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EL CUERPO COMO

CAMPO DE BATALLA
ISFD 104

Profesorado de Educación Primaria

1º A

Análisis del mundo contemporáneo

Responsables: Esquivel-Loziski- Verón

Desde los orígenes de la humanidad el cuerpo se pinta, se marca


(tatuajes), se agujerea (piercings), incluso se mutila (ablaciones) 1. Debe ser
poseedor de marcas que lo identifiquen y diferencien del resto, otorgándole un
lugar dentro de su cultura.

Entonces podemos dar por hecho que el cuerpo es un campo de batalla


constante, batallas un tanto invisibles debido a que muchas veces no somos
conscientes de ellas o no queremos darnos cuenta de su presencia.

La mayoría de las definiciones que podemos encontrar acerca de la


palabra cuerpo hacen referencia a él como algo concreto, que tiene límites
precisos. Sin embargo también existe un esquema corporal que alude a la idea
que tenemos acerca de nuestro cuerpo, por ende estaría sujeto a
modificaciones y pasaría a ser algo subjetivo. Esta representación aislada hace
hincapié a la forma en la que comparamos nuestro aspecto con el de otras
personas e incluso a cómo nos relacionamos con los demás, incluye a todas
aquellas vivencias de las cuales fuimos partícipes.

Generalmente, sólo nos preocupa nuestra apariencia física y que tan


satisfechos estemos o no con ella. Casi siempre vivimos en un estado de
insatisfacción donde constantemente estamos pensando en agradarles a los
demás y siempre surge algún defecto que necesitamos cambiar. Pero, ¿desde
cuándo la apariencia es tan importante?

1
 Separación o extracción de un órgano o parte de la estructura corporal.
Podríamos remitirnos a la concepción social del cuerpo, la cual es
heredera del dualismo cartesiano2 que supone la idea del cuerpo y alma,
dándole mayor importancia al alma y despreciando al cuerpo. Entonces el
concepto social entiende al cuerpo como una construcción socio-cultural, lo que
significa que, según el ámbito en que uno esté inmerso, la sociedad va a
demandarle ciertos requisitos para así ser aceptado y formar parte de ella. Ahí
es cuando los estereotipos adoptados nos empujan a la no aceptación y al
absurdo rechazo del propio cuerpo.

Se invierte tiempo, dinero y energía en cambiar nuestra apariencia


corporal, a veces incluso poniendo en riesgo la salud, por ejemplo al no tener
una alimentación adecuada y exigirle al cuerpo un rendimiento parecido al de
una máquina, pensando en que no hay posibilidades de que existan
consecuencias. El cuerpo pasa a ser víctima de dietas extremas, grandes
esfuerzos en gimnasios, cirugías plásticas, entre otras cosas. Todo sea por el
predominio de alcanzar aquel modelo idealizado.

La modificación de los cuerpos es una práctica milenaria de sentidos y


significaciones múltiples que van desde lo religioso hasta lo ornamental. En la
actualidad, las personas utilizan su corporalidad como un dispositivo
fundamental para comunicarse. De esta forma, organizan, articulan y
construyen aquellas prácticas que ayudan en la formación de su identidad. La
existencia corporal del hombre, hace que los cuerpos hablen de los sujetos y
pasen a ser el centro de representación, lo que conlleva a que se vea bajo
diferentes valoraciones.

En la corporalidad se encuentran los códigos sociales y culturales que


determinan una posición según la importancia y reglas que cada cultura tenga
con respecto al cuerpo. Así se conforma una ética corporal que encarna lo
moral, lo aceptado y lo repudiado, dictando normas que son incorporadas con
total normalidad sin que, ni siquiera, se las critique.

Los medios masivos son grandes responsables de promover


diariamente los estereotipos impuestos, promulgando su aceptación y la

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Según Descartes, existen dos tipos de sustancias radicalmente diferentes: la mente y la materia. Los
seres humanos, según esta teoría, somos una combinación de ambas partes.
búsqueda de alcanzarlos. El mercado nos expone a productos que
supuestamente van a ayudarnos a alcanzar ese aspecto físico deseado,
bombardeándonos con publicidades donde los alimentos dietéticos, la
cosmética y el mundo de la moda nos ofrecen aquello que necesitamos
adquirir.

El poder de estos medios constituye a la legitimidad de los valores


adquiridos por la sociedad. Entonces el cuerpo se transforma en un campo de
batalla del poder, donde las pantallas pasan a ser los instrumentos que
accionan generando ciertas ideas a todas aquellas personas que son
sometidas a estos mensajes. Los individuos comienzan a manejarse con un
criterio de inclusión o exclusión impuesto por los mecanismos de control, donde
son capaces de discriminar a alguien por su forma de vestirse, por ejemplo.

El cuerpo se transforma así en una construcción desde las formas de


comunicación, que sustentan ciertas hegemonías que son completamente
intolerables a lo distinto. La juventud, la belleza y la esbeltez suelen ser los
valores dominantes en la formación del cuerpo-imagen idealizado. La estética
creada desde el poder y la estética formada por la modificación de los cuerpos
es el mecanismo más efectivo a la hora de actuar sobre las personas.

El cuerpo pasa a ser el campo de batalla donde se libra la lucha entre lo


que se le es impuesto y la resistencia a ello. Una lucha constante e
interminable. Se hace presente la obsesión de alcanzar a cualquier precio el
cuerpo-imagen impuesto. A la merced de sufrir patologías de la conducta
alimentaria, trastornos físicos o psíquicos tales como la anorexia y la bulimia.

Estamos en presencia de una cultura consumista donde el cuerpo se


transforma en mercancía y su mantenimiento y representación pasan a ser
temas centrales de la sociedad de consumo.

Aunque todo el mundo pueda verse inmerso en este mundo


estereotipado, en este caso teniendo en cuenta la apariencia corporal, las que
más suelen padecer esta situación son las mujeres. La importancia que tiene la
imagen corporal en un mundo como el nuestro, hace que pase a ser un asunto
central en la vida de ellas. Según estudios realizados, el 80% de las mujeres no
siente satisfacción con su cuerpo. De este modo, la belleza física siempre es
una meta por alcanzar, buscando verse agradables para los demás. Se supone
que la aprobación de los otros para con su aspecto físico va a lograr que una
misma se acepte y se sienta bien con su cuerpo.

A través de las diferentes publicidades que circulan en los medios, se


consigue descalificar el aspecto de las personas por no poder alcanzar el
modelo idealizado que parece imposible. Se ataca de lleno la autoestima con la
finalidad de conseguir un consumo masivo de productos y servicios
relacionados con la belleza. El cuerpo pasa a ser el campo de batalla de la
publicidad, el mercado publicitario pone en guerra al cuerpo de uno con uno
mismo.

No hay que olvidarse de que la situación de la imposición de


estereotipos no tiene piedad con nadie y ataca también a los más chicos. Ellos
se ven bajo la necesidad de verse de tal forma para poder ser parte y no ser
excluidos. Y si no lo hacen, se desencadenan terribles consecuencias tales
como el ser víctimas de bullying en el colegio. Los niños son discriminados por
su aspecto físico, hasta el punto de que sus compañeros no quieran jugar con
ellos por “ser gorditos”, por ejemplo. Llegan a insultarlos sin motivo válido y no
los ven como pares, son considerados inferiores. Otra situación que refleja la
influencia del predominio de ciertas ideas en cuanto al aspecto físico hacia los
más jóvenes, es como varias chicas de 15 años piden como regalo de
cumpleaños hacerse las lolas. Es increíble como influye en el pensamiento el
estereotipo hegemónico, que cada vez se instala con mayor fuerza generando,
en muchos casos, obsesión por verse de cierta manera.

Creemos que la aceptación y la estima propia permitirían poder frenar


con el constante acoso que se sufre a través de los medios de comunicación y
que se hacen más fuertes con todos aquellos productos que se ofrecen en el
mercado. La identidad y el valor de una persona no deben medirse según el
cuerpo- imagen que tiene. Por el contrario, deberíamos replantearnos esa idea
que muchas personas la naturalizaron y les es imperceptible porque fueron
introducidos a través de todos los medios masivos.
Deberíamos poder darnos cuenta que es importante la valoración de
nuestro propio cuerpo, sin importar aquel estereotipo que se busca imponer a
través de diversas maneras, según la cultura a la que se pertenece. Podríamos
aceptar que existen otros tipos de valoraciones para las personas y no sólo
quedarnos con lo físico.

Bibliografía

*Malvar, Oliveira Mercedes. “El cuerpo como campo de batalla. Reflexiones


sobre la corporalidad femenina”  [En línea]
http://www.iesxunqueira1.com/Igualdade/corpo_muller.pdf

*Desviat, Manuel. “El cuerpo como campo de batalla” [En línea]


http://www.atopos.es/pdf_08/editorial.pdf

*Piña, Mendoza, Cupatitzio. “El cuerpo un campo de batalla. Tecnologías de


sometimiento y resistencia en el cuerpo modificado” [En línea]
http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=32512621

*Argelina, Juan. “Tu cuerpo es un campo de batalla” [En línea]


http://burgosdijital.net/cuerpo-campo-batalla/

*“Tu cuerpo es un campo de batalla” [En línea]


http://www.thelightingmind.com/tu-cuerpo-es-un-campo-de-batalla/

*Entwistle, Joanne. ”El cuerpo y la moda. Una visión sociológica” [En línea]
http://s3.amazonaws.com/academia.edu.documents/44680792/6553449-
joanne-entwistle-el-cuerpo-y-la-moda.pdf?
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