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Un siglo de la educación nacional:

Una sistematización.
En el presente escrito, se presenta un panorama de la revolución de la educación nacional en el
siglo XX. Nos presenta los grandes procesos que han influido en moldear la educación del país, y
particularmente en orientar en determinadas direcciones las decisiones del estado sobre el rumbo de la
educación.

1. Cinco proyectos sobrepuestos.


La educación nacional, como llega hasta nosotros en este fin de siglo, representa una amalgama de
tradiciones sobrepuestas.

En una síntesis apretada, a lo largo del siglo podrían distinguirse cinco proyectos sobrepuestos: el
origen de Vasconcelos, el socialista, el tecnológico, el de la escuela de unidad nacional y el
modernizador, cada uno de estos proyectos deja su huella en la conciencia que la escuela mexicana
tiene de sí misma.

2. Los momentos iniciales de cada proyecto.


En este siglo hubo fechas particularmente relevantes en el que se marcó un fin o un principio de
cada uno de los proyectos.

a) El proyecto Vasconcelista:
Tres fueron las fuentes fundamentales de la política educativa de Vasconcelos:

1. La herencia de Justo Sierra, que tenía la visión de los problemas del país y una
política definida de educación y cultura.
2. Una toma de posición contra el positivismo, cultivada en el ateneo de la juventud.
3. La reforma de la educación soviética a partir de 1918; el propósito de congruencia
desde el jardín hasta la universidad. De esta forma Vasconcelos concibió una gran
cruzada educativa y cultural, con amplia visión social e intención inclusiva.

b) El proyecto socialista:
En México, Marx y Lenin; convencieron a muchos que era posible llevar una reforma agraria, hacer
avanzar los derechos laborales y transformar las estructuras sociales; de igual forma se convenció el
apoyo de los grupos que se oponían a la influenza de la iglesia católica.

Se llevó a cabo una reforma al artículo 3° constitucional.


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Al llegar Lázaro cárdenas a la presidencia adopto con entusiasmo la orientación socialista de la
educación nacional, sus secretarios de educación, Ignacio García Téllez y Gonzalo Vásquez Vela
aplicaron la orientación “socialista” sin esclarecer sus ambigüedades. De hecho, subrayaron de carácter
popular de la educación y su función emancipadora, su obligatoriedad y gratuidad; incitaron a la lucha
contra el clero y los sectores reaccionarios; y en el orden pedagógico se promovió el predominio de la
razón y la explicación científica para combatir los dogmas y fanatismos.

c) El proyecto de “unidad nacional”:


Un proyecto educativo distinto, que habría de dominar de 1942 a 1970, iba a acompañar la política
de conciliación nacional del presidente Manuel Ávila Camacho y a continuación con Miguel Alemán y
Adolfo Ruiz Cortines. Coincidió un énfasis en la educación urbana para apoyar el proceso de
industrialización, con descuido de la rural.

Para el desarrollo educativo era urgente superar las confrontaciones provocadas por la experiencia
de la educación socialista. La Ley Orgánica aprobada a fines de 1939 represento un intento por limar
las asperezas.

Ávila Camacho, designo a Jaime Torres Bodet como Secretario de Educación y le encomendado la
elaboración de un nuevo texto del artículo 3° constitucional. Torres Bodet, se aboco a esta tarea y logro
la aprobación del artículo 3° que en lo esencial, ha persistido hasta el presente; elimino el termino
socialista e incorporo los principios de una educación humanista, integral, laica, nacionalista y
democrática.

Se lanzó la campaña de alfabetización; se formaron varias comisiones para renovar los planes y
programas de estudios; se organizó en gran escala la constitución de locales escolares; se estableció el
Instituto Federal de Capacitación del Magisterio; se promovió la enseñanza técnica y se impulsó la
tarea editorial.

d) El proyecto técnico:
Aunque la enseñanza técnica tiene importantes antecedentes de la colonia y en el siglo XIX, y
aunque adquiere un lugar significativo en el pensamiento educativo de la revolución, el surgimiento de
un proyecto técnico tiene lugar durante el periodo cardenista; de alguna forma lo simboliza la creación
del Instituto Politécnico Nacional (IPN) en 1936. Como proyecto nacional, el técnico se caracteriza por
una prioridad dominante otorgada a la vinculación de la educación con la producción y el empleo, no
solo en los niveles escolares terminales sino aun en la enseñanza de carácter general.

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El Instituto Politécnico Nacional surgió como dependencia de la SEP, pero la urgencia de
industrializar el país hacia evidente la necesidad de organizar la formación de técnicos y profesionales
competentes. En una concepción pedagógica que acentúa la vinculación de la enseñanza con el trabajo
y destaca los valores formativos de este, tanto el intelectual como el manual; así han trascendido los
planes y programas.

e) El proyecto modernizador:
El proyecto modernizador aparece en el sexenio de Echeverría (1970- 1976) y finalmente se
redefine en el gobierno de salinas.

Álvarez distingue tres grandes líneas de acción como características: la reforma educativa
echeverrista; el impulso a la universalización de la enseñanza primaria y los procesos de
desconcentración y descentralización que culminan en la federación de 1992.

Esta reforma, presentada como respuesta a las inconformidades sociales y a las insuficiencias
educativas denunciadas por el movimiento estudiantil de 1968.

Algunas de las características de este proyecto habrían de ser ahondadas tres sexenios después, en
la cauda de las reformas económicas y sociales impulsados por la modernización del presidente
salinas. Sus orientaciones se plasmaron en el Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación
Básica y Normal 1992 y en la Ley General de Educación 1993. Pueden resumirse en tres planos, la
educación se relaciona con las nuevas coordenadas políticas, económicas y sociales que impone la
apertura y la globalización de la economía se establece la “federalización” o descentralización de la
enseñanza básica y se hace hincapié en la vinculación con la comunidad; y el plano pedagógico
propiamente, referido al acontecer cotidiano en las aulas.

3. Las Fuerzas Impulsoras.


A lo largo del siglo, la conformación del sistema educativo ha sido producto de un conjunto de
fuerzas que actúan en la sociedad e inciden particularmente sobre el Estado orientando sus decisiones
de política educativa. No son fuerzas unilineales ni homogéneas, pero si impulsos que generan procesos
identificables en la dinámica social que entran en conflicto con otros e influyen sobre la orientación de
la educación.

En ella se encuentran cuatro puntos sobre el conflicto entre las fuerzas impulsoras:

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a) Demandas populares versus intereses de poder.
La educación ha sido objeto privilegiado de las aspiraciones de la población. Estas aspiraciones, a
veces concretadas como demandas políticas, constituyen un punto de partida indispensable para que los
gobiernos definan sus acciones en el desarrollo del sistema educativo. En el otro polo los intereses
políticos inmediatos o mediatos limitan la capacidad de los gobiernos para responder a estas
aspiraciones.

La tensión entre ambas fuerzas se resuelve de diversa manera en cada coyuntura.

El gran peso que tiene este conflicto explica que problemas educativos inveterados, continúen sin
solución o sean solo débilmente atendidos.

b) Exigencias sindicales (y otras) del magisterio versus propósitos gubernamentales.


El magisterio es actor fundamental en la educación y elemento central en toda decisión de política
educativa.

Desde fines de los años cuarenta la actuación del magisterio ante el estado ha sido medida por el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación.

Sin embargo el sindicato fue extendiendo los límites de su naturaleza, fue controlando
monopólicamente la profesión docente.

El poder sindical creció también dentro de SEP y de sus direcciones generales en los estados,
mediante el control de muchos puestos de mando, y genero una doble confusión: de atribuciones y de
personas. Con frecuencia es imposible distinguir si los asuntos que se discuten son sindicales, laborales
o estrictamente educativos.

El SNTE ha servido “no para impulsar, sino para bloquear, reorientar o cancelar los proyectos de
cambio en el sistema educativo”. Estos conflictos han producido una reducción progresiva del poder
educativo del Estado.

c) Tendencias progresivas versus conservadoras.


Como en toda institución social, se han presentado en el sistema educativo continuos conflictos
entre tendencias progresivas y conservadoras.

En el sistema educativo mexicano de renovación de las autoridades ha sido regla ordinaria que, al
principio de cada sexenio, la propia cúpula política encabece una reforma educativa, sea por razones de
conveniencia o por la necesidad de introducir ajustes y cambios.

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Las tendencias de cambio se han encontrado frecuentemente con resistencias abiertas o encubiertas
de diversa índole.

d) Lo nacional versus lo internacional.


Influencia del extranjero sobre la educación nacional las ha habido siempre; no estamos aislados, y
muchas reformas beneficiosas se han originado o han sido respaldadas por experiencias de otros países.

La historia sociopolítica de la educación en este siglo debería reseñar otros conflictos menos
visibles. En cada administración federal y en su medida en las estatales el sector educativo ha tenido
que luchar con otros sectores para obtener su parte de los recursos disponibles; estas luchas casi nunca
salen a la luz pública.

Por otro lado, partidos como el PRI y PRD suelen apoyar a grupos magisteriales regionales en sus
demandas y movilizaciones.

Es en este nutrido escenario de dinámicas conflictivas en donde se ha ido habiendo paso,


azarosamente, la acción educativa del país a lo largo de este siglo.

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