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“Guía para la práctica de Música para niños de Carl Orff”

G. Graetzer, A.Yepes
Edición completa Ricordi Americana S.A.E.C, 1983

- Aspecto/s musical/es en el que centra su metodología: Juego, creatividad, ritmo,


melodía, armonía y acompañamiento, texto, movimientos y danzas.
- Destinatario descripto en su método: niños del preescolar principalmente y,
además, alumnos del nivel primario y secundario.
- Postura estética: constructivista
- ¿Presenta secuencias de actividades en donde se percibe el criterio didáctico o
sólo se trata de un planteo teórico? Presenta secuencias de actividades en donde
se percibe el criterio didáctico.
- ¿Se define por el uso de determinados recursos en particular? Sí, por el uso del
cuerpo y los instrumentos de placa.
- ¿Plantea mecanismos evaluativos? Los mecanismos evaluativos o las maneras en
que evaluaría a los alumnos, no están expresados por lo menos en el texto.
- Otros aspectos de interés: ritmización y melodización de textos. Instrumentación y
lecto-escritura.

“Guía para la práctica de Música para niños de Carl Orff”


Aspectos principales
Juego y creatividad

Este último aspecto debe ser señalado como el más característico de la concepción
educativo-musical de Orff.
"Música para Niños” no está destinada a formar compositores. La composición musical
es otra cosa completamente distinta. Los niños pueden llegar a componer
espontáneamente trozos muy interesantes.
El hecho estético de la creatividad infantil debe encuadrarse en los marcos de la
actividad que lo contiene por entero: el juego.
Los niños que practican según el sistema educativo-musical de Orff, con la guía
eficiente de un profesor de música, juegan con ritmos, sonidos, palabras, instrumentos
y con el accionar de sus manos, pies y voces. Sus creaciones no tienen otro valor
que la autenticidad que les confiere el libre despliegue de sus facultades musicales.
En esas pocas notas libera fuerzas ocultas en su espíritu y para lograrlo pone en juego
su inteligencia, ejercita sus posibilidades al cantar, tocar o accionar y obtiene la
confianza en sí mismo que sólo se adquiere al contemplar la obra personal
felizmente realizada.

Ritmo
El punto de partida de Orff es el ritmo. No se lo enseña teóricamente, sino
vivenciándolo en el recitado rítmico y accionado.
Para el niño el habla y el canto, la música y el movimiento, forman un todo
indivisible. La repetición de palabras convenientemente dispuestas permite al niño
la comprensión de cualquier combinación sin ninguna clase de dificultades. Las
fórmulas rítmicas vivenciadas de esta manera se reproducen batiendo palmas,
golpeando el suelo con el pie o dando palmadas en los muslos (percusión corporal);
luego se utilizan sencillos instrumentos de percusión que permiten añadir
acompañamientos progresivamente más complejos.

Melodía
La melodía recibe un trato similar. La repetición rítmica de palabras lleva
imperceptiblemente a diferenciar las sílabas entonándolas distintamente. Las
primeras melodías están, por lo tanto, estructuradas solamente con dos sonidos: el
mínimo de diferencia sonora de las sílabas rítmicamente entonadas. El intervalo más
sencillo, la tercera menor descendente señala el comienzo de la aventura melódica.
Muy gradualmente, y sin esfuerzo alguno, aparecen el tercer, cuarto y quinto
sonidos que posibilitan el manejo del repertorio de canciones pentafónicas que Orff
considera particularmente accesibles para los niños.
La sencillez de las melodías pentafónicas contenidas en “Música para Niños” facilita el
logro del más importante de sus objetivos: el estímulo de las .facultades creativas del
niño.

Armonía y acompañamiento

El manejo de estos elementos ha sido magistralmente encarado por Cari Orff al


introducir la práctica de los “bordones”. Partiendo del acorde de octava o de quinta
obtenidos de los instrumentos de placa y empleados como ostinati rítmicos, el
acompañamiento con instrumentos de percusión elemental se enriquece con nuevos
timbres y con la presencia de los grados de las tríadas (mayor y menor), lo que
permite establecer el marco armónico en el que la voz de los niños se ubicará con
gran seguridad.

Textos
Lo que decimos de la música puede extenderse a los textos.
Si queremos cultivar la ternura del niño, elevar sus sentimientos e influir en su
moral, tendremos que hablarle en el idioma que le es propio o renunciar a la
empresa. Tendremos que despojarnos también de nuestra malicia, pues muchos de
los textos contienen expresiones cuyo sentido literal resulta equívoco para el adulto,
pero que el niño utiliza inocentemente, en primer lugar porque su inocencia le permite
deslizarse sobre esas cosas (y sobre tantas otras) sin mancharse y, además, porque,
insistimos, él no atiende al sentido de lo que canta sino a ciertas cualidades de la
canción que la hacen apta para el juego.
¿Cuáles son estas cualidades? Varias, y entre ellas su antigüedad. La literatura y la
música infantiles son esencialmente tradicionalistas. Mientras conserve su espíritu
inocente no cambiará sus viejas letras por las mejores poesías que le podamos
ofrecer. Otra, en fin, el ritmo interno del texto, las reiteraciones, los imprevistos saltos
y detenciones del relato que seducen al niño tanto por su simplicidad como por
prestarse a maravilla para el gesto, el movimiento y el énfasis que en el juego ocupan
un lugar preponderante.

Movimiento y danza elementales


“La música elemental no es solamente música; está relacionada con el movimiento,
la danza y el lenguaje". Cari Orff
El objetivo principal de este sistema educativo-musical es la realización de la
integración señalada por su creador.
Partiendo de las formas elementales del movimiento, en completa unión con la
ejecución musical, bailando —(¿no es acaso baile la ronda infantil?)—,
palmeando, tocando instrumentos y/o cantando, el niño realiza espontáneamente
la integración como característica fundamental de la música elemental.
Ciertos instrumentos permiten ser ejecutados por el mismo niño que baila, por
ejemplo, las claves o aun la flauta; en otros casos el grupo se divide en
instrumentistas o cantantes y bailarines. Asimismo, el profesor puede intervenir
tocando la flauta dulce, la guitarra o algunos instrumentos de percusión.
No se excluye la improvisación simultánea de música y movimiento.

Actuación (Representaciones)
Los textos de muchas rimas, canciones y refranes pueden representarse por medio
de la combinación de la palabra con la música, con la pantomima o con la danza.
Aunque esta “unión de las artes” resulte quizás difícil y hasta inadecuada para el niño,
constituye un riquísimo aporte para estimular la imaginación creadora durante la edad
escolar y la adolescencia.

El instrumental Orff
Una vez postulada la preeminencia del ritmo en el juego, canto y recitado infantiles,
resultaba necesario concluir que los instrumentos de percusión son los más
apropiados para que los niños hagan música, esto es, para que acompañen sus
movimientos, sus recitados y sus canciones.
El primer instrumento de percusión utilizado en este sistema educativo-musical es el
propio cuerpo del niño.
A esta práctica elemental, a que todo niño se somete con entusiasmo, se le van
agregando los instrumentos de percusión (instrumentos, no juguetes), en forma
gradual. El Instrumental Orff comprende instrumentos capaces de reproducir las
melodías que el niño canta, escucha o crea, y proporciona los acompañamientos
armónicos elementales que se necesitan para completar la práctica musical.

La obra didáctica de Orff


En el jardín de infantes
El material musical propuesto por el profesor es captado por el niño por imitación
auditiva y/o visual. La inventiva debe estimularse inteligentemente tomando en cuenta
la edad.
El instrumental se limita, básicamente, a la percusión elemental.
En cuanto al repertorio de canciones se recomienda evitar un ámbito demasiado
grande y procurar que el niño no fuerce su voz al cantar o al hablar. Se hará
acompañar las canciones o las rimas con palmadas, golpes en los muslos, zapateos
y/o con instrumentos.
Ya a la edad de 4 años muchos niños suelen mostrar un elemental sentido del ritmo y
de la forma.
En la escuela primaria
Canciones, acompañadas por palmadas, golpes con el pie, o instrumentos de la
percusión elemental, pueden practicarse sin inconveniente alguno.
En la escuela secundaria
La aplicación de las ideas de Cari Orff en la educación musical a este nivel, requiere
de parte del profesor una preparación especial y una actitud creadora por excelencia.
Es posible que, frecuentemente, se vea en la necesidad de reemplazar las canciones
populares o folklóricas por otras más actuales, tomadas en gran parte del mundo
de los adultos.
El ejercicio rítmico sigue constituyendo un elemento de gran estímulo para los
jóvenes.

INDICACIONES DIDÁCTICAS
Capacitación rítmica (Percusión corporal)
Las primeras actividades rítmicas deben ser realizadas en estrecha relación con el
cuerpo del niño y su dinamismo específico.
Ello es aconsejable por varias razones:
a) la percusión corporal produce una fuerte sensación táctil, la cual desde las manos,
los muslos y los pies estimula la percepción interior del ritmo y desencadena
reacciones de todo tipo que evidencian el imperio del mismo sobre el lenguaje, la
melodía y el movimiento, predisponiendo a los niños para la correcta realización
colectiva de actividades rítmicas.
b) La utilización de instrumentos, por sencillo que parezca su manejo, presupone una
cuota de atención dirigida a la misma. El empleo apropiado del movimiento y de la
percusión corporal asegura el éxito posterior en la ejecución instrumental por parte de
los más pequeños.
c) La percusión corporal nos ayudará a resolver frecuentes problemas de rigidez,
lateralidad y débil coordinación psicomotriz, los que muy a menudo frustran el
posterior y eficiente empleo de los instrumentos.
Una vez adquirida una técnica apropiada, la percusión corporal se emplea en función
de sus calidades tímbricas.

Ritmización y melodización de textos


Elegido el texto de una rima, lo primero que se debe hacer es profundizar su
conocimiento. El significado de palabras antiguas o poco usuales, el contenido, las
claves de las adivinanzas, etc., deben estar bien claros en la mente de todos los
educandos.
Si la rima forma parte de un juego, éste debe ser realizado en todas sus partes y
con la mayor animación. Si el ritmo de la rima no está firmemente establecido por la
tradición o por los movimientos propios del juego, habrá que proceder a su
ritmización.
Logrado lo anterior, se refuerza el ritmo acompañando con palmadas sus valores y
subrayando con un fuerte golpe del pie sobre el piso la su cesión de los acentos. Si
una buena locomoción moderada y elástica acompaña esta tarea, tanto mejor.
Asegurada la base rítmica, el profesor propone los sonidos para la melodización.
El canto emerge de la recitación.
El instrumento de placa (lo más íntimamente asociado al canto que sea posible)
es un elemento valiosísimo para la realización de estas actividades, por cuanto la
imagen del conjunto de placas, su tamaño y disposición relativos y los
desplazamientos de las manos y baquetas ayudan a precisar la estructura rítmico-
melódica de la frase.

La improvisación
Aspectos generales
Lo importante es despertar en los niños el anhelo de hacer su propia música
inventando nuevas variantes o creando originalmente giros melódicos o
acompañamientos rítmicos sobre rimas o poesías infantiles.
Se estimula la inventiva de los niños que encuentran así, constantemente, motivos de
interés.
Siendo la improvisación el fruto de ciertos conocimientos es lógico que no debe
exigírsela al alumno antes de haberle inculcado las bases necesarias. La inventiva,
pues, debe ser orientada y controlada por el profesor.
A veces resulta difícil para el profesor abstenerse de intervenir con sus propias
ideas. Es la suya una labor tranquila y serena, pero a la vez intensa y estimulante. No
pocas veces las ideas de los alumnos superan a las del profesor por ser más
elementales .
Cuando los alumnos se habitúan a esta manera de hacer música confían en sí
mismos, se dejan llevar por sus propias ideas y ya no aceptan la mera y
estereotipada repetición de las canciones y de las piezas, muy al contrario, tratan
de introducir constantemente pequeñas variantes.
Nuevas técnicas
El logro de una interpretación viva
Una vez resueltos los problemas técnico-instrumentales surge el deseo justificado de
pulimentar la obra en todos sus detalles. Para lograrlo es esencial que los niños
ejecuten de memoria sus partes.
La primera dificultad de la ejecución grupal reside en el mantenimiento del tempo.
Es aconsejable encargar de vez en cuando a un alumno la dirección del conjunto, con
el objeto de que se capacite en ese aspecto de la práctica musical; desde el punto de
vista pedagógico convendrá que todos los alumnos asuman eventualmente ese rol.
Por lo general, los niños tienden a acelerar, a “correr”. Es conveniente que el profesor,
al notar la menor alteración de la velocidad utilice una palabra convencional para
impedir que persistan en este vicio tan perjudicial. Se ha comprobado, al efecto, la
eficacia del empleo de la palabra “frenen”.
Otro aspecto interpretativo de singular importancia consiste en saber cómo y cuándo
se modifica el matiz.
“Toda ejecución debe emerger del matiz piano" indica Cari Orff. El alumno debe tener
conciencia, ante todo, de si toca una parte principal o secundaria, esto es, melodía o
acompañamiento.
Con el fin de lograr una interpretación plenamente vivida es necesario que cada niño
conozca toda la pieza, que los acompañantes no repitan automáticamente su bordón
sino que acompañen con placer y compenetración. Los que se suman con palmadas,
deben intervenir orgánicamente y matizando el timbre.

El instrumental Orff y la lecto-escritura musical


Será de gran utilidad para el alumno que en el transcurso de la práctica, se
acostumbre a percibir el ascenso y descenso de las notas, las que puede, inclusive,
unir por medio de un trazo de lápiz; este trazo representa para él, gráficamente, la
línea melódica. Más adelante, cuando se enseñe concretamente la escritura musical,
se puede proceder de la siguiente manera:
Se cuelga un sistro en forma vertical sobre el pizarrón y se tiran 5 líneas horizontales a
la altura de las notas fa-re-si-sol-mi.

De esta manera se visualiza la altura sonora de las notas.

Desarrollo de las clases


Se trabaja con ejercicios aumentando gradualmente su dificultad.
Esta forma de enseñanza, viva y flexible, obliga al profesor a preparar un plan para
cada clase.
El plan para una clase elemental podría integrarse así:
1. Canto de una canción aprendida en la clase anterior.
2. Ejercicios de imitación con palmadas.
3. Rima recitada.
4. Ejercicios de bordones (ostinati armónicos) y/o acompañamientos rítmicos con o sin
instrumentos.
5. Invención de un acompañamiento rítmico para la rima o para la canción.
6. Ejercicios de eco con instrumentos de placa, flautas, o guitarra. En lo posible, ¡no
usar el piano!

SUGERENCIAS
Observaciones sobre la actitud del niño
A continuación se enumera una serie de los problemas más comunes y su
posible solución, una, en cada caso, entre muchas a ensayar.
a) Los niños que están sentados frente a sus instrumentos o los tienen en sus
manos, se sienten, como es de imaginar, tentados de jugar con ellos en todo
momento. Vale decir que los niños deberán acostumbrarse, desde el primer día
que se sitúen frente a los instrumentos, a no tocarlos sino cuando corresponde o el
profesor lo ordene. Desde luego, dicha decisión no debe llegar a impedir que, por
unos instantes, los niños descarguen espontánea mente esa curiosidad tan natural
en ellos. Recordemos que vienen de otras clases donde sin duda debieron
mantenerse muy quietos y en silenciosa atención, hasta que, por fin aquí pueden
moverse hablar, cantar, en síntesis: expresarse. Al entrar al salón de música, los
dejamos, pues, unos minutos a solas con los instrumentos.
b) Usted ha preparado meticulosamente la clase disponiendo, dentro del plan
correspondiente, una gran variedad de ejercicios. Sin embargo, no logra
despertar el interés del grupo, y observa cómo decae, poco a poco, la atención
de los pequeños.
Su falla puede residir en no haber pensado en el aspecto artístico. Tenga en
cuenta que cada clase debe culminar con una vivencia artística. Debe haber, por
lo menos, un momento, que emocione al niño y le haga exclamar: ¡Qué lindo!
c) Sucede, a veces, que en una pieza instrumental resulta difícil el aprendizaje de
alguna de las partes. Toca un niño después del otro ensayando su parte, pero,
mientras tanto, aquéllos que no participan en la ejecución se aburren
soberanamente, se distraen, hablan, molestan. Tengamos en cuenta que las piezas
con mayores dificultades técnicas deben ser estudiadas sólo con grupos muy
pequeños y que, incluso a ellos, no se les enseña toda la composición de una
vez, sino sección por sección.
Los alumnos que en determinado momento no tocan, siguen atentamente la labor
de sus compañeros, controlando en sus partituras las ejecuciones de aquéllos, o
buscando mejorar sus partes ensayándolas directamente con las puntas de los
dedos sobre las placas.
d) El niño que no puede o se resiste a improvisar porque, según lo expresa, no se
le ocurre nada, no debe ser presionado en modo alguno, so pena de acentuar
su inhibición y dificultad.
Si un niño no es capaz de improvisar o inventar no es, en todos los casos,
porque le falten condiciones musicales. Por lo general, la causa es la timidez.
e) Otro inconveniente que se presenta al docente y cuya solución requiere
conocimientos, tacto y paciencia, lo constituyen los niños del grupo que no
entonan las notas a la altura que corresponde.
Es fácil advertir que el hecho de disponer de un instrumental tan variado nos
brinda una solución viable que consiste en poner en manos de los alumnos que
manifiestan dificultades fónicas, instrumentos con los cuales puedan expresarse
musicalmente, sin necesidad de verse obligados a cantar.
f) Un aspecto de la actividad del docente a tenerse siempre en cuenta es el
equilibrio permanente que debe existir en su labor entre juego y aprendizaje. En
realidad estas dos actividades no son de ninguna manera opuestas.
Será necesario que el profesor introduzca constantemente en el grupo a su cargo
nuevos elementos didácticos que renovarán el interés por el juego y obligarán
insensiblemente a los niños a aumentar su capacidad y, consecuentemente, a adquirir
nuevos conocimientos.
Asimismo, interesa señalar el peligro que significa caer en la superficialidad, esto es,
en el mero pasatiempo. El juego debe ser específicamente educativo.
g) La práctica de “Música para Niños” —como toda actividad escolar bien
entendida— debe orientarse a crear hábitos de orden y cuidado. En este
sentido, el manejo de los instrumentos, la disposición de los mismos en el aula,
la operación de retirarlos y guardarlos en sus respectivos armarios ofrecen al
docente oportunidades para educar a sus alumnos en ese aspecto.

Los niños frente a los instrumentos


Procuraremos que cada niño conozca el manejo de todos los instrumentos. Para
economizar tiempo y evitar el hastío de los alumnos, es recomendable confiar las
partes más difíciles a los más adelantados o con mayor habilidad en la ejecución
instrumental. Sin embargo, se puede hallar sorpresas muy estimulantes al “encargar”
a un alumno tímido e inseguro de su capacidad musical, el estudio de una parte
relativamente difícil.
Todos los alumnos deben intervenir activamente recitando o cantando y, en
determinados casos, desplazándose en rondas o danzas simples. Puede ser útil,
también, que dos alumnos aprendan la misma parte instrumental ayudándose
mutuamente en la lectura. Otro recurso eficaz puede ser el invitar a un niño a
seguir en la partitura la ejecución de los demás, corrigiéndolos, si fuera necesario,
como un verdadero director. En fin, con la práctica el profesor hallará muchos
recursos apropiados para intensificar una colaboración constante de los
educandos entre sí.

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