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SOCIAL SCIENCE 1º ESO Las Primeras Civilizaciones
SOCIAL SCIENCE 1º ESO Las Primeras Civilizaciones
Gracias al trabajo de los arqueólogos sabemos que hacia el 3500 a. C., en algunas regiones, las aldeas
neolíticas crecieron hasta convertirse en ciudades. Surgieron así las primeras civilizaciones urbanas. En
ellas se levantaron grandes construcciones y se produjeron importantes transformaciones políticas,
económicas y culturales. Esto ocurrió por primera vez en Mesopotamia y, poco después, en Egipto, India y
China.
Las primeras civilizaciones se situaron en los valles de grandes ríos. Por esta razón también se conocen
como civilizaciones fluviales. Mesopotamia se formó en torno a los ríos Tigris y Éufrates; Egipto, a orillas
del Nilo; la India, alrededor del Indo, y China, junto al río Amarillo.
La aparición de las ciudades fue consecuencia de las mejoras introducidas en la agricultura. Estos grandes
ríos experimentaban crecidas en determinadas épocas del año. Las tierras inundadas se fertilizaban con los
sedimentos transportados por las aguas (limo) y, al retirarse estas, se obtenían grandes cosechas. Para
aprovechar mejor el agua y evitar inundaciones descontroladas, se construyeron obras hidráulicas como
canales (cauces artificiales) y diques (muros para contener el agua).
Estas mejoras tuvieron consecuencias importantes: la producción agrícola aumentó en cantidad y variedad,
crecieron el comercio y la actividad artesanal, se extendió la prosperidad económica y aumentó la
población.
La organización política
Para organizar la convivencia y controlar el territorio, los gobernantes de las ciudades se rodearon de un
grupo de personas a su servicio llamados funcionarios.
Unos funcionarios se dedicaron a tareas militares (soldados), otros desempeñaron funciones
administrativas (recaudación de impuestos), y otros realizaron tareas judiciales representando al soberano.
Aparición de la escritura
Las primeras escrituras se realizaron en Mesopotamia y Egipto hacia el IV milenio a. C.
Sin duda, surgieron con fines prácticos, como llevar las cuentas, registrar tratados comerciales, etcétera.
Los funcionarios especialistas en la escritura se llamaban escribas.
La invención de la escritura es muy importante. Desde entonces contamos con fuentes de información
escrita para conocer el pasado. Asimismo, su adopción marca el fin de la Prehistoria y el inicio de la Edad
Antigua.
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En Mesopotamia, en un primer momento, dibujaban de forma esquemática (pictograma) el objeto a
representar. Posteriormente, los dibujos se hicieron aún más esquemáticos.
Los egipcios usaron una escritura ideográfica, llamada jeroglífica. Los jeroglíficos otorgaban un valor
mágico a las palabras. Se escribía sobre piedra (en templos y construcciones funerarias), en tablillas de
madera y en papiros (planta que crece a orillas del Nilo). Para los documentos administrativos y los que
versaban sobre la vida cotidiana, los egipcios crearon escrituras simplificadas (primero la hierática y, más
adelante, la demótica).
La escritura jeroglífica la descifró Jean-François Champollion (siglo XIX) gracias a que se encontró la piedra
Rosetta. En ella aparece el mismo texto en escritura jeroglífica, demótica y en griego.
La sociedad
La prosperidad, derivada de la mayor producción agrícola y del desarrollo del comercio, provocó un
aumento de las diferencias sociales y la aparición de una sociedad jerarquizada.
Quienes más tenían se convirtieron en grandes propietarios y transmitieron su riqueza de generación en
generación, creando un grupo social superior al que pertenecían unos pocos (los privilegiados), que se
situaron por encima de la mayoría (los no privilegiados).
La sociedad estaba compuesta por los siguientes grupos:
Minoría privilegiada. Formada por las familias ricas y poderosas, vivían en grandes casas o en
palacios y no tenían necesidad de trabajar. A esta minoría pertenecía el rey en Mesopotamia y el
faraón en Egipto, que era el cargo principal, y los sacerdotes, que formaban el grupo más
influyente. A continuación, figuraban los funcionarios y el resto de propietarios. Los sacerdotes eran
los más sabios y se reservaban sus conocimientos para mantener y aumentar su poder. Además de
en-cargarse de tareas religiosas, también concentraban poder económico y político.
Resto de personas (no privilegiados). Trabajaban para la minoría privilegiada. En su mayoría eran
agricultores, pastores, pescadores, pequeños comerciantes y artesanos. Una reducida parte de la
población se dedicaba al comercio o a la ar¬te-sanía. Todos los miembros de este grupo vivían
modestamente en pequeñas casas de adobe.
Esclavos. Eran propiedad de otras personas y carecían de derechos. Trabajaban como sirvientes. La
mayoría eran prisioneros de guerra o sus descendientes. Los pobres también llegaban a convertirse
en esclavos cuando no podían pagar sus deudas.
En las primeras civilizaciones, las mujeres hacían un trabajo indispensable para el buen funcionamiento de
la sociedad: trabajaban en el campo, hacían tareas domésticas y cuidaban de los hijos. Pese a ello, las
costumbres y las leyes las discriminaban respecto a los hombres. Aunque se les reconocían algunos
derechos, estaban bajo la tutela de un varón: su padre o su marido. No obstante, muchas mujeres llegaron
a tener un papel importante en la historia. En Egipto, la mujer gozó de mayor igualdad y llegó a reinar en
las mismas condiciones que los hombres.
En ocasiones, los conflictos entre las personas acababan de forma violenta. Además, algunos poderosos
abusaban de su poder y la población terminaba sublevándose. Para evitar la violencia y los abusos, los
reyes en Mesopotamia y los faraones en Egipto impusieron leyes con ayuda de sus funcionarios. Las
pusieron por escrito en lugares visibles para que fueran conocidas y cumplidas por todos.
La recopilación de leyes escritas más importante que conservamos de esta época es el Código de
Hammurabi (mediados del siglo XVIII a. C.).
El código era severo, ya que imponía la pena de muerte para varios delitos y, en general, aplicaba la ley del
talión: «ojo por ojo, diente por diente».
Mesopotamia
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Mesopotamia, que significa «tierra entre ríos», es el nombre que dieron los griegos a la región situada
entre los ríos Tigris y Éufrates.
Medio geográfico
Mesopotamia limita con el golfo Pérsico (al sur), el desierto arábigo (al oeste), los montes Zagros (al este) y
los montes Tauro (al noroeste).
Se trata de una región fértil y atractiva para el asentamiento humano, lo que facilitó las migraciones de
pueblos montañeses, procedentes de las regiones del este, y nómadas del desierto arábigo.
Contexto histórico
La historia de Mesopotamia comenzó con los sumerios, que se establecieron en el sur de la región y
fundaron numerosas ciudades-estado independientes con un territorio propio (Ur, Lagash, Eridú, Uruk,
Kish, Umma). Los conflictos entre ellas eran frecuentes, por lo que todas estaban amuralladas.
En cada ciudad, el cargo más importante era el rey-sumo sacerdote, denominado ensio patesi. Los
habitantes debían llevar sus tributos al templo, que se convirtió en el centro de la vida económica en las
ciudades. Al aumentar la riqueza y la población, los reyes pudieron crear poderosos ejércitos. Cuando una
ciudad conquistaba y sometía a sus vecinas, se convertía en un imperio. Su soberano, o emperador,
gobernaba sus dominios desde sus palacios o encabezaba expediciones para realizar nuevas conquistas o
reprimir rebeliones.
Entre el III milenio a. C. y 330 a. C., se produjo una lucha constante por el control del territorio y de las
rutas comerciales.
En el dominio del territorio de Mesopotamia se sucedieron sumerios, acadios, babilonios, asirios y
babilonios de nuevo, antes de que la zona se incorporara al Imperio persa.
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Imperios mesopotámicos
El pueblo sumerio llegó a Mesopotamia y ocupó el sur de esta región. Creó la que se considera primera
civilización de la historia, y también fue el primero en adoptar un invento revolucionario: la escritura.
Hacia 2350 a. C., el rey de Umma, se puso al frente de una confederación de cincuenta ciudades.
Sargón I, rey de Acad, conquistó Sumer y fundó el pri¬mer imperio de la historia, que apenas duró un siglo.
Le siguió una nueva etapa de predominio sumerio en la que destacaron las ciudades de Lagash y Ur.
Pueblos nómadas proceden¬tes del oeste invadieron Mesopotamia y tomaron el control de varias
ciudades. Una de ellas, Babilonia, se impuso sobre el resto. Su rey Hammurabi impuso su dominio sobre
toda la región.
Los asirios, que vivían en el norte de Mesopotamia, conquistaron Babilonia y también crearon un imperio.
Sus ciudades más importantes fueron Assur y Nínive; en ellas construyeron grandes palacios. Fue un
pueblo guerrero que usaba armas de hierro —muy superiores a las de bronce de sus vecinos—, caballería
de com-bate y carros de guerra. Uno de sus reyes, Asurbanipal, inva-dió Egipto y creó la gran biblio¬teca de
Nínive. El Imperio asirio desapareció tras una rebelión encabezada por Babilonia y los medos, un pueblo
iranio.
Tras la caída del Imperio asirio, Babiloniarecuperó su esplendor. Su rey Nabucodo¬nosor II amplió sus
dominios con¬quistando Jerusalén. Durante su reinado se terminó la reconstrucción del gran zigurat de
Marduk (la torre de Babel), se levantaron los jardines colgantes de Babilonia, que eran terrazas con
jardines a varias alturas (una de las maravillas de la Antigüedad), y en las murallas construyeron la bella
puerta de Ishtar. Finalmente, Ciro II conquistó la ciudad y la incorporó al Imperio persa.
El arte mesopotámico
En Mesopotamia la arquitectura se caracterizó por el uso del ladrillo, el arco de medio punto y la bóveda.
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El ladrillo es una pieza de barro cocida en un horno. Pese a su escasa resistencia, era el principal material
de construcción, ya que la piedra escaseaba. La cerámica vidriada o azulejo se utilizó como un elemento
decorativo para recubrir los muros de ladrillo.
El arco de medio punto es una estructura semicircular con dos puntos de apoyo.
La bóveda es una cubierta curva para cerrar los edificios.
El principal edificio religioso era el zigurat. Estas edificaciones se construían mediante la superposición de
diferentes terrazas de ladrillo y tenían forma de pirámide escalonada. Las procesiones (recorridos en
grupo) ascendían por rampas de escaleras que conducían hasta el santuario, situado en la terraza más
elevada y donde se encontraba la estatua del dios o diosa. Los zigurats tenían una función religiosa,
aunque también económica y política.
El edificio civil (no religioso) de mayor importancia era el palacio. Se componía de numerosas estancias y
en él residían los reyes y su séquito.
En Mesopotamia se crearon esculturas de tres tipos:
Arte mesopotámico
A orillas del río Nilo, en el noreste de África, surgió una civilización fascinante. Hoy podemos conocer su
historia y su cultura gracias al trabajo de los egiptólogos.
Medio geográfico
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Las aguas del Nilo atraviesan el gran desierto del Sahara (tierras rojas), fertilizando la estrecha franja de
tierra por la que discurre (tierras negras).
Durante el verano, el río experimenta una crecida debido a las lluvias torrenciales que recibe en su curso
alto.
El mar Mediterráneo, al norte, y el desierto que lo rodea protegieron a Egipto, en cierta medida, del asalto
de enemigos exteriores.
Contexto histórico
A lo largo del IV milenio a. C., las aldeas neolíticas del valle del Nilo realizaron obras hidráulicas (canales y
diques) con el fin de aprovechar sus aguas para la agricultura y crecieron hasta convertirse en ciudades.
Algunas de estas ciudades se impusieron sobre otras y, con el tiempo, se crearon dos reinos: el Alto Egipto,
en el curso medio del río, y el Bajo Egipto, situado al norte, en su desembocadura. Hacia el 3100 a. C., el
legendario rey Narmer o Menes unificó el Alto y el Bajo Egipto.
La historia de Egipto es muy larga (casi tres mil años), por lo que se divide en cuatro grandes etapas: el
Imperio Antiguo, el Imperio Medio, el Imperio Nuevo y la Baja Época.
El soberano de Egipto, que recibía el título de faraón y era considerado un dios, concentraba todo el poder
político y religioso. Gobernaba con ayuda de funcionarios —como los visires (o ministros) y nomarcas
(gobernadores de las provincias, llamadas nomos)—, sacerdotes y jefes militares.
El cargo de faraón se transmitía a miembros de una misma familia o dinastía. Hasta la conquista de este
territorio por Alejandro Magno, en el siglo IV a. C., en Egipto se sucedieron 31 dinastías.
En el período Tinita, llamado así por su capital, Tinis, se produjo una primera unificación. Durante el
Imperio Antiguo, la capital se estableció en Menfis.
La principal obra de esta etapa de la historia de Egipto fue la construcción de las pirámides de los faraones
Keops, Kefrén y Micerinos cerca de la capital.
El Imperio Antiguo concluyó debido a una serie de revueltas internas y luchas entre monarcas.
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En el siglo XXI a. C., Egipto volvió a unificarse, iniciándose así el Imperio Medio. La capital se trasladó a
Tebas y se emprendió la expansión por tierras del sur (Nubia).
Esta etapa concluyó cuando Egipto fue invadido por un pueblo de origen asiático: los hicsos. Este pueblo
creó sus propias dinastías y estableció su capital en Avaris, sobre el delta del Nilo.
El Imperio Nuevo se inició cuando el faraón de Tebas expulsó a los hicsos. De esta época son la reina
Hatshepsut y los faraones Akenatón (Amenofis IV) y su esposa Nefertiti, Tutankamón, Ramsés II (famoso
por luchar contra los hititas en la batalla de Qadesh, Siria) y Ramsés III (derrotó a los Pueblos del Mar
cuando intentaron invadir Egipto).
Los faraones fueron enterrados en el valle de los Reyes.
Durante la Baja Época, Egipto se fragmentó y fue invadido por nubios, asirios y persas. En el año 332 a. C.
fue conquistado por el macedonio Alejandro Magno y gobernado por la dinastía ptolemaica. La cultura
egipcia se mezcló con la griega y la capital se trasladó a Alejandría. Cleopatra VII fue la última reina de
Egipto, que en el año 30 a. C. se convirtió en provincia de Roma.
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El arte en el antiguo Egipto
Arquitectura
La arquitectura egipcia monumental se caracteriza por el uso de la piedra (más resistente que el adobe), el
colosalismo (construcciones muy grandes) y la utilización de cubiertas (techos) rectas o adinteladas.
Las construcciones principales eran de carácter religioso. Las más importantes fueron las siguientes:
Templos. Son construcciones dedicadas a un dios y a las que solo accedían los sacerdotes. Los más
famosos son los de Karnak y Luxor. Un tipo especial de templo, el speo, se excavaba en la roca. Los
ejemplos más destacados se encuentran en Abu Simbel, como el dedicado a Ramsés II.
Tumbas. Son construcciones provistas de cámaras funerarias o estancias donde se depositaba el
sarcófago (ataúd decorado) con la momia (faraón y altos funcionarios). Algunas también tenían
falsas cámaras vacías para confundir a los ladrones de tumbas. Se distinguen tres tipos de tumbas:
Mastaba. Es un edificio rectangular de paredes inclinadas y una sola planta.
Pirámide. Cuando se aprecia la división en plantas, se llama pirámide escalonada. La más conocida,
la de Zoser, en Sakara (cerca de Menfis), se construyó en el Imperio Antiguo. Después se levantaron
las pirámides clásicas de paredes lisas en Gizeh: las de Keops, Kefrén y Micerinos.
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Hipogeo. Son tumbas excavadas en la roca y ocultas para evitar a los saqueadores. La mayoría se
han encontrado en el valle de los Reyes (cerca de la actual Luxor). El hipogeo más conocido es el de
Tutankamón.
Todos los aspectos relacionados con lo sagrado tenían una gran importancia en la vida de los antiguos
egipcios. No es extraño, por tanto, que las principales obras arquitectónicas de esta civilización sean
construcciones funerarias y templos. Las pirámides, el monumento funerario más espectacular, era una
inmensa escalera que permitía al faraón ascender al cielo para reunirse con Ra, el dios del Sol.
Para acceder a los templos había que atravesar el dromos, una avenida flanqueada por esfinges (animales
fantásticos con cuerpo de león y cabeza humana). La entrada se encuentra en medio de una enorme pared
con los muros inclinados. Frente a ella, a cada lado, en ocasiones se situaban obeliscos (monolitos
verticales que terminan en una pequeña pirámide) y estatuas colosales. Una vez traspasada la puerta de
entrada, la primera estancia era un patio rodeado de columnas, a la que seguía una sala hipóstila. En el
fondo del templo se encontraba el santuario con la estatua del dios. Cerca había un gran estanque que
simbolizaba el origen de la vida.
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Escultura
Al igual que la arquitectura, la escultura en el Antiguo Egipto tuvo sobre todo una finalidad religiosa y funeraria. Las
obras importantes se realizaban en piedra. En ellas, las figuras adoptaban posturas poco naturales para reflejar así su
grandeza y solemnidad. Esto se aprecia en los siguientes rasgos:
Pintura
La pintura en el Antiguo Egipto se utilizó para decorar palacios, templos y tumbas. También se realizó sobre papiro
para ilustrar los libros sagrados.
Entre las principales características destaca el uso de colores planos (sin variaciones de color, sombras o volumen), el
dibujo del contorno de las figuras y la diferencia en el tamaño según la importancia del personaje representado.
La característica que mejor define la pintura egipcia es el canon de perfil. Consiste en dibujar los cuerpos con las
extremidades y el rostro de perfil, pero el tronco y uno de los ojos de frente.
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