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Guia Del Final de La Vida v1.1 PDF
Guia Del Final de La Vida v1.1 PDF
Impreso en España
Editado por Joan Miquel Martínez Jiménez
Maquetado por Olga Ralló Genover
Distribuido por:
Instituto Puerta de Alcalá, SL
Plaza de la Independencia, 10. 1º
28001 - Madrid - España
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Prólogo
La primera vez que me encontré con mi colega el Dr. Fenwick me sentí como
si le conociese de toda la vida. Su mirada inspiraba comodidad y sus relajados
modales ingleses transmitían elegancia con un deje arrastrado de algunas
palabras que contenían pura reflexión.
No solo hay que considerar aquellos factores prácticos sino también los
emocionales y, por supuesto, los espirituales.
Son momentos delicados que, sin embargo, bien llevados nos pueden
proporcionar una diferente perspectiva de la muerte sino de la vida tanto para
la persona que los está viviendo como para sus familiares y amigos más
cercanos.
José Miguel Gaona (2012) Al otro lado del túnel. Ediciones La esfera de los libros.
ISBN-10: 8490600279 ISBN-13: 978-8490600276
Peter y Elizabeth Fenwick (2015). El arte de morir. Un viaje a otra parte. Memoria
Mundi. Traducción Roberto R. Bravo, 364 páginas, cartoné. Vilaür: Ediciones
Atalanta. ISBN-978-84-943030-7-4.
Introducción
Conocer que podemos esperar en cada caso puede amortiguar aquello que
vamos a ver o experimentar y puede jugar un papel positivo y de soporte
cuando alguien cercano a cualquiera de nosotros se aproxima al final de su
vida.
Encontrarse junto a una persona que fallece es una experiencia muy profunda
y llena de significado. Sin embargo, también nos puede arrojar a los abismos y
caer en una depresión o bien emprender un viaje hacia dentro de nosotros
mismos que nos cambie la percepción de la vida.
Más aún, esta guía tampoco desea idealizar la muerte desde un punto de vista
romántico o determinar como "debería ser la muerte". La muerte es una
experiencia personal y sumamente intensa que se ve influenciada por las
creencias individuales y su historia personal. El proceso de muerte seguirá su
propio tiempo y camino.
Miedo a la muerte
Hasta mediados del siglo XX, la mayor parte de las personas fallecían en casa,
junto a su familia y en torno a su comunidad. Es decir, la muerte era aceptada
como un acontecimiento más de la vida diaria y llegar a muy viejos no era
especialmente común.
"La muerte no puede ser buena o calificada de bien tratada si no se reconoce el morir como
tal"
Profesor Allan Kellehear.
Incluso en los hospicios se evita llamar la atención sobre este suceso. Las
referencias a la muerte son desplazadas a las contraportadas de los folletos o
bien no son siquiera mencionadas. En televisión, por ejemplo, se evitan
alusiones a la muerte ya que está comprobado que el espectador cambia de
canal y baja la audiencia. En otras ocasiones el lenguaje relacionado con los
cuidados peri mortales pertenecen más bien a aquellas cuestiones relacionadas
con el control del dolor, medicación o prolongar la vida que acerca de
enfrentarse a la realidad de que el paciente va a morir.
Walter Schels y Beate Lakotta. Autores de “Noch Mal Leben Vor Dem Tod”.
2007
Por supuesto que una persona que esté muriendo necesita un control
adecuado de su dolor pero también necesita lo que podríamos denominar
"necesidades del alma": ser escuchado, cuidado, sentirse conectado con el
entorno y emocionalmente seguro. Quiere ser comprendido y aceptado como
cualquier otra persona.
- Sentir que son una carga para usted que nos está leyendo o bien para la
familia y sociedad.
- Pueden sentirse furiosos con la idea de que la vida les ha pasado una mala
jugada.
Haga todo lo mejor que sepa a la hora de compartir el tiempo con la persona
que está muriendo pero también asegúrese que esta cuidando de si mismo,
particularmente el sueño. Puede sentirse cómodo junto a la persona que está
muriendo. Quizás usted necesite también compañía pero también debe ser
consciente que algunos otros familiares puede que no se encuentren cómodos
a la hora de compartir estos momentos.
Megory Anderson
Autor de: "Sacred Dying"
En cualquier caso, cuando una persona que está muriendo observa que tanto
sus familiares como sus amigos no soportan la verdad de lo que va a ocurrir
resultará muy incómodo para ellos exteriorizar lo que sienten o demandar
aquello que necesitan. Esto puede provocar que la persona se sienta aislada o
en soledad sin saber cómo explayarse o despedirse de sus seres queridos. En el
fondo se ve obligada a pensar: “Si les transmito claramente lo que está
sucediendo les voy a hacer sentir mal.
Por ejemplo, pueden preguntar: "¿Qué crees que sucede después de morir?”.
Pueden preguntar si creemos que existe la vida después de la muerte o bien
preguntar: "¿Crees en la existencia de Dios?
Por otro lado es posible que usted quiera abordar el tema de la muerte con su
familiar o amigo pero que no sepa cómo hacerlo, particularmente si este tema
no se ha tocado nunca durante la relación con esta persona.
El mejor regalo que se le puede hacer a una persona que está muriendo es
saber escucharla.
¿Dicen todo lo que sienten? : ¿Nota que intenta decirle algo con el lenguaje
corporal que no expresa con palabras? En tal caso, invite a la persona a que le
cuente lo que realmente quiere decir.
Utilice frases breves: También pueden proveer de confort. Puede decir: "Si
en algún momento te apetece hablar de algún tema en particular o tienes
miedo de algo, por favor, dímelo". De este modo dejará sobre la mesa a su
amigo o familiar la invitación a que le hable, sin expectativa alguna, cuando
mejor le convenga.
Puede llorar: El llanto es una respuesta natural a situaciones cargadas de
emociones. Expresar su duelo tiene unos efectos muy sanadores sobre su
relación así como que da pié para que su familiar o amistad también viva el
duelo por la vida que el o ella están abandonando.
Otras personas se plantean unos objetivos claros que lograr y puede que
necesiten ayuda por su parte para alcanzarlos. Otros pueden comenzar a
cuestionar sus creencias religiosas o espirituales o, por el contrario, alcanzar
paz en viejas o nuevas creencias. Hay que estar atentos con estos quiebros o
crisis psicológicas.
El proceso de morir
La historia de Josefina
“Mi padre urgía a mi madre para que comiese pero ella no tenía el menor apetito. Ella le
dijo: ‘pero si ya no tengo que trabajar en nada'. Finalmente, el aceptó ya que entendió que
alimentar a una persona que está muriendo es como regar una planta moribunda.
La mayor parte del tiempo estaba dormida pero sufría episodios de agitación y mucha
ansiedad lo que le provocaba dificultades en la respiración a pesar de estar conectada a una
máscara de oxígeno. Sus ataques de ansiedad eran similares a ponerse de parto con las
consiguientes contracciones.
La sentamos en la cama. Mi padre la miró directamente a los ojos y le dijo: ‘Eres mi ángel,
siempre lo serás’
"El hombre nos pidió que rodeásemos la cama para poder agradecernos los cuidados
recibidos. Miró por encima de mi hombro hacia la ventana y dijo: 'Espérame, estaré contigo
en solo un minuto. Tan sólo quiero agradecer a estas personas por sus cuidados'. Repitió
esto un par de veces y, solo entonces, falleció".
Los cuidadores suelen ser discretos respecto a ellas porque creen que no es
muy profesional hablar sobre las mismas. En otras ocasiones, simplemente no
tienen tiempo para sentarse al lado de la persona que está muriendo y,
evidentemente, no llegan a ser testigos de la misma.
Por otra parte, los familiares no suelen hablar sobre este tipo de experiencias
al personal sanitario o al resto de la familia así como a las amistades por miedo
al ridículo o descrédito.
Por contraste, las personas que tienen experiencias del final de la vida suelen
estar calmadas por ellas. Más bien parece que ayudan a la persona a abandonar
el mundo físico y sobreponerse al temor de morir.
¿Qué debo hacer si mi familiar tiene – o no tiene –
alguna experiencia propia del final de la vida?
Este tipo de experiencias son absolutamente reales para aquellos que las
presentan. Escúchelas sin enjuiciarlas o negarlas. Es muy importante recordar
que es algo que realmente experimentan y que nosotros no debemos
intervenir tanto para opinar sobre su veracidad o falsedad.
Historia de Judith
"Cuando mi madre sufría terrores debido a su Alzheimer raramente se encontraba 'en este
mundo'. Finalmente, en una ocasión se recuperó lo suficiente como para dedicarme un día de
plena claridad mental. En ese momento pudimos hablar de todo aquello que había quedado
pendiente.
El último día, momentos antes de morir, murmuró algo relacionado con reconciliarse con mi
querido marido lo que, a su vez, me permitió descansar de esa herida que nunca se había
cerrado”.
El impacto real que este proceso de demencia tiene sobre el proceso de morir
puede ser imponderable y generar lógica alarma. En ocasiones resulta difícil e
incluso imposible conectar o llegar a comprender que es lo que dicen o que
quieren comunicarnos.
En cualquier caso nos hemos encontrado con numerosas ocasiones que
aquellos con demencia severa recuperan la lucidez de improviso en tal medida
como para despedirse de los que lo rodean o hablar coherentemente acerca de
encontrarse con familiares ya fallecidos.
Así que no despreciemos lo que hacen o dicen como una sarta de cuestiones
sin sentido y adoptemos una actitud proactiva en caso que la persona recupere
la claridad mental y puede o decide realizar una última conexión con nosotros.
Historia de Mark
“Me encontraba presente junto con mi novia al lado de la cama de mi futura suegra. La
suya no era una muerte fácil. Parecía que resultaba difícil que se despidiese de este mundo ya
que sollozaba y se la veía sumergida en un importante estado confusional. Sin embargo, la
experiencia para mí resultaba extrañamente vulgar y apacible.
En un momento determinado nos apercibimos que su respiración se había alterado así que
llamamos a la enfermera la que, a su vez, nos confirmó que se encontraba ya en proceso de
muerte. La tomamos de la mano y pude notar como la vida se escapaba de su cuerpo
abandonándolo desde las piernas hasta que finalmente expiró pasados unos 15 minutos.
Ella siempre había sido una persona muy reservada acerca de sus temores relacionados con
la muerte pero, después de todo, a pesar de cierto distrés en los últimos días, tuvo una buena
muerte dentro de los límites que razonablemente habíamos deseado. Esta era la primera vez
que había acompañado a una persona que se encontraba en proceso de muerte. Estoy muy
contento de haber participado en ella”.
¿Qué puedo hacer si no me es posible estar
presente?
Las memorias respecto a una persona que está falleciendo suelen ser
agridulces. Esos recuerdos son parte de usted mismo. Es importante
encontrar algo que le ayude alcanzar un sentimiento de plenitud y que quizás
le acompañe el resto de su vida.
Por ejemplo, puede crear un espacio personal donde encienda una vela y
pueda orar o cualquier otra cosa que usted necesite para poder despedirse.
Quizás escribir una carta diciendo aquellas cosas que siempre quiso decir pero
que nunca hizo. Si esta persona ya ha fallecido puede que desee quemarla en
una pequeña ceremonia o enterrarla.
Historia de Clara
“Mi amiga fue una figura inspiradora acerca de como ordenar todas las cuestiones
pendientes y planear su propio funeral. Estuvimos cantando y riendo hasta que llegó el final.
Una enfermera entró en la habitación a verificar su estado y dijo en voz alta: "Ya está de
camino. No puede oír y ya no sufre". En ese momento mi amiga abrió la boca dijo en voz
alta: "Puedo escuchar y todavía estoy aquí". Fueron sus últimas palabras. Nunca volvió a
abrir los ojos o hablar.
Por ello, creo que es muy importante subrayar que una persona que esté muriendo puede
seguir poseyendo la audición aunque parezca que ha perdido todos sus sentidos.
Uno de sus deseos era la de estar perfumada mientras todo se iba desarrollando así que le
había regalado un perfume que de manera regular iba esparciendo por su piel y cama.
También tenía deseos de comer chocolate así que hice compra del mismo y le permitíamos
comer todo lo que desease.
Creo que tuvo un apoyo enorme y fuerzas en tener a otra persona que poseyese el mismo
perfil espiritual similar al de ella. Sabía que podía ayudarla y así lo hice”.
Escogiendo el momento para irse
Es difícil asimilar que alguien muera justamente cuando usted haya salido de la
habitación para descansar después de estar presente durante tantas horas o
incluso días. Puede que usted se sienta herido por no haber sido el "escogido"
para el momento de la muerte. También puede sentirse culpable por creer que
justamente le "abandonó" en el momento crucial de fallecer.
Puede ayudar el comprender que algunas veces hay personas que necesitan la
libertad emocional para poder morir tranquilamente en soledad o bien, en
otras ocasiones, si las emociones se encuentran a flor de piel prefieren morir
en presencia de sus familiares o amistades que sean capaces de soportar el
impacto emocional.
Historia de Jane
“Me encontraba acompañando a mi padre en el proceso de morir y había estado toda esa
noche en su habitación. A la mañana siguiente decidí salir a desayunar no sin previamente
avisar a las enfermeras de mi decisión. Pocos momentos después, nada más llegar al lugar del
desayuno me llamaron para decirme que justamente acababa de fallecer.
Igual cuestión sucedió con mi tío. Me encontraba con su mujer, mi tía, cuidando de él cuando
decidimos salir a almorzar. En ese momento, falleció.
Llegué a pensar que algunas personas preferían fallecer en el momento cuando no estaban
siendo respaldadas por los familiares.
Personalmente podría decir que me sentí engañada ya que después de estar junto a él todo el
rato me perdí su partida. También soy consciente que mi tía, doce años después, se encuentra
muy arrepentida por no encontrarse presente en el momento de la muerte de su marido.
En este sentido fue muy importante para mi – egoístamente - realizar algún tipo de ritual
en relación a la despedida. Mi padre no quería ningún tipo de funeral ni nada similar pero
me urgía la necesidad de hacer algo para reconocer tanto su vida como su partida. Dado que
era marinero decidí aventar sus cenizas desde una embarcación. Solo entonces tuve una
sensación de que su partida se había completado.
En el caso de mi tía, de 74 años de edad cuando falleció mi tío, ella nunca había visto a
una persona muerta así que la acompañé a ver a su marido y esto también fue muy
importante ya que se había perdido el momento de su muerte.
Creo que el ritual de su funeral fue crucial para ella. Guardó algunas de sus cenizas
que todavía conserva”.
¿Qué sucede físicamente cuando alguien fallece?
Suelen darse algunas señales de que la persona se está preparando para morir:
- Desaparece el pulso.
- El color de la piel cambia rápidamente a amarillo pálido.
- La expresión facial cambia. Es posible que usted no "reconozca" a la
persona de la misma manera en que estaba acostumbrado. En ocasiones, el
aspecto es de suma paz.
- Se tiene la sensación de que el cuerpo no está "habitado" por alguien.
Historia de David
Parecía que, desde los pies hacia la parte superior. Es decir, su cabeza y derredor iba
perdiendo esa "fuerza vital" hasta que, finalmente, su consciencia sé separó del envoltorio de
su cuerpo.
Sentía como si mi vigilia velará la partida de su espíritu y también me dio una oportunidad
de comenzar mi proceso de duelo”.
Cuando ocurre la muerte
Historia de Denise
“Yo sabía que mi padre iba a morir ese mismo día y decidí dejarle a solas con mi madre.
No tuve problema a la hora de dejarle ya que me había dicho que se encontraba ‘listo para
irse'. No tenía miedo alguno y se encontraba muy tranquilo. Habíamos compartido mucho
tiempo conversando mientras le cuidaba y, sin llegar a verbalizarlo, ya nos habíamos
despedido.
Realicé un paseo hasta que tuve la sensación de que ya había fallecido. Volví a casa y
descubrí que su partida había ocurrido hacia 20 minutos. Comencé a sentir emociones un
tanto confusas, particularmente de alivio ya que el sufrimiento había llegado a su fin.
Nunca había visto con anterioridad un cuerpo de una persona fallecida. Me quedé de pies
con la espalda apoyada en la pared, a cierta distancia de él, acumulando el coraje para
acercarme.
Entonces, noté la presión de unas manos sobre mis hombros y una voz que susurraba en mi
oído: ‘Estoy bien'. A continuación experimenté una potente sensación de que una fuerza
extraordinaria se alejaba a una inmensa velocidad.
Sabía que era mi padre. Todo temor que parecía tener, desapareció lo que, sin duda, me
ayudó a manejar todas aquellas cuestiones asociadas con el funeral. Posteriormente me di
cuenta que está experiencia había hecho desaparecer mi miedo a la muerte”.
Puede sentir duelo. Puede sentirse confuso o, incluso, aliviado. También una
especie de tranquilidad, particularmente en hospitales e instituciones donde el
personal de enfermería no hacía más que entrar y salir para cumplir con su
trabajo.
Puede sentirse como que no sabe que hacer con usted mismo. Descubrirse
vagando sin rumbo, sintiéndose perdido y solo, además de cuestionarse
numerosos aspectos de su vida.
En las próximas semanas y meses después de una muerte puede llegar a sentir
verdaderos arrebatos de espiritualidad que produzcan rabia así como aflicción.
Para otros, esto puede ser verdaderamente liberador. Tan solo debemos saber
como tenemos que manejar todos estos sentimientos a medida que avanza el
proceso de duelo.
Historia de Sue
Todo fue distinto cuando hace siete años falleció mi padre. En el momento de su
muerte tuve más bien una sensación de un interruptor que se apaga en vez que ese ‘algo’ que
pareció desprenderse del cuerpo como en el caso de mi madre. He llegado a la conclusión que
el momento de la muerte puede producir y generar muy diversas sensaciones.
La familia
Historia de Sally
“Yo nunca había visto a una persona muerta. Mamá iba a ser la primera y no estaba muy
seguro acerca de como iba a ocurrir, como me iba a sentir y como sabría que ya se encontraba
muerta. Los cuatro nos sentamos alrededor de la cama y nos íbamos turnando para tomar
su mano mientras conversábamos en voz baja. Todos nosotros nos preparábamos para
perder a esta persona tan importante en nuestras vidas. Hacia las cuatro de la tarde, la
respiración de mamá comenzó a ser trabajosa, paró un par de veces y entonces, una hora
después, cesó de hacerlo totalmente y falleció. Fue un momento increíblemente emotivo. Mi
hermana pequeña y yo lloramos sonoramente. La mayor abandonó el cuarto sollozando
mientras mi hermano permanecía a los pies de la cama en completo silencio mientras
contemplaba su cuerpo con incredulidad. Nunca lo olvidaré. Fue un honor y privilegio
encontrarme ahí y compartir esta experiencia con mi familia”.
En casa.
Residencias.
Las residencias aconsejan que las visitas de los familiares sean frecuentes y
también que colaboren a tomar decisiones respecto al tratamiento médico y
cuidados de toda índole empleados, particularmente en los momentos finales.
Normalmente este tipo de instituciones no dispone de alojamiento extra para
la familia pero suelen estar complacidos cuando se comparte el mayor tiempo
posible con la persona ingresada.
Hospitales
- Explique claramente a sus hijos y familia por lo que está pasando desde
el punto de vista emocional ya que otros problemas o demandas
adicionales pueden ser particularmente difíciles de manejar.
Explosiones de emociones o mal humor pueden ser frecuentes. Intente
obligarse a descansar y dormir, esto le protegerá parcialmente frente al
estrés de la situación.
Puede resultar muy inquietante ver a la persona que usted quiere conectado a
monitores, tubos con suero o a un respirador. Más aún cuando ésta persona se
encuentre semi consciente, bajo estrés físico o emocional y que, además puede
estar quejándose abiertamente. La consecuencia de todo esto es que llegue a
encontrarse lleno de ansiedad y con un profundo sentimiento de inutilidad. Al
mismo tiempo puede sentirse desbordado, vulnerable y en soledad,
particularmente cuando el personal sanitario esté ocupado con otros
pacientes.
Qué hacer
- Si se siente capaz de ello, reste al lado de su amigo. Esto puede ser muy
reconfortante para las familias. Previamente asegúrese que usted es
capaz de proveerle de este soporte ya que permanecer al lado de una
persona que está muriendo resulta en un intenso trabajo emocional.
- Envíe de manera regular mensajes de texto o correos electrónicos a la
familia sin esperar una contestación inmediata. Es agradable para la
familia notar que hay terceros interesados en el devenir de la situación
así como conocer su opinión y sentimientos.
- Si puede ser, esté dispuesto para estar ahí presente dispuesto hasta el
final, siendo consciente que puede ser una de las experiencias más
enriquecedoras de su vida.
Fue asesor técnico del Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, responsable del
área de salud mental en la guerra de Bosnia para la ONG Médicos del Mundo y miembro
del Comité de Honor de la Fundación Altarriba de protección animal, entre cuyos
miembros se encuentran personalidades tan destacadas como José Saramago, Josep
Carreras o Eduard Punset, entre otros.
Actualmente dirige uno de los mejores centros de España dedicada a las adicciones y
depresiones desde un enfoque conductual y neurológico como es Neurosalus
(www.neurosalus.com )
En los últimos años ha trabajado en el campo de la neuroteología, ciencia que estudia los
fenómenos místicos y espirituales desde una perspectiva neurológica. En esta línea, dirige el
Proyecto Túnel, un sitio de encuentro para personas que han sufrido experiencias cercanas
a la muerte (ECM) y que desean compartir dichas experiencias o abordarlas desde un punto
de vista terapéutico.
Ha escrito numerosos libros entre los cuales distinguimos “Al otro lado del túnel” con más
de 50.000 ejemplares vendidos que ha llegado a ser Nº1 en ventas en España y otros países
de Hispanoamérica.
Internet:
www.josemiguelgaona.com
Twitter: @doctorgaona
Facebook: https://www.facebook.com/josemiguel.gaonacartolano