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LA POSTURA DE MEDITACIÓN DE SIETE PUNTOS

1 Las piernas
Si es posible, nos sentamos con las piernas cruzadas en la posición vajra
o de loto completo en la que cada pie se coloca sobre el muslo de la otra
pierna con las plantas hacia arriba. Esta postura es difícil de conseguir,
pero podemos entrenar el cuerpo para lograrlo con el tiempo. Nos
proporciona el mejor soporte posible para el cuerpo y la mente, pero
no es esencial.
Una postura alternativa es la del medio loto en la que un pie está
apoyado en el suelo debajo de la otra pierna y el otro pie se coloca sobre
el muslo contrario.
Una tercera alternativa es sentarse simplemente con las piernas
cruzadas con los dos pies en el suelo bajo el muslo opuesto.
Sentarse sobre un cojín firme que haga que las nalgas estén más altas
que las rodillas, puede ayudar mucho a mantener la columna recta.
También puede ayudar a sentarnos durante más tiempo sin que los pies
y las piernas se duerman o se acalambren.
Si no es posible sentarse en un cojín en el suelo, se puede usar un
banco bajo de meditación. También es perfectamente aceptable meditar
sentado en una silla. Lo más importante es encontrar una posición en la
que podamos sentirnos cómodos.

2 Los brazos
Dejamos las manos relajadas en el regazo con las palmas hacia arriba, la
mano derecha descansando en la palma de la de la izquierda y con los
pulgares tocándose ligeramente, formando una silueta semejante a una
lágrima o una llama. Las manos deben descansar unos 5 u 8 cm. por
debajo del ombligo. Los hombros y los brazos deberían estar relajados.
Los brazos deben estar un poco separados del cuerpo permitiendo que el
aire circule. Esto ayuda a evitar la somnolencia durante la meditación.

3 La espalda
La espalda es lo más importante. Debe estar recta, relajada y erguida,
como si las vértebras fueran una pila de ladrillos descansando sin
esfuerzo uno en el otro. Esto ayuda a que la energía fluya libremente y
contribuye mucho a la claridad y la alerta de la mente en la meditación.
La manera en que colocamos las piernas puede ser de gran ayuda para
mantener la espalda recta con facilidad; a menudo, cuanto más alto sea el
cojín y cuanto más bajas estén las rodillas, más fácil resultará mantenerse
erguido. Se debe experimentar para ver lo que funciona mejor para cada
uno.

4 Los ojos
Al principio, a menudo resulta más fácil concentrarse manteniendo los
ojos totalmente cerrados. Esto está bien. A medida que adquiramos más
experiencia en la meditación, se recomienda aprender a dejar los ojos un
poco abiertos, para que entre un poco de luz, y mirar hacia abajo sin
enfocar nada en particular. Cerrar los ojos completamente puede
favorecer el sueño, la indolencia o el soñar despiertos, todo lo cual son
obstáculos para la meditación clara.

5 La mandíbula y la boca
La mandíbula y la boca deben estar relajadas con los dientes un poco
separados, sin apretarlos, y los labios tocándose ligeramente.

6 La lengua
La lengua debe descansar apoyándose en el paladar superior, con la
punta tocando la parte de atrás de los dientes superiores, lo que reduce
la producción de saliva y la necesidad de tragar. Los actos corporales
automáticos de este tipo pueden ser obstáculos para profundizar en la
concentración ya que se pueden convertir en distracciones.

7 La cabeza
La cabeza debe estar un poco inclinada hacia delante de modo que la
mirada se dirija de forma natural hacia el suelo frente a nosotros: con la
barbilla demasiado alta, puede haber problemas de distracción, con la
cabeza caída, puede sobrevenir embotamiento o sueño.

Colofón:
Basado en material del libro de Kathleen, McDonald, Aprendiendo de los lamas, Ediciones
Dharma, 2004.
Impreso con permiso de Wisdom Publications, www.wisdompubs.org.

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