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Primera edición en inglés, 1994 (Cambridge University Press) Primera edición en español,
2005 (FCE) Primera reimpresión, 2006
1. Edición 2. Editorial I. Gunther, Irene, coaut. II. Ubaldini, Gabriela, tr. III. Ser. IV. t.
Distribución mundial
Título original: Editing Fact and Fiction: A Concise Guide to Boo\ Editing
Comentarios y sugerencias: editorial@fondodeculturaeconomica.com
www.fondodeculturaeconomica.com Tel. (55)5227-4672 Fax (55)5227-4694
índice
Prólogo xi
Agradecimientos xv
Introducción xvii
No es fácil encontrar un buen editor xvii
La profesión "no profesional" xx
Un acercamiento a los principios generales xxi
La edición según nuestra experiencia xxi
Prólogo
RICHARD MAREK 1
Agradecimientos
Muchas personas colaboraron con este libro, compartiendo con nosotras
su experiencia editorial y sus opiniones, y brindándonos generosamente
su tiempo. En particular, queremos agradecer a Barbara Bir- mingham,
Louise Bloomfield, Sheila Buff, David Burr, Rosemary Brosnan, Virginia
Buckley, Elaine Chubb, Judy Davis, Robeit Fami- ghetti, Tracy Farrell, Inez
Glucksman, Patricia Godfrey, Lynn Gold- berg, Erika Goldman, Carmen
Gómez, Joellyn Goodman, Lisa Healy, Nancy Jackson, Bernard Johnston,
Rebecca Koh, Judy Lévey, Laurie Lewis, Carolyn Marino, Anita Mondello,
Trumbull Rogers, John Smallwood, Carolyn Smith, Norah Vincent y
Robert Weil.
Estamos especialmente agradecidas a Beth Luey por su cuidadosa
revisión y sus minuciosas sugerencias, que contribuyeron a mejorar este
Introducción
Manual de edición literaria y no literaria es una guía práctica para editar
libros. El editor experimentado encontrará de utilidad sus numerosas
fuentes, y al aprendiz de editor le servirá como manual de entrenamiento;
los correctores de estilo y los correctores de pruebas pueden usarlo como
un curso de perfeccionamiento; y para los aspirantes a editores —los
egresados recientes de la universidad o quienes estén pensando en
cambiar de profesión— tiene el valor de ser un libro para principiantes
sobre la edición contemporánea y sus prácticas.
El de edición es un concepto amplio, e implica tanto un arte como un
oficio. En los crucigramas, la palabra editar suele figurar como respuesta a
una larga lista de pistas: revisar, alterar, redactar, perfeccionar,
enmendar, corregir. El oficio puede ser aprendido con bastante facilidad
mediante la atención diligente a las reglas de la gramática y a las
convenciones de uso y estilo. Para el dominio del arte, en cambio, las
reglas no bastan; se requiere una sensibilidad especial, un oído bien afi -
nado y un instinto que sólo se logra con años de experiencia.
Nuestra premisa básica es que todo libro —se trate de una espléndida
obra literaria, de un libro sobre física o de una novela de ciencia ficción—
merece la atención de un editor que conozca su trabajo. Por "editar"
2 Gerald Gross, comp., Editors on Editing, 2a ed., Nueva York, Harper & Row,
1985, pp. 104-105.
3 Richard Curtis, How to Be Your Own Literary Agent, Boston, Houghton Mifflin,
1983, p. 2.
CLASIFICACIÓN DE LA ESPECIE EL
EDITOR DE ADQUISICIONES
El "editor de adquisiciones" es la persona que viene a la mente de la
mayoría de la gente cuando escucha la palabra editor. (También se lo
conoce como "editor sénior" o, si es el responsable de un departamento,
"director editorial"; para mayor simplicidad, nos referiremos a él como
editor de adquisiciones o editor sénior.)
La vida de un libro comienza con el editor de adquisiciones; es quien
pone en movimiento el largo y a menudo arduo proceso por el cual una
pila de páginas escritas a máquina o impresas en computadora, o
simplemente una idea garabateada en una hoja de papel, se convierte en
un ejemplar terminado.
El editor de adquisiciones es lo más cercano a un empresario dentro
del ámbito editorial. Como su título lo indica, su función más importante
es adquirir libros, algo que hace de diversas maneras y recurriendo a
diversas fuentes. Algunos libros le son ofrecidos por agentes literarios;
otros, por escritores a los que ya ha publicado; algunos libros los genera él
mismo, al sugerir ideas a escritores o a sus agentes; y otros los adquiere en
El editor de contenido
4 Thomas McCormack, The Fiction Editor, Nueva York, St. Martin's Press, 1988,
p. 71.
Fuente: Books in Print.
El corrector de estilo
El corrector de estilo hace el trabajo más pesado dentro del equipo edi-
torial. Debe leer el manuscrito línea a línea, palabra a palabra, incluso
letra a letra, buscando errores gramaticales, ortográficos y de uso, mala
sintaxis, metáforas mezcladas y non sequiturs. También verifica que se
respete minuciosamente el estilo de la editorial, si lo hubiere. 5
¿(quién (y
qué) es un
editor? *
Parte de la tarea del corrector de estilo es ocuparse de los pequeños
detalles. Un corrector de estilo describió este aspecto de su trabajo en los
siguientes términos: "Se parece un poco a lo que se solía llamar con-
tinuista o supervisor del guión en un estudio de filmación. La persona que
verifica que el sol salga siempre del mismo lugar y que el vino de una copa
sobre una mesa esté al mismo nivel en cada toma. Tienes que ocuparte de
que los detalles estén en orden para que pueda emerger la imagen total."
Pero puesto que el corrector de estilo con frecuencia es la única per-
sona que realiza un trabajo intensivo con el manuscrito, puede tener que
ocuparse también de los aspectos más generales. Los editores de
adquisiciones, presionados por las exigencias del cronograma y por una
larga lista de libros de los que deben ocuparse, quizá sólo tengan tiempo
suficiente para leer un manuscrito a grandes rasgos. Como resultado, es
habitual que se encomiende al corrector de estilo la edición de contenido
y la de estilo al mismo tiempo.
A veces se culpa a los correctores de estilo por la calidad deficiente que
se percibe en la edición, pero el verdadero culpable es el tiempo limitado y
los pocos recursos disponibles, o sea la presión de cumplir con los
objetivos.
El corrector de pruebas
¿(quién (y
qué) es un
editor? *
cabezas— estén ubicados correctamente, y que abajo y arriba de éstos se
haya dejado el espacio prescrito.
El corrector de pruebas coloca las correcciones en los márgenes, no
entre los renglones, de manera que el compaginador pueda ubicar fá-
cilmente los cambios que debe realizar. También puede marcar cada
cambio para mostrar si es un error de imprenta (EI) O del editor (EE); esto se
hace porque el compaginador es responsable del costo que representa
corregir los EI, pero la editorial debería hacerse cargo de los EE, así como de
los EA (errores del autor), por lo menos hasta determinado punto.
Como hemos visto, los editores de todo tipo tienen muchas funciones en
común. Lo que diferencia sutilmente a uno de otro fue resumido
agudamente por un editor en jefe de una editorial comercial: "Cuando un
editor de adquisiciones revisa un manuscrito, presta atención al cuadro
general; debe poder ver el bosque y no el árbol. Los editores de contenido
también se concentran en el cuadro general, pero están igualmente
interesados en los elementos que componen el cuadro, que le dan color,
¿(quién (y
qué) es un
editor? *
veces en disquetes, a veces lo envía por correo electrónico. Cuando éste se
lo devuelve en forma de galeras o páginas de prueba, se ocupa de que se
revisen y corrijan, y luego las hace circular nuevamente a quien deba
verlas. El producto terminado, en forma de película o pruebas de alta
calidad que pueden fotografiarse, es enviado a la imprenta. El producto
final, por supuesto, es un libro impreso. El editor de producción también
puede ser responsable de llevar un registro de los costos, de obtener
presupuestos de los proveedores, tales como el compaginador y la
imprenta, de verificar las facturas y de autorizar los pagos. Sus obligaciones
pueden variar de editorial en editorial, aunque el título sigue siendo el
mismo.
TEMA Y VARIACIONES
Una vez definidas algunas variantes del quehacer editorial, nos apre-
suramos a aclarar que las categorías son más teóricas que reales. En la
vida real, las funciones editoriales casi sieínpre se superponen, funda-
mentalmente por razones de economía. Una editorial o un departamento
grande pueden estar en condiciones de afrontar el lujo de dividir las tareas
de edición y asignarlas a miembros especializados del personal.
Probablemente una editorial pequeña solicite al mismo editor que se
ocupe de más de una.función; un corrector de estilo también puede ser
corrector de pruebas; un editor de producción puede hacerse cargo de la
corrección de estilo del manuscrito además de supervisar su producción.
A menudo es muy poca o nula la tarea de edición que se realiza dentro de
la editorial, y entonces el manuscrito es encomendado a un editor
independiente. Cada vez es más frecuente que las editoriales recorten
costos utilizando los servicios de editores y correctores de pruebas
independientes, lo que les permite operar con un pequeño personal de
tiempo completo.
Clasificar a los editores también es complicado porque editores con
títulos idénticos o similares pueden tener responsabilidades diferentes en
distintas editoriales.
En la cúspide de la pirámide, por debajo del director general o el
presidente, está el "editor en jefe", también llamado "gerente" o "director
editorial". El editor en jefe es responsable de un departamento editorial,
que puede estar formado por un gran grupo o bien por unas pocas
personas. Tiene la responsabilidad general del catálogo (todos los libros
contratados), determina la orientación de los libros a publicar y se ocupa
de la selección de algunos libros en particular. Desarrolla estrategias para
¿(quién (y
qué) es un
editor? *
literario. En el caso de este tipo de edición, otro editor (a veces llamado
"editor de proyecto" o "supervisor de edición") se hace cargo del proceso
una vez que el autor entrega el manuscrito (véase el apartado "La clave
está en las ventas: los libros de texto o universitarios", en el capítulo 2).
Los editores de enciclopedias y anuarios contratan artículos en lugar de
libros, y la adquisición es tan sólo una pequeña parte de su ta rea, que
incluye mucha investigación y reescritura. Los editores de otros tipos de
libros de referencia pueden no contratar ningún material; éste es el caso
de los departamentos de diccionarios, en los que casi todo el trabajo de
escritura es realizado por personal de la editorial, aunque se convoca a
consultores especializados en determinadas áreas para que supervisen
parte del material (para más detalles sobre los editores de libros de
referencia, véase el capítulo 2).
En el nivel inicial están los "asistentes editoriales", quienes en general
son considerados editores en formación. (Sin embargo, en algunas pocas
áreas, especialmente en la edición de libros de texto o universitarios,
cumplen una tarea fundamentalmente administrativa y no editorial.) En la
escala siguen los "editores asociados", quienes casi seguramente realizan
tareas de edición, aunque en grados que varían según la editorial.
Un asistente editorial pasa su día realizando gran cantidad de tareas
rutinarias, como dar entrada a los manuscritos que llegan, capturar cartas
para los autores y agentes, completar una cantidad interminable de
formularios de distintas clases, solicitar permisos para reimprimir
material, enviar faxes, sacar fotocopias (a veces de un manuscrito entero),
atender el teléfono y archivar, archivar y archivar. Pero la función del
asistente editorial es, en realidad, la que se determine en cada caso (para
más detalles al respecto, véase el apartado "Recorrer el camino", en el
capítulo 2).
En nuestro recorrido por un departamento de edición, señalamos que
muchas de las tareas editoriales se superponen. Deberíamos agregar que,
puesto que la edición no es un campo altamente estratificado, es probable
que los editores de casi todos los niveles dediquen buena parte de su
tiempo a tareas rutinarias: obtener permisos, enviar cartas de rechazo a
autores o agentes, e incluso pasar un tiempo parados delante de la
fotocopiadora. Y la mayoría de ellos atienden sus propios teléfonos, pues
los asistentes no son muy comunes, excepto en los niveles más altos. (Esto
significa que cuando se está a la búsqueda de trabajo se tiene una buena
oportunidad de ser atendido por cualquier editor con el que se esté
interesado en trabajar.) En resumen, lo que se espera del editor de hoy es
¿(quién (y
qué) es un
editor? *
diferencian de las ediciones masivas), habitual- mente producidas por la
misma editorial, se llevan a cabo si el libro resulta exitoso. En años
recientes ha habido una tendencia creciente hacia la publicación de
originales en rústica. El costo de producción y compra de éstos es menor
que el de las ediciones empastadas, lo que los hace asequibles para un
público más amplio.^
Tal como sucede con casi todas las áreas editoriales, existen conside -
rables superposiciones entre el mercado comercial y el de las ediciones
masivas. Cada vez más editoriales grandes establecen sus propias divi-
siones de bolsillo para reimprimir sus libros comerciales exitosos en
ediciones baratas. Y algunas divisiones de ediciones masivas incluso han
llegado a publicar algunos libros originales en tapa dura.
Los libros para el público infantil, ya sean de literatura o de no ficción,
tienen sus propios departamentos y sus propios editores. La mayoría son
publicados como libros comerciales, pero los libros infantiles en ediciones
masivas —muchos de los cuales son libros que los niños de más edad
pueden adquirir por sus propios medios— también constituyen un área
importante. Los libros infantiles suelen dividirse según grupos de edades,
y van desde los libros con dibujos y en cartón para los "lectores" más
pequeños, hasta los libros para niños que comienzan a leer, para lectores
de edad intermedia y para adolescentes (esta última categoría se conoce
como libros para jóvenes). Algunos editores de libros para jóvenes eligen
especializarse —por ejemplo, en álbumes ilustrados, que se basan
fundamentalmente en dibujos—, mientras que otros producen libros para
todos los grupos de edades.
Otros segmentos del mercado de libros es el de los libros universitarios
y el de textos escolares para los niveles primario y secundario, li-
¿(quién (y
qué) es un
editor? *
dentro de la escena", de responder preguntas, de controlar el trabajo de
todos los de.más y de tomar las decisiones finales. También sigue siendo
el defensor del autor, haciéndole saber qué puede esperar —y qué se
espera de él— en cada una de las escenas-etapas.
Una vez que ha leído el manuscrito, alertará al corrector de estilo
respecto de problemas específicos que haya advertido, ya sea mediante
banderitas que coloca en las páginas correspondientes o mediante una
hoja separada con todas las observaciones y.dudas, en la que colocará la
página y el número de renglón para facilitar la ubicación.
Sus observaciones pueden ser de estilo: "Cuidado con las diferencias de
escritura de nombres extranjeros —ver páginas 10, 42 y 219", o
"Demasiados 'voy a' en el diálogo del capítulo 4, págs. 63-64. Darles otra
forma o eliminar algunos de ellos." También puede alertar al corrector de
estilo respecto de excepciones a las normas de estilo de la editorial que él
mismo o el autor prefieran ("Respetar el estilo del autor en la manera de
citar la bibliografía. Sólo controlar la uniformidad"; o "Prefiero 'Presidente'
a 'presidente' de Colombia".)
Si un autor tiende a ser redundante —a usar excesivamente una pa-
labra o una frase, o a repetir el mismo punto—, el editor de adquisiciones
puede solicitar al corrector de estilo que marque algunos de estos casos
para mostrárselos al autor; o puede pedirle que haga cambios o
eliminaciones a discreción.
El corrector de estilo, a su vez, tendrá sus propios mensajes para su
jefe. Puede sugerir cambios sustanciales que no está autorizado a efectuar
por sí mismo. Lo alertará respecto de cualquier "sorpresa" que encuentre
en el manuscrito, por ejemplo, una referencia denigratoria a una persona
real, que puede resultar potencialmente ofensiva, o una descripción de un
incidente específico que suene presuntamente igual a algo que ha leído en
otra parte (lo que.puede constituir un caso de plagio).
¿(quién (y
qué) es un
editor? *
2. ¿Literatura o no ficción? En busca de un nicho
Aviso B_________________________________________________________________________
Asistente editorial
Prestigiosa editorial de libros infantiles busca un candidato enérgico y
detallista para cubrir un puesto de asistente editorial. Su trabajo
consistirá en asistir a dos editores en tareas de atención telefónica,
manejo de la correspondencia y archivo, así como en lectura de
manuscritos y escritura de textos. Enviar cv y antecedentes salariales a:
Aviso c___________________________________________________'
Editor asistente
Conocida editorial de ediciones masivas busca editor para lectura y
evaluación de manuscritos, corrección de estilo y tareas generales de
oficina. Se requieren amplios conocimientos del género de misterio y
manejo de software editorial y de oficina. Responder únicamente por
escrito, con pretensiones remunerativas, a:
estilo, un buen ojo para los detalles, sensibilidad para el lenguaje, amor
por las palabras—, ya sea que edite obras académicas sobre psicología, un
libro para niños o una novela de detectives (aunque, como veremos en este
capítulo, cada tema presenta sus propias exigencias). El problema es que
mientras que estas habilidades son transferibles, transferirse a usted
mismo es otra cosa.
La edición tiende a encasillar a las personas muy tempranamente en sus
carreras. A los departamentos de las editoriales comerciales les gusta
contratar a personas con experiencia en libros comerciales (al menos para
los puestos de mayor jerarquía); los departamentos de libros de referencia
dan prioridad, naturalmente, a los postulantes con experiencia en esa área.
A un editor de adquisiciones de un departamento de libros universitarios
¿(quién (y
qué) es un
editor? *
le resultaría difícil obtener un puesto comparable en una editorial de libros
comerciales; un editor de ediciones masivas que ha editado novelas de
misterio durante cinco años y que decide que lo que realmente quiere es
trabajar en el área de libros infantiles tendría dificultades para realizar el
cambio. Parte del problema es que un editor de adquisiciones debe
conocer el mercado —quién publica qué, quiénes son los mejores
escritores en el área, qué agentes se especializan en qué libros, y demás—-,
y ese tipo de conocimiento se adquiere solamente con años de experiencia.
Esto no quiere decir que cambiar de área sea imposible. Tenemos
noticias de un editor de enciclopedias que continuó haciendo una exitosa
carrera como editor de libros comerciales; conocemos a otro que, luego de
golpear muchas puertas, y habiendo trabajado en la edición de novelas
románticas para adolescentes, encontró un trabajo en una editorial de
libros comerciales ("Pasar de un nicho tan específico a la edición
comercial —afirmó—, siempre es difícil. Y es aún peor si se pasa de los
libros infantiles a los de adultos, porque la gente no cree que los libros
infantiles sean libros de verdad. Lo mismo ocurre con los de negocios. En
gran medida, es una cuestión de esnobismo"). También nos encontramos
con uno o dos editores que deseaban comenzar desde cero —lo que
implicaba tomar un puesto de los más bajos y por menos dinero— con el
fin de trabajar en un tema que les interesara.
Pero cambiar nunca es fácil. Y ésa es la razón por la cual recomen -
damos que, antes de embarcarse en una actividad de edición, averigüe
tanto como pueda acerca de las diferentes áreas. Y si no está satisfecho
con el área en la que ha comenzado, considere la posibilidad de cambiarse
rápidamente.
El proceso general de edición ha sido descrito en detalle en el capítulo
i. En este capítulo le daremos una idea de las diferencias que exis ten entre
las principales áreas —en términos del medio así como del trabajo mismo
— y lo ayudaremos a decidir qué es lo más apropiado para usted.
¿(quién (y
qué) es un
editor? *
Mark Twain en el siglo xix, las obras consideradas literarias también
fueron lecturas populares, y entretenían a la vez que educaban. Pero en el
siglo xx comenzaron a emerger dos corrientes novelísticas que
anteriormente estaban unidas: la novela como aventura y escapismo, y la
novela como exploración personal y revelación psicológica. Un editor "de
género", especializado en novelas románticas, lo resumió de este modo:
"La literatura 'de género' se ubica en la tradición de los relatos épicos; la
novela 'moderna' tiene raíces existencialistas, incluso freudianas."
Otra posible razón del desinterés de los lectores de hoy por la litera -
tura de buena calidad, que según John Gardner tiene en su centro al
"personaje", es que es demasiado lenta para nuestro mundo moderno de
películas de acción y videos de MTV. De acuerdo con Gardner, "El negocio
del escritor es inventar seres humanos convincentes y crear para ellos
situaciones y acciones básicas por las cuales lleguen a conocerse a ellos
mismos y a revelarse ante el lector." 6 La construcción de un personaje es
un proceso lento y progresivo. La ficción comercial, en cambio, tiende a
poner el acento en el argumento y es rápida y fácil de leer. Lo interesante
es que aquellos escritores "de género" que trascendieron su forma —por
ejemplo, P. D. James en misterio y John le Carré en intriga— son
generalmente escritores que desarrollan un personaje a través de una
serie de libros o que, como Ursula K. Le Guin y Ray Bradbury en ciencia
ficción, toman como tema lo que siempre ha sido el tema principal de la
literatura seria: "las emociones, los valores y las creencias humanas." 3
Para quienes elijan "desobedecer" los imperativos económicos y
convertirse en editores literarios, el gusto, la sensibilidad y el tacto, junto
con una comprensión básica de la psicología humana, son esenciales.
Los editores literarios necesitan saber psicología porque buena parte
de su trabajo consiste en persuadir y negociar con agentes y autores, así
como con sus colegas (venden literatura dentro de su editorial, que suele
ser la venta más difícil de realizar). Los editores de este tipo compran la
mayoría de sus libros, a agentes literarios. (Los manuscritos no
solicitados, si es que alguna vez son leídos, primero pasan por las manos
de un asistente editorial, quien rara vez recomienda uno al editor de
adquisiciones.) Por lo tanto, deben trabajar duramente para establecer
buenas relaciones con agentes que conozcan su propio gusto, y en cuyo
gusto a su vez deben confiar. Una editora, que define la escritura literaria
como "orientada al estilo", busca "narrativa de autor", y los agentes con
los que trata saben exactamente lo que ella quiere.
Los agentes también son importantes porque funcionan como puertas
de entrada al mundo editorial. Reciben casi tantos manuscritos no
6John Gardner, The Art ofFiction, Nueva York, Random House, 1991, p. 15.
¿,literatura
o no
ficción? ■
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solicitados como los editores; si un buen agente toma a alguien nuevo,
especialmente a un escritor literario, es posible que el trabajo de ese es-
critor sea por lo menos digno de ser mirado por un editor. Hasta el editor
más ocupado generalmente leerá un manuscrito enviado por un agente
confiable y se tomará el tiempo para responder personalmente, aun si la
respuesta es un rechazo.
Otra razón por la que un editor debe cultivar buenas relaciones con los
agentes es que éstos pueden facilitarle el trato con los escritores. En el
volátil mercado editorial de hoy, en el que los editores van y vienen
constantemente, los agentes están asumiendo cada vez más el rol que
tradicionalmente tenía el editor, de soporte y confidente. En la medida en
que es lo único constante en un mundos cambiante, con frecuencia un
agente ejerce considerable influencia editorial en el trabajo de un escritor.
La "negociación" con los autores en el contexto de la relación autor-
editor es abordada en el capítulo 5, "La sensibilidad del editor". Baste decir
que si desea contratar manuscritos y ocuparse de su edición de contenido,
la literatura de buena calidad es para usted. Un editor describió la edición
de contenido como el "privilegio de los pobres" porque "nadie lo hará si tú
no lo haces. Y, ¿por qué ocuparse de este tipo de libros si no vas a darles
esa clase de atención?" En otras palabras, no considera la edición de
contenido como una carga sino como una de las recompensas de su
trabajo.
También existen sólidas razones prácticas para que los editores lite-
rarios realicen una edición de contenido. Un editor señaló que "si no
realizas la edición de contenido de un libro, realmente no lo llegas a
comprender con profundidad, no compartes la pasión del autor." En este
sentido, esa falta de pasión, en última instancia, es perjudicial para la
promoción y las ventas. Por otra parte, cuando llegas a conocer y amar un
libro a través de la edición de contenido, "las demás personas dentro de la
editorial sentirán lo que tú sientes y responderán a tu. entusiasmo".
No es sorprendente que cada editor aborde la edición de literatura de
manera completamente diferente. Un editor nos dijo que rara vez toma un
libro que no está bien construido: trata de no trabajar con manuscritos
que parezcan tener verdaderos problemas de estilo y sintaxis. "Si me
encuentro trabajando muy, muy duramente, procurando mejorar el estilo
de un escritor de narrativa, me aparto del libro sintiéndome desilusionado,
cualquiera que sea el resultado." Pero otro escritor se deleitaba relatando
cómo había guiado a un joven escritor promisorio pero aún inmaduro, y lo
había ayudado a descubrir su estilo.
Para el editor de ficción literaria, las gratificaciones van desde descubrir
un magnífico nuevo autor hasta cuidar a otro hasta que su libro haga su
¿,literatura
o no
ficción? ■
28
aparición estelar, o ayudar a otro a descubrir su propia voz. Un editor, que
se describió a sí mismo como un "control de realidad" para los escritores,
dedica gran cantidad de energía a recordar a sus escritores que el suyo es
un camino difícil de principio a fin y que, no importa qué tan valiosos
sean, cuando se trata de ficción literaria, no puede darse nada por
sentado, ni las buenas reseñas ni las buenas ventas y, menos aún, el éxito.
"Simplemente espero que obtengan placer de lo que creo es lo más
importante: perfeccionar su trabajo. Y que no se distraigan o confundan o
se devasten por ía recepción que tengan en el mundo exterior."
"Muchas personas no saben que leen libros 'de género', pero lo hacen.
Leen novelas policiacas, históricas o de aventuras, por ejemplo, pero no
las consideran novelas de género porque desprecian los 'géneros'." El
comentario proviene de un editor de adquisiciones que trabajaba en una
editorial de libros de bolsillo cuya especialidad son las novelas históricas
románticas. Los hechos apoyan su aseveración —la mayoría de las obras
de narrativa que se compran hoy en día son libros de bolsillo que son
seleccionados debido al atractivo que tienen para una gran público y que
tienen tiradas enormes —en Estados Unidos, a menudo más de 100 mil
ejemplares—. Éstos son los libros que encontrará en el supermercado, los
aeropuertos, las farmacias y los kioscos, así como en librerías, en
particular, en las grandes cadenas.
Las editoriales de libros masivos a menudo son parte de editoriales
más grandes. Muchas editoriales, estadounidenses de libros en pasta dura
tienen sus propias divisiones para ediciones de bolsillo, lo que les permite
publicar en ese formato sus libros más exitosos en ventas.
Esta clase de edición es similar a la de los libros comerciales genera les.
Lo que distingue a las ediciones masivas es la cantidad de obras que se
producen. Un editor comercial general puede ser responsable de hasta
¿,literatura
o no
ficción? ■
29
quince o veinte libros al año; un editor de libros de bolsillo puede
manejar cuatro obras al mes —cerca de cincuenta al año—. Algunos de
éstos son reimpresiones que requieren poca o ninguna edición, pero la
carga editorial no deja de ser muy pesada.
El editor de carrera en ediciones masivas a menudo es un devoto
entusiasta del género que edita, y ese entusiasmo suele producir mejores
editores. Un editor de novelas románticas afirma: "Muchas mujeres
comparten la fantasía y han leído este tipo de material durante años. Una
abogada amaba esta clase de libros y quiso comenzar a editarlos. Se puso
en contacto con los jefes de departamentos de novelas románticas de
varias editoriales e insistió hasta que terminó obteniendo un puesto, y
uno muy bueno."
El conocimiento del mercado es crucial en este campo, mucho más
que el trabajo directo sobre el manuscrito. Los editores de adquisicio nes
debe comprar bien y vender bien, y deben tener la confianza para ir a una
subasta y comprometer (o decidir no comprometer) grandes sumas del
dinero de su editorial. Como los otros editores, trabajan en estrecha
relación con la gente de ventas y promoción, escriben textos para el
catálogo de promoción y supervisan el arte y el diseño de las cubiertas. Lo
que se incluye en la cubierta es esencial (en particular cuando el autor es
un desconocido). Puesto que los libros de bolsillo no suelen recibir
reseñas, las cubiertas son una herramienta de ventas fundamental, y se
dedica mucho tiempo —y a menudo mucho dinero— a ellas. Lo que suele
vender un libro al comprador casual de supermercado o al viajero de
aeropuerto que revisa un puesto son las cubiertas atractivas, con títulos
en relieve y envoltorios de colores brillantes.
La mayoría de las ediciones masivas se ordenan en categorías o gé-
neros, puesto que una obra que satisface la demanda de un segmento
especial del público lector es —en teoría al menos—menos azaroso que
una obra que no puede clasificarse. Una categoría es algo así como una
marca y, significativamente, algunas librerías actualmente ordenan los
libros en categorías y colocan los nombres respectivos en los estantes.
La mayoría de los editores se especializan en un género u otro: ciencia
ficción, novelas románticas, de misterio, de terror, westerns. También hay
categorías dentro de categorías: la novela romántica, que es muy amplia,
incluye la novela histórica y la contemporánea, los viajes en el tiempo y
las novelas románticas de suspenso, las dulces e inocentes y las sensuales
y eróticas; las novelas de misterio incluyen las tradicionales historias de
detectives, los thrillers legales, y las novelas dé misterio de mujeres,
llamadas "blandas", porque presentan a una detective mujer y son menos
sangrientas.
¿,literatura
o no
ficción? ■
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Cada categoría tiene sus propias convenciones, a menudo definidas
con precisión. Las novelas de misterio y asesinatos requieren una solu -
ción; la novela romántica, un final feliz; los libros de ciencia ficción
utilizan un lenguaje específico que los lectores entusiastas de este género
aman. Algunas editoriales dan a sus futuros autores pautas que es-
pecifican lo que esperan en una categoría particular o en una línea de-
terminada dentro de esa categoría. En las novelas románticas, aunque los
requerimientos son menos específicos y menos rígidos que en el pasado,
el héroe y la heroína aún deben ajustarse a ciertos moldes. En un pasaje,
el héroe debe ser "valiente, intrépido e insolente"; en otro, "atractivo,
impactante y poderoso"; y en otro, "un muchacho malo, im- predecible y
rudo". Las heroínas a menudo deben ser "atrevidas", "impetuosas" o
"descaradas", así como "emocionalmente vulnerables", pero ya no
necesariamente virginales. Las descripciones explícitas de sexo, otrora
tabúes, están permitidas en algunos pasajes, pero el sexo siempre debe
estar ligado al amor. Como lo expresan las pautas de una editorial: "El
énfasis debe estar en las emociones compartidas así como en los
sentimientos sensuales."
Un aspecto apasionante de la tarea del editor en esta área es que los
géneros en modo alguno son estáticos. Como acabamos de ver, las con-
venciones de las novelas románticas han evolucionado para reflejar los
cambios en la moral sexual y social. Más aún, constantemente aparecen
nuevos géneros en respuesta a las tendencias culturales; por ejemplo, a
fines de la década de los ochenta, teníamos novelas de suspenso sobre el
tema de la mujer en peligro, a las que le siguió el género de la-mujer-
como-predadora, como lo ilustra el filme Atracción fatal.
A veces —y éste es el sueño de todo editor de ediciones masivas— un
libro de género trasciende una categoría en particular y se convierte en un
boom de ventas. Saber que esto puede suceder es parte de lo que atrae a
las personas hacia esta'rama de la edición. Algunos ejemplos de escritores
que dieron este salto son Anne Rice (terror), Danielle Steele (novela
romántica), Michael Crichton (fantasía-ciencia ficción), John Grisham
(thriller legal) y Sue Grafton (misterio con heroínas mujeres).
Un editor de adquisiciones que maneja el área de ficción femenina
(desde las novelas populares hasta las románticas de suspenso) describió
el atractivo de su trabajo de la siguiente manera: "Es apasionante y
divertido.. Mi trabajo consiste en leer cosas que supuestamente disfrutaré.
También es un gran desafío. Es apasionante cuando un libro en el que
estás interesado va a una subasta y haces una oferta por él. Viajas
bastante, puedes asistir a conferencias, hablar en paneles, almorzar con
agentes literarios, si es que disfrutas eso. También leó mucho, y miro
¿,literatura
o no
ficción? ■
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material en librerías. Es un ritmo, acelerado, incluso frenético. A algunas
personas podría no gustarles, pero a mí me encanta."
Lo que las ediciones masivas no dan es prestigio, al menos dentro de la
industria. Pero para los-editores exitosos en el campo, eso es menos
importante que poder comprar y editar libros de cuya lectura ellos
mismos disfrutan.
Según un editor no literario, "lo que no es ficción es menos que la fic ción
o, al menos, ha habido una inclinación a entenderlo así". Esta "in-
clinación" es un resabio del siglo xix, que favoreció las llamadas formas
literarias de la novela, el cuento y la poesía. Pero los tiempos, y con ellos
los gustos y las necesidades del público lector, cambian. El siglo xx,
especialmente en Estados Unidos desde la segunda guerra mundial, fue
testigo del nacimiento de lo que William Zinsser describe como la "nueva
literatura americana".7
La prueba de esta afirmación está en las ventas: la gran mayoría de los
libros comerciales que se publican hoy son no literarios. Lá razón es
bastante simple. La orientación a la realidad de la no ficción parece
adecuarse a la sensibilidad de los lectores modernos. En lugar de la
opacidad y la revelación de la ficción literaria, la no ficción ofrece in-
mediatez e información —y, por encima de todo, los compradores de
libros parecen querer información, tanto acerca de sus propias vidas como
del mundo que los rodea.
Los escritores contemporáneos de no ficción abordan una amplia
variedad de temas: biografías, historia, cultura popular, política con-
temporánea y revelaciones (tales como labros que revelan las intimidades
de la Casa Blanca en tiempos de Clinton, las primicias sobre los
¿,literatura
o no
ficción? ■
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empresarios arrasadores de la década de los ochenta o la última biografía
de un personaje famoso en la que se hacen revelaciones sobre la vida
privada de una estrella de cine), libros sobre deportes y hob bies, libros de
viajes y ocio, libros de cocina y de computación. Y, por supuesto, los
"cómo hacer..." sobre todos los temas, desde cómo mejorar su vida
amorosa hasta cómo aprovechar al máximo cada litro de lo que fuese,
pasando por cómo editar textos literarios y 110 literarios. Todo esto cae
bajo la categoría de la no ficción.
Entre los escritores actuales más distinguidos (y populares) de no
ficción están Fernando Savater (filosofía); Enrique Krauze en México,
Félix Luna en Argentina y Fernando García de Cortázar en España
(historia), y Jorge Valdano (fútbol y liderazgo). Reconocidos escritores de
literatura también han contribuido a- la no ficción, por ejemplo Truman
Capote, Norman Mailer y Gore Vidal. En esta "lista de la nueva literatura",
Zinsser incluye "a todos los escritores que poseen información, qüe
explican claramente lo que saben, y que lo hacen de un modo tal que
elevan su oficio a un arte. En una época en la que la supervivencia es frágil
y los acontecimientos superan nuestra capacidad Be comprenderlos, éstos
son escritores importantes."8
Así como muchos escritores escriben tanto ficción como no ficción, los
editores suelen editar ambas cosas, aunque la mayoría se especializa en
una u otra. En palabras de un editor especializado en literatura: "Lo
fundamental para mí es trabajar en libros cuyas ideas me atrapen, y eso
me ha ocurrido también con la no ficción."
Al momento de adquirir no ficción, lo importante es la idea. A dife-
rencia de una novela, que generalmente debe estar terminada antes de
que pueda considerarse su publicación, los textos no literarios habi-
tualmente se adquieren sobre la base de una propuesta, un esquema y tal
vez uno o dos capítulos de muestra. Un editor nos manifestó que cuando
le llega una propuesta, lo primero que mira son los antecedentes —¿el
autor es la persona más indicada para escribir este libro?—. En esencia,
"buscas a alguien que tenga la habilidad para hacer llegar el libro a su
público". Los antecedentes son una poderosa herramienta de marketing
para vender el libro tanto a los colegas dentro de la editorial como al
público lector.
La propuesta, que también es una herramienta de ventas, le propor-
ciona al editor la posibilidad de dar una primera mirada al estilo de es-
critura del autor. Un editor dijo que podía determinar muy rápidamente,
leyendo la carta de presentación o unas pocas páginas de la propuesta, si el
8Ibid., p. 57.
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autor era profesional y si quería trabajar con él durante los dos años que
aproximadamente lleva realizar un libro. Pero otro editor observó que los
escritores de buenos libros pueden ser muy malos escribiendo propuestas,
y viceversa. "Por lo tanto, puedes recibir una propuesta maravillosa y
obtener un manuscrito desastroso y confuso. Nunca sabes qué esperar —
eso es parte de la diversión, y parte del riesgo, de editar no ficción."
Editar no ficción, como editar literatura, requiere que el editor respete
el estilo y la intención del autor. Pero en no ficción el objetivo principal es
transmitir información al lector. Puesto que el editor trabaja para aclarar
las palabras del autor y fortalecer la organización de sus ideas, tiene más
libertad que el editor literario.
Un aspecto especialmente importante al editar no ficción es la veri-
ficación de datos. Aunque en última instancia el responsable de la pre-
cisión de la obra es el autor, el editor debe tener un instinto acerca de qué
datos deben verificarse y dónde y cómo hacerlo. También debe tener los
ojos bien abiertos para detectar posibles problemas legales (como
difamación, plagio e invasión de la privacidad) que pudieran surgir de las
afirmaciones que se hacen en el texto. Para evitar estos problemas el
editor debe alertar a los autores desde el comienzo respecto del tipo de
documentación que deben tener, por ejemplo, las grabaciones de las
entrevistas y las fuentes de donde han extraído las citas. "Si preparas bien
a un autor —señala Zinsser—, evitarás terminar con un libro que debe ser
destruido."
Los editores de no ficción no pueden ser expertos en cada área de la
que aceptan manuscritos. Tampoco es necesario que lo sean. Los mejores
editores de no ficción suelen tener intereses amplios y algunos co-
nocimientos en muchos temas. Como manifestó un editor: "Un beneficio
colateral de editar no ficción es que aprendes nuevas cosa's todos los días
y profundizas los conocimientos que ya tienes. ¿De cuántos trabajos
puede decirse lo mismo?"
De todas maneras, los editores deberían saber lo suficiente acerca de
un tema como para hacer las preguntas que haría el lector potencial del
libro. Y parte del trabajo del editor de no ficción es saber quiénes son los
expertos en ciertos campos —y recurrir a ellos para evaluar la viabilidad
de un proyecto o rechazar un manuscrito ya terminado—. El editor
también debe saber qué importancia debe darse a los comentarios de los
dictaminadores, porque es él quien decide si un libro se publica o no.
Si bien los editores no literarios recurren a los agentes para hacerse de
originales, no dependen tanto de ellos como los editores de ficción. En
literatura (en la de buena calidad, al menos) las ideas son generadas por
el escritor, y el editor sólo puede esperar que el proceso creativo siga su
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ficción? ■
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curso. En no ficción, en cambio, el editor no puede esperar que los
agentes aparezcan con el material. Puede levantar el teléfono y llamar a
un escritor cuyo trabajo admire —tal vez le gustó un artículo suyo
publicado en alguna revista— y sugerirle que escriba un libro sobre un
tema en particular. La no ficción puede ser una buena forma de que un
escritor principiante con energía comience su carrera, porque "es fácil
para una persona de veinticuatro años lograr que contraten su primer
libro de esa manera", según un editor de adquisiciones.
Un editor que edita fundamentalmente no ficción explicaba el amor
que tenía por su trabajo: "En la no ficción, siempre existe una pequeña
posibilidad de que puedas hacer algo trascendente, que pueda mejorar
algo o ejercer influencia sobre alguien. Tienes la posibilidad de cambio."
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35
■ Amplios conocimientos generales sobre los acontecimientos, los
problemas y las personas que aparecen en las noticias.
■ Una firme determinación para generar proyectos y llevarlos a buen
puerto.
■ Habilidad para vender el libro dentro de la editorial y comercializarlo
de manera efectiva.
■ Sociabilidad, asociada con un buen manejo de las relaciones inter-
personales.
Lo que distingue los libros infantiles de otros tipos de libros puede re-
sumirse en una palabra: variedad. Hoy hay libros para niños de todas las
edades, desde bebés de algunas semanas hasta adolescentes a punto de
terminar la escuela secundaria. Los temas son igualmente variados:
incluyen literatura, información y fantasía, poesía y prosa, chistes y
acertijos, biografías y deportes, naturaleza y "cómo hacer.
Además, los libros vienen en una asombrosa variedad de formas, ta -
maños y materiales —lo que dista mucho de los libros para adultos,
rectangulares y encuadernados en empastado o rústica—. Hay libros de
tela, de plástico y de cartón, libros redondos y cuadrados, libros diminutos
e inmensos, libros con forma de tren, barco o casa, libros para llevar a la
bañera o para calmar,a un niño pequeño en la cama, libros troquelados,
libros con partes que se levantan y dejan ver el interior de un avión o un
tren, libros "para armar" con los que se puede hacer un paisaje de una
selva tropical.
Los libros infantiles de la actualidad son más que palabras sobre papel:
son complejas producciones en las que las ilustraciones, el texto y otros
elementos están completamente integrados.
Afortunadamente tal vez, no todos los editores editan todo tipo de
libros. Los libros están divididos según grupos de edades, comenzando
con los destinados a los lectores más pequeños y ascendiendo hasta los
niños de doce años en adelante, conocidos como adultos jóvenes. Los
agrupamientos son algo arbitrarios y a menudo se superponen. Las de-
cisiones de las editoriales respecto de cómo clasificar un libro depende de
factores tales como la edad del personaje principal y la extensión del libro.
Algunos editores se especializan en grupos de edades o temas espe-
cíficos —álbumes ilustrados para los más pequeños, literatura para
adolescentes, libros de no ficción sobre ciencia o naturaleza, libros de
"problemas" que abordan temas como el divorcio, las drogas o las familias
¿,literatura
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ficción? ■
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lector es impresionable, debe ser especialmente sensible al lenguaje y
eliminar cualquier rastro de sexismo, racismo, sectarismo o cualquier otro
ismo. Esto también tiene una importancia práctica: puesto que las escuelas
y bibliotecas son los principales mercados de los libros infantiles, los
maestros y bibliotecarios que los revisan prestan especial atención al
lenguaje.
Debido a que manejan libros ilustrados y se ocupan de una variedad de
formatos, los editores de libros infantiles deben tener sólidos cono-
cimientos de producción. Su tarea es indicar a los ilustradores cómo debe
prepararse el arte y qué tamaño debe tener para poder ir a la imprenta;
deben saber si una fotografía podrá reproducirse adecuadamente, cómo
quedará impreso un determinado color, qué tipo de papel se necesita,
cómo deben disponerse las páginas.
Finalmente, y tal vez lo más importante, los editores de libros in-
fantiles necesitan un sentido especial. Un director editorial con años de
experiencia lo expresó en los siguientes términos: "Los editores de libros
infantiles deben saber cómo piensa, habla y ve el mundo un niño. No es
necesario que tengan hijos, sino que deben conocer al niño que tienen
dentro, y a veces deben poder volver a la etapa de la niñez."
¿,literatura
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A VERIFICAR: EL ANCHO MUNDO DE LOS LIBROS DE REFERENCIA
¿,literatura
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pero de un diccionario o una enciclopedia de un solo tomo que se con-
vierte en un clásico se venderán miles de ejemplares a lo largo de los años.
¿Cómo se ingresa a la edición de libros de referencia? Algunos, al
comienzo de su carrera, deciden que quieren dedicarse a esa clase de
obras, pero muchos otros ingresan en este campo sin proponérselo.
Creemos que más editores elegirían deliberadamente trabajar en el ámbito
de la referencia si tuvieran una noción más clara de lo que significa.
Confesemos, de entrada, que los libros de referencia no tienen nada de
glamoroso. No hay almuerzos con autores, booms de venta de qué jactarse,
subastas o fiestas de presentación de libros. Pero tampoco es aburrida, a
pesar de lo que pudiera creerse. De hecho, para cualquiera que tenga
curiosidad por cómo funcionan las cosas y por el mundo que nos rodea, es
una de las áreas más apasionantes de la edición. Todos los editores
aprenden de los libros en los que trabajan, pero proveer información es el
trabajo por excelencia de los editores de referencia. Colaborando en la
compilación de una diccionario biográfico, por ejemplo, el editor se
codeará con Carlomagno y Chagall, Hemingway y Hitler, Nefertiti y
Nijinsky. Editando un anuario, aprenderá acerca de temas tan diversos
como los hábitos de apareamiento de las ranas arborícolas, la obsesión
mundial por el fútbol o la más reciente represión policial en Myanmar (ex
Burma, como dicen los libros).
De todos modos, es justo añadir que no todo el material con el que
trabajará será igualmente interesante; si edita un anuario médico, puede
interesarle un ártículo sobre la última tecnología en resonancia magnética,
pero no así uno de los tantos artículos sobre el cuidado de las encías. Debe
tomarlos como vienen y dedicarles el trabajo que se merecen. La edición
de referencia también puede ser frustrante y consumir mucho tiempo,
puesto que requiere infinita atención a los detalles y una permanente
búsqueda de información.
Los editores de referencia deben tener habilidad para escribir y or-
ganizar el trabajo, y dominar las técnicas de edición, dado que es nece-
sario reestructurar o reescribir mucho máterial, y parte del material puede
originarse dentro de la propia editorial. En obras como las enciclopedias,
en las que son muchas las personas que escriben, la responsabilidad final
del trabajo es de la editorial, no del autor. Para los editores esto puede ser
una fuente de satisfacción. Como señaló un editor de adquisiciones: "En
los libros de referencia, la edición constituye un valor agregado respecto
de la obra definitiva. Para mí, es más gratificante porque implica un
contacto directo con el material, un proceso que exige mucha creatividad."
¿,literatura
o no
ficción? ■
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Para hacerse una idea de lo que implica la edición de referencia tra-
dicional, examinaremos más de cerca la edición de enciclopedias,
anuarios y diccionarios.
Enciclopedias y anuarios
¿,literatura
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ficción? ■
60
Algunos cambios deben realizarse por fuerza. Las guerras, las revo-
luciones y las revueltas políticas como la caída pacífica de la Unión So-
viética y la caída sangrienta de Yugoslavia, o los ataques a las Torres
Gemelas, deben ser incluidos, al igual que la elección de los principales
líderes mundiales, los grandes desastres, como un importante derrame de
petróleo o un tsunami devastador, y los acontecimientos relevantes en el
deporte y el arte.
A veces un agregado tiene un efecto multiplicador; cuando cayó la
Unión Soviética, las enciclopedias debieron incluir un artículo separado
sobre cada una de las nuevas repúblicas. Y un nuevo artículo sobre la
invasión a Irak hizo indispensable la inclusión de biografías de Donald
Rumsfeld y Saddam Hussein.
La necesidad de algunas revisiones es menos evidente para el lector
casual. Algunos artículos de larga data de repente pueden tornarse
obsoletos debido a nuevas perspectivas culturales o nuevos descubri-
mientos de la ciencia. Un editor se refirió a los artículos sobre los animales
para ilustrar ambos puntos: "Las actitudes culturales hacia los animales
han cambiado—manifestó—. Cuando éramos niños, las preguntas que
nos hacíamos respecto de los animales eran: ¿para qué sirven? o ¿este
animal puede ser una buena mascota? Ya no miramos a los animales de
ese modo. Lo que nos preguntamos ahora es: ¿cómo se insertan en el
mundo natural?"
Y desde el punto de vista científico, un artículo sobre canguros debió
ser actualizado cuando cambió la clasificación de estos animales,9 y un
artículo sobre musarañas debió reformularse cuando surgió nueva
información sobre su ciclo vital.
En algunos casos, los artículos históricos son afectados por aconteci-
mientos actuales. Por ejemplo, la limpieza y restauración del techo de la
Capilla Sixtina, que fue concluida en 1990, y que implicó la restauración
de los colores de acuerdo con su tonalidad original, llevó a una
enciclopedia no sólo a agregar ilustraciones a todo color del techo, sino a
reconsiderar el trabajo de Miguel Ángel poniendo un nuevo énfasis en sus
habilidades como colorista.
Generalmente se tiene la idea de que el trabajo de una enciclopedia lo
realiza un grupo de especialistas a un ritmo relajado. La realidad es
bastante diferente: cada revisión anual se lleva a cabo con plazos ajus-
tados y, tan pronto como una revisión pasa a imprenta (y a menudo an-
tes), comienza la planeación de la siguiente. Revisar una enciclopedia es
9 Los canguros, que son mamíferos placentarios, fueron colocados en una "in-
fraclase" (inferior a una clase). Ahora se ha descubierto que su placenta tiene
características distintivas propias.
¿,literatura
o no
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como pintar un largo puente: cuando se llega al extremo final, es ne-
cesario volver a comenzar en el otro.
Como los de libros comerciales, los editores de enciclopedias siempre
están a la búsqueda de nuevo material; leen constantemente libros y
diarios, revistas técnicas y populares para mantenerse al corriente de los
últimos acontecimientos o los nuevos descubrimientos científicos, o para
buscar posibles personalidades para escribir un artículo biográfico sobre
ellos (no el personaje del año, sino una persona que haya dejado una
marca en su campo: un poeta, un novelista, un dramaturgo o un
científico responsable de un importante hallazgo).
Los editores necesitan saber tanto sobre el pasado como sobre el
presente —es decir, tener una sólida formación— porque gran parte de
una enciclopedia se refiere a acontecimientos históricos. La mayoría se
especializa en un tema en particular, como las ciencias biológicas, la física
o las humanidades.
Otra parte del trabajo consiste en encontrar nuevos escritores tanto
para reemplazar a los viejos como para cubrir nuevos temas. Esto implica
mantenerse actualizado en el campo específico en el que se trabaje y
saber quiénes son los expertos. También puede implicar adelantarse a la
competencia (otras enciclopedias) para contratar los servicios de esos
expertos, principalmente cuando el tema es acotado y los especialistas
son pocos. Un ejemplo sería encontrar un experto para escribir un
artículo sobre la ex república soviética de Uzbekistán.
La edición de referencia es un trabajo arduo, pero también puede ser
muy gratificante. El editor en jefe de una importante enciclopedia general
lo resumió de este modo: "Hay cierta satisfacción en brindar información
y procurar hacerlo con estilo, lograr que la gente quiera leerla, dirigirse a
ella en forma inteligente, sin tratarlos como si fueran inferiores. Es como
decir: 'Ah, ¿quiere saber sobre eso? Entonces permítame contarle...' Y ésa
es una tarea sumamente respetable."
Editar un anuario es muy similar a editar una enciclopedia, excepto
que un anuario sólo se refiere a acontecimientos actuales. Editar un
anuario es comparable a editar un diario, pero un diario que cubre todo
un año. Los momentos cruciales para los editores de anuarios son los
últimos meses del año. Es entonces cuando se aglomeran cientos de ar-
tículos de diversos autores, con una multitud de estilos y formas de
escritura muy variadas.
Los editores de adquisiciones de los anuarios tienen amplias res-
ponsabilidades. Deben verificar la exactitud, claridad y profundidad de los
artículos, realizar una edición de contenido cuando sea necesario y una
corrección de estilo para ajustarse a un estilo general establecido. En un
¿,literatura
o no
ficción? ■
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anuario general, los editores de la editorial, asistidos por editores
independientes, trabajan en los artículos en orden alfabético, de la a a la z,
revisándolos en sus diversas etapas (manuscrito, galeras y prueba? de
páginas). Se establece un plazo para finalizar los artículos de la a a la c,
otro para los dé la d a la/ y así sucesivamente hasta la z. El final se
vislumbra apenas cuando los artículos sobre Zambia o Zimbabwe están
listos para su composición.
Además de los artículos de la a a la £ —lo primordial del libro— los
anuarios generalmente incluyen artículos destacados más extensos, que
pueden tener muchas ilustraciones y requieren un cuidado editorial
especial. Los anuarios también contienen una lista de obituarios de
personalidades prominentes que fallecieron durante el año. La pre-
paración de esta sección es un desafío, en gran medida porque la gente
continúa falleciendo cuando el plazo de acerca y se requieren muchos
ajustes, recortes y adiciones para que el texto quepa en el espacio
asignado.
La verificación de los datos es una parte fundamental del trabajo. Las
personas leen enciclopedias y anuarios para obtener información y, si la
información contenida aunque sólo sea en un artículo es incorrecta, los
lectores pueden perder confianza en todo el libro. Y aunque los diversos
artículos llevan los nombres de sus autores, es a la editorial, no al autor, a
quien se responsabiliza por esps errores y, en última instancia, por el
producto final.
Imagínese por un momento que es un nuevo editor independiente
contratado para el proyecto, y que le han solicitado que verifique los datos
de un artículo. Si no tiene experiencia, tan sólo figurarse cómo usar las
diversas obras de referencia —en el caso de la lengua inglesa The New
Yor\ Times Index, Facts on File, Who's Who o The Reader's Guide to
Periodical Literature—, con su letra pequeña y sus misteriosas
abreviaturas, le parecerá un proyecto de investigación en sí mismo. Lo
mismo le sucederá cuando deba aprender a usar una base de datos en la
computadora como Lexis-Nexis, o cuando quiera aprovechar los diversos
motores de búsqueda en internet; en éste último caso, hay que ser
cuidadoso al evaluar la confiabilidad de la información. Saber adonde
dirigirse —ya sea a una fuente impresa, a una base de datos, a una oficina
del gobierno, a un departamento de una universidad o al departamento de
relaciones públicas de una empresa— y para qué es algo que se aprende, y
algo importante, dado que los editores siempre trabajan contra reloj.
Igualmente importante es saber qué verificar y qué no. Es imposible (y
poco práctico, teniendo en cuenta las limitaciones de tiempo y dinero)
¿,literatura
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ficción? ■
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verificar cada dato incluido en un artículo. Los editores aprenden a través
de la experiencia lo que debe hacerse y lo que puede pasarse por alto. Si,
por ejemplo, los datos que un editor ha verificado en un artículo sobre un
pequeño país africano resultaron ser correctos, no pasará una cantidad
inaudita de tiempo verificando cómo se escribe el nombre de un
funcionario del gobierno de bajo rango. Los editores también aprenden en
qué autores pueden confiar y cuáles tienen fama de ser descuidados en
cuanto a los datos que incluyen en sus artículos.
Un buen editor de referencia disfruta del hecho mismo de investigar.
Se piensa a sí mismo como un detective que busca implacablemente cada
pista, que recorre cada senda y cada atajo, hasta que da con el dato difícil
de encontrar. Para el buen investigador, ninguna pregunta es demasiado
tonta o demasiado trivial. "Dígame, aquellos huevos de cisne trompetero
que llevó a la reserva ecológica en primavera —le dice a un biólogo—,
¿rompieron el cascarón?" Cuando tiene éxito en su búsqueda, logra ese
sentimiento de "¡Ajá! ¡Te tengo!" Cuando fracasa, se siente frustrado, pero
hace las cosas lo mejor posible, dando una versión vaga cuando es
necesario, empequeñeciendo una afirmación que no puede confirmar o, a
veces, incluso eliminándola.
Un buen editor de referencia es efectivo en el teléfono; domina tres
elementos básicos: amabilidad, poder de persuasión y persistencia. Es lo
suficientemente amable como para lograr que las personas estén dis-
puestas a ayudarlo; es lo suficientemente persuasivo como para convencer
a un funcionario del gobierno atestado de trabajo de ocuparse de lo que le
solicita (por ejemplo, averiguar el estado de un proyecto de ley pendiente
en el congreso) o para lograr que un profesor muy ocupado actualice las
estadísticas económicas que envió tres meses antes; y lo suficientemente
persistente como para no aceptar una respuesta vaga o incompleta y para
seguir insistiendo con sus llamadas —o con sus preguntas por correo
electrónico— hasta quedar satisfecho.
¿,literatura
o no
ficción? ■
64
Las funciones de los editores de adquisiciones de enciclopedias y
anuarios son extremadamente variadas. Desarrollan ideas para artículos,
contratan autores y participan en todos los niveles de la edición; trabajan
con el equipo de arte y diseño para seleccionar ilustraciones; realizan la
corrección de pruebas y la verificación final, incluyendo la composición de
la página. Y puesto que se requiere mucho criterio, generalmente es su
tarea "acomodar" un artículo en el espacio asignado, agregando texto
cuando es necesario o eliminando párrafos para dejar lugar para los
cambios efectuados a último momento.
Una desventaja para algunos es que trabajan en el mismo proyecto año
tras año. (Los departamentos de enciclopedias publican otros libros, pero
éstos suelen ser proyectos únicos, que representan apenas una pequeña
porción de la carga de trabajo.) Por otro lado, los temas son variados, y
cambian considerablemente de un año a otro. Y los editores deberían
sentirse alentados por el siguiente comentario de Tom Panelas, director
de comunicación de la Encyclopaedia Britannica: "De todas las cosas que
han cambiado en el ámbito de las enciclopedias en los últimos quince
años —lo que abarca casi todo—, la que menos ha cambiado es el proceso
editorial. Sin duda, la tecnología ha ayudado, pero la redacción de
artículos que a la vez sean precisos y estén bien escritos todavía supone
inteligencia, trabajo pesado y atención neurótica a los detalles. La
tecnología sólo puede simplificar eso."
Diccionarios
10Sidney I. Landau, Dictionaries: The Art and Craft of Lexicography, Nueva York,
Cambridge University Press, 1989, p. 145.
¿Se siente usted atraído por el mundo académico, pero no necesariamente por la
enseñanza? En tal caso, puede encontrar su nicho en una editorial universitaria.
Las editoriales universitarias tienen una larga historia. La primera, Cambridge
University Press, fue creada en Inglaterra por licencia real en 1534, pero pasaron más de
tres siglos hasta que se creara la primera editorial universitaria estadounidense. Hoy,
hay más de cien en Estados Unidos, en grandes ciudades, pequeños pueblos y zonas
rurales; prácticamente en todas partes donde haya una universidad. Estas editoriales
tienen dimensiones variables. Las más pequeñas publican menos de una docena de
libros al año; en tanto que la producción de las más grandes es de varios cientos de
títulos. Aunque generalmente son parte de la universidad a la que están vinculadas y
obviamente prestan especial atención a los libros que se escriben en su propio ámbito,
publican libros de muchas fuentes y sobre una variedad de disciplinas.
El objetivo de una editorial universitaria es servir a la comunidad académica
mediante la difusión de nuevas investigaciones o nuevas corrientes de pensamiento.
Algunas editoriales comerciales o divisiones editoriales también producen libros
académicos. Pero, a diferencia de sus pares comerciales, las editoriales universitarias no
tienen fines de lucro y por lo tanto están menos constreñidas por las exigencias del re -
sultado final del balance. Como consecuencia, están dispuestas a editar libros que
pueden ser de interés sólo para un público reducido, altamente especializado, y a
hacerlo en pequeñas cantidades.
Esto no quiere decir que las editoriales universitarias no se preocupen por ganar
dinero, sólo que el éxito en el mercado no es el único criterio que interviene en la
decisión de publicar. Una editorial universitaria, como cualquier otra editorial, espera
obtener ganancias al final del año o, al menos, alcanzar un punto de equilibrio. A veces
puede compensar los muchos libros que son, en el mejor de los casos, margi nales con
algunos cuya venta es permanente (una enciclopedia de escritorio, por ejemplo, o una
serie de historia popular) o con libros bien escritos, accesibles, que atraen al público
general. El director editorial de una importante editorial universitaria resumió sus
objetivos de la siguiente manera: "Nos interesa ganar lo suficiente como para cubrir
¿,literatura o no ficción? ■
72
nuestros gastos, pero más nos interesa mantener la calidad y el nivel de nuestros libros.
La razón de nuestra existencia es servir a la comunidad académica e investigadora."
Para mantener sus altos niveles, las editoriales univetsitarias esta-
blecen tres condiciones fundamentales que cada manuscrito o pro-
puesta de libro debe cumplir para ser aceptado para su publicación. En
primer lugar, el proyecto debe obtener la aprobación de un editor de
adquisiciones, quien se convierte entonces en su patrocinador; luego
debe sobrevivir al escrutinio de dos o más "árbitros" independientes —
generalmente expertos en el campo particular del que se trate—,
quienes lo evalúan y deciden si vale la pena publicarlo. Aun cuando los
asesores respondan positivamente, probablemente sugerirán modifica-
ciones y revisiones. Una vez que el autor ha realizado los cambios sa-
tisfactoriamente (u ofrecido razones convincentes para no hacerlo), el
proyecto es enviado a un árbitro final —el comité editorial de la facul -
tad—, quien debe dar su aprobación para publicarlo.
El trabajo de los editores de adquisiciones en una editorial
universitaria a menudo combina las funciones de un empresario con las
de un editor propiamente dicho. Al igual que los editores de libros
universitarios, dedican una parte importante de su tiempo a las ventas;
sus "jefes" les dan una oficina o un escritorio y, como lo expresara un
editor, "algo de dinero para organizar negocios y viajes". Y algunos
trabajan a la manera de un editor de libros comerciales, ayudando a dar
forma al manuscrito y también (en raras ocasiones) realizando una
edición de contenido.
No obstante el entorno académico en el que trabajan, los editores de
editoriales universitarias suelen estar tan presionados como sus pares
de otros sectores editoriales. Los agentes no acostumbran llamar a sus
puertas con ideas de libros (debido, en parte, a que las regalías, y espe -
cialmente los anticipos, son demasiado bajos como para que les resulte
interesante publicar sus libros allí), y por lo tanto deben salir y buscar
impetuosamente nuevos proyectos. Y, como a otros empresarios, se los
juzga por su producción; si no en pesos y centavos, sí por la cantidad y
la calidad de los libros que editan.
La mayoría de los editores de adquisiciones se centran en un campo
en particular, por ejemplo, en filología hispánica, economía u otra rama
de las ciencias sociales, aunque no necesariamente tienen un título en
esas disciplinas. La especialización les permite familiarizarse mucho
con el tema en el que trabajan y, lo que es igualmente importante,
llegan a conocer a las personas clave a quienes pueden recurrir cuando
necesitan una revisión entre pares. Un editor que desarrolla un pro -
grama exitoso en una disciplina en particular también ayuda a su edi-
torial a hacerse una reputación en esa disciplina, y esa reputación a su
vez atrae nuevos libros de calidad.
La edición de libros escolares representa un enorme segmento del mercado del libro —
altamente especializado— en términos monetarios. A diferencia de otros sectores
editoriales, se aboca a la producción de grandes programas y no tanto a libros
individuales. La mayoría de los programas tienen la estructura de una serie destinada a
Los textos escolares pueden dividirse, a grandes rasgos, en dos tipos principales: textos
básicos y textos complementarios. Los textos básicos son grandes paquetes que
incluyen un libro para el alumno, uno para el maestro y varios materiales accesorios.
En un programa de lectura, por ejemplo, el material accesorio puede incluir libros de
ejercicios de fonética y gramática, libros de ejercicios de comprensión de lectura y
material audiovisual. Los textos complementarios —generalmente ediciones en rústica
individuales o paquetes de cuadernos— están diseñados para ser usados junto con los
textos básicos. Puesto que no se ' presentan para su adopción por parte de las escuelas,
no necesitan la cantidad de elementos que generalmente contienen los textos básicos.
Los textos complementarios generalmente son editados por editoriales separadas,
que trabajan con personal muy reducido. Las ideas son desarrolladas dentro de la
editorial, pero los libros mismos son producidos por un pac\ager o una empresa
productora de contenidos editoriales. Sin embargo, la división entre textos básicos y
textos complementarios también se ha tornado difusa, puesto que algunas editoriales
¿,literatura o no ficción? ■ 76
de textos complementarios han comenzado a incursionar en la edición de textos
básicos, y viceversa.
El trabajo del editor de textos escolares
■ Empatia con los niños y jóvenes, y con lo que les interesa. OTRAS ÁREAS
EDITORIALES
Otras áreas altamente especializadas incluyen los libros profesionales (libros para
educación superior a menudo escritos por varios autores, series, colecciones de ensayos o
reimpresiones), Biblias y otros libros religiosos, y libros ilustrados (sobre temas como
pintura, escultura, fotografía o arquitectura, en los que el texto y las ilustraciones forman
un todo integrado; estos libros generalmente se conocen como libros ornamentales o
coffee-table boo\s, es decir libros "para la mesa de café").
¿,literatura o no ficción? ■ 78
Con un pie en la puerta de entrada
¿Qué buscan los editores en un asistente editorial? Las cualidades bási cas mencionadas
en los avisos clasificados presentados al comienzo de este capítulo —habilidades
informáticas, capacidad organizativa, atención a los detalles, buen trato en el teléfono—
son requerimientos bastante típicos. Además de éstos, los editores buscan talentos y
habilidades que indiquen que el aspirante tiene potencial para el trabajo editorial.
Recorrer el camino
El desafío intelectual siempre está presente pero, por sobre todo, editar es divertido,
tanto, que es fácil dejarse llevar por el puro entusiasmo11
Mary Stoughton
11 Mary Stoughton, Substance & Style: Instruction and Practice in Copyediting, Alexandria, Editorial
Experts, 1989, p. 2.
12 José Martínez de Sousa, Diccionario de ortografía técnica, Madrid, Fundación Germán Sánchez
Ruipérez, 1995; Manuel Seco, Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española, Madrid, Espasa,
1998, roa ed.; Roberto Zavala Ruiz, El libro y sus orillas. Tipografía, originales, redacción, corrección de
estilo y de pruebas, México, UNAM, 2002,3a ed., y María Marta García Negroni, Laura Pérgola y Mirta
Stern,
El arte de escribir bien en español. Manual de corrección de estilo, Buenos Aires, Santiago
Arcos, 2004, Instrumentos.
princi
pios
de
edició
n = 88
Los editores experimentados —los buenos—, a través de un proceso de
ensayo y error, han desarrollado un marco conceptual propio, aunque tal
vez sólo sea inconscientemente. Esperamos que a ellos nuestros principios
puedan servirles como recordatorio, y también como herramienta de
enseñanza.
Al principiante estas pautas le facilitarán la tarea de organizar la tarea
que tiene por delante y le permitirán evaluar qué —y cuánto— debe hacer.
También le darán seguridad y le permitirán empuñar el lápiz con
confianza, algo tan importante para el trabajo de edición como la
experiencia y el conocimiento.
Economía
princi
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edició
n = 90
Estas alteraciones "menores" también pueden comprometer el ritmo y el
flujo de una oración.
En otro caso, en un texto no literario que sería incluido en una co-
lección de ensayos, el editor sustituyó el título "Invierno en Israel" por
"Israel en invierno", algo que sin duda hizo,en nombre de la claridad. El
autor se enfureció. Su ensayo, una poderosa evocación del descontento de
Israel durante el invierno en que comenzó la intifada (la insu rrección
palestina), ahora sonaba como el relato de un viaje. Su prosa en primera
persona terminaba: "Y entonces ahora, aunque se acerca la primavera, aún
es invierno en Israel", una metáfora que obviamente el editor pasó por
alto.
El uso de la voz pasiva quizá sea el recurso estilístico más pasado de
moda según los editores de la actualidad, quienes prefieren la claridad y
contundencia de la voz activa. Pero como lo muestra el siguiente ejemplo,
extraído de un artículo médico sobre transplantes de hígado, un editor
nunca debería seguir esa regla al pie de la letra:
EDITOR: Hacia la primavera de ese año, los médicos realizaron con éxito
tres transplantes adicionales de este tipo.
consejo práctico:
No manipule el estilo o el lenguaje de un autor
por el solo hecho de cambiarlo, porque a usted "no le gusta"
princi
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exuberancia verbal; la concisión era más importante que el estilo de cada
entrada. Comparemos estas dos versiones:
Tacto
consejo práctico:
Formule sus consultas clara, concisa y respetuosamente
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n = 94
Este ejemplo ilustra varios aspectos de una buena técnica para hacer
consultas:
Flexibilidad
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Los editores son considerados los árbitros del gusto, el estilo y el uso, pero
los buenos editores no deben ser arbitrarios. Deben ser flexibles. En
esencia, lo que esto significa es que deben escuchar: nunca deben dejar de
tener en cuenta los sentimientos del autor. Si un autor tiene sugerencias
razonables respecto de lo que debe hacerse para su libro —desde la
ilustración de la cubierta hasta la elección de un corrector de estilo
independiente—, por lo menos deberían ser tomadas en cuenta, y no
rechazadas sin más. A la inversa, cualquier autor razonable tomará
seriamente las sugerencias de un editor. Su confianza es un producto
derivado del respeto que tiene por su editor.
Un editor flexible tiene más posibilidades que uno rígido de evitar que
su interacción con un escritor se torne rispida. Esto no quiere decir que el
intercambio entre el editor y el autor no pueda ser difícil, o que no
atravesará momentos de irritación. Pero el editor deberá controlar las
discusiones y mantenerlas dentro de un tono razonable, y ceder cuando
sea necesario.
consejo práctico:
Considere cada manuscrito que edite en sus propios términos
Los editores deben ser flexibles cuando dan una primera leída a un ma-
nuscrito y evalúan su estructura y su tono general. No hay dos libros que
tengan las mismas necesidades de edición. Por lo tanto, no hay una
fórmula preestablecida a seguir.
Comparemos dos libros no literarios escritos con un estilo similar. Uno
era el estudio de caso de un paciente esquizofrénico; el otro, la au -
tobiografía de un famoso deportista. Ambos autores habían utilizado
fragmentos de oraciones en lugar de frases completas, con un sujeto y un
predicado, un estilo que no es incorrecto (se lo utiliza todo el tiempo en el
lenguaje cotidiano e informal) pero que en exceso puede tornarse tedioso.
Veamos algunos ejemplos del libro sobre el estudio de caso: "Se levantó
de la silla. Y miró ai médico. Luego alisó su vestido. Su vestido preferido, el
azul." Según la opinión del editor, el estilo era demasiado coloquial para
un libro que, aunque estaba dirigido a un público general, tenía una base
científica. Trabajando en el manuscrito, evaluó en qué casos debían
agregarse sujetos, cuándo algunas frases debían englobarse en oraciones
largas, y cuándo no, para aportar,variedad y énfasis.
En cambio, el estilo "fragmentario" funcionaba bien en el libro sobre el
deportista, que era un cautivador monólogo, escrito en un relajado estilo
coloquial. El atractivo del libro residía en que el autor le hablaba
consejo práctico:
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Enfrente cada libro que edite con una mirada fresca
y con los ojos (¡literalmente!) bien abiertos
consejo práctico:
Si toma una decisión sobre el estilo, aténgase a ella
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100
entre los cientos de entradas escritas por autores diferentes. Los
compiladores de esas guías de estilo deben resolver cuestiones tales como:
abreviar Estados Unidos como EEUU, EU o EE.UU.; usar premier o primer
ministro; usar Premier, en alta, o premier, en baja; usar Gran Bretaña,
Reino Unido o Islas Británicas. Sin una detallada guía como ésta, una gran
variedad de inconsistencias en el uso tendría el efecto de distraer a los
lectores.
Las graves inconsistencias en un libro no sólo confunden al lector, sino
que disminuyen la credibilidad tanto del escritor como de la editorial.
¿Podría tomar en serio a una heroína que viviera en Brasil y diera a luz un
bebé en diciembre, mientras afuera arreciaba una tormenta de nieve?
¿Confiaría en la veracidad del relato que hiciera ese autor del viaje de su
protagonista por el Amazonas?
Un libro para jóvenes sobre las desventuras de unos niños que in-
tentaban atravesar la densa selva tropical de Borneo presentaba tres
descripciones contradictorias de la forma en que los nativos hacían los
tatuajes. ¿Creería el lector en la exactitud de otra descripción del saber
popular local que el autor presentase en ese libro?
Una clave para la uniformidad es la lectura editorial, tema que
abordaremos en detalle en el capítulo 4. Los editores leen para recordar.
Lo que significa que prestan atención y saben qué deben mirar. Los
buenos editores también saben que es prácticamente imposible detectar
todas las inconsistencias de estilo en la primera leída. Siempre es necesaria
una última leída rápida para encontrar los detalles que se han pasado por
alto.
En el capítulo 4 también nos referimos a las normas de estilo, un
elemento invalorable para mantener la uniformidad. Al corrector de estilo
estas normas le sirven como recordatorio, y al corrector de pruebas, como
guía.
consejo práctico:
Tenga en mente que las correcciones en las
galeras o en las pruebas de planas pueden ser
costosas
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Confianza
consejo práctico:
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n=
104
"Entonces, ¿cómo puedo editar con confianza si no tengo experien-
cia?", escuchamos que preguntaba un nervioso editor principiante. No es
fácil, pero no hay que desanimarse. En el capítulo 8 recomendamos una
amplia variedad de libros, desde textos sobre corrección de estilo hasta
manuales para el autoaprendizaje. También presentamos cursos de
edición que pueden aumentar la confianza del aspirante a corrector de
estilo y ayudarlo a dar el salto inicial en su carrera.
Respeto
Un tema clave de este libro es el respeto que merecen todos los autores y
su respectivo trabajo. Lo reiteramos aquí como un principio, porque
creemos que es algo que nunca termina de enfatizarse suficientemente.
Con respeto también nos referimos al respeto que un editor debe tener
por sí mismo, el orgullo que lo motiva a hacer bien su trabajo —espe-
cialmente el trabajo de editar un manuscrito.
Más específicamente, este principio significa que un editor debe res-
petar el estilo y el contenido del trabajo del escritor y debe editar cada
libro con el mayor esmero. En teoría, esto parece obvio; en la realidad, es
más fácil decirlo que hacerlo.
Todo editor sueña con trabajar en un libro de primera clase, una re-
finada novela, una biografía importante o un libro revolucionario en un
campo científico. Pero tales proyectos son excepcionales; la mayoría de los
libros, como la mayoría de los escritores, se ubican en un término medio,
y algunos son mediocres, al menos en términos de su escritura.
Vale la pena recordarse a uno mismo que muchos libros no son con-
tratados por la calidad de su escritura, sino por su potencial comercial.
Una autobiografía que revela intimidades de una famosa estrella de rock
seguramente se venderá, no importa qué tan mal escrita esté, y puede
asignarse a ella más tiempo y atención de edición que a una brillante
primera novela de un escritor desconocido. Por más frustrante que sea
para un editor que ame la buena escritura (y, ¿qué editor no la ama?), de
todos modos es su responsabilidad hacer el mejor trabajo posible -—
dentro de los límites del material y el tiempo disponible— cuando le
entreguen un libro que diste mucho de ser una obra maestra. En otras
palabras, todo libro merece atención.
En tanto que "doctores de libros", los editores deben aprender a de-
sarrollar una actitud clínica hacia las obras por las que no tienen una
inclinación personal y a brindarles él mismo cuidado y atención profe-
sionales que a las obras que aman. Sin embargo, en ocasiones un editor
consejo práctico:
Haga su trabajo con orgullo, recordando que cada libro
que edita es un reflejo de su capacidad profesional
princi
pios
de
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n=
106
trabajo fluida. Y, si tiene paciencia, su respeto incluso puede per suadir al
autor de que vea las cosas a su manera y que acepte hacer los cambios que
mejorarán el libro.
Responsabilidad
consejo práctico:
En tanto que editor, procure hacer un buen trabajo
por respeto a usted mismo
princi
pios
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n=
108
Editar no es —o no debería ser— una tarea que se haga en el vacío. Lo
ideal es que los editores comiencen con un conjunto de principios
generales o fundamentos (del tipo de los presentados en el capítulo 3), así
como con un profundo conocimiento de la gramática, el uso y el estilo.
Como veremos, los sentidos del editor constituyen el enlace vital entre los
principios y la práctica. (Si bien todos los editores deben desarrollar estas
facultades especiales, en este capítulo nos centraremos especialmente en
el trabajo del editor de contenido y del corrector de estilo.)
Nuestra descripción de cómo funcionan los sentidos del editor en la
práctica no apunta a brindar respuestas a las múltiples preguntas espe-
cíficas sobre el uso, el estilo y la gramática con las que los editores se
enfrentan diariamente. No es ése el objetivo principal de este libro. (La
bibliografía presentada en el capítulo 8 proporciona una lista de refe-
rencias que pueden ayudar a resolver tales preguntas.) Nuestra intención
es ofrecer a los lectores una idea de lo que significa ser editor y del
proceso de edición mismo.
los
sentid
os del
editor
» 112
alfabéticamente que el corrector de estilo compila para garantizar la
uniformidad y para cerciorarse de que respeta las normas de estilo de la
editorial. Los correctores de estilo las utilizan como recordatorios cuando
se encuentran con formas que admiten variantes (por ejemplo, "periodo" o
"período", "el obispo" o "el Obispo", "siglo xix" [en versalitas] o "siglo
diecinueve"); los correctores de pruebas las utilizan para evitar las
inconsistencias. Cualquier palabra que admita una variante en su escritura
o respecto de la cual sea fácil equivocarse al escribirla, tal como ocurre
con las palabras separadas por guiones o con las palabras compuestas,
debe agregarse a la hoja de estilo. Los nombres propios, como los nombres
geográficos o los de personas (de los que nos ocupamos en el próximo
apartado), pertenecen a esta categoría, al igual que las palabras y frases
extranjeras.
El corrector de estilo compila el grueso de los componentes de la hoja
de estilo durante su primera lectura, aunque generalmente luego la refina.
La mayoría de las editoriales no siguen ciegamente las normas, por
ejemplo, de Martínez de Sousa (o cualquier guía o diccionario), sino que
suelen darle libertad al autor; y las normas de la editorial, cuando las hay,
a menudo siguen las preferencias del jefe de correctores de estilo, quien
puede preferir, por ejemplo, usar altas para los periodos históricos —
Antigüedad, Edad Media, Renacimiento — o utilizar "América Latina", en
vez de "Latinoamérica". Las hojas de estilo para la edición de libros de
referencia y universitarios se ajustan más rigurosamente a las normas de
la editorial, pero también en ocasiones tienen en cuenta el estilo o las
preferencias de escritura del autor.
Además de las cuestiones referidas al estilo, los correctores que se
ocupan de narrativa a menudo llevan listas de personajes —sus nombres,
edades, cualquier característica personal (por ejemplo, el color de sus ojos,
la marca de su automóvil, el colegio en el que estudiaron)—, así como la
manera en que se interrelacionan entre sí. Esto puede parecer excesivo,
pero es sorprendente la frecuencia con que los autores confunden los
detalles de sus propias creaciones. Si bien llevar listas de "personajes"
demanda mucho tiempo, en última instancia agiliza el
Normas de estilo editorial para la colección Libros sobre Libros Usar bajas
en todos los nombres comunes: estado, iglesia, dios,
presidente, antigüedad, renacimiento, revolución En premios, accidentes
geográficos y santos, distinguir el nombre común, que va en bajas, del
nombre propio: premio Nobel, océano Pacífico, sierra Gorda, río Bravo,
san Agustín de Hipona Componer en versalitas siglos, siglas (pero en altas
y bajas cuando son acrónimos; los países van en versales: URSS, EU) y
números romanos (cuando no corresponden a reyes o papas, que van en
versales: Luis XVIII, Juan Pablo II)
Algunas siglas se han convertido en palabras,.y por tanto se escriben en
Memoria
los
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os del
editor
» 114
Tal como ocurre con la mayoría de las habilidades editoriales, este
sentido selectivo se desarrolla fundamentalmente con la experiencia.
Supongamos que, ya avanzado su trabajo sobre el manuscrito, un editor
encuentra un problema, tal vez una inconsistencia en el argumento o en
los personajes, o una afirmación que se contradice con una afirmación
anterior. Un editor avezado probablemente recordará las referencias
anteriores y podrá ubicarlas rápidamente. Entonces, podrá anotar las
inconsistencias en las banderitas y solicitarle al autor que las resuelva. Si el
editor prevé que algunos elementos serán problemáticos, cuando compile
su hoja de estilo puede incluir los números de página correspondientes.
Leer para recordar ayuda al editor a detectar todo tipo de discrepancias
en el texto; ahora presentamos algunas de las más comunes.
los
sentid
os del
editor
» 116
En estos casos, las discrepancias eran relativamente ostensibles. Más
difícil es detectar las inconsistencias oscuras y aparentemente insignifi-
cantes. Por ejemplo, en un libro se mencionaba que una mujer siempre
usaba tacones de diez centímetros y de repente apareció con zapatos de
tacón bajo.
Usted dirá: "Eso es muy trivial. ¿Por qué preocuparse?" Como corrector
de estilo, no siempre puede estar seguro de qué es importante y qué no. La
mujer de los tacones altos, por e]empío, era el tema de un registro dentro
de un estudio psicológico. El autor, un psiquiatra, estaba sumamente
agradecido de que el editor hubiese detectado la discrepancia, y explicó
que el repentino cambio en el tipo de calzado no se habría correspondido
con el perfil rígido y controlador de esa mujer, de hábitos completamente
inmutables.
Para el corrector de estilo la moraleja es: coloca una banderita cada vez
que tengas una sospecha, aun si parece estúpida. ¡Y no te sientas estúpido
por hacerlo!
A veces las "imprecisiones descriptivas" de un autor parecen más
cómicas que desastrosas. Con inusitada soltura, una personaje zurda
empuñó unas tijeras con su mano derecha para amenazar a su esposo. Una
mujer que en un párrafo danzaba vistiendo un vestido azul, de repente en
el párrafo siguiente, se encontró a sí misma bailando cha- chachá con un
vestido rojo. Y un perro salchicha llamado Max tres capítulos más tarde se
metamorfoseó en un caniche.
Los errores de todo tipo, incluidos los más pequeños, comprometen la
integridad de un libro. Cuando un lector "pesca" a un autor aunque sólo
sea en un error, la credibilidad del autor se debilita. Su tarea, como
corrector de estilo, es asegurar que los detalles descriptivos como los
mencionados aquí sean coherentes y concuerden con el contexto.
El ojo "mecánico"
Este "ojo" es lo que todo corrector de pruebas necesita para corregir con
precisión y detalle. Implica leer palabra por palabra, incluso letra por
los
sentid
os del
editor
» 118
letra, en lugar de recorrer los renglones como lo hacemos en la lectura
corriente. Permite detectar los errores tipográficos más fáciles de pasar
por alto, como comillas faltantes, comillas simples en lugar de dobles, o
viceversa, y detalles que no han sido advertidos por el corrector de estilo,
como errores ortográficos e inconsistencias en el estilo. Este ojo controla
que el compaginador haya seguido las instrucciones del corrector de estilo
respecto de las notas al pie, las citas y los cuadros. También verifica que se
hayan cumplido las especificaciones básicas de diseño, por ejemplo, que
se respete la jerarquía de las cabezas, o que una cabeza principal esté al
inicio de una página impar, o que una sub- cabeza de cierta jerarquía esté
en cursivas, con el texto a continuación. (La cabeza "El ojo 'perceptivo'",
que aparece enseguida, es un ejemplo de cabeza de tercera jerarquía;
"Anomalías", más abajo, es un ejemplo de la cuarta jerarquía.)
Los correctores de estilo también necesitan tener un ojo mecánico para
detectar erratas en el manuscrito. Pero es el corrector de pruebas quien
debe ocuparse de los errores que aparecen en las galeras o las pruebas que
tal vez los correctores de estilo y los compaginadores pasaron por alto.
El ojo "perceptivo"
Éste es el ojo que detecta las anomalías, los anacronismos y los quiebres
en la lógica, aspectos que pueden pasar inadvertidos muy fácilmente. He
aquí algunos ejemplos reales.
los
sentid
os del
editor
» 120
independientes, incluyendo Rusia, que en el pasado se utilizaba
vagamente para designar a la Unión Soviética. Por un efecto dominó,
Checoslovaquia se dividió en la República Checa y Eslovaquia, y
Yugoslavia dejó de existir como un país unificado en 1992, al estallar la
guerra civil entre los grupos étnicos en conflicto.
Los países africanos son otra bandera roja obligada para los correctores
de estilo, porque muchas ex colonias cambiaron sus nombres al lograr su
independencia. Por ejemplo, Zambia fue en un momento un protectorado
británico conocido como Rodesia del Norte. Zimbabwe tomó ese nombre
cuando se independizó, en 198Ó; primero fue Rodesia del Sur, una colonia
británica autónoma; luego, Rodesia, cuando unilateralmente se declaró
república. Zaire/una ex colonia belga, era el Congo y, anteriormente, el
Congo Belga.
A veces lo anacrónico no son los detalles sino el tono general. Aun
corrector de estilo se le encomendó una novela sobre la problemática
relación entre un adolescente y su padre, un soldado que había regresado
recientemente de la guerra de Vietnam. La historia le resultaba
apasionante, pero algo en su atmósfera no parecía estar bien. Luego de un
tiempo detectó el problema. El tono de la novela sonaba más a los años
cincuenta que a los comienzos de los setenta. Los muchachos eran
demasiado conformistas; el ambiente, demasiado tranquilo, con un aire
suburbano. Cuando le comunicó al autor el problema, éste estuvo de
acuerdo en hacer modificaciones. Introdujo algunos cambios —por
ejemplo, el muchacho pasó a tener el cabello largo, sus amigos
comenzaron a fumar marihuana y su novia se escapó de su casa—, que
fueron suficientes para transmitir el clima de la turbulenta época de
Vietnam.
Probablemente el anacronismo más común sea el uso de jerga pasada
de moda. (La jerga pasa de moda muy rápidamente, y los buenos
escritores la utilizan moderadamente y con cuidado.) Los hippies no
existían antes de la década de los sesenta; por lo tanto, Un personaje de
un libro ambientado en los años cincuenta no debería ser denominado de
ese modo. Por otro lado, ésa fue la década de los beatni\s, por lo que el
editor podría sugerir ese término en su reemplazo. Pero un editor nunca
debe imponer. Tan sólo debe sugerir y dejar que el autor tome la decisión.
Todas las generaciones crean su propia jerga. "Buena onda" se hizo
popular hace relativamente poco tiempo en Argentina, aunque en México
se usa desde hace mucho; "genial", "bárbaro" y "buenísimo" son ejemplos
más antiguos. Todos significan, en esencia, "bien" o "bueno", pero todos
tienen y han tenido su momento de auge. Cuando a fines de la década de
los ochenta los niños argentinos decíán "Estos zapatos me gustan mal", o
incluso "comimos mal", mal, paradójicamente, era usado en el sentido de
"bien" o "mucho" que es como actualmente se usa en Argentina.
los
sentid
os del
editor
» 122
preguntando: "¿Una autoridad colonial permitiría que sus soldados se
embriagasen en un territorio hostil?"
El viejo principio que reza: asegúrate de tener en cuenta el contexto no
fue respetado por él corrector de estilo en cierta ocasión. Reaccionó con
incredulidad cuando, en una novela para adolescentes, se encontró con
una muchacha cuyos "senos florecían y sus caderas se curvaban" cuando
veía a su primer amor. Pero cuando el corrector de estilo espetó al editor:
"j ¿Pero de qué está hablando?!", éste no tardó en responderle que la
descripción "se ajustaba a los parámetros del género".
Por lo tanto, es necesario que conozca el género en el que está traba -
jando. Y cuando tenga dudas, pregunte con tacto. (La forma en que el
corrector de estilo formuló su consulta en este caso deja mucho que de-
sear. El humor a veces puede ayudar a decir las cosas, pero en las ban -
deritas de consulta no hay lugar para el sarcasmo.)
Algunos géneros, como la ciencia ficción y los thrillers tipo James
Bond, tienen su propia lógica interna o sus propias convenciones. Pero la
lógica, o al menos la apariencia de lógica, es necesaria incluso en estos
géneros, para poder llevar de la mano a los lectores y persuadirlos de
abandonar su incredulidad.
Los lectores de estos libros están dispuestos a seguir a un autor,
siempre y cuando los detalles que éste describa tengan sentido. Por
ejemplo, si un héroe es enviado al espacio para detener un misil enemigo,
es conveniente que haya alguna descripción (no importa qué tan ficticia)
sobre la última tecnología de la NASA que permite ese tipo de misiones
(incluyendo la razón por la cual su traje de vestir no se quema con la
fricción atmosférica). No importa si una acción no es posible, siempre que
sus "cómos y porqués" lo sean.
Las fallas en la lógica generalmente son más fáciles de descubrir en la
no ficción que en la literatura, porque los datos pueden verificarse. Pero
cuando hay palabras técnicas, como en un libro de tecnología
computacional o en un manual sobre desechos nucleares, las fallas en la
lógica a veces pasan inadvertidas a los correctores de estilo, que tienden a
ser "generalistas", más que especialistas. Un editor a menudo puede
compensar su falta de conocimientos "duros" mediante la atención a las
inconsistencias internas, el uso del sentido común y la falta de empacho
para preguntar. Pero si, pese a estos esfuerzos, considera que el tema se
encuentra más allá de sus posibilidades, debería comunicárselo a su jefe.
Su franqueza será apreciada. De esta manera se ahorrará potenciales
trastornos y se ganará el respeto de sus superiores.
A veces lo que aparenta ser una falla en la lógica es en realidad el
resultado de una parte faltan te en el texto. Los editores, y especialmente
los correctores de pruebas, deberían prestar mucha atención a las páginas
LOS editores no sólo ven cosas que otros lectores no ven, sino que también
escuchan de otra manera. Su "oído" de editores los ayuda a reconocer
problemas que el ojo ha pasado por alto. Para ello, leen en voz alta para
desentrañar una oración confusa o aclarar una frase ambigua. También los
escritores usan este recurso, especialmente para asegurarse de que los
diálogos tengan un tono auténtico, así como para comprobar cómo suena
una aliteración o una rima particular. También leen en voz alta por el
mero placer de jugar con las palabras y experimentar con su sonido y su
ubicación en una frase. Un editor de adquisiciones recomendaba a los
editores usar su oído de la misma manera, poniéndose en los zapatos del
escritor.
Editar usando el oído implica escuchar la intención del autor (algo que
exploraremos en este capítulo, en el apartado "El sentido común"), así
como el significado preciso de las palabras que ha escogido. Si una oración
debe ser leída en voz alta para ser comprendida, el problema puede estar
en la gramática o la puntuación, o bien en la redacción misma. Por lo
tanto, si una oración lo desconcierta y no sabe por qué, léala en voz alta y
preste atención a cómo suena.
Que una oración deba ser leída varias veces no necesariamente quiere
decir que tenga algún problema. De hecho, los temas altamente técnicos,
los escritos teóricos o la narrativa particularmente densa de or dinario
requieren una relectura. A lo que nos referimos aquí es a la necesidad de
detenerse ante los obstáculos ocultos que pueden tornar vago el sentido
de una oración. Si tales problemas se deben a errores gramaticales o de
uso, éstos pueden ser fácilmente identificados y corregidos; de lo
contrario, el corrector de estilo deberá solicitar al autor que esclarezca
esos puntos, en lugar de adivinar lo que quiso decir.
A continuación presentamos ejemplos de oraciones, con problemas de
gramática o puntuación, que una lectura en voz alta puede ayudar a
detectar:
■ "Elegantes, con sus cuellos largos, vieron a los gansos volar sobre el río"
se cambió por "Vieron volar sobre el río a los gansos, elegantes, con sus
cuellos largos." A menudo es fácil pasar por alto los modificadores
inconexos ("Elegantes, con sus cuellos largos") porque el sentido de
una oración de todos modos puede resultar claro para el lector.
■ "Cuando el número 10 se detuvo con el balón comenzó a perseguirlo."
También puede haber modificadores inconexos en medio de una
los
sentid
os del
editor
» 124
oración, como en este caso "con el balón". "¿Quién comenzó a
perseguir a quién?" es aquí la pregunta a formular al autor.
■ "Ana, aturdida, prometió el sábado por la noche ver a su ex amante." El
lector no sabe con seguridad si Ana prometió el sábado por la noche
que vería a su ex amante, o si prometió que lo vería el sábado por la
noche.
■ "Esta área de Lima quedó devastada por el motín; no es un buen
augurio para el futuro del vecindario." ¿Qué no es un buen augurio?
Nuevamente, el sentido parece casi claro, pero el sujeto de la segunda
oración no es "esta área de Lima", sino la idea expresada en la primera
proposición. Una posible sugerencia para el autor sería: "Esta área de
Lima quedó devastada por el motín. El estado actual del vecindario no
es un buen augurio para su futuro." B "—Es un buen muchacho —dijo
papá, cuando Miguel ordenó otra porción de pizza con doble queso y
una Coca grande." Se hizo un cambio: "...otra porción de pizza con
doble queso, y una Coca grande". Los adolescentes-son capaces de
comer cualquier cosa, ¡pero ni siquiera Miguel querría Coca en su
pizza! Agregar un coma después de "queso" es todo lo que se necesita
para disipar la ambigüedad.
■ "—Juan —suplicó—, si has de beber en el bar y no en casa" se
cambió por "—Juan —suplicó—, si has de beber, hazlo en el bar y no en
casa." Leer esta oración en voz alta, como un diálogo, ayuda a
determinar dónde deben hacerSe las pausas, y dónde deben colocarse
las comas.
■ "Cuando el autobús se acercó por la calle, ella dijo vi la luz" se
cambió por "Cuando el autobús se acercó por la calle, ella dijo: 'vi la
luz'". Los dos puntos y las comillas indican una cita. Pero también
debería consultarse acerca de esta oración, porque no queda claro por
el contexto si "vi la luz" se refiere a que el personaje vio los faros del
autobús o si es un giro idiomático que indica que el personaje
súbitamente comprendió algo.
Para ser corrector de estilo, no sólo se debe tener ojo y oído para el tra-
bajo, sino también olfato. Un experimentado corrector lo expresaba de
este modo: "Debes poder olfatear los errores, y cuando detectas su aroma,
debes seguir su rastro. Ser corrector de estilo significa actuar, al menos en
parte, como un sabueso."
La desconfianza, combinada con la curiosidad, le permite al corrector
de estilo reconocer el aroma; la obstinación lo lleva a seguirle el rastro.
Estos son los rasgos que ayudan al corrector de estilo a percibir que algo
huele mal en las páginas de un manuscrito.
La desconfianza debe volverse algo natural. El hecho de que un texto
esté inmaculado no debe hacerle suponer que está exento de errores.
Debe!poder olfatear lo que está mal en una oración o un párrafo aun
cuan<$o la gramática y la ortografía sean correctas y el sentido sea claro.
Cuando un escritor de misterio relató que un personaje de su novela
"corrió sobre- la pared que rodea el Central Park", el corrector de estilo
asignado al proyecto tuvo lo que describió como "una sensación molesta".
Puesto que trabajaba en Nueva York, en su hora de almuerzo fue al
Central Park y comprobó que el borde superior de la pared de piedra que
lo rodea no es plano, sino que en realidad termina en punta, lo que hace
que la acción descrita por el autor sea imposible, al menos para un ser
humano común.
En otro caso, una correctora de estilo que trabajaba en una novela
ambientada en la época romántica de los poetas Shelley y Keats detuvo
los
sentid
os del
editor
» 126
resueltamente su lectura cuando la mano de un ardiente mozalbete
comenzó a hurgar en el escote del vestido de una joven; la operación le
pareció extraña. Una pequeña investigación reveló que los ceñidos corsés
que estaban de moda en esos días habrían hecho imposibles ta les
travesuras. La editora incluso se las arregló para encontrar una ilustración
de los vestidos de moda en esa época. ¡Eso sí que es obstinación!
La desconfianza llevó a otro corrector de estilo a visitar el Museo de
Bellas Artes durante un viaje a Boston para verificar qué tan factible podía
ser un asesinato cometido allí por el curador de la colección de pintura
clásica; y a otro corrector de estilo, a comprar un paquete de seis latas de
Red Stripe para comprobar si la cerveza jamaiquina predilecta del duro
héroe de un western moderno realmente tenía un color "rojo rubí".
Por supuesto, los correctores de estilo pueden ir demasiado lejos lle-
vados por el entusiasmo. Los correctores, especialmente los indepen-
dientes, deberían tener en cuenta que, a menos de que se les solicite es-
pecíficamente que realicen alguna investigación extra, esa tarea
invariablemente será llevada a cabo a su debido tiempo por la editorial —o
no será hecha—, que además correrá con los gastos que demande.
Un editor se horrorizó cuando recibió una factura de más de dos mil
dólares de un corrector de estilo independiente por la edición de una
modesta historia de amor. El corrector había decidido por su cuenta
realizar un viaje en tren de Nueva York a Washington, y de regreso, para
verificar los detalles de la novela, que transcurría en ese tren. "Hice todo lo
que hizo el protagonista", manifestó con orgullo en una carta. "Todo"
incluyó la cena y el vino, que también fueron facturados a la editorial.
Nuestra advertencia de ser cautelosos respecto de la investigación
excesiva también se aplica al uso del teléfono, especialmente en el caso de
los correctores de estilo independientes. Si trabaja en forma inde-
pendiente, no haga llamadas de larga distancia, ni para corroborar datos ni
para hacer consultas al autor, a menos que sea absolutamente esencial, o
que esté autorizado a hacerlo. Y, al igual que con las investigaciones,
primero averigüe cuál es la política de la editorial, y obtenga la
autorización correspondiente. También el personal de la editorial debería
ser cauto en cuanto a las llamadas de larga distancia.
Seguir su olfato como corrector de estilo significa usar su instinto. Las
más de las veces el olfato le permitirá detectar algo que tanto el ojo como
el oído han pasado por alto. Cuando su olfato le diga que algo está mal,
confíe en él. Para citar a un editor, "La nariz no se equivoca."
EL SENTIDO COMÚN
14 William Zinsser, On Writing Well: A n Informal Guide to Writing Non fiction, Nueva
York, HarperCollins, 1990, 4a ed., p. 270.
los
sentid
os del
editor
» 128
□ Une las proposiciones correctamente, tal que deberfa hacerlo
una conjunción.
o Fragmentos de frases, sobre eso también.
□ Si has dudado, sé un hombre de participios.
□ Los verbos debe concordar con sus
sujetos. D Entre tú y mí, el pronombre es
importante.
□ No escribas frases llenas de oraciones con proposiciones que
sean difíciles de leer.
□ No uses comas, que no sean necesarias.
□ Trata de escribir no abusando de los
gerundios. D Presta atención a las tildes.
□ Revisa lo que has escrito para verificar que no has ninguna palabra.
□ La corecta ortografía es esencial.
CONOCIMIENTO
los
sentid
os del
editor
» 130
conversación informal. Los datos que recaban de esta manera pueden
conducir al descubrimiento de un nuevo escritor o a una revisión de
último momento de un libro que se encuentra en la etapa de galeras para
actualizarlo.
los
sentid
os del
editor
» 132
5- La sensibilidad del editor
(Al autor:) "Éste es su libro, usted es el árbitro final. Todo lo que puedo
darle es mi pasión, mi interés y lo que considero mi criterio más ra -
zonable."
["5l
LA ELECCIÓN DE LIBROS
La sensibilidad del editor se hace patente desde el comienzo mismo,
durante el proceso de adquisición. Todos los editores con los que hemos
hablado coincidieron en que el instinto desempeña un gran papel en lo
que eligen publicar, ya se trate de la primera novela de un escritor ignoto o
de un libro sobre el controvertido líder de un culto religioso que encargan
a un colaborador.
"Elegir libros es algo sumamente subjetivo", dice un editor de novelas
románticas históricas. "Por supuesto que el nuestro es un negocio, pero en
última instancia los editores somos lectores y nos guiamos por nuestras
reacciones instintivas. He trabajado en libros que no creía que serían
demasiado comerciales, pero que me gustaban por alguna razón, y algunos
de ellos funcionaron bien. Me resulta cada vez más sencillo percibir qué
libros serán exitosos, pero no podría explicar cómo lo hago."
Un editor de ediciones masivas coincidía en que saber cómo comprar
es una cualidad difícil de definir: "Hay mucho talento implicado. Es una
cuestión de gusto y también de tener una buena percepción del mercado."
Una editora comercial que trabaja básicamente en narrativa se con-
sidera afortunada porque puede guiarse por lo que la atrapa. "Si el libro no
representa un desafío para mi intelecto, no seré una editora apropiada
para él", dice. Que el libró la atrape también es esencial para poder
"vender" el libro a sus colegas de ía editorial.
Los editores no literarios también se apoyan en su instinto para buscar
ideas originales para un libro y para tratar de encontrar al escritor ideal
para plasmarlas. Estos editores apuestan tanto a la idea como al escritor.
¿El tema será lo suficientemente atractivo como para convertir el libro en
un éxito? ¿Alguien que escribió un excelente libro sobre un sonado
escándalo político en Argentina podrá hacer un trabajo igualmente bueno
acerca de un famoso caso en México?
Por supuesto, adquirir casi cualquier libro de narrativa también implica
una apuesta (a menos que se trate del libro de un autor con éxito
garantizado); pero, en la mayoría de los casos, los editores de narrativa
tienen la ventaja de basar su decisión en un manuscrito ya terminado. Los
editores no literarios, por el contrario, deben confiar en una propuesta y
tal vez en un par de capítulos, y en los antecedentes y el re nombre del
escritor. La no ficción generalmente se adquiere de esta forma porque el
tiempo y el costo que implica realizar una investigación hacen que sea
imposible para un escritor presentar un manuscrito terminado; la
transacción es siempre incierta y requiere un acto de fe por parte del
editor. Un editor de libros infantiles tuvo ese acto con una escritora
desconocida, una mujer que lo llamaba una y otra vez con ideas de libros.
El editor dijo: "Era tan persistente, tan resuelta, y tenía un deseo tan
LA RELACIÓN AUTOR-EDITOR
Muchas gracias por la celeridad con que nos envió su artículo sobre Venecia. El
nivel parece apropiado para el público lector, y el artículo es tanto entretenido
como informativo.
Una vez que hayamos editado el texto, le enviaré una copia impresa para
su revisión, junto con las preguntas que surjan en el curso de la edición. No
obstante, antes de comenzar con ese proceso, le agradeceríamos mucho que
nos respondiera las siguientes preguntas:
La amabilidad cuenta
Un amigo profesional
En The Art ofFiction, John Gardner echa por tierra la creencia popular de
que los escritores nacen, no se hacen. "Aunque la habilidad de escribir
bien es en parte un don —dice—, principalmente es producto de una
buena enseñanza, apoyada por el amor por la escritura." 15 También
enfatiza la necesidad de la práctica para el escritor, y la importancia de la
educación:
Editar bien, como escribir bien, puede ser un talento. Pero también es una
habilidad que se construye. El instinto del editor —saber cómo, cuándo y
en qué medida intervenir en un texto— se desarrolla y perfecciona con la
práctica.
La práctica, tanto para los editores como para los escritores, comienza
con la lectura. Los escritores leen para aprender cómo trabajan otros
escritores, qué recursos literarios usan y cómo logran efectos estilísticos.
Son artesanos que evalúan el trabajo de otros, que admiran —o critican—
no sólo el producto terminado, sino también sus partes individuales.
15 John Gardner, The Art ofFiction, Nueva York, Random House, 1991, p. ix.
16Ibid., p. 13.
MUESTRA, NO CUENTES
17 Hay varios libros en inglés que pueden ser muy útiles para esto. En The Art of
Fiction, John Gardner, convincentemente, divide la narrativa en sus diversos componentes
—argumento, personajes, estructura de las oraciones, elección de las palabras— y muestra
cómo se ensamblan para formar una novela. Aunque On Writing Well:An Informal Guide
to Writing Nonfiction (Nueva York, Harper- Collins, 1990, 4a ed.), de William Zinsser, se
presenta como una "guía informal
para escribir no ficción", sus agudos consejos son aplicables también a la narrati va. En
The Writing Life (Nueva York, HarperCollins, 1990), Annie Dillard ofrece un penetrante
análisis del proceso de escritura, que ayudará a los editores a ponerse en la piel del
escritor. Writing. a Novel (Nueva York, McGraw-Hill, 1975), de John Braine, ofrece a los
aspirantes a escritores (y a los editores interesados) una visita guiada por su taller,
introduciendo las herramientas de la narración literaria y demostrando su uso con
ejemplos de su propio trabajo y del de muchos escritores reconocidos. Y tanto los
editores como ios escritores deberían dormir con The Elements of Style (Nueva York,
Longman, 2000, 4a ed. con índice), de William Strunk Jr. y E. B. White, bajo su almohada;
este pequeño volumen, un clásico, defiende la "limpieza, precisión y concisión en el uso
del inglés", y su apartado sobre estilo constituye un modelo de sentido y sensibilidad
literarios. Estos libros tienen la rara y encantadora virtud de practicar lo que predican: to -
dos ellos están muy bien escritos.
Sea concreto
1—K
-e^asT—e-tógirió-'qHe—
Los autores a menudo cuentan en exceso porque anviooooj de que el lector comprenda^ lo que
están tratando de \da\ decir. Uno de los consejos más útiles —y más liberadores-- que un
editor puede dar a un escritor es que confíe en el lector. jH^ste comprenderá, sin
necesidad de martillarle la cabeza.
JACÍ- <30F»<^lTrs~eaef-i-tí)re3'.-narrmr-de--»¿&i—ftaatoiéa— ■sairran ñn
míanos^ Este problema es bastante fácil de detectar. El lector se encuentra diciendo: "Acá
falta algo."I Lo que falta puede ser un detalle descriptivo, un fragmento de información o
un enlace en la progresión lógica; eso detiene el flujo de la narración y hace que el
lector se detenga. Lo que el autor necesita hacer en estos casos es "construir un puente",
proporcionar la jérera^. lü oración o el j pñrágrflf.«j de transición ¿altantes. ¡foti vazón
-habita)al ■ ■ per la que]los escritores escriben de menos lea) porque conocen su tema
tan bien que
la en» <uip 1 i i i Luí 11). |í»e*usu tsLlTJtrauLiUtíb, más-
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V—L^KV «ÍWPYJ^ /t
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Trozos de barro,
por la senda en penumbra
saltan los sapos
¿Qué podría ser más simple, o más impactante, que una imagen de
"trozos de barro" para describir a un animal? Su fuerza proviene de
la afinidad de formas (presumimos que los sapos son amorfos en la
penumbra, igual que el barro) y texturas (la piel del sapo parece
tierra humedecida). La imagen es sumamente evocativa
principalmente por lo que de implícito hay en ella: Tablada
realmente muestra, no cuenta (¡de hecho, sin usar adjetivos!).
Diálogos
[ 139 ]
electrónica de las correcciones realizadas por un editor de la
editorial.
[ 140 ]
Las editoriales que encargan a terceros la corrección de estilo
también suelen tener trabajo de corrección de pruebas (y generalmente hay
más trabajo independiente en esta última área que en la primera).
La indexación, tal vez más que cualquier otra tarea editorial, es el área
por excelencia de los freelancers; la mayoría de las editoriales no cuentan
con indexadores dentro de su personal, y muchos, si no la ma yoría, de los
libros de no ficción, desde las biografías hasta las enciclopedias, requieren
índices. Lo que significa que si a usted le agrada esta tarea —y está
capacitado para hacerla bien— es posible que encuentre trabajo. Pero
indexar no es algo que les guste a todos. Según Carol O'Neill y Avima
Ruder, "La indexación es para los freelancers lo que la berenjena es para la
generalidad de las personas: la aman o la odian." 19
Puesto que no nos hemos ocupado de los índices en otros capítulos de
este libro, cabe hacer aquí una pequeña descripción al respecto. Un índice,
o índice analítico, es una lista alfabética de personas y lugares, hechos y
conceptos incluidos en un texto, seguidos de los números de página en los
que aparecen. Su objetivo es ayudar al lector a encontrar lo que está
buscando de la manera más rápida y sencilla posible.
En general, la preparación de un índice abarca tres etapas de lectura. En
la primera, el indexador lee rápidamente las páginas para formarse una
idea general de los conceptos, nombres y demás datos importantes qué
deberían ser incluidos en el índice. La segunda etapa implica una lectura
más minuciosa; en ella el indexador resalta o subraya las palabras o frases
pertinentes, generalmente con algún color. En la tercera lectura, el
indexador verifica su trabajo y escribe cada entrada individual en una ficha
electrónica, ya sea en un programa específicamente diseñado para hacer
índices o un simple procesador de palabras que pueda ordenar
alfabéticamente una lista; en esta captura, el índice debe adecuarse a las
especificaciones de la editorial.
Pero indexar es algo más complejo de lo que esta somera descripción
podría hacer creer. Distinguir conceptos importantes —especialmente
conceptos que no están claramente definidos— requiere gran habilidad, e
incluso lós nombres, en particular los extranjeros, pueden representar
problemas. El indexador también debe decidir qué entradas deberían
subdividirse y cuántas subentradas hacer, y debe saber cuándo y cómo
incluir entradas cruzadas.
"Un indexador tiene que poder trabajar lenta y metódicamente", dice un
experimentado freelancer. "La paciencia, junto con la atención al detalle, es
EMPEZAR
La llamada "enfrío". Ya hizo la tarea y ahora está listo para buscar tra-
bajo. Pero, ¿cómo conseguirlo si no tiene contactos? Debe hacer la
temida llamada "en frío".
21 La American Society of Indexers (PO Box 386, Port Aransas, TX 78373) publica un
boletín bimensual nacional y también ofrece a sus miembros The Indexer (que se publica
dos veces al año), la biblia británica sobre la indexación. Esta so ciedad es el contacto para
los indexadores: mantiene informados a sus miembros acerca de publicaciones sobre
indexación, software especializado y actividades de las diversas delegaciones regionales.
Acerca del curriculum vitae. La respuesta usual a una llamada "en frío"
es: "Envíenos su curriculum." Un curriculum vitae es una
herramienta de ventas, y por lo tanto vale la pena tomarse un
tiempo para elaborarlo de manera efectiva. Si usted es un
principiante, debería enfatizar cualquier conocimiento específico y
experiencia afín que posea. Si ya ha trabajado en forma
independiente, su curriculum debería incluir una lista de clientes.
Un curriculum no debe contener todos los trabajos que ha
realizado en orden cronológico, sino los más recientes, y los que
sean afines al trabajo que está tratando de obtener. Debe incluir
sus antecedentes educativos, y si tiene un título en un área en la
que le gustaría trabajar (por ejemplo, una licenciatura en
psicología si desea editar libros en ciencias sociales), debería
mencionar este hecho en su carta de presentación. Debe incluir
también los conocimientos de computación, junto con el hardware
y el software con que está familiarizado. Y esté preparado para dar
referencias editoriales si se las solicitan, y si las tiene.
Si es un principiante, una carta de presentación efectiva puede
ayudarle a compensar la falta de experiencia. Y también puede ser
de ayuda demostrar que está entusiasmado con la editorial a la que
se está dirigiendo, y que sabe algunas cosas acerca de ella. Los
intereses especiales también pueden abrirle puertas. Por ejemplo,
un cocinero gourmet encontró un nicho como corrector de
pruebas, y luego como corrector de estilo, de libros de cocina (y
terminó escribiendo su propio libro). Otro ejemplo es el de un
físico recientemente egresado que usó su título para conseguir
trabajo como corrector de estilo de libros universitarios sobre
ciencias "duras" (y finalmente se convirtió en editor en la edi-
torial).
Un curriculum vitae y la carta que lo acompaña siempre deben
estar capturados, no escritos a mano, y no contener errores
gramaticales o de captura. Tanto el curriculum como la carta son
muestras de cómo escribe el freelancer, así como de sus habilidades
de edición y correc-
LA COMUNICACIÓN Y EL ALMACENAMIENTO
25 Sobre el buen manejo del correo electrónico en la relación con el autor, véase el
capítulo 8 de Gestión de proyectos editoriales. Cómo encargar y contratar libros, de Gilí
Davies, México, Libraria-FCE, 2005, Libros sobre Libros. [N. del e.]
¿PC O MAC?
Hace unas dos décadas, nadie dudaba de que las Mac —que es el
cariñoso apócope para referirse a los equipos Macintosh, fabricados
por Apple—, eran imprescindibles para hacer diseño editorial. Pero
en los años recientes los fabricantes de hardware y software han
ido afinando sus productos para que las PC, usualmente con
Windows como sistema operativo y procesador Intel (lo que da pie
al neologismo Wintel), tengan un desempeño equivalente con los
mismos programas. Las Mac siguen instaladas en el mundo de los'
diseñadores como un ídolo inamovible, pero hay que sopesar
muchos factores antes de decidirse por una máquina o un
programa.
Uno, muy importante, es el económico. Se sabe que cualquier
producto Mac es más caro que uno para Wintel, pero ¿vale la pena
ese sobreprecio? Desde luego que sí, si la editorial tiene una
demanda permanente de productos y sobre todo si tiene filiales en
el mundo que también se manejan con Mac. Compatibilizar los
programas de todas las filiales es esencial para una editorial
globalizada, ya que esto simplifica el intercambio de productos.
Pero si la editorial apenas comienza, y prefiere contratar servicios
editoriales, hoy en día puede manejarse muy bien con una PC de
batalla. Sin duda, una solución híbrida — PC para administración y
aun para edición, Mac para diseño— permite maximizar la
inversión sin desmedro de la calidad.
Edición en internet
E-books
¿Qué ocurre hoy con los e-boo\s? Que las personas que suelen leer
todavía prefieren hacerlo con el papel como soporte, mientras que
las nuevas generaciones, que usan internet casi como si respiraran,
prefieren navegar y leer en la red, no en un e-boo\. Es muy difícil
que se modifique esta situación, especialmente por el precio. En
principio, es muy práctico y muy conveniente llevar en un pequeño
libro (tal es el formato de los lectores de libros electrónicos) toda
una biblioteca, pero esta práctica generalizada todavía pertenece al
futuro —o a un relato de cándida ciencia ficción.
Las editoriales deben estar atentas a nuevas tecnologías como la
tinta y el papel electrónico, que, como por arte de magia, hacen
aparecer el texto de un libro en una pantalla que semeja la página.
Esta tecnología se seguirá perfeccionando, aunque la tarea del
editor de adquisiciones ha de ser la misma, sólo que en otro
soporte: cuidar el contenido, al autor y al lector.
Educación a distancia
OBRAS DE REFERENCIA
DICCIONARIOS
[I73]
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Documento.
CENTROS DE CAPACITACIÓN
Acrobat 166 Adobe 166,167 África 101, 102, American Society of Indexers 146
104 agente literario xvn, xvm, 2,3, 5, 15-17, anacronismo 100-103, *34 anticipo 3, 55
25,27, 28,32,35, 50, 55, I23 anuario 16, 19, 39-41,43, 44, 46, 67, 76,
álbum ilustrado 18,36 aliteración 80, 105 xi8, 121 anuncios 4,150,
amabilidad 45, 74, 123 Amazonas, río 82 152, 153 aplicaciones véase
American Book Producers Associa- tion 147 software Aquaman 113
árbitro editorial 55, 120
E. P. Dutton ix e-
boo\ 170 economía
70,73 edición
fuerte 105,106,114 liviana
89,105,114,132,173 moderada
105,114 edición
académica 24,54-57,146 comercial xx,
xvn, xx, 5, 6,13, 17, 18,
24,25,27,30,33,39,43,51,54-
56,59» 73. 8o» 88> 89> "5-"7> I24>
139,147,153
ín
dic
e
an
alí
tic
o
Gran Bretaña 82 de misterio 4, 24-27, 31, 32, 67, 97, 108,
Grisham, John 32 113, 119 de terror 31,32 fantástica 32, 36,
Gross, Gerald xvi, 132 no policiaca 18, 24, 29,31, 108
romántica 18, 25-27, 29-32, 62, 88, 101,
hardware 148, 155, 162,163, 165, 172 Harris, 103, 116 Ludlum, Robert ix Luna, Félix
Thomas ix Hemingway, Ernest 40, 73 33
Hitler, Adolf 40 honestidad editorial
118,124 HTML 169 Hunter, Latoya ix Mac 165, 167 Macintosh
Hussein, Saddam 42 véase Mac Macmilían ix
Madonna 88 Mailer,
ilustraciones véase ilustrador ilustrador Norman 33 Mallarmé,
xvn, 2, 5, 11,12, 14,19,36- 38,42, 44, 46, 49-53, Stéphane 99 Manhattan
59, 61, 78, 160, 164 114
Illustrator 166 manual de estilo véase estilo editorial
impresión sobre demanda 168 InDesign manuscrito xv, xvn-xix, 2-4, 6-11, 13, 14, 16,
165, r 66 indexación véase indexador 19-21, 28, 30, 34, 35, 37,44,
indexador 140, 141, 146, 147, 152, 157 índice 5I-53> 55. 56> 6o> 67-70, 74, 75, 77- 81, 83,
véase indexador Inglaterra 54, 100 85-89,91-93, 96, 97, 99-102, 108,112,116,
instinto editorial xv, xix, 6, 34, 62, 64, 117,119-121,123, 127,129,139,151,156,160
84, 109, 116, 117, 125 Intel manuscritos no solicitados 2 marcado
internet 45, 47, 163,164, 169-171 invasión de tipográfico 9 Marek & Charles rx Marek,
la privacidad 34 investigación editorial 8, Richard ix marketing 2, 15, 16, 34, 51
16, 45, 49, 57, departamento de xvi, 2, 3, 51, 59, 64
59, 103, 109, 116, 119 Irak Martínez de Sousa, José 68, 86, 94
42 maxmordón 80 McCormack, Thomas 6
memoria editorial 9, 96, 103, 112, 135 México
Islas Británicas 82 Israel
33, 103, 116, 164 Microsoft 157, 160, 164
72
Landau, Sydney 48
Landis, James D. 16
LaTex 157
latiguillos véase uso de muletillas le Carré,
John 27 Le Guin, Ursula K. 49 lectura
editorial 82, 83,92-94
Lee, Marshall 21
lenguaje
coloquial 7, 9, 79 racista
38, ni, 128 sexista 9, 13, 38, iii,
112 Leningrado 102 Lexis-
Nexis 44
librería 2, 3, 17, 18, 30-32, 39,124, 164 libros
de cocina 33, 88, 148 libros religiosos 19,
41, 48, 61 Lima 106,107 literatura
ín
dic
e
an
alí
tic
o
sexismo véase lenguaje sexista activa 72, 80,131 pasiva 21, 72, 80,131
Shakespeare, William 26
Shelley, Percy Bysshe 109 Wagner, Richard 73 Wall
sintaxis 8, 29 Street 136
Washington World ix
Sócrates 84
Sófocles 26 74,109
weblog 170 Yugoslavia
software 24, 146,148,155, 159, 163, 42,102,113
165,172 St. Martin's ix, 6 western 26,31, 109
Steele, Danielle 32 Stein, White, E. B. 149
Zaire 102
Sol 132 Stephen, Leslie 70 Wikipedia 165
Zambia 44,102
Stoughton, Mary 67 Winchester,
Zavala Ruiz,
Strauss, Johann 99 Strunk Simón 47
Roberto 68
Jr., William 127 subasta Windows 165
Zimbabwe
2,30,32,40 subtítulos véase Woolf, Virginia^o
44,102 Zinsser,
cabezas Word véase
William 33,35,
procesador de
no
Tablada, José Juan 133 textos
tacto editorial ix, x, 6,11, 27, 64, 74-77, 7
En inglés, los más conocidos son el
91, 101,104,115,119,120,135 Tailandia American Heritage Dictionary (3a ed.), el
47 Merriam-Webster's Collegiate Dictionary
tapa véase cubierta televisión x, 2-
(10a ed.), el Random House Webster's
4,39,67,113 TextBridge 160 The Cloisters
College Dictionary (10a ed.) y el Webster's
114 The Dial Press ix, x The Editors
New World Dictionary (3a ed.). Pero tal vez
Association of Cañada 144.150
el diccionario no abreviado más célebre sea
tipografía véase composición tipográfica
títulos véase cabezas el Oxford English Dictionary, que presenta
Togo 47 Tolstoi, Lev 99 una historia de cada entrada, desde la
Torres Gemelas 42 primera aparición del vocablo en la lengua
Trollope, Anthony 73 inglesa. La primera edición del OED fue un
Twain, Mark 27 logro lexicográfico extraordinario, habida
cuenta de que en esa época no existían las
uniformidad editorial 11, 13, 20, 21,
37,48,49,52,53, 80-84,88,92-94, computadoras. Concebida en 1857, la obra
98,141,157,159 Unión Soviética 42,102 uso de doce volúmenes se terminó al cabo de 71
de adjetivos 69,132-135 de adverbios años. La segunda edición, una abultada
133,134 de analogías 135-137 de muletillas obra de 20 volúmenes que contenía casi 60
134,135 de metáforas x, 8, 72, 135-137 de millones de palabras, fue publicada en
verbos 71, 131-135 utilidades xvx, 155 1989. [Sobre esta singular historia,
Uzbekistán 43 recomendamos El profesor y el loco, de
Valdano, Jorge 33 Simón Winchester, Madrid, Debate, 1999.
Venecia 121,122 N. del e.]
2
ventas Arthur Plotnik, The Elements of
x, XVII, 2,3, 15,26,28-30,32-34, 51, Editing: A Modern Guide for Editors and
55» 57» IX7» 1T9» I24» r48 departamento de
xvi, XVII, 15, 16, Journalists, Nueva York, Macmillan, 1982, p.
3o» 51 34.
representante de 3, 50,51, 63 reunión de i
Literary Market Place, una publicación
15,56,63 verificación de datos Vidal, Gore 33
anual que está disponible en la mayoría de
Vietnam 102,103,127 voz
ín
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