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TEORÍA

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¡Bienvenid@ al Programa Lectura Productiva!

Estos documentos contienen la teoría del Programa Inteligencia Productiva, la


cual es un compendio de extractos de la información más relevante para el
programa.

Para que te sea de utilidad te recomendamos leerla antes de llegar a clase o


antes de hacer los ejercicios según el CAPÍTULO que corresponda. Por
ejemplo, si llegarás a clase a recibir indicaciones del Capítulo 1, deberás leer
la teoría proporcionada que se titula Teoría Lectura Productiva 1.

El objetivo es que te prepares mentalmente siendo consciente del porqué de


los ejercicios. Esto hará que tu cerebro encuentre el sentido de cada práctica
y por lo mismo estarás abierto a aprender más rápido.

Podrás tomar los contenidos como un punto de partida para ir explorando


luego, otras fuentes más completas.

Desde ya te felicitamos por recibir el programa porque eres de esas personas


que realmente quiere desarrollarse, crecer y que sabe que su futuro depende
de cómo capacite y estructure su mente.

“La mente es
el activo más
poderoso que
tenemos los
seres
humanos”.

Invierte en tu mente y estarás haciendo


el mejor negocio de tu vida. -Robert Kiyosaki

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I. CONDICIONES PARA OPTIMIZAR LA LECTURA

A. Postura para la Lectura


Consecuencias de la mala postura para estudiar
Para tomar conciencia de la gran importancia de este tema enumeraremos a continuación las
consecuencias que te pueden traer las malas posturas:
1) Desde el punto de vista articular una mala postura supone una conformación anormal del
cartílago de conjunción por efecto de una mala distribución de cargas.
2) Desde el punto de vista muscular supone un desequilibrio del tono.
3) Desde el punto de vista psicomotor puede producir alteraciones en el plano mental.

Factores que afectan la postura


Hábito: cualquier mal hábito en cuanto pararse o sentarse se constituye con el tiempo en un
vicio postural. Si éste se mantiene durante mucho tiempo, será difícil de corregir, devolviendo
al cuerpo el equilibrio necesario.
Debilidad: Si el sujeto tiene pocas energías, tenderá a adoptar posturas físicas
compensatorias que, a la larga, le traerán como consecuencia vicios posturales.
Estado de ánimo: Si éste está deprimido, triste, etc., tendrá una baja concentración y tenderá
a adoptar malas posturas (se encorvará, agachará la cabeza, etc.).

Postura correcta para estudiar


Será aquella que no obstaculice en ningún modo la circulación de la sangre en piernas y
cuerpo. Aunque cambiar de postura es necesario en muchas ocasiones, se debe volver a la
postura más aconsejable en cuanto se pueda.
El sentarse correctamente ayuda a la concentración y facilita la comprensión. De esta
manera, se consigue también evitar el cansancio y la fatiga.
Se ha comprobado que la postura más conveniente para estudiar es la de sentado con el
cuerpo ligeramente tenso. El cuerpo habrá de estar algo erguido y la posición será la más
confortable para que ninguno de los miembros superiores e inferiores esté en tensión
exagerada.
En este caso, la postura correcta se rige por la columna vertebral, con ayuda de las piernas.
Actúe de la siguiente forma:
a) Provéase de una silla con el asiento rígido y horizontal.
b) Siéntese sobre la primera mitad del asiento y proceda a erguirse.
c) La cabeza debe estar erguida o ligeramente inclinada.
• Es importante evitar estudiar con la cabeza hacia adelante y la espalda encorvada,
pues obligaría a los músculos del cuello y la nuca a realizar un esfuerzo inmenso.
• La cabeza debe estar levemente inclinada, nunca levantada o caída, antes bien se
debe ubicar al libro casi a la altura de los ojos.

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d) La distancia del ojo al plano de lectura o a la página de escritura, será normal de 35 a 40
centímetros como máximo. La pieza de lectura habrá de estar en tal proximidad como para
que la posición de su lectura obligue a que el párpado cubra la mayor parte del ojo e impida
que en éste se proyecten luces. El texto o papel debería estar situado perpendicularmente a
los ojos o a 45° de la línea horizontal de la mesa. Para ayudar a crear esta situación se
recomiendan los atriles o simplemente levantar el libro con algún objeto.
e) Distancia entre la mesa y la silla deben estar en cierta medida yuxtapuestos. La mejor
distancia es aquella en la que, al estar el sujeto sentado, erguido y con los brazos colgando,
los codos coincidan con la superficie de la mesa.
f) Cuerpo sostenido por la columna vertebral estirada.
g) Levante la barbilla hasta su lugar.
h) Deje que los hombros caigan naturales y queden ligeramente desplazados hacia atrás.
i) Fuerce la postura de modo que la presión del cuerpo caiga sobre los huesos de la pelvis,
con apoyo sobre la primera mitad del asiento.
j) Descargue sobre los pies el peso de las piernas.
• Es bueno apoyar los pies en el suelo, con una distancia entre ambos de
aproximadamente 20 centímetros.
Las piernas deben estar paralelas (no cruzadas) llevando la carga sobre los pies, en apoyo
franco sobre el suelo. Deben formar un ángulo recto con el suelo; también debe existir ese
ángulo entre la pierna y el muslo, y el muslo y tórax.
k) Los brazos se colocarán a lo largo del cuerpo o apoyados suavemente descargando su
propio peso sobre la mesa de trabajo, sin aprovecharlos para “descargar” peso del cuerpo.
Si en ese momento no tiene una mesa frente a usted, simplemente apoye sus brazos sobre
las piernas.
Inicialmente, usted sentirá que los esfuerzos le demandarán una excesiva atención y
experimentará la rigidez que producen los primeros esfuerzos. El cuerpo tenderá a mostrarse
rígido por falta de costumbre de los músculos que han sido mal ubicados. En tal caso,
conviene intercalar breves descansos durante el aprendizaje,
Pero estos breves descansos para relajarse, nunca deben ser indicios o motivo para claudicar
en su persistencia de nuevos esfuerzos, relájese y luego continúe con las prácticas. Esta
rigidez desaparecerá con la práctica, a medida que usted automatice la postura. Poco a poco,
la fuerza de la nueva costumbre le permitirá el ejercicio de una postura cómoda y natural.

B. Distensión
La distensión es el estado ideal de relajamiento físico y mental que te permitirá una total
concentración en el tema que leas. Es conveniente no estar sujeto a tensiones físicas ni
psicológicas; es decir, debes estar despiertos, pero serenos, listos para recibir toda la
información que puedan transmitir nuestros sentidos. Para leer debes estar tranquilo sin
preocupaciones. Si tienes algo que hacer, hazlo antes de empezar tu lectura.

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La tranquilidad debe ser interna, puede haber ruido o movimiento exterior, pero eso no debe
afectar tu concentración.

Es muy importante estar decidido a la hora de ponerse a estudiar, no titubear e intentar


mentalizarse con que ese es el trabajo que hay que hacer y que es mejor realizarlo con
alegría y ánimo.

C. Buena Iluminación
En el área de trabajo, la falta de una buena iluminación puede originar fatiga visual, leer sin
luz requiere un esfuerzo mayor, por lo que es probable que aparezca dolor de cabeza. Un
ambiente mal iluminado origina también síntomas como cansancio, estrés, irritabilidad y otras
alteraciones del ánimo.

Desde el punto de vista ergonómico, es muy posible que una iluminación deficiente sea la
causante de posturas inadecuadas, detonando en un futuro, alteraciones
musculoesqueléticas.

La luz debe ser preferiblemente natural. Si no es posible, se sugiere que sea blanca o azul y
que proceda del lado contrario a la mano con la que se escribe (a un zurdo la luz tendrá que
provenirle de la derecha).

D. Área Adecuada
Dentro de lo posible, la mesa de trabajo debe ser amplia, de manera que se pueda tener
encima todo el material que se va a necesitar, sin otros objetos de distracción como revistas,
juegos, teléfonos móviles, etc.

Antes de ponerse a estudiar se sugiere realizar una reflexión sobre todo lo que uno va a
necesitar y colocarlo en la mesa o al alcance de la mano, como por ejemplo diccionarios,
libros de consulta, lápices, reglas, enciclopedias, etc.

El factor más
importante a
la hora de
leer es la
motivación.

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II. MALOS HÁBITOS DE LECTURA

Los malos hábitos de lectura generan distracciones, sueño, cansancio de ojos y/o dolores de
cabeza que no nos permiten la plena concentración al momento de leer. Son aspectos que ni
siquiera nosotros mismos somos conscientes que los estamos ejecutando pero que al final
entorpece el proceso de la lectura. Los malos hábitos de lectura son:

a. Movimientos de cabeza
La lectura se realiza mentalmente solo con la vista sobre la lectura, por lo tanto, cualquier otro
movimiento que sea físico es innecesario. Algunos lectores hacen movimientos con la
cabeza, los pies, las manos, se balancean, usan el dedo para guiar la línea que se está
leyendo en lugar de estar completamente relajado. La forma correcta de leer es manteniendo
la cabeza fija y solamente mover los ojos.

b. Fijaciones y saltos sacádicos


Cuando leemos, nuestros ojos efectúan en una secuencia de movimientos sacádicos (saltos
del ojo). Se fijan sobre una parte de la escritura, dan un salto, hacen una pausa breve,
vuelven a saltar y así sucesivamente. La pausa durante la cual los ojos se detienen se llama
fijación que es una foto temporal del texto dentro de su área focal. Durante el proceso de
lectura éste es el único momento en que se registra la visión útil. Durante el rápido
movimiento que se produce entre las fijaciones no hay registro visual útil.
Cada fijación durará ¼ a ½ segundos en los ojos de una persona no entrenada. Se debe
reducir el tiempo y duración de las fijaciones por línea, así como los movimientos sacádicos
para aumentar velocidad.
Debemos acostumbrarnos a fijar la vista en grupos de palabras en lugar de palabra por
palabra ya que la velocidad de lectura no pasará de 150 palabras por minuto. Veamos un
ejemplo:

c. Regresiones
Es la acción de volver atrás a la hora de practicar la lectura sin haber terminado el texto.
Muchas veces se hace inconscientemente ya que es un hábito el cual entorpece la lectura y la
comprensión de lo leído y se pierde la idea principal. Algunas personas piensan que ayuda a
confirmar el texto, pero es todo lo contrario.
Se deben eliminar las regresiones y saltos para atrás para aumentar la velocidad. El sujeto
no entrenado se dedica a la regresión (relectura consciente) y saltos para atrás
(subconsciente releyendo a través de la mala colocación de la fijación) con un 30% del tiempo
total de lectura.
Por lo tanto, los ojos deben funcionar como una cámara cinematográfica. Poseer la capacidad
de producir una serie de imágenes con regularidad y velocidad, para realizar una compresión
visual continuada que dé lugar a una imagen total del pensamiento.

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Causas de las Regresiones
• Falta de vocabulario: Las palabras pueden ser conocidas, desconocidas o dudosas.
Estas últimas son la principal causa de las regresiones. No es correcto que asumamos el
significado de las palabras dudosas de las que ya conocemos. Se pueden correr riesgos.
En todos los casos, es preferible consultar el diccionario, recurso imprescindible en el
trabajo intelectual y el estudio.
Tenemos problemas con las palabras que nos resultan dudosas porque no sabemos si
significan una cosa u otra y es entonces que releemos el texto para estar seguros de su
significado. La solución para esto, sin hacer regresiones, es utilizar el diccionario que, si
bien constituye una pérdida de tiempo, no se transforma en un hábito que pueda ser
perjudicial para nuestro nivel de comprensión, además que esa búsqueda será solo una
vez porque habremos agregado más palabras a nuestro repertorio de vocabulario.
• Falta de atención: En la lectura es frecuente confundir palabras más o menos parecidas
o letras también parecidas: ‘trapo’ por ‘trazo’, ‘milla’ por ‘silla’, o viceversa; ‘p’ por ‘b’, ‘p’
por ‘q’, ‘d’ por ‘b’, ‘m’ por ‘n’, etc.
• Ser meticuloso: al leer creemos que repitiendo la oración o el párrafo nos quedará más
clara la idea, pero es todo lo contrario. Se entiende mejor el mensaje al leer un capítulo
completo.
• Inseguridad: nos sentimos inseguros si pasamos al siguiente párrafo sin haber entendido
perfectamente el anterior. Esta inseguridad no tiene sentido, la lectura es mejor conforme
avanzamos en el texto. Incluso si se está leyendo un libro de texto o informativo, siempre
se aconseja darle una pasada rápida al índice y al contenido para tener una idea global de
lo que se está leyendo. Los estudios realizados sobre la relectura consciente del material
indican que los lectores que estaban seguros de que necesitaban regresar a ciertas
palabras o partes del texto para comprenderlas arrojaban cambios mínimos de
comprensión cuando no se les permitía hacerlo. Más que una cuestión de comprensión se
trata de tener confianza en la capacidad del cerebro.

d. Campo Visual Reducido

El Campo Visual puede definirse como todo aquello que logra observarse al detener la mirada
en un punto de fijación. Nuestros ojos poseen dos tipos de visión: una central y otra lateral
o periférica.
La visión central es limitada, muy corta en comparación con la visión periférica que tiene una
amplitud angular casi de 180°. En la lectura debemos aprovechar al máximo los dos tipos de
visión.
En realidad, el foco central sólo precisa del 20% del sistema ojo/cerebro, mientras que el foco
periférico utiliza nada menos que el 80%. La razón es que casi todos los hechos que tienen
lugar en el universo ocurren alrededor de nuestro foco central y es vital para nuestra
supervivencia que el cerebro esté al corriente de todos los movimientos que se producen en
nuestro entorno para dirigirnos hacia lo que necesitamos y apartarnos del peligro.

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Se deben utilizar ejercicios de acondicionamiento para aumentar la visión periférica horizontal
y por consiguiente, el número de palabras registradas por fijación para aumentar la velocidad
y la comprensión. Cuando nos ejercitamos en ampliar nuestro campo visual, utilizando la
visión periférica, podemos entonces afianzar nuestra habilidad para realizar fijaciones más
amplias, como se explicó anteriormente.
Sujetos no entrenados usan foco central pero no visión periférica horizontal durante la lectura,
renunciando hasta el 50% de sus palabras por fijación (el número de palabras que se pueden
percibir y "leer" en cada fijación).
Para una línea de texto de ocho o diez palabras, no deben hacerse más de tres,
quizá cuatro fijaciones. Un mal lector tiene que efectuar hasta siete u ocho. En la línea
estrecha de una columna de periódico, una o dos fijaciones deben ser suficientes, aunque
para una obra técnica son recomendables ocho o nueve fijaciones (y más breve su duración),
más rápida es la lectura y más fácil también la tarea de extraer el sentido de las frases
completas. Agreguemos a eso que los músculos de los ojos se fatigan menos.
Los métodos tradicionales de enseñanza de lectura se concentran sólo en el foco central, por
lo cual se usa menos del 20% de la capacidad visual disponible, y además de forma
inadecuada.
El uso de la percepción periférica se puede ampliar, en principio, sosteniendo el material de
lectura a una distancia mayor de la normal. Al hacerlo, permitimos que la visión periférica vea
con mayor claridad la totalidad de la página mientras leemos.
Una ventaja adicional de este procedimiento es que son necesarias menos fijaciones
musculares. Por lo tanto, los ojos se cansan muchísimo menos y estamos en condiciones de
leer durante períodos muy largos. Son muchas las personas que descubren, usando este
método, cómo desaparecen los dolores de cabeza y las contracturas cervicales, problemas
tan comunes para numerosos lectores.

e. Vocalización y Subvocalización
La velocidad de lectura de una persona habituada a leer en voz alta es de 150 P.P.M. De esto
se deduce claramente que si leemos de este modo estamos desperdiciando nuestras
posibilidades de aumentar nuestra velocidad; o más sencillamente, estamos reduciendo
nuestra capacidad normal de lectura.
A la hora de vocalizar cada palabra, nuestra mente se divide y al dividirse no tenemos la
concentración necesaria en el texto. Además, este hábito alarga más la lectura ya que el ojo
avanza a la misma velocidad que se vocaliza y esta siempre es más lenta que el solo
movimiento de los ojos.
Es conocido el hecho de que los niños lean en voz alta. Esto es comprensible ya que lo hacen
porque están aprendiendo a leer. En cambio, los adultos, salvo en casos especiales, casi
nunca leen en voz alta y cuando tienen que hacerlo, es frecuente que se sientan incómodos.

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El único caso en el que saber leer correctamente en voz alta se convierte en una necesidad,
es cuando esto tiene un sentido profesional: locutor de radio o de televisión, conferenciante,
político, etc.

El hábito de subvocalización se da cuando la lectura se ve afectada por movimientos labiales


(aunque no emita sonidos). La subvocalización consiste en repetir mentalmente lo que se lee.
No se produce ninguna vibración, es decir, no hay algún sonido; sin embargo, el lector “oye”
como una voz dentro suyo.

En realidad, la palabra impresa representa un sonido, puesto que originariamente el lenguaje


era hablado. Por lo tanto, se puede decir que la palabra impresa es un símbolo, simboliza un
sonido el cual, a su vez, simboliza una idea. Como nuestro cerebro ya conoce las palabras y
sabe identificarlas con sus significados, es posible suprimir la representación sonora,
ahorrando de este modo mucho tiempo.

El proceso de subvocalización y puede ser de dos clases: consciente o inconsciente.

La vocalización consciente es un fenómeno muy común. Todos hemos visto a alguien que lee
moviendo los labios. Si nos acercamos, podremos oír como un susurro, cada palabra leída es
repetida a media voz.

La subvocalización inconsciente es también usual y es el caso de las personas que no


articulan los sonidos, sino que utilizan la laringe: hacen vibrar involuntariamente las cuerdas
vocales. Este acto reflejo se puede descubrir aplicando los dedos sobre la nuez de Adán, o
sea, el cartílago tiroides. Si al leer se percibe cualquier vibración, podemos estar seguros de
que hasta corresponde a una vocalización inconsciente.
Además de estos dos tipos de vocalización, hay uno muy usado por una gran cantidad de
personas que no emiten sonidos al leer, pero los “sienten” como si hablaran mentalmente.
Este fenómeno se llama subvocalización.
La subvocalización consiste en repetir mentalmente lo que se lee. No se produce ninguna
vibración, es decir, no hay ningún sonido; sin embargo, el lector “oye” como una voz dentro
suyo.

Solución a la Subvocalización
Para corregir la subvocalización se han creado varias técnicas, dado que es un defecto difícil
de corregir. Se ha comprobado que la elección de la técnica más conveniente es un problema
personal, es decir, que el lector debe elegir el sistema que más le conviene. Si al comenzar te
parece que tu nivel de comprensión ha bajado, no debes alarmarse: éste es un fenómeno
natural que le ocurre al 99% de los estudiantes. Luego esta primera etapa, completamente
natural, se supera y la capacidad de comprensión llega a triplicarse.

Para suprimir la subvocalización pueden intentarse algunos de estos cuatro recursos,


mientras vayas realizando los ejercicios y mientras leas en general:

a) Tararear, o silbar en voz baja.

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b) Escuchar música. Es preferible no escuchar radio sino música programable, porque de otro
modo las voces pueden perturbar la lectura.

c) Repetir mentalmente palabras sin significado como, por ejemplo, “dunga-tica” o “Juúylamy”
o de cualquier palabra que carezca de sentido, porque la función de esto es “tapar” la
repetición mental de lo que se lee con un elemento bien diferenciado.

d) Colocarse un lápiz en la boca.

e) Repetir

Subvocalización elaborativa
Todos los métodos anteriores consisten en reemplazar la repetición de un sonido (el que se
lee) por otro distinto. En realidad, estos métodos no son muy recomendables porque no
atacan la raíz del problema. La subvocalización normal se llama de repetición y no es de
ninguna utilidad para el lector.

Para eliminar la subvocalización y transformarla se debe hacer a través del método de auto-
preguntas o conversación interna que consiste en formularse preguntas acerca de lo que se
va leyendo. Esto es posible porque la velocidad del pensamiento es muy superior a la de los
ojos o de la palabra. Con este sistema, en lugar de repetir mecánicamente lo que se lee, se
realiza un “dialogo” con el autor que implica un proceso de elaboración y, por lo tanto, una
mayor comprensión de lo que se lee. Esto, al principio, puede costar mucho trabajo, pero con
la práctica estas dificultades se van superando y se consigue eliminar totalmente la
subvocalización quedando un canal directo y libre de interferencias.

Un hábito se
elimina sólo
sustituyéndolo
por otro.

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BIBLIOGRAFÍA

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EDICIONES MIRBET S.A.C., Primera Edición mayo 2014.
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