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Teoría y Práctica

de la
Traducción Específica
0202 Ortografía y Gramática
para Traductores

(Lengua de llegada: Español)


El material que se ofrece ha sido confeccionado por los distintos profesores de cada curso,
únicos titulares de todo derecho de propiedad intelectual y responsables del mismo.

© Dra. Lola Pons Rodríguez (Universidad de Sevilla)

Actualización del documento y/o adaptación a las distintas


combinaciones lingüísticas: Cristina Ramírez Delgado (Instituto
Superior de Estudios Lingüísticos y Traducción)

Fecha de la última actualización: 12/12/11


Índice

1. El español normativo: implicaciones, definición. ..................... 5


1.1. Introducción: la variedad en las lenguas ..............................5
1.2. Nivelación, estandarización, normalización .......................9
1.3. La estandarización del español ................................................... 10
1.4. La norma del español .......................................................................... 13
1.5. La norma del español en la traducción audiovisual .... 17
1.6. Recursos bibliográficos sobre norma del español ......... 21
Bibliografía ............................................................................................................ 32
2. Problemas de ortografía y pronunciación del español ..... 35
2.1. Introducción .......................................................................................... 35
2.2. El paso de una palabra por más de un sistema
alfabético: la transliteración .............................................................. 36
2.3. El alfabeto del español. Descripción y algunos
problemas normativos ............................................................................... 39
2.4. La ortografía del español actual. .............................................. 40
2.5. Repaso a los principales problemas ortográficos del
español: acentuación.................................................................................. 41
2.6. Repaso a los principales problemas ortográficos del
español: mayúsculas ..................................................................................... 48
2.7. Repaso a los principales problemas ortográficos del
español: puntuación. ................................................................................... 49
2.8. Repaso a los principales problemas ortográficos del
español: secuencias homófonas. .......................................................... 58
2.9. ¿En qué norma doblar? ...................................................................... 61
Bibliografía ............................................................................................................ 64
3. Problemas morfológicos del español actual: género y
número ...................................................................................................................... 65
3.1. Introducción .......................................................................................... 65

2
3.2. La flexión de género en los sustantivos animados. ....... 66
3.3. La flexión de género en los sustantivos inanimados. .. 71
3.4. La gramática del género. .................................................................. 71
3.5. El género en las siglas ....................................................................... 74
3.6. El número .................................................................................................... 75
3.7. Las marcas de número en español ............................................... 76
3.7.1. Plural de los nombres acabados en vocal ..................... 76
3.7.2. Plural de los nombres acabados en consonante ...... 78
3.7.3. Plural de los extranjerismos .................................................. 78
3.7.4. Plural de siglas y latinismos ................................................... 79
Bibliografía ............................................................................................................ 83
4. Problemas morfológicos del español actual: el verbo ........ 84
4.1. Introducción .......................................................................................... 84
4.2. La irregularidad y la regularidad ............................................. 85
4.3. Alternancias vocálicas en la raíz verbal .............................. 87
4.3.1. Verbos terminados en –iar ........................................................ 87
4.3.2. Verbos terminados en –uar ...................................................... 88
4.4. Las tendencias a la analogía en las terminaciones ........ 89
4.4.1. En los pretéritos fuertes ........................................................... 89
4.4.2. En imperativos y presentes ........................................................ 89
4.5 Variaciones en las desinencias. Verbos defectivos .......... 91
4.6. Estudio de determinados empleos de las formas
verbales en –ría y en –ra ............................................................................. 92
4.7. Estudio de los usos anómalos de las formas no
personales del verbo ................................................................................... 95
4.8. El régimen inmediato del verbo: vacilación en el uso
de las preposiciones. .................................................................................. 102
4. 9. Variación en el uso de preposiciones en los demás
complementos de la oración............................................................... 106
Bibliografía ..........................................................................................................109

3
5. Problemas morfosintácticos en torno al uso del el
adjetivo, el artículo y la concordancia. .........................................110
5.1. Introducción ........................................................................................ 110
5.2. Cuestiones normativas en torno al adjetivo ................... 110
5.3. Cuestiones normativas en torno al artículo y
determinativos .............................................................................................. 112
5.4. Cuestiones normativas en torno a la concordancia 117
5.4.1. Concordancia con sustantivos femeninos en a-, ha 118
5.4.2. Concordancia con sustantivos de referente
colectivo ....................................................................................................... 120
5.5. Conclusión .............................................................................................. 122
Bibliografía ..........................................................................................................124

4
1. El español normativo: implicaciones,
definición.

Recursos prácticos para la solución de problemas de norma


Sólo las lenguas artificiales consiguen ser homogéneas, las lenguas naturales
nunca lo son. En las páginas que siguen observaremos cómo el español es una
lengua llena de variaciones y cómo esas variaciones se cargan de valoraciones
positivas o negativas en función de aspectos a veces tan difíciles de concretar
como la conciencia sociolingüística de los hablantes, los usos prestigiados por las
autoridades lingüísticas o la difusión de los fenómenos. En este primer tema,
damos información teórica necesaria para poder enjuiciar fundadamente los
fenómenos de variación en las lenguas y entender por qué las calificaciones de
correcto e incorrecto cambian con el tiempo.Al final del tema, se incluye un
apartado de naturaleza práctica donde se enseñan recursos a disposición del
traductor audiovisual para conocer la norma del español.

1.1. Introducción: la variedad en las lenguas

No todos los hablantes de una misma lengua hablan de una misma manera. En
todas las lenguas existe variación, con la única barrera de que debe darse
simultáneamente también la intercomprensión entre los hablantes. El ideal
lingüístico sería la comunidad de usos, la absoluta homogeneidad entre los
hablantes de una misma lengua, pero esto sólo se da excepcionalmente. En las
lenguas hay una tensión constante, un juego de fuerzas persistente entre
homogeneidad y heterogeneidad, entre unidad y diversidad, entre estabilidad y
variación. Hay aspectos de la lengua que no están sujetos a variación, pero otros
manifiestan notables diferencias según nos movamos en el eje espacial,
sociocultural, temporal o estilístico.

Variación se opone a dependencia. Veamos algunas muestras:

5
HOMOGENEIDAD VARIEDAD

-Morfosintaxis de los pronombres tónicos -Morfosintaxis de los pronombres


de tercera persona singular y plural: tónicos de segunda persona singular:
él ( ella) tú, vos
-Morfosintaxis de los pronombres tónicos de
segunda persona del plural: ustedes, vosotros

La atención a la situación de los pronombres tónicos del español es una buena


muestra de esta coincidencia de fuerzas. En el sistema pronominal del español no
hay ninguna variación asociada a la forma de los pronombres de tercera persona
él o ella, no hay posibilidad de variación. Pero si cambiamos de personas, sí
observamos esa variedad: en España decimos tú bebes, en parte de
Hispanoamérica se dice vos bebés, conservando un viejo pronombre vos que en
España desapareció desde fines de la Edad Media. O en parte de España se usa
ustedes como tratamiento de cortesía (ustedes están invitados a la reunión)
mientras que en la zona meridional ese ustedes sirve también como tratamiento
de confianza siempre que se asocie a un verbo en segunda persona del plural
(ustedes estáis invitados...). Cuando hay variación, hay, forzosamente, una
variable lingüística. Y las variables lingüísticas pueden ser de varios tipos:

6
Variable fónica Asociada al ámbito de la pronunciación. Implica diferencias en la
pronunciación de una misma palabra, sin que implique diferencia de
significado. Por ejemplo, en Andalucía /s/, /h/ y /θ/ constituyen tres
variantes con las que puede realizarse la /s/ implosiva1. Cada una de
estas tres realizaciones es una variante. La realización /losóχos/ la
encontramos más ante pausas y en estratos altos; la realización
/lohóho/ es más frecuente ante consonante y /loóho/ más común ante
pausa.
Variable morfológica Asociada a las marcas de flexión y derivación (género, número,
conjugación verbal, tipos de diminutivos empleados etc). Por ejemplo,
los pretéritos indefinidos de segunda persona del plural pueden tener
una terminación en –ste: comiste o una terminación en –stes, que se
tiene por incorrecta y por eso se marca con asterisco: *comistes.
Variable sintáctica Asociada a construcción de la frase o a cualquier clase de
construcción sintagmática superior al nivel morfológico. Por ejemplo,
la alternancia que se da en español entre formas sintéticas y analíticas
de futuro: perífrasis (ir a + infinitivo) frente a forma simple (iré).
Parece que las perífrasis indican ‘futuridad segura’ o ‘futuridad
cercana’ mientras que las formas en –ré indican ‘futuridad insegura’ o
‘distanciada’.
Variable léxica Asociada a uso de palabras, preferencia por determinadas unidades
lingüísticas para aludir a una misma realidad: embarazada / preñada;
axila / sobaco, carro / coche...

Como se ve, la variación puede plasmarse en cualquier ámbito del lenguaje. Pero,
¿de qué depende que elijamos una unidad u otra de las que están en variación?
Ahí es donde interviene un segundo factor: los tipos de variación que dan lugar a
la aparición de las variables que hemos visto. La lingüística del siglo XIX y de
gran parte del siglo XX sólo consideró posible la variación de la forma de hablar
de un lugar a otro. Pero ya con la figura del lingüista rumano Eugenio Coseriu
(1921-2002) se empiezan a perfilar otros ámbitos de variación:

Variación diatópica

se plasma territorialmente, es una variación horizontal; dos territorios que comparten el


mismo idioma no coinciden en un determinado rasgo fónico, léxico o gramatical.

1
S implosiva: la que está a final de palabra (las casas) o a final de sílaba (agosto).

7
Variación diafásica

se plasma contextualmente; un individuo cambia determinados rasgos según la situación


de uso; la variación diafásica provoca los estilos de habla (también llamados registros), que van
desde la máxima espontaneidad al máximo cuidado.

Variación diastrática

se plasma socialmente, es una variación vertical, dependiente de cuestiones como la


clase social del individuo, su adscripción sociocultural o su nivel educativo.

Variación diacrónica

se plasma temporalmente, es la variación que hace modificarse a las lenguas a lo largo


del tiempo, todas las lenguas cambian en el decurso temporal.

Cuestiones
(1) Caracterice las siguientes variables del español según su tipología (fonética,
morfológica etc).
a. A mi novio lo quiero mucho // A mi novio le quiero mucho ______________
b. He cenado // He cenao ______________
c. Coloca aquí la mesita // Coloca aquí la mesina ______________
d. He salido por ahí // He salido por áhi ______________
(2) Caracterice las siguientes variables del español según su ámbito de producción
(variación diafásica, diastrática etc).
a. Aquesta casa non es mía // Esta casa no es mía ____________
b. ¿Qué pasa, tío? // ¿Cómo estás? ____________
c. Me se olvidó el bolso // Se me olvidó el bolso ____________

Las lenguas aparecen, pues, como un conglomerado de diferencias diatópicas,


diafásicas y diastráticas. Una lengua está constituida por un conjunto de
variedades que se entrecruzan. Todas las variedades del español son
manifestaciones del español, todas son español pero ninguna es el español. Hay
una variedad que predomina por encima de las demás, es la variedad estándar.

8
1.2. Nivelación, estandarización, normalización

Las lenguas pueden sufrir en un momento determinado de su historia un proceso


de nivelación o estandarización por el que se resuelven cambios lingüísticos en
marcha y se aminoran los casos de variación, que pueden desaparecer o
mantenerse como marcas diatópicas, diastráticas o diafásicas. Para el español, esa
época de estandarización fueron los Siglos de Oro (ss. XVI y XVII). Cuando una
lengua se estandariza, se crea una variedad estándar, es decir, una variedad
potenciada sobre las demás por un conjunto de causas de diverso tipo,
fundamentalmente socioeconómico. La variedad estándar es la que predomina en
los medios de comunicación, los sistemas de enseñanza y los organismos
estatales. Funciona como elemento unificador.

El estándar es...

la forma codificada y
aceptada de un
lo que se identifica la
idioma
ss con la norma culta varieda una
d que variedad
sirve que no se
la variedad que
el resultado de la de habla en
se describe en
abstracción de una modelo ninguna
los tratados y
variedad territorial a una parte pero a
gramáticas
comuni la que todos
generales
dad tienden

La elevación de un registro sociolectal (sociolecto: ‘el resultado de una variación


diastrática’) a estándar es convencional. Piense en el estándar del español actual.
La mayoría de la población lo asimila a la norma castellano-norteña, pero sin
rasgos de la citada norma, como el laísmo o la alteración de las –s implosivas
(esque> ejque). El propio estándar admite variantes, sobre todo de
pronunciación; se trata de una norma implícita, no impuesta por ninguna
autoridad externa al idioma. Hay, además, estándares distintos en América
Latina, donde México o Argentina se sienten modelos lingüísticos más poderosos
que Madrid.

9
El estándar se fundamenta en los sectores de prestigio de la sociedad; este ideal
lingüístico se construye a partir de los usos más acreditados de la colectividad,
representados por los sectores cultos más instruidos, aunque en los últimos años
los medios de comunicación están funcionando de verdaderos representantes del
estándar. Cierto es que el estándar tiene más trascendencia social que las otras
variedades, aunque todas las variedades merezcan el mismo respeto.

La Real Academia Española no ha descrito ningún estándar, aunque ese estándar


está en la conciencia lingüística de los hispanohablantes, que prestigian unos
rasgos y arrinconan otros por razones no estrictamente lingüísticas.

Cuestiones
(3) La estandarización no puede ser planificada ni dirigida; en cambio, la normalización sí lo es.
Llamamos normalización al conjunto de decisiones que se toman para configurar el sistema
interno de una lengua. En los últimos años también ha significado el ‘proceso por el que una
lengua postergada trata de recuperar vigencia social, prestigio y generalización de uso’. Elija
algunos de los siguientes procesos de normalización e indague en ellos:
a. La normalización del eusquera y la creación del batua.
b. La figura de Ivar Aasen y la normalización del noruego.
c. La figura de Joséf Dobrovsky y la normalización del checo.

Los grandes procesos de normativización del español se dan: en el siglo XIII, con
Anfonso X el Sabio (rey de Castilla de 1252 a 1284); desde el final del siglo XV
al siglo XVII con la obra de gramáticos particulares y desde el siglo XVIII con la
creación de la Real Academia Española.

1.3. La estandarización del español

Antes del siglo XIII, el castellano era un dialecto que se estaba desarrollando
paulatinamente, con una notable variación diatópica y muchas diferencias
gráficas (la tradición latina no daba grafías para algunos sonidos nuevos que se
habían gestado en el romance). En cuanto al léxico, se tomaba del latín como
cultismo todo el léxico científico. Alfonso X el Sabio (hijo de Fernando III y

10
padre de Sancho IV el Bravo) es llamado el rey sabio por promover la escritura
de obras en castellano e impulsar traducciones de textos científicos árabes y
hebreos al castellano. Sin que se reglen normas, sólo de manera implícita, los
textos alfonsíes presentan una ortografía muy similar (eso estandarizó la
ortografía castellana), fortalecen la sintaxis del castellano y acopian todo un
léxico científico nuevo.

A fines del siglo XV comienzan a aparecer obras metalingüísticas sobre el


español. La gramática de Elio Antonio de Nebrija, primera de una lengua
romance (se escribían muchas durante la Edad Media, pero eran del latín, del
griego o del hebreo, es decir, de las lenguas tenidas como «de cultura») aparece
en 1492. También a fines del XV se publica el diccionario de Alonso Fernández
de Palencia. Los siglos XVI y XVII serán centurias de mucha producción
metalingüística, en las que destaca la obra de Juan de Valdés, Diálogo de la
lengua (1535).

En 1713 se crea la Real Academia Española (¡ojo!, no es Real Academia «de la


la Lengua» sino Real Academia Española, por eso sus siglas son RAE y no
RAL). Con la RAE se inicia la determinación de la norma lingüística del español
en todos sus aspectos. La RAE es una institución real (con refrendo
monárquico), por eso sus normas eran reconocidas estatalmente y difundidas en
la enseñanza.. La RAE fue impulsada en su creación por Juan Manuel Fernández
Pacheco, marqués de Villena, persona muy relevante en la política de su tiempo,
aunque no literato.

Los primeros académicos siguen una idea alejandrina que también tuvo Nebrija
(aunque está constatado que la Gramática de Nebrija no pudo ser consultada por
los académicos, ya que hubo pocas reimpresiones de este texto): la idea de que
las lenguas son organismos vivos que nacen y se desarrollan; una vez que
alcanzan su «máxima expresión» se piensa que deben ser codificadas en obras
normativas. Los académicos sostienen que la cima del idioma ha llegado en el

11
siglo XVII y que ya sólo cabe esperar su decadencia, por eso piensan que es
necesario codificarlo y fijarlo:

«En la Academia Española reinó, ya desde el inicio, la convicción de que


hacía ya tiempo que se había alcanzado, si es que incluso no se había
superado, el cenit del desarrollo lingüístico-literario. Dada una conciencia
lingüística de esta clase, la consecuencia lógica sólo podía ser una actitud
fundamentalmente retrospectiva, un intento de estabilización y una
consecuente actividad codificadora» (Fries 1989: 60)

El principal propósito de ese primer grupo de académicos fue aumentar el honor


y prestigio de la nación a través de la lengua, por eso se buscaba que la RAE
limpiara la lengua y la estabilizara según el estado que tuvo en los siglos XVI y
XVII, se buscaba que la RAE probara a las otras naciones las cualidades del
español y buscaba iniciar un trabajo continuo de estudio lexicográfico. Esto
explica que la acción de limpieza y estabilización de la lengua se plasme en el
lema de la RAE limpia, fija y da esplendor. también en ese da esplendor hay una
idea de competición lingüística con otras naciones, se dirime la vieja cuestión de
cuál de las lenguas románicas era merecedora de ser designada sucesora del latín.
Hay que recordar que desde el Renacimiento se estaba produciendo una
revalorización de las lenguas vulgares frente a las lenguas clásicas, y surge una
especie de competencia lingüística entre las naciones que se estaban perfilando.
También pervive en el XVIII otro residuo del pensamiento renacentista: la idea
de que las lenguas latina y griega no se quedaron en el uso sino que fomentaron
la creación de gramáticas. Y hay otra idea más: la de que al estudiar la gramática
de la lengua materna se comprenden principios comunes a otras lenguas. De esta
forma, la realización de una gramática del español se convierte en una
propedéutica para el estudio del latín.

La fundación de la RAE está, además, innegablemente ligada a un contexto


internacional. En 1582 se había fundado la Accademia della Crusca en Florencia
y en 1634 se fundó la Académie Française.

12
Entre las obras de la RAE están:
• Diccionarios, como el conocido Diccionario de la Academia (el
primero, el de 1726 llamado Diccionario de Autoridades, el último,
el de 2001, 22ª edición); en 2005 se publicó un diccionario de otro
tipo: el Diccionario panhispánico de dudas, al que nos referiremos
más adelante.
• Gramáticas. La penúltima gramática, la de de 1931. En 1973
apareció el Esbozo de una nueva gramática de la lengua española,
que es simplemente un esbozo de gramática, que moderniza la de
1931 pero no es exhaustiva. En 2010 apareció una nueva edición de
la gramática, en dos volúmenes y dirigida por Ignacio Bosque:
Nueva gramática de la lengua española (vol.1.: Morfología-Sintaxis
I; vol.2: Sintaxis; Editorial Espasa). De esta obra existe una versión
abreviada, en un volumen único, titulada Manual de la Nueva
gramática de la lengua española.
• Ortografías. La última Ortografía es de 1999. Actualmente se está
preparando una nueva versión de esta obra, que se prevé aparezca en
2011. Posiblemente haya leído los avances de sus novedades en la
prensa reciente.

1.4. La norma del español


La Academia y los medios de comunicación son los principales emisores de
norma para el español actual. Distinguiremos, siguiendo a Méndez (1999) varios
tipos de norma, ya que la palabra norma es polisémica en español. Si nos fijamos
en las acepciones que tiene en el metalenguaje científico, norma se puede
entender como:

(i) ‘Reglas sobre la manera como se debe hacer una cosa’. Esto se
corresponde con lo que en Lingüística se llama norma de corrección o
norma prescriptiva. Se trata de una norma convencional, no está

13
taxativamente establecida, depende de la tradición literaria, de
conceptos vagos referencialmente como el de buen gusto, de la
conciencia lingüística de los hablantes cultos, de la actuación de
instituciones como la RAE en el caso de España. Es algo cambiante,
arbitrario y subjetivo. Los lingüistas suelen fijarse en la descripción
antes que en la prescripción.

(ii) Norma en el sentido de ‘normalidad’, ‘regularidad más o menos


constante’. Se trata de la norma consuetudinaria. Los preceptos, las
normas se obtienen por generalizaciones de lo que es norma
consuetudinaria. Y esas costumbres se hacen preceptos cuando se
codifican. Su codificación ayuda a la regulación, a la nivelación.

El punto de desunión entre ambos conceptos aparece cuando lo abordamos desde


una perspectiva sincrónica, ya que la norma prescriptiva está basada en usos del
pasado y la norma consuetudinaria está basada en el uso sincrónico de los
hablantes. La norma (prescriptiva o consuetudinaria) convive con el principio
general del cambio en las lenguas? Es decir, lo que puede comenzar siendo un
uso divergente, fuera de la norma, una variación tenida por poco prestigiosa,
puede después adquirir prestigio y propagarse a toda una comunidad de habla.
Dijo Otto Jespersen que la historia de una lengua y de sus cambios no es más
que la historia de sus incorrecciones. El uso hace general un cambio y lo
convierte en tradición, de ahí puede pasar al sistema y convertirse en modelo de
prescripción.

Tanto las actitudes extremadamente tolerantes como las extremadamente puristas


caen en el mismo error: los primeros, sancionando cualquier uso como bueno sin
comprobar con qué lengua funcional se corresponde; los segundos, pensando que
sólo hay un modo de hablar y todo lo que no se ajuste a él es incorrecto. Hay que
pensar que una lengua es un conglomerado de variedades, y que la corrección
lingüística debe estar relacionada con la heterogeneidad lingüística: cada una de

14
las variedades es apropiada para unos fines comunicativos determinados, y
ninguna es totalmente válida para todos, ni siquiera el estándar.

La norma lingüística española está constituida por la gramática y el diccionario


de la RAE y por las opiniones de los gramáticos más prestigiosos. La RAE dicta
normas de corrección, del tipo ‘el gerundio de posterioridad es incorrecto’ o ‘el
uso de la palabra correo electrónico es preferible a e-mail’. Respecto a las
variantes de pronunciación, no suele condenar pero sí informar de qué variantes
están sociolingüísticamente marcadas, a fin de que el hablante, si quiere, pueda
desarrollar una asimilación selectiva. No hay normas, pues, sobre variantes
fónicas diatópicas.

«Cuando la lengua pierde diafanidad, cuando deja de ser un mero vehículo y


plantea dudas o despierta curiosidades, la Academia aparece con toda
naturalidad en el horizonte mental del hispanohablante. Frente a una voz
nueva o, por el contrario, insólita, frente a un matiz de interpretación o un
deseo de exactitud, no hay quien no aspire a salir de apuros con la ayuda del
diccionario académico. (...) Pienso que esas esperanzas y esas exigencias
son el más cuantioso capital de la Real Academia Española, pero
condicionan también su labor en un sentido que no es siempre el que
muchos desearían. Porque en la Academia pretenden a menudo delegarse
unas responsabilidades que pertenecen en exclusiva al conjunto de la
comunidad hispanohablante: no es misión de la Academia instruir procesos
lingüísticos, ni promover condenas, y todavía menos ejecutarlas, sino
atestiguar que en el idioma se han producido tales o cuales innovaciones, se
han difundido tales o cuales usos, y la comunidad hispanohablante los ha
aceptado ampliamente colmo suyos. La Academia no decide, por ejemplo, si
y cómo debe traducirse skinhead: llegado el caso, comprobará si
efectivamente se ha generalizado un equivalente castellano, si la fonética de
la palabra se ha adaptado a los hábitos hispánicos o si ha perseverado en su
pronunciación inglesa; y si alguna o algunas de esas posibles soluciones han
alcanzado suficiente arraigo y difusión, dará fe del hecho en su diccionario,

15
acogiendo sin rechistar el dictamen de la comunidad» (Francisco Rico
(1996): Prólogo al Gran diccionario de la lengua española. Barcelona:
Larousse).

Actualmente, los mayores emisores de norma son los medios de comunicación. Y


en este terreno la norma ha estado cambiando paulatinamente, al mismo tiempo
que ha aumentado su presencia y trascendencia social. Ha ido aumentando la
informalidad expresiva, se ha acercado al habla oral y no a la escrita. La
comunicación se ha vuelto más dinámica y espontánea. La lengua se ha acercado
de la inmediatez comunicativa, al habla de la calle.

Hay que aclarar, además, que la norma académica no es fija ni inmutable, sino
que cambia según se extienda el uso de los hablantes. Es decir, la Academia no
hace más que recomendar determinados usos, pero si éstos no se extienden,
termina dando por buena la decisión que se haya extendido en toda la comunidad
hablante. Ofrecemos algunos ejemplos al respecto:
• Cuando la palabra elite se introduce desde el francés en el siglo
XVIII, los intelectuales que la «toman prestada» entienden que la
tilde que aparece en francés en la vocal inicial (élite) es una tilde a la
española, es decir, que indica acento prosódico, y empiezan a
pronunciar esta palabra como esdrújula élite. La RAE se ha
empeñado durante décadas en explicarnos que debería pronunciarse
como llana elite, ya que esa tilde francesa indicaba grado de apertura
de la vocal, y no carácter esdrújulo. Como la pronunciación
esdrújula estaba ya generalizada, ahora la RAE admite ambos
esquemas prosódicos: élite y elite.
• Algo parecido ha ocurrido con el verbo agredir: era considerado un
verbo defectivo (es decir, un verbo que no se puede conjugar en
todos los tiempos y personas), sólo se podía conjugar en aquellas
formas que contuvieran i (por ejemplo era correcto agredía pero no

16
agrede). Ante la generalización de formas como agredo, agrede,
agreda, la RAE ya considera este verbo regular y no defectivo.

1.5. La norma del español en la traducción


audiovisual
La lengua aparece como vertebradora de todos los cometidos del traductor
audiovisual. En el doblaje, tratando de volcar todos los contenidos y matices de
la lengua de partida a la lengua meta, colaborando con la credibilidad visual de
las escenas, ayudando a la recreación lingüística de todo el contenido original,
abreviando o alargando el guion original por exigencias del visionado. En el
subtitulado, tratando de que el subtitulador / traductor tenga la suficiente
competencia lingüística como para acortar la lengua del original adaptándola al
espacio de visionado. En la audiodescripción (que no tiene por qué implicar
traducción) dotando al audiodescriptor de recursos lingüísticos, amplitud léxica,
sinonimia y todo tipo de técnicas descriptivas.

Todas estas labores exigen el conocimiento profundo de aspectos lingüísticos de


la lengua de partida y de la lengua meta, y así lo pone de manifiesto la
bibliografía sobre traducción audiovisual. Esta bibliografía no es mucha, como
afirma Frederic Chaume:

«Aunque la traducción audiovisual cuenta ya con casi un siglo de práctica,


la investigación en esta variedad de traducción cuenta solamente con apenas
dos décadas de tradición. El crecimiento masivo de traducciones de textos
audiovisuales producido durante el siglo XX no ha comportado,
desafortunadamente, que se haya dedicado una atención especial por parte
de los teóricos de la traducción a esta variedad» (Chaume 2004: 113).

Pero aun así, en lo poco que hay, se hallan referencias sobre el papel axial de los
conocimientos lingüísticos. Así, en el libro de Alejandro Ávila El doblaje se
pone de manifiesto la importancia del conocimiento lingüístico para el traductor
de películas dobladas:

17
«Para que la versión traducida se ajuste al máximo a la primitiva es
fundamental que el traductor de obras audiovisuales domine los aspectos
que siguen. En primer lugar, los fonológicos, que deberían procurar la
innecesaria repetición de sonidos, propios de una traducción cacofónica o
repleta de pareados prescindibles. Los aspectos gramaticales son también de
vital importancia. El conocimiento de la forma de las palabras y el modo en
que se combinan para formar sintagmas y frases sin desvirtuar el sentido
original son igualmente fundamentales para conseguir una buena traducción.
Por último, debe dominarse la relación existente entre palabras y los objetos
designados por ellas; en definitiva, la semántica».

Y en el Estudio preliminar para la constitución del Centro español de


Subtitulado, el «Informe preliminar» ya afirma, en un apartado específico
dedicado a «La formación de los subtituladores», la importancia del buen
conocimiento de la norma del español:
a
«En el momento presente, la formación de los subtituladores para las
emisiones dirigidas a las personas sordas se resuelve de forma autónoma e
independiente en función de los criterios que establecen cada una de las
empresas que prestan este tipo de servicios. Es decir, cada compañía
adiestra a sus profesionales de una manera específica y unilateral, en
relación a sus necesidades. No existe, una formación reglada e
institucionalizada, y tampoco ningún tipo de certificación o acreditación
oficial sobre la materia. La mayoría de los expertos consultados para la
realización de esta investigación ve en esta circunstancia una de las
principales carencias a resolver en aras de promover, de forma racional y
rigurosa, el subtitulado de los productos y coyunturas audiovisuales en
nuestro país».

«A la espera de la definición de unos planteamientos de los que todos se


sientan partícipes, se pueden adelantar algunas líneas de reflexión,
precisamente con la intención de aportar argumentos para el debate. Por

18
ejemplo, a la hora de analizar el diseño de lo que puede ser un programa
formativo para los subtituladores, lo primero que habría que tener en cuenta
es el perfil que debe reunir un profesional que se dedique a esta labor.
De entrada, una de las principales cualidades de un subtitulador ha de ser
una gran competencia en el área del lenguaje, con independencia de la
disciplina de la que provenga. De hecho, el origen académico del candidato
no tendría una importancia determinante, siempre que mostrara sobradas
habilidades en materia lingüística. Hay que comprender que lo que se busca
es, sobre todo, un experto en comunicar de una manera eficaz.
Sus conocimientos sobre ortografía y gramática respecto de la lengua en que
subtitule habrían de resultar perfectos, y tendría que dominar igualmente las
técnicas de redacción y síntesis de textos».

Por esa razón en ese documento constitutivo del Centro Español del Subtitulado,
se diseña un posible programa de formación de subtituladores en que se incluye
un «Curso recordatorio» de Lengua Española.

Al final de las páginas de este tema número 1, está incluido en anexo un texto de
Xosé Castro titulado «Reflexiones de un traductor audiovisual»; es un texto algo
antiguo que tiene interés por ser una especie de resumen de los problemas y los
retos de un traductor audiovisual. Pese a su antigüedad, sigue siendo válido hoy.
Extraigo dos fragmentos de lo que afirma Castro enfatizando la importancia de
un buen conocimiento de la lengua española:

«Estos colegas a los que me he referido a veces excusan los errores


cometidos aduciendo la escasez de tiempo disponible. Pero igual que quien
sabe escribir no comete una falta de ortografía aunque escriba deprisa,
exactamente lo mismo debe suceder entre los profesionales de la traducción
audiovisual. Ciertos errores sintácticos se podrían justificar, pero si yo
escribo la palabra gratuito en dos décimas de segundo, no se me ocurre
acentuarla. Es necesario, para empezar, ser un experto en ortotipografía, y
con este término incluyo todo lo relacionado con abreviaturas, símbolos y
puntuaciones».

19
«Tu amplitud de conocimientos te hace más poderoso, te da más seguridad
para rebatir las malas traducciones y defender la tuya. Debemos recordar
que la traducción no son sólo palabras, sino conceptos. Hay que tener
formación cultural, por lo que resulta muy importante leer sobre temas
diversos, mantener viva la preocupación por seguir instruyéndose, ya que el
mejor adjetivo que se le puede aplicar a un traductor es el de curioso. Mi
biblioteca tiene desde el Corán a diccionarios jurídicos, y mi ordenador
encierra bases de datos sobre los moluscos de las costas mediterráneas. Una
diversidad temática que te permite saber un poco de todo».

En las páginas que siguen trataremos de vertebrar un «Curso recordatorio» de


Lengua Española, que enseñe los aspectos prácticos del español que van a estar
en juego en la tarea profesional de un traductor audiovisual. Un breve ejercicio
puede servirnos de llamada de atención sobre qué cuestiones aún tenemos
vacilantes en nuestro conocimiento del español. Elija una de las siguientes
opciones:

a. Están vacíos los bancos de este / esta aula.


b. Ha asistido un 45’6 % / 45,6% de los alumnos.
c. El candidato reune / reúne todos los requisitos.
d. Era inevitable: El / el olor de las almendras amargas le recordaba el destino de los amores
contrariados.
e. Puedo contar lo que oí, a grosso modo / grosso modo.
f. La tierra no podrá absorver / absorber las últimas lluvias.
g. Acuérdate de lo que un día yo escribí penando en tí / ti.

Tal vez ha tenido dudas al contestar a alguna de las cuestiones o ha elegido


alguna de las opciones que se ofrecían en primer lugar en lugar de las que se
ofrecían en segundo lugar (que eran en todos los casos las opciones correctas). Si
es así, estamos ante problemas de norma que vamos a intentar solventar a lo
largo de las páginas. Para finalizar este tema, y antes de profundizar en las
cuestiones más conflictivas de ortografía y morfosintaxis del español, nos

20
detendremos a exponer cuáles son los recursos prácticos a disposición del
traductor audiovisual.

1.6. Recursos bibliográficos sobre norma del


español
En la bibliografía que aparece al final del tema les incluyo referencias varias
sobre norma del español y libros que resuelven dudas y dificultades de tipo
ortográfico, morfosintáctico y léxico. Ahora comentaré alguna de esas
referencias:

El Manual de escritura académica, en varios volúmenes, dirigido por Estrella


Montolío, es una buena referencia para quien tenga grandes dudas sobre cómo
escribir, cómo organizar párrafos, cuál es el buen uso de la puntuación... Tiene
ejercicios, la mayoría con soluciones incluidas. Tanto para el hablante de español
como L1 como para el que tiene el español como L2, es un libro recomendable.
Leonardo Gómez Torrego, por su parte, ha publicado desde hace más de una
década manuales de escritura correcta del español, que han ido renovándose en
las sucesivas ediciones. Tales manuales incluyen ejercicios (sin soluciones). El
hecho de tener algún manual de esta clase (como cualquiera de los que se han
publicado sobre español correcto en los últimos años, por ejemplo el
recientemente coordinado por Milagros Aleza) no lo debe convertir en manual de
cabecera para el traductor. Como ya hemos visto anteriormente, la norma
académica del español es cambiante, por lo que manejar información
debidamente actualizada es de vital importancia. Por ello, son los recursos en
línea los que, sin duda, resultan de mayor interés. De Gómez Torrego
recomiendo, para el que tenga dudas de tipo gramatical (especialmente para
hablantes de español como L2), su Gramática didáctica, publicada en SM.

Hay dos páginas web de gran interés para la labor traductológica:


[http://www.efe.es] Es la página de la Agencia de Noticias EFE, la gran agencia
de noticias para el mundo hispánico. Dentro de esa página, la sección de

21
“Español urgente” presenta respuestas a problemas lingüísticos que se presentan
con inmediatez y que deben ser resueltos con urgencia (de ahí ese nombre de
“Español Urgente”. Por ejemplo, si una determinada prueba ciclista es ganada
por un deportista de Kazajistán, ¿cuál será en español el gentilicio de tal país?
Para evitar errores en el uso, y ante la necesidad de resolver cuanto antes tal
cuestión, la Agencia publicará (debidamente asesorada por filólogos y
académicos) en su sección de Español Urgente la solución a este problema
lingüístico. Igualmente, ofrece un archivo histórico de todas las cuestiones
resueltas hasta el momento, para que podamos consultarlas.

[http://www.rae.es] Es la página de la Real Academia Española. Es


recomendable indagar y bucear por esta página, pues hay muchas cuestiones de
provecho. Aquí vamos a comentar sólo algunas de ellas.

22
23
1º) El Diccionario de la Lengua Española de la RAE. Se puede consultar aquí en
formato electrónico, con la ventaja de que ofrecerá siempre la versión más
actualizada, con las últimas adiciones, enmiendas y supresiones aprobadas.
Cuando se consulta un verbo, se puede buscar también su conjugación. Por
ejemplo, esta es la página que nos encontramos si buscamos el verbo agredir. En
el icono a la derecha del lema (lema= ‘palabra que se está definiendo’) podemos
pulsar sobre el icono conjugar:

y nos aparecerá un cuadro con la conjugación completa de este verbo:

24
2º) Desde la página principal, podemos consultar también el Diccionario
panhispánico de dudas. Esta es una obra fundamental para el traductor
audiovisual. En ella encontraremos un diccionario de formas que pueden suscitar
dudas para el hablante de español. Por ejemplo, en claxon se nos informa de cuál
es su plural, en adecuar se informa de cómo se conjuga (¿adecuo o adecúo?), en
múltiplo se informa de cómo son los multiplicativos en español (óctuplo,
nónuplo, décuplo etc). Hay también, al final, una serie de apéndices de interés:

- modelos de conjugación verbal;


- lista de abreviaturas del español;
- lista de símbolos alfabetizables y no alfabetizables,
- lista de países y capítales, con sus gentilicios.

25
Estos apéndices son muy relevantes para el traductor, como veremos a lo largo
de los temas que siguen.

Este recurso está también disponible electrónicamente. Esta es la pantalla que


obtenemos si, por ejemplo, buscásemos en el panhispánico electrónico la palabra
género:

Es recomendable disponer del Panhispánico en formato papel (no es una obra


excesivamente cara, no supera los treinta euros). Es más cómoda su consulta
como libro, ya que en este diccionario los lemas están agrupados a veces bajo un
término genérico (por ejemplo, el término género solventa muchos problemas de
este tipo, el término múltiplo soluciona dudas de esa índole). Por ello, en la
versión electrónica podemos perdernos a la hora de buscar algún término. Si
buscásemos el plural de ONG, no obtendríamos nada metiendo como término de
búsqueda “ONG”, deberíamos meter el término «sigla». Por ello, parece
preferible optar por la opción en papel, que es más versátil.

26
3º) ¿Qué hacer cuando una palabra no aparece en el Diccionario? Podemos estar
ante dos problemas distintos. Si la palabra es un derivado de una ya existente y
no sé qué sufijo derivado le corresponde, lo más recomendable es el Diccionario
de uso del español de María Moliner, que se vende en formato libro y también en
cederrón. Pero puede ocurrir también que sea una palabra más o menos reciente,
que la RAE aún no ha enjuiciado normativamente ni para bien ni para mal. Hay
varios procedimientos para informarse de la frecuencia de una palabra. Hay
quien, simplemente, busca en Google, aunque no es un procedimiento muy fiable
(pueden buscar en Google cualquier palabra con una falta de ortografía: la
encontrarán); son más fiables los corpus del español. Entre ellos destaca el
«Corpus del Español» de Mark Davies [http://www.corpusdelespanol.org]
«espanol» y no «español») y los corpus de la RAE: CORDE (Corpus Diacrónico
del español) y CREA (Corpus de Referencia del español Actual), que pueden
consultar pinchando en «Banco de datos». Ambos contienen, volcados, textos del
español sobre los que se pueden buscar palabras o secuencias. CORDE abarca
textos desde los orígenes del español hasta 1975 y CREA de 1975 hasta hoy. No
son corpus lematizados, es decir, lo que buscamos son formas; eso quiere decir
que si buscamos «Apóstola» obtenemos resultados distintos de si buscamos
«apóstola». Una posibilidad abierta en ambos corpus es buscar secuencias con *:
si ponemos como término de búsqueda apóstol* nos buscará apóstol, apostolar,
apostolas etc.

La búsqueda en CORDE o CREA se hace así:


-ponemos el término que nos interesa
-si da resultados, podemos visualizar los ejemplos dándole a «recuperar» y
«párrafos». Es recomendable recuperarlos con la opción «resumido», y
organizarlos por algún criterio (por ejemplo por año).

27
Pero también podemos pinchar en «ver estadística» para ver en qué país, año o
tipo de texto aparecen porcentualmente los ejemplos. Esto, evidentemente, tiene
una gran rentabilidad en el ejercicio cotidiano de la traducción. La pantalla que
sigue nos muestra lo que encontramos una vez que hemos recuperado los
ejemplos; en este caso buscábamos la palabra cotidianidad (sobre cuya
corrección, frente a cotidianeidad, puede verse el Panhispánico de dudas). El
resultado, una vez recuperados los ejemplos, es este:

28
4º) Otra opción que tenemos en la página de la RAE, y a la que se accede
también desde el menú principal es entrar en el «Nuevo Tesoro Lexicográfico de
la Lengua Española», que se publicó primero como DVD pero que desde hace
unos años también se puede consultar en esta página. Un tesoro lexicográfico es
una suma de diccionarios; esta aplicación nos permite consultar todos los
diccionarios académicos, desde el primero, el Diccionario de Autoridades (1726-
1739) hasta el de 1992 (el de 2001 se consulta según la vía explicada en el punto
1 supra). Cuando pinchamos en Nuevo Tesoro lexicográfico, obtenemos una
pantalla en la que debemos pulsar la lupa para introducir el término de búsqueda.
Por ejemplo, hemos consultado el término lengua, que, claro está, se encuentra
en todos los diccionarios académicos.

29
30
La barra que se devuelve a la izquierda nos enumera todos los diccionarios
académicos en que aparece dicha palabra; pinchando, por ejemplo, sobre el
primero, se reproduce a la derecha la página del primer diccionario que contiene
esta voz definida. Si en la imagen que hemos puesto abajo aparece la voz
lencería es, obviamente, porque se define también en esa misma página, basta
desplazarse por la barra de la derecha para llegar al fragmento que nos interesa,
que puede copiarse o recortarse sin problemas

Ejercicio final

(4) Busque la palabra audiodescripción en el Diccionario de la Academia;


en caso de no hallarla, explore en las bases de datos de las que hemos hablado en
este tema para localizar el punto de inicio de su documentación en español, su
posible especialización por zonas o por tipos de texto.

31
Bibliografía

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Sainz Rodríguez, t. II. Estudios de Lengua y Literatura. Madrid:
Fundación Universitaria Española, 519-525.

34
2. Problemas de ortografía y pronunciación
del español

2.1. Introducción
El sistema fónico de una lengua y el gráfico constituyen dos sistemas
coexistentes. La escritura es el método de intercomunicación humana que se
realiza por medio de signos visuales que constituyen un sistema; la agrupación de
esos signos visuales constituye el sistema gráfico de una lengua.

Hay una gran variedad de escrituras alfabéticas en todo el mundo. Pero, además
de las letras que componen el alfabeto, las lenguas emplean símbolos especiales,
mayoritariamente logogramas que expresan de forma económica significados
que aparecen con frecuencia, caso de @, &, *, %, +... El mismo carácter
convencional, no motivado, tienen estos símbolos que las letras. Pero, fijado un
alfabeto, resulta curioso comprobar cómo se pueden integrar nuevos símbolos
como letras. Así, una reintroducción moderna es el caso de la arroba:

“Una tendencia lúdica similar se aplica al símbolo @, ahora el vínculo


universal entre destinatario y dirección. Fue escogido con un sentido
pragmático por Ray Tomlinson, el ingeniero informático que envió el
primer correo electrónico, en 1972. Necesitaba un símbolo que no
apareciese en los nombres y surgió este signo de la máquina de escribir, con
el valor añadido de tener, en inglés, un significado apropiado (el de alguien
que se encuentra at [en] algún sitio). Después, se ha producido algo irónico:
muchas empresas y organizaciones han reemplazado la letra a o la
preposición at de su nombre por una arroba: @llgood, @tractions, @cafe,
@home, @pex. Y se ha visto surgir en otros lugares, donde se utilizaba
tradicionalmente la palabra at. This is where it’s @ (aquí es donde se
encuentra), dice un eslogan. El libro de Bill Gates, de 1999, se llama
Business @ the speed of thought (‘los negocios a la velocidad del

35
pensamiento’); y un artículo académico concluye un estudio sobre la
interacción entre el lenguaje literario y el coloquial con la expresión
language@literature y literature@lenguage. Aunque algunas lenguas han
tomado prestada la palabra inglesa at para este símbolo, hay otras que le
asignan su propio nombre: por ejemplo, @ es un «caracol» en italiano; un
«ratoncito» en chino, la «trompa de un elefante» en sueco; un «gusano» en
húngaro y un «mono araña» en alemán” (Crystal 2002: 33).

En este tema abordaremos los distintos problemas de norma que se plantean en la


escritura del español.

2.2. El paso de una palabra por más de un sistema


alfabético: la transliteración
La transliteración es el paso de una palabra, una frase o un texto escritos de una
forma de escritura a otra distinta. Por ejemplo, del alfabeto cirílico al latino (el
alfabeto español es alfabeto latino), o del japonés al griego, o del griego al árabe
(o alifato). Este problema se plantea con nombres propios (topónimos, nombres
de instituciones, nombres de innovaciones científicas o técnicas), cuando no se
necesita una traducción de la palabra original, sino el paso de la palabra de la
lengua de partida a la lengua meta. Una traducción convierte una palabra de su
lengua de partida a su lengua meta (das Fenster→ la ventana), una transcripción
es el paso de una palabra a alfabeto fonético (ventana → /bentána/), una
transliteración implica el paso de una palabra intraducible de una lengua fuente a
una lengua final que no comparte su mismo alfabeto. Nombres propios como
Blair o Merkel son intraducibles, pero, ¿cómo se escriben, aun sin traducir,
nombres en alfabetos distintos al nuestro?

Para hacer una transliteración se le asigna a cada símbolo escrito de la lengua


fuente su equivalente más próximo en la lengua final, aunque no sea un proceso
exacto. Eso explica las fluctuaciones que se dan entre lenguas que comparten

36
alfabeto a la hora de reflejar gráficamente una misma palabra intraducible de un
alfabeto distinto:

◙ El nombre del escritor árabe Yibrán Jalil Yibrán se translitera en francés e


inglés como Gibrán Khalil Gibrán que daría una pronunciación similar.
◙ El compositor ruso Chaikovski se escribe en inglés como Tchaikovsky y
en húngaro como Csajkovsky.
◙ En inglés se escribe para la capital de Sudán Khartum para pronunciar
Jartum, en español se debe escribir Jartum.
◙ El nombre de la cantante griega Nana Mouskouri debería ser escrito como
Muskuri.

Cuanto mayor es la diferencia entre los sistemas fonéticos que representan las
dos escrituras, mayor es la arbitrariedad (¿Irak o Iraq?), porque no tienen signos
equivalentes. Por eso, los nombres se pueden interpretar de varias maneras, lo
que lleva a confusiones y dificultades a la hora de identificarlos en un directorio
internacional. Cuando se trata de lenguas que poseen escrituras semialfabéticas,
como es el caso del árabe, que no transcribe las vocales, la transliteración hay
que basarla en criterios fonéticos. Otro ejemplo es el del ruso: de los treinta y dos
caracteres que posee el ruso, en torno a la tercera parte puede atribuirse de varias
formas, porque el inglés lo hace de una manera, el español de otra...

Hay algunos manuales que tratan de resolver estos problemas, por ejemplo para
el ruso:
-Calonge, J. (1969): Transcripción del ruso al español. Madrid: Gredos.
-La antigua URSS (en concreto, la Administración General de Geodesia y
Cartografía) propuso un sistema en el que se basa el ofrecido por la ONU en
1987.
-Alvarado, Salustio (2003): Sobre la transliteración del ruso y de otras lenguas
que se escriben con alfabeto cirílico.

37
También puede verse el Diccionario geográfico universal del académico
mexicano Guido Gómez de Silva (México, Fondo de Cultura Económica, 1997).

La RAE no ha ofrecido ninguna propueda oficial para la necesidad de


transliteración de nombres propios en los medios y traducciones al español. Sí
son muy útiles dos apéndices que aparecen en la Ortografía de 1999 y que se
incluyen mejorados en el Panhispánico de dudas en una sola lista. Tales
apéndices son:

(a) Una lista de topónimos cuya versión tradicional en castellano difiere de


la versión en original, pero sólo de topónimos que están en alfabeto romano (es
decir, aquí no hay propiamente transliteración). Por ejemplo:
Anvers → Amberes
Cornwall → Cornualles
Lausanne → Lausana
Piacenza → Plasencia
Puçol → Puzol

(b) Una lista de los nombres de países reconocidos por la ONU y el


Ministerio de Asuntos Exteriores español, con sus capitales y gentilicios. En ese
apéndice sí se incluyen los nombres de países con alfabetos no latinos, pero sólo
se resuelven los problemas de transliteración para nombres de países o capitales.
En esta cuestión, la RAE sigue una normativa de la ONU (1987, Report of the
Fifth United Nations Conference on the Standarization of Geographical Names).

En el Panhispánico de dudas, además, se incluye información sobre algunos


topónimos, por ejemplo el siguiente:

Iraq. La grafía culta del nombre del país árabe que se asienta sobre los territorios de la
antigua Mesopotamia es Iraq. Esta grafía resulta de aplicar las normas de transcripción
del alfabeto árabe al español, según las cuales la letra qāf en la que termina este
topónimo en árabe se representa en español mediante la letra q. La grafía Iraq es la que
usan filólogos y arabistas de la talla de Ramón Menéndez Pidal, Miguel Asín Palacios y
Emilio García Gómez, entre otros. No obstante, y debido probablemente a la anomalía

38
que supone para el sistema gráfico español el uso de la letra q en posición final, desde
muy temprana fecha se documenta también en español, y es válida, la grafía Irak. El
gentilicio es, para ambas formas, iraquí y su plural, en la lengua culta, es iraquíes. No
debe usarse la forma irakí para el gentilicio.

Pese a esta información, vea el siguiente titular (El País, 21 de julio de 2007):

Cuestiones
(1) Lea la siguiente noticia (El País, 1 de noviembre de 2007) y revise si es correcta o no la
versión transliterada de los topónimos que incluye.

En general, es deseable buscar en la medida de lo posible los equivalentes


hispanos de los topónimos. Curiosamente en este asunto tenemos casos
paradójicos en que, por ejemplo en América, existen topónimos en español de la
época de la conquista y colonización que pronunciamos a la manera
estadounidense. Por ejemplo, insistimos en pronunciar /mayámi/ a la americana
cuando el nombre /miami/ es el apelativo que se daban a sí mismos los indígenas
que vivían allí; insistimos en hablar de Bahamas para las islas que los españoles
que las visitaron por primera vez llamaron Bajamar

2.3. El alfabeto del español. Descripción y algunos


problemas normativos

El alfabeto español quedó fijado en orden y composición tal y como lo


conocemos ahora a fines del XIX, compuesto por 27 (¿29?) letras:
-la mayoría venidas del alfabeto latino;
-letras importadas de otros idiomas como la w, que representa el sonido
ingñés de /u/: whisky o el alemán de wagneriano;

39
-una letra que no comparten otros alfabetos de lenguas románicas, la ñ
(para el mismo sonido de palatal nasal, otras lenguas escogen dígrafos como nh,
ny, gn);
-dígrafos, secuencias de dos letras que han sido tratadas tradicionalmente
como una sola: ch y ll. Desde el siglo XIX (cuarta edición del DRAE, 1803) se
separaban como distintas ambas letras. Y esto suponía una gran dificultad para la
ordenación alfabética de tipo informático en el ámbito internacional. Por ello, en
1993, el X Congreso de la Asociación de Academias de la Lengua Española
decidió volver a la ordenación clásica (la que había en el siglo XVIII) e incluir
las palabras empezadas por estos dígrafos dentro del apartado dedicado a la c y a
la l respectivamente. Esta es una decisión coherente (si se hubiera mantenido la
decisión tradicional, ¿por qué no considerar dígrafo a gu o rr y hacer de esta
combinación una letra aparte?). Desde 1994, diccionarios y listas alfabéticas
tratan a la ch como [c+h], antes de ci y tras ce. Lo mismo para las palabras que
empiezan por ll: aparecen entre las que empiezan por li y por lo. Dado que ll se
concibe no como una sola letra, sino como la suma de l + l, su tratamiento en las
mayúsculas obliga a poner en mayúsculas sólo la primera l, como, correctamente,
aparece en el siguiente titular (El País, 17 de julio de 2007):

2.4. La ortografía del español actual.


Desde las primeras publicaciones académicas del siglo XVIII hasta la actualidad,
se han sucedido las distintas reformas ortográficas del español. Hasta 1844 no se
hizo oficial la ortografía académica, lo que supuso la unidad ortográfica de
España y la adopción gradual del sistema de la Academia en los países
hispanohablantes. La Academia no sólo ha establecido el uso ortográfico de las
letras, sino también de otros signos gráficos. Por ejemplo, en 1770 se sustituyó el
acento grave (`) por el agudo (´). La última reforma ortográfica del español tuvo

40
lugar en 1999, cuando apareció la Ortografía de la lengua española (antes de la
de 1999 hubo una en 1959); esa normativa ortográfica está también incluida en el
Panhispánico bajo los epígrafes acentuación, mayúsculas etc.
Las principales novedades de la reforma de 1999 con respecto al sistema previo
fueron estas:
(1) Consideración de que las formas verbales con pronombres enclíticos
(enclítico= ‘pospuesto’) deben recibir la misma consideración que el resto de las
palabras y han de aplicarse a ellas las normas generales de acentuación. Antes se
acentuaban los verbos con pronombre enclítico como se acentuarían si no lo
llevasen: se cayó> cayóse, ahora cayose.
(2) Tratamiento homogéneo de diptongos e hiatos: se admite que el
hablante puede tratar a una secuencia vocálica como diptongo o como hiato:
piano (diptongo) o pi-a-no, pero la acentuación dependerá de una serie de
patrones fijos. Eso provoca una coherente falta de acentuación en guion, por
ejemplo, o fie, riais, que son monosílabos.

Actualmente se está preparando un nuevo texto de la ortografía académica, que


aparecerá en 2011 y revisará algunas cuestiones que no quedaron del todo
resueltas en la edición de 1999 (por ejemplo, el uso de mayúsculas). También se
proponen novedades en torno a la tilde de solo, los nombres de las letra y, v o w,
etc. Puede consultar estas novedades en la página web de la Academia.

2.5. Repaso a los principales problemas ortográficos


del español: acentuación
Haremos un repaso por las normas ortográficas del español referidas a
acentuación, mayúsculas y tildes muy someramente, sobre todo en lo referente a
acentuación.

Hay que distinguir la acentuación prosódica de la gráfica: todas las palabras


tienen acento, pero no todas tienen tilde. El acento prosódico alude al plano
entonativo, fónico, es la sílaba que tiene más intensidad dentro de una palabra

41
aislada, por eso se lo llama también acento de intensidad. La tilde (que también
se llama, aunque no es completamente correcto, «acento») es una marca gráfica,
en español es una tilde aguda (´). Hubo en los siglos XVIII y XIX acento grave y
circunflejo, como en francés, con usos diversos.

El esquema prosódico más habitual en español, el tipo de palabra más común, es


el de palabra llana acabada en vocal, n, o s. Con las reglas de acentuación, se
intenta tener que poner tilde al menor número posible de palabras, por eso
precisamente las llanas acabadas en vocal, –n o –s no se acentúan en español. Por
otro lado, a partir de la reforma de 1999 la acentuación se hace más coherente
que antes: una palabra como truhan es un monosílabo, luego no lleva tilde; así se
evita la incoherencia de que tanto para que sonase como aguda (truhan) como
para que (figuradamente) sonase llana (truhan) tuviera que llevar tilde.

Estas son las reglas básicas de acentuación del español:

ACENTO PROSÓDICO TIPO DE ACENTO GRÁFICO O TILDE EJEMPLOS


PALABRA
última sílaba Aguda si acaban en vocal, n, s sofá
asesor
salud
veintitrés
penúltima sílaba llana o grave todas, menos las que acaban en sombrero
vocal, -n y –s árbol
libros

antepenúltima sílaba Esdrújula todas infórmese


teléfono
antes de la Sobresdrújula todas llévatela
antepenúltima

Estas reglas son conocidas generalmente por el común de los hablantes cultos;
sin embargo, las reglas para la acentuación de palabras que incluyen diptongos e
hiatos son muy difusas para esos mismos hispanohablantes. Incluido, extraído,
fue, Ruiz se escriben de la forma que se acaba aquí de exponer, pero muy a
menudo las vemos escritas como *incluído, *extraído, *fué, Ruíz (el * asterisco

42
significa forma incorrecta). Por eso, vamos a hacer especial hincapié en esta
cuestión.

Diptongos e hiatos son secuencias vocálicas.


Los diptongos son secuencias vocálicas que conforman una sílaba y los hiatos
secuencias vocálicas que conforman dos sílabas. Es decir, los diptongos son
inseparables, por ejemplo, ui es un diptongo, por lo que palabra jesuita sólo se
puede separar en tres sílabas je / sui / ta. En cambio, ae es un hiato, por lo que la
palabra faena ve separada su secuencia vocálica: fa / e/ na. ¿Cómo saber si una
determinada secuencia es hiato o diptongo? Para ello tenemos que recordar
siempre la siguiente norma: las vocales débiles (o cerradas) son i, u y las vocales
fuertes (o abiertas) son a, e, o. Un mecanismo mnemotécnico bastante simple
para recordarlo es atender a que abierto empieza por a y contiene las tres vocales
abiertas del español.

La unión de vocales abiertas y / o cerradas en español da lugar a estas


situaciones:

a) Dos vocales iguales (sean abiertas o cerradas): tal secuencia es siempre


hiato, y la palabra se acentuará si corresponde a las reglas de acentuación. Por
ejemplo: Saavedra se separa en sílabas partiendo en dos la secuencia aa (porque
es un hiato): Sa / a / ve / dra; la sílaba subrayada contiene la vocal tónica:
penúltima sílaba, palabra llana acabada en vocal, no lleva tilde.

Cuestiones
2) Lea en los siguientes recortes la escritura de la palabra chi(í) (El País, 9 de abril de 2007 y 11
de agosto de 2003). ¿Son correctos los modos de acentuarla? Justifique su respuesta.

43
b) Dos vocales cerradas (ui, iu): son siempre diptongo, y se acentúan si
corresponde a las reglas de acentuación: ruido, incluido, jesuítico incluyen tales
secuencias, que siempre son diptongos, por lo que son inseparables en la división
silábica. Se separarán como rui / do (llana acabada en vocal no lleva tilde), in
/clui / do (llana acabada en vocal no lleva tilde), je / suí/ ti / co (esdrújula, lleva
tilde). Si esa secuencia aparece marcada por una diéresis en la u, esto no
interferirá en la separación silábica ni en la acentuación (sigue sonando ui); así,
lin / güis / tas (llana acabada en –s, no lleva tilde), lin / güís / ti / co (esdrújula,
lleva tilde).

c) Dos vocales abiertas (a+e, e+a, o+e, o+a...) son siempre hiato, y se
acentúan si corresponde a las reglas de acentuación (¡atención!, aquí no entrarían
secuencias de dos vocales abiertas iguales, esas las hemos tratado supra, en a):
poema, poética, véase. Se separa en dos su secuencia vocálica y se aplican las
normas generales de acentuación: po / e / ma (llana acabada en vocal), po / é / ti /
ca (esdrújula, lleva tilde), vé / a / se (esdrújula, lleva tilde).

d) Vocal abierta +vocal cerrada o Vocal cerrada + vocal abierta (i + a,


e+u, i+o etc). En este caso separaremos dos posibles configuraciones:

(I) -Si la vocal cerrada es átona, hay diptongo, y se siguen las normas
generales de acentuación. Por ejemplo, en farmacia la segunda a es la
tónica, luego la i es átona, por eso la palabra se divide como un diptongo:
far / ma / cia, es una llana acabada en vocal y no lleva tilde.
(II) Si la vocal cerrada es tónica, hay hiato y la cerrada siempre se acentúa,
le corresponda o no por las normas de acentuación generales. En estos
casos ni siquiera es necesario separar en sílabas. Es el ejemplo de la
palabra extraído, donde tenemos una vocal abierta átona junto a cerrada
tónica, ponemos la tilde sobre la cerrada (independientemente de que la
palabra resultante sea esdrújula, llana o aguda). Esa es la razón de que
lleven tilde palabras como baúl, reírse, ahíto (la h no interfiere en ninguna

44
de estas cuestiones de acentuación, si hay una h separe en sílabas como si
esta letra no estuviese).

Cuestiones
Un breve ejercicio de repaso. Separe en sílabas y ponga tildes si corresponde (las correcciones
están en la página siguiente):

jesuita vahido farmacia rio (reir)

oigo buho periferia veraneo

casuistico prohibo lio (sustantivo) retahila

dios yeismo causa heroico

heroe acrobacia caos aceite

lingüista diocesis estiercol acuerdate

e) Triptongos: son secuencias de tres vocales en las que se combinan [vocal


cerrada + vocal abierta + vocal cerrada]. Las palabras con triptongo se acentúan
gráficamente siguiendo las reglas generales de las palabras agudas, llanas y
esdrújulas: averigüéis, limpiáis.

Los monosílabos no llevan tilde salvo los casos de tilde diacrítica (tilde
diacrítica es la que tiene, además de la función prosódica, la función
discriminadora, distinguidora de palabras homófonas o que suenan igual). Sólo
hay casos de tilde diacrítica en los siguientes monosílabos:

Forma Sin tilde Con tilde


monosilábica
DE preposición: La casa de Luis imperativo de dar: Dé usted las gracias a su
esposa
EL artículo: El niño llega tarde pronombre: Él llega tarde
MAS conjunción adversativa (= ‘pero’). adverbio de comparación: Es más alto
O conjunción disyuntiva: Estudias o trabajas conjunción disyuntiva entre números escritos
en cifras: Gana 10 ó 12 euros por hora
SE pronombre: Se cae presente de saber o imperativo de ser: No sé

45
Forma Sin tilde Con tilde
monosilábica
nada de ti (¡ojo! ti no tiene tilde); Sé bueno
conmigo
MI posesivo: Mi niño llega tarde; nota pronombre: Estoy hablando de mí mismo
musical: Tócalo en mi
SI conjunción condicional, nota musical: Si afirmación / pronombre: Sí, iré; Está hablando
llueve, no salgo; Tócalo en si de sí mismo.
TE pronombre: Te asustas sustantivo: Bebe un té
TU posesivo: Tu niño llega tarde pronombre: Tú llegas tarde

También se usa tilde diacrítica en palabras no monosílabas, como los


demostrativos cuando funcionan como pronombres y no como determinantes:

Estos días azules ... Me encontré con los actores, éstos no me vieron.

Las formas neutras esto, eso, aquello nunca llevan tilde porque siempre
funcionan como pronombres (nunca como determinantes), por lo que no es
aplicable la tilde diacrítica. Otro caso de uso de tilde diacrítica está en los
interrogativos y exclamativos cómo, quién, cuál, dónde, cuándo, cuánto, como,
qué, que llevan tilde cuando se usan con valor interrogativo o exclamativo
directo (presentan ¡! ¿?) o indirecto (están tras un verbo de decir): ¿Cuántos años
tienes? Dime cuántos años tienes. Por último, otros dos casos de tilde diacrítica
aparecen en las palabras llanas solo y aun. La primera, cuando se usa como
adjetivo, no va acentuada: Vine solo, sin acompañantes (en femenino: Vine sola)
pero sí se acentúa cuando se usa como adverbio (= ‘solamente’): Sólo he puesto
la mesa, no he cocinado (no admite paso a femenino). En cuanto a aún, lleva
tilde si equivale a ‘todavía’ y no la lleva cuando equivale a ‘incluso’: ¿Aún no te
has ido? // Aun los niños lo sabrían hacer.

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¡Atención! Los monosílabos no se acentúan: en Ruiz hay dos vocales cerradas,

es un diptongo, luego una secuencia de vocales inseparable. Por tanto, es un

monosílabo y no se acentúa.

Los monosílabos no se acentúan: en guion hay una vocal cerrada átona junto a
una abierta, es un diptongo, luego una secuencia de vocales inseparable. Por tanto,
es un monosílabo y no se acentúa.

Corrección del ejercicio anterior (en los casos incluidos antes en -d II- no se separa en sílabas por
no ser necesario para asignar la tilde)

/je / sui/ ta/ /va / hí /do/ /far / ma / cia/ río (reír)

/oi/go/ búho pe / ri / fe / ria /ve / ra / ne / o/

/ca / suís / ti / co/ prohíbo lío (sustantivo) retahíla

/dios/ yeísmo /cau / sa/ he / roi / co/

/hé / ro / e/ /a / cro / ba /cia /ca / os/ /a / cei / te/

/lin/ güis / ta / /dió / ce / sis/ /es / tiér / col/ /a / cuér / da /te/

Por último, cabe reseñar la existencia de dos normas especiales que afectan a
secuencias muy concretas y no demasiado frecuentes en español:
1) Palabras que terminan en –y: en ese caso, aunque la y suene como una
vocal, no se trata como tal: las agudas terminadas en –y no llevan tilde, las llanas
terminadas en –y deben llevarla. Así: jersey, Alcoy, virrey no llevan tilde.
2) Palabras terminadas en consonante + s: las agudas terminadas en
consonante + s no llevan tilde, las llanas terminadas en consonante + s sí llevan
tilde. Por eso, prínceps, bíceps, fórceps, tríceps, cómics llevan tilde y no la lleva
robots.

Cuestiones
3) Consulte cuál es la acentuación correcta de las siguientes palabras:
a. ¿lívido o livido?
b. ¿paradisíaco o paradisiaco?
c. ¿un conductor novel o un conductor nóvel?
d. ¿currículum o curriculum?

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e. ¿premio Nóbel o premio Nobel?
f. ¿esmóquin o esmoquin?
g. ¿África o Africa?

2.6. Repaso a los principales problemas ortográficos


del español: mayúsculas

La información que proporciona el Panhispánico sub voce MAYÚSCULAS es


bastante exhaustiva, por lo que es recomendable que, en primer lugar, la lea. A
continuación, puede realizar este ejercicio, que se soluciona con explicaciones:

Cuestiones
Complete con mayúsculas o minúsculas:

a. Me dijo sin ambages: «¿D / d ónde están mis cosas?» Y / y o creo que... Q / q uizás me
equivoque... P / p ero él no puede pedirme las cosas así. ¿T / t tú qué crees?, ¿H / h abrías hecho lo
mismo que yo?, ¿C / c ómo te hubieras comportado en mi lugar? Perdí el N / n orte, pensé en ese amigo
tuyo que estudia B / b iología, y que siempre dice eso de: «N / n o dejes que te venza la cólera». Lo vi
claro, he de poner los pies en la T / t ierra; s / S ólo pude pensar en cambiar mi actitud: L/ l a próxima vez,
lo mandaré al I / i nfierno.

Soluciones:
Me dijo sin ambages: «¿D ónde están mis cosas?» Yo creo que... q uizás me equivoque... pero
él no puede pedirme las cosas así. ¿Tú qué crees?, ¿habrías hecho lo mismo que yo?, ¿cómo te
hubieras comportado en mi lugar? Perdí el N / n orte, pensé en ese amigo tuyo que estudia Biología, y
que siempre dice eso de: «No dejes que te venza la cólera». Lo vi claro, he de poner los pies en la tierra;
sólo pude pensar en cambiar mi actitud: la próxima vez, lo mandaré al infierno.

-Detrás de dos puntos se escribe siempre minúsculas, salvo tras encabezamiento de cartas,
certificados o al inicio de citas textuales, como en «¿Dónde están mis cosas?» o en «No dejes que te
venza la cólera». En cambio, al final del texto debería escribirse minúscula en «la próxima vez».
-Tras signos de interrogación se empieza con mayúscula siempre, a menos que haya una coma
u otro signo de puntuación tras el cual sea costumbre escribir minúscula. Por ello, escribiríamos «Yo creo
que» en la primera línea y «¿cómo te hubieras...? en la tercera.
-Tras puntos suspensivos, se usan mayúsculas si el enunciado siguiente no tiende lazos de
continuidad con el anterior. Es una norma a menudo interpretable. Con todo, hemos entendido que
«quizás» y «pero» están en interrelación sintáctica con lo previo.
-Tras punto seguido, siempre mayúsculas, sin que interfiera la aparición de una interrogación,
como en «¿Tú qué crees?».
-Para los casos de norte, infierno, tierra usamos minúsculas por ser usos lexicalizados, alejados
del sentido recto de ‘punto cardinal’, ‘planeta’ o ‘lugar de importancia religiosa’
-Las disciplinas científicas se escriben en mayúsculas, por lo que Biología se escribe con ella.
Debe diferenciarse el uso de los nombres de disciplinas científicas como nombres lexicalizados: «Estudio
Historia» frente a «La historia de mi vida es muy simple».

b. La C / c ultura I / i bérica se desarrolla en el E/ e ste P / p eninsular antes de la llegada de los R / r


omanos. La figura de L/l a D/ d ama de E / e lche es uno de sus principales vestigios artísticos. La C / c

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ultura T / t artéssica es otra manifestación prerromana. Se ha celebrado en Sevilla una E / e xposición
acerca de esta cultura. En ella se podía observar el original del T / t esoro del C / c arambolo. La
exposición fue inaugurada por el A / a lcalde de Sevilla.

Soluciones:
La cultura ibérica se desarrolla en el Este peninsular antes de la llegada de los romanos. La La dama
de Elche es uno de sus principales vestigios artísticos. La cultura tartéssica es otra manifestación
prerromana. Se ha celebrado en Sevilla una exposición acerca de esta cultura. En ella se podía observar
el original del Tesoro del Carambolo. La exposición fue inaugurada por el A /alcalde de Sevilla.

-Los nombres de conceptos históricos se escriben en mayúscula (Renacimiento, Edad Media) pero
cuando se usan sinónimos para ellos (por ejemplo «etapa renacentista» o «siglos medievales») no se
usa mayúscula. Formas como cultura ibérica o cultura / civilización / fase tartésica no designan per se una
etapa histórica que se conozca prototípicamente con ese nombre. Por ello, van en minúscula. El nombre
del punto cardinal Este se usa ahí en mayúscula por estar empleado en su sentido primario. Los nombres
de obras artísticas llevan la inicial en mayúscula, lo que explica «La dama» o «Tesoro». En cuanto a
«exposición» se escribe en minúscula porque esta palabra está ahí siendo usada como sustantivo común
(frente a, por ejemplo, una exposición que tenga como parte de su nombre «oficial» la propia palabra
exposición, como en «Se inauguró la Exposición Universal de los Descubrimientos». En cuanto a los
nombres de cargos, se usan habitualmente en minúscula, aunque, cuando no se incluye el nombre de
quien posee ese cargo, puede aparecer la mayúscula (el alcalde Pepe Pérez // el Alcalde).

Cuestiones
4. Completa con mayúsculas o minúsculas (ejercicio sin correcciones):

c. En E / e nero se inauguró en el M / m useo D/d e B / b ellas A / a rtes de Sevilla una E / e xposición


acerca de Auguste Rodin. La muestra permanecerá hasta M / m arzo, y recoge algunas de las figuras
más celebres del genial escultor F / f rancés: «E / e l P / p ensador», «E/ e l B/ b eso»...

d. Alfonso X E / e l S / s abio reinó hasta 1284. Le sucedió su hijo Sancho IV E / e l B / b ravo, quien
contrajo matrimonio con María D / d e Molina. Fundó una importante E / e scuela de sabios e
historiadores J/ udíos, H / h ebreos, Á / á rabes... Q / q ue traducían desde el L/l atín o el Á/ á rabe al C/ c
astellano importantes textos desconocidos en el R / r eino D / d e Castilla. La F/ f ilología debe mucho a
este M / m onarca.

2.7. Repaso a los principales problemas ortográficos


del español: puntuación.

Habitualmente se repite que con los signos de puntuación se trata de reproducir la


entonación de la lengua oral dentro de la escritura. Así lo dice la RAE en su
Ortografía de 1999, por ejemplo, y gran número de los manuales de escritura
académica. Pero esa idea tiene sus problemas. No parece que los signos de
puntuación sean elementos que reproducen rasgos prosódicos en la escritura. Por
ejemplo, hay signos de puntuación que escribimos y que no implican pausas en la
oralidad. Así, en las secuencias No, señor; Sí, señor es frecuente que no haya

49
pausa aunque se ponga una coma al escribir. A la inversa, en la oralidad hay
quien hace pausa entre sujeto y predicado y, sin embargo, es incorrecto escribirla.
Gracias a la pragmática y a los nuevos estudios de lingüística textual (Figueras
1999) sabemos que la oración no es la unidad máxima en la comunicación, sino
el texto, y que en el texto la intervención del autor puede filtrarse a través de los
modos de conectarlo, de organizarlo... Pues bien, la puntuación debe considerarse
como un mecanismo del autor de un texto para guiar la interpretación del lector
en el sentido previsto por el emisor. La puntuación no es un reflejo de la oralidad
en los textos sino un sistema exclusivo de la escritura. Es la organización de la
sintaxis, más que la prosodia, la que condiciona la puntuación de un texto.

La puntuación es uno de los aspectos de la escritura más difíciles de enseñar y de


dominar. Las reglas de los libros académicos pueden ayudarnos, pero no hay
nada como la práctica y la lectura. Hay algunas normas básicas (las que están,
por ejemplo, en la ortografía de la RAE) que pueden aprenderse y aplicarse, pero
en muchos casos, la elección de un signo u otro o la de un signo o su ausencia
está sujeta sólo al gusto y voluntad del autor. Puntuar bien tampoco significa
puntuar mucho. Por supuesto, un texto no puntuado es un texto mal puntuado. Se
recomienda no escribir más de 25 palabras sin posibilidad alguna de pausa. Pero
el número de pausas puede variar: José Polo habla de una puntuación trabada
frente a una puntuación suelta. La elección de uno u otro estilo es facultativa.

Dentro de los signos de puntuación pueden distinguirse, de acuerdo con Figueras


(1999), signos de primer régimen que delimitan las unidades informativas
básicas del texto. Son la coma, los dos puntos, el punto y coma, el punto y
seguido, el punto y aparte y el punto y final. Los signos de segundo régimen, en
cambio, no delimitan las divisiones informativas del texto. Son indicadores de
modalidad o delimitadores de un segundo discurso. Son los puntos suspensivos,
el paréntesis, las comillas, el guion largo, los signos de exclamación y los de
interrogación:

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SIGNOS DE PUNTUACIÓN
Signos de primer régimen Signos de segundo régimen
Delimitan unidades textuales Indicadores de modalidad Delimitación de un segundo
básicas en el eje horizontal discurso
coma Signos de interrogación Guiones largos
dos puntos Signos de exclamación Paréntesis
punto y coma Puntos suspensivos Comillas
punto y seguido
Delimitan unidades textuales
básicas en el eje vertical
Punto y aparte
Punto final

En cuanto a los signos de primer régimen, presentan los siguientes usos: con la
coma dividen aspectos específicos de una misma unidad temática; con el punto y
seguido se informa al lector de que el segmento precedente constituye una unidad
sintáctica y semántica y que el nuevo segmento, que se inicia con la mayúscula,
constituye una unidad sintáctica y semántica diferente a la anterior. El punto y
aparte, sin embargo, indica al lector que se da por terminada una unidad temática.
Normativamente, hay que recordar que estos signos van siempre seguidos de un
espacio. En cuanto al punto:

• siempre va tras las comillas o el cierre de paréntesis y no antes.


• no se utiliza en los títulos

Respecto a la coma, es el signo que más funciones tiene asignadas. Con la coma,
el escritor indica al lector que debe interpretar el segmento anunciado o cerrado
como elemento individual.

Un error muy frecuente es la separación de sujeto y predicado con comas. Sujeto


y predicado cuando van inmediatamente seguidos no pueden ser separados por
comas. Sí es factible cuando entre el sujeto y predicado hay un largo inciso, y
entonces se pone coma al principio del inciso y al final (es como si fuera un

51
paréntesis). Por ejemplo, en las siguientes frases o en el recorte adjunto (coma
tras «tú»):
*El corredor, llegó tarde a la rueda de prensa (incorrecto)
El corredor llegó tarde // El corredor, cansado y deprimido, llegó tarde
(correcto)

(El País, 31 de octubre de 2005)

Tampoco se pone coma entre el verbo y uno de sus complementos fuertes


(complemento directo, indirecto, complemento preposicional o atributo):

*La marea hace, que los pesqueros no puedan... (incorrecto)

Llevan siempre coma detrás enlaces como así pues, esto es, es decir, o sea, en
fin, sin embargo, en primer lugar, efectivamente... No se pone coma ante la
conjunción copulativa cuando ésta precede al último miembro de una
enumeración, pero cabe la posibilidad de emplear una coma ante y si los periodos
coordinados son largos. Por ejemplo,

*Buscó libros, postales, muebles, y recuerdos (incorrecto)

Buscó libros que pudiera regalar a su hija, muebles con los que decorar su triste y
vacía casa de campo, y recuerdos (correcto).

El punto y coma indica una pausa superior a la marcada por la coma e inferior a
la señalada por el punto. Su buen uso es marca de un conocimiento profundo de
la escritura y la ortografía. Sigue minúsculas. Se utiliza mucho para separar los
miembros de una enumeración (vertical u horizontal) con guiones, cuando éstos
no son excesivamente largos, si son largos se ponen puntos. Así:

52
-En este trabajo exponemos:
-los criterios de acentuación del español y sus problemas;
-los criterios de asignación de mayúsculas, con ejercicios explicativos;
-la norma fónica del español.

-En este trabajo exponemos los criterios de acentuación del español y sus
problemas; los criterios de asignación de mayúsculas, con ejercicios explicativos,
y la norma fónica del español.

Las unidades separadas por el punto y coma están al mismo nivel sintáctico: son
unidades yuxtapuestas. Con el punto y coma se indica que el nuevo segmento
está muy relacionado con lo anterior desde el punto de vista informativo, pero no
se especifica qué tipo de vinculación semántica existe.

El segmento que introducen los dos puntos se interpreta como una información
que completa y amplía el contenido del segmento previo. La unidad que
introducen los dos puntos, por tanto, comunica una subordinación informativa,
una aclaración, explicación o reformulación de la información previa. Se emplea
para insertar enumeraciones, para cerrarlas, para incluir citas textuales o para
introducir una causa o un efecto, conclusión, resumen o explicación de lo dicho.
Sustituyen en este caso a un conector, del tipo por esto, debido a esto, por tanto...

Todo iba bien hasta que su padre irrumpió en la fiesta: tuvimos que irnos
(causa: efecto, se puede reemplazar por «por eso»)
Compramos de todo: velas, adornos, regalos... (enumeración)

Los signos de segundo régimen son los puntos suspensivos, paréntesis, comillas,
el guion largo o raya y los signos de interrogación y exclamación. Estos signos
no delimitan unidades textuales básicas, no son imprescindibles en la puntuación
de un texto. Dentro de los signos de este grupo hay que diferenciar los signos que

53
marcan dos planos del discurso (guion, comillas, paréntesis) y los signos
indicadores de modalidad (puntos suspensivos, exclamación e interrogación).

Guion, comillas y paréntesis marcan dos planos del discurso dentro de un mismo
texto; se presenta un discurso base y un discurso secundario que se superpone y
que está avisado con los signos de ortografía. Si la voz que se superpone es ajena
al autor se emplean comillas. Con ellas, el emisor cita literalmente las palabras
de otra persona. Tienen una función distanciadora, de desvinculación (discurso
referido) o rechazo (uso irónico). Hay tres tipos de comillas: las españolas o
latinas, que tienen forma angular («»), las inglesas (“”) y las comillas simples
(‘’). Españolas e inglesas son intercambiables, aunque se prefieren en general las
españolas. Se emplean juntas cuando dentro de un texto ya entrecomillado hay
que emplear de nuevo comillas:

Emilio afirmó: “La globalización es realmente una «americanización»”.

En cuanto a las comillas simples, comparten valores significativos con las dobles
salvo en un caso: cuando se usan comillas simples para introducir el significado
de una voz:

La palabra inglesa house significa ‘casa’.

Comillas simples y comillas españolas alternan en el resto de casos para


enmarcar palabras que presentan una connotación de distinto tipo.

Si la voz que se superpone es la del autor tenemos el uso de la raya o guion largo
y del paréntesis. La raya introduce un inciso donde el emisor inserta información
relevante para la comprensión de lo que dice. Cuando introduce un inciso se usa
con apertura y cierre:

(El País, 9 de abril de 2007)

54
Sin embargo, cuando se utilizan los guiones largos para encerrar los comentarios
o precisiones del narrador a las intervenciones de los personajes, se suele
suprimir la raya si coincide con punto y aparte o punto y final. No ocurre así
cuando las palabras del narrador interrumpen la intervención del personaje y ésta
es continuada inmediatamente después.

Las circunstancias obligaban a cerrar la institución —dijo Luis.


Las circunstancias obligaban a cerrar la institución —dijo Luis— a menos
que nos ayuden.

Los paréntesis cumplen textualmente la misma función que el guion largo:


insertan información suplementaria que aclara, complementa y agrega matices a
lo dicho. Se usan para introducir un inciso aclaratorio, sobre todo si es un inciso
largo o de escasa relación con lo anterior y posterior. También para introducir un
dato muy concreto:

Nació en Tubinga (Alemania)

Se utilizan puntos suspensivos encerrados entre paréntesis (...) o entre corchetes


para dejar constancia de que se omite en la cita un fragmento del original.

¿Qué diferencia hay entre coma, guion largo y paréntesis? Estas tres unidades
pueden servir para delimitar incisos. La diferencia en su uso está en la relación
sintáctica y semántica que guarda el inciso con el resto de la secuencia. El
fragmento entre comas debe guardar relación sintáctica y semántica con el resto
de la secuencia en la que aparece. Las comas acotan, pues, incisos primarios. Los
guiones largos y los paréntesis, por el contrario, delimitan segmentos que están
más desvinculados, tanto desde el plano sintáctico como del contenido.

Como una variante del paréntesis se entienden los corchetes o paréntesis


cuadrados. Se emplean para el caso anteriormente descrito, para incisos del

55
autor en una transcripción de un texto ajeno y para indicar que un verso se pone
en el renglón de abajo porque no cabe en la línea que le corresponde.

Por ejemplo, en este recorte (El País, 9 de abril de 2007), se transcriben las
palabras de un personaje y los corchetes sirven para, dentro de la citada
transcripción, introducir una aclaración; si se introdujera con paréntesis se
entendería como dicho por la entrevistada, mientras que los corchetes lo
adscriben al redactor. Lo mismo ocurre en el siguiente recorte (17 de julio 2007):

En cuanto a los signos indicadores de modalidad (¡!¿?...), sirven para que con
ellos el emisor expresa su actitud y punto de vista hacia el destinatario o el
enunciado. Los signos de exclamación e interrogación y los puntos suspensivos
son medios de los que dispone el emisor en la escritura para expresar cuáles son
sus actitudes y sentimientos ante la información que transmite el enunciado.

Los puntos suspensivos señalan la omisión de una parte de la secuencia, dilación


del período discursivo o suspensión de éste, es decir, indican que la secuencia se
ha interrumpido momentáneamente o está definitivamente inacabada. El autor

56
del texto, por tanto, comunica que ha dejado intencionadamente incompleta la
secuencia (porque es irrelevante, porque no es adecuada). Hay una delegación de
la responsabilidad en la interpretación del texto. Si el autor utiliza los signos de
puntuación para transmitirnos su interpretación del texto, al emplear los puntos
suspensivos hay una dejación momentánea de ese papel de guía.

Los puntos suspensivos son sólo y siempre tres. Tras ellos, no se escribe punto, sí
se puede escribir coma, punto y coma, dos puntos...

Los signos de interrogación y exclamación poseen en español, a diferencia de


otros idiomas, signos de apertura. Es incorrecto, por ser uso importado de otras
lenguas, la ausencia de signo de apertura de exclamación o interrogación:

(El País, 21 de julio de 2007)

Solamente puede aparecer signo de interrogación de cierre sin el correspondiente


de apertura cuando se emplea entre paréntesis como una injerencia del autor en el
texto para expresar ironía o sorpresa:

Julio Iglesias confiesa que a sus 48 (!) años se siente muy feliz.
La ventaja de poseer un signo de apertura es que con él se indica al lector que
empieza una aserción enfática (en el caso del signo de exclamación) o una
pregunta (con el de interrogación). El signo de cierre correspondiente obliga al
lector a dar por terminado el período exclamativo o interrogativo. En ese sentido,
los signos son «instrucciones» para al lector de que comienza un aserto
modalizado, el lector deberá determinar si esa modalidad es, en la secuencia
exclamativa, sorpresa, ironía, admiración o, en la interrogación, cuál es el
objetivo de la pregunta. Tras las exclamaciones o interrogaciones no puede
emplearse punto. Es error muy frecuente.

57
Tras la interrogación o exclamación se sigue escribiendo con mayúscula, menos
cuando hay detrás una coma o un punto y coma, entonces se sigue con
minúsculas. Pueden encontrarse en publicidad acumulaciones de signos de
apertura y cierre como mecanismo realzador, que no puede considerarse
incorrecto.

Fuera de la teoría de Figueras queda el uso de signos del español que no se


coinsideran signos de puntuación, como por ejemplo el empleo de apóstrofo (¡no
apóstrofe!, apostrofe es una imprecación a alguien) en español, limitado a
apellidos extranjeros:

(El País, 9 de abril de 2007)


e incorrecto para la marcación de decimales (0,4; 0.4 son correctos, es
incorrecto *0’4).

2.8. Repaso a los principales problemas ortográficos


del español: secuencias homófonas.

Son varias las secuencias del español que pueden presentar dudas en su grafía por
ser homófonas con otras de distinta función. Las más relevantes son las
siguientes:
[con + que] Esta combinación la podemos encontrar en tres posibles secuencias:
-Con qué es la unión de la preposición con y el interrogativo qué:
¿Con qué ropa haces taichí?
Explícame con qué herramientas puedes pintar un techo.

58
-Con que es la unión de preposición y relativo (permite la inserción de artículo
que reproduce el antecedente):
Esta es la ropa con (la) que voy a taichí.
Es la canción con la que termina el disco.

-Conque es una conjunción consecutiva, que significa ‘así que’, ‘o sea que’ o
‘por lo tanto’. También se emplea en exclamaciones para introducir sorpresa o
extrañeza:
¡Conque fumando a tu edad! Pues a la mía no llegas.
No hay más que repartir, conque, ya sabes, a buscar a otro lado.

[si + no] La unión de si con el adverbio de negación no puede servir para estos
valores:
-sino: sustantivo sinónimo de ‘hado’, ‘fortuna’:
Es mi sino perderte y encontrarte
-sino: conjunción adversativa con valor de contraposición:
No quiero té, sino café
Mi explicación no hizo sino confundirla
-si no: es la unión de la conjunción condicional si al adverbio negativo, se
escribe separado y se pueden insertar elementos entre una palabra y otra:
Si no llueve, salgo (Si hoy no llueve, salgo)
Me resulta, si no triste, sí preocupante.

[por + que] La unión de la preposición por con que puede usarse en cuatro
formas distintas. Por ejemplo:
-por qué: interrogativo directo o indirecto
¿Por qué no lees? Dime por qué no lees

-porqué: es un sustantivo, que posee plural (porqués) y puede estar


precedido de artículo, funciona como sinónimo del sustantivo motivo. Por
ejemplo:
Quiero saber el porqué de tu actitud

59
-porque: es la conjunción subordinante causal, equivalente a ya que, puesto
que. Por ejemplo:
Quiero saberlo ya, porque me atormenta.

-por que: puede ser


-la unión de por a un que relativo, reemplazable por por el cual / por la
cual etc. Hoy se suele utilizar con artículo interpuesto:
La calle por que he pasado está cortada (‘por la que’)

-la unión de por a un que completivo, reemplazable por ‘por el hecho de


que’; aunque es poco usada, esta secuencia nos la podemos encontrar en
verbos que tienen por en su complemento régimen:
Me decido por tu opción = Me decido por que lo hagas tú
Me preocupo por su tardanza = Me preocupo por que está llegando
tarde

Cuestiones

5. ¿Es correcta la escritura de las secuencias homófonas aquí tratadas en los siguientes recortes de
prensa?

a. El País, 4 de agosto de 2004

b. El País, 12 de agosto de 2006

c. El País, 9 de abril de 2007

60
2.9. ¿En qué norma doblar?

Para terminar, hay que ocuparse someramente de cuestiones normativas relativas


a la fonética.

En el ejercicio de la traducción audiovisual a menudo se plantean problemas de


norma, relativos a en qué norma doblar, que se da incluso más primariamente: en
qué norma rodar. Lo habitual es que se ruede en estándar y que se doble en
estándar, pero también encontramos que a estándar le corresponde dialecto. En
Kung-Fu-Sion («Kung-Fu-Hustle», Stephen Chow, 2004) se dobló con acento
andaluz, catalán y gallego a tres personajes, lo que despertó tantas críticas como
elogios pero sin duda extrañamiento. Lo mismo pasa con personajes de Shrek: el
personaje del burrito tiene distintos acentos según zonas y en México aparece
hablando con mexicanismos extremos. Sobre el doblaje de Los Simpsons se
pueden encontrar multitud de referencias en Internet. En un foro mexicano se
encuentra esta información:

martin | Mayo 16, 2005 08:55 PM

Solo para decir que mejor sería que los simpson salgan con subtitulos, por que

barth con acento mejicano es el chavo, otre que esos señores que los doblan

se limiten a repetir lo que dice el texto original y no le pongan el estúpido

sentido del humor mexicano; si no miren la serie de stan, keny, y cardman a la

mexicana es una cojudes

Cuando se dobla una película para difundirla por América Latina se opta a veces
por un español neutro, con rasgos sueltos de todos los sitios. En los años 40 y 50,
época de abundantes coproducciones entre España, México y Argentina, este
problema no se planteó:

61
«¿Cómo se logró el acuerdo? A base de una especie de español neutro. Por
ejemplo, las películas argentinas renunciaron al “vos” para hablar de “tú”.
En el cine el lenguaje era, pues, sofisticado, irreal, alejado del español
popular de la calle, incluso del español más culto. De ahí que, cuando en
1958 Fernando Ayala dirigió El jefe utilizando el “vos” en los diálogos, la
película se convirtiera en uno de los mayores éxitos de taquilla conocido
hasta entonces en Argentina. El público bramó» (Galán 2003).

Esto desde los 60 deja de ocurrir porque decae la coproducción y se aviva el cine
de referentes culturales propios, con la torcida consecuencia de que eran
desconocidas las producciones españolas al otro lado del Atlántico y viceversa:

«En la España de los ochenta y noventa era rarísimo que hubiera alguna
película de América Latina en las carteleras. Y lo que es peor: las pocas que
se exhibían estaban dobladas al castellano de Castilla. Un disparate
provocado por la desconfianza de los distribuidores, que temían que no se
entendieran los modismos locales, o porque no consideraban comercial la
procedencia de las películas, ¿Miedo a que el público que se había reído con
Cantinflas no entendiera ahora el español mexicano? Un buen ejemplo de tal
disparate es la película Martín Fierro, que Leopoldo Torre Nilsson dirigió
en 1968, basándose en el legendario poema de José Hernández. Un
acartonado acento castellano reemplazó la frescura verbal del criollo. Así
ocurrió también con Crónica de una señora (1970), de Raúl de la Torre,
donde la típica porteña Graciela Borges hablaba en un ortodoxo
vallisoletano» (Galán 2003: 3.3).

Ejercicio final. Localice posibles incorrecciones en la puntuación de estos


recortes:
El País, 12 de agosto de 2006

62
2. Valore si es correcta o no la escritura de mayúscula o minúscula en los siguientes
recortes:

(a) El País, 1 de noviembre de 2007 (c) El País, 4 de agosto de 2004

(b) El País, 31 de octubre de 2005 (d) El País, 11 de agosto de 2003

(e) El País, 17 de julio de 2007

3. Acentúe las siguientes palabras según corresponda:

vimoslo fuimonos atame deselo

baloncesto asimismo decimonono


sabelotodo

teorico-critico paternoster memorandum AMERICA

iberoamericano tristemente comunmente habilmente

rioplatense Wagner Andersen


Washington

indogermanico puntapie parabien placet

rigidamente vaiven ciempies


piamente

decasilabo dinamometro arabe-israeli francofono

galaico-portugues pandemonium trajeronle deme

dimosle Mozart Moscu item

63
Bibliografía

Alvar Ezquerra, Manuel; Antonia M. Medina Guerra (1995): Manual de


ortografía de la lengua española. Barcelona: Bibliograf.
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Esteve Serrano, Abraham (1982): Estudios de teoría ortográfica del español.
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práctico de escritura académica, vol. III. Barcelona: Ariel Practicum, 77-
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Academias de la lengua española. Madrid: Espasa-Calpe.
Salvador, Gregorio; Lodares, Juan Ramón (1996): Historia de las letras. Madrid:
Espasa.

64
3. Problemas morfológicos del español
actual: género y número

3.1. Introducción

En español actúan como formantes constitutivos las marcas de género y número.


Aunque sean marcas constitutivas, es decir, presentes en las palabras
ineludiblemente, no funcionan de la misma forma; como es sabido, la oposición
de género reviste en español mayor complejidad que la de número, por las
siguientes razones:

-La oposición de número se da en casi todos los sustantivos, en tanto que


la oposición de género sólo se da en un pequeño subconjunto de sustantivos. Un
84% del total de sustantivos del español es invariable (es decir, no tienen
variación de género ni en sí ni en sus adjuntos, ya que designan a seres
asexuados: mesa, maceta, desesperanza son invariables). Si el sustantivo es
animado, la especificación del sexo prima sobre cualquier otro tipo de
información, por eso las variaciones de sexo en la realidad están ligadas a
variaciones de género en la gramática. En los sustantivos no animados, la
asignación de género está ligada a factores históricos sobre todo.

-La oposición de número tiende a recibir una solución formal única:


ausencia frente a presencia de (e)s, mientras que la oposición de género tiene
soluciones de muy diversa naturaleza (dos sustantivos distintos: el padre / la
madre, una terminación: el gato / la gata, invariabilidad en el sustantivo y
cambio en el adjunto: el periodista / la periodista). La flexión de número en
español es bastante uniforme; en principio todos los sustantivos pueden aparecer
en cualquiera de los números típicos del español (singular / plural); la flexión de
número es más uniforme y coherente que la de género, mientras que la de género
está condicionada por la fonética, la morfología, la homofonía y la realidad

65
extralingüística, la flexión de número no está afectada tan profundamente por
tantos factores.

-El género se presenta como un rasgo inherente, característico del nombre,


que afecta al nombre y a otras clases nominales, los determinantes, por ejemplo.
En cambio, el número no es inherente al nombre y se presenta en otras categorías
gramaticales: los verbos, por ejemplo, carecen de género pero sí tienen número.

-Género y número comparten una característica, en ambos hay un


miembro no marcado. Así, el masculino es el género no marcado en español, ello
equivale a que puede funcionar como masculino y femenino. En cuanto al
número, es el singular el no marcado, lo que se observa en que es el plural el que
añade una marca, el singular no (libro-s) y en que se usa el singular muy a
menudo con el valor de plural, como cuando decimos El perro es el amigo del
hombre o El filólogo ha de ser persona leída.

3.2. La flexión de género en los sustantivos


animados.

Distinguiremos tres tipos de sustantivos según formen la alternancia masculino /


femenino:

a) Sustantivos variables:
Los sustantivos variables tienen la misma raíz léxica para masculino y
femenino, pero se distinguen en el morfema, caso de niño-a, por ejemplo. Un
sustantivo variable puede presentar una de estas tres clases de marcas:

Moción: el masculino aparece representado por /o/ y el femenino por /a/;


en otros casos tenemos una alternancia entre /e/ y /a/ en la que e empezó
funcionando como género no marcado: sastre-a, elefante-a.

66
Un caso especial se da con las palabras políglota, autodidacta y estratega.
Aparentemente, en ellas no tenemos moción. Pero...

Cuestión
1) Consulte la información que da el Diccionario Panhispánico de Dudas al respecto de las tres
voces mencionadas (estratega, políglota, autodidacta). ¿Es viable convertirlas en sustantivos
variables por moción? ¿Cree aconsejable volver a redactar el fragmento siguiente variando el
género de la voz señalada?

(El País, 17 de julio de 2007)

-Derivación: el femenino se añade de un sufijo, como –(e)sa, -isa, -triz o –


ina. Sean casos como duque-duquesa, vampiro-vampiresa, tigre-tigresa, profeta-
profetisa, pitón-pitonisa. actor-actriz, zr-zarina, héroe-heroína.

Cuestión
2) Lea el siguiente recorte y decida: ¿poeta o poetisa? Consulte el Panhispánico de dudas al
respecto.

(El País, 4 de agosto de 2004)

-Heteronimia: el femenino y el masculino tienen distinta raíz léxica,


distinto tema. Por ejemplo padre / madre, padrino / madrina, caballero / dama,
carnero / oveja. No es un medio de formación genérica con vitalidad. Los
heterónimos tienden a desaparecer, las formaciones por moción invaden su
terreno, Así, hay zonas de América donde se usa yerna en lugar de nuera.

b) Sustantivos comunes en cuanto al género


El término común para referirse a un sustantivo es una designación ambigua,
pues también se habla de nombres o sustantivos comunes por oposición a los

67
nombres propios, (nombre común: aquel que hace referencia a una realidad no
individual). Por eso hay que especificar que no es lo mismo nombre común (el
que no es propio) que nombre común en cuanto al género.
Los sustantivos comunes en cuanto al género no tienen flexión de género,
terminan en –o, en –a o en –e pero esa vocal conlleva ambos géneros. El género
se distinguirá con el adjunto. Así en cofrade, periodista, atleta, víctima, mártir,
cajista, representante. En este punto, conviene detenerse en una cuestión
interesante que aparecerá constantemente en cualquier ejercicio técnico que
implique el uso del español, el fenómeno de los nuevos femeninos.

Efectivamente, el cambio de las estructuras sociales produce una incómoda


discontinuidad entre expresión y contenido. Nos encontramos con muchos
sustantivos comunes en cuanto al género que tradicionalmente sólo se empleaban
para masculinos pero que en las últimas décadas han comenzado a servir también
para femeninos. Se han usado como sustantivos comunes en cuanto al género
sustantivos como arquitecto; se ha dicho, pues, el o la arquitecto o el o la
ingeniero. En otros casos, sobre todo en sustantivos que designan profesiones no
cualificadas, se ha adjuntado el sustantivo mujer: la mujer médico, la mujer
torero o la mujer bombero. Pero sin duda lo más recomendable es la posibilidad
que explicamos a continuación: la conversión a sustantivo variable por moción.
Tanto la RAE como la Agencia EFE recomiendan que se usen femeninos para los
nombres de profesiones siempre que sea posible (arquitecta, ingeniera o torera).
Hay que abogar por las formas en –a por dos razones:

-Se evita así la discriminación con profesiones no cualificadas que hacen


su terminación en –a, ¿por qué sí lechera, panadera, sirvienta y no arquitecta?
-Se eliminan las posibles connotaciones negativas que han tenido en
principio esos nuevos femeninos, a medida que se vayan usando con normalidad,
esas connotaciones desaparecen.

68
Cuestión
3) Lea los siguientes recortes y explique en cada caso si es recomendable o no mantener el tipo
de formación que presentan para el femenino o si habría que buscar una forma alternativa.
a. El País, 4 de agosto de 2004 b. El País, 4 de agosto de 2004

c. El País, 31 de octubre de 2005 d. El País, 1 de noviembre de 2007

Hay algunos nuevos femeninos que han suscitado más controversia que otros.
Por ejemplo, es el caso de jueza, que la RAE antes recomendaba y que ahora
simplemente acepta (dadas las críticas que se han hecho ya que no existe un
masculino juezo, aunque se podría contraargumentar que tampoco existe un
masculino andaluzo y tenemos pese a eso un femenino andaluza).

Otros nuevos femeninos no se han asentado. Esta es la valoración que hace la


RAE de algunos femeninos:
• bombero: ‘El femenino es bombera. No debe emplearse el masculino para referirse
a una mujer: la bombero’
• cabo: ‘Con el sentido de ‘militar o policía de categoría inmediatamente superior a la
de soldado o agente, es común en cuanto al género’.
• cliente: ‘Persona que utiliza los servicios de un profesional o una empresa. Por su
terminación, es común en cuanto al género. Existe también, y es válido, el femenino
clienta, muy usado incluso en el nivel culto’.
• concejal: ‘Por su terminación, puede usarse como común en cuanto al género. Pero
el uso mayoritario ha consolidado el femenino específico concejala’.
• fiscal: como sustantivo, con el sentido de ‘persona que, en un juicio, ejerce la
acusación pública’, es común en cuanto al género. En algunos países de América se
usa a veces el femenino fiscala’.

69
• general: ‘Como sustantivo, con el sentido de ‘oficial general del Ejército’, es común
en cuanto al género. No es normal el femenino generala’.
• estudiante: ‘Por su terminación, es común en cuanto al género. No es propio del
habla culta el femenino *estudianta’
• gerente: ‘Por su terminación, es común en cuanto al género. No es norma el
femenino gerenta’.
• huésped: ‘Su femenino tradicional es huéspeda, que aún se documenta en la
actualidad, pero hoy parece preferirse su uso como común’.
• músico: ‘El femenino es música. No debe emplearse el masculino para referirse a
una mujer: *la músico’.
• sargento: ‘Es común en cuanto al género. No es normal el femenino sargenta. Para
referirse a la categoría intermedia entre sargento raso y sargento mayor se emplean
las locuciones sargento primero o sargento (de) primera, ambas comunes en cuanto
al género (el / la sargento primero y el / la sargento (de) primera).
• sastre-tra: ‘Aunque por su terminación sería normal su uso como sustantivo común
en cuanto al género, el único femenino documentado para esta voz es sastra,
registrado ya en el diccionario de Nebrija. No es normal, y debe evitarse, el
femenino sastresa’.
• teniente: ‘Como sustantivo (...) es común en cuanto al género (el / la teniente)’.
• testigo: ‘Con el sentido de ‘persona que da o puede dar testimonio de algo’, es
común en cuanto al género (el / la testigo). No debe usarse la forma *testiga para el
femenino’.

Igualmente, hay casos bastante curiosos de nuevos masculinos. Es el caso de


modista, antes común en cuanto al género (como periodista, ciclista, hispanista,
electricista) y del que se generó un nuevo masculino, modisto. Ha sido la única
voz en –ista que se ha masculinizado, por eso la Agencia EFE criticó esta voz,
aunque hoy está ya muy extendida, curiosamente con cierta especialización
significativa, la modista como costurera tradicional y el modisto como diseñador.
Es también el caso de azafato, que creó su masculino desde azafata.

c) Sustantivos epicenos
Son sustantivos de carácter sexuado en los que la diferencia de sexo no se tiene
en cuenta, ya que son siempre masculinos o femeninos, independientemente del
sexo del referente. Normalmente son sustantivos que hacen referencia a animales

70
cuyo sexo se desconoce por caer fuera del interés de la comunidad lingüística,
como buitre, hormiga, ruiseñor, atún, rinoceronte. En ellos se puede diferenciar
el sexo añadiendo los sustantivos macho, hembra (la ballena macho, el topo
hembra...). El rasgo epiceno no es un género. Estos sustantivos son epicenos en
cuanto al sexo del referente, pero tienen un género femenino o masculino, según
el caso.

3.3. La flexión de género en los sustantivos


inanimados.

La mayoría de los sustantivos inanimados son invariables. Se pueden señalar


algunos casos especiales, como los sustantivos heteróclitos y los sustantivos
ambiguos. Los sustantivos heteróclitos tienen moción genérica, pero sin función
semántica; son meras variantes combinatorias de una misma palabra: azucarero-
a, tostador-a. Los sustantivos ambiguos pueden tener con una misma forma
género masculino y femenino. Pueden llevar adjuntos masculinos o femeninos,
sin corresponder esta variación en la forma de la expresión a una diferencia en la
sustancia del contenido. Por ejemplo, el /la calor, el / la mar, el / la puente,
muchos de ellos con variaciones dialectales.

3.4. La gramática del género.

Para terminar, no podemos dejar de lado una cuestión que es de gran actualidad:
la diferencia entre sexo y género. Hay que tener clara la diferencia entre género
gramatical y sexo del referente. El sexo alude a una realidad natural, personal,
mientras que el género es un parámetro meramente gramatical. Por ejemplo,
persona es un sustantivo de género femenino pero en la frase Emilio es una
persona su referente es de sexo masculino. No es lo mismo sexo que género, son
términos que actúan en distintos planos: la realidad y la gramática. La confusión
entre sexo y género tiene un origen más o menos reciente: en 1995 se celebró en
Pekín la Conferencia Mundial sobre la Mujer, y en ella el Departamento de

71
Traductores de la ONU tradujo la voz inglesa gender como sexo. Posteriormente,
se rehicieron los documentos y se aclaró la diferencia entre ambas voces.

La expresión violencia de género es una traducción directa del inglés (donde se


rechaza la palabra sex por cierto sentido del pudor) en lugar de violencia
machista o violencia sexista... En mayo de 2004 la RAE emitió un informe sobre
la inconveniencia de utilizar ese sintagma y la necesidad de reemplazarlo por
violencia por razón de sexo u otras formas alternativas. He aquí parte de ese
informe:

«en los años setenta del siglo XX, con el auge de los estudios feministas, se
comenzó a utilizar en el mundo anglosajón el término género (ingl. gender)
con un sentido técnico específico, que se ha extendido a otras lenguas, entre
ellas el español. Así pues, en la teoría feminista, mientras con la voz sexo se
designa una categoría meramente orgánica, biológica, con el término género
se alude a una categoría sociocultural que implica diferencias o
desigualdades de índole social, económica, política, laboral, etc. Es en este
sentido en el que cabe interpretar expresiones como estudios de género,
discriminación de género, violencia de género, etc. Dentro del ámbito
específico de los estudios sociológicos, esta distinción puede resultar útil e,
incluso, necesaria. Es inadmisible, sin embargo, el empleo de la palabra
género sin este sentido técnico preciso, como mero sinónimo de sexo, según
se ve en los ejemplos siguientes: «El sistema justo sería aquel que no
asigna premios ni castigos en razón de criterios moralmente irrelevantes (la
raza, la clase social, el género de cada persona)» (País@[Esp.] 28.11.02);
«Los mandos medios de las compañías suelen ver como sus propios
ingresos dependen en gran medida de la diversidad étnica y de género que
se da en su plantilla» (Mundo [Esp.] 15.1.95); en ambos casos debió decirse
sexo, y no género. Para las expresiones discriminación de género y
violencia de género existen alternativas como discriminación o violencia
por razón de sexo, discriminación o violencia contra las mujeres, violencia
doméstica, violencia de pareja o similares».

72
A veces también se confunde sexismo lingüístico con cuestiones que pertenecen
al sistema lingüístico de nuestro idioma. Ya hemos dicho que el masculino es el
género no marcado, por eso, una frase como Los niños deben vacunarse incluye a
niños y niñas. Frases del tipo los niños y las niñas suponen una alteración de los
sistemas gramaticales de nuestro idioma, una alteración antinatural que está
destinada a fracasar. El uso del masculino impide la inclusión del masculino,
pero el masculino permite la designación de masculino y femenino. El siguiente
fragmento incide en esta cuestión:

«Según recomiendan bienintencionados, pero utópicos, folletos, anuncios, y


hasta libros, que proliferan un poco por todas partes, hay que acomodar el
género de la gramática a una situación igualitaria entre los sexos. Ya se
sabe: los alumnos debe sustituirse por las alumnas y los alumnos o por el
alumnado, y así sucesivamente. No se dirá nunca los médicos y las
enfermeras, sino las médicas, los médicos, las enfermeras y los enfermeros.
Cuando alguien vaya corriendo con un herido -¿se diría con una herida?- en
brazos, no pedirá urgentemente un médico, sino una médica o un médico.
(...) Es fácil ver a qué extravagancias conduce todo esto: hay quien pretende
que el inglés es más sexista que el español porque no existe el género
femenino, y hay quien contraataca diciendo que el español discrimina a las
mujeres porque el término genéricos es siempre masculino. Vana discusión
que recuerda a los bizantinos polemizando sobre sus preferencias en materia
hípica mientras los turcos sitiaban Constantinopla. Sin embargo, el
verdadero problema sigue sin resolver: con independencia de cuál sea el
genérico –masculino en el alumno pero femenino en la policía- lo que hay
que modificar es el hecho de que la medicina sea ejercida
preponderantemente por hombres y la enfermería por mujeres, que los
alumnos sigan teniendo mejores posibilidades profesionales que las
alumnas, y tantos otros desequilibrios del mismo tipo. Cambiemos la
sociedad y cambiará el lenguaje: lo contrario sólo puede conducir a la
frustración» Ángel López García (1991): Gramática femenina, pág.55.

73
El empleo de la arroba (niñ@s), que aparece ocasionalmente como recurso
gramatical para marcar género gramatical común, también supone un problema
lingüístico: ¿cómo se lee? Realmente, este tipo de fenómenos tienen más que ver
con la corrección política que con el deseo de solventar un aparente problema
gramatical. Sobre este uso de la arroba dice la RAE:

«Debe tenerse en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico y, por ello,


su uso en estos casos es inadmisible desde el punto de vista normativo; a
esto se añade la imposibilidad de aplicar esta fórmula integradora en
muchos casos sin dar lugar a graves inconsistencias, como ocurre en *Día
del niñ@, donde la contracción del solo es válida para el masculino niño»
(RAE, Panhispánico, s.v. género).

Las manifestaciones del sexismo en el lenguaje se dan a veces de manera más


escondida (cfr. Grijelmo), por ejemplo, en el llamado salto semántico: casos en
que el uso genérico de masculino esconde en realidad un masculino genérico, del
que se excluye a las mujeres. Así:
Los antiguos egipcios habitaban en el valle del Nilo. Sus mujeres solían...
(¡! egipcios= egipcios y egipcias, pero la continuación de la frase parece
que no era tal el masculino genérico)
El IVA ha caído sobre los intelectuales como una maldición terrible y
confusa, pero generalmente suelen tener a su lado sufridas y valientes
compañeras que les llevan las cuentas.

3.5. El género en las siglas

Las siglas que designan seres humanos se comportan como los nombres de
persona, su género depende del sexo del referente: el ATS, la ATS (ATS=
Ayudante Técnico Sanitario). En otros casos, las siglas pueden ser más o menos
transparentes sobre las palabras que les dan sus iniciales: la ONU (por
«Organización»), la RENFE (por «Red»), el BOE (por «Boletín»).

74
3.6. El número

En principio, la asignación de número la pueden recibir todos los sustantivos


españoles, o sea, la mayoría de los sustantivos españoles son nombres cuyas
formas de plural y singular contraen una oposición cuantitativa, pero también hay
algunas restricciones, que son de tipo semántico. Por ejemplo, están los llamados
plurales simétricos o duales, nombres cuyas formas no suponen por sí solas
oposición cuantitativa ni cambio de significado y que designan objetos de dos o
más partes simétricas, cuyo plural puede designar un solo objeto o varios. Así:
gafas, alicates, tenazas, tijeras, prismáticos, pantalones, calzoncillos, esposas
(policiales), tirantes. Por ejemplo, la frase Me compré unos pantalones puede
designar a un solo objeto (aunque esté en plural). Este es un fenómeno, pues, de
variación por parte del hablante, que puede designar estos objetos
considerándolos como unidad (usa el singular) o como una realidad compuesta
por dos partes (usa el plural). Habitualmente, el uso singular de estas palabras
resulta coloquial (menos pantalón).

Otro caso de restricción para la variación singular / plural está en los llamados
plurales estilísticos, nombres cuya forma de singular / plural no implica más que
una diferencia de intensidad (la feria de mi pueblo, las ferias de mi pueblo). En
otros casos, el significante plural parece añadir un mayor énfasis o sirve para
potenciar la expresividad..

Existen también sustantivos que están fijados en una sola forma de la oposición,
son los llamados pluralia tantum (sustantivos que no tienen singular y siempre
se usan en plural) y singularia tantum (hacen referencia a realidades
extralingüísticas únicas que no admiten la posibilidad de una enumeración o de
una designación plural). Por ejmplo, son singularia tantum voces como caos,
infinito, salud, norte, oeste, pereza, cariz, zodiaco, sed y son pluralia tantum
otras como víveres, nupcias, finanzas, fauces, ambages, exequias, añicos,
cosquillas...

75
3.7. Las marcas de número en español

La formación del plural en español es bastante uniforme, ya que se caracteriza


por la general adición de una –s al sustantivo. Hay otros morfemas, y también
palabras invariables, pero son las menos.

Pueden darse cambios ortográficos en la formación del plural:

-Un desplazamiento acentual: el acento prosódico suele mantenerse en la


misma sílaba de la palabra, tanto en singular como en plural: lámpara-s, pero
espécimen-especímenes, régimen-regímenes, carácter-caracteres.
-Una transformación gráfica: las palabras que terminan en –z sufren una
transformación gráfica al formar su plural y la –z se convierte en –c-: coz, coces;
pez, peces; voz, voces; luz, luces; cruz, cruces.

Encontramos en la formación de plurales del español problemas de normatividad


concentrados, básicamente, en qué marca formal adoptar: -s o –es. En los
siguientes cuadros sistematizamos la casuística principal, que a continuación
explicamos con más detalle:

3.7.1. Plural de los nombres acabados en vocal

SINGULAR PLURAL

Terminados en vocal átona: Añaden –s:


casa, hipoteca, plazo, banco, ahorro. casas, hipotecas, plazos, bancos, ahorros.

Terminados en –á, -é, -ó (tónicas): Añaden –s:


sofá, café, buró, papá, puntapié, dominó. sofás, cafés, burós, papás, puntapiés, dominós.

Terminados en –í tónica: Añaden –es:


esquí, alhelí, maniquí, ceutí, marroquí, jabalí, esquíes, alhelíes, maniquíes, ceutíes,
marbellí. marroquíes, jabalíes, marbellíes.
En el uso, también –s: esquís, alhelís etc

76
SINGULAR PLURAL

Terminados en –ú tónica: Añaden –es:


iglú, tabú, gurú, hindú, bambú, zulú iglúes, tabúes, gurúes, hindúes, bambúes,
zulúes.
En el uso, también –s (se entienden correctas):
champús, menús, vermús, tisús.

Terminados en –y: Añaden –es:


rey, ley, ay, buey, virrey, bocoy. reyes, leyes, ayes, bueyes, virreyes, bocoyes.
O añaden –s si son extranjerismos (cambio de
Extranjerismos: jerseys, samuray, paipay, y>i):samuráis, jerséis, paipáis, whiskis, punkis,
whisky, punky, body. bodis.

Es decir, los sustantivos terminados en cualquier vocal átona forman plural en –s.
Aquí entran también los monosílabos, por ejemplo, los nombres de las notas
musicales (dos, res, mis, fas, las, sis pero soles) y los nombres de las letras
consonantes (bes, ces, des, efes, ges, zetas). Es una excepción el plural de las
vocales, que se forma añadiendo –es (aes, íes, oes, úes) salvo el plural de la e
(«Poseer se escribe con dos es»).

Los sustantivos terminados en –á, -é, -ó forman su plural en –s (papás, mamás,


dominós), aunque antiguamente alternaban –es y –s, lo que explica faralaes
desde faralá.

Los terminados en –í acentuada y también los monosílabos que terminan en esa


vocal forman regularmente su plural en –es: jabalíes, alhelíes, síes, maniquíes;
este tipo de plural es especialmente recomendable en gentilicios (marroquíes).
En la lengua coloquial, y especialmente en el nivel popular, es frecuente la
terminación de simple –s: maniquís, jabalís.

En cuanto a los sustantivos terminados en –y, forman su plural en –es cuando y


va siguiendo una vocal con la que forma un diptongo. En tales casos, el sonido
vocálico /i/ pasa a ser el sonido consonántico /y/: reyes, virreyes, leyes, bueyes,
ayes, convoyes. Los extranjerismos forman el plural en –s y cambian la y por i.

77
3.7.2. Plural de los nombres acabados en consonante

SINGULAR PLURAL

Terminados en l, r, n, d, z, j: Añaden –es:


árbol, prócer, pan, verdad, luz, reloj árboles, próceres, panes, verdades, luces, relojes.
(Excepción: hipérbaton- hipérbatos)

Agudas terminadas en –s: Añaden –es:


autobús, anís, revés, plus, autobuses, anises, reveses, pluses

Llanas o esdrújulas terminadas en –s: No varían:


tesis, síntesis, guaperas, herpes, bíceps las tesis, las síntesis, los guaperas, los herpes, los
bíceps.

Los terminados en –z, al formar plural, sufren un cambio ortográfico en c: paces,


raíces, lápices. Son invariables los terminados en –s si son palabras llanas o
esdrújulas: el / los atlas, la / las crisis, el / los análisis...

3.7.3. Plural de los extranjerismos

SINGULAR PLURAL

Terminados en vocal átona: Añaden –s:


penalti, casete, yanqui, yonqui, espagueti, penaltis, casetes, yanquis, yonquis, espaguetis,
disquete, atrezo. disquetes, atrezos.

Terminados en –á, -é, -ó tónicas: Añaden –s:


bidé, buró, capó, cabaré, plató bidés, burós, capós, cabarés, platós.

Terminados en l, r, n, d, z: Añaden –es:


chándal, escáner chándales, escáneres.

Agudas terminadas en –s y -x: Añaden –es:


miss, fax misses, faxes

Llanas o esdrújulas terminadas en –s y –x: No varían:


campus, télex, estatus. los campus, los télex, los estatus.

78
SINGULAR PLURAL

Palabras acabadas en otras consonantes Añaden –s:


(finales poco comunes o insólitos en español): tics, zigzags, tándems, robots, módems,
tic, zigzag, tándem maillots
Pero también -es:
clubes, sándwiches.

Hay algunos casos particulares en extranjerismos, como podrá ver si consulta en


el Panhispánico los plurales de paparazzi, talibán entre otros.

Cuestión
4) Conteste a las siguientes preguntas:
(a) ¿Es correcto el plural de talibán que aparece en el siguiente recorte? ¿Cuál sería su
correspondiente flexión femenina? El País, 15 de septiembre de 2006

b ¿es correcta la grafía del siguiente extranjerismo? ¿Cuál sería su plural?


(El País, 15 de septiembre de 2006)

c. ¿es correcta la grafía acentuada del siguiente extranjerismo? ¿Cuál sería su plural?
(El País, 15 de septiembre de 2006)

3.7.4. Plural de siglas y latinismos

En español existen muchas palabras que hemos tomado directamente del latín,
sin adaptarlas morfológicamente. El tratamiento que han recibido en cuanto a
aparición de plural por parte de la Academia ha tenido en consideración varias
posibilidades:

79
-la hispanización del vocablo: currículo y no currículum, con el empleo
de las mismas marcas en plural que cualquier otra forma castellana (currículos).
-la inmovilización del vocablo en su forma singular latina.
-la flexión del plural de acuerdo con las reglas del latín: currículum-
currícula, corpus - córpora, desiderátum - desiderata. Tal era la norma que en
un principio recomendaba la Academia en el Esbozo, pero actualmente se
rechaza por ser una costumbre copiada del inglés.

Actualmente, la Academia recomienda:


• Plural en –s o en –es: ratio, pl. ratios; plus, pl. pluses; lapsus, pl.
lapsus; nomenclátor, pl. nomenclátores; déficit, pl. déficits; hábitat,
pl. hábitats; vademécum, pl. vademécums; ítem, pl. ítems, album, pl.
álbumes
• Inmovilización del vocablo (forma invariable): cónfer, confíteor,
exequátur e imprimátur
• Hispanización del vocablo siempre que sea posible: currículo (pl.
currículos) mejor que currículum; podio (pl. podios) mejor que
pódium.

En cuanto al plural de las abreviaturas, siglas y símbolos, habrá que diferenciar:


• Plural de símbolos: no se marca gráficamente. Ejemplos: 3 km, 40
kg, 10 m, 2 cm.
• Plural de siglas: no deben llevar marca de plural en la escritura, el
plural estará en el adjunto. Ejemplos: 2 CD, los AVE.
• Plural de abreviaturas: marcan el plural con –s o con –es según
corresponda. Así en págs., vols., Sres., Ldos.

Cuestión
5) ¿Cuál es el singular de efemérides en español? ¿Supone alguna variación formal respecto a
la foma de plural las efemérides?
6) ¿Cómo se construye el plural de los siguientes latinismos?
médium

80
eucaliptus
factótum
7) Lea los siguientes recortes y explique cuál de las dos formas de plural para la sigla ONG es la
correcta y por qué.
a. El País, 21 de julio de 2007 b. El País, 4 de agosto de 2004

Ejercicio final
Comente la corrección, incorrección, adecuación o necesidad de reemplazo en los fenómenos
gramaticales implicados en los siguientes recortes.
NÚMERO
1. El País, 4 de agosto de 2004

2. El País, 8 de junio de 2007

3. El País, 31 de octubre de 2005

81
GÉNERO
4) EL PAÍS, 12 de agosto de 2006

5) EL PAÍS, 8 de junio de 2007

6) EL PAÍS, 12 de agosto de 2006

82
Bibliografía

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I.Bosque; V.Demonte (dirs.): Gramática descriptiva de la lengua
española. Madrid: Espasa-Calpe, 4843-4914.
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Iberorromania 1, 89-124.
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nombre y el pronombre. Madrid: Revista de Occidente. Reedición en 3
vols de J. Polo. Madrid: Arco Libros, 1986.
Gómez Torrego, Leonardo (1989): Manual de español correcto, vol 2. Madrid:
Arco / Libros. Décima edición, 2000.
Morera, Marcial (1985): «El valor semántico del género y el caso particular del
sustantivo mar», Revista de Filología 4, 107-123.
Morreale, Margherita (1971-1973): «Aspectos gramaticales y estilísticos del
número», Boletín de la Real Academia Española 51, 83-138; 53, 99-205.
Rebollo, Miguel Ángel (1978): «Consideraciones sincrónicas sobre la formación
del plural en el adjetivo», Anuario de Estudios Filológicos 1, 149-161.
Rosenblat, Ángel (1959): «Cultismos masculinos con –a antietimológica»,
Filologia 5, 35-46.
_____ (1962): «Morfología del género en español. Comportamiento de las
terminaciones –o, -a», Nueva Revista de Filología Hispánica 16, 31-80.

83
4. Problemas morfológicos del español
actual: el verbo

4.1. Introducción
En este tema nos ocupamos de distintos aspectos vinculados con el uso de los
verbos en español. En primer lugar, tratamos de morfología del verbo, esto es, de
los problemas morfofonemáticos del verbo español. Como es sabido, desde el
punto de vista formal, el verbo es una categoría gramatical que reúne marcas de
número, persona, tiempo, modo y aspecto. Esas marcas son morfemas, llamados
también morfemas desinenciales. La conjugación del verbo en sus diferentes
tiempos provoca en algunos casos alteraciones y variaciones en esas desinencias
y, también, en la propia raíz, el lexema del verbo.

Cuestión. Debe elegir la forma correcta

A. No he impreso / imprimido los apuntes.


B. Desde que te marchaste/ marchastes, la ventanita del amor se me cerró.
C. Los programas no se adecuan / adecúan a las necesidades de la sociedad.
D. Ayer la clase eligió /elegió delegado.
E. Cuando crece el Gualdaquivir, la Alameda se arria / arría.
F. ¿Cuánto pescado has freído / frito?
G. No me satisfizo / satisfació tu respuesta
H. Ya está llena la jarra. Vacíala /Váciala

(2) Desarrolle el verbo en el tiempo que le convenga:

A. No me (satisfacer, en pasado) las explicaciones que ayer me dieron.

B. Aunque nos (adherir) a vuestras reivindicaciones, no podemos firmar el manifiesto.

C. Mañana, una adivina le (predecir) su suerte en el futuro.

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Soluciones
(1) a. ambos son válidos; b. marchaste; c. adecuan; d. eligió; e.arría; f. ambos son correctos; g.
satisfizo; h. vacíala;
(2) satisficieron, satisfacen; adherimos; predecirá

4.2. La irregularidad y la regularidad

Los verbos regulares son los verbos que en las distintas formas que pueden
adoptar en su conjugación se ajustan siempre a las formas del verbo que se toma
como modelo en la conjugación a la que pertenece. Los verbos irregulares son
aquellos que no siguen los modelos clásicos de la conjugación, ya que presentan
alteraciones
(1) en la raíz o en el lexema: ‘cuelo’ de ‘colar’, debía ser *‘colo’;
(2) en el morfema o terminación: ‘anduve’, de ‘andar’, debería ser *‘andé’, o
(3) en ambas partes a la vez: ‘puso’, de ‘poner’, debería ser *‘ponió’.

Las irregularidades de las formas verbales están motivadas por transformaciones


fonéticas que han sufrido estas formas a lo largo de la historia de la lengua, y que
han llegado a soluciones múltiples, por lo que no es fácil agrupar las
irregularidades de los verbos españoles ni reducirlas a reglas fijas. Sin embargo,
sí podemos enumerar algunos tipos de irregularidades comunes:

(i) diptongación de la vocal tónica del lexema: o > ue / e > ie: oler >
huelo, huela (frente a lo regular, que sería *olo, ola); sentir > siente,
sienta (frente a lo regular, que sería *sento, *senta)
(ii) cierre de la vocal átona: o > u; e > i: sentir > sintamos, sintió (lo
regular sería *sentamos, *sentó); dormir > durmamos, durmió (lo
regular sería *dormamos, dormió)
(iii) pérdida de la vocal temática: caber > *cab(e)ré > cabré / >
*cab(e)ría > cabría

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(iv) pérdida de la vocal temática con adición, supresión o cambio de
algún fonema consonántico: poner > pondré (lo regular sería
*poneré); decir > diré (lo regular sería *deciré)
(v) pérdida de la vocal final de la desinencia: hacer > haz (lo regular sería
*hace)

En general, los verbos irregulares se clasifican en verbos irregulares totales y


verbos irregulares parciales. Los verbos irregulares totales son los que cambian
totalmente de forma en su conjugación. Son los verbos ‘ir’: ‘yo voy’, ‘tú ibas’,
‘él fue’, y ‘ser’: ‘nosotros somos’, ‘vosotros erais’, ‘ellos fueron’. Los verbos
irregulares parciales son los que cambian sólo en parte, en las distintas formas
que presentan en su conjugación, son todos los verbos irregulares excepto ‘ser’ e
‘ir’: ‘anduvo’, ‘piensas’, ‘tuvo’, ‘tendríamos’.

Hay otra serie de verbos, los verbos irregulares aparentes, que presentan en
alguna de las formas de su conjugación alteraciones gráficas que no responden a
irregularidades verbales, sino que corresponden al cumplimiento de las normas
ortográficas de nuestra lengua: ‘toque’, ‘rece’, ‘cace’...

Los verbos españoles se organizan, desde el punto de vista de la forma, en tres


grandes grupos, caracterizados por tener variaciones flexivas o conjugaciones
semejantes. Estas tres conjugaciones españolas se distinguen por la terminación
del infinitivo: la 1ª conjugación termina en –ar; la segunda conjugación en –er y
la tercera en –ir, como amar, temer, partir. La diferencia formal entre estos
infinitivos reside en la llamada vocal temática: -a- para la primera conjugación, -
e- para la segunda, e –i- para la tercera. Los inventarios de los verbos
pertenecientes a las conjugaciones segunda y tercera están totalmente cerrados.
En la lengua actual, la única conjugación “viva” es la primera. Todos los
neologismos verbales deben tener un infinitivo terminado en –ar: formatear,
informatizar, televisar, filmar. En la lengua actual se emplean verbos como
escanear, zapear. Verbos de conjugación dificultosa (balbucir, garantir)

86
solucionan sus problemas de flexión creando unas formas pertenecientes a la
primera conjugación (balbucear, garantizar) que se conjugan regularmente.

4.3. Alternancias vocálicas en la raíz verbal


4.3.1. Verbos terminados en –iar

Entre los verbos irregulares con alternancias en la raíz verbal, además de los que
hemos visto en (i), que diptongan la vocal tónica del lexema (oler > huelo), y en
(ii), con cierre de la vocal átona del lexema (sentir > sintió), hay un grupo de
verbos, los acabados en –iar, en los que la irregularidad se debe a que algunos se
conjugan con diptongo (io, ia, ie) en todas sus formas, o con hiatos (í-o, í-a, í-e)
en las formas en que la i que precede a las vocales o, a, e es tónica. En algunos
casos, como los de agriar y paliar, el Diccionario panhispánico de dudas acepta
las dos opciones:

AGRIAR- Los preceptistas no están de acuerdo sobre la acentuación de este verbo. Entre las
personas cultas parece que predominan las formas agrio, agrias, agria, etc.
(conjugación como cambiar): “El pinar verde se agria” (JR Jiménez, Platero) pero no
es rara la acentuación como desviar: “No se corta ni se agría” (ABC, 20-7-1958), “Se
agría lo de Chipre” (Ya, 31-10-1958). [tomado de Seco, s.v.] Sin embargo, en el
Diccionario panhispánico de dudas de la RAE, s.v. ‘agriar(se)’ se afirma que en el uso
mayoritario se acentúa como enviar (y, por tanto, como desviar): “El importante cargo
de portera agría tremendamente el genio”, Verdaguer, Pipa [Esp. 1980]. Con todo, se
reconoce que también es válida, aunque menos frecuente, su acentuación como
anunciar (y, por tanto, como cambiar): “El vino no se zarandea ni se puede poner al
lado del mar porque se agria” (Barnet, Gallego [Cuba 1981]).

PALIAR.- El presente de indicativo del verbo paliar es yo palío, tú palías, él palía, nosotros
paliamos, vosotros paliáis y ellos palían. De todas formas, el Diccionario panhispánico
de dudas admite tanto la acentuación como enviar “Los alumnos confían en que la
Universidad palíe las deficiencias en las instalaciones” (NCaStilla [Esp.] 5.12.00)
como la acentuación como anunciar “Diferentes combinaciones farmacológicas que
palian e incluso evitan el síndrome de abstinencia” (Castilla, Psiquiatría 2 [Esp. 1980].

87
En cuanto a otros verbos terminados en –iar, de los que terminan en –liar se
conjugan con hiato (como enviar), los verbos liar, desliar, aliar, ampliar y con
diptongo (como cambiar) los verbos afiliar, conciliar, reconciliar, auxiliar,
domiciliar, escoliar, expoliar, exfoliar, exiliar, represaliar. La mayoría de los
verbos terminados en –riar se conjuga con hiato (como enviar): arriar, averiar,
chirriar, contrariar, (mal)criar, descarriar, desvariar, enfriar, entrecriar,
inventariar, resfriar, variar. También se conjuga con hiato gloriar(se), pero no
vanagloriarse, que se conjuga con diptongo (como cambiar).

4.3.2. Verbos terminados en –uar

Lo normal en español es que los verbos flexionados terminados en –UAR


presenten como vocal tónica en los tiempos PRESENTE DE INDICATIVO, PRESENTE
DE SUBJUNTIVO E IMPERATIVO la penúltima vocal del infinitivo. Por ejemplo:

-evaluar (los profesores nos evalúan)


-consensuar (el acuerdo se consensúa)
- actuar (la forma en la que actúan)
- perpetuar (el poder se perpetúa)

Pero hay una excepción: los verbos terminados en –CUAR y –GUAR: adecuar,
licuar, averiguar, aguar, apaciguar en las formas de imperativo, presente de
indicativo y presente de subjuntivo no presentan hiato sino diptongo. Luego se
conjugan: averiguo, averiguas; adecuo, adecuas, él licua; apaciguo, apacigüe.
La RAE, con todo, ha transigido, y ya da por buenas las dos posibilidades
acentuales, por ejemplo, para adecuar o licuar, aunque avisa del caracter más
culto de adecua frente a adecúa. Lo mismo para licuar:

LICUAR(SE): ‘Hacerse líquida una sustancia sólida o gaseosa’. En el uso culto se acentúa
preferentemente como averiguar: Se licuan los tomates.; pero hoy es frecuente, y
también válida, su acentuación como actuar.

88
4.4. Las tendencias a la analogía en las terminaciones

4.4.1. En los pretéritos fuertes

En la segunda persona del singular del pretérito perfecto simple de todas las
conjugaciones puede aparecer una incorrección consistente en la adición de la
consonante –s a final de la palabra: *dijistes, *volvistes, *fuistes, *bajastes...
Desde el latín, el castellano ha heredado el uso de –s como marca de segunda
persona del singular. Ahora bien, en latín, la segunda persona del singular del
pretérito perfecto de indicativo (sibilavisti) no acababa en -s. Esta excepción, por
pura coherencia etimológica, también la ha heredado el español; de ahí silbaste,
viniste, tuviste, etc. Por analogía, el hispanohablante puede tender a igualar todo
el sistema e igual que dice subías, vendrás, subirías, crea las formas analógicas
*subistes, *vistes, *echastes...

Un mecanismo de analogía es también el que explica las formas del verbo andar
*andó, *andara. Para el pretérito perfecto simple (yo anduve), el pretérito
imperfecto de subjuntivo (yo anduviera o anduviese) y el futuro de subjuntivo
(yo anduviere) son las únicas que reconoce la norma culta estándar como
correctas en la actualidad. Sin embargo, es frecuentes escuchar, e incluso leer, las
formas regularizadas *andó etc.

4.4.2. En imperativos y presentes

El imperativo es el modo verbal del mandato, sólo se conjuga en español en dos


personas: segunda del singular (tú) y del plural (vosotros): come, comed. Las
otras personas se suplen con el presente de subjuntivo: comamos, coma (usted),
que también aparece cuando el imperativo es negativo: no vengas, no vengáis, no
venga usted... Son posibles y correctas tanto no vengáis como no venid, aunque
esta última forma es más rara.

89
Con respecto al imperativo se dan tres fenómenos vulgares que hay que evitar:

-Sustitución de la desinencia -r por –d: en la segunda persona del plural


aparece una terminación en –d que a veces es sustituida por una vibrante: venid,
estudiad, leed se sustituyen por *venir, *estudiar, *leer. La –r incorrecta aparece
también muy frecuentemente seguida del pronombre enclítico (‘pospuesto al
verbo’) os: *sentaros y callaros o, en la norma meridional, de se: *sentarse y
callarse, *venirse para acá si queréis echar un ratito bueno. Se debe decir, por
tanto, venid, estudiad, leed, y, si hay pronombre enclítico, díselo (no *dírselo),
dímelo, sentaos, callaos. Cuando la combinación es <imperativo + os> el
imperativo pierde su –d final: callad, marchad se convierte en callaos,
marchaos. Hay una excepción, el imperativo de ir en segunda persona del plural
es idos, no *íos.
-Anteposición del pronombre personal átono a las formas verbales de
imperativo. Nos referimos a casos como:
- *Me lo dé usted (correcto: démelo usted)
- *Me lo den ustedes (correcto: dénmelo ustedes)
- *Me venda un kg. de patatas (correcto: véndame)

-Formas analógicas terminadas en –s y en –n: El sistema verbal del


español marca la tercera persona del plural de todos los tiempos con una -n que,
casi siempre, constituye el único rasgo distintivo respecto de su correspondiente
forma del singular acabada en vocal: sale / salen; cantará / cantarán; comiese /
comiesen... Por otra parte, en el castellano usual la partícula se va siempre
delante del verbo (se lavan; se venderán; se sentaron), excepto en tres casos, en
los que se coloca detrás: cuando afecta al infinitivo (lavarse), al gerundio
(vendiéndose) y al imperativo afirmativo (siéntese, siéntense).Habituados a que
un verbo en tercera persona del plural no termine en vocal y sí en -n, muchos
hispanohablantes, también por analogía, colocan una n cuando pronuncian alguna
de las formas incluidas en los tres casos excepcionales indicados al final del
párrafo anterior: *Siéntensen aquí mismo. Asimismo, por analogía con la –s de

90
segunda persona del singular, aparecen imperativos vulgares como ves y oyes, en
vez de los correctos ve y oye.

4.5 Variaciones en las desinencias. Verbos defectivos


Los verbos defectivos no son verbos irregulares desde el punto de vista formal,
sino que carecen de algún tiempo o persona; unas veces, por su especial
significado, y otras, por dificultades de pronunciación. Así, son defectivos los
verbos impersonales que, por su significación de fenómenos atmosféricos o de
naturaleza sólo se utilizan en tercera persona de singular: amanecer, anochecer,
llover, nevar, tronar, granizar... Hay otros verbos defectivos de uso frecuente:
balbucir, balbucí; atañer, atañe; concernir, concierne; soler, suele, solía, solió.
La normativa académica puede variar su postura respecto a estos verbos en
función del uso. Así, el verbo agredir se ha tenido habitualmente por defectivo,
se decía que sólo se podía usar en las formas con desinencia en i. Por ejemplo, la
información que aparece para el verbo agredir en el Diccionario de dudas y
dificultades de la lengua español de Manuel Seco (Madrid: Espasa, 1998, décima
edición en 2002) era la siguiente:

“agredir. Verbo defectivo. Solo se usa en las formas que tienen en su


desinencia la vocal i. Sin embargo, no es raro encontrar otras formas en los
periódicos: “El indio Fernández agrede a tiros a los periodistas” (Ya,
28.5.1959,6); “Los diputados que exhiban armas o agredan a otro podrán
ser expulsados” (Informaciones, 10.8.1977,3). También, aunque menos
frecuentes, hay ejemplos literarios: “Y un minúsculo macho milenario que
agrede” (Celaya, Poesía urgente, 64); “Se unen, se besan, o se agreden el
océnao y el lago” (Neruda, Confieso que he vivido). Cf. también Rodríguez
Herrera, Gramática, 23, que cita periódicos cubanos. Al lado de las formas
como las citadas, con –e- en la base, se dan casos muy aislados de –i-
(agride, en un ejemplo de 1958 citado en Academia, Esbozo, p.312 nota) y
de –ie- (agriede)”

91
Es decir, no se autorizaban formas como yo agredo, tú agredes, ellos agreden, y
sí otras como yo agrediré, nosotros agrediríamos, vosotros agredís... es decir,
todas las que tuviesen i. Hoy, presionados por un uso que tendía a conjugar todas
las formas, independientemente de la vocal que tuviesen, la RAE ha transigido y
el verbo agredir ya no es defectivo. De hecho, en el Diccionario panhispánico de
dudas se explica:

“agredir. ‘Atacar’. Aunque tradicionalmente se ha considerado verbo defectivo,


en el español actual ha extendido su empleo a todos los tiempos y personas de
la conjugación; así, las formas que carecen de la vocal –i- en su desinencia
(agrede, agredamos, agreda, etc.), consideradas antes incorrectas, son hoy
normales en todo el ámbito hispanohablante: «Polo es derrumbado por una
turba que lo agrede a mansalva» (MtnCampo, Carreteras [Méx. 1976]).

4.6. Estudio de determinados empleos de las formas


verbales en –ría y en –ra

Hay algunos usos del condicional condenados normativamente. Es el caso del


condicional de rumor. Este está muy extendido en el lenguaje de periodístico de
varios países hispanoamericanos (Argentina, Chile, Venezuela, Colombia). Se
trata de un galicismo que consiste en emplear el potencial para comunicar una
noticia con reservas. En España aparece esporádicamente, en especial en noticias
procedentes de América:

(1) Se abrirá la Escuela de Periodismo. Sería adscrita a la Facultad de


Humanidades (El Nacional, Caracas, 1953).
(2) Parece que los jefes de las fracciones peronistas... se habrían inclinado
por aconsejar a sus secuaces la entrega del voto a Frondizi (Ya, 1958).

Por variación estilística, en la lengua escrita, sobre todo literaria, y más aún
periodística con pretensiones de literaria, es frecuente encontrar usado el
condicional en lugar de un pretérito indefinido, es el condicional de narración:
llegaría por llegó, dentro de una narración de sucesos pasados en que es normal
el empleo constante de los pretéritos. En este caso, el potencial se usa implicando

92
posterioridad con respecto a un hecho recién mencionado. Así tenemos, por
ejemplo:

(3) Realizó estudios superiores de Derecho en la Universidad de Salamanca


y de Filosofía y Letras en la de Madrid. Luego se doctoraría en ambas
disciplinas en la Universidad Central. (...) En 1946 ganaría, también por
oposición, la cátedra de Historia del Arte (adaptado de Seco, Diccionario de dudas
y dificultades de la lengua española, 10ª edición. Madrid: Espasa, s.v. potencial).

Otra cuestión es la que afecta a la forma de subjuntivo que hoy usamos acabada
en –ra, que puede darse en el pretérito imperfecto de subjuntivo: amara
(alomorfo de amase) y en el pretérito pluscuamperfecto de subjuntivo: hubiera
amado. Esta forma procede del latín, pero en latín expresaba un tiempo y un
modo distinto: AMAVERAM latino era como nuestro actual ‘había amado’,
pluscuamperfecto. En la evolución del sistema verbal español ha atravesado por
un complejo proceso de reanálisis modal y temporal, de manera que ha cambiado
de modo y carece del sentido pluscuamperfecto originario. Sabemos que amara
mantuvo hasta fines de la Edad Media su valor de pluscuamperfecto etimológico,
pero ya en documentación temprana esta forma verbal aparece con valores
temporales y modales distintos a los de había amado. Ese cambio está ligado a la
aparición de amara en oraciones condicionales.

El problema es que hoy se sigue dando ese empleo de los verbos en –ra con valor
de pasado no subjuntivo. No se puede decir que exactamente sea conservación
del valor que tenía en latín y español medieval, porque más que a
pluscuamperfecto parece equivaler a indefinido:

(5) Se ha reestrenado Casablanca. La película que *hiciera temblar a miles


de espectadores vuelve a estar de actualidad.

Estas frases del castellano suponen un rescate de un viejo arcaísmo, un rescate


que se da en la novela romántica del siglo XIX y que hoy es condenado hoy

93
normativamente. En el lenguaje periodístico actual se da mucho, e incluso
pueden darse intercambios con el alomorfo subjuntivo de amara: amase.

(6) El prólogo que *escribiera/*escribiese Manolo es muy comentado.

Como se ve en los ejemplos 5 y 6, suele aparecer en oraciones subordinadas de


relativo. También es frecuente su empleo tras la conjunción temporal “desde
que”.

(7) Desde que en 1990 rodara su última película, este director de cine había
desaparecido.

La opinión de los gramáticos sobre la incorrección del uso de las formas en –ra
en sustitución de formas del pasado de indicativo es unánime. Como señalan
Guillermo Rojo y Alexandre Veiga en la GDLE (págs. 2929-2927), ya Andrés
Bello, importante gramático del siglo XIX:

“llamó la atención sobre el abuso que una moda literaria hacía de este
empleo de cantara, generalizándola hasta usarla no sólo por había cantado,
sino también por canté, cantaba y he cantado. Surgieron posteriormente
más críticas a esta desmesurada utilización, que fue reprochada, por
ejemplo, por Cuervo (1914: § 319), la RAE (1931: 124, nota) o Alonso y
Henríquez Ureña (1974: § 199). Gili Gaya (1943: § 135) calificó este uso de
«mero artificio literario que algunos escritores emplean, ya por afectar
arcaísmo, ya con el afán de distinguirse del lenguaje corriente», con lo que
puntualiza que la resurrección es artificial y no afecta a la lengua viva; en
tiempos mucho más recientes Gómez Torrego (1989: § 2.12.7) ha calificado
de «pedante y arcaica» la forma en –ra así usada. Pero el punto álgido de las
protestas contra el abuso literario de dicho empleo de cantara tuvo lugar en
1947, cuando Mallo, profesor en la Universidad de Iowa, puso el grito en el
cielo en la revista Hispania temiendo que algún día llegase a usarse cantara
como única forma del pasado para todos los modos del verbo español y
calificando tal abuso de «monstruoso solecismo» y «gravísima corruptela

94
del idioma» (Mallo 1947: 484) [...]. El profesor de Iowa señaló que este uso
es corriente en «escritores, periodistas y gacetilleros de baja calidad»”.

En cualquier caso, conviene aclarar que lo que contraviene la norma no es el uso


arcaizante de la forma –ra como pretérito pluscuamperfecto, sino su utilización
en contextos en los que no tiene este valor pluscuamperfecto, sino en los que
equivale a un pretérito simple.

4.7. Estudio de los usos anómalos de las formas no


personales del verbo
Las formas no personales del español: gerundio, infinitivo y participio se llaman
así porque carecen de expresión personal. No indican persona, sí tiempo. El
aspecto es distinto para cada forma. Con respecto al infinitivo, hay que evitar el
uso de la estructura SUSTANTIVO+A+INFINITIVO, del tipo «*Texto a comentar».
Esto es un calco del francés: livre à lire. Cuando un sustantivo, como texto, en el
ejemplo, se quiera complementar con un verbo, como comentar, habrá que
recurrir a oraciones subordinadas de adjetivo con un verbo en forma personal del
que dependa el infinitivo, es decir, a formas como texto que se ha de comentar,
texto que se va a comentar, texto que voy a comentar, texto que quiero comentar,
texto que se está comentando, etc. En cualquier caso, adviértase que la estructura
no normativa no es A+INFINITIVO en cualquier contexto, sino A+INFINITIVO
precedida de un sustantivo. Así pues, el siguiente ejemplo, extraído también de el
diario El País, es perfectamente correcto:

“Algunos automovilistas que se vieron obligados a realizar maniobras evasivas para no chocar
frontalmente con el camión llamaron alertando a la policía de la presencia del «camionero
suicida»”. (El País, 13/12/2006).

Por supuesto, también son correctos los casos en que el sustantivo que precede a
la estructura A+INFINITIVO no pertenece a su sintagma, sino que se trata del
suplemento de un verbo en forma personal, al que se antepone el sustantivo que
actúa como complemento indirecto de dicho verbo. Por ejemplo «Obligó a María

95
a realizar una maniobra evasiva». La diferencia de estos últimos ejemplos con
respecto a los casos no normativos de texto a comentar o cambios a realizar está
en que, cuando la estructura es correcta, es posible cambiar de lugar, dentro de la
oración, el sintagma donde se encuentra A+INFINITIVO: «Obligó a realizar una
maniobra evasiva a María».

Otro uso anómalo del infinitivo muy extendido últimamente es el llamado


infinitivo de generalización con valor narrativo. En este tipo de estructura, el
infinitivo no se subordina a ningún verbo, por lo que se convierte en verbo
principal de la oración, con valor absoluto.

(8) Por último, *señalar que...

La contravención de la norma se puede evitar fácilmente, utilizando estructuras


correctas como las siguientes:

(9) Por último, he de señalar / quiero (querría) señalar / me gustaría señalar /


cabe (cabría) señalar / hay que señalar / se ha de señalar / es necesario
señalar...

Asimismo, el empleo del infinitivo en lugar del imperativo es incorrecto.


Tampoco es aceptable el empleo del infinitivo por el imperativo cuando el
mandato es negativo, ya que se han de conjugar las formas correspondientes de
subjuntivo:

- (Imperativos) *Ir a ver la película; *No venir tarde,


- Id a ver la película, No venid tarde, No vengáis.

96
El imperativo puede tener un pronombre pospuesto, en ese caso la –d final del
imperativo se elimina. Ni se conserva ni se sustituye por r, porque entonces daría
lugar a un infinitivo:

(10) *Callaros ya, *Sentaros pronto,


(11) Callaos ya, sentaos pronto.

La excepción a esta regla es el verbo ir, cuya segunda persona del plural del
imperativo, en contacto con el pronombre os, adopta la forma idos. Son
incorrectas para la escritura las formas iros e íos. Sin embargo, el imperativo idos
suena pedante y apenas se emplea, por lo que algunos autores recomiendan
utilizar el sinónimo marchaos.

(12) Ir – idos,
(13) *Iros, *Íos
(14) Marchaos

Sí se puede utilizar el infinitivo como imperativo cuando va precedido de la


preposición a o en mandatos impersonalizados, como los de los carteles y señales
(son impersonalizados, y, por tanto, cabe utilizar una forma no personal):

(15) A dormir
(16) no fumar, no pisar el césped.

Según algunos gramáticos, en estos casos hay realmente una perífrasis de


infinitivo con auxiliar elidido:

(17) Id a dormir; no está permitido pisar el césped.

En cuanto al gerundio, como afirma Marina Fernández Lagunilla en la


Gramática descriptiva de la lengua española (GDLE), el gerundio ha sido objeto
de un tratamiento peculiar en español, en la medida en que, con respecto a esta
forma, en las gramáticas siempre han primado más los criterios valorativos que
los meramente descriptivos. En primer lugar, entre los usos señalados como

97
incorrectos, se encuentran los conocidos como gerundio de posterioridad y
gerundio adjetivo, que veremos enseguida. En segundo lugar, el empleo del
gerundio se suele asociar a diferencias de registro y estilo. De hecho, algunos
gramáticos y lingüistas consideran que el gerundio es un rasgo propio del
lenguaje periodístico y legislativo:

- Las contramanifestaciones ocasionales increpando a los


concentrados no han conseguido desanimar a la mayoría.
- El gobierno ha promulgado una ley prohibiendo fumar en los
sitios públicos.

La diferencia entre los gerundios censurados y los permitidos radica en que los
últimos son gerundios lexicalizados, que ya no tienen una naturaleza verbal, sino
adjetiva. En este sentido, leemos también en la GDLE (pág. 3453):

“[...] un factor digno de ser considerado para entender cómo ha sido


abordado el estudio del gerundio en la gramática española es el origen
híbrido de esta forma no finita del verbo, procedente de la confluencia de
dos formas latinas: el gerundio en caso ablativo y el participio de presente.
De la primera deriva la forma del gerundio castellano y su valor adverbial
como un modificador verbal que expresa el medio o la manera en que se
realiza la acción denotada por el verbo principal, como en la oración Ganó
un millón de pesetas apostando. De la segunda procede el valor predicativo
del gerundio cuando aparece en frase como Vimos a María besándose con
un hombre”.

Es anómalo el uso de gerundio de posterioridad. Efectivamente, cuando el


gerundio expresa tiempo, puede enunciar una acción simultánea a la del verbo
principal:

(18) Teniendo yo once años, ingresé en la escuela.

98
también acción inmediatamente anterior a la del verbo principal:

(19) Alzando la jarra con las dos manos, la dejó caer sobre mí.

o acción inmediatamente posterior:

(20) Se fue de la clase dando un portazo y haciendo mucho ruido.

Pero no es correcto cuando es posterioridad no inmediata. Es decir, el gerundio


que denota acción posterior a la expresada por el verbo principal no es
incorrecto, siempre que esa posterioridad sea inmediata. Pero no se admite el
gerundio cuando no se cumple esa condición:

(21) A los setenta años (1607) emigró a América, *muriendo en Méjico


(22) Tuvo que retirarse del trabajo, *muriendo poco después.
(23) Dijo aquella tontería, *arrepintiéndose días después.

Con el gerundio compuesto no hay problemas en este sentido, ya que el gerundio


compuesto siempre expresa anterioridad a la acción del verbo principal:

(24) Habiendo estudiado a fondo, no tienes que tener problemas.

El uso de en+gerundio (En reconociendo las letras, no es difícil el examen de


árabe) es histórico en el idioma, no está importado del francés, como muchos
piensan. No está condenado normativamente, pero se percibe como vulgar. La
construcción de <en + gerundio>. Es caracterizada para el español actual como
“de carácter arcaico y popular” (Fernández Lagunilla, 1999: 3470) y
“escasamente empleada” (De los Mozos, 1973: 112). En español medieval y
clásico su frecuencia de uso fue mayor que hoy -aunque nunca llegó a superar a
las construcciones de gerundio no preposicional-.

En cuanto al gerundio adjetivo, es incorrecto. Se lo llama también gerundio


especificativo, puesto que modifica al nombre de forma similar al adjetivo. El

99
gerundio como simple adjetivo solamente puede usarse en casos como hirviendo
y ardiendo, puesto que ya se encuentran lexicalizados, han perdido su valor
verbal y funcionan simplemente como adjetivos.

(25) Echaban chorros de agua hirviendo.


(26) Había muchas velas ardiendo.

Es incorrecto, pues, el uso de gerundio en frases como:

(27) *Traen una caja conteniendo cien fusiles.


(28) *Se necesita empleado sabiendo cocinar.

Como se ve, en relación con el origen híbrido del gerundio al que nos hemos
referido anteriormente (formado a partir del gerundio latino en ablativo y del
participio de presente), estos usos del gerundio adjetivo considerados incorrectos
muestran ciertas características del participio de presente latino, forma que no
existe en español –pero sí, por ejemplo, en francés- y que cuyo contenido verbal
se expresa en nuestra lengua mediante oraciones de relativo. Por tanto, los
ejemplos incorrectos anteriores tienen que reemplazarse por una oración de
relativo.

-Traen una caja que contiene cien fusiles.


-Se necesita empleado que sepa cocinar.

En general, el ambiente creado en torno al empleo del gerundio ha sido siempre


de gran desconfianza, como muestra el testimonio de María Moliner (Dicionario
de Uso del Español (DUE) I: 1393): “Su manejo es uno de los puntos más
delicados del uso del español: el abuso de él revela siempre pobreza de recursos
y su uso en algunos casos es francamente incorrecto”. En la misma línea se
expresan Seco y la mayoría de los gramáticos normativos del español, para
quienes la abundancia de construcciones de gerundio en una oración, aun en el
caso de que sean gramaticalmente correctas, también denota pobre dominio del
idioma.

100
Menos compleja es la norma sobre el participio. En las construcciones en las
que el participio es auxiliado por el verbo haber para formar tiempos
compuestos, la forma conjugada del verbo auxiliar sólo es eliminable cuando los
tiempos verbales correspondientes van juntos e indican acciones muy
relacionadas:

-Juan había escrito y leído varias cartas.


-Juan había escrito y había leído varias cartas.

No es aconsejable suprimirlo en el resto de los casos:

-*Juan ha escrito varias novelas, que sin éxito ha presentado a varios


premios literarios, y leído varios poemas en recitales.
-*El presidente ha elogiado la postura del ministro y valorado su actitud.

Hay verbos que poseen dos participios: imprimir y freír, uno regular y otro
irregular, y ambos son correctos en español. Esta es la norma que dicta la
Academia al respecto:

IMPRIMIR: Tiene dos participios, impreso e imprimido. Ambos se utilizan


indistintamente en la formación de los tiempos compuestos: “En total se han
imprimido 100 carteles”, “Esta obra ha sido imprimida por Paco Pepe”. En
función adjetiva el verbo imprimir permite también ambas formas, aunque
es más frecuente el uso de la forma irregular: “Miró la imagen impresa en la
tarjeta postal”. Sólo ha pasado a desempeñar funciones de sustantivo la
forma impreso con el significado de ‘libro, folleto u hoja impresos’.

FREÍR. Tiene dos participios, el regular freído y el irregular frito. Ambos se


utilizan indistintamente en la formación de los tiempos compuestos (he
freído, he frito) y de la voz pasiva (es frito, es freído), aunque hoy es mucho
más frecuente el empleo de la forma irregular. Si se utiliza como adjetivo, se
tiene que emplear exclusivamente la forma frito: patatas fritas, pescadito
frito, y no *patatas freídas. También puede ser un sustantivo (‘alimento
frito’).

101
4.8. El régimen inmediato del verbo: vacilación en el
uso de las preposiciones.
En español tenemos verbos con régimen preposicional, es decir, verbos cuyo
complemento interno se construye con preposición (informar de algo, dudar de
algo, etc.) y verbos transitivos sin régimen preposicional, en los que no hay
preposición alguna delante de los complementos directos que no sean de persona.
La mayoría de los hablantes no tiene problemas con estas construcciones cuando
los complementos de estos verbos son sintagmas nominales:
- Me informaron de la noticia.
- No dudo de tu sinceridad.
- ¿No te acuerdas ya del sueño?

Pero cuando, en vez de sintagmas nominales, el complemento régimen de estos


verbos es una oración subordinada sustantiva, se producen fenómenos de
dequeísmo (anteposición incorrecta de la preposición de a una oración
subordinada sustantiva que funciona como complemento directo introducido por
‘que’) y de queísmo (elisión incorrecta de la preposición de ante una oración
subordinada sustantiva que funciona como complemento régimen de un verbo
que requiere necesariamente dicha preposición):
- Yo opino / pienso / creo *de que...
- El contestador automático de telefónica le informa *que no tiene llamadas.
- Estoy seguro *que tiene razón.
- Me acuerdo *que me dijo *de que lo llamaras

VERBOS CON RÉGIMEN VERBOS SIN RÉGIMEN PREPOSICIONAL


PREPOSICIONAL
Informar de algo Decir algo
Dudar de algo Creer algo
Acordarse de algo
+ oración= de que + oración= que

dequeísmo queísmo
*Me dijo de que *Me informó que

102
El queísmo
aparece como una
reacción
ultracorrecta al
dequeísmo

Para saber si un verbo tiene o régimen preposicional o no, podemos recurrir a


varios mecanismos:
-Sustitución de la oración subordinada por un grupo nominal.

Me informó de la situación
que la situación estaba así

Podemos recurrir también a la clásica pregunta al verbo: ¿De qué me informó?


¿De qué dudó? ¿De qué se acordó? frente a... ¿Qué dijo? ¿Qué creyó?

Hay verbos que permiten regímenes preposicionales o directos según su


significado, por ejemplo cuidar, que puede tener estos dos valores:

(a) ‘Dedicar atención a algo’ permite ambos regímenes:


Ella cuida a su hijo
Ella cuida de su hijo
(b) ‘Procurar’ tiene régimen preposicional:
Cuida de que todo esté bien.

Algo similar ocurre con advertir, que posee los valores:


(a) ‘Avisar’ tiene régimen preposicional, igual que avisar: avisar de algo, avisar
de que algo va a ocurrir.
(b) Tiene régimen directo cuando significa ‘notar’: notar algo, notar que pasa
algo y cuando se usa con un sentido de admonición y orden: te ordeno que no
hagas nada, te advierto que no hagas nada.

Otros verbos permiten regímenes preposicionales o directos sin que haya


cambio de significado:

103
“apropiarse. [...] Puede ser transitivo: «Nadie debe apropiarse esa
etiqueta» (Abc 22/11/1996); o intransitivo, con un complemento de régimen
introducido por de, construcción mayoritaria en el uso actual: «Brasil se
apropió DEL terreno de juego» (Observador [Ur.] 08/02/1997). [DPD].

Otros casos similares son los de disfrutar, gozar, gustar. Un caso especial
constituye necesitar. Consulte por qué en el Diccionario panhispánico de dudas.

En cuanto a la alternancia entre construcción preposicional y no perposicionbal


entre deber y deber de, hay que recordar que deber + infinitivo espresa
obligación y deber de + infinitivo expresa duda o posibilidad: Debes estudiar
mucho; deben de ser las dos. Esta diferencia no está sustentada históricamente,
es una invención de la gramática moderna (a partir de Lázaro Carreter, sobre
todo), de esa tradición gramatical se ha pasado a la gramática escolar. Se
mantiene esta diferencia por su ventaja expresiva pero está poco sustentada en la
oralidad.

Por último, conviene mencionar un problema que también afecta al régimen


verbal, aunque no se manifiesta en el uso incorrecto (por adición o por elisión) de
preposiciones, sino en la valencia del verbo. Muchos verbos que son
normalmente intransitivos se usan, por razones diversas, como transitivos.

Algunos de esos usos ya han sido aceptados por la RAE, como hervir:

- El agua hierve (intransitivo) — Alguien hierve el agua (transitivo, en el sentido


de alguien hace hervir el agua)

Otros todavía se consideran inaceptables, incluso en el reciente Diccionario


panhispánico de dudas:

“entrar. [...] Es intransitivo. [...] No ha pasado a la lengua culta general el


uso transitivo de entrar, como sinónimo de meter o introducir, aunque se da
con normalidad en algunas zonas de España y de América”.

104
- El coche entró en el garaje — *Alguien entró el coche en el garaje

“cesar. En la lengua culta formal, este verbo es intransitivo en todas sus


aceptiones [...]. Aunque es uso frecuente en el lenguaje periodístico, debe
evitarse en el habla esmerada el empleo de este verbo como transitivo
(‘expulsar [a alguien] del cargo o empleo que ocupa’): * “El Consejo de
Ministros de ayer cesó a José Víctor Sevilla” (El País 02/02/1984); en estos
casos debe emplearse el verbo destituir”.

Y eso a pesar de que el Libro de estilo de El País (1977[1993], págs. 127-128)


advierte expresamente contra este uso:

“cesar. Este verbo es intransitivo, y por tanto no se puede usar con


complemento directo. Caer y entrar son también verbos intransitivos; y uno
cae, pero no es caído por otro; uno entra en un sitio, pero no es entrado en
él. Por lo mismo, no se puede escribir que Fulano ‘ha sido cesado’, ni que
Mengano ‘cesó’ a Zutano; se cesa, pero no se es cesado. Fulano cesa, a
Mengano se le destituye, a Zutano se le pide el cese o se le obliga a cesar, y
Perengano cesó”.

Sin embargo, recurrir, que hasta hace poco sólo se admitía como intransitivo
(con la preposición contra), ya es aceptado también como transitivo por el DPD:

“recurrir. Cuando significa, en el lenguaje del derecho, ‘entablar recurso


contra una resolución’, es admisible tanto la construcción intransitiva, con
un complemento introducido por contra, como la transitiva: “Tampoco era
bien visto recurrir CONTRA la sentencia” (Longares Corsé Esp. 1979);
“Podemos recurrir la sentencia” (AMillán Oportunidad Esp. 1991).

Algunas veces la transitivación indebida de los verbos tiene que ver, como en el
caso del queísmo, con la omisión de una preposición delante del nexo
subordinante que, que hace que verbos que se construyen con complemento de
régimen y que son intransitivos, aparezcan como seudotransitivos:

105
- *La gente especula que van a destituir al director.
- *Yo confío que salga bien.
- *Coindico contigo que eso no es bueno.
- *Insistió que no quería ir.
- *Me encontré que nadie quería ser director.

Hay también verbos indebidamente intransitivados:

“entrenar(se). Como transitivo, ‘preparar [a personas o animales] en una


práctica, especialmente deportiva’: “El equipo ha hecho hoy uno de los mejores
partidos desde que yo lo entreno” (Vanguardia Esp. 19/05/1994); y, como
intransitivo, ‘ejercitarse para practicar una actividad, especialmente un deporte’.
Con este sentido se recomienda su uso en forma pronominal: “La selección
nacional se entrena en La Paz [...] bajo las órdenes del técnico español Antonio
López” (Tiempos Bol. 23/01/97); no obstante, se admite también la construcción
intransitiva no pronominal, que se va imponiendo en el uso actual: “Actualmente
entreno entre cuatro y seis horas diarias” (Cambio 16 Esp. 04/06/1990). [DPD]

4. 9. Variación en el uso de preposiciones en los


demás complementos de la oración
Mencionaremos, para terminar, un uso incorrecto asociado a los sintagmas con
posesivo equivalentes a sintagmas con de. Veremos cómo de + pronombre
personal no siempre es igual a posesiv. Así, tenemos sintagmas como:

Su casa No significan lo mismo, se usan en


La casa de Luis condiciones distintas aunque las tres
construcciones expresan posesión
La casa de él
La casa suya

Esto hace que el hablante sienta que todas las estructuras <de + pronombre
personal> sean equivalentes a <posesivo + nombre> o a <artículo + nombre +

106
posesivo>. Esta equivalencia es cierta cuando <de + pronombre personal>
complementa a un nombre:

la fiesta de él= su fiesta

Pero NO cuando tenemos <adverbio + de + pronombre personal>:

detrás de mí= *detrás mío, *detrás mía.

Son casos que generan errores:


delante de mí
atrás de él
debajo de él
enfrente de nosotros
detrás de nosotros

Si son posibles:
a mi lado = al lado mío
de mi parte = de parte mía
en su lugar = en lugar suyo

Otro asunto que hay que considerar es el de los pares antes de que / antes que;
después de que / después que. Ambos pares son válidos. La raíz histórica está en
los pares sin preposición. Hace unos años se suscitó una polémica sobre el título
de una película de Javier Bardem Antes que anochezca, pero es un título correcto.
El único caso donde es sólo posible una de las dos formas es el uso como
segundo término de comparación: antes de que no puede introducir segundo
término de comparación, se utiliza antes que: Prefiero quedarme en casa antes
que salir para aburrirme.

107
Ejercicios finales:

1. ¿Es correcta la forma verbal subrayada en la siguiente frase? La película del realizador
vasco contraria a las Asociaciones de Víctimas (verbo contrariar).
2. Elija la forma correcta, justifique su respuesta:
- Su deseo era esparcir / esparcer los restos por la bahía
- No podemos preveer / prever cuál será la norma urbana prestigiada en el futuro.
- A la moda del galicismo se sobrepuso / sobreposo la corriente del purismo en el siglo XVIII.
- No contradeciré / contradiré la teoría que otros han postulado.
- Se ha desdecido / desdicho de su promesa
- Ha maldecido / maldicho / maldito a todos sus ascendientes
- En el año 1976, la dictadura de Videla abuele / abole /abolió la Constitución argentina.
- Optan por revolucionar a la población y transgreden / quieren transgredir las normas.
- La familia espera que el cadáver se repatrie / repatríe cuando antes.

3. Señale y corrija los errores que pueda haber en el uso de infinitivos y gerundios de los
enunciados siguientes:
- Ponerse de pie, niños.
- Callarse ya, por favor.
- No hablar más si no queréis que os castigue.
- Buenos días; comunicarles que pronto estará con ustedes el director.
- Se prohíbe fijar carteles, siendo responsable la empresa anunciadora.
- Nos dieron un sobre conteniendo dinero.
- Se busca secretaria teniendo conocimientos de alemán.
- Se ha publicado una norma regulando el tráfico.
- El niño se cayó de un segundo piso, permaneciendo hospitalizado varios días por lesiones
diversas.

108
Bibliografía

Alcina, F; J.M. Blecua (1975): Gramática española. Barcelona: Ariel.


EL PAÍS (1977[1993]), Libro de estilo. Madrid: Ediciones El País.
Elvira, Javier (1989): “Verbos defectivos en español”, Actas do XXIX Congreso
Internacional de Lingüística e Filoloxía Románicas”, Universidade de
Santiago de Compostela, 1989, La Coruña: Fundación “Pedro Barrié de la
Maza, Conde de Fenosa”, 1993, vol V, págs. 573-580
Fernández Lagunilla, M. (1999): «Las construcciones de gerundio», en Bosque-
Demonte (dirs.), Gramática descritiva de la lengua española, Madrid,
Espasa, 3443-3503.
Gómez Torrego, Leonardo (2000): Manual de español correcto, vol 2. Madrid:
Arco / Libros.
____ (2004): Nuevo manual de español correcto, vol 2. Madrid: Arco / Libros.
Mozos Mocha, Santiago de los (1973): El gerundio preposicional, Salamanca,
Universidad.
Pons Rodríguez, Lola; Araceli López Serena (2007): “Un episodio de la
morfología histórica del español: la pérdida de la defectividad verbal en
los medios, las gramáticas y el uso”, Boletín de la Real Academia
Española tomo LXXXVII, Cuaderno CCXCV, enero-junio 2007, 59-95.
Seco, Manuel (1998): Diccionario de dudas y dificultades de la lengua española.
Madrid: Espasa Calpe (Última edición corregida y muy aumentada).

109
5. Problemas morfosintácticos en torno al
uso del el adjetivo, el artículo y la
concordancia.

5.1. Introducción

Para terminar este módulo de actualización normativa del español, en este tema
aportamos información sobre otras cuestiones de corrección idiomática relativas
a concordancia, usos pronominales, adjetivales y empleo de determinativos.

5.2. Cuestiones normativas en torno al adjetivo


Los adjetivos son palabras que se aplican a otras palabras. A diferencia de los
nombres, los adjetivos son términos generales y pueden aplicarse a múltiples
objetos. Además de morfemas de género y número, los adjetivos tienen un
morfema especial, el grado.

La gradación en la lengua es la expresión mediante recursos lingüísticos de una


alteración en la intensión significativa dentro de una escala jerarquizada. Si la
escala es

- blando blando + blando

se podrá expresar gradación a partir de un punto cero blando (grado positivo)


diciendo que algo es blandísimo, muy blando, hiperblando, blando-blando etc.
Es decir, con mecanismos sintéticos (sufijo ísimo), analíticos (cuantificadores) o
de repetición (blando blando).

El grado comparativo se expresa en español de forma analítica, es decir, con


palabras que conforman sintagmas como más, menos, tan... como... Sólo hay
algunos ejemplos de comparativos que han conservado desde el latín formas
sintéticas etimológicas, como

110
bueno... mejor
malo... peor
grande... mayor
pequeño... menor

También se conservan superior, inferior, anterior y posterior, pero carecen de


grado positivo. Cabe recordar, a este respecto, que tienen diferencias en su
construcción:
-mayor, menor, mejor y peor introducen la comparación con que: «Este
coche es mayor que el tuyo».
-superior, inferior, anterior, posterior introducen la comparación con a:
«Ocupa un puesto superior al tuyo».

El grado superlativo utiliza en español, entre otras formas (como muy), el sufijo –
ísimo. En algunos casos, la adición de la terminación –ísimo al adjetivo puede
provocar modificaciones en el significante:

nobilísimo,
ardentísimo (frente a corrientísimo)

conviven:
cruelísimo crudelísimo
amiguísimo amicísimo
certísimo ciertísimo
buenísimo bonísimo
fortísimo fuertísimo

Algunos casos particulares son:

fiel fidelísimo
cursi cursilísimo
cruel crudelísimo, cruelísimo
simple simplicísimo
benévolo benevolentísimo
antiguo antiquísimo
sagrado sacratísimo
magnífico magnificentísimo
nuevo novísimo
notable notabilísimo
probable probabilísimo
benéfico beneficentísimo

111
Los mismos adjetivos que tienen comparativos sintéticos, vistos anteriormente,
tienen también superlativos sintéticos venidos del latín:
bueno... óptimo
malo... pésimo
grande... máximo
pequeño... mínimo

Cuestiones
(1) ¿Qué forma es correcta o normativamente más correcta: extravertido o extrovertido?
(2) Corrija las incorrecciones referidas a la construcción del grado en las siguientes frases:
a. Esta compra es muy importantísima.
b. Tu padre es más mayor que el mío.
c. Pocas tiendas hay más baratas como la de mi calle.
d. Pedrito toca el piano con una soltura mayor a la del año pasado.

5.3. Cuestiones normativas en torno al artículo y


determinativos

a) Sobre el uso del artículo en las fechas, hay que recordar que en español
para fechas anteriores al año 1100 empleamos artículo ante el año (En el 409
tienen lugar invasiones germanas); en fechas posteriores a 1100 es frecuente la
ausencia de artículo (En 1492 se publica la Gramática de Nebrija). Para fechas a
partir de 2000, se ha generalizado el uso de artículo; según la RAE esto ha
ocurrido porque «a diferencia de las fechas que incluyen una centena, la escueta
referencia a 2000 puede resultar imprecisa en la mente de los hablantes para
designar inequívocamente un año». Por supuesto, cuando la fecha forma parte de
la datación de cartas y documentos, el año se introduce sin artículo (14 de junio
de 1996)

b) Una tendencia que está cobrando cierto auge en español actual, y que
debe evitarse, consiste en copiar estructuras inglesas con artículo ausente: «Para
ese asunto nos debe valer tener cuenta en banco» en lugar de una cuenta en el
banco.

112
c) Hay que aludir a una incorrección que puede presentarse en el uso del
relativo cuyo. Este relativo tiene la peculiaridad, frente a otros relativos, de que
no sólo expresa anáfora (remisión a un antecedente previo) sino también
posesión: Los matrimonios cuyos hijos no van al colegio disponen de más
tiempo. Hoy cuyo está en desuso (y es una tendencia desde el siglo XIX en el
idioma), por eso se emplea casi sólo en el lenguaje escrito, e incluso en ese tipo
de lenguaje, es sustituido por otros giros, como Los matrimonios que tienen hijos
que no van al colegio.... Ahora bien, es incorrecta la sustitución de cuyo por la
secuencia que su:

* Los matrimonios que sus hijos no van al colegio disponen de más


tiempo.

Por supuesto, no todas las secuencias que su son incorrectas; si estamos ante la
suma de [que no relativo + posesivo] que su es correcto: Me dijo que su madre
era dentista.

d) En cuanto al uso de cuantificadores numerales, hay que hacer algunas


precisiones de tipo normativo. Los numerales son los cuantificadores propios de
contenido más específico y exacto. Son de varios tipos:

-Cardinales.- Designan cantidades exactas, son los nombres de los


números naturales dos, ocho, diez, también se incluyen dentro de este grupo
formas que no son sustitutos, como los sustantivos formados mediante el sufijo –
ena: decena, centena y el sustantivo millar. Algunos cardinales se apocopan
(siempre que se antepongan a sustantivo, no importa género y número), como
uno y sus compuestos: veintiún folios, ciento un euros y ciento: cien hombres.
También cuando precede a mil: cien mil hombres. Respecto a la concordancia en
los ordinales, hay que recordar que los cardinales compuestos de un-a han de
concordar en género con el sustantivo al que cuantifican: veintiún países,
veintiuna naciones y no *veintiún naciones. Si estos cardinales preceden al

113
cardinal mil, la concordancia se hará siempre en masculino con este último,
aunque por estar muy extendida no se debería censurar la concordancia con el
sustantivo cuantificado: veintiún mil monedas, mejor que veintiuna mil monedas.
Pero con los compuestos con ciento (trescientos...) siempre se concuerda con el
sustantivo: doscientas mil hojas, doscientos mil hombres.

-Ordinales.- Indican orden o sucesión. Designan a cada elemento de una


sucesión ordenada; denotan, pues, un orden numérico. Realmente no son
cuantificadores en sentido estricto, ya que no expresan la cantidad de individuos
denotados por el sustantivo al que modifican, sino el lugar que ocupan en una
serie ordenada internamente. Primero, segundo, tercero, quincuagésimo... Es un
error muy frecuente el uso de *decimoprimero y *decimosegundo por analogía
con el resto de las formas; las formas correctas son undécimo y duodécimo.

A veces los ordinales se sustituyen:

-Por numerales cardinales, y eso no se considera incorrecto: la quince edición


por la décimoquinta. Se perpetúan esas sustituciones en nombres de reyes, por
ejemplo: Alfonso Doce frente a Carlos Cuarto o Felipe Quinto. O siglo quinto
frente a siglo veinte. Son cardinales con uso de ordinales
-Por partitivos como doceavo, treceavo. Los partitivos se forman con el sufijo
–avo unido a un numeral cardinal: onceavo (u onzavo), doceavo (o dozavo),
treceavo... Su función es indicar las partes iguales en que se divide la unidad, de
las cuales se nombra una: La dieciochava parte. Por ejemplo: la doceava parte
de una tarta. Sí es incorrecto: *El catorceavo ministro (décimo cuarto); *La
doceava edición del certamen de Cine (duodécima); *El capítulo onceavo
(undécimo). Los partitivos sólo se utilizan con números fraccionarios: 1/12, la
doceava parte.

114
ORDINALES EN ESPAÑOL

1. Primero (o primer)
2. Segundo
3. Tercero ( o tercer)
4. Cuarto
5. Quinto
6. Sexto
7. Séptimo
8. Octavo
9. Noveno (o nono)
10. Décimo
11. Undécimo
12. Duodécimo
13. Decimotercero
14. Decimocuarto
15. Decimoquinto
16. Decimosexto
17. Decimoséptimo
18. Decimoctavo
19. Decimonoveno
20. Vigésimo
21. Vigésimo primero
22. Vigésimo segundo
30. Trigésimo
40. Cuadragésimo
50. Quincuagésimo
60. Sexagésimo
70. Septuagésimo
80. Octogésimo
90. Nonagésimo
100. Centésimo
101. Centésimo primero
110. Centésimo décimo
200. Ducentésimo
300. Tricentésimo
400. Cuadrigentésimo
500. Quingentésimo
600 Sexcentésimo
700. Septingésimo
800. Octingentésimo
900. Noningentésimo
1000. Milésimo

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Cuando el número es superior a cien, lo más cómodo es citar con cardinal, así el
«500 centenario del Descubrimiento de América» era leído como «Quinientos» y
no como «Quingentésimo». No es nada habitual que al citar, por ejemplo, el
poema número 352 de una antología se aluda al poema tricentésimo
quincuagésimo segundo.

Sin embargo, es recomendable que los números que indican sucesión inferiores a
cien, salvo casos especiales fijados por la tradición, como «Alfonso XIII», =
trece, se lean como ordinales y no como cardinales. Así, un titular en prensa
como «Se juega la XXV edición de la Copa África» se lee con el número
desarrollado en ordinal, la vigésima quinta.

Cuestiones
3. Partiendo de estas dos recomendaciones, pase a letra los números de estos titulares:

1. Se inaugura la 25ª edición del Festival Internacional de Cine

_____________________________________________________

2. El jinete decepcionó porque llegó a la meta en 34º lugar

______________________________________________________

3. Se publicó en 2001 la 22ª edición del Diccionario de la Real Academia Española.

________________________________________________________

4. Vive en un rascacielos en Manhattan, en el piso 12º piso.

__________________________________________________________

5. En 12ª posición, se encuentra el Recreativo Aracena

___________________________________________________________

6. El puesto 11 en la tabla lo ocupa el Romanis F.C.

_____________________________________________________________

7. La 77ª Muestra de Arte Rural Español se desarrollará en Numancia (Soria)

_____________________________________________________________

8. Jacques Anquetil ganó la 51ª edición del Giro de Italia y se colocó la maglia.

______________________________________________________________

116
5.4. Cuestiones normativas en torno a la
concordancia
La concordancia es la igualdad de accidentes gramaticales entre dos palabras. Es
una relación entre al menos dos palabras que se establece con la repetición en
cada una de ellas de uno de los morfemas: género, número o persona. La
concordancia sirve para identificar léxica y sintácticamente las palabras
concordantes. En español el orden de palabras no es fijo, aunque sí responde a
reglas y motivaciones dadas. No puedo decir los aula alumnos en el estan, pero
sí Los alumnos están en el aula; en el aula están los alumnos. En lenguas como
el español, con orden de palabras libre, la concordancia sirve para relacionar
internamente, especificar y ayudar a interpretar los componentes de la frase.

Esa capacidad de relacionar internamente los componentes se observa, por


ejemplo, cuando nos encontramos un adjetivo pospuesto que trabaja calificando a
más de un sustantivo:
Trae camisa y pantalón nuevos

En esos casos el adjetivo se pone en plural (y en masculino si al menos uno de


los sustantivos lo es).

La discordancia es la infracción de las reglas de concordancia vigentes en una


lengua. Principalmente, los fenómenos de discordancia se dan cuando chocan
estos dos principios:

-la concordancia como mecanismo unificador en la gramática;


-la búsqueda de analogías con la realidad, con el referente.

Resumiremos en dos ámbitos los principales problemas de concordancia del


español:

117
5.4.1. Concordancia con sustantivos femeninos en a-, ha-

Una á o ha tónica inicial pertenecientes a sustantivos o adjetivos femeninos exige


generalmente el artículo el, etimológicamente femenino (ILLA) pero homónimo
del masculino, y por tanto, en el plano sincrónico, masculino, puede ocasionar
confusiones de género. Ejemplo: el hambre, el águila. En el español actual los
dos alomorfos que presenta el artículo femenino en singular (el y la) provienen
de una misma forma latina ILLA y tienen distribución complementaria: se emplea
el cuando le sigue inmediatamente un sustantivo cuyo significante empieza por
/á/ acentuada, venga o no precedida de h- en la escritura: el área, el acta, el
hacha, el habla. La regla se extiende a un, algún, ningún aunque en estos casos la
forma de artículo con apócope no es obligatoria, es decir, se podrá escribir algún
aguila o alguna águila..

Esto no afecta a los demostrativos, que siempre tomarán formas acabadas en –a


cuando antecedan a esta clase de sustantivos; se dirá esta águila, esa aula, por lo
que cabe señalar como incorrecto lo apunjtado en el siguiente recorte:

Esta regla no se aplica a los adjetivos, sólo a los sustantivos: la áspera corteza, la
agria naranja. Y si entre el artículo y el sustantivo se inserta otra palabra, debe
aparecer la forma femenina normal del artículo: la cristalina agua, el agua
cristalina.n Por eso, el recorte siguiente del Diario de Cádiz presenta una
concordancia errónea, al haberse utilizado mismo en lugar de misma; la forma el

118
(que, hay que recordarlo, no es masculina sino aparentemente masculina, ya que
es etimológicamente femenina) aparecxe cuando lo que sigue inmediatamente es
un sustantivo femenino que empieza por a- o ha tónicas; si hay cualquier otro
elemento esa regla no es válida.

En el plural se usan las formas normales: las almas.


Se exceptúan de esta regla las siguientes secuencias:
-las siglas: la APA del colegio,
-los nombres de las letras del alfabeto: la a, la hache.
-los nombres propios: La Ana que conoces tú no es la que conozco yo.
-y los sustativos invariables en cuanto al género donde el artículo es el
elemento distinguidor: la ácrata, la árabe.
-Con los nombres geográficos se observa cierta vacilación (el África
subsahariana, el Asia central) frente a la Austria moderna.

Cuestiones
4. Elija la forma que considere correcta
1. Este / esta aula es demasiado pequeña.
2. El / la admiración por él no tiene límites.
3. El / la águila es un animal impresionante.
4. Algún / alguna hacha debió ser usada en el crimen.
5. Otro / otra aula es lo que nosotros necesitamos
6. Dame el / la agua que hay ahí.
7. Se ha registrado un / una apacible alza en las tarifas.
8. Estamos desesperados con este / esta amiga suya.
9. Todo / toda el / la agua necesaria / necesario deberá ser trasvasada.

119
5.4.2. Concordancia con sustantivos de referente colectivo

Cuando el núcleo del sujeto es un sustantivo cuyo significado apunta a un grupo


o colectividad de individuos u objetos, se plantean numerosos problemas de
concordancia.

Si varias personas apareen en el sujeto gramatical, expresadas con pronombres


alguna de ellas, se aplica la siguiente regla: domina la segunda persona tercera
persona y la primera sobre cualquiera de ellas:

Tú y él erais (no *eran) buenos amigos


Tú y yo nos quedaremos

Cuando el núcleo del sujeto es un sustantivo cuyo significado apunta a un grupo


o colectividad de individuos u objetos, pueden darse casos de concordancia ad
sensum o por el sentido. Son sustantivos gramaticalmente singulares y semántica
(o referencialmente) plurales: multitud, infinidad, gente, equipo, mayoría, riada...
Lo correcto es la concordancia en singular:

La muchedumbre gritó enfervorecida

La RAE, en su Diccionario Panhispánico de Dudas, recomienda lo siguiente:

«Cuando uno de estos sustantivos funciona como sujeto, el verbo debe ir en


singular, así como los pronombres o adjetivos a él referidos; a veces, sobre
todo cuando sujeto y verbo están alejados por la existencia de elementos
interpuestos o incisos, el verbo va indebidamente en plural, al realizarse la
concordancia de acuerdo con el sentido plural del nombre colectivo y no
con su condición gramatical. La concordancia en plural sí es admisible
cuando se pasa de una oración a otra, pues en ese caso al segundo verbo le
corresponde, en realidad, un sujeto plural tácito »

Pero cuando estos sustantivos van seguidos de un complemento especificativo en


plural, introducido por de, la doctrina académica es más flexible:

120
«Los sustantivos cuantificadores son aquellos que, siendo singulares,
designan una pluralidad de seres de cualquier clase; la clase se especifica
mediante un complemento con de cuyo núcleo es, normalmente, un
sustantivo en plural: la mitad de los animales, la mayoría de los profesores,
una minoría de los presentes, el resto de los libros, el diez por ciento de los
votantes, un grupo de alumnos, un montón de cosas, infinidad de amigos,
multitud de problemas, etc». La mayor parte de estos cuantificadores
admiten concordancia con el verbo tanto en singular como en plural,
dependiendo de si se juzga como núcleo del sujeto el cuantificador singular
o el sustantivo en plural que especifica su referencia, siendo mayoritaria, en
general, la concordancia en plural»

Por esas razones, es correcto concordar en plural (impidieron) el verbo que


concuerda con el sustantivo mayoría acompañado de complemento
especificativo.

(El País, 13 de septiembre de 2007, pág.30)

y también es correcto el caso siguiente, donde se concuerda en singular


(desayuna)

(El País, 15 de septiembre de 2007)

121
5.5. Conclusión

Para terminar, y como cierre a este módulo de actualización normativa del


español, insertamos un fragmento de un artículo del escritor con larga
experiencia en la traducción Javier Marías (“Por la felicidad de los lectores”, El
País Semanal, 23 de diciembre de 2001) en que se llama la atención sobre la
necesidad de no hacer del lenguaje televisivo y una audiovisual una jerga de
frases que nunca se dirían en la conversación normal en español:

“ (...) en los últimos dos días he leído u oído (más subtítulos, doblaje,
prensa) los siguientes disparates o inexactitudes: 1) «El General Surgeon ha
ordenado la vacunación», cuando eso es el nombre del Ministro de Sanidad
norteamericano, «Cirujano General» literalmente. 2) «La muerte está en sus
talones», cuando en castellano la consagrada frase, que conocen hasta las
cabras, es «... le pisa los talones». 3)«¿Cuál es el asunto?» por What’s the
matter?, que significa siempre «¿Qué pasa?» 4) Treinta veces «Me gustas»
por I like you, que en los diálogos suele querer decir «Me caes bien». 5)
Cuarenta veces «No has sido honesto», cuando honest es casi siempre
«sincero». 6) Ochenta y siete veces «Lo quiero ahora» o «Hazlo ahora»,
cuando now equivale a «ya» en todas las frases de este tipo. 7) «Lo correcto
y lo equivocado» por right and wrong, que es como se dice en inglés «lo
bueno y lo malo» o «lo que está bien y mal». 8) «El sabor» como uno de los
cinco sentidos, cuando taste sería, como tal, «el gusto». 9) Siete veces «la
alarma» por self-defense, que en español se llama «defensa propia». 11)
Doscientas veces «tributo» por tribute, que no es en inglés sino «homenaje».
12) «Los Reyes iban hacia Bethlehem», ignorante el traductor de que ese es
el nombre en inglés de «Belén». 13) «El Señor le dijo a Noah que
construyera un arca», lo mismo respecto a «Noé». 14) «Los cuadros de
Raphael», creyendo el traductor sin duda que el cantante epilecticoide pinta,
e ignorando que al renacentista italiano se lo llama «Rafael» desde siempre.
15) «La reina Dowager», como si hubiera una dinastía desconocida y
dowager no fuera «viuda». 16) «Una interpretación estrepitosa», sin saber
que strepitoso es en italiano sinónimo de «magnífico» y similares. 17) «He

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sentido una música», olvidando que en esa lengua «oír» se dice sentire. 18)
«Tiene mirada de banquero» o «de pordiosero», confundiendo look, que a
menudo es «pinta» o «aspecto». 19) «Es como entrar en Wonderland», lugar
que desde hace siglo y pico se conoce como «el país de las Maravillas». Y
20) «En el siglo IV antes de Dios», tomando A. D. (es decir, en latín —y
adoptado por el inglés— Anno Domini, «Año del Señor») por la referencia a
unos extraños tiempos ateos”.
El País, 15 de septiembre de 2006

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Bibliografía

Bravo García, Eva María (1990), «Anotaciones sobre el uso de las formas el y
este / ese /aquel como femeninos», ELUA, 6, 123-127.
Demonte, Violeta (1999), «El adjetivo: clases y usos. La posición del adjetivo en
el sintagma nominal», Gramática Descriptiva de la Lengua Española,
Madrid, Espasa-Calpe, I, 129-215.
Gómez Torrego, Leonardo (2006), «El adjetivo», Hablar y escribir
correctamente. Madrid: Arco Libros, 183-252.
Real Academia Española (1973), «§ 2.4. Del nombre adjetivo», Esbozo de una
nueva gramática de la lengua española. Madrid: Espasa Calpe, 190-201.
Vela Valldecabres, Daniel (2002), «El adjetivo y el adverbio. Estilística», en M.ª
Victoria Romero Gualda (coord.), Lengua española y comunicación.
Barcelona: Ariel, 315-338.

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