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En 1929, la revista alemana Die Literarische Welt le pidió al más profundo, sutil y
heterodoxo de los miembros de la Escuela de Frankfurt, Walter Benjamin, quien apenas
contaba con 37 años de edad, que escribiera una reseña sobre un libro biográfico titulado
Bartolomé de las Casas. “Padre de los indios”, del francés Marcel Brion, el cual había
sido impreso en París un año atrás, es decir, en 1928, por la editorial Plon.1
1
La reseña apareció publicada el 21 de junio de 1929.
subyugación es la condición previa de la misión; es un deber cristiano intervenir
contra los sacrificios humanos de los mexicanos;
g) Hay teóricos que luchan por la causa de las víctimas (Bartolomé de las Casas,
Bernardino de Sahagún, etcétera).
h) El teórico crítico gana la disputa y obtiene una normatividad que suprime la
esclavitud, la llamada “encomienda”, el “clientelismo” que era una de sus formas
más sádicas, etcétera. Sin embargo, esas leyes nunca fueron efectivamente aplicadas
en América.
La ideología eurocéntrica, que irrumpió junto con la Modernidad temprana del siglo
XVI y que en el transcurso del siglo XVIII fue sistematizada teóricamente9, ha dejado de
ser, en el actual contexto mundial, “un componente enmascarado sutil que subyace en
general debajo de la reflexión filosófica y de muchas otras posiciones teóricas (incluida la
teológica) del pensamiento europeo y norteamericano”10 y ha sido convertida, por medio de
complejos procesos socio-históricos y sin rubor alguno, en la posición teórica hegemónica
de Occidente.
Dada la vigencia y hegemonía que detenta hoy en día el eurocentrismo dentro del
pensamiento occidental en general y en las tradiciones filosófica y teológica en particular,
es necesario pasarle el cepillo a contrapelo a su genealogía (orígenes y preceentes) a fin de
evidenciar sus límites, contradicciones e inconsistencias y alertar sobre su peligrosa
transformación en eurototalitarismo teórico y práctico.
Dos son los documentos que conforman dicho acontecimiento, a saber: el amoxtli o
códice de Tonantzin-Guadalupe, comúnmente conocido como la Imagen de Nuestra Señora
de Guadalupe, y el texto indígena llamado Nican mopohua, relato nahua del siglo XVI que
narra las apariciones de Tonantzin-Guadalupe.
Estos dos documentos constituyen uno de los paradigmas más relevantes y efectivos
de diálogo intercultural e interreligioso críticos y, al mismo tiempo, portan un modelo o
arquetipo crítico de evangelización liberadora, la cual pasa necesariamente por la praxis de
justicia y solidaridad y el respeto y el reconocimiento del otro como otro.
12
Garibay 2000: 761.
13
Véase los estudios clásicos de demografía histórica: Cook - Borah 1963; Sanders 1976; Denevan 1976;
Sánchez 1977; McCaa 1995.
14
Nemaquixtiloni literalmente significa “aquello que libera a la gente” (Sahagún 1986: 119).
indígena-americana y cristiano-europea al mismo tiempo.15 Nace lo que Richard Nebel
atinadamente ha llamado el Evangelio Mexicano.
Ahora bien, ese diálogo intercultural fue concebido y estructurado desde el lugar y
la perspectiva indígena. A pesar de que en el contexto de la dominación-colonización
europea sobre las culturas mesoamericanas el locus del indígena era tenido como
despreciable, prescindible, no valioso e irracional16, en el Nican mopohua jugará el rol más
importante a nivel epistemológico, ético, político, hermenéutico y teológico. Éste será el
lugar que interpela a los autores del texto17, que les da qué pensar y cómo pensarlo y que
ellos mismos asumen intencionalmente como su locus enuntiationis. Como consecuencia
de ese origen, fuente de inspiración y forma de procedimiento surge un discurso crítico-
propositivo comprometido con la realidad histórico-material-concreta a la que hace
referencia.
15
Lo que hacen los autores al redactar su texto se asemeja mucho al proceso que generalmente se sigue en la
formación de los difrasismos en la lengua náhuatl: unión de dos componentes lingüísticos distintos, cada uno
de ellos con sentido propio, que al ser relacionados o ligados generan un novedoso tercer sentido.
16
Siller 1981: 281.
17
La condición de vulnerabilidad que padece su pueblo (los indígenas son los pobres, los oprimidos, los
excluidos, los ignorados, los enfermos de muerte) desinstala a los sabios e intelectuales autóctonos y
éticamente les exige hacer algo que contribuya a transformar la realidad de muerte que sufre.
18
En absoluto negamos que haya habido también efectos positivos intencionales y no intencionales en el
complejo y conflictivo proceso de relación intercultural que sostuvieron los indígenas mesoamericanos y los
cristianos europeos.
entre las culturas y como base de la convivencia y solidaridad intercultural. Tanto el
aspecto crítico-deconstructivo como el crítico-propositivo, que emplean los redactores del
Nican mopohua para abordar el problema del choque, la violencia y la dominación
intercultural, son dispuestos y articulados mediante una serie de categorías y principios
ético-políticos, tanto teóricos como prácticos, que tienen pretensión normativa, es decir,
pretensión de universalidad.
Los juicios morales, tanto críticos como propositivos que esgrimen los redactores
del Nican mopohua en su documento, plantean problemáticas propias de la llamada
filosofía y teología prácticas. Al formular reclamos y exigencias morales (denuncia del
sistema injusto y su transformación en algo mejor), al buscar orientar la voluntad de sus
destinatarios hacia determinadas opciones y acciones y al actuar de acuerdo a lo que
consideran moralmente correcto y pertinente (elaborar un discurso filosófico-teológico
crítico que justifique y fundamente prácticas encaminadas a transformar el sistema), la
comunidad indígena de Tlatelolco apela a y emplea un complejo repertorio de categorías y
principios teóricos y prácticos de diverso tipo, tanto de origen autóctono como
eurocristiano, que asume como objetivamente válidos y tiene la pretensión de que sean
reconocidos, asumidos y realizados por todo ser humano (párrafo 24).
19
Dussel 2017: 14.
20
Ibidem.
21
Sahagún 1986: 193.