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Vuelo 236 de Air Transat

El 24 de agosto de 2001, el vuelo 236 de Air Transat, entre Toronto y Lisboa, se quedó sin
combustible mientras volaba sobre el Océano Atlántico debido a una fuga en el motor
derecho. El avión tuvo que planear hasta el aeropuerto más cercano, desviando su rumbo que
originalmente era hacia Lisboa, teniendo que realizar un aterrizaje de emergencia en la Base
Aérea militar de Lajes. Si esto no hubiera ocurrido, habría tenido que amerizar en el Océano
Atlántico, lo que pudo haber tenido consecuencias fatales. 
A bordo se encontraban 306 personas (13 tripulantes y 293 pasajeros). No hubo víctimas
mortales.

Vuelo
A las 05:33 cuando se encontraban en las coordenadas 42°44′N 23°05′O, los sensores de
alarma de desequilibrio de combustible mostraron un nivel anormalmente bajo de combustible
en los depósitos del ala derecha del avión, pero el capitán pensaba que era debido a un error
del ordenador y no a una posible fuga de combustible. En aquellas fechas, Airbus no disponía
en sus aviones de ningún sensor que detectase dichas fugas.
El comandante Piché solicitó a miembros de su tripulación que intentaran verificar a través de
las ventanillas de cola si existía dicha fuga, pero la oscuridad de la noche se lo impidió. Aun
así, al comprobar que el nivel continuaba descendiendo de manera preocupante, decidió
accionar la válvula de compensación de combustible para trasvasar del depósito izquierdo al
derecho. Cuando se corroboraron los altos niveles de consumo de combustible la situación ya
estaba muy comprometida.
Piché había considerado hasta el momento un error del ordenador de a bordo, por lo que no
realizó los cambios de volúmenes de combustible entre las alas y el depósito central a tiempo.
Cuando a las 6:13 UTC el motor derecho se paró, Piché tuvo que asumir que los datos
mostrados en los paneles de control eran reales.
A las 06:13 UTC el capitán comunicó que el motor derecho se había apagado, pusieron el
motor izquierdo a máxima potencia y descendieron a 30.000 pies (9144 metros), ya que no
era posible mantener altitud a velocidad de crucero con tan solo un motor en funcionamiento.
13 minutos después, a las 06:26 UTC perdieron también el motor izquierdo,1 y con él toda
capacidad generadora de energía eléctrica e hidráulica, convirtiéndose el avión en
un planeador gigante. El diseño alar del Airbus A330-200 impidió que el jet cayera como una
piedra; además el avión disponía de una turbina de aire de impacto bajo el ala derecha, que el
capitán activó desde la cabina. De este modo obtuvieron el control mínimo para mover los
mandos de vuelo, y gracias a un generador eléctrico pudieron sustentar la aviónica del
aparato.
A las 06:45 UTC, tras recorrer las 65 millas náuticas que le separaban de tierra, y gracias a la
turbina de aire de impacto, consiguieron aterrizar en el aeropuerto de Lajes sin que el pasaje
sufriese daños, únicamente reventó ocho neumáticos de los 10 que tenía, en lo que supuso el
vuelo más largo de la historia con un planeo no deseado.
La investigación concluyó que el incidente había sido un error humano del escalón de
mantenimiento del avión. Pocos días antes del incidente, le cambiaron el motor derecho por
otro que envió Rolls Royce, pero al comprobar que le faltaban alguna piezas hidráulicas,
decidieron instalar piezas de otro modelo más antiguo similar, pero que no se correspondían
exactamente con las del modelo de motor por escasos milímetros. Finalmente, un tubo del
sistema hidráulico que rozaba con el tubo del combustible provocó que éste se rompiera, lo
que produjo la fuga.

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