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testigo…”
POR Andrés Nieto Morales 1Ba A
Inicialmente localizamos este soneto en el año 1535, año que, además de ser
anterior a la muerte de Garcilaso, y por tanto fin de su obra lírica, coincide con la
fecha en que se llevó a cabo la toma de La Goleta en el territorio tunecino por las
tropas españolas comandadas por el rey Carlos I.
Por otro lado, existe una muy amplia lista de figuras literarias, sin embrago,
Garcilaso de la Vega únicamente utiliza unas cuantas de ellas que repiten en
diversas ocasiones en sus composiciones, pero centrándonos en el soneto XXXV,
encontramos algunas de las más utilizadas. En primer lugar, hallamos una cierta
adjetivación que se extiende por todo el poema, como por el ejemplo, “gran
firmeza” o “fe pura” (línea 2), “diestra mano” (línea 9) y “ofensa cara” (línea
12). Por otro lado, además de encontramos dos manifestaciones de
personificación como es el caso de “el ingrato amor, como testigo…” o “la
diestra mano gobierna”, también podemos visualizar como la expresión
“ingrato amor” cumple la función de sinestesia al expresar una característica
que no le corresponde, en este caso, al amor.
Así mismo, el encabalgamiento aparece en diversas ocasiones, como es el caso
de, en la línea 5, donde la frase queda truncada hacia el siguiente verso en “o
digo su condición”.
También podemos ver un epíteto en la expresión “ofensa cara” de la línea 12, o
también una perífrasis en toda la tercera estrofa, en que el autor le da vueltas a
un tema antes de decir lo que en verdad quiere afirmar, en este caso, que la
muerte de Mario lo hiere, manifestándose en “Y ansí, …. fui herido”. Por
último, la frase que cierra este soneto cumple dos funciones, por un lado, la de
enumeración, debido a que expone de manera sucesiva sus diferentes
sensaciones formando un conjunto y; por otro lado, una antítesis, ya que se
contraponen la libertad con la desesperación o la ofensa con lo sano que se
encuentra el escritor.
La obra de Garcilaso representa el lenguaje renacentista, que, además de
combinar la elegancia con la naturalidad, también es capaz de crear una poesía
refinada, pero al mismo tiempo sencilla, en que las únicas figuras literarias que
usas continuamente le aporta musicalidad y fluidez en el momento de la
recitación.
En conclusión, nos encontramos ante uno de los muchos sonetos que escribió
Garcilaso de la Vega, pero este en especial, es un claro ejemplo de un
sentimiento doloroso provocado por una traición que el autor trata de sustraer del
fondo de su alma a través del verso endecasílabo, para que, así, con un lenguaje
sencillo, acertado y sincero, logre transmitir un sentimiento de desconsuelo.