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AMPARO DIRECTO 40/2016.

RELACIONADO CON LA REVISIÓN


ADMINISTRATIVA (LEY FEDERAL DE
PROCEDIMIENTO CONTENCIOSO
ADMINISTRATIVO) 3/2016.

QUEJOSO: PAUL HENRI GIMÉNEZ.

PONENTE: MINISTRO EDUARDO MEDINA MORA I.


SECRETARIO: EDUARDO ROMERO TAGLE.

Ciudad de México. Acuerdo de la Segunda Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación, correspondiente al _________ de dos
mil diecisiete.

Vo. Bo.
Señor Ministro:

VISTOS, para resolver los autos del amparo directo 40/2016, y;

RESULTANDO:
Cotejó:

PRIMERO. Hechos que dieron origen al presente asunto. De


las constancias que integran el expediente, se advierte que los hechos
relevantes para la resolución del asunto los siguientes:

a) Relato del vuelo. El cuatro de noviembre de dos mil ocho, a


las dieciocho horas con cuatro minutos, despegó de la ciudad de San
Luis Potosí, con rumbo a la ahora Ciudad de México, una aeronave
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marca Bombardier, modelo Learjet 45, matrícula XC-VMC, propiedad


de la Secretaría de Gobernación1.

La tripulación del vuelo se integraba por tres personas: **********


(Capitán), ********** (Primer Oficial) y ********** (Sobrecargo).
Adicionalmente, había seis pasajeros: ********** (Secretario de
Gobernación), ********** (ex Subprocurador de la Procuraduría
General de la República), ********** (Coordinador de Eventos y
Administrador de la Secretaría de Gobernación), ********** (Directora
de Información de la Secretaría de Gobernación), ********** (Jefe de
Ayudantes del Secretario de Gobernación) y ********** (Director
General de Comunicación Social de la Secretaría de Gobernación).

Cuando la aeronave se aproximaba a la Ciudad de México, la


coordinación del vuelo fue cedida al Controlador de Llegadas, pues la
aeronave se encontraba detrás de un Boeing 767-300 procedente de
Buenos Aires, Argentina, y a su vez era seguido por una aeronave
Fokker 100.

El protocolo indicaba que las aeronaves que llegaran por el


norte debían volar con dirección hacia la Base Aérea Militar Santa
Lucía y posteriormente virar al “Vor Mateo” (localizado en
Tlalnepantla, Estado de México). Tales maniobras permiten que las
aeronaves se incorporen al flujo de llegadas del Aeropuerto
Internacional de la Ciudad de México.

A las dieciocho horas con treinta y ocho minutos y cuarenta y


ocho segundos, el controlador indicó al Learjet 45 que disminuyera su

1
La reconstrucción de la bitácora de vuelo se desprende del dictamen de la Comisión
Investigadora, de dos de noviembre de dos mil nueve.

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velocidad a doscientos nudos, para así ajustar la distancia con el


Boeing 767-300. Sin embargo, a las dieciocho horas con cuarenta
minutos y siete segundos, se le solicitó que incrementara su velocidad
a doscientos veinte nudos.

A su vez, a las dieciocho horas con cuarenta y un minutos y seis


segundos, se solicitó al Boeing 767-300 que redujera la velocidad a
ciento sesenta nudos, para evitar que se acercara demasiado a una
aeronave que iba adelante.

A las dieciocho horas con cuarenta y cuatro minutos y ocho


segundos, el controlador instruyó al Boeing 767-300 para que redujera
su velocidad a la mínima de aproximación para el descenso. En ese
momento, el Learjet 45 se encontraba a una distancia de cinco punto
siete millas náuticas, y volaba a una velocidad de doscientos sesenta
y dos nudos, mientras que el Boeing 767-300 lo hacía a una velocidad
de ciento ochenta y tres nudos.

En consecuencia, a las dieciocho horas con cuarenta y cuatro


minutos y catorce segundos, se instruyó al Learjet 45 para que
redujera su velocidad a ciento ochenta nudos; sin embargo, el sistema
indica que la desaceleración significativa de velocidad ocurrió
setenta y cinco segundos después de la instrucción.

Esto es, la reducción de la velocidad se llevó a cabo con una


demora, pues la última maniobra que se le instruyó debió durar
cincuenta y nueve segundos cuando en realidad tardó setenta y cinco
segundos, lo cual incrementó la distancia recorrida por el avión en la
realización de la maniobra.

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La anterior circunstancia generó que el Learjet 45 se colocara


por debajo de la trayectoria del Boeing 767-300, lo que contribuyó
junto a la estabilidad atmosférica, la diferencia de velocidades entre
las aeronaves y la distancia entre las mismas –en ese momento de
tres punto ocho millas náuticas–, a que el Learjet 45 se encontrara
con la turbulencia de estela producida por la otra aeronave, sin que el
controlador de tránsito aéreo hubiese emitido alguna medida
preventiva o correctiva.

b) Impacto de la aeronave y su relación con el ahora


quejoso. El impacto de la aeronave ocurrió en la intersección de las
calles Monte Pelvoux y Ferrocarril de Cuernavaca2.

La aeronave se impactó inicialmente con el terreno –en un


ángulo estimado de cuarenta y cinco grados–. La punta del ala
derecha golpeó un automóvil estacionado y se desprendió del ala,
mientras que el ala izquierda golpeó un árbol que se encontraba en el
otro lado de la calle.

Así, la aeronave se desplazó contra un poste de luz, vehículos


estacionados y en movimiento, así como contra un puesto ambulante
con estructura metálica, para luego colisionar contra un edificio
denominado “Centro Empresarial Lomas”, después de lo cual explotó
y se fragmentó en un sinnúmero de partes –los restos se dispersaron
en un patrón de hasta cien metros de longitud a partir del punto de
impacto inicial–. Un fuego posterior al impacto finalmente consumió la
mayoría de la nave.

2
Los siguientes datos se advierten del dictamen de la Comisión Investigadora, de dos de
noviembre de dos mil nueve.

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Los tres tripulantes de la aeronave, así como los seis pasajeros


sufrieron lesiones fatales con motivo del accidente.

Ahora bien, cabe señalar que el señor Paul Henri Giménez se


encontraba circulando en su automóvil en la zona de Lomas de
Chapultepec, justo en el momento en que la aeronave de la Secretaría
de Gobernación sufrió el impacto3.

Su vehículo se vio inmerso en el fuego provocado por el


accidente. Sin embargo, el señor Henri Giménez logró salir del
vehículo, habiendo sufrido quemaduras y lesiones de suma gravedad.

c) Consecuencias del accidente en el ahora quejoso. Con


motivo del accidente, a las veintiún horas con quince minutos, el señor
Henri Giménez ingresó al servicio de urgencias del Hospital General
“Dr. Manuel Gea González”, destacando los siguientes datos4:

- El paciente contaba con una quemadura directa por fuego en el


sesenta y cinco por ciento de su superficie corporal –quemaduras de
segundo y tercer grado–.

- Contaba con probable trauma cerrado de tórax y abdomen,


secundario a onda de expansión.

3
El señor Henri Giménez nació en Venezuela, y tiene la nacionalidad francesa, contando, en
noviembre de dos mil ocho, con treinta y tres años de edad. Se encontraba en nuestro país con la
calidad de No Inmigrante, al trabajar en el área de ventas de **********. Tales datos se advierten de
la relación de hechos narrada en la demanda de amparo.
4
Relatados en la sentencia reclamada de veintisiete de enero de dos mil dieciséis. Fojas 587 y 588
del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

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- El paciente ingresó a la sala de reanimación, en la que recibió


resucitación con fluidos intravenosos, y su vía aérea fue intubada,
recibiendo apoyo ventilatorio mecánico.

- Se encontraron lesiones por quemaduras en la vía aérea, el


tórax anterior, posterior, extremidades superiores e inferiores, y fue
remitido a terapia intensiva.

Cabe agregar que las secuelas con que actualmente cuenta el


señor Henri Giménez con motivo del accidente, son las siguientes:

- Cicatrices por quemaduras de segundo y tercer grado en el


rostro, así como pérdida de cabello.

- Cicatrices de gran tamaño en tórax y abdomen, así como


injertos de piel en diversas partes de tales regiones corporales.

- Amputaciones de falanges en los dedos segundo a quinto de


ambas manos.

- Contractura por cicatriz en el primer dedo de la mano derecha,


así como en los dedos segundo a quinto de la mano izquierda.

- Muerte de músculos voluntarios de la pierna derecha.

- Lesiones cutáneas en la pierna izquierda, así como en las


extremidades inferiores.

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Aunado a ello, el señor Henri Giménez cuenta con limitaciones


en el movimiento de sus manos y pies, así como de la pierna derecha,
problemas de incontinencia urinaria y fecal, y desviación de la
columna vertebral hacia la izquierda, aunado a problemas de
autoestima y otras problemáticas emocionales relacionadas5.

d) Emisión del reporte. El dos de noviembre de dos mil nueve,


se aprobó el reporte final de la Comisión Investigadora y
Dictaminadora de accidentes aéreos6, en relación a lo acontecido un
año antes con la aeronave de la Secretaría de Gobernación7.

Con motivo de tal informe, la Comisión estableció los siguientes


hallazgos respecto del accidente:

- La aeronave estaba certificada, equipada y fue despachada y


operada de acuerdo a los procedimientos correspondientes.

- El mantenimiento fue aplicado de acuerdo a lo establecido por


el fabricante y las autoridades.

- No hay evidencia de falla mecánica en la aeronave o sus


componentes.

5
Tales elementos se tuvieron por demostrados en la sentencia reclamada, a partir del dictamen
pericial en materia médica, ofrecido por el actor. Fojas 588 a 592 del expediente ********** del
Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
6
La Comisión en cuestión estuvo integrada por personal de la Secretaría de Comunicaciones y
Transportes, en específico de la Dirección General de Aeronáutica Civil, de Servicios a la
Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano, de Aeropuertos y Servicios Especiales, de la Dirección
General de Protección y Medicina Preventiva en el Transporte, y de la Procuraduría General de la
República. De igual forma, se contó con integrantes del Colegio de Pilotos Aviadores de México,
del Colegio de Controladores de Tránsito Aéreo Mexicano y del Colegio de Ingenieros Mexicanos
de Aeronáutica. Adicionalmente, se contó con personal de las siguientes agencias: National
Transportation Safety Board, Air Accident Investigation Branch, Federal Aviation Adminstration, y
Federal Bureu of Investigation.
7
Fojas 150 a 231 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

7
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- No hay elementos para sospechar que había fuego en el avión


o que se fragmentó antes del impacto.

- No existía condición meteorológica adversa.

- La tripulación y los controladores aéreos tenían certificados de


aptitud vigentes.

- No hay rastros de intoxicación por drogas o alcohol en la


tripulación.

- Las licencias de la tripulación y los controladores de tránsito


aéreo estaban vigentes.

- Se encontraron deficiencias e irregularidades en el proceso de


obtención de los certificados de capacidad de ambos pilotos.

- Se observaron omisiones en la aplicación de algunos


procedimientos y estándares del controlador de tránsito aéreo.

- La aeronave estuvo en una posición muy vulnerable respeto a


la turbulencia de la aeronave pesada precedente.

A partir de ello se indicó que la causa probable del accidente fue


la “pérdida de control a baja altura y posterior impacto de la
aeronave con el terreno, por encuentro con la turbulencia de
estela precedida por la aeronave que le precedía”.

8
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Tal causa probable, a consideración de la Comisión


dictaminadora, se debió a seis factores contribuyentes:

1. Falta de capacitación adecuada de la tripulación de la


aeronave.

2. Demora de la tripulación de vuelo en la reducción de la


velocidad.

3. Falta de control de tránsito aéreo en emitir una medida


correctiva al acercamiento excesivo de las aeronaves.

4. Probable fatiga acumulada en el controlador de tránsito aéreo.

5. Otorgamiento de capacidades de vuelo, con problemas


administrativos y probable corrupción.

6. Insuficiente supervisión del operador de la aeronave al


prestador de servicio de mantenimiento y operación.

SEGUNDO. Reclamación de indemnización y resoluciones


administrativas. Mediante escritos presentados el tres de noviembre
de dos mil diez, Paul Henri Giménez interpuso reclamación de
indemnización por daños causados por el Estado8, en contra de las
siguientes autoridades:

- Secretaría de Gobernación.

8
Fojas 249 a 323 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

9
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- Secretaría de Comunicaciones y Transportes; Servicio a la


Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano; Dirección General de
Aeronáutica Civil; y Controladores de tráfico aéreo responsables.

De tales autoridades solicitó una indemnización por: (i) daños


personales; (ii) daño moral; (iii) gastos médicos pasados, presentes y
futuros; y (iv) perjuicios, lucro cesante y daño al proyecto de vida con
base en su esperanza y expectativa de vida.

A partir de la interposición de tales reclamaciones por


responsabilidad patrimonial del Estado, ocurrieron los siguientes
acontecimientos:

a) Finiquito de la Secretaría de Gobernación. El veinticuatro


de noviembre de dos mil diez9, Daniel Alejandro Díaz Álvarez,
apoderado para pleitos y cobranzas del señor Henri Giménez, aceptó
por parte de Axa Seguros, sociedad anónima de capital variable –en
su calidad de aseguradora de la Secretaría de Gobernación–, un
finiquito por $**********. (**********), por concepto de incapacidad total
permanente, gastos médicos incurridos y erogados, gastos médicos
futuros y daño moral.

b) Resolución de la Secretaría de Comunicaciones y


Transportes. El veintiocho de enero de dos mil once, el Titular de la
Unidad de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Comunicaciones y
Transportes determinó que era improcedente la pretensión del
reclamante10.

9
Fojas 241 a 246 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
10
Fojas 140 a 148 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

10
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Ello en virtud de que no existió actividad administrativa irregular


por parte de las unidades y servidores de dicha dependencia, pues los
hechos fueron consecuencia de un accidente, aunado a que el
finiquito otorgado por la Secretaría de Gobernación cubrió y reparó en
su totalidad los daños causados como consecuencia del accidente.

c) Resolución de la Secretaría de Gobernación. Finalmente,


el treinta y uno de enero de dos mil once, el Titular de la Unidad de
Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Gobernación emitió el oficio
**********, mediante el cual determinó que era improcedente la
reclamación de indemnización formulada por el señor Henri
Giménez11.

Lo anterior, toda vez que el señor Henri Giménez había recibido


una indemnización por parte de dicha dependencia, acto en el que su
apoderado para pleitos y cobranzas señaló que no se reservaba
ningún tipo de acción ni derecho en su contra, al haberse dado por
satisfecho en el pago de los conceptos consignados en el finiquito.
Aunado a que es improcedente el reclamo en cuestión en los términos
planteados, pues la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del
Estado no incluye los conceptos de “lucro cesante” y “daño al proyecto
de vida”.

TERCERO. Demanda de nulidad. A efecto de combatir las


anteriores resoluciones administrativas, el señor Henri Giménez
promovió juicio de nulidad, mediante escrito presentado el veintitrés
de marzo de dos mil once12.

11
Fojas 134 a 137 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
12
Fojas 1 a 130 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

11
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Mediante tal escrito, el señor Henri Giménez hizo valer,


medularmente, los siguientes conceptos de impugnación:

- Primer concepto de impugnación. Si bien la Secretaría de


Gobernación le dio un pago, lo cierto es que el mismo no incluía los
gastos de la aseguradora con la que tenía contratada una póliza el
reclamante, así como los gastos médicos futuros, los conceptos no
cubiertos en la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del
Estado, y los gastos y costas para recuperar los anteriores conceptos.

Esto es, en ningún momento se otorgó un finiquito final como


afirma la Secretaría de Gobernación, por lo que no existe una
indemnización total y completa a su favor, toda vez que el monto
otorgado no alcanzará para cubrir los gastos médicos futuros en que
incurrirá, al ser obligación del Estado cubrir cualquier cantidad sobre
la ya cubierta.

- Segundo concepto de impugnación. Los montos ya


otorgados por la Secretaría de Gobernación no cubren en su totalidad
la indemnización que corresponde en términos de la Ley Federal de
Responsabilidad Patrimonial del Estado, aunado a que las
autoridades se abstuvieron de aplicar debidamente los preceptos y
criterios adecuados para calcular el daño moral, pues al tratarse de un
accidente aéreo le resultaba aplicable el artículo 1916 del Código Civil
Federal, debiendo atender a los derechos lesionados, el grado de
responsabilidad, la situación económica del responsable y la de la
víctima, así como el resto de circunstancias del caso.

12
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El actor añadió que los límites por concepto de daño moral que
establece la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado
son inconstitucionales, pues el monto de indemnización debe ser
estimado en términos objetivos, reales y razonables.

- Tercer concepto de impugnación. El Constituyente


Permanente quiso que los gobernados contaran con la garantía de
integridad patrimonial, por lo que corresponde a la autoridad
indemnizar por los daños y perjuicios causados, en tanto los
particulares no tienen la obligación jurídica de soportar los daños y
perjuicios que sufran por la actividad administrativa del Estado, pues
lo irregular en materia de responsabilidad objetiva es la producción del
daño en sí mismo.

En otras palabras, cuando se cause un daño y no pueda


restablecerse la situación anterior, se deberán pagar daños y
perjuicios, incluyendo la privación de cualquier ganancia lícita que
debiera haberse obtenido con el cumplimiento de la obligación, en
tanto la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ha señalado que la reparación integral incluye el proyecto
de vida afectado por el actuar de la autoridad.

En el caso concreto, el nacimiento de la responsabilidad surgía


con sólo establecer la existencia del daño y su causa, siendo
responsabilidad del concesionario, permisionario, propietario o
poseedor de la aeronave cubrir las indemnizaciones por los daños
causados.

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- Cuarto concepto de impugnación. Existe responsabilidad


extracontractual objetiva y directa de la Secretaría de Gobernación
como propietaria de la aeronave que causó daños y perjuicios al actor,
en términos del artículo 1913 del Código Civil Federal, así como de la
Secretaría de Comunicaciones y Transportes, de la Dirección General
de Aeronáutica Civil, de los Servicios a la Navegación en el Espacio
Aéreo Mexicano, y de los controladores de tráfico aéreo, de
conformidad con el reporte que fue emitido durante la investigación
del accidente en cuestión.

CUARTO. Trámite y resolución del juicio de nulidad. La


demanda en cuestión fue turnada a la Primera Sala Regional
Metropolitana del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa,
misma que por auto de nueve de mayo de dos mil once13 admitió la
demanda y en auto de diez de mayo siguiente14 solicitó que la Sala
Superior de dicho tribunal ejerciera su facultad de atracción.

El veinte de mayo de dos mil once, la Sala Superior del Tribunal


Federal de Justicia Fiscal y Administrativa determinó ejercer su
facultad de atracción15, y el veintiséis de junio de dos mil trece se
declaró cerrada la instrucción del juicio16.

Seguidos los trámites correspondientes, el veintisiete de enero


de dos mil dieciséis17, la Sala Superior del Tribunal Federal de Justicia
Fiscal y Administrativa dictó sentencia mediante la cual se reconoció
la legalidad y validez de la resolución emitida por la Secretaría de
Gobernación, y se declaró la nulidad de la resolución dictada por
13
Foja 385 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
14
Foja 386 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
15
Foja 409 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
16
Foja 2330 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
17
Fojas 433 a 715 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

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la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, en virtud de las


siguientes consideraciones torales:

- La Secretaría de Gobernación se encuentra facultada para


adquirir bienes muebles e inmuebles para desarrollar las actividades
que tiene encomendadas, de lo que se advierte plenamente facultada
para adquirir la aeronave en cuestión, aunado a que cumplió con la
obligación de contratar los servicios de aseguramiento.

- Por tanto, la propiedad y uso de la aeronave no pueden ser


considerados como una actividad administrativa irregular por parte de
la Secretaría de Gobernación, pues entre los factores que
contribuyeron al accidente, se encuentra el hecho de que la Dirección
General de Aeronáutica omitió supervisar el debido funcionamiento de
algunas escuelas de adiestramiento para el personal técnico
aeronáutico, confirmando así la resolución de dicha autoridad.

- Respecto de la Dirección General de Aeronáutica Civil y


Servicios a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano, las mismas
se encargaban de supervisar las cuestiones relacionadas con la
navegación aérea en nuestro país, por lo que en el presente caso
omitieron cumplir con sus obligaciones, al haber dejado de realizar
sus actos de cuidado y supervisión, por lo que se actualizó una
actividad administrativa irregular.

- En el presente caso, si bien se está en presencia de un


accidente aéreo, no puede estimarse que se está en presencia de un
caso fortuito, pues el percance tuvo como factores contribuyentes
determinados aspectos atribuibles a la Secretaría de Comunicaciones

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y Transportes, sin que éstos encuadren en el concepto de debida


diligencia, en especial si se toma en consideración que el nexo causal
entre los acontecimientos y el daño sufrido se encuentra plenamente
acreditado, al haberse demostrado las secuelas físicas, cosméticas y
estéticas que ha sufrido con motivo del accidente.

- En consecuencia, es procedente la indemnización reclamada


como reparación con motivo de la actividad administrativa irregular,
pues el demandante no tenía la obligación jurídica de soportar las
consecuencias del accidente.

- Por lo que respecta al finiquito entregado por la Secretaría de


Gobernación, su existencia no significa que con el pago efectuado se
haya cubierto al demandante la indemnización a que tiene derecho,
pues en el propio documento se establecieron los conceptos que
quedaron excluidos del pago recibido, entre los que destacan el lucro
cesante, además de haberse señalado que en caso de que los
montos resultasen insuficientes, el Estado continuaría obligado a
resarcir la diferencia correspondiente.

- Una vez establecido lo anterior, por lo que hace a los daños


personales, se indicó que no existía adeudo alguno, pues la cantidad
ya había sido cubierta por el finiquito de la Secretaría de Gobernación.

- En relación al daño moral, la Sala responsable atendió al


artículo 14, fracción II, de la Ley Federal de Responsabilidad
Patrimonial del Estado, por lo que se indicó que la cantidad ya había
sido cubierta en el finiquito a que se ha hecho alusión.

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- En relación a los gastos médicos pasados, presente y futuros,


se indicó que con motivo del percance, el actor incurrió en gastos
médicos equivalentes a $********** (**********), los cuales fueron
cubiertos en su totalidad a través del finiquito de la Secretaría de
Gobernación. Sin embargo, se estableció la obligación de cubrir una
cantidad por gastos médicos futuros, por la cantidad de $**********
(**********).

- En relación con el lucro cesante y el proyecto de vida, se


consideró que la ley de la materia reconoce tales conceptos al
contemplar la figura de la reparación integral del daño, tal y como se
advierte de la jurisprudencia de la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en especial si se atiende a que en el presente caso, el
actor quedó imposibilitado para desarrollar cualquier actividad laboral.

- Así, a partir de los elementos de prueba que fueron exhibidos


durante la sustanciación del juicio de nulidad, se arribó a la conclusión
de que hasta ese momento se había generado por concepto de lucro
cesante una cantidad de $********** (**********), mientras que por el
lucro cesante relativo a la esperanza o expectativa de vida, se otorgó
una cantidad de $********** (**********).

QUINTO. Demanda de amparo directo. En contra de tal


determinación, mediante escrito de quince de abril de dos mil
dieciséis, el señor Henri Giménez, a través de su apoderado Daniel
Alejandro Díaz Álvarez, promovió juicio de amparo directo18, a través
del cual, hizo valer medularmente los siguientes conceptos de
violación:

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Fojas 17 a 90 del cuaderno del juicio de amparo directo 40/2016 (demanda de amparo).

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- Primer concepto de violación. La autoridad responsable


transgredió los principios de congruencia y exhaustividad, en tanto
que el reclamo hecho valer en la demanda de nulidad respecto de la
Secretaría de Gobernación no se sustentó en la adquisición de la
aeronave, sino que la responsabilidad a cargo de tal dependencia
deriva de su carácter de propietaria y por el uso de la misma.

Esto es, la actividad administrativa irregular no consistió en la


adquisición de la aeronave, sino en los datos que arroja el reporte
emitido por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pues ni la
adquisición ni el proceso de compra generaron un daño, sino que éste
se ocasionó por la propiedad y uso en sí de la aeronave, toda vez que
la regularidad de la actuación de dicha dependencia estriba en que
sus aviones no colisionen contra los gobernados.

Lo anterior se fortalece por el hecho de que acorde a la Ley de


Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, la
Secretaría de Gobernación estaba obligada a contratar los servicios
para mantener adecuada y satisfactoriamente asegurados los bienes
con que cuente.

Asimismo, resulta evidente la existencia de responsabilidad


patrimonial por el hecho de que el quejoso recibió de la Secretaría de
Gobernación un pago parcial proveniente de la aseguradora de la
aeronave por concepto de cobertura por daños a terceros bajo la
póliza que se había contratado. Esto es, si se cuenta con un seguro y
se verifica un accidente, y la aseguradora admite el daño y realiza un
pago parcial, entonces es claro que el dueño del bien incurrió en
responsabilidad.

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El quejoso añade que si bien el artículo 109 constitucional hace


mención a la actividad administrativa irregular, lo cierto es que se
incluyó la noción de daños y el concepto de responsabilidad objetiva y
directa, lo que supone que siempre que la actividad del Estado cause
un daño –con independencia de que sea regular o no– se genera la
correlativa obligación de repararlo.

En consecuencia, la actividad administrativa irregular en que


incurrió la Secretaría de Gobernación, deriva de la propiedad y uso de
la aeronave que estuvo involucrada, y no en la adquisición de la
misma, lo cual se corrobora por el contenido del artículo 70 de la Ley
de Aviación Civil, que establece que cuando por la operación de una
aeronave se causen daños a personas que se encuentren en la
superficie, nacerá la responsabilidad solamente con establecer la
existencia del daño y su causa, siendo responsabilidad del
concesionario, propietario o poseedor, cubrir las indemnizaciones por
los daños que se causen.

Adicionalmente, la Sala responsable se abstuvo de estudiar el


motivo de responsabilidad descrito en las conclusiones del reporte
emitido por la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, pues la
Secretaría de Gobernación estaba obligada a contratar servicios para
mantener adecuada y satisfactoriamente asegurados los bienes con
los que cuente. Ello se demuestra por el hecho de que la dependencia
celebró un contrato de prestación de servicios para el mantenimiento
de la aeronave –documento que por tanto implica una actividad
administrativa–. Sin embargo, en el citado reporte se indica como
causa probable del accidente, la “insuficiente supervisión del operador

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de la aeronave al prestador de servicio de mantenimiento y


operación”, sin que en el juicio de origen existan pruebas o
argumentos que tiendan a demostrar la regularidad de la actuación de
la Secretaría de Gobernación.

Por otra parte, el pago realizado por la Secretaría de


Gobernación se sustentó en el artículo 15 de la Ley Federal de
Responsabilidad Patrimonial del Estado, por lo que reconoció
tácitamente la responsabilidad en que incurrió derivado del accidente,
pues se hizo efectiva la póliza que para tal efecto se contrató.

- Segundo concepto de violación. La autoridad responsable


aplicó el artículo 14, fracción II, de la Ley Federal de Responsabilidad
Patrimonial del Estado, no obstante el artículo es inconstitucional e
inconvencional, al limitar el monto a pagar por concepto de daño
moral ante la actividad administrativa irregular del Estado.

Lo anterior es así, toda vez que del artículo 109 constitucional,


así como del numeral 63 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, se despende la existencia de un derecho fundamental a
gozar de la reparación integral del daño surgido. Tal indemnización,
acorde a los precedentes de esta Suprema Corte, requiere ajustarse a
la realidad del caso concreto, pues es el juez y no el legislador quien
debe individualizar el monto correspondiente.

Una norma no puede ser válida si limita a un monto determinado


la indemnización por concepto de daño moral, pues se trastocaría el
derecho fundamental de obtener una reparación integral del daño, al
impedir que el juez tenga libertad para determinar el monto que

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corresponde por daño moral, aspecto que ya ha sido declarado


inconstitucional por la Primera Sala de esta Suprema Corte.

En consecuencia, la Sala responsable debió haber inaplicado el


citado numeral, y como consecuencia de lo anterior, analizar la
cuantía sin el límite establecido en la ley. Así, el monto a cubrir
asciende a $********** (**********), que restándole la cantidad ya
otorgada por la Secretaría de Gobernación, implica un monto final de
$********** (**********).

Finalmente, se deberá tomar en consideración que en este caso,


el estándar de protección al derecho a la salud debe ser más alto,
pues el cumplimiento de tal derecho debe ser reparador en forma
integral y absoluto.

- Tercer concepto de violación. La autoridad responsable


incurrió en una incongruencia interna, puesto que por un lado afirma
que por concepto de gastos médicos futuros le corresponde pagar una
cantidad total de $********** (**********), de los cuales la Secretaría de
Gobernación ya pagó $********** (**********), por lo que el remanente a
pagar es de $********** (**********), y no los $********** (**********) que
se indican en la sentencia impugnada.

- Cuarto concepto de violación. Si bien la autoridad


responsable reconoció expresamente la procedencia de que se
condene a pagar al Estado el lucro cesante derivado por la actividad
administrativa irregular, lo cierto es que incumplió con el mandato
constitucional de llevar a cabo la reparación integral del daño.

21
AMPARO DIRECTO 40/2016

Sobre el lucro cesante, la Corte Interamericana de Derechos


Humanos ha señalado que debe ser adecuado a los ingresos que
recibiría la víctima al momento en que se generó el daño, calculando
los que habría percibido bajo dicha premisa hasta su posible
fallecimiento natural, esto es, se deben contabilizar todos los ingresos
que hubiese percibido hasta su posible fallecimiento, por lo que se
debe tomar en cuenta la expectativa de vida que tenía la persona al
momento del acto generador de la indemnización, para así poder
calcular los años que dejó de percibir sus ingresos.

Conforme a la jurisprudencia de la Corte Interamericana de


Derechos Humanos, la expectativa de vida –considerando que el
quejoso tenía cuarenta punto tres años adicionales de expectativa– y
no así la expectativa de vida laboral –en este caso, de veintisiete
años–, es la que se debe tomar en consideración para el cálculo del
lucro cesante.

Adicionalmente, incluso la expectativa de vida laboral fue


valorada de modo incorrecto, pues no se agota conforme a la edad
contemplada por el artículo 154 de la Ley del Seguro Social (sesenta
años), ya que no se trata de una regla general en cuanto a la edad de
jubilación, pues incluso después de tal edad la persona sigue
percibiendo un cúmulo de derechos cuantificables, como la pensión
vitalicia.

Por otra parte, la autoridad responsable llevó a cabo una


indebida valoración de las pruebas que fueron ofrecidas en el juicio de
nulidad, en tanto con las mismas se reconoció que el quejoso tenía un
nivel socioeconómico alto, pero desconociendo los ingresos que

22
AMPARO DIRECTO 40/2016

percibía, consistentes en $********** (**********), bajo el argumento de


que no se exhibió el contrato de prestación de servicios profesionales,
pasando por alto que éste puede ser escrito o verbal y que se debe
presumir su existencia ante la prestación de un trabajo personal,
razón por la que no se debió tomar en consideración como monto
para el cálculo del lucro cesante, el doble del salario mínimo, como se
advierte de la sentencia reclamada.

Tal demanda de amparo directo fue turnada al Vigésimo Tribunal


Colegiado en Materia Administrativa del Primer Circuito, cuya
Magistrada Presidenta, mediante auto de veintisiete de abril de dos
mil dieciséis, admitió a trámite la demanda en cuestión19.

SEXTO. Recurso de revisión fiscal. De igual manera, a efecto


de combatir la resolución de la Sala Superior del Tribunal Federal de
Justicia Fiscal y Administrativa, la Secretaría de Comunicaciones y
Transportes, a través del Director General Adjunto de Procesos
Contenciosos de la Unidad de Asuntos Jurídicos, interpuso recurso de
revisión20.

Tal asunto fue turnado al Vigésimo Tribunal Colegiado en


Materia Administrativa del Primer Circuito, cuya Magistrada
Presidenta, mediante auto de veintisiete de abril de dos mil dieciséis,
admitió a trámite el recurso21.

Posteriormente, mediante escrito de veintisiete de mayo de dos


mil dieciséis, el Director General de lo Contencioso de la Unidad
19
Fojas 90 y 91 del cuaderno del juicio de amparo directo ********** del índice del Tribunal
Colegiado (auto de admisión).
20
Fojas 103 a 227 del cuaderno de la revisión fiscal 3/2016 (escrito del recurso).
21
Foja 134 del cuaderno de revisión fiscal ********** del índice del Tribunal Colegiado (auto de
admisión).

23
AMPARO DIRECTO 40/2016

General de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Gobernación,


interpuso recurso de revisión adhesivo22, mismo que se admitió
mediante auto de treinta y uno de mayo de dos mil dieciséis23.

SÉPTIMO. Facultad de atracción. Mediante resolución de


treinta y uno de agosto de dos mil dieciséis24, esta Segunda Sala
resolvió la solicitud de ejercicio de la facultad de atracción 275/2016, a
través de la cual se determinó lo siguiente:

- Ejercer la facultad de atracción para conocer del juicio de


amparo directo ********** del índice del Vigésimo Tribunal Colegiado en
Materia Administrativa del Primer Circuito; y

- En consecuencia, ejercer la facultad de atracción para conocer


de la revisión fiscal ********** del índice de dicho órgano jurisdiccional,
al tratarse de un asunto relacionado con el citado amparo directo.

OCTAVO. Trámite ante esta Suprema Corte. Así las cosas,


mediante auto de veintiséis de septiembre de dos mil dieciséis25, el
Presidente de este Alto Tribunal ordenó el registro del amparo directo,
y lo turnó al Ministro Javier Laynez Potisek, ordenando su envío a la
Sala de su adscripción.

Por acuerdo de veintisiete de octubre de dos mil dieciséis, el


Presidente de esta Segunda Sala determinó que ésta se avocaba al
22
Fojas 200 a 207 del cuaderno de revisión fiscal ********** del índice del Tribunal Colegiado
(recurso de revisión adhesivo)
23
Foja 209 del cuaderno de revisión fiscal ********** del índice del Tribunal Colegiado (auto de
admisión).
24
Fojas 3 a 14 del cuaderno del juicio de amparo directo 40/2016 (copia de la resolución de la
facultad de atracción). El asunto fue elaborado bajo la Ponencia del Ministro Pérez Dayán, y contó
además con los votos de los Ministros Medina Mora I., Laynez Potisek y Franco González Salas,
encontrándose ausente la Ministra Luna Ramos.
25
Fojas 158 a 160 del cuaderno del juicio de amparo directo 40/2016 (auto de registro y turno).

24
AMPARO DIRECTO 40/2016

conocimiento del asunto y, por tanto, ordenó remitir el expediente


relativo al Ministro ponente para la elaboración del proyecto de
resolución respectivo26.

Por su parte, mediante acuerdo de siete de noviembre de dos mil


dieciséis, el Presidente de este Alto Tribunal ordenó el registro de la
revisión fiscal que fue atraída, y la turnó al Ministro Javier Laynez
Potisek, ordenando la remisión a la Sala de su adscripción27.

Sin embargo, por dictamen de diez de noviembre de dos mil


dieciséis, el Ministro Laynez Potisek estimó encontrarse impedido para
conocer de los presentes asuntos28, lo cual se sometió a consideración
de los integrantes de esta Segunda Sala29.

Posteriormente, por acuerdo de veintitrés de noviembre de dos


mil dieciséis, el Presidente de esta Segunda Sala determinó que ésta
se avocaba al conocimiento de la revisión fiscal antes indicada y, por
tanto, ordenó remitir el expediente relativo al –hasta ese momento–
Ministro ponente para la elaboración del proyecto de resolución
respectivo30.

Sin embargo, en razón de lo discutido y votado en sesión de


veintitrés de noviembre de dos mil dieciséis de esta Segunda Sala, el
veinticuatro de noviembre siguiente, el Presidente de esta Segunda
Sala emitió dos acuerdos por los que returnó los asuntos antes

26
Fojas 196 y 197 del cuaderno del juicio de amparo directo 40/2016 (auto de avocamiento).
27
Fojas 237 a 239 del cuaderno de la revisión fiscal 3/2016 (auto de registro y turno).
28
Foja 208 del cuaderno del juicio de amparo directo 40/2016 (dictamen de impedimento).
29
Situación que se ordenó mediante auto de catorce de noviembre de dos mil dieciséis (foja 209
del cuaderno del juicio de amparo directo 40/2016).
30
Foja 308 del cuaderno de la revisión fiscal 3/2016 (auto de avocamiento).

25
AMPARO DIRECTO 40/2016

indicados a la Ponencia del Ministro Eduardo Medina Mora I., para la


elaboración de los proyectos de resolución correspondientes31.

Finalmente, con fundamento en los artículos 73 y 184 de la Ley


de Amparo vigente, se publicó el proyecto de la presente resolución.

CONSIDERANDO:

PRIMERO. Competencia. Esta Segunda Sala de la Suprema


Corte de Justicia de la Nación es competente para conocer del
presente juicio de amparo directo, en términos de lo dispuesto en los
artículos 107, fracción V, último párrafo, de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos; 40 de la Ley de Amparo; y 21, fracción
III, inciso b), de la Ley Orgánica del Poder Judicial de la Federación,
en relación con el Punto Tercero del Acuerdo General Plenario 5/2013
de trece de mayo de dos mil trece, toda vez que se trata de un juicio
de amparo directo cuya atracción se determinó mediante sentencia de
treinta y uno de agosto de dos mil dieciséis, dictada por esta Segunda
Sala en la solicitud de ejercicio de la facultad de atracción 275/2016 y
se estima innecesaria la intervención del Tribunal en Pleno para su
resolución.

SEGUNDO. Oportunidad. El juicio de amparo fue promovido


oportunamente, pues la sentencia reclamada se notificó a una
autorizada del quejoso el dieciocho de marzo de dos mil dieciséis32,
notificación que surtió efectos el día hábil posterior, esto es, el
veintidós de marzo de dos mil dieciséis, por lo que el plazo de quince
días a que hace referencia el artículo 17 de la Ley de Amparo,
31
Fojas 213 del cuaderno del juicio de amparo directo 40/2016 y 309 del cuaderno de la revisión
fiscal 3/2016 (autos de returno).
32
Foja 717 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

26
AMPARO DIRECTO 40/2016

transcurrió del veintiocho de marzo al quince de abril de dos mil


dieciséis33; por lo que si el presente juicio de amparo se promovió el
quince de abril de dos mil dieciséis, es dable concluir que ello se hizo
oportunamente.

TERCERO. Legitimación. El amparo directo fue promovido por


Daniel Alejandro Díaz Álvarez, en su carácter de apoderado para
pleitos y cobranzas del quejoso; personalidad que le fue reconocida
por la Primera Sala Regional Metropolitana del entonces Tribunal
Federal de Justicia Fiscal y Administrativa, en auto de nueve de mayo
de dos mil once, por lo que es dable concluir que el requisito de
legitimación se encuentra colmado en el presente asunto.

CUARTO. Certeza del acto reclamado. Es cierto el acto


reclamado a la Sala Superior del entonces Tribunal Federal de Justicia
Fiscal y Administrativa, consistente en la sentencia de veintisiete de
enero de dos mil dieciséis en el expediente **********; pues así lo
reconoció dicha autoridad responsable al rendir su informe
justificado34, al que adjuntó las actuaciones originales con pleno valor
probatorio, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 129 y 202
del Código Federal de Procedimientos Civiles, de aplicación supletoria
a la Ley de Amparo, en términos de su numeral 2°.

QUINTO. Procedencia. El presente juicio resulta procedente en


términos del artículo 107, fracción I, de la Ley de Amparo que
establece que el juicio de amparo directo procede contra “sentencias
definitivas, laudos y resoluciones que pongan fin al juicio, dictadas por
33
Debiendo descontarse los días veintitrés, veinticuatro, veinticinco, veintiséis y veintisiete de
marzo, así como dos, tres, nueve y diez de abril, todos de dos mil dieciséis, al haber sido inhábiles
de conformidad con los artículos 19 de la Ley de Amparo y 163 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial de la Federación.
34
Foja 183 del cuaderno del juicio de amparo directo 40/2016.

27
AMPARO DIRECTO 40/2016

tribunales judiciales, administrativos, agrarios o del trabajo, ya sea que


la violación se cometa en ellos, o que cometida durante el
procedimiento, afecte las defensas del quejoso trascendiendo al
resultado del fallo”, sin que en el presente caso se advierta la
actualización de alguna causa de improcedencia.

SEXTO. Marco constitucional y jurisprudencial de referencia.


Ahora bien, antes de llevar a cabo el estudio de los conceptos de
violación que fueron hechos valer en el presente amparo directo, a
consideración de esta Segunda Sala es necesario realizar ciertas
precisiones en torno a la responsabilidad patrimonial del Estado.

En primer término, debe indicarse que tal institución surgió por la


necesidad de prever un sistema de garantía efectiva patrimonial, no
solamente frente a despojos expropiatorios legítimos, sino que dicha
garantía debe extenderse a aquellos daños que voluntaria e
involuntariamente cause el poder público a los ciudadanos en sus
quehaceres. Así, es preciso que cuando el patrimonio de las personas
sufra algún quebranto por efecto directo de la acción pública, exista
una indemnización35.

Tal institución se encuentra prevista en el último párrafo del


artículo 109 constitucional, mismo que establece el derecho a una
reparación por la actividad administrativa irregular del Estado, en los
siguientes términos:

“Artículo 109. (…)


La responsabilidad del Estado por los daños que, con motivo de
su actividad administrativa irregular, cause en los bienes o
35
Al respecto, véase J. Leguina Villa, “Origen y evolución de la institución de la responsabilidad
patrimonial del Estado”, en La responsabilidad patrimonial del Estado, Instituto Nacional de
Administración Pública, México, 2000, p. 2.

28
AMPARO DIRECTO 40/2016

derechos de los particulares, será objetiva y directa. Los


particulares tendrán derecho a una indemnización conforme a las
bases, límites y procedimientos que establezcan las leyes”.

Mediante el establecimiento de este precepto, originalmente


introducido en el segundo párrafo del artículo 113 constitucional36, el
Constituyente dispuso que el Estado tiene el deber de responder por el
daño que cause a través de la actividad irregular de sus órganos, de
manera objetiva y directa.

En la exposición de motivos de la reforma constitucional en


cuestión, la Cámara de Diputados –que fungió como cámara de
origen– describió claramente los motivos de esta reforma. Conviene
por ende, transcribir los párrafos de dicha exposición de motivos que
resultan más relevantes para el tema en estudio:

“El Plan Nacional de Desarrollo 1995-2000 postula, entre sus


objetivos esenciales, la consolidación de un régimen de
convivencia social regido plenamente por el derecho, en el que la
ley sea aplicada a todos por igual y la justicia sea la vía para la
solución de los conflictos. (…)
Se ha considerado que para hablar propiamente de un Estado de
Derecho, es necesario el cumplimiento de los siguientes
requerimientos:
a) La existencia de un orden jurídico estructurado, al que se
encuentren sometidas las actuaciones del Estado;
b) El reconocimiento de los derechos públicos subjetivos -o
garantías individuales- de los gobernados;
c) El establecimiento de medios idóneos para la defensa de esos
derechos; y
d) Un sistema de responsabilidad patrimonial del Estado.
A ochenta y un años de la promulgación de la Constitución
Política de 1917, no hemos logrado consolidar un mecanismo
que permita resolver satisfactoriamente el problema que se
presenta cuando, a consecuencia de la actividad que realiza el

36
Por reforma constitucional publicada en el Diario Oficial de la Federación el catorce de
junio de dos mil dos.

29
AMPARO DIRECTO 40/2016

Estado -sea ésta regular o irregular, lícita o ilícita- se ocasionan


daños y perjuicios a un particular o gobernado, sin que éste
tenga la obligación jurídica de soportarlos; es decir, no se ha
edificado un auténtico sistema de responsabilidad patrimonial de
carácter objetivo y directo, que colme tal deficiencia. (…)
La insuficiencia legislativa actual y general en materia de
responsabilidad patrimonial del Estado es manifiesta, pues para
estar en posibilidades de iniciar una acción de responsabilidad
extracontractual contra el Estado -que es el supuesto de la
responsabilidad como aquí es entendida-, es menester que
previamente se logre la identificación del servidor público
causante del daño reclamado, la demostración de su culpabilidad
directa, así como la acreditación en juicio de la insolvencia del
servidor público respectivo. Sólo agotados todos estos requisitos
podría iniciarse una acción de responsabilidad subsidiaria contra
el Estado, exclusivamente por hechos o actos ilícitos; en la
inteligencia de que a partir de las reformas de 1994 al Código
Civil del Distrito Federal, se prevé adicionalmente el supuesto de
la responsabilidad solidaria del Estado, cuando ante el hecho o
acto ilícito haya habido dolo.
Cabe apuntar que dicha reforma no resuelve completamente el
problema, toda vez que son posiciones hoy superadas por la
doctrina más actualizada sobre tan importante y trascendente
tema para el Derecho Administrativo, ya que la responsabilidad
“solidaria” postula que el perjudicado pueda acudir
indistintamente en contra del servidor público o del Estado para
presentar su reclamo; mientras que bajo un régimen de
responsabilidad “directa”, es el Estado el único responsable
frente al particular para efectuar el pago de la indemnización
correspondiente, sin perjuicio de que posteriormente el Estado
pueda exigir en vía de regreso el pago hecho al particular
lesionado, en contra del servidor público que sea declarado
responsable por falta grave.
En la actualidad, las disposiciones jurídicas que abordan
aspectos relacionados con la responsabilidad patrimonial del
Estado, tienen como criterio rector un enfoque de
responsabilidad civil subsidiaria y solidaria -previsto en los
códigos civiles-, así como un sistema de responsabilidad
administrativa de los servidores públicos -previsto en las leyes de
responsabilidades de los servidores públicos-, que en ciertos
casos facilita el resarcimiento de los daños y perjuicios causados
a un particular, mas no constituye un auténtico sistema de
responsabilidad patrimonial del Estado, sino de los servidores
públicos. Estos sistemas de responsabilidad no satisfacen las

30
AMPARO DIRECTO 40/2016

expectativas de una sociedad cada día más exigente y


participativa, ya que la naturaleza indirecta y subjetiva de la
responsabilidad del Estado como la regula el Derecho Privado,
ha demostrado su incapacidad para resolver adecuadamente los
problemas de indemnización a que tienen derecho los
particulares cuando el Estado les infiere daños y perjuicios, a
través de sus órganos representativos, es decir, los servidores
públicos.
En efecto, entre las dificultades que la teoría de la culpa ha
encontrado respecto de su pretendida aplicación a las acciones u
omisiones ilícitas de la Administración Pública y más
precisamente dicho de sus servidores públicos, son las
siguientes:
1) La imposibilidad de identificar a los autores materiales
tratándose de “daños impersonales o anónimos” -casos cada vez
más frecuentes en una Administración compleja y tecnificada- ha
dado lugar a que dichas acciones u omisiones queden impunes;
2) La dificultad para los particulares lesionados, de probar el
actuar ilícito de los servidores públicos del Estado, es decir, su
culpabilidad, así como acreditar la insolvencia de éstos, lo cual
propicia que a los particulares no les quede más remedio que
sufrir injustas consecuencias, en lugar de promover las acciones
jurídicas correspondientes, que por otra parte son largas y
difíciles, o bien ejercer presiones en vía de hecho:
3) La teoría de la culpa no comprende la responsabilidad por la
producción de daños como consecuencia del actuar lícito o
normal de la Administración Pública, a diferencia de la teoría de
la lesión antijurídica que funda la responsabilidad sobre el
concepto de patrimonio dañado y pone el acento sobre este
término de la relación, y no sobre la conducta dañosa del
servidor público, como en la construcción tradicional; de tal
suerte que esta nueva concepción permite imputar
responsabilidad al Estado, incluso por el funcionamiento normal
de la actividad administrativa, habida cuenta de que tal daño ha
afectado negativamente el patrimonio del particular, y
4) La teoría de la culpa sólo puede predicarse de personas
físicas con voluntad propia y no del Estado.
Por otra parte, el sistema de responsabilidad de los servidores
públicos, a partir de las reformas de 1994 a la Ley Federal de
Responsabilidades de los Servidores Públicos, no establece más
que un aparente sistema de responsabilidad patrimonial del
Estado en el orden jurídico administrativo. En realidad se mejora
el sistema de responsabilidad patrimonial de los servidores
públicos, aunque no resuelve con suficiencia el problema, ya que

31
AMPARO DIRECTO 40/2016

la responsabilidad administrativa del servidor público, aunque se


relaciona para efectos de la repetición del Estado en contra del
servidor público que haya resultado responsable, es distinta a la
responsabilidad patrimonial del Estado propiamente dicha.
En efecto, el sistema establecido en la Ley Federal de
Responsabilidades de los Servidores Públicos, únicamente se
refiere a la actuación anormal o ilícita de los servidores públicos -
no a los daños derivados de actuación lícita-; además, no se
establece un verdadero régimen de responsabilidad “directa” del
Estado, ya que aun cuando en el artículo 77-bis se establezca la
posibilidad de acudir a las dependencias, entidades o a la
Secretaría de Contraloría y Desarrollo Administrativo para que
ellas “directamente” reconozcan la responsabilidad de
indemnizar, no se trata de responsabilidad “directa” del Estado,
toda vez que para demandar a éste es indispensable que los
particulares hayan denunciado los hechos y se haya seguido el
procedimiento respectivo en contra del servidor público y que a
este último se le haya declarado responsable.
Desde luego, la incertidumbre procedente de un régimen
insuficiente, así como la dualidad de sistemas de
responsabilidad: uno civil y otro administrativo, constituye un
problema de seguridad jurídica que implícitamente ha sido
reconocido en el Plan Nacional de Desarrollo 1995 - 2000, al
considerar que si bien en los últimos años se han logrado
importantes avances en la modernización del marco jurídico, aún
se observan rezagos que imposibilitan la plena seguridad
jurídica.
En tal virtud, Señores Secretarios de la Cámara de Diputados, es
necesario remontar el grave e injustificado retraso que México
tiene en relación con otros países, en cuanto al grado de
desarrollo en materia de responsabilidad patrimonial del Estado.
Por ello, resulta impostergable incorporar a la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos, una garantía de
integridad patrimonial en favor de los particulares contra la
actividad lesiva que sea consecuencia del funcionamiento
regular o irregular del Estado, toda vez que esta incorporación
constituiría la base para establecer el deber del Estado de
indemnizar al particular que haya sufrido una lesión en su
patrimonio, lo cual sería a su vez el fundamento expreso para
que en los ordenamientos legales secundarios se desarrollen y
pormenoricen los mecanismos a partir de los cuales los
particulares podrán reclamar la indemnización correspondiente,
en contra de aquellas lesiones patrimoniales causadas por la
autoridad estatal que no tengan la obligación jurídica de soportar.

32
AMPARO DIRECTO 40/2016

Derivado de lo anterior, la iniciativa que sometemos a la


consideración del Honorable Congreso de la Unión, propone
modificar la denominación del Título Cuarto de la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos y adicionar un
segundo párrafo al artículo 113 de la propia Carta Magna, a fin
de incorporar en el texto constitucional dos aspectos
fundamentales:
1. El establecimiento expreso de una nueva garantía que proteja
la integridad y salvaguarda patrimonial de los individuos respecto
de la actividad del Estado, y
2. La obligación correlativa del Estado a la reparación de las
lesiones antijurídicas que con su actividad irrogue en el
patrimonio de todo individuo que goce de dicha garantía.
Estas modificaciones constitucionales permitirían desarrollar más
adelante, a través de una ley reglamentaria de la materia, un
sistema de responsabilidad directa y objetiva del Estado, en
mérito del cual se reconocería la obligación de éste, de resarcir
los daños y perjuicios que cause a los particulares, cuando éstos
no tengan la obligación jurídica de soportarlos y, al mismo
tiempo, impulsar la eficiencia y el control de las actividades
estatales en su conjunto.
En relación a la indemnización a que tienen derecho los
particulares por los daños causados por el Estado, es importante
subrayar que la presente iniciativa se ha basado en un principio
de ponderación al indicar que “todo aquel que sufra una lesión
en sus bienes y derechos, con motivo de la actividad del Estado,
tendrá derecho a ser indemnizado en forma proporcional y
equitativa”, con lo cual se busca equilibrar o cuando menos
favorecer el equilibrio respecto del pago de indemnizaciones a
los particulares que hayan sido afectados en su patrimonio. (…)
La reforma constitucional que se propone, evidentemente, no
busca convertir al patrimonio público en una especie de
“aseguradora universal”, ni menos aún, entorpecer la actividad
de las funciones públicas. Se trata más bien de un mecanismo
de distribución de las cargas públicas que busca terminar con la
impunidad de las actividades lesivas del Estado que causan
daños a particulares que no tengan la obligación jurídica de
soportarlos. Además, el objetivo fundamental de las adiciones al
texto constitucional que se someten a consideración de esa
Soberanía, consiste en avanzar en la consolidación de un Estado
responsable, pues un Estado que asume en forma directa las
consecuencias de su actuar, es un Estado que merece
confianza.

33
AMPARO DIRECTO 40/2016

En suma, la incorporación de la institución de la responsabilidad


patrimonial del Estado, como un instrumento solidario y
resarcitorio de las lesiones que se causen a los particulares,
tiene las siguientes finalidades: por una parte, la reparación del
daño, que tendría un doble efecto: contribuir a robustecer la
majestad, respetabilidad y confianza en el Derecho y, al mismo
tiempo, en el Estado, lo cual se traduce en la genuina expresión
del Estado de Derecho; y por otra parte, la incorporación de este
instituto sin duda propiciaría la elevación en la calidad de los
servicios públicos (…)”.

De lo anterior deriva que con motivo de dicha reforma


constitucional, los particulares son titulares de un derecho de rango
constitucional que les permite reclamar una indemnización cuando, sin
obligación jurídica de soportarlo, sufran daños en cualquiera de sus
bienes y derechos como consecuencia de un acto que algún órgano
estatal llevó a cabo sin acatar la normativa aplicable o los
lineamientos, parámetros o protocolos administrativos respectivos, sin
tener que demandar al funcionario en lo personal, y sin tener que
demostrar si éste actuó de manera ilícita, dolosa o culposa. Estas
características del derecho constitucional en comento, se han venido
delineando y exponiendo por parte de la jurisprudencia de este Alto
Tribunal.

En efecto, el Tribunal Pleno, al analizar la responsabilidad


patrimonial del Estado, señaló que cuando el texto constitucional habla
de “responsabilidad directa”, implica que cuando en el ejercicio de sus
funciones el Estado genere daños a los particulares en sus bienes o
derechos, éstos podrán demandarla directamente, sin tener que
demostrar la ilicitud o el dolo del servidor que causó el daño
reclamado, sino únicamente la irregularidad de la actuación, y sin
tener que demandar previamente a dicho servidor; mientras que el
término “responsabilidad objetiva” se refiere a que el particular no tiene

34
AMPARO DIRECTO 40/2016

el deber de soportar los daños patrimoniales causados por una


actividad irregular del Estado, entendida ésta como los actos de la
administración realizados de manera ilegal o anormal, es decir, sin
atender a las condiciones normativas o a los parámetros creados por
la propia administración.

Lo anterior encuentra fundamento en la jurisprudencia 42/2008


del Tribunal Pleno, de rubro: “RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL
DEL ESTADO OBJETIVA Y DIRECTA. SU SIGNIFICADO EN
TÉRMINOS DEL SEGUNDO PÁRRAFO DEL ARTÍCULO 113 DE LA
CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LOS ESTADOS UNIDOS
MEXICANOS”37.

De igual manera, el Tribunal Pleno ha determinado que la


diferencia entre la responsabilidad objetiva y la subjetiva, radica en
que ésta implica negligencia, dolo o intencionalidad en la realización
del daño, mientras que en la otra hay ausencia de intencionalidad
dolosa. Por tanto, cuando el texto constitucional alude a que la
responsabilidad patrimonial objetiva del Estado surge si éste causa un
daño al particular con motivo de su actividad administrativa irregular,
abandona toda intención de contemplar los daños causados por la
actividad regular del Estado, así como cualquier elemento vinculado
con el dolo en la actuación del servidor público, para centrarse en
aquellos actos realizados de manera anormal o ilegal, esto es, sin
atender a las condiciones normativas o a los parámetros creados por
la propia administración.

37
Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVII,
junio de 2008, página 722.

35
AMPARO DIRECTO 40/2016

Tales consideraciones encuentran fundamento en la


jurisprudencia 43/2008 del Tribunal Pleno, de rubro:
“RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO. DIFERENCIA
ENTRE RESPONSABILIDAD OBJETIVA Y SUBJETIVA”38.

SÉPTIMO. Estudio de fondo. Una vez realizadas las anteriores


precisiones, esta Segunda Sala procede al análisis de los conceptos
de violación que fueron hechos valer en la demanda de amparo:

- Primer concepto de violación.

En primer término, el quejoso señala que la autoridad


responsable transgredió los principios de congruencia y exhaustividad,
en tanto que el reclamo hecho valer en la demanda de nulidad
respecto de la Secretaría de Gobernación no se sustentó en la
adquisición de la aeronave, sino que la responsabilidad a cargo de tal
dependencia deriva de su carácter de propietaria y por el uso de la
misma. Esto es, la actividad administrativa irregular no consistió en la
adquisición de la aeronave, pues ni la adquisición ni el proceso de
compra generaron un daño, sino que éste se ocasionó por la
propiedad y uso en sí de la aeronave, toda vez que la regularidad de
la actuación de dicha dependencia estriba en que sus aviones no
colisionen contra los gobernados.

Lo anterior, pues a su consideración, acorde a la Ley de


Adquisiciones, Arrendamientos y Servicios del Sector Público, la
Secretaría de Gobernación estaba obligada a contratar los servicios

38
Publicada en el Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, Novena Época, Tomo XXVII,
junio de 2008, página 719.

36
AMPARO DIRECTO 40/2016

para mantener adecuada y satisfactoriamente asegurados los bienes


con que cuenten.

Asimismo, considera que era clara la existencia de


responsabilidad patrimonial por el hecho de que el pago realizado por
la Secretaría de Gobernación se sustentó en el artículo 15 de la Ley
Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado, por lo que
reconoció tácitamente la responsabilidad en que incurrió derivado del
accidente, pues se hizo efectiva la póliza que para tal efecto se
contrató.

En consecuencia, la actividad administrativa irregular en que


incurrió la Secretaría de Gobernación, deriva de la propiedad y uso de
la aeronave que estuvo involucrada, y no en la adquisición de la
misma, lo cual se corrobora por el contenido del artículo 70 de la Ley
de Aviación Civil, que establece que cuando por la operación de una
aeronave se causen daños a personas que se encuentren en la
superficie, nacerá la responsabilidad solamente con establecer la
existencia del daño y su causa, siendo responsabilidad del
concesionario, propietario o poseedor, cubrir las indemnizaciones por
los daños que se causen.

Adicionalmente, a consideración del quejoso, la Sala


responsable se abstuvo de estudiar el motivo de responsabilidad
descrito en las conclusiones del reporte emitido, pues la Secretaría de
Gobernación estaba obligada a contratar servicios para mantener
adecuada y satisfactoriamente asegurados los bienes con los que
cuente. Ello se demuestra por el hecho de que la dependencia celebró
un contrato de prestación de servicios para el mantenimiento de la

37
AMPARO DIRECTO 40/2016

aeronave –documento que por tanto implica una actividad


administrativa–. Sin embargo, en el citado reporte se indica como
causa probable del accidente, la “insuficiente supervisión del operador
de la aeronave al prestador de servicio de mantenimiento y
operación”, sin que en el juicio de origen existan pruebas o
argumentos que tiendan a demostrar la regularidad de la actuación de
la Secretaría de Gobernación.

A consideración de esta Segunda Sala de la Suprema Corte, el


concepto de violación en estudio es fundado.

En efecto, en la demanda de nulidad, el señor Henri Giménez


señaló que existe responsabilidad extracontractual objetiva y directa
de la Secretaría de Gobernación como propietaria de la aeronave
que causó daños y perjuicios al actor, en términos del artículo 1913
del Código Civil Federal, de conformidad con el reporte que fue
emitido durante la investigación del accidente en cuestión.

Sin embargo, la Sala Superior del entonces Tribunal Federal de


Justicia Fiscal y Administrativa, para dar respuesta a tal argumento,
señaló que la Secretaría de Gobernación se encontraba facultada
para adquirir bienes muebles e inmuebles para desarrollar las
actividades que tiene encomendadas, de lo que se advierte
plenamente facultada para adquirir la aeronave en cuestión, aunado a
que cumplió con la obligación de contratar los servicios de
aseguramiento. Por tanto, la propiedad y uso de la aeronave no
pueden ser considerados como una actividad administrativa irregular
por parte de la Secretaría de Gobernación.

38
AMPARO DIRECTO 40/2016

Así, como puede advertirse, la Sala Superior transgredió los


principios de congruencia y exhaustividad, en tanto no atendió de
manera debida a lo planteado en la demanda de nulidad, pues el
ahora quejoso señaló que la Secretaría de Gobernación había
incurrido en responsabilidad patrimonial del Estado, por el sólo hecho
de ser la propietaria de la aeronave –en términos del Código Civil
Federal– y por no haberle dado el mantenimiento debido.

Sin embargo, la Sala responsable dio respuesta a ello


analizando las facultades para la adquisición de la aeronave y los
documentos en que consta el contrato respectivo, arribando a la
conclusión de que no existió actividad administrativa irregular, pues la
Secretaría de Gobernación sí contaba con atribuciones para comprar
la aeronave en cuestión; no obstante el señor Henri Giménez en
ningún momento cuestionó la validez de dicho contrato, o la
posibilidad de que el mismo hubiese sido celebrado, sino que en virtud
de que tal dependencia era la propietaria y por el hecho de no haberle
dado el mantenimiento debido, había realizado una actividad
administrativa irregular.

En virtud de lo anterior, lo procedente es declarar fundado el


concepto de violación, para el efecto de que la Sala responsable
analice de manera congruente y exhaustiva lo planteado en el escrito
de demanda de nulidad sobre el actuar de la Secretaría de
Gobernación, a efecto de dilucidar si ésta incurrió en responsabilidad
patrimonial del Estado, debiendo analizar, de manera primordial, a los
siguientes planteamientos:

39
AMPARO DIRECTO 40/2016

- Que la Secretaría de Gobernación era responsable objetiva, de


conformidad con el artículo 1913 del Código Civil Federal39, al ser la
propietaria de la aeronave.

- Que el finiquito realizado por la Secretaría de Gobernación


revelaba un reconocimiento tácito de actividad administrativa irregular,
en tanto el pago se sustentó en el artículo 15 de la Ley Federal de
Responsabilidad Patrimonial del Estado40.

- Que la responsabilidad por la propiedad de la aeronave se


advierte del artículo 70 de la Ley de Aviación Civil41, que establece
que cuando por la operación de una aeronave se causen daños a
personas que se encuentren en la superficie, nacerá la
responsabilidad solamente con establecer la existencia del daño y su
causa, siendo responsabilidad del concesionario, propietario o
poseedor, cubrir las indemnizaciones por los daños que se causen.

39
“Artículo 1913. Cuando una persona hace uso de mecanismos, instrumentos, aparatos o
substancias peligrosas por sí mismos, por la velocidad que desarrollen, por su naturaleza explosiva
o inflamable, por la energía de la corriente eléctrica que conduzcan o por otras causas análogas,
está obligada a responder del daño que cause, aunque no obre ilícitamente, a no ser que
demuestre que ese daño se produjo por culpa o negligencia inexcusable de la víctima”.
40
“Artículo 15. Las indemnizaciones deberán cubrirse en su totalidad de conformidad con los
términos y condiciones dispuestos por esta Ley y a las que ella remita. En los casos de haberse
celebrado contrato de seguro contra la responsabilidad, ante la eventual producción de daños y
perjuicios que sean consecuencia de la actividad administrativa irregular del Estado, la suma
asegurada se destinará a cubrir el monto equivalente a la reparación integral. De ser ésta
insuficiente, el Estado continuará obligado a resarcir la diferencia respectiva. El pago de cantidades
líquidas por concepto de deducible corresponde al Estado y no podrá disminuirse de la
indemnización”.
41
“Artículo 70. Cuando por la operación de una aeronave, por objetos desprendidos de la misma o
por abordaje, se causen daños a personas o cosas que se encuentren en la superficie, nacerá la
responsabilidad con sólo establecer la existencia del daño y su causa.
Será responsabilidad del concesionario o permisionario y, en el caso del servicio de transporte
aéreo privado no comercial, del propietario o poseedor de la aeronave, cubrir las indemnizaciones
por los daños causados, en términos de lo dispuesto en las disposiciones legales aplicables.
Para los efectos de este capítulo, una aeronave se encuentra en operación cuando está en
movimiento, lo que ocurrirá en los casos en que:
I. Se encuentra en funcionamiento cualquiera de sus servicios o equipos, con tripulación, pasaje o
carga a bordo;
II. Se desplaza en la superficie por su propia fuerza motriz, o
III. Se encuentre en vuelo.
La aeronave se considera en vuelo desde el momento en que inicia la carrera para su despegue
hasta el momento en que concluya el recorrido del aterrizaje”.

40
AMPARO DIRECTO 40/2016

- Que del reporte emitido en relación al accidente, se desprende


que la Secretaría de Gobernación estaba obligada a contratar
servicios para mantener adecuada y satisfactoriamente asegurados
los bienes con los que cuente. Así, tal dependencia celebró un
contrato de prestación de servicios para el mantenimiento de la
aeronave, pero en el citado reporte se indica como causa probable del
accidente, la “insuficiente supervisión del operador de la aeronave al
prestador de servicio de mantenimiento y operación”.

En el entendido de que, si la Sala responsable arriba a la


conclusión de que la Secretaría de Gobernación incurrió en
responsabilidad patrimonial del Estado, deberá atender a las reglas de
concurrencia a que alude la Ley Federal de Responsabilidad
Patrimonial del Estado42 –toda vez que dicho órgano jurisdiccional ya

42
“Artículo 27. En caso de concurrencia acreditada en términos del artículo 21 de esta Ley, el
pago de la indemnización deberá distribuirse proporcionalmente entre todos los causantes de la
lesión patrimonial reclamada, de acuerdo con su respectiva participación. Para los efectos de la
misma distribución, las autoridades administrativas tomarán en cuenta, entre otros, los siguientes
criterios de imputación, mismos que deberán graduarse y aplicarse de acuerdo con cada caso
concreto:
a) Deberá atribuirse a cada ente público federal los hechos o actos dañosos que provengan de su
propia organización y operación, incluyendo las de sus órganos administrativos desconcentrados;
b) Los entes públicos federales responderán únicamente de los hechos o actos dañosos que
hayan ocasionado los servidores públicos que les estén adscritos;
c) Los entes públicos federales que tengan atribuciones o responsabilidad respecto de la
prestación del servicio público y cuya actividad haya producido los hechos o actos dañosos
responderán de los mismos, sea por prestación directa o con colaboración interorgánica;
d) Los entes públicos federales que hubieran proyectado obras que hayan sido ejecutadas por
otras responderá de los hechos o actos dañosos causados, cuando las segundas no hayan tenido
el derecho de modificar el proyecto por cuya causa se generó la lesión patrimonial reclamada. Por
su parte, los entes públicos federales ejecutores responderán de los hechos o actos dañosos
producidos, cuando éstos no hubieran tenido como origen deficiencias en el proyecto elaborado, y
e) Cuando en los hechos o actos dañosos concurra la intervención de la autoridad federal y la
local, la primera deberá responder del pago de la indemnización en forma proporcional a su
respectiva participación, quedando la parte correspondiente de la entidad federativa en los
términos que su propia legislación disponga.
El Gobierno Federal, a través de la Secretaría de la Función Pública, en el ámbito de sus
respectivas atribuciones, podrá celebrar convenios de coordinación con las entidades federativas
respecto de la materia que regula la presente Ley.
Artículo 28. En el supuesto de que el reclamante se encuentre entre los causantes de la lesión
cuya reparación solicita, la proporción cuantitativa de su participación en el daño y perjuicio
causado se deducirá del monto de la indemnización total.

41
AMPARO DIRECTO 40/2016

determinó que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes sí


incurrió en responsabilidad–.

- Segundo concepto de violación.

Por otra parte, la quejosa alega que la autoridad responsable


aplicó el artículo 14, fracción II, de la Ley Federal de Responsabilidad
Patrimonial del Estado, no obstante el artículo es inconstitucional e
inconvencional, al limitar el monto a pagar por concepto de daño
moral ante la actividad administrativa irregular del Estado.

Lo anterior es así, toda vez que del artículo 109 constitucional,


así como del numeral 63 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos, se despende la existencia de un derecho fundamental a
gozar de la reparación integral del daño surgido. Tal indemnización,
acorde a los precedentes de esta Suprema Corte, requiere ajustarse a
la realidad del caso concreto, pues es el juez y no el legislador quien
debe individualizar el monto correspondiente.

Por tanto, la Sala responsable debió haber inaplicado el citado


numeral, y como consecuencia de lo anterior, analizar la cuantía sin el
límite establecido en la ley. Así, considera que el monto a cubrir
asciende a $********** (**********), que restándole la cantidad ya

Artículo 29. En el supuesto de que entre los causantes de la lesión patrimonial reclamada no se
pueda identificar su exacta participación en la producción de la misma, se establecerá entre ellos
una responsabilidad solidaria frente al reclamante, debiéndose distribuir el pago de la
indemnización en partes iguales entre todos los cocausantes.
Artículo 30. En el supuesto de que las reclamaciones deriven de hechos o actos dañosos
producidos como consecuencia de una concesión de servicio público por parte de la
Administración Pública Federal, y las lesiones patrimoniales hayan tenido como causa una
determinación del concesionante que sea de ineludible cumplimiento para el concesionario, el
Estado responderá directamente.
Los concesionarios tendrán la obligación de contratar seguros u otorgar garantías a favor del
concesionante, para el caso de que la lesión reclamada haya sido ocasionada por la actividad del
concesionario y no se derive de una determinación del concesionante”.

42
AMPARO DIRECTO 40/2016

otorgada por la Secretaría de Gobernación, implica un monto final de


$********** (**********).

El concepto de violación es fundado, pues a consideración de


esta Segunda Sala, es inconstitucional el límite previsto en el artículo
14, fracción II, de la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del
Estado y, en consecuencia, la Sala Superior no debió llevar a cabo la
cuantificación atendiendo a dicho límite. El precepto reclamado
establece a la letra lo siguiente:

“Artículo 14. Los montos de las indemnizaciones se calcularán


de la siguiente forma: (…)
II. En el caso de daño moral, la autoridad administrativa o
jurisdiccional, en su caso, calculará el monto de la indemnización
de acuerdo con los criterios establecidos en el Código Civil
Federal, debiendo tomar en consideración los dictámenes
periciales ofrecidos por el reclamante.
La indemnización por daño moral que el Estado esté obligado a
cubrir no excederá del equivalente a 20,000 veces el salario
mínimo general diario vigente en el Distrito Federal, por cada
reclamante afectado”.

Al respecto, la Primera Sala de este Alto Tribunal ha sustentado


los siguientes criterios:

“RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO. EL


ARTÍCULO 14, FRACCIÓN II, SEGUNDO PÁRRAFO, DE LA
LEY FEDERAL RELATIVA, AL ESTABLECER UN TOPE
MÁXIMO PARA LAS INDEMNIZACIONES POR DAÑO
MORAL, VIOLA EL ARTÍCULO 113 SEGUNDO PÁRRAFO DE
LA CONSTITUCIÓN GENERAL DE LA REPÚBLICA”43.
43
Tesis Aislada CLIV/2009 de la Primera Sala, publicada en la página 454 del Tomo XXX,
correspondiente a septiembre de 2009, de la Novena Época del Semanario Judicial de la
Federación y su Gaceta. El texto de la tesis es el siguiente: “La Suprema Corte de Justicia
de la Nación ha sostenido que el artículo 113, segundo párrafo, de la Constitución Federal
prevé un derecho sustantivo a ser indemnizado por los daños generados por la actividad
administrativa irregular del Estado (A.R. 903/2008). Las autoridades estatales, incluido el
legislador, tienen la obligación genérica de no restringir arbitraria y

43
AMPARO DIRECTO 40/2016

“RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL DEL ESTADO. LA


FIJACIÓN DE UN TOPE MÁXIMO PARA LOS MONTOS
INDEMNIZATORIOS POR DAÑO MORAL, AL OCASIONAR
QUE EN CIERTOS CASOS SEAN LOS PARTICULARES
QUIENES ASUMAN LOS COSTOS Y RIESGOS DERIVADOS
DE LA ACTIVIDAD ESTATAL, CONTRAVIENE LOS
OBJETIVOS GENERALES DE LA LEY FEDERAL RELATIVA Y
CREA INCENTIVOS CONTRARIOS AL MANTENIMIENTO DE
LA ADECUADA CALIDAD DE LOS SERVICIOS PÚBLICOS”44.

desproporcionadamente su ámbito o extensión material al regularlo y de desplegar sus


potestades públicas con el objetivo de garantizarlo. Por su parte, el artículo 14 de la Ley
Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado establece las reglas conforme a las
cuales deben calcularse los montos de las indemnizaciones que el Estado debe pagar
cuando genera daños a los particulares, y en su fracción II señala dos reglas respecto al
daño moral: 1) la autoridad administrativa o jurisdiccional debe calcular la indemnización
conforme a los criterios establecidos en el Código Civil Federal, tomando en
consideración los dictámenes periciales ofrecidos por el reclamante y 2) dicha
indemnización no debe exceder del equivalente a veinte mil veces el salario mínimo
general diario vigente en el Distrito Federal por cada reclamante afectado. De acuerdo
con los criterios con que esta Corte evalúa si existe una restricción injustificada a los
derechos constitucionales, se concluye que el referido tope es inconstitucional porque,
aunque sea una medida que puede relacionarse con la consecución de un objetivo
admisible constitucionalmente, no es instrumentalmente adecuada para alcanzarlo. La
existencia de límites a las indemnizaciones a los perjudicados por daños morales
causados por el Estado es un objetivo sin duda cubierto por el artículo 113 constitucional,
que precisa que los particulares tienen derecho a las mismas conforme a las bases,
límites y procedimientos que establezcan las leyes. La voluntad de evitar tanto reclamos
injustificados como indemnizaciones excesivas, subrayada en la exposición de motivos de
la Ley, alude igualmente a la legítima voluntad de que las medidas compensatorias se
apliquen a los casos que justamente lo ameritan. Sin embargo, la fijación del tope máximo
no constituye una medida adecuada porque ni garantiza por sí misma que los abusos no
se den ni resulta necesaria para evitarlos. Las previsiones legales generales -en particular
las que imponen requisitos de fondo y forma al tipo de reclamos que pueden elevarse-
permiten depurar adecuadamente las peticiones de los justiciables, y el establecimiento
de criterios individualizadores que vinculan a la autoridad aplicadora ofrece suficientes
garantías contra la fijación de indemnizaciones desproporcionadas. El tope máximo
previsto por el precepto legal examinado es una medida no suficientemente ajustada a los
fines que pretende conseguir que en algunos casos puede ocasionar limitaciones
irrazonables al derecho a ser indemnizado. Además, el mismo contraviene a las
obligaciones internacionales suscritas por el Estado mexicano y podría plantear
problemas para cumplir con lo dispuesto por la Corte Interamericana y con las
recomendaciones de la Comisión Interamericana en materia de reparación del daño, ya
que el segundo párrafo del artículo 2 de la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial
del Estado dispone que el cumplimiento de indemnizaciones ordenadas por estos órganos
se rige por lo establecido en el Capítulo II de la misma, sección en la que se encuentra el
artículo 14”.
44
Tesis Aislada CLVI/2009 de la Primera Sala, publicada en la página 456 del Tomo XXX,
septiembre de 2009, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta. El texto
de la tesis es el siguiente: “El establecimiento de un tope máximo a las indemnizaciones a que
puede ser condenado el Estado por daño moral, establecido en la fracción II del artículo 14 de la
Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado, no es en sí mismo una garantía contra los
reclamos injustificados y las indemnizaciones excesivas -abusos contra los cuales deben actuar

44
AMPARO DIRECTO 40/2016

Esta Segunda Sala coincide con el criterio de la Primera Sala, en


el sentido de que la fracción II del artículo 14 de la Ley Federal de
Responsabilidad Patrimonial del Estado es inconstitucional, por
las siguientes razones.

En el último párrafo del artículo 109 constitucional, se establece


el derecho fundamental a la reparación integral del daño por la
actividad administrativa irregular del Estado, en los siguientes
términos:

“Artículo 109. (…)


La responsabilidad del Estado por los daños que, con motivo de
su actividad administrativa irregular, cause en los bienes o
derechos de los particulares, será objetiva y directa. Los
particulares tendrán derecho a una indemnización conforme a las
bases, límites y procedimientos que establezcan las leyes”.

Al respecto, esta Segunda Sala considera que existe una íntima


relación entre el derecho a obtener una reparación integral del daño y
la dignidad de la persona, de la que derivan los derechos necesarios

suficientemente otras reglas del régimen de responsabilidad- y puede entrar incluso en tensión con
los objetivos destacados por la exposición de motivos de dicha ley: cumplir con un imperativo de
justicia, fortalecer el Estado de Derecho, elevar la calidad de los servicios públicos, profundizar o
restablecer la confianza que el Estado merece a los gobernados y aumentar la respetabilidad del
derecho como instrumento de solución de conflictos. La exposición de motivos reconduce todos
estos fines a dos, derivados del segundo párrafo del artículo 113 constitucional: 1) el principio de
que quien ocasione un daño que no hay obligación de soportar, debe repararlo y 2) el principio de
solidaridad social, que insta a repartir las cargas de la convivencia social entre los integrantes de la
sociedad. Estos fines se logran si la indemnización obedece al principio de reparación integral del
daño, en los términos del artículo 12 de la Ley, pues el particular obtiene una compensación que se
corresponde con el daño resentido y el Estado interioriza los costos de su actuación irregular.
Ambos resultados favorecen los objetivos generales relacionados con la justicia y el mejoramiento
de los servicios públicos. Sin embargo, si el cálculo del monto está disciplinado no sólo por la
entidad del daño y el grado de responsabilidad del sujeto que lo causa (en los términos del artículo
1916 del Código Civil Federal), sino también por el tope monetario máximo establecido en la
fracción II del artículo 14 de la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado, habrá
daños desiguales que serán tratados de la misma manera. En esta categoría de casos, los
particulares deberán asumir el costo que supere el tope máximo, lo cual no sólo impedirá la
reparación integral de la violación sufrida en sus derechos, sino que le permitirá al Estado no
asumir parte de las consecuencias de los daños que causa, dejándolo sin los incentivos necesarios
para adoptar medidas que eliminen o aminoren la mala calidad de los servicios públicos”.

45
AMPARO DIRECTO 40/2016

para su desarrollo integral, de lo cual se desprende la obligación del


Estado de restituir a la persona en las condiciones de vida que
debería tener, y de las cuales carece en virtud del daño que el propio
Estado le ocasionó.

El derecho fundamental en cuestión no tiene por objeto


cualquier tipo de reparación del daño, sino que se trata de una
reparación integral, lo cual significa que en la medida de lo posible,
el Estado debe adoptar las medidas necesarias para anular las todas
las consecuencias del acto irregular que causó el daño,
restableciendo la situación como si el acto no se hubiera perpetuado
(restitutio in integrum). Lo anterior involucra medidas no pecuniarias y
pecuniarias, entre las que se encuentra el pago de una indemnización
que, sin generar una ganancia indebida a la víctima, sí le signifique un
resarcimiento adecuado y proporcional al daño causado.

De conformidad con lo expuesto, el establecimiento de una


cantidad o tope máximo por encima del cual no debe condenarse al
Estado por concepto de responsabilidad patrimonial, implica una
limitación a este derecho de rango constitucional, que va en contra de
su propia naturaleza, pues no responde a la dimensión o gravedad del
daño causado y a la falta de diligencia o negligencia del Estado para
evitar la generación de ese daño, con la consecuente afectación al
objetivo esencial del régimen de responsabilidades, consistente en
reparar el daño mediante una reparación integral.

En efecto, el establecimiento de un tope indemnizatorio para la


cuantificación de la indemnización por daño moral, no permite que se
cumpla a cabalidad con la finalidad resarcitoria que configura la

46
AMPARO DIRECTO 40/2016

naturaleza misma del sistema de responsabilidad patrimonial del


Estado; y es más, permite que sea el propio afectado quien asuma
patrimonialmente las consecuencias inferidas en su esfera jurídica,
tales como el sufrimiento, el cambio de condiciones de vida, o la
integridad psicológica de los afectados; de manera que al menos en
esa medida, queda impune la actividad irregular del Estado.

Por otra parte, de la misma exposición de motivos, se advierte


que el Constituyente también persiguió como finalidad, el
establecimiento de un “régimen de convivencia social regido
plenamente por el Derecho, en el que la ley sea aplicada a todos por
igual y la justicia sea la vía para la solución de los conflictos”, para
cuyo funcionamiento, es indispensable la institución de la
responsabilidad patrimonial del Estado, como un instrumento solidario
y resarcitorio de las lesiones que se causen a los particulares, que
puede tener como efecto por una parte, “robustecer la majestad,
respetabilidad y confianza en el Derecho y, al mismo tiempo, en el
Estado, lo cual se traduce en la genuina expresión del Estado de
Derecho”; y por otra parte, “la elevación en la calidad de los servicios
públicos”.

Pues bien, si el legislador establece un tope máximo por encima


del cual no se permite condenar al Estado al pago de una
indemnización por daños causados por su actividad irregular,
difícilmente podrán cumplirse estas finalidades a cabalidad.

En efecto, debe tenerse en cuenta que en términos de nuestro


ordenamiento jurídico federal vigente, si un particular demanda a otro
la reparación del daño moral, no existe un tope máximo que limite al

47
AMPARO DIRECTO 40/2016

órgano jurisdiccional en el monto de la condena. El hecho de que se


establezca este tope en favor del Estado, implica una distinción que no
contribuye a la respetabilidad y confianza del Estado entre los
ciudadanos; por el contrario: contribuye a la idea del ciudadano, que
precisamente quiso evitar el Constituyente Permanente, de que el
Estado no paga por los daños que causa, al menos no en su totalidad.

Asimismo, si el Estado no puede ser condenado por encima de


determinado tope, el sistema de responsabilidad patrimonial del
Estado no cumple con la finalidad perseguida por el Constituyente, de
que se eleve la calidad de los servicios públicos. En efecto, la
posibilidad de ser condenados al pago de una indemnización, sirve
como un aliciente para evitar las conductas que generen ese daño.
Pero la existencia de un tope, permite que en la práctica
administrativa, se promueva que los órganos del Estado, calculen la
posibilidad de ser condenados al pago de una indemnización, como un
riesgo contingente pero admisible hasta cierto punto, lo cual impide
que dichos órganos presten su mayor esfuerzo para mejorar cada vez
más la calidad del servicio que prestan.

En otras palabras, el tope establecido en la ley, elimina los


incentivos necesarios para que el Estado tome previsiones para evitar
vulneraciones en casos futuros, pues el daño causado puede ser
superior al monto compensatorio que pudiera generarse, creando
incentivos contrarios a la satisfacción de justicia y prevención del
daño, así como impulsos inversos al esfuerzo de perfeccionamiento de
los servicios públicos que el Estado presta.

48
AMPARO DIRECTO 40/2016

Ahora bien, es cierto, a juicio de esta Segunda Sala, que el


derecho a la reparación integral del daño no es un derecho absoluto,
sino que admite limitaciones, lo cual además deriva del texto expreso
del artículo 109 constitucional, donde establece que los particulares
tienen derecho a una indemnización conforme a los límites que
establezcan las leyes. Sin embargo, dichos límites deben ser
proporcionales, y el límite establecido en la fracción II del artículo 14
de la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado, no es
una medida legislativa proporcional, como a continuación se
demuestra.

Se trata de una medida que, sin duda, persigue una finalidad


constitucionalmente válida, pues tiende a proteger las finanzas
públicas, en contra de condenas excesivas, derivadas de abusos por
parte de los administrados, que repercutirían negativamente en las
finanzas públicas. Así se desprende de la exposición de motivos,
expuesta por un grupo de Senadores de la LVIII legislatura del
Congreso de la Unión:

“Como ya se adelantó en páginas anteriores en relación con el


tope máximo de las indemnizaciones que debe pagar el Estado
con motivo de los daños morales que cause, cabe agregar que
dicha cifra se ha establecido en la presente iniciativa tomando en
consideración que el artículo 1916 del Código Civil Federal prevé
que el monto de la indemnización lo determinará el juez,
tomando en cuenta diversos criterios dentro de los cuales
menciona la situación económica del responsable.
Sin embargo, si el sujeto pasivo o responsable de la relación
jurídica fuese el Estado, para el juzgador resultaría sumamente
difícil determinar la situación económica de un ente complejo
como es éste, por lo que cuando el Estado resultara responsable
patrimonialmente por daño moral, sería inequitativo aplicarle el
criterio señalado en el Código Civil Federal a efecto de fijar el
monto de la indemnización que deba cubrir, ya que tomando en

49
AMPARO DIRECTO 40/2016

cuenta la dificultad que existe para determinar su capacidad


económica y ante la circunstancia de que el Estado se presume
siempre solvente, la víctima podría aprovechar esta situación
para reclamar injustificadamente el pago de indemnizaciones
excesivas a cargo del Estado”.

A juicio de esta Segunda Sala, es constitucionalmente admisible


perseguir como finalidad, la protección del erario público, que
pertenece a todos, de suerte que su protección es de interés público.

Sin embargo, la medida legislativa consistente en poner un tope


al monto por el que se puede condenar al Estado por concepto de
indemnización, no es idónea, esto es, no contribuye a evitar reclamos
injustificados e indemnizaciones excesivas por parte de los
particulares, pues no sirve como control de la veracidad y autenticidad
de los reclamos; ni tampoco sirve para encauzar el pago de
indemnizaciones exclusivamente en favor de quienes de manera
justificada lo reclamen, ni para generar parámetros objetivos y
razonables para la individualización de las compensaciones.

El tope contenido en el precepto impugnado tampoco es


necesario, pues aún sin ese tope, no podría afirmarse que el operador
jurídico tiene libertad ilimitada para fijar una cantidad exorbitante a
cargo del Estado, de manera arbitraria; por el contrario, existen otras
medidas en nuestro ordenamiento, que impiden jurídicamente que
procedan reclamos injustificados e indemnizaciones excesivas.

En efecto, para evitar reclamos injustificados, son idóneos los


requisitos de procedencia tanto formales como de fondo. En esa
lógica, los elementos indispensables para la procedencia de una
reclamación de la naturaleza que nos ocupa, de acuerdo con los

50
AMPARO DIRECTO 40/2016

artículos 3º y 4º de la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del


Estado45, son: a) La acreditación de que el daño que se ha reclamado
tuvo su origen en la actividad irregular del estado; b) El daño
efectivamente producido por la actividad irregular debe ser real y
evaluable en dinero; c) El daño debe estar directamente relacionado
con una o varias personas, y ser desigual al que pudiera afectar al
común de la población; d) No procede el pago por daños causados por
caso fortuito o fuerza mayor, esto es, que deriven de circunstancias
que no se hubieren podido evitar según el estado o los conocimientos
de la ciencia o de la técnica existentes en el momento de su
realización; y e) Tampoco procede el pago si el afectado es el único
causante del daño.

Los elementos descritos constituyen el filtro previsto por el


legislador para evitar reclamos injustificados, pues los mismos
estructuran un esquema de procedencia que, en forma adecuada,
depura o filtra posibles reclamos a partir de la integración de
elementos de valoración objetivos que inciden en la selección
cualitativa de las reclamaciones de daños que se presenten, haciendo
viable sólo aquellos que dentro de los parámetros de
constitucionalidad y legalidad encuentren su justificación y,
consecuentemente, evitando aquellos que no la encuentren.

45
“Artículo 3. Se exceptúan de la obligación de indemnizar, de acuerdo con esta Ley, además de
los casos fortuitos y de fuerza mayor, los daños y perjuicios que no sean consecuencia de la
actividad administrativa irregular del Estado, así como aquellos que se deriven de hechos o
circunstancias que no se hubieran podido prever o evitar según el estado de los conocimientos de
la ciencia o de la técnica existentes en el momento de su acaecimiento y en aquellos casos en los
que el solicitante de la indemnización sea el único causante del daño.
Artículo 4. Los daños y perjuicios materiales que constituyan la lesión patrimonial reclamada,
incluidos los personales y morales, habrán de ser reales, evaluables en dinero, directamente
relacionados con una o varias personas, y desiguales a los que pudieran afectar al común de la
población”.

51
AMPARO DIRECTO 40/2016

Con independencia de lo anterior y ante la posible vulneración


del sistema de filtración que representa el esquema estructural de
procedencia, el legislador también estableció el mecanismo
consistente en obligar a la autoridad a denunciar ante el Ministerio
Público a toda persona que directa o indirectamente participe,
coadyuve, asista o simule la producción de daños con el propósito de
acreditar indebidamente la responsabilidad patrimonial del Estado y o
la obtención de cualquiera de la indemnizaciones previstas en dicha
ley, tal y como se advierte de la lectura del artículo 10 de la referida
ley46. Tal medida constituye un incentivo más para evitar reclamos
injustificados que pretendan vulnerar ilegalmente el patrimonio del
Estado.

En abono al sistema de depuración de reclamaciones en el


régimen de responsabilidades, en el artículo 28 de la ley de
referencia47, se señala que cuando exista participación de terceros o
del propio reclamante en la generación del daño, las indemnizaciones
deberán ajustarse al grado de causalidad de la actividad administrativa
irregular del Estado en la generación del daño, en cuyo caso se
deducirá del monto de la indemnización total.

Por otra parte, para evitar que procedan indemnizaciones


excesivas, debe atenderse a lo dispuesto en el cuarto párrafo del
artículo 1916 del Código Civil Federal, que es la norma aplicable por
remisión del propio precepto impugnado, y que contiene el parámetro

46
“Artículo 10. Los entes públicos tendrán la obligación de denunciar ante el Ministerio Público a
toda persona que directa o indirectamente participe, coadyuve, asista o simule la producción de
daños con el propósito de acreditar indebidamente la Responsabilidad Patrimonial del Estado o de
obtener alguna de las indemnizaciones a que se refiere esta Ley”.
47
“Artículo 28. En el supuesto de que el reclamante se encuentre entre los causantes de la lesión
cuya reparación solicita, la proporción cuantitativa de su participación en el daño y perjuicio
causado se deducirá del monto de la indemnización total”.

52
AMPARO DIRECTO 40/2016

para determinar la procedencia y monto de la indemnización. Dicho


precepto se reproduce a continuación:

“Artículo 1916. (…)


El monto de la indemnización lo determinará el juez tomando en
cuenta los derechos lesionados, el grado de responsabilidad, la
situación económica del responsable, y la de la víctima, así como
las demás circunstancias del caso”.

Como se observa, en el artículo 1916 del Código Civil Federal se


otorga al juez la facultad para individualizar el monto de la
indemnización, con base en la ponderación de los derechos
lesionados, el grado de responsabilidad, la situación económica del
responsable y de la víctima, así como cualquier otra circunstancia que
resulte de relevancia para el caso; esto es, fija parámetros que
permiten que la decisión se base en una ponderación basada en
criterios objetivos y racionales y, por ende, contribuyen de manera
efectiva a mejorar los mecanismos normativos necesarios para evitar
indemnizaciones excesivas.

Por una parte, la necesidad de que la indemnización


corresponda efectivamente al grado de afectación resulta el dique más
efectivo para evitar excesos o desproporciones, mientras que por otra,
la distribución proporcional del grado de causalidad abona a un
escenario de certeza para el Estado, respecto a que únicamente
deberá hacerse cargo de los daños efectivamente producidos por él.

Así, el juzgador que conozca de una pretensión de


responsabilidad patrimonial del Estado, debe sujetarse a parámetros
objetivos de valoración establecidos en la ley, así como a todas las
circunstancias del caso que lo ameriten, con el fin de que, como

53
AMPARO DIRECTO 40/2016

resultado, se imponga una indemnización que realmente logre una


reparación integral del daño, pero al mismo tiempo, que no signifique
un enriquecimiento indebido o un lucro para el gobernado, que
implique una carga presupuestaria desmedida e injustificada al erario
público. Este es el mecanismo que, de manera idónea, debe ponerse
en práctica para evitar la procedencia de reclamaciones injustificadas
o indemnizaciones excesivas.

Lo anterior, de conformidad con la tesis aislada LIV/2015 de esta


Segunda Sala, cuyo rubro es: “RESPONSABILIDAD PATRIMONIAL
DEL ESTADO. PARÁMETROS PARA CUANTIFICAR EL DAÑO
MORAL CAUSADO POR LA ACTIVIDAD ADMINISTRATIVA
IRREGULAR”48.

Finalmente, y como consecuencia de lo anteriormente expuesto,


esta Segunda Sala considera que la medida legislativa analizada,
tampoco es proporcional, porque produce una afectación al derecho a
la reparación integral, que es de mayor importancia ponderativa
respecto el beneficio que pretende alcanzar, consistente en evitar la

48
Publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima Época, Libro 19, junio
de 2015, Tomo I, página 1080. El texto de la tesis es el siguiente: “El artículo 1916 del Código Civil
Federal establece los parámetros individualizadores para cuantificar el daño moral causado, a
saber: (I) el tipo de derecho o interés lesionado; (II) el grado de responsabilidad; (III) la situación
económica de la responsable y de la víctima; y, (IV) otros factores relevantes del caso. Por otra
parte, el artículo 14, fracción II, de la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado,
establece que el órgano jurisdiccional calculará el monto de la indemnización de acuerdo con los
criterios establecidos en el Código Civil Federal, debiendo tomar en consideración los dictámenes
periciales ofrecidos por el reclamante. Esto implica que, aunado a los criterios establecidos en el
código citado, el juzgador debe calcular el monto a indemnizar por daño moral conforme a los
dictámenes periciales que, en su caso, ofrezcan las partes. Los anteriores elementos resultan
relevantes, en tanto son indicativos de que la naturaleza y los fines del daño moral no permiten una
cuantificación absolutamente libre, reservada al subjetivismo del juzgador y, por ende, toda
condena indemnizatoria por daño moral debe tomar en cuenta los parámetros referidos, así como
el principio de reparación integral del daño que el legislador instituyó en el procedimiento de
responsabilidad patrimonial del Estado, a fin de que, por una parte, se otorgue a la víctima una
reparación íntegra por el daño moral causado por la actividad administrativa irregular y, por otra, no
se impongan cargas presupuestarias desmedidas e injustificadas al erario público”.

54
AMPARO DIRECTO 40/2016

posible procedencia de reclamaciones infundadas o indemnizaciones


excesivas.

En efecto, con la medida que se analiza, se afecta a todos los


titulares del derecho a la reparación integral del daño, que tengan una
pretensión por una cantidad superior al tope establecido. Esto significa
que todos ellos se verán privados de obtener de manera completa, el
derecho que se establece a su favor en el artículo 109 constitucional.
Lo anterior, sin considerar que además, esta medida tiene efectos
nocivos para la calidad de los servicios públicos, como se ha
señalado. Se trata, por ende, de una afectación de gran calado.

En cambio, aun en el supuesto no concedido de que la medida


legislativa sirviera y fuera necesaria para evitar reclamaciones
infundadas o indemnizaciones excesivas (lo cual, como ya se
demostró, no es así), dicho beneficio podría ser de mayor importancia
sólo eventualmente, pues sólo tendría razón de ser en el caso de que
efectivamente, se multiplicara desmedidamente el número de
particulares que pretendiera abusar en la presentación de
reclamaciones por responsabilidad patrimonial.

Por lo anterior, el párrafo segundo, de la fracción II, del artículo


14 de la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado, es
contrario al artículo 109 último párrafo, de la Constitución Política de
los Estados Unidos Mexicanos y, por lo tanto, lo procedente es
declarar fundado el concepto de violación en estudio, para que la Sala
responsable inaplique el tope indemnizatorio en comento para la
determinación de la indemnización por daño moral, derivada de la
responsabilidad patrimonial del Estado en el presente caso.

55
AMPARO DIRECTO 40/2016

Cabe precisar que el monto de la indemnización al que debe


atender la Sala Superior, debe calcularse con base en la ponderación
de los derechos lesionados, el grado de responsabilidad, la situación
económica del responsable y de la víctima, así como cualquier otra
circunstancia que resulte de relevancia para el caso.

Si bien no puede existir una manera totalmente objetiva de medir


directamente el daño moral, lo cierto es que existen mecanismos para
medir, con tendencia a la mayor aproximación posible, una
indemnización pecuniaria que logre dar cierto consuelo a quienes
sufren un daño moral, a sobreponerse internamente de los efectos de
esos daños.

En este sentido, al diseñar el contenido del artículo 1916 del


Código Civil Federal, el legislador estableció los parámetros que
consideró adecuados para el cálculo de una indemnización de esta
naturaleza, que implican la ponderación de los derechos lesionados, el
grado de responsabilidad, la situación económica del responsable y de
la víctima, así como “cualquier otra circunstancia que resulte de
relevancia para el caso”.

Ahora bien, respecto de este último parámetro, a juicio de esta


Segunda Sala, en cada caso concreto debe individualizarse cada uno
de los elementos que a juicio del órgano jurisdiccional resulten
relevantes para medir el daño moral causado en grados de mayor y
menor importancia, pues contraponer dos extremos y contemplar los
grados que pueden darse entre ellos, argumentativamente puede
generar una visión más adecuada y relevante de la realidad del sujeto,

56
AMPARO DIRECTO 40/2016

lo que permite al juzgador el diseño de una indemnización más


objetiva y certera, que como se ha señalado, tiene por finalidad, más
que medir económicamente los aspectos subjetivos de que se
compone el daño moral, mitigar sus efectos.

De esta manera, con base en el cuarto párrafo del artículo 1916


del Código Civil Federal, el operador jurídico puede calcular la
indemnización mediante parámetros derivados de elementos del caso
concreto que él mismo advierta, y que permitan medir ya sea los otros
parámetros enumerados en el precepto (derechos lesionados, el grado
de responsabilidad, la situación económica del responsable y de la
víctima), o bien, parámetros nuevos que permitan cumplir con la
finalidad citada, de mitigar lo más posible los efectos del daño moral49.

Adicionalmente, la Sala Superior del ahora Tribunal Federal de


Justicia Administrativa, deberá tomar en consideración los parámetros
fijados por esta Segunda Sala, al resolver el amparo directo 70/2014.
En tal asunto se indicó que para determinar la reparación del daño
moral por la actividad administrativa irregular del Estado, se debe estar
a lo siguiente:

I. Por general, el particular tiene la carga probatoria de acreditar


el daño moral que reclama, y si la autoridad administrativa se rehúsa a
otorgar la indemnización respectiva, debe expresar fundada y
motivadamente las razones de ello.

49
Similares efectos, esto es, devolver el asunto al ahora Tribunal Federal de Justicia
Administrativa, para que lleve a cabo la cuantificación de la indemnización a partir de los
lineamientos delineados por esta Suprema Corte, fueron sostenidos por esta Segunda Sala al
resolver, en sesión de seis de mayo de dos mil quince, el amparo directo 70/2014, por mayoría de
tres votos de los señores Ministros Medina Mora I., Franco González Salas y Pérez Dayán, con el
voto en contra de los señores Ministros Silva Meza y Luna Ramos.

57
AMPARO DIRECTO 40/2016

II. Excepcionalmente, habrá casos en los que, acorde a los


daños ocasionados por la actividad irregular del Estado, dada su
naturaleza trascendental en la libertad o integridad física o psíquica de
la persona, es evidente el menoscabo a los bienes extra-patrimoniales
o espirituales de la víctima, por lo que no se requiere, necesariamente,
que el gobernado aporte pruebas para acreditar el daño moral, al
resultar redundantes o innecesarias.

III. La naturaleza extra-patrimonial o espiritual del daño moral


implica que los ingresos de la víctima son del todo irrelevantes para
demostrar la existencia de esa lesividad.

IV. Una vez acreditada la existencia del daño moral, la situación


económica de la víctima sí puede ser un factor para cuantificar el
monto a indemnizar, pero únicamente cuando el daño moral tenga
consecuencias “patrimoniales” o “materiales”, ya que en estos casos
se deben reparar integralmente las afectaciones económicas que
produjo el daño moral, y por ende, la situación financiera de la víctima
constituye una herramienta útil para fijar el pago respectivo por los
derechos patrimoniales lesionados.

V. En cambio, tratándose de las consecuencias extra-


patrimoniales del daño moral, la situación económica de la víctima
nunca puede ser utilizada como un parámetro para cuantificar el
monto indemnizatorio, ya que el nivel económico de la persona es
totalmente ajeno a la afectación que pudiese haber resentido en sus
bienes o derechos no patrimoniales o espirituales, aunado a que es un
principio de la responsabilidad patrimonial del Estado que el daño se
repare integralmente y el legislador rechazó la posibilidad de que se

58
AMPARO DIRECTO 40/2016

tasara la reparación del daño conforme a la pobreza o riqueza de la


víctima.

- Tercer concepto de violación.

Adicionalmente, el quejoso argumenta que la autoridad


responsable incurrió en una incongruencia interna al establecer el
monto a que ascendería el concepto de gastos médicos futuros.

El concepto de violación es fundado, en atención a las


siguientes consideraciones:

En efecto, la Sala responsable señaló que por concepto de


gastos médicos futuros le corresponde pagar a la autoridad una
cantidad total de $********** (**********), de los cuales la Secretaría de
Gobernación ya pagó $********** (**********)50.

Sin embargo, la Sala responsable señala que el remanente a


pagar es de $********** (**********)51, y posteriormente indica que la
cantidad es de $********** (**********)52.

No obstante, a partir de la realización de la operación aritmética


correspondiente –sustracción–, se advierte que el monto remanente a
cubrir por el concepto de gastos médicos futuros, es el de $**********
(**********), tal y como lo señaló la quejosa en su demanda de amparo;
de ahí que el concepto de violación en estudio sea fundado, toda vez
que existe una transgresión al principio de congruencia interna al que
deben atender las resoluciones jurisdiccionales.
50
Foja 678 vuelta del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
51
Foja 679 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.
52
Foja 702 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

59
AMPARO DIRECTO 40/2016

- Cuarto concepto de violación.

Finalmente, el quejoso argumenta que si bien la autoridad


responsable reconoció expresamente la procedencia de que se
condene a pagar al Estado el lucro cesante derivado por la actividad
administrativa irregular, lo cierto es que la Corte Interamericana de
Derechos Humanos ha señalado que el lucro cesante debe ser
adecuado a los ingresos que recibiría la víctima al momento en que se
generó el daño, calculando los que habría percibido bajo dicha
premisa hasta su posible fallecimiento natural, por lo que se debe
tomar en cuenta la expectativa de vida que tenía la persona al
momento del acto generador de la indemnización, para así poder
calcular los años que dejó de percibir sus ingresos.

Adicionalmente, incluso la expectativa de vida laboral fue


valorada de modo incorrecto, pues no se agota conforme a la edad
contemplada por el artículo 154 de la Ley del Seguro Social (sesenta
años), ya que no se trata de una regla general en cuanto a la edad de
jubilación, pues incluso después de tal edad la persona sigue
percibiendo un cúmulo de derechos cuantificables, como la pensión
vitalicia.

Por otra parte, la autoridad responsable llevó a cabo una


indebida valoración de las pruebas que fueron ofrecidas en el juicio de
nulidad, en tanto con las mismas se reconoció que el quejoso tenía un
nivel socioeconómico alto, pero desconociendo los ingresos que
percibía, consistentes en $********** (**********), bajo el argumento de
que no se exhibió el contrato de prestación de servicios profesionales,

60
AMPARO DIRECTO 40/2016

pasando por alto que éste puede ser escrito o verbal y que se debe
presumir su existencia ante la prestación de un trabajo personal,
razón por la que no se debió tomar en consideración como monto
para el cálculo del lucro cesante, el doble del salario mínimo, como se
advierte de la sentencia reclamada.

A consideración de esta Segunda Sala, el concepto de violación


en estudio es fundado en parte, infundado en otra parte, e
inoperante en otra.

Sobre los aspectos respecto de los cuales versa el concepto de


violación, de la sentencia reclamada se advierte que la Sala Superior
argumentó lo siguiente:

“(…) para efectos de la cuantificación de la indemnización por


concepto de lucro cesante, no debe considerarse el total de
años previstos como esperanza de vida, habida cuenta que, en
términos de lo dispuesto por el artículo 154 de la Ley del Seguro
Social, que señala que para efectos de esa ley existe cesantía
en edad avanzada cuando el asegurado quede privado de
trabajos remunerados a partir de los sesenta años de edad.
Consecuentemente, se tiene que la edad laboral máxima que
debe estimarse para el demandante, es la de 60 años, a los que
debe restársele los 33 años de edad con que contaba a la fecha
del percance, dando por ende una expectativa o esperanza de
vida laboral de 27 años”53.

“Así entonces, conforme a los dictámenes en materia de


economía rendidos por el perito de la parte actora, y el perito
tercero, los ingresos anuales del demandante, en la fecha en la
que sucedió el percance aéreo ascendían a $**********.
Sin embargo, y con independencia de lo afirmado por los
mencionados peritos, a juicio de los suscritos Magistrados, los
dictámenes de referencia no son suficientes para acreditar que
efectivamente ese era el ingreso anual del demandante, y que
53
Foja 689 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa

61
AMPARO DIRECTO 40/2016

es precisamente ese monto a partir del que deberá calcularse la


indemnización por concepto de lucro cesante.
Lo anterior es así, en la medida en la que los peritajes de mérito
hacen referencia al ingreso anual del demandante, empero, del
análisis que se practica a las constancias de autos, no se
advierte que efectivamente el monto de $********** pueda
considerarse como el ingreso anual del demandante.
Lo anterior es así, en la medida en la que en autos no obra el
contrato de prestación de servicios profesionales, o contrato de
trabajo, del que se desprendan fehacientemente elementos que
permitan conocer, entre otros elementos, la fecha de inicio del
mismo, así como su temporalidad o vigencia, el monto efectivo
del sueldo pactado, las prestaciones otorgadas, así como las
prerrogativas a favor del trabajador, ni del que se desprende sin
lugar a dudas que esa cantidad efectivamente correspondía al
ingreso anual del demandante.
Por el contrario, obra en autos, al haber sido ofrecida como
prueba por el demandante, como anexo número 11 (visible a
foja 324), copia de la Forma Migratoria número **********,
expedida a favor de Paul Henri Giménez, por virtud de la cual,
se le reconoce la calidad migratoria de no inmigrante, bajo la
característica de visitante con actividades lucrativas y entradas
múltiples, con una vigencia de 365 días, a partir de la fecha de
su expedición (18 de agosto de 2008), indicándose como
actividad autorizada la de prestar servicios como Coordinador de
Relaciones con Afiliados de la Empresa **********.
Obrando además, a fojas 325 a 327, copia de la propuesta que
le fue formulada vía correo electrónico en la que se le hicieron
saber las condiciones económicas bajo las cuales se realizaría
su transferencia a la oficina regional México.
Probanza de la que se advierte que se encuentra fechada el 13
de junio de 2008.
Siendo dichas probanzas del siguiente contenido: (se
transcriben).
De la adminiculación de las probanzas que han quedado
digitalizadas, se crea convicción en el ánimo de esta juzgadora,
en el sentido que, no puede considerarse, como se sostiene en
los dictámenes periciales en materia de economía, que el
ingreso anual del demandante ascendía a la cantidad de
$**********, en virtud de que los servicios profesionales prestados
a la empresa en su filial México, fueron proporcionados a partir
del 18 de agosto de 2008 (fecha en la que se expidió la Forma
Migratoria correspondiente), es decir, escasos dos meses y
medio previos al percance aéreo.

62
AMPARO DIRECTO 40/2016

De esta circunstancia, se estima que la información


proporcionada por el demandante para efectos del cálculo del
perjuicio o lucro cesante causado, no es idónea para que este
cuerpo colegiado considere la cantidad mencionada como el
ingreso real del demandante.
Sin embargo, independientemente de lo anterior, este cuerpo
colegiado, atendiendo nuevamente a los criterios que han sido
sustentados por la Corte Interamericana de Derechos Humanos,
estima procedente que se conceda al demandante una
indemnización por los conceptos de lucro cesante y expectativa
o esperanza de vida, en términos de lo dispuesto por la Ley
Federal del Trabajo, garantizándole así el mínimo vital a que
tiene derecho el demandante, debiendo cubrir la referida
indemnización los salarios mínimos vitales correspondientes al
periodo que abarca desde el percance aéreo, a la fecha del
presente fallo, así como aquellas que correspondan a los
salarios que hubiera obtenido durante su etapa de vida laboral,
considerando para ello la esperanza de vida de 27 años, acorde
a lo que previamente fue determinado por este Pleno.
En ese tenor, este Pleno, en términos del artículo 13 de la Ley
Federal de Responsabilidad Patrimonial, considera que las
disposiciones legales que se deben de aplicar para determinar el
monto de la indemnización por concepto de lucro cesante son
las contenidas en la Ley Federal del Trabajo, en razón de la
relación laboral existente entre Paul Henri Giménez y la empresa
**********., toda vez que el citado artículo 13 no establece para el
caso en cuestión, el procedimiento para calcular el monto de la
indemnización por concepto de lucro cesante.
Ahora bien, la cuantificación legal se calcula conforme a la fecha
en que la lesión efectivamente se produjo; esto es, a partir del 4
de noviembre de 2008, fecha en que sucedió el percance aéreo
que causó los daños al demandante, hasta el 27 de enero de
2016, fecha hasta la que se calculó la indemnización de mérito.
En ese sentido, si el actor ha estado impedido para laborar
desde el 4 de noviembre de 2008, hasta el 27 de enero de 2016,
el salario que se considera para cuantificar la indemnización del
tiempo en que ha estado imposibilitado para trabajar, es el
salario diario integrado en términos de lo dispuesto por el
artículo 89 de la Ley Federal del Trabajo, que al efecto dispone:
(se transcribe).
De modo que, si en el caso, si bien, no se acreditó
fehacientemente el salario que percibía el demandante por año,
si se tiene la presunción de que dicho salario diario era superior
al doble del salario mínimo del área geográfica en la que se

63
AMPARO DIRECTO 40/2016

encontraba el demandante (Área Geográfica A), de modo que


para la cuantificación que nos ocupa, deberá considerarse como
monto máximo, precisamente el doble del salario mínimo
establecido, ello en términos de lo dispuesto por el artículo 486
de la referida Ley Federal del Trabajo, que a la letra señala: (se
transcribe)”54.

Así las cosas, el primer tramo del concepto de violación, a


consideración de esta Segunda Sala, es fundado.

Como ya se indicó al analizar el segundo concepto de violación


hecho valer por el quejoso, del artículo 109 constitucional se
desprende el derecho de las personas a recibir una indemnización
justa ante la responsabilidad patrimonial del Estado; ello se traduce en
la obtención de un monto económico que responda al daño sufrido,
esto es, dicho tipo de responsabilidad no se traduce en la obtención
de un monto desmedido o fuera de proporción respecto de las
circunstancias que lo generaron.

Ahora bien, entre los conceptos que incluye la indemnización


por responsabilidad patrimonial del Estado, se encuentra incluido el de
lucro cesante, esto es, las ganancias de las que fue privada la
persona en virtud del actuar administrativo irregular.

Cabe precisar que en el presente amparo directo, no se


encuentra cuestionada la procedencia del pago por el concepto de
lucro cesante con motivo del actuar irregular de las dependencias en
cuestión, aunado a que la procedencia de dicho pago fue un aspecto
que se analizó en la revisión administrativa (Ley Federal de
Procedimiento Contencioso Administrativo) 3/2016 –resuelto en esta
misma sesión–. En consecuencia, el presente concepto de violación
54
Fojas 696 a 700 del expediente ********** del Tribunal Federal de Justicia Fiscal y Administrativa.

64
AMPARO DIRECTO 40/2016

no versa sobre si debe pagarse el lucro cesante –aspecto que se


encuentra firme–, sino únicamente sobre los parámetros a los que se
debe atender para su cuantificación.

Sobre tal aspecto, y como lo indica el quejoso en su demanda


de amparo, la Corte Interamericana de Derechos Humanos ha emitido
los siguientes criterios:

- En el “Caso Radilla Pacheco vs. Estados Unidos Mexicanos”55,


en específico, en el apartado de “indemnizaciones, compensaciones,
gastos y costas”, la Corte Interamericana analizó la pérdida de
ingresos de la víctima para el cálculo de la indemnización por lucro
cesante, y estableció lo siguiente:

“365. La Corte observa que ni los representantes ni el Estado


presentaron documentación que acreditara el salario o
ganancias devengadas por el señor Rosendo Radilla Pacheco
durante la época respectiva. No obstante, tomando en cuenta la
propuesta del Estado y la expectativa de vida probable de la
víctima, este Tribunal decide fijar, en equidad, la cantidad de
US $12,000.00 (doce mil dólares de los Estados Unidos de
América) o su equivalente en pesos mexicanos, por concepto de
pérdida de ingresos del señor Radilla Pacheco, los cuales
deberán ser distribuidos en partes iguales entre sus
derechohabientes. Dicho monto deberá ser pagado en el plazo
que la Corte fije para tal efecto”.

- En el “Caso Bámaca Velásquez vs. Guatemala”56, en


específico, en el apartado de “reparaciones”, de igual manera, la Corte
Interamericana realizó las siguientes precisiones:

55
Sentencia de veintitrés de noviembre de dos mil nueve (excepciones preliminares, fondo,
reparaciones y costas).
56
Sentencia de veintidós de febrero de dos mil dos (reparaciones y costas).

65
AMPARO DIRECTO 40/2016

“51. Los representantes de las víctimas y la Comisión


Interamericana solicitaron una indemnización que ha de ser
determinada a partir de marzo de 1997, momento en el cual se
dio la “incorporación final definitiva” de los “Acuerdos sobre el
cese al fuego en Guatemala”. Al respecto esta Corte estima
necesario distinguir dos períodos:
a) el primer período se extiende desde el 12 de marzo de 1992,
cuando Efraín Bámaca Velásquez fue capturado vivo en Nuevo
San Carlos, hasta el mes de marzo de 1997, cuando entregaron
en vigencia los “Acuerdos de Paz” (supra 29.A.c) y d), con
ocasión de los cuales, la víctima presumiblemente se habría
incorporado a la vida laboral de su país. Durante este lapso la
víctima habría seguido desempeñándose como comandante
guerrillero de la URNG. Tomando en cuenta las características
de esa actividad, la Corte estima que no es del caso determinar
una compensación en relación con los ingresos de la víctima
para este período.
b) el segundo período, se inicia en el mes de marzo de 1997 y
se extiende durante los años restantes de la expectativa de
vida de la víctima. Sobre el particular, este Tribunal reconoce
que no resulta posible establecer con certeza cuál habría sido la
ocupación y el ingreso del señor Bámaca Velásquez al momento
de su eventual incorporación a la actividad laboral de su país.
Teniendo presente la carencia de elementos probatorios ciertos
sobre los posibles ingresos que hubiese obtenido la víctima, la
Corte en equidad decide fijar en US $100.000,00 (cien mil
dólares de los Estados Unidos de América) la cantidad como
compensación por la pérdida de los ingresos para el período de
que se trata”.

- De igual manera, en el “Caso Godínez Cruz vs. Honduras”57, la


Corte Interamericana emitió las siguientes consideraciones:

“45. Sin embargo es preciso tener en cuenta que el cálculo del


lucro cesante debe hacerse considerando dos situaciones
distintas. Cuando el destinatario de la indemnización es la
víctima afectada de incapacidad total y absoluta, la
indemnización debe comprender todo lo que dejó de
percibir con los ajustes correspondientes según su
expectativa probable de vida. En este supuesto, el único

57
Sentencia de veintiuno de julio de mil novecientos ochenta y nueve (reparaciones y costas).

66
AMPARO DIRECTO 40/2016

ingreso para la víctima es lo que habría recibido como importe


de ese lucro cesante y que ya no percibirá”.

- Finalmente, en el “Caso Velásquez Rodríguez vs. Honduras”58,


la Corte Interamericana realizó las siguientes precisiones:

“46. La Corte observa que la desaparición de Manfredo


Velásquez no puede considerarse muerte accidental para
efectos de la indemnización, puesto que ella es el resultado de
graves hechos imputables a Honduras. La base para fijar el
monto de la indemnización no puede, por consiguiente,
apoyarse en prestaciones tales como el seguro de vida, sino
que debe calcularse un lucro cesante de acuerdo con los
ingresos que habría de recibir la víctima hasta su posible
fallecimiento natural. En este sentido se puede partir del
sueldo que, según la constancia que expidió el Viceministro de
Planificación de Honduras el 19 de octubre de 1988, percibía
Manfredo Velásquez en el momento de su desaparición (1.030
lempiras mensuales) hasta el momento de su jubilación
obligatoria a los sesenta años de edad, según lo dispuesto por el
artículo 69 de la Ley del Instituto Nacional de Previsión del
Magisterio, que el propio Gobierno considera como la más
favorable. Con posterioridad le habría correspondido una
pensión hasta su fallecimiento.
47. Sin embargo es preciso tener en cuenta que el cálculo del
lucro cesante debe hacerse considerando dos situaciones
distintas. Cuando el destinatario de la indemnización es la
víctima afectada de incapacidad total y absoluta, la
indemnización debe comprender todo lo que dejó de
percibir con los ajustes correspondientes según su
expectativa probable de vida. En este supuesto, el único
ingreso para la víctima es lo que habría recibido como importe
de ese lucro cesante y que ya no percibirá”.

De los anteriores criterios, mismos que resultan vinculantes para


nuestro país59, se advierte una línea jurisprudencial definida por parte

58
Sentencia de veintiuno de julio de mil novecientos ochenta y nueve (reparaciones y costas).
59
Al respecto, véase la jurisprudencia 21/2014 del Tribunal Pleno, cuyo rubro y texto son los
siguientes: “JURISPRUDENCIA EMITIDA POR LA CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS
HUMANOS. ES VINCULANTE PARA LOS JUECES MEXICANOS SIEMPRE QUE SEA MÁS
FAVORABLE A LA PERSONA. Los criterios jurisprudenciales de la Corte Interamericana de

67
AMPARO DIRECTO 40/2016

de la Corte Interamericana de Derechos Humanos: el lucro cesante


abarca no solamente la vida laboral de las personas, sino que se
refiere al nivel de esperanza de vida.

Tal postura, esto es, calcular el lucro cesante atendiendo a la


esperanza de vida, y no solamente al promedio de vida laboral, es el
que resulta más acorde con el derecho contenido en el artículo 109
constitucional, esto es, la obtención de una indemnización justa ante
la actividad administrativa irregular del Estado.

Sin que sea posible acudir a la Ley del Seguro Social –como lo
hizo la Sala responsable–, pues si bien en ésta se prevé una cesantía
por edad avanzada60, lo cierto es que incluso una vez que se alcance
la misma, la persona en cuestión tendrá ciertos ingresos61, por lo que

Derechos Humanos, con independencia de que el Estado Mexicano haya sido parte en el litigio
ante dicho tribunal, resultan vinculantes para los Jueces nacionales al constituir una extensión de
la Convención Americana sobre Derechos Humanos, toda vez que en dichos criterios se determina
el contenido de los derechos humanos establecidos en ese tratado. La fuerza vinculante de la
jurisprudencia interamericana se desprende del propio mandato establecido en el artículo 1o.
constitucional, pues el principio pro persona obliga a los Jueces nacionales a resolver cada caso
atendiendo a la interpretación más favorable a la persona. En cumplimiento de este mandato
constitucional, los operadores jurídicos deben atender a lo siguiente: (i) cuando el criterio se haya
emitido en un caso en el que el Estado Mexicano no haya sido parte, la aplicabilidad del
precedente al caso específico debe determinarse con base en la verificación de la existencia de las
mismas razones que motivaron el pronunciamiento; (ii) en todos los casos en que sea posible,
debe armonizarse la jurisprudencia interamericana con la nacional; y (iii) de ser imposible la
armonización, debe aplicarse el criterio que resulte más favorecedor para la protección de los
derechos humanos” (publicada en la Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, Décima
Época, Libro 5, abril de 2014, Tomo I, página 204).
60
“Artículo 154. Para los efectos de esta Ley existe cesantía en edad avanzada cuando el
asegurado quede privado de trabajos remunerados a partir de los sesenta años de edad.
Para gozar de las prestaciones de este ramo se requiere que el asegurado tenga reconocidas ante
el Instituto un mínimo de mil doscientas cincuenta cotizaciones semanales.
El trabajador cesante que tenga sesenta años o más y no reúna las semanas de cotización
señaladas en el párrafo precedente, podrá retirar el saldo de su cuenta individual en una sola
exhibición o seguir cotizando hasta cubrir las semanas necesarias para que opere su pensión.
En este caso, si el asegurado tiene cotizadas un mínimo de setecientas cincuenta semanas tendrá
derecho a las prestaciones en especie del seguro de enfermedades y maternidad, en los términos
del capítulo IV de este Título”.
61
“Artículo 155. La contingencia consistente en la cesantía en edad avanzada, obliga al Instituto al
otorgamiento de las prestaciones siguientes:
I. Pensión;
II. Asistencia médica, en los términos del capítulo IV de este Título;
III. Asignaciones familiares, y
IV. Ayuda asistencial”.

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no resultaba posible establecer como límite para el lucro cesante el de


sesenta años de edad que se prevé para tal cesantía, como si en tal
momento la persona dejara de percibir cualquier tipo de ingreso;
aunado a que para la actualización de la cesantía, se requiere haber
cotizado ciertas semanas –mil doscientas cincuenta–.

Por tanto, al desconocer en qué nivel salarial habría cotizado el


señor Henri Giménez, no resulta posible aplicar sin más las reglas de
cesantía por edad avanzada contenidas en la Ley del Seguro Social,
aunado a que, como ya se indicó, incluso si se aplicaran dichas
reglas, el límite de sesenta años no se traduce en la pérdida de
ingresos, sino simplemente en la obtención de un status en el que se
recibe una pensión. De ahí que lo conducente sea calcular el lucro
cesante hasta el nivel de esperanza de vida.

En razón de lo anterior, la porción del concepto de violación en


estudio es fundada, pues la Sala responsable debió llevar a cabo el
cálculo del monto de indemnización por lucro cesante, tomando como
edad límite la esperanza de vida de los varones en nuestro país. En
consecuencia, ante lo fundado del concepto de violación, la
cuantificación que emprenda la Sala responsable habrá de atender a
los lineamientos antes indicados.

En el segundo aspecto de su concepto de violación, el quejoso


señala que la Sala responsable pasó por alto que en el expediente
obraban documentales privadas, públicas y dictámenes periciales de
los cuales se desprendía que su sueldo bruto era de $**********
(**********); probanzas que no fueron valoradas de manera adecuada
por la autoridad, pues por un lado sí reconoce que trabajaba en dicha

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empresa pero desconoce los ingresos que percibía, sin que fuera
necesaria la exhibición de un contrato de trabajo, pues éste puede ser
escrito o verbal, aunado a que su existencia se presume entre quien
presta el trabajo y quien lo recibe.

A consideración de esta Segunda Sala, la citada porción del


concepto de violación es inoperante.

Lo anterior se debe a que el quejoso argumenta, por una parte,


que la autoridad responsable no valoró las pruebas que exhibió –en
específico, el escrito de la empresa para la cual laboraba y los
dictámenes periciales que fueron emitidos–, de los cuales se advertía
que su sueldo bruto era de $********** (**********) y, por otra parte, que
no se requería la exhibición de un contrato de trabajo.

Sin embargo, de la sentencia reclamada se advierte que la Sala


responsable sí tomó en cuenta las probanzas que fueron exhibidas,
pero arribó a la determinación de que no se había logrado acreditar el
monto del sueldo anual que percibía el quejoso, pues en autos
también obraba: (I) copia de la forma migratoria con fecha de
expedición de dieciocho de agosto de dos mil ocho; y (II) copia de la
propuesta laboral que le fue formulada por la empresa, fechada el
trece de junio de dos mil ocho. A partir de tales elementos, la Sala
responsable señaló que no se podía cuantificar el sueldo anual como
lo pedía el ahora quejoso, en tanto solamente llevaba dos meses y
medio prestando sus servicios profesionales, antes de que sucediera
el accidente aéreo, sin que además, se hubiese exhibido el contrato
para arribar a una conclusión diversa.

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En otras palabras, la Sala responsable sí valoró las pruebas que


obran en el expediente y que son señaladas por el quejoso, pero
adicionalmente tomó en consideración otros elementos de convicción
que le condujeron a una conclusión distinta, en específico, atendiendo
a que el señor Henri Giménez solamente había prestado sus servicios
durante dos meses y medio, por lo que no se podía cuantificar su
ingreso anual en los términos planteados en la demanda de nulidad.

Aunado a ello, la Sala responsable no exigió que el quejoso


exhibiera un contrato de trabajo, sino que indicó, que al no haberse
exhibido, no contaba con elementos adicionales que le permitieran
arribar a una diversa conclusión sobre sus ingresos anuales, en tanto,
se reitera, no era posible cuantificar un año de ingresos pues
solamente llevaba dos meses y medio laborando en la empresa.

Sin embargo, como puede advertirse de la demanda de amparo,


el quejoso combate que la Sala responsable no valoró las pruebas
que ofreció, y que se le exigió la presentación del contrato de trabajo,
pero no combate las razones en que se sustentó la Sala
responsable, es decir, la valoración de aquellos medios de
convicción que le llevaron a analizar el tiempo que llevaba
laborando en la empresa y que, a consideración de la
responsable, impedían cuantificar todo un año de ingresos.

Es por lo anterior que tal porción del concepto de violación es


inoperante62, pues el quejoso no combate las razones en que se
sustenta la sentencia reclamada, ni atiende a los argumentos que

62
Sirve de apoyo a lo anterior, la tesis aislada de la otrora Tercera Sala de esta Suprema Corte, de
rubro: “CONCEPTOS DE VIOLACIÓN. SON INOPERANTES SI NO ATACAN LOS
FUNDAMENTOS DEL FALLO RECURRIDO” (publicada en el Semanario Judicial de la
Federación, Sexta Época, Volumen CXIII, Cuarta Parte, página 21).

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empleó la Sala responsable para no tomar en consideración el sueldo


que alegó en su demanda de nulidad.

Por último, el quejoso señaló que la Sala responsable no debió


recurrir al artículo 486 de la Ley Federal del Trabajo para fijar la
cantidad con la que se habría de calcular el monto por lucro cesante,
situación que por una parte es incongruente, pues la Sala había
determinado que el quejoso no logró acreditar su sueldo, por lo que no
se podía actualizar el supuesto contenido en dicho numeral, aunado a
que éste limita per se el monto de la indemnización, por lo que es
inconstitucional e inconvencional.

El quejoso señala que si el artículo 14 de la Ley Federal de


Responsabilidad Patrimonial del Estado remite a la Ley Federal del
Trabajo para la cuantificación de la indemnización, y ésta tiene un
límite de monto consistente en el doble del salario mínimo, es
inconcuso que el legislador estableció límites que no encuentran
razonabilidad y que no atienden a las circunstancias del caso
concreto.

Tal porción del concepto de violación, a consideración de esta


Segunda Sala, es infundada.

En primer término, cabe señalar que el artículo 14 de la Ley


Federal de Responsabilidad Patrimonial del Estado realiza una
remisión a lo regulado sobre riesgos en la Ley Federal del Trabajo,
razón por la que la Sala responsable citó el artículo 486 de la misma,
para fijar el sueldo conforme al cual se calcularía el lucro cesante. La
disposición establece a la letra lo siguiente:

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“Artículo 486. Para determinar las indemnizaciones a que se


refiere este título, si el salario que percibe el trabajador excede
del doble del salario mínimo del área geográfica de aplicación a
que corresponda el lugar de prestación del trabajo, se
considerará esa cantidad como salario máximo. Si el trabajo se
presta en lugares de diferentes áreas geográficas de aplicación,
el salario máximo será el doble del promedio de los salarios
mínimos respectivos”.

Con base en tal disposición, la Sala responsable fijó como


indicador para el cálculo del lucro cesante, el doble del salario mínimo
del área.

Ahora bien, en primer término es infundado que la sentencia sea


incongruente, pues por una parte señaló que el ahora quejoso no
logró acreditar su ingreso y, por otra, indica que es aplicable el artículo
486 de la Ley Federal del Trabajo, que requiere para su actualización,
que el salario del trabajador exceda del doble del salario mínimo.

Así, no existe incongruencia, pues la Sala responsable sí valoró


los documentos en los que constaba que el ahora quejoso claramente
percibía más del doble del salario mínimo, aspecto que por tanto
actualizaba el supuesto de aplicación del numeral 486 de la Ley
Federal del Trabajo; sin embargo, a pesar de lo anterior, tal monto no
pudo ser empleado en el cálculo del lucro cesante, pues había
elementos que demostraban que solamente había trabajado ahí
durante dos meses y medio, por lo que tal monto no era óptimo para
llevar a cabo un cálculo anual; aspecto que no fue combatido por el
quejoso de manera frontal y, por tanto, en párrafos precedentes fue
declarado como inoperante el argumento en cuestión.

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Por otra parte, los preceptos combatidos no son contrarios al


derecho a obtener una justa indemnización y, en consecuencia, no
resultan inconstitucionales ni inconvencionales.

Lo anterior se debe a que el artículo 486 de la Ley Federal del


Trabajo y la cantidad ahí señalada –el doble del salario mínimo del
área– es utilizado en el presente caso ante la imposibilidad jurídica de
emplear el monto alegado por el quejoso como su sueldo bruto.

Sin embargo, lo único que ello implica, es que dicho monto es el


que será empleado para el cálculo realizado por la Sala responsable,
una vez valoradas las circunstancias específicas del caso. En otras
palabras, es simplemente un factor de referencia, pero no se traduce
en una limitación al derecho a obtener una indemnización justa con
motivo del actuar administrativo irregular.

Como puede advertirse de la demanda de amparo, el quejoso


pretende que se tome en su consideración el que señala es su sueldo
bruto; tal monto, también consistiría en una referencia para el cálculo
final de la indemnización a partir de la valoración de las circunstancias
específicas del caso, por lo que siguiendo su argumento, su sueldo
bruto de igual manera implicaría una limitación a su derecho a obtener
una indemnización justa.

En otras palabras, lo que implicaría una limitación sería una


previsión legal indicando, por ejemplo, un límite de salarios mínimos –
como acontece con la fracción II, del artículo 14 de la Ley Federal de
Responsabilidad Patrimonial del Estado–, pero no resulta
inconstitucional ni inconvencional que un artículo señale que para el

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cálculo de la indemnización se tomará en cuenta el salario mínimo –o,


en este caso, el doble del salario mínimo–, en tanto dicho monto
solamente será de referencia para el cálculo de la indemnización, en
atención a las particularidades del asunto, valoradas por la Sala
responsable.

Es por lo anterior que se reitera que la porción del concepto de


violación en estudio es infundada.

OCTAVO. Efectos. En atención a las anteriores


consideraciones, lo procedente es conceder el amparo y protección
de la Justicia de la Unión a Paul Henri Giménez, para que la Sala
Superior del ahora Tribunal Federal de Justicia Administrativa, deje sin
efectos la sentencia emitida el veintisiete de enero de dos mil dieciséis
en el expediente **********, y proceda a la emisión de una nueva en la
que, reiterando aquellos aspectos sobre los cuales no existió una
concesión de amparo, realice lo siguiente:

a) Atienda de manera congruente y exhaustiva los


planteamientos formulados en la demanda de nulidad sobre la posible
actividad administrativa irregular por parte de la Secretaría de
Gobernación y, en su caso, determine si ésta incurrió en
responsabilidad patrimonial del Estado, acorde a lo establecido en el
considerando anterior.

b) Inaplique el tope indemnizatorio contenido en el artículo 14,


fracción II, de la Ley Federal de Responsabilidad Patrimonial del
Estado, y cuantifique el monto que por concepto de daño moral tiene

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derecho a recibir el señor Henri Giménez, acorde a los lineamientos


precisados en el considerando anterior.

c) Precise que el monto remanente a cubrir por el concepto de


gastos médicos futuros, es el de $********** (**********).

d) Realice de nueva cuenta el cálculo de la indemnización que


por lucro cesante tiene derecho a recibir el quejoso, tomando en
consideración la esperanza de vida, así como el resto de lineamientos
precisados en el considerando anterior.

e) Una vez realizado lo anterior, esto es, precisados de manera


individual los diversos montos a los que tiene derecho el quejoso,
proceda a establecer el monto total al que ascenderá la indemnización
correspondiente.

Por lo antes expuesto y fundado, esta Segunda Sala de la


Suprema Corte de Justicia de la Nación,

RESUELVE:

ÚNICO. La Justicia de la Unión ampara y protege a Paul Henri


Giménez, contra la autoridad y por el acto reclamado precisados en el
resultando cuarto de esta sentencia, para los efectos indicados en el
último considerando de la misma.

Notifíquese; con testimonio de la presente resolución,


devuélvanse los autos al lugar de su origen y, en su oportunidad,
archívese el toca como asunto concluido.

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