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CORTE SUPREMA DE JUSTICIA

SALA DE CASACIÓN CIVIL

 Magistrado ponente:

WILLIAM NAMÉN VARGAS

Bogotá, D. C., veintiuno (21) de febrero de dos mil doce (2012)

Discutida y aprobada en Sala de veintidós (22) de noviembre de dos mil once (2011)

Referencia: 11001-3103-040-2006-00537-01

El sr Rafael Alberto Martínez Luna y la Sra. Maria Mercedes Bernal Cansino

adquirieron el día 2 de noviembre de 1995, un crédito bancario en UPAC con la meta de

la compra de una vivienda, garantizado por la hipoteca puesta sobre el inmueble y por

180 cuotas mensuales, pero este crédito se incrementó por circunstancias

extraordinarias, ajenas e imprevistas, posteriores al crédito, al modificarse la UPAC con

el cálculo de la corrección monetaria conforme a la variación diaria del dinero,

generando beneficios al acreedor por lo tanto el pago de intereses y la capitalización que

la acrecentaron excesivamente agravaron y dificultaron el cumplimiento de su deber

crediticio.

La corte constitucional y el consejo de estado declara inexequible apartes del Decreto

663 de 1993, nulo el artículo 1º de la Resolución 18 del 30 de junio de 1995 que ataba el

cálculo del UPAC al DTF los demandantes fundados en la ley y jurisprudencia

solicitaron a la entidad bancaria reliquidar la prestación y abonar el exceso cobrado,

pero el banco contestó que debían estar al día en el pago para estos beneficios, por
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consiguiente lo demandantes durante la ejecución pagaron montos excesivos generando

el empobrecimiento del deudor y por consecuencia causó detrimento patrimonial, afectó

la tranquilidad, bienestar, el desarrollo familiar y acabó la unión marital, ante todos

estos hechos proceden a demandar al banco dueño del título hipotecario.

El 24 de julio de 2009 por el tribunal superior del Distrito Judicial de Bogotá, sala civil,

encontró fundamentos muy contundentes para sentenciar la demanda a favor del banco

ya que las pruebas como omisión del demandado por no reliquidar la deuda estaba

amparada por la ley ya que el deudor no estaba al día en sus obligaciones hipotecarias

también se da como inexequible el enriquecimiento ilícito , tampoco se encuentra

onerosidad excesiva en el cobro de intereses se encuentra inexistencia de elementos de

hecho o de derecho para reclamar la imprevisión; la ausencia de derecho para pedir la

reliquidación de la obligación hipotecaria y devolución de presuntos pagos en exceso

hechos por los demandantes; también la inexistencia de causa para solicitar la

indemnización de perjuicios materiales: lucro cesante y daño emergente por

$170.000.000.00 y $182.000.000.00, respectivamente; la ausencia de causales que den

lugar a que se declare la cancelación del contrato de mutuo; la falta de elementos de

hecho y de derecho para pretender la indemnización de perjuicios morales; y la ausencia

de causas de orden fáctico o de derecho para solicitar la nulidad absoluta del contrato de

mutuo.

Después de las diferentes apelaciones interpuestas por los demandantes el caso ter mina
en manos la corte suprema en la sala de casación El día 21 de febrero de 2012 donde se
discuto y aprobó el proceso ordinario contra Granbanco S.A con respecto a la
sentencia proferida el 24 de julio de 2009 por el tribunal superior del Distrito Judicial
de Bogotá, sala civil, donde encontró fundamentos muy contundentes para respaldar la
decisión de las sentencia proferida contra el demandado ya que se corrobora habiendo
aceptado los deudores en el pagaré 51290-7 reajustes periódicos en materia de UPAC o
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de intereses y por la naturaleza de los sucesos, la crisis económica suscitada es ajena al


azar, tampoco configura circunstancias de naturaleza extraordinaria, imprevistas e
imprevisibles y posteriores al mutuo desde cuya celebración fue conocida y consentida.

Por lo tanto, estas circunstancias ocurridas durante la ejecución que tornaron excesiva la

prestación asumida, ordenar revisarlo según sentencias C-383, C-700 y C-747 de 1999,

SU-846, C-955 y C-1140 de 2000, la Ley 546 de 1999, y la sentencia de mayo 25 de

1999 del Consejo de Estado, volver a liquidar las prestaciones, condenar a la

demandada a devolver el exceso.

Mediante el cual pretendieron indemnizar los daños materiales en suma estimada de

$186.462.372 a título de lucro cesante o, la fijada por peritos, los morales en el

equivalente a 500 salarios mínimos mensuales vigentes o, lo tasado, por traumas y

angustias, e imponerle las costas; subsidiariamente, pidióse declarar ejercicio abusivo de

la posición dominante en el mercado y en el contrato por la entidad financiera para

beneficio propio con detrimento del patrimonio moral, comercial y personal de los

demandantes, condenarla a pagar los daños causados en la cuantía razonable

demostrada, y una indemnización indexada equivalente a una y media veces los

intereses capitalizados.

Por tal motivo se solicita la indemnización de perjuicios materiales: lucro cesante y

daño emergente por $170.000.000.00 y $182.000.000.00, respectivamente”; “ausencia

de causales que den lugar a que se declare la cancelación del contrato de mutuo”; “falta

de elementos de hecho y de derecho para pretender la indemnización de perjuicios

morales”; “ausencia de causas de orden fáctico o de derecho para solicitar la nulidad

absoluta del contrato de mutuo”. Se toma en primera instancia el día 2 de septiembre del

2008, aprueba las excepciones, denegó el petitum y condeno en costas, estas se


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confirman en el Tribunal, el 24 de mayo de 2009 y se desata la apelación por parte de la

parte demandante.

Lo anterior, dijo la Corte, resulta más relevante:

“si se tiene en cuenta que en efecto las sentencias dictadas en el campo constitucional

no señalaron un procedimiento específico para llevar a cabo la revisión y las

reliquidaciones, ni anticiparon que el acudimiento allí tendría que ser a toda costa

exitoso, desde luego que para el efecto se remitió a los jueces ordinarios a fin de que, a

instancia de los afectados, se examinen las situaciones individuales en cada una de los

créditos que antecedieron a su pronunciamiento, como se estableció en la sentencia C-

700 de 1999; y tanto más si la ley 546 de 1999 se expidió en cumplimiento de ese

mandato judicial, lo que no permite ver ilógico que para las deudas del pasado también

fueran aplicables los mismos criterios establecidos en ella en materia de reliquidación”

(cas. civ. sentencia de 2 de julio de 2006, SC-069-2006, exp.00009-01).

En otras palabras, el yerro fáctico probatorio imputado, sería intrascendente y la Corte

llegaría a la misma conclusión del ad quem, por cuanto estando debidamente

comprobado el pago de la prestación y la adopción de medidas correctoras a la crisis

económica en las relaciones jurídicas crediticias por el sistema del UPAC, clara sería la

improcedencia de la imprevisión, en este caso concreto, también reclamar el exceso o el

reajuste por esta vía.

El artículo 233 del Código de Procedimiento Civil, disciplina el decreto de un dictamen

pericial en el proceso, salvo cuando se objeta por error grave, hipótesis en que puede

decretarse otro, y en todo caso, únicamente cuando el juzgador considere que el

practicado no es suficiente, “ordenará de oficio la práctica de otro si se trata de una

prueba necesaria para su decisión”.


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La norma jurídica, en consecuencia, es clara y somete al ponderado o razonable juicio

del fallador la posibilidad de ordenar oficiosamente otra pericia si la existente no basta y

la nueva es estrictamente necesaria para decidir, aspectos todos que son objeto de su

valoración y determinación, confiados a su discreta y ponderada autonomía.

Para concluir, el recurso de casación el legislador no establece el deber legal de decretar

la prueba, sino que difiere al juzgador apreciar la insuficiencia del ya practicado y su

necesidad para fallar, lo cual no aconteció a juicio del Tribunal en la hipótesis litigiosa,

por lo cual, mal puede estructurarse el pretendido error de derecho, por lo cual salió

inexequible la decisión interpuesta por la sala de casación civil.

 DESICION

En mérito de lo expuesto, la Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Civil,

administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la Ley, NO CASA

la sentencia de 24 de julio de 2009, proferida por el Tribunal Superior del Distrito

Judicial de Bogotá, Sala Civil, en el proceso ordinario de Rafael Alberto Martínez Luna

y María Mercedes Bernal Cancino, contra Granbanco S.A.

Costas de casación a cargo de los recurrentes. En su liquidación inclúyase seis millones

de pesos ($6.000. 000.oo) por concepto de agencias en derecho.

DOCTRINANTES

1. SALA DE CASACIÓN CIVIL

Magistrada Ponente: MARGARITA CABELLO BLANCO

Bogotá, D. C.,

treinta y uno (31) de julio de dos mil catorce (2014).

Expediente No 68001 31 03 005 2003 00366 01


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ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE LA TEORÍA DE LA

IMPREVISIÓN CONTRACTUAL: En los contratos celebrados por la

administración o particulares que cumplan funciones públicas o presten servicios

de idéntico linaje, o incluso, cuando se suscriben convenciones sometidas por

entero al régimen de derecho privado como aquí aconteció según se expuso en

líneas anteriores, en el acta de liquidación de los negocios jurídicos no pueden

quedar pendientes reconocimientos de obligaciones que se originen en el pacto,

dado que todos ellos debieron tener pago anterior. Es más, si se quiere

desconocer los efectos de lo consignado en las actas finales, equivaldría a

venirse contra los propios actos, según lo atesta la voz latina que prohíbe “venire

contra factum proprium”.Por consiguiente, inocuo se torna, pretender reconocer

los efectos conformes de la norma presuntamente omitida o interpretada

defectuosamente cuando, a más de que los contratos se ejecutaron, cumplieron y

liquidaron, el Tribuna! l irrumpió, sin vacilación, en los elementos constitutivos

de la teoría de la imprevisión consistentes en: (i) que sea aplicable a los

contratos de ejecución sucesiva o diferida; (ii) que se presenten circunstancias

extraordinarias, imprevistas o imprevisibles y (iii) la excesiva onerosidad, luego

de lo cual, analizados uno a uno, desestimó la aplicabilidad al caso

controvertido, de los supuestos de hecho contenidos en el artículo 868 del

Código de Comercio.

2. La excesiva onerosidad sobrevenida en la contratación mercantil: una

aproximación desde la perspectiva de la jurisdicción civil en Colombia:

AUTOR: Javier Andrés Franco Zárate

La vigencia del principio pacta sunt servanda implica para las partes la

obligatoriedad de respetar lo acordado inicialmente en los negocios jurídicos


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que celebran en ejercicio de la autonomía de la voluntad. Sin embargo, con

ocasión de los importantes y en veces repentinos cambios económicos, se abre

paso la discusión de si las partes deben estar en todo caso atadas al

cumplimiento de contratos en los que la prestación a cargo se ha tornado sin su

culpa y luego de su celebración excesivamente onerosa. Así, se ha abierto paso

la posibilidad de revisión del contrato en aplicación de la llamada “teoría de la

imprevisión” bajo ciertas circunstancias. El artículo desarrolla un examen de la

evolución y requisitos de la figura en la jurisprudencia civil y comercial

colombiana, a la vez que analiza los poderes del juez civil en el marco del

artículo 868 C.c. colombiano para revisar y modificar el contrato.

3. TEORIA DE LA IMPRESIÓN

WILLIAM JIMENEZ GIL

Universidad Colegio Mayor de Cundinamarca

Se pretende mediante el presente ensayo describir los elementos dogmáticos que

configuran la Teoría de la Imprevisión, con el fin de definirla, indagar por sus

orígenes y antecedentes históricos, su configuración, sus características,

propiedades y efectos en el Derecho colombiano, para determinar si es un

principio general de derecho o una regla de derecho positivo definida en el

Código de Comercio Colombiano mediante el artículo 868. El trabajo pretende

dejar establecido cuáles son los requisitos dogmáticos y los conceptuales que

permitan su aplicación.

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