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REFERENCIAS' ;
'
1 ~: El partido cartel
11;.

La tra,.~.. •~· ~formación de los modelos


Diamond, Ly Gunther, R. (eds.) (2001), Political Parties and perno-
~: cracy, Baltimore y Londres: Johns Hopkins University Press. :
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. 11 de partidos y de la
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; l I;-Je~herlan~s», en R. Katz y P. Mair (eds.), How Parties Or[fanize,
Una línea comú~l que ha recorrido la literatura centrada en los
partidos políticos, fundamentalmente desde los tiempos de Os-
: Londres: ~age. ' trogorski (1902)\liy que asimismo ha atravesado la gran mayoría
Lawson, K. y f'oguntke, T. (eds.) (2004), How Political Pm·ties Respond. de tipologías y jpálisis (tanto normativos como empíricos) pre-
Inter~st Aggregation Revisited,_ Londres: Routledge. ·
sentes en esta lit~ratura ha sido la visión de que los partidos han
Luther, K. R y Müller-Rommel, F. (eds.) (2002), Political Partid in the
. l1 y entendidos sobre la base de su relación con
1

New Earope, Oxford: Oxford University Press. de ser clasificad]


la sociedad civil ,~éanse, por ejemplo, Duverger 1954; Neumann
'.(;.·.

Mair, P.;.Müller, W. y Plasser, F. (2004), Political Parties ami Electoral


Change. Party Responses to Electoral Markets, Londres: Sage,, . 'o
1956 y Panebian1 1988). Esto ha tenido dos consecuencias. La
Montero., J. R. y Gunther, R. (2002), <dntroduction: Reviewing apd Re- primera ha sido J~ tendencia a presentar el modelo de partido de
assesing Parties», en. R. Gunther, J. R. Montero y J. J. Linz (eds.), masas como el ~*tándar a partir del cual todo debe ser juzgado
PoÜtical Pm:ties. Old Concepts and New Challenges, Oxford: {fxford (Lawson 1980, 1?88; Sainsbury 1990). La segunda tendencia ha
UniversityPress. ! ,
sido la de subest~;ar hasta qué punto las diferencias entre parti-
Webb,.P. (2002);«lntroduction: Political Parties in Advanced In~Ustrial
· Democracies», en P. Webb, D. Farrell e J. Holliday (eds.) (2002),
"Changing Models o~'Party Organization and Party Democracy. Tbe Emergence
PolitÍcal P'arties in Advanced Industrial Democracies, Oxfor:d: Ox-
of the Cartel ~arty"..,j'Party Po!itics, 1, 1995: 5~27. TradUcción de -Marí~ Jiménez
ford Unive1fsity Press. Buedo. ¡!
1·,
Webb, P.;'Farrell, D. y Holliday, J. (eds.) (2002), Political Parties in Ad- Esta es una versiJ1 considerablemente revisada de una ponencia presentada
vanced Industrial Democracies, Oxford: Oxford University Press. en el Workshop on ' _emocracies and the Organization of Political Parties, ECPR
Joinl Sessions, Limet':. ·•. ck, 1992, y está basada en un trabajo que ha sido financia-
do en parte por el N 'iona! Science Foundation (SES8818439).

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11 .
dos pueden ser también entendidas en funciói~jde sus relaciones
con el Estado. '11 EL PARTIDO DE MASAS Y EL PARTIDO CATCH-ALL
La tesis que sostenemos aquí es que ambo~;~upuestos se fun-
damentan en bases erróneas. Como demostra emos, el modelo El énfasis en el partido de masas como modelo ll~vaconsigo· dos
de partido ele masas está vinculado a una ciert 11 concepción de la supuec.\os. Uno de ellos tiene que ver con el significado esencial
democracia (véase también Pomper 1992) y a·l, na visión ideal y y los requisitos institucionales de la democracia, iniéiltras:que el
ya caduca de la estructura social, que no es re!,l-esentativa de las otro .está relacionado con los requisitos orgatüzativOs de1 é'xito
sociedades post-industriales. Además, el mO<:!; lo de partido de elect.oral. Ambos supuestos han sido desarrollados pHrlci~al­
masas lleva implícito un proceso lineal de cles<Úrollo de los parti- mente por Duverger (1954), pero están también~presentes en el
dos que, incluso cuando pretende tener en c,;:enta los cambios modelo de democracia británica descrito por Beer (1969: tap. 3)
más recientes (por ejemplo, el partido escoba .e Kirchheimer o
1
: bajo el epíteto de "democracia socialista", así coiúo'en lit-lit gran
el partido electoral-profesional de Panebian):>), conduce a un vadedad de prescripciones para la democracia dortei;uTteriCana
punto de llegada cuyas únicas opciones so ::Ia estabilidad o generslmente identificada como el "gobierno del partido fes-
el declive, y que, como cualquier hipótesis sob':e el fin de la evo- ponsa~le" (Ranney 1962). '" 1 '.1
lución, resulta necesarimnente sospechosa. .Jmtra esta visión, En el modelo arquetípico de partido de masas, las unidades
nosotros sostenemos que la evolución de 1;;s partidos en las fundamentales de la vida política están constituidas 'por grupos
democracias occidentales refleja un proceso dl~léctico en el que sociales predefinidos de contornos precisos, y la pertenencia a és-
cada nuevo tipo de partido genera una reacci<j!.¡!,11 que estimula un tos afecta a todos los aspectos de la vida del individn6 (Neúm'ann
nuevo desarrollo, y que por tanto lleva a su v¡l;z a un nuevo tipo 1956: en especial la p. 403). La política está fuíidamen!al\n¿nte
de partido, y a un nuevo conjunto de reaccio~es, y así sucesiva- basada en la competición, el conflicto y la cooperación dé e~ tos
mente. Desde ~sta perspectiva, el partido dé¡masas es simple- grnpos . y los partidos políticos son los agentes mediante lds cua-
mente un estadto en nn proceso contmuo. ;,¡ · les esll'S grnpos, y por tanto, SUS miembros, particip<Ín en ~~ polí-
Asimismo argumentatnos que los factore~¡¡que facilitan esta tica, formulan sus demandas al Estado y, en últiniR ln~tancia'~ in-
dialéctica no provienen tan sólo de los cambiq' que se producen tentan controlar el Estado mediante la colocaCión de sus
en la sociedad civil, sino también de las trans" nnaciones en las representantes en puestos clave. Cada uno de est9s grupos tiene
relaciones entre los partidos y el Estado. En 1 ~rticular, sostene- un interés, que se articula en el programa de "su" 'i:íitrtido. No
mos que en los últimos años existe una lende. c. ia hacia una sim- obs\ante, este programa no es un mero conjunto de políticas, sino
biosis cada vez más estrecha entre los partidos¡"¡y el Estado, y que un todo coherente y lógicamente conectado. De ésta manera, la
es ésta la que establece las condiciones para I~iemergencia de un unidad y la disciplina de partido no sólo son ventaíosas·desde~una
nuevo tipo de partido, que nosotros definimc( como "el partido perspectiva pragmática, sino también normativamente legítimas.
cartel". Al igual que. los otros tipos de partid ya existentes, el Esta•legitimación depende, a su vez, de la implicación popular en
partido cartel implica una concepción partic~ 1ar de la democra- la foi-mulación del programa del partido y, desde una perspeCtiva
cia; además, y también como en el caso de )1teriores tipos de organizativa, esto conlleva la necesidad de una. estructura de
partido, su surgimiento estimula la reacción y:;'iembra el terreno agrupaciones locales o células que canalicen el input de las masas
para ulteriores evoluciones. j] hasta el seno del partido en los procesos de formulación.de las
1' políticas. La implicación popular, asimismo, conlleva la necesi-
dad: dl~ la supremacía de la diinensión extra-parlan1entaria del
partido, tal y como se articula en los congresos de los partidos.
En este modelo, la opción electoral individual está delimita-
da por la absorción del grueso del electorado dentro de alguno
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¡. ' • 1
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d e jo$ grupc¡s subculturales representados por los partidos, de masas, los líderes políticos dispusieron de· la capacidad de hacer
maneta 'qut!' la competición electoral no se refiere tanto a las
1

llammmen;os al electorado en su conjunto, electorado este que


dsqs dikrenciales de conversión como a las tasas diferenciales
ae fiúiYilizaeión. No obstante, en el nivel sistémico, el mpdelo de
Iba aprenotendo progresivamente a comportarse más con1o un
consumidor y menos como un participante activo.
partido de .masas o socialista permite el control popular,prospecti- Todo esto resultó en la formulación de un nuevo modelo de
Vf:> de las políticas, ya que los votantes apoyan uno u otrq partido partido, y asociada a éste, surgió una nueva concepción de la de-
¡;h función de unos programas precisos, y el partido (o coalición mocracia, que algunos observadores, aunque no de manera siste-
de partidos) que obtiene una mayoría de votos accede al gobier- mática, identificaron como la "americanización" de la política
no. Los partidos, según esta visión, proporcionan el (y no sólo europea. Pasó a considerarse que las elecciones se reducían fun-
uno de entre varios) vínculo esencial entre los ciudadanos y el damentalmente a optar entre líderes y no entre políticas o pro-
Estado (Lawson 1988: 36). Este hecho también comporta una gramas, mientras que la formulación ele esas mismas políticas o
concepción particular de la eficacia organizativa. Dado que programas pasó a ser la prerrogativa de las elites ele los partidos
la competición electoral está sobre todo centrada en la moviliza- más que de los militantes. El control popular y su capacidad
ción y nc¡' efi. ]a conversión, el requisito clave para el éxjto de un ~ara pedir cuentas a los políticos dejaron ele asegurarse prospec-
partido es ~] de aumentar el nivel de compromiso d<:> ;aquellos !Ivamente, sobre la base de alternativas claramente definidas,
qu~ ya 'estén predispuestos a ofrecer su apoyo -o sea, lqs miem- para pasar a ser retrospectivos, basados en la experiencia y el
bros de su f1lectorado "natural"-. Por consiguiente, debido tanto historial (por ejemplo, Fiorina 1981). Así, dejó ele considerarse
~ r~zones cte legitimidad como de conveniencia, acabó generán- que el comportamiento electoral estaba moldeado por predispo-
dose la expectativa de que se produciría un "contagio desde la siciones para pasar a ser concebido como el producto de una
ifql,lü;rda", ~egún el cual los partidos representativos de: otros in- elección (Rose y McAllister 1986). Dejaron también de enfati-
tf~eses:() se~tores de la socied~d estarían obligados a adoptar los zarse tanto la movilización ele los votantes como su conversión
~nnctpa]esJasgos y la estrategia del modelo de partido de masas
1
ya que ambo~ procesos presuponían la capacidad ele formar leal~
q spcia!ista; y que de no hacerlo, estarían condenados al ocaso !acles afectivas. En lugar de esto, pasó a concebirse a los votan-
~Dpv~rger l954: xxvii). Desde esta óptica, el partido de masas tes como si, carentes ele compromisos, flotaran libremente, dis-
cabó consi'derándose el partido del futuro.

~
ponibles y susceptibles ele ser captados por cualquiera de los
iEl ÓqciqÜento de lo que Kirchheimer (1966) dio en llamar el partidos en competición.
p~rtido 1 ca~ch-all" supuso un gran desafío a la noción del parti- El problema de este nuevo modelo era que -al contrario
do 1~o'rr)drefJfesentante de sectores sociales pred.efinido'~: En p~i­ que la concepción anterior ele los partidos, que los entendía
merlugar, ¡;1 desdibujamtento paulatmo de las !meas dy dlVlsiOn como elementos esenciales en el funcionamiento de la democra-
~ociales 'a finales de Jos años cincuenta y durante la década de cia, dando así por descontada su supervivencia organizativa- en
Ipsfs~sentaj~rajo consigo un debilitamiento de lo que hasta en- esta nueva concepción de los partidos, y de la democracia, el pa-
totjces .~abían sido identidades colectivas claramente ~tstmgm­ pel de aquéllos resultaba mucho más contingente. Por tanto, y
Thles, '., hizcl' más difícil la identificación de grupos diferenciados aunque la modalidad hubiera cambiado, los partidos seguían
de~t~o'del¡;electorado a los que atribuir i~tereses co~unes a siendo evaluados fundamentalmente en base al vínculo entre el
~ar~q, pl'aZC1- En segundo lugar, el crecnmento econom1co y partido y la sociedad civil, siendo precisamente este vínculo el
~~ ¡~pptta~.c<ia creciente del Estado del Biene~tar facilitaron la que se estaba debilitando. De ahí la abundante literatura sobre
~or¡m~l~fiól\ de programas electorales sm que estos !~vieran ne- "el declive de los partidos" 1, y por tanto, también la panoplia ele
ye~ariamente que ser m partidistas m de confrontacwn, pud¡en-
?o'prociamar el servicio a los intereses de todos o casi todos. En 1
Por ejemplo Lawson y Merkl (1988: 3) señalan que "el fenómeno de decli-
1rr~er hjí!a~, con el desarrollo de los medios de comunicación de ve de los principales partidos, con frecuencia mencionado en el contexto dd sis-
intentos de explicar cómo podían sobrevivir ésto$' a tales cam- marcación muy definida en el periodo del partido cadt-a/1 y una
bios (por ejemplo, Pizzorno 1981). Cuando, al contrario, fijamos fusión -en el caso del partido de masas), también puede v'\riar la
nuestra atención en los vínculos entre el partido y d Estado, tan- nitidez de las fronteras entre el partido y el Estado. En !ligar de
to la supervivencia como la evolución de los partidos políticos una sirnple tricotomía estática (partidos, Estado, '~oci~dad civil),
resultan más fácilmente comprensibles. A ello deqicaremos los podellJOS observar Un proceso evolutivo, que Se extiende aproxi-
apartados que siguen. · madamente desde mediados del siglo XIX hasta ¡~ues(ros .días, y
"' _,- ' 1

que es impulsado por una serie de estímulos y resf?.,Uestas, mo~ifi-


cando tanto las relaciones entre partidos, Estado, y s9ciedad civil
LAS FASES DEL DESARROLLO DE LOS PARTIDOS como )a nitidez de las líneas de demarcación en\re ésto~. Este
proceso puede quedar resumido en cuatro estadios piferenciad<;>s.
Los modelos de partido que hemos presentado hijsta aquí asu- El primero de estos cuatro estadios es el de ut1 régimeh cen-
men una clara distinción entre partidos políticos ' y Estado. El sitario lil;eral característico de finales del siglo XIX y principios
partido de masas clásico es un. partido de.Ia sociec!ad civil, que del xx, basado en un sufragio de requisitos restrictivos y otros
emana de alguno de los sectores del electorado, yJjue pretende elementos limitativos de la actividad política de los nb propieta-
penetrar el Estado y modificar las políticas públicml'en el interés rios. AuPque la distinción entre la sociedad civil y el Estado re-
a largo plazo de aquellos sectores del electorado atfte los que ha sultaba e 1tonces válida en el nivel conceptual, no lo era ,tanto en
de rendir cuentas. El partido catch-all, al no nacer ~omo un par- ténnin.os prácticos. Con la excepción de las organizaciones que
tido de la sociedad civil, sino como uno que se sitúa entre la so- movili±aban (tanto social como políticamente) a' los individuos
ciedad civil y el Estado, también pretende influir sob,e el Estado privados del derecho del voto, la población que constituía los
desde fuera, mediante el control temporal de las poi\Ücas públicas segmentos políticamente relevantes de la sociedad civil y la po-
con el fin de satisfacer, a corto plazo, las demandas de sus prag- blación que ocupaba posiciones de poder en el Estado estaban
máticos consumidores 2 • En pocas palabras, a pesat de ser bien tan íntimamente relacionadas que ambos grupos;· si" no directa-
distintos en sus relaciones con la sociedad civil, arribos tipos de mente equivalentes, estaban, como mínimo, fuertemente inter-
partido se sitúan fuera del Estado, que aparece, ~n principio, conectados. Este período histórico se caracterizaba ~sí por ~na
como una arena neutral, no partidista. · concepción de la política que suponía la existencia el"
un úliico
Aunque el supuesto de que los partidos políticbs están níti- interés. nacional, mientras que la principal tarea deí, góbier!1o 'era
damente separados del Estado es bastante convendbnal y cons- encontrarlo o definirlo y llevarlo a término. En este ci:Jhtexto, los
tituye un lugar común, es una idea que sólo está';presente en partidqs políticos que surgían espontáneamente '~o~tenía.f1 ser,
periodos históricos concretos. Si la nitidez de la línea divisoria tal y como Burke describió, grupos de "hombres") ]~búsqueda
entre el partido y la sociedad civil varía con el tien\.po (una de- del interés público, o quizá a la búsqueda de su l'1,tet,és ptlv~do,
1
como una lectura menos benévola de la historia apuntaría. ·En
tema político americano, está haciéndose más evidente en otros.i. kistemas políti- semejante contexto, no habría mucha necesidad de nna organi-
cos"; o Selle y Sv<isand (1991: 459-60), que apuntan una perspectiva "bastante zación formal o muy estructurada. Los recursos necesarios para
pesimista" en la literatura desde los años setenta, reflejando unas:. tendencias que
han llevado a algunos a concluir "que los partidos ya no func;ionan tan bien el proc,eso electoral, que a menudo implicaban estatus o contac-
como solían". De hecho, los comentarios sobre el declive de los J?.~rtidos han pa- tos en ('!l nivel local además de los más imprescindibles recursos
sado a ser tan frecuentes que ya en los ochenta Stephen L. Fishet::P980) escribió tangibles, se recaudaban a nivel local, y aquellos que estaban en
una tesis sobre "El declive de los partidos" sin necesidad .aparente de citas ulte- posición de elevar sus den1andas al Estado no necesitaban de in-
riores. Véase también Finer (1984).
2
Lo mismo puede decirse del partido electoral-profesional de Panebianco, termepiario alguno.
que se distingue del partido· catch-all, sobre todo, en que su organización está Claramente la compatibilidad entre intereses era mucho más
compuesta por profesionales y consultoreS más que por burócr~.t~s del partido. evidente en la teoría que en la práctica, y también lo era desd~ la
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perspectiva de la clase gobernante que desde la de los excluidos. GRÁFICO 1. PARTIDOS DE CUADROS 0 DE TIPO "CAUCUS"
De esta manera, las ventajas asociadas tanto a la organización
en áreas con un electorado burgués o pequeño burgués reiativa-
Sociedad ci:~i! ................. !1" •••••••• :
mentenumeroso (por ejemplo, la camarilla de Birmingham, de
José¡ih .. Chambe'rlain) como a emprender acciones conce'rtadas
dentro del parlamento, pronto resultaron evidentes, viciando,
. Partidos políticos
.
• • • • • o • • • • • • • • • • o • • • • • • • • • • o • • ••

así, el talante anti-partidista que en términos generales car¡¡cteri-


zó esa época .. Aun así, según esta concepción de los partidos po- Estado
líticos, éstqs ·continuaron siendo fundan1entahnente partidos de
cuadros o de notables, y de manera esquemática tendrían que
d esfr~~os
se{
1 ypmo puede verse en el gráfico 1, en la interse~ción partidos de mas&s obtuvieron su fuerza de la cantidad de afiliados,
en'¡r~ el Estacjo y la sociedad civil. Esto es, los partidos eran bá- intentando así compensar la falta de financiación individual a
sic;'amente co:mités formados por aquellos que conjuntainente gran escala con un gran número de pequeñas contribuciones de
cohsiituüln tanto el Estado como la sociedad civil. sus afiliados, supliendo su carencia de individuos influyentes con
· Co'rifdftne· se desarrollaron la industrialización y l.:: ~Gonsi­ la acciéin colectiva y organizada, y contrarrestando a través de la
gúiente urbari,ización, aumentó el número de personas que cum- prensa de partido su escaso acceso a la prensa comercial.
plian los requisitos para el voto en un régimen censitario, a la Como instrumentos de los políticamente excluidos, lógica-
vez que estos últimos se iban relajando. Además, las baft·eras mente estos nuevos partidos fueron dominados por aquellos
a la organización de la clase obrera empezaron a ser vista~, cada cuya principal base de apoyo estaba dentro del partido y no den-
vez más, como un elemento incompatible con la lógica )ibera! tro del gobierno. Dado que su fuerza residía en la organización
del Estado. burgués y, en todo caso, esas barreras no pu4ieron formal, esta tendencia de lo que acabéi llamándose partido extra-
im:pedir que la clase obrera se organizara y actuara en la ésfera parlamentario fue formalizándose, y por tanto resistió, como
política además de en la industrial. En su conjunto, todo~ estos una cuestión de principio, incluso cuando los nuevos partidos
prqcesos crearon una separación mucho más clara entre e!Josta- obtuvieron el voto de su electorado y finalmente poder en el go-
do;y.lo que era ya una parte mucho mayor de la sociedad civil bierno. Como reflejo de una agenda política de corte fuertemen-
políticamept~relevante. Esta nueva sociedad civil políticarnente te activista, de las experiencias vitales de sus partidarios y de un
relevantejba,idncluyendo a un número creciente de individuos talante de lucha, estos partidos se decantaron de forma natural
que J,lO:te¡JÍa;yonexiones personales con aquellos que controla- por una concepción fuerte de la cohesión de partido, y por una
bah d E~tadd~ y que entendía el Estado en ténninos de "¡:llos", . disciplina que era en parte ajena a los partidos burgueses de
m4s qu~ d~ "!:Josotros". · notables. En este sentido, fueron estos nuevos partidos, signifi-
:, E,l partido de masas, con una militancia organizada, una es- cativamente, los primeros que explícitamente se atribuyeron la
tn.ictÜra formál, reuniones periódicas, etc., es la forma c¡¡racte- representación de los intereses de un único sector de la sociedad.
rísric¡¡ c]e este. segundo estadio en las relaciones entre partidos, Como resultado de esto, la labor del representante era menos la
Es¡adoy ~ociJdad civil. El partido de masas surgió fundamental- de buscar el interés nacional que la de actuar como el agente de
mente de ~nú-e los elementos de la sociedad civil recién activa- "su" sector de la sociedad, persiguiendo su interés particular. El
y
dos, con' fre'cuencia, desposeídos del derecho al voto, como partido político era así el foro en el que se articulaba el interés
parte de su (e'n última instancia exitosa) lucha por obtener voz
1

político del grupo social al que representaba. Por tanto, no sólo


depti,o <,Je;:y ep
última instancia, el control sobre, las estructuras era apropiado mantener la disciplina de partido desde un punto
gubei-namend!es del Estado. Mientras que los antiguos partidos de vista práctico y empírico, sino también aconsejable desde una
1 ~ ' ' : ' '

de',cuadros contaban con la calidad de sus apoyos, los emergentes perspectiva normativa.
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GRÁFICO 2. PARTIDOS DE MASAS Ql!E ACTÚAN COMO NEXO ENTRE EL la creciente aceptación del modelo de democracia basado en los
ESTADO Y LA S.C?ClEDAD CIVIL partidos de masas (control popular del.gobierno mediante la
elección entre partidos unificados) fue mmando el apoyo, mclu-
Estado so entre sus propias bases electorales, de los estilos organízativos
Sociedad civil .............................. y de gobierno más tradicionales, característicos qe[os partidos
¡ Partidos políticos l establecijos. ·;
c______ _ _ _ _ _
•... ____l
................... ,c·.=·= = = = ' i±Hc: . u esto, una de las alternativas que claram~nte n,o, estaba
a di~(Jostción de los partidos tradicionales era la de, ,adoptar el
estilo' de los partidos de masas en su totalidad. En partícul~r, lo.s
partidos tradicionales no podían aceptar la idea de qu~ el parti-
En este sentido, la aparición de los partidos Je masas, y final- do representara sólo a algún sector prectso de la soc1edad, ya
mente, del sufragio universal, quedó asociada a una redefinición que lbs sectores que les hubieran correspondidq a los parti,dos
de lo políticamente apropiado. No sólo se democratizó nn siste- tradicionales (propietarios de tierras, empresario,s, etc.) estaban
ma oligárquico a través de la extensión del sufragio a casi todos llam3dos a constituir, de 1nanera cada vez más dar~, ~na .minoría.
los ciudadanos adultos, sino que además se cambió la idea que De i!\ual manera, la idea de que debía predomitlftr lá organiza-
se tenía acerca de lo que debía ser una relación deseable entre ción 'extra-parlamentaria resultaba poco atractiva para aqueiios
los ciudadanos/votantes, numerosos o no, y el Estado. Las elec- que ya estaban situados en el gobierno. Además,' .estos partidos,
ciones se transformaron para acabar siendo una selección de aun tlecesitaudo la movilización y organización de stis 'simpati-
,, ..
zantes, no dependían tanto de éstos para obtener recursos mate-
"delegados" más que de tutores, y por tanto, dejaron de ser me-
ros vehículos mediante los cuales el electorado consentía en ser riales; como partidos de las clases medias y altas; contaban con
gobernado por los políticos electos para pasar a ser el instru- importantes contribuciones individuales; como partidos gobe:-
mento mediante el cual podía exigírsele al gobierno que rindiera nantes podían también utilizar recursos del Estado en su prop1o
cuentas ante el pueblo. El partido político fue el mecanismo que ben6ficio; y como partidos del establishment tenían un acceso
posibilitó todo esto. De manera esquemática las relaciones entre privilegiado y de afinidad a los canales de comunicación no par-
partidos, sociedad civil y Estado en esta concepción de la políti- tidistas.
ca quedarían como refleja el gráfico 2, con el Estado y la socie- Como resultado de todo ello, los líderes de lo~ partidos tradi-
dad civil claramente separados, y los partidos sirviendo de puen- cionales establecieron organizaciones formalmente parectda.s a
te o vínculo entre ambos. Los partidos, aun así, continuaron las de los partidos de masas (miembros permanentes, sedes, con-
claramente anclados en la sociedad civil, a pesar de haberse in- gresos, prensa de partido), pero que en la práctica, ,a my~~do,
troducido en el Estado mediante nombramientos clientelístas seguían haciendo hincapié en la independencia peJas acttvlda-
del cuerpo funcionarial, o a través de la ocupación de cargos mi- des parlamentarías del partido. En lugar de entatJZa~ el.~apel
nisteriales. del partido en el parlamento corno agente de la orgamzac1on de
Tauto el modelo de democracia asociado a los partidos de masas, subrayaron el papel de la organización de masas como un
masas corno el propio partido de masas en tanto que modelo ot- apoyó del partido en el parlamento. Igualmente significativo era
ganizativo supusieron un importante desafío para los partidos el hetho de que, aunque estos partidos continuaban captando
establecidos, al cual sus organizaciones -fueran del tipo que militéinl.es, no quisieran limitar, y en términos p't:áclicOS~ rio hu-
fueran- tenían que dar respuesta. Por un lado, con un electora- biet:kh podido hacerlo, su oferta a ninguna clase en particular,
do cifrado ya en millones y no en miles, las redes informales pro- tenieüdo que ofrecer reclamos más amplios, e intentando así ob-
pias del partido de notables dejaron de ser suficientes para cap- tener a::JOyos en todas las clases, con resultados que variaban
tar, movilizar y organizar a los simpatizantes. Por otro lado, clar*mente en fnncíón de la clase social. En términos ideológicos,
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por tanto, pudieron continuar defendiendo su comprdúüso con del o de partido catch-all. Aunque éstos tengan (o sigan tenien·
la idea de un único interés nacional que atravesaba las barreras do) miembros, dejan de intentar encapsularlos; de esta manera,
sociales. militar en un partido pasa a ser una de las muchas causas inde-
.... ~i~I_Jt_r~slos viejos partidos de la derecha iban adoptando el pendientes entre sí a las que un individuo puede decidir adscri·
nuevo modelo catch·all, fueron surgiendo una serie de ,factores birse. En lugar de enfatizar la homogeneidad social de su afilia-
que acabaron debilitando el modelo de partido de masas, tanto ción, el partido acepta militantes de todos los sectores donde los
en términos de ideal normativo como de imperativo práqtico. En encuentra, y recluta afiliados en función de la afinidad progra"
más de un sentido, los partidos de masas acabaron siendo vícti- mática y-no de la identidad sociaL En vez de una estrategia elec·
~as de su propio éxito. Las "grandes batallas" por los qerechos toral defensiva propia del partido de masas,.que ponía el acento
políticos y sociales habían unido a las bases emergentes de los en la movilización y mantenimiento de una base electoral fija,
partidos de masas en un modo que acabaría resultando. insoste· los partidos pasan a adoptar una estrategia ofensiva, intercam·
pible una vez conquistados esos derechos. La demanda, de soli- biando "la efectividad en profundidad por un público más am·
daridad se redujo aún más cuando el Estado comenzó a'proveer plio y por un éxito electoral más inmediato" (Kirchheimer 1966:
universalmente los servicios educativos y de bienestar que hasta 184). En la consecución de esta transición se produce un desdi-
entonces habían corrido a cargo del partido y su parentela. Ade- bujamiento de las distinciones ideológicas o programáticas de
más, la mejora en las condiciones sociales, la movilidad creciente los partidos y, con la emergencia de un consenso programático
:Y el desarrollo de Jos medios de comunicación de masas contri· creciente, la necesidad y la capacidad de mantener un electorado
huyeron .a reducir la singularidad de las experiencias de lo que diferenciado se debilitan aún más. Además, los cambios en los
hasta entonces habían sido grupos de apoyo sociales diferencia· sistemas de comunicación de masas, en particular, el ascenso de
dos (véase, por ejemplo, Einhorn y Logue 1988). Además, no la televisión como la fuente más extendida de información polí·
sólo se ~ro~ionaron los prerrequisitos sociales y políticqs de los tica, contribuyen a reforzar las condiciones que permiten, o más
pavtidos de' masas, sino que a medida que éstos participaron en bien obligan, a los partidos a dirigirse directamente a los votan-
el gobierno, y sobre todo al comenzar a gobernar en solitario, tes mediante llamamientos universalistas, en lugar de comuni·
fueron los propios líderes parlamentarios de los partidos de ma- carse con ellos a través de sus apoyos electorales de base.
sas los que empezaron a fijarse en los atractivos del modelo Al mismo tiempo cambia también la reÍación entre los parti·
catch-all. Habiendo disfrutado de las prerrogativas del triunfo dos y el Estado, sugiriendo ya un nuevo modelo, que queda ilus·
electoral -que incluían la capacidad de afectar las po!fticas en trado en el gráfico 3. En este modelo, los partidos dejan de ser
la dirección que convenía a su electorado- estos políticps, lógi- los agentes de la sociedad civil que penetran el Estado y actúan
camente, quisieron seguir ganando, y por tanto se interesaron sobre él, para· pasar a ser más los intermediarios entre la socie·
por la ampliación de sus reclamos electorales más allá cte su tra· dad civil y el Estado, con el partido en el gobierno llevando una
dicional c/asse gardée. Además, una vez en el gobierno, estos existencia desdoblada. Por un lado, los partidos agregan las
partidos tuvieron que realizar ulteriores concesiones forzados demandas de la sociedad civil y las presentan ante la burocracia
por los límites y las obligaciones del ejercicio del gobierno, así estatal, mientras que, por otro, constituyen los agentes de esa
somo por 1~ necesidad de cooperar con grupos que estaban en- burocracia en su defensa de las políticas ante el público.
tre sus oponentes electorales más feroces. Aunque los partidos de masas también llevan a cabo estas
•Todo esto dio lugar a un tercer estadio de evolución, en el funciones, éstas están profundamente alteradas debido al debili·
que los antiguos partidos de masas comenzaron a emulat las res- tamiento, implícito en el modelo catch·all, del vínculo entre cada
pu¡;stas que los viejos partidos habían dado a su propio surgi· partido y cada segmento de la sociedad. A pesar de que sigue
miento, y de esta manera, los partidos tradicionales tanto de la habiendo diferencias entre los partidos con respecto a su recep·
izqpierda como de la derecha fueron convergiendo hacia el mo· tividad al input de los diferentes grupos y con respecto a las
22 ZONA ABIERTA 108/109 (2004) ZONA ABIERTA 108/109 (2004) 1' 23
,,'
GRÁFICO 3. PARTIDOS QUE ACTÚAN COMO AGENTES O BROKERS ENTRE
cia implícita en su ideología. Sin embargo, eti esta nueva concep-
EL ESTADO Y LA SOCIEDAD CIVIL
ción de la democracia, la oligarquía de partido pasa a sei' una
r, virtud y no un vicio. Por tanto, el modelo catcl!-all es alra'ctivo
no sólo desde una perspectiva áutointeresada, siúo 'cjue'es conce-
Sociedad civil
¡··;;~·~;d~-~-~~¡;;;~~-~····¡ bido como un modelo nonnativamente válido. , '
La visión de los partidos como intermediarios tiene varias
·············e··········· Estado
implicaciones importantes con respecto a la evolución de la na-
turaleza y actividades partidistas. En primer lúgar,' el papel de
los partidos como intermediarios entre la sociedad civil y el Es-
tad(:, conlleva admitir que los partidos puederi terlbr iriteteses
políticas que están dispuestos a defender -esto es, aunque siga distintos de los de sus clientes en ambos lados,' Poi' otn1 parte,
importando cuál sea el partido que ocupe el gobierno (por ejem- los partidos pueden de hecho obtener una comisiói1pói" 'sus ser-
plo, Castles 1982)- la mayoría de los grupos esperan que sea vicios. Aunque no suela expresarse en estos términos: el papel
posible la colaboración con cualquiera que sea el partido en el asignado a las recompensas personales derivadas del 'cargo en.
gobierno (y en el mismo sentido, se espera de los grupos que pongamos por caso, el modelo político racionalista downsiano
sean capaces de colaborar con el gobierno sin importar el parti- (Downs 1957), correspondería a las comisiones petcibidas por
do que lo ocupe). Así, por ejemplo, aunque sigue habiendo los sej·vicios prestados 3 • Estas comisiones pueden no limitarse a
vínculos formales entre los sindicatos y los partidos socialdemó- las recompensas materiales dirigidas individualmente (por ejem-
cratas, los sindicatos no sólo negocian directamente con los parti- plo, las prebendas asociadas al cargo), sino que pueden también
dos burgueses cuando éstos detentan el poder, sino que además incluir pagos al partido como organización, así como la deferen-
lo hacen de una manera muy similar a la que emplean cuando cia ha,cia sus preferencias en términos de políticas, sean éstas las
son los partidos socialdemócratas los que están en el gobierno. del partido o las de individuos en particular. En segundo lugar,
Al mismo tiempo, los partidos socialdemócratas pueden llegar a la capacidad de un partido para llevar a cabo la función de ínter-
defender políticas contrarias al sindicato si circunstancias fuera mediación no sólo depende de su habilidad paraatráeral electo-
de su control les hacen considerarlo necesario. rado, sino también de su habilidad para manipular al Estado en
La .idea de que los partidos actúan como intermediarios re- interés propio. De esta manera, como ya seJ1aló Epstein (!986:
sulta particularmente consonante con una concepción plura!ista 171) con respecto al modelo americano de "partido como servi-
de la democracia que, no por casualidad, se desarrolló de manera cio 'pt;blico", "es posible imaginar que los partidos, como mu-
paralela a ésta (Truman 1951; Dahl 1956). Desde esta perspecti- chas de las empresas de negocios reguladas [consigan] utilizar el
va, la democracia se basa fundamentalmente en las negociaciones poder del Estado para proteger sus intereses". '' ''':
y el encaje de intereses independientemente organizados. Los Lo que resulta más relevante es que, si se conciben los gráfi-
partidos construyen con estos intereses coaliciones en continua cos del 1 al 3 como un todo dinámico en vez de como tres fotos
mutación, y es vital que cada uno de los partidos esté abierto a fijas independientes, se plantea la posibilidad de que el desplaza-
diversos intereses para poder cumplir su función como facilita- míen[.> de los partidos, que los aleja de la sociedad civil y los lle-
dores de pactos y garantes que impidan la explotación abusiva va hari1 el Estado, pudiera continuar hasta quelQspªrtjdQs aca-
ele unos grupos sobre otros. Los procesos electorales consisten
en la elección de un equipo de líderes más que el concurso entre ---·--------------------------~--
' ÉStos son precisamente los términos empleados por David Mayhew (1.974)
grupos sociales cerrados o ideologías fijas. El an;iguo partido de para:deScribir los réditos personales de Jos puestos de liderazgo en el congreso
masas, como sugirió Michels (1962 [1911]), puede acabar domi- americ<Jno. Gran Bretafí.a es un caso curioso en el que el comportamiento aso-
nado por sus líderes y dejar de encarnar la verclac'era democra- ciadoal modelo de partido cartel está siendo cada vez menos predominanl.e.
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baran siendo parte del aparato mismo del Estado. Nuestra tesis venideros han constituido algunos de los cambios más significa ti·
es que es precisamente ésta la dirección hacia la que los partidos vos en el entorno en el que actúan los partidos. Al mismo tiem·
políticos de las democracias Inodernas se encaminan desde hace po, sin embargo, debe señalarse que este cambio en el entorno
dos~~u. · dista de ser exógeno a los partidos, ya que han sido éstos, en su
actuación desde posiciones de gobierno, quienes en última ins-
tancia son responsables tanto de la regulación de las subvencio·
LOS PARTIDOS Y EL ESTADO nes estatales como de las cantidades de dinero y recursos de que
se dispone. Es importante asimismo subrayar que es precisamen-
Pueden señalarse varias tendencias sociales, culturales. y sobre te el hecho de que estas subvenciones estén ligadas a los resulta·
todo políticas como elementos facilitadores, o incluso i!llpulso- dos o la posiclón previa del partido, tanto si éstos están definidos
res, de la evolución de los partidos hacia un mayor anclaje den· en términos de éxito electoral o de representación parlamenta·
tro del Estado. Estas tendencias incluyen el declive geqeral en ria, lo que garantiza el mantenimiento de los partidos existentes
los niveles de participación e implicación en la activida~ parti- · a la vez que constituye una barrera al surgimiento de nuevos gru·
dista, con una ciudadanía que prefiere invertir su esfuerzo en pos. De fonml parecida, las reglas de acceso a los medios audiovi-
otras esferas, especialmente en grupos en los que pueden desem- suales que, a ,diferencia de los impresos, están sujetos al control
peñar un papel más activo, en los que la probabilidad de sintonía sustancial y/q la regulación por parte del Estado, ofrecen un me·
con un conjunto más estrecho de intereses es mayor Ydonde dio por el cual los que detentan el poder pueden adquirir acceso
sienten que su participación tiene algún impacto. La arena local, privilegiado, mientras que aquellos al margen del poder pueden
más inznediata, se vuelve 1nás atractiva que la arena nacional, ser ignorados. De nuevo, las reglas varían de un país a otro, y en
siendo esta última más remota y proclive a las inercias, mientras algunos casos son claramente menos restrictivas y menos deter·
que los grupos centrados en un único tema de movilización (sin· minan tes que en otros; sin embargo, la combinación de la impar·
gle-issue groups) resultan más atractivos que las organiz'aciones tancia de los medios audiovisuales como vía de con1unicación
jerárquicas de los partidos tradicionales (véanse, por ejemplo, política, por un lado, y el hecho de que estos medios estén regu·
Lawson y Merkl 1988; Dalton y Kuechler 1990). Una de ]as con- lados por el Estado, y por tanto por los partidos en el Estado,
secuencias de esto es que se ha resentido, tanto eu núme'ro como por el otro, conceden a los partidos un recurso que antes resulta·
eu compromiso, la militancia en los partidos, al no haber podido ba inconcebible.
responder por un lado al crecimiento del electorado y, por otro, En resumen, el Estado, invadido por los partidos, con las re·
a los crecientes costes de la actividad partidista. glas que lo rigen, determinadas por los partidos, deviene una
Los partidos, por tanto, se han visto obligados a buscar re· fuente de recursos mediante la cual estos partidos no sólo pue-
cursos en otra parte, y en esta búsqueda su papel como' gober- den asegurar su propia supervivencia, sino que también es un
nantes y legisladores .les ha llevado a mirar hacia el Est~do. Una instrumento mediante el cual pueden reforzar su capacidad de
de las principales estrategias que pueden adoptarse es ,¡a de la resistencia ante los retos que surgen de alternativas de moviliza·
provisión y regulación de las subvenciones estatales a los.¡¡artidos ción recientes. En este sentido, el Estado se convierte en una es·
políticos, que si bien varía según los países, a menudo ha,pasado tructura institucionalizada de apoyo, respaldando a los insiders y
a constituir uno de los mayores recursos materiales y financieros excluyendo a los mttsiders. Los partidos pasan a ser absorbidos
con que cuentan los partidos para llevar a cabo sus actividades por el Estado, dejando de ser meros intermediarios entre la so·
tanto en el ámbito parlamentario como en el social (véaq~e Katz ciedad civil y el Estado. Habiendo anteriormente asumido el pa·
y Mair 1992; Mair 1994). pe! de tutores, más tarde de delegados, y después, en el apogeo
El crecimiento de las subvenciones estatales en las dos últi- del partido catch·all, de empresarios, los partidos se han conver·
mas décadas y la promesa de un mayor crecimiento en los años tido en agencias semi-estatales.
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No obstante, esta estrategia conlleva riesgos, y uno de los o inCinso cuando, como en el caso del Parlido LabOrista britá-
más importantes entre ellos es el de que el partido se haga de- nico', un partido permanece por un largo periodo éú la oposi-
pendiente del acceso continuo a los recursos que en principio es- ción, esto raramente implica la imposibilidad de acceso 'a la
tán fuera de su control. En particular, existe el peligro de que un "tarta · del Estado, ni al menos, a una parte de los ca'rgo's diente-
partido que esté fuera del gobierno quede también al margen listas. c>as más de las veces, el acceso a los medios no está. deter-
del acceso a los recursos. Con los anteriores modelos de partido, minado por el acceso al gobierno. Como tampoco lo' está acce-el
ganar o perder las elecciones podía ser tnuy im~ortante con res- so a Iás subvenciones estatales; de hecho, en algunoS sls'temas,
pecto a los objetivos políticos de un partido, ¡·ero era poco de- como el irlandés y el británico, los partidos en la' oposiciÓn con-
terminante para su supervivencia, ya que los recursos necesarios sigueL mayores niveles de SUbvención precisamente por carecer
para la sostenibilidad organizativa del partido provenían de su de los recursos inmediatos con los que cuenta efpartido gober-
propia reserva de apoyos. Con el nuevo modeio, por el contra- nante. ·' i .,

rio, ganar o perder puede tener menos importa;,cia con respecto De ahí que podamos bablar del surgimiento de uú míevo'tipo
a los objetivos políticos de un partido, dada la ausencia de gran- de partido, el partido cartel, caracterizado por ta inierpenetra-
des batallas políticas, pero en cambio puede ser determinante en ción''entre el partido y el Estado, y por un patrón de colusión in-
su supervivencia, ya que los recursos para su sostenibilidad pro- ter-partidista. En este sentido, sería quizá más tortecto hablar
ceden, cada vez más, del Estado. No obstante, debe subrayarse de la emergenCia de los partidos cartel, ya que este désarrollo se
que los partidos no necesariamente compiten por Jos recursos basa en la colusión y cooperación entre aparentes rivald, y en
para la supervivencia de la misma manera en que antes compe- los acuerdos que necesariamente requieren del cónseútimiento y
tían por determinar las políticas; ya que, si bien sólo puede imple- cooperación de todos, o casi todos los participad tes' reletfantes.
mentarse un tipo de política a la vez, todos los partidos pueden No obstante, mientras que en un sentido este deslurollo está re-
sobrevivir simultáneamente. Es en este sentido en el que se dan lacionado con el sistema de partidos en su conjunto, ti elle tam- ·
las condiciones idóneas para la formación de un cartel, cuando bién blportantes implicaciones para el perfil organizativo de
todos los partidos comparten recursos y todos dios subsisten. cada uno de los partidos dentro del cartel, de manera que' pode-
mos hablar del partido cartel en singular. ·
E;ste proceso se encuentra todavía en sus iriiciOS.: Adelliás,
EL SURGIMiENTO DE LOS PARTIDOS CARTEL dada la naturaleza de las condiciones que facilitan laemergehcia
de lds partidos cartel, se trata de un proceso irfegtilat, siendo
De hecho, las diferencias en la posición tnaterial entre ganado- más evidente en aquellos países en los que la ayuda.' estatal 'y el
res y perdedores se han reducido dramáticamente. Por un lado, apoyo a los partidos están más extendidos, y en los t:]l.le las oca-
el conjunto de "partidos· gobernantes'' ya nó es ·tan reducido siones para fenómenos como el clientelismo, lottizazione y con-
como antes. Aun a riesgo de generalizar demasiado, casi todos trol partidista son más frecuentes. Finalmente, es también un
los partidos relevantes pueden ser considerados partidos con po- proceso que puede desarrollarse en mayor medida en países
sibilidades de gobernar. Todos ellos pueden acceder al gobierno. como Austria, Dinamarca, Alemania, Finlandia, Noruega y Sue-
No obstante, hay que sefíalar que sigue habiendo una minoría de cia, donde la tradición de cooperación ínter-partidista se combi-
partidos extremistas que continúa al margen del poder, inclu- na con la amplia presencia de apoyo estatal a los partidos, y con
yendo a los partidos del Progreso noruego y danés; aun así, un una 'f;csición privilegiada de los partidos en lo referente a non1-
catálogo exhaustivo de tales excepciones serviría tan sólo para brmuit ntos o puestos clientelares. A la inversa, el proceso tiene
enfatizar gue son pocos los partidos que quedan excluidos, inclu- menós, posibilidades de desarrollarse en un país como Gran Bre-
so cuando se añaden los partidos regionales o subnacionales. Por taña; 'qonde Ja tradición de política confrontacional se combina
otro lado, incluso cuando un partido está excluido del gobierno, con iu limitado apoyo estatal a las organizaciones de los partí-
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dos, y donde las posibilidades de clientelismo, aunque al alza, Entre las características clave que han ido variando con el
continúan siendo relativamente escasas 4 . tiempo, están aquellas que tienen que ver con los fines de la po-
lítica y la base de la competición partidista. En el período de do-
minio del partido de élites, los fines políticos y los conflictos gi-
LAS CARAC!'ERÍSTICAS DEL PARTIDO CARTEL raban sobre todo en torno a la distribución de privilegios, y los
partidos competían en base al estatus al que sus apoyos estaban
Como se ha señalado anteriormente, la distinción más clara en- adscritos. Según fueron desarrollándose los partidos de masas,
tre los diferentes modelos de partido -el partido de élites o la contraposición clave de la política comenzó a girar en torno a la
cuadros, el partido de masas, el partido catch-all y, ahora, el par- cuestión de la reforma social (o alrededor de la oposición a esta
tido cartel- está relacionada con el contexto social y político reforma) y los partidos comenzaron a competir en base a su ca-
concreto erl· el que cada uno de estos partidos ha surgido, y que pacidad repres•'ntativa. Con el surgimiento del partido catch-all,
por simplificar, puede ser identificado con períodos ''i~tóricos los fines de la política continuaron siendo fundamentalmente in-
concretos (véase la tabla 1, donde se muestran las características tencionales, pero acabaron centrándose en las cuestiones de me-
de los cuatro modelos de partido). Sin embargo, al n1is!no tiem- jora social y no tanto de reformas integrales, con unos partidos
po, éste dista de ser el único factor influyente en el desarrollo de que competían menos basándose en su capacidad representativa
los partidos, ya que, como hemos visto, con frecuencia los tipos y centrándose más en su efectividad para implementar políticas.
de partido concretos han sobrevivido a las circunstancias, que fa- Finalmente, con el surgimiento de los partidos cartel, se inicia un
cilitaron su surgimiento en un primer momento. De esta mane- período en el que los fines de la política', al menos por ahora, se
ra, los partidos de masas no desplazaron rout court a los partidos hacen más auto-referenciales, y la política deviene una profesión
de elites; ambos continuaron coexistiendo incluso con el adveni- en sí misma -una profesión cualificada, claro está, y en la que
miento del sufragio universal, de manera muy similar a como la competición partidista limitada que se produce se basa en la
continuarm~ existiendo los partidos de masas incluso cuando se lucha por convencer al electorado de que el partido en cuestión
produjo el desarrollo de los partidos catch-all y como, más re-· es la opción que garantiza mejor una gestión más efectiva y efi-
cientement~, han continuando existiendo los partidos ca(ch-all a ciente.
pesar de la 'emergencia de los partidos cartel. Además, los parti- Las tendencias de la competición electoral, en consecuencia,
dos actuales no son necesariamente partidos cartel completa- también han ido cambiando. Entre los partidos de elites, la com-
¡nente, ni completamente partidos catch-all. Más bien, todos es- petencia era gestionada y controlada de forma efectiva. Esta
tos modelos representan tipos polares útiles desde un punto de tendencia fue radicalmente socavada con la extensión del sufra-
vista heurístico, a los que los partidos concretos pueden aproxi- gio y la emergencia de los partidos de masas, que perseguían la
marse más o menos en un momento dado.
. !
victoria electoral mediante la movilización popular. Este nuevo
estilo de competición electoral podría interpretarse, y así lo ha
sido, como un intento de los partidos de masas de segmentar el
::. Au·~:que ~l énfasis en el partido parlamentario parecería facilitar.la forma-
electorado en una serie de bases electorales excluyentes, y Lip-
Ción de un cartel, esto depende de las expectativas de alternancia en el poder. La set y Rokkan (1'967: 51) se refieren a este fenómeno como el in-
clara incapacidad de los laboristas para volver al gobierno, y el claro arraigo de tento "de estrechar el mercado de apoyos". Con los partidos
los conservadores en el poder, han conducido a un comportamiento linti-cartel. catch-all, las estrategias electorales se hicieron más competitivas.
AsÍ, por'ejemPlo, el laborismo está ahora más dispuesto favorablemente hacia la Los votantes podían ser conquistados, y los partidos comenza-
fepteseqt~ciód. proporcional, que rompería el monopolio bipartidista (ahora, de
fttdo, un monbpolio unipartidista) en el gobierno, mientras que los conservado-
ron a considerar que merecía la pena conquistarlos, incluso si la
res Son ahora;menos favorables a compartir nombramientos y honores con los competición dejaba de e'star basada ·en cuestiones fundamenta- ·
Wi~mbros' del :parlido laborista (véase Webb, 1994). les y comenzaba a basarse en cuestiones de efectividad en la ges-
i ' ' ' .
! ;.
i
TABLA l. LOS MODELOS DE PARTIDO Y SUS CARACfERÍSTICAS VJ
o
Características Partido de elites Partido de masas Partido catch-all Partido cartel

Periodo Siglo XIX 1880-1960 1945- 1970-

Grado de inclusión socio- Sufragio restringido Extensión del sufragio y Sufragio universal Sufragio universal
política sufragio universal

Nivel de distribución de Altamente restringido Relativamente Menos concentrado Relativamente difuso


los recursos polfticos concentrado
relevantes

Principales objetivos Distribución de privilegios Reforma social ·(u oposi- Mejora social La polftica como profesión
importantes de la política ción a ésta)

Base de la competición Estatus adscrito Capacidad representativa Efectividad política Habilidades de gestión, N
partidista eficiencia o
Modelo de competición Gestionado Movilización Competitivo Contenido
~
electoral
>
"'m
Naturaleza del trabajo de Irrelevante Intensivo en el fa.9tor Intensivo en capital Intensivo en capital ::¡
partido y de la campaña trabajo ·- y en· traba]:"': . . ··. ' - -->
>-
0
Fuente principal Contactos personales Cuotas de miembros Contribuciones provenían· Subvenciones estatales 12'2
de recursos y contribuciones tes de numerosas fuentes >-
~
Relaciones entre afiliados No hay más militantes que De abajo a arriba (pace Mi-
y elite del partido la elite chels); la elite es responsa·
De arriba abajo; los mili·
tantes son animadores or~
Estratarquía;
mutua
autonomía
~
ble ante los miembros ganizados de las elites
:¡;:
~

Carácter de ia militancia Reducida y elitista Amplia y homogénea; re·


clutada activamente y en·
Militancia abierta a todos No son importantes ni de·
(heterogénea) e incentiva· rechos ni obligaciones (la
¡:;
capsulada; la pertenencia da; la pertenencia es mar~ distinción entre miembros
z
al. partido es .cons8cuen·
>
- ginal en la identidad del y no miembros. se desdi· >
-- -- - . cla lógica rlJJia id~ntidad;
énfasis en los deberes y
individun buL",. énfS!§i-:;_ en Jo!>
miembros como indivi· "'
m
derechos duos y no como un grupo
organizado; los miembros ~
,_.
son valorados por su con·
tribución al mito legitima·
dor
~
8
Canales de comunicación
~
Redes interpersonales El partido dispone de sus El partido compite por el El partido obtiene acceso
propios canales de comu- acceso a los canales no privilegiado a los canales :¡;:
nicación partidistas de comunica· de comunicación regula· ~

ción dos por el Estado


Posición del partido entre Frontera imprecisa entre El partido forma parte de Los partidos compiten en
El partido forma parte del
la sociedad civil el Estado y la sociedad ci- la sociedad civil, inicial- la intermediación entre Estado
y el Estado vil políticamente relevante mente como representan- Estado y sociedad civil
te de los segmentos de la
sociedad civil reciente-
mente relevantes política-
mente .

Estilo de repre:sentación Tutoría~ ~

·-
--· .~ --- Delegación -- --
- Empresarial -· ·- ·-· 'Agente del Estado· -
-
.. .. .

1 - -

-VJ
32 ZONA ABIERTA 108/J 09 (2004) ZONA ABIERTA 108/109 (2004) 33
tión de las políticas. No obstante, puede decirse que e~e patrón profesionalizadas y centralizadas, y se apoyan, cada vez más, en
está en cuestión, ya que, con el surgimiento de los partidos cartel, la obtención de recursos provenientes del Estado como subven-
la competición queda una vez más contenida y manejac!¡t. Cierta- ciones y otras ayudas. '
. ment¡:,_!os_partidos siguen compitiendo, pero lo hacen a sabien- Todo esto tiene consecuencias sobre el cariz de la militancia
das de que. comparten con sus contendientes el interés común de Y las relaciones entre los militantes y los líderes del partido. Para
la supervivencia organizativa colectiva, y en algunos casos, incluso el partido de elites, los líderes constituyen, claro está, los únicos
el incentivo limitado asociado a la competición se ha visto reem- miembros del partido, de manera que no surge este tipo de cues-
plazado por un incentivo positivo ligado a la no cori\petición. tiones. En el partido de masas, por contra, existe una gran y ho-
'Quizá sea el caso italiano el que mejor ejemplifica esto, en el que mogénea militancia que se atribuye el derecho a controlar a la
los principales partidos, incluyendo a los comunistas, cpmparten elite del partido, que a su vez actúa en nombre de la militancia.
'la gestión'dientelar mientras supuestamente están en la oposi- Sin embargo, si bien los miembros, reclutados activamente, dis-
ción. Otrós ejemplos claros incluyen el reparto de escaños y la frutan de derechos y privilegios en el partido, la militancia con-
rotación de la presidencia del Consejo Federal Suizo por parte de lleva también importantes obligaciones y deberes. El partido
los cuatro partidos principales, el reparto de las alcaldías ~n Holan- catch-all también enfatiza la militancia y concede a sus miem-
da y, en Norteamérica, el blindaje electoral fraudulento en muchas bros derechos dentro de la organización, pero abre sus posicio-
decisiones de reforma de distritos a nivel estatal. · nes a un abanico n1ayor de apoyos y no requiere ya el mismo
Este nuevo estilo de competic.ión ha tenido consecuencias so- grado de compromiso. Los líderes ya no tienen que rendir cuen-
bre; aUnque también en parte se debe a, los cambios e"\ las fuen- tas sólo ante sus militantes, sino ante un electorado más amplio.
tes de recursos de los partidos, en el tipo de trabajo dentro del En este sentido Jos militantes son más bien animadores, y el es-
partido y de campaña que es necesario desarrollar. L::>~ partidos quema de autoridad es de arriba a abajo y no de abajo a arriba.
de elites, como ya se ha señalado, obtenían muchos de $us recur- Por último, aunque los militantes del partido cartel pueden lle-
, sbs, finanCieros y ott,"os, a través de contactos personales y coilsi- gan a tener más derechos que los del partido catch-al!, su posi-
. deraban poco necesarias las campañas. Los partidos de masas, ción es con frecuencia menos privilegiada. La distinción entre
por otro lado, constituyeron organizaciones muy intens ivas en el
1
militantes y no militantes se desdibuja, al invitar los partidos a
· factor trabajo, financiando sus actividades mediante las cuotas todos sus simpatizantes, tanto si están formalmente inscritos
de )os militantes y la recogida de fondos, y desarrol)ando sus como si no, a participar en las actividades y decisiones del parti-
propios canales de comunicación independientes. En el caso de do. Más importante aun, cuando los militantes ejercen sus dere-
los partidos catch-all, estos factores han sido menos importantes, chos, tienden a hacerlo de manera individual y no tanto a través
· y aunque continuaban apoyándose fuertemente en los ¡¡ülitantes de sus delegados, práctica esta que queda ejemplificada en la se-
. para la obtención de recursos financieros y para el trabajo de lección de candidatos y líderes a través de votaciones por correo,
campaña, con1enzaron también a conseguir contribucion~s de otras en lugar de en reuniones de selección o congresos. Esta concep-
. fuentes, y empezaron a decantarse por una estrategia d~; campaña ción atomizada de la militancia queda intensificada al permitirse
más intensiva en capital. Estos nuevos partidos también dejaron la afiliación de la gente directamente a través de la sede central
de enfatizar los canales propios de comunicación y comenza- del partido, obyianqo así la necesidad de las organizaciones loca-
ron a dedicar sus esfuerzos a competir por el acceso a los canales les, y también, por tanto, la de los organizadores locales. Cabe
de comunicación no partidistas, destinando cada vez más recursos incluso la posibilidad de imaginar un partido que gestione sus
al empleo de publicistas profesionales y expertos de los medios asuntos desde su sede central, y que simplemente subdivida sus
(Panebianco, 1988: esp. cap. 12). Esta última tendencia ha sido listas de correo por circunscripciones, regiones o ciudades, cuan-
últimamente llevada más allá por parte de los partiqos cartel, do tenga que elegirse un conjunto de candidatos o cuando ten-
cuyas ~arnpañas son ya casi exclusivamente intensivas en capital, gan que aprobarse un conjunto de políticas subnacionales.
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El resultado es un liderazgo que puede legitimar su posición sión extrema del modelo de democracia del partido catch-all o del
tanto dentro como fuera del partido haciendo referencia a una liberal-élitista, y el elemento definitorio es justo el que,está ausen-
militancia numerosa a la que formalmente se le ha otorgado el te en e,,:.a formulación. La democracia reside en que las elites sa-
poder. Al mismo tiempo, como resultado del qebilitamiento de tisfag:iul las preferencias del público, y no en la implicación públi-
la posición de los activistas locales como iÓterrhediarios necesa- ca etl el proceso de formulación de las políticas,. Lps votantes
rios y de que nna militancia atomizada es me1ós capaz de con- deben interesarse por los resultados más que por las políticas, que
vertirse en un desafío, se acentúa su autdnoi:nfa de los líderes. son del dominio de los profesionales. Los partidos soh asociacio-
Por supuesto, los partidos siguen necesitalido, y queriendo, que nes de tlrofesionales y no asociaciones de, o para, los vPtantes.
existan agrupaciones/secciones locales, y éstas pueden llegar a Eh btros sentidos, sin embargo, el modelo de democracia del
representar un problema para la cúpula central del partido si partido cartel es fundamentalmente distinto. En los rpodelos an-
apoyan políticas o estrategias que van en contra de aqnellas de- lerióies la idea de la alternancia en el poder era c~ntral -no
fendidas por el liderazgo del partido a nivel nacional. Hecha esta sólo quedaba clara la distinción entre los partidos que estaban
salvedad, los líderes locales tendrán desincentivas para interve- "dentro" y los que estaban "fuera"-, sino que además el temor
nir en los asuntos nacionales al ser conscientes de que los lideres de sei· expulsado del cargo por los votantes era considerado el
nacionales, si se sienten desafiados, pueden! comunicarse directa- mayor incentivo de los políticos para ser receptivos ante la ciu-
n1ente y sin intermediación con Jos militm~tes individuales. Por dad:iníf'· En el modelo cartel, en cambio, ninguno de los pri~ci­
otro lado, en lo que se refiere a los asuntos locales, ambas partes pales partidos está totalmente "fuera". Como resultado, existe
tienen interés en impulsar la autonomía local. Desde el punto de credentemente la percepción de que la democracia electoral
vista de los líderes locales, disfrutar de autonomía es siempre de- debe ser vista como el procedimiento por el cual los gobernantes
seable, mientras que para la sede central no partido local autó- controlan a los gobernados, y no al contrario. En la medida en
nomo tiene una mayor tendencia a impulsar el compromiso y la que los programas electorales se asemejan cada vez 1pás entre sí,
participación, y es más capaz de presentar un partido atractivo y en qne las campañas tratan, en cualquier caso, sobre fines
ante los miembros y simpatizantes potenciales. Ambas partes, compartidos por todos, y no sobre medios controvertidos, se
por tanto, tienen un interés en tratarse con manga ancha. El re- produce una limitación del grado en que los resuhados electora-
sultado de esto es la estratarqufa. les puede determinar las acciones del gobierno. Además, a me-
dida. que se desdibuja la distinción entre los partidos en el go-
bierno y aquellos fuera de él, se reduce el grádo' en que los
LA DEMOCRACIA Y LOS PARTIDOS CARTEL votantes pueden castigar a los partidos, incluso en el .caso de una
insatisfacción generalizada. Al mismo tiempo, la participación
Del mismo modo en que los modelos de organización ' de partido en e!rroceso electoral implica al votante, y al considerarse las
que lo precedieron (partido de elites, partido de masas, partido elecdünes como el canal legítimo de la actividad política, se des-
catch-all) estaban asociados a un cierto modelo de democracia, el legiÚman relativamente otros canales potencialmente más efec-
surgimiento del modelo de partido cartel coino fenómeno empíri- tivo$. La democracia se convierte en una tnanera de alcanzar la
co está asociado a una revisión del modelo normativo de demo- estabiFdad social y no tanto el cambio social, y las elecciones se
cracia. En este modelo revisado, la esencia de la democracia yace convierten en "solemnes" procedimientos constitucionales.
en la posibilidad de que los votantes puedan elegit entre un menú Diého de otro modo, la democracia deja de ser vista como un
fijo de partidos políticos. Los partidos soii grupos de líderes que procesp por el cual la sociedad civil impone límites o controles al
compiten por la posibilidad de ocupar puestos gubernamentales y EstadG, y pasa a ser un servicio que el Estado proporciona a la
por ser, en las siguientes elecciones, responsables de la actuación socieC! d civil. El liderazgo político necesita ser renovado y
del gobierno. En un cierto sentido, ésta es simplemente una ver- las de•xiones constituyen nn ritual pacífico para conseguirlo.
': ; 1 '
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crearon las condiciones sociales y políticas para el surgimiento y . es que muchos de estos partidos tambiénparecen estar logrando
consolidación de los partidos de masas, y los partidos de masas, sacar pilrtido de su supuesta capacidad de romper con lo que a
1

a su vez, crearon las condiciones para el surgimiento y consoli- menud(> señalan como acuerdos ''de amigos" entre las alternati-
dación de los partidos catch-all, y los partidos catch-all propicia- vas p\JI:ticas establecidas. En efecto, por tanto, operando como
ron las condiciones de surgimiento de los partidos cartel, el más un cartel, intentando asegurar que no haya claros ganadores ni
reciente auge de los partidos cartel genera, inevitablemente, su perded <res entre las alternativas establecidas y explotando el
propia oposición. contrOl Jel Estado para generar recursos a repaúit_- ·entre ellos,
Es evidente que los nuevos partidos en esp~.ira de irrumpir Jos partidos cartel proveen, sin querer, las municiones de las que
dentro del sistema pueden hacer campaña ba,1ndose en una los nuevos activistas ele la derecha se sirven en sus guerras. Estos
gran variedad de reclamos ideológicos. Sin emb& go, y de mane- nuevots actores no representan un desafío a Jos partidos eli sí; su
ra creciente, la experiencia sugiere que un reclamo particular- prote~L está, en cualquier caso, organizada a través de un ·parti-
mente atrayente, al que recurren muchos de los lmevos partidos do. Per J sí creen representar un desafío a los partidos cartel, un
y que parece especialmente efectivo a la hora de movilizar apo- desafío que puede estar alimentado por las propias acciones ele
yos (véase, por ejemplo, la experiencia reciente de Ross Perol los partidos cartel y que, a largo plazo, pueden por tanto legiti-
en la campaña estadounidense y la campaña del partido refor- Inar su protesta.
mista canadiense), es la consigna de "romper el molde" de lapo- Tal y como señalamos al comienzo de este artículo; gran parte
lítica tradicional (véanse, por ejemplo, Poguntke 1994; Scarrow de la literatura contemporánea se centra en el declive o el fraca-
1994). En muchos casos, esta consigna es sobre todo retórica y so de los partidos, énfasis este que, desde nuestracperspectiva, es
sus protagonistas, sobre todo aquellos que buscan el apoyo de equivoc·ado. En realidad hay poca evidencia que demuestre que la
las nuevas clases medias -partidos que van desde los Demo- era ele :,Js partidos ha terminado. Al contrario, aunque en algunos
crats 66 en Holanda a los Liberal Democrats en Gran Bretaña y aspectC's Jos partidos tienen menos poder que antes -contando,
los Progressive Democrats en Irlanda- a menudo demuestran en g~neral, con lealtades partidistas menos intensas, menores
estar mucho más dispuestos a engrosar las filas del establislunent porce'tltajes de silnpatizantes, identidades políticas menos diferen-
de lo que inicialmente declaran. Incluso, como de hecho ocurre ciadasc.-, en otros aspectos su posición se ha visto fortalecida, en
con muchos de los partidos verdes, en casos en los que la oposi- parte con1o resultado del aumento de los recursos que el Estado
ción tiene raíces más profundas, estas demandas acaban demos- (los partidos en el Estado) pone a su disposición. Parece claro
trándose susceptibles de ser acomodadas y cooptadas. que si ~e toma como referencia el modelo de partido de masas,
No obstante, en algunos casos, la protesta se sirve de una de- como gran parle de la literatura hace, los partidos .convencionales
safección más radical. Éste es claramente el caso de la mayoría aparecen como menos fuertes que antes. Pero ésta, 'como l¡emos
de los nuevos partidos de extrema derecha, como el Vlaams explicado, es una referencia equivocada, ya que no tienl' en Cl!en-
Blok en Bélgica, el Frente Nacional en Francia, la Acción Nacio- ta las fórmulas que los partidos pueden adoptar para asegurar su
nal en Suiza, e incluso posiblemente la Nueva Democracia sue- supefvivencia, y es también una referencia que soslaya los puntos
ca, que intentarían seguir el camino d~ los Partidos del Progreso fuertes que los partidos pueden desarrollar para compensar las
en las vecinas Dinamarca y Noruega. Este es también el caso del debilidades que se han puesto de manifiesto. En resumen, se ttata
ya establecido, pero cada vez más ruidoso y excluido, Partido de de partdos distintos. Hablar de los desafíos a los que se enfrentan
la Libertad en Austria. Todos estos partidos parecen mostrar los par, idos, en lugar de hablar de declive o fracaso, supone qui-
una oposición profundamente antide1nocrática, con frecuencia zás hablar sobre bases más seguras, aunque también algo inexac-
xenófoba, al consenso establecido en la mayoría de las democra- tas. Esl'l es así debido a que lo que se observa en las democracias
cias europeas, siendo ésta, clarmnente, una de las principales occiclet· tales no es tanto un desafío a los partidos en general
bases ele su éxito. Pero, lo que probablemente sea más chocante, como, i·'levitablemente, un desafío a los partidos cartel.
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Los gobern~ntes, para poder actuar de una manera satisfactoria oposición pci"lítica de forma general. Esto es particularmente
para la mayoría, necesitan información por parte de los g~berna­ cierto cuando Jos partidos, tanto individualmente como en gru-
dos, y las elecciones competitivas, que indican la satisfi?:<;:ción (o po, están cada vez 1nás ligados al Estado, y cuando los canales de
insatisfacción) con las políticas y los resultados, propo"rcionan comunicación entre la sociedad civil y el Estado dejan de ser
"ésta Trifofmaéión. Por eso el Estado organiza elecciones compe- efectivos. En Jugar de ser los partidos los que trasladan deman-
titivas. Y dado que las elecciones democráticas, al menos tal y das al Estado en nombre de grupos concretos dentro de la socie-
como las conocemos, requieren partidos políticos, el ,Estado dad civil, estos grupos se ven constreñidos a formular sus de-
también proporciona (o garantiza la existencia de) parti9os polí- mandas ante el partido/Estado. De manera creciente, por tanto,
ticos. Al final, claro está, son los partidos en el poder los que la articulación de las demandas pasa a ser competencia de los
conforman el Estado y dan este servicio, y por tanto es ~u propia grupos de interés. En algunos casos, claro está, y sobre todo en
existencia la que se está garantizando. el caso de los grupos de interés más amplios y mejor estableci-
El reconocimiento de la política de partido como una profe- dos (por ejemplo, los sindicatos y la patronal), se han entablado
sión a tiempo completo implica aceptar, e incluso incentlvar, va- relaciones con: el Estado similares a las desarrolladas por los par-
rias tendencias consideradas indeseables por anteriore' concep- tidos. Este fenómeno ha sido denominado "neocorporatismo" y,
ciones de la democracia. Aunque existe una relaci{;· directa entre otras cosas, implica la concesión a algunos grupos de una
entre, éstas y la idea de un partido cartel, bien como e;recondi- posición privilegiada y asegurada a cambio de un "buen compor-
ciones ,Q como consecuencias probables, el resultado; es una tamiento". Pero, precisamente por el hecho de que estos grupos
reqri¡:ntación hacia los partidos y las elecciones. Más im¡jortante han sido cooptados por el sistema, se muestran reticentes o inca-
aun es el hecho de que los políticos sienten una crecient~ necesi- paces para formular algunas demandas, y esto, a su vez, puede
dad de red11cir los costes de la derrota electoral. Esto, por su- llevar al surgimiento de organizaciones alternativas, que suelen
puesto, es un deseo universal que ha llevado con frecuencia a la durar poco y caracterizarse por la fuerte protesta.
suspensión total de las elecciones en algunos países sin normas Como todo esto sugiere, los mecanismos de auto-protección
electorales claramente establecidas. En los países occirJentales, generados por los partidos cartel tienen sus propias contradic-
en )os que, evidentemente, ésta no es una opción viable, la alter- ciones internas. En la medida en que los partidos cartel limitan
nativa es la de proporcionar subvenciones y ayudas a todos, la posibilidad de desacuerdos intra-organizativos, minimizan las
permitiendo que diferentes coaliciones ocupen el gobií'rno en consecuencias de la competición dentro del cartel y se protegen
distintos niveles o en distintos lugares. Esto lleva cons:igo una de las consecuencias de la insatisfacción electoral, están impi-
limitacjón de la competición. Además, como los políticos tienen diendo que las elecciones sirvan para cumplir incluso la función
carreras de larga duración, acaban por considerar a sus: oponen- mínima de feedback que el nuevo modelo de democracia le atri-
tes políticos como colegas profesionales, enfrentados ~ las mis- buye. Esta situación se hace más evidente cuando los mayores
mas pre~iones, con similares deseos de seguridad laboral, y con grupos de interés se alinean bajo el paraguas protector de los
los que.[1abrá que compartir asuntos a largo plazo. La f'Stabili- acuerdos neocorporatistas. Al mismo tiempo, esto no evita que
dad se convierte en algo más importante que el triunfo;,la políti- surjan desafíos desde fuera del cartel, incluso cuando pueden
ca pasa'~ ses un trabajo y no una vocación. '' ponerse obstáculos en el camino de nuevos partidos hacia la en-
trada en el sistema, como por ejemplo, la condicionalidad de las
subvenciones estatales basada en resultados electorales previos
LOS D~SAfÍOS AL PARTIDO CARTEL o la restricción de acceso a la papeleta. Además, los intentos de
exclusión pueden llegar a ser contraproducentes, proporcionan-
Aunque' los. partidos cartel son capaces de limitar la competición do a los neófitos excluidos un arma con la que movilizar el apo-
entre epos;:_.se ¡nuestran no obstante incapaces de elirpinar la yo de los desafectos. De igual forma que los partidos de elites
,¡¡
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Ruud Koole

EL CONCEPTO DE PARTIDO CARTEL

La investigación sobre partidos se ha visto recientemente reavi-


vada p<'n· un nuevo tipo (ideal) de partido político moderno, el
partido cartel, introducido por Katz y Mair (1995). El partido
cartel 1-:a sido caracterizado como propio de la cuarta fase ele
desarrcilo partidista. Después del partido ele "élite" ele la prime-
ra fase (siglo XIX), el partido de "masas" de la segunda (1880-
1960) y el partido catch-all de la tercera (después de 1945), el
partido "cartel" (después de 1970) se distingue de los anteriores
tipos por la interpenetración entre el partido y el Estado y por la
existen,ja de prácticas colusivas interpartidistas. El surgimiento
de esto(; partidos tiene implicaciones tanto para el sistema de
partidos en su conjunto, en el que un cartel de partidos depen-
diente en gran medida ele los recursos del Estado dificulta la lle-

"Cadre. Catch-aU or Cartel? A Conunent on the Notion of the Cartel Party'',


Parry P¡olitics. 1996, vol. 2: 509-525. Traducción de María Jiménez Buedo.
El autor desea agradecer los comentarios a una versión anterior de este ar-
tículo a D~~vid Farrell, Kenneth Janda, Gerald Pomper y dos evaluadores anóni-
mos.
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