuñó la revista inglesa The Economist, los primeros
en desarrollar la teoría y sus implicaciones fueron Corden y Neary (1982), Corden (1984) y
Neary (1985). Capítulo 1 pág. 49 el uso más eficiente de los recursos disponibles. En la práctica,
los ingresos petroleros, más allá de ser finitos al provenir de la extracción de un recurso no-
renovable, son volátiles y difíciles de predecir, por lo que el equilibrio óptimo puede cambiar
de un día para otro. La monoexportación o la concentración de las exportaciones en pocos
sectores hacen más vulnerable a la economía ante las variaciones en los precios del petróleo.
Como veremos ahora, el crecimiento errático y la incertidumbre asociada a esta volatilidad
tienen importantes efectos sobre las decisiones del sector privado y sobre el crecimiento
económico de mediano y largo plazo.5 Figura 1.2. La dinámica de la enfermedad holandesa
importaciones 5 Además de la volatilidad, algunos autores han resaltado otras razones por las
que la concentración en la exportación de recursos naturales es indeseable, entre las que
destacan precios con tendencia declinante en relación con la manufactura, menor crecimiento
de productividad y menores acoplamientos con otros sectores de la economía (Prebisch,
1959). En efecto, según esta línea de argumentación, la especialización en la exportación de
recursos naturales es inherentemente inferior a la especialización en manufactura. Sin
embargo, estos argumentos han sido fuertemente cuestionados por la literatura más reciente
(Cuddington et al., 2002; Wright y Czelusta, 2004, y Martin y Mitra, 2001). Fuente Elaboración
propia. Pérdida de competitividad de T Desplazamiento de recursos al sector P Desplazamiento
de recursos al sector NT Efecto desplazamiento Efecto gasto Aumento de la demanda
agregada Aumento de la oferta agregada Una vez copada la capacidad instalada Auge
Enfermedad holandesa Expansión de P y NT Contracción de T Márgenes de ganancia aumentan
en los NT Nivel de salarios promedio aumenta Pnt Pt Pnt Pt NT Bienes no-transables Índice de
precios bienes transables T Bienes transables Índice de precios bienes no-transables P Sector
petrolero Pnt Pt fijo pág. 50 El Petróleo como instrumento de progreso 1.1.2. Volatilidad Los
productos primarios, y el petróleo en particular, se caracterizan por tener precios altamente
volátiles.6 Esta volatilidad se debe, entre otras cosas, a la inelasticidad de la oferta y la
demanda en el corto plazo, es decir, a la limitada capacidad de respuesta de la oferta y la
demanda a cambios en las condiciones de mercado en el corto plazo (ver capítulo 4). De
introducirse esta volatilidad en la economía mediante incrementos y cortes abruptos en el
gasto público, el crecimiento se torna errático, con los períodos de auge y caída definidos por
la variación en los precios del petró- leo.7 Cabe destacar que uno de los resultados más
robustos en la literatura del crecimiento es la asociación negativa entre volatilidad del
crecimiento y crecimiento.8 Ahora bien, existen diversas vías a través de las cuales mayor
volatilidad macroeconómica puede traducirse en menor crecimiento; acá resaltaremos dos: (1)
disminuye el nivel y la calidad de la inversión, y (2) afecta adversamente la eficiente asignación
de recursos. Por un lado, mayor volatilidad implica mayor incertidumbre en cuanto a los
retornos a la inversión, lo cual aumenta el retorno mínimo necesario para que una inversión
sea considerada rentable. Inversiones que en un ambiente estable se hubiesen llevado a cabo,
son aplazadas o simplemente no son consideradas por los inversionistas.9 Aunado a ello, los
horizontes de planificación se recortan y los inversionistas favorecen proyectos que les
permitan recuperar su inversión en un plazo de tiempo más reducido. Este tipo de inversión
produce un crecimiento económico efí- mero, altamente dependiente del gasto fiscal y poco
conducente al desarrollo de nuevas capacidades, las cuales requieren de un compromiso de
largo plazo. Por otra parte, la pronunciada variación en los precios relativos de los diversos
sectores, obstaculiza la eficiente asignación de recursos. En este sentido, es de particular
relevancia la volatilidad en el tipo de cambio real. Con un tipo de cambio estable, aunque esté
apreciado, el sector privado 6 7 8 9 Sinnot et al. (2010). De hecho, estudios recientes sobre la
maldición de los recursos apuntan a la volatilidad como el principal mecanismo mediante el
cual la abundancia en recursos naturales puede traducirse en menor crecimiento económico.
(Van der Ploeg y Poelhekke, 2009). Ramey y Ramey (1995), Hausmann y Gavin (1997) y Loayza
et al. (2007). Banco Interamericano de Desarrollo (1995). Capítulo 1 pág. 51 sabe a qué
atenerse y existirán sectores que a ese tipo de cambio sean rentables, por lo que se generará
la inversión. Por el contrario, un tipo de cambio volátil no permite descubrir, ni mucho menos
desarrollar, nuevas ventajas comparativas, ya que la rentabilidad de los diferentes sectores
oscila bruscamente en el tiempo. Al afectar adversamente tanto la acumulación de capital
como la eficiente asignación de recursos, una mayor volatilidad se traduce en menor
productividad, lo que merma el crecimiento de mediano y largo plazo. Por el lado del sector
público, ante una caída en los precios, los recortes del gasto tienden a concentrarse en las
partidas de inversión mientras se protege el gasto corriente. Esto disminuye la calidad del
gasto público y tiende a reducir la productividad de la economía como un todo al cancelarse o
postergarse proyectos de inversión que estaban en proceso. Aunado a esto, la incertidumbre
en los ingresos no le permite al Estado diseñar políticas públicas con visión de largo plazo, ya
que su financiamiento no está asegurado. Ello comporta el diseño de políticas públicas de poco
alcance que, más que resolver problemas estructurales, persiguen un alivio temporal de estos.
Cabe resaltar que la prociclicidad en los flujos de capital internacional tiende a magnificar la
volatilidad del gasto público. Esto se debe a que los altos precios del petróleo facilitan el
endeudamiento al fungir el ingreso petrolero como una suerte de colateral, por lo que el
aumento en el gasto suele ser más que proporcional al aumento en los precios.10 Sin
embargo, al bajar los precios, momento en el que precisamente se necesitaría recurrir al
endeudamiento para suavizar los recortes, aumenta el costo del endeudamiento pues se
reduce la capacidad de pago. 1.1.3. Volatilidad y enfermedad holandesa La volatilidad y la
enfermedad holandesa dan lugar a un círculo vicioso.11 Por una parte, un gasto público volátil
conduce a una mayor apreciación del tipo de cambio real en la medida en que conlleva a
movimientos erráticos en la demanda agregada. De existir una escasa capacidad instalada
disponible para aumentar la producción, la oferta de no-transables se 10 11 Manzano y
Rigobon (2001). Hausmann y Rigobon (2003) y Sinnot et al. (2010). pág. 52 El Petróleo como
instrumento de progreso ve obligada a reaccionar mediante aumentos de precios en lugar de
incrementar la producción y la inversión. Por otro lado, la enfermedad holandesa, al reducir el
tamaño del sector transable no-petrolero, genera mayor dependencia de las exportaciones de
crudo, lo que implica mayor volatilidad en los términos de intercambio. Esta volatilidad, a su
vez, se traduce en menor inversión, lo que reduce aún más el tamaño de los sectores
transables no-petroleros, aumentando así la dependencia y, por lo tanto, la volatilidad (figura
1.3). En efecto, la economía tiende a la monoexportación con lo que se vuelve cada vez más
vulnerable frente a variaciones inesperadas en el precio del petróleo. Figura 1.3. Volatilidad y
enfermedad holandesa Mecanismos económicos y sus implicaciones de políticas públicas De lo
expuesto hasta ahora podemos concluir que la volatilidad macroeconómica, la limitada
diversificación y el bajo crecimiento observados en varios países abundantes en recursos
naturales no es inevitable, es más bien consecuencia de una mala administración del ingreso
petrolero. Definiendo una buena administración del ingreso petrolero como aquella que
permita diversificar la economía con base en sus ventajas comparativas y aumentos en la
productividad, nuestro análisis a partir de la literatura sugiere que un primer objetivo a nivel
macro es contener la apreciación y lograr la estabilidad macroeconómica. A nivel micro deben
promoverse reformas que le permitan a las empresas aumentar de manera sostenida su
productividad. Hay adicionalmente dos falacias que deben evitarse: (1) la protección es
necesaria para mitigar los estragos de la enfermedad holandesa, y (2) la diversificación implica
sembrar en todo menos en petróleo. En 1.2 Fuente Elaboración propia. Volatilidad
macroeconómica Desinversión Apreciación cambiaria Enfermedad holandesa Capítulo 1 pág.
53 lo que sigue, procedemos a desarrollar algunas de estas recomendaciones partiendo de
nuestro análisis y de la literatura.

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