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PRINCIPIOS BÁSICOS
DE LA CRIMINOLOGÍA
MÓDULO: PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA CRIMINOLOGÍA
ÁREA:
CIENCIAS POLICIALES
DURACIÓN:
4 SEMANAS
TOTAL DE HORAS:
40 HORAS
SEMESTRE:
PRIMERO
COMPETENCIA:
• Conoce los principios teóricos que explican el hecho delictivo, la conducta del
delincuente y la víctima.
• Aplica los principios del trabajo policial comunitario en el ámbito de sus funciones
profesionales.
CONTENIDO:
CAPITULO I:
EL DELITO COMO FENÓMENO MULTICAUSAL
CLASE 1: EL DELITO COMO FENÓMENO SOCIAL
CLASE 2: FORMAS DE ABORDAR EL DELITO
CAPITULO II:
DELITOS, DELINCUENTES Y VÍCTIMAS
CLASE 3: EL FENÓMENO DELICTUAL
CLASE 4: DELITOS Y VICTIMIZACIÓN
CAPITULO III:
EL TEMOR AL DELITO
CLASE 5: EL FENÓMENO DEL TEMOR AL DELITO
CAPITULO IV:
SEGURIDAD E INSEGURIDAD
CLASE 6: LA PERCEPCIÓN DE LA COMUNIDAD FRENTE AL DELITO
CAPÍTULO I
EL DELITO COMO FENÓMENO
MULTICAUSAL
APRENDIZAJES ESPERADOS:
Al momento de estudiar el delito como fenómeno social, el que ha estado presente desde
siempre en el desarrollo de la humanidad, es evidente que no resulta fácil identificar con
precisión las distintas motivaciones que están detrás del delincuente, como asimismo, porqué
aumenta o disminuye el delito en un sector determinado.
Del mismo modo, ha aumentado de manera importante la población penal del país, lo que
daría cuenta de una mayor eficacia de la acción del Estado en la persecución del delincuente.
En consecuencia, no se puede afirmar seriamente que los delitos han aumentado en el país
por la ineficiencia policial o por falta de eficacia del sistema judicial.
CLASE Nº2:
FORMAS PARA ABORDAR EL DELITO
Ø El control por su parte es una reacción después que la infracción ya ha sido cometida.
Carabineros cumple labores profesionales en ambos campos, pero dejaremos para
más adelante la profundización de estos conceptos.
Agreguemos a estos argumentos, que todos los estudios realizados tanto en Chile como en
países desarrollados, dan cuenta de un problema que, a pesar de los esfuerzos
gubernamentales y policiales, no logra ser contenido.
Las causas de este fenómeno son múltiples, pudiendo agruparlas en aquellas de raíz social, de
origen institucional y las referidas a los espacios públicos.
Entre las causas sociales del problema delictual es posible distinguir aquellas derivadas
de la marginalidad, de la exclusión, de la falta de una escolaridad suficiente y el
creciente consumo de drogas lícitas e ilícitas.
Obviamente que este listado es una generalización del problema; cada una de estas causas
no explican por sí solas el fenómeno en estudio, pero normalmente son condicionantes que
exponen en mayor medida para incurrir en conductas ilícitas.
Otro factor relevante del plano social es lo que ocurre en el seno de la familia; una familia
disfuncional o aquella marcada por la violencia intrafamiliar, afectará sin lugar a dudas a
quienes conviven en esa realidad.
Las causas sociales son quizá las de mayor impacto en el desarrollo de la delincuencia. La
relación entre consumismo y carencias es un indicador de aquello; las dificultades del
segmento juvenil para acceder al mercado laboral también; las mutaciones socioculturales;
las migraciones; la aceptación de la diversidad; la discriminación por razones étnicas, entre
otras, afectan la convivencia social. Muchas conductas denominadas como antisociales, son
producto de la falta de tolerancia.
Entre los factores de orden institucional que contribuyen al desarrollo del fenómeno delictual
están:
→ el sistema judicial,
→ la calidad del trabajo policial
→ y por cierto el sistema carcelario.
En tercer lugar, están las causales relacionadas con los aspectos físicos o situacionales. No se
puede desconocer que jamás ha existido una correlación entre las políticas de seguridad
pública y las de planificación urbana.
Por años se han establecido verdaderos cinturones de pobreza entorno a las grandes urbes,
con escasos espacios públicos, viviendas que apenas logran contener a sus habitantes, cuyo
patio es la calle, sin servicios públicos que representen al Estado en el lugar, lo que los ha
transformado en la práctica en verdaderos guetos urbanos.
Pues bien, ese es el escenario en que el Carabinero debe cumplir con su misión. Es necesario
recalcarlos pues, como ya se dijo, estamos hablando de un problema multicausal.
APRENDIZAJESESPERADOS:
Afirmamos que es importante comprender los contextos, por cuanto muchas figuras que hoy
son delitos, no siempre la sociedad los ha considerado como tales, o al revés, conductas que
eran penadas por la ley, como la relación sexual entre hombres o la venta de alcohol,
hoy ha pasado a ser incluso bandera de lucha para ciertos sectores de la comunidad. Lo
propio se busca con la legalización del aborto o la mayor permisividad en el consumo de
ciertas drogas.
El delito ha existido desde siempre, lo que cambia en el tiempo y en las diversas sociedades,
es la tipificación de ciertas conductas como lícitas o ilícitas. También cada cierto tiempo, se
tiende a criminalizar con mayores penas ciertos delitos, especialmente frente a la conmoción
pública. En este punto un profesional de Carabineros debe tener clara conciencia que el
fenómeno delictual no se resuelve sólo con mayores penas; muchas veces la cárcel
profundiza las conductas desviadas. Por lo tanto, no se deben repetir frases hechas o slogan,
se debe estudiar el fenómeno, analizar cifras, comportamientos, realidades sociales y tantos
otros elementos que afectan, directa o indirectamente, la comisión de delitos.
Es función primordial de las policías diseñar estrategias que permitan reducir las cifras de
criminalidad a límites socialmente aceptados, pero jamás se podrá pretender que con mayor
cantidad de policías en las calles, se eliminará el delito.
Es importante también intervenir, cada vez que ello es posible, en cada una de las variables
que inciden en la criminalidad: en el control de la deserción escolar, en el tráfico de drogas, el
alcoholismo, en combatir la violencia de todo tipo, en anticiparse al delincuente cuando se
realiza un trabajo policial focalizado. Esa es la contribución efectiva que debe realizar el
Carabinero para hacer frente a este problema social.
Pero también se debe tener presente que existen los denominados factores causales del
delito, y de ellos, no todos son responsabilidad de la policía. Para hacer frente al delito de
manera integral, el Profesor de Carabineros y experto en Criminología, Marco González
Berendique, propone contrarrestarlo con una prevención primaria, secundaria y terciaria.
Primaria, dirigida a las medidas de prevención que debe adoptar la propia población;
secundaria, orientada a intervenir aquellas poblaciones de riesgo, donde es posible que surja
un potencial delincuente; y terciaria, dirigida a evitar la reincidencia del delincuente, a prestar
atención a las víctimas y adoptar mejoras en los espacios públicos.
Como puede apreciarse, el problema es complejo. Carabineros debe hacer lo suyo en materia
de prevención y control del delito. Además, participar en la prevención social, apoyando a las
municipalidades, colegios y demás organismos comunitarios, con su rol educativo, participar
en reuniones informativas, dictar charlas y todas aquellas acciones que nos permitan aportar
nuestra visión de expertos. Para ello hay que prepararse, conocer el fenómeno, para poder
aportar a las soluciones, en conjunto con cada comunidad local.
CLASE Nº4
DELITOS Y VICTIMIZACIÓN
Con anterioridad, los únicos indicadores del comportamiento delictual, aceptados en nuestro
país, eran la cantidad de denuncias y detenidos, de acuerdo a los registros policiales. Esa
realidad cambió en Chile y, en general, en el mundo.
El fundamento inicial para innovar en la materia estuvo dado por el argumento cierto que no
todos los delitos ocurridos son denunciados por las víctimas del mismo. No cabe duda de
que, efectivamente, así es en la realidad; por las más diversas razones, muchas personas
prefieren no denunciar, sobre todo si existe la percepción de que con su denuncia no logrará
una respuesta adecuada en el sistema policial – judicial, o bien, los trámites a que deberá
someterse le significará más problemas que soluciones.
Mucho tiene que ver en esta mirada, la calidad de servicio que entrega la policía en general, y
Carabineros en particular, a quienes son víctimas de un delito. Si para concretar una denuncia
el ciudadano deberá esperar horas valiosas en la guardia de un cuartel, lo más probable es
que opte por engrosar la cifra de delitos ocurridos y no denunciados. Frente a esa realidad es
que surgió el concepto de victimización.
Otra variable tomada en consideración, fue la poca confiabilidad de las estadísticas policiales
las que, en muchos países y en diferentes épocas, han sido manipuladas interesadamente
para aparentar mayores niveles de seguridad. A ello, se suma la calidad de dichos registros; la
falta de rigurosidad en completar los datos requeridos por los sistemas informáticos, lo que
lleva a obtener como resultado un producto deficiente y distorsionado de la realidad.
El objetivo central de medir los delitos según tasas de victimización, apunta a proveer de
información confiable y fidedigna en materia delictual, de manera que las autoridades y las
propias policías puedan hacer un seguimiento al fenómeno criminal en un período
determinado y adoptar decisiones sobre bases ciertas. El sistema parte de información que
generan las personas, no el sistema policial o judicial.
En nuestro país, comenzaron a aplicarse en forma efectiva desde octubre de 1998, a cargo
de la Fundación Paz Ciudadana, para medir objetivamente el temor frente al delito y, más
recientemente, a partir del año 2004, como encuestas de victimización propiamente tales,
solicitadas por el Ministerio del Interior al Instituto Nacional de Estadísticas (INE).
Entre sus resultados, cabe destacar que mientras en 2003 un 43% de los hogares había sufrido
algún delito, en el 2005 esta cifra baja al 38,3%, el 2006 se estabiliza en el 38,4% y el 2007 baja
nuevamente al 34,8%. Vale decir, si comparamos la tasa de victimización del 2003 con la del
2007, tenemos una baja real de 8,2%, lo que nos estaría indicando que el porcentaje de
personas víctimas de delitos bajó en ese porcentaje en los últimos 5 años.
Las mayores bajas se presentan en las regiones del Maule y Coquimbo, ambas cuando se
comenzaba a aplicar, y sin déficit, el Plan Cuadrante de Seguridad Preventiva, en las que la
tasa de delitos en ese período baja más de 20%.
Sin embargo, en nuestra segunda variable, el índice de temor, éste aumentó a nivel nacional
en un 8,2% respecto al año 2006, vale decir, aquí tenemos una clara muestra que mientras los
delitos bajan, el temor a ser víctima de la delincuencia crece.
Dos datos adicionales: al preguntarle a la gente sobre las causas del delito, la falta de
presencia policial ocupa el segundo lugar y al preguntarles por los principales problemas del
país, el primero es la pobreza, con un 26,9%, seguido de la delincuencia con un 14,9 y el
tráfico de drogas con un 14,0% (que también es un problema delictual).
CAPÍTULO III
EL TEMOR AL DELITO
APRENDIZAJES ESPERADOS:
En directa relación con los datos objetivos de ocurrencia de delitos, medidos a través de las
encuestas de victimización a que nos referimos en la clase anterior, están los índices de temor
en la ciudadanía. En los procesos de gestión institucional, especialmente cuando nos
corresponde asumir los servicios policiales y, en consecuencia, responder por la seguridad de
un sector o cuadrante determinado, este indicador no se puede soslayar.
En Chile, se realizan periódicamente estudios sobre el temor, tanto desde el Ministerio del
Interior como por instituciones privadas. Con índices variables entre una muestra y otra, en
general, son coincidentes en señalar que un alto porcentaje de la población siente temor de
ser víctima de un delito. Esto es importante de señalar, pues se trata, muchas veces, de
personas que nunca han sido víctimas y, sin embargo, sienten temor; es más, como ya
señalamos, normalmente las cifras de victimización son inferiores a las de temor.
El temor a ser víctima de un delito se nutre de diversos factores, entre los cuales, los expertos
consideran la influencia de los medios de comunicación, la capacidad individual para adoptar
medidas efectivas de protección y la confianza en las instituciones, entre otros. Por lo tanto,
una primera conclusión, es que no se requiere haber sufrido la experiencia del delito para
incrementar el sentimiento de miedo frente a la sola posibilidad de serlo.
Las encuestas nacionales que cubren este problema, coinciden en algunos resultados: las
víctimas de delitos, los adultos, mujeres y personas de menores ingresos sienten más miedo;
la mayoría responde que el país o la ciudad es insegura, pero no así su barrio. Esto reafirma el
carácter subjetivo de las opiniones, pero constituye un indicador a considerar en la
implementación de medidas para contrarrestarlo.
¿Qué factores inciden en la percepción de temor?
Por ejemplo, que roben en la casa de una autoridad es más noticioso que se robe a un
ciudadano común, por lo tanto, esa información no, necesariamente, está reflejando una
realidad general. Por otra parte, nadie podría afirmar que la información es inofensiva; la
interpretación que se puede dar a la violación de una menor, será percibida de manera
distinta por quienes son padres de niñas, que quienes no tienen hijos.
En definitiva, cuando usted está sentado frente al televisor viendo un noticiario, siente más
cercana la presencia del delito y, en consecuencia, su temor aumentará.
Pero, por otro lado, la información de los hechos delictuales también genera aspectos
positivos: conocer el éxito de las pesquisas policiales demuestra que las instituciones están
haciendo su trabajo y saber el modus operandi del delincuente, ayuda a tomar medidas de
auto cuidado, evitando incurrir en situaciones de riesgos innecesarios.
En estas encuestas, se pregunta a las personas en qué instituciones confía más o, en otras, se
les pide que asignen una nota a éstas, generalmente, en la escala de 1 a 7. En prácticamente
todas ellas, Carabineros de Chile ha sido evaluada como la institución más confiable o ha
obtenido la calificación más alta.
Ello no es casualidad, es el fruto del trabajo de sus hombres y mujeres a lo largo del país, a
quienes la ciudadanía siente como los más cercanos a sus problemas. Pero, lamentablemente,
existen otras instituciones fundamentales de la República que son mal evaluadas, vale decir,
el ciudadano manifiesta desconfianza en sus integrantes o en sus métodos, lo que resulta
particularmente complejo a la hora de buscar soluciones.
Existen medidas eficientes para contrarrestar este fenómeno, aunque sea en parte, lo que se
traduce en un conjunto de medidas que cada país debe adoptar.
Carabineros tiene múltiples tareas por cumplir: focalizar los esfuerzos de vigilancia, mantener
mayor contacto con el vecino, hacer participar a la comunidad en las funciones de seguridad,
fomentar el auto cuidado, son algunas de ellas.
Pero para nosotros, los Carabineros, quizás la más importante sea preservar la confianza
ciudadana; requerimos en nuestro trabajo profesional contar con el apoyo de la gente, que
crean en nosotros como hasta ahora ha sido y eso, que ha costado el esfuerzo de tantos años
y de tantas generaciones, es algo que no se debe perder. Ese es, indudablemente, el mayor
desafío.
CAPÍTULO IV
SEGURIDAD E INSEGURIDAD
APRENDIZAJES ESPERADOS:
La Seguridad Pública es vista como un desafío para toda la sociedad; todos somos
responsables de nuestra seguridad, asumiendo las instituciones del Estado sus roles
específicos. Esa, es la materia que nos ocupará en esta clase.
Muchos de los argumentos que a diario escuchamos tienen una connotación reactiva frente a
situaciones puntuales o representan una manera efectista para aparecer en los medios, sin
que estén sustentados en estudios técnicos que los respalden. Con ello, debemos tener
cuidado, para no caer en la tentación de repetir frases hechas o slogan, que muy poco
aportan en el debate y, menos aún, en las soluciones.
En general, la sensación de inseguridad afecta más a las personas que han sido víctimas del
delito, testigos de su comisión o que lo haya sido un pariente o una persona cercana.
Al igual que frente al temor, las mujeres, personas de mayor edad y los de menores ingresos,
se sienten particularmente vulnerables frente a la delincuencia, concentrando los mayores
niveles de inseguridad.
Si en nuestros patrullajes diarios hacemos algo más que viajar sentados en un vehículo, si
prestamos mayor atención y deferencia a quién ha sido víctima, si la población nos ve
cercanos, no les quepa ninguna duda que se mejorarán los índices de temor, que la gente se
sentirá más segura.
Esto es particularmente importante en los barrios; en las zonas más pobres y con las personas
de mayor edad. Con ellos se debe tener una actuación especialmente delicada, atenta,
caballerosa, pues como vimos, son los más afectados por el temor y la inseguridad.
Estos elementos de juicio que proporciona el estudio del delito y sus factores asociados, son
herramientas para realizar cada día un mejor servicio policial a la sociedad chilena.