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Niñez en clandestinidad
A partir de la recuperación de sus memorias, Laura Alcoba logra en La casa de los
conejos, recuperar parte de la historia de la última dictadura argentina desde el enfoque
de una niña y sus vivencias en la clandestinidad.
“Todo comenzó”. Como si fuera un cuento, así inicia el primer capítulo que escribe
Laura Alcoba en su libro La casa de los conejos, transportándose a la ciudad de La Plata en el
año 1975. Lugar y tiempo donde transcurrieron los hechos relatados en el libro. y que son el
reflejo de la vida en clandestinidad y del terror que habitaría luego en el país bajo la última
dictadura militar.
Gran parte de la historia se enfoca en sus vivencias dentro de “la casa de los conejos”,
lugar con fachada de criadero de esos animales, pero que escondía tras un paredón a la
imprenta más importante de la revista Evita Montonera, material de prensa de la organización
de izquierda, y a varios militantes del espacio. En el transcurso del paso del tiempo dentro de
la novela, se logra ver el aumento del terror de quienes vivían en la clandestinidad ante el
golpe de Estado cívico-militar, y cuáles fueron las estrategias que se fueron dando para su
supervivencia y las de sus familias. La mayoría de ellos se movían bajo seudónimos y
documentaciones falsas, Cacho y Diana son parte de esto, y son quienes acompañarán a
Laura y su madre, mientras el padre de la niña se encuentra ya preso.
Recién en 2008, luego de treinta años de exilio, estas memorias son recopiladas y
contadas en su novela de tinte autobiográfico. La mayor intensidad del relato la da la mirada
infantil de la autora sobre los hechos, no solo las vivencias de miedo o incertidumbre se dejan
vislumbrar, sino la inocencia frente a la exigencia del entorno de un comportamiento con
mayor compromiso como la de cualquier militante orgánico adulto, pero en el papel de una
niña de siete años. A pesar de ciertas características autobiográficas, lo ficcional del relato
logra una narración que pareciera alejada de lo ideológico o moral, dejando lo relatado a libre
interpretación o valoración de quien está frente a la novela.
La casa que es reconocida como “la casa de los conejos” es hoy un espacio físico que
rememora esas historias de militancia y persecución política durante la dictadura. El libro de
Alcoba es también un espacio de recuperación de la memoria desde un encuadre diferente al
que se acostumbra a relatar la historia durante ese período, contada principalmente por
adultos hombres militantes; es por eso que la misma autora considera que la potencialidad de
su obra está en esa mirada infantil. Pero la autora no lo utiliza al libro específicamente como
espacio de memoria, sino que le confiesa a Diana a través del mismo, que no es tanto para
recordar, sino para ver si consigue olvidar un poco.
La casa de los conejos. La casa se encuentra en la calle 30, es la N° 1134, entre 55 y 56.
Laura Alcoba, a cuatro décadas de su exilio, continúa residiendo en Francia y como
docente en la Universidad de París. La casa de los conejos originalmente fue redactada en
francés y traducida posteriormente al español, y aunque los hechos que narran son propios de
la historia argentina, logró un gran éxito en Europa. En parte es este enfoque desde la mirada
infantil que deja a la libre interpretación y valoración, pero también es la autora quien intenta
que el relato se pueda expandir hacia otras miradas que no necesariamente han vivido la
dictadura cívico-militar en sí o el exilio, pero que han pasado por experiencias que pueden ser
relacionadas y para las cuales la novela pone en marcha otras memorias.