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d'Alacant
6;i, Universitat
fry Universidad deAlicank
Facultad de Filosofía y Letras
Tesis de doctorado
2001
Alicante"iunio de 2001
A mispadres
ÍNorcs
INTRoDUCcTóN 1,1,
Ir. PERSPEC"ITVAS
URBANASY LITERATURA: I,A CIUDAD EN I..AOBRA DE JULIO
RAMóN Rr¡syRo 237
El nouiniento ascendente
ltacia el aaúo 31.6
El notimiento descendenle:
una denuncia. 326
El ocaso
dellineño deayer.......... 337
3. La CTuoaD EUROPEA:REENCUENTRO
Y DES]\flTIFICACIÓN 391
Un refugio para'1os cauúvos": las islas urbanas del pasado. 395
París,ciudad enmascarada(l-a ciudad, del enigma al espejismo)....................402
En lalteriferiaurbana......... 479
Por la¡ aqoteas......... 481
En el mar el enbng'odelas aguas.. 486
La ciudad donde yace el corazón. Primera respuesta.... 498
Soñadoresde refugfos. Una perspectivaurbana........ 507
Dude k ciadad,un uiEeltaciael ideal SegundarerpuesÍa....... 510
571
6. Teatro.... 576
7. Artículos 576
8. Entrevistas................. 579
1. Libros.... 583
2. Artículosy prólogos. 583
3. Tesis. 594
BrsLrocRAFÍAG8NERAL.................. 595
INrnoouccróN
En 1535 fue fundada la capital del Perú con el ostentoso nombre que
forma del desierto al que se opone"1, escribe Italo Calvino, y muy especialmente
cuadrícula,con una planta ortogonal -tan solo alteradaen algunos puntos por los
'
Italo Calvi4o, Las ciudades invisibles, Aurora Bemárdez (trad), Madrid, Siruel4 1998, pág. 33
'
SebastiánSalazarBondy, Lima lq horrible, México, Era, 1968, pá9. 83.
t2 Introclucción
Sebastián Salazar Bondy, "la irg¡dez impuesta por la fatalidad fundadora quiso ser
budada por el gusto palaciego:el desierto puso su impronta en el tiro de las calles"3.
al oráculo del río o a su canto inmemoriaf fijó en el valle del Rímac la fundación de
la ciudad. Aquel llamado del río hablador parccía haber presagiado el rumor de la
ciudad murmuradorq que durante la época colonial creció entre intrigas, silencios,
del mundo era rcal y, como tal, requería de una nueva fundación, como una forma
Colonia, la ciudad comienza a adquirir presencia en los escritos de los poetas que
residen en la capitaly plasman en sus versos la epopeyade su fundación y los fastos
que en ella se celebran en torno a Ia cotte r,'irreinal. Sin embargo, en el siglo XVII,
un poeta andaluz afncado en la capitai, Juan del Valle Caviedes, inaugura en sus
t
lbidem.
a
Aurelio Miró Quesada. Limq tierray mar,Lima, Editorial Mejía Baca, 1958, pág. 17.
Introducción 73
germen de una escrifura que versa sobre la ciudad y que evoluciona, en los siglos
vertientes básicas:el tratamiento de los temas históricos, que habían sido silenciados
fijado en la memoria coiectiva del pueblo limeño. I)e este modo, Ricardo Palma
"t4 Introducción
el hecho de que l^ ftaffia novelesca transcurra en una hacienda andina no impide que
la visión del adolescentelimeño proyecte esa mirada urbana que consrituyeuna de
Entre Palma y Ribeyro se situa por tanto el eje principal sobre el que
sustentamos la tesis de la primera parte dei trabajo, esto es, la propuesta de una
tradición basada en la ciudad, como motivo literario que adquiere unas
catacteÁsttcasdeterminadas -y en ciertos casoscomunes- en la literarura que abarca
el fragmento cronológico que separaa los dos fundadores principales de la ciu<lacl.
trasfondo de la historia social de un país que, a mediados del siglo XX, se aglurina
Introducción 15
en la narcativa contemporánea. I)e este trazado emergen las diversas caras de una
misma ciudad: Lima o la Ciudad de los Reyes puede ser la ciudad silenciosa y
perfumada de los cronistas, la ciudad frívola y sensual de los satíricos, la ciudad
tradicional de los costumbristas, la ciudad mítica de Palma, la ciudad de la gracia,Ia
pasado histórico fundamental y varios presentes üterarios, de los que emerge la idea
de un futuro, principalmente en la obta de los escritores de la generación del 50.
PenQ o Mario Castro Arenas (en su ltbro I-a norcla peruana1 la etvlución sodal.
Esenciales han sido ¡ambién los esrudios y ensayosdel histoÁadot Jorge Basadre
sobre la lristoria del Peru, con especial atenitín a sus textos sobre el siglo de la
Por otra parte, pan el acercamiento concreto ala historia hterana de Lima han sido
imprescindibles la PequeñaanÍologíade Lima, de Porras Barrenechea, los libros de
Aurelio N{iró Quesada (Lina, lierra.I /?xdr,entre otros), IJma 1 k limeño de [uan
Manuel Ugarte Elespuru, así como las obras específicas en las que Lima es
protagonista principal; obras que jalonan estahistoria urbana sobre Ia que insistimos
en las páginas de nuestro trabaio, y que desemboca en la obra de Julio Ramón
fubeyro como fundador literario de la Lima moderna. Para un mejor entendimiento
1,6 Introducción
lristoria social y hterana del Peru, en ia que se encuentra la llave que permite acceder
al sentido de ciertos aspectos básicos de esta nanativa, y que arroja luz sobre
toda su obra. Como apoyo fi-rndamentalpan este anáüsis nos servimos de sus
las innumerables entrevistas reunidas por Jorge Coaguila en I-,apalabra inmortaly L.as
respuesÍas
del mudo6,donde Ribeyro nos da las pautas esenciales para entender su
actitud ante la ltteratura y la vrda. En este sentido de comprensión global, son
también fundamentalessus obras teatrales,que reseñamosen lablb[ografía7.
5Julio Ramón
Ribeyro, Prosasapátridas(completas),Barcelona,Tusquets,19g6,pág.lg0.
" Quiero agradecerdesdeestaspáginasla inestimableayudade Jorge Coaguila,escritory periodista
limeño que dedicóvarioslibros de entrevistasa la obrade Ribeyroy quei a lo largo de estetiémpo,me
suministróartículosy librosquehansidocrucialesen el desarrollode estetrabajo.
' En ella hemosrecopilado
todaslas coleccionesde cuentospublicadasen susdiferentesedidionesy las
antologíasaparecidas, asícomotambiéntodaslas edicionesde las novelas,ensayosy diarios.Ofrecemos
asimismoel listadocieartículospublicadospor Ribeyroen prensa.
Introducción 17
incógnitas que plantea esta nanaúva. Ribeyro opinaba que el papel del crítico
consiste en "coger una obra como una partitura y proceder a su ejecución [...] Un
ctíttco es un mediador, un intérprete y la audición que propone de una obra será
tanto, las ciaves básicas para entender esta natranva, ensombrecida por Ia reiterada
caida cotidiana, pero también soñada, a través de sus personajes, como intenro de
una sociedad que progresa de forma descompasada y los valores morales del
hombre "desclasado" en ei espacio de la ciudad. Y, desde este espacio, nuestra
fundamentales.
En el capítulo que tituiamos "La ciudad europea: reencuentro y
narcaúva limeña. En 1950, Ribeyro rcahzó su primer viaje a París, centro culrural
t
Julio Ramón Ribeyro, La caza xúil, Lima, Milla Batres, 1976, pátg.60
18 Introducción
en lima.
Escrutador de la condición humana, el escr{tor dibula en sus cuentos, ya
transcurran en Lima o en ciudades europeas, la faz de los desposeídos,de los
solitarios; un paisaiehumano aglutinado en la común ma€'inalidad que les aboca al
democratizaciín. Ribeyro restituye Ia voz al mudoque por fin consigue hablar a esa
sociedad que a pesar de todo no escucha.Desde la concepción ribeyriana de la
voz quieta y hormigueante que vierte sobre las páginas una experienciaen la que
que les impone la rcaltdad cotidiana y modulan esa voz húmeda de kotúa, tan
húmeda como el clima de Lima, que impregna cadauna de las páginasy permite a-l
escritor velar la realidad, trascendeda p^ra mejor sugerirla, liberarse cle sus
Introducción T9
HeliocloroValle
Moro, hasta la Lima horribie que nos presenta Sebastián Salazzr Bondyl, la
evolución de Ia experiencia
urbana a ttavés de la histoÁa ha encontrado un espacio de
representación mimética en la lttenfr¡ra- N acercatnos a la tradición literaria del
Perú, un factor social e histórico reclama nuestra atención en tanto que determina
todo el proceso: la oposición radical entre sierra y costa, que se traduce, desde los
'
Lima, la horrible es el título del emblemático ensayo de SebastiánSalazarBondy (Lima, Peisa, 1974),
quien da comienzo a su obra con los últimos versos del poema de César Moro "Viaje hacia la noche",
recogido en La tortuga ecuestre.Moro apunta al final del poema lugar y fecha, donde encontramos por
primera vez el título utllizado por SalazarBondy: Lima la honiblq 24 de julio o agosto de 1949, firmado
César Moro fla tortuga ecuestrel.
'
"El medio geográfico y la mayor resistencia de la cultura antigua -escribe José María Arguedas-
determinaron, pues, la extrema diferenciación que actualmente existe entre sierra y cost4 en el Peru.
Nunca fueron en la antigüedad tan distintos ambos mundos. [...] Pero en la actualidad y desde que se
intensifrcó la explotación industrial del país, tales obstáculos no sólo provienen de la naturalezafisica del
suelo y de la resistenciacultural del indio; provienen también" y en medida mucho más grave de Io que a
primera vista parece, del conservadurismo colonial, que en la sierra tiene raíces aún muy profundas, por
el mismo echo de que en esa región la cultura hispánica estuvo rodeaday tuvo que afirmarse y ahondarse
más que a través de la lucha". En su libro Formqciótt de urn culÍurq nocional indoamericana, México,
Siglo XXI, 1975, pitg.26.
cuya identidad, a pesar del debate, fue desvelada por Marcel Bataillón al consignar la
autoÁa de Alonso Canó de la Vandera- establecíaen la segunda mitad del siglo
nada del Peru. Allí nunca se trata de algun objeto relativo a la feücidad púbüca del
reino. Lrma está más separadadel Peru que Londres, y aunque en ninguna parte de
América Española se peca por demasiadopatriotismo, no conozco ninguna otra en
la cual este sentimiento sea más apagado.Un egoísmo frío gobierna a todos y lo que
no sufre uno mismo no da cuidado al otro"ó. En el siglo XX esta temática sigue
vigente, enfocada desde distintos puntos de vista, desde César Vallejo a Enrique
que la ciudad se encontraba circundada, desde el año 1685, por unas murallas que
obtuvo el permiso para que los viejos muros fueran derruidos. Era el comienzo de la
transformación. Raúl Porras Barrenechea,en su artículo '?erspectiva y panorama de
Limt', describe ese primer intento de ingresar en la modernidad, cuando fueron
" Cit. en Juan Manuel Ugarte Elespuru,Lima y lo limeño, Lima, Editorial Universitari4 1967, pá9. 12.
7
Nos remitimos a la pág. 176 de estetrabajo.
t
En su Pequeña antología de Lima. Et río, el puenfe y la alameda, Limq Instituto Raúl Porras
Barrenechea,1965,págs.397-399.
'
Raúl Porras Barrenechea,"Perspectivay panorama de Lima", La mqrca del escritor, México, Fondo de
Cultura Económica, 1994. páry.l0l. Por su valor histórico, merecerecordarsecomo testimonio directo de
aquel primer impulso modernizador, el relato del üajero francés Edmundo Cotteau, miembro de la
Sociedadde Geografia de París, que llegó a Lima en 1878. En su relato enuncia los adelantosurbanos de
la época de Balta, la formación de la colonia china, usos y costumbresde los limeños, etc. En Raúl Porras
Barrenechea,Pequeño antoloCía de Lina. ed. cit., págs. 301-306,
Sobre las ruinas del pasado pródigo de la ciudad de los Reyes se abría un
futuro de cambios que culminarían, a mediados del siglo XX, en un proceso de
asimilaciónde las provincias en el espacio cadavez más desbordadode la ciudad. La
Lima amurdlada en tiempos de ia Colonia se convertirá así en el escenarioprincipal
dei cambio social y cultural del Peru. Esta transformación, openda sobre un país
substanciales a lo largo del siglo XX, pues si bien la veta evocativa persiste, sin
embargo ei objetivo se desplazay la emergencia de evocacionesde la ciudad antigua
no sirve sino para enfocar, con una agudeza cntica más efectiv4 los procesos del
cambio que sufre la urbe de mediados de siglo, momento en que Lima acoge
definitivamente a la sociedad serrana.
r0
Peter Elmore, Losmuros irrvisibles.Lima y tamodernidad en la noveladel siglo XX,Lima, Mosca Azul
Editores, 1993,pirg. 11.
Ilerú autóctono por utra r z extraniera que no ha conseguido fusionarse cott la xaza
inclígena, ni eliminatla, ni absorbedal3.
imbricar procesos socialesy literarios para poder averiguar los modos como se han
ido construyendo las tradiciones literarias nacionales. Su propuesta nos interesa
^' JoséCarlos
Mariátegui, Siete ensayosde interpretaciónde la realidad pentanq, México, Era, 1996,
pág.185.
ro Ángel Rama
dilucida la cuestióncuandoexponela distinciónentreambosperíodosdel indigenismo,
basadaen el esfuerzode los últimospor subsanarlas carenciasde suspredecesores. En suspalabras,la
tercerageneraciónindigenista""disponiendode un conocimientomucho más amplio de-la cultura
indígenay apreciándola con fuertepositividad,aportarásin embargoel descubrimiento del "mestizo"y la
descripciónde su culturapropia,distintaya de la "india' de queprovenia.Esteúltimo indigenismo,el que
hastala fechapuedeestimarse comoel máscabaly mejordocumentado, ha sabidorealzanelpapelceniral
que cabe al "mestizo" en la formación de la tantas veces ambicionada"nacion¿lidaáintegrada"
peruana...'".
"Introducción"a JoséMaría Arguedas,Formaciónde una caltura nocionalindomaericana.
ed.cit.,pág.XVI.
este tipo confirman, según Cornejo, "que en un solo momento coexisten varias
también los cambios en la conciencia que se tiene de ella. Para ello, siempre
tendremos en cuenta que nos encontramos ante una literatuta "no orgánicamente
el planteamiento de este último, quien aiterta al observar que "lo que estaba
implícito en Mariátegui era mucho más, eta una visión dialéctica z ttavés de la cual
'r
lbidem, pág. 35. Partiendo de este planteamiento,Cornejo centra el que debiera ser objetivo primordial
de la crítica peruana contemporánea:"ver de qué manera nuestra literatura pone en funcionamiento [...]
dos mundos, y un poco que contempla lo que sucedecuando esos dos mundos se comunican o se atacan
mutuamente" (pág 36)
" La perspectiva de heterogeneidadcultural americanafue formulada por Antonio Cornejo Polar como
recurso teórico frente a los habitualesconceptos de mestizaje y transculturación para la definición de las
literaturas de Latinoamérica. Véase A¡tonio Cornejo Polar, "Mestizaje, transculturación,
heterogeneidad", en Asedios a la heterogeneidod cultural, José Antonio Mazzoüi y Juan Zevallos Aguilar
(coord.), Philadelphi4 Asociación Intemacional de Peruanistas, 1996. Cornejo ve en los conceptos de
mestizaje y transcuituración la tendencia a la definición de una realidad desproblematizaday armoniosa.
Frente a ellos, mediante el concepto de heterogeneidad--como ha explicado José Carlos Rovira- Cornejo
"se afincará en una realidad cultural y literaria problematizaday conflictiva, p¿ra considerarlacentro de
cualquier visión que quiera dar cuenta de los procesosy las relacionesde la literatura en el marco de una
sociedadconcreta. La perspectiva contrari4 todo lo que pretenda debilitar el conflicto discursivo (entre
literatura hegemónica, literatura popular, literaturas indígenas)seráuna suerte de mistificación teórica".
José Carlos Rovira, "Heterogeneidad y discursos conflictivos", Revista de Crítica Literqriq
Iatinoamericana, Año )O(V, no 50, Lima-Hanoveq 2do. Semestrede 1999, pág. 109.
r-AcoNSTRUCCtoNDE LA
Dnl nspRcro cEOGtu(FICo AL BSpiRTTUAL:
CIUDAD LTI'ER.ARIA
reservamos para el úitimo capítulo de esta pnmera parte, donde aportamos las
este artículo es la refiexión que nos ofrece Ribeyro sobre la representación literaria
de ciudades, en la que incide sobre el poder fundacionai de la literatura en Ia medida
en que les confiere una dimensión mítica y perdurable. Para ello, recuerda algunos
casos patadtgmáúcos:
I-a üteratura sobrela¡ ciudadeslas dota denna segundarealidadll las conuierteen dudades
ní[icas. Inversamente, la ausencia de esta literatua las empequeñece. Hay ciudades
irnportantes pero que no han inspirado grandes obras literarias y que por ello misrno
siguen siendo sólo eso, ciudades importantes [...] Estas ciudades pueden ser centros de
interés político, económico, histórico, urbanístico u otros pero, que yo sepa, carecen
de phcuaüa üteraria, no han dado origen al o los escritores que les agreguen la
dimensión sobrenatural de la üteratura.
Pads, en este sentido, es una ciudad privilegrada. Su prestigio, a pesar de no
ser la metrópoli cultural del mundo, proviene en gran parte de las obrzs que inspiró a
escritores nativos y foráneos [...]
Que estas rqrresentaciones sean fidedignas no tiene mucha importancia. Si lo
sorr, poseen a parte de su valor estético uno documental, que satisface el gusto de
ciertos lectores por lo corrcreto y permite a historiadores, sociólogos y economistas
estudios tan pronto apasionantes como necios. Pero pueden ser también
representaciones equivocadas, tendenciosas o fantasistas. La Habana de I-ezamz Lima
puede ser delirante,la Pnga. de Kafka onírica y el Bagdad de Las Mil y una Noches
fabuloso. Pero esgraciasa es[osautoreso übrosqat dicbosespacios dgjande serespacios geognífcos
para conuertirseen espacioseEirinalu, sontuariosque sinen deperegrinación I dt referenciaa la
fantasn uniuersaPT.
Tras esta reflexión sobre un tema tan universal como son las relaciones entre
literatura y ciudad, Ribeyro regresa en su artículo al asunto del que había partido,
Ricardo Palma, cuyas TradicionesPeruanasse acomodan en los lindes difusos que
esta ciudad, a ese "r,'iejo socaffón" que fue Ricardo Palma. Desde su punto de vista,
la historia y la memoria de los limeños pervivió gracias a la abn del tradicionista,
Ahora bien, recordemos que nuestro objetivo en esta primera parte consiste
que I-ima adquiere una función determinante como imagen, escenario, o incluso
corno personaje central. Por tanto, debemos remontarnos desde el srgio XIX de
Palma alaLima colonial, época en la que encontra-rrloslos primeros testimonios en
los que la ciudad hace sus primeras apaticiones en el espacio de la escrirura. En
considerado fundador literario de la ciudad por ser el primer escritor que crea un
corpus literario de entidad en el que Lima p^sa a formar parte de la historia hterana;
Nada mejor para responder a esta pregunta que regresar a ese tiempo
cortesano, abm Ia cicatnz del tiempo y penetrar intrépidamente en las tinieblas del
oasado.
Paul Morand
Durante los siglos XVI y XVII, la época áureadel gran virreinato del Perú, la
mítica Ciudad de los Reyes,que inicialmente fuera aldea de cañay barro, adquiere su
olvidar esos campanarios y cúpulas que, como recuerda Raúl Porras Barrenechea,
.",".,*,#."3X10,,11.¿hl$:lLi:':l#:l*";,lJT;,'."#?
los ternplos luego y las casas después, se fueron engalanando con esos ba¡ros
vidriados de colores, en que se unía la gncia de la ciudad con el refirlgente sol de
Andalucía y el abolengo artístico de l¿s tierr¿s morunas3l.
30
"Perspectiva y panoramade Lima", en La marca del escritor, ed. cit., pág. 95.
" Aurelio Miró Quesada,Lima, tierray mar,Lima, Juan Mejía Baca, 1958, págs.42-43.
avancey crecimiento urbano, ! eue, por otra parte, imprimen ese aspecto monacal32
pastoril y se exagera el ornamento, así como también el lujo de ios limeños, tal y
" Raúl Porras Barrenechea nos facilita los datos que patentanla fervorosareligiosidadde la Lima
colonial:"El censodel marquésde Montesclaros arrojarásobreun total de 26.441habitantes, un 10 por
100 de clérigos,canónigos, frailesy monjas.JuanMaría Gutiénezpodrádecir de Lima que era'un
inmensomonasteriode ambossexos'". En art. cit., pág.95.
" Raúl PorrasBarrenechea, Pequeñaantologíade Lima. Et río, el puentey la alameda,ed. cit., págs.
381-382.
3a José de la
Riva Agüero, La (Jniversidadde San Mqrcos en Ia vida colonial. En R¿úl Porras
Earrenechea, Ibiden, pá9.166.
" Eljesuita BernabéCobo(1582-1657)es el autor dela Historia de lafundaciónde Lima, publicadaen
Lima por primeravez en 1882.Por estaobra,en la que describeminuciosamente la historiade todoslos
edificiosde la ciudad,asícomotambiénsu encantode aldeacampesina, se le ha considerado "casicomo
el cronistaoficial de la fundaciónde Lima"- Reprod.en Raúl PorrasBarrenechea, Pequeñaantologíade
Lima, ed.cit., pág.47.
su capital debía hacer galade esa leyenda que convierte al Perú en El Doradode Ia
de la primen pafie de la crónica, titulado "De la manera que está situada la ciudad
de los Reyes,y de su fundación; y quién fue el fundador", el cronista describe la
ciudad seiscentistay en ella destaca, ,1 ig"d que Bernabé Cobo, ese aire rustico y
perfumado de jardines y huertas que caracrernó aIa aJdeacolonial.
Esta ciudad después del Cuzco es la mayor de todo el reino del Peru y la nr:ís
principal, )' en ella hay nruy buenas casas, y algunas nruy galanas corr sus torres y
terrados, y laplaza es grande y las calles anchas; y por todas las más de las casaspasan
acequns, que es no poco contento; del agua dellas se sirven y riegan sus hueftos y
jardines, que son tnuchos, ftescos y deleitosos. Está en este tiernpo asentada en esta
ciudad la corte y cancillería real; por lo cual, y porque la contratación de todo el reino
de Tierra Firrne está en ella, hay siempre mucha gente y grandes y ricas tiendas de
mercaderes. [...] verdaderarnente es una de las buenas tierras del mundo, pues vemos
que en ella no hay hambre ni pestilencia, ni llueve, ni caen rayos ni relárnpagos, ni se
oyen truenos; antes siempre está el cielo sereno y muy hermc¡so37.
sino un bosque con muchas huertas, con naranjos, parras, granadasv otros árboles
frutales de la úerra, por las acequias que por las cuadras pasan"38.Es así como las
crónicas ahentan, entre los siglos XVI y XVII, la visión del Peru -y de Amérrca-
como reminiscencia del Paraíso.
3t
Véase Raúl Ponas Barrenechea,"Leyenda y oro del Perú", en La marca del escritor. ed. cit., págs. 27-
39.
37
Pedro Cieza de Le6n, Crónico del Peru (1553), en Obras Comptetasl Carmelo Sáenzde Santa Maria
(ed.), Madrid, C.S.I.C.-Instituto"Gonzalo Fernándezde Oviedo", 1984,págs.95-96.
" En Raúl Porras Barrenechea,Pequeña antología de Lima, ed. cit., pág,375.
Lknz y el Cuzco -la capital del Imperio incaico-; "las dos ciudades síntesis de Ia
polo limeño encarnabauna entidad de algun modo enemiga del resto del país"ao.
En este contexto, en la sierra andina el encuentro de las dos culturas podía
ser más efectir,'o, puesto que Lima constituía un reducto de criollos con esclavos
extrañar que sea precisamente el Cuzco la ciudad donde se formula por primeravez
una conciencia crítica a través del discurso histórico-üterario del escritor principal de
la tradición colonial hispanoamencana,el Inca Garcilaso de la Vega.
LRruxn¡cróN pERUANA
DE L\ ESCRTTURA
buena parre de la literarura petu na posterior. En primer lugar, el gusto por las
uno de los géneros predilectos de los escritorespeflianos. Por otf parte,la marcada
a2
Aparecióen Lisboa en 1609 y la segundaparte no ve la luz hastaun año despuésde su muerte, en l9l6
"' Véase Julio Orteg4 "La fundación crítica", en Crítica de la identidad" l"a pregunta por el Perú en sa
literatura, México, Fondo de Cultura Económica- 1988.
a
José Carlos Mariátegui, "El proceso de la literaturd', Siete etaayos de interyretación de la realidod
peruana, ed. cit., pág.2ll.
heroica del Imperio de los Incas. Como veremos, esta escrifura evocaúva e
siglo XX, la leyenda de "la Limra que se vt'45. Sobre la base de esa recuperación
constante del pasado intentaremos fo¡mulat en este trabaio el eie que permite
reconstruir una tradición literurta con rasgos comunes que persisten desde la
O aquellos otros de la misma obra -el Araaco Domado- en los que Pedro de
'o Pedro
de Oña,Araucodomado,Madrid,CulturaHispánica,1944
prosa del coloniaie"sr. Esta obra, que constituye una defensa del Polferzoy las
de Góngora y obedece a la estética barcocas2,es la única obra gongorina,
Soledade.r
ademásde gongorista, del Perú virreinal. Es decir, acusauna clara diferencia con la
escritura hueca y engoladade su tiempo, puesto que, desde la estéticagongorina, el
escritor consigue una prosa elegantey clata, transida del espíritu castigado y apacible
5r
Ventura García Calderón, La literatura perudrna (1535-IgI4), enla Rewe Hispanique, tomo XXXI,
New Yorlg París,1914, pá9.29.
t'
Sobte este autor y su obra, destacamosel artículo de Luis Loayzatitulado "El Lunarejo", en su libra El
sol de Lima, México, Fondo de Cultura Económica, 1993, págs. 40-47.
53
Marcelino Menéndez Pelayo, HisÍoria de la poesía Hispano-americana, en Obras completas, tomo II,
Enrique SánchezReyes(ed.), Santander,C.S.I.C., 1948,pá9. ll7.
to
Véase López de Lisboa, Epítome de la vida det IImo. Doctor Don Fernqndo Arias Ugarte (Lima,
1638), Antonio de Leon Pinelo, Relación de las Fiestas que a la Inmaculada Concepción se hicieron en
Lima; y principalmente de los de laCongregación de Ia Fscpectacióndel Parto, en Ia Compañío de Jesus,
año 1617; Diego de León Pinelo, Solemnidad.ftúnebre y exequiasa la muerte de Felipe IV (Lima, 1666) y
la obra Celebridad y Fiestas con qae la Ciudad de los Reyes solemnizó la beatificación de la
Bienaventurada Rosa de SantaMqría (Lima, 1670).
festivo que caracteriza a buena parte de los escritores costumbristas del siglo XIX,
Plaza de Armas -por lo que se le llamó eI Poetade la Nbera-, desde donde ejerció de
observadot sagaz de la pintoresca vida limeñl, p^Ía verter en su poesía la más
los últimos años de su vida adversa, a finales del siglo XVII, cuando desarrolló una
registro entre ia picante sáttra de su Diente ful Parnan y la risueña tristeza que
budón":
Ahí está Caviecles, Caviedes en su cajón de Ribera huroneá:rdolo toclo,
juzgátndolo rodo, inventando motes, escarneciendo corno los pícaros de España esa
pompa calderoniana de nuestra sernpiterna tragicomediaSs.
ftabajo, evoiucionará por diferentes caminos hasta alcatzar La mitad del siglo XX,
urbana del sigio XIX y primeras décadasdel XX. Ventura Garclr- Calderón coincide
defi¡e la literatura vemal, que en otra parte he llamado criollismofen Del mnantinsmoal
nodernismoly cuyo árbol genealógico se extendeú en ünea tecta, sin extinguirse, por
todo el siglo XIX de nuestras letras: Pelipe Pardo, Manuel Ascencio Segura,Manuel
AtanasioFuentes,Ricardo Palma...58
htetana abanderada pot cuzqueños, il haberla enriquecido con una novedosa vi.sión
5s
Ventura GarcíaCalderóru Vale un Perú,París, Desclée, 1939, pig.7O.
t6
Este tipo de literatura se había manifestado hasta el momento a través de la espontaneidaddel pueblo,
en décimas y pasquines anónimos contra los virreyes, así como en la Ovondina de Pedro Mejía de
Ovando, confemporáneode Caviedesque escribe esta diatriba contra la noblez,alimeña.
57
José Carlos Mariátegui, op. cit., pág.2ll-
58
Ventura García Calderón, In literqtura peructnq,ed. cit., pág. 30.
YaIga como ejemplo el poema '?rivilegios del pobre", efl el que Caviedes
describe, con una *onta corrosiva insólita en el panotamalttetario del momento, los
t' Luis
Alberto Sánchez,Panoramade la literatura det Peru. Desde susorígeneshqsta nuestrosdías,
I,ima, Milla Batres,1974.Elsubrayado esnuestro.
ou VenturaGarcíaCalderógLo literaturaperuana,ed. cit., pág. 30. TambiénJulio Ortegaincide en el
carácterfundacionalde estaliteratura:"Es en la necesidadde la certidumbredonderadicala primera
críticaa la condicióncolonial.En contrade la parodia,Caviedesnosproponela racionalidad;en contrade
la farsasocial,el realismode los hechos,en contrade la clasedominantgla universalidad
del individuo".
En La calturaperuana.Experienciay concienciq,México, F.C.E., 197t, pág.24.
su nobleza es naclavista.
y su gala sin aseo;
Si trabaia,es codicioso,
Y, por el contrado extreffIo,
un perdido, si descansa.
¡Miren que buen privilegio!ól
LwlsLoayza
cuando llegaba el cajón de España con cartas y gacetas y Madrid", tal y como la
6t
Juan del Valle y Caviedes, poema pertenecienteat grupo "Poemas satíricos y burlescos", en w Obro
completa, Venezuela,Ayacucho, 1984, pá9. 286.
literarios que brotarán con fuerza en ia literatura urbana posterior y que nos
conservar las riquezas de Lima, mandó construir una enorme muraila que rodeara
todala ciudad. Como sabemos,estasmurallas se mantuvieron hastael año 1870.
62
Ricardo Palma, Tradicionesperuanqs,tomo III, ed. cit., págs.208-2O9.
"' Raúl Porras Barrenechea,"Perspectivay panoramade Lima", en La mqrca del escritor, oit., pitg.97.
6a
Véase Luis Alberto Sanchez,¿Bt Ooctor Océano. Pedro Peralta y Barnuevo", en La vida del siglo,
Venezuela, Ayacucho, 1988, págs. 133-143. Sánchezfinaliza su articr¡lo con la siguiente aseveración:l'Si
alguna gloria auténtica y sin regateos ostenta la Lima colonial, ella es sin duda la de Pedro de peralta".
0ág. la3)
humanista. El padre Feijóo d:\o acercade Peralta "que apenas se hallará en toda
fundación de Lima, así como la historia de los virreyes, arzobispos, varones ilustres
y santos que tuvo la ciudad desde el momento de su fundación. Se inserta por tanto
virreinaies. Por todo ello, ei poema presenta un miximo interés pata eL historiador.
En palabrasde Saúl Sosnowski,"es un poema característicodel confuso promeüar
francés"67.
Junto con Peralt\ eÍ la misma línea culterana, cabe citar a otro de los
contertuüos de la academla del virrey, el Conde de la Granja, en especial su obra
Wda dÍ Santa Rosad¿ Santa María, natural de Uma-y patrona del Peni Qvladnd, 1711).
Allí el Conde alabó e hiperboüzó las excelenciasde Lima:
ut
Cit. en Raúl Porras Barrenechea,El sentido tradicional..., ed. cit., pág.28.
u6
Lima, Impr. de Francisco Sobrino y Bados, 1732. El precedente de esta obra versificada sobre la
historia de la ciudad es el Poemq histórico sobre la.fundación y grandezas de Lima del jesuita limeño
Rodriso de Valdez(1607-1682).
ut
Sañt Sosnowski, "Pedro dé peralta y Barnuevo (1663-1743)", en Lectura críticq de Ia literatura
anericana. Vangaardrasy tomas de posesión,Ill, Venezuela,Ayacucho, 1997, pág.317.
Estos son los poetas más destacados en estos últimos rczagos del
culteranismo. llan transcurrido dos siglos y el barroquismo puede considerarse
literaturz de la colonia rio fue tanto gongorina como gongorista, es decir, ávida de
aquellos florilegios métricos en los que el pensamiento se perdía enla exégesisde los
aiambicamientos gongorinos. Por otra parte, como ha visto José de la Riva Agüero,
"contribuían eficacísimamente a propagar el estilo encrespado y campanudo y Ia
extensa binchazónbtennalas apantosas costumbres de los limeños de entonces"7O.
Pero a lo largo del siglo, esta tendencia fue decünando y dio paso a nuevas
ut
Cit. en Aurelio Miró Quesada,op. cit.,pág. 68.
6e
Panora*q de la literatura del Peni, cit-.,{ág. S+.
70
José de la Riva Agiiero, I-a Unviersidad de San Mqrcos en la vida colonial. En Raúl Porras
Barrenechea,Pequeña antología de Lima, ed. cit., pág. 169.
EL SIGLO ILUSTRADO:
Con el siglo XVIII llegan nuevos aires a la nación. El cambio de dinastía, con
ios Borbones en el poder, trae consigo el advenimiento de la ilustración europea y
del enciclopedismo francés. Los últimos vestigios del gongorismo ceden ^nte 7a
en Lima la Sociedad de Amantes del País, a la que compete la creación del Mercurio
Peruanoen 1'791,la más notable publicación periódica que permitió el desarrollo del
Peru.
dinastíarecién lTegada.
Ya desdeprincipios de siglo se adviertencierroscambiosen
las formas de la literatura colonial. Duranre ia primera mitad del siglo, si bien
'" Luis
Alberto Sánchez,Panorqmade Ia literatura det Peni, ed. cit., pág.66.pedroHenríquezHureña
comenta:"según sus más acérrimosenemigos,llegó a personificaiJl espíritu de innovaciónque
caracterizoal reinadode CarlosIII. Su fecundainteligenciaconcebíaplanesde mejoramientopúblicq y
teníala capacidadde llevarlosa la práctica,una vez aprobados. En filosofia siguió a Rousseauy a los
enciclopedistas,en literaturafue un neoclásico".Las corrientesliterarios en liAmér¡ca Hispanica, ed.
cit.,pá9.92.
transformado, puesto que se descubre que también admite la sencillez,lo cual era
por Caviedes73.
Pero nos interesa destacarsobre todo los que vertió en su panfleto
L,imapor d.entro
l fuerA, otto de los primeros testimonios en el que Lima penetra de
nue\¡o en los espacios de Ia escritura. La obl¿ es un gran cuadro costumbrista
saipicado de iocalismos peruanos, donde caben todos los tipos sociales de LaI)ma
colonial. En estos versos, TenaJJa,cáustico y socarcón, denuncia el marerialismo
imperante en las relaciones humanas y satinza la frivolidad de las mujeres; en suma,
descargatodo su sarcasmo en una sátira motdaz contra la ciudad de los virreyes, sus
grandezasy miserias. García Calderón acefró en defini¡ esta obra como "un lazarillo
de españoiescaminantes y una guía completa de pecadoras"Ta.Sirvan de ejemplo los
siguientesversos:
'"
"Para hallar, sin embargo, un discípulo notorio de estavena es menestertraspasarun siglo. [...] Terralla
y Landa oyó seguramentelas sátiras de Caüedes. No estabanimpresas pero corrían por las calles. El
mundo descrito por ambos es el mismo". Ventura Garcia Calderórl La literatura perruma (1535-1914),
ed. cit., pág.35.
" Ventura GarcíaCalderón,Ibidem, pá9.37.
Este poeta andalaz nos permite enlazat con otro satírico, cuya obr , al igual
que lJin¿tpor dtntrolfuera, dedica uno de los cuadros urbanos ala ñgura principal del
setecientos: la limeña. Nos estarnos refuiendo a E/ I-a7ari//o de ciegoscaminantes,
de
Alonso Carríó de la Vandera, quien se esconde tras ei indio Concolorcolo para
desembarazarse de toda responsabilidad y, desde esa libertad, sautrzar
desenfadadamentelas costumbres de indios y españolesde Lima y el Cuzco.
capítulo XXW. El título describe los contenidos: 'Breve comparación entre las
ciudades de Llrr'a y el Cuzco. -Particularidades características. -Limeños y
mexicanos. -El traje de la limeña. -Causas de la vitalidad. -Cosas singulares. -
Camasnupciales,cunas y ajuares".
7t
Esteban de Terralla y Landa, Lima por dentro yfuera,Madrid, reimpreso en Lima en 1838, por Tadeo
L6pez, págs. 13-16. Ejemplar conservadoen la Biblioteca Nacional de chile.
fln estos capítulos, el autor nos ofrece una alabanza de Lima, desde la
perspectiva del que posee una amplia cultura mundana, de la que se desprende la
burla scrbrela empolvada nobleza que rodea a la. cofie virreinal. En cualcluiercaso,
todo ello no le impide ensaJzarla ciudad, considerar a los ingenios de Lima como
"los más sobresaüentesde todo el Reyno"76 y encumbrar la labor del virrey Amag
quien "decoró mucho esta ciudad en paseos públicos y otras muchas obras
convenientesal Estado"77.
Mario Castro Arenas, al plantear la importancia fundamental del l-aqarillo en
sus páginas:
Rosas de Oquendo, otro andaluz que se estableció en Lima entre los años 1593 y
"Soneto a Lima del Pirú" y en la "Sátka a las cosas que pasan en el Peru, año de
. En su cuadro costumbrista, ai igual que Tertalla, descargala uonia sobre las
1,598"7e
sociedadnovohispana.
80"Perspectiva
y panoÍamade Lima', cit.,pág.98.El subrayadoesnuestro.
"' RicardoPalma le dedicala tradición titulada "Genialidadesde la 'Perricholi"', en sus Tradiciones
penrcmas,tomo II, ed. cit., págs.299-307.Sobreel protagonismode las mujeresen la Lima del siglo
XWil, véaseAurelio Miró Quesada,"La 'Perricholi' y tas limeñas",en Líma, Ciudadde los Refes,
BuenosAires, Emecé,1946,págs.68-72.Siendoun emblemade la Lima dieciochesca, VenturaGarcía
Calderónno olvida señalarquela Perricholinacióy vivió su niñezen Huánuco:"Toda la famaambulante
de lastapadas,duranteun siglo de boatoy galantería,iba a polarizarseen torno de una mujervenidade
provincia.l¿ másfamosalimeñ4 la mastípica es una serrana-y debemosbendecirestosáciertosde la
casualidad.[...] Sin muchasutilezapodemosver en ella una armoniosay viable síntesis de perú cuando
dieciochesca,
el empaquey el lujo de susmujeres:
dejaba un solo ojo al descubierto:"las limeñas ocultan este e[x]plendor con un velo
nada transparente en tiempo de calores, y en ei de fríos se tapan hasta ia cintura con
doble embozo, que en rcahdad es muy extravag nte. Toda subizarna la fundan en
Ios vaxos, desde Ia hga hasta la pLanta del pie"só. Merece recordarse también la
Lapicardia del embozo, las jugarretas que con él reakzabanlas limeñas, daban
a las calles el aspectü de r¡n baile de másca¡as. Y fue tal ese amable absolutismo,
durante el siglo X\TII, que la villa misma pareció constn¡ida por el capricho tiránico
de la nrujer y bajo el dictado de su inrplacable coquetería-
Hay una íntima correspondencia entre el ambiente de la ciudad, entre la
arquitectura misma de ésta y eI alma de la limeña. La severidad y aidez de afuera
contrastaban con la alegría y desenvolfltra de adentro. Muros severos y portalones
oscuros resguardaban la andaluza fiesta de los jardines, como la picaresca sonrisa de la
limeña se escondh baio el manto encubridoé9.
-En resumen, el siglo ilustrado nos ha dado dos nombres y dos obras panl^
tradición ltterana que estamos empezando a bosquejar. Concolorcorvo y Tercalla
han alimentado en sus obras una tendencia que comienza a delimitarse con
caracteres propios en el seno de la heteróclita tradiciót bterana del Perú: poesía
lrótica sobre las costumbres de la ciudad Qenalla) y descripción, a mod.o de retrato
costumbrista, de la sociedad pefl¡ana, con cuadros específicos sobre Iima y sus
habitantes (Concolorcorvo).
tr^
Ibidem, pág. 148.
o'Raúl
PorrasBarrenechea,
art. cit., págs.98-99
de ciudad-jardín.
Si mencionamos aquí el testimonio de los viajeros es por su especial
relevanciaparael seguimientode la evolución urbana. Obsen'ada desdeun punto de
vista ajeno a aquella realidad, dicho testimonio es por tanto fundamental para el
Padre Fuilieé o el ingeniero Frezier, nos interesa destacar aquí el testimonio de este
último, a quien se ha considerado "el revelador europeo de Lima" y el creador de su
leyenda fasfuosael.
títulos de los capítulos en que divide su escrito dan idea de esa levenda fastuosa de la
Así como en las ciuclades de Europa se flrentan las carrozas para dar un índice
de su magnificencia, enLtnn pueden contarse como cuatro mil calesas [...] pero para
dar una idea de la opulencia de esta ciudad basta con relatar la exhibición de riquezas
que hacia 1682 hicieron los comerciantes de Lima a la entrada del duque de la
Palata...92
no
Ciru¡ano del buque La Ville de Bourg. Es uno de los primeros extranjeros que llegaron a la ciudad,
concretamenteen el año 1709. El libro en que relata su paso por la capital penuna se tituló Voyage de
Mqrseille o Limo.
nt
Raúl Porras Barrenechea,Pegueñaantología de Lima,ed. cit., pítg.212-213.
e2
Amedie Frangois Frezier, reprod. en Raúl Porras Barrenechea"¡Ua"*, págs.21l-214.
LITE,RATURA
PERUANAlzs LITERAruRA DEL PE,RÚ
inotgárnca. Luis Alberto Sánchez parte de este proceso como eje principal de
La literatura costeña es "literatura del Perú", sujeta al señuelo que por el ma¡
viene y que no se va. Dentro de un símil económico, la batanza literaria indica en la
costa constantes irnpoftaciones y ainguna exportación. La única zoria que exT)orta
litetatura es la sierra, corno se comprueba en I-a muerte del cóndory dernis cuentos
"andinos" de Ventura Garc:r- Calderón, enAues sin nifu y El nundo asancho-y
@eno.Y es
que la sierra engendn'litera[ttzpetvarta",y es que la costa sólo se ha expresado a
través de sus doctores "en letras y melancolías", que no por boca de auténticos
rntélpretes de la angustia humana, como césar vallejo, en la poesía, y Manuel
Go¡zález Prada, en la prosa93.
nt
Luis AlbertoSanchez,
op.cit.,págs.18-19.
eminentementeurbano de la literaturacolonial:
ea Véase
Antonio Cornejo Polar, "Mestizaje, transculturación,heterogeneidad", en Asedios o la
heterogeneidad
ailtural, ed.cit. Nos remitimosa la nota22 delapág.30.
" JoséCarlosMariátegui,"El procesode la literaturd',enSieteensayos...,
ed.cit., páry..238.
'" WashingtonDelgado,
en AAW, Literahra y sociedaden el Perú, IL Nanación y poesía en el Penl,
Lim4 MoscaAztrl,1982,pág.61.
En su corta vida, Melgar siguió el mandato del impulso romántico, con una
esponraneidady un apasionamienroque ral vez fueron los rasgosde <1uecarecieron
los poetas románticos posteriores. Raúl Porras Barrenecheanos ofrece la siguiente
descrioción:
rcmánúca. Por ello Luis Alberto Sánchez nos presentala etapacon el rótulo de "Un
que "el Proyecto de Melgar r,'iene a constituir realmente el único momenro que
efectivamente podríamos llamar de una literatura de la Emancipación. [...] nuestros
poemas de la emancipación más auténticos son poemas de amor, porque son los
yaravíes los primeros que realmente intentan cr:ear ott norma estética, y asumen
ofta ftadtción"e8. En definitiva, una literatura de la Emancipación que sólo pudo dar
e7El sentido
tradicionol de la literalura peruana, ed.cit., pág.39.
e8Antonio
cornejo Polar,en AAw, Liieraturay sociedaden el peru, 11...,ed.cit., págs.5g-59
nnlbirtem.
poeta menor sino todo lo contrario: inicia el romanticismo erótico y con él tiene
lugar el'momento inicial'de la literatura peruana10O.
too
Luir Alberto Sánchez,Panorqma de lq lileraÍurq del Peni, ed. cit., pág.75
L¿ Ctuo,EoCostumo ntsru.
Max Radiguet
paisaje urbano coloniall. También Flora Tristán, Ia mitica escrito¡a francesa que se
sintió peruana y que fue sobdna del último virrey, Don Pío Tristán, llegó al Perú en
los años 302,y constató esa pervivencia del espíritu limeño colonial en su polémico
ltbrc Peregrinaciones
deunapaia, donde rcIatasu experiencia peruana. Por su profundo
contenido social, este libro, que es z \a vez autobiografn y ensayo, fue quemado
'
Su libro de viajes por América del Sur Souvenirs de tAmérique espagnole: Chiti, Pérou, Brésil
lpans,
Michael Levy Freres, 1856] está dedicado casi íntegramente a Lima. La calidad artística de este libro
convierte a su autor en uno de los viajeros que mejor interpretó el alma de la ciudad.
-G,r.tuuo
'
Sobte la biografia de Flora fristár\ veas" Bacacorzo, Flora Tristan. Personalidod contestataria
universal, Tomo I @studio biogrrifico e histórico-crítico), Lima, Biblioteca Nacional del peru. 2000.
sana, fuerte y fehz"a. Entre los años 1532 y 1821 se formó una sociedad nueva a
través de un proceso activo de "transculturación"s, en el que intervinieron la
penetración.de Occidente en el "Nuevo Mundo", el mestizaje y la definición del
corrientes libertadoras del norte y del sur. Porras describe este momento histórico
'
Flora Tristán, Peregrinaciones de ana paria, en Flora Triston. Personolidad. contestatariq universal,
Tomo II, ed. cit., pÍtg.409.
*
Jorge Basadre, La promesa de la vida perudna, en Peru: problema y posibilidad y otlos ensayos,
Caracas,Ayacucho, 1992,pág 306.
'
El término "transculturación" fue acuñado por Fernando Ortiz en Confrapunto ubano del tabaco y el
azúcqr (1940), SantaClara (Cuba), Universidad Central de Las Villas, 1963, págs.290-293. En concreto,
el capítulo específico se titula "Del fenómeno social de la transculturación".
" Raúl Porras Barrenechea, EI sentido tradicionol de lo literattra penmna, Lima, Instituto Raúl Porras
Barrenechea.1969, pá9. 39.
escribe !7aldo Frank* llegó a ser la colonia más perfecta de España"s. Convertida
más bien dejándose lievar por el fervor revolucionario que se extendía por todo el
del que I.itrna se creyó dueña absolut4 se desplomó sobrc sus muros coloniales:
'José
CarlosMariátegui,Sieteensayosde interpretaciónde ta reatidadperuanq(1928),México, Er4
1919,pá9.199.
o Waldo Frank,"Lima
en 1930".En Raúl PorrasBarrenechea, Pequeñaantologíade Lima. EI río, el
Puentey Ia Alameda,Lima"InstitutoRaúlPorrasBarrenechea, 1965,pág.340.
"'Lima fue, en realidad,alrededorde 1810,el cuartelgeneralde la defensaespañolaen Américq sedede
aprovisionamiento y robustísimoapoyo moral en los últimos días del Imperio colonial americano".
Aurelio Miró Quesada, Limo, tiena y mar,Lima, JuanMejíaBacq 1958,págs.g0-gl.
vida que se pensaba más justa y solidaria. Por tanto, "la Revolución independentista
-afiota Juan Manuel Elespuru- no fue un movimiento espontáneo de masas,
,"a""i",?,1üiJ"rr'.::ffi
f, ::"yL'íü;;il';T,,#;"m",wif
,,Í))llof*i,
uineinato. Como el virreinato, la República es el Peru cle los colonizadores, rrrás que de
los regnícolas. El sentiniento y el interés cle las cuaao quintas partes de la poblaciín
no juegan casi ningún rol en la formación de Ia nacionaüdad y de sus instinrcionesl2.
una arnenaza para el logro de una emancipación real en todos los ámbitos de la
políúca y la cultura. La nación rccién constiruida no modifica sus bases.Más bien al
Mudamos de coodición,
pero sólo fue pasando,
del poder de Don Fernando
al poder de Don Simónl4.
Lima recobró su idiosinctasia de apacible Ciudad de los Reyes y con ella sus
costumbres coloniales. Unos años más tarde, el viajero Max Radiguet se sorprendía
t.3.Op.
c i t . , p á g .1 8 0 .
'*
Cito por Luis Alberto Sánchez,Pqnorama de Ia Literatura del Penú,Lima, Milla Batres, 7954, pág.7l.
" También Flora Tristán, cuando llegó desde París a Lima, se admiró del atuendo de las limeñas. Y a
pesar de haber sufrido los ataques del arraigado conservadurismo de la sociedad peruana, que la
rechazabapor sus ideas progresistas,y de haber luchado por la emancipación de la mujer, sin embargo
hubiera querido conservar esa indumentaria que pronto desaparecería.Gracias a ella, y en concreto a su
obra Peregrinaciones de una paria, Europa pudo conocer la gracia y el misterio de las tapadas,descritos
en el capítulo "Lima y sus costumbres": "Al regresar-escribe Ventura García Calderón- prepara el libro
en que Europa va a conocer, pintadaspor una mano magistral, la gracia y donosura de las limeñas. Quizá
nadie ha hablado en francés con más pertinencia y gentil entusiasmo de sus paisanasde la saya y el
manto. Si las encuentra menos letradas de lo que había presumido, en cambio su natural despejo, así
como la libertad que han recobrado en la vida de relación, la seducepor entero. PrecisamenteFlora se ha
acercadoa ellas en el minuto mismo en que van a despojarsede su crisalida fastuosa.Por una casualidad
feliz ella es testigo fraternal de una Lima en vias de transformarsey desdeel tinglado de París le cuenta al
mundo, antes de su eclipse, aquel resplandor de la gracia. Los que leyeron el libro de París se
entusiasmarony, si hemos de creer lo que dice el Sr. Pompery en un artículo de I'Artiste publicado en
1838, algunas parisienses empezaron a llevar la saya y el manto". Ventura García Calderón, Vole un
Perú,Paris, Desclée,1939,págs, 156-157.
producir una literatura acorde con lo que representala promesa innata al nacimiento
del supuesto país libre. De nuevo Mariátegui ha visto esa relación inseparableentre
los procesos históricos y la literatura:
sigloXIX.
Sin embargo, en el momento mismo de la Independencia la exaltación del
futuro impregnaba todo el ambiente. Jorge Basadre explica ese afán iniciat de la
literatura por distanciarse del pasado colonial y trazar, en las imágenes efimeras del
presente, la esperanza del mafana próspero, como respuesta al fervor inicial del
movimiento de emancipación:
re
Antonio Cornejo Polar, Laformación de Ia tradición lüerqria en el Perú, Lim4 Centro de Estudios y
Publicaciones,1989, pág.21.
competir con la necesidad de plasmar el presente heroico. Por ello, la literatura del
momento fiió sus objetivos enlateahdad inmediatay cotidian y en la promesa del
futuro próspero que parecíz zvecinarsezl.La poesía paffióaca y el teatro lírico que
encuentra el material necesario para nutrirse y consoüdar una tradición literaria que
alcanzanauna honda raigambre en el Perú: el costumbrismo.
to
Jorg"Basadre,La promesade la vidaperuana,enop.cit., pág.307.
" "Al devenirla Independencia seconsideróquetodo lo pasadoinmediatoerarepudiabley que así como
las ideasrevolucionarias y progresistas
nosvienieroncomoresultadode los contactoscon las ideologíasy
los acontecimientosuniversaleqlo que era, desdeluego, cierto, se pensóque, entregándonos a tal
universalismo[...] el pregresomodificaría"adecuándoloa las nuevasnecesidades,el sistemaimperante.
De ahí que aquellosingenuosnuevosricos del universalismose lanzarona borrartodo vestigiopasatista
para sustituirlopor aparienciasmodernistas,de acuerdoa las nuevasnormas,sin caer en que, lo que
implantaban,no erasinoapariencias". JuanManuelUgarteElespuru,Limay lo limeño,ed.cit., pág.241.
Pablo Guevara
Hasta aquí hemos rastreado los primeros testimonios en los que Lima
comienza ^ aparecet en las paginas literarias de los escritores de la colonia. Como
hemos podido comprobar, durante ese período de casi tres siglos la literatura.se
La estética banoca fue sin duda la que enraizó con más faerza. En cualquier
caso, de esa tradición eminentemente limeña, hemos intentado reparat en todas
t'
Sobre las propuestasde periodización de la literatura peruanadel siglo XIX, y la aplicación del método
histórico de las generacionesa esta literaturq veaseAlberto Va¡illas Montenegro, La literatura peruanq
del Siglo )IX, Lima, Pontificia Universidad Católica del Peru, 1992.
2a
Enrique Pupo-Walker (coordinador), EI anentohispanoamericano,MadiLd,Castalia, 1995, págs.24-25.
25 En
cualquier caso, este proceso es general en la relación entre la literatura y la formación de las
nacionalidades, y ha sido planteado por Beatriz González Estephan en La hisforiografía liferqria del
liberalismo hispanoamericanodel siglo XIX, La Habana, Casade las Américas, 1987.
26
EI períodismo decimonónico desempeñaun papel fundamental en la consolidación de la identidad
nacional penrana y en la difusión de su cultura. En el artículo "El periodismo peruano del siglo KX'
(Cuadernos hispanoctrnericanos, no 417, ma¡zo 1985, págs. 197-204) Carlos Gwcia Barrón dest¿ca, por
su especial contribución a dicha consolidación, las reüstas EI musea erudito, Lo revista de Lima y El
Correo del Peru.
1)
Lima en la tradición literaria del Peru
propiamente dicha"2l.
desarrolla una de las posibilidades creativas que fomenta la vida urbana; el escenario
y el ambiente son limeños, y su personaje privilegiado, el tipo de clase media, el
criollo o mediope/028
limeño que el costumbrista pone en el centro de la escena urbana
para funda4 a través de la escritura,la Lima criolla de la República. Del retraro se
derivan una serie de valores y caÍacteresque definen exclusivamente la idiosincrasia
de la capital y selian su aisiamiento cofi respecto al resto del país. Se define así el
riollisno como sinónimo de limeñismc¡.
generan ia superficialidad del cuadro e impiden el análisis profundo cle los morivos
por los que la sociedad avanzó con pasos agigantadoshacia el caos y la frustración
de la promesa republicana.
27Enrique
Pupo-Walker,"El relatocostumbrista'',enEl cuentohispanoamericano,
ed.cit.,pág.g4. Sobre
la estrechaalianzaentreel costumbrismoy el periodismoen el Perudecimonónico.véaseeI estudiode
JorgeCornejoPolar "Costumbrismoy periodismoen el Perudel siglo XIX', en Esfudiosde Literatura
f"eruana,,Lima, Fondode DesarrolloEditorial,universidadde Lima, 199g,págs.
- 75-105.
'o Luis
La literaturadel peru,BuenosAires, 1943,pág 9g
Alberto Sánchez,
Por todo ello, el cuadro de costumbres hispánico, con Lanay Mesonero Romanos
" Luís FernandoVidal, "La ciudad en la narrativaperuana",en Presenciade Limq en Iq lileratura, Líma,
centro de Estudiosy Promocióndel Desarrollo,1986,pas. ls. El subrayadoesnuestro.
'" Raúl
PorrasBarrenechea destacavariosmodeloshispánicos: "el costumbrismocriollo [...] provendráen
sus mejoresrealizaciones de Lana y de Moratín, cuandono de Bretón de los Herreros,de Mesonero
Romanos,de las capilladasde fray Gerundioo de los sainetesde Ramónde la Crul'. En EI sentido
tradicionalde Io literaturaperucrÍtct, ed. cit., 1969,pitg.43. Sobrelas relacionesentreel cosfumbrismo
peruanoy el español,véase Jorge Cornejo Polar, "Costumbrismoperuanoy españoI",Cuadernos
Hispanoamericanos, n' 539-40(mayo-junio1995),págs.59-78.Paraejemplificarestarelación,Maida
IsabelWatsonEspenerestablece correspondencias entrelos costumb¡istas másrepresentativos de España
y Peru:"El yo subjetivodeLarra encuentrasu paraleloen el autorpersonalista y entrometidode Segurao
el quejosonarradorde Pardo.El niño Goyito, personajelegendariode Pardoy Aliaga, se desarrollaa
travésde la caricatura,la exageración y detallessimbólicosigualque MonsieurSansDelai, el francésde
"Vuelva ustedmañana"de Larra. Y, finalmente,la obsesiónde Mesonerocon describiren gran detalle
todaslas característicasde Madrid desembocan en los tipos limeñosde ManuelAtanasioFuentes".En su
libro E/ cuadrode costumbres en el Perú decimonónico, Lima, PontificiaUniversidadCatólicadel Peru,
1980, págs. 53-54.A lo largo del libro, la autora destacalas relacionesque se establecenentre el
costumbrismo peruanoy el español:la ciudadcomoenfoquedel cuadro,la reprerntaciónde los estratos
medios,el intentode fijar la historiade lo social,etc.
de seguir lahtentura pefllana unas décadas más tarde, cuando Ricardo Palma aúne
economía peru fia se trasladó de las ateas rurales ala costa. Sus puertos canüzaton
el comercio del nitrato y el guano que enriqueció a las ciudades costeñas sobre
I,
todo, a su capitaJ,.Iitma como reducto social refonaba su aislamiento y generaba
una literatura que pretendía eteffiizar su imagen: el cuadro costumbrista.
A través de estegénero, los escritoresplasmaron un momento histórico en el
'' JorgeBasadre
analizala evoluciónde las clasessocialesdurantela República:"Lanoblezacolonial,
carentede entrenamiento político y directivo y empobrecidacon la guerrade la Emancipacióny las
elites, aliadas con el poder, heredan el pasado colonial inmediato y, desde esa
mentalidad que no admite sino el modelo de estratificación social, se asegura la
sustitución del trabajo de los esclavospor mano de obra libre33.Y, por último, Ia
guerrasciviles posteriores,no tuvo el poder político; pero conservósu poder social" (piry. 72); "Las
clasesmediassonprósperas y poderosas cuandolasfavorecenel desarrollode Ia instrucción,el comercio
y la industria.Ello no ocurrió en el Peru en el siglo XIX. Y las clasesmediastampocoadquirieron
entoncesun humor beligerante.El Peru se dividió en dos capas:la capasuperior,primeronobiliariay
luegoplutocrátic1y Ia masa.Quienes,sobretodo por la política,emergierondesdela masa,se pusieron
al serviciode la capasuperior;y asíel estatismosocialsubsistióbajo las inquietudespolíticas"(pág.76).
Jorge Basadre,"La evolución de las clases socialesdurante la República",en Perú, problema y
posibilidad,ed.cit.,(págs.71-83).
" En estesentido,Julio Cotler planteaque "en ningúnmomentode la historiaperuanapuedehablarse,
con un mínimo de responsabilidad, de la existenciade un margensignificativode autonomíade la clase
dominantey del Estado,respectoa los interesesdel capitalextranjero,quepermitierala acumulaciónde
recursossuficientesparasatisfacerlas másurgentesexgenciaspopulares".En su libro Clq.ses, estadoy
rygciónen el Peru, Lima, Institutode EstudiosPeruanos, 1988,pag.388.
33 "La clase terratenienteno ha logrado transformarseen uná burguesíacapitalista,patronade la
economíanacional. [...] Este sistemaeconómicoha mantenidoen la economíauna organización
semifeudalque constituyeel más pesadolastredel desarrollodel país". JoséCarlosMariátegui,Siete
ewayos..., ed.cit.,pá9.30.
'" VéaseJuanManuelUgarte
Elespuru,Limay lo limeño,ed.cit., págs.67.
por esto, de ser una declaración teórica. Porque la revolución no había tocaclo el
latrfunclio. Y la serwidurnbre no es sino una de las caras de la feudalidacl misrna.
estos no ahondan erl las causas de una realidad nacional tan sumamenre
problemática, sino que se lirnitan a la pintura superflcial del cuadro, de forma que el
marco contextual queda, en su papel pasivo, al fondo de la escena.Antonio Cornejo
aislamientode esta clase con respecto a los poderes económicos del país le impedía
la posibilidad de formular las reformas sociales necesarias pan la modernización
que contemplaban desde la üstancia como modelo a'tritat y como ideal de vida.
efectiva y revolucionart^. Nlantenemos la larga cita porque nos parece esencial para
37Sebastián
SalazarBond¡ Lima la horrible, Méxieo,Era. 1964,pág.53
...La versión peruana [del cosnrmbrismo] revela la sociedad de castas que ftie la
nuestra dtrrante el siglo XIX, en que ni siquiera eraprecko recunir a /a aiolenciapara que
cada uno se nanlwuieseen su sitio, tensión perrnanente pero encubierta. El costumbdsrno
está hecho a inragen y semejanza de esa sociedad mediocre, reducido hasta volverse
asfixiante, hace reír alguna vez pero cansa pronto40.
t' Luis
Loayza,"Tres notassobreel costumbrismo",en su libro de ensayosEl Sol de Lima, México,
Mosca Azll, 1974,pág.69.El subrayadoesnuestro.
'.' Ibidem,pág.
65
*" Ibidem,págs.
65-66.
escrituraa3.Su objetivo era rcflejat la frivoüdad de los limeños de clase alta, quienes,
separaciónentre esta temática y la realidad del país demuesrraen esta escritura esa
miopía de la clasemedia que no ve el problema real: la dependenciaca avez mayor
*
Maida WatsonEspener,op. cit.,pág.57.
"' El sentido tradicional de la literatura peruqnal ed. cit., pág. 43.
ou
Véase Maida Isabel Watson Espener, op. cit., "Capitulo M: Manuel Ascencio Segura: en busca de lo
criollo", págs.89-107.
tienen enfrente: el prestigio y el favor de que gozan los extranjeros, pero no las
coniunto ni perciben los problemas nacionales, y también como reflejo del carácter
del mediopela
limeño, en esta literarura se omite Ia presencia de los estratos bajos de la
sociedad: negros e indios. Y, como primera manifestación del indianismo finisecular,
o'
Ponoro o de Ia literatura del Pera, ed. cit., pag.84.
a8
JoséCarlosMariátegui,op. cit., pa1.30.
o'
Jorge Cornejo Polar, "Los artículos de costumbres de Segura", e¡ Estudios de Lilerotura Peruona, eA
cit., pétg.72.
La clase media que los costumbristas retrataban incluye ambos extremos: los
cercalros a la clase aLtaen los cuaclros de Pardo, y aquellos de la porción más baja de
dicha cl¿se media en los de Segura. [...] Mientras tar]to los miütares, los extranjeros, y
algunos miembros de la clase baja son retratados nrás vír'idamente. Puede decirse que
para los costumbristas la clase aJta esta tan distante de sus vidas que prefieren no
incluirla en sus pempectivas de la vida limena. I-os miütares, los extranjeros y
sirvierites, por otra parte, se mezclan diariamente con lc¡s grupos de clase media y es
por eso que los encontrarnos en los cu¿dros51.
grupos socialesde las ciasesbajas.Desde este punto de vista, ofrece una novedosa
'o
Manuel González Prada denuncia el agravamiento de la situación durante la República: "Bajo la
República ¿sufre menos el indio que bajo la dominación española? Si no existen corregimiento ni
encomiendas, quedan los trabajos fiorzososy el reclutamiento. Lo que le hacemos sufrir basra para
descargarsobre nosotros la execración de las personashumanas.Le conservamosen la ignorancia y la
servidumbre, le envilecemos en el cuartel, le embrutecemoscon el alcohol, le lanzamos a destrozarseen
las guerras civiles y de tiempo en tiempo organizamoscaceríasy matanzascomo las de Amantani, Ilave y
Huanta. [ .] Nuestra forma de gobierno se reduce a una gran mentira, porque no merece llamarse
repúblicademocráticaun Estado en que dos o tres millones de individuos viven fuera de la ley". En José
Ca¡losRovira (ed.),Identidadculturalyliteratura, ed. cit., pág. 139.[Textotomado delaedicionMonuel
Gonzalez Prada, selección y textos de Luis Alberto Sánchez,México, Imprenta Universitari4 1945].
También Mariátegui expresa la misma denuncia en el capitulo de sus Siete ensayo.s...,titulado "El
problema del indio": "La aristocracia latifundista de la Colonia, dueña del poder. conservó intactos sus
derechos feudales sobre la tierra y, por consiguiente, sobre el indio. Todas las disposiciones
aparentementeenderezadasa protegerlas,no han podido nada contra la feudalidad subsistentehasta hoy.
[...] La República ha signiflrcadopara los indios la ascensión de una nueva clase dominante que se ha
apropiado sistemáticamentede sus tierras. [..] La feudalidad criolla se ha comportado, a este respecto,
más ávida y más duramenteque la feudalidad española".Op. cit.,págs. 42-43.
st
Op. cit., pág.62.
visión de Lima en la que la reaiidad urbana, esto es, la que abarcaa todos los grupos
donde conocemos el espíritu de la clase media peruana en el siglo XIX, sus causasy
DE NUEVO LA DIS\-{.JNTIVA:
LITERATTjRA
PERUANAI/-JLITERATURADEL PnnÚ
hteraita de una traüción, aunque ésta más que nacional fue limeña, como
corroboración de la pervivencia de un orden social antedor que imposibiütaba el
t'
Alberto Escobar,El cuentoperuano 1825-1925,Buenos Aires. Editorial Universitaria de Buenos Aires,
1964, pá9. 8. El subrayado es nuestro. En este mismo sentido, Mario Castro Arenas plantea la tradición
que pafie de Concolorcorvo como proyecto forjador de peruanidad literaria, que culmina en Palma:
'?uede
afirmarse que Concolorcorvo inició la aclimatación narrativa de la picaresca española bajo el
cielo peruano. [...] empleafrecuentementemodismos populares,refranes y picantes anécdoias[...] En esta
constanteinserción de modismos, refranes, latinazos, anécdotas,advertimos la atrunciación del estilo de
Palma. A partir de Concolorcorvo, pues, se inicia la'peruanización' de la picaresca española, que se
prolonga en Terralla y Landa, Fray Francisco del Castillo, Pardo y Segura,etc., con variedad de générosy
estilos, y que alcanzaplenitud con Palma. lmporta precisar que la evolución de la picarescaen el peru dio
origen al costumbrismo, especialmente al de intención satírica". Mario Castro A¡enas, De Palma o
(^allejo,Lima, PopulibrosPeruanos,pág. 69.
" Antonio Cornejo Polar,op. cit., pág 39.
'*
José Carlos Mariátegui, reivindicador de ta cultura serranacomo gerrnen del que habría de nacer el
auténtico peruanismo literario, rebate a José Gálvez la consideración de Felipe Pardo como uno de los
precursores para la legitimación de esta tradición: "[Don Felipe Pardo] no repudiaba la República y sus
instituciones por simple sentimiento aristocrático, las repudiaba, más bien, por sentimiento godo. Toda la
inspiración de su sátira -asae mediocre por lo demás* procede de su mal humor de conegidor o de
"encomendero" a quien una revolución ha igualado, en la teoría si no en el hecho, con los mesiizos y los
indígenas.Todas las raícesde su burla están en su instinto de casta.El acenfo de Pardo y Aliaga no es el
de un hombre que se siente peruano sino el de un hombre que se siente español en un país conquisrado
por España para los descendientes de sus capitanes y de rus bachillerei'. Siete ensayos.,., ed. cit., pág.
2l4.El subrayadoes nuestro.
encuentra el sedimento del que surgirá una tr:aüción üterana costeña, que será
también peruana. Es decir, no situamos en los costumbristas el inicio de una
, que nacido al arnparc del criollismo y la ciudad, convivirá con otros proyectos
literarios peruanos que desarrollatát la cultura del Ande (indianismo e indigenismo).
supuesta igualdad propugnada como una de las bases del ideario independentista.
y vengadora- del imperio incaico. t...] esta literatura construye un nexo muy
efímera puesto que la república rcafrma el dominio de los criollos sobre los indioss6.
s5
Luis Loayza, art. cit., pág.70.
56
Cf Antonio Cornejo Polar,Laformación de la tradición literaria en el Perú, ed. cit., págs. 31-35
costeña. Será Ricardo Palma quien desplaceel hispanismo de este panorama literario
y asientelas basesdel criollismo en esegénero, ahorasí, genuinamentepefl]ano, que
es la "tradición".
s7
lbidem, pág.29. "La supresiónde la memoria colonial obedeceal clima político de esosaños, con su
casi obligado entusiasmo patriótico e independentist4 que impedía asumir como pasado propio el que
acababade ser negado con las armas. [...] el grupo social que pudo haber intentado la articúlación con la
colonia emigró a España. [. ] El costumbrismo se instala entoncesen un tiempo precario, sin historia y
sin tradiciór¡ hecho solamentecon el presente" (pág. 36).
l,os criollos pudieron eludir durante algunos pocos años la relación histórica
con la colonia, pero en cambio la asumieron como horizonte natural e rnmodificable
de la experiencia republicana. La kteratma reprodun a su maftera esta situacitín:prucinde
euentaaltnentede la tradición colonialal rni-¡motienpo que reafrna la ügenciadesus basesesenciales
t hs contirnía[e/ acafamienlode /os ainonestlt la bteratura culta occidenta[.Lahtetatwa dela
república no será meros cdolla que la propia república y estableceú fimemente,
desde su origen, la clefinición étnica que confiere contenido aI término cdollos8.
Pan ejemplificar esas carencias,el crítico compara esta siruación con lo que
aquél escribía el Facundo, éste se dedicaba a Iuchat, con sus sátiras de tema y
contenido racistas, contra Santa Cruz y la Confedencíón de Peru y Bolivia"5e. En
58lbidem,pág.39. esnuestro.
Elsubrayado
telbidem,pag.3o
uo Sobte la comparaciónentre el procesoliterario peruanoy el argentino,José Carlos Mariátegui
ed.cit., págs.217-218.
reflexionaen susSieleensayos...,
Partiendo del Inca Garcilaso como fundador del discurso crítico peruano.
hemos trazado el proceso que desemboca en la segunda figura esencial de la
instauró ei criollismo literario y lo dotó de un rango del que habían carecido sus
l. LA Ctao¿o mfrtce.
PRIMERATuNo¿cTÓN LITERARIA DE Lnte: Rlcenoo PAUUA Y IA
"TRADICIóN"
Ricardo Palma
primer ferrocarril, que unía la ciudad con el puerto del Callao, se la dotó de servicios
' José
Carlos Mariátegui, Siete ensayosde interpretaciónde Ia reatidad pentand (1928), México, Era,
1979,pág.23.
" Ibiden, pág.24.
gran puente de hierro que unía la zona de Acho con el barrio Viterbo, la creación cle
la Exposición confirió aIa ciudad cierto aire cosmopolita y, en 1870, se demolieron
' Mariátegui
explica estaderrotabasándose, resumidamente, en la falacia de una Repúblicaque no ha
generadoel necesariocambiosocial:"La guerradel Pacífico,consecuencia del guanoy del salitre,no
cancelólas otrasconsecuencias del descubrimiento y la explotaciónde estosrecursos,cuyapérdidanos
revelótrágicamenteel peligro de una prosperidadeconómicaapoyadao cimentadacasi exclusivamente
sobre la posesiónde una riqueza natural, expuestaa la codicia y el asalto de un imperialismo
extranjero[...]Es, a mi juicio, indiscutibleque,si en vez de unamediocremetamorfosis de la aniiguaclase
dominantese hubieseoperadoel advenimientode una clasede saviay élan nuevos,eseproc€sohabría
avanzadomás orgánicay seguramente. La historiade nuestraposguerralo demuestra.La derrota-que
causó,con la pérdidade los tenitorios del salitre,un largo colapsode las fuerzasproductoras-no trijo
comounacompensació& siquieraen esteordende 6sas, una liquidacióndel pasado".Ibidem, págs.24-
t<
postulados básicos del romanticismoa. Entre ellos, el ioven poeta Ricardo Palma
(1833-L919) hace su primera apanción.
Luis Alberto Sánchez situa el desarrollo de la generación romántica entre los
- Luis
Alberto Sánchezanalizala obra de estegrupode autoresen el capituloque aciertaen titular "Un
romanticismofrustrado", e¡ Panorqmade Ia literaturo del Pent (desdelos orígeneshastanueslrosdías),
Lima, Milla Batres,1974,págs.79-100.PedroHenríquezUreñaplanteael mismoproblemaen el ámbito
global de Latinoamérica:"Nuestrosrománticos,en la AméricaHispánica,hablaronalgunaque otra vez
como desterrados; pero no hacíaneritoncesmásque imitar diligentemente a susdechadoseuropeos".En
Las corrientesliterarias en Ia AméricaHispánica,México, Fondode CulturaEconómicq 1994.
5 versión
La definitivasepublicaen 1899.
6
In bohemiade mi tiempo, en TrqdicionesPeruanasCompletas,lvtadrid, fuuilar, Lg64,5^ ed-, pág.
1293.
fleniendo en cuenta los objetivos que nos hemos propuesto en este estudio,
no nos adentraremosen anahzarla obra de esta generaciónde escritoresT.Sólo nos
cuadro de costumbres, como género que posibilita el retrato del presente, los
'
Nos remitimos al ya citado capítulo de Luis Alberto Sánchez,"Un romanticismo frustrado".
o
Luis Alberto Sánchez,Panorama de la literatura delPerú, ed. cit., pág. 89.
'
Como ha visto Pedro Henríquez Ureña, este procesoliterario afecta a todo el ámbito de América Latina'.
"Los tres siglos de la Colonia" que habíamos empezado a imaginar como nuestra edad de las tinieblas,
aparecentambién en nuestro teatro y en nuestraliteratura de imaginación". En I-ascorrientes literuias en
la América Hispánica, ed. cit., pág. 134.
'u
Véase Antonio Cornejo Polar, "Capítulo II. La nacionalización de la herencia colonial", en La
formación de Ia tradición literaria en el Perú, Lima, Centro de Estudios y Publicaciones, 1989, páryls.43-
57.
construcción del intertexto que Palma lleva a cabo en su obra y que otros escritores
ttadicionista.
El tradicionista
tienequeserpneÍal soñador;
el histonadores el honbre d¿l raciociniov de l¿s
prosaicarreaüdad.r.s.
Ricardo Palma
Palma inmiscuirse en labores filológicas, movido por esa pasión por las letras que
descubrimos cómo ese ingrediente privilegiado por los románticos, el viaje literario
novedosa y original. José Miguel Oviedo, eri su übro titulado kicardn Palrzta,explica
este tránsito o evolución experimentadapor el escritor:
'" JoséMiguel
Oviedo,Ncordo Palmo,BuenosAires,CentroEditorde AméricaLatina, 1968,pág.25.81
subravadoesnuestro.
13Rióardo
Palma,"Sabio como Chavarríd',en Tradicionesperuanas,tomoII, Barcelon4Montanery
Simór¡,1894,pá9.123.
Era como refrán en Lima, allá en los días de mi mocedad, el decir por toda
solte¡ona en quien disminuían las probabilidades de que la leyese el cura la epístola de
San Pablo: "¿Si le habrá caído á éstalamaldición del general Miller?"ls
üteratura: "A mis oios la tradición no es un trabajo que se hace a Ia hgera: es una
obra de arte. Tengo una paciencia de benedictino para limar y pulir mi frase. Es la
forma más que el fondo 1o que las hace populares" (catta a Vicente Barrantes)16.
El
fruto de esta hibridez entte el criollismo popular y la predilección por el pasado, que
combina y reformula las características inherentes a I¿s corrienres costumbrista y
romántic4 fue un género fundacional por lo novedoso y originai: Ia "tradición".
ra
Ricardo Palmq "Refranero limeño", en Tradicionesperucmas,tomo IV, ibidem, pág.329.
''
Ricardo Palma,"La maldición del generalMiller", ibidem, pág. 351.
tu
Cit. en Jorge Cornejo Polar, "Palma, entre el costumbrismJy h noveld', en Esttdios de Literatura
Peruana, Lim4 Universidad de Lima y Banco Central de Reserv4 1998"pitg. 147.
" Ventura García Calderón acusa la emulación y la superficialidad del romanticismo peruano, al que
oponeel "criollismo" y la "tradición" como propuestaliterariaoriginal del Peru: "en realidad,ningún otro
pueblo menos romántico que el peruano. t. I El individualismo exasperado de los románticos,
característicode la escuelaviolenta, debía de pareceruna exageracióninmotivada a este pueblo tranquilo,
donde el robusto personalismode los primeros conquistadoresse transformabaen pereza;[...] todos estos
sentimientos frenéticos eran extranjeros a una raza. apaciblg realista superficial en religión,
profundamentesociable. [...] mientras los unos proferían lamentos, los otros simplementereían. [...]
Como no existen, en el pequeño medio, crisis violentas, üda intens4 en vez de escribir vastas novelas se
trazan en miniatura artículos de costumbres. [...] Pero lo más nacional, lo más original también de esta
vena crioll4 es la "tradición" de Ricardo Palma". En Del romanticismo ql modernismo, París. Sociedad
de Ediciones Literarias y artísticas, 1910, pág. VI, )(IV y XV.
18
Op. cit.,pag.32.
" Raúl PorrasBarrenechea,El sentido tradicional en Ia literafura peracúta,Lima, Instituto Raúl Porras
Barrenechea, 1969,págs.57-59.
'" Luis
Alberto Sánchez"Don Ncardo Palmay Lima,Lima, ImprentaTorresAguine, 1927,págs.34-35.
2l En
cualquiercaso, a Palma se le denominaen numerosostrabajoscon el apelativogenéricode
costumbrista,si bien se sueleseñalarque setrata de un costumbrismo tardío,al que el peruanodotó del
prestigioliterario de que carecía.Sobrela relaciónentre el costumbrismoy la tradiciónvéaseJorge
CornejoPolar,"Palmaentreel costumbrismo y la novela",cit.,págs.141-153.
Pega,Ña Catita, etc. Pero por encima de todo, Ie alaba su gracia cnolla y el sabor
popular, rasgos que él reformula para convertirlos en la insignia de sus Tradiciones.
En este sentido, Porras culmina su ensayo 'Talma satírico" enalteciendo la sonrisa
del escritor como la nota que confiere a su obra originalidad y aliento personal, un
gurño entre pícarc y burlón que nos asoma al escenado del revoltillo criollo:
Sin su sonrisa, la obra cle Palma hubiera sido la de un poeta chide y plañidero,
la de un adocenado eruclito, la de t¡n historiador mediocre, la de un bibliotecario
prolilo. Por su picatdta,por su fina espiritualidad, por su lisura kmeña,la obra de Palma
quedará como la rrrás genuina muestra de la travesun cnol)az4.
t'
Raúl Porras Barrenechea,Tres ensayossobre Ricardo Palmo, Lima, Juan Mejía Baca, 1954, pág. 9.
Los tres ensayosson. '?alma satírico", "Palma romántico" y "palma y GonzalvesDias".
" Jorge Cornejo Polar, al plantear una cronologíapara el costumbrismo en el Peru, estableceuna etapa
precostumbrista cuyos más importantes hitos son los autores que hemos citado en la formación de esa
tradición: Caviedes(1645-1698),Fr. Franciscode Castillo (autor de piezasteatrales)(1716-1770),Alonso
Carrió de la Vandera (1716-L787\, Terralla y Landa y José Joaquín Larriva (1780-1332), En
"Costumbrismo y periodismo en el Peru del siglo ){J'){', op. cit., pitgs.78-79.
'"
Tres ensayossobre Ricordo Palma, ed. cit., pág. 15.
Segura), fundación del criollismo como un proyecto literario propio; nacimiento del
cuento como género de honda raigambre nacional.,en el que por primera yez -
tt
Enrique Pupo-Walker, "Prólogo", El caenlo hispanoamericano,Madrid, Castalia, 1995, pág. 51.
JoséGálvez
hay que señalar que, aunque hemos encontrado ejemplos literarios en los que Lima
ap^rece en diversos autores del período colonial, bien sea en poesía (recordemos a
metrópoü,
la forma litemria "tradición palmiana" venía a ser, iuego del "yaraví melgariano"
(aunque se trata evidentemente de moclos creatjvos diferentes), la segunda especie
literaria artónÍicatnenteoriginaria dd Pení aestiVo,una suerte cle espontánea superación de
la consabicla clependencia cultural en relación con Europa )¡ una signiFrcativa
afi rmació¡r cle identidacl pervarra26.
26Antonio
CornejoPolar,"Palma"el costumbrismo y la novela",cit., pág. 149.El subrayadoes nuestro.
Carlos Villanes Cairo incide en la originalidadde la "tradición", como propuestaliteraria inedita y
novedosa:"[La tradición]esuna revelaciónde la historiaqueno apareceen los textos,esla certificación
de un lenguajecastizo,peroconel ingentevalor añadidode cuantohizo Américapor Ia lenguageneral,es
una manerainédita de contar un acontecimientqdesvelarun misterioo satisfaceruna curiosidad,es
correrel velo que envuelvesecretosde palacio,casade gobierno,claustros,alcobasy conventillos,por
'laI
vez el mejor modo de situar el tema de la invención del mito urbano en
este género primerizo por lo original de sus formas y contenidos, seacomenzar con
Me'.os pafito y rrrás chocolate. Basa de guaraguasy ála conga. pero como
rro me proPon€o hacerhístoriacontemporánea, y menos sobre tma época en Ia que diz
que hice papel, y no de estraza,escribiré sólo lo pertinente á mi tema.
1...]aquí pongo punro: primero, porque, como ya lo he dicho, fi' ,il,epr0p0ng0
ltistoriar,y segundo, porque lo que pudiera escribir no tendría la menor concomitancia
con la Conga.2B
eso Palma de los cuatrocie¡tos y tantos fragmentos de sus tradiciones hace un gran corpus que lo
convierten en un clásico". "Prólogo" a su edición d,eTradicionesperuanas) Madrid, Cátedra, 1994, páry.
)o.
''
IMartin Adán, De lo barroco en el Peni (1968), en EI mas hermoso crepírsculo del mundo (Antología),
México, F.C.E., 1992,pág.366.
'"
"La Conga", Tradiciones peruanqs, tomo IV, ed. cit., págs. 315 y 318. El primer subrayado es del
autor, el segundo es nuestro.
No sé precisarnente en que año del pasado siglo vino de España á esta ciurdad
de los reyes un mercenario, ftaile de muclto peso y gran cogote, con el título de
Visitador general de la Orden: Lo de la fecha importa un peprno; pues no porque me
halle en conflicto para apuntada con exactitr"rcl,defa de ser auténtico mi relato. Y casi
me alegro de rgnoratlazg.
l-a tradición que voy á co¡tar es muy conocida en Puno, donde nadie osará
poner en duda la reaüdad del sucedido. Aún recuerdo haber leído algo sobre este tema
er1 uno de los cronistas ¡sliliosos del Peru. Excúseseme que altere el nombre del
pemonaje, porque, en puddad de verdad, he olvidado el verdadero. Por lo demás, mi
relato clifiere poco del populaÉO.
Pakna", son exclamaciones con las que Rubén Darío exaltó Ia capital pefiana y
enaiteció a sus míticos escritores y fundadores, entre ellos, Ricardo Palma, de quien
dijo: "Es ei primer limeño de Lima"31. Desde fines de sigio, a Palma le fue otorgado
el título de fundador literario de la capit^|,,o de cronista clásico de la Lima del
pasado. A través de Ia fusión de los de rasgos que hasta aquí hemos intentado
definir como consubstanciales a la "ttadición", Palma creó la Lima del imaginario
pero ahora con tonalidades y matices decadentes. En suma, construyó úfia Llffia
míttca y poética a través de la anécdota colorista, tan distante de Ia precisión del
tn "Caduuno
manda en su casa", Tradicionesperuanas, tomo II, ed. cit.. pág.74
30"El
alcalde de Paucarcolla", ibidem, pág. 211,
"t' Cit. en Luis Alberto Sánchez,Don Ricqrdo Palma y Lima, ed. cit., pág.27.
Ibid.m, pág. 54.
mostró una Lkna encantadora y poética, que ocultaba esa otra cara de la ciudad que
protagonismo e imprimen ala ciudad sus formas, sus anhelos e ilusiones, su carácter
t'.lbidrm,pág.
Ill.
'"-Ibidem,pág.
127.
" Raúl Porras Barrenechea,"Palma Satírico", en Tres ensayossobre Ricardo Palma,ed. cit., pág. lZ.
había creado no tenía ninguna intención de objenvar la historia sino más bien al
contrario.
calle de su ciudad una anécd<¡tadel tradicionis ta, de forma que el ltortus clausunt
convierte en esta escritura en figura principal del imaginario colonial criollo. Palma,
carecía.Así, por ejemplo, en la titulada "La calle de laManita", rernemora una Lima
colonial misteriosa y fantasmal:
Al costado del colegio del Espíritu Santo, donde hoy se educan soldados para
esta patria bullanguera, hay una calle completamente deshabitada [...] Si ahora la tal
czlle, á pesar del ga.s,tiene de noche algo de fatídica, imagínense usredes lo que sería á
mediados del siglo pasado, cuando aún no se había est¿blecido en Lim¿ ni siquiera el
alumbrado vergoflzante que en 1778 vtno á hacer fneoos densa la lobreguez de la
ciudad.
[...] desde el toclue de oración hasta las siete de la noche era cada pulpería un
jubileo de gente que decía: "Vengo a encender una veüta".
[...]
Rara era, sin embargo, la calle donde no lucía en la pared la imagen de un santo ó
santa alumbrada por lanrparillas de aceite [...]
'u Luis
Fern¿ndoYidal, "La ciudad en la narrativaperuana",en WAA, Presenciade Lima en la
Iiteratura,Lima, CentrodeEstudiosy Promocióndel Desarrollo,1986,pág.16.
" RaúlPorrasBarrenechea" TresensqtossobreNcarda Palma,ed.cit., pitg.Z0.
Otro buen ejemplo entre tantos otros podría ser c'La tradición de la sayay el
manto", narraciónmás cercanaen estecaso a la crónica de costumbresque al relato.
Allí, Palma pretende hacer memoria de esta moda femenina, remontándose al año
1560 hasta llegar al siglo XIX, para darnos el testimonio directo de su desaparición.
Pero lo que más nos interesa es la rr'aner como el escritor describe dicha moda
como una de las característicasprincipales y exclusivas que identifican, diferencian y
confteren personalidadpropia alaLima de la Colonia:
38
Ricardo Palma, "La calle de la manita", TradicionesperuarcE,tomo III, ed. cit., pág.20g.
3e
Ricardo Palma, Tradiciones petuanas (seleccion), vtidrid , cátear4 1994, págs. 6zl-aze .
¿ANl'lcor-oNlAI-I.srA o PERRICHOLTSTA?:
VERSTONES
SOBREI-AVrSiÓNPALMTANA
DEL PAS,\DC)
'Iodo
intento de fijación de lo genuinamente nacional está, por naturaleza,
sujeto a discusión y debate. La polémica sobre la actitud de Palma hacia el pasado
estaba sen'ida y, de hecho, ha perdurado hasta la actualidad, desde ardorosas
defensasa duras críticas, hasta llegar a ciertas visiones conciliadorascomo es la de
Julio Ramón Ribeyro, más ecuánime taL vez por la objeuvidad que permite la
perspectiva del tiempo. Si repasamos aquí esta polémica es por su rcIevanita
determinante en los procesos que sigue lahtennxa peruana posterior así como por
oo
Luis Alberto Sánchez,Putorqma de lo literatura del Peru, ed. cit., pág. 9i. En la polémica del
indigenismo, Sánchezdistingue el "perricholismo" del "colonialismo": "El colonialismo o pasadismo
entrañabaotra significación mucho más honda, pero por 1omismo, mucho más discutible. [...] no se podrá
encontrar gran oposición entre lo que se ha encasillado bajo los rubros de "colonialismo" e
"indigenismo". La oposición existe sólo entre lo perricholesco y lo espontáneo.entre la caricatura y el
original, entre lo episódico y lo profundo [...] Es que lo pericholesco fue una falsificación de la
colonia...". Tomamos el texto publicado en José Cados Rovira (ed.), "José Carlos Mariátegui y Luis
Alberto Sánchez:Polémica sobre el indigenismo", Identidad cultural y literatura, Alicante, Instituto de
Cultura Juan Gl-Albert y Comisión V Centenario. Generalitat Valenciana, 1992, pág. l3Z. pos textos
proceden de I'a polémica del indigenismo, recopilación de Manuel Aquézolo Castro, prólogo y notas de
Luis Alberto Sánchez,Lima, Mosca A^\1976, pags.69-100].
citada polémica. Nos parece taurológico reiterar aquí lo qlre otros yahan ^n llz^do.
Estos son los comienzos del debate en vida del autor. Pero la relación entre
PaImay GonzáIezPtada, dos ñguras principales de la historia peruana, la anai-izamos
más adelante,por lo enjundioso del asunto y por su importancia en el proceso de la
Ittentu¡a v la cultura del Perua3.
ar CarlosVillanes
Cairo,"Introducción"a suediciónde TradicionesPeruanas,ed. cit., págs.56-57.
a2Manuel
GonzálezPradq "Discurso en el teatro Olimpo", en Páginas l¡bres, iaricas, Biblioteca
Ayacucho,1976,pá9.27.
*' Nosremitimos
a laspags.121-122.
'Iras
estos litigios acaecidosen vida del autor, la polémica suscitadacontinúa.
Pero al tiempo que insiste en La uítica que establecen Ias Tradidones, también
*
ed. cit., págs.218-221.
Sieteenscryos...,
a5
Luis Alberto Sánchez,Don Ricado Pqlma y Lima, ed. cit., pág.32
Don Ricardo, coll su gracejo, clio vida a una colonia irreal, a una edad que
iclealizó su nulrlen, pero, al misrno tiernpo, sin quererlo, contribuyó a destruir el
fetichisrno colonialista. Los que le leyeron con ojos rorrúnticos aprendieron en él a
aÍIar todo lo pasado, a practicar el "rnariquisrno" literari<1.Los que le leyeron con
á¡ima despierta, gustaron en é1, junto con la devoción admfuable y la fantasía
exhúbera, la butla incisiva al coloniaje, una tácita reivindicación del criollo y un
profundo anhelo de exaltar al mestizo, sobre tr¡do al rcpublicano. Abrió, pues, la
Tradición de Palma, los oios ante el pasado y ante el powerúr. [...] tro era el penonaie
prendado del pretérito que nos han pintado muchos de sus críticos. Tenía un alma
inquieta y un liberalismo áviclo. [...] mienras el romántico le condujo a aclmirar las
galas de un pasado de ensueño; el criollo liberal y revolucionario le movró a reirse de
aquellas galas y a deslustrarlas, riendo4ó.
Creo que Palma hundió la pluma en el pasaclo para luego blandida en alto y
reírse de é1.Nrnguna institución u hombre cie la Coloniay ^ufrde la República escapó
a la mordedura tantas veces tan certe(a de la rorna, el sarcasmo y siernpre el ridículo
de la iocosa cnúca de Palrna. Bien sabido es que el clero católico tuvo en la literatura
de Palma un enemigo y que sus Tradiciones son el horror de frailes y monjas. Pero por
una curiosa paradoja, Palma se vio rodeado, aclulado y desvirruado por una troz.pede
gente drstinguida, intelectuales, católicos, niños bien y adrniradores de apellidos
sono¡os47.
ou
lbid"m,págs.49-50.
'' En
Mariátegui,
op. cit., pátg.221.
del Peru. [..] Las Tradiciouesno son una obra reaccionada [...] pero sí una obrz
confomrista48.
satiflca limeña, en términos generales,"optó por la buda fúvola, por el chiste rosa, y
opiniones de otros críticos, como por ejemplo la siguiente dei viajero francés Max
Radiguet, quien subraya Iahgereza de una sáttn que nunca llega ala crítica efectiva:
"Es un modo de decir chispeante y ligero, que no alcanza nunca a ser pesado y
malévolo, y que en las mismas lesiones que causa buda budando pone, al mismo
tiempo, el bálsamo que palia y cicatnza"s2.O la visión de José Miguei Oviedo: "La
sáúta es nuestro modo tímido, menor, de pracacar la cnnca de cosrumbres (social),
pues golpea y acatrcía, agravía y se excus4 afrenta y se rectifica... (se trata de)
impedir la protesta, segar ia rebeldía y la violencia creadora de las mayorías en su
naci.miento"54.
la obra de Palma desde ciertos sectoresideológicos que pretenden anexara sus filas
la ftgara del gran tradicionistas6.
LITERATURAPERUANA.
Mucho más nos interesa la reflexión que Corneio Polar aport^ sobre un
hacia eI futuro"57:
tt
Antonio Cornejo Polar,Laformación de ta tradición literqria en el Pen),ed. cit., págs.58-59.
'o
Sobreestacuestión,véaselas págs. 140-141.
" Laformación de Ia trodíción literaria en el Perú, ed. cit., pág. 61.
anecdotario histórico de los siglos anteriores,f, por oúa pafie,la que se refiere a Ia
recuperación concreta de la ftadición literari4 es decir, la perspectiva que se formula
Ascencio Segura, cuya obra glosa en más de una ocasi.ón. Por ejemplo, en la
"tradición" titulada "El rey del monte":
."".*",1.?;#Tl;;,tr;, ':ilTiffi
T#'ilH,T.|J*^,ffi
;'m: jl
poeta Manuel Segura:
T#Í,
"Yo conozco ciertad¿ma
que con estesiglo irá,
que dice que á su mamá
no ia llamó nunca nan4
y otra de aspectocetrino
que,por mostrargrsto ingiés,
dice:yo no sé lo que es
tn¿arnotrz de cochino."59
tirulada "l-as cuatro PPPP de Lima", donde Palma utihza la arécdota nanzda r,or
Cantó de la Vandera en su l-.a7ari//odel siguiente modo:
s-rlbidem,págs.62-63.El
subrayado esnuestro.
'." Trq¿icionespentanas,
tomo II (ed. de Montanery Simón),pág. 153.
ou Mario Castro Arenas
analizael influjo del Lazarilto de Ciegos Canirnntes en las Tradiciones de
Palma,en su libro La novelaperuqnay Ia evoluciónsocial,Lima, Culturay Libertad,págs t 5 - 17 .
I1n los antQuos, es decir, hasta a¡rtes cle que etilrara la patna, todo el mundo
decía que Li:nrtzen la ciudacl cle las cuatro PPPP. Vieios y nlozo hablaban de las cuatro
letras, sin ctúdarse de averiguar á qué aluciían. Gracias al lnca Concolorcorbo y á su
desvergonzado librejo l-trqgnllo de caminantes,he logrado averigr.rar la significación de
Ias enigrn:íticas letras.
Cuenta Concolorcorvo que un día, y escrita con almagre, apareció en la puerta
de la casaatzobispal de Guatemala la siguiente copla:
"Regalocincuentapesos,
con másun frescoencima,
';Llque á descifrarmeacierte
las cuatro PPPP de Lim.¿"
[...] Sepan, de hoy pata siempre, ![ue las cuatro PPPP de Lima son Pila, Puente, Pan y...
Peines 61
general de sus obras-, pan tenrinar juzgando la literatura del siglo ilustrado con las
siguientespalabras:
con los albores del siglo xlx l¿ poesh en el Peru deja de ser rasrrera y
gongorina para convertirse en digna é inqpLada; y aunque Ia oda no es de las rnás
felices producciones del poeta [se refiere a vrra oda del poeta
José Joaquín de Olnredo
dedicada a la muerte de la pdncesa de Austrias doña A¡torua de Borbón], cábele al
inmortal cantor de Junín la glona de haber sido el pdmero que del efercicio de las
musas hizo un sacerdocio, arrojando del templo de Apolo á los histriones que lo
profanabanó3.
6t Trqdiciones
peruanas,tomoIV, ed.cit., págs.8l y 82.
"' Tradiciones
penrcmas,tomo III, ed.cit., págs.233-252.
"" Ibidem,pág.252.
'Ioda
esta recuperación de Ia literatura colonial, unida a Ia visión
sentido, la polémica sobre la actitud de Palma hacia el pasado traduce los diferentes
edulcorada de la ciudad pan poder atribuir aPalmala creacíón del mito colonialista.
Otros han resaltado la veta críttca, mordaz y satírica con que el escritor tettata Ia
Lima colonial. De esta forma. a través de Palma, las diferentes ideoloEíasofrecen su
propia visión del pasado, pero en esta instrumentahzación generan una imagen
subjetiv-ade las Tradiciones.
Desde nuestro punto de vista, el mito de la fundación de laLima arcádtca,
asiderosy quiso ver, en esta obra que rescatabalavida misma dela historia pefl)ana,
un paraíso perdido de paz y prosperidad. Por tanto, el mito atcádico y colonialista
nos parece, sobre todo, una atribución exterrrl z urLaobra que vivifrcó ei pasado
imagen ficticia-, pero satirizó ese fragmento de la sociedad que ocupa el retrato de
punto, nos parecenecesarioreproducir el balance ltnal con que Oviedo concluye sus
apreciacionessobre la "tradición":
Palma rescató del olvido un pasado peflrano que la historia oficial no iba a
registrar; un pasado doméstico, de quisicosas: migajas de un banquete solemne. En
ello residen la significación literaria y las limitaciones estéticas de su arte. Palma
vivificó ese pasado y lo acercó al presente, para dade vitalidad y animación de cosa
acfital,plena de color y movimiento. [...] Pudo escribir la gran novela peruao¿ del siglo
XiX [...] pt:to se contentó con pintar estampas arnablemente irónicas y delicados
esrnaltes coloniales; ptefirió la arnenidad y la brillantez imnecliatas -exigencias de una
literarura "popular"- a la visión honda y a la interpretaciirn menos evelltual cle una
sociedad que conocía muy bien. La sátira y el humor fueron una mascara fiel [...] pero
también ftleron un disf¡az cortesano que ocultó lc¡smás dranúticos perfiles de nuestra
sociedaddecimonónica64.
que se encuentran en esta obra provienen de kos Coruentaiosfuahs, una de las únicas
fuentes que Palma poseía.Talvez, como plantea Porras Barrenechea,no dedicó más
textos utilizados.
6a
JoséMiguel Oviedo, Ricardo Palma,ed. cit., pág.33.
"'Raúl Porras Barreneche4 EI sentido tradicional...,ed. cit., pág. 60
herencia. El debate sobre la falsiftcaciónde la historia nos parece por otra parre,
'fradiriones
estéril, pues lo que encontramos tanto en los Comentaiarcomo en las es la
historia convertida en arte, pasada por el tamiz de una desbordada inventiva, en
Ribeyro expresa sus ideas sobre las reiaciones entre la ciudad y la literarura en ei
imaginario cultural, se debe ala ob::ade Ricardo Paima: "Nuestro pasado seúa pan
homenajea a quien considera primer fundador de Lima (a urbe cuya trans formada
imagen a mediados del siglo XX será la obsesión literaria de la que emerge este
nuevo escritor de la ciudad):
uu
Julio Ramón Ribeyro, "Gracias, viejo socarród', en Antología personal, México, F.C.E., 1994, pátg
127.
Sólo quieto resaltar su función en tanto que.fandadoradc una neuoria nationa/y dr uaa
cor ciencia ancesf raI corui n.
'lradiciones
Sirr las nos sería dificil, por no clecir irnposible, irnaginar r"tuestro
pasaclo desde la Conquista hasta la Emancipación. Estaríamos huérfanos del períoclo
nrás ptóximo y significativo de nuestra historia nrilenaria. Ese vacío poddamos
colmarlo, es cierto, pero cada cual a su tnanera lr a costa de un esftierzo desalentador,
buscando y leyendo cientos de libros y documentos poco accesibles,áridos, mal
escritos o idiotas. Ricardo Palma cumpüó ese trabajo por nosorros.
[...] extrajo lo que a
su luicio era drgno de recordarse y transmitirse. Es posible que olvidara muchas cosas,
desdeñara otras e iuventara una buena parte y que impregnase todo lo que tocó con su
espíritu festivo, ligero y socan'ón, impermeable a los aspectos rrrásgrzves y dr-arnáticos
de nuestra realidacl. Sabemos ahora que de los 50.000 habitantes que tenía Lima a
comienzos del siglo XVII,40.000 eran esclavos negros o serwidoresindígenas, de cu1,2
vida, problemas y luchas queda poco o nada en Ia obra de Palma. Pero aún así, las
Tradicionesson la única prueba accesible, artística y entretenida que tenemos de ese
pasado. Ninguna obra anterior o de su época se le puede conparar (salvo Garcilaso
para el Incario y primeros años de la Conquista). Su dr.al y contemporáneo, Manuel
GonzálezPnda, fue rnás inteligente, mejor prosista, más sensible a los problemas de
su tiempo y con una percepción nuís aguda del porvenir, pero fue un ideSlogo y no un
rtanador y nos deió por ello ideas pero no una visión. Visión que no ha sido
rcernplazada por otra igualmente vasta, convincente y lograda, ,upu, d,, relegar la suya
a la galena de las antrguallas. Si la imagen paLmiana de Lima subsiste poiqrr" nuciie
ha sido capaz de desembarazarnos de ellaó7. "r
trazar culmina en una segunda fundación hterarta, cuyo artífice principal será
Julio
Ramón fubeyro. De Palma a Ribeyro, el viaje literario nos ofrece no sólo esta
6' Ibidem,págs.
129-130.
2. LA CTaomAooRMECIDA.
Pene UNA HISToRIALITERARIAoB LTn,Te
TRASl¿. GI]ERRAosl PecÍF.Ico
la utopía republicana y con ella la prornesade una nuem vida peruana. La gveta
contra Chile que estalla en esta fecha y concluye en 1BB3 con consecuencias
Balta, quedan truncados ante este inesperado zaryazo dei país r.ecino, que
Lkna quedaría sepultada tras la guerra, que impuso al destino del país el pesado
iastre de un retraso nacional que devendría congénito. Aurel-io Miró Quesada nos
Manuel GonzalezPnda
Tras un siglo conr,'ulsoe inestable, esta nueva fncfrera en la historia del país
cala muy hondo, y aunque surgen voces que ante ei desastreenaltecen las grandezas
del pasado y alimentan ei espejismo de la Arcaüa colonial2, sin embargo orras se
aJzane irrumpen con el primer grito de protesta.
esta rupruta, GcsnzálezPnda anuló esa escisión social que en la tradición hterarja
mentes capitalinas: "A partir de 1885, inevitable efecto de Ia guerra, el país cambia
de paso' [..'] Como protagonista dela nueva etapa ingresan en la arena del debate
propensión fururista eflczlzzln esta búsquedapor caminos que ya nada úenen que
ver con ios de Palma, pues son caminos rurales que superan los lindes de la ciudad y
-
Según Sebastián Salazar Bondy, "el fracaso de sus proyectos revolucionarios -que acogieron dos
generacionesfaltas de su integridad, la de sus discípulos inmediatos y la de Haya de la Torre- debe
cargarse a la cuenta de la vasta capacidad corruptora del colonialismo, experto más en anemizar que en
aplastar sus anticuerpos".Lima la honible, Lima, peisa, l9T4,pág. 126.
'Luis
Alberto Sánchez,'?anorama cultural del Peru", introducción ala2a ed. de su obra fundamentalLa
Literdtura Peruana, Lima, Ediventas, 1965-66. Publicado en Luis Alberto Sanchez,Lq vida del siglo,
Hugo García Salvattecci (ed.), Venezuela, Ayacucho, 1988, pág.47.
pocas palabras los motivos de la derrota: "La mano brutal de Chile despedazó
nuestra carne y machacóriuestroshuesos;pero los verdaderosvencedores,las armas
del enemigo, fueron nuestra ignorancia y nuestro espíritu de servidumbre"T.
uo ideario que se canallza enlahtentura realista del momento; ideario que concreta
en sus dos obras principales:Páginaslibresy Horas d¿lucha.A modo de ejemplo, en
esta última obn rcahza nr,a cÁaca a la superficialidad de la aristo cracialimeña y sus
afanesde apariencia y ostentación. En su reflexión, el ideólogo apelad, concepto de
mestizaje,en el sentido de la "taza cósmica" planteadaporJosé Vasconcelos,y Lima
el encuentro de culturas:
"-Ibidem,pág.
103.
' Manuel
GoruiilezPrad4Páguns libres, Caracas,
BibliotecaAyacucho,1976,pág.44.
8 Ambos
subravados sonnuestros.
Al tiempo que Prada desarrollaba toda esta labor, Rica¡do Palma, en su etap^
'fradiciones
de madurez, continuaba escribiendo sus Peraanas.Parece lógico que la
Los que pisan el umbral de Ia vida se juntan hoy para dar una lección a los que
se acercafl a las puertas del sepulcro. [...] los troocos añosos y carcomidos produjeron
ya sus flores de aroma"deletéreo y sus frutas de sabor aínar:gD.¡Que vengan á¡boles
nuevos a dar flores rruevas y frutas nuevas! ¡l-as uiEu a b tumba, losjótnnu a la obra\l
que crispaton Ia tranquiüdad del tradicionista, quien, t.rasla guenr^, fue nombrado
director de la Biblioteca Nacional, donde desempeñó Ia trabajosa t^te de
reconstrucción tras el saqueo devastador de las tropas chilenas (cargo que ocuparía
más tarde el propio Prada). Sin embargo, sí nos interesa reproducir el siguiente
'
Manuel GonzálezPrada,Horas de lucha, Caracas,Biblioteca Ayacucho, 1976. pág.290.
i0
José Miguel Oviedo, "Dos generaciones",en Ricardo Polma, Buenos Aires, Centro Editor de América
Latina, 1968, pá9. 43.
rI Manuel GonzálezPradq "Discurso en el Politeama", enPáginas libres, cit.,pág.43 y pág.46.E\
subrayado es nuestro. En su poema "Lo viejo y lo nuevo" expresaeste mismo sentido. Vease el artículo
de Americo Ferrari, "Manuel Got:zilez Prada entre lo nuevo y lo viejo", en Lectura crítica de la
liÍerqturq qtnericanq. Lajormación de las culturqs nacionales, Caracas, Ayacucho, 1996.
pretcndidos antagonistas:
" Raúl Porras Barrenechea,El sentido tradicional en la literaturq pennna, Lima, Instituto Raúl ponas
Barrenechea,1969, pá9.7 1.
" "Si González Prada es el menos nacional de nuestros literatos, Ricardo Palma es el más peruano";
"Prada es el menos peruario de los escritores". Ventura García Calderón, [,a literatura peruana (]535-
Ia), Rewe Hispanique, tomo )OOil, New yorlg parís, 1914, págs. 70 y 7g.
lf
'"
Siete enscrylos...
, cit., pág. 227.
veremos emerger una nue\¡a imagen de Lima que supone un profundo cambio en la
necesidaddel realismo:
narraúv^peruana de la segunda mitad del siglo XIX, cuyos nombres más destacados
son Clorinda Matto de Turner y Mercedes Cabello Carbonera, quienes producen las
'5
Ibidem, pág. 228.
t6
Ed. cit., págs.lol-109.
17
Manuel GonzíúezPrad4 Páginas libres, ed.cit., pag. lS.
t8
Efruín Kristal, "Del indigenismo a la narrativa urbana en el Peru", Revisfa de Crílico LiÍeraria
Latinoamericana, Año )ilV, no27,Lima, ler. semestrede l9gg, págs. 57-74.
'"^Ibidem,
pág. 59.
'"
Véaselapá9.176.
centro temático de cstas primeras novelas indigenistas, que canalizzn las incipientes
reivindicaciones políticas sobre la situación del indio en la República. Así, en su
novela El Padre Horán (1848), Narciso Aréstegui traduce la opción liberal
representadapor el presidente Ramón Castilla y rcclama el compromiso social del
escritor, que debe mostrar las miserias y exigir la igualdad. tr{ás tarde, Clonnda
en una refinada señorita l-imeña.En este sentido, Antonio Cornejo Polar plantea que
2I Antonio
Comeio Polar,La.formaciónde Ia tradiciónliterarfu en el Peru,Lima, Centrode Estudiosy
1989,pág.103.
Publicaciones,
Unos años más tarde, en los albores del siglo XX, otros escritoresproducen
una visión de Lima radicalmente opuesta a la de los realistas.Son los hijos de la
(iuerra del Pacífico, limeños impertérritos que eluden la problemática nacional para
ello tegistramos ese cambio en la mirada que desde la escrirura se proyecta sobre
Lima,la utbe que vuelve a emerger entre las brumas y la neblina, del paisaje y la
memolia, como "la triste Ciudad de los Reyes".
La ctun to DORMIDA:MITTFICACTóx
ritpn IRIA DE íJNe I:u¿ ouE sE vA.
La descripción idílica con que Luls Alayza nos presenta el balneario limeño
de Miraflores nos pareceemblemáticade la exclusividady la cenazón que mantiene
la Lima finisecular ffas Ia guerra con Chile. Al tiempo que las conrradicciones
aires de la modernidad vuelven a penetrar enLa ciudad. Pero los gritos de protesta
" Pete.Elmore, Los murosinvisibles.Lima y Ia modernidaden la noveladel siglo XX, Lima, Mosca Azul
Editores,1993,pá9.17.
'3 VéaseManuel Burga y Alberto FloresGalindo,Apogeoy crisisde la rep{tblicaaristocrática,Lima,
RikchayPeru,1981.
2oVéaseJorgeBasadre,"Piérolay el predominiodel civilismo",en Perú:problemay posibilidady otros
ensayos,Caracas,Ayacucho,1992,págs.84- I 00.
25Manuel GoruálezPradarealiza de la RepúblicadesdeManuelPardo
una duracríticaa los presidentes
(7872-1876), a su hijo JoséPardo(1904-1908/ 1915-1919),pasando por Piérola(1895-1899)
y Eduardo
L. deRomaña(1899-1903),en su libro Figurasyfigarones,ed.cit.
26Aurelio Miró a, Lima, tierray mar,Lima, MejíaBaca,1958,pág.94.
Quesad
nuevas ff"ffij.:.ff:
ff :::#:T ;:"ff# "??:l'#ñHlt'il':li:^:T
antiguamente fueran qtúntas de recreo y de cita para las cabalgatas de la nobleza
colonial y de la no menos encopetada aristoc¡acia republicana.
t.l U pdncipal obra
ediücia de Piérola es, sin enrbatgo, la apertLua de dos gtandes arterias cenhrales: el
Paseo Colón, ho¡, s¡ rrr:áshermoso de la ciudad,
[...] y la amplia calle de La Colmena,
que fue tarnbién concebida por aquel mandatario?T.
DaÁo, Lugones, Hel:.eta y Reissig, GonzáIez Martinez, etc.). Tan sólo conviene
creación de "la Lima que se va" por José Galvez y tantos otros autores:
''
Raúl Porras Barreneche4 "Perspectiva y panorama de Lima", en L¿t mqrca del escritor,
México,
f'" E , 1 9 9 4 ,p á g s .1 0 1 - 1 0 2 .
C
Luis Alberto Sánchez, Panorama de la literotura &t Perú (desde sas orígenes hasta nuestros
días),
Lim4 Milla Batres, 1974, pí4.. tt}.
Segura y Palma, pero en lugar de verter la salsa criolla sobre el escenar{o urbano,
es la protagonista de sus cuadros,si bien dedica una de sus obras aIa galeríade tipos
y costumbres de algunos barrios limeños: Una. [Jnoscuantosbarios y arulscuantosti7os
(a/ comenqar
el sigloXX) (190n.
En esta obn,Ia calle limeña aparcceya como el lugar en el que tradición y
modernidad se reúnen, configurando en la crónica el discurso que registra la
ortega- sorprendida, henda por lo eu€ ve"33, que utiliza la comparación como
instrumento de crítica.
Quesada describe el advenimiento del progreso, que impone sus cambios de maneta
postiz^ sobre la pertinacia delamemoria endémica:
Se había iniciado el nuerro s€lo, y por las calles lirneñas *engalanadas todavía
con sus vieios nombres coloniales, que una memoria perttnaz se empeñará siempre en
rnantener- lucía¡ nuevos y optimistas ejemplos clel progreso. Se estremecían los
primeros tranvías; detonaban los primeros automóviles; y los faroles cle gas de las
plazuelas eran cambiados por focos refulgentes de la orgullosa luz eréctÁca34.
" Julio Ortega" Cultura y modernizqción en la Limo del g00,Lim4 Centro de Estudios para el Desarrollo
y laParticipación,1986,pág. 100.
'".Ibidem,
pág. 102.
'"
Aureüo Miró Quesad4 Lima, tierra y mar, ed.cit., págs.94-95.
MarcelMorxrier
...Más que a Pa)ma, Gálvez se parece en muchas cosas a nuestro insigne Garcilaso.
Todo cu¿nto no existe como fuente histórica en Palma, porque es original fruto de su
talento de taumaturgo, resulta en Gálvez casi siernpre un vivo testimonio de los
hombres v los hechos3B.
segunda mitad del siglo XIX, "la generación de Palma -comenta Antonio Corneio
Polar* eiabora la imagen sociai de la colonia a tnvés de un vasto, insisrente y
su germen en Palma, Pero se debe sobre todo a los escritores de posguerra, que
moral que supuso la guerra con Chile: "El pesimismo subía como una ola negta
hasta los más altos espíritus [...]. Imperaban el pianito ambulante, los desaffos a
abuso"43.
3e
SebastiánSalazarBondy, Lima la horrible,México, Era, 1968, pág.125.
oo
lbidem,págs.12-13.
'.'
Laformación de la trodición literaria en el Perú, ed. cit., pág. 58.
o'
"N,adie más alejado de él [se refiere a Ricardo Palmai q-uequienes lo imitaron, tegiversando este
significado, yendo hasta la nostalgia colonialist4 sin ingenio y sin ironía". Jorge Basadre,Perú: problema
!-posibilidad, ed. cit., pág. 108.
"' José Gálvez, Una lima que se va, Lima, Euforión, 1921, pág.Z4t.
que Paima retrat^ la Colonia. Sin embargo, en las propias Tradition¿.sel autor
esclareceque supasatismaes de tipo poético, o si se quiere, romántico:
ooNosremitimos
a laspágs.I 15-l16.
" RicardoPalma,"Con díasy ollas venceremos",Tradiciones pentano\ Barcelon4Montanery Simón,
1893,TomoI, pá9.387.
* Ricardo
Palma,"Los plañiderosdel siglo pasado",Tradicionespentdnas,tomoIII, ed.cit., pág.234.
o7Palma
declaraen variasocasionesla=neóesidad de rompercon la tradiciónimitativade io hispánico
parala afirmaciónde la nuevanacionalidad: "Yo no quieroqueen cuantoal pensamiento seamossie*pre
hijos de España.Nuestramanerade ser políticay sociala la par que la ley del progreso,ha puestouna
raya divisoria muy marcadaentreAméricay la vieja metrópoli"(cartaa JuanMaría Gutiénez,20 de
febrerode 1877);"Tocóme perteneceral pequeñogrupo literariodel Peru,despuésde su independencia.
Nacidosbajo la sombradel pabellónde la República,cumplíamosrompercon el amaneramiénto de los
escritoresdel coloniajq y noslanzamosaudazmente a la empresa'(En Lo bohemiode mi tiempd. Cit. en
Jorge Cornejo Polar, '?alma, el costumbrismoy la novela", en Estudiosde literotura peruana, Lima,
Fondode DesarrolloEditorial,1998,pág. 148.
a8El
subrayadoes nuestro . SalazarBondy,en Lima la horrible, dedicaun capítuloa la evoluciónde la
pinturadesdela Conquista -"El paísinhibidoen la pintura"(págs.113-l2lF. De su arálisissededuceel
paralelismocon el procesode la literatur4 que,desdesu puntode vista,vienea confirmarel colonialismo
cufturalimperantedurantelos siglosXVI al XIX: durantelos siglosde la Coloniala pinturasedesarrolla
comorecursoparala evangelización ("estapinturasin sentidosehizo tradición,puesle fiie valiosísimaa
la mentiraedénicaporquelas consecuencias de la inhibiciónse registrarondespuésde desaparecido el
poder virreinal"); en la etapa republicanaapareceel pintor PanchoFierro, a quien SalazarBondy
considerade algunmodoel equivalentede RicardoPalmaen la pintura("a másde la ciudady su trajín,
trasladóal papelLo indio, la clasemedia,Iosfrailes, las viejas,lo: retratos, losrecuerdoshistóricoi, lo
inquisición,el desfilede la Independencia, el paisaje[RaúlPorrasBarrenechea]. Algo o muchode lo que
la coloniavetó. Más su esfuerzofue discreto.Esteespontáneo artistavio sólo el epiteliode Ia vid4 su
envolturaferial, su alegremáscara[...] comoocurriócon Palma1ue fue no por casualidad coleccionista
de lasestampas del mulatonatf-, sutrabajosirvió parafomentarel cuentoedénicoy paraprobarlocon un
preladotestimoniomás");a finalesdel siglo )ilX, el indigenismo"rompió el prejuicloseculary se dio al
quehacer,no muy sencillo por supuesto,de fundir en una sola formula los conceptosperu-pintura
segregados hastael momento".Este paralelismoentrela pinturay el procesode la literaturaapuntala
posibilidadde un estudioque permitaabarcaruna visión globalizadorade la evoluciónde la cultura
peruana.
aeJunto (Jnq
a Lima que se va, hay que destacarNuestrapequeñahistoria, Limq UniversidadNacional
Mayor de SanMarcos, 1916,y Estampaslimeños(1935),Lim4 UniversidadNacionalMavor de San
Marcos,1966.
50José
GáIvez,Una Lima quese va, eA.cit., pág. 12.A partirde aquí,consignamos el númerode págjna
al final de la cita y entreparéntesis,segúnla ediciónpublicadaen Lima"Euferióq 1921.
La ciudad aclormecida
735
huyen y con ellos las alrnas se transforman, empujadas por los progresos,
tono" (pág- 224)*, donde Ia paz y la prosperidad presidían la sosegada vida de los
Iimeños: "Sobre la mansedumbre de k ciudadtlorruidalas horas pasaban con leve
rumor de brisa. [...] Todo transcurría así, blandamente,,(pág. 64¡st. En esta imagen,
5l
El subrayado es nuestro.
lejano que casi nos era ausente. Nuestros ojos veían el conffaste amargo de la pobreza
rciriarite. (pngt. 238-239)
Ortega, "a pesar de la misma conciencia de lo ilusorio, dar cuenta de 1o perdido será
recuperar t...] un sentido que incluso las clases sociales t...] patecían haber
extraviado"S2.En cualquier caso, si en estas crónicas se enfoca la ciudad que se va,
proceso histórico que ha propiciado esta situación, puesto que las responsabiüdades
podrían caer sobre la clasedominante.Taly como opinaJulio Oftega,
Aquel año rnar.ca,sin duda, una era decisiva, qlre es como el origen del Pem
modemo. Hasta el año 1895, el Pem conserva hondarnente vieias tadiciones y
costumb¡es casi coloniales, incoqporadas a su vida. La gaena del 79 y sus clesastrosas
consecuencias detuvieron, segurarnente, nuestra evolución y por ello el movimiento
renovador de 1895, sigmficó un cambio cornpleto en nuestras costumbres, aparte de la
transformación política que operó. bá8.235)
5'
Julio Ortega,op. cit., pág.29.
" Ibidem,pág.32.
caso, Gálvez y^ rros había dado pistas con antelación al capítulo ""1.895",entre las
cualesuna de las más explícitases la que sigue:
crucial de la historia, pero esto no impide que salude con esperanzala llegada de los
nuevos tiempos, que habían de pahar el desánimo social y reconstruir ei país, de
acuerdo con la modernización que tras la Primera Guerra Mundial se había operado
5aEl subravadoesnuestro.
t' La reconciliaciónentrelo viejo y lo nuevo es el objetivo de una obra posterior:Esfampas limeñas
(re3s).
56
Peter Elmo re, Los muros invisibles..., cit., pí8. 23 .
en todo sentido" $ág. 253), pues durante el siglo XIX todavía los rasgos rurales
Tal vez sean sus Esfampaslimeñasla obra que mejor define el sentido de la
modernidad que marca la diferencia con Ricardo Palma. Luis
Jaime Cisneros
dilucida la cuestión cuando plantea que "si lryenda.rytradicioneshabnanestado bien en
los romanticismos, y es mucho mas fácil, por ruzón del contraste, advertir el
desnivel y el desequilibrio entre lo venido y lo fugado"S8.Se tta;ta,en definitiva, de
mostrar a través de las eslampas
"cómo en 1o viejo hay siempre una luz nueva"5e:
s8
José Giúvez,Estampas limeñas, ed. cit., págs. l-2.
5e
Luis Jaime Cisneros,cit., pág. )ü
6o
Estampas limeñas, ed. cit., pítg.69.
ut
Raúl Porras Barrenecheadestacacomo moderno continuador de la obra de Gálvez al "imberbe Pedro
Benvenutto Munieta, que sabe los secretosde todos los viejos barriod'. Pequeña antología de Lima, ed.
9it.,pá9.12.
"-'Sieteensayos..., cit., pág.251.
" El título "futurista" es el irónico apododel PartidoNacionalDemocráticofundadopor Joséde la Riva
Agtiero,en el queseencontraron losjóvenesdel PartidoCivil y el pierolismo.
Entre 1900 y 1905 la nueva hornada -nacida entre 1BB0 y 1885, es decir, con
postedoridad a la guerra- tepite las enseñanzas aprendidas de Francia, en parte a
tnvés de Rodó. [...] el indio, y la provincia, y la patna, y la rebelión, y el laicismo son
olvidados entre nubes de incienso, entre vaharadas de confort. [..] L" universidad, al
recuperar su preeminencia, ahonda la división entre limeños y provincianos, errtre
ricos y clase media. La cátedta vuelve, como en la colonia, al seno de algunas familias
o clanes electorales. [...]
Surge, sin embargo, rula promoción brillante y constructiva. Francisco Garcia
Calderón [...] pronto se destaca como el ensayista representativo de la nueva
generación. [..] Con él asornan Ventura García Calderón, esteta indudable [...]; José
CÁJvez, el poeta del grupo; José de la Riva Agiiero, el historiador de su ptomoción
[...]67
uoEntre
los escritoresde estageneraciónel continuadormásfiel de las tesis de Riva Agüero fue Javier
Pardo,principalmenteen su obraEI genio de la lenguay Iq literatura castellanay svscaracteresen la
historiainfelectualdel Perú,Lima, Imprentadel Estado,1918.
65Ventura
GarcíaCalderórqintegrantéde estageneración, se quejaantetal denominación: "Las páginas
más coherentesy recientessobreMicaela [Villegas,la Perricholi]estánen un libro primorosode mi
paisanoLuis Alberto Sanchezque continúa la mala costumbrede novelar la historia"es decir de
improvisarla, comosejactabade hacerloPalma,contrespaliques, dosmentirasy unaexiguaverdad.Lo
pintorescodel casoes que su autor ha acusadode "perricholismo"a la generaciónant"rior a la suya,
entendiendopor esa palabrapeorativauna afición desmediday pasadistaa los prestigiosdel pasado
colonial.Y cuandoseha burladocon sumagraciade nosotros...". En L'aleun Perú, París,Desclée,tgZS,
pág.rtt.
ooVéase
JoséCarlosMariátegui,op. cit., págs.247-25.3; AntonioCornejoPolar, "El desvíohispanista",
enLaformación de la trodiciónliteroria en el Perú, ed. cit., págs.67-86,Luis Loayza,"Riva Agüero:
Una teoria de la literatura peruana"[sobre el libro de Riva Agúero Carácfer de la literatura aei peru
independientel, cuadernosHiryanoanericanos,n" 417(marzo1985),págs.r7z-l1l.
"' Luis Alberto Sánchez, Panoramade la literaturadel Perú,ed.cit., págs.I l7-l18.
68José
CarlosMariátegui,op. cit., pág.253.
este sentido, Antonio Cornejo Polar plantea que "los hispanistashicieron decir a
del hispanisno)corno propuesta teórica que olvidó los logros en torno al indígena
a effat y confundir los términos en que estamos planteando una tradición iteruÁa
acerca de la ciudad; uadición que se sustenta sobre la base del criollismo, y que
ser el centro temático, emerge con otros significados, a trarrés de los cuales
Ricardo Pafma" o similares. Incluso le dedica ese extenso poema titulado "Elogio de
don fucardo Palma" que comienza con aquellos versos: "Sobre la gracia leve de la
t'En
Raúl Porras Barrenechea,Pequeña antología de Lima,ed. cit., págs. 195-199.
sustentadopor otros escritoresque cultivan ese mismo discurso que, por otro lado,
traduce una psicología nacional, al punto que sus reminiscencias perviven todavía en
GáIvez y afines a su discu¡so evocativo, aunllue con algunas variantes, hay que
destacar a Ezequiel Balarezo Pinillos (Gastón Roger)7sy Enrique A. Carrillo
(Cabotín), dos cronistas que rca)izanla cÁúca de las costumbres y ^ttzan contra los
usos cursis y frívolos que conservaban los limeños.
Pero las formas del criollismo no sólo se canallzan a tra\¡és de las crónicas
'' Luis Alberto Sánchez,'?eru: retrato de un pais adolescente",en In vido del siglo, Venezuela,
Ayacucho,1988,pág. 326. lPeru: retrato de un país adolescente, BuenosAires, 19581.En el sentido
por la
planteadoen la cita, cabedestacarlas siguientespalabrasde Sánchez:"somostambiénadolescentes
timidez con que nos asustael futuro. Si hemospreferidoel ayer es porquenos asustalo desconocido".
{pá9 3+2)
'" Véaselaspágs.333-334.
75GastónRoger mantuvoun tono mridal en su obra periodística.Cabedestaca¡su Perspectivadiaria y
La ciudod evocadora.
es una inglesa que rcalza en su cÁttca el tedio y el aburrimiento en que vive Ia alta
sociedad limeña78.
76
SebastiánSalazarBondy, Limo lo horrible, ed. cit., págs.92-93.
77
Destaca en este ámbito el periodista Eudocio Car.éras Vergar4 cuyas crónicas están recogidas en Za
Lima criolla de 1900 (1954). Julio Ortega,op. cit., pág. I16.
'o
Como viene siendo común en la literatura costumbrista,las clasesbajas no tienen representación.
elegante bilneario de Chorrillos: "En esta comarca [...] la sombra amiga de esas
que en su día también fueron "jóvenes y lindas, y habían saboreado las embriagueces
divinas del amor humano"so. Ellas son las portadoras del legado popular, pues
Pero "Lka era ante¡ la ciudad de las viejas". Con esta oración comienza eI
relato de la ciudad llamada Lira de marrer^ que el natrador situa desde el inicio ia
Ya han desaparecido casi todas esas arnables vieiecitas. Se han ido para no
rnás volver, como el ingenio de los limeños, corno la belleza de las limeñas, como las
pastas de convento y los azafates de misfiffa. ¡Cuánto ertraño yo esa Lima de antaño,
cori su aire señonal y caduco, con su sonoro vocerío de campanas, con sus r.'rejecitas
que se desüzaban, envueltas en la rnanta negrzr,con paso úpido y tácito de ratones, al
ras cle las oarecleslSl
En la flamante "ciudad del siglo XX", las viejecitas nr¡ tienen ya nz6n de ser,
y por eso, para acabat con las que queclan vamos a irnplantar el tranvía eléctrico.
Lima "la ciudad cortesana por excelencia" s4;en definitiva, el Paraíso recuperado o el
Caiderón vaza los dramas del ya remoto pasado de su país y registra la inminencia
*'
Htjo de FranciscoGarcíaCalderórqquienfuejefe de gobiernodurantela ocupaciónchilenaen 1881,y
en 1886Directorde la AcademiaPeruanade la Lengua.Los avataresde la historiahicieronque Ventura
nacieraenParís.
*' París,Desclée,
1939.Entresusobrascríticascabedestacarunahistoriade la literaturarepublicana, Del
romanticismoal modernismo(1910),coetánea de la otra historiaescritapor su condiscípuloy amigoJosé
de la Riva Agüero,Carácterde la literaturadel Peru independiente (1905).Hay quedestacartambiénlos
llbrosFrívolamente(1907),Dolorosay desnudareolidad(1914),Parnasoperuano(1914\, lJneenquéte
Iitteraire:Don Quijole en las trincheras(1916),RubénDarío, páginasescogidas(1918),Semblqnzqs de
América(1920).
8o_l¡aleun Perú,ed.cit.,pítgs.75,78 y 115.
8tlbidem, pág.46.rambién Flora
Triitán sedeslumbróanteel paisajecuandoescribía:"el pasajerove los
sueñosde la imaginación sobrepasados por la realidad".
oo A este respecto,Luis Alberto
Sa¡chez opina: "Mucho se ha dicho acerca de su hipotetico
afrancesamiento. Yo creo que esejuicio encierrasolamenteuna mancaapreciaciónsobresu estilo y,
especialmente sobresus crónicas.En todo lo demás,fue un peruanoherido de nostalgiacreadora...".
Prólogoa VenturaGarcíaCalderóqObra literaria selecta,Caracas, Ayacucho,1959,pág.XVm.
o' Respectoal
estilo de su prosq Luis Alberto Sánchezha dicho que "Ventura significaen la prosa
americanaunarenovacióncasitan significativacomola de Rubénen el verso".En Panorqma...,cit., pág.
119.
íntima relación con Una Lina quese ua deJosé Gálvez) en cuanto se inscribe en esa
corriente ltterana que traduce el momento histórico en que el viejo Peru cede paso a
progfeso.
En cualquier caso, sin duda es su Elegíalapágna en la que Ventura García
Calderón hace emerger su más auténtico limeñismo interior; poema en prosa
88
Op.cit.,pág3s
le Vateun Perú.,ed.cit., pág.123.
e0 Ayacucho,1989,págs.67.
VenturaGarcíaCalderón,Obra literoria selectq,Caracas,
Hasta aquí hemos mencionado varios de los motivos que, según estos
escritores, acelerano contribuyefl ^ la desaparición de Ia Arcadta de los Reyes: los
terremotos, la guerra con Chiie 1l, sobre todo, el progreso, otta potencia que
perciben como destructora.Talvez se^Luis AlayzayPaz Soldán el cronista que más
incide en este punto, concretamente en su Historial Romance
ful Vielo Mirafbre.rel.En
esta obra el escritor centra su objetivo en las transformaciones de la ciudad durante
ias primeras décadas del siglo, transformaciones no sólo ffsicas sino también
sociales, puesto que, mediante la percepción del cambio en los barrios adinerados,
podemos advertir cómo la clase dominante del Peru se adapta a las transiciones
políticas, manteniendo intacto el orden inamovible y arcaicodel pasado de castas.
No repetimos la descripción idílica con que AJayzadescribe esa Arcadia del
Miraflores finisecular con que hemos dado comienzo a este capítulo. Pero sí
queremos resaltar esa preferencia de Nayza por el balneario limeño que revivió uas
el desastre de la guerra, cuyo ambiente sereno y apacible de finales de siglo,
nt
Lima, Editorial Cultura Antártica. 1947.
vida del balneario idíüco que, todavía en las primeras décadas del nuevo siglo,
siglos:
aventuras"- pata luego describir, vfl vez derruidas, "la interminable colina de
n'Cit. en Luis Alayzay Paz Soldán,"Miraflores.Impresiones retrospectivas", Fanal, vol. )OII, n'50
(1e57),pág.6
e3Esteparajeidílico es el que emergeráen algunosrelatosde Julio RamónRibeyro,comoevocaciónde
suniñezenMiraflores.Nos remitimosa la pá9.232.
nnL.ris Nayzay PazSoldán,"Miraflores.Impresiones cit. xtpra, pág.5
retrospectivas",
e5Luis Nayza y Paz Soldan,Mi país (4oserie: ciudades,vallesy ployas de lq costadet Perú),Liman
TalleresGráficosPublicidad-American4 1945,pág.8.
e6lb¡dem,pág.23.
conversión:
Don Enrique Meiggs [...] destmyó las mumllas pata realizar la obra rruigica del
ensanche de la urbe, pero quedaban algunos fragmentos de sus muros, entre otros los
del "Montó\", a la orilla izquierda del Rímac. Mendigos, vagabundos y gallinazos
disfrutaban de sus delicias, y abundaban inmundas viviendas construidas con cajones,
tablas y latas viejas, palacetes de hampones y atorrantes98.
original "novela limeña" de autor colectivo tiene como centro temático -junto a la
historia arnorosa que se relata-,la dramattzación del cambio físico y social de la
antigua ciudad de virreyes.Junto ala apanción de los "burguesesimprovis¿dss)'100,
n' Ibidem,págs.
l7 y 13.
'o lbidem.
oás..14.
nnlbidem,
pal x
'"" AAW,
Unanovelalimeña,Lima, UniversidadNacionalMayor de SanMarco-, 1967,pág.54
¡'Todo Lirna! Ese todo Lima que es tan cüferente clel de ayer arrnque como hoy
anclamos en realidacl tan mezclados, bien puecle decirse la frasecilla. Si supieras cuánto
rne inquieta la vida que se hace ahora y cómo aturde comparar unos tiempos con
c¡tros!101
Diríase un rincón aldeano todo paz y sosiego, una paisaje de la Lima, lánguida
y colonial si el intermitente piteo de una Fábnca cercana, y los campanillazos de los
tranvías eléctricos no hubieran roto la ilusión instantánea102.
en los años 50. Pero, puesto que estamos proyectando esa imagen colateralmente
tenemos que detener de nuevo en las primeras décadas del sigio, cuando otra
tor
Capítulo I, por José Gáilvez,ibidem, pag. 15.
'"'
Capítulo III, por Juan de Zavaleta, ibidem, pág. 38
así se titula y que dirigía Abraham Valdelomar. La insurgencia de este grupo supuso
una defensa de las provincias, de donde varios escritores procedían -Alberto Ureta,
Abraham Valdelomar o Perry Gibson-, y representó una insurrección "contra el
'
José Carlos Mariátegui, Siete ensayosde interpretación de la realidad peruana (1928), México, Erq
1 9 7 9 ,p á g . 2 5 3 .
2
Luis Alberto Sánchez,Panorqna de Io literatura del Peru, Lima, Milla Batres, 1974,pág. 125.
'
"El libre examen reformista --escribe Luis Alberto Sánchez- (suerte de heterodoxia o luteranismo
docente) trataba de abolir el viejo magister dixit y todo absolutismo racionalistd', Balance y liquidación
del novecienlo,r (1941), en Luis Alberto Sanchez,La vida del siglo" Venezuela, Ayacucho, 1988, pág.
125.
o
Ibid"m,págs.129-BA.
5 Disiente
de algunastesis de Riva Agüero, por ejemplocon la idea de este último respectoa la
imposibilidadde recuperaren la literaturael pasadoprehispánico.
" Luis Alberto Sánchez,Voldelomaro Io belleépogue,México,Fondode CulturaEconómica,1969,pág.
131.
7
Op. cit.,pág.253y pig.254.
sentidcr, Federico More, mucho más que Valdelomar, supuso La ndicaltzación del
ideario anti-limeño y anti-academicista, la defensa del pensamiento cle Gonzalez
Prada y la actitud rebelde frente a la generación novecentista.
sino que supuso una renrelta global en América Lattna: un nuevo espíritr-r
8Ihidem,pág.214.
' véase
AAVV, Literaturay sociedsden el Pent,{ Lima, MoscaAzul, l9gl, pág.sz.
to
VéaseJoséCa¡losMariáiegui,"La reformauniversitaria", enSieteensayos...,cit.,págs.109-136.
tt Luis
Alberto Sánchez,
Pmloramade Ia liÍeraturodel Pent, ed.cit., págs.l3l-132. Sobreel movimiento
de reforma universitariade 1918, véase Claude Fell, "Vasconcelos-Mariátegui: Convengenciasy
divergencias1924-1930*,CuademosAmericanos,año D( vol. 3, México, UniversidadNacionaf
Autónomade México,mayo-junio1995,págs.l l-36.
gruPo, junto con César Vallejo, con los primeros escritos*lz los "colónidos"
"amaron lo que en Gonzalez Pnda había de aÁstócnta, de parnasiano, de
indivrdualista"l3. Eso sí, como explica Washington Delgado,
nos plantean Valdelomr y Eguren, así como también incidimos en la impo rtancie-
escritores anoia luz sobre los procesos culturales e ideológicos que en el Peru de
It Véase
Sieteensayos...,cit., pág.254.
'.',lbidem,pág.255.
'' En
AAW, Literaturay sociedaden el Perú,/, ed.cit., pág.24.
JoséGálvez
la efímen revista Colóniday en ias tertulias del Palais Concerr, lugar emblemático de
la belleépoque
peflrana, cuando Lima todavía en el escenario de lo más granado de la
sociedad' Allí acudían artistas y escritores, pero también llegaban "los ricachones
pata codeatse con los bohemios o tirarse un lance con las vienesas"lS. Como ha
visto Luis I-oayza, "el Paiais, su Palus, fue el centro de una inteligenci4 de un estilo
tt Julio
Ramón Ribeyro, "El vuelo del poeta', en Antologíapersonal, México, Fondo de Cultura
Económica"1994,pág.134.
joven Valdelomar",enElsol de Lima,Méxieo,F.C.E., 1993,pitg.109.
:: Luis Lo?yza,"El
" Su amigo José Carlos Mariátegui consideraque "la egolatríade Valdelomú gran pane
humorístíca.Valdelomardecíaen broma casi todas las cosasque el público tomaba "raen
"nserio". .f¡ete
ensayos...,ed.cit., pá9.257.
Pero lo que más nos interesa destacar en este estudio sobre Ia obra de
Valdelomar, que quedó truncada muy prematurarnente por un mortal accidente, es
la r,'isión vrbana que nos ofrece en dos breves novelas de juventu<l como son I-a
pesar de haber fallecido a los 31 años de edad. En este sentido, nos parece
imprescindible el mentado übro de Luis A-lberto Sánchez Valddomaro la belteópoque2l,
donde encontramos un extenso y detallado recorrido por vida y obra del escritor, en
el entramado político y social del Peru durante los últimos años del siglo XIX y las
't
Arr. cit., pág. lo9.
''
Raúl Porras Barrenechea,El sentido tradicional de la literaturo penrana, Lima, Instituto Raúl porras
Barrenechea,1969, pág.94.
'"
Art. cit., pág. 133.
"'Luis Loayza comentaa propósitode estetítulo: "Estábien llamar a esosaños con el término
un poco
absurdo y burlón de belle époque, como 1o ha hecho Luis Alberto Sanchezen su excelente biografia de
Valdelomaq porque en ellos hubo mucho de afrancesamiento, de fervorosa imitación de modelos
europeos en medio de una prosperidad efimera y sin duda ficticia
[...] aunquetambién es innegable que
fueron años de felicidad fina y burguesa". "El joven Valdelomar" , eÁ op. cit., págs.l0g-109.
A lo largo del libro son constantes las alusiones a la evolución del escritor
que, de atildado cronista, se convirtió en "juvenil y ardoroso orador de plazuela"zz,
Io que en su üteratura se traduio, sobre la fecha de 1913, en un abandono de sus
Miguel Oviedo:
25
José Miguel Oviedo, "El cuento contemporáneo del Perú", en Nqrratlorespenunos (antología),
Caracas,Monte Ávila_Editores,1968, pegs. z-S. Recordemostambién las palabrasde Washington
Delgado;"AbrahamValdelomaresquieninicia la tradiciónnarrativaperuanaen estesiglo"
[...] fundauna
tradición,descubrey convierteen tema arlísticouna nuevafacetade la realidadp".J*u, una realidad
tangible,dinámicay, hastaentonces,ignorada.[ ] Lo que Valdelomarnos ofrece^y puedenser
verdadesmínimas y parciales,pero estáncolmadasde una evidenciaartistica nueva'l
"ntr"guÉn AAW,
Liferaturay sociedaden el PenÚ,II. Nanacióny poesíaen el Peni.Lim4 Mosca Azvl, lgg2,pág. 15.
la nuertdl. Bajo el influjo de estos autores, Valdelomar escribe estas dos novelas
evocadoras en las que, como af:uma Luis Alberto Sánchez, vemos el triunfo
del
"colonialista" sobre el naciente"colonidista',28.
prediiección por 1o señorial dei pasado que marcó su primer ^ etap^ ltte1.p¡na,
desarollada en plena juventud, cuando moclernismo y decadentismo, provenientes
26Vhldelomar
o Iq belleépoque,ed.cit., pág.72.
27En
el capíwlo"Ciudadestnad.*, ciudaós muertas",analizamos la reelaboración
del topos simbolista
en dos cuentosde Ribeyro y, paÍa introducirel capítulo,recordamossu origen y ,u pr"r"ncia
en Ia
literaturafi nisecular.
tt
Luis Alberto Sanchez,Valdelomaro la belleépoque,ed.cit., pag.7z.
tt
Luis Alberto Sánchez, ibidem, pag 75.
30Mario
CastroArenas,Ia norátofr*ono y la evoluciónsocial,Lima,Culturay Libertad, pitg.rua.
No es realmente una novela; se trata más bien de una crónica poerrrítica sobte
Chosica, qrle era cn ese tiernpo un aristocratico balneario semianclino, a cuarenta
kilirmetros cle L,ima. Iin aquella época se creía que la tuberculosis puünonar se curaba
en los cürnas altos y secos, por consiguiente, en Chosica [...] convergían los tísicos de
J-ima que ¡o alcanzaban a llegar a Jaup, ciudad ideal de los nrberculosos. Adenús,
Alejandro l)umas (rijo) había espatcido la idea de que la tisis era Lrna enfemredad
aristocrática [...]
Valclelotnar, dentro de esos supuestos, siLua su sirnplísirna narración cLe
episcldios ocurridos entre tísicos, err una ciudad especial para ellos31.
ant:Lgoa
ciudad colonial, con referencias a la llegada de la modernidad, tales como el
automóvil y la velocidad. En este sentido, Ia obra viene a alimentar Ia tndición
3t Valdelornqr ta
o belleépoque,
-Lo- ed.cit., pág.74.
" Abraham Valdelomar, ciudadde ioitis¡cosy otros relatos,Lim4 Mejía Baca,1958,pág. 13.El
subrayado esnuestro.
La evolución posteriot aIa que más arnba nos hemos referido, anunciabaal
gran escritor cuya tragjca muerte en Huamanga evoca Ribevro en "El vuelo del
poeta":
Así quedó truncada, a los 31 años, la vida de un artista que, a rro ser por este
accidente, por simple deducción, hubiera cambiado la fisonomía de nuesrra üiemtura.
Había escrito los cuentos nús hermosos del Pen! algtrnos versos inmortales, novelas
audacísimas nr tiempo, piezas de teatro, ensayos y crónicas de una gracia
fara
inimitable. Con ál dcsEmeció una probabiüdad, un dtrofero, un aupa inncabatlo dc iuestro
espacioeEirittraFs.
de su obra, pues en su breve pero intensa carfera literaria, Valdelomar supo dar un
de una realidad peruananc y compleja, vista desdeun prisma literario que pretende
José María Eguren (1382-1942) fue coetáneo ala genención del 900, pero no
por ello afín a la estética que los novecentistas propugnaron. Partientlo del
caminos inéditos pan Ia creación poética. Para otros, como Luis Alberto Sánchez,
dicha consideración es erónea, precisamente porque en la poesía de Eguren percibe
una ausencia de latido humano; en sus palabras, una "resonancia deshumatizada,'3T.
Del mismo modo, Washington Delgado plantea que "si Eguren es, principalmente,
La revista Contenponinez.r,
donde Eguren publicó susprimeros escritos,fue el
órgano principal de los primeros independientes del modernismo, que rechazabanla
estética y el pensamiento propugnado por el cenáculo de los "futuristas". Por ello,
Mariátegui considera que esta revista "trrrarc incontestablemente una fecha en
nuestra historia ltterarta"4z,dado que fue el germen del que surgfría años más tarde
3e
Véase Xavier Abril, "El simbolista Eguren y González Prada", en "José María Eguren, un poeta
hermético", Iianal, vol. XIIL no 53, 1957, págs. 24-25. "El simbolismo fue, cronoló=gicamenre,una
conquista tardía de Eguren, si se tiene en cuenta el eclipse de la escuela,mas en el peru two el efecto de
una conmoción revolucionaria. En el primer momento mereció la resistenciade las fuerzas coalisadas del
colonialismoliterario", pág.24.
*
Panoramq de Io literatura del Penú, pág. 128
ot
Gema A¡eta, "El Peru y la modernidadiilenciosa", cit., pág. 9.
" Sieteenwos..., ed. cit., pág.263.
alucinación por el camino del sueño y la fantasía, entte títeres v marionetas, retratos
ocasiones, el tono patético lo emparienta con Edgar Allan Poe#, pero siempre
predomina 1o estético como esencia privilegrada pot el poeta, en la cadencia
define la poesía como "la revelación del misterio por la verdad del sentimiento"4e.
o3lbidem,pág.268.
* Ibidem,pág.265.
otlb¡dem,pág.267.
ouJorge Basadre,"Elogio de JoséMaría Eguren", en Pent: problemay posibilidady otros enscryos,
Caracas, Ayacucho,1992.,pág.345.
a7JoséMaríaEguren "La gracid' en Obrascompletas, Lima, Mosca Az:u|,1974, pág,269.
, ,
a8Xavier Abril, "Antigüedadcaballeresca y huellade Poe",en art. cit.. págs.27-28.VéaseXavier Abril,
"Capítulo I: Paisajey naturaleza",en su LíbroEgten, eI obscaro.El simbolistnoen América, Córdoba,
UniversidadNacionalde Córdoba"1970.
oeCit. en GemaAreta,op. cit., pág. I l.
temático, descrita con las cualidadesque le valieron el piropo de Rubén Darío: "Ia
ciudad de la gracia".
to
Jo.geBasadre,"Elogio de JoséMariaEguren',,enop. cit., píry.342.
" Mlrtin Adan, "Eguren", De lo barroco en el Perú, en Martín Adán,EI más hermosocreptisculo
del
mundo(antologia),México,F.C.E.,1992,pág.403.
'"
JoséMaríaEgurer¡obra poeticacompleta,Lima,Milla Batres,1974,págs.160.
percibe este paisaie barranquino, I sus cualidades son más característicasde Ia belle
ípoqueque de la época colonial "Si se rnitraaI ftasluz el paisaje soñado de este poeta,
no es lo colonial de la ciudad de Lima lo que más se percibe, sino el art nouueau
de las
quintas de Barranco con sus colores tenues, sus motivos ornamentales propios de
un balneariofn fu siic/e,su falso gótico y su eclecticismo decorativo,,56.
dieciochescasy neogóticas:
53
José María Egureq Obras completas, eA.cit., págs.205.
'*
Roberto Paoli, "Las raíces literarias de Eguren" , en Estudios sobre literqtura perucmq contempormtea,
Firenze, Universitá degli Studi di Firenze, 19g5, pág. 9.
" césar v{tej9, 'Desde Lima: con JoséMaría Eguren", en José]W Eguren, ibidem, pág. 405.
'"
Roberto Paoli, "Las raícesliterarias de Eguren", enop. cit., 19g5,plg.g.
Cada balcón de Lima, con sus rnacetas y sus ventanillas enceladasy zus niñas
poéticas, es rula carta, ufl poelna confidencial; por la tarcle es la lámparu de los
recuerdos; tiene el arro¡ de las bellezas y la santidad de la coquetería. Lima es un
relicario armónico con cien iglesias campaneras. Es un rofira:nce con sus terrazas
floddas y mirzdotes de la tarde, sus ventanales de los sueños. Es un jazmín y una
adomúdera sin las pasiones venerrosas. Tiene vestigios sevillanos que dilatan un
pensamiento a los tiempos rnoros. Las azoteas donde parecen flotar resonancias
rosadas y brisas antañeras cle las ciudades españolasrnelancólicass8.
uno de los escritores más identificados con la atmósfera de la ciudad, con la Lrtma
57
José María EgurerL Nofaslimeñas, en Obras completas,ed. cit., piry. 327.
'-o
Ibidem, pág.328.
" José María Eguren, La gracia, op. cit., págs.268- 269.
"" JoséMaría Eguren, Notas limeñas, cit.
Hoy Lüna es subjetii.a; antes flo 1o era por procederes atávicos, por cadenas
gflses. El coxazót antiguo tenía algo de esclavo en su altivez extrema. Poi asociación
de ambiente, por arraigo costumbrista, no el? libre. El pensamiento sigue al corazón
que 1o determina, y en esta zaga se adormece inconsciente; la imitación, el
academicismo lo retraen. Este último, consecuencia de la primera, ha formado pafte
íntrma de la vida limeña, algtrnas veces con provecho selectivo.
[...] et academrcismo es
bueno siempre que no ümita y seca el alma y sus manifestaciones. Perc el acarlemidsmo
es un ufilo 1 éstelta sidopor largosañw el ds Lina. El prejuicio de imit¿ción ha apagado
talentos innegables. Pero la nzalaúna,y k ciudartde la
¿raria es muy latina, surge de las
cenizas y se transforma6i.
Como decimos, esta crítica resulta relevante para el anfisis que aquí
proponemos porque precisamente surge de la evocación de la üma antigua. Es
decir, Eguren narra las gracias de su ciudad natal pero alavez denuncia ia estrechez
de sus costumbres, el academicismo panlizad,ot, Ia imitación de modelos
importados' Como ha visto Xavier Abril, "'Laobtade Eguren representa nada menos
bucólica de la ciudad, o más bien, del balneario limeño. Esto es, de la evocación del
escriroresde la generación del 50. Con respecto ^la narrativa de estos últimos, en
u' Ibidem,pág.329.
El subrayado
esnuestro.
o' A¡t. cit., pág.29.
Itna guarda ztna cancitíndtvonocida, r¡n ritmo que no hastía [...] Sus aventuras
son bellas y su miraje amable. LJn grande espírinr la ennoblece; adorable por sus
bellezas, enaltecida por la gncia, es ulla aüento generoso la ciudad poéfica rta k
eEeranq#3.
una canción desconocida..."- debía cumplirse tras el vacío que dejabanlos escdtores
ut
Cit., pág.330.El subrayado
esnuestro.
fue la revista Amattta, dirigrda por José Cados Mariátegui, pensador que durante este
sociedad peruana por la vía del socialismo marxista. "La revista Amaula -apunta
José María Arguedas- instó a los escritores y artistas a que tomafzLnel perú como
tema. Y así fue como se inició la corriente indigenista en las attes"64.
cosmopolitismo:
6aJosé
María Arguedas,"Razón de ser del indigenismoen el Peru", en Formaciónde una caltura
nacional indomaericana,México, Siglo XXI, 1975,pitg. 194.[Publicadoen Visióndel Per'ít,Lima,junio
d-e1970,n'51.
o'Ed.
cit.,pitg.320.
posible que de esta conjunción, sin duda alentada por Mariátegui, surS¡ieraun
cosmopolitismo vanguardista -una modernidad- de rrue\¡o cuño por su anclaje en 1o
nacional y en lo indígena"67.
En este ámbito hay que siruar a César Vallejo (1892-1933),uno de los más
Trujillo.
del Perú moderno, plantea una cuestión fundamental. para el proceso de formación
de la üteratura nacional, como es la asimilacíón y recuperación de Ia "r'adición
toda":
66
Cf. Tomás G. Escajadillo, "Ciro Alegría, José María Arguedas y el indigenismo de Mariátegui", en
AAVV, Mariáfegti y la literahrct, Lima, Amauta, 1980.
ut
Antonio Cornejo Polar, Informoción de Ia tradición literaria del Perú, eA. cit., pirg. 144.
ur
lbid"*,pág. Ág.
Cada cual a su tnoclo y a travós de un diálogo las rruis veces tácito, en el que
obviarnente participaror-r activarnenfe nruchas decenas de ot{os iutelecruales,
propusieron rescatar y astunir la tradición toda, desde su raíz rruis antigua, inte€lrafla
con fluidez al curso aceleraclamenteinternacionalizador de la moderniclac{,que se vivía
como dependencia neocolonial pero se le trataba de encauzar hacia el socialismo, y
hacer lo uno y lo otro descleuna posición si¡lidanrente anclada en una nación
1-lensada
corno pueblo69.
Amauta, que reunió, con espíritu ecuménico, a toda la juvenrud dedicada al arte y Ia
histórica del Peni nos interesa ahora ver cuál es su contribución o acercamjento a7a
Ltma de los años 20 y 30, pues la nota esencialen la globalidad de su obra, esto es, el
formuló una visión doüda de este paisajezo.De algún modo, ambos incursionan en
u' Ibidem,pág.
153.
'" El
análisisde la üsión urbanaenLq casade cartónseencuentraen el siguientecapítulo.
tt Sobrela
narrativade CésarVallejo, véaseFranciscoJoséLópezAlfon{o, Césarítallejo, Iastrazostlel
narrador, Valencia,Anejo no)il de la revistaCuadernosde Filología, Universidadde Valenciq I 995.
En El tangrÍe
no, Vallejo rclata, con una ctldez^ inusitada, la ttagjca reaüdad
andina durante la primera guerra mundial y su dependenciailimitada con respectoa
los capitalistasdel norte, formulando ufla radical denuncia contra el imperialismo
humillado hasta límites insospechados por el hijo del patrón. Del cuento se
temáúca de PacoYunqueen el relato 'El niño de junto ai cielo", donde este niño
traslada a la hacienda andina, donde la realidad del indígena r,'ueivea enfocarse como
denuncia a la situación de sobreexplotación.
con fuerza en un nuevo indigenismo, traduciendo la tensión del mundo rural entre
exotista de Venrura García Calderón es reemplazado,en los años 30, por la novela
regionalista de Ciro Alegría, en la que desarrolla los postuladcls{el indisenismo
milt'ci4 o como centro explotador del universo andino, sino que también hallamos
un acercamiento a la ciudad reai en su relato tirulado "Cera". Alh, Valleio nos acerca
que se encontraban "por los barrios asiáticosde la ciudad"73.El comienzo del relato
descorre el velo de este escenario de noctív4gos que se internan en una Lima real,
bohemia y alucinante:
'"
Con estetérminonosreferimosal la ideologiaindigenistadel APRA partidofundadopor Víctor Raúl
Haya de la Torre en 1930.Franklin Peaseresumeen su Breve historiq contemporaniadel perú los
postuladosideológicosdel APRA: "Su primer momentofue claramente marxista:ia doctrinaapristaera,
en palabrasde Hay4 la adaptacióndel marxismoa la América de habla española;el Estado aprista
deberíasentarlas basesde un capitalismode Estado;y la propia correspondencia de Haya de la Torre
desdeInglaterraprecisabaen la décadade 1920su firme r"spaidoa la luchade clasesy lá necesidadde
una revolución,obviamenteviolenta,en el Peru [...]; si bien estasconsignasse moderaronen las
siguientescampañaspresidencialest .] La violencia del discurso aprisL provocó una represión
igualmenteagresiva,quepusoen prisióno en el exilio a susdirigentes;denunciaüa los monopoliósy las
presionesdel imperialismonorteamericano, consideraba que buenapartedel paísvivía bajo un regímen
fzud{ y que los gamonales-hacendados eranla personifióaciónde la opresiónrural; hablábade qire las
y aymaráeranoprintidassin remedio".Méxicó,F.C.E.,rcés, págs.t76-i77.
,."*1"*tj9t9e¡"
'' 91rycfrr¡-a
CésarVallejo, "Cerd', en Alberto Escobar,EI caentapenmno(1525-Ig2S),BuenosÁres, Editorial
UniversitariadeBuenosAires,1964,pág.108.
T'odavía r¡e sentía uo tanto ebrio de los últirnos alcoholes. ¡Oh, mi bohemia
de entonces, btoncería esquinada siempre de balancesimpares, enconchada de secos
paladares [...] vime ya solo, carninando sin mmbo por los banicls asiáticos de la
ciudad...74
En suma, en este relato César Vallejo nos propone la nueva imagen de una
Iima iitermr drferente, como aprehensión de una realidad en la que hasta el
momento no se había incursionado literariamente. Junto con L,a ca,rade cartónde
Martín Adán, se trata de una de las primeras manifestacionesque bucean en las
realidadesurbanas de estos años y en sus espaciosmarginales,hasta el momento
50, quienes nos ofrecerán tanto la imagen urbana renovada por la inmigración
andina, como la propia realidad del indígena que permaneció en el Ande; en
definitiva, una imagen fragmentaria q.ue finalmente afcanzaa cubrir el mosaico del
Perú en su globalidad. Pero antes, una nueva literatura popular y urbana profisndiza
en el aspecto de la ciudad durante los años 20 y 3}.Junto con CésarVallejo, Martín
'o
lbide*, págs. 107-lo8
Joséf)íez-Canseco
con Manuel Beingolea, desarrolla la imagen del Bananco bucólico iniciada en los
citados poemas )' "motivos" de Eguren, al tiempo que, como César ValIejo, ttaza
por primeravez la imagen de una Lima real.y marginal, que emparerttará con la
natraúva de José Díez-Canseco,^ quien consideramos precursor de los escritores
del 50.
Gibson, etc. Jorge fuuilar Mora nos da el testimonio de Ernesto More e¡ Huellas
humanas,donde explica la existencia del "g*po de los Duendes". Eguren fue el
animador de aquella realidad forlada, en sus palabras, "a espaldas del mundo o
adentro de la tierra"75.
tt
Palabras de Eguren en Ernesto More, Huellas humqtqs, Lima, 1954, pitgs. L23-124. Cit. en Jorge
Aguilar Mora, (ed.), Martín Adár" El más hermoso crepúsculo del mwtdo, ed. cit., págs. 34-35.
Este niño ^vent^jado y curioso, que fue alumno de l,uis Alberto Sánchez en
el Colegio Alemán, también acudía a las tertulias en la casa de
José Caflos
Mariátegui. De allí nació el escritor y su máscara,el seudónimo Martín Adán, con el
Alberto Sánchez como Mariátegui admiraron al joven poeta que descendía de una
t6 Luis
Alberto Sanchez, "Prólogo"a La eqsade cartón,enMartín Adán.El máshermosocrepúsculodel
t?lundo,
ed.cit., pág.3ll.
" Panoramade la literalura del Peru, ed. cit., págs. 146-147.Junto a Martín Adáru los nombresmás
destacados
de estageneraciónsurrealistason Xavier Abril CarlosOquendode Amat, Emilio Adolfo
Westphaleny CésarMoro.
t8
Alfredo GarcíaSalazaq"Con AbrahamValdeloma¡en el parquede Barranco", Balneario,l4 de enero
de 1917, en Willy Pinto Gambo4 recop.,Semblanza y contrqpuntodel reporlaje,Lim4' Universidad
NacionalFedericovillarreal, Lima. 1973,pág.46.cit. en JorgeAguilar Mor4 op.-cit., pág. 19.
7e
Recordemos quela reconstrucción nacionaltrasla guerracomienzaen 1895con el gobiernode piérola.
persisten en el fondo del cuadro. Esa alternanciade planos implica la evocación del
Batanco que se resiente de una cietta decadencia, enfrentada a las imágenes
vanguardistasy artificiosas de laUtma transformada.
omniprcsencia
del mar neblinoso.Veamosalgunosejemplos:
Más allá de la ciudad" la sima clara y tiema del nur. Al nrar se le r.e desde
arnba...
@á9.313)
Por esta calle se va al mat -como en los grandes puertos, a un rnar que no se
ve* (pag.315)
8l ta casa
de cartón, en la antologíacitad,a,pág.3l4.En las siguientescitas consignamos
la páginaal
final y entreparéntesispartiendode estaedición.
Martín Adán nos ofrece una visión interiorizada de su mundo, clonde las
notas trpicas del criollismo cosfumbrista no tienen cabtda y las imágenes están
Por otra patte,la actitud de este escritor ante Ia ciudad está matcada por la
mentada oposición entre el escenario barranquino y el paisaje limeño, del que
revela por caminos distintos al realismo otras realidades ümeñas, entre ellas se
peruana:
83
El subrayadoes nuestro.
por la avalanchade los gris pero donde todavía subsistenlos colores y sus
matices.
las calzadasde piedra,Ias campanasy las caffet^s:
8a
El subrayado es nuestro.
85
JoséDíez-canseco, sury,págs. 37-38. cit. en Jorge Aguilar Mora, op. cir., pág.20
Del mismo modo, recordemos que también Luis Alayza tdealizabael paisaje
de Miraflores como reducto urbano que conserva parte del espíritu sosegadode la
los últimos aleteos de la poesía que permanecía refugiada en esa ^rc d:n limeña. Al
Memo recordaba con nostalgia sus paseos de ant¿ño por calles arboladas de
casasbajas, calles perfumadas, tranquilas y silenciosas[...] El balneado no era yaotra
cosa que una prolongación de Lima, con todo su trafico, su bullicio y su aDarato
comercial y burocrático88.
tu JorgeAguilar
Mora,cit.,pág.l9
o' Luis Alayzay
Paz Soldán,"Miraflores. Impresionesretrospectiva{',r-anal, vol. )ilII, n" 50 (1957),
paq. o.
t8 Iulio Ramón
Ribeyro,CuentosCompletos,Madri4Alfaguara,1994,pátg.422.
de vista, las evocaciones de la literatura urbana perviven y "la Lima que se va",
4. LA Ctaon MpsrrzA.
sEcuNoe ruNoeclóN LrrERARraDELlu* Jurro R¡¡,róN RrsByRoy t¿
GENERACTÓNopr 50
WaldoFrank
Canseco,y cuva manifestación más popular se encuentra en las melodíasy las letras
de los valses de Felipe Pinglo Alva. En las páginas que siguen consideramos estas
formas renovadas de un criollismo popular como los precedentes cle la narntiva
'
Raúl PorrasBarreneche4'?erspectivay panoramade Lima", l,a marcadel escritor.México. F.C.E..
1994,páry.102.
urbana de los 502, década en que ya han aparecido las barriadas y la pobreza se
generaltzaen amplios secroresde la sociedad.Finalmente, pl¿nteamoslos múltiples
enlacesque se establecenen la tradición üteraria que evoluciona desde la obra de
Ricardo Palma hastala de [ulio Ramón fubeyro, la recuperacióndel mundo colonial
en Palma y José Gálvez, y sus reminiscenciasen los escritores que mirifican los
'
Julio Ortega consideraque con Díez-Canseco se clausurael criollismo, "pero quizá su procesode
percepcióny estilizaciónde los modelosde la vida urbanase transformóluego en los años50 en una
,
narrativaya no criolla sino simplementeurbana".Cuhuray modernizaciénen Ia Lima det 900, Lima,
CentrodeEstr¡diosparael Desarrolloy la participación,19g6,pág. 106.
más bien, y en primer lugar, como continuador del proyecto narrativo inaugurado
por Valdelomar, con algunos aportes propios: "El cuento de Valdebmar *escribe
Washington Delgado- es en gran medida muy subjetivo, sumamentepoético, muy
personal; en Díez-Canseco hay una mayor capacidad de objetivar la reahda¿',:.y, en
segundo lugar, debe revalonzarce como precursor o antecedente de la generación de
Julio Ramón fubeyro, pues no se limita, como los costumbristas, a extraer de las
clasesbajaslos rasgospintorescosy amables parala creaciónde sus personajes,sino
que añade la nota de inconformismo así como cierto tono de denuncia s¡ algunos
de susrelatos,sobretodo en "El kilómero 83". Ésta es la hipótesisque manriene
Tomás G. Escajadillo al considerar a este escritor corno un "autor-puente,, en el
convlene con nuestra opinión en af:;:mar esa tradición -con la que disiente
Washington Delgado6, ] con la que muestran su acuerdo diversos críticos, enue
ellos, José Miguel OviedoT-, paralo cual hace un análisis sobre la importancia de un
autor como Díez-Canseco erl Ia genencíón que comienza a publicar en los años 50,
sobre todo basándoseen el examen de los personajes pobres de la ciudad que
3 Washington
Delgado,en AAW, Literatura y sociedaden eI Perú, II. Narración y poesía en el perú,
I.ima,MoscaAzul, 1982,pág.16.
' En
TomásG. Escajadillo,Narradoresperuanosdet ,sigtoXX,LaHabana, Casade las Américas,19g6,
ágs.67-83.
'En
AAW, Presenciq de Lima en la liferaturo,Lima, Centro de Estudios y Promocion del Desarrollo,
1986,págs.29-43.
" "No sé si fue JoséDurandquienobservabaalgunavez que en la literaturaperuanano hay tradiciónni
continuidad:quienquiera[o hayadichoestuvoenlo cierto,sobretodo en el casode la novelay el cuento,'.
Cit. enTomásG. Escajadillo,"Trascendencia y sentidodelasEstampasmulqtqs',cit., pág.6á.
'
En "El cuentocontemporáneo" JoséMiguel oviedo escribe:"Sus-Estampas mulataill-91o)lo hicieron
popularcomo picarescoy plásticocuentistadel arrabalurbanoy el ambientenegroide
[..J elsuya un
estilotenso,eléctrico,aprendidode la vanguardia.
Es ul precursorde la nanativaurbanade mediosiglo".
En Narradorespengnos (antología),caracas,Monte Ávila Editores,196g,pág. 16.
secuencia del balneario amable y apacible que, además, también aparecerá en las
evocacionesdel mítico Miraflores recreadaspor Ribeyro.
A esta novela hay que añadir Las Umttia, donde I¿ evocación del Baranco
solariego y pueblerino de las primeras cfécadasdei siglo es retomado como especie
Del mismo modo, la otra novela de Canseco, Duque (1934), también recibe la
impronta de la obra de Adán, escritor que será recuperado y reeditado en los años
50, cuando se revitalizan los temas urbanos que él había cultivado con técnicas muy
peculiares y renovadoras. Ya hemos visto cómo en I¿ casad¿ cartónse encuentra
8 "Díez-Canseco:
un precursorno reconocido",cit., pág.30.
' Tomás
G. Escajadillo,"Estudio preliminar" a JoséDíez Canseco,EI miradar de los óngeles,Ins
Urrutia, Lima, InstitutoNacionalde Cultur4 1974,pág.)OO(
mediados de los 50-, ambos nanadores enfrentan al lectot ante una imagen
desgarradorude las clases populares y marginales; visión de los desposeídosque
viven una realidad distinta ala de los años 30, el mundo de la barriad4 pero no por
ello ajena o aleiadade ciertas experiencias que se vir'ían en esa épocay gue, en más
de una ocasión, son similares pues se derivan de la pobre za: "Díez-Canseco trabajay
descubre la ftbn íntima del pobre autóctono de Lima, apenas un poco antes de la
esenciales que " a partir de Díez Canseco-observa Mirko Lauer- hay este énfasis
Obviamente la realidadde lima en los años 30 era distinta a la de los 50. No se rrara
de estableceruna equivalenciasino más bien de similitudes que permiten recuperara
Díez-Cansecocomo antecedentefundamental, tal y como 1o plantea Escajadillo, al
subrayar en su nartaúva,
el caÁcter popular, el carácter rrarginal que tienen sus héroes, que provienen cle los
estratos más humildes que brindaba la üma de 1930. Estos no son personafes de
barr.rada,pero Ribeyro, Congrains y derruáscompañeros de esa generación, vieron en
Díez-Canseco un ejemplo de diseño cle un personaje de carácter auténticamente
popular, de personaies ve¡claderarnente provenientes de las capas más pobres de la
sociedadl3.
n
Tomás G. Escajadillo,"Díez-Canseco:un precursorno reconocido",cit., pág. 38. A esterespectoJulio
Ortega comenta:"No se trata de que el criollismo haya producido a la narraiiva urbana,sinó que a ias
transformaciones de la ciudad corresponden las potencialidades y los límites de ambas formas de
rgpresentar".En op. cit., pá9. l12.
" Mirko Lauer, en Literatura y sociedad en el Perú, II. Nanación y poesia en el Perú, ed. cit., pág.22.
13"Díez-Canseco:
un precursorno reconocido",cit., pág. 30.
'*
Mario castro A¡enas, De Palma a L'allejo, Lima, populibros peruanos,pág. g6.
''
El propio Ribeyro reconoce su afinidad con el neorrealismo cuandó dlchra: "Creo que asumo el
término. neorrealista,pues yo mismo me he calificado así por mi afinidad e interés por el cine
neorrealista...". En una entrevista titulada "El cine, la literatura y la vida", por Federico de Cardenas,
Isaac León Frías y Carlos Rodríguez Lanaír1 en la colección áe entrevistas a Ribeyro Julio Romón
Ribeyro. I'as respuestas del mudo, selección, prólogo y notas de Jorge Coaguita, Lim4 Jaime
Campodónico,1998.
La ciudaclmestiza.Segundafundación ütetariacleUma
195
Sobre el cerro San Cristóbal la nieblohabía puesto una capora sucia que cubría
7a cruz de hier¡o' rJna gania de calabobos se cernía entre los árbies hvando las
hojas,
transfotmándose en un fango ligero y descendiendo hasta la tierta clue acentuaba
su
color pardo- Las estatuas desnudas de la Alameda de los Descalzos sÉ chor:reaban
con
el formado por la llur,'ia y el azul acumulado en cada escorzo. un policía,
-barro
cubierto con su capote aall de r,rreltas roias, daba unos pasos aburridos, entr"
l"s
bancas desiertas, sin una sola pareja" dejando la estela frirnoru de su crgarrillo.
Al
fondo, en el convento de los ftailes franciscanos se estremech /a díbit canbanita
con un
son tr¡sle.
En esa tatde todo era 0Í)6c0J si/encioso.I-ns automíyi/¿s,los hurtuíus, las catetillas
repartidorasde ceraeqas-ysodas,los "colectiuo.f', se esfurnaban en la uicbla gis-azulada y
toclos los ruidos parecían lejanos. A veces surgía la estriclencia de loi neur¡¡ráticos
rodando sobre el asfalto húmedo y sonoro y surgía también,soritariojt esuúürlo, el silkdo
uagabundods uu [ransetinteinuisible.Esta tarde se parecía a la tarde deivals sentimental y
huachafo que, hace nruchc¡s años, cantaban currutacos de las tiorbaslT.
iu Cit. "Trascendencia
en y sentidodelasEstampasmulalas", cit., pág.72.El subrayado
esnuestro.
17JoséDíez-Canseco,
"Ei Trompo",en Elias TaxaCuádroa' anioioiio del cuento.Limq en la narcación
peruqnq'Lima, EditorialContinental-Kontinental,
Vedag 1967,pág.83.El subrayadoesnuestro.
ffif ;:::f.':,1"ffi"ÍitTSilJ,TT#T,i:'#;
n"*"..1n?,::"i,*ff
atnósfera encontada.Las personas que recoffen la ciudad a esta hora parece que están
hechas de otra sustancia, que pertenecerl a url orden de vida fant¿smal. Las beatas se
arastran penosamente hasta desaparecer en los pórticos de las iglesias. Los
noctárnbulos, macerados por la noche, regresan a sus casasenvueltos en sus bufandas
y en su melancolía. Los bastrreros inician por la avenida Pardo su paseo siniestro,
armados de escobas y de carretas. A esta hora se ve también obreros caminando hacia
eI tranvia, policías bostezando contra los árboles, canillitas morados de frío, sirvientas
sacando los cubos de basum. A esta hora, por último, como Llna especie de misteriosa
consigna, aparecen los galLnazos sin plumasiS.
producirse por los años 30, cuya tmagen nos ofrece Díez-Canseco en Duqae,y que
veremos reformulada en buena parte de los cuentos de fubeyro.
F'elipePinglo.
criollo. Es a finales del siglo XIX cuando nace este híbrido musical, fruto del
mesazaie entre el género vienés y manifestaciones musicales limeñas y españolas
como la manxca y la jota. En su adaptación, aquella melodía europea se
transculturó y reemplazó los aires presunfuosos del salón por la gracia y picadía
costeñas del arrabal popularte. El vals vienés se adaptó a las danzas, ritmos y
melodías propios de los barrios populares limeños y sus ietras se caracterizaron por
lo sentimentaly melancólico de los temas. Pero a finales de los años 20 este género
de Felipe Pinglo Alva. Nuestro interés viene motivado fundamentalmente por las
lefras de aquelios valses, que constifuyen una nueva manifestación artística del
alma limeña.
tn
VéaseCésarSantaCruz Gamarra,"Consideraciones acerandel origendel valsecriollo limeño,,,en.E/
Walfzy el valsecriolí,¡,Lima, 1989,págs.24-29.
popular, es ia expresión más singular de la janna criolla, esa fiesta caliejera que
rehumaniza el espaciodeshumaruzadode la miseria. En este sentido,Díez-Canseco
quiebra el discurso de la "Lfrna que se va", pues en las costumbres criollas y
huachafasque perviven en la miseria del pueblo bajo, Lima conserva eseespíriru que
antes sustentaran las clasesaltas como signos de la distinción limeña:
sociales -serranos, zambos...-, donde ¿¡¡atgaron con fuetza las costumbres que
20
JoséDíez-Canseco, "Lima, coplasy guitarras".en Lima, Ia Ciudadde los Reyes.
En et IV Centenario
de sufundación,Lima, Editorial Centena¡io,I 935. Cit. en Julio Ortega Culruray modernizaciónen la
L.imqdel 900, ed.cit., pág.106.
" Ibidem,pág. 10S.El subrayadoesnuestro.
" Julio Ortega,Culturay modernimciónen la Lima det 900,ed.cit., pá,4..T06.
"El caniüta":
Esta tatde se parecía a la tarde del vals sentimental y huachafo que, hace
muchos años, cantaban cumrtacos cle las tiorb¿s:
iLa tzrdi era ffiste, lh oi*"
c ra!...'-".
23
José Díez-Canseco,"El Trompo", en Elías Taxa Cuádro1 Antotogía tful caento. Lima en
Io narración
peruana, ed. cit., pá9. 83.
momento, el anheio de una temática más culta había derivado hacia el acatamtento
produjeron también cambios en la música popular urbana cuando, en los años 20,
difusión del fonógrafo y el cine sonoro, eue había elevado el tango a Ia categoríade
mito, supuso un momento de crisis para el vals peflrano, que se había desarrollado
en los barrios desde principios de siglo, gracias a la labor de los músicos v
to
Uno de los primeros valses, que en el origen carecíande letra, se titulaba reveladoramente"Recuerdo
de Lima", escritopor Peaseen 1885.
t'
VéaseSebastiánSalazarBondy, Lima Ia horrible,México, Era, 1968,págs. 109-110.
'u (Jno
Lima que se va,Lim4 Euferióq 1921, pág.240.
En este contexto, a finalesde los años 20, Feüpe Pinglo consoüdó y revttahzó
de estos temas es lo que más nos interesa en este estudio, pues Pinglo abrió el
horizonte del vals a la poesía y "sus letras empiez^n a hacer pensar ¿ los bailarines
que terminan por sentarse a escuchar')27,efr tanto incursiona, entre el rasgueo de
En suma, aJ.tguaJ,
que habíamos conocido los rincones de esaLima presente y
contradictoria en l-¿ casad¿cartóno L¿s estarzpas
mu/atas,también el vals er.oluciona
de la mismamarreta para ponerIetr y música a la pobreza. Curiosamente,al igual
que Díez-Canseco ai;rnaa esa visión problematizada de Lima la imagen amable del
Bananco idílico en su novela Sury, también Pinglo escribe cantos entrañables a los
" Loren"o Villanueva, Antología de la Música Peruanq: Canciott criolla,Lima, Tomo L,1987, pag. 50.
Plebeyo. SalazarBondy ensalz^la figura del músico y poeta, pues su cntica de Lima,
la horribleestá orienrada hacia la literarura que tradicionalmente había silenciado la
"El canillita", "La oración del labriego" , 'Jacobo el leñador,,, .El plebeyo,' o
"Mendicidad" son algunosde los valsesen los que ei cantor de la ciudad, el poeta de
la canción vrban^, ahonda en la emoción social y exalta el drama de los desposeídos.
Entre ellos, el más célebre en el Peru es 'El Plebeyo", en el que Pinglo desarrolla
La noche cubre ya
con su negro crespón
de la ciudad las calles
que cruza la gente con pausada acción.
Lahtz aÁ{tciaJ,con débil proyección
propicia la penumbra
que esccrndeen su sc¡mbra vengurtz y traición.
28
Sebastián Salaza¡ Bondy, Lima la honible, ed. cit., págs. ll0-111 y pág. lI2. Los subrayadosson
nuestros.
Despuésclelabora¡
r.'uelvea su humilde hogar
Luis Enrique, el plebeyo,
el hiio del pueblo,
el hombre que supo afiur
y que suftiendo está
esainfame ley
de amar aunaanstócnta
siendoun plebeyoé1.
2eFelipe
Buendía,Amor a Lima. valsesnoblesy sentimentales,
Lima, BibliotecaNacionaldel peru. 1995_
pág.ll5.
moral criolla ftjada por el escritor, sus personajes se czracteitzan por el acatamiento
to.
Culnra y modernización en Ia Limo del 900,ed.cit., pág.t27.
" " 'Sueñosde opio" resumelas confidenciasque le hacensusamigosque suelenfrecuentarlas largas
calles de Paruro dondese sabefuncionanlos "ginkef' que administrana la welta de Capón o por
Albahaquitas,los chinosflacos,amarillos,apergaminados que llenancon fanesy wanes,las castellanas
del vicio. Valse que tanta semejanzaliene con "Cera", la simparnarraciónde Vallejo". En Lorenzo
Villanueva,op. cit., pag.62.
de vieias, vals de abeias", donde muestra una imagen de Lima como cementerio;
'2 Véase
AbelardoSánchez León,"Presenciade Lima en la poesíaactual",en AAW, presenciade Lima
en la literatura, ed.cit., págs.45-74.En esteartículo,SánchezLeón analizala evoluciónde la poesíade
temalimeño desdelos años50 hastalas últimasdecadas.Al igual que en la narrativade mediadosde
poetasde Ia generacióndel 50 incorporanel motivo urbanócomotemaesencíalde su poesía.
lglo, Ios
Fntre ellos, WashingtonDelgado,Pablo Guevara,Juan GonzaloRose y Antonio Cisneroscomparren
"una preocupaciónculturalde Lim4 entendidacomoun procesohistórióoque dificulta Ia comprénsión
del paísen su globalidad"(pág.54). ComoseñalaSánchez León, "los poetasde la generación del 50
mantienenuna relaciónbastantecuriosacon la ciudad:prefierenresguardarse en la lntimidad,en sus
cuartos,en sus habitaciones,antes que salir a Ia calle. Cuando lo hacen, encuentrandesordeny
desconcierto, bullicio y soledad.Les esdificil identificarsecon lo que ocurre,puesLima ha cambiadono
sólo fisicamente, sino en su contenidosocial.[...]La reminiscencia y la nóstalgi
a estarán, por ¡an¿o,
presentesen sus textos. [...] Con mucha frecuenci4 Lima apareceráinterpretadacomo un enorme
cementerio,unatumba,unaprisióno un cepo.Perosiempreseríuna habitaciór¡un cuartocerradodonde
yaceel poetay la poesía'(pág 55).Los paralelismos y las diferenciasen la incorporación de la ciudad
como motivo literario,entrelos poetasy los narradoresde Ia generacióndel 50, constituyenun tema
fundamentalpara un posible estudio que permita la aperturátemáticadel presentetrabajo, donde
excluimosel análisisde la poesíaurbanade mediadosde siglopor la necesidad de acotarel temade Lima
en la literaturaperuanacomo preámbulopara el objetivo fundamentalde este trabajo: Lima en la
narrativade Julio RamónRibeyro.
Cisneros nos sirve para presentrla Lima que aparece,como globalidad peruana,en
los narradoresdel 50.
cambia radicalmente y, con el14 se transforman los intereses de los escritores, cuyas
evocaciones de la "Ltma que se va" se convierten en la imagen ideal panla cnúcay
la denuncia de un presente conflictivo y problemáticamente modenizado. Tal es el
La GguBrutCIÓNDEL50:
PROCF]SO
DE NACIONALIZACIÓNDE I-TN,IIY SULI'IERATURA
Este cambio de signo en la literatura del Perú, que planteamos como segunda
fundación btetanade Lima, constituye una novedosa incursión en un ámbito urbano
Qüe ve"33' por su parte, Silazat Bondy conviene con nuestro planteamiento al
exceptuar de dicha tradición a José Díez-Canseco,quien en sus crónicas, novelas y
la narcattva pefu na contempo tánea consistió en ofrecer: por primera yez, una
et^ Dn mirada nostálgica de la ciudad ^rc^drca del pasado, sino que el objetivo
I{ace bastante tiempo que Lima dejó de ser [...] la quieta ciudad regida por el
hotario de nuitines y ángelus, cuyo acatanúento emocioruba al francés Radiguet. Se ha
r,-uelto una urbe donde dos millones de personas se dan de uanotazos, en medio de
bocinas, radios salvajes, congestiones humanas y otras demencias contemporáneas
para pen'ivir. Dos millones cle seres que se clesplazan abriáudosc paso3sf..l entre las
fieras que de los hombres hace el subdesar:rolloaglomerante. El caos ciül, producido
por la farnélica concr¡rrencia r¡rbana de cancerosa celeridad, se ha constituido, gracias
al vórtice capitalino, efl un ideal el país entero anhela deslurnbrado arroiarse en é1,
atizar cott su presencia el holocausto del espíritu. El embotellamiento de vehículos en
el centro y las avenidas, la mda cornpetencia de buhoneros y mendigos, las fatigadas
colas ante los incapaces rnedios de transporte, la crisis de alc-rjamiento[...] todo es obra
de la improvisación y la malicia. Ambas seducen fulgurantes, como los ojos de la
sierpe, el candor provinciano para poder luego liquidado con sus sucios y farragosos
absurdos36.
roban y raptan o son ambulanteso han conseguidoun trabajito peruanosde todo el Peru de otras razasy
otras costumbres,que peruanizantraumáticamentea una Lima insuficiente para todo y se limeñizan en
esa nueva Lima caóticamenteperuanizada,pero peruanaal fin y al cabo y por fin y para bien y para mal".
A trancasy barrancas, Madrid, EspasaCalpe, 1996, pág. 138.
" El subravadoes del autor.
'o_Op.
cit., págs.18-19.
" Entre las obras más destacadasde esta generación señalamos:Nrufrago.s y sobret,ivienles(1958) y
Pobre gente de París (1958) -novela corta y cuentos-; Limq, hora 0 (1954), Kikuyo (1955) y No urw,
sino muchqs muertes (1958) -novela-, de Enrique Congrains; Nahuín (1953) y Taita Cristo (1964) de
Eleodoro Vargas Vicuña; Lq batallq (1954), Los ingar (1955) -novela corta-, ks manos violentas
(1958), El Cristo Villenas (1956), Vesfidode huo (1961), Muchas caras del amor (1966), Niebla cerrada
(1970) y Los aprendices -novela- de Carlos Eduardo Zavaleta; Los inocente.r( 196l) y En octubre no hay
milagros (1965) -novela- de Oswaldo Reynoso;EI avaro (1961) y Una piel de serpiente (1964) -novela-
de Luis Loayza. Excepto las obras en las que espeficamos que se trafa de una novela, el resto son
coleccionesde cuentos.Los títulos de la obra completa de Ribeyro se encuentranen la bibliografia.
hteratuapasatista que no hacía sino remarcaf Ia abisal fisura social del Peru, al eludir
con Patrick Rosas en 1987, reflexiona sobre el clima intelectual que propició el
nacimiento de esta narcativaurbana:
Yo había observado también que la visión que se tenía de Uma seguía siendo
la visión arcaica cle Ricarclo PaL¡ra. Había inventado una Lima y había dejado una
visión de Lima que era la que seguía perdurando un poco en la mentalidad de los
lectores y sobre todo en el punto de v-ista que podía tener el exffanjero de Lir¡ra.
Cuando se pensaba en la capital, se pensaba siempre en la Lima de la Perricholi, en. Ia
Lirrra de los v-irreyes,en la Lima de las guerras civiles, de la República, pero no en la
verdaclera Lima de los años 40 o 50 que era ya otra cosa. Y creo que son los habitantes
3^8^Op.
cn.,pág.49.
" Tomamosel térmrnodel título quereúnelos cuentoscompletosde Ribeyro:La palabradel mudo
los que hacen una ciudad y la vida de una ciudad, pero son los escritores los que hacen
que esta vida de la ciudad perdure, sea representada y se transnúta. [...] Entonces rne
pareció impoftante qrre nosotros dejásemos un testiuronio 1' Lr¡r prueba de la
existencia de esta Lima en ebullición de los años 50. Eso fue, se puede decir, el marco
teórico dentro del cual empezamos a escdbir sobre lima40.
suburbios y de los indígenas que son explotados por los hacendados serranos,
comparte con cadauno de ellos la representación de cada segmento del m^pa social
de Lima v dei país que la ciudad representa. Por ello, ha sido considerado "el
escritor más representativo de este momento y su prosa es el precedente inmediato
de la de \rargas l-losa, quien ciera y culmina este período üterario"al. Del total de
esos segmentos representados en la nanafsva de cada escritor surge, en la obra de
Ribeyro, el mosaico completo de una Ltrrr- social que, como verernos, se encuentra
(epresentadamediante la identificacíón con los estados de ánimo de los seres que la
habitan. Al estudio de esta obra, en relación duecta con la ciudad como referente
4 Declaraciones
de Ribeyro en "La respuestadel mudo" (1987), por Patrick Rosas.Publicadaen la
compilaciónde entrevistasJulio RamónRibeyro.Las respaestas
del mudo.selección,prólogoy notasde
JorgeCoaguila, ed.cit.,pág.189.
" WashingtonDelgado,en AAW, Literatura y sociedqden el Peru, II. Norración y poesía en el Peni,
ed.cit., pág.25.
orden social de la ciudad. Ambos escritores son ios primeros que reflejan en su
literatura la nueva fisonomía urbana y comparten un neorrealismo que se proyecb
sobre los ambientesy sectoresmás miserablesy sórdidos de Lima. Algunos cuentos
de Ribeyro como "Los gallinazos sin plumas" o "Al pie del acantilado" presentan
el
mismo inFramundo de la barcíadaque se encuentra en las obras de Congrains,
entre
las que podemos destacar su noveia l{o una, sinonucbasmuertes-título extraído
del
formidable poema de Neruda "Alruras de Macchu picchu,,-, donde un grupo
de
jóvenes adolescentesse convierten en deüncuentes,que pretenden
aprovecharsede
locos desahuciados y solitarios de la ciudad para obtener dinero fáctl y salir
de la
miseria. La ciudad que aparece en esta novela está descrita con los mismos rasgos
que destaca Ribeyro en su visión urbana: una 'tiudad de barro y cemento', cofl un
"rostro anónimo"4z, alienante y desnaturahzado. Asimismo, la descripción
del gran
muladar en "Los gal)tnazossin plumas" de Ribeyro coincide, en este imaginario
de
Ia miseda, con la que presenta congrains en su novela. Si comparamos
la
descripción de Ribeyro con la de Congrains descubrimos el mismo mundo
representado:
'..a1 fin emergió clel humo que cubría parte clel basural, y poco a poco, como
para
reencontrarse, fue tomando contacto con las referencias habituales del paisaje:
[..j ."
aquel restante sector húmedo, vegetal y podrido, Ios chancho, y io* galtirrulos,
repartidos por toda la blanda superficie, limpiada previarnenre por otros hombres y
animales de lo útil para las reventas y cle Io provechoso para el errgo.de y
sobrevivencia44.
Lima en los cuentos de Ribeyro y, en tercer lugar, en el texto extraído del relato de
Congrains:
..,en aquella ciuclad para ella extraña, bajo cuyo cielo teñiclo de luces rojas y azules, las
calles se enttecnrzaban como la tela de una gigantes ca arafiz46.
¿La bestia con rüt millón de cabezas?Esteban había soñada tuLcie-unos días,
antes del viaje, en eso: una bestia con un millón de cabezas.Y ahora, é1,con cada paso
que daba, iba intemándose clenrro cle la besúa47.
entre el campo y la ciudad, como tópico literario de las letras peruanas. Esta
ot Julio
RamónRibeyro,"Los gallinazos sinplumas",enop. cit.,pág.29.
"" JulioRamónRibeyro,"Latela de araña",enop.cit.,pág.62.
*' Enrique
Congrains,"El niño dejunto al cielo", en JoséMiguel Oviedo(selec.),Diezperucmoscaentm
(antología),Montevideo,Arca Editorial,1968,pag.99.
oolbidem,pág.
105.
La ciudad mestiza.SegturdafundaciónüterariacleLima
273
p^ta traT'ardicha imagen, puesto que sus ojos todavía no se han insenslbilizado ante
lo abrumador de la nueva realidad urbana y permanecenatónitos ante la invasií:n de
Ias muchedumbres:
En esteámbito de lo popuiarrepresentado
en la obra de Enrique congrains,
hay que siruar a Oswaldo Reynoso (1932), quien intensifica en su nauattvaurbana la
crudeza del enfoque social, a través de un estilo más expresionista que reaüsta y
mediante la introducción del dialectalismo,
Que hace necesario un glosario ai final de
sus dos ptimeros libros. Reynoso publica su primera obn al comer\z^t la década del
60, L.osinocentes
(1,961),donde muestra su interés por la vi¿a de los aclolescenres:
la
pandilla jur''enil o "collera", uno de los temas predilectos de los escritores cle esta
generaciónsO.
trl interés por la corrupción de los adolescentesde la clase media o
baia limeña de los barrios populares, con el tratamiento de remas como la
criminalidad, Ia obscenidad o Iaholgazanería generalizada,ocupan el centro remático
de l-ns inocenÍes
y de su novela En octubreno hqt nilagros (1965); temas que son
centrales en buena parte de Ia ob::a de Ribeyro, especialmente en su novela ltts
geniecillos
d'ominicales
(1965). En octubreno baj milagroses una novela en la que el escritor
trasciende esa corrupción particular de un grupo social al ámbito tote,hz^ntede una
crisis nacional, que afecta a todas las formas cle comportamiento y a todas las clases
sociales-En este sentido, Estuardo Núñez ha escrito sobre el tratamiento cle esta
D
lbidem,pág. t t0.
'"
En el tratamiento de esta temática destacanRibeyro, con los relatos de Los predicqdores y la novela
Los geniecillosdominica,les (1965); LoayzaanUnapielde serpiente (196a), ZávaletaenLos'aprendices
(1974), e incluso Mario Vargas Llosa en La ciudsdy-los perros-(1963).
a1 1
Lima en la tradición literada del Peru
'fanto
Vargas Llosa como Ribeyro, Congrains y Osvaldo Reynoso en l_ts
inocenfes,han lograc{o relatos cle dratvitica intensiclad, ambientados en los sectores
juveniles, en dorrcle sc conjugan los problemas de la aclolescencia con el clesajuste
económico, la crisis sicológica con la desadaptación socialsl.
momento había sido la gran silenciadaen los espaciosde la escritura. En este ámbito
Por otra parte, el relato 'I,/oir.er al pasado", que pertenece a esta misma
51
Estuardo Núñez, "El cuento penrano contemporáneo", RevistaNacional de Cultura, Año XXIV, no 154
(sept.-oct. 1962), Caracas,pág. 88.
relato a esa línea que en nuestro trabajo estamos descubriendo como tradición
hteratia que, paralelamente al:- úansformación utbana, aken sus objetivos. Es
decir,
si en e[ discurso de lJna Lina que .rem la finalidad está en apresar y rescatar del
olvido las costumbres e imágenes urbanas de antaño, la r,'isión problemati zadad,e
Ia
ciudad en los escritoresdel 50 registra la desintegnciónde las bellezaspasadas
con
el fin de agudizar esta visión crítica de una modernización desigual y corrompida.
Pero, aunque los objetivos hayan cambiado, el discurso de ..la Lima que
se va,,
permanece como tema esencial en la obra de Ribeyro -el relato titulado ..Los
eucaliptos" puede considerarse como el más emblemático en este sentido-, y
tt
Estesubrayadoesnuestro,no asílos anteriores.
" SebastiánSalazarBondy, "Volver al pasado",en Náufragosy sobrevittientes,Lim4Editorial del Club
delLibro Peruano,1954,pág.20.
" El título pertenece
a la letrade unacanciónlimeña.
" Véasela nota44 del capítulo"Ladialécticadel viaje',,pág.5A0.
junto con José Mana Arguedas y Cados F,. Zava\eta,es uno de los escritoresmás
...En los cuentos de Nal¡tin (Lima, 1953) ha demostrado capacidad singular en una
ptosa henchida de múltiples posibilidades exptesivas. E. Vargas Vicuña ha teaüzado
una expenencia lingiistica de proyecciones incalculables en la nuer,a nartaiva.
Superando el lenguaje "regionaf'de los indigenistas -aquel que se esforzaba por crear
el color local o la tónica del personaje por expresiones localistas o folklóricas, a veces
rntrzducibles o ininteligibles- ha logrado un lenguaje "raiga7", vislumbrado en Alegría
y en Arguedas, y llevado a flr¿yores proyecciones por Var-gasVicuñas7.
s6 Entre los
cuentosmás emblemáticosdel autor hay que mencionarel titulado "Tata mayo", que se
encuentrarecogidocomo ejemplode la narrativade VargasVicuña en las principalesantologíasdel
cuentoperuanocontemporáneo'. Narradoresperuanos,antologíade JoséMiguel Oviedo,ed. cit., págs.
ll9'125; Diezperuanosqrcntan,antologíade JoséMiguel oviedo, ed.cit., págs.45-51.
'' Estuardo
Núñez,"El cuentoperuanocontemporánen",cit. supra,págs.86-87.
58
CarlosEduardo Zavalet4'Ñarradoresp"**or, la generación¿étso. Un testimonio".Cuadernos
Hispanoamericanos,n" 302(1975'¡,pág.456.
el cuento que da título al libro de 1956, "El Cristo Villenas", se encuentra la visión
Por último, r,uis Lozyza, el integrante más joven del grupo, comparte con
Ribeyro la representación de la ciudad abúlica y monótona, que en su apaúaproduce
personajes grises pertenecientes a la clase media. Tal es el centro temático de
sociedadadormecida.
f,uis Urteaga Cabrua, requeriría un estudio ap^rte que excede nuestros propósitos.
tnEste
cuentoseencuentrarecogidoen lasantologíascitadasen la nota 56, pág.216.
uo
VéaseCarlosEduardoZavalet4art.cit., pág.ala.
sólo a partir de ella podemos adquirir el conocimiento básico para intentar nuestro
acercamiento.
Con todo, comentamos escuetamente que la línea evolutiva de la lttetatun
urbana en el Perú durante la segunda década del siglo XX, apunta hacía Ia
representación de la ciudad en su realidad cada yez más desbordante. La
transformación vertiginosa de esta realidad impüca la necesidad acuciante de una
natativa que aborde la complejidad de la ciudad como imagen total del país. Lima
como Babel en la que ttgon l¿ totalidad peflrana es el camino por el que avanza Ia
Eteratlr peruana de esta segunda mitad de siglo. Y sobre la inauganción de este
camino en la literatura de la generación del 50 reflexionamos en las siguientes
páginas.
JoséMaríaArguedas
generación Etetana que adopta el título de "neorrealista". Entre ellos nos interesa
señalar aquí lo que Zavúeta considera un alejamiento del indigenismo por parre de
La ciudad mestiza.Segundafundaciónlitera¡iacleLima
279
estos esclltores y, por tanto, una sustitución del referente descrito en la evolución
de
la htetatura peruana: eligieron "un nuevo ambiente, un nuevo paisaje que describir;
indigenista, dado que los escritores del 50 profundizan en los problemas del indio
El proceso del indigenismo aquí ttazado culmina cor- Crónica de San Gabriel de
Julio Ramón Ribeyro y EI rynv dearribal el lonu deab@ode José María Arguedasó3, en
las que se obser'"4 la destrucción del antiguo mundo señorial de los Andes y la llegada
del indio a la ciudad. [...]
Se podda decir que la nueva natxativa urbana continúa el proceso del
indrgenismo ya que taza la experiencia de la neppda del indio a la ciud"d, y
la
formación de una nueva configuación urbana debida a su presencia64.
6'
Ibidem, págs. 461-462.
","Ibidem,pág.462.
o'
Véase Martin Lienhard, "La 'andinización' del vanguardismo urbano", en José María
Argue das,El
deabaio,Eve-Marie Feil(coord.),Madrid,Archivos,1990,págs. zzi-szz.
Z?':-+ "!rYv."t.?rlo
"- Efraín Kristal, "Del indigenismo a la nanativa urbana -Crit¡ca
en el Perú", Reuista ie Literqriq
Latinoamericanq, Año )ilV, no Z'7,Lima, ler semestrede l9gg, paC.63.
del 50 se produce una literatuta enla que por fin convergen el campo y la ciudad, la
nalrafrva vtbana que había incursionado en las imágenes de la ciudad real y el
indigenismo que introduce la realidad de la provincia. Lima como reducto eütista,
física i' espiritualmente, se convierte en representación íntegra del país, y ios
escritores de esta generación no sólo ahondan en la tragedia de los pror,'incianos
u5
Véase el artículo de Francisco José López Alfonso, "Aproximación a Cuentos andinos", Anales de
Literatura Hispanoamericana, n'27 (1998), Universitat de Valéncia" págs. l l l - 1 2 3 .
"" Ibidem, págs.73-74. El subrayadoes nuestro,
La ciudad mestiza.Segr-rncla
fundación üteraria de Lima )11
que también expresan el miedo y el rechazo con que los antiguos limeños de la
ciudad anstoctática reciben a los inmigrantes, así como exploran, asedian y
que hemos mencionado a Zavaleta y a Vargas Vicuña. Pero no hay que olvidar al
escritor más representativo del grupo,
Julio Ramón Ribeyro, quien, habiendo sido
considerado el fundador de la ciudad moderna en la Iiteratura peruana
contemporánea,no sólo profundiza en todas las clases socialesque configuran el
paisaje humano de la ciudad, sino que también dedica parte de su obra ¡tenria a Ia
realidad pefliana en sus tres regiones: costa, sierra y selva. Los cuentos más
opresión sobre los que viven al margen de la felicidad. Por otra parte, su novela
Crtínicad¿San Gabriel aporta una visión ümeña del mundo serrano y la degen eración
de la haciendaandina y, en este sentido, complementa y enriquecela versión de esta
misma realidad por parte de los indigenistas. Como ha señalado Miguel Guúérrez,
Huataz en 1885ó8.
llyi+g Cruliég9z,
Ribeyroendosensayos,Lima,
SanMarcos,t999,pág.I10.
oo
Julio Ramón Ribeyro, Atusparia, Lima, Rikchay, 19g1,
llter tura indígena, porque prcfundiza en los problemas que esta clase social ha de
afrontar tanto en la ciudad -los inmigrantes- como en el campo -en ias haciendasy
criollista, con deudas muy claras del costumbrismo anterior- aparecen algunos
autores claves que protagotizan los "intentos de globalizar estas dos perspectivas,la
6eCarlosEduardo
Zavalet4art. cit., pág.459.EIsubrayado esnuestro.
'o lbidem,pág.
45s.
" En AAVV, Literalura y sociedqden el Peni, II. Norración y poesía en el Perú, Lima, Mosca Azul,
1982,pág.l3
'' Ibidem.
73
lbidenr,pág. t4
del tiempo. A este propósito, Raúl Po¡ras Ba¡renecheaha escrito sobre la obra
del
Ínca:
Del mismo modo, los escritores que e\¡ocarr la ciudad colonial, ftazan eI
discurso de "una Lima que se va", es decir, registran la descomposición de aquel
mundo que se transforma y renuevasiguiendo el compás de la historia. A modo de
ejemplo, citamos dos pequeños fragmenrosde la obra cie fosé Ga.lvez:
t
Raúl Porras Barrenechea, El sentido trodicional de la literqturq pentana, Lima, Instituto Raúl porras
Barrenechea,1969,págs.85 y 88.
'fodas
las remembranzas sorl allí de una Lima desvanecida en lo pasado, ya
rernotísirna, sencilla y patnatcal.
...Sentimos también la melancolía profunda de toda esta vida que se va. Y se nos
encogió el alnra al pensar en la amargura que sentiremos cuandcl, al pasar pot aquella
calle, no veamos el gran portófl, ni divisemc¡s, doblando hacia el traspatio, la sonrbra
silenciosa y leve de alguna de aquellas viejecitas...2
'
JoséGálvez, UnaLima quese vq, Lima,Euforión, 1921,pitgs.LZy 14.
" Raúl PorrasBarrenechea"
EI sentidutrodicional de Ia literatura pentana, ed. cit., pág.107.
' Ibidem,págs.
130-131.
' Ibidem,pág.
I27. El subrayadoesnuestro.
De Palmaa Ribeyro
229
ubicada en la Lima del siglo XVIII durante el gobierno del Virrey Amat, palma
relata la historia de Santiago de Cárdenas, quien se propuso llevar a cabo el
portentoso proyecto de volar como los cóndores, un sueño que le valió el escarnio
general de su pueblo y la humillación de las autoriclacles.Ironías de la hisroria, su
memoria como personaje popular pervivió en los escenarios de úteres de la Lima
decimr¡nónica.Así concluye Palma su entrañablehistoria:
personal,ed.cir., pág.226
i? {y!g RamónRibeyro,"Ancestros",enAntología
" Ibidem
12Ricardo
Palma,"santiagoel Volador", en Tradiciones peruüans,Madrid, cátedra, 1994,págs.339-
340.
13 Eduardo
Hopkins R-, "El teatro de Julio Ramón Ribeyro,', Revista de Crítica Literaria
Latinoamericana,Berkeley,Universidadde California,1984,l0.20,pág. lZ9.
De Palmaa Ribeyro
231
raJulio
RamónRibeyro,'.Santiago,el pajarero,,,en Tealro,ed.cit., pág.40.
puis Alayza] nos dice: "'l,os rosales y el lujo de luz que había en el Miraflores
de rni niñez, han desaparecido baio la opacidad de la mulrirud de árboles exóticos con
que las colonias extranjeras han dotado al pueblo de sus afecciones". Tarnbién Gálvez
nos recordará que Miraflores es el pueblo favorito cle los extranie(os, aurque los
"árboles exóticos" que vio Aroru le deben haber parecido ya menos exóticos. Todauía
Juüo Rarnón Nbeyv, en su bello relato "l-.os eucaüptos"(1956), lanentará k poda de r,sos
etnbletzasde la dinewitín huntanirada de la callemirallorinal1_
Incas y su gran Imperio de paz y prosperidad, Palm^ recupera una Lima colonial
t'
Julio Ortega, Cultura y modemización en Ia Lima det g\T,Lima, Centro de Estudios para el Desarrollo
y-la Participación,1986,ed. cit., pág.41.
'o
En su Diario, Ribeyro reflexionasobrela existenciade esatradición en la que él mismo se inserta:"Me
seducenlos frescos, los vastos cuadros de costumbres.Mis taras culturales son sin embargo gigantescas.
La novela es un producto social, no individual. Brota del genio colectivo, de la herencia cultural
acumulada durante siglos. Francoise Sagan no hace más que recoger el rédito del vasto capital
almacenado por el genio narrativo francés en el curso de su historia. Yo, detras de mí, sólo tengo
leyendas, tradiciones y sainetes". In tentación delfracaso, I. Diario personal 1950-1960, Lima, Jaime
Campodónico,1992,págs.50-5l.
De Palmaa Ribeyro
.aJ3
narr tiYa urbana como proyecto literario que aglutrna en su temática problemas
que
afectana ambas propuestas.
17
Ricardo Palma, Trqdiciones peruanas,Barcelona, Montaner y Simórq 1g93,
r8 Tomo I, pág. 3g7.
El discurso sobre el hortus clqusum virreinal se prolánga en otros autores
contemporáneos.
Recordemos que Alfredo Bryece Echenique, por re@mendación de Ribeyro,
tiruló su primer libro de
cuentos Huerto cerrqdo.
re (Jna
Lima que se va, ed. cit., pág. 33.
Sin duda, en Ribeyro la percepción nostálgica del pasado limeño --el " ltortus
c/ausumvirceinal"zo- está presente en sus cuentos urbanos y marc su aprehensión de
la ciudad, característica que nos induce a situado en esa tradición inaugurada por
José Gálvez en Una Una que se ua. Pero en su escritura esta e\¡ocación responde a
unauttltzación mediatizada, es decir, el escritor lautthza como recurso o mecanismo
de crítica; se sirve de ella con el afán de trazar, en su reaüdad íntegra, Ia geografía
social de una nueva ciudad que se modemiza de espaldas a su verdadera
to
Julio Ramón Ribeyro, "El marqués y los gavilanes", en Cuentos completos, Madrid, Nfaguara, 1994,
ás..467.
r3ebastián
SalazarBondy, op. cit., pa1.12. El subrayadoes de SalazarBondy. La formula de Raúl
PorrasBarrenechea la encontramosen su artículo"Perspectivay panoramade Lima", en concretoen el
apartadodedicadoa "El almalimeña":"es lo cierto qug extrañosy nativos,hallanen la fisonomíade la
ciudad,en el ambientede suscalleso de susrinconesantiguos,utle comoextrqviqdanostalgia.El pasado
vive y persisteen Lima" y atraecon fuerzainnegable".En La marcqdel escrüor,México,F.C.E., 1998,
pág.104.
para adquirir un rostro peruano y, en ese proceso, el seculardivorcio del centro con
el resto del país, que escondíael dtama de los desposeídostras las cumbres de los
coetáneo Salazar Bondy: "El pasado que nos enajena está en el corazón de la
gente"22.Julio Ramón Ribeyro, a pesar de haberse quedado anclado en París, no
perdió en el camino la "extraviada nostalg{a" y, desde su timidez y su melancolía
u
PensppcrrvAs URBANASy LTTERATURA:
Le cruoeo EN r-aoBRAoe Jurro R¡uóN Rrneyno
Julio RamónRibeyro
Jurto R¡¡,ró¡rrfuneyno
"Las ciudades, como las personas o las cosas, tienen un olor particular,
muchas veces una pestilencía". Con estas palabras Julio Ramón fubeyro inicia
su
pnmeta novela, CnínicatleSan Gabnel(1960), frfando a travésde una tramanovelesca
,
que se desarrolla en una hacienda anüna,Ia atracciln cie la ciudad que preside toda
subjetiva de su ciudad n^tal "Líma, decían las vieias, olta a ropa guardad,a.pa¡¡. mí
' Julio
RamónRibeyro,crónica de sqt Gobriel,BarcelonqTusquets,L9g2,páry.12.
" Ibidem,pág.15.
En 1953 Ribeyro había escrito ei artículo titulado "Llma, ciudad sin novela",
donde lanza esa especie de reto para que "alguien se decida a colocar ia primera
ptedn"3. Sin embargo, durante esa década Ribeyro circunscribió su visión urbana a
Ia nanaúva breve, y no será hasta la década siguiente cuando escriba sus primeras
somete dependiendo del propósito {t1ado en cada relato, flu;ren entre ias líneas de
estanaff tfv^ como nota indispensabie que determina la construcción literaria de la
'
Julio Ramón Ribeyro, "Lima, ciudad sin novela", en [,a caza sutil,Lima, Milla Batres, 1976, págs. l5-19.
fEl Comercio,Lima,3l de mayo de 19531
* "Si
la novela anterior a 1950 tuvo un carácter épico y estuvo dedicada casi exclusivamente a la
descripción de ambientesprovincianos y grandesconflictos sociales,la nueva novela desarrolladadespués
de 1960 es predominantementeurban4 su carácter es lírico o puramente novelesco y los conflictos que
describe son sicológicos". Washington Delgado, "Ribeyro y la imagen novelesca de la burguesía
latinoamericana",prólogo a Julio Ramón Ribeyro, Los geniecillos dominicales,Lima, Cados Milla Batres,
1973, pá9. 12.
etc. Ahora bien, Ribeyro se opuso a ser considerado un epígono degtadado de cierra
casta sociaL él mismo deñnía su actitud vital "como una resistencia y casi hostilidad
a'seguir ese camino' (no haberme recibido de abogado, no haber hecho lo que podía
5 Afredo
Bryce Echenique,"El arte genuino de Ribeyro", prólogo a Julio Ramón Ribeyro, Cuentos
completos(1952-1994),Madrid,Alfaguara,1994,pág. 13.
" Publicadoen JulioRamónRibeyro,Antologíapersonal,México,F.C.E.,l,ggL.
7_Latentqción
tlel fracaso, II. Diario Perionat tg60-1g74,Lima, JaimeCampodónico,1993, pitg.45
Estasdeclaraciones son el comentariode Ribeyrosobrela interpretaciónque PabloMacerahacíade él
"como el epílogobastantedegradadode ciertacastasocial-donde se aliabanel dineroy los adornosdel
espiritu".Ribeyroserebelacontraestainterpretación en el siguientefragmentode su diario:.'injertadoen
una forma de üda burguesaque no aceptoy.amenazadopor una revoluciónpopular que me seria
dolorosa,me pareceinteligenteperopocojusta.Elignoraque por mi ascendencíu *utá-u toy,rn plebeyo,
con igual título que no importaquéverdaderohljo del pueblo.(Mi bisabuelamaternallevabapolleray se
peinabacon trenzas).Ignoratambiénque no extrañoen absolutolos priülegiosmundanose intelectuales
de mis bisabuelosrectoresy ministros[...] No conocetampocohastaqué punto carezcode un¿ seriede
sentidosespecíficos de la castaa la que me quiereasimilar:el de la propiedad,el del domicilio,el de la
patria,el de la profesión,y hastael de la familia"(pág.a5)
lector puede descubrir seres tan reales como los desamparadoshabitantes de las
media que se esconde tras una fachada de cotidianidad desgastaday alienante, los
j:ri:*"::ffi
d".¡,,"f1"í!olT:*::*:;fi':"ffi ,"";
"",,Ji;?T,ffix1ilffi
tema fantástico, el tema de la impotencia y de la decadencia
[...]. Es decir, hay una
reiteración de todos estos tefiIas, que regresan siempre en 1o que escribo, que creo que
son lo que le dan una tonalidad, una atrnósfen, nbeynana si quieres, a mis libros, lo
que los hace reconociblesll.
" Sobre las relacionescon Baudelaire, véase el epígrafe "Una imagen peruana delfltineur baudeleriano',,
págs.371 y ss.
'Palabras
del poeta Theodore de Banville en un homenajeante la tumba de Baudelaire. Cit. en Marshall
Berman, Todo lo sólido se desvaneceen el aire. La experiencia de lq moderuiclad,(1932), Madrid,
Siglo
X X I , 1 9 9 1 ,p á g . 1 3 0 .
'u
En la progresiva creación de esta geografia social de Lima, cuyo rasgo común es la marginalidad,puede
advertirse una evolución en los cuentos: si en el primer volumeq titulado Los gailinazos sin plumas,
Ribeyro centra su mirada en el mundo mísero de las barriadas, en los siguientes volúmenes amplía
su
enfoque p.araexplorar los ámbitos socialesde la clasemedia y de la aristocraciaempobrecida.
" Entreüsta por Alfredo Pita (1987), "Ribeyro la
a escucha de una voz que dicta". publicada en la
compilación de entrevistasJulio Ramón Ribeyro. Las respuestasdel mut*¡, seieccióq prólogo y
notas de
Jorge Coaguila, Lima, Jaime Campodónico, 1998, pag. 163.
siglossusmismasvastasdimensiones.
En cartade 17 de enerode 1961a l7olfgang
A' Luchting, Ribeyro da la clave para entender su predilección por la ciudacl.En sus
''
Wolfgang A. Luchting comenta: "La relación entre provincia y ciudad es, en Latinoaménca, una de las
más interesantes.Si miramos a la Europa feudal del siglo XIV y XV resulta que el enemigo del feudalismo
residió en la ciudad [..] No así, hastaahoraen el Peru, o en Latinoaméricaen general
¡...1en el campo el
hombre es producto de los ciudadanos(de los señoresfeudales que en las provincias viven y allí deciden
las fortunas del campesino),mientras en la ciudad el ambiente es el producto de los campesinos(los que,
con su trabajo, le permiten al gamonal llevar esa vida fabulosamenteociosa y ostentativapor la que, eftre
otras cosas,la ciudad de Lima es conocida en todo el mundo)". Wolfgang A. Luchting, "Reflexiones sobre
'Explicaciones
a un cabo de servicio"', en Julio Romón Riheyro y susdobles, Lima, instituto Nacional de
Cultura, 1971,págs. 196-197.
''
Fragmento de una aarta a Wolfgang A. Luchting, publicada en Julio Ramón Ribeyro y rus dobles,
ibidem,pág.195.
t*
C. Léuano, "Ribeyro: la realidad del mundo", Caretas, no 485, Lima, 1973. Reprod. en Isolina
Rodríguez Conde, Aproximaciones q la nqrrathta de Jutio Ramón llibeyro, Madrid, Universidad
Complutensede Madrid, 1984,pág.301.
...Lrillugar es el punto de rnira ideal desde el que enfilar toclas las búsquedas. [...] las
inquietudes de los individuos modemos adoptan con naturalidad este cofte espttcial,
este modo de enraizarniento mítico for:rnulado según una lógica topog¡áfica15.
i endo Ge
pafüe
Parüenoo de ese punto
punto oe
de rnlra,
m\ta) traza vna sefle
serie cle
de erugmas
enigmas a traves
través de trguracrones
figuraciones
de individuos a la deriva que viajan o vagabundean, mediante Ia rccreación de
15
María Bolaños, "La ciudad es un estado de ánimo", en La ciudoti (en Ia colección fotográfica del
IVAM), valencia, IVAM, centre Julio Gonzrález/GeneralitatValenciana, 1996, pág. 10.
Italo Cah.ino(I_asuudaduiwisibhs)
de esta narcativa.Una concepción anímica que nos descubrela ciudad como la suma
de sereshumanos que la habitan, la viven y la transforman.
parte de alma humana oculta en los paisajes",y que MaÁa llolaños plantea como
aprehensión moderna de la ciudad: "A estas alturas de los tiempos, a casi nadie le
interesa conocer ya la ciudad como un objeto topológico, como un conjunto de
palabms:
pueder;::r::":3,ffi*::gmru#,'ir1'."#."T;:::Ti"T#
lárnparr de r¡n salón.
-Ya lo sé -dice Luder-. Por eso flo efltro al salón. Me voy por el corredor2.
I N4aríaBolaños,
"La ciudades un estadode ánimo", en La ciudod (en la colecciónfotográfica del
Ií/AM), Valencia,IVAM, CentreJulioGonz.ilezlGeneralitatValencian41996,pág. 11. El subrayadoes
de la autora.
2 JulioRamón
Ribeyro,Dichosde Luder,Lima,JaimecampodónicoEditor, 19g9,pág.15.
..LO ..HOR*AS
REAL-ESPANTOSO,': LA CIUDAD DESVANECIDA EN CELESTES,,
Federico C¡atciaI-mca
sugerida trasluce ese espacio que queda en torno, desdibujado, insir:uado en "un
vacío no colmado de palabras"3,que espera completarse en la imaginación creadora
merecen recordarse aquellas paiabras de Jorge Luis Borges en su ensayo "El ar[e
'
Italo Calüno, Ins ciudodes invisibles" (1972), Aurora Bernárdez (trad.), Madrid, Siruela, 1998 (6" ed.),
pá9.53.
aprehendida en diversos autores -entre los que destacan Stendhai y Flaubert-, que
es el signo de su estilo y sobre la que emite reflexiones erplícitas como las que a
continuación reproducimos.
dicho, Io callado, lo que debe adivinarse o leerse eotre líneas, esa dimensióninuisibte
pero operante de las obras que más admko"6; y en su Diario permna/, úas analizar
cteado a ftavés del escamoteo del análisis de algunos personajes -a los que sólo
conocemos "vistos" por los demás-, opina sobre BaJzac o Flaubert que ..sabían
todo de sus creaciories y al no dejade al lector ninguna posibilidad de completar los
al que Ribeyro siempre tendió como ideal de naraciónl. Así io manifiesta en orras
o
JorgeLrrisBorges,Discusión,en obras completas,I,Barcelona" Emecé,1997 , pág.229.
'
Julio Ramón Ribeyro, La tentación del fracaso, III. Diario Personql, igis-tszt, Lima, Jaime
Campodónico, 1995,pág.133.
o Julio Ramón
Ribeyro, "Algunas digresionesen torno a EI otoño del patriarcd', Ls cqzq núit, Lim4
Milla Batres,1976,pág.155.El subrayado esnuestro.
',11t1lacióndelfracaso
II. Diariopersonsl 1960-t974,Lima,JaimeCampodónico, 1993,pitg.2O3.
o Wolfgang
A. Luchting,sin embargo,adüertealgunosejemplosen los quá la narrativaribeyrianaresulta
demasiado explícita"centrándose cuentos:*Fénix","El chaco","Los moriblndos"...Los
en los siguientes
mismo sentido: cuando en noviembre cle1,976Ribeyro proyecta uno cie sus cuentos,
como en las esculturasdel autor citado no son las formas sólidas sino el espacioque
las separa lo que le da sentido a la obra"e; más tard,e,en septiembre d,e 1.97g,aI
una literaturaurbana que esconde su propio escenario, tan sólo perceptible a tfavés
...Unacosa
lue.me pareceimportante cuando escribo es la presenciadel espacio,del
entorno, del paisaje.Aunque sea sólo wa págyn, en todoJ mis relatos siempre hav
una descripción de los personajesen un espacio determinado, con características
determinadas'[...] Siemprehay la presenciadel ambientealrededo¡del personajeque
desempeñaun rol, que crea la atrnósfem. Hq ura relaciónmzEestrccha
enie el eEáao1 el
estadn
deánino ddpersonEell.
Quizás uno de los cuentc¡sque meior ejemplifica este aspecto sea "f,os
gallinazos sin plumas"lz (1954) -título además de su primera colección de relatos
(1955)-, que comienza con una personificación de ia ciudad: "A las seis de |a
mañana ia ciudad se levanta de puntiilas y comienza a dat sus primeros pasos" (pág.
21¡tt. Sigue a continuación una presentaciónde la urbe en la que el espacio de la
Una fina niebla disuelr.'e el perfil de los objeros y crca como una atmósfera
encantada. Las personas que recor{en la ciudad a esta hora parece que están hechas de
otra sustancia, que pertenecen a un orden de vida fantasmal. Las beatas se ar:rasrran
perloszlmente hasta desaparecer en los pórticos de las iglesias. Los noctámbulos,
macerados por la noche, regresan a sus casas enr,rreltos en sus bufandas y en su
melancolía. Los basuretos inician por la avenida Pardo su paseo siniestro, armados de
escobas y de carretas. A esta hora se ve t¿mbién obreros camiru¡rdo hacia el úanvia,
policías bostezando contra los árboles, canillitas morados de frío, sirvientas sacando
los cubos de basura. A esta hora, por ultimo, como una especie de misteriosa
consigna, aparecen los gallinazos sin plumas. (png. 21)
Estos últimos sorl los protagonistas del relato: dos niños brutalmente
maJtratadosy explotados por su abuelo, quien, al haber absorbido los valores de la
conflicto contemPoráneo entre el hombre y una éúca basada en el tener, tan típica
t'
Dick C. Gerdes reahizaun anáIisis pormenorizado de las técnicas narrativas de "Los gallinazos sin
plumas" en su tesis doctoral Lq obra literorio de Julio Romón Nbeyro en la novetitice peruanct
contemporánea,Michigan, Ann A¡bor, 1970, págs.26-32.
" Todos los fragmentos que citamos de los cuentos de Ribeyro pertenecen a la edición de
Cuentos
completos,Madrid, Alfaguara, 1994.8n adelante,consignamosla página entre paréntesis,siemprereferida
a la citada edición.
ra
Isolina Rodríguez Conde,Aproximaciones a lq narrativa de útlio Ramón Ribeyro,Madrid, Universidad
Complutensede Madrid, 1984,pág. 8.
La ciudad invisible
253
una ciudad en ruinas que acabade ser destruida por una granc t^strofe.
Esas casas
baias con techos cubiertos con una capa de batro, y los gall.inazoscalvos
y de
lúgubre plumaje que coronan las techumb¡es, contr{buyen ahacermás completa
esta
iiusión"15. TaI y como puede comprobarse en las innumerables referencias
de
diversos escritores, los gallinazos son sin duda aJg:na una imagen arquetipica
de
Lt'tma16.
tt cit.
en sebastián Salazar Bondy,Lima la horribre,México, Era, 196g,págs.g0-gl
16Por
citar afgunasreferenciasemblemáticas, el propio SebastiánSalazarBondy se refiere en varias
ocasionesal que denomina"ilustre gallínazo"libidem, pág. 81]; AbrahamValdelomarllega
escribeun
ensayotitulado"Ensayosobrela psicologíadel gallinazo;[estápublicadoen la antologíaCisrumbristasy
satíricos,París,Desclée,1938],inclusoCharlesDarwin, confirmandola importancia-fundamental de los
gallinazosen el imaginariourbanolimeño,destacasu presencia en El viaje iel Beagle(Barcelona,Labor,
19_84) al describirla capitalperuana:"La ciudadde Lima estáhoy casien ruinas,no éstánpavimentadas las
calles'y por todaspartesseven en elfasmontonesde inmundiciás, armjadasde las casas,en las cualeslos
gallinazosnegros,tan domesticados como nuestrasgallinas,buscanlos pedazosde carnepodrida".(pág.
43l)
t'
"iJna hora con Jutio RamónRibeyro",entrevistacon GiovannaMinardi, en JorgeCoaguila,
op. cil.,
pá9.213.
Cuando el sol asoma sobre las lomas, la hora celeste llega a su fin. La niebla se
ha disuelto, las beatas están sumidas en éxtasis, los nocámbulos duemren, los
canillitas han repartido los cliarios, los obreros trepan a los andamios. La luz clesvanece
el mr¡ndo rnágico clel alba. Los gallinazos sin plumas han regresado a su nido. (pag.
22)
cobran una nueva significación.La ciudad deja de ser mágica aLahon dei alba y se
convierte en un nuevo monstruo que les amenaz,a,enel sustituto de la opresión:
18JesúsRodero,
Los márgenesde la realidad en los caentosde Julio RamónNbeyro, Michigarl Ann
A¡bor,1994,pág.88.
tn
Cit. enJesúsRodero. ibidem.
La ciudad invisible
20Expresión
consignada por JorgeEnriqueAdoum, a propósitode la cual opinaMario Benedetti:..Es
ciertoquela realidadlatinoamericana incluyelo real **qrllloto, quetantasexcelencias ha brindadoen la
obrade un Carpentier,pero tambiénincluyealgo que JorgeEnriqüeAdoumdenominalo reol espantoso
[en su artículo"El artistaen la sociedadlatinoamericana", en Amirico Lqtina en susqrtes,Méxiio, Siglo
XK y Unesco,1973,pág.208], y haymuchosescritoresqueno le hacenascosa esasangrante, y a veces
tétrica,zonade lo real".Mario Benedetti,"El escritory la-críticaen el contextodel subdesarrollo,',
enE/
del criterio, Madrid, Nfaguara,1995,(págs.45-76)pág.Sg.
gi,er_cicio
" JesúsRodero, op' cit., pág. 200. Rode¡o centra su tesis
en el análisisde los mecanismosde la
ambigriedad utilizadospor Ribeyroen su narrativacort4 es decir,en las técnicasliterariasutilizadaspara
la creaciónde un mundoambiguoy polivalente:son los mecanismos del juego, el disfraz,la locurao la
fantasía"que,en última instancia,traducenla visióndel mundodel propio escépticaprecisamente
pgr lo abiertay polisémica. "r"ritor,
"" Ibidem,pág.86.
abuelo, tras haber caído en el lodo, es devorado por el cerdo al que alimentaba a
por Rodero, refuerzan la polisemia de una visión del mundo que, al fin y al cabo,
resulta ser más real. De este modo, el escritor consigue profundizar en esa zorra
.-."l,os gallinazos sin plumas", espeluznante, afirargo y, en cierta fitanera, cruel retrato
de la miser{¿ humana y mate{ial que impera en los núcleos marginales de la capital
peruafla. Ribeyro no {rja el lugar en que se desarrolla su relato; pero por el ambiénte
promiscuo, por ciertos elementos característicos del escenario (cnanza de cerdos,
usufructo de los tumulos de basu¡a erigidos por el servicio municipal de higiene, etc.)
da la impresión de haberse inspirado preferentemenre en la só¡diáa y ó$ia barÁada
de El Montón que, en l¿s afueras de Lima, se yergue como una herida purulenta y
afrentosa entre el indiferente organismo arquitectónico de la ciudad. fubeyro no busca
el conüaste notorio entre la miseria y la opulencia; pero éste fluye tácito, rnevitable,
desolador, zahiriente en su médula. La protesta repersute asi, 'trrúma, sutilmente
deshzada23.
t'Mario
Castro Arenas, De Polma a Vallejo,Lim4 populibros peruanos, pag. 9g.
los marginados que fundan la sociedad de las barriadas, denominada por José María
que repar[e "las secreciones del alba" (p^g. 27) entre la iegión clandestina que la
invade durante la"hora celeste":
modernidad"*, efl las siguientes palabras de Hugo "los gallinazos sin plumas"
encuentran una perfecta ubicación28:"Este pálido hijo de los arrabalesde París vive
pintura del mundo de las barriadas, del que vemos emerger de nuevo a ..los
galJtnazos
sin plumas" de Ribeyro,esos"chicos chiquitos" que Arguedasdescubreal
lado de los verdaderos gallinazos:
He visto a los chicos chiquitos comer la basura junto con los chanchos err esa
barnada que le dicen'El Montón". Todaíta huele en mi pulmón la pestilencia.
¿Es
gente, señor, esos que viven más triste que el gusano? El gallnazo les pega a los
chiqurtos.
" En la pág. 288 de este capítulo reproducimos la cita de Ribeyro en la que estableceuna coincidencia
entre el auge de la novela latinoamericanade su tiempo y el de la novela f¡ancesao rusa del sigto XIX,
porque la situación socioeconómicacoincide.
'n
Victor Hugo, Los Miserables, ed. cit., pétg.534.
'u
Alfredo BryceEchenique, "Perú yla santidad sumergida', enA trancasy barrancas,Madrid, Espasa
1996,pág. 151.
''9alpe,
JoséMaría Arguedas,op. cü., págs.98 y 107.
los vínculospersonales,
l"l:Tffi
XH:H:I;
"*t",,,i¿l'#;s:'j;?,.*:."Ti:::ü#*rffi"*fl
expansióny desarreglode la personalidad,
fantasmas
en las
callesy en el alrna-esla atrnósfera
en quenaceIa sensibiüdad
mod.erna32.
ciudad pata ella extrañ4 bajo cuyo cielo teñido de iuces rojas y azules, las calles
se
enftecruzaban como la ula d.eunagigante,rca
arañd'ru (pugr. 62-63).Ante la opresión de
Ia casa cerrada,la ciudad no se ofrece como espacio de liberación: .a{iró hacia
Ia
puerta, cuyo cerrojo estaba corrido. Detrás de ella quedaba la ciudad con sus luces
rojas y ¿zules.si franqueabarapuerr4 dónde podría it?,' (ptág.63).
¿a
32Marshall
BermarqTodoto sólido se de$ryneceen el aire. La experienciade ta modernidad,Madrid,
$"iglo)Oq 1'99I,pitg.4.
" El subrayadoesnuestro.
zona de 1o real que se da cita en la Lima de estas décadas.Y Ribeyro, con la mkada
'o
En la literatura española de ñn de siglo encontramos algunos ejemplos. Tal es el caso del curioso
paralelismoque hemos hallado entre el desenlacede "Los gallinazos sin plumas" y la siguienteimagen de
Pío Baroja en Camino de perfección Baroja fue uno de los narradoresque expresó su rechazo hacia la
ciudad industrial de maneramás radical. Al comienzo de su novela Cqmino de perfección, en concreto en
el capítulo "Horas de silencio", el escritor describeun cuadro y, en esa descripción,apareceel tópico de la
ciudad industrial como monstruo, en una imagen similar a la que cierra el relato de Ribeyro. "se veían los
tejados de un pueblo industrial, el cielo cruzado por alambresy cablesgruesos y el humo de las chimeneas
de cien fábricas que iba subiendo lentamente en el aire [. ] Se adiünaba en lontananza una terrible
catástrofe; aquella gran capital con sus chimeneasera el monstruo que había de tragaÍ a los hermanos
abandonados".Camino de perfección (Pasión mística), Madrid, Editorial Caro Raggio, 1972, pitgs. 13-14.
La ciudad invisible
?67
dei 50. En 1982, el escritor fue consuitado en una entrevista sobre el marchamo
"neorrealista" pata la definición de su artehtenno y, en su respuesta,as'me
dicha
etiqueta' ratificando la estrecha relación entre el cine neorre ahsta ítaliano y
su propia
literatura:
delimitar en este capítulo inicial, como punto de partida básico para nuestra
propuesta de ciudad en la obra de fubeyro. Conectando nuevamente con
la tesis de
Rodero, quien viene a plantear que la nanaúva ribeyiana se basa en un reaüsmo
subjetivoy no en el realismoobjetivistapropugnadopor Luchting -tesis por orra
parte corroboradaen las consideracionesde Ribeyro sobre el realismo<1eFlauberty
Bilzac apuntadasmás arctba*.la conexión con el neorrealismoconfirma. en buena
medida, esta teoría: la visión del mundo que Ribeyro vierte en su escri[ura es similar
3s
Entrevista con Federico de Cárdenas,IsaacLeón Frías y Carlos Rodriguez Larraíg ..El
cine, la literatura
y Ia vida" (1982). En Jorge Coaguila (comp.). Julio Ramón Ribeyro. ias respuestas
del mudo, ed. cit.,
pá9. 96. El subrayadoes nuestro.
pie del acanttlado". La formación de la bauiada en tierras del estado a partir del
empeño de un hombre que coordina los esfuerzos de Ia comunidad, y su
desintegración final ante la omnipotencia de los grandes magnates del poder
económico, se identifica con la trama de la magistral película del director itaiiano.
Escenas del cuento como las que destacamosa continuación tr efi a la mente las
imágenes de la comunidad hdenda por Totó ante el cinismo avasallador de los
grandes capitalistas:
Esos señores del sombrero y de los zapatos de charol vinieron varias veces
rnás y se pasearorl potlaplaya. (pág.220)
Yo subí en el acto y llegué cuando los obreros habíurn echado abajo b primera
vivienda. También traían muchas máquinas. Se veían policías junto a un hombre alto y
iunto a otro rrrás bajo, que escribía en un gfl.¡esocuader:no.A este último lo reconocí:
hasta nuestras cabañas también llegaban los escdbanos. (pág. 221)
"la higuerilia" como elemento mágico que, de algún modo, resuelve el desenlaceen
un atisbo de esperanz^pan los habitantessin techo de la gran ciudad:
...contra el acantilado, efltre las conchas blancas, crecía una higuerilla. Estuve mi¡ando
largo rato sus hojas ásperas, su tallo tosco, sus pepas preñadas de púas que hieren la
mano de quien intena acaic:nÁzs. Mis ojos estaban llenos de nubes.
-Aqní -le dije a Toribio-.
iAlcaruame la barreta!
qlematw(1957),Madrid, Alíat'za,19s9,pág.2r.
selz,I'a pintura expresionistq
iÍt"tr
'_'Ibidem,págs.13-14.
'o lbidem,pág.
14.
primer plano esos temas que fueron propios del expresionismo artístico de
principios de siglo y que están relacionados,como señalaLourdes Cidot, con "la
opresión, el terror y la miseria"; temas que se dan cita en el novedoso espacio de "la
ciudad, con sus calles,edificios, coches y transeúntes",donde se refleja "el ajetreo
característico del mundo moderno"a0. Ribeyro observz y traz^la imagen de la ciudad
con Ia mkada escéptica que genera la reaitdad amblgoa y caóúca del mundo
'Pasos
"*" JulioRamónRibeyro,"Epilogoa a desnivel"',enLa cazasutir, ed.cit., pág.60.
LourdesCirlot (ed.),Primerasvanguardiasarlísticas(texf.osydocamentos), Barcelona,Labor, 1993,
págs.27-28.
¿L)ónrleestáelpaís soííado?
¿Dóndeltt audá encanÍada
pefimada
silenc.iosa-y
dealbérchigo-ydenanqana,
dc callu deTtorce/ana,
bianpuüda1 bien regada?
cuyo lenguaje trató en vano de descifrar y que no le dijo nada. Al fin una pista lo
o'
Juana Martínez plantea la hipótesis: "La frecuencia de eclipsesdescriptivos, entendidoscomo posibles
indicios de [a convicción por parte del narrador de una falta de idiosincrasiaparticular y de una asimilación
de Lima a las característicasurbanas de cualquier gran ciudad del mundo". "Lima en algunos cuentos de
Julio Ramón Ribeyro", en AAW, Lo real moraryilloso en lberoamérica. Relaciones entre lilerahtra y
sociedad; Simposio Internacional de Literatura IberoamericanaI, 1990, Cáceres,Junta de Extremadura-
Universidad de Extremadura" 1992, páe. 133.
oculta43.
Había pasado en el taxi por un bosque, luego por una avenida de altos
árboles, después se internó por calles rectas, donde las casas de una abrumadora
uniformidad no podían albergar ot(a cosa que existencias mediocres (pág. 60)
más pobres y miserables que rodean ia ciudad: "en los bardos pobres también hay
categorías" (pug. 170). Ese insólito pasile descriptivo es el siguiente:
..'No pasabaun día sin que cayet r¡n solar de la colonia, un balcón de rnaderatzllada
o simplemente una de esasapacibles quintas rqrubücanas, donde antaño se ftaguó
¡rris de una revolución. Por todo sitio se levantabanahiuosedificios
impersonales,
i¿ualesa
losquebabíaencienciudad¿s d¿lmunfu.Lkna,la adorable Lima de adobe y de madera. se
a2El subrayado
esnuestro.
a3
En este cuento destacaespecialmente la técnicade la ambigüedad, a través de la acumulaciónde
sugerencias e insinuaciones no desenmascaradas explícitamente.
El mismoRibeyrohacehincapiéen este
punto,cuandoen suDiorio Personalreflexionasobreel procesode la escriturade esterelato:"En pleno
meollo de mi cuento 'Terra incógnita',que es muy delicado,pues quiero narrarlo esencialen forma
elusiva,de modo que seanecesarioleer detrásde las palabras.El üejo profesorque sufreuna pulsión
homosexual e invitaa un negroa su casa.Al final no pasanada.Peromuchasveceslo importantees lo que
no pasó.Es el relato de la omisión". La tentacióndelfracaso III. Diario Personal 1975-Ig7A,ed. cit.,
pétgs.43'44. Para más informacióq véaseel capítulode Wolfgang A Luchting titulado "Sobre lo
inconfesable", dondeel críticoalemánexploralos mecanismos de la ambigriedad
utilizadosen estecuento.
En su libro Estudiandoo Julio RamónRibey'o,ed.cit., págs.334-34I.
La ciudad invisible
267
En el cuento que lleva por dtulo "La casaen la playa,, (lgg2),los personajes
protagonlzan una huida de ese espacio "de concreto armado" qu" se convierte
en un
viaje hacia la utopía, en cuyo transcurso se demuestra el empeño inquebrantable
por
encontrar el refugio ideal. La ciudad, como teatro de centros
1' periferias, genera de
este modo una dinámica de asentamientos y exilios, de cuya proyección emergen
Una noche, tomanclo tula cerveza en uo café cle Miraflores, al ver nuestro
bal¡reado transformado, desfigurado, convertido erl urla ube abigatrada y ruidosa"
que
separecía cada uel más a/ barrio de una d¿ tantas metnÍpoüsde las que"habíamos traado
de
huir...@^e.erc\ou
por tanto esta nueva derivación semántica hacia la expresión de ese rcchazo de
callado, lo que debe leerse entre líneas" como nota esenciai del estilo narntjvo
ribeyriano.
s El
subrayadoes nuestro.
a5El
subrayadoesnuestro.
d.oninicale¡
Para llega.ra su bufete había tenido que extraviarse err uüa de esas casonas del
cenffo de Lima, cuyos innumerables aposentos han sido convertidos en escribanías,
agencias de viaje, sastrerías,academiasde idiomas u oficinas de abogados.
"A nuestra vieja capital gris le hacen falta las hojas verdes como el amor al
corazón humano", escribía Pablo Neruda en Confiesoque he üuir/d|. Del mismo
a6Recordemo que
s Un Lima queó'eva esel título de la obradel cronistaJoséGálvez.
lulio RamónRibeyro,Losgeniecillosdominicqles,Barcelon4Tusquets,1994,págs.67 y 7l
,"
oo PabloNeruda,confiesoquehe vittido,Madrid,El MundoEditorial, 1999,pág 371.
La ciudad invisible
269
ae"La
miradanostálgicadevienemecanismo
defensivoanteunarealidad(urbanapero,sobretodo
personal)cadavezmásdegradada". MuTeresaPérez(ed.),"Introducción"a JufióRamónRibeyro,
Cuentos,Madrid,Cátedra,1999,pitg.29.
sólo fueron talados sino también convertidos en dgr., en objetos sin vida,
mediocres, indiferentes: "habían mueÍto como árboles para renacer como cosas')
(pág. 121).Irn definitiva, Ribeyro intenta expresarsu rechazo ante un progreso que
por elio, su derribo es presentado como una verdadeta matanz4 que impedirá al ser
Fue una verdadera carricena [...J Nosotros, los que durante quince años
habíamos crecido a la sombra de aquellos árboles, conternplamos el trabajo,
desolados. Vrmos caer uno a rffio todos aquellos troncos: aquel clonde se anidaban las
arañas;aquel otro donde escondíarnos soldados, papelitos; el grueso, el de la esquina,
que sacudía su crin durante las ventoleras y saturaba el aire de perfumes. (pág. 121)
to
VéaseJulio Ramón Ribeyro, Cambio de guardia,Barcelona" Tusquets, 1994, pág. 43.
tt
James Higgins, Cambio social y constaites humqnas. Ia narrativo corta de Ribeyro, Lima, Pontificia
Universidad Católica del Peru, 1991, pág.26.
sus moradores. Al comienzo, cuando la quinta era nueva, "sus muros estaban
impecabiemente pintados de rosa, las emedadens eran pequeñas matas que
sectores sobre otros como de los valores que los caracteinan. La metamorfosis de la
urbe se completa, por tanto, en todos los niveles: físico, social y económico. Desde
esta perspectiva, podríamos ^pllc n a la Ltma de Ribeyro las siguientes palabras de
Italo Calvino56:
ta
En una entreüsta con Jorge Coaguila, Ribeyro reflexiona sobre la representacióndel antiguo Miraflores
en sus Relafos smttacrucinos: "El Miraflores que yo pinto es el Miraflores que todavía era, si se quiere, un
pequeño distrito donde toda la gente se conocía. [...] era como una especiede familia, una familia grande
[...] Ahora ya no ocurre esto. Miraflores es una ciudad grande en la cual la gente de un barrio no se conoce
con la del otro, se ignoran...". Ribeyro. In palabra inmortal (entreüstas), Lima, Jaime Campodónico,
1996,págs.4l-42.
'5
Véase el anáiisis de estos cuentos en el capítulo "Teatro urbano", epígrafe "Una caracterización
tipológica del desclasado",págs.337 y ss.
'o
No queremosaquí insinuaruna relación directa entre la literatura de Ribeyro y la de Calvino. Utilizamos
en este capítulo algunos fragmentosde Las ciudades invisibles de Calüno por su valor explicativo para el
análisisdel espaciourbano invisible en los cuentosde Ribeyro. En cualquier caso, Calüno conoció la obra
de Ribeyro, tal y como éste lo atestiguaen su Diario personal II'. "8n el restaurantede la TINESCO se me
acercala mujer de Italo Calvino a la que no conocía y que no sé de dónde me conoce y me dice que su
marido está leyendo mis cuentos y quiere hablar conmigo. [...] Supongo que a Calvino
[...] le habran
interesadomis cuentos, lo que me ¿le€ra] aún más me sorprende,pues lo que él escribeactualmenteestá
en las antipodas de lo que yo hago. El hace años que dejó el realismo de sus cuentos, para abocarsea la
tarea de renovar, [...] con un endiabladotalento". Ed. cit., pág. 200.
''
Los ciudodes invisibles, ed. cit., págs. 43-44.
La ciudad invisible
zt3
querellasen la vieja quinta", pág. a24. y a pesar cle mantener nombres, acentos
e
incluso facciones,sus dioses han cambiado:en laLima tJelpasado sus nombres
eran
Cortesanía, Paz, Cultura; en la moderna se liaman Indiferencia, Superficiaiidad,
lliJ^:H:^1::tffi
""*o,f jmm:ffi::,ff
:TS%3:;::::mm:
ftecuentaban seguramenteotros lugares o eran ahora esas firatronas saciidas
que
tronaban en rula mesablandiendo como signo de tealezaun tenedor. (Irag. 410)
interrnedias, sino que sotnos rlosotros los que penetramos en nuestro pasado,
irrrrmpimos en ese ¡rundo nüsterioso, perdido, 'u-olvemos a gustar las sensaciones
concomitantes: olores, ruidos, combinaciones de luz y de sornbras, sentirnientos,
etc.'"
ciudad representada,es decir, IaLima de los años 40 y 50, la ciudad invisible resulta
tt En
La tenlacióndel fracaso, I, Diario Personal1950-1960,Lima, JaimeCampodónico,1992, págs.
148-149.
t'Jorge
Coaguila,Ribeyra.Inpalabra inmortal(entrevistas),
ed.cit., pág.40.
o'Ed.
cit.,pág.175.
La ciuclad invisiblc
275
'Iambién
en'I-erra incognitason notables esos contrastes,intensificados
por la
mirada sorprendida del docor peñaflor, quien, en su viaie
nocturno por r,ima,
recorre los antiguos barrios de Miraflores o Surquillo y, aunque
sienteextrañezaante
tantos cambio"^'reconoce los signos del pasaclo,que resurgen ante
su yisrón como
islas en el espacio y en el tiempo: el antiguo restaurante
ahora sin tenaza o el
parquecito salaza4 donde, "p*o asombro suyo grupos de muchachos
y muchachas
cbculabanaún por sus l.eredaso platicabanen tomo aüfi^banca,, (pág.
arl)ól. o el
caso de aquel melómano, protagonistadel cuento "La músic4
el rnaestroBerenson y
un servidor", quien regresa aLima despuésde haber vivido
muchos años en Europa
y se lanza a sus calles en busca de los signos de su antigua ciudad;
como lo hiciera
Ribeyro, por ejemplo en el año 1'973,cuando tras vagar una
noche por las calles de
Miraflores' rlos dice que pudo 'tomprobar cómo la ciuclad
al igual que nuestras
vidas había sufrido las leyes del deterio ra',62:
6r Alfredo
Bryce Echenique,en el cuento"IJna manoen las cuerdas",de la colección
Huerto cerrado,
evocade nuevoeseparqueque finalmentetamb^ién cederíaantela implacablemodernización: ..El parque
Salazarestabatan de modaen esosdiasqueno faltabaquieneshablaban de él comoel .parquecito,.
Hacía
añosque muchachos y muchachasde todaslas edadesveníansábadosy domingo* bur"u de su futuro
amor,de su actualamor,o de su antiguoamor "ny los muchachos
[...] Lo ampliaron,lo émbellecioor\ se
fuerona buscarel amora otra parte".Cuentoscompretos,Madrid, Alfaguara,1995,pág.76.
Y^ry':",yión delfracaso, II. Diario Personal,1960-1974,ed. cit., pág. t96. En el cuenro
titulado
"Atiguibas" (de la colecci1nRelatossantacrucinos),el escritor recurre
a un fragmentoequivalente:
"Muchosañosmástarde,en uno de mis esporádicos viajesal Peru,me aventurépor el Jirónde la Unióq
convertidoya en callepeatonalatestadade ambulantes, cambistas,vagosy ercap"io." (pág.7;p¡)
...La ciudad no dice su pasado, lo contiene como las líneas de una nlano, esctito en las
esquinas cle las calles, en las rejas de las ventanas, en los pasarnanos cle las escaleras,en
Ias antenas de los pararrayos, en las astas de las banderas, cada segmento surcado a su
vez por arañazos,muescas,incisiones, coürasó3.
Er esp¿croURBANo
coMo Morrvo Érlco
Porquetodo lo t'isib/edesransa
sobreun fondo
inuisibk;lo queseo1e,sobreunfondaquenopuefuoírn;
ln angihle,sohreunfondoimpapabh.
Novalis
hacia la nueva urbe de los años 50. Hemos redtzaÁo un recorrido por los pasajes
Ante esta gran desnudez espacial, Ribeyro construye la ciudad como paisE'e
humano,pues son sus habitantesquienes nos la ofrecen y le confieren su identidad.
Las historias ficcionalizadas se configuran, por tarito, como teatro urbano, y los
rnarginalidad.
En este cuadro psicológico de la sociedad limeña, se representa tanto a
los marginales de la pobrcza como a los propios marginados de la burguesía:
6aFragmento
de una carta a Mlla Batres,con fecha 15-[-19?3, publicadoen WolfgangA. Luchting,
Estudiandoa Julio RomónRibeyro,ed. cit., págs.18-19.A estereipecto,es interesa¡rie la valoraciónde
JoséMiguel oviedo, quienestablece unarelacióndirectaentreestapietensiónde dar voz a ..losmudosdel
mundo" y la actitud realistaajustadaa la esencialdimensiónfantasticade estanarrativa:..Esaexigencia
de
hacersevocero artísticode los humilladosy ofendidosde la vida cotidiana,determinaen él la actitud
realista,ese desdibujadoajustede la fantasíaal testimonioque se disfrutaen casi todos sus cuenros.
Ligando su destinolitera¡io a la suertede esosseresmarginalesde la sociedad(así como se ligó a Ia
evolucióndel génerocuento),Ribeyroadecuasu percepciónde la sociedadperuanaa la medidade sus
protagonistas y sucesos,menudosy aparentemente insignificantes,
a la posiciónmáshumildede la comedia
social".En su artículo "Los humilladosy ofendidosde Julio RarnónRibeyro",publicadoen Lima, Et
comercio,28, 10, i973. Reprod.enIsolinaRodríguezconde,op. cit., pítgs.235-256.
ut Julio
RamónRibeyro,Cornbiode guardia,ed.cit., pág.175.
Gutiérrez,Ribeyroen dosensayos, Lima,EditorialsanMarcos,1999,pág.122.
o' Ytg""l
"" Véaseel artículode Ribeyrotitulado"Problemasdel noveüstaactual",en La cqza,sutit,
ed.cit., págs.
7l-84; y "Las letras nuestrasde cada día'l (1986), entreüstaa Ribeyro y Alfredo Bryce Echenique,
realizadapor Augusto Orta de Zevallos, Abelardo SánchezLeón y JoséLuis Sardón.Fublicada
en la
compilaciónde entreüstasJulio RamónRibeyro.Las respuestasdel mudo, seleccióqprólogo y notasde
JorgeCoaguita,ed. cit., pág. l32.En ambosartículosRibeyroreflexionasobreel pioUt.tni que supone
abarcarla realidadcontemporáneadelaLimade los años50, que concibecomo un inmensoro*pecaberas
desenr,'uelven
es cc¡nflictiva,en tanto que es la ciudad modernizadala que genera sus
problemas.En estesentido,[ulio Orteg b^escrito:
De este modo, percibimos laidea del lugar -la ciudad- como motivo ético,
puesto que el escritor maniFtestasu fealdad no tanto desdela dimensión física como
en su l-ima. k bo'nible:
en continua mutación. La opción por el cuento resuelvede algun modo la posibilidadde una
ñccionalizaciónfragmentaria paracaptarlo inabarcable
de dicharealidad.
"oJulio ortega,[.a culturaperuana,experienciayconciencia,Méxíco,F.c.E.,r97g,pág.55.
"'Juana Mutínez, "Lima en algunoscuentosde JulioRamónRibeyro",art. cit., pags.l:5-tro.
'-0.
tima lo horrible,México, Era, 196g.pág. g0.
" Miguel Angel Lozano Marco, en su artículo "Una üsión
simbolista del espacio urbano: la ciudad
muerta" escribe sobre la génesisde la ciudad como estado de animo : 'T-a ciudad
es un ámbito secular, un
paisajehecho por el hombre a lo largo de sigloq y como el hombre, su creador
y constructor, sometido al
poder devorador del tiempo; de ahí que se pueda estableceruna relación
de correspondenciaentre el
hombre y la ciudad, influyéndosemutuamente.el hombre ha ido creando la ciudad
,u intelisencia v sus
sentimientos,con sus miseriasy grandezas,con la fe, el acatamientoal poder, la compasióq
"or, lu árt"nt*ián,
la discreción, la humildad, el afán de belleza,la utilidad y -por supuesto- con la
técnica, entre otras cosas;
la ciudad muestra al hombre la lección que en sus piedras han ido depositando
las generaciones
precedentes". En José Carlos Rovira y José Ramón Navarro (eds.) Líteratura
y srbqno, I
Coloquio Internacional "Literatura y espacio urbano", Alicante, pundación Cultural "rpo"ío
cÁI4 lss¿. gn el
capítulo de este trabajo titulado "Ciudades mágicas,ciudadesmuertas" profundizamo,
perspectiva
inauguradapor Rodenbach,a partir de dos cuentos de Ribeyro, en los que reformula "n "riu
el topos de la ciudad
muerta.
tt
Enrique Federico Arrlrel,Diorio íntimo, Madrid, Tebas, 1976, párg.40.Con
este diario Ribeyro inicia, a
los catorce años, su afición por el género, que mantuvo durante toda su üda: "Mi
afición a los diarios
íntimos data de muy temprano, desde que a los catorce o quince años leí el de
Amiel t.. I El libro me
apasionó y a partir de entonces leí cuanto diario cayó en mis manos...". palabras
Lr'qu" inicia la
"Introducción" del primer tomo de su Diario personal (1950 -1960),
ed. cit., pág.9. "on
Quincey ap^rece allí en el grupo que Ribeyro denomina "Marginalia" -pata referirse
a obras de difícil clasificación-, aI lado de otros escritores como Melville, Borges,
como Miraflores, barrios de la pequeña burguesía como Santa Beattiz, o lugares más
" Thomasde Quincey,Confesionesde un inglés comedorde opio, Luis Loayza(trad.), Madrid, Níanza
Editorial,1996,pá9.67.
''
Julio RamónRibeyro,La tenlacióndelfracasoIII. Diario Personal1975-1978, ed,cit., pág.196.
''
Ribeyrorefleiona sobreel procesode transformación de la ciudadsobrela basede la fusiónde esos
ámbitosque durantela segundamitaddel siglo )C( adquierencontornosmuchomásindefinidos:'.En esa
época[décadasdel 30 al 50] Mirafloresestabaseparadode Surquillopor los rielesdel tranvía,por donde
ahorapasael zanjón.Esosrielesdividíanademása Barrancode Surco,a SantaBeatrizde La Victoria.De
los rielesparael marestabanlos balneariosde clasemediao elegante:SanIsidro,Miraflores,Barranco.De
los rieles al otro lado estabanlos barriospopulares:La Victoria, Surquillo,Surco. En esa épocala
distincióneramuy clara.Ahoraya no, porquela ciudadha següdocreciendoy sehan mezcladoun poco
las cosas.Pero en ese tiempo cruzar los rieles era entrar en los barriospopulares,Ias cantinas,los
La ciudad invisible
287
Ia mbada del novelista, atenta más bien a los vaivenes sicológ"icosde los personajes,
Pero no lncurre nunca en falsedado escamoteoy como hábil pinto r ft1aen dos o
tres trazos el espacionecesario.Así debe ocurrir en el relato de ciudad...,,76.
anuncia desde las primeras páginas a través del recorrido inicial del person aie por Ia
definición del carácter social con que el narrador presenra los diferentes espacios
prostíbulos, los antros de maleantes.Por eso todos mis cuentos donde se desarrollan situaciones
un poco
turbias transcurren en Surquillo". En el libro de reüstas con Jorge Coaguil4 Ribeyro. La paiabra
inmortal, ed. cit., pág.64
'o
Washington Delgado, "Ribeyro y la imagen novelescade la burguesia latinoamericana",prólog o
a Los
geniecillosdominicales,Lima,Milla Batres,1973,pág. 13.
" JulioRamónRibeyro,Los geniecillosdominicales,Barcelon4
Tusquets,1983,pags.9-10.
'o
WashingonDelgado,cit., pág. 14.
centra la visión de la ciudad como estado de ánimo, no es sino una más de las
manifestaciones de ese arte de lo no dicho, de esa escritura silenciosa de Ribeyro, en
la que el lector ha de parricipar activamente para elhaTlazgode sentidos esencialesde
su narrativa.
7eAntonio
Cornejo Polar,"I'os geniecillosdominicales:sus fortunasy adversidades",
en su libro 1,¿
novelaperuana: siete estudios,Lima, Ed. Horizonte, 1977, pág.152.[Aparecióen SanMqrcos, no T3
(nuevaépoca),Lima,octubre-diciembre de 19151
La ciudad invisible
283
Esta crisis de identidad se deia sentir en la relación del personaie con los
de referente descriptivo, en tanto que sus signos sirven para enfaazar eI conflicto
interior del personaje:
caminos sin rumbo por distintas calles, de forma que los espacios comienzan a
adquirir una configuración laberíntica que intensificala imposibiüdad de encontrar
Otro cuento muy elocuente, ejemplo del desinterés mostrado por el ser
humano ante Ia ciudad anónima que, leios de dar solución a sus problemas, los
tiene rumbo ni fin concreto, pero sí finalidad, puesto que en sus viajes urbanos
"podía entablar conversación con los ancianos, con los tuilidos o con los
pordioseros y sentirse así partícipe de esa inmensa famüa de gentes que, como é1,
llevaban en la solapala insignia invisible de la soledud" (p^g.182). Poco le importan
a Arístides los deta-lles físicos del mundo que le rodea. Movido por la ilusión
inquebrantabie dei contacto humano, el espacio a su alrededor se convierte, de
nuevo, en laberinto con una sola salida,la de la ilusión rcñzada. Y así se transmite al
lector ese recorrido, que en ningún momento se detiene para inven tartat signos
Arístides se lanzó a caminar sin rumbo por las calles de Miraflores. Recordó
toda la avenida Pardo, llegó al malecón, srguió por la costanera, contorneó el cuartel
San Martín, por calles cadt vez nús solitarias, por barrios apenas nacidos a la vida y
que no habían visto tal vez ni siqurera un solo entieffo. Pasó por una iglesia, por un
cine en construcción, volr,'ió a pasar por la iglesia y finalmente se extravió. Poco
después de rnedianoche erraba por una urbanización desconocida donde comenzaban
a levantarse los primeros eclificios cle departamentos del balneario. (pág. 1'82)
como espacio alienante del que los personajes se sienten desarraigados,y como
de la utopía,reflexiona en
iatinoamericana. Fernando Ainsa, en su libro I-¿s buscadnres
este sentido sobre esas"ciudades que los personajesno conocen bien o por las que
Cuando un espejo se pasea por las calles de las grandes ciudades de América
Latina -México, Lima,Czracas y Buenos Ai¡es- sorprende en sus reflejos el vagar de
seres, url desencanto esencial del hombre consigo rnismo, destacado por el hecho de
ser narr¿do desde el "vientre del monstnro urbano"80.
lógica del desinterés mostrado por el hombre que la habita, quien la recorre
incesantemente, sin tener otra compañía que la propia voz de la conciencia, siempre
m
FernandoAinsa,op. cit., pitgs.353-355.Una de las razonesque planteaAinsaparala explicaciónde
esta constanteen la literatura latinoamerican¿ se fundamentaen "el hecho de que las ciudades
y
carecende una mitología una
latinoamericanas No ofrecenuna tradición,al modo del apego
mística.
románticogenerado en la mayoríade las ciudades europeas, puray simplemente,
y se aparecen, comoun
caos inhumano.Las capitalesde casi todos los países latinoamericanosson el escenariodonde la
y
competencia la derrota indiüdual campean, donde impera un gélido y
mercantilismo dondehay pobreza"
violentos,represiónpolicial,crímenesimpunes,prostitucióny soledad"(págs.353-354).
contrastes
propia fcrrma, puesto que, además de indiferente, es la mirada del que anda
cabrzbajo, con los ojos atrapados en el suelo, en las alcantartllas,en los papeles
sucios; lamirada del hundido que desde sus profundidades rememora con nostalgia
la ciudad de arriba, no la sustituta, sino la intuida, Ia invisible; la borrada por ese
antidemoc táttca"B1.
La CIuoao INVISIBLE:ESCRITURA
DE LA MoDERNIDAD.
ToséEmilio Pacheco
que el ambiente cobra una presencia viva y la signifrcación del problema humano
otta gran metrópoüs del mundo; mostrar una actitud crítica ante el dnrnático
tt AlfredoBryce
Echenique,
"El artegenuinode Ribeyro",cit., pág. 13
La ciudad invisible
287
u' Julio
RamónRibewo".Prosasapátridas(compleÍas) ,( 1975),Barcelona,Tusquets,19g6,pág,134.
8' Italo
Calvino,Lal¡udades invisibles,ed.cit jpág 25
postindustrial.
Desde esta perspectiv4 que plantea la semejanza entre la América Latina del
siglo XX y la Europa de Ia era industrial, y que Ribeyro señalaen la cíta precedente,
bien pueden aplicarse a su narcaúva urbana las siguientes palabras de Marshall
Berman cuando ana)tzala primera parte del Manfiuto comunista
de Marx: "Grandes
La ciudad invisible
2B9
88
Marshall Berman, Tr¡doto sólido se desvqneceen er aire...,ed. cit., pag. g5.
*
Ibidem, pág.268.
'"
En el análisisde cuentos como "El ropero, los viejos y la muerte" y "El polvo
del saber,,,redondeamos
este sentido fundamentaldel proceso de la modernidaden la narrativa ribeyriana.
er Véase la pág 353.
En Marshall Bermaq op. cit., pitg.270.
desgarrado, que trasluce una actitud cnúcay claramente solidaria con las víctimas del
'o
Este fenómeno aparece especialmenteenfocado en el cuento titulado "Al pie del acantilado": "en ia
parte alta del barranco comerzaron a levantar casas.[...] eran de cartón, de latas chancadas,de piedras, de
cañas,de costales,de esteras,de todo aquello que podía encerrarun espacioy separarlodel mundo" (pá9.
216). JoséLuis Romero analizala migración hacia la ciudad como fenómenoque afectó a muchasciudades
latinoamericanas,en el capítulo "Las ciudadesmasificadas"de su libro Latinoaméricq: lqs ciudadesy la,s
ideos,}rdérl,co,Siglo XXI, 1976, págs.319-389.
e5Julio
Ramón Ribeyro, "Prólogo a la tesis de Marc Vaille-Angles", La caza sutil, ed. cit., págs. 143-144.
e6 este respecto, es necesarioseñalarla conjunción indisoluble que se da en la narrativa de Ribeyro entre
A
la crítica socíal y un escepticismoütal que siemprefue el signo de su carácter.Esta conjunción determina
Ia orientación de sus cuentos, en los que aparecela nota crítica pero no la propuesta de solución. Así lo
confirma el propio autor en el primer tomo de su Diario personal'. "Puedo llegar a la critiea social, a la
pintura descarnaday sin complacencia,pero no me siento autorizado para plantear solucionesni tengo fe
suficienteen ellas para aconsejarlas",La lentación delfracaso I. Diario personal 1950-1960, ed. cit., pág.
44.
e7
Fragmento del prólogo a Los gollinazos sin plumas. Reprod. en Luis Fernando Vidal, "Ribeyro y los
espejosrepetidos", Revistq de Crítica Literariq Latinoamericanq,Lima, Año I, no 1 (1975-1976), pág 78
Esta forma de crítica impLícita,quizá por ello más incisiva, es el ejercicio que
Y para que esa críttca tácita fuera más efectiva, Ribeyro nos presenta una
aunque son creaciones que parten de una pecuüar idiosincrasia nacional, los
problemas que les aquejan se derivan de la conflictiva transformación dei espacio
también en un sentido universal". Universalidad que apunta hacia esa visión tan
existencial que desvele el sentido último de la vida; ese indesvelable sentido que
e8JulioRamón
Ribeyro,Dichosde Luder, selecciónen suAntologíapersonal,México,F.C.E., 1994,pág.
202.
eeEn la entreüsta
con GovannaMinardi,"una horaconJulioRamónRibeyro",cit., pág.36g.
tooJamesHiggins,
Cambiosocialy constdnteshumanos...,ed.cit., pág.85
La ciudad invisible
293
Sin duda las voces de los personaiesde Ribeyro merecen aunarseen ese
título
universalizante e ttreemplazable que da nombre a la colección de cuentos
que ellas
protagonizan: I-'apalabra delrnuda;título cuyo sentido esenciales desentrañado
por el
escritor cuando declan:
r01Al
análisisde estosrelatosdedicamos el capítulotitulado"Soñadores
de refirgios,',pags.507y ss.
to'
Cartaa Milla Batres,con fecha 15-2-1g7i.Cit. en WotfgangA. Luchting,Estudiandoa Julio
Rmnón
ed.cit.,págs.t8-19.
fli.beyro,
'u' En
la entrevistaa Ribeyro a cargo de PedroHernándezNavarrete,titulada "La argolladel boom
se ha
roto", y publicadaen,Sr¡c¿so, revistadominicalde Coneo,Lima, 2 de diciembre¡e t6lz. Reprod.en Luis
FernandoYidal, op. cit., pág.77.
DrvuxsroNEsuróprcAsDEuN EscÉprrcoorvrrMrs'1'A.
SebastránSalazarBondv
ciudad inr''isible en un doble sentido y desde dos perspectivas bien distintas: la Lina
invisible de la modernizaciín, por la ausencia de espacios descdtos en el texto, y la
Lima invisible del pasado, eue debía adivinarse a través de signos que remiten ala
Lima anúgua, para zñadk una tercera dimensión, utópica y no menos invisible: la
104
Beatriz Sarlo comentalauttlización de este recurso literario como configuración ideológico-cultural, en
su análisisde las "Transformacionesrurales y utopías urbanas" con respecto al Buenos Aires de los años
20 y 30. En su disertación,la explicaciónde esterecurso concuerdaplenamentecon la utilización que de él
hace el propio Ribeyro: "Un üejo orden recordado o fantaseadoes reconstruido por la memoria como
pasado. Contra este horizonte se coloca y se evalúa el presente.t. ] El tópico de la 'edad dorada' es la
configuración literaria de la estructura ideológico-afectiva que emerge de las desazonescausadaspor lo
nuevo: restituye en el plano de lo simbólico un orden que se estima másjusto, aunquenunca haya eistido
objetivamente y sea, más bien, una respuestaal cambio antes que una memoria del pasado. por eso la
'edad
dorada' no es una reconstrucciónrealista ni histórica, sino una pauta que, ubicada en el pasado, es
básicamenteacrónica y atópica: de a1gúnmodo, una utopía, en cuyo tejido se mezclandeseos,proyectos y,
sin duda, también recuerdos colectivos". En su libro Uno motfernidad periférica: Buenos Aires 1920 y
,1930,Buenos Aires, EdicionesNueva Visión, 1988, pág.32.
La ciudad invisible
295
Es.bueno
lecgrdar que Lima era enroncesuna ciucracrrtrnpiay apacible,de
apenasmedio millón de habitantes,rodeadade huerros y cultivos, p"Ufra,
de gente
cortés' dtcen!1,
una-esp:c.rede gran familia que se reconocía y sal,-rclaúá
en las cailel y se
sentía orgullosa de vivir en una urbe qué al hclo de teÁplos y casonascoloniales
ostent¿ba bellas quintas republicanas,chalets cada vez rrrás numerosos
en los
bal¡reariosdel sur y una docena de edificios de seis o siete pisos que los
espíritus
adelant¿dossaludabancomo un símborode progreso.(pág. ó81)
N". soy muy partidario de refugiarseen er pasado y decir que siernpre fue
.
mejor y, aderruis,mostrarsecompletaménteimpermeabrea ia modernidad. io.
con
rot.Julio
RamónRibeyro,en la entreüsta realizadaporAntonio Cisnerosen l992,con el título ..para
mi
todo esmotivo de duda".En JorgeCoaguila(comp.j,op. cit., pág.236,
parte de este estudio, cuyo origen en la historia de las letras pemanasse encuentraen
la obra del Inca Garcilaso de la Vega. El siguiente fragmento del cuento "Mariposas
Las mariposas de nuestra tnfancia han regresado en este ardiente verano [...]
Aleteaban entorrces en iardines y calles de Miraflores y nosotros, cmeles mocosos, las
perseguíamos por los potreros y las cazábamospara pegarlas, al lado de flores y raíces,
en las páginas de nuestro herbario. Pero no sólo las mariposas han regresado en este
ardiente ver?ulo, también los ecos y espectros cle años igualmente tóridos: placeres y
juegos de nuestra niñez, ensueños y presagios, traies de organdí con sus muchachas
muertas, rurnores y músicas de esos tiempos- Si agtrzas bien el oído escucharás venir
Ias canciones de antaño,pero sobre todo escuchatás el sonido de las comet"t. (pag.
704\
Confirmando esta hipótesis que plantea el mito del paraíso perdido sobre la
memoria de ia tiñez, consideramos paradigmático ei siguiente fragmenro que
Sólo con el correr de los años nos daríamos cuenta que ese terremoto que no
destruyó nuestra casa había removido el fondo de los seres y de las cosas, que ya no
volvieron a ser lo mismo. Fue coruouna seña/gue marcó unafraüura en el tiempo:fluestra
infancia habh termi¡rado; Lima perdería pronto su encaflto de sosegada ciudad
colonial; el conflicto europeo se extendió a otros continentes para convertirse en la
nús mortífera guerra de la lüstoria (pág. 685¡tttz
106
EntreüstaconJaüerMonroyCervantes,
"El Perudehoydaparaunanovelanegra"(lggl), ibidem,
pérys.246-247.
107
El subravadoes nuestro.
La ciudad invisible
297
1f8nstl
conjunciónentrela tendenciahacialailusiónütal conüviendoconunametamorfosis
urbanapoco
alentadoraemergeen la narrativaribyereana,tanto en los cuentoscomoen el teatroy el ensayo.Así, por
ejemplo,en el Diario: "En la rue Bargue:unaüeja sigueregandolasfloresde su ventana
unu casaque
va a serdemolidadentrodeunos dias".La tentqciónetelfricaso,III. Diario personal...,ed. "ncit., pág. 19.
toe
TambiénSebastiánSalazarBondy describeeste fenómenoen su Lima Ia horrible:..las
barriadas
populareschorreanparalelasal río desdelos cerroserizadosy melancólicos
el terral de su miseria.y cercan
por otros puntosla urbe.consu polvo, su precariedad, su tristez¿".Ed. cit., pág. sl EmrysJones,en su
citadolibro sobreciudades,al analizarta formaciónde las baniadasen las ciudades
del iercer Mundo,
ponecomoejemploun casosucedidoprecisamente en Lima. que coincidecon el retratadoen estecuento:
"Siempresuponeun choqued¿rsecuentade que la mayoríaáe los barrios
de chabolasson relativamente
recientes,pero esto quedareflejado en un sinónimofrécuente-"asentamientos
espontáneog,-;e incluso
muchosde ellosaperecenliteraJmente durantela noche.Eiste un casoclásicode asentamiento semeiante
"todo parccía un campamento de gente sin esperanza,de personas que van a ser
fusiladas" (ptág.223),el desenlaceparece que va a cerrarse de forma trágjca:"Andaba
a la deÁva, mirando un rato las olas, otro rato el barranco, cansado de la vida, en
verdad, cansado de todo, mientras lba amaneciendo". Sin embargo, abriendo y
lugares mas amargos y esca4>ados" (páS 207). Sin duda, simboüza \a fuerza
admirable del ser humano desprotegido 9ue, a pesar del sufrimiento y las
este cuento no debena satisfacer a los intelectuales progresistas que tanto lo han
que apareció a las afueras de Lima en diciembre de 1963. No era nada más que una parcela de campo
descubierto el día antes. De pronto se convirtió en una comunidad de 20.000 personasque ocupaban
barracas y refugios en diversas fases de construcción. Éste constifuyó un ejemplo extremo-y dramático,
pero la mayoría de las ocupacionesilegales presentanestos elementos.Primero se produce una repentina
afluencia de gente que ocupa una tierra que no es suya-¡"viviendas ilegales" es otro sinónimo!-.
[.-.] Esto
refleja una creencia campesinamuy extendida en muchaspartes del mundo: que levantar una "casa" entre
la puesta y la salida del sol, en lo que se reconoce como tierra común, otorgaba derecho de posesión". En
s:\libro Metrópolis. Las grandes ciudades del mundo, ed. cit., págs.252-253.
"" Wolfgang A. Luchting, Estudiando o Julio Ramón Nbeyro, ed. cit., pág.202.
"' "Comentario de Julio Ramón Ribeyro" publicado por Luchting en su propio llbro. Ibidem, pág. 208.
La ciudad invisible
299
112sebastián
salazarBondy,
Lima, ra horribre,México,Era, r964,pág.53.
está, a la elite privilegiada, que disponía de recursos para huir hacia las "sierras
nevadas" y las "playas frescas" bág 104). Al final, cuando todo parecíadesembocar
sugeridas a lo largo del cuento, como son las marcas temporales impuestas siempre
por elementos de la naturaleza. La tormenta invade el espacio urbano como una
fuerza mágjca y cósmica que seguro saldtá vencedora en su lucha contra toda fuena
regresapiadosamente a ella para tescatar^ tantas víctimas inocentes. Al igual que los
niños de "Los gallinazos sin plumas" o los protagonistas de "Al pie del acantilado",
Ios personajesde este relato persistenen oponer una resistenciainquebrantableante
la imparable deshumantzacíín. Además, la reconciliación con Ia naturaleza
desterrada,aquellaque se fue con "los eucaliptos" talados,abre el espaciourbano de
la utopía, de modo que la ciudad del futuro se perfila como ciadadinuisiblede
esperanTas.
Como último ejemplo, en "Fénix" (1,962) el protagonista encarn úna
identificación total con los oprimidos y se revela como fuerza vengadora y
como tema esencial de esta narrativa; como ciudad utópica del futuro, invisible pero
La ciudad invisible
301
posible: "Avanzo hacia el agua, sereno al fin, a hundirme en ella, ? cn)zat la selva.
ta/
ue1a con.rl.ruirl¿naciadadf'||3.
En todo autot ltay y "parti pris" decraradou oculto. El mío me parece que
estáimpücito enla mayona-demrs cuentos y pot ffizonesquiás rruis tempel*"rrrul.,
que ideológrcas:inutilidad del combate soütario, poder compulsivo y rnanducativo de
la sociedad dominante, búsquedainfructuosa ae u aicna, de la seguridado de la
l13
EI subrayado esnue$ro.
rla Luis
Fernandovidal, "Ribeyroy los espejosrepetidos",cit., (págs.73-g|),pág.g6.
115 EfrainKristal abundaen eseescepticismóque seconjugaenRibeyrocon la críticasocial,al compararle
con Montaigne,padredel escepticismomoderno,y uno de los escriioresque el peruano aprecióy
itogio:
"El escepticismo moderno,tal comolo señalaHorkheimer,es el de uquuúo,cornotvtonta¡gne y Ribeyro
que reconocenlos resultadosde los cambiosde una época de transicióq sin poder
eiplicarlos-La
diferenciafundamentalentre las üsiones escépticasde Ribeyro y Montaigne,ó d"b" a las distintas
posicionessocialesque ocupan estos escritoresen el proceso de cambic de poder.
Núentrasque
Montaigneperteneceal sectorque acabade adquirirpodereconómico,Ribeyrop"rt"n""" al sectorque
Io
acabade perder'Ambosignoranexactamente por qué. Ahora,a diferencia¿" otro tipo de esceptiiismo,
muchomenosprofundo,de aquellosque se conformarían con su realidad[...] el escepticísmode Ribeyro
no esun conformismoni una sumisión,reconocee identificalos cambiosy-próbt.*ur de su época.
De allí
el aflín por la observacióndel mundo exterior. Pero por otro lado, en Ribeyro se manifiesta
una
incapacidad paraexplicaro comprendersu re¿lidad.De alií la subjetiüdadde sus;uiciosy reflexiones.
El
estilo de Ribeyro dentro de su escepticismoes como el de Mántaigneseñaladopor ÍIorkheimer, .la
descripcióny no la teoría: yo no enseño,narro' [Horkheimer, Max, Teoría crítíco. Barral Editores,
Barcelon41973,p.301". *El narradoren la obrade Julio RamónRibeyro",en Ismaelp. Marquezy
César
Ferreira(eds.),Asediosa Julio RamónRibeyro,Lima PontificiaUniversidadCatólicadel beru,
1996,
págs.144-145.
t'6 Pata
ello sonesencialeslos mecanismosde Ia ironía,comoveremosen el siguientecapítulo.
ideai"11e.
La reflexión de José Cados Mariátegui sobre esta actitud nos parece muy
adecuadapanla explicación dei talante de fubeyro:
ttt JulioRamón
Ribeyro,La cqm sutil,ed.cit., pág.144.
"" JoséCarlosMariátegui,"Pesimismode la realidady optimismodel ideal', enJoséCorlosMariátegui.
Obras,Tomo l, La Haban4Casade las Américas,1982,págs.421424.[Publicadopor primeravez en
Mundtal,Lima,2l de agostode l9Z5l
"' Es eüdente el origen gramscianode esta formulación.La expresiónde Antonio Gramnscies la
siguiente:"Pesimismodel intelecto,optimismode la voluntad'.Del manuscritopóstumode Gramsci,"El
pincipe moderno".Cit. enMarshalBermar¡op. cit., pág. l18.
"u JoséVasconcelos,enJoséCarlosMariátegui,cit. supra, pitg.421.
"' Ibidem,págs.421-422.
La ciudad invisible
303
r22.Latentación
de la memoria"; discurso de presentacióndel primer tomo del Diario personaldel autor
(Lima, Jaime Campodónico, Col. Del Sol Blanco, 1992). La publicación del discursó
aquí urilizada se
encuentraenlsmaelP-MárquezyCésarFerreira(eds.),Asedio,saJulioRamónNbeyro,ed.cit., pág.64.
t"
En s., ensayotitulado "Gustavo Flaubert y el Bovarismo", publicado en La caza satil,
ed. cit., pág. 31.
JoséMartí
vacío interior v la soledad como sentidos inherentes ala forma del desierto -4ue a ia
sobre un tono de fondo ineluctable: el que modela al "hombre cuya vida carece de
palabrasdel escritor, "la tonalidad de frustración, de chasco está tan presente en mis
cuentos como en mis diarios"T. Quizá el siguiente fragmento de l-,osgeniecillos
dnninicalessea uno de los más representativos, en la nanaúva de Ribeyro, en lo
referente a Ia cteación de este teatro urbano de una multitud triste, uniforme y
anodina:
'
Edgar Allan Poq "El hombre de la multitud", Julio Cortáaar (trad.), Cuentos, 1, Madrid. Alianza
Editorial, 1998.
" Antonio zárate Martíq EI espacio interior de la ciudad,Madrid, síntesis, 1991, pág- 13.
5
José Ortega y Gasset,Ia reietión de losmasas,Barcelona, Círculo de Lectores, tSeS, pttg.lt.
" Jorge J. Monteleone, "Baldomero Fernández Moreno, poeta caminante", Cuadernos
Hi spanoamericano s, no 429 (marzo I 986), pág. 86.
'
En el libro de entrevistas de Jorge Coaguila, Ribeyro. La palabra inmortal (entrevistas con Jorge
Coaguila), Lima" Jaime Campodónico, 1996, pág. 49
-I'eatfo
r.ubanO
307
Facilidad con que puedo sentir un estado de ánimo ajeno, de la forma como
me posesiono de mis personaies (), en oras palabus, de la fomra como e1los me
poseen. Frente a nú, en el café Petrt Cluny donde escribía, había un espejo. Me
so¡prendí haciendo muecas de cólerz, de asco, de fdo, según el curso de lo que
escribía. Los mozos me miraban. La anécdota de Flaubert sintiendo el sabor del
arsénico cuando moría Madame Bovary me parece ve¡ídica. La potencia creadora
reside, creo, en la capacidad de irnpresionarse con estímulos imaginariosll.
nace ese título -tan ribeyriano- que da nombre a la colección de ios cuentos
de/nuda. fubeyro, altguaJque sus personajes,es el mudo que sólo se expresa a través
exact^ de su personalidad, puesto que "la verdadera obra -en sus palabras- debe
Teatro urbano
309
...Debemos admitir que los personajes marginales son literariarnente rrrás interesantes
que los integrados. Ellos esrán marcados por un desúno tág1co
¿Y cómo escribir
aderrrássobre Perú sin hablar de marginalidad? Todos somos r¡rás o menos out-siders.
Sea desde el punto de vista político, social, económico, sexual, etc. Una sociedad que
no ha logrado aún su síntesis es ufla yuxtaposición de marginadosl8.
16"Fn
algunamedida,Ribeyroesmarginala la actualliteraturahispanoamericana: no participa,al menos,
de las aventurasformales (por lo demásya codificadas)y ña preferido manteneruna narración
impersonal,casi tenue,de hablaasordinada,y de estructurano evidente".Julio Orreg4 Crítica de la
preguntapor el Peruen u literaturq,México,F.C.E.,l9gg, pág.1gl.
iqelridad In
" JasonWeiss, "Entrevistaa Julio Ramón Ribeyro", cit. supra, págs. lit-il2. Ismael p. Márquez
comentala noción de marginalidadcomoconceptoexplicativode la-liieraturade Ribeyro:"El corolario
que se desprende de su peculiarapreciaciónde la vida es el conceptode la marginalidaáentendidacomo
actitud volitiva y personalque se manifiestano sólo en la posicióndel autoiante su propio quehacer
literario dentro del concierto de autoreshispanoamericanos, sino en su particulai visión de las
institucioneshumanasy del individuoalienadopor y antela sociedad.Así, los personajes quepueblansu
obra son 'los privadosde la palabra,los marginados, los condenados a una existenciasin sintoníay sin
voz' (cit. Estudiandol8). Sintomáticamente, Ribeyroha tituladosu colecciónde cuentosmáslograáaLa
palabra del ruudo.Estosseres,cadauno dentrode susestratossocialeslimitantes,sienten,actúan,y se
expresanen funciónde la ideologíadel autory al hacerlo,ésteseñala,'les he restituidoestehálitonegado
y les he permitidomodularsusanhelos,susarrebatosy susangustias"'.Ismaelp. Miírquez,*Cambiode
guardia'.escepticismo, marginalidady violencia",en IsmaelP. Márquezy CésarFeneiia (eds.),Asedios
lJulio Ramón Ribeyro, Lima, PontificiaUniversidadCatólicadef perú, 1996, págs.z)t-zls. enget
Esteban,en su "Introducción"a la antologíade cuentosde Ribeyropublicadaen Ma-drid,EspasaCalpe,
1998,señalaa esterespecto:"estacondiciónmarginalse delatano solo en los cuentos,las novelaso su
prosa filosófica, tambiénen sus declaraciones acercadel arte, de la misma sociedade incluso de su
actitud vital. [...] Es un marginado,un exiliado (fisica y existencialmente hablando)que escribepor
p.lacer..."(pág.aa)
'"
Julio Ramón Ribeyro (entrevista),El Comercio,2, II\, 1975. Cit. en Isolina RodríguezConde,
Aproximacionesq Iq narrqtivq de Julio RamónRibeyro,ed.cit., pág.232.
Ballesta como "héroe de los nuevos tiempos, símbolo de toda una época como ser
caida cotidiana. Td, vez sea la definición que Ramón Gómez de la Serna nos ofrece
ribeyriano:"EI charktismo
es algo así como el baile de un hombre solo en rnedio de
las vanidades v las fiestas engoladasdei mundo"21. Sin duda, personajescomo los
ie
Augusto Tamayo Vargas, Literatura peruqnq II,Lima, Peisa. 1993, pág. 891. En la misma pági;na
añade: "Aunque no lo ha señalado la crítica, creo que habría la posibilidad de estudiar una vinculación
con ese género de película a lo Chaplin, quien nos mostró en "La quimera del oro" ('En pos del oro" fue
su primer título en castellano) al auténtico marginado, con un mundo de ilusiones que convierte los
cordones de los zapatos en tallarines; y donde habrá alguna muchacha que el personajecentral cree está
enamoradade é1, hasta que llega la desilusión mayor, despuésde haber tenido otros sucesivos fracasos.
No es que la relación sea completa, pero si puede dar margen a comparacionesque seríande utilidad para
comprender el carácter de un sector de la narrativa de Ribeyro. Se ha señaladosí, y tiene conexión con lo
expuesto, la tecnica de un realismo particular, inmediato, que encierra un mundo de ilusión, de juego, de
símbolos, con una frustración evidente. El lenguaje es sincero, ya que encontramos una reiteración del
'esto
autor al decirnos claramente: es lo que he contado'. Una exposición realista que lleva consigo una
carga de ilusión, con ciefto velo poético que cubre lafazde los desposeídos,de los fracasados".
20
Juan Cano Ballesta, Literatura y lecnología. las letros españolasante la revohtción industriol (1900-
pág. 17.
!?SS), Madrid, Orígenes,1981,
" Ramón Gómez de la Serna,"Chadotismo", en Ismos, Buenos Aires, Poseidíry 1947, pág. 258.
22
El análisis de este relato se encuentra enlapág.425.
extraviado que tropezaba con todo y comenzó a" t^ntear la vida con un bastón
blanco de ciego"2:.
artículo sobre I-a tierraprometidade Angell, en tanto que la pérdida del eiemento
sorpresivo, inherente a Ia indivtdualidad del ser humano, reduce 7a nanaitón ^ un
seriede accionesprevistas:
Los personajes de A-ngell ni nos corunueverl ni nos uritan. Mala señal: son
demasiado convencionales. Los móviles que los hacen actua¡ son siempre demasiado
inmediatos, demasiado claros. Pegan cuando esrán furiosos, se contienen cuando
tienen miedo. A nuestro entender, el hombre es muchísi¡no nús cornplejo. Lo
adnúrable del hombre es que su conducta es sienrpre rmprer.isibie. Desde que Angell
presenta a un patrón de restaurante, a un comisario o a un mayorista, sabemos que los
hará irremisiblemente mezquinos y que de ellos no cabe esperar nada bueno. En
23
Ramón Gómez de la Serna,"Charlotismo", cit. supra, pág.268.
""Aproximaciones a lo narrativa de Julio Romón Nbeyro, ed. cit., pág. 300.
" Mario Benedetti, "Subdesarrollo y letras de osadía'(1968), en El ejercicio del criterio, Madrid,
Alfaguara, 1995, pá9. 36.
'featro
urbano 313
consecuencia
no nos sorprenden, nuestrointerésclisrninuye,
corroboranel arquetipo
perono encamanel tipo. Y la novelaestáconstinrida
esencialmente
de ttpor?6.
en una marginalidad por la que, en palabrasde Alejandro Losada, "no son tratados
en lo que difieren del resto de los hombres, sino en cuanto son paraügmas de su
los personajes:
apertura del espacio urbano hacia la utopía, sólo en contadas ocasiones el personaje
logra salvar el imponente muro de la derrota2e:
'u
Julio Ramón Ribeyro, "En torno a una polémica. Crítica literaria y novela", en Lq cam sutil, ed. út.,
Ws oe.
''AlejandroLosada,"La creacióncomo existenciamarginaly el subjetivismonegativo",en Creacióny
prmis. La producción literaria como prmis sociql en Hispanoaméricay el Perú, Lima, Universidad
NacionalMayorde SanMarcos,l976,Lima,1976,pá9.85.
28
WashingfonDelgado,"Fantasíay realidaden la obrade Ribeyro",prólogoa Julio RamónRibeyro,Ic
palabra del mudo,Lima,Milla Batres,1972,pá9.)o.fi.
t'
Ta¡rtoen este capítulocomo en el titulado "La ciudadeuropea:reencuentroy desmitificación",se
analizaránejemplosexplicativosen estesentido.
30
Declaracionesde Julio Ramón Ribeyro en Giovanna Minardi, "Conversando con Julio Ramón Ribeyro,
ganador Cel Premio Juan Rulfo de Literatura Latinoameric ana 1994", AIba de América, vol. 13, n" 24-25,
(Julio 1995), Costa Ric4 Editorial Universitaria Centroamericana-EDUCA-, págs. 441-442.
''
Alfredo Bryce Echenique, en los artículos reunidos bajo el título "Ver, oir, lóeiperu", y en concreto en
el titulado "Los díasy las genteJ', comentaa propósitode estacrisis de identidaddel pueblo peruano:"El
Peru es hoy un país que no se reconocea sí mismo, que no se ha reconciliadocon su propio destino,la
gente vive, todavía, un trauma de decisiórq de disyunción. En este sentido, esta crisis de identidad
significa una crisis moral, una crisis de visión, de concesión y de conducta. Si hay algún aparenre
consensoen el país, es que vivimos una de las más agudascrisis de nuestrahistoria republicana...".
Alfredo Bryce Echenique, .4 trancas y barranrcas,Madrid, Espasacalpe, 1996, (págs. 75-[14, pág. 76.
[Publicado en EI país, del26 al30 de marzo de 1990, con e[ título "Viaje al interior del peru;'] En otro
artículo, titulado "Peru, la violencia nuestra de todos los días", publicado por primera vez en Cloves de la
Razón Práctica, 2I de abril, págs. 17-21, Alfredo Bryce realiza un análisis sobre el trauma de la
modernización que ha socavadolas basesde la sociedadperuana,y que ha producido como respuestaa la
transición "de una sociedadtradicional y cerrada a otra modernay abierta", la "violenoia' y la "sinrazón".
Ibidem,págs.119-130.
Teatro urbano
315
32
En La tentación delfracaso, III..., cit., pág.62.
" E. Alfaro, "Desencantadospersonajesi"-Riu"yro", Ia crónica,Lima, no 15,
vI, lg7g. cít. en Isolina
Rodríguez Conde, op. cit., pág. 3O2.
"" Cit' en Alfredo Bryce Echenique, "El Peru y las medidas de la realidad",
en A tranca; y barrancas, ed.
cit., pá.g.132.
significativos en este sentido, dado que las historias que en ellos se desarrollan
seno de la clase alta y la incapacidad pala cambiar las circunstancias en "De color
modesto" (1'961)y "La piel de un indio no cuesta c^to" (196r); o la evolución
descendente de las antiguas elites aristocráticas en cuentos como "El marqués y los
gardanes" (L977), "EI ropero, los viejos y la muerte" (1972) o "El polvo del saber"
(1e74).
donde de pequeño recogía bolas, aunque parece que los medios para conseguirlo
apuntan a servicios de enlace entre los socios del club y sus secretos placeres.De
este modo, Ribeyro esta uüzando ese procedimiento apuntado por Ángel Esteban
universo oficial, fascinado por la teórica seguridad y la comodidad de una vida mejor
^featro
urbano
317
Por otra p^rte, el cuento puede dividrrse en tres partes, frjadas por la relación
inversa entre padre e hiio: mientras que en el club de tenis (primera parte),el
padre
se siente intimidado y empequeñecido al lado de su hijo, en la segundaparte,
cuando
arrúgada idenudad3t y t" revela como "personificación de una cultura, del estilo de
con una capacidad de avenfura que 1o demuestra libre de los códigos a rravés de la
mestizo con aires de dandi" bág. 140). La vivencia del desarraigo,hasta el momento
üsfrazado, impulsa la reconciliación con aquel padre que ahora se presenta ante sus
ojos con una aureoia misteriosa de magiiay poder, y que se acrecienta en aquella
atnnósferaimpregnada pot su revoltosa simpatía, el alcohol y ei jolgorio. Es así
como Luciano se decide a llevárselo de nuevo al club y presentárselo a todos sus
amigos,porque "Un padre como ésteno se ve todos los días" (pág. MZ):
s'can
tando'
seranzaron
porras
.ffi::: lHj;r;."";:H[ :ffi.l "ü:r:\'fr;do
amigos deIa"creniÍd';
En un rincón, Luciano asistía muclo a esta escena. Sus ojos animados, en lugar
de posarse en su paclre, viajaban por los rostros de sus amigos. La atención que en
ellos leía, el regocijo, la sorpresa, eran los signos cle la existencia paterna: en ellos
terminaba su orfandad. Ese hombre de gran quijada lampiña, que él había clurante
tantos años odiado y olvidado, adcpriría ahora tan opulenta realidad, clue él se
considetaba como una tolpe excrecencia suya, corllo una dádila de su naturaleza.
(pás.143)
(png. 144). La humillación púbüca que siente Luciano ante tal revelación, junto a la
desfachatez delpadre que oculta su culpabilidad (su madre se veía obügada ahacetlo
pensar: '?arece que me miro en un espejo" (pág. 145). Sin duda porque en ellos
encuentra sus propias raíces.
vencido y, por tanto, corta las últimas raíces que le unían al mundo de sus orígenes.
Como ha escrito James Higgins, "en última instancia, 1o que é1está borrando es lo
su origen, y puesto que sabe que en aquel mundo de la cremitanunca podtá ser un
at
Op.cit.,pág.59.
o'
Jrrlio Ramón Ribeyro, Los geniecillos dominicales, ed. cit., pág.25.
funcionar en este relato como identificativo que permite ahondar el sentido del
Fue sólo Roberto el que sacóde todo esto una enseñanz veraz y tajante:o
o nada. ¿De qué le valía ser un blanquito más si había tantos blanquitos
Y"!g^"
fanfarrones,desesperados, indolentesy vencidosi iFrabr.un estadosuperior,habitado
por seresque planeabansin macularsesobre la ciudad gfls y a quienesse cedía sin
peleaslos rnejoresfrutos de la úeua. (pag. 455)
Teatro urbano
321
j"#;*:"J3¿.,11j.an"..:ni'"Ltxfi
u"or,n.lr!1i:HL:Hfr :T:;T;
su ascensiónvertiginosatuiciala naclafue perdiendoin cada etapa
una sfaba de su
nombre.(pá9. asZ)
se habían dado cita todos los lÁpez y Cabanillas del mundo, asiáticos, árabes, aztecas
[...] ejemplares de toda procedencia, lengua, tazay ptgmentación y que tenían sólo en
común el querer vivir como un yanqui, después de habede cedido su alma y haber
intentado usu{par su apariencia. La ciudad los toleraba uflos lneses,
cornplacientemente, mientras absorbía sus dólares ahorrados. Luego, como por un
tubo, los dirigía hacia el mecanismo de la expulsión. (pág. 459)
Ribeyro est^ trazando ese "movimiento centrífugo" del que habla Fernando Ainsa
en su iibro I-¿s buscadnres
de la utopía, Que resulta ser oüa fallida búsqueda del
"templo" del personajelatinoamericano.En otros cuentos como "La juventud en la
otta ttbera", dicho movimiento repite el etemo peregrinaje de latinoamericanos a
París, en contraste con ese "movimiento centrípeto" hacia eI conzón del peru
aT.Cambio
socialy constantes humanas..., cit., pág.l l3.
" J9.g" Campos,"El mundoperuanode Julio RamónRibeyro",en "Dos narradoresperuanos",jrcato,
Madrid,Septiembre 1983,pág.2.
*'
Como bien ha notado Isolina RodríguezConde, Ia problemáticaplanteadarecuerda"ese trabajo
modularde la sociedadperuanaque es el 'Punto de üsia antiimperiaiista'de JoséCarlosMariátegui
(incluido_en el u,olumenldeologíny política, deEmpresaEditor Amauta)',.En op. cit.,pág. l g5.
'" Efraín
Kristal, "El narradoren la obrade JulioRamónRibeyro",enAsediosiJulio RamónRibeyro, eA.
cit., pítg. 148. fPublicadopor primeravez en \a Revistade Crítica Literaria Inünoamericana,n" 20
(1984),págs.155-1691
f'eatro urbano
323
"'Es la huida hacia los Estados Unidos la que asume la variante rrrás traumátrca de la
identidad latinoamericana. I-a esencia .onfli.ur'" y opuesta de las ci'u'üzacio'es
estadounidenses y latina ha impediclo, hasta ahora,'relaciones 'annónicas"
entre los
extremos del hemisferio. Los personajes Laúnoamericanosen los
'extraños' Estaclos Urudos han
sido siempre y extranjeros que han visto agravaclas sus conclicio¿es de
'alienados'
en el origen52.
tl
Estetema se encuentraanalizadoen el último epigrafede estetrabajo,titulado .'por
los senderosdel
arte...",pág.531
" FernandoAinsa,Ios buscadores de la utopía,Caracas,Monte Ávila Editores, 1977,págs.154-155.A
esterespecto,Ainsa destacaque si bien estaabiertacontradicciónha permitiáo profuro-s
ensayos,sin
embargo. apenasha producidoobrasde ficciónrelevantes. Destaca**o óbru, qu" hunlogradomarcaren
toda su dramaticidadesafractura,los relatosde EnriqueAndersonImbert,en
eipecialoslurecimientoen
y I'a sandía,o las novelasde FernandoAlegría, entrelas que destaca
Y:::,YO Améritut,Amériktm,
AMCTIKKKN
53
Antonio Merino recuerdala suplantación de la supremacía europeapor la norteamericana en América
Latinaa partirde la I GuerraMundial(1914-1918), iuando "tantolos paíseseuropeos comolos Estados
Unidos empiezana restablecersuseconomías,y es en AméricaLatina dondela
tutela norteamericana
reflejarálas transformaciones que se veníanoperandoen las estructuraseconómicas, políticasy sociales
del nuevocontinente.Entrela "gran guerra"y la depresiottde 1929,la influencia
económicaseráde tal
magritud que en pocosaños los paisesdel Pacífióo,Brasil, Uruguayy Argentina
verán desplazarel
clásico intervencionismoeuropeo(sobretodo.el británico) hacia-losnuevos
mercadosdel Norte vía
Canal de Panamá".En la introducción a su edición de César Vallejo. poesía completa
Akal. 1998. ltesa¡, Madrid,
teóricos del humorismo; "/a gracia abrillanta /as ideas,las adorna, las hace amar, las
adhiere a la memoda, vierte sobre elias una luz que las hace más asequiblesy
claras"54.
0",,"*#.1^,i"JT;,n"?:,ffi*T:::'.:"rff
l'""'#ff
J
huaico y lo convirtierapara siempre, digamos, en un portero de banco o en un chofer
"1T^HJ:ff
de colectivo. Tuvo que empezar por matar al peruano que había en él y por coger algo
de cadagnngo que conoció. (pá9. 452)
Esta etapa de su plan fue preciosa. Por lo pronto confirmó que los gringos se
distrnguían por una trr;lnera especial de vestir que él calificó, a su mal,reta,de deportiva,
confortable y poco convencional. Fue por ello uno de los pdmeros en descubrir las
ventaias de los blue-jeans, el aire vaquero y varonil de las anchas coffeas de cuero
rematadas por gnresas hebillas, la comodid¿d de los zap tos de lona blanca y suela de
(págs. 455-466)
¡ebe...
escritor sustifuye el humor por la ironía mordaz, más concomitante con la buda
puede sentirse de manera especialen los siguientes fr4gmentos, en los que el escritor
rnuestra cierta compasión hacia su personaje, y todo ello a través de ese humor del
5aWenceslao
Fernández-Flórez,
"Discursode ingresoen la Real Academid',f,rLnuario
de la Academia,
1945, págs. 10-151,en los vanguardistas españoles1925-1935,Ramón Buckley y John Crispin
(seleccióny comentarios),
Madrid, Nianza,1973(págs.316-322),pétg.32I. El zubrayadoesdel autor.
55Ramón
Gómezde la Serna,"Humorismo",enlsmos,ed.cit. @egs.1SZ-ZsZ),pirg.itt.
56Wenceslao
Fernández-Fl
6rez, cit., páry.3ZZ.
Teatro urbano
JZJ
s7
lvf Teresa pérez, cit., pág.66
Cuentoedifcanle.reguido
de brervcolojín,delata ese tipo de humor iradiador de ideas
críticas, pero que en ningún momento se propone corregir, enseñars8,o proponer
soluciones:pues tiene ese dejo de ^rn tgúta del escéptico que cree que todo es un
poco inútilse. Ya en la introducción a la reedición de I¿. palabra del mutlo, en la
enumeración de preceptos con la que Ribeyro esbozabauna poética del cuento -en
su opinión "formulada implícitamente" en sus relatos- determina: "El cuento debe
(1961). Estos relatos invierten el proceso de 'T.as botellas y los hombres" en tanto
Teatro urbano
327
-i)_1o,
¿quéhacesaquí,hombre?,Un aftistacomo ru... (pag. 195)
-¿Ya habrásterminaclotu carrera?
-No. La dejé-respondió ftancamenteAlfredo.
-¿Estás trabajandoen algún sitio?
-No.
r '..J
¡
t.
- Pero, entonces,
¿a qué te dedicas? -preguntó Corina.
-Pinto.
-Pero...¿deesosepuedevivir?
[...]
-No séa qué le llamaúusted vivir -Dijo Alftedo- yo
sobrevivo.al menos.
A su alrededorse creó un silencioligeramentedecepcionad".(pags. 1,96,197)
en que aparecen"los ojos de los pobres" -"ár'idos ojos [...] al margen delaalegría"
(R-ibeyro, pág. 195)-: "Enfrente de nosotros, en la calzada, estaba plantado un
hombre de unos cuarentaaños, de rostro cansado,barba canosa;llevaba de la mano
con matices distintos según Ia edad"62.Como los ojos de los pobres que se asoman
"' En La tentación del fracaso, 1..., cit., pág. l2l. Este proyecto se concretó en las Prosas apátridas,
donde Ribeyro hace explícita, en su "Nota del autor", la necesariacoluntura con el poeta francés: "No
oculto que al tomar esta decisión [a de reunir textos dispersosque no se ajustan a ningún género] tuve
presente Le spleen de Paris de Baudelaire. No por una emulación pretenciosa, sino por el carácter
relativamente "disparate" del conjunto y por tratarsede un libro, como dice el poeta en su dedicatoria, que
es "d lafois téte et queue, alternativement et réciproquement" y que puede leerseen consecuenciapor el
comienzo, por el medio o por el fin. A parte de ello, la mayor parte de los textos han sido escritosen París
y, como en la obra del autor de Lesfleurs du mal, esta ciudad figura nominalmente o como telón de fondo
en muchosde estosfragmentos".Ed. cit., págs.9-10.
"' Charles Baudelaire, "Los ojos de los pobrel' (1864) Baudeloire. Pequeños poemas en prosa,
Barcelona, A. Verjat Massmann (ed.), Bosct¡ 1975, págs.237-239.
Teatro urbano
329
Ante tal tevelación los personajes sufren una crisis de conciencia que les
obliga a reaccionar. Es en este momento cuando el personaje de Baudelaire
toma
conciencia de la desigualdad,y se avergüenz^ por su claudicación ante tal injusucia:
voluntariamente se automargina:
"las cinco copas de ron lo frivoliz aban lo suficiente como para respo nder
a la
andanadade preguntas estupidas,' (ptág.I 96).
" Ibid"*,pág.239.
resto de invitados, nuestro protagonista siente que en cada gesto, en cada pilabra y
en cada acto,la soledad le arrincona progresivamente:
El vacío comenzó. [...] Alfiedo se dio cuenta de que allí también sobraba.
Poco a poco, pretextando mirar los cuadros, se fue alejando del g{upo, se tropezó con
un cenicero [...]. Volvió a mirarse en el espejo. Un rnechón cle pelo había caído sobre
su ftente. Sus ojos lu,bízn envejecido aún rruís. (prgr. 197 -198)
d.,.u.,dl*f,
11""Í".ff;,il:i:"1':',fl
:::::J'T,T":T,J3::""ft
,,fT:,:1:
escaleras,cerca de la puerta que daba al oficio. El ron le quemaba las entrañas. (pág.
1e8)
64
Op. cit.,pág.39.
'Ieatro
urbano 337
Vio las primeras car¿s de las lindas muchachas miraflorinas, las chornpas
elegantes de los apuestos muchachos, los carrc¡s de las ths, los autobuses que
descarga.banpandillas de iuventud, todo ese nrundo despreocupado, bullanguero,
triunfante, irresponsable y despótico calificador. Y conro si se internara en un rn¿r
embravecido, todo su coraje se desr.zneció de un golpe. G,á8. 203)
palabtas del policía ("Con una persona de cobr mndestrno se viene a estas horas a
clase social atavés del tinte irónico que impregna cad^ una de sus manifestaciones,
uno de sus actos aIo latgo del cuento, rea6ffmala no-identidad del desclasado,que
no es c paz de mantener una actitud firme ante la vida, aceptando todas sus
ut
James Higgins insiste en este aspecto: "hay una reiación entre su fracaso personal y su fracaso
económico, en cuanto se insinúa que la timidez que lo incapacita para el trato social es la otra cara de la
falta de confianza y agresividad que le impide hacerse valer en la lucha por la vida. [...] Alfredo
representaesos sectoresde la burguesía que han venido a menos porque han perdido la capacidad para
competir [...] marginado de su clase de origen por temperamento y por circunstancias económicas,
Alfredo ha querido forjarse una nueva identidad adoptando la persona del artista disidente. Pero su
presencia en la fiesta indica que le falta el valor moral para independizarsey asumir plenamente esa
los símbolos del éxito imprescindibles para ser aceptado. Se automargina de esa
sociedad que considera superficiaJ,banal e injusta, pero sin embargo no puede evttar
que aflore en su comportamiento su imborrable formación burguesa,especialmente
notable en el tratamiento de la sin'ienta. Al uztar este aspecto, la cnttca coincide en
señalarel egoísmo de Alfredo, quien uúhza aIa chtca según su capricho y finalmente
permite que se aJeje"cabizbaja, acaÁciando con su mano el borde áspero del
patapeto" (pág.20a)66.
En suma, tenemos en "De color modesto" uri nuevo modelo del desclasado,
también escindido entre dos mundos irreconcüables, que ante el pavor c1esu íntima
injusticia, también por un morivo :r.acial,y que es r,'encido finalmente por las
nueva identidad, y sus intentos de conseguir una pareja sugieren que lo que realmente deseaes integrarse
a la clase que pretendehaber repudiado". Combio social y constanteshumanas....,ed. cit., págs.4l-42.
oo
Véase James Higgi ns, ibidem, pág. 43, Isolina Rodriguez Conde, Aproximaciones a ia-narrativq de
Julio Ramón Ribeyro, ed. cit., pá8. 96, Wolfgang A. Luchting, Julio Romón Ribeyro y xts dobles, ed. cit.,
yá9. 51, y del mismo autor,Estudiando a Julio Ramón Ribeyro, ed. cit., pág.339.
"' Antonio Cornejo Polar, "Los geniecillos dominicales: sus fortunas y adversidades',.en La novela
peruana. Siete estudios, Lima, Horizonte, 1977,págs. 152-153.
Teatro urbano
JJJ
toven arqutecto casado con Dora, una muier que perten ece a la nueva burguesía
emergente, fría y calculadoraó8. Ambos poseen una casa de campo en las cercanías
del Contry Club, del que el tío de Dora es presidente,y donde
se reúne ..gentechic,
de posición, de influencia" (pág. 155). Miguel tiene bajo
su protección a un
muchacho indio, al que trata d'einstruir con el af6n altruista
de proporcionarle un
futuro mejor. Tenemos por tanto un nuevo modelo social, ..un
nuevo trpo de
burgués de espíritu liberal',óe:
ut
Antonio Merino explicaesteprocesode cambioapuntandohaciala emergencia
de elementossociales,
políticos y económicosque determinanla nueva idiosincrasiadel peru
moderno,e incidiendoen la
creciente influencia de Estados Unidos: "En el Peru, modernizacióny
expansión del capital
norteamericano van a ser los soportesde una nueva¡ealidad que bajo el récién'inauguraoo
golpistade AugustoB. Leguía(1919-1930)representarán régimen
el desmántelamiento del viejo ordencivilista(y
por.endedela oligarquía)con la miradapuestaen las exigenciasde la
nuevaburguesiay de los sectores
medios, los cualesvieron en el nuevo régimen una cápitalizaciónde sus inlereses,
cada vez más
enraizadoscon el propio capital norteamericano, que les proporcionaba los recursoséconómicospara
'Ctour,
lograr suspropósitos".En op. cit., páry.8[VéaseJuiio cotllr, estadoy nación en el peru, Lim'
InstitutodeEstudiosPeruanos,197g,pág.Ig6l
6eJames
Higgins,op. cit., pág.69.
Mrguel abrió el sobre. I{abia un cheque al portador por cinco mil soles y un
papel con Llnas cuantas líneas: "La dirección del club ha hecho esta colecta para
eflterrar al muchacho. ¿Podrías entregade esto a su familia?"
@á8. 1,61)70
ideales que Miguel sostiene a 1o largo del cuento ) rrrarc^la íntima contradicción que,
como una fisura insalvabie, con{tna al prot4gonista al espacio vacío de los
desclasados.Ribeyro subraya esta escisión mediante la configunción tipológica de
los pefsonales.
Por una parte, Dora se presenta desde un principio como una mujer
70
Alfredo Bryce Echenique, en su artículo "Niños de Lima" nos presentauna trama bien parecida, que
nos parece convenientereproducir aquí por la coincidencia temática: "Yo era un niño, Lima no alcanzaba
aún el millón de habitantes, y casi todos nos conocíamos o sabíamospermaneceren nuestro lugar. Mi
abuelo materno, por ejemplo, tenía sus doce mendigos de los domingos, y despuésde la misa me llevaba
a verlo practicar la caridad, acompañadopor su chófer. Pero un domingo apareció un pobre más en la
cola. Sorprendido, mi abuelo interrogó al chófer y éste le respondió: "No, señor, este pobre no es suyo."
Se trataba, pues, de un etror y se procedió a cerar el monedero.
Pasaron varias décadasy otro pariente muy querido atropelló a un cholito en una autopista. La
muerte del niño fue inmediata. Yo tenía que almorzar con un gran amigo de infancia, pero me excusé,
explicándole lo que había ocurrido. "¡Felicita a tu pariente! -exclamó mi amigo, agregando-:
¡Un indio
menos en Lima!" Despuésresultó que el niño era uno más como millones en esta ciudad: hijo de padre
desconocido, y su madre carecía de documentos de identidad. Gracias a Dios que mi pariente no
sucumbió a la tentación legal qu: le puso en bandeja un hábil consejero. "simple y llanaménte, no has
matado a nadie." En A trancqs y banancas, ed. cit., pág. 32. En el citado artículo de Alfredo Bryce
Echenique, "Peru: la violencia nuestra de todos los días", el escritor realiza un análisis de la "realiáad
socio-racialdel Peru", señalandoque "el racismoy el resentimientosocial se mezclany confundenen una
sociedad que, sin embargo, ha rechazado siempre cualquier forma de apartheid en el terreno jurídico-
institucional. Y creo que nadie podría negar hasta qué punto existe una profunda indiofobia entre las
clases altas y medias del Peru", ibidem, pág. 120. Por su parte, José María fuguedas incide en esta
"indiofobia" en sus novelas, con fragmentos tan parangonablesa los de Ribeyro y Bryce Echenique como
el siguiente. "Nunca, nunca en la capital se había matado en las calles. Hasta la pequeña ciudad sóto
llegaban las noticias de los "escarmientos" que la "tropa" hacía entre los indios. Se decía que habían
matado a cinco, a diez, hasta cincuenta. Y la noticia era recibida como si esos muertos fuiran gente
extraña."Indios, pues". ¿Qué importaba?La pequeñaciudad señorial, rodeadade barrios de mestizoso de
vecinos "blancos" pobres, no sentía ninguna clase de vínculo con esos indios, ni siquiera con los que
habitaban los seis ayllus que circundabana la ciudad, y que se le iban acercando cadaiez más". Los ríos
profundos, Madrid, AIiama, 1982.
T'eatrourbano
335
71
charlesBaudelaire,"Los ojos de los pobref', en Baudelaire,Pequeños
poemasenprosa,ed. cit., pág.
239.
'j-l*t^
Esteban(ed.), "Introducción"a Julio RamónRibeyro,Cuentos.Antología,ed.
cit., 199g,pág.
55.
7-3"Op.ctt.,pág.71.
'"
Julio RamónRibeyro,Fin de semana,en Teatro,Lima, InstitutoNacionalde Cultura, 1975,págs.107-
l5l.
75
Eduardo Hopkins R., "El teatro de Julio Ramón Ribeyro", Revista de Crítica Literariq
I'atinoqmericanq,Berkeley,Universidadde California, 10,20 (1984), pág. 143.WolfgangA. Luchting
también comentaFin de sematu: "En el fondo, la trama circunstancialle sirve pira demostrar
principalmentecómo funcionanalgunasde las presionesy ciertosmecanismos que empleala sociedad
peruanapudientey establecidaparaperpetuarseen el podery encubrirsu comrpción".En "El Teatrode
JulioRamónRibeyro",Hispamérica:Revistade Literatura,Gaithersburg,K,lggz, pag.95.
Teatro urbano
JJI
u¡u'ao,,3T,i1ff"Ífi111""il'trtr^U::
ostentosa'
*ffiñ#:Ír;Hff:i,i"Hfií
quergnorabalos hábitosantiguosde cortesaníu
y á" p*\¡ qu" n*¿¿.*u
ube vocingleray sin alma,de la cualsesentíantidículamenteorgullosos
. 1p,ftg.+ZZ¡
76
Ángel Esteban, en el epígrafe de su introducción "Cambios socialesy
marginalidad,,, comenta: ..Desde
su primera narración, publicada en 1952 hasta la última, cuarentaaños
más tú0", Ril"yro ha dado cuenta
de las sucesivastransformacionesde la sociedadperuana, atendiendo
a los cambios experimentadosen la
ciudad, a las nuevas clases medias emergentesja burgúesía adinerada
o nuevos ricos-, al ocaso de las
antiguas burguesías criollas e incluso a los problemaslropios de los indígenas
(cholos o chinos) y los
negros o zambos". Op. cit., págs.40-41.
ia vieia y mantáúca, altaner4 burguesía aristocrática, ala que sucede en el mando cie
del mismo modo que en este cuento "dos grupos se enfrentan desigualmente:uno
Los "nombres sin alcurnia" constituyen esa nueva ciase burguesa que hemos
visto representada en cuentos como "La piel de un indio no cuesta caro,,) que
creación ltterutia de esta nueva sociedad, que completa a través de los cuentos el
sentido del desclasamientoafectando a todos sus sectores:"Los antiguos limeños
sienten que un pasado glorioso, inalterable hasta entonces, se les escapa de las
manos, y con él un statusde privilegio que se añor , mientras que los advenedizos,
" Amancio Sabugo, "La narrativa de Julio Ramón Ribeyro", Cuqdemos Hispanoamericanos,
no 406
(1984), Madrid, pág. 164.
'o
Julio Ortega, "Los cuentosde Ribeyro,', cit., pág. I39.
''
El subrayadoes del autor.
t0
Ángel Eiteban, "Introducción" a Julio Ramón Ribeyro, cuentos. Antología,ed. cit., pág. 41.
Teatro urbano
339
n".,"'0ii'1il::1,'#T#;ryH,T::il::rfi
conservaba
:ififf;":":i,a;:Tffi::;r
de la opulenciacolonial,apartedelápe[ido,su funclos*eñZ,h
residencia
deLimaI, un ranchoenMiraflores.(pag. a67)
8¡ Ramón
Gómezde la-Serna,Nostalgiasde Madrid,Madrid, i956. cito por la
antologíade textosde
Gómezde la Sema,tiruladaDescabrimiento de Madríd, TomásBorrás1ed.),vtadria, Cáiedra,l993,pág.
82.11tt9o
Bryce Echeniquedefine así a estaclasesocial:"esa vie-iaoligarquía
criolla que, si algo ha
sabidohacersiemprebieq ha sido pactar,y cambiarla fachada*ur
nun* el interior,,.En su artículo..La
capitaly el_caos",
A trancasy barrancas,ed.cit., (pá.6rs.
136-Ia4, pág.137.
o'
JamesHiggins,op. cit.,pág.107.
Las Grandes liamilias han sido astutas, hay que reconocedo. A diferencia de
las confunnces oligarcluías de otras naciones no han tardado en cambiar, cuanclo fue
preciso y en la región que lo exigió (la Costa es casi capitalista e industtial; la Sierm
peLrrraneceaun feudal), de fuentes cle poder y nquezag4.
H:€0 un par de viajes a Europa para visitat museos, besade la mano a algarn
duquesa y comprarse calcetines ingleses. A cadauno de sa rsgr€slsencottróLina nÁ
fea,
suaal plebelé5. Cua¡rdo avistó los primeros in.lígenas con poncho caminando por el
jirón de la Unión hizo un nuevo juramento: no poner ilurca rnás los pies en esa .alle.
Ito que cumpüó al pie de la letra, amurallándose cada vez rrrás en su casona, borrando
de un plumazo la realidad que los cercaba, sin enterarse nunca que un millón de
provincianos habían levantado sus tiendas de esteras en las afueras de la capital y
esperaban pacientemente el momento de apoderarse de la Ciudad de los R"u.i.
(pág. 470,471)
fa Sebastián
SalazarBond¡ Limo Ia horrible,México,Era, 196g,págs.39-40.
85El
subrayadoesnuestro.
Teatro urbano
341,
Las acciones ridículas de don Diego cofltra esta familia desembocan en una
mania persecutor"iaque le hace ver por todas partes personas sospechosas,
quienes
podrían ser espías enviados por los Gavilán y Aliaga para capturade en Europa,
donde finalmente se había refugiado. La p&dida de contacro con Ia rcaltdad y la
consecuentelocura se reafirman en el desenlace,cuando en un bar de Bruselas
el
marqués se encuentra con Fernando Gavilán y Ahaga,quien, al vede, avarLzacon
el
Pérez,"Introducción"
a suedicióndeJulioRamónRibeyro,Cuentos,ed.
cit.,pas. 66.
llYtoraem,
I**l pag.
oü.
brazo estirado par saludade, gesto que don Diego entiende como ademán
amenazador.
No hizo sino cruear el umbral cuando clistinguió, sin que le quedarz la menor
duda, apoyado en el mostrador, envuelto en su capa negra, escrutando el recrnto con
una mirada ardiente, afta¡era y clespiadacla, a don Fernando Gavilán y Aliaga qüen, al
vedo, le mostró todos sus dientes y dio un paso adelante con un brazo extendido.
G,á8.478)
que en realidad era un pequeño insecto que había entrado efl su dormitorio88. El
88A esterespecto,
convienerecordaraquelcomentariode Ribeyroen susProsqsapátridas,en el que
afirmabaque "en Rabelaiso en Cervantesestácontenidotodo el arteliterariode nueitrosdías"
[ed. cit.,
p6g. 521.El perfil quijotescode los personajesde Ribeyro,que sedebatenentrelos sueñosy la realidad
decepcionante,se intensificaen algunosde los relatos,co*o ahora,"El marquésy los gaviianes',.Jesús
Rodero analiza"esterelato desdeel punto de vista de la intertextualidadcon Don
eui¡otl de h Mancha y
Cien años de soledad.En su tesisLos márgenesde Ia realidad en loscuentosde Jutio RamónRibeyrá,
Michigan,Ann Arbor, 1994,págs.105-108.
Teatro urbano
343
,i,,t.'all,,qxi¡ffi
HLl*::r"",*lili:ififfi
i:&".T"1"#t,.ffi1;:
["'] penetró un enorrne páiarc gris que raspá el cielo raso, picó sobre su cabeza,lo
n9:'* con su pico encorvado.Se defendió dando nrandoblesa diestra y siniestra,
nuentras repetía Ia divisa familiac "Tu faerza es tu soleclacl".El pájaro
se üansformó
en una mariposavelluda [.'.] Tuv'o que protegersela cabeza.on ,r, úur^ puoproseguir
el combate. [...] Y nuevarnenteel pájaro cle rapiña, pero muluplicado, en
turbulenta
bandadaque se estrellabagraznandocontra los m.rtos. Sin clejarde blanclir
su espada
saltó sobre la cama- cuancloperdía el aliento, se dio cuenta que los agresores
habían
huido y que se encontrabasolo en el silencioso arnanecersobre el piso cubierto
de
plumas' Un pequeño insecto zumbaba en el aire tranquilo y lomando
altura
desapareciópor la ventanateatvta.(pugr. 479_490)
'En
el año de gracia de mil quinientos cuarenta y siete, el día cinco de
septiembte, en la ciudad de Valladolid, vio la luz don Crisióbat Santos de Molina,
cuafto siglos afltes del combate que su descendiente, don Diego, sostuvo
victoriosarnente contfa los gavilanes.,,(pfu. 480)
A don Diego, sin duda, podríamos aphcarre aquellas palabns con las <1ue
Alfredo Bryce Echenique anabzatala figuta del aristócnta vetido a menos: ..Triste.
tn
Véas" la tesis de JesúsRodero, ibidem.
no
Alfredo Bryce Echenique, "Peru y la santidad sumergida", enA trancas y barrancas,ed.
cit., pétg.152.
erRamón
Gómezde la Serna,"Humorismo",enlsmos,ed. cit., pág.195.
t'.Citaqg
en WolfgangA. Luchting,Estudiandoa Julio na^ir"Ribnyro, ed. cit., 1988,pág. 233.En el
mismolibro Ribeyrohablasobreel "culto a los antepasados"comocaracterística
del desclasámiento:
"Mi
padreteníaconcienciaqueestasreliquias[muebles,objetos,álbumesde familia...]lo teníanmaniatadoy
le impedíanvivir plenamentesu vida presente,asumirsu condiciónde 'venido a menos"', pág. t 16.
Luchting realiza un análisisde este cuento estableciendouna simbologíaconcreta,y ráp.oáu"" u
continuaciónunade las cartasde Ribeyroen la quecomentadichoanálisis(pátgs.222-234)-.
Teatro urbano
345
l] grrega,"Loscuentos
deRibeyro',,
arr.cil, pag.136.
" lyla
Véaselaspágs.317y 332.
este caso se carga de simboüsmo en tanto que el responsable del pelotazo que
destruyeel insigne espejoes el hijo de Alberto Rikets, r'iejo amigo del señor Ribeyro.
Con el paso del tiempo Rickets, a diferencia de éste,había demostrado su capacidad
de perfecta adaptación al cambio social:
James Higgins señaia en esre sentido que "la pat^da que rompe el espejo
simboliza un proceso de cambio socio-económico en el que los sectores menos
competidores de Ia vieja elite se ven suplantados por nuevos grupos más
Cambiosocialy constantes
lnrmanas...,cit.,
pág.18.
i|t1:*"tins,
Teatro urbano
347
.o.o,,á:pqT:;;fi:T?"l;l"ffi
:'::'*?"1"'i::Í"il#i;r"#ffi
r::ñ,:';'
:efleiabarnday queno decíanada.Era comoun lagoradiante.rryu,
4g.r", sehubieran
súbit¿mente evaporado.(pág. a06)
tt James
Higgins interpretael partidode futbol como metáforade la rivalidadentrelas dos familiasy
el
lanzamientofinal comovictoriade los sectoresmáscompetidores, en estecasola familiaRikets:..Eneste
juego los jóvenes Ribeyro gozan inicialmentede un sentidoie
superioridad,pero cuandoIe toca a
Albertito dispararesél quientoma la iniciativa.Su primertiro lo parü con dificultad,
el segundomarca
un gol, y el tercero-el oy-e la 'derrota' oe tos F.iUeyroy la
'victoria' lompe el espejo- señálasimbólicamente
de los Riket{'' Ibidem, pag. 19 En estaüctoria final encontramosel germende una
crítica
haciaesanuevasociedadque imponeel materialismocomo forma de vid4 desdeñanao
aqullu vida del
cultivadapor el señorRibeyroen suslibros y susflores.
g"sqí1i.tu
'"
Julio Ortega,"Los cuentosde Ribeyro',,cit., pitg.-137.
lin suma, el tema de "la famJhaque se va" no es sino fiel retrato de la "Lima
que se va", aquella que se marchaba con "Los eucaliptos", llevándose con ellos
viejos valores incapacesya de competir con la implacable marcha de un tiempo que
Ios excluye, por inservibles,caducos,marchitos como las flores del jardín habitado
por la nada de los Ribeyro, o convertidos en polvo, como los übros del abuelo
Ribeyro en el cuento 'El polvo del saber" (1974). Recordemos aquí aquel fragmento
del Diario, en el gu€, coincidentemente, Ribeyro escribe sobre la inexorabie
emefge en un nuevo ys5tigie del pasado glorioso: ia biblioteca dei abueio que
contenía miles de volúmenes, y que por vía hereditaÁa, de no haber sido por el
escollo insalvable del cambio social, debería haber continuado como depositaria del
nostalgia de aquellos años perdidos -"Los años más felices de su irda, rcpetia a
menudo, fueron los que pasó sentado en un siilón de esa biblioteca, devorando
Teatro urbano
349
...Diez mil volúmenes encarga.dosen gran parte ^ Europa, mi bisabuelo los había
reunido, mi tío abuelo Ramón poseído y custodiado, mi padre sopesado, olido y en
gmn parte leído. Qtáq. 420)
Yo vacilé antes de abdr el candado. Sabía 1o que me esperaba, pero por masoquismo,
por la necesidad que url.o siente a veces de precipitar el desastre, introduie la llave.
Apenas abnla puerta recibí en plena cara ufla fluna de papel mohoso. En el piso de
cemento quedaron despar:ramadasencuadernaciones y hojas apolilladas. (pág. a2\
r02A
esterespecto,Julio Ortegacomenta:"La destrucciónde un código,en efecto,dejaun 'polvo del
saber',pero no sólo de la sabiduríade los libros, sino dei saberque funda,liga y sustentqfrente al no
saberque recusala 'injusticia inmanente'y la 'fuente original' de la tradición". En "Los cuentosde
Ribeyro",art.cit.,págs.137-138.
A esa h¿bit¿ción no se podía entrar sino que era necesario escalada.l,os übros
habían sido amontonados casi hasta llegar al cielo raso. Ernprendí la ascensión,
sintiendo gue mis pies, mis nranos se hundían en una materia mohosa y polvorienta,
que se deshacía apenas trataba de aferrarla. De vez en cuando algo resistía a mi
presión y lograba rescatar un empaste de cuero. (pág. 421)
pasado:
-Mira este salón -prosigue Carlos-, esá lleno de polvo, Ia escoba de los
mozos no puede contra la decadenci¿. En época del presidente kguía, lo he leído en
revistas viejas, aquí se bailaba, hace treina años de eso. Ahora, sólo nosotros. Una
mes4 dos sillas, el canzpé de las pastoras, aparte de esos espejos empañados que nos
devuelven no la imagen que tenemos sino la imagen que tendremos. ¿Qué caras se
habrán mirado allí. caras ahora clesdentadas.enterradas?1@
famlhar no son los libros ni el ropero, sino las fotografías de los antepasados,con las
'.lt.Ibidem,pág.138.
'u"
Julio RamónRibeyro,Catnbiode guardia,Barcelona,Tusquets,1994,pitg.216.
Cada vez que Ludo entraba a esa casa se paseaba por sus enofines
habit¿ciones empapeladas, husmeaba, tocaba los muebles, como siguiendo las ttazas
de alguna ruta ancestral.
...f'uvo que intemrmpir su juego al distinguir, encuadraclaen rln lujoso rnarco dorado,
su ptopia fotognfia. F;ra é1 rnismo, sonriendo con rul poco de melancolía desde r¡.na
superficie sepia, mientras sostenía en una filano un guante y con otra ojeabaun libro
colocado en r¡n attil. Era una foto de juventud de su abuelo fechada en 7876. Ludo la
conternpló con avidez, sintiéndose sin saber por qué profundamente desgraciado...
Ahora bien, al igual que en "El ropero, ios viejos y la muert e", Lapatábola de
la famiüa venida a merros srrgiereIa encarnación de valores positivos inherentes a su
De este modo, la visión utópica de "la Lima que se va" con las viejas elites en
"El ropero...", "El polvo del saber", etc., queda sepultadaen esta nartativa por el
peso de los objetos -el ropero, la biblioteca, las fotografías de los antepasados-,
cuyo poder concentrador es destacadopor críticos como
Julio Ortega v José Ortega.
EI primero de ellos incide en su funcionalidad como "instrumentos de oroducir
t,05 geniecillos
Los dominicales,ed.cit., págs.49, 77 y 79.
'."^"
Op.cit., pág.23.
'"'Julio
Ortega,art.cit.,pág.138.
pulverizada o disuelta, para dar paso a formas cada vez más rentables. Es, en
definitiv4 ese mundo que no conoce la disyuntiva entre desarrollarse o desintegrarse
r08 José Oftega, "La poética del desamparo en los cuentos de Julio Ramón Ribeyro", Cuadernos
Hi spanoamericanos,n' 537 ( 1995), Madrid, pá9. 120.
través del inevitable divorcio con la rcaltdad,y que desemboc4 finalmente, en la más
patéúca y dolorosa de las decepciones. Don Fernando Pasamano, típico
rePresentante del poder terrateniente del interior, decide invertir su fortuna
sus tierras de la montaña. Don Fernando dedica todos sus esfuerzos ^ lograr la
asistencia del presidente, y el día de la confirmación "tuvo Ia llrrásgrande alegna de
su vida [...]. Antes de dormir, salió con su mujer al balcón para contemplar su jardín
El paisaje, sin embargo, parecía haber perdido sus propiedades sensibles pues
donde quiera que pusiera los oios, don Fernando se veía a sí mismo, se veía en
chaqué, en tarro, fumando puros, con uria decoración de fondo donde -como en
ciertos afiches turísticos- se confindían los monurnentos de las cuatro ciudades rruis
irnportantes de Europa. Más lejos, err urr ángulo de su quimera, veia un ferrocarril
regresando de la floresta cofl sus vagones carga.dosde oro. Y por todo sitio, movediza
y transparente como una alegoría de la sensualidad,veía una figura femenina que tenía
las piernas de una cocotte,eI sombrero de una firarquesa, los ojos de una tahitiana y
absolutamente nada de su mujer. (pág. 88)
"aspecto de un palacio afectado para alguna solemne mascarada" (pry. 88), y cuyo
derrumbe supondrá la ruina del personaje. Al banquete acuden todos "los burgueses
del vecinda.Áo", "ministros, padamentarios, diplomáticos, hombres de negocio,
Ribeyro asume por tanto en este cuento una actitud de denuncia, y su crítica nos
El día del banquete, los prirneros en llegar fueron los soplones. Desde las
cinco de Ia tzrde estaban apostados en la esquina, esforzándose por guardar un
incógnito que traiciorraban sus sombreros, sus modales exageradamente distraídos y
sobre todo ese terrible aire de delincuencia que adquieren a menudo los
tto James
Higginscomentaen estesentido:"la narraciónseñalala precariedad de su proyectoal establecer
un contrasteirónico entresu ambiciónde serdiplomáticoy su patenteineptitudpararepresentar al paísen
lasgrandescapitalesdel mundo"Op. cit., pág.61.
'featro
urbano 357
investigadores, los agentes secretos y en general todos los que desempeñan oficios
clandestinos.
[..] En su papel de anfitrión, se vio obügclo a correr cle grupo en grupo para
reanimarlos con copas de ürenta, palmaditas, puros y paradojas. (pág. 89)
A las dos de la mañana quedaban todavía merodeando por el bar algunos
cortesaüos que no ostentaban rungún título y que esperaban aún el descorchamiento
de alguna bc¡tella o la ocasión de llevarse a hurtadillas algún cenicero de plata. (pág.
e0)
Esta acumulación de ironías crea una perspectiva crítica que adquiere una
rnayot significación cuando la calculadaintencionalidad del protagonista ('-Con una
ineptas para desempeñar cargos públicos y por motivos tan bochornosos como el
situación política en la que los intereses individuales pugnan por el poder. Como
apunta Angel Esteban, "el problema de la modenizacíón no es ei de una maquinaria
que ha de ponerse en marcha y necesita tiempo y solidez en los engtar.aries,sino el
de un sistema podrido desde sus fundamefltos, que muestra continuamente sus
grado de predestinación o, cuando merros) una muda aceptación de una realidad tan
hecho, se encuentra entre la oscura sombra que proyecta Ia más banal y penosa
realidad -la quiebra de un hombre arruinado por la competencia- y Ia ilusión del
escala humana, hasta el extremo de sentir el sufrimiento de "la quiebra" como una
rotura física: "significa la quiebra de su negocio y de su hogar, ia quiebra de su arnor
rr2 Alfredo
Bryce Echenique,"El arte genuinode Ribeyro",prólogoa Julio RamónRibeyro, Cuentos
completos,Madrid,Alfaguara,1994,pág.ll.
"' JamesHiggins,op. cit., pag.37.
'featro
urbano 359
Se dio cuenta que desfiguraba la realidad, que forzaba sus propios raciocinios.
@ry-7e)
CementoLosAndesdesarrolló
un largopapel.(pág. 73)
servicio".
presenta ese espacio gobernado por una estricta jetarqutzaciín, "porque hasta las
paredes tienen categorías" (pág. 177).La sátra de las reiaciones humanas que impera
tro
El término nihilismo fue acuñado por Turgenev como lema de su héroe de Padres e hijos (1861), y
desarrollado con mucho más rigor por Dostoievski en Memorias del subsaelo (1364) y Crimen y castigo
(1866-1867). Nietzsche profundiza en las fuentes y significados del nihilismo en La voluntad del podeiío
(1885-1888), especialmenteen el libro primero, titulado "El nihilismo europeo", donde considera que la
política y la economía modernas eran profundamente nihilistas. En las secoiones 63 y 67 plantea
asociacionesentre el alma moderna v la economíamoderna.
rr5
Marshall Berman, Todo Io sóüdb se desvqnece en el qire. La experiencia de la modernidad, (lggz),
Madrid, Siglo )OO, 1991,pág. 108.
La konía que delata la distancia del escritor respecto a este mundo, pone de
deshumaniza. En una fiesta con los empleados Ribeyro sugiere la farsa de ese
sus empleados:
Se bailó hasta las diez de la noche y cuando el directorio observó que entre los
circruistantes aparecían los primeros síntomas de embriaguez, se dio por Enñzadala
fiesta. Después de toclo, como se deió entericler, aquello no era una iuerga. sino un
n"o"'o"s::.'Toi:ff"3:"1*iÉ:f
T*11Í;,empreado ergerente,
s cuando para
cerrar corr graciala reunión, bailó la última píeza de la noche cofl una mecanógrafa.
(pág. 178)
de ese mundo oficial que se esconde tras la sólida máscata de una democracia
engañosa116.
It6
Recurrimos de nuevo a Lima la horrible, donde SebastiánSalazarBondy explica este nuevo orden que
detentan las "Grandes Familias" adaptadasal mundo moderno: "Las Grandes Familias se han visto
obligadas a dar el ejemplo y mostrarsetan buenasejecutantescomo loadoras del regionalismo [,..]. A esto
le llamar¡ nuestros burgueses aristócratas, democrqtización (el dvector de empresa se emborracha con sus
obreros porque es muy criollo, razón por la cual también el latifundista alterna con sus peonesen la choza
y el Señor Presidenteestrechala mano del audae zambo que se le aproxima", aunque el trabajador siga
siendo el "cholo de mierda", el "serrano sucio", el "negfo bruto", el "chino tisico", que no merecen ni la
manifiesto el drama interno dei personaje que, ante su situación real de explotación,
de los diálogos que mantiene con sus compañeros, cuya indiferencia agr va ante los
ojos del lector la insignificancia del personaje, quien en realidad es el último eslabón
por una especie de escotiila que comunicaba con el sótano" (pág. 353). Aquí los
espacios adquieren de nuevo una dimensión simbólica: el sótano se revela corno
...minúsculo reducto donde apenas cabiavrn mesa en la cual dejó sus paquetes, iurito
a la guillotin^ p^r^ cortar papel . I-a luz penetraba poL una altz ve¡tana que daba a la
Avenida Abancay. Por ella se veían, durante el dtz, zapatos, bastas de pantalórr, de vez
en cuando algún perro que se detenía ante el tragaluz coÍro para espiar el ir-rterior y
tenninaba por levantar una pata para mear con dignidad (pág. 35a)
prisión de la existencia:
...Este ha sido uno de los nrás bellos días de mi vida. Aníbal Hemández, un hombre
honrado, padre de seis hijos, se lo üce con toda sinceridacl. Si tur.rera que trabajar
veinte años más acá,lo haÁa con gusto. Si volviera a flacet, también. Si Cristo recibie¡a
en el Paraíso a un pobre pecador como yo y le preguntara, ¿qué quieres hacer?, yo le
dkía: tnbajar en el servicio de copias del Ministerio cle Educación. ¡Salud,
compañeros! (pag. 360)
...Se qtrejó en alta voz, mirando a lo alto de las escaleras. El señor Gómez k:p:bia
desaparecido. Quitándose el saco, se levantó las mangas de la camisa, se puso erl
cuatro pies y con r:na hoia de periódico comenzó a recoger la basu¡a... (prág. 360)
acontecimientos que le han ocurrido ese mismo día. Ahora bien, Saldaña, quien en
para arrestado. Y a pesar de que mediante la téctica del monólogo el lector sólo
puede percibir una versión de los hechos -la que fluye de la conciencia dei nanador
perspectiva de aquéI.
ser literal 'Yo tomaba un pisco donde elgord.omientras le daba vueltas en Ia cabeza
buscar trabaio, puesto que no se digna a buscar en los periódicos, donde sólo se
ofrecen oficios humildes que considera indignos para é1.Es en las calles y en los
oportunidad de su vida:
p.,iaai.l¡l?1.'*:::1;"iil:,,T":l"H:1"*,^#"n$;'1,11.:-
,.aPateto, para sastres,para tenedores de libros... ¡bah! Para buscar rur trabajo hay que
echarse a caminar por la ciudad, entrajr en los bares, coflversar con la gente, acercarse a
las construcciones, leer los ca¡teles pegados en las puertas... Ese es rni sistema, pero
sobre todo tener mucho olfato; uflo flunca sabe; quizás alü, a la vuelta de una
esquina...
@^9. 110)tzo
al' cabo de servicio el proyecto planeado en un bar con un amigo de colegio que no
veía desde hacía veinte años. Lo importante par Saldaña no era tanto el dinero
como la ilusión: "Nadie tiene, dígame usted, un millón de soies en Ia cafiera como
quien tiene un Prograrna de cine... Pero cuando se tiene ideas, proyectos y buena
voluntad, conseguirloses fácil... sobre todo ideas" (p&.111). Este compañero, que
también dice estar buscando ttabajo, pronto se descubre como el aprovechado que
alienta a Saldañ'aen sus sueños con el único fin de ser invitado a un a)muerzo, y
cuando se da cuenta de que éste no tiene más dinero, desaparece. En la
r20Esta imagen
correspondea la del criollo que SebastiánSalazarBondy retrataen su libro Lima la
horrible, incapacitadopara la acción concret4 y de algunamanerahipnotizadopor la falacia de la
ArcadiaColonialperpetuada por las "GrandesFamilias":"En el almade la multitud,cuyosadelantados
mendicantespordioseanen pleno Jiron de la Unión, estáprofundamente anaigad4 diríamosque casi
amalgamadacon ella, la certezade que súbitamentepuedeabrirsea uno cualquierael caminb de la
fortula. [...] Las puertasde la riquezase abrenen la lotería,en el juego hípico, en el golpede suerte..."
Ed. cit.,pág.51.
"featro urbano
367
aquéI. Es así como Saldañapierde todo el dinero que su mujer, muy a su pesar, le
vaioar';H?::ffi
il.:ffi #*l"X,iT;ffi::J"J#,i:Jft
invitabae inviaba,estupendo...
:ffi tr
[..J Pug"élas tarietascon mis ultimosveintesolesy
entréal ¡-... (pug. 1.12) ¡...1Yole dije: Me he quedadosin un cobrepero quería
darmeestegusto.'Simónse levantóy se fue a llamarpor teléfono...[...] En ese
momentoel mozosemeacercóconla cuenta...".(pag. 113)
saldaña, ante una cuenta que no puede pagaf, intenta convencef al naitre
presentándoie las ta$etas con el nombre de los dos socios del proyecto, y en las que
también se había gastado buena parte del dinero. Una burla seÁa a espaldas de la risa
provoca esa konía triste con la que el escritor va completando la'tmagen patéaca de
Saldaña: "Ir enseñé mis tarjetas... ¡nada! Le dije: Yo soy Pablo Saldañ.a!' ¡Ni caso!
Le ofrecí asociarlo a nuestra empresa, datle patte de las utilidades... el tipo no daba
en ese desenlace doloroso. Luis Fernando Vidal reflexiona sobre esta caída en la
realidad frustrante como una constante en la narrativaribeyriana:
deriva del individuo socialmente desampando; "el sujeto del dnnn del
subdesarrollo o de la modernizacíón desigual" que "puede perdedo todo salvo esa
capacidadpiadosa de recuperar su humandad en la imaginación"122,y que incluso a
pesar de la caida final en la rcahdad más doloros^, ptotagotiza un último y
desesperadointento por preservar su mundo de ilusión como único salvavidasde su
ya dolorosa humanidad:
siendo de este modo la cuda finai mucho más estrepitosa. Desde esta perspectiva,
realidad", puesto que, al rgual que el cabo, "Ia rcahdad no razona, sólo se hace sentir
por quien se tropieza con ella"123;el cabo 'torresponde así al anonimato de la
realidad, del Estado, de lo colectivo, de la sociedad"r24.Esto repercute en una crílca
más agud4 que muestrala cara deshumanizada de la ciudad desde dos perspectivas,
la de Simón y Ia del oficial, a tr vés de las cuales se pone de relieve ese conflicto
humanas.
sociedad acfinl.
r23Wolfgang A. Luchting,
Julio Ramón Ribeyro y susdobles, ed. cit., pág.225.
"* Wolfgang A. Luchting, Estudiando a Julio Ramón Nbeyro, ed. cit. pág.256.Isolina Rodríguez Conde
analiza este personaje como narratario mudo que "da cuenta al lector de la desproporción e inadecuación
del mundo de la ilusión y la realidad t. .] El grado de presencia sirve, a su vez, para caracterizar de
manera indirecta al narrador. Sirve también a la articulación del relato: valoración dada implícitamente de
la manera de pensar, de la conducta del narrador protagonist4 en la medida que se adhiere o no a las
palabras de éste". Y, en cualquier caso, en ningún momento "rompe el mundo inventado por Pablo
Saldaña,cuyo sustento es la palabra como zustituto directo delarealidadinmediata". Op. cif-, pitgs. 4l-
42.
DEL FI-IArELN.BAUDELERIANO
Uxn Tu¡CEN PE,RUANA
Amiel
ocurrido nada extraordinario. Desde que me levanté me di cuenta de que tenía que
usado con amor, con lentitud. Las calles estaban tranquilas, bañadas en esa
maravillosa niebla que atenúa ei frío. [...] Una sensación de debiüdad que de intensa
es casi agradableme hizo flotar por las calles, por los cafés, sin tocar el suelo diría,
de 1,957, el placer sentido en sus caminatas solitarias por las calles parisinas, la
embriaguez deI paseante pensativo que corresponde a Ia imagen deI fhneur
'L,e promeneursolitaire et pensf tire une singuliireinesw d¿ cetteuniuerselle
baudeleriano:
comrytunion'127.
resume así su experiencia:"Flste viejo, dije por frn, representael arquetipo y el genio
iícond'\t0. Elfkneur habita este escenario de una manera partrcular, como paseanre
que callejea sin destino prefijado, y en cuyo itinerario la ciudad le permite deleitarse
cetui-ti
,::,í',::/fr::':l'ráX'rf :;!:'f;l:;;,*fÍ::,';,':::;;i
!;;';:"X,?:f
danssonberceau
k goútdu trauutissement
et dz lllasqile,la hainedu donici/eet /a passiondu
uo.yagf3z.
Distanciarlos. Ponedes a cada cual una de las cien máscarasy dejados vivir en
libertad". En este sentido, la experíenciadelJ/,ánellrenla multitud suscitaen él una
t2eEdgar
Allan Poe, "El hombrede la multitud", Cuentos,/, Julio Cortiaar(trad.), Madrid, Alianza
1998,
Pditorial, pá9.261.
"u CharlesBaudelaire,"Las muchedumbres", cit.supra,pág. l0l.
r3rWalterBenjamin,"El
fláneur",en op cit.,pág 65
"'Baudelaire,"Las muchedumbres", cit.,pág.101.
r33 Jorge
J. Monteleone, *BaldomerJ Fernández Moreno, poeta caminante", Cuadernos
Hispanoamericanog no409 (marzo1986),Madrid, pág.87.
,¡ oo¡*/,135.
multipücan. Es el mundo urbano de las calles atestadas, que contrasta con las
momento pafa rcponerse de ese encuentfo con la multitud indistinta que produce lo
que Benjamin llamó "shock traumáticd'|31. Efl su ensayo "Sobre algunos temas en
Baudelaire" lo explica corno sigue:
r3a
Antonio Muñoz Molina" "Escuela de robinsones", El Robinson urbüto, Barcelona, Seix Banal, 1993,
oás.13.
lrsr'¡u,
muchedumbres",en op. cit.,pág. 101.
136<No nos cruzamos en la calle sino con siluetas, con figuras, con símbolos". Julio Ramón Ribeyro,
Prosas apátridas (completas), ed. cit., pá9. 72.
r3t
Walter Benjamin, "Sobre algunos temas en Baudelaire", en Ensayos escogidos,Buenos Aires, 1967,
pitgs. 7-41. Cit. en Jorge J. Monteleone, art. cit., pá9. 79.
tts
lbidn.,págs. 40-41.
t'n
Cha¡lesBaudelaire,"Las muchedumbres",cit., pág. 101.
vagabund4 a veces exótica, otras sencilla; y con sus infatigables alas acelerael paso
que van a dar al mismo punto y que trazan un trayecto jalonado de sorpresas o
más deleitoso: el néctar de las flores que es la esenciamás íntima, 1lQue en la ciudad
se esconde tras las fachadasy ias máscaras,descansandoen segundo plano pero con
papel principal, y actuandocomo ciudadinuisibl¿siempre descubierrapor la mirada
anónma delJhneur.
Una última simiütud entre ambas im.ágenes redondea eI sentido de la
metáfon: como el alma de| fláneur que se sumerge en el espacio urbano de Ia
Naturaleza y ciudad se igualan en esta imagen, puesto que "la gran ciudad -en
to'
Blas Matamoro, "Discurso intemrmpido sobre Walter Benajamin", Cuadernos Hisoqnoemericanos, no
429 (muzo 1986),Madrid, pá9.34.
Pan íniciar este paseo por esos fragmentos que nos aportan las claves
Frankfurt, lavoz del narrador descubre ese placer delfláneurque Ribeyro vivió como
experiencia personal: "Nada es más agtadable que recorrer un poco a la avenfi;u:a
una ciudad que no conocemos, sin saber cuáles sorl sus calles céntricas, sus
monumentos, sus costumbres.Todo para nosotros es una soqpresa"(pág.536).
Con esa sensación tan acorde ala metáfora de Amiel, Ribeyro se embriagaba
flaneand.opor distintas ciudades, sobre todo, por la capital francesa -donde residió
desde 1960- tal y como lo expresa en el fragmento que hemos citado al comienzo
del que se abandona aIa ciudad y su sotpresa: "Andar errante soñando, es decir,
deambular, es un buen empleo del tiempo pan el filósofo"la7. Una afición que
Ribeyro manfuvo durante toda su vida como actitud vital, tal y como puede
raa
Julio Ramón Ribeyro, La tentación delfraca.so, 1..., ed. cit., pág. 157.
'.".'.
Ibidem, pág. 147..
'""
Antonio Muñoz Molina, op. cil., pag. 14.
tot
Victor Hugo, Ios M¡serábles, vol. I, Aurora Alemany (trad.), Madrid, El Mundo Unidad Editorial,
1999, pá9. 534. Sin embargo, a propósito de la experiencia delfldnezr en Hugo, Benjamin escribe: "para
él la multitud era, casi en el sentido antiguo, la multitud de los clientes, esto es, de sus lectores, de sus
masaselectoras.En una palabra: Hugo no fue ningún 'fláneur"'. Y al comparado con Baudelaireadvierte
que Hugo "ponía en sombra el umbral que separa a cada uno de la multitud. Baudelaire en cambio
protegía eseumbral; esto le distinguía de Victor Hugo. Pero se asemejabaa él al no penetrar el aura social
que se asientaen la multitud [...]. En el mismo momento en que Victor Hugo celebra Ia masa como héroe
temprano y me voy caminando haita el Barrio Latino, sin nada preciso que hacer, al
azat de mis andanzasv encuerrtroc'?148.
'Maintenanttu
dansParis lout seulparrni k foule", escdbía Apolünaire en
marches
como en la "prosa" con la que hemos iniciado este capítulo sobre el teatro urbano:
"Cada vez más tengo la impresión de que el mundo se va progresivamente
despoblando, a pesar del bullicio de los carros y del ajetreo de ia muchedumbre. ¡Es
tan difícl, ahota encontrar una persona! No nos cruzamos en la calle sino con
escribe sobre "la soledad que se siente en ios cafés atestados,las callespopuiosas y
los salones de clase. Estoy rodeado de gente, pero continúo aislado y hermético,
del epos modemo, Baudelaire escruta para el héroe un lugar de huida en la masa de la gran ciudad".
WalterBenjamin, op. cit., páigs.82-83.
'.*.o
La tentación delfracaso, IIL.., ed. cit., pág. 205.
'*'
"Prosa 68" de Prosas apátridas (completas),ed. cit., págs.72 -73.
rso fentación delfracaso,
La 1..., ed. cit., págs. 35-36.
"'. Ibidem,pitg.142.
agthdada todo el ser", como "un banquete alegrey saludable",o del mismo modo
que l3audelaire,esto es, como "una orgía de vitalidad" ("Las muchedumbres'). De
hecho, Ribeyro declaraba explícitamente en su Diario su deseo de "gozar de una de
Las caminatas sin destino pot las calles frias, solapas levantadas y rrraflos en
los bolsillos, son sumamente propicias a la vivacidad de mi espíritu. Los reposos
largos me embotan...153
Todo Edén 1o pica, lo rnella la perfección, la rutina, el hastío. A los diez días
de estar acá, maravillosa playa soleada y soütaria, cornienzo a encontrar el tiempo
largo, inusable, y a añorar otra cosa que no sea la pura r'at.:r:areza. No en *t o h"
vivido veinte años en París. Urbe agitada, bulevares ruidosos, multitudes anónimas,
comercios, vehículos, la &oga del aire viciado y pútrido de la civilización,
¿dónde está?
Mi proyecto de reclusión en playa perdida peruana, ¿será, rn:is que una utopia, una
idioteztl5q
tt'Ibide..páe.
159.
"' Ib¡de^.báis. l++-l+¡.
ttoIn teniic¡lndelfraca.so,
III..., ed.cit.,pág.131.
'I'eatro
urbano 379
1.5-s-
La tenfqción delfracaso, 11...,ed.cit., pág. 2Il.El subrayadoes nuestro.
"o fubeyro escribe sobre "el llamado de la ciudad" en su Diario -motivo que queda plasmado en su
literatura a través del personaje de "Terra incognitd'-'. "Releo mis diarios viejos [...] arreglo
maquinalmente una hilera de mi biblioteca o me extiendo en el diván a pensar en nada, hastaque al fin, sí,
cuando atardece, escucho en mí, como tantas otras veces, el llamodo de Ia ciudad. Lo escucho y 1o
ob_edezco. [...] Caminatasin destino...".Ibidem, págs. 196-197.El subrayadoes nuestro.
'flñneur"',
"' Walter Benjamin, "El Poesíay capitalismo, Iluminqciones II, ed. cit., paC.77.
"t Cit. en Walter Benjamin, íbidem. pág. 65.
semontre,á /'inconnuQuipasse'4se.
El encuentro fortuito del fláneur que entrega su alma "al desconocido que
pasa", sigue siendo zzaroso en las caminatas sin destino de Ribeyro y de sus
personajes. Ahora bien, azaroso pero deseado, en ocasiones meditado como única
finalidad del callejeo. Así lo aseveraRibeyro en los siguientes fragmentos deI Diario.
En el primero de ellos escribesobre uno de sus paseossin rumbo por parís:
*o,""o"TlJlL::",,ff:,:í:;.:ilüJ;1ü*"ffi
5::1:":"".:":1#::3J
embor:rachándome como un soldado o hinchándome de quimeras como un loco.
Tenh la certezz de que me bastaría encoritrar a un^ ,óh p"rro* dispuesta a
acompañarme para poner un poco de orden en mi vida interior y par- regular mrs
actos sociales de acuerdo ara corresíay -alvez- a la hipocresía1óO.
'Buscar
era mi sbto -escribió también Julio Cortázar-, emblema de los que
salen de noche sin propósito fijo, nzón de los matadores de brujulas,,161.
En estas
palabras, Conázar sintetizó a Ia perfección esta segunda dimensión del
fláneur, a la
vez "m t^dor de brúiulas" y buscador de 1o desconocido, como objetivos comunes
del vagabundeo solitario. Una vivencia que el mismo Ribeyro pudo experimentar en
pequeños
"Lasmuchedumbres",
gnalei n.a¡rae.tge, poemas
enprosa,.ed.
cit., pág.r03
ill
',"",
Lq tentación delfracaso, L.., ed. cit., pág. 145.
'"'
Julio Cortázu, Rayuela,Madrid, Nfaguara, 1996, pág.26.
A las cliez cle la noche sentí algo así como la proximidad de la locura. Nadie
con quien cooversar. Vertigrnosa salida hacia los bares. Reflexiones sobre la soleclad.
¿Qué hacía yo caminando por las calles de Bedín? En una esquina me aposté en ün
mostrador para bebet una ce reza. Mi expresión debía ser tan atormentada que url
hombre que bebía a mi lado [...] *" comenzó a hablar, incluso me dio consejos, me
entretuvo. Era un obrero. I-o dejé hacer. A la media hora, con el esfuerzo que había
plr este
hecho para cornprendedo, mi intranquilidaci había desaparecido. Salí reconfortado
p equeño, i ncornpletop eroi nualorable c0ntact0 ham'm0162.
calles, alz caza del olor citadino"ló3. La reformulación de la figura delfláneur en dos
de los (elatos de Ribeyro tiene el perfil de esta segunda dimensión, definida en las
palabns de Canázar y experirnentada por Ribeyro como r.'ivenciapersonal. Es más,
como ya hemos apuntado, incluso en Baudelaire se encuentra el germen de esta
configuración,puesto que en su poesíaeIfláneurse pierde por las caliessin destino
previsto ru objeuvo prefijado, no existe en é1consciencia de búsqueda alguna, pero
mismo corno personaiede su Diario,y la del personaje ficticio que en algunos de los
'u'
La tentqcióndelfracaso, { ed. cit., págs. 197-198.El subrayadoes nuestro.
tut
Julio Ramón Ribeyro, Crónica de San Gabriel,Barcelona, Tusquets, 1991, pág. 16.
tuo
Edgar Allan Poe, "El hombre de la multitud", en op. cit., pág. 261.
"un hombre 'excluido del festín de la vida"', "sin relaciones y sin recuerdos" (pág.
182), Arístides frecuentaba con asiduidad y monotonía los cines y los parques,
acc:mpañadoy solo:
t65
¡rli9 ortega describe la emergencia de la muchedumbre limeña a consecuenciade la inmigración
provinciana, como protagonista necesariade la transformación urbana: "A nuestra muchedumbrele falta
ser dueñatotal de esta tierra: ha empezadoa sedo, y lo será.Lo será cuando Lima misma, gracias a estos
invasores,gane al espacio abierto su certezacomunitaria". En su libro La cultura peruanajexpenencia y
conciencia,México, F.C.E., 1978,pág. 56.
'""
JorgeJ. Monteleone,art. cit., pág.79.
La gran ciudad adopta desde esta perspectiva las palabras con que Blas
paseante que se extavía por sus calles como si estuvieran propuestas por el azaq
cuando responden a un riguroso ordenamiento"ló8. Y la multitud que la habita,
como escribe Benjamin, "no es sólo el asilo más reciente par^ el desterrado; además
es el narcótico más reciente pan el abandonado.El'fláneur' es un abandonadoen ia
multitud"169.
Lagran ciudad, y una noche decide "desertar de sus lugares preferidos" y Ianzatse a
...Se echó a carrinm in nmbo por las calhs de Miraflores. Recorrió todala avetúda Pardo,
llego al malecón, siguió por la cosunera" contomeó el cuartel San Martín, por calles
cadavez rruássoütarias, por barios apenas nacidos alavida y que no habian visto tal
vez ni siquiera un solo entierro. Pasó por una iglesia, por un cine en constnrcción,
volvió a pasar por la rglesia y finalmente se extraüó. Poco después de media noche
err¿ba por una urbanización desconocida donde corrretuabar' a levantarse los
primeros eclifrcios de departamentos del balneario. (p"g. 182¡rt0
simbólica de los espacios,esa función del paisaje nuevo que significa la promesa de
buriado se desvanece ese "atdor invencible" que emanaba de "un paisaje nuevo,'
pero mal sirnsn¡2d6172.
contiguas a los anabales" del París de Victor Hugo; "los paseos sin objetivo, en
por las calles de Lima no sólo está motivado por la necesidad de "contacto
humano", sino que esta misma necesidad esconde una nueva búsqueda: la de la
viaje del pfotagonista Se convierte, de este modo, en una "excursión por lOs
extramuros de la serenidad" (pá8. 412). En este sentido, los espacios desempeñan el
papel principal, puesto que, al rgual que Alvaro Peñaflor se desconoce a sí misrno,
externo' recorre el cuento desde los primeros párrafos, cuando, tras contemplar por
los r¡entanalesla ciudad, el doctor sienteque "una voz lo llamaba',:
"'De su ciudad natal no sabía casi rnü, aparte de los carninos que siempre había
seguido para 1r a la universi dad, a la bibüoteia nacional
[...]. Por eso, al poner el carro
en marcha, se dio cuenta que sus rnrnos temblaban, que este viaje era iealmente
una
explotaciót de lo desconocido, la tena incognita.(pág. 10)
hacia esa periferia urbana que hemos denominado, tomando el término de Victor
"{-Jna aventura rrocturna"- se pierde por los extramuros de la ciudad, esa zona que
Victor Hugo consideraba particularmente úttl pan el paseo del filósofo y que
"Fin de los á¡boles, principio de
apaÍecedescdta en un fragmento de lts miserables.
los tejados,fin de Iahierb4 principio del empedndo, fin de los surcos,principio de
178El
subrayadoes nuestro
las tiendas, fin de los baches, principio de las pasiones, fin del murmullo divino
lzona de "los dioses vencidos"] y principio del rumor humano"17e.Este viaje hacia
el vacío de la ciudad que finalmente se desvaneceen su fusión con la naturaleza,es
azat en las inmediaciones de la ciudad, donde la búsqueda concluye, cuando por fin
consigue entablat relación con "un negro corpulento" q,r" se apareció ante sus ojos
protagonista ha llegado a su ftn, ahora bien, la efigie que adivinaba en su interior "l,a
t.1e
LosM¡.serable,s,ed. cit., pág.s3+.
'ouEn
el epígrafequehemostitulado"El hombrequebradoen los limbosde la ciudad.primerapregunta,,
*capítulo"La dialéctica.delviaje"- (pág. a79y ss).analizamosel movimiento
centrífugodel personaje
haoiala periferiade la ciudad,comomovimientointrospectivoquegeneradiversasreflexiones.p ág.+is
v ss.
itt Sobr"la reiteración
del motivo del naufragiovéasepág.504,notano53.
peregrino del que tenemos memoria, no busca ya su Ítaca imposible en las islas del
isla indescifrable, recoge las pistas que dibujan ese trayecto, a veces sinuoso, otras
el siguiente fragmento donde el escritor limeño se refiere a ese camino iiterario que
no es sino su propio camino vitai:
La pieza silenciosa. Uno que otro carro se desliza por la cilzada húmeda. El
bar¡io duerme pero mi gato )' yo velamos, nos resistimos a dar por concluida la
jornada, sin haber hecho nada, al menos yo, que la iustiñque [...]. Quizá por eso
escribo páginas como ésta, para dejax señales, pequeñas trazas de días que no
merecerían figurar en la memoria de nadie. En cada una de las letras que escribo está
enhebrado el tiempo, mi tiempo, la trama de mi vida que otros descifrarzn como el
dibujo en la alfonrbral83.
'tl dibuio en la
Como fláneur, fubeyro halla en el laberinto de las calles
esencial en la peculiar visión urbana del escritor, en conjunción con esa fusión
182
Antonio Muñoz Molina, EI robinson urbano, ed. cit., pág. V.
tt'Julio
Ramón Ribeyro, Prosas apátridas, ed. cit., pag. 11s.
Kavafis
Esta cita inicial del poema del escritor alejandnno viene motivada por la
al ámbito
necesidad de analizar cómo Ia mirada urbana de Ribeyro, trasladada aLto:,:a
que une al escritor con la ciudad antigua siempre descubierta. Análisis qile nos
con la Lima
permitirá plantear esta narrativa sobre la ciudad europea como reencuentro
escritor en la capital francesa-a la que define como "gran escuelade soledad)'l-, que
gran grupo de escritores que había hecho de París 'Ia capttal de la literarura
peruana'4,pues, como lr.a;t:ftca
enla ctta precedente, esta experiencia intensifica esa
situación de desadaptadopropia del artista, y en tanto que el viaje siemp{e supone
una vivencia muy enriquecedora:
' Ibidem,págs.
35-36.
'.Ibidem,pág.68.
' Recordemos
las palabrasde VenturaGarcíaCalderónsobrela predilecciónde los peruanospor parís:
"No bastaríaun libro enteroparanarra¡la historiaanecdóticade los peruanosen parís,nos alucinaesta
ciudaddel placery del júbilo, nos aprietael corazóntal o cual cicateríadel francésmediano,empezamos
ingenuamente a considerarnos mejoresque los otros, los que no pudieronpasarel charco.Una vanidad
muy disculpablqla nuestra,nos lleva a imaginarnosque estamosya incorporadosa la existencia
trascendentede la Ciudadúnica'. Valeun Perú"pans,Desclée,1939,pág.60.
t
Julio RamónRibeyro, en Wolfgang A. Luchiing, Ercrinres peruaioi. gua piensan.
eué dicen, Lima,
Ecoma,1977,págs.54-55"
rgual que hiciera Chades Chaplin en el cine, Ribeyro descubre en la ciudad europea
universal, y que son claros exponentes de la definición que Marshall Berman ofrece
sobre el "ser moderno"; clarc está, en su primera patte, ya que la segunda supone
apteciar en los capítulos precedentes, escaseaen esta nanaúva, con excepciones tan
'El
notorias como "Al pie del acantilado" o chaco":
dimensión universal que hemos señalado en el capítulo sobre "la función textual de
o Ramón
Gómez de la Serna, "Charlotismo", en Ivttos, Buenos Aires, Poseidón, 1947, (págs.257-268),
pág.258.
7
Marshall Berman, Todo lo sóIido se desvanece en el aire. La experiencia de lo modernidod, Madrid,
Siglo )O( 1991, pág. XI.
puesto que dichos conceptos se enarbolan sobre una base común en los esquemas
de aprehensiónde la ciudad moderna.
Nunca podremos saber cómo veíamos la ciudad soñada a la cual algana vez
llegamos. ¿Cómo era el París que yo imaginaba de adolescente? De él existió
seguramente alguna plancha, pero mi experiencia de la ciudad la veló por completoS.
*
Julio Ramón Ribeyro, Prosas apátridas (completas),Barcelona,Tusquets,1986, págs. 140-141.
TambiénSebastiánSalazarBondy enfatiza,de maneraespecial,esta mismadesmitificación del sueño
parisinoen Pobre gente de París. El escritorsitúa esta idea como eje de su historiadesdeel primer
capítulo:"aún no podíadecir que la ciudadtantasvecessoñadame hubieradeparadoalgunasatisfacción.
[...] Sabíaque esto no era el paraisoprometido.[...]" Esa noche,ante el espejo,consultésobre mi
desengaño...".
Limq MejíaBaca,1958,págs.9-12.
UN REFUGIOPARA*Los CAUTTVOS,':
LASISLASURBANASDEL PASADO
escenariosurbanos descritos.
acoso constante, como una indolente amenaza qve muestra con descaro su
notoria que en los cuentos limeños, y, en cualquier caso, funcionan como perfecta
utilización del espacio invisible como mecanismo para expresar el rcchazo a la gran
metrópolis moderna, en los cuentos europeos ese espacio se hace más visible ante
protagonista:
Era 1o último que podía esperar: vivir en esa pensión burguesa de las afueras
de Frankfort, en ese bamio industrial rodeado de chimeneas, de tranvías y de gente
atareada, madrugadora, eficiente, que ponía al descubierto con su ajetreo mi peráza v
mi inutilidad. @ág. 282)
Nada es panmí rrrás pavoroso que una fábica. yo las temo porque ellas me
colman de ignorancia y de preguritas sin respuesta fábnci es para rní el
[...],-u
resultado de una infrnidad de fábricas anteriores, cada herramienta de ,ttt" |e.."*i"ntt
precedente, quizás cada vez rruis pequeñas y simples, pero cuyo encadenamiento se
Íemoota hasta los albotes de Ia edad industrial, más ú)á aún, hasra el Renacimiento, y
rnás lejos todavÁ, hasta la prehistoria, de modo que encontramos al final de esta
pesquisa sólo una herramienta, no creada ni inventada, pero perfecta: la mano del
hombre.
Pero hallazgo de la mano humana en el origen de todo el mdagro
_este
industrial podía regocijar mi inteligencia pero no aplacaba mi abr.rrrimiento ni rni
agobio. Frankfort era en realidad una urbe der¡rasiado organrzada,capitrlis¿ y porenre
para mi gusto ancestral, catoniano, por la naturaleza. (pág. 283)
antiguo ideal, en el que el ser humano mantenia un estrecho vínculo con su entorno
tomentas, sino por los pájaros que habitan en el enorme "jardín encantado" (pág.
nbeynana prcyecta sobre ia ciudad eutopea los mismos códigos que ap)ican a Ia
humana, sin embargo sí se propone una posible salidapor las puertasdel attela.
"Nada que hacer, monsieur Baruch" (1967) destacala descripción de París que a
continuación reproducimos. En ella el lector puede visualizar una ciudad aun rnás
impersonal, que intensifica la ahenaciónurbana" dado que se trata de una ciudad más
Sólo una vez osó apartarse de su ruta para c et efl una plaza horrible [...]
circr:.nferencia de tierra, con árboles sucios, bancas rotas, peffos libertinos, ancranos
tullidos, rondas de argelinos sin trabajo y casas, s^rrto Dior, casas chancrosas, sin
alegúa ru indulgencia, que se miraban aterradas, como si de pronto fueran a dar un
gnto y desapareceren una explosión de vergüenza (pág.290)
I-atlno, esa isla del tiempo que aparececon notable insistencia en todos los relatos
Cuando regresé a la estación el resto del equipo había pattrdo al Barno Latino
[...] Yo andaba lentamente, sin sentir dolot, sino m:{s bien una inmensa desazón por
tener que recluirme en la cama, leios de las luces de la ciudad, de los anrmados bares.
de la conversación cle mis arnigos. ( pág. 30t)
(19ó0), como laberinto de calles cuya salida parece proponerse como "un enigma,
una sabiduría perdida" ('La juventud en la oaa nbert', p&. 545), en la ciudad
antiguals:
...ese rntr{ncado barrio donde las calles, surgidas en una época en la que no existía
a.únla noción del urbanismo, erarr un desafio a-l sentido de la orientación. Calles en
apariencia paralelas ernpezaban a separarse y termirlaban por conducir a puntos
diametralmente opuestos, mientras que otras cuya contigtüdad eta inconcebible se
cntzaban de súbito, se aftontaban para de rruevo evitarse o se fundían, perdiendo su
nombre, en una nuevaattet-ia- (pug. 317)
litelzÁa del espacio antiguo idealizado como mecanismo crítico, hay tna clan
narrativa como en la vida misma-, su mirada hteraria sin embargo está siempre
marcada por el fenómeno urbanoló. Ninguna cita puede confirmar mejor esta
tt Véase
el epígrafe"Paris, ciudadenmascaraca (la ciudaddel enigmaal espejismo)",pág. 402.
'o Esta
ideaseencuentradesarrollada en el epígrafe"Soñadores de refugios.Una perspectiva
urbana",pág,
507.Véaselaspágs.513y 525.
Nada es nrás agradable que recorer un poco a la aventura una ciudad que no
conocelnos, sin saber cuáles son sus calles céntricas, sus fironulnerrtos, sus
costufl]b{es. Todo para nosotros es una solpresa. Fue así como descubrí que
F'rankfort tenía un río y un barrio viejo. (p^g 53e7tt
central de reencuentm
con la ciudad transformada adquiere toda su relevancia, tanto
por la constatación del cambio imparable, como por la rcapanción del concepro de
existen en la medida en que son nanadas: "los habitantes hacen y viven una ciudad -
comenta Vivian Abenchuchan- pero sólo los escritores las dotan de una segunda
con aquellos "altivos edificios impersonales, iguales a los que había en cien ciudades
Así las cosas, los edificios que veo por el balcón, sobre la Place Falguiére, var
petdiendo a medida que los obsewcl su naturalidad, su seeuridad, su realidad para
convertirse en objetos absurdos, irexplicables, altos cubos de concreto perforados por
rectáflgulos luminosos, moles cuadriculadas divididas en piscls donde gente con)o yo
está instalada en pequeños lnbitáculos y aislada de todo y de todos22.
los personajesdel cuento que da título a su propia colección, "La juventud en Ia otn
asesinato.
22In tentación
delfracaso, III. Diario Personal, IgTS-]g78,ed. cit., pág. 153
ribeyrianas y decide arriesgado todo por anancarle a Ia vida una plenitud máxima,
El análisis de los mecanismos que configuran esta fábula del individuo que se
del pasado hasta eLeE{isno que la ciudad moderna impone a sus habitantes.
Dame, que parece encefttt entre sus muros el enigma de una sabiduría perdida y
23
El subrayadoes nuestro.
Ayer noche, mirando Nore Darne ilurninada me doy cuenta de una de las
razones que la convierten en uoa obra única err su género, para nü gusto la
construcción rrrás bella de la I{umanidad: la equilibrada mezcla de robustez y
fragilidad. La robustez le viene de la piedra,la ftagqlidad de la fneza de los detalles.
Exuapolando, imaginar una obra literaria de un tema sóüdo, duradero, tmbaiado con
infrnita delicadezaza.
queda ser pintora, tendría que someterse a las rdas del mercado de esa "época
mercantilista enla cualpara triunfar en el arte era necesario comportarse como un
boxeador o como un payaso", y qr;e por tanto no dejaba "cabida pan Ia verdadera
creación".Por ello debía resignarsea"ganatselavida arreglandovitrinas" (pá¡..543).
El restaurante en el que cenan una de las noches mostraba una eleganciaque "residía
en su desgaire, en su imitación cautelosa de una fonda para taxistas" (p^g. 5a\. La
condición del hombre moderno está representadaen ese gtan aknacén en el que el
ansiosos por esa sección que mostraba úna "versión cbmattzada de los mercados
2a.In
tentación delfracaso, II. Diorio Personal 1g60-1g74,ed. cit., pírg. 162.
".Prosas apátridas, ed. cit., pág. 31.
'"
Véase el epígrafe"Ayacucho: El Rincón de los Muertos", pág. 448.
bohemia. Así por ejemplo, Paradis es el simulado artista e impostor que usa gafas
El enigma de las certezasde antaño que permanece oculto entre ias columnas
barrio antiguo, como rescates del avance de 1o gris o corno islotes perennes dei
pasado,y que el narrador nos ofuecíaen primera persona atavés de sus personaies
cautims,prácúcamente es aniquilada por estos nuevos personajes que optan por la
ciudad industrial y contribuyen a su consolidaitón como espejismo o mascaradade
la corrupción.
modernizada que sienten como espacio aieno y alienante, sino como subproductos
propia máscan.
UN MIcRoCoSMoSURBANOEN EL MAR
ahon regresa a su país lievando en el barco el cadáver de ésta. Al final clel viaje, sin
embatgo, ptotagontza un espectacular cambio de imagen y se convie(te en el más
tn
Gabriel Careaga,Lq ciudqd enmascarada, México, Cal y Arena, 1992, pág.269.
La ciudad europea
407
bordo las clases son tan exclusivascomo en tierra y yo no podía aspirar ^ vn breve
incursión por las altas esferas sin ser expulsaclo por los porteros o, peor
aún,
acusado de arribista" (ptág.ZG7).
En Lns geniecillos
dominica/es,
Ribeyro enuncia explícitamente, en lz voz de uno
de sus personajes,la idoneidad de este recurso literario, es decir, de la creación de un
sociedad: "no hay imagen más perfecta de la sociedad que un barco. Un barco
R-amón_Ribeyro,
Los geniecillosdominicales,Barcelona, Tusquets,1983,pág. lgt.
il I{t:
" Mario Benedetti,"Paisajey lenguajeenla novela", enEl ejercicioáel eriterio,Maárid,Alfag-rara,1995,
págs.158-159.
Media al Renacimiento.Y, para ello, fleta esa nave que vaaladeriva, sin sabercuál
Un barco no podría llerrar a toclos los que ahora esrán en el número de los
necios. [...] Acuden en desbandada como las abelas e intentan nadar hasta la nave.
Todos quieren ser los primeros; muchos necios y mentecatos llegan dentro: aquí he
hecho su retrato3Z.
En "Te querré eternamente", también Ribeyro fleta ese barco que simboliza
la estraa{tcación de la sociedad, como mecanismo nanaúvo desmitificador de la
ciudad y sus lacras.Y, del mismo modo que SebastiánB:c,intquinientos años antes,
también aquí se sugiere la idea de la nave engullida por la frierza indómita de algún
imprevisible torbellino :
Una orquesta arnentzaba nuestra gula y todo el barcoparería una ciudad de /ncosvrajando
hacia algún tenebroso remolino. (VW.Ze9¡uo
mismo valor que el paso de las estaciones o Ia intciación de los grandes ciclos
32
SebastianBrant,In nave de losnecios, Antonio RegalesSerna(ed.), Madrid, Akal, 1998, pág.67
t"t,Ibide^,
pitg.323. El subrayadoes nuestro.
'-
El subravadoes nuestro.
vitales" (pág. 266). La alternatwa aquí planteada entre el implacable paso del tiempo,
vrtal dei protagonista se repite con idénticas acciones: la parcja desciende del barco
Como polo opuesto a este final, ei relato titulado "Cuando no sea más que
sombra" (1960), cuya trama también transcuffe en Ia capital francesa, supone una
afirmación de ese casi increíble eterno amor nunca satisfecho que culmina en la
unión con la muerte, cuando la pateia se consume en las llamas de un incendio. La
finaL en la muerte constituyen una úarna distinta pan la consecución del mismo
abocado a la ineludible vejez, el enrarecido ambiente que origina el paso inútil del
tiempo, etc. f)e nuevo el mito se disuelve, y la decepción que se adueña del
35El
subrayadoes nuestro
Este resurgir del tiempo cícJico que ya prcponíamos como eje temátrco en
Frankfurt y entabla una corrversación en un bar con un tipo que tiene una mano de
metal. A partir de este momento el cuento nos lleva, como un carrusel, de historia
en historia, ensamblando los diálogos de manera que pronto perdemos toda huella
del narrador primero. Sólo en el desenlacereencontramossu pista, cuando de nuevo
aparecesu voz y conocemos su finaI trágico: fue encontrado en una de las calles con
las orejas y Ia nanz amputadas por una mano mecánica.Y, pan dar una explicación
al médico que lo atiende, comfenza a cont^t su historia con las mismas palabras con
que se proyecta hacia el infinito, hacia 1oeterno, a trav-ésde la metáfora del carrusel.
personaiesse empeña en buscar la piedra que gira, donde años atrás fusilaron a su
hermano. Al adentrarse en el bosque descubren la misteriosa piedra que en SU
"Nuestra primera esperm4 la inocente, cayó aquí. Y cayó tarnbién su vida. Así,
placer y muerte se reúnen. Al lado de la piedra que *^" (p^g. 277).Esa materia
inerte se convierte, así, efi metáfor de la vida misma simbólicamente representada.
La ciudad europea
41,3
metafóricas de la realidad36.
que nos transmite como ftozos de poemas: "abierto en Ia tard,ecomo el ojo llorón
36
JesúsRoderoanalizala ambigüedad de estecuentoa travésde mecanismos concretosutilizadospor
Ribeyro como son la locura y el disfraz.En su tesis Losmargenesde Iq reatidad en l.oscuentosde Julio
RamónRibeyro,Michigar¡Ann Arbor, 1994,págs.146-154.
'' Julio
Ramón Ribeyro, en Wolfgang A. Luchting Estudiondo a Julio Ramón Ribeyro, Frankfurt,
Verwert, 1988,pág.160.
Por ejemplo: "El cielo nublado desenvainasu espadade fuego", "¡Ag,ra sucia,
agua de nube, agu^ ramera!Abre tus piernas líquidas y absórbeme en el torbellino de
tus algas" (ptág.322),'Vira hacia nosotros con todas sus velas henchidasy su proa
hiriente, su portentoso falo" (pág. 32\, etc. 'I'ambién el tiempo tiene un valor
Con tanto muerto de hambre que hay por aquí vamos a tener mucha competencia"
(pn9.327). Así, por ejemplo, cuando el narrador decide ponerse a su mismo nivel y
secreto de su supervivencia:
Yo señaléel edificio.
*Al castillo.
Lmenzo me observócon soma y sepuso bruscamenteserio.
-¡Qué castillo!
¡Qué castillo! ¿Creesque soy un imbécil? Vamos, confiésalode una
vez, sabesmuy bien que no esun castillo,sino una clínica. (pá5. 324)
diflcultad su enorme joroba sobre sus piernas enclenques,, (pág 32g). Esta
personajesde Ribeyro, cabe decir en este caso que, al iguat que Chadot -de quien
Lorenzo es también ese "rruevo caballero de la triste hgura con algo de parado
sombras grotescas, se entreabre una gtieta en la bóveda del cielo que permite atisbar,
en el "ojo llorón" del estanque que Io rcfleja, el abismo inmenso del vacío que a
...Admira sobre todo los días otoñales, el corazón seco del otoño, eLcotazón seco de
los árboles, que cae sobre rtuestro corazón seco, sin amor ni ternltra, que cae sobre
rruestro corazín seco y lo estnrj4 que cae sobre nuestro corazí¡ seco y le arrebata
para siempre lal.oz, que cae sobre nuestro corazótt seco y lo entrega al sueño, a las
únieblas.(pn9.327)
Una sociedad que, en su actitud indolente, estruja y secael conzón de los que se
desmarcan de sus reglas cerradas. Pot tanto, si la sociedad ie considetaba loco, "lo
mejor en hacerse el loco" y elevat su locura il más alto pedestal, el de la
inquebrantable libertad.
"La primera nevada" hacia una novedosa salida en Ia n ffativa ribeyriana, que se
38
Ramón Gómez de la Serna,"Charlotismo", enlsmos, ed. cit., pág.266.
de la sociedad acomodada:
La ciudad europea
4"17
Solo en ese momento se dio media vuelta y quedó miranclo mi ventana. pero
cuando yo creí que iba a venir hacia uú, se limrtó a levantar un brazc¡
con el puño
cerrado, con un gesto que eta, más que una amen za>una veng¿n?a, antes
cle peáerse
pam siempre en la primera nevacla. (pág. 309)
Yo rniraba estas rnanos con pasión, diciéndome que para un buen observador
toda la historia de una persona está contenida en su dedo meñique. Pero, a fuerza de
examinarlo, sólo decluje que se trafaba,de una persona lánguida, esbelta, espiritual y
desgraciada. (pág. 31,1)
"no conocía otro placer que su dominó semanal" G,íA. 314), un desocupado, la
dueña de la pensión, un militar, un seminaristay tres mujeres de vida alegre. En
compfafse en un vestido:
L,A.vlo¿ ENTRE,SOMBRAYSUENOS.
París y Varsovia son las ciudades que en ios cuentos titulados '?apeles
disolución del mito, representadoen este caso en el extremo opuesto al del "afior
eterno": "la historia del macho latino cobrándose una buena pteza en el vergel
centroeuropeo" (Bárbara", pág. 271). Esa total incomunicación se rompe en el
desenlace de ambos relatos, en los que puede leerse una interacción {nal ante Ia
supone una nueva coflciencia adquirida con el paso del tiempo, el narrador corrienza
el relato de aquellosaños de juventud:
Yo eta uno de los treinta mil muchachos que asistía a uno de esos Congresos
de la Juventud, luego veniclos a menos. Eramos ilusos entonces y optimistas.
Cteíamos que bastaba reunir a jóvenes de todo el mundo en Llna ciudad, hacedos
durante quince días pasear, conversar, ba)lat, comer y beber juntos pa(a que la paz se
instalara en el mundo. No sabíamos nada del hombre ni de la historia. (pág. 270)
español y francés", pag. 271) no permite romper con la soledad en la que cada uno
básicamente a l.ra'vésde "gestos y señales", cofl lo cual este filuo d,e marcada
entender queBárbaraquiere llevarle aun casade carnpo que tenía en las afueras de
la ciudad. El úaje en tren recuerda aquel "viaje urbano" del protagonistadel cuento
personajes rea)izanun viaje en un tren de "apenas tres vagones que hacían el servicio
regular entre una de las puertas de Varsovia y ios suburbios del Sur, atiborrados de
proletarios"(pág.271).
AI finahzat el trayecto en tren y continuar ei viaje en bicicleta, la atmósfera
...Proseguimos por este medio un viaie que desde entonces comenzó pzlr.ami a
tefurse de irrealidad [...] íbamos aceleradamente,Bárbaxa delante mío, pedaleando con
enetga y yo detrás fascinado por su críneo redondo y su cola de caballo dorada.
@áa.272)
una situación tan anómala:tras quitarse su vestido,Barbasa sacó todas las faldas que
derribar uno de los muros que comunica los dos túneles insospechadamente
a2En
el"segundodiarioparisino",Ribeyromencionaestesuceso,a partir del cual escribiríael cuentoque
aquínosha ocupado:"Cartade Bárbara,mi amigade Varsoüa.¿Quéme dirá?.Estáen polaco.Recuerdo
susojos admirables,
los valsesde Straussenlaplaza Stalin".I"a tentacióndelfracaso,L.., ed. cit., pág.
95.
a3IsolinaRodríguez
Conde,Aproximaciones a ls narrativqde Julio RamónRibeyro,Madrid,Universidad
Complutense de Madrid, 1984,pág. 138.
La ciudad europea
423
r,a visión del último afiche, un paisaje de las costas de Malaga. cumple la
función del espejo que der.'uelveal protagonis tala, tmagende su propia vid4
precana
y frusttada. visión que le fuerza a rcgtesat ar hotel, con lo que aquella
incomunicación que hasta ei momento se interponía mostrando la tremenda soledad
4
I'a tenfación delfracaso, III. Diario personal Ig75-Ig7g,ed. cit., pág. z4g.
Los papeles pintados, al igual que las faldas de Bárbara, son, en definitiva,
esos "obletos
"objetos portadores de ilusión"4s
ilusión"45 a los que la protagonista se aferca en un
intento desesperadopor dar encanto a su mundo gris y anodino. Y funcionan como
mecanismos compensatorios que afloran de la sabiduría que en ellos se esconde:
saber que la vida es sombra y sueños pero vivirla como si no lo fuese, manteniendo
esa actitud de incanjeable calidad humana que no sucumbe a la insistente derrora y
sobresalen tres en los que estas líneas vitales deshumani zadoras se intensifican con
especialénfasis.
a5En
una entreüstapublicadapor WolfgangA. Luchting en su libro Estudiondoo Julio RomónRibeyro,
el cuentistacomentaa propósitode estosdos relatos:"Más relaciónestructuralhay entrecuentoscomo
'Barbara'y 'Papelespintados'
[...] La idea [...] es la de la coleccionadora
(aficñeso faldas),objetos
portadoresde ilusión".Ed. cit., pág. 160.
La ciudad europea
425
Sin duda, "La estación det diablo amarillo" es el cuento en el que ese proceso
es más expJícito.El narrador cuenta lawdadiana de unos cargadoresde vagones,
que sólo viven en su trabaio por no quedar más horas para ei descanso, con lo cual
sus vidas se resumen en un dejarse morir; de nuevo, la vida entre sombra y sueños:
"a) saht del trabajo éramos incapaces de cumplir nuestros preciosos sueños,, (pág.
296). Esta experiencia,lTevada hasta sus últimas consecuencias,provoca una feroz
deshumanizaciín de los personajes:
eue el escritor hace explícita en varios
momentos del cuento:'?oco a poco sentí que me deshumantzaba...,,(páE. zgg),
"'..un noctumo reencuentro con la parte aún viviente de mi espíriru,, (pág. 300),
'trdo
se quejaba nunca, era infatigable, una máquina perfecta acoplada a su diablo,,
(p49.300),"con la concienciaadormiladapor la rutina de mis movimientos...,'(pág.
301)'La escenificaciónde esteproceso de deshumanizaciónsugiere,en consonancia
con la visión evanescente de los espacios en continua supeqposición, el
nuJuan
CanoBallesta, al analizarla percepcióntraumáticade los efectosde la industrializaciónen distintas
ramasdel arte a partir de 1928,ejemplifica"el poder esclaüzadory destructorde la máquina,, Ia
en
películaMetrópolis (1926) de Fritz Lang. Su análisiscoincideplenamentecon el procero qul
sufren los
personajes de estoscuentos:'El hombrequedatotalmentesupeditadoal funcionamiento de aquell4 sigue
susritmos y seconvierteen una piezamásde zu avasalladorengranaje"Literatura y tecnología(,as lelas
españolasqnte Iq revolución industriol: 1900-1933),Madrid, Orígenes,l98l; concreiamenteen
el
9apítulo "La modernidad: artey civilizacióntécnica",pág.17.
-' Maria
Bolaños, "La ciudad es un estadode ánimo", en I-a ciudad (en la colección
fotofrafica dct
valelcra, IVAM centre Julio Gonarález / GenenlitatValencian4 1996,pág. lg.
!(AM),
"" JulioRamónRibeyro,La tenfacióndelfracaso,II, ed.cit.,pág.l6t.
lado de aquel viejo argelino, Bel-Amir, que "a pesar de rener sesentaaños era el
cuando las sernanas fueron pasando y las mañanas se hacían cada vez rnás fúas;
cuando vimos nuestras rnanos encallecidas y enmoheciclos los rrrecanismos más
fr.ágilesde nuestra inteligencia; cuando en la cantina de la estación, entre centenares de
ferroviarios, no podíamos conversar sino de cosas cada vez más triviales; cuando todo
esto sucedió, comprendimos que había terminado el tiempo de la dsa. Nos dimos
cuenta que cada día nos volvíamos tan to{pes, tan tristes y tan rutrnarios como Bel-
Arnir, el rnás antiguo de los cargadores. (pá9. 29V+o
Sólo cuando se produce la herida mofta| del protagonista con el v4gón más
peligroso, el llamado "diablo amarillo", tiene lugar la rehumanización de Bel-Amir,
*
Julio Ramón Ribeyro n¿uraen su Diqrio esta experienciavivida en París en el año 1956: .,El
agotamientofisico reducela üda intelectivq suprimeen el hombretoda capacidadpara elaborarideas
abstractas.
Esta constataciónla he hechodurantela pausaque nos dan a medio díaparaalmorzar.Mis
compañerosy yo comemosen silencio,como los demásobreros,o cambiamosmonosílabos sobre el
tiempo,el trabajo,el deporte,el vino. Ningunaposibilidad,ningundeseode entablaruna conversación
interesante.
Cualquierintentopor remontarseun poco es vano.Se recaeconstantemente en lo banal.En
otrascircunstancias una sobremesa eraentrenosotrosla aperturade un debatefilosófico.Ahora,agotados
por el esfuerzo,diríaseque damoslicenciaa nuestroespíritu,y vivimos solamenteen un mundo de
sensacionesy de reflejos".I'a tentacióndel fracaso, L.., ed, cit., págs.i35-136. Ribeyrotambiénnarra
estaexperiencia en la entrevistacon CésarCalvotitulada"Los grandesreportajes:J. R. Ribeyro-(1971),
recogidaen el libro de entrevistastitulado Julio RamónRibeyro.Las respuestnsdel muda,JorgeCoaguila
(selección,
prólogoy notas),Lim4 JaimeCampodónico, 1998,pitg.29.
esclavirud.En este sentido, "La estación del diablo amarillo" presenta con tcida su
personaje triunfa sobre sí mismo, desde el momento en que consigue llegar a ser
algo que había quedado totalmente borrado de sus sueños: un ser humano. Por
Diocleciano":
Y pa:a que esta cnaca sea más enérgica Ribeyro representa, como al fondo
utjüza la Navidad como referente temporal, a 1o que suma el punto de vista del
50
Julio Ramón Ribelro, Prosqs apátridas (completas), ed. cit., pág.28. En el "segundo diario parisino",
Ribeyro también reflexiona sobre la situación de los obrerog proponiendo una explicación muy adecuada
al cuento que nos ocupa. "Comprendo también ahora mejor la sifuación mental de los obreros, sus luchas,
sus aspiraciones.Lo que los caractenzaradicalmentees su ausenciq de porvenir. Jornaleros de su propia
vida, cada día que termina es un destino, un combate, un epílogo siempre prorrogado. Por eso es que el
ahorro, siendo en algunos casos posible, no tiene sentido en ellos, pues están "exonerados del mañana"'.
La tentación delJracaso d ed. cit., págs.96-97. Esta reflexión sobre la experiencia del obrero y su
tratamiento concreto en el cuento que analizamos,apareceen el "Tercer diario parisino" como vivencia
personal del escritor: "Fatigado por mis dos jornadas de trabajo en la Gare de Payol. Ocho horas diarias
llevando bultos de un lugar a otro en una extraña carretilla que fos francesesflamandiable. Si no fuera por
el buen humor de mis camaradasno soportaría este trabajo. Ayer salí de la Gare con dos horas de
anticipación, pues estabaa punto de desplomarmede cansancio...". Ibidem, pág. 135.
Vive en uno de los pocos corxalones que se han librado del crecimiento de la
ciudad y que subsitt .t ,rtii..onados, chancrósos, aI lado de residencias señoriales.
Ellos son los que, corno una provincia pobre, proveen de sirvientas, lavanderas,
choferes, mano de obra en sunra a la opulencia que los circundasl.
Por último, es interesante destacar en este cuento una nueva forma d.e
reelaboración del mito del Paraíso perdido, partienclo, como es habitual, de una
5t
J.rlioRamónRibeyro,cambio de guardia,Barcelona,
Tusquets,1994,págs.114-115.
de los "cuentos limeños" se reafirma, aunque en este caso se introduzca esta nueva
variante: Lima y Orán como sustitutos de la Lima antigua tdealizada,y París como
'T.as casas de la rue d'Aubervilliers, distintas
equivalente a la Lima modernizada:
todas, pero que a fuerza de haber permanecido siempre juntas, bajo el mismo sol y la
misma lluvia, formaban un paredón ceniciento perforado de ventanas" (pág. 301).
Luchting, manifiesta que este cuento "es un monólogo no del personaje, sino de un
testigo de su vida, en este caso mío, del autar del relato"52. En cualquier caso,
miserable, en la que se han cerrado todas las puertas que asoman al mundo de la
Este relato es uno de los pocos en los que Ribeyro experimenta con nuevas
5t Julio RamónRibeyro,en WolfgangA. Luchting,Estudiondoa Julio RamónNbeyro, ed. cit., pág. 161.
ilusión entre el
rluslon -t rurdo
ruido de los teletipos"
teletioos" (pág. 330), "no hay consuelo para ios
supüciados" (p4.331), etc.Sin embargo, el finísimo hilo pareceresistir, puesro que
aunque el personaiese define como "soñador sin potenciu:' (p^g.330), insiste en dar
vtdaa la moribunda esperanza:"eIsueño te mantienr'" (pág.330), o'.sigues soñando
Rosa entre el ruido de los teletipos" (pag. 330), o "algún día regresarásentre el ruido
de los teletipos ^tlt cas^deBarcelona" (ptag.330).
mismo modo que lo utiJtzaba pan la escritura de Lima, pero en este caso
cumpliendo una función añadtda,la desmitificacjónde la ciudad europea.
proyecta la ilusión haciala nada, como navegando "en un vaso hacia el reino de las
sombras"53,es el titulado "Nada que hacer, monsieur Baruch,,, en el cual el hilo que
miiagrosamente sujetaba la ilusión de Carmelo Rosa, se rompe finalmente para dar
53
JulioRamónRibeyro,La tentacióndelfracaso,II. Diario Personallg60-Ig74,ed. cit., pág.na
ese mundo con los rasgos de superficialidady consumismo que impiica el tipo de
con Ia aparición de signos iniciales que a medida que se desarrolla el cuento van
completando su significado pan conÍluir todos ellos en la muerte final. En el
un dilema que se había planteado desde que ocupó aquella casa: "¿cuál de las dos
t...] ambas habitaciones eran absolutamente simétricas [...]" (pág. 288). Esta
"duplicación inútil del espacio" parece tan irrelevante como la disyuntiva que todos
los días se plantea, evocando de esta m nera la idea de monotoníay eI no menos
inútil paso del tiemposa. El narrador refuerza esta sensación con la aparición de
en 1o más mínimo aquel rostro inmutable, que es yala tmagen misma de la muerte y,
ante esta visión, el discurso se genera como un fluir de conciencia en el que el lector
puede descubrir la tremenda soledad del personaje que, sin duda, rememora al
protagonista de "IJna aventura nocfLuna", para quien el hecho de que un
desconocido le pregunte la hora es todo un acontecimiento:
cerrado de la casa como mundo aislado.La vista desde una las ventanas era,,.tJna
fábrica donde nunca supo qué fabicaban, pero que debía ser un lugar de penitencia,,
G,á8- 289), de nuevo simbolizando esa ciudad industrial que el personaje rechaza,
tt
VéaseJamesHiggins,"Modelos del desencant o", en Cambiosocialy constanleshumanas.In nmrativa
cortq deNbeyro, Lima, PontificiaUniversidadCatólicadel Peru,FondoEditorial,1991,págs.100-105.
La ciudad europea
+J3
terminaba de leer porque "no entendía lo que de{tan". Baruch siente el mundo en
él
representado como realidad absurda y ajena en la que no consigue encontrar
su
ltgut- Además, su identidad ncíaJ,
1udía- y el hecho de vivir en un barrio de
inmigrados (en la fábncatrabaiaban"obreros negros,argeiinose ibéricos,,,pí4...2g9)
5u
Vtiaselapág.429.
" Véaselas pág. 385 y 480.
"estaba definiti¡,-amente fuera de uso", en lugar de llegar hasta ese destino previsto
de forma naísral, decide desengancharsey perderse en ese olvido que le ha affapad,o
...Baruch sintió una vez más l¿ sirena de los bomberos, pero acompañada esta vez por
el traqueteo del vagón que se desengancha y acelerando p.ogt.rn'"*"nte se lanza
desbocado por la carnpiñarasa, sin horario ni destino (...) desapegado, ebrio, sin otra
conciencia que su propia celeridad y su condición de algo roto, segregado, condenado
a no termiflar más que en una vía perdida, donde no lo esperaba otra cosa que el
enmohecimiento y el olvido. (pá8.292)
tras una noche de insomnio, intentando recordar "todas las camas en las que había
58
La tentaci ón deI fracaso, I I 1..., cit., pág. 229.
" Juan Cano Ballesta analiza la imagen perturbadora del tren en la literatura española finisecular,
concretamenteen "Jardínjunto a la üa" de Azorín: "El tren se asociacon lo artificial, ruidoso, insensiblee
inauténtico, pero también con la desbordante,aunqueazarosaütalidad del mundo moderno". Op. cit., péry.
13. Azorín describe de este modo el tren como gran máquina de la sociedadmoderna: "De tarde en tarde
pasarozando las tapias deljardín un tren. Unos marchanpesados,lentos; otros pasanraudos,vertiginosos.
Si es de noche, un resplandor súbito se cuela por el varillaje de la puerta. Sereshumanoscruzan en esos
trenes arriba y abajo. Con ellos van afanes, tristezas, deseos,¿rmarguras...""Jardin junto a la vía", en
SantiagoRusiñol, Jordines de España, Barcelona,Renacimiento, rgr4, págs. 5-6.
dormido en lcis últimos veinte años y todas las cancionesque estuvieron de moda en
su juventud" (p"g. 288) [.Y entretanto,-podría decir Baruch asumiendo las palabras
y vacía, ahora el narrador completa Ia metáfora del tren como proyección de la vida
del protagonista: imagína un tren formado por todas las camas en las que había
dormido durante los úitimos veinte años 1l, al mismo tiempo, intenta recorda¡ las
canciones de su juvenrud, pero en ese momento estos dos signos del pasado se
...Dejó de ver su casa,sus aÍrnados y sus mesas,pajraver nitidamente, esta vez sí,
inesperadamente, a la luz de un proyector interior, maravillosamente, las carnasen las
que había dormido en los últimos veinte años,incluyendo la última doble de la tienda
de Marais, donde Renée se apelotonaba a un lado y no permitía que pasarade una
línea geométrica e ideal que la par(ra por la mitad. Carnasde hoteles, pensiones,
albergues, siempre estrechas, impersonales, ásperas, ingratas, que se sucedían
rigurosamente en el tiempo, sin que fñara una sola, y se sumaban en el espacio
formando un tren noctumo e infernal, sobre el que había reptado como ahora,
dr¡rantenoches sin fin, solo, buscandoun refrrgio a su pavor. Pero lo que no pudo
percibir fueron las canciones[...] sólo lognban hacer descollarpalabrassueltas,tal
vez títulos de aires de moda, como tr¿ición, infidelidad, perfidia, soledad,cualquiera,
angustia, vengatüa l. .l (párg. 292)
sentido, Ribeyro sugiere que la variación del carácter personal hacia Ia esperanzano
uo
Palabras de fubeyro tras reflexionar sobre las que denomina, con tono irónicamente eufemístico,
"ciudades especialesconstruidas para los muertos", esos "exiliados de la ciudad de los üvos". En La
te.ntacióndel fracaso, 11...,cit., pág. I I 5
"' En La tenfación de[ fracaso, III..., cít., pág. 200. Higgins comenta sobre esta misma idea: "La imagen
del tren es un motivo clave, porque la üda errante de monsieur Baruch no ha sido sino una larga y
continua huida de una realidad que fo aterra. Pero la imposibilidad de escaparseestá sugeridapor el hecho
través del cual, al ftnal del cuento, el lector puede presenciar una apuestaúltima y
desesperadapor la vida. En primer lugar se uahza el motivo de la muerte como
mecanismo pata un^ reelaboración irónica de los tópicos del locusamnenus,
panisct d,
que se sobreentiende que sólo se puede accederpor el camino de la muerte:
Pero esta evocación del paraíso lo revela como fngSl Arcaüa, dado que le
lleva a plantearse todas las decisiones erróneas que habían tnzado la ruta de su vida,
...Poder ahora que se moría, lejos ya del rincón arneno, caído rnás bien en un barranco
inmundo, tentar una curación in extremis, darse un plazo, dutar, romper la cafia
anunciadora, escribirla la mañarr- siguiente o el año siguiente y segrirse paseando aún
por esa casa, sesentón, cansado, sin oficio ni arte ni destrez4 sin Renée ni negocio,
mirando la fábnca enigrruática o los techos del garaje o escuchando cómo bajába el
agua por las tuberías de los altos o madame Pichot encendía su televisor. (págs. 29+
2es)
de queel departamento
quees su únicorefugiodupliqueel mundodel cual estáhuyendo".JamesHiggins,
op.cit., pág.103.
que a lo largo del cuento han creado la percepción de un lento y progresrvo viaje
haciala muerte, y que se concretan en un uhaitr- dentro y hacia fuera de sí mismo,
Monsieur Baruch se puso de pie, pero en realidad seguíatendido. Gritó, pero sólo
mostró los dientes.lcvantó un brazo, pero sólo consiguió abrir la rnano. Por eso es
que, a los tres días, cuando los guardias derribaron la puerta, lo enconüarnos
extendido, mirándonos, y a no ser por el charco negro y las moscas hubiéramos
pensadoque representabauria pantomima y que nos aguardabaallí por el suelo, con eI
brazo estirado,anúcipándosea nuestro saludo.(pá8. 295)
Come vemos, las tres primeras frases eslán divididas en dos partes, las
primeras nanadas desde el punto de vist4 ahora totalmente distorsionado, de
en este finatrcon la apariencia del vivo, como actor que nos mira y nos saluda desde
el suelo, pero con el bnzo tan estirado que parece implorar el anhelado contacto
humano que, como era habitual en su vida, llega demasiado tarde para salvado.
duda convierte este cuento en el más sombrío de La pakbra d¿l rnudn.Si en relatos
como "Las cosas andan mal Carmelo Rosa" o en "La estación del diablo amarillo"
todavía podían oírse los ecos pianísimos de esa voz universal, o adivinarse el
delicadísimo hilo que suietabaa la esquiva ilusión, en "Nada que hacer, monsieur
IJaruc[r" las sombras apaganlaluz del escenariode los sueños,el silencio se adueña
enfoque principal del escritor, de manera que su presencia se siente como constante
esencialde su mkadaurbana.
6'_.Jorge
Luis Borges,"Arrabal", Fervor de BuenosAires (1923), Obra poética Ig23 / 1977, Madnd,
Nianza,1981, pág.45.
4. CruoenBsMÁcrcls, cTuDADES
MUERTAS.
autores para Ia tr:adición de "una L:rrrtaque se va". Pero el rostro limeño d,e ciudad
rnuertase desvanece cuando la modernidad irrumpe en pleno siglo XX, dejando al
estudio "IJna visión simbolista del espacio urbano: la ciudad rrrúetta"2,ofrece una
"Dirección equivocada" y tantos otros, nos vienen a la mente cuando leemos este
fragmento de I-nzano. Pero no pretendemos en este capítulo reincidir sobre ios
I Declaraciones
de RibeyroenWolfgangA. Luchting,"El encantode la burguesíaesdiscreto",Escritores
piensalt,Quédicen,Lima, Ecomq 1977, pág.56.Reproducimos la citaen la pág.288.
1"!"o!^: Qué,
" En JoséCarlos Rovira y JoséRamónNavarro (eds.),Actas del I CotoquioInternocionol^"iiteratura y
espaciourbano" (1993),Alicanre,FundaciónCulturalCAM 1994(págs.60-73).
' Mtguel
ángelLozano,"Una visión simbolistadel espaciourbano:la ciudadmuerta',ibidem,pig. 64.
de la ciudad muerta. Si aquella ciudad invisible se rcfería alaLirna del pasado, cuyas
escritor descubrelas huellas dei enigma. Para el esbozo del origen y desarroilo
literario de este motivo, nos apoyamosen el estudio de Hans Hinterháuserque se
encuentra en su ltbro Fin d.esiglo.Figurasltmitos|, y en el ya citado de Miguel Ánget
Lozano.
componentes -por ejemplo Ia catednL de Nore Dame- como lugares que parecen
eficeffar "un enigma, :urrasabiduría perdida" (T-a iuventud en la offa nben", pág.
lugares míticos como la huaca Joli*u, que aparece en el cuento 'T,os eucaliptos".
Ese sepulcro de los antiguos indios, en el que a menudo se encuentran objetos de
valor, es representado como el espacio del enigma, una ciudad muerta, pero también
una ciudad mág¡ca:
a Recordemos
el cuento"Los eucaliptos",en el que estos"geniostutelaresdel lugar" sonel origende la
reconstrucción de los espaciosdel pasado.
5 HansHinterháuser, "Ciudadesmuertas",enFin de sigto.Figurasy mitos,Madnd,Taurus,1998,págs.
4t-66.
6 Recordemos como ejemplomásrepresentativo en estesentido,el fragmento,ya citadoen estetrabajo,
del cuento"Papelespintados":"...eseintrincadobanio dondelas calles,surgidasen una épocaen la que
no existíaaún la nocióndel urbanismo,eranun desafioal sentidode la orientación.Callesen apariencia
paralelasempezabana separarsey terminabanpor conducir a puntosdiametralmenteopuestos,mientras
queotras[...] secruzabande súbito,[...] perdiendosu nombreen unanuevaarteria"(pág.3i8).
La huaca estaba para nosotros cargada de misteric¡. Era una cizrdadmaertil , vna
ciuclad para los lnuertos. Nuuca nos atrevimos a esperar en ella el ¿tardecer. [...] A la
hora del crepúsculo [...] cobraba un aspecto triste, parecía enfermarse y nosorros
huíamos despavoridos por sus faldas. Se hablaba de un tesoro escondido, de una bola
de fuego que alumbraba la luna. Ylabía, aclemiis, leyendas sornbrías de hombres
muertos con la boca llena de espurna. (pug. 117)
sepulcros. Pero incluso este lugar mítico tampoco permanece indemne ante el peso
de la industitahzación, y en "Los eucaliptos" sucumbe finalmente al irremediable
avarTcede lo gris. fubeyro identifica la huaca con la ciudad muerta, con el fin de
transmitü, a través de ese espacio simbólico, el proceso de transformación de la
fisonomía urbana, afectando inciuso a los espacios míticos del pasado prehispánico
que habían sobrevivido en la ciudad colonial. Su objetivo eri este relato y, como
hemos podido comprobar, en una buena parte de su narrativa, se centra en
transmitir el proceso de disolución de aquella Lima que, como escribió José Gálvez,
"fue, durante la Colonia,una ciudad muerta. Hasta que llegó el pomposo tiempo de
' El
subravadoesnuestro.
8 José
Gáivez,(JnaLima quesevcr,Lim4Eufori6n,l9Tl,pag. 33.
?¡4ry"t Ángel Lozano,"Una visión simúolistadel uibuno,la ciudadmuerta",cit., pág.65.
'" Ibidem,pirg. "rpu"io
64.
Ciudadesrrrágrcas,
ciudadesmuertas 443
¡r
Tesis fundamental de la que hemos partido en el capítulo "Función textual de la Lima imaginaria: la
cjudad invisible", y que vertebra nuestro enfoque de la perspectivaurbana en los cuentos deRibeyro.
" Miguel Angel Lozano Marco, "Una visión simbolista del espacio urbano: la ciudad muerta", cít., pág.
60. Entre los libros de poemas de Rodenbach, Lozano destacaLajeunesse blanche (1886) o Le régne du
silence(1891), Viesencloses(1896) y Le ntiroir du ciel notal (1898).
" Hans Hinterháuser, "Ciudades muertas", cit., pág. 42.
¡o
Lozano cita otras obras del escritor belga en las que recrea ciudadeshabitadaspor la melancolía como
espaciosasociadosa la introspección: los ya citados libros de poemas Vies encloses(1896) y Le miroir du
ciel notal (1898); las novelasLe carrilloneur (1897), L'Art en exil (1899), y los dramasLe voile (1893) y
Le Mirage (1898); fodos ellos relacionados con Bruges-la-Morte. Cit, pá9. 16l.
personaies,ia Ciudad sugerida ltgzda al personaje que lahabita, son, como sabemos,
las claves básicas de la construcción de la ciudad en Ribeyro, pero en los relatos que
aquí vamos ^ analtzar, dichas claves se proyectan sobre un escenario inédito: la
ciudad antigua, misteriosa y mágjca, donde la concepción anímica de sus paisajes
Del mismo modo también hay ciudades que denen una personalidad, un
espírinr autónomo, un carácter casi exteriorizado que corresponde ya a la alegúa, al
fluevo amo4 a) rem¡nciamiento o a la viudez. Toda Ia población tiene un estado
espirinral, y apenas se vive en ella, este estado del alma se comunica, se nos propaga en
un fluido que se inocula y se difunde con la atrr¡ósfera.
Hugo había sentido al principio esta influenciavagay lenitiva de Brujas, y por
ella se había resignado a sus solos recuerdos, a la ruina de sus esperaflzas,a la espera
de r¡na buena muerte... Y ahora todavia, a pesar de las angustias del mominto
presente, por 1o menos su pena se diluía un poco alahora del crepúsculo, sobre los
largos canales de agua inqtxeta,procwraba conjunürsedc nuel)ocunb inagenjt senlanla fu la
ciudail6.
novelas como L^awlunlad de Azorín, (anino deperfecdtínde Pío Barcja o Ángel Guera
fnuefta.
17
Miguel Angel Lozano, en el citado estudio, analiza el "topos" de la ciudad muerta en la literatura
españolade principios del siglo )O! destacandociudadescomo Toledo, Segovia, Ávila, Soria, Córdoba,
Santiago de Compostela..., y en las obras de autores como Azorírq Baroj4 Unamuno, Machado, y otros
en los que se reconoce esta orientación temátic4 como Enrique de Mesa, Díez-Canedo o Andrés
Gonzál,ezBlanco.
18Hans Hinterháuser, "Ciudades muertas", cit., pág. 60.
gris y en su fisonomía global de viejas piedras que recubren, por dentro y por fuera,
la faz y eI allrrradel conjunto urbano: sus calles, conventos, palacios, iglesias,
carnpanartos, puentes y canales. Esta ciudad de piedra, emblema de las ciudades
muertas, encierra ese enigma que presienten Ribeyro )' sus personajes ante las
hombre, "no dice su pasado,lo contiene como las líneasde una mano"27;muestraal
Esta visión simbolista del espacio urbano fue adoptada por Ribeyro, no sólo
en los cuentos en los que recrea eI toposde ia ciudad muerta, sino en general en toda
su natraúva, pues, como ya hemos señalado reiteradamente, nuestro escritor
re Augusto
TamayoVargas,LiterafuraperuanaIII. Delposmodernismo,Del PerírContemporáneo,Lima,
Peisa,1993,págs.698-699.
"uObrasselecfqs,Madrid,BibliotecaNueva,1969,pi4..603.Cit. en Miguel Ángel Lozano, pág.67.
21Italo
Calvino,Las ciudadesinvisibles,Madrid,Siruáa" lJ/9g,pág.25.
tt Miguel
Ángel Lozano,"Una visión simbolistadel espaciourbano:la ciudadmuerta,,,cit., pág.az
la ciudad del enigma que por fin Ribeyro nos presenra en toda su integridad;
A I'Eousetnorfedeuaitcorrespondre
me ai/Jemorte
GeorgesRodenbach,Brugu-la-Morte
o Elskamp- 9ue, a finalesdel siglo XfX y principios del XX, crearonuna lirerarura
nacionalbelgaen francésy de espíritu flamenco.De momento, una tímida analog¡a
con Ribeyro surge ya de esta consideración, pues fu rignedu si/ence,
mencionado más
ar.nbacomo primer libro de poemas en el que Rodenbach demuestra una madurez
attisúca, puede ser también el reino de los mudos ribeyrianos y, más en concreto, la
ciudad del silencio recreadacomo estado de ánimo en 'T,os jacarand,ás",y también
en"La piedra que g'ira".
nueva expresión de la soledad. "Son los reinos del silencio, los espacios de la
desolación:pocas imágenestransmiten la sensacióndolorosa de la soledad con más
fuerza que aquellas que reducen al silencio y al abandono los ámbitos de la habitual
estado de ánimo.
a
Miguel Ángel Lozano, cit. $tpra, pág. 65.
'o
Como explica Arguedas, "la ciudad de Huamanga se llama Ayacucho por ley de la República. Se usa
indistintamente ambos nombres. Los indios la siguen llamando Huamanga". "Notas elementalessobre el
arte popular religioso y la cultura mestiza de Huamanga", en Formación de una culturq nacionql
indoamericqnq, México, Siglo X)fl, 1975, págs. 148-172.
25
lbidem, pág. 152.
^
Ibidem,págs.157-158.
en el primer párcafo del cuento que anahzamos, y su símbolo idóneo son los
jacatandás,esos árboles centenarios que continúan ejerciendo su papel de "genios
tutelares del lugar" ("Los eucaliptos", páry.118), pues no han sufrido la violenta
La casa estaba alli, intacta, con su alta cerca de adobe que daba sobre la
avenida de los Jacarandás.Había venido a pie desde la plaza de Armas, con su nraletín
de viajero en la mano, recordando lo que leyera una vez de las ciudades perfectas, las
que se pueden Paseat de un extremo a otro en un cuarto de hora. Todoestabazgat. los
guayabos de la huera, los tres eucaliptos y hzsta las habitaciones, en las que halló el
mismo uie¡odesord¿n.Por ellas anduvo hasta el anochecer, rodeado de uocessilenciosasy
hasta de la músicasihnc,iosaque salía de la radiola, donde el discocantinuabaintnóail, con la
aguja detenida en el ultimo surco. (pág. 37qn
27El
subrayadoesnuestro.
28Miguel Ángel Lozano,
cit., pág.62.El primersubrayado
esnuestro.
Ciudadesrrrágrcas,
ciudadesmuertas 457
sólo es utilizada por Ribeyro en los cuentos sobre ciudades muertas, sino que
nanativa.
sus calles, paraliza su vid4 que ya no es sino el recuerdo silencioso de una vida
...nunca un mediodía luminoso; los paseos son preferentemente al atardecer -la hora
en que por excelencia se intuye el alma de los lugares-, o durante la noche; la estación
es la de otoño o el inviemo, y la alusión al eterno gris ceniciento o alalTovizna da al
lugar el ambiente de un pelpetuo día de diñrntos; las calles están desiertas, o
transiadas pot figuras muy determinadas: algtrna anciana de negro, un sacerdote, trna
beguina ensimismada-.. Las casas -{asoflas, palacios...- están siempre cenadas, y el
Ciudadesnrágfcas,ciudadesmuertas 453
refleio del sol poniente en los crisales los asemeia a los ojos vidriosos de un
agoniz-aüte [...]; y el silencio sólo queda alteraclo por el sonido cle las campanas, la
auténtica voz de la ciudacl. Una religión de resignación y renuncia le da su carácter; y
parece que el conzón de todo este espacio se encuentra -y resurne- en los templos, y,
dentro de estos, en ciertas obras de arte que allí se contienen29.
Ciudad muerta. Cuadras de cuadras para eficontÍaf una tienda abierta donde
calle desértica. A-l igual que el protagonista de B@as, la MuerÍa, este nuevo paseante
soütario, como elfláneurenla gran ciudad, busca la soiedad en las calles como medio
de introspección; en este caso como recuperación de una vida pasada a tavés del
recuerdo:
2e
Miguel Ángel Lozano, ctt.,pág.62.
'u
Julio Ramón Ribeyro, Prosqs apátridas (completas),Barcelona, Tusquets, 1986, pág. 152.
aparecen aquí y allá, ante los ojos del paseante solitario: "efl la sombra de los
Por último, otro rasgo completa la rccreación del motivo: Ayacucho es una
ciudad de casonasy palacios, "antiguas mansiones coloniales" (png.374) entre las
que destacaen el cuento la del rector, "Ia más bella casade la ciudad, con su pórtico
de piedra gris y su portón colonial" (p4. 371), descrita por Lorenzo como espacio
inmutable: "la comodidad de esavieja casa,sus muros inl-ulnerablesv esa forma casi
3t
GeorgesRodenbach,op. cit.,págs. G7.
Ciudadesmá5!cas,ciud¿desmuert¿s
455
el avión, se podían "admuat los tejados de la ciudad y sus treinta y siete iglesias,,
siguiente presentación:
Había olvidado también que era la ciudad de los clérigos. En sus correrías de
Ia tatde se crueó con el canónigo Salas que se escarbabaIa orclapeluda con url palo
de
fósforo, con monseñarLiwma que regresaba cle su chacracon Lúr rnanoto de Jebollas
en la mano, con los padres Hr¡axi, T,ezct¡o y Torrejón, con doce seánaristas que
venían de j"gar *n partido de firtbol en el colegio Fiscar. (p68. 37s)
dnmáttca. Lfuica por dos motivos: por anahzarla vída anímicade un solo personaje,
rodeado de pocas figuras secundarias,y porque el diálogo con la ciudad, concebida
32lbidem,págs.
133-134
del alma de este personaje con la ciudad; la mutua influencia entre el ambiente
urbano y un estado de ánimo". Esta mutua identificación de la ciudad, en ocasiones
Hugues en Bruges-/a-Morte,
quien evoca a su mujer en la ciudad de la melancolía. a
Lorenzo, en cada rincón de Ayacucho, le asalta el recuerdo de los diálogos
"'" gansHinterhauser,"Ciudadesmuertas',,enop.cit.,pátgs.42-43.
Brujas,IaMuerta,ed.cit., págs.65y127.
Ciudadesmágicas,ciud¿desmuertas 457
Lotenzo pasó frente al solar clel rector, la rruís bella casa de la ciudad, con su
pórtico de piedra gris y su poftón colonial. Más lejos se detuvo frente a la iglesia de
Santa Cla¡a y quedó observando su fachada.
-Mira ese elefante -dijo Olga-. AIIí al lado de los apóstoles.¿Qué cosa queuá
dectr?
(pág.371)
Lnrcnzo evitó la calle 28 de Julio, [..] y tomó cuestaarriba una calle paralela.
No había pavimento ni otra luz que la del cielo. En una de esas casasviejas,
descuidadas,que tenían cuatrocientosaños y se venian casi abajo, vivió el rebelde
Franciscode Carvajal,decapitadopor orden del PacificadorLa Gasca.
-Me parecegue he retrocedido varios siglos-diio Olga-. Nada ha cambiado
aquí.Me siento feliz, Lorenzo. Pero estospaseoscansan.@á8. 373)
Luego miró las torres de la cxedral y lo que vio fue un gallo asomado a la
ventana de uno de los carnpanarios, que extendió las d"r y l¿nzó un estridente
nuiriwtlufi
esa rorre vive alguien -dijo olga-. He visto a veces que ponen ropa-a
secar.(pág.374)
continuamente evocada con la que se entiende que disfrutó de una vida feliz. De
hecho, el protagonista repite en dos ocasiones a 1o largo del cuento: "es una ciudad
en la cual, con un poco de esfuerzo [...] r. puede realmente ser feü2" (páp 314).
capítaJ. francesa, y la ciudad muerta en sus vidas tan sólo es lugar de visita o
de los deseos..."37.En "l-ns jacarandás" Lorenzo también responde a ese pedrl del
hombre que se siente vacío y renuncia a cualquier invitación de los personajesque le
377), esa sensación que Azorín describe a propósito de Segovia *otra ciudad
muerta- en Do'ñaInés (1925): "el agridulce regodeo en el tedio" que se experimenta
37
MiguelÁngelLozano,cit.,pág.63.
]i Azori¡LDoña Inés (Historiade amor),Elenacatena(ed.),Madrid,castali4 1990,pág. 120
tn cit., pág.
67.
u*'a;*ffi
,T::ff.,#1.,?H;3'ÍfuH':'i:1,"J",""1*ÍI::r",
fi:
haberun buenmédico?Dos mesesantes,rnellevasa Llrna.(pág. 378)
{
Recordemos el cuento "La juventud en la otra ribera" y el análisis de la ciudad como espejismo
artificial en el epígrafe "París, ciudad enmascarada"(pá9. 4O2\,así como la "Prosa 20", en la que Ribeyro
reflexiona sobre lo inauténtico de la naturalezaen el seno de la ciudad (véasela cita en pág.397).
arMiguel
ÁngelLozano, cit., pág.63.
...Adquirí y tepaú en parte vna abadia cuyo nombre no diré, en una de las rrrás
incultas y menos ftecuentadas regiones de la hermosa Inglaterra. La sombría y triste
vastedad del edificio, el aspecto casi salvaje del dom¡nio, los numerosos recuerdos
melancólicos y venerables vinculados con ambos, tenían mucho en común con los
sentimientos de abandono toal que me habían conducido a esa remota y huraña
región del paísa3.
indemne: "Mi memoria volaba (iah, con qué intensa nostalgia!) hacia Lrgeia, Ia
tt
Como referenciabibliográficasobreestepunto l,ozanocita a ClaudeDe Gréve,GeorgesRodenboh,
Eruxelles,ÉditonsLabor,1987,pág.52.
|t.Edgar Allan Poe,"Ligeid', cuenios,l, Julio cortázar(trad.),Madrid,Alianza"1998,pág.3r2.
*-
lbidem, pág.314
o' Ibidem,pág.320.
Las dos mujeres se habían identificado en urra sola. Si en vida se parecían, más
semeiantes eran aún en la muerte, que las había marcado con la núsma livida palidez.
No se diferenciaban la una de la oru;a...único rostro que había constituido su arnor47.
conocí*i}",,#ll*"Jl'i,;ff .::t'ffi-,f;uo;:
r;-'""¿ñt;H'J#*ffi
un ataqueal cotazí¡ hacedosmeses, bebé!(pág. 383)
cuandoesperaba
que ella deja de anda4 tiene lugar esa imaginaria resurrección de la muerta en el
Lorenzo avanzó hacia ella, cada vez más rapido, y en el ,nomerlto en que la
alcaru;abala vio volr,'erse con el pelo suelto, pelirrojo, pecosa, juvenil, sonriente, los
brazo s caídos, entreabiertos.
-Olga -repitió-. ¡Cómo es posible, otra vez!
La abxazó, besándola con tanta ñterza clue perdieron el equiübrio y quedaron
apoyados contra el muro. Cogiéndola al fin del talle,lalúzo gxar y la condujo eilazada
hac:n la casa. Miss Evans se deiaba llevar, mirando los árboles, que respiraban en la
noche sin viento. (pág. 386)
sino sobre todo, y esto es lo que más nos interesa,porque en "Los jacanndás"
hemos encontrado un modelo de reescriturade "la ciudad muerta" que cumple con
todas y cada una de las característicascon que el escritor belga creó, de forma
inédita, este t0p0sliterario. En cuanto a la similitud con el cuento de Poe, parece
que no mantiene relación alguna con el resto del relato, y en el que aparece una
abadíacomo Lade Ugeia "Despertó tarde, de una noche plena de ensueños.En su
memoria sólo indicios, una abadía góúca, un bosque rc1izo, otoñal, una serpiente"
(pág. 377). Lorenzo, en este momento, bien podría estar soñando con esa abadía cle
Inglaterca en la que transcurre el cuento de Poe, de alguna manera asumiendo en
esaconfusión gradual,por parte del protagonista,entre Olga y Miss Evans, así como
el protagonismo que adquieren algunos elementos del espacio en ese proceso
constitutivo de la ciudad magjca. La hiperestesia de Lorenzo en el Rincón de los
Muertos tiene como consecuenciaun trastorno de los sentidos.Concretamentees la
vista el sentido que se ofusca cadavez que aparecemiss Evans, insinuando y dando
a entender gradualmentela identificación con la muerta:
Lorenzo disringuió una mujer que venía del bario bajo, ondulando bajo el
resplandor solar. Durante Lln rato su visión se ofuscó, hasta que reconoció a miss
Evans,que avanzabahaciaéL..@ag. 374)
o8
VéaseI'a tentqción delfracaso, III. Diario Personal lg75-Ig78,Lima, Jaime Campodónico, 1995, pág.
196.
Ciudadesnúgicas,ciudadesmuertas 463
pasado que lucha por hacerse presente en la mente de Lorenzo, mantienen una
íntima relación con el protagonista. Di.cha relación es especialmente perceptible en
los momentos en que la presencia de estos árboles genera ese hálito mágfco que
y la casade Lorenzo, pero, a parttr de ese momento, el enfoque continuo del ataúd
hasta el final del relato mantiene una atmósfera lúgubre y oscura. Esta imagen de la
Ciudaclesrrrá6úcas,
ciudadesmuertas 465
Para ftnahzar cofl el análisis de "Los jacarandás", efl este Rincón de los
Muertos del Perú Ribeyro ha descorrido el velo que tamizaba la faz de la ciudad
antigua en el seno de la moderna. Ayacucho es la ciudadtisible en la que el sujeto
piedras centenarias, de forma natural y sin máscara alguna, halla signos que le
espacio imperecedero de la ciudad antigua han depositado su muerte, para ios vivos
de Ribeyro la incógnita encierra una sabiduría perdida. En un momento concreto de
ciudad antigua y su misma irresoluciófi ttaz^ el camino del ser humano, sugerido en
el cuento como camino del amor. Aunque "ei amor es tan al.nargocomo la muerte"
(prg. 384), sin embargo el desenlacedel cuento propone la idea del amor naciendo al
t' Alfredo Bryce Echenique,"El arte genuinode Nbeyro", prólogo a Julio RamónRibeyro, Cuentos
ggmpletos,Madrid,Alfaguar4 1994(págs.1l-15), pitg.14.
" Isolina RodríguezConde,Aproximacionesa lq narrativa de Julio RamónRibeyro,Madrid, Universidad
Complutense de Madrid, 1984,pág. 160.
to
Nos remitimosal capítulode estetrabajotitulado"Un microcosmos
urbanoen el ma¡,,,pág.406
Ciudaclesmágicas,ciucladesmuertas 467
VÉzBr-¿y:EL'trEMPocrRCUr.AR
Alrededor,gira la cittdad,irrepeÍible,
giranms-y
giraxmshastantorir,
porqueporJin noshenosducubisrto.
JoséHierro
urbana, tanto en ios cuentos que transcur{en en la capital peruana, como en los que
proyecta las mismas nociones explicativas de la tanatfva urbana limeña sobre los
cuentos de ciudades europeas, entre ellas, el enfoque insistente de los espacios
modetnizadas como Lkna o París, crea en dos de sus cuentos a una protagonista de
excepción:lavteja ciudad -magjcay muerta- recreadaen ambos espacios,peru¿no y
eufopeo.
como Ribeyro, hasta el continente de la otn nbera, para adentrarnos por caminos
tortuosos hasta llegar aLtna ciudad \eiana y extraña: Yézelay, en el cuento ritulado
como ciudad muerta (si bien al comienzo aparece identificada como pueblo, más
Coría un aire helado. Pronto ernpezó a llover con fuerza y tuvimos que
correr hasta el atrio de la rglesia. [...] E" su inrerior hacía un frío de catacumba. (pág.
27s)
Seguíalloviendo. Corrimos para guarecemosbajo el alero de una tienda de
souaenirs
y de allí volvimos a coner hastael automóvil. (pág.275)
Ciudadesmágicas,ciudadesmuertas 469
de las calles solitarias, cuyas casas, además, están siempre cerradas. Si en "Los
jacarandás" las calles desérticasde Ayacucho mostraban en ocasiones la sorptesa de
visitadas por los dos viajantes, y ninguna puerta queda entreabierta como atisbo de
vida en ese apartado lugar que, por este motivo especialmente, intensif,ca la
El atma de esta ciudad solitaria tiene su centro en la catedral, ese tempio que
que, como Ayacucho, conserva las piedras milenarias depositadas por sucesivas
principio del cuento, cuando el personaje testigo, al conocer que va a visitar YézeIay,
exclama: "-YézeIay [...] Si no me equivoco, alJthay una catedral. He leído eso en
plazoleta, frente a la c,¿alse levantaba la catedn)" (pág. 275). Más tarde, cuando se
encuentran en su interior, se descubre que Vézelay era el lugar en el que Bernard
vivía en su niñez; rrrLavez más, este espacio del pasado, como los jacarandás o
inalterado en las robustas piedras de la urbe que poseen "la dulce pátina del
cualquier caso, puesto que en ninguno de los dos cuentos se estabiece dicha
¿No ves un camino que trepa por el borde? Siguiendo ese camino se desciende al
otro lado, se croz^ eI brazo del río y se llega a yézelay" (pág. 274). Cuando
penetran tras conseguir salvar el tortuoso camino. Parece insinuarse que el corazón
del espacio de la ciudad muerta se encuentra en la c;tedtaJ, sentido este que se
Ciudadesmág¡cas,ciudadesmuertas Á41
+t I
muerta:
[...] Ahora me acuerdo. Para llegar al bosque hay que pasar rrna aceqüa, con
dos puentes de üoncos caídos. Hay también un pedazo de alambrada. Mira.
Distinguí :ofla zoÍra defendida por púas enmohecidas y caídaspor parres.
Al fin Bemard detuvo el carro.
t...1
Lo seguí por el camino barroso, cruzamos la fosa del tronco caído y después
de atravesa¡ un pedazo de bosque llegamos al borde del río. En una pequeña
explanada se veía una enoflne piedrz pinmidat que sopotaba en su cúspide,
yuxtapuesta, milagrosamente sostenida por alguna ley mecánica que ignoro, otra
piedra plana y circular que con el viento pateciagirar sobre sí misma. (pug. 277)
-Mi hermano tenía catorce años y yo once -dijo Bemard-. Entonces nos
habíamos refugiado en esta región. París estaba ocupado por los alemanes. Una vez
salirnos a carnÁar, enpezó una tormenta...
t..l
-En poco tzenpo drjé d¿ ser niñ055. En el 44 Michel cumplió diecisiete años y yo
cato{ce. Me daba cuenta de lo que pasaba. La guerra había llegado hasta esta campiña
tan apacible. En la catedtal de Vézelay se celebraban reuniones, también en urr
albergue que no he podido erlcontrar. Michel iba a ellas. Yo lo acompañaba en
55
El subrayadoes nuestro.
56
Por ejemplo,despuésdel terremotoque el escritornaJTi[en "Mayo 1940",finalizael cuentocon
esa
especiede fracturavital, en correspondencia con la del espacio:"Éue como una señalque marcó una
ll9tya en el tiempo:nuestrainfanciahabiaterminado".Esta
*Páglna_{9 especiede rotura temporalse produceen
un diario" por la muertedel padre;en el cuento'?o¡ las azoteas-es el descubrimiento
de la
marginalidadlo que producela quiebrairreversible;y, como ya sabemogla tala de los eucaliptos
en el
cuentoqueasísetitula suponetambiénla pérdidadel espacioiáilico ¿ela niñez.
un fatigoso viaje hacia eI conzón del país, "la dificultad de accesoa los cenrros de Ia
identidad reaparececomo una constantede esta naffativa en la obra de Ribeyro"sT.
ITacia el final del relato, Bernard ofrece una de las últimas claves que
piedra que gira". Así, comprendemos esa constante evocación del hermano durante
el camino que separael centro urbano de ese recóndito espacio mágico. Cuando
atraviesanel bosque,Bernard exclama:
con ese espacio patahzado en el tiempo, en "I-a piedn que gira" encontramos una
nueva reformulación de topos,al establecer una correspondencia entre el hermano
muerto y el espacio urbano de la muerte. Además, como nuevo rasgo de esta
57
Fernando Ainsa, Zas buscqdores de la utopía, Caracas,Monte AvlIL 1977, pág. 144
físico con ese símbolo mágico que es "la piedra que gira", se produce esa fusión de
Palpé la pieclta. Estaba fría y moiada. Bemard se alejó un poco. Miraba el río,
su turbia agualenta deslizándose entre los braz-ales.
Pero antes, cuando éramos chiccls, Michel y yo veníamos aquí para otra cosa.
Era nuesffo escondite, nuestro lugat secreto. [...]
[...] Nuestra primera esperfira, la inocente, cayó aqui. Y cayó también su vida.
Así, placer y muerte se reúnen. Al lado de la piedra que gira. (p"8. 277)
sobre su cúspide otra piedra plana y circular que parece gyar sobre sí rntsma,
redondea en este f,rnal su pecuüar sentido mágrco: "Al tocada -comenta Isolina
movimiento circular que dibu¡a la piedra que g1r4 reúne placer )¡ muerte como
eslabones de la cadena vitalss. Sin duda, aquella piedra había adquirido "ia dulce
58
Isolina Rodríguez Conde,Aproximaciones a la nqrrativa de Julio Romón Ribeyro, ed.cit., pág. 129.
5e
En el capítulo de este trabajo que hemos titulado "La ciudad donde yace el corazón", analizamos el
desenlacedel cuento "La juventud en la otra ribera", que transcurre en un espacio similar -un bosque en
las afueras de París- donde de nuevo placer y muerte se reúnen como enigma que traza el laberinto del
bosque, y que Ribeyro también sugiere a través de la imagen de la ciudad antigua -"Los jacarandás"-.
Véase la pá9. 502 de estetrabajo.
en ciudadnágicaque muestra en todas sus partes el enigma del pasado: esa "sabiduría
5. I"n'DralÉcrrcA DELvrAJE.
SebastiánBrant
sentidos nos han surgido en relación con offos aspectos de la perspectirra urbana
que intentamos trazar. Así por ejemplo, los viajes a través del recuerdo hacia el
oúa úbera"...); y por último, el desplazamiento centrípero hacia el conzón del país
natal como un intento de recuperar las raíces perdidas,
,vasea en el espacio europeo
('T-a piedra que *^') o en el ameitcano ("Silvio en Ei Rosedal" o la novela Cnjnica
deSan GabrieAr.
' Tomamos
de FernandoAinsala distinciónentremovimientocentrífugoy moümientocentrípetoparael
análisisde los distintos-üajes_hacia
los lugaresdela identidadperseguiOu.En el capítulo..I-o.viajesen
búsqueda del templo",de su libro Los buscadoresde Ia utopía,ia.ucas, Monte Ávita gditores- 1977.
sus dir.'ersos sentidos, y que ahon vertebra el último eslabón del enigma que el
escritor ha construido en cada urn de las calles de su escritura. Para ello. varnos a
completa en los cuentos en ios que el ma\ esa zonaurbana frontenza, aparececomo
2
Julio Ramón Ribeyro, Losgeniecillos dominicales,Barcelona, Tusquets, 19g3,pitg.73.
En Ia periferia urbana.
"aventúra nocturna", fubeyro creala metáfora del hombre quebrado en "los limbos
de la ciudad": "en cada añico reconoció un pedazo de su ilusión rota. y tuvo la
...seguía buscando, pero flo era la buena senda, desapareció el asfalto, los faroles se
hicieron raros, perros veloces cruzaron la pista, escuchó correr el agua de una acequia,
olia a mztosal, un animal alado le tr¡zó el cabello. Estaba en el reino de las sombras.
Allí debían reposar los dioses vencidos,los héroes occiosos dela llíada. (pág. 413)
ofrecer su trayectoria vital. Una grieta queda abierta en el espacio de la lectura, con
la posibiüdad, entre otras muchas, de que el sedi.entoaplaque su sed afirmando la
vista, la reievancia nasaúva que implica su potencíal para recrear y acentuar ese
el hecho decisivo pan el cambio interior del personaje, adopta una nueva modalidad
un muchacho que, como el niño Bernard en'1-a piedra que gira" o los protagonistas
3 Este es uno de los cuentospor los que Ribeyrosienteuna especialpredileccióqtal y como declaraen
una carta a WolfgangA. Luchting,de fecha7 de diciembrede 1966:"Yo tengouna debilidadpor ese
cuentoque se llamaLas azoteas...". En dichacartareconoceel sustratoautobiográficode la historia.Cit.
en WolgangA. Luchting,Julio RcnnónRibeyroy sasdobles,Lima" InstitutoNacionalde Cultura,1971,
pá9.28.
Los limbos urbanos, en este cuento, son esas azoteas en las que el
protagonista se refugia de la ciudad clue queda a sus pies; un lugar que, tras un
contagiosa.A partir de este momento surge la amistad entre estos dos personajes
que convierten Ia azotea erl un lugar sin reglas, un espacio reservado de libertad:
"Es, efl cierta forma, emblemático -comenta Juüo ortega* que el niño aprenda a
distingui' una posible libertad frente a los códigos, la búsqueda quizá de otros
alternos, apartir del enfermo condenado a muerte. El primer aprcnüzaje es el orden
o
Julio Ortega, "Los cuentos de Ribeyro", Cuqdernos hispanoamericanos,no 417 (1935), Madrid, pág.
r34.
5
También SebastiánSalazarBondy, en Limq la horrible, coincide con Ribeyro en esta percepción casi
mágica del espacio de las azoteas:"Y aunque el techo limeño [...] tiene su literatura" nada 1o libra de su
fealdad, ni siquiera el amor de los niños que, al modo del desván del entretecho de otras latitudes, lo
disfrutan como misterioso país de susjuegos mágicos". México, Era, 1968, pág. 81.
La dialéctic¿del viaje
4B3
"'Ahora ideábamos unos zapatos para andar sobre el rrrar, Llnos patines pan iltgetu la
fatiga de las torrugas.
tl
vienes^ñ:,¡'*1".:l:i:J:';:"J,:::.l;Tff::h:T.iái:*:.t*,x
enciendenmis ojos y cómo todoslos gatosde mis alrededores
vienenen procesrón
parahacermereverencias.
GráA.166)
' Julio
RamónRibeyro,La cazaxúil,Lima,Milla Batres,1976,pág.130.
de vida:
Este [el arnigo] habn instalado un parasol a-l lado de su sillona y se abarúcaba
con una hoja de pedódico. Sus mejillas se habían ahuecado y, sin su locuacidad de
antes, perrnanecía silencioso, agrio, lanzanda miradas coléricas a-lcielo.
-¡El sol, el sol! -repetn-.Pasatá é1 o pasaré yo.
¡Si pudiéramos derribado con
una escopeta de corcho! (pág. 166)
sociedad unificadora. Así, una de ellas cuenta la historia de un hombre que fue
perseguido por su sabiduría y que sóio cuando "üjo que no sabía nada l..J l"
dejaron en paz" (páE 164). Como explicaJames Higgins, "mediante la parábola,
señala que el hombre social domestica la vida, reduciéndoIa a la representación de
t WolfgangA. Luchting,
Julio RomónRibeyroy susdobles,ed.cit., pág.185.
" En otra cartaa WolfgangA. Luchting,Ribeyro explicael origende las tres historiasnarradaspor el
enfermo:"El hombredelaazoteacuentatreshistoriasal pequeñopersonaje. La del'hombreque sabía
algo' estátomadade las 'histoiresbrisées'de Paul Valéry; la del 'tipo que se muere' de los 'projets
inedites'de Flaubert[...]; sólo la historiadel 'imitadorde circo' es mía. Las dos otrasalusionesson:
Chesterton,cuandoel tísico se refiere'a los botonesde la camisa'y Ciezade León cuandose refiereal
clima de Lima" (Cartasin fecha,recibidael 6 de enerode 1969).Cit. en WolfgangA. Luchting,ibidem.,
pág.29.
es símbolo de la libertad de acción que conlleva el riesgo de i,ivir fuera del sistema
de normas y, por tanto, de sufrir la hostitidad de la sociedad. En nuestro
planteamiento, la importancia de este cuento radica en la simbología de los espacios:
e
James Higgins, Cambio social y constanteshumanas. Lq narratíva cortq de Ribeyro, Lima, Pontificia
UniversidadCatólicadel Peru, 1991,pág. 141.
to
Wolfgang A. Luchting, en su estudio sobre el empleo de los símbolos en los cuentos de fubeyro,
comenta sobre este personaje:"En cierta manera,ese hombre enfermo representaal artista, al intelectual
quizá.Y, como estos,vive necesariamenteendos mundos,uno deellos es aquel donde, como él mismo
'las
dice, cosas más pequeñas son las que más nos atormentan, como, por ejemplo, los botones de la
camisa'. El otro es el mundo donde estehombre 'ya no tenía sitio en la mesa ni lecho donde dormir',
'por todo sitio
donde se respiraba brutalidad y pereza', Para protegerse de este mundo de la realidad
brutal y del sol que quema, el hombre de la azoteainstala un parasol. [...] Y los dos, el enfermo y el chico,
se imaginan 'una sombrilla enorme que tape toda la ciudad... Así estaríamos todos para siempre en la
sombra. Y no sufriríamos"'. Op. cir., pá9. 184. El estudio de las simbologías se encuentra en las págs.
174-185.
rt
Op. cit.,pág. 1H1.
Abraham Valdelomar
Mario Benedetti
"El mar, personaie peruano" es el capítulo del hbro Lirzta, tierra3t mar en eI
queAurelio Miró Quesadarea)izauna'(breve
navegación^tr vésde los siglos"de la
historia de Lim4 para que "consideremos al mar, con emoción y con orgullo,
personaje margrnal.
12Aurelio
Miró Quesada,"El mar, personajeperuano",Lima, tierra y mar, Lima,EditorialMejía Baca,
1958,(págs.r27-r49),pá9.r49.
" Martín Adán,In casade cartón, en la antologíade la obra del autor,El más hermosocrenisculo del
m,undo, JorgeAguilarMora (ed.),México,F.C.E.,1992,pág.353.
'* Ibidem,pá9.352.
La dialécticadel viaie
487
corore
s,*:tr1"3
H"1^: .:ffi:,L,:;,
::Xffi.Hr.n
las brumasponíanmil espeiismos
ffi::iT"tifffi:_l:;
e impregnaban
todo de r.aguedad
y de melancolíaló.
15 <'La
azotea de Julio Ramón", (1973), entrevista realizada por Reynaldo Trinidad. publicada
en la
recopilación de entrevistas,,seleccionadas
y anotadaspor Jorge Coaguila, que lleva por título Julio Ramón
del
Hb-"Yt'*b
'o -respuestas mudo, Lima, Jaime Campodónicá, l99B: pag. 44.E1subrayadoes nuestro.
Julio Ramón Ribeyro, crónico de san Gabriel,Ba¡celona, iurqr"ti t991, r53.
el mar es el espacio simbóüco que apunta haciala regeneración del personaje, cuya
identidad ha cambiado en este viaje. Pero la f:-:acturainterior no se ha producido,
como en los cuentos, en la ciudad, sino en la sierra. La apanción del mar como
punto de llegada tiene aquí otra función, pues su presencia señalaun contraste entre
Ia siena y el campo. Como ha señalado Escobar, "con ello Ribeyro abre una brecha
como las azoteas o los bares a los que llegan los protagonistas de "Una aventura
noctuma" y "Terra incognitd',es ese espacio que rcalza la posibiüdad del casrtbioy Ia
agua' pero también el lugar donde se pueden transgredir algunos principios del
orden establecido por la ogdu sociedad limeña y el muro de contención por ei que
Desde esta perspectiva, varnos a anahzarla presencia del mar como símbolo
Tal vez sea Roberto Delmar, protagonista del cuento 'Junta de acreedores",
el mejor ejemplo de esta figura rtbeyÁana.En el capítulo de este ttabajo tjtulado ..La
ciudad, marcando ese límite entre dos mundos analogo al extrarcadiourbano donde
transcurÍe parte de la historia de "Teffa incognitd'.Es el límite en el que el espacio de
...Desapareció el asfalto, los faroles se hicieron raros, peffos veloces cruz notr la pista,
escuchó correr el agaz de una acequia, olía a matoral, lu] aflimal alado le ro¡26 el
cabello. Estaba en el reino de las sombras. Allí debían reposar los dioses vencidos, los
héroesocciososdelallíada.("Tena incognitd',pág. a1.3)
el espacio de la lectura:
muerte social25:don Roberto no sólo es abandonado por los acreedores sino que a
lo largo de todo el cuento es especialmente notable Ia incomunicación con todos los
Quizás la única compañía que err ese momeoto soportarh sería la de su hijo
[...] Pero no, era absurdo. El tampoco podría comprendedo. Era necesario evitar su
encuentro. Era necesario evitar el errcuentro de todos: el de aquellas personas que
pasaban y lo miraban, y el de aguellas otras que ni siquiera se daban el trabaio de
hacerlo.(pug. 80)
ocasionesel recuerdo de la muerte, por ejemplo, cuando Ludo "allado del mar [...]
pensaba en la Ínuette"27; o en el momento en que, ante el mar, rememora los
últimos días de la vida del padre; o incluso en la identificación de lo efímero de la
Ludo continuó sentado, con la mirada puesta en las olas que se obsti¡raban en
nacer rnar adentro, darse impulso y llevar una efrnera vida que terminaba en
destrozo2S.
pastel y poder hacer realidad el "hermoso proyecto" (pág. 127) de saborear esre
dulce, se ve abocado a la rcvelación de una marginalidad que ni siquiera con el
26
Losgeniecillos dominicales, ed. cit., pág.61.
''
Ibidem, págs. 29.
" Ibidem, pág.24 y 63.
" Julio Ramón Ribeyro, Cambio de guardia, Barcelon4 Tusquets, 1994, pág. 290.
dinero ha podido allvtar Cuando la realidad le devuelve su cara más triste huye hacia
ante el mar inmenso, descubreen su marginalidaduna cárcel de la que
laplayay alld.,
Esta muerte social, entendida como aislamiento total del personaje y como
revelación que el agua del mar, con su efecto de espejo, descubre al personaje,
remite a urta simbología concreta. Juana Marúnez reflexiona sobre este motivo en
dado que en las tres historias se produce la muerte social del personap. La
'Junta de acreedores"
sugerenciade ia posibilidad del suicidio en la última escenade
intensiñca la función de este significado intrínseco. La Noche y el N{ar iuntos
venganza,del suicidio masoquist{'32. Ahora bien, puesto que Ribeyro deja abiertala
resolución final del personaie,el mar puede ser lugar propicio t^nto p^na el suicidio
humano los sustentos básicos para sobrevivir; un modo de vida opuesto ala avancía
En la ciudad nos quisieron sacar un ojo de la cara por cada pedazo de riel. Allí
estaba el mar, sin embargo. Uno nunca sabe todo lo que contiene el mar. Así como el
rnar nos daba la sal, el pescado, las conchas, las piedms pulidas, el yodo que quemaba
fluestra piel, también nos dio fierros el mar. (p6,5. 209)
t2lbidem, pág.
128.
Higgins,Combiosocialy constantes
lrumanas. La nnrrativacortade Nbelro, ed.cit., pág.37.
il Igryt
'" "Lima en algunoscuentosdeJulio RamónRibeyro,,,cit., pág.138.
s;.,,,p,,Tffi
#"1;.lm:,:::3ff
ffi_*rl,T:3,-i1,.,_H#T:i:H:h
tarde,con los bolsillos llenosde chapasde botellas,de bombillai quemadasy de
otros
adefesiosen los cualescreíareconocerla pista de una vida superior.(pág.212)
..'Vimos tres hombres, cor] sombrero, que bajabanpor el barr¿nco con los brazos
abiertos, haciendo equilibdo para no caerse.Estaban-afeitados y usaban zaparost^n
brillantes que el polvo resb¿labay les huía. Erari genresde la ciudad. (pág. 218)
y aunque el personaie se dirige hacia otras zonas limítrofes con la naturale za, sr)
presencia parece tentado a la transgresión de ia norma. De este modo se destaca
de
nuevo la simbologSadel mar como espacio de liberación, análogo alas azoteaso
aI
extrarradio de la ciudad:
Esa salida había siclo un fiasco total. No quedaba ofta cosa que retomar a la
lectura de Plantón.
Pero cuando estuvo en la calle el aire ftesco lo reanimó, ucuc/tiíe/ raido del mary
en lugar de enrumbar a su casa recorrió en automóvit...
hng. 41t¡zo
"'o Véaselaspágs.458-459.
El subravadoesnuestro.
eucaliptos -en el cuento que así se titula- es el referente que permite al personaje
Luego me iré a dar wna r.rrelta por el malecór¡ donde me esperan el uuelode los
gaünaqw y los fantasmas, ¡ah,los fantasmas!,de la niñez. (pág. 639)
Como lugar del entgm^ y el ensueño, en el que reposan todas las miradas
efimeras que en algún momento se han evadido en su contempiación, el mar se
ficción nanattva:
'Enrique
A. Carrillo, "Cabotín",Cartasde uno turistq,Lima, AsociaciónPeruanapor la Libertadde la
Cultura,1959,pág.50.
que le deja frustrado en esa úe::¡ade nadie que se encuentra en "los limbos cje la
ciudad". La respuesta queda en el aire, o en el vacío del desenlaceno colmado en el
espacio de la escritura.
César Vallejo
nbera" (1969). A través del viaje tardío que Plácido Huamán reñza desde ei Peru
hasta París, Ribeyro tecrea una de las formulaciones más características de la
Iiterafrin latinoamericana: el movimiento centrífugo como búsqueda invertida del
Dorad.oen el Viejo Mundo. Sí El Dorado,como forma del Paraíso y de Ia Utopía, fue
la ficción inventada por los indios para extraviar a los conquistadores en un viaje sin
límites hacia el interior dei continente recién descubierto3s, ahon el personaje
como Lucho en Cnínica de San Gabriel-, sustituye ese lugar mítico por el
cosmopolitismo de París.¡s.
en Ginebra y aprovecha este vtaie a Europa pat:- hacet escala en París "sin otra
-
Git te coeures el nombrede una pequeñacalle de París.Alfredo Bryce Echeniqueterminasu novela
TantqsvecesPedro rememorandoesta calle, precisamentecuandoapareceel propio Ribeyro en la
natración:"Instaladoen su pequeñodepartamento de la rue Gtle-Coeur, acabade pasarloa timpio y
acabatambiénde conseguirla direcciónde un escritorperunnoque desdehacealgún tiempo vive en
París.No conozcoa Ribeyropersonalmente, piensa,pero conozcosusobrasy una opinión suyapodría
sermemuyútil". BarcelonqAnagram41997,pág.266.
'o Hipótesisplanteadapor
el ensayistacolombianoGermánArciniegas.
"'Cf. Fernando Ainsa,op.cit., págs.148-149
"" Ibidem,pág.150.
La dialécticaclelviaie 499
sin duda en Raluek de Julio Cofiázaq donde los personajesno logran encontrar el
nasaciín en disúntas variantes. Así, por ejemplo, iniciando dos seccionesdel telato,
ot
lbidem, pág. 149.
n2
Julio Cortíuar. Rayuela,Madrid, Alfaguara, 1996, pag. 135
No era pues ninguna ave rornántica, sino un pájaro ávido, glotón, soso y,
mirándolo bien, hasta antipático, el que continuaba espulgándose al sol, en el aJ,f.éízar
dela ventana.
(pág.saa)
El doctor vio que Solangeestirabalos brazos para cogerlo cle los hombros,
luego eserostro radiante, ftesco que avanzabahacia el suyo, cetrino, ajadopor años de
rutina, de impotencia,de sueñossuntuosose inútiles y se dejó besar,la besó, con el
ardor de quien secobra,aunquetardíamente,su desquite.(pág. 549)
o3En
WolfgangA. Luchting,EstudiandoaJulio RamónNbeltro,ed.cit., pág.194.
** Al
escribir sobre los peruanosen Paris, Ventura Ga¡cíaCalderón realizala siguienteoposición.
"Sobremanera simpáticaes sin embargoque hayamosconfortadola maliciaeuropeacon estabondadtan
nuestra,tan peruana,a vecestan crédula...".Vale un Perú, París,Desclée,1939,pág 61 WolfgangA.
Luchting analizaestecuentoen su artículotitulado"¿Un Henry Jamesperuano?"desdeel puntode vista
de la inocenciaamerican4en Ribeyro la sureña,comovíctima de la Europacorrupta.! al igual que
Henry James"escribió,testaruday constantemente, sobreinocentísimosnorteamericanos [...] que van a
le ha sido negad4 decide corre{ todos los riesgos, quemar las naves del viaje y
consiguen llevar a cabo el robo previstoas. Como escribe James Higgins, "la otra
capacidad de sugestión del relato. Esta técnic4 Que es el secreto del estilo de
arquitectura de este relato: "se tiene la impresión como si Ribeyro cada vez hablan
menos pero que cada vez üjeta más"47. flacta el final el clímax se agudiza
progresivamente, creando una tensión a través de gestos y miradas que hacen más
evidente el desenlacefunesto:
Solange conducía esta vez rápido, pero tensa. El doctor notó en su perfil una
curvafuft ext(aña, dolorosa. Había encendido ya dos cigarrillos, que arrojó por la
ventanilla apenas comenzados.
tl
Solange, otta vez callada, había disminuido la velocidacl y observaba con
insistencia el lindero derecho del bosque. (príg. 565)
persoriaies de "La piedra que gira''. De nuevo, la espiral de la vida que lleva ..al
rincón de los muertos"4s reúne en un mismo espacio placer y muerte. Como el
mismo Huamán reconoce, "no hay placer que no cueste, en alguna forma, su
precio" (pág. 566), en su caso, la muerte. Tan sólo unos minutos antes besaba a
Solange de una manera compulsiva, como robando a la vida una última
Cogiéndola entre sus brazos la dobló sobre sus rod.ill2s. Sus labios allí,
a su merced. Los atacó votaz, canallamente, solazándose, regustándose con "r¡^6¿¡1
su sabor,
hasta que empezó z jadea4 a sentir que era imposible postetgut la meta que perseguía
y que sus rr¡anos le indicaban palpando, rorpemenre, la pulpa del placer. (pug. 467)
a8"Losjacarandás",
pág.383."Lapiedraquegira" (veasela pág.476deestetrabajo), "Losjacarandás,,y
"La juventuden la otra ribera" finalizancon la unión de placery muerteen susrespectivas
variaciones
argumentales.
"'Desarrollar el tópico del encuentro imposible (que va existja en otros cuentos míos
como "una aventura noctuma", "De color nrodesto", pero no
en forma tan
Huarrrán prerende vlir, a pesar de la distancia'g"ogran ^, de la
7fzn?ti:a) diferencia
de edad, de la oposición cultural y "situacional", una aventira á*ororu
brealizable. y
este effor tenía que pagarse caro. Hay sueños cuya frustración entrzña
la muerte. El
azar y Ia necesidad en este caso se concilian y ab'ndan en el mismo
sentido4g.
a-e
carta@arís,mayode 1975),reproducidapor WolfgangA. Luchting,Esndianda....,
-En ed. cit., pág.
169.
'o Julio
Ortega,"Los cuentosde Ribeyro,'"cit., pág.l+0.
" JamesHiggins, Cambiosocial y l***r . Ia nsnativa corta de Jutio Ramónkbeyro, ed.
cít.,pitg.146. "ónttant"i
A esa hora las torres trüncas tenían otro brillo, otro volumen y otro
esplendot. Quec{ó mirándolas, sabienclo que murca más las vería, que jamás regresaría
a París".(pág.563)
Ofta voz que expresaeste sentido es la de Borel, uno de los impostores del
Huamán adopta esta filoso fía, y cuando siente zozobt r el barco no se salva
con la huida, slno que decide ariesgarlo todo y vivir al máximo antes de que se
prodúzca el naufragios3.Sabe que por ese atrevimiento tendrá que p€ar un precio,
...Como la realidad es injusta, fea, absurda, kxacional, el más alto deber del hombre, el
honor de vivir, consiste en lucha¡ por haceda meflos injusta, dourla de belleza y
conferide urra ma)¡or serlsatez y racionalidad, y Ribeyro con el tema del "héroe
tÁgjco", llue rnuere por un ideal, ha dado la respuesta más elevada y plenamente
secular a este problerna que todo hombre honesto y de buena voluntad se plantea54.
Para mi, sob¡e todo ha sido un baño de juventud. Te dije alguna vez que la
juventud, pan rrri, estaba en la otra ribera. Esta vez he alcanzado esa orilla,
milagrosamente. Días inolvidables ...". (pÁ9. 566)
Esos días, como un hermoso regalo tardío, iluminan Ia grtsácearealidad de una vida
emocionalmefite vacía:
...Ese día pístico, se dijo el doctor, flotzna en la tormenta, err su recuerdo, como el
arca privilegiada que se libró del naufragio ftrág. 548)
En toda vida hay así, algunos paréntesis, cortísimos a veces, pero que le dan
su sentido atodala frase. (pá8 566)
pero también en vencedor. "Cierto que es un héroe dudoso -escribe M" Teresa
Pérez-, hasta inverosímil y 9ue, ironía del narrador, socava la nota de triunfo, pero
su felicidad final, casi mística, nos deja la impresión de que est^ vez la rebeldía no ha
sido vana. [...] Nos deja su clarividencia,Iadel que prefiere un error fecundo a una
ya tendido en el suelo por el disparo, consigue ver "esta vez sí ruiseñoresy alondras
que voiaba,n" (pág. 569). La íronía inicial redondea de este modo el sentido del
cuento. Como ha señaladoJamesHiggins
...Si desde una perspectiva Huarnán parece ser una inocente víctrma de un mundo
traidor, desde otr¿ es un hombre que en la madurez ase lz ocasión de enriquecer una
existencia gris y logra obügar ala,vid¡ a cederle la plenitud que siempre le ha negpdo
hasta ahora. Desde esta segunda perspectiva la derrota de Huanún es en realidad una
victoria secreta [..]. E" lugar de optar por la segtuidad como tantos personajes cle
fubeyro, se ha aventurado a vivir lz vida al rn:áximo y terrnina sus días con url
crescendo. Así, aunque sea un héroe inverosíml, Huarnán se destaca como el úoico
personaie de La palabra del mado que logra librarse del convencionalismo que
domestica y emascula la vida58.
¿el niño de las azote s dfflgrá su vida por el camino de lo sancionado, o se apropiará
de la libertad recién conquistada en el espacio simbólico de las azoteas?,
¿se
encertará de nuevo Árrato Peñaflor en su biblioteca o asumirá su reprimida
homosexuahdadpor fin descubierta?,etc. etc.
57lvf Teresa
Pérez,"Introducción"a Julio RamónRibeyro,Cuentos(antología),Madrid, Cátedra,1999,
pérgs.74-75.
58Op.cit.,pág.
151.
I(avafis
5eJulio
Corrír::ar,cit. atpra.
"Silvio en El Rosedal", son los lugaresen los que se refugian los personajesde estos
reiatos. En un primer nivel de significación, dichos cuentos son formulaciones
literariasdel anheladoencueotro del hombre con el espaciolatinoamericano,que no
es sino una forma de encuentro vital consigo mismo. Pero si prcfundizamos en su
significado más íntirno, descubrimos el sentido "trascendeflte"G2que confiere a esta
narrattva la dimensión universal que hemos señaiadoa lo largo de este ttabajo, y que
en estos cuentos adquiere toda su relevancia en tanto que representan el grado más
alto de madurez del arte dbeyriano. En ellos, el escritor logra "una profundidad de
del viaje resuelve esa contradicción en la propuesta del sueño como ideal que
60
Se refiere a los integrantesdel Comité Especial del Consejo Ejecutivo de la Unesco, donde comenzóa
trabajar como delegadoadjunto en 1972.
"' La tentación delfracaso II. Diario Personal 1960-1974, Lima, Jaime Campodónico, 1993, págs. 169-
170.
u' rJtilizamos
el término "trascendencia" en el sentido propuesto por Ribeyro: "Por 'trascendencia'
entiendo un relato del cual se puede extraer una signifrcación que puede traspolarsea la vida general, es
decir, que el relato no se limite a una anécdota que se ha relatado, sino que se puede utilizar como un
símbolo para interpretar las situaciones". En una entrevista publicada en El Comercio, Lima, 19, trI,
1978. Cit. en Isolina Rodríguez Conde, Aproximaciones a la narrativa de Julio Ramón Ribeyro, Madrid,
UniversidadComplutensede Madrid, 1984, pág.2lI.
" E. Alfaro, "Desencantadospersonajesde Ribeyro", Lima, 15, VI, 1978. Cit. en Isolina Rodríguez
Conde, ibidem, pá9. 209.
La dialécticaclelviaie 509
...Como todo escéptico, no creo que llegaremos nuflca a coflocer l¿ verdad. La ve¡dad
siempre está oculta, velada. La verdad como decía Musil: "No es un crisal que nos
metemos en el bolsrllo, sino un pozo de agua sin lírnites en el cual caemos"66.
u4Giovanna
Minardi,"Una horacon JulioRamónRibeyro",AIba de Améríca,vol. 9, no 16-17(1991),
CostaRica,EditorialUniversitariaCentroamericana -EDUCA-, pág.365.
6sProsasapútridas(completas),
ed.cit., pág. 1S0.El subrayado
ei nuestro.
ooDeclaraciones
en una entrevistarealizadapor GermánCarneroRoque:"Julio R¿mónRibeyro.Retorno
triunfadof', Oiga, AñoXI[, no553,30 de noviembrede 1973,pag.Zl.
"' Prosasapátridos,ed. cit.,pág.62.
reúnen la esencial confluencia entre vida y afte de un maestro del verdadero uso de
Ia palabra, a tf vés de la cual nos regala el placer de descubrir reveladores viajes
literarios.
JuIio Corrzza\Rayela
que empuia a los protagonistas del cuento "L^ cas^ enlaplayt' a la búsqueda nunca
saciadade Ia playa desierta. Como tema de legendaria tradición literana, ei escritor
asume ese ideal del refugio que, como más abajo comprobamos, recrea tanto en su
üteratura como en su propia vida. La fusión entre vida y literatura, tantas veces
declanda por Ribeyro ('Cuentos, espejo de mi vida"óe), es evidente en dicha
"pfosat':
u.8
lbidem, pág. 17o.
o'
Julio Ramón Ribeyro, "Introducción" a La palabra del mudo I, Lima" Jaime Campodónico, 1994.
Reprod. en Ismael P. Má,rquezy César Ferreira (eds.), Asedios a Julio Romón Nbeyro, Lim4 Pontificia
Universidad Católica del Peru, 1996, pá9.36.
Una casita de adobe en una playa perdida de Ia costa peruana, donde pueda
vivit en una soledad selectiva *pues recibiría algunas visitas o tendría a veces un
alojado-, tornando scll, nadando un poco, pescando con cordel, meciéndome en ufla
hamaca, mirando el poniente, leyendo cualquier cosa, escuchando música -¡oh, cómo
sonaría11los barrocos allad,o del agitado Pacífico!-, escribiendo sin ningún apremio, ni
ambición, ni temor, enterrado, sembrado entre las duras 1,el rnar. Podría allí vivir en
una especie de intemporaliclad o de ilusoria eternidad e i¡me secando como una hoja
caída, paulatinarnente, sin dolor ni zozobra, hasta no ser más que una arenilla rrrás.
Este deseo, supongo, tiene raíces ancestrales o responde tal vez a impulsiones de la
especie, si no se trata rnás bien de un núto cultural o rerniniscencia literaria. L¿ isla
duteüa, el lugar recózdiÍ0,el rincón atnenu,snn ui{u tmas fltsófns j artísticos.pue -10asumo
consri enf e,fe raorosamentei o.
'1.,97J,
Unos años antes, erL el escritor había rcalj;zado un accidentado viaie
7o
Prosasapátridas, ed. cit., págs. 164-165.
" Los geniecillos dominicoles, pág. 63.
" Entrevista con Edgar O'Harq "Soy un escritor que recibe todo lo que viene", en Jorge Coaguila
(comp.), Julio RarnónNbeyro. Las respuestasdel mudo, ed. cit., pág. 88.
Mi pdrner baño esta rwña:na, en fiIar irnpoluto y playa solitaria, seca, arenosa,
playa casi pema11a.
Caclacual tiene su Edén, este'esmi Edén. [...] Ni un solo testigo de
mi cuerpo que con todos los huesos, venas y tendones a la vista parece una plancha
arnt6mical3.
Del mismo modo, cuando se alejade la costa corrobora la visión del espacio
universal al observar las similitudes entre la sierra de Almería v la del Perú:
A no set por el calor y la bris¿ marina, se diría que estoy en la sierra peruafla.
La misma estructtlra de los cerros, un poco rocosos y monótonos; la misma escasa
vegetación...74.
relato una especial intensidad. El nanador y su amigo Ernesto, dos artisras que
',La
tenÍacióndelfracasoIII. Diario Personallg75-Ig78,Lima, JaimeCampodónico,1995,pitg.lZ3.
'o
lbidem,págs.tz-9-l:0.
" CarlosSchwalb,"Julio RamónRibeyroy 'el llamadodel desierto"',enAsediosa Julio RamónRibeyro,
ed.cif.,pá9.l6l.
'o
GastonBachelard,I^apoéticadel espacio,México,FondodeCulturaEconómicq 1992,páry. 62.
en el cuento "Al pie del acantilado" . En "La casaen La playa", el narrador describe la
...E1 rnás grave inconveniente de Conclyán es que tnba dejado de ser wta playa
solitaria. Los tiernpos habían cambiado. Antes llegaban allí sólo unas cuaflras familias
[...] Ahora en el verano los autos llegaban eÍL ca::uvana[...] Pero ^ parte de eso -la
ocupación de Conchán por una tupida cl¿se media motonzada- un ouevo peligro se
había cemido sobre ese lugar: los habitantes de ás paeblosjóuenu surgzdosfutnís d¿ las
coünasarvnosasdescendían camohormigaspor k expinada pendientede l-nmo de Coruina y al
cabo de una hora de caminata cruzaban la Panamericafia. y se repartían por todo el
Iitoral [...]
Descartado Conchán, hicimos en los días siguientes nueva.s incwsiones cada
vez más lejos, comprobando que los antiguos y rusticos balnearios de Punta Negm,
Punta Hermosa y San Bartolo l¡ahian crecido_y lendían a unirse para fomtar una sola
ag/omeroción y que más al sur aún, hasta PucusaT:ta.,
en caletas y playas antes solitarias,
habían surgido grupos de casas, sencillas o lujosas, destinadas a conrerti¡se con el
tiempo en ve¡daderos balnearios. (VW. eSV'rt
Desde el inicio del relato, Ribeyro revela el sentido del refugio en la costa
peruana no sólo como una huida de la ciudad, si.notambién como recuperacióndel
Paraíso perdido de la niñez, Que de nuevo aparececomo constante temática de su
narcativa]
Del anhelo de recuperar este paratso surge "el viejo proyecto" de buscar una
playa desierta donde construir La casa ideat; como escribe el nanador, un lugar
"donde edificar una vivienda acorde a nuestro sueño" (pá4.. 673). Con respecto ala
permanencia del sueño latente, Gaston Bachelard advierte que "allende las
situaciones vividas, hay que descubdr las situaciones soñadas. Allende los recuerdos
positivos que son material para una psicologíapositiva, hay que abrir de nuevo el
campo de las imágenes primitivas que han sido tal vez los cenrros de fijación de los
iniciar este capítulo: "el arte sólo se alimenta de aquello que sigue vibrando en
nuestra memotia". La costa y el mar son dos de esos paisajes fundamentales que
tn
GastonBachelard,La poéticadel eryacio,ed.cit., pág.6l
"" Ibidem,pá9.64.
...1acosta y e\ mat. Para mi son dos elementos indispensables. Por eso es que vengo al
Peru todos los años. Para recorrer los desiertos y las playas .solitarias del sur, sobre
todo. Me encantan esos paisaies arenosos, esos rnéclanos, esos cerros pelad<-ls,secos,
austeros, esa sobriedad de la costa peruana. Y el mar sobre todo81.
EI tamaño del sueño de los protagonistasde este relato incluye también esos
"colores personales"con los que dan fotma no sólo alaplaya desierta,sino también
ala casaimaginada:
Pero era indispensable también que esa playa fuese no sólo desierta sino de
fácll acceso (si bien ambas condiciones parccían incompatibles), para poder üqgar sin
problemas a un centro poblado en caso de emergencia. Esto nos llevó además a
replantearnos el asunto de la nan¡ralez¡de la casa. Yo había imagrnado al comienzo
nna especie de rancho miraflorino tradicional, corl su teraaz delantera, su azotea y su
)ardtn, lo que era a todas luces r¡na aberr¿ción. Por su lado Emesto había ideado
sucesivos proyectos, desde la casa de corlcreto armado y grandes ventanas de vid¡io
hasta la casa de adobón, con ventanas estrechas,piso de tierra y doble techo de cañas
que nos protegiera del calor. hag. 661)
...Me expücó que nuestra casa no tenía que parecerse en nada atr:r- factoúa británica y
que veía, sí,yavera una casa de bambú, cañas, construida sobre pilotes y que tuviera
amplios espacios interiores, ftescos y sereoos, donde podríamos tnbapr err nuestros
asuntos, "rrrás cefca de la naturaleza y de nosotfos mismos", cofno era nuestfo deseo.
Pero estábamos demasiado causados para seguir soñando... (pugr. 67+675)
casa en la playa", sin duda, el substrato autobiográfrco del que nace este cuento
cumbre de su nurat:tva:
et "La palabra
de Julio", por Mario Campos(1986),enJorgeCoaguila(comp.),Julio RamónRbeyro.Las
respuestqs del mudo,ed.cit., pág.125.
"' La tentacióndelfracaso III, ed. cit., pá9.49.
Cada expedición culmina en una playa que nunca es perfecta, en unos casos
por estar habitada, en otros por encontrarse demasiado aislada, o incluso por la
presencia de cetáceosque emiten ruidos atronadores. Además, en cada excursión los
personajesdeben salvar diversos obstáculos.Así por ejemplo, en el primer víaie a
Lagana Grande, tras conseguir traspasar el dificultoso camino del desierto,
ericuentran todo tipo de inconvenientes:
Pero una \.rz erl labanaca, comprobamos que no había gas en el balón y que,
adernás,no sabíamos cómo cortar la corvina y sacade las escamas.El caior aneciaba a
través del techo de madera. No ruvimos otro {ecurso que beber nuestra celeza tlbia y
engullir nuest(os sándviches derretidos. (pág. 660)
t'
carlos Schwalb,"Julio R¿mónRibeyroy 'el llamadodel desierto"',cir. supra, pág.165
"* Veasela pá9.302de estetrabajo.
Esta excursión había sido rur fracaso, pero ello no rlos desalentó. De rarelta a
París, durante üuestros esporádicos encuellt{os, aborclamos nuevamente nuestro
proyecto, a la luz de lo que llarruibamos "el chasco cle La¡pna Grancle", del cual
sacamos útiles enseñanzas.[...]
Con éstas y otras nuevas ideas emprendimos dos años nús tarde una nueva
expedición...
(pág.661)
Este segr,urdo chasco -tan sernejante al primero al punto que parecía una
nueva versión con algunas variantes- no doblegó nuestro ennrsi¿smo. Al año siguiente
estábaaos ya enLima preparando la púxima excu¡sión...
1,..1
Anticipo que esta tercera excursiórrfue también trn fracaso,para así ir en
contra de las normasque establecencrearsuspensoen un relaro.(pag. 664)
Las formas del desierto, como las calles de la ciudad antigua, adquieren en su
representación una configuración laberíntica, remitiendo a la dificuitad de acceder a
metáfora del camino vital es esa huella que se pierde y se bifurca en el arenal. Como
la vida, el desierto es un lugar sin rutas establecidas y que no conduc e a plely^s
perfectas:
soñadores de este relato son también los náufr4gos que buscan la isla de Circe. Y,
del mismo modo que Ribeyro asumió fervorosamente la búsqueda del refugio en
playa o isla solitada como viejo tema filosófico y artístico, también sus personajes
...Todos los lobos rnarinos ernpezarona #w al mismo tiernpo, creando con sus
aullidos una irnpetuosa orquestación, de tonos variadísimosque rebotaban contra las
paredesrocosasde las islas.[...] Emesto y yo, al principio sorprendidos,nos sentimos
sofocadosy casiernpavorecidospor eseestruendo.(pág. 675)
85El subrayado
esnuestro.Ribeyroexpresael sentidodel "cantoinmemorial"de la naturaleza, aruilogoal
que se sienteen los espaciosurbanosdel pasado,comola comunicaciónde una sabiduríaacumuladapor
sucesivasgeneraciones.En su reflexión emerge de nuevo la concepciónde tiempor y
superpuestos:"Mi oído auscultala naturalezay descubreque lo queyo tomabaal comienzopor"rpuiiot
silencio
no es más que una trama extremadamenteapretadade ruidos: grillos, cigarras, ranas, abejas,
moscardones, pájaros,tan tupida que forma una melodíaunifromesin un solo intersticiodondepueda
colocarseuna pausa.En suma,la voz de la naí;r:alezaque cantasv cqnlo itrmemorial,el que escachwon
hace veinte siglos Julio César, Horacio, Calón. ¿Qué me separa de ellos? En tanta soledad,
aparentemente nada.Al hollar su espacioinmaculado,diriaseque me he welto su contemporáneo. pero
siemprehay algo que nos reconducea nuestrotiempoy nos recuerdaque las erasno pasanen vano.Al
levantarla cabezadistingoen la cumbredel monteArgentario,irritantepor lo escarpado e imposiblg los
discosgigantesde una estaciónde radar".En Prosasapátridas(completas),ed. cii., pirgs.IZI-yZZ.nt
subrayadoesnuestro.
(p^g. 676), e incluso Ernesto diseña un croquis de ia nueva casa que hzbía
imaginado, "poco a poco -escribe el nar.rador- nuestro fallido sueño se fue
mundo a soñar", Cados Schwalb escribe: 'Trlo se vive y después se sueña t...] ul
tu En i986 Ribeyrodeclaraenuna
entrevista:"Paramí regresaral Perues un sueño,unautopía.La utopía
de üvir en una playadesiertade la costa.Con Emilio RodríguezLarraínhemosbuscadola playaideal y
todavíano la hemosencontrado.Mientrasno la encontremos,esaplaya seguirásiendoutópica y, por eso
mismo, indestructibld'. "Las letras nuestrasde cada día", entrevistaa Ribeyro y Alfredo Bryce
Echenique, por Augusto Ortiz de Zevalloq Abela¡do SánchezLeón y José Luis Sardón, en Jorge
Coaguila(comp.),op. cit., pirg. l4l.
o'Art. cit.,pág.162.
...e1pisco soue( que nos puso pot delante en grandes copas de cristal nos pareció un
regalo de los clioses. No sólo nos cluitó la sed y la fatiga, sino que nos dotó de una
alegíra clesbordante. (pág. 666)
...ese pisco era Irfl rocío celestial, un clenso néctar que llenó ouestra boca cle ¡n calor
perfumado y un sabor a viñas mitológicas, donde poco faltó para que viéramos aBaco
bebiendo y a Sileno danzando. (pug. 667)
88 En
el Diario Peronal Ribeyro nara una experienciasimilar vivida en las playas de Almería,
confirmandoel fondoautobiográficode "La casaen la playa': "Nuevamenteestanoche,perocon Emilio
y su famili4 mirando las estrellas,tendidosen el techo de su casa.Estuvimoscasi una hora, como
hipnotizadoso embriagados, sin hablar.¿Cómopuedeuno olvidarsede mirarel cielo, cuandoesquiás el
único contactoquenosquedacon el infrnito?Culpade las ciudadesque 1oocultan,lo velar¡ lo ensucian,
lo opacancon suspropiasluces.Estavez no sólo sensación de caíd4 de habersido absorbídopor el ojo
del universo,sino de estarmecido por un cántico.¿Los poetasno hablanacasode 'la músicade las
e¡feras'?".I"a tentacióndelfracasoIII..., ed.cit., pítg.129.
8'Carlos Schwalb,
art. cit., pag.rce.
oportunidad de vivir al máximo que da "sentido a toda [a frase" (pág. 56ó). En "I-a
cas^ en la playa" fubeyro profundiza en esta formulación, planteando esos
momentos efímeros como escalonesque jalonan el camino de la vida. El ideal o la
Una serie de preceptos que para rní son inrportantes: la unidad de la materia,
las relaciones entre el microcosmos y el rnacrocosmos, Ia idea de que el pronso misno es
nús importanteque el resuhado,los que buscaban la piedra filosofal ocupaban toda su vida
en la empresa aunque muchas veces estabafl converrcidos de que no lz lban a
encontrar; elpropio caminose conaertíaen elfngL.
además una escuela Frlosóficaque está basada en la duda permanente; creo que
dudar es una de las actirudeshumanasmás fecundas"e2.Sobre este sentido esencial
de su narrativa Ribeyro profundiza en los relatos que a continuación analizamos.
Wenceslao Ferrández-Florez
una mañana con la conciencia dolorosa de estar malogrando su vida,, (pág. 596). En
los círculos de ia bohemia limeña, siempre entre "bares, fondas, fiestas y tertulias,,,
este personaje -como Ribeyro antes de trasladarseal Viejo Mundo- pertenece a esa
e2Entrevisfa
realizadapor Luis Jochamowitz,"No quiero ser ejemplo de nada", en Jorge Coaguila
f:gp Julio RomónRibeyro.Las reryuestasdel mudo,ed.cit., pág 6o EI subrayado., nuáro.
'" En ),
el cuentoautobiográficotitulado"Sólo parafumadores",Ribeyroresumetoia su vida partiendode
su juventud en Lima, cuandose convirtió en un "fumador por vocación".En el siguientéfragmento,
Ribeyrodescribemáspormenorizadamente a esa"hermandadnocturna''de la queformátaparte:..por ese
círculorojo entro forzosamente cuandoevocoesasaltasnochesde estudio lut qu" me amanecíacon
"n
amigosla vísperade un examen.Por suerteno faltabanuncauna botella,aparecida no se sabíacómo, y
que le daba al fumar su complementoy al estudio su contrapeso.Y esos paréntesisen los qui
olvidiirrdonos de codigosy legajos,dábamoslibre cursoa nuestrossueñosde escrit'ores"
(pág. 575).
cúttca lo calificó como "promesa de la l-iterattxa". Desde entonces tan sólo había
escrito "la primera págSnade una nor,'ela, mil veces releída y corregida, pero que
seguía en el rodillo de su máquina, sin que nunca hubiera encontrado el tiempo, la
p^z o la voluntad de continuada" (pág. 596); sin duda, "era la prueba de su
infecundidad [...] pero sobre todo de su concienciadoloros^".Un lectura deI Diario
Enviado el manuscrito del tercer tomo de L,a palalna del mudo a mi editor, me
doy cuenta de que ya no tengo nada que hacer, rne sobra el tiempo, me aburro. Varias
tardes en que me siento frente a mi máquina y lo único que hago es fuma¡ [...] ¿Mát
cuentos? Ni hablar. Vemte o treinta comenzados o en borrador, pero que abandono
srn ningún pesar. [...] Debo busca¡ otra cosa, no sé qué, td. vez por el lado de la
historia, algún episodio que me subvugue y me incite a revivi¡lo t..l b ciefto esque fubo
por lo menosinteftIar algl, pau ta inaaitidad üteraria ne mata96.
eo
En una de las Prosas apátridas, Ribeyro expresasu sentimiento de fusión total entre vida y literatura y,
en sus palabras,encontramosla explicación para esa "conciencia dolorosa" motivada por la infecundidad:
'En
algunos casos,como en el mío, el acto creativo está basadoen la autodestrucción.Todos los demás
valores -salud, familia" porvenir, etc.- quedan supeditadosal acto de crear y pierden toda vigencia. Lo
inaplazablq lo primordial, es la línea, la frase, el párrafo que uno escribe, que se convierte así en el
depositario de nuestro ser, en la medida en que implica el sacrificio de nuestro ser. Admiro pues a los
artistas que crean en el sentido de su vida y no contra su vid4 los longevos, verdaderosyjubilosos, que se
alimentan de su propia creación y no hacen de ella" como yo, lo que se resta a lo que nos estabatolerado
vivir". Ed. crt., pá9. 119.
e5 tentoción detfracaso I. Diario Persorwl 1950-1960,ed. cit., págs. 38-39.
La
%
La tentación delfracaso III..., eA.cit., págs. ll2-113.
pfegunra:
un cuartito
dehotel'un pueblo
perdido
delPeru
donde
rffiil:il;,ffi";T'
Mado soñaba a veces con /¿ p/.Ela @ana, desierta, gris, a Ia cual llevaría su
máquna Olyrnpra, urlos pocos libros, su r¡ranuscrito [...] Esa playa soñada debía existir
en el inmenso litoral pemano, pero las seguras, las que lo pondrían al abrigo de toclo
perseguidor se encontraban demasiado distantes [...] tiu pueblito setyanatampoco era
malaidea, había centenares disenrinados en la cordillera. Pero la altura le hacía daño y
como a todo hombre de costa los cerros, los altos ceffos andinos clue cerraban el
horüonte, lo asfixiaban. [...]
[...] Alguien tublaba de Poe y de su cuento La carta robada. En el a6o
comprendió que no er:aIa playa, perdida ni el país extranjero et refugn idnal stno algo
más simple, un lugar insospechado por cercaflo. Y pensó enton."i e¡ el hotel dela
Estación, en Chosica, apenas a treinta Kilórnetros de Lima. (p€. 597)n8
9''.La
7.
tentación delflacaso, 11...,ed. cit., p^9. 169.
'"
El subravadoes nuestro.
ee
Título d-el libro de Ma¡shall Berman: Todo Io sólido se desvqnece en el qire. [.a experiencia dB lo
modernidad.
del narrador. Si bien éste narcaIa historia en tercera persona, rea,lizaun aparte en el
tiempo. Tal es el caso de la imagen com que Ribeyro presenta el hotel de Chosica,
lugar representativo del desvanecimiento implacable de las construcciones del
pasado:
too
Véase lapág.248 de este trabajo, donde reproducimos un "dicho de Lude/' en el que Ribeyro expresa
el mismo sentido, ejemplificado también a través de Balzac.
balcón se veía los rieies del río, las viejas casaschosicanasy, al fondo, los cerros
pardos' baldíos, del valle" (pág. 598). El escritor, a través del personaje,expres^ on
vez más Ia atracción que siente ante las construcciones viejas, que en sus cuentos
otra oportunidad hubieran embelesado, rro por su magnificencia, sino por ese aire
minado, caduco, que tanto lo auait'(p€. 601).
Para terminar con el análisis de esta serie de caracterísúcasque se reúnen en
"Ausente por tiempo indefinido", mencionamos un último motivo básico en la
perspectiva urbana de esta narcatfva. En "La casa en la playa,,, las primeras
expediciones constatan ese crecimiento imparable de la ciudad que se extiende en
arrabales denominados "pueblos jóvenes". En el cuento que ahora anahzamos
incogniü', el personaje rcaliza una visita a los extramufos, avanzando hacia un vacío
de ciudad:
Pero las curiosidades para Oswaldo eran rnás bien los arr¿bales, hacia los que
lo fue conduciendo por huertas y descampados, hasta llegar a calles sin pavirt ento,
bordeadas de bares y chinganas de adobe... (pág. 601)
existencial02.Ei sueño del ideai en este caso es la literatura, que permite al personaje
Escribía arr¿strado por una fuerz,a aluvional, sin que pudiera darse un
mornento de respiro. Había aJcanzadoun estado de evanescencú,de desencarnación,
que le hacía mirat l¿ realidad como si fuese un sueño y su libro como si fuese la
vetdadeta rcaüdad.(p€. 602)
Ei viaje hacia este mundo paralelo revela el mismo sentido que hemos
...Era una obra sinfóruca, eso ya lo sabía,pero que parcciadingida por el tambor
m^yor de Ia ba¡da det pueblo. (pá9. 605)
...Lo que había escrito era ufla rnonstruosidacl.Habh partes logradas,es cierto, y de
una tnatacableperfección.¡Perose tratabasólo de partes!Una obra existía
[...] no por
sus aciertos esporádicossino por la persistenciade una tonalidad, es decir, poi lu
presenciade un estilo.Y su libro carecíztotalmenre de estilo. (p^gr. 605-606)
to3Ia
caza sutil, ed.cit., pág. 130
Don Cado era un creador, pero de algo tan fugrtivo y precioso como eso que
ocurría ante su vista, el mowentofeü{05. Este albergue baldío, por el que nadie daba un
céntimo, se convertía gracias a don Carlo en un templo resplandeciente donde los
íntimos que venían todas las ta¡des creían durante unas horas estar en cofltacto con la
etemidad, es decir, con el olvrdo (pág 606¡toe
mujer viviente, más que todas las bellas estatuasde ia tierra" (páE 546).
en esta nueva incursión en el terreno arenoso del enigma, otra conquista del escritor
a través de la literatura. A la formulación gerreral del carpediem-"La juvenrud en la
otra ribera"- y halJazgodel sentido vital en el camino haita el ideal -"La casaenla
"l
loaEl subravadoesnuestro.
lo5EI subravadoes
nuestro.
rot En una de las ProsasapátridasRibeyro reflexionasobreestesentidoesencialde su filosofia vital:
"Marcadoal rojo vivo por un mal zodiacal,agobiadopor cuentasvencidase invencibles,privadode toda
gracia creadora,sintiendoque de hora en hora caen sobre mí las paletadasde mi propio sepelio,
enclaustradopor ello mismo en casaen estatardebenemérit4me deleito sin embargoen mi encierroy
tomo de aquíy de allá el zumode lascosas,la frasede un libro, la líneadeun grabado,la cadenciade una
melodía,el aromade unacopa,la siluetadeunaideaqueasomqrefulgey desaparece, diciéndomequeno
hay nadamásduraderoqueel instanteperfecto".Ed. cit., pig.ll2.
pIaya":
107Jorge
Coaguila,Nbeyro. Inpalabra inmortal(ertrevistas),Lima, JaimeCampodónico,1996,pac.46.
Por los senderos del arte: Ia alegaría del mundo camo escritura y su
rcdención en eI lenguafe de Io infrníto (a música)
Gabriel Miró
Baudelaire
estéticas en que cada obn se inscribe, tecre ia constante temática del viaje como
Iarga ltsta de marginados de Ribeyro, que a sus cuarenta años hereda "la hacienda
más codiciada del valle de Tarma, no por su extensión, [...] sino por su cercaníaal
pueblo, su feracidady su hermosura"; la haciendacon la que soñabantodos los ricos
James Higgins, "que El Rosedai es una metáforadel mundo que el hombre hereda al
r'assf'l]e. En la haciendase encuentrael rosedal,que aparecerepresentadocomo un
microcosmos del universo, pues en él pueden encontrarsetodas las especiesde rosas
conocidas, y además ha perdurado gracias al cuidado de sucesir.asgeneraciones de
jardineros que han conservado y transmitido su orden desde un tiempo inmemorial:
toe
JamesHiggins, Cambio social y constanteshumanas...,ed. cit., pág. 163.
Ncl pudo así hacer amigos, tener una novia, cultivar sus gustos naás secretos,
rri integrarse a una ciudad para la cual no existía, pues para la úca colonia itzüalco'
metida en la banca y en la industria, era el hijo de un oscrrro ferretero y para la
sociedad indígena una especie de innúgrante sin abolengo ni poder.
...Luego vino la rutina de la tienda, toda su juventud enterrada traficando con objetos
opacos y la abolición progresiva de sus esperanzas rnás íntimas, hasta hacer cle él un
hombre sin iniciativa ni pasión. bag. 485)
c tga, cuando viaja a Tatma queda irremediablemente atrapado por la belleza del
contta de su técrnca habitual, describe el lugar con el obieto de crear esa atmósfera
exttaña, que rompía r¡n poco la ur¡dad del recinto, pero le daba al mismo tiempo un
aire espiritual. Cuando uno entraba al pato por el enorlne portón que daba a la
caffetet se sentía de inmecliato abnzado por las alas laterales y aspirado hacia una
vida que no podía ser rrrásque enigmática, recoleta y deleitosa. (pág. a86)
r1
t...1
Contiguo al iatdín se encontraba la huerta [..J. L"r árboles eran bajos, pero
sus rarr¡as se vencían bajo el peso de los frutos rosados y carnosos, cubiertos de una
adorable pelusilla, que enrn una delicia pan el tacto antes de ser un regalo para la boca.
(pág*.486-+87)
110
El subrayadoes nuestro.
así como Silvio decide conservar los viejos muebles en lugar de reemplazarlos por
los nuevos, que su padre había traído de Lima y que todar.ía se encontraban
tlrcluso los que tienen por escenario un bulevar de París o una hacienda de 'Iuma.
Lima, como todo el Peru se ha continuado disgregando, dilrryendo en un mar de
tragedia [...] Ribeyro es un tratado acer:cadel tema del Pem. Y los gmndes capítulos
11.
que allí encont{amos se llamal frustración, pobreza, 5el¿d¿61..."1
siempre abtetta par la rlarrativa de Ribeyro. Pero antes de llegar a ese plano general
vamos a adenffatnos en la ciudad imaginaria que se esconde en el rosedal, o, si se
todo caminar por el rosedal. Rara vez atlr:u;rcabauna flor, pero las aspiraba e
,t.sobte
iba identificando .t .udu perfume una especie diferente. Cada vez que abandónaba el
iatdin tenia el deseo inmediato de regresar a é1, como si hubiera olvidado algo. Varias
veces lo hizo, pero siempre se retiraba con I¿ impresión de un paseo imperfecto. (pág.
488)
rrr B.
Fort, "Diagnósticode la soledad",La Crónica, Lima,30, IV, 1978.Cit. en lsolina Rocríguez
Conde,op. cit., pág.210.
principal:
l12El subravadoesnuesrro.
ttt Ribeyro,al reflexionaren una entrevistasobreel procesode escriturade "silvio en El Rosedal"y
sobrela derivaciónde la historiahacialo imaginario,ratifrca:"la historiapatinóhacialo imaginarioy de
súbito me di cuentade que estehombre,Silvio, habíaido a buscaren aquel fundo una filosofia, un
La vida no podía se{ esa cosa que se nos imponía y que uno asumía como urr
arriendo, sin protestar. Pero ¿qué podía ser?. En aanomiró a su alrededorbu¡candoun
indicio. Toda seguía en su lugar. Y sin embargo debía haber nna confraseña,algo que
permitiera quebrar labartera de la rutina y la indolencia y aaedcralfn al conoanientu,) la
aerdad¿rareaütlsd.(VuS. +t l¡tt o
...l,os rnacizos de rosas que, vistos del suelo, parecían crecer arbitrariamente,
cornponían r¡na sucesión de figuas. Silvio distinguió claramente un círculo, un
rectángulo, dos círculos rftás,otro rectángulo,dos círculos finales. (páE 490)
su investigación:
Durante largas horas estudió esta figura simple y asimétrica, sin encontrade
ningún sentido.Hasta que al fin se dio cuenta,no se tratabade un dibujo omament¿l
sino de una clave,de un sigro que remitía a otro sQno:el alfabetoMorse. I-os círculos
eranlos puntos y los rectánguloslas rayas.(pág. 491)
Y vista la parabra al revés, sER tamb ién en una palabra ,,tafl v^ga y extensa
como COSA y muchísimo más que RES." (¡tág. a9D:
"e cambio social y constanteshumqnas.La narrativa corta de Ribelno,ed. cit., pág. 164.
no
lbidem.
Julio Ortega, "la palabn-aleph contiene todas las cosas y, al revés, alude a todo lo
que es, sólo que esa potenciahdad de suma coincidencia está dada enteramente al
lector, a la lectura; si Borges se asombra del ser de la palabn que contiene al
del universo "y convierte su asombro de ver en el placer de referit"rz2, Srlvío sin
nafiraleza del lenguaje la frase que le revele el sentido oculto del ser humano en el
mundo. Ese jatdín es por tanto /a a/egoríad¿l nundn comt e.rcrifura,en tanto que el
mensaie que en él se halla escrito debe ser descifrado por el hombre que 1o ha
imaginado.
por este motivo consigue ahondar con mayor e{tcacia en un tema tan sobradamente
abordado en Ia hterafista. Mu Teresa Pérez opina en este senúdo que "la ironía
ttt
Julio Ortega, "Los cuentosde Ribeyro", cit, pág. 142.
t22Ibidem,pág.
143.
'"
IW Teresa Pérez, en su "Introducción" a la edición de Cuenlos de Ribeyro, ed. cit., pág.67.
alternativatomada por el personaje se concreta en hacer "la lista de las cosas que
r2o ..lo
¡ulio Ortegaseñalala coincidenciaen estepuntoentreSilvio y CarlosArgentinoen "El Aleph',:
cual.es inevitableporqueen la virtualidadde la interpelación,en eseensayode sucesivoscódigosque
produzcan jardín un mensaje,Silvio tieneque coincidircon todaslas posibilidadesde
{esd9el signodel
la lectura,incluidoslos dos paradigmasde la poéticaborgian4 inclusos,en "El Aleph';. Ar¡ cit., pág.
143.
lt5 El
subrayadoesnuestro.
SER por primera vez efl su vida, alcanzanda a tnvés de la subümación del arte
muchos momentos de su vida-, al darse cuenta de que su música nunca iba a ser
escuchada.Pero continúa su indagaciónen la clave,y lo hace "sabiendo que durante
esos días de inspirada creaclón había sido algo, tal vez efímeramente) una voz que se
perdió en ios espaciossideralesy que, como laluz, ac bó por hundirse en el reino de
las sombras" (pag.496).
amoL Silvio se enamora dela hija de su prima, y más tarde descubre que las iniciales
tt'
Nosremitimosa la pág.465.
'" En suDiario
Ribeyromanifiesta:"La felicidadconsisteen la pérdidade la conciencia.Los estadosde
éxtasisque producenel amor,la religión,el arte, al desligarnosde nuest.apropiaconcienciareflexiva,
nosaproximana la felicidadabsoluta".[,a tentacióndetfracaso1...,ed.cit., pág.as
Silvio trató ot:.a vez de distinguir los üejos signos, pero no veía sino
confusión y desorden,un caprichosoarabescode tintes,líneasy corolas.En eseiardín
no babia erugrnani misiva, ni en su vida umpoco. [...] se sintió sereno,soberano.El
baile se reanudó entre víto¡es, aplausosy canciones.Era una noche espléndida.
Levantando su violín lo encajó cofitfa su mandíbula y empezó a tocar para nadie, en
medio del estruendo. Y tuvo la certeza de que nunca lo había hecho meiot. (pág.
502)
Silvio encuentra el sentido de la plenitud efimerz- err el arte musical. Los sonidos
arrancados por él mismo de las cuerdas retornan a su interior, revelando la soledad
última del personaje. Si cuando tocaba el violín a diso y pan los demás no lograba
sino indifetenira, ahota, cuando toca"pata nadie", tiene "la cetteza de que nunca 1o
babíahecho mejor".
del escritor: "el acto de escribir nos permite aprehender una rcalidad que hasta el
131
Miguel Gutiénez, Ribeyro en d.osensayos,ed. cit., págs.49-50.
"una especie de alegoría de la existencia humana, del amor senil, del arte, de la
vocación artisttca"135.
Luder_;tr'""ff
"*"#J.flfi:;T,#:hffffi##,?i.'#lT#
del mundo. Cuando la descubramos el tiempo cesaú de existir, pues habremos
entrado ala era inmóvil de la perfección136.
Dosterior-:
t32
JulioRamónRibeyro, Prosasapátridas,ed.cit., pag 62.
'."'.Ibidem,
pág.90
""_RobertoForns-Broggi,"Ribeyroy la funciónvisualdel fragmento:notasen torno a prosasapátridas
y Dichos de Lude/', enAsedioso Julio RamónNbeyro, cit- pág. Z78.En Dichos de Luder'Nbeyro
escribe:"Todo mi esfuerzose ha reducidoa elaborarun iiveitario de enigmas".Lima, Editorial
9ampodónico, 1989,pág.43.Elsubrayadoesnuestro.
"' Entrevistacon Alfredo Pita,"Ribeyroa la escuchade una voz que dicta", en JorgeCoaguila(comp.),
Ju.lioRamónRibeyro.Las respuestasdel mudo,ed. cit., pág. 176.
'"" Dichos
deLuder,ed.cit.,pág.15.
En este cuento, Silvio vive rur proceso cle tipo alquímico, de búsqueda cle su
ser gracias a su pasión por la música. Hay que hacer auténticarnente lo que rnás
interesa y seguir buscando, aunque no se llegue a act:rrar,puesto que la firralidad está
en la búsqueda, no en el hallazgo138.
siempre importa tanto como las estancias y los pasos que a él nos han
personaje a través del lenguaje de lo infinito por excelencia,Ia música, cuya esencia
musical. Por tanto, consideramos que en esta nanativa "Silvio en Ei Rosedal" tiene
ese sentido vital hallado por lübeyro en la importancia del instante feliz; es el
lenguajede lo infinito, que se acercaa esavisión cósmica e ilimitada del "aleph" ^l^
Acaso el concepto estricto y prrro del arte sólo quepa extraedo de la música,
por cuarito en la gran literatura y la gran pintura -la grande precisamente- hay
irnplícito uri componente material que desbordaba la jurisdicción estética sin quedar
disuelto en la autonomía de l^foffna]41.
que se encuentra en la mente de quien la imagina-. TaI vez por ello, el escritor
rorTheodor
W. Adorno,Minima morqlia.Reflexiones desdetq vido dañada,Madrid,Taurus,1998,págs.
224-225.
ro' Enrico Fubini,
El Romanticismo:entremúsicay filosofín, Valencia,Universitatde Valéncia 1999,
pág.15.
Arturo Uslar Pietri para rcfeirse a la tentativa del Ulisesde Joyce: "d^t ^ las palabras
el don que es de la música. blacerlascapacesde contener una expresión innominada
e ilimitada, I todos los mensajes simultáneos que la emoción del hombre pueda
encontrar en ellas"143.Precisamente por ello, Ribeyro formula ia música como
principio, Ia cita de Stendhal con la que Ribeyro encabezasu primera novela, Crónica
de San Gabriel: "Una novela es como 7a caia de un violín: el arco que produce el
sonido es el corazón del lector". Aigunas de estas explicaciones, que apelan aJ,
Me doy cuenta de que mi esctitura cada vez está rnás centrada sobre las ftases,
quiero decir que nace y se genera a través de una ftase, que cada frase da origen a la
siguiente. [...] ¿Por qué? Por una cuestión de rima, de consonancia, de alteraciones, de
ritrnos, para los cuales tengo un oído muy sensible, de modo que es el tipo de método
de escritura que utilizo. Es un métodode ucritura quepohía ser más bien de tipo musical,et el
cual no puede haber una falsa nota porque toda la composición se dernrmba145.
Cuando se trabaia sobre frases, éstas tienen que estar petfectamente logradas,
no solamente desde el punto de vista de la corrección gramatical sino también de Ia
eufonia, de la armonía. Es deci¡ que cuando se articula sobre la frase, la üteratura se
convierte casi en Lrnarte musical en el que no pueden haber notas ¡u1ruri4ó.
'03
Arturo Uslar Pietri, "La tentativadesesperada
de JamesJoyce",Lo itwenciónde Américamestiza,
México,F.C.E.,1996,pá9.51.
"' En la entrevistaconPatrickRosas"La respuesta del mudo"(1987),Ribeyroreflexionasobreel sentido
musicalde su escritura.En JorgeCoaguila(comp.),Julio RamónRibeyro.Las respuestas del mudo"ed.
cit.,pág.205.
rotlbidem.
16 Entrevistapor AlfredoPit4 "Ribeyroa la escuchade la voz quedicta"(1987),ibidem,pág.166.
Debo anotar también que toda comparación entre la novela de Mario pargas
I-losa, se tefiere a Conaersadón
en la caadral y la mia es ociosa: la novela de Mario es un
fresco grandioso de una época, construido con una técnica complejísima y una
orquestación verbal que podríamc¡s llamar wagnerüna. La núa, en cambir:, por su
brevedad, la simplicidacl de su estructura y la monotonía de su iflstrumentación poclría
cornparatse rruásbien a una suite para cuerdas de algún autor clásico147.
pl papel de un crítico consiste en] coger una obra como ufla partitura y
procedet a su ejecución. Un crítico es un mediador un intérprete y la audición que
propone será siempre subjetiva y esará marcadapor su personalidadl4S.
nttficación del sesgo simbolista que caractenza el arte ribeyriano. Como afuma
pensamiento, sino aqueilos otros que primaron "el acorde infinitamente sutil con el
sentido de la palabraque componen, por la virtud de los recuerdosconFusosque esa
prefitieron siempre "una cierta 'música interior"' a Ia "atmonía casi material, que
complace sólo al oído" 1s2.Es esta "música interior", dela que fluye la polivalencia
concepción ribeyriana del arte, tal y como Ia hemos tratado de explicar desde el
"música interior" atañe tanto a txra técnica nanatirca como al misterio del mundo
representado a través de elia.
sugiere esa filosofía romántica de la músic4 que fue desarrollada ampliamente por
Del mismo modo, tras ese "doloroso esfuerzo teffestre hacta las palabtas",
Silvio expresa todo su mundo interior en aquel concierto que fue "inolvidable",
proyectando los sonidos hacia "las galaxias infinitas" (pry. 495). La hegemonía del
vocación fntstrada enlantñez implica una doble derivación significativa, que afecta
al sentido profundo de su narativaen general.
En primer lugar, "Silvio en El Rosedal" es el único reiato en el que la
recuperación de la tnfrncia -sobre la que insiste a io largo de toda Ia obra,
configurándola principalmente como pérdida- se hace efectiva cuando Silvio decide
reemprender sus estudios de violín. El hecho de que el vehículo que posibiüta dicha
ntñez, que hemos visto representada por Ribeyro en muchos de sus cuentos.
Recordemos como ejemplo emblemático '?or las azoteas", donde el mundo
fantástico y paralelo aIa realtdad cotidiana generado por el niño puede considerarse
r55
Enrico Fubini, op. cit., págs.83-85.
"" Ibidem,pá5.22.
esta afirmación -"la natura)ezano es más que un diccionario"- "puede muy bien
valer como el punto finai de la historia de una alegoríasecular,el tEos del 'übro de la
c^tece de los medios para descifrar su lenguaje, y por elio la música se propone
como el movimiento anímico que anula el dolor ante Ia evidencia de lo
incognoscible. En este mismo sentido, Baudelaire proponía la esencia del lenguaje
tt7
charlesBaudelaire,salonesy olros escritossobrearte,Madrid,visor, 1996,pág. I I g.
"" HansRobert Jauss,Zas transformacionesde lo mderno. Estudiossobre lasetapasde la modernidad
e*ética,Madrid,visor, 1995,pág.153.
"' Ibidem,págs.152-153.
del personaje en el cuento más metafísico del autor, el ideal artístico al que Ribeyro
se acerca en su Eterafixa, tanto por las catacterísticasque la defrnen, como por el
sentido trascendenteque de ella se deduce.
produce una fusión total entre vida y )tteratura, creo necesaÁo destac Í vna parte de
tanto que plantea no la solución sino la salida del enigma por las puertas del arte, y
Ia éúca del artista que no sucumbe a Ia tentación del éxito, par. trabajar con una
fideiidad inquebrantable en un proyecto üterario de propensión universal. Sin duda
por ello su obra logta alcanzar vrgencia y trascendencia.Ribeyro, en una entre\¡isra
con \)Tolfgang A. Luchting, declarabaque para él escdbir es
una forma de conocimiento, una terapéutica, en fin, algo de lo cual está excluida toda
idea de reconocimiento, de influencia, de prestigio, de éxito, e incluso de ürérito164.
posibiüdaci del olvido antes que ttaicionar a su propia escritura. Por ello, su viaje
lu' En su cuento"Só1opara
fumadores",Ribeyronarrasu enfermedad. En uno de los momentoscríticos,
desdela camadel hospital,descubrea los obrerosquetrabajanen una construccióncercanay reflexiona:
"Esoshombreseranaparentemente felices.Y lo eranal menospor unarazón:porqueellosencarnaban el
mundode los sanos,mientrasque nosostrosel mundode los enfermos.Sentíentoncesalgo que raravez
habíasentido,envidia,y me dije que de nadame valían quinceo veinte añosde lecturasy escrituras,
recluido como estabaentre los moribundos,mientrasque esos hombressimplese iletradosestaban
;g,Ii{ry9nte implantadosen la vida, de la querecibíansusplaceresmáselemenrales" (pág.59a).
'o" WolfgangA. Luchting,"El
encantode la burguesíaes discreto"(entrevista),en Étuitor"i p"*onor.
Quépiensan.Quédicen,Lima, Ecom4 1977,pág.54.
La dialécticactelviaie 557
diferencia de Silvio, no escribió sólo para sí mismo. Al igual que sus personajes
viven la experiencia del viaje como "acontecimiento espirifual" que indudablemente
lo largo de este tnbajo hemos trazado una serie de enigmas consubstancialesaI atte
htetario de Ribeyro, partiendo del concepto de ciudadinuisibleen todas las acepciones
propuestastpara redondear el círculo del sentido en este capítulo final. Los soña.dores
d.erefugioshan experimentado el viaje como un "acontecimiento espiritual": han
recuperado la "sabiduría perdida" de la ciudad anúgaa en ese laberinto urbano,
165
Reprod. en Luis Fernando Vidal, "Ribeyro y los espejos repetidos", Revistq de Crítica Literaria
Latinoamericarut, Lima, no 1, Año I (1075-1976)" pá9. 77. Son declaracionesde Ribeyro en una entrevista
con Pedro Hemández Navarrete: "l"a argolla del boom se ha roto", Suceso,revista dominical de Correo,
Limu2 de diciembrede 1973.
Al contornear tüla colina, nos topamos con rul lago insóhto: r¡na decena de
pirámides que parecían obra del ingenio humano, pero que eran sólo fonrraciones
arenosasperfectarnente cónicas moldeadas por el viento.
$e dirían esculturas -le dije a Emesto-. Las tuyas.
-Mejores -contestó Hmesto-. A la naturaleza nadie la supera. (pátg. 662)
La imagen del "dibujo en el tapiz" qr. tr zan las rosas, el laberinto de las
calles,o las huellasdel desierto, se desintegracuando todos los espaciosdel pasado,
esto es, ciudad antjgua, mar, desierto o natrualeza en general, convergen en un
mismo sentido: la esencia del arte como ideal que propicia el hermoso viaje de
"f,a [teratura sobre las ciudades las dota de una segunda realidad y las
convierte en ciudades míticas", escribía Ribeyro para referirse a la primera fundación
Iiteraria de su Lima natal: la ciudad mítica y legendaria de fucardo Palma. Enrre
esta misma imagen emerge nuestra disertación sobre l¿ ciudad en la obra de Ribeyro,
pues de ella emanan las diversas hipótesis expiicativas que compendian nuestra tesis
principal.
pasado,desdePalma hastaRibeyro.
como motivo secundario de sus obras. La gestación de esta historia durante los
siglos de la Colonia revela ya dos visiones principales: la alabanzade la ciudad
colonial desde los primeros cronistas, alimentada posteriormente por escdtores
Juan del \ralle y Caviedes o Esteban de Terralla y Landa. A lo largo de los siglos
XIX y XX, los diferentes movimientos socialesy culturalestienen en muchos casos
su fiel refleio en la literatura, y es así como las úsiones críticas y las alabanzasdel
ciudad continúan su andadura, manifestándose desde los distintos movimientos
Iiterarios que se suceden en el tiempo: costumbrismo, "tradicionismo", indianismo,
peruana, así como también ios factores sociales y culturales que impidieron la
ctrstdjzaclón de una üteratura onglnd. peflrana y la necesaria definición de una
identidad nacional tras la Independeacia. Esta problemática está motivada por la
sentimientos como por las recetas de sus modelos- la figura de Ricardo Palma,
dota a la ciudad de la dimensión mítica de la que carccía.Es así como Ias Tradiciones
pentanasse manifiestan como punto culminante de una tradición urbana anterior (en
ransformación urbana, erl el que las últimas imágenes dei pasado bucólico
desaparecenante la imrpción de la ciudad industrializada. Entonces, los escritores
de la generación del 50 ponen sus novedosos acentos sobre esta inédita rcdtdad
una tradición, así como también et alganas de sus obras teatrales, donde la
recuperación del pasado histórico da continuidad al proceso intertextual inaugurado
por Palma.
el eje de una tradición desarrolladaen el período que separa las dos fundaciones
literarias de la ciudad. Entre la fundación de la uudadníÍica por Ricardo Palma y ia
etiqueta de neorrealista.
Lalitma de fubeyro, como ciudad moderna y contradictotia,
no posee una dimensión plana; muy al contrario, la multiplicidad de sus imágenes
consonancla con esa predilección tan ribeyriana por las incógnitas ocultas en la otra
cara de la realidad.
decir, Ribeyro dnmatiza el proceso del cambio hacía una realidad desencantada a
través del contraste con los espacios del pasado que encierran el enigma de una
sabiduría remot4 pero sobre todo confiere una trascendenciaa este proceso a través
La ciudad como lugar ideal pua emprender todas las búsquedas confirma en
traza "el dibujo en la alfomb ta" que se adivina tras el embrollado laberinto de las
calles de la ciudad, pues Silvio es, también, ese pecuhatflánel/r qve, tanto en Lima
"En cadauna de las letras que escribo está enhebrado el tiempo, mi tiempo,la ttama
de mi vida, que otros descifrarán como el dibujo en la alfombrt'.Y en su literatura,
el escritor sugiere la incógnita vital en ese dibujo siempre cambiante cuya imagen
idónea es, sin Lugara dudas, la ciudad en constante metamorfosis que le tocó vivir.
Esta identificación ratt{tca la idea inicial de Ia que hemos partido para tr z^r una
rcalidad del mundo moderno. Pero el sentido final de esta búsqueda rcvela Ia
filosofía vital de un escepticismo que, en última instancia, trasciende esa dimensión
pesimista con Ia que buena parte de la cntca explica Ia obra de Ribeyro> para
adquirir esa nueva dimensión con la que él mismo se definió: "sov un escéptico
subjetiva -visión del escéptico que no puede dar la imagen unidimensional de una
realidad objetiva-; y la heteroglosia social y discursiva contribuye al ffazc: de los
'1-a ttatrta
de mi vida, que otros descifrarán como el dibujo en la alfombra"
revela la fusión entre vida y hteratura tantas veces declarada por el escr{tor. En
un nuevo realismo, cuya "música interior" fluye como un misterio anancado de las
cuerdas por ese atco, tan pecuüar, que es el conzín del lector.
Brsl-rocn¡r'Í¡,
OSRAonr ¡uroR.
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L,osgallina4os
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CuenÍas d.ecircunsfancias
(1958): "La insignia" (1952), "Ei banquete" (1958),
"Doblaje" (1955), "La moücie" (1953), 'T-a botella de chicha" (1955),
'Explicaciones a un cabo de servicio" (7951),'9ag¡na
de un diario" (1952),
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"Scoqpio" (1953),'T.os merengues"(1952),'El
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'I'res
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L,os caulims(1972): "Te querré eternamente" (1961), "Bátbar^" (1972), "La
piedra que gira" (1961), "Ridder y el pisapapeles" (1.971),"Los caurivos"
(1971), "Nada que hacer, monsieur Baruch" (1967), "Los españoles"
(1959),'?apeiespintados" (1960), "Agua ramera" (1,964),"Las cosas andan
maI, Carmelo Rosa" (1,971).
Tercer volumen:
SiluioenEl Rosedal(1977): "TerrA incógnitd'(1975), "El polvo del saber" (1974),
"Tristes quereilas en la vieja quinta" (7974), "Cosas de machos" (7976),
"Alienación" (1975), "La señorita Fabiola" (1976), ..El Marqués y los
gavilanes" (1,977),"Demetrio" (1,953),"Silvio en El Rosedal" (1977),..Sobre
las olas" (1976), "EI embarcadero de la esquina" (1977), 'E,l carrusel" (1967),
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RektosSantam¿cinaL;
Editorial El Barranco, Lima, 1,992.
Cuarto volumen:
Re/atossantacrucinoc'Mayo
1,940", "Cacos y canes", "Las ffes gtacias,,,,rF,I
señor Campana y su hija Pedita", '!El sargento Canchuct,,*Martposas y
cornetas", "Atiguibas",'.Ia música,el maestro Berenson y un servidof,,,rTía
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