La dignidad es el valor que toda
persona posee, de manera inherente y
como derecho fundamental dentro de la
sociedad. No depende de ninguna
circunstancia o condicionamiento, por
lo que debe ser respetada al margen
de las diferencias étnicas, de género o
clase social. El concepto como tal tiene
sus orígenes en la antigua Grecia, pero
ha dejado atrás su jerarquización para
convertirse en el pilar más importante
de los derechos humanos. Esto hace
sumamente importante entender cómo
evolucionado su percepción y de qué
manera está integrada en los tiempos
actuales.
En primer lugar, hay que destacar el
papel de la filosofía, una disciplina que
está encargada de estudiar la
existencia y el conocimiento. De este
modo, en sus inicios, y gracias a la
intervención de varios pensadores
griegos, el hombre empezó a
reflexionar sobre sí mismo y su relación
con el mundo. Al buscar comprender el
sentido de la naturaleza humana, y
demostrando que su autoconciencia lo
posicionaba por encima de los otros
seres vivos, se establece que merece
recibir un trato especial. No obstante,
cabe mencionar que en esta etapa de
la historia se trataba de un concepto
vinculado a la posición social, e incluso
llegaba a excluir a las mujeres.
No obstante, como muchos cambios
sociales significativos, fue necesaria la
crisis para que las naciones se dieran
cuenta de la importancia de establecer
leyes y normas para proteger la
dignidad humana. La Segunda Guerra
Mundial y sus consecuencias fueron el
detonante para que se estableciesen
ideas liberales, que dieron como
resultado teorías políticas que han
permitido establecer el sistema
democrático en varios países. Aquellos
que no contaban con estos regímenes,
no tuvieron más opción que modificar
su estructura gubernamental y
modificar sus marcos constitucionales.
Uno de los impulsos más relevantes en
materia de la dignidad humana fue la
creación de la Organización de las
Naciones Unidas. Asimismo, cabe
mencionar al imperialismo
estadounidense y la formación de la
Unión Europea, que mediante su poder
económico y político han servido como
empuje para mantener relaciones
sanas alrededor del mundo.
En la etapa del final del siglo pasado,
se dio uno de los cambios más
importantes en los países de América
Latina, los cuales pudieron abandonar
las dictaduras militares y el totalitarismo
de sus gobiernos. Nuevamente la
democracia demuestra ser fundamental
cuando se habla de los derechos de la
gente, ayudando a que las naciones se
puedan desarrollar y consolidar de una
manera sostenible.
Todas las personas debemos tener en
claro que la dignidad humana no es un
asunto de opinión o que depende de
intereses privados. Cada ciudadano
tiene que ser respetado por igual,
recibiendo un trato justo y pudiendo
acceder a una educación, desarrollo
profesional y a servicios básicos de
salud. Además, es necesario denunciar
abiertamente los casos de abuso y
corrupción que atentan contra esta
realidad.
Alejandro Linares
21.031.136