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DERECHO BANCARIO
4 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Derecho Bancario 5
Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Derecho
Bancario
La banca - Banco Central y Superintendencia
(función de regulación, supervisión, sanción)
Entidades financieras - La moneda y el crédito
Consumidor bancario - Banca electrónica
Depósitos - Cuenta corriente - Caja de seguridad
Garantías - Tarjeta de crédito - Responsabilidad
Régimen penal cambiario- Contratos financieros modernos
Anexos de Jurisprudencia
Córdoba
2008
6 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Castellanos , Santiago F.
Derecho Bancario / Santiago F. Castellanos y José Carlos
D´Felice. - 1a ed. - Córdoba : Advocatus, 2008.
PROLOGO
I. REGIMEN GENERAL
E INSTITUCIONAL
10 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Derecho Bancario 11
CAPITULO I
Concepto y naturaleza
A. Concepto
Por otro lado el Dr. José I. Romero sostiene: “... Concepto de Banco... a
él no se puede llegar sino a través de la caracterización de sus opera-
ciones, por ello hay bancos comerciales, hipotecarios, de inversión, etc.,
según el tipo de actuación que realice en el marco de la definición gene-
ral de banco: el intermediario en las operaciones de crédito, aunque en
forma accesoria realice otras operaciones, incluso relacionadas con el
cambio de moneda...” (2).
Aquí se ve la vieja discusión en torno a la naturaleza jurídica de la activi-
dad comercial y aquí -en concreto- sobre la actividad bancaria. Es así que
podrá ser definida bajo una concepción objetiva o subjetiva. Si tomamos este
último caso diremos que son bancos quienes han recibido esta calificación por
parte de un ente superior y, en este caso, todas sus actividades se reputarían
mercantiles y financieras sin tener en cuenta la naturaleza concreta de ellas.
Mas allá de haber sido ésta la postura que se implementó en el primer ordena-
miento bancario argentino, hoy por hoy no puede dejar de reconocerse que se
encuentra bastante lejos de nuestro derecho positivo. En efecto, “... Partien-
do de la aplicación de un criterio objetivo, entendiendo como actividad
bancaria la realización habitual de intermediación en el crédito, se si-
gue necesariamente que cualquier persona que realice la actividad está
comprendida en el sistema. Por el contrario, adoptando un criterio
netamente subjetivo, solamente están incluidos en el sistema aquellas
personas que fueren previamente admitidas en él...” (3).
En lo que hace expresamente a lo que debe entenderse por actividad ban-
caria, es bueno entender que ésta se da con la intermediación habitual entre la
oferta y demanda de recursos financieros cualquiera sea su forma. Lo que no
hay que perder de vista es que esta intermediación entre los recursos finan-
cieros puede ser típica o atípica y dentro de la primera: autorizada o de hecho.
Nos explicamos: el artículo primero de la L.E.F. encuadra dentro de su ámbito
a la intermediación típica de recursos financieros, es decir aquella que se da
obteniendo ingresos de fondos proveniente de terceros para afectarlos direc-
tamente a préstamos que realizara a nombre propio a otros sujetos; a su vez,
esta puede ser autorizada (art. 1º) o de hecho (art. 38); es decir, sujetos que
(2) ROMERO, José Ignacio, Manual de derecho comercial. Parte General, Depalma, Bs.
As., 1996.
(3) ROMERO, José Ignacio, “La actividad bancaria”, RDCO 2203-101.
Derecho Bancario 15
B. Objeto
1. El crédito
2. La moneda
C. Naturaleza
1. Comercialidad. Especialidad
(4) ROMERO, José Ignacio, Curso de derecho comercial, Depalma, Bs. As., t. I, p. 14.
(5) BENELBAZ, Héctor A. - COLL, Osvaldo, Sistema bancario moderno: Manual de derecho
bancario, Depalma, Bs. As., 1994, t. 1.
Derecho Bancario 19
D. Caracteres generales
Jurisprudencia
luntad del concesionario, pues deberán ser aprobadas por el poder administra-
dor mediante un acto de administración denominado homologación...”. Fi-
nalmente, el Dr. Dromi dice: “la tarifa determina un acto cuyos efectos
de alcance general se extienden a todos los usuarios, es decir, que se
trata de una decisión unilateral del Estado de efectos reglamentarios,
por lo cual... debe ser comunicada a los usuarios...”. En estos dichos
vemos que no es necesaria la aceptación para la aplicación de la suba de un
precio cuando estamos ante un servicio público, directamente se impone
(pudiendo a posteriori discutirse por ser irrazonable o por ser confiscatorio),
aun cuando el servicio sea facultativo y el usuario pueda desligarse de la
relación de consumo.
Dicho esto y volviendo al caso jurisprudencial vemos que en él se inhabilitó
la decisión del banco por haberse colocado unilateralmente un aumento en las
tarifas (se remarca la inexistencia de consentimiento y la insuficiencia de la
información mediante factura), algo que nunca puede realizarse en el caso de
una relación contractual, sólo si nos encontrásemos ante un servicio público
sería valedera una decisión de este tipo. Además, el banco puede determinar
pautas especiales de contratación con ciertos clientes (posibilidad reconocida
implícitamente al dejar sin cobertura de SEDESA los créditos otorgados en
mejores condiciones que en las que surgen del mercado)
De esta manera sumamos otra razón para no tildar como servicio público
al actuar de los bancos.
Derecho Bancario 23
CAPITULO 2
Antecedentes
Antecedentes
A. Edad Antigua
1. Babilonia
2. Grecia
3. Egipto
4. Roma
Fue aquí donde por primera vez se desarrollaron las operaciones de cuen-
ta corriente en la forma actual, habiéndose regulado la contabilidad del ban-
quero en forma específica por la legislación
Las noticias más antiguas respecto de la actividad bancaria datan del siglo
III a.C., cuando los bancos se constituían según el modelo griego. El comercio
bancario era ejercido generalmente por particulares que lo hacían en forma
individual, o bien, en forma asociada y desarrollaban todas las operaciones ya
comunes a la antigüedad: recibían depósitos, otorgaban préstamos, realizaban
operaciones de giro, etc..
Se distingue a los “Argentarii” quienes eran los típicos banqueros, y por
otro lado están los nummularii quienes se ocupaban de las operaciones de
cambio.
Garrigues señala que ya en el derecho romano aparece la necesidad de
una regulación jurídica propia para la contratación bancaria, con reglas más
sencillas y enérgicas que las del derecho civil. Como ejemplos expone la evo-
lución de las reglas de la compensación, cita a Gayo, y dice que la compensa-
ción era una operación previa, obligatoria para el banquero que reclamaba una
deuda de su cliente y que no podía reclamar más que la diferencia, es decir, el
saldo, pues de lo contrario la demanda se rechaza por plus petitio; si el cálcu-
lo del argentarium era erróneo perdía el derecho a reclamar la diferencia.
También con referencia a las reglas sobre intereses bancarios, citando a
Justiniano, que reconoció que los intereses corrían en favor de los banqueros
prestamistas, siendo la tasa o tipo de interés más elevada que en las operacio-
nes de préstamo ordinario. Y con reglas sobre la fianza bancaria implícita en
el pactum de receptum. Cita el respecto que los banqueros romanos se cons-
tituían en fiadores de sus clientes mediante este pacto de receptum, por el
cual el banquero se comprometía a pagar una deuda ajena. Característica de
esta obligación era la de ser independiente de su causa. El banquero respondía
incluso cuando no hubiera recibido nada de su cliente y aunque la deuda no
existiese o aun cuando el banquero hubiera sufrido error.
28 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
El derecho romano no sólo reglaba las operaciones por normas del dere-
cho común, sino que puede considerarse precursor del carácter público en la
disciplina bancaria. El derecho romano reguló también, primero en forma ge-
neral y luego en forma especial, el tema de los intereses.
B. Edad Media
La “Cuna del Derecho Romano”, es donde se sentaron las bases del dere-
cho bancario, tanto público como privado. La banca italiana adquirió tal desa-
rrollo y perfección que llegó a realizar todas las operaciones típicas de los
bancos modernos.
Es en Italia donde especialmente se desarrollan los “montepíos”, siendo
famosos los de Perusa (fundado en 1462), de Gubbio (fundado en 1463), Verona,
Florencia, etc., aunque también fueron conocidos en Francia e Inglaterra.
30 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
C. Edad Moderna
En los siglos XII a XV, los bancos venecianos gozaron de plena libertad, la
que fue paulatinamente limitada por medio de disposiciones legales hasta lle-
gar a la completa nacionalización de la banca al finalizar el siglo XVI. Existió
en Venecia una regulación de la actividad bancaria, reglamentando la activi-
dad de los bancos, su operatoria, las operaciones de depósitos y giro y se
dictaron normas respecto al control y la supervisión de los bancos. Los ban-
queros venecianos eran comerciantes, exportadores e importadores; esta prác-
tica que venía de la Edad Media perfeccionada con el correr del tiempo, no
estuvo exenta del impacto negativo de dificultades económicas, de allí que en
el año 1374 se dispuso la prohibición de que los banqueros comerciaran con
ciertas mercancías. También se limitó a los banqueros su actividad comercial,
prohibiéndoles hacerla por sumas mayores que las prestadas al Estado. Se
separaron las operaciones bancarias de las de “crédito”.
Las bancarrotas de los bancos y banqueros, llevaron al Senado veneciano
a sancionar por ley la creación de un banco estatal: “Banco de Rialto”, a partir
de entonces no pudieron funcionar los bancos particulares en Venecia. El
Banco dependía de la administración estatal, era presidido por un gobernador
elegido por el Senado, y duraba en su cargo 3 años. En 1619 se creó el “Banco
di Giro”. Este funcionó paralelamente al de Rialto hasta 1637 en que este
último fue liquidado. El carácter del Banco de Rialto era un instituto de crédito
particular, mientras que el Banco de Giro era banco emisor; como tal, los
clientes particulares podían disponer únicamente de las sumas depositadas en
efectivo, es decir, totalmente respaldados por numerario. El Banco de Giro
Derecho Bancario 31
creó una moneda diferente de la que estaba en circulación, sin relación direc-
ta con el oro o la plata.
3. Banco de Inglaterra
D. Antecedentes nacionales
1. La colonia, la moneda
2. Intentos organizativos
Bancos extranjeros
En 1857 se autorizó al magnate brasileño Barón de Maua a establecer un
banco, inaugurado en enero del 1858 y extinto en octubre de 1860 por fraca-
sar la integración de capitales.
Se establecen más bancos privados:
- Banco de Londres y Río de la Plata: 1862
- Banco de Italia: 1872
Que fueron fundamentalmente instrumentos de crédito para su propia gente.
En 1933 llegó al país sir Otto Niemeyer, experto financiero contratado por
el gobierno argentino para implementar un régimen bancario integral; este
proyecto y sus antecedentes sirvieron para elaborar el proyecto definitivo que
el Poder Ejecutivo elevaría al Congreso Nacional y que finalmente sería apro-
bado. El proyecto presentado por el Poder Ejecutivo hacía hincapié sobre la
concentración de reservas suficientes para moderar las consecuencias de la
Derecho Bancario 35
5. El régimen de 1946
6. El régimen de 1957
7. La ley 18.061
8. La reforma de 1973
9. La reforma de 1977
Con el paso de los años esta ley 21.526 si bien mantuvo su vigencia, fue
reformada en puntos esenciales por la nueva Carta Orgánica del Banco Cen-
tral, aprobada mediante ley 24.144, que reformó los arts. 34 y 28 inc. a), así
como también los títulos V (Secreto), VI (Sanciones y Recursos) y VII (Titulo
innominado donde a lo largo de cuatro capítulos regula la finalización de la
vida de las entidades, así como disposiciones transitorias); también en 1994 se
dictó el decr. 146 (1), que derogó las normas relativas a la consideración de
entidades nacionales y extranjeras. Este mencionado decreto encontró su ra-
zón de ser en las leyes 23.697 y 21.382, y en su art. 3º expresa: “Las entidades
financieras constituidas como empresas de capital extranjero y las sucursales
locales de entidades extranjeras gozarán en todos los casos de igualdad de
tratamiento respecto de las entidades financieras constituidas como de capital
nacional, pudiendo desarrollar sus actividades en las mismas condiciones y
bajo las mismas modalidades que estas últimas”.
Otro de los históricos decretos del Poder Ejecutivo de nuestro país no
podía estar ausente. Hablamos del renombrado 214/2002, que sustituyó el
primer párrafo del art. 35 bis (artículo incorporado en 1994 mediante ley 24.485).
Claro que este artículo tuvo modificaciones posteriores dadas por la ley 25.780
que adecuándose a un nuevo gobierno, y a la salida ya consolidada de la
convertibilidad, sustituyó los apartados II, III y IV, incorporando además el V.
Asimismo incorporó el art. 35 ter (2).
Mas allá de otras modificaciones menores a la L.E.F., nos resta decir que
la ley 25.780 marcó un fuerte cambio en los parámetros jurídicos; a su expli-
cación nos remitimos en el Capítulo 3 de esta obra.
CAPITULO 3
El régimen vigente
A. La actividad financiera
1. Naturaleza jurídica
2. Formas
hay que tener en cuenta que presupone que la actividad bancaria no es fun-
ción del Estado que pueda conceder a particulares, sino sólo puede otorgar un
acto de habilitación para desempeñarla (en este sentido no es una “conce-
sión” la que realiza el Estado, sino una mera autorización, lo cual otorga una
razón más para alejar esta actividad del servicio publico (2)); y con respecto al
procedimiento de otorgamiento éste es un acto de discrecionalidad técnica del
banco, en el cual realiza un juicio de oportunidad y conveniencia y no de lega-
lidad, lo que trae como consecuencia para aquel que ha sido rechazado no
contar con alguna otra alternativa para lograr su aprobación, motivo por el
cual se discute su constitucionalidad.
- Irregular o de hecho. Se da en los casos en donde la persona física o
jurídica actúa sin esta autorización, implicando el ejercicio de una actividad
ilícita por ser violatoria a la ley.
En estos casos corresponde la declaratoria de oficio de la disolución y
liquidación de la sociedad con las correspondientes sanciones. Estése atento,
en que estos sujetos se hallan comprendidos en la ley ab initio; no es necesa-
rio un acto que les otorgue el carácter de entidad financiera, porque en este
supuesto se parte de la hipótesis de que se está realizando la intermediación
habitual entre la oferta y la demanda de los recursos financieros. Se encuentran
contempladas expresamente en el art. 38 de la ley de entidades financieras.
3. Operaciones
En virtud de sostener la teoría objetiva surgida con la ley 18.061 (3), deci-
mos que ésta surge por ser una actividad de intermediación en la empresa
financiera y los particulares, y no en razón del sujeto que la realiza, vale decir
por ser hecha en el banco o por un banquero.
La jurisprudencia se ha pronunciado respecto de la caracterización de la
actividad financiera diciendo que: “La intermediación financiera en el do-
(2) VILLEGAS, Carlos G., Régimen bancario, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1995, p. 147,
opina en el mismo sentido.
(3) Esta ley, en un error metodológico que posteriormente fue corregido, hablaba de
“mediación” siendo que la actividad financiera es algo más ya que las obligaciones y los
derechos se asumen a nombre propio.
48 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
B. Derecho bancario
1. Concepto
(4) CNFed. Cont.Adm, Sala II, 8/9/92, autos: “Hamburgo S.A. c/ Estado Nacional -
B.C.R.A.”, L.L., 1993-C-305.
Derecho Bancario 49
Este derecho tiene entidad tanto científica, por contar con objeto propio,
como legislativa, en virtud de que sus leyes constituyen una unidad y un cuer-
po separado y orgánico.
Se dice que es una rama del derecho que tiene autonomía científica cuan-
do cuenta con principios peculiares y excepcionales frente a otras ramas.
Estas podrían ser enunciadas en forma sucinta de la siguiente manera:
- Su doble carácter de público y privado: La naturaleza bifronte de la
cosmología bancaria obedece a dos tipos de relaciones jurídicas que enfrentan
la actividad bancaria: la banca frente al Estado, como derecho bancario públi-
co, y la banca frente al cliente como derecho bancario privado.
- La prevalencia del interés público sobre el privado: La actividad
bancaria es privada de interés público y no reúne los requisitos de un servicio
público.
- La masividad de sus operaciones: Los negocios bancarios en la actua-
lidad son realizados en masa y por medio de formularios y cláusulas predis-
puestas. Los contratos bancarios de adhesión o seriados, llevan una limitación
de la autonomía de la voluntad de los contratantes.
- La formalidad: La forma a observar en la realización de los actos ban-
carios obedece a reglas uniformes impuestas por la rapidez, a resoluciones del
ente rector como en el caso de la forma y el tamaño de los cheques y los
certificados de depósitos a plazo fijo.
- Se trata de un derecho profesional por la especialidad y habitualidad de
los sujetos intervinientes que siempre actúan como empresa especializada.
- Influencia de la tecnología: Los elementos que brinda la tecnología
para facilitar su desenvolvimiento y dotarla de mayor rapidez y seguridad a la
actividad bancaria. Los cajeros automáticos, las tarjetas plásticas para movi-
lizar las cuentas corrientes automáticas, son claros ejemplos.
- Importancia de la buena fe: Este elemento es connatural de toda rela-
ción contractual, la contratación bancaria requiere este requisito de los sujetos
contratantes por la masividad de sus operaciones.
- Importancia de los usos y costumbres: Por cuanto en materia bancaria
y comercial tienen el valor de fuente de derecho.
2. Caracteres y autonomía
3. Normativa
Las normas que componen el derecho bancario tienden a regular dos tipos
de relaciones:
- las que se dan entre el Estado y la entidad financiera (calificado general-
mente de derecho público);
- las dadas entre la comunidad y la entidad (que se encuadrarían a priori
en el derecho privado).
En la primera de las relaciones distinguimos: las normas llamadas de es-
tructura (o estructurales), las cuales delinean y conforman al sistema y las de
coyuntura (o coyunturales) que se refieren fundamentalmente al manejo de la
política monetaria y bancaria del país, cuya determinación está delegada al
Banco Central en su calidad de poder de policía administrativo. En lo que hace
a este último tipo de reglas, existe la discusión de si éstas pueden considerarse
o no ley; nos remitimos al caso Nº 1 del anexo jurisprudencial de este capítulo
donde analizamos un fallo que toca el tema.
A su vez, también podemos diferenciar entre normas que afectan a las
entidades como personas jurídicas las cuales corresponden al derecho público
administrativo y aquellas normas que afectan al banco en sus operaciones, las
cuales constituyen parte del derecho privado e integran al derecho contractual
bancario.
C. Régimen general
C.N. que regula las atribuciones del Congreso de la Nación dispone en su inc.
6 la facultad de “establecer y reglamentar un banco federal con la facultad de
emitir moneda, así como otros bancos nacionales”; en su inc. 13 establece la
facultad de reglar el comercio con las naciones extranjeras y de las provincias
entre sí. En esta actividad comercial está comprendida la bancaria. En la
doctrina se discute si las provincias dentro de sus circunscripciones pueden
reglar dicha actividad (art. 26 C.N.), y más aun si según la Constitución Na-
cional es necesario contar con la autorización del Banco Central para estable-
cer en forma regular bancos que actúen en el ámbito de una provincia (ténga-
se en cuenta que según el art. 126 de la Carta Magna argentina, el poder no
delegado en forma expresa es conservado por las provincias) (5).
2. Derecho aplicable
3. Sujetos
a. Bancos comerciales
Su actuación natural es a corto plazo, pero la ley les permite actuar a
mediano y largo plazo, e intermediar en el mercado de dinero, del crédito y de
capitales. Tienen la facultad de crear dinero bancario y constituyen el lazo de
unión entre la autoridad monetaria y el público.
b. Bancos de inversión
Facilitan a las empresas la obtención de capitales fijos y créditos a media-
no y largo plazo, como así también intermediar en el mercado de capitales.
Derecho Bancario 53
c. Bancos hipotecarios
Otorgan créditos hipotecarios urbanos y rurales. Realizan intermediación
en el mercado de capitales.
d. Compañías financieras
Otorgamiento de préstamos personales y financiación de la compraventa
de bienes amortizables en cuotas periódicas.
f. Cajas de crédito
Otorgamiento de créditos a corto y mediano plazo destinados a pequeñas
empresas y productores, profesionales, empleados, artesanos, obreros y enti-
dades de bien público; sectores de menos recursos que acceden a líneas de
financiación de sus actividades.
La enumeración es enunciativa y no taxativa, estableciendo que ciertas
entidades que no responden exactamente a la tipología de las seis enunciadas,
quedan sometidas a la ley sin necesidad de adecuarse a una de esas clases,
siempre que realice la actividad prevista en el art. 1º L.E.F..
Extensión de la reparación
Es la medición de la extensión de la reparación del daño que conforme a la
legislación actual se mide por el sistema de consecuencias (inmediatas, mediatas,
previsibles y remotas) porque así lo disponen los arts. 901 al 906 C.C..
Formulaciones reparatorias
Se da la posibilidad de que la reparación se plasme en especie o en dinero
conforme los arts. 505 y 1038 C.C..
Derecho Bancario 55
Cuantificación económica
La transformación del valor del daño al valor dinero, tratando que ésta
corresponda con la idea de la reposición del estado anterior y que la transfe-
rencia de recursos implique la menor cantidad de impactos negativos, sociales
e individuales.
Advertencias:
1. Las declaraciones de los funcionarios a título de opinión no generan
responsabilidad para el Banco Central, ni para el Estado. Sin perjuicio de que
el Estado puede, respecto de este funcionario público, establecer sanciones de
tipo administrativo.
2. Las decisiones basadas en criterios de oportunidad y discrecionalidad
con que opera el Estado y el Banco Central por ser propio de su poder sobe-
rano-administrativo tampoco generan responsabilidad.
3. Tampoco se podrá acceder a la reparación de daños por el simple
cuestionamiento de modo genérico de obrar, sino que debe establecerse con-
cretamente la relación de causalidad con determinado acto, resolución, etc..
En lo específico existen dos normativas claves: la ley de entidades finan-
cieras 21.526 y la Carta Orgánica del Banco Central de la República Argen-
tina 24.144.
La Carta Orgánica del Banco Central ley 24.144 art. 4º determina la fun-
ción de vigilar el buen funcionamiento del mercado financiero.
En el Capítulo 9 establece concretamente la función de control sobre todas
las entidades bancarias y/o financieras.
En el art. 47 inc. c) se otorga la facultad de ordenar a las entidades
supervisadas de cesar de llevar a cabo políticas de préstamos, etc., que pon-
gan en peligro la solvencia.
58 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Jurisprudencia
CAPITULO 4
A. Poder de policía
1. Concepto
11.729 que estableció las vacaciones pagas para los trabajadores en res-
guardo de la salud.
De 1944 a 1960: Se amplía el espectro original de intervención en materia
económico-social, imposición de cargas económicas. Es así que la Corte Su-
prema de Justicia de la Nación declaró constitucional la contribución impuesta
a la Junta Nacional de Carnes consistente en hasta un 1,5% del precio de
venta del ganado.
De 1960 a 1988: Presenciamos la intervención estatal por razones de emer-
gencia económica y seguridad nacional. Se instala el famoso ahorro forzoso y
declaración de emergencia eléctrica, legitimándose la constitucionalidad de
leyes, ordenanzas y decretos que limitaban excepcionalmente los derechos
bajo la fórmula de temporalidad y emergencia.
A partir de 1988 a 1993: Se amplía aquel primer concepto de intervención
estatal por razones de emergencia económica y se autoriza para el caso de
transformación nacional, como también la intervención del Estado por razones
de solidaridad y subsidiariedad social y la intervención por desastres natura-
les, reconociendo emergencias agropecuarias provocadas por inundaciones.
Desde 1993 en adelante: La injerencia del Estado en los contratos particula-
res vinculados con los depósitos bancarios, de modo tal que en ejercicio del
poder de policía financiero dispuso la restricción a su libre disponibilidad, para
luego, alterando lo expresamente acordado por las partes, disponer su pesificación.
Con esto, podemos observar que en sus orígenes, a modo de excepción
sólo se justificaba el poder de policía, cuando se trataba de la protección de la
salubridad, la seguridad o la moralidad. Era allí donde terminaba la función del
Estado, amparado en las facultades constitucionales de reglamentar leyes.
Sin embargo, el Estado moderno ha ido sintiendo, día tras día, la necesidad
de ampliar ese concepto, cada vez más insuficiente para satisfacer las nece-
sidades de control e intervención que la sociedad le impone. Así, hoy ya no
podemos reducir esa potestad a la tipología expresada, sino que también es de
su incumbencia la tranquilidad pública, la confianza pública, la seguridad social
y, por último, la economía pública. Pensarlo de otro modo nos llevaría a dejar
sin base legal numerosos controles que ejerce el Estado, como por ejemplo, la
autorización para funcionar que deben solicitar las entidades financieras, ya
que esta autorización forma parte de la reglamentación que el Estado hace del
orden económico.
Hoy en día, la regulación de los derechos de los individuos es algo ínsito al
ejercicio del poder estatal.
Derecho Bancario 65
3. Extensión y competencia
B. Autoridad de aplicación
1. Concepto, antecedentes
2. El B.C.R.A.: funciones
a. Función económica
Esta función puede dividirse en distintos aspectos:
Mantenimiento de las reservas: Cuando nos hallamos en un supuesto
como el de la ley 23.928, ley de convertibilidad, en donde la paridad del peso
con el dólar está garantizada por el hecho de que el Estado tiene reservas
suficientes para cambiar ese billete de moneda nacional por un billete
norteamericano, la obligación del Banco Central es mantener la cantidad
necesaria de reservas de moneda extranjera que permita sostener esa
paridad. Cuando, al contrario, nos hallamos en una situación de
inconvertibilidad, el Banco Central se ve en la obligación de conservar
reservas a fin de contrarrestar las fluctuaciones en el ingreso y egreso de
divisas, reservas y moneda metálica, de modo que la masa monetaria guarde
relación con la cantidad de reservas metálicas existentes. Esto se produce
generalmente, por las fluctuaciones en las exportaciones y, a su vez, en el
ingreso de capitales extranjeros, por lo cual se opera sobre la moneda y el
crédito, buscando con ello preservar el valor de ésta. La acumulación de
reservas suficientes permite soportar las fluctuaciones del ingreso y egreso
de capitales, manteniendo así la estabilidad de la moneda.
Derecho Bancario 69
b. Función jurídica
El Banco Central es un instrumento esencial en el cumplimiento de los
objetivos económicos del Estado. Sin embargo, como toda persona jurídica, en
su actuación produce consecuencias reguladas por el derecho, por lo cual no
podemos negar que también desde el punto de vista de la ley positiva cumple
funciones de carácter jurídico. Lo que se debe tener presente es que estas
funciones son más bien consecuencias de su actuación en el cumplimiento de
sus objetivos primarios, que fines esenciales en sí mismos.
Esta función también puede dividirse en distintos aspectos:
Función de regulación del crédito: Supone el ejercicio del poder de
policía aplicando la ley de entidades financieras. El Banco Central tiene, así,
funciones sancionatorias.
En algunos sistemas, estas facultades son ejercidas por organismos inde-
pendientes, o por organismos desconcentrados, como el caso de la
superintendencia que ha creado la reforma de la Carta Orgánica por la ley
24.144, en nuestro país.
Derecho Bancario 71
Con la crisis económica de 1890 el Banco Nacional tuvo que liquidar y por
iniciativa de Carlos Pellegrini se dictó una ley que declaró tal liquidación y
creó el Banco de la Nación Argentina, con iguales facultades y derechos que
el banco nacional pero inhibido para emitir billetes sin antes tener un encaje
metálico exigido que debía ser acreditado por la Caja de Conversión.
c. Régimen legal
Como marco legal de la actividad del Banco Central tenemos:
La ley 24.144 con sus posteriores reformas: (leyes 25.562 del 2002 y 25.780
del 2003) armonizó el cambio monetario y económico ya que durante décadas
fue el gestor del déficit fiscal argentino porque emitía descontroladamente por
órdenes del gobierno de turno, que se veía imposibilitado de cubrir el gasto
público recurriendo así a su financiamiento mediante la entrega de dinero sin
respaldo provocando depreciación de la moneda. En sus arts. 1º y 2º se le da
al Banco Central el carácter de una entidad autárquica nacional regida por las
disposiciones de esta ley y no está sujeta a órdenes e indicaciones del Poder
Ejecutivo Nacional. Por ello se pone como objetivo primario del Banco Cen-
tral la preservación del valor de la moneda (art. 3º); para tal fin se le otorga
atribuciones de regulación de cantidad de dinero y de créditos en la economía
y el dictado de normas en materia monetaria financiera y cambiaria, entre
otras funciones mencionadas en el mismo artículo.
Tiene los deberes de dar a publicidad ante el ejercicio anual del programa
monetario, informar sobre la meta de inflación y variación total del dinero
proyectado (su incumplimiento es causal de remoción del director) y cada vez
que prevean desvíos de las metas significativas deben hacer público ese des-
vío, sus causas y dar una nueva programación.
Se le prohíbe asumir la obligación que implique condicionar, restringir o
delegar sin autorización expresa del Congreso, el ejercicio de sus facultades
legales.
No le son aplicables normas que son dictadas para la Administración Pú-
blica Nacional en las que se limiten las facultades reconocidas por la ley, salvo
expresa disposición en contrario. El Estado Nacional garantiza las obligacio-
nes asumidas por el banco.
d. Ambito de actuación
- En la ley 12.155 que estableció un sistema mixto en el que participaba
el Estado nacional y bancos argentinos, extranjeros y nuevos bancos que se
incorporasen, se respondía a un parámetro del sistema patrón-oro sin la me-
76 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
rios, por medio del cual se encauce la parte más consistente del financiamiento
de las empresas.
2) El de la unicidad del mercado financiero: diferenciado en la autoridad
de control según se trate de tutelar la estabilidad del sistema o de asegurar la
transparencia del mercado
Este segundo modelo fue el adoptado por la reforma de la ley 24.144, sobre
todo con la mayor permisividad que se establece en el art. 28 inc a) de la ley
21.526 ampliando las capacidades y posibilidades de la intermediación financiera.
a. Carácter
La reforma introdujo la superintendencia como un órgano “desconcentrado”,
presupuestariamente dependiente del Banco Central y sujeto a las auditorías
de éste (art. 44). Este carácter de desconcentrado implica darle rango legal a
un órgano interno del Banco Central, otorgándole facultades originarias de
actuación para determinadas funciones sin que adquiera autonomía ni autar-
quía institucional. No constituye un órgano independiente. Respecto del alcan-
ce de esta desconcentración, la ley es muy clara en cuanto a que ella es
esencialmente administrativa y que en lo funcional el nuevo ente depende del
presidente del Banco Central. Los organismos desconcentrados carecen de
personalidad jurídica y generalmente están sometidos a los órganos centrales,
ya que los superiores jerárquicos tienen sobre ellos todas las atribuciones in-
herentes al poder jerárquico. De todo lo expuesto se deduce que el superin-
tendente nunca puede intervenir como autoridad máxima y final, sino que di-
cha autoridad es siempre el presidente del Banco Central o su directorio.
b. Atribuciones
Del superintendente (art. 46):
a) Calificar a las entidades financieras.
b) Cancelar la autorización para operar en cambios.
c) Aprobar los planes de regularización y/o saneamiento de las entidades
financieras.
d) Implementar y aplicar las normas reglamentarias de la ley de entidades
financieras dictadas por el directorio.
e) Establecer los requisitos que deben cumplir los auditores de las entida-
des financieras y cambiarias.
80 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
c. Responsabilidades
Son de aplicación los parámetros expuestos en la parte final del capítulo
anterior. Vale repetir que tratamos con una entidad descentralizada depen-
diente del Banco Central, por lo tanto, sin personalidad jurídica propia, de lo
que se deduce que ante un daño ocasionado por esta dependencia, el sujeto
pasivo de la relación procesal será el propio Banco Central.
Derecho Bancario 81
Jurisprudencia
CAPITULO 5
B. LIQUIDEZ Y SOLVENCIA.
B. Liquidez y solvencia
Liquidez
Solvencia
con el concepto de liquidez porque los depósitos que capta los representa
luego mediante negocios bancarios, intermediando en la circulación de esos
recursos financieros y conservando sólo una parte mínima, vinculada con las
exigencias de efectivo mínimo y de encajes que impone el B.C.R.A.. Cuando
el banco no puede hacer frente a los retiros por problemas de iliquidez, ha
entrado también en estado de insolvencia,
La liquidez y solvencia son dos conceptos distintos, interdependientes, pero
que no necesariamente deben estar entrelazados, debido a que su mérito y
oportunidad deben considerarse en épocas y situaciones distintas:
- La liquidez permite evaluar la posibilidad de atender con efectivo las
obligaciones contraídas a sus respectivos vencimientos.
- La solvencia permite medir la aptitud para afrontar los pasivos asumidos
en un momento determinado, como consecuencia de la disolución y ulterior
liquidación.
Ello explica que pueda darse la situación de una entidad solvente pero
ilíquida.
Los modos de evaluar los estados de liquidez y solvencia están determina-
dos por:
- Inversiones que el banco realiza
- Inmovilización de sus activos: por lo general, limitados por el B.C.R.A.
con el fin de que los depósitos captados no tengan como destinos bienes que
no sean fácilmente liquidados.
- Grado de morosidad de su cartera; si éste es alto comienzan a plantearse
problemas de liquidez y solvencia.
El único que puede decretar la insolvencia e iliquidez de un banco es el
B.C.R.A. y, por consiguiente, el único que puede retirar la autorización para
funcionar.
Art. 30:
Inc. a) limita la expansión del crédito tanto en forma global como para los
distintos tipos de préstamos y de otras operaciones de inversión.
La limitación a la expansión por tipos o clase de préstamos incide en la
composición de las carteras de crédito para no comprometer el funcionamien-
to de cada entidad financiera.
Inc. b) otorgamiento de fianzas, avales, aceptaciones y cualquier tipo de
garantía.
Este límite se explica por el hecho de que toda garantía constituida por la
entidad financiera configura una responsabilidad eventual, que puede conver-
tirse en responsabilidad directa, en el supuesto de incumplimiento de la obliga-
ción garantizada. Por ello, los pasivos eventuales no pueden dejar de conside-
rarse dentro de los márgenes de endeudamientos permitidos y establecidos en
salvaguarda de la solvencia.
Inc. c) plazos, tasas de interés, comisiones y cargos de cualquier naturaleza.
La regulación de los plazos permite ensamblar la devolución de los présta-
mos con la captación de ahorros, de modo de evitar desfasajes que puedan
resentir la liquidez de las entidades. Por su parte, las regulaciones de la tasa
de interés, comisiones y cargos de cualquier naturaleza pretende resguardar
la clientela de las entidades, principalmente, porque las excesivas tasas de
interés pueden incidir negativamente en la economía por un encarecimiento
no razonable del crédito.
Inc. d) inmovilización de activos.
Las entidades financieras no pueden tener activos inmovilizados ilimitada-
mente, atento a que ello afectaría y comprometería su liquidez. Por ello, el
B.C.R.A. establece limitaciones a las inmovilizaciones permitidas a las enti-
dades, las cuales son fijadas en relación a la responsabilidad computable.
Inc. e) relaciones técnicas a mantener entre los recursos propios y las
distintas clases de activos, los depósitos y todo tipo de obligaciones e
intermediaciones directas o indirectas de las diversas partidas de activos y
pasivos, y para graduar los créditos, garantías e inversiones.
Reservas
(1) BENELBAZ, Héctor A - COLL, Osvaldo, Sistema bancario moderno: Manual de derecho
bancario, Depalma, Bs. As., 1994, t. 1.
(2) VILLEGAS, Carlos Gilberto, Régimen bancario, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1995.
94 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Solicitud
Objeto
Procedencia
Plazo
Recurribilidad
Efectos
Fin
Evitar que aumente el endeudamiento, por lo cual su dictado supone una
decisión grave, producto de una irregularidad seria, en general, vinculada con
la solidez y liquidez de la entidad.
Crítica
Este efecto entraña gravedad, porque pone en tela de juicio la capacidad
de pago de la entidad, afectando directamente la confianza en ella.
- Excepción: no se suspende, la exigibilidad de pasivos que correspondan
por deudas con la entidad. Es decir cuando ésta sea acreedora.
- No da derecho a los acreedores al reclamo, contra el banco o el Estado
nacional, por los daños y perjuicios que se causaren durante el período de
suspensión transitoria.
Fundamento
torio deberá evaluar dicha solicitud en un plazo máximo de 15 días, que corre-
rá desde el momento de la presentación de la solicitud, plazo prorrogable por
única vez, por otro de 15 días corridos (art. 49 último párrafo de la Carta
Orgánica del B.C.R.A.).
D. Regularización y saneamiento
E. Reestructuración
zación o liquidez así lo requiera, a solo juicio del Banco Central, y la reducción
de su capital y/o afectación de reserva con ellas;
b) Otorgar un plazo para que la entidad resuelva un aumento de capital
social y reservas para cumplir con los requisitos establecidos por las normas
aplicables, el que deberá ser suscripto e integrado dentro de dicho plazo. Los
accionistas que suscriban dicho aumento de capital o integren nuevo capital
deberán ser autorizados de conformidad con lo previsto en el art. 15.
El Banco Central fijará el plazo en caso del inc. a) y de este inciso tenien-
do en cuenta los plazos mínimos legales para el otorgamiento de los actos
societarios del representante legal, del órgano de administración, y del órgano
asambleario necesarios para su implementación;
c) Revocar la aprobación para que todos o algunos accionistas de una
entidad financiera continúen como tales, otorgando un plazo para la transfe-
rencia de dichas acciones, que no podrá ser inferior a diez (10) días;
d) Realizar o encomendar la venta de capital de una entidad financiera y
del derecho de suscripción de aumento de capital. A este efecto, la entidad y
los socios prestarán su conformidad y depositarán los títulos representativos
de sus participaciones, si ello no hubiera ocurrido hasta ese momento.
II. Exclusión de activos y pasivos y su transferencia (apartado sustitui-
do por art. 1° de la ley Nº 25.780; B.O., 8/9/2003. Vigencia: a partir del
día de su publicación en el Boletín Oficial, ver aplicación art. 20 de la
misma norma).
a) Disponer la exclusión de activos a su elección, valuados de conformi-
dad con las normas contables aplicables a los balances de las entidades finan-
cieras, ajustados a su valor neto de realización, por un importe que no sea
superior al de los distintos rubros del pasivo mencionados en el inc. b).
Podrán excluirse activos sujetos a gravamen real de prenda e hipoteca por
el valor neto que resulte de restar al valor del bien, estimado según precios de
mercado, el valor nominal del crédito, asumiendo quien llegara a tener la dis-
posición del bien gravado la obligación de satisfacer los derechos del acreedor
hipotecario o prendario, hasta el producido neto de su venta. Los bienes suje-
tos a embargo judicial podrán excluirse sin limitación de ninguna especie.
El Banco Central de la República Argentina dictará, con carácter general,
las normas de valuación de activos pertinentes.
A los fines del presente inciso y cuando el Banco Central de la República
Argentina lo considere conveniente, podrán constituirse fideicomisos finan-
cieros con todos o parte de los activos de la entidad, emitiéndose uno (1) o
Derecho Bancario 101
Similitudes
Diferencias
Conflicto: interés del socio vs. Órgano de Conflicto: interés individual de la entidad fi-
administración nanciera vs. Interés colectivo -credibilidad
en el sistema financiero-
Procede a pedido del socio. Excepto caso Procede a pedido del B.C.R.A. Excepto caso
“Taboada”, aplicación del art. 1295 C.C. “Bco. Hispano Corfín S.A. c/ B.C.R.A.”
-ver Nissen-
Criterio restrictivo art. 114 in fine L.S.C. y Poder discrecional del B.C.R.A. “Cuando
art. 225 inc. 1 C.P.C.C.N. considere que resulte necesario... y a su solo
juicio”, de que se encuentre en alguno de los
supuestos del art. 44 L.E.F.
Para restablecer una situación de grave peli- Como medio para la reestructuración de la
gro para la sociedad entidad financiera
Derecho Bancario 105
Jurisprudencia
Este fallo, más allá de emanar del máximo tribunal de nuestro país, cuenta
con ciertos graves errores de conceptualización. Es que no podemos perder
de vista que el negar la posibilidad de presentar un plan de regularización y
saneamiento traerá aparejada necesariamente la revocación de la autoriza-
ción para funcionar por parte del B.C.R.A.; es decir, estamos ante una verda-
dera sanción, que para más sólo será apelable al solo efecto devolutivo (art.
42, 2º párr. L.E.F.). Es inaudito que no se dé la posibilidad a la entidad de
probar que se le está negando en forma indiscriminada un derecho que la ley
le otorga, para más abundamiento, si la autoridad del sistema tiene la sospecha
que dejarla actuar aumentara el pasivo puede recurrir a las instituciones del
veedor o el interventor. Uno de los principales capitales de un banco, por no
decir el principal, es la confianza que tienen sus clientes en su actuación, ésta
recibirá un rudo golpe si de un soplo el Central al negar la posibilidad de probar
que el estado de iliquidez (u otra razón que afecte el funcionamiento normal
de la entidad), es definitivo o puede subsanarse, recuérdese que el mismo art.
34 dispone que se deberá pedir un informe previo al banco sobre su situación,
en todo caso se debería otorgar el plan de 30 días para sumarle también el
mentado plan. Harina de otro costal será si el B.C.R.A. acepta o rechaza este
plan y de allí las medidas que tomará.
Derecho Bancario 107
CAPITULO 6
1. Otorgamiento
a. Naturaleza
La posibilidad de ejercer la actividad financiera tiene pleno respaldo cons-
titucional, según surge del art. 14 C.N., que consagra el principio de libre
iniciativa privada en el campo económico. Asimismo, el ejercicio de dicha
actividad debe ser conforme con las leyes que lo reglamentan. En el ámbito
financiero dicha reglamentación se encuentra comprendida en la ley 21.526
de entidades financieras: “La primera herramienta de control de la activi-
dad bancaria está dada por la necesidad de las entidades financieras
de obtener una autorización para actuar como tales” (1).
Por ende, el Estado reconoce un derecho subjetivo de las personas, ten-
diente al ejercicio de la actividad financiera, pero, sin embargo, lo sujeta a un
régimen de fiscalización más riguroso que a cualquier otra actividad comer-
cial. El control del Estado sobre dicha actividad es total, desde el comienzo
mediante el otorgamiento de la autorización, durante su desenvolvimiento ejer-
ciendo la actividad de control y vigilancia y el ejercicio del poder de policía,
hasta su finalización con la actuación de la etapa de liquidación de la entidad.
Cabe destacar el art. 7º de la L.E.F., el cual enuncia el principio rector en
la materia de que el ejercicio de la actividad financiera requiere la previa
autorización para funcionar -dentro del sistema financiero institucionalizado-
del B.C.R.A., para su creación así como para las posteriores fusiones y trans-
misiones de fondos de comercio, tanto a nivel nacional, provincial y municipal.
b. Requisitos
El B.C.R.A. deberá ponderar varias circunstancias al considerar los pedi-
dos de autorización para nuevas entidades. Dichas pautas legales están com-
prendidas en el art. 8º de la ley:
- La conveniencia de la iniciativa: Deberá tener presente las necesida-
des del sistema financiero en la zona donde va a insertarse la nueva entidad
financiera, cono asimismo el hecho de que no se vaya a afectar el desenvolvi-
miento de otras que ya estén funcionando.
(2) VILLEGAS, Carlos G., Régimen bancario, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1995, p. 161.
(3) GÓMEZ, Claudio Daniel, Constitución de la Nación Argentina. Comentada. Anotada.
Concordada, Mediterránea, Cba., 2007, p. 568.
Derecho Bancario 111
(6) “... tiene una independencia formal en virtud de estar dotada de un capital propio y de
personería jurídica que por ende tiene sus propios órganos sociales de gobierno, administra-
ción, representación y control...” (ROMERO, José Ignacio, Curso de derecho comercial, Depalma,
Bs. As., t. I, p. 568).
(7) FONTANARROSA, Rodolfo, Derecho comercial argentino. Parte General, Zavalía, Bs.
As., 1973, p. 204.
114 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
2. Revocación
(8) VILLEGAS, Carlos G., Derecho de las sociedades comerciales, 4ª ed., Abeledo-Perrot,
Bs. As., 1994, ps. 240 y 241.
116 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Conclusiones
siva del Poder Judicial, a tenor de lo dispuesto por los arts. 45, 46 y 48 de la ley
de entidades financieras.
- Cuando la revocación de la autorización para funcionar es motivada
únicamente por el cambio del objeto social, no se produce el efecto extintorio
de la entidad financiera, tampoco en los casos de fusión y escisión. En ningu-
no de estos casos se verifica el supuesto previsto por la ley: que la revocación
de la autorización para funcionar como entidad financiera determine la liqui-
dación de la sociedad y su consecuente extinción como persona jurídica. Por
lo tanto, en ninguno de ellos procede la notificación al juez mencionado en el
art. 45 de la ley de entidades financieras.
- El art. 15 tiene dos apartados que deben ser analizados por separado: el
primero referido a la negociación, en cuyo caso resulta exagerado que se
revoque la autorización para funcionar pudiendo aplicarse a lo sumo una de
las sanciones menores que contempla la L.E.F. (y esto siempre y cuando se
dé el requisito de ausencia de comunicación de tal negociación). El cambio en
las condiciones básicas que se tuvieron en cuenta a la hora de otorgar la
autorización para funcionar, debe entenderse en sus justos términos; recorde-
mos que el Banco Central poseía cuatro ítems a tener en cuenta para brindar
el carácter de actuación regular: 1º) la conveniencia de la iniciativa; 2º) las
características del proyecto; 3º) las condiciones generales y particulares del
mercado, y 4º) la responsabilidad de los solicitantes y su experiencia en la
actividad financiera. En las dos primeras se descarta de plano la posibilidad de
que cambien, ya que éstos son requisitos que se cuentan al principio de la
realización de la actividad; las condiciones del mercado, están dadas por la
propia regulación del Central, y sería afectar un derecho adquirido el quitar
una autorización en vista a las condiciones para operar; para el último de los
ítems, hay que decir, el grado de responsabilidad de los aspirantes no se mide
sólo por la posibilidad de responder por los daños (y si así lo fuera hay que
recordar que por circular del Banco Central es obligación constituir garantía
suficiente antes de comenzar a actuar), para la idoneidad ésta se llegaría a
perder por declaración judicial de incapacidad mental y hasta de inhabilidad
(art. 152 bis C.C.). También si cambia la conformación del grupo accionario,
pero, en este caso, si él mismo fue quien dio el beneplácito para que se inicia-
ran estas conversaciones, o al menos no se opuso ante su notificación, clara-
mente iría contra sus propios actos si una vez realizado el traspaso decidiera
revocar la autorización para funcionar (funcionaría plenamente esta posibili-
dad cuando la transferencia se realice sin notificación previa de las tratativas
al Central). Entendido en estos términos no encontramos reparos al artículo.
120 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
I. Autoliquidación
(9)
BENELBAZ, Héctor A. - COLL, Osvaldo, Sistema bancario moderno: Manual de derecho
bancario, Depalma, Bs. As., 1994, t. 1.
122 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
1. Procedencia
Por último, el art. 50 L.E.F. establece que cuando la quiebra sea pedida
por circunstancias que la harían procedente según la legislación común, los
jueces rechazarán de oficio el pedido y darán intervención al B.C.R.A para
que, si así correspondiere, se formalice la petición de quiebra.
El art. 51 L.E.F. determina que una vez que el juez interviniente declare la
quiebra, ésta quedará sometida a las prescripciones de la ley de Concursos y
Quiebras, con las siguientes excepciones:
- No serán reputados ineficaces ni susceptibles de revocación, los actos
realizados o autorizados por el Banco Central, ni los actos realizados o autori-
zados a realizar a entidades o terceros vinculados con la reestructuración de
la entidad o con la exclusión de activos y pasivos transferidos, ni los créditos
del Banco Central con el privilegio absoluto del artículo 53 ni sus garantías;
- Serán inaplicables las normas sobre continuación de la explotación de la
empresa;
- Se aplicará lo dispuesto por los incs. d y e del art. 49.
- La verificación de créditos del B.C.R.A se formalizará sin necesidad de
cumplir el recaudo de acompañar los títulos justificativos de los mismos, bas-
tando a tales efectos la certificación de los saldos contables emitidos por el
B.C.R.A. Esta disposición será aplicable al caso previsto en el art. 49 inc. b.
Por otra parte, un reciente fallo confirmó que los bancos no pueden recu-
rrir al APE (acuerdo preventivo extrajudicial), regulado en el art. 69 de la ley
25.244. Dicho artículo faculta al deudor que se encuentre en cesación de
pagos o dificultades económicas o financieras de carácter general, a celebrar
un acuerdo con sus acreedores y someterlo a homologación judicial.
En el fallo, el fiscal general de cámara dictamina que el Banco Hipoteca-
rio no podía pretender la homologación judicial de su APE, dado que la ley de
entidades financieras excluye la posibilidad de que los bancos se presenten a
concurso. “Dadas la igual naturaleza y los iguales efectos de ambos institutos
preventivos, impedir uno significa impedir también el otro”.
Los magistrados entendieron que “de aplicarse una u otra de las especies
concursales, la prevención se obtendría sin la intervención del Banco Central,
lo cual parece del todo incoherente en el marco de un sistema legal específico
que concede a la autoridad de contralor bancario una amplia y marcada inje-
rencia en la actividad que se trata”.
Señalaron también el “grave efecto institucional” que tendría dar curso al
pedido de homologación del acuerdo preventivo puesto que el Banco Central que-
daría excluido de toda participación en el saneamiento de la entidad bancaria.
Derecho Bancario 127
2. Privilegios
Jurisprudencia
CAPITULO 7
A. Facultad normativa
(1) COVELO GIL, Ignacio R., “Banco Central, ¿dependiente o independiente?”, en Bancos
y empresas (director: Eduardo A. Barreira Delfino), Ediciones Jurídicas Cuyo, Mendoza,
2005, p. 49.
132 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
1. Antecedentes y límites
técnicas. Así también las entidades deberán mantener las reservas y capitales
mínimos que establezca el Banco Central. En estos casos, la misma ley está
determinando las cuestiones técnicas que el Banco Central deberá integrar a
través del dictado de normas alterando su sentido; f) no crear situaciones
nuevas ni afectar derechos adquiridos.
Las atribuciones del B.C.R.A. surgen de la delegación que por imperio
de la ley 21.526 (L.E.F.) se le ha hecho. La norma constituye típicamente,
uno de los supuestos que la doctrina ha llamado “leyes marco” o “leyes de
base”, es decir aquellas cuyo contenido normativo es de carácter general,
facultando al órgano de aplicación para su integración a fin de darle vigencia
en el caso concreto.
El otorgamiento de estas atribuciones al poder administrador ha tenido
numerosas justificaciones, que van desde la lentitud del Congreso para resol-
ver situaciones mediante el dictado de leyes hasta la opinión de quienes afir-
man que ya no es necesaria la división de poderes en el Estado moderno, pues
ello ha sido sustituido por el control de esas áreas, lo cual permitiría implícita-
mente esta sustitución de poderes, incluso, la acumulación de ellos en un solo
órgano, “... no es usual que la legislación contenga normas lo suficiente-
mente específicas para regular cada aspecto de la actividad bancaria...
dichas regulaciones necesitan a menudo ser modificadas para adaptar-
se... no siendo posible que los órganos legislativos sometan dichos cam-
bios a los procesos usuales...” (2); “Esta potestad reguladora de la activi-
dad bancaria que ejerce el Estado no es sino el ejercicio de lo que se ha
denominado, con acierto, ‘soberanía monetaria’” (3).
El B.C.R.A. tiene verdaderas facultades para la integración y la
implementación de la ley resolviendo, incluso, en su caso, la justicia de su
aplicación. La extensión de las normas variarán conforme los condicionamientos
políticos y económicos que se establezcan por medio del B.C.R.A., ya que,
según el art. 3º de la ley 21.526, el ámbito de aplicación no sólo se limita a
aquellas instituciones que realizan intermediación entre la oferta y la demanda
de recursos financieros, sino que también abarca a toda persona física o jurí-
Las circulares son ordenadas por número y tema conforme con la siguien-
te división:
a) CAMCO (cámaras compensadoras);
b) TINAC (títulos públicos nacionales),
c) CIRMO (circulación monetaria);
d) RUNOR (rubros no comprendidos en otros ordenamientos);
e) CCPPEX (cobros y pagos externos);
f) SERBI (servicios especiales);
g) CONAU (contabilidad y auditoría);
h) REFEX (régimen informativo de las operaciones cambiarias y obliga-
ciones con el exterior);
i) CREFI (creación, funcionamiento y exposición de entidades financieras);
j) OPASI (operaciones pasivas);
k) LISOL (liquidez y solvencia);
l) SEPEX (operaciones externas del sector público);
m) OPRAC (operaciones activas);
n) CAMEX (operaciones, comisiones y movimiento de fondos y valores
en el exterior).
B. Función sancionadora
1. Fiscalización
2. Suspensión de entidades
3. Revocación de entidades
(5) Alemania, Bélgica, Canadá, EE.UU., Francia, Gran Bretaña, Holanda, Italia, Japón,
Suecia.
138 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
4. Sanción
Sanciones (7)
(7) Téngase en cuenta que más allá de no estar regulado por el articulado que a continua-
ción se analiza, la suspensión importa una verdadera sanción como ya lo dijéramos en el
Capítulo 5 a cuyos términos nos remitimos.
140 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(11) RUZAFA, Beatriz S., “Notas sobre la medida innovativa y el daño irreparable”, en obra
colectiva Medida innovativa (director: Jorge W. Peyrano), Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2003,
ps. 341 y 342.
142 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Disposiciones generales:
La ley 19.359 en el art. 20 prevé la aplicación supletoria del C.P, salvo:
a) el art. 2º de dicho cuerpo legal (ley penal más benigna) cuando se trate
de casos de multas;
b) el art. 14 (no otorgamiento de libertad condicional a los reincidentes) en
caso de primera reincidencia y de segunda reincidencia, cuando la primera
fue penada con multa;
c) el art. 51 primer párrafo (abstención de organismos oficiales de infor-
mar datos acerca de procesos terminados por sentencia absolutoria o
sobreseimiento).
Asimismo se establece la extinción de las acciones penales de algunas
infracciones cambiarias cometidas con anterioridad al 3 de diciembre de 1980.
(art. 22).
La prescripción de las acciones opera a los seis (6) años de producido el
hecho, pero se interrumpe por actos que impulsen el proceso o por la comisión
de una nueva infracción (art. 19), hasta aquí nos encontramos con un texto
similar al referido a las infracciones a la L.E.F., pero agrega este artículo:
“... por los procedimientos que impulsen la investigación, practicados con co-
nocimiento del inspeccionado...”, esta nueva causal de interrupción sólo pue-
144 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Figuras delictivas
2. Régimen de sanciones
Las sanciones que aquí hemos enumerado como a), c) y d) se harán ex-
tensibles a las personas ideales pero para que esto ocurra debe darse una
serie de requisitos:
Reincidencia
a) requerir informaciones;
b) crear y organizar registros permanentes o especiales de las personas
físicas o ideales sometidas a contralor;
c) citar y hacer comparecer a las personas a quienes considere pertinente;
d) realizar pericias técnicas;
e) requerir las órdenes de allanamiento necesarias;
f) solicitar informes, estadísticas, documentos y otros datos vinculados
con la investigación.
(13) En la práctica, este plazo no se cumple, lo que hace que efectivamente los sumarios
sí se extiendan sine die.
148 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Presidente
B.C.R.A.
Defensa
CARACTERISTICAS CONTESTACION
Prueba
5 d. MEMORIAL
15 d. Remitir
actuaciones a
juzgado
Derecho Bancario 149
Jurisprudencia
CAPITULO 8
Entidades financieras
E. SECRETO BANCARIO .
A. Sujetos comprendidos
do por la ley 19.550 pero este aspecto válido no es suficiente para integrar el
sistema financiero.
En el art. 38 L.E.F. se aprecia cómo en algún aspecto estas entidades son
reguladas por la ley 21.526, lo importante está dado por establecer qué secto-
res de la normativa le serán aplicables, “… En Italia la doctrina se ha divi-
dido en dos posturas bien diferenciadas entre los que consideran que el
estatuto bancario debe aplicarse globalmente, en todos los casos, y quie-
nes juzgan que la aplicación debe ser parcial y discriminada, en ambos
casos con apoyo en decisiones jurisprudenciales. Por otra parte, una
importante doctrina entiende que no debe aplicarse…” (1).
3. Estructura
a. Forma societaria
El art. 9º L.E.F. establece que:
b. Capital
Al respecto el art. 32 L.E.F. preceptúa que “las entidades mantendrán los
capitales mínimos que se establezcan”, que no es el capital de las S.A $20.000
conforme las pautas para esta modalidad societaria, sino que va a ser el que
fija el BCRA. Esta es una norma claramente coyuntural, que es fijada ponde-
rando las situaciones del mercado. Es evidente que este monto debe fijarse en
Derecho Bancario 161
B. Clases de entidades
(6) VILLEGAS, Carlos G., Régimen bancario, Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1995, p. 156.
(7) BOLLINI SHAW, C. - BONEO VILLEGAS, E., Manual para operaciones bancarias y financie-
ras, 4ª ed., Abeledo-Perrot, Bs. As., 1997, p. 132.
164 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
1. Operaciones permitidas
Los arts. 20 a 27 tratan las operaciones que tienen permitido realizar los
intermediarios del sistema financiero. Como ya dijimos, nuestro legislador ha
optado por un sistema mixto entre la banca especializada y la universal, al
darle la posibilidad a los bancos comerciales de realizar toda operatoria típica-
mente bancaria que no le sea expresamente prohibida. Para el resto de las
entidades, la lista no puede considerarse taxativa ni cerrada, sólo otorga un
mínimo de operaciones que pueden realizar; el propio art. 20 lo refleja cuando
permite al Central ampliar la autorización a otras actividades que no estén
comprendidas entre las que la ley enumera.
Finalmente, el art. 27 posibilita la contratación entre las propias entidades
financieras, siempre que cada una actúe en su esfera de autorización.
2. Operaciones prohibidas
(8) VILLEGAS, Carlos G., Régimen... cit., Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 1995, p. 198.
170 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
C. Régimen patrimonial
1. Responsabilidad patrimonial
2. Liquidez y solvencia
(9) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y práctico de la actividad bancaria,
2ª reimp., Depalma, Bs. As., 1989, t. I, p. 39.
174 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
para los activos inmovilizados y otros conceptos), “A” 4771 (Efectivo míni-
mo), “A” 4742 (Incumplimiento de capitales mínimos y relaciones técnicas.
Criterios aplicables), “A” 3558 (Posición de liquidez). A la lectura de ellas
remitimos, especialmente de las comunicaciones “B” 9074 y “A” 3558.
Del conjunto de esta normativa podemos sacar algunos conceptos:
- Podemos diferenciar cuatro tipos de formas de iliquidez: permanente,
transitoria, sistémica, individual.
- En principio, el Banco Central actuará adelantando fondos para evitar
situaciones de iliquidez, cuando ésta sea transitoria, es decir cuando se deba a
sucesos exógenos a la entidad que puedan solucionarse al corto plazo (los
“préstamos” que le realice el Central no podrán exceder de 30 días).
- En los casos en que exista un riesgo o iliquidez sistémica, el Central
actuará aun en aquellos casos en que la iliquidez aparezca como permanente.
- Las deficiencias en la aquella darán lugar a la realización del sumario
previsto en el art. 41 para determinar las razones de la situación y en su caso
aplicar las sanciones pertinentes.
- Las propias entidades deberán fijar políticas mínimas de liquidez, siguien-
do los lineamientos del B.C., controlando a diario su desarrollo, debiendo par-
ticipar en esto la máxima autoridad gerencial de la entidad.
3. Regularización y saneamiento
(11) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico... cit., ps. 319 y 320.
Derecho Bancario 177
E. Secreto bancario
(14) VILLEGAS, Carlos G., “El secreto financiero”, Revista Jurídica del Banco de la Nación
Argentina, Nº 47, Bs. As., 1979, p. 17.
182 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(15) MARTORELL, Ernesto E., Tratado de los contratos de empresa, 2ª ed., Depalma, Bs.
As., 2000, t. II, p. 106.
Derecho Bancario 183
financieros retenidas por los bancos. Una agencia federal puede obtener los
datos de los consumidores sólo para un propósito legitimo, y si el requerido es
seguido por medio de una investigación. El titular de los datos puede oponerse
al cumplimiento del requerimiento (aunque esta facultad de los ciudadanos se
halla francamente limitada en la actualidad por el poder que adquirió el gobier-
no federal tras la grave crisis del 2001 que llevó a cercenar muchas de las
garantías personales con que se contaban en EE.UU.).
Pero una entidad financiera puede notificar a las autoridades acerca de
una posible violación legal y ésta llegar a un conocimiento profundo de la
situación siguiendo el procedimiento establecido por “el acta de derecho a la
privacidad financiera”.
Un caso relacionado con esto ocurrió en 1985 cuando el gobierno multó al
Banco de Boston y a otros bancos por no haber informado que habían cobra-
do depósitos multimillonarios en moneda en efectivo de pequeño valor, forma
en que la mafia maneja el dinero.
Otro supuesto paradigmático del secreto bancario se encuentra en Sui-
za, nación que ha desarrollado este instituto en tal forma que ha llegado a
convertirlo en un producto reconocido a nivel mundial, codiciado por todos
aquellos que buscan la excelencia en lo referido a la protección de su intimi-
dad financiera, lo cual encontró su mayor depuración legislativa en la Fede-
ral Banking Act de 1934, que constituye lo medular en lo referente a la
estructura legal que regula al secreto bancario en Suiza. En ella se conside-
ra al deber de confidencia del banquero como un deber profesional por cuya
violación debe ser sancionado por la ley penal. Cualquier banquero que di-
vulgue secretos bancarios sobre sus clientes o terceras partes es castigado
con prisión o con multa.
El artículo 47 es el texto fundamental de esta ley: “1. Cualquier persona
que, en calidad de miembro de una corporación, empleado, representan-
te, liquidador o comisionado de un banco, observador de la Comisión
de Bancos, o miembro de una sociedad o un empleado de una firma
auditora autorizada, haya revelado un secreto que le hayan confiado y
que hubiera conocido por medio de su práctica o empleo, cualquier per-
sona que haya incitado a otro a violar el secreto profesional, será san-
cionado con prisión por un máximo de seis meses o con una multa que
no excederá los 50.000 francos.
2. Si el ofensor actuó con negligencia, la sanción consistirá en una
multa que no excederá los 30.000 francos.
184 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
El art. 271 del mismo cuerpo legal está dirigido contra las autoridades
administrativas extranjeras (policía, autoridades de impuestos y aduanas, et-
cétera) que conduzcan investigaciones en territorio suizo.
En lo que hace al análisis de la normativa argentina sobre el tema, lo
tenemos a nivel de legislación común en el art. 2207 C.C. que en el contrato
de depósito impone al depositario la obligación de guardar secreto sobre lo
recibido; también el C.P. en su art. 156 contempla la figura típica del “secreto
profesional”; en la legislación específicamente bancaria, el decreto-ley 14.962
impuso al Banco Central el deber de guarda respecto de los datos recogidos
en su actividad de ente fiscalizador y de control; la primera ley orgánica de
entidades financieras (18.061) establecía el secreto bancario para todas las
actividades activas, pasivos y de servicio imponiéndole este derecho-deber a
todos los integrantes del sistema financiero; “… en nuestro derecho el se-
creto bancario tiene raíz constitucional, guardando relación con la ga-
rantía de inviolabilidad de la correspondencia epistolar y los papeles
privados y con el principio de que nadie está obligado a declarar contra
sí mismo (art. 18 de la Constitución Nacional)…” (16).
Con la reforma a la ley de entidades financieras se circunscribió el secreto
únicamente a las operaciones pasivas, que comprenden los depósitos banca-
rios (a plazo y a la vista), las obligaciones negociables y también otros papeles
emitidos por los bancos a favor de inversores o acreedores financieros nacio-
nales o extranjeros. Aunque en el capítulo décimo trataremos en profundidad
el tema, podemos adelantar que son todas aquellas en las cuales ya sea a
priori o posteriori el banco o entidad financiera aparece como sujeto deudor
de la relación jurídica. La razón dada para circunscribir de esta manera la
esfera de protección de la ley, es la creación de base de datos de deudores del
sistema (operaciones activas en los que la entidad resulta ser acreedor). Para
una mejor comprensión de lo dicho, hay que estarse a lo dispuesto por la ley
25.326 o de habeas data (y su decr. regl. 1558/2000), especialmente en su
art. 26 (Prestación de servicios de información crediticia).
El sujeto obligado por el art. 39 estaría dado por “Las entidades com-
prendidas en esta ley…”; al respecto deben correlacionarse y entenderse
como un todo los arts. 1º, 2º, 3º y 38 de la L.E.F.. En lo que hace a este último
(16) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico... cit., ps. 319 y 320.
186 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Aparecen enumeradas:
- Pedidos de informes a jueces en las causas judiciales: Está recogida
por el primer inciso de la norma en cuestión, y se refiere a los pedidos de
informes que realicen lo jueces en causas judiciales, cualquiera fuese el ámbi-
to de su competencia. Debe tratarse de un “juez” perteneciente al Poder
Judicial, excluyendo a toda otra autoridad (así no podría considerarse tal al
Senado de la Nación en un juicio político, o al Consejo de la Magistratura).
Además, debe tratarse de una causa judicial abierta y concreta, pudiendo
responder a un pedido de parte o a una actuación de oficio (siempre que se
respete la normativa reguladora de las medidas para mejor proveer). Los jue-
ces pueden pertenecer a cualquier materia (a diferencia de textos legales
anteriores donde sólo estaba abierto a los jueces en causas criminales), estan-
do abierto para los procesos donde se investiguen delitos, el fuero societario
(v.gr. para conocer el derrotero de fondos realizados por socios mayoritarios),
el fuero del trabajo (v.gr. para develar el pago de sueldos “en negro” al deter-
minar el monto de cheques firmados por patrones), el fuero de familia (v.gr.
para determinar la existencia de fondos para el pago de cuotas alimentarias
por asistencia familiar, o revisar la existencia de bienes que se han escabullido
a la sociedad conyugal), etcétera. Por último, se debe tener en cuenta que los
pedidos deberán cumplir con los requisitos de forma necesarios para la actua-
ción legal y garantizar el debido proceso.
- Informes que solicite el B.C.R.A.: Esta segunda excepción comprende
los informes que solicite el B.C.R.A a las entidades, los que tendrán un carác-
ter eminentemente confidencial. Esta excepción resulta elemental para que la
autoridad de aplicación pueda tener acceso a la operatoria de las entidades.
Sobre ella nos dice el Dr. Martorell (18): “1. El secreto únicamente se corre si
el requirente ‘está en ejercicio de sus funciones’ (art. 39, inc. B, in fine);
2. Esta excepción constituye una derivación de la facultad de control
que tiene el Banco Central en el sistema, frente a lo cual oponer el secre-
to bancario sería una contradicción lógica manifiesta;
3. La excepción analizada resulta extensible a la Superintendencia,
en virtud de las facultades que le otorga el art. 47, inc. A, de la ley
24.144;
res (es decir que no sería necesario que el pedido de informes se refiera a un
responsable determinado, ni estar éste en curso de verificación), lo cierto es
que no está eximido del punto tercero referente al requerimiento formal y
previo, que según hemos entendido ut supra hace necesaria una intimación al
sujeto del cual a posteriori se pide el informe, siendo necesario que el orga-
nismo recaudador pruebe su realización (elemento positivo) y su falta de con-
testación en tiempo y forma (elemento negativo); por lo tanto nos podríamos
encontrar con la situación en que la D.G.I. solicite un informe sobre todos los
clientes pertenecientes a una categoría especial de la entidad financiera, pero
que al no identificarlos incurra en un incumplimiento con el subpunto tres más
arriba remarcado.
Respecto de este tema se pronuncia el Dr. Barreira Delfino en los siguien-
tes términos: “... lo que se pretende es posibilitar el requerimiento de in-
formaciones en forma indiscriminada, con el propósito de localizar po-
sibles evasores de impuestos de su jurisdicción o detectar falsas decla-
raciones juradas de los contribuyentes...” (20).
- De la entidades entre sí: finalmente el inc. d) del art. 39 se refiere a las
informaciones que pueden darse las entidades financieras entre sí. Esta ex-
cepción fue acotada con la última reforma legislativa ya que el texto anterior
expresaba que el intercambio de información podía hacerse de acuerdo con la
reglamentación que realizara el B.C.R.A., mientras que con el texto actual es
necesaria la autorización expresa de Banco Central y sólo sería otorgada en
casos especiales previa justificación. De todos modos la información una vez
entrada a la nueva entidad financiera conserva su carácter de “secreto”, no
pudiendo el personal de esta nueva institución revelar la información recibida.
El Banco Central dictó la Comunicación “A” 4010 (secreto financiero),
que en rasgos generales reproduce lo aquí dicho, reglamentado específicamente
la forma de pedido y entrega de informes entre entidades. Pero además fija
una nueva excepción al atacado “secreto”, cuando en su punto 3º dice que:
“El secreto financiero a que se refiere el presente régimen no rige respec-
to de la información que se brinde -en lo que resulte pertinente- como
consecuencia de la negociación bursátil de los cheques de pago diferi-
do, en las condiciones reglamentarias establecidas en la ‘Reglamenta-
ción de la cuenta corriente bancaria”.
(20) BARREIRA DELFINO, Eduardo A., Ley de entidades financieras, Colección Banca y
Futuro, ABRA, Bs. As., 1993, p. 171.
190 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
mediarios, a partir del 1/2/74, derogándose, desde las citadas fechas las previ-
siones del art. 49 de la ley 18.061 y de la ley 20.040, respectivamente.
Un nuevo vaivén y de 1977 a 1979 la ley 21.495, del 17/1/1977, dispuso la
“descentralización de los depósitos”, la cual entró en vigencia junto con la Ley
de Entidades Financieras 21.526, el 1 de junio de ese año. Este último instru-
mento legal establecía en su art. 56 que si alguna de las entidades financieras
autorizadas comprendidas en la citada ley entrase en liquidación, el Banco
Central podía optar entre acordar con otras entidades que se hicieran cargo
de los depósitos en forma total o parcial, o disponer del adelanto de los fondos
para la devolución a sus titulares. En ambos casos, se refería a depósitos en
moneda nacional.
En 1979 (y hasta 1982) se introduce una variante en nuestro sistema de
garantía, con la sanción de la ley 22.051, del 14 de enero de ese año, que
modificó el texto previsto en la ley 21.526 para la garantía de los depósitos. El
régimen era voluntario, oneroso y parcial en cuanto a la cobertura, abarcando
sólo a los depósitos en moneda nacional. Por vía reglamentaria se estipularon
los alcances de la garantía: del 100 % para aquellos depósitos de personas
físicas de hasta $ 1 millón -monto mínimo ajustable-, y del 90 % para las
restantes imposiciones. En posteriores ocasiones, se elevó el tope mínimo a $ 100
millones, sin ajuste (1980), y se procedió a disminuir el porcentaje del 90 %
antes señalado (1982). Las entidades debían efectuar un aporte mensual del
orden del 0,03 % del promedio de sus depósitos. El tiempo llevó a un lento
pero permanente éxodo de entidades adheridas, dado el carácter voluntario de
la adhesión, perdiendo importancia el sistema de garantía.
Las modificaciones introducidas en el sistema financiero a mediados de
1982 afectaron también al régimen de garantía, que tuvo que adaptarse a las
circunstancias imperantes. Con posterioridad, las normas respectivas se ac-
tualizaron en 1985, 1987 y 1988, distinguiendo siempre el tratamiento de los
depósitos de personas físicas del resto de las imposiciones. También se es-
tablecieron distinciones en razón de la clase de depósito y escalas en fun-
ción de los montos impuestos. En 1991 se constituyó el “Fondo Especial
Limitado” para hacer frente a la garantía de los depósitos, que se formó con
Bonos Externos de la República Argentina, serie 1989, por un valor nominal
de U$S 50 millones, y con los aportes de las entidades que eventualmente
adhirieran al régimen. De esa manera la garantía a cargo del Banco Central
quedaba limitada hasta la concurrencia de los recursos del Fondo; en caso
de agotarse, los depositantes, hasta el monto de los importes garantizados,
Derecho Bancario 193
(21) VILLEGAS, Carlos G., Teoría y práctica del cheque y la cuenta corriente bancaria. Con
las reformas de la ley de competitividad, Villegas Grupo Editor - Vázquez Manzini Editores,
Bs. As., 2001, p. 46.
Derecho Bancario 195
Jurisprudencia
gen las entidades financieras a quienes les confían sus ahorros. En tal sentido
ha dicho la Corte que resultan inoponibles a los depositantes los defectos y
omisiones en que pueda incurrir el depositario, tales como la falta de contabi-
lización de las operaciones, o el hecho de que éstas no conserven los duplica-
dos de las boletas de depósito” (del voto en disidencia del Dr. López).
“Que el obrar irregular de los depositarios -las entidades financieras- no
debe imputarse a los depositantes, salvo connivencia terminantemente proba-
da, resultándoles inoponibles los defectos y omisiones en que pudieran haber
incurrido los primeros” (del voto en disidencia del Dr. Boldu).
“Que no debe exigirse a los depositantes más condiciones que las habi-
tualmente necesarias para obtener el retiro de sus depósitos en situaciones
normales, incluidas la acreditación de la imposición y la formalización del trá-
mite de declaración jurada en los casos que la ley prevé” (del voto en disidencia
del Dr. Boldu).
“Que, cumplidos por el depositante los requisitos exigidos por la ley, es al
Banco Central de la República Argentina a quien incumbe demostrar la false-
dad de los instrumentos que acreditan los depósitos o la inexistencia de cau-
sa” (del voto en disidencia del Dr. Boldu).
Esta causa aunque anterior al actual régimen de garantía de los depósitos,
presenta su interés por diversos aspectos. En primer lugar, la mayoría de la
C.S. decidió revocar lo resuelto en las instancias judiciales anteriores y, en
consecuencia, rechazar la demanda interpuesta por el actor, para que se apli-
cara al mismo la garantía en ese momento imperante. Para resolver así, la
mayoría de los magistrados del cuerpo consideraron que si bien no se puede
responsabilizar al cliente por errores de la entidad, en tanto exista connivencia
simulatoria entre las partes, se hallaría excluido del sistema, y que aunque no
era posible inferir esto de la violación a la OPASI una serie de pruebas arri-
madas a la causa lo mostraban. Estamos plenamente de acuerdo con esto, la
garantía de los depósitos en ningún caso puede abarcar aquellos casos
defraudatorios y delictivos llevados a cabo por el depositante; pero tenemos
formando la mayoría (por su voto) al Dr. Vázquez; éste en su pronunciamien-
to achaca al actor haber contratado con una entidad que se encontraba en una
situación delicada, o más precisamente con “públicos y notorios problemas
operativos”, siendo que en este caso sería el depositante quien tendría a su
cargo probar que no se trató de un negocio simulado. La verdad no deja de
provocar cierto escozor este razonamiento, no tenemos que olvidar que esta-
mos ante un sistema regulado y fiscalizado hasta en sus mínimos detalles,
Derecho Bancario 199
CAPITULO 9
La moneda
A. Concepto de dinero
Para empezar hay que decir que podemos encontrar diversas definiciones
de dinero. Esto no es sólo por la existencia de diversos autores, sino que el
concepto encuentra variantes según la disciplina de la cual se trate, así pode-
mos encontrar definiciones económicas y jurídicas (“... Hablar de un con-
cepto jurídico del dinero presupone o da a entender que existe otro con-
cepto no jurídico: un concepto económico del dinero. Y es evidente que
podemos pensar en el dinero bien desde el punto de vista de la econo-
mía, bien desde el punto de vista del derecho”) (1). En el primero de los
sentidos (y haciendo gala de un practicismo siempre presente en los econo-
mistas) se lo define por las funciones que cumple como: medio general de
cambio, medida común de valor e instrumento general de pago (a lo que se
suele agregar reservorio de valor). Desde el punto de vista jurídico encontra-
mos varias definiciones. Una de la mejores obras escritas sobre el tema (y
cuya lectura desde ya se recomienda) es Teoría jurídica del dinero de
Nussbaum. Este trae a colación las siguientes definiciones de los autores (2):
“... materia que tiene por misión jurídica ordinaria la de servir en último
caso de medio de pago forzoso...” (Hartmann); “... representante más
universalmente aceptado de del poder de compra...” (Hoffmann). Final-
mente, el reconocido autor opta por definirlo como “... aquellas cosas que
en el comercio se entregan y reciben, no como lo que físicamente repre-
sentan, sino solamente como fracción, equivalente o múltiplo de una
unidad ideal...” (3); esta caracterización también la realizó Vélez en el Códi-
go Civil argentino, cuando en la nota al art. 616 define: “El dinero pertenece
a las cantidades. Hay entre cada pieza de una determinada especie de
moneda una diferencia tan poco sensible como en cada grano de un
montón de trigo...”. También los autores de nuestro país han encarado el
tema y optado por definiciones como: “... todo bien económico dotado de
un valor interno propio, reconocido socialmente y sancionado por el
poder público, que le permite servir de intermediario en los cambios, de
medida común de los valores y de medio legal de pago...” (4).
Ya más cercano en el tiempo encontramos al Dr. Barreira Delfino. Este
publicista distingue entre dinero y moneda. Nos dice: “... ‘dinero’ configura
una unidad de medida patrimonial, de valor abstracto o ideal, que sirve
para posibilitar el intercambio de bienes, servicios y prestaciones entre
las personas... la ‘moneda’ constituye el símbolo representativo del dinero,
cuyo valor es concreto o real, que permite consumar cada intercambio de
bienes, servicios y prestaciones y que se encuentra subordinada a la nor-
mativa jurídica que la regula en cada país respectivo y a la situación
económica del mismo como determinante del grado de aceptación... ” (5).
Este mismo autor separa las llamadas características económicas del di-
nero de las jurídicas (6).
(4) LEISERSON, S., La moneda, Anales de F.C.J.S. de La Plata, t. XIV, 1943, p. 401, citado
por BUSSO, Eduardo B., Código Civil anotado, Ediar, Bs. As., 1951, t. IV, p. 211.
(5) BARREIRA DELFINO, Eduardo A., “La Carta Orgánica del Banco Central y la emergencia
económica”, en Bancos y empresas (director: Eduardo A. Barreira Delfino), Ediciones Jurídi-
cas Cuyo, Mendoza, 2004, p. 136.
(6) BARREIRA DELFINO, ob. cit., ps. 136 y 137
Derecho Bancario 205
A finales del siglo XVI, cuando el público empezó a usarlo para saldar
deudas y realizar pagos, los bancos emitieron certificados por cantidades fi-
jas; los primeros billetes oficiales se emitieron en 1694, por el Banco de Ingla-
terra, así nació un nuevo tipo de dinero, el fiduciario, a diferencia de las mone-
das de la época, el billete sólo tenía valor representativo.
Históricamente, nació primero la cédula del Banco Nacional de San Carlos
1798, segundo, la primera emisión de billetes del Banco de España 1856 y
tercero, los billetes de 50 pesetas, que circularon en la República española
de 1931.
El valor intrínseco del dinero es lo menos importante, su valor depende de
su poder adquisitivo. El dinero no se busca por sí mismo sino por las cosas que
pueden comprarse con él. No queremos consumirlo directamente, sino más
bien, utilizarlo desprendiéndonos de él. Aun cuando decidamos conservarlo, su
valor se deriva únicamente del hecho de que podemos gastarlo más adelante.
1. Naturaleza jurídica
2. Moneda y crédito
(8) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y práctico de la actividad bancaria,
2ª reimp., Depalma, Bs. As., 1989, t. I, p. 156.
Derecho Bancario 211
(14) Ceca (del ár. hisp. sákka, y éste del ár. clás. sikkah). f. Casa donde se labra moneda.
218 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
del gobierno. Estaba facultado para emitir billetes y era depositario de todas
las entradas oficiales. Se emitieron por primera vez billetes con los rostros de
héroes de la Independencia Americana (retratos de los generales Jorge Was-
hington y Simón Bolívar, por ejemplo).
En mayo de 1836, el Gral. Juan Manuel de Rosas disolvió el Banco Nacio-
nal, creando en su reemplazo la Junta de Administración de la Casa de Mone-
da, encargada de la emisión periódica de billetes de curso forzoso, que permi-
tieron solucionar los déficits presupuestarios, los gastos de guerra y los difíci-
les momentos producidos por los bloqueos extranjeros de 1838 y 1845.
Desde la emisión de billetes de 1844 comenzaron a usarse las leyendas
políticas de intolerancia contra la oposición: “Viva la Confederación Argentina
- Mueran los salvajes unitarios”. El Banco Nacional creado en 1826 fue el
precursor del actual Banco de la Provincia de Buenos Aires; el segundo Ban-
co Nacional fue el de la Confederación de 1824 y liquidado ese mismo año. El
tercer Banco Nacional fue fundado en 1872 por el presidente Domingo Faustino
Sarmiento y a su cierre en 1891, fue reemplazado por el actual Banco de la
Nación Argentina.
A mediados de la década de 1860 circulaban en territorio argentino mone-
das de otros países, especialmente, la boliviana. La ausencia de metal acuña-
do en el país hizo que distintos emisores privados comenzaran a utilizar el
papel moneda en las provincias del interior, surgiendo una enorme variedad de
billetes regionales. En su mayoría tomaban como patrón de conversión la plata
boliviana. Se destaca, entre estas emisiones, el ejemplar del Banco de Lon-
dres y Río de la Plata que utilizó por primera vez en un billete el retrato del
General José de San Martín en la ancianidad, en 1869.
A todo esto desde 1853 ya se había sancionado nuestra Constitución Na-
cional, que en su art. 67 inc. 10 (actual art. 75 inc. 12) fijó: “Corresponde al
Congreso:... Hacer sellar moneda, fijar su valor y el de las extranjeras; y
adoptar un sistema uniforme de pesas y medidas para toda la Nación” y el art.
108 (actual 126) dice que las provincias no pueden “… ni acuñar moneda, ni
establecer bancos con facultad de emitir billetes, sin autorización del Congre-
so Federal”; esto debe correlacionarse con el art. 67 inc. 5 (hoy art. 75 inc. 6)
que facultó al Congreso para la creación de un banco nacional con facultad de
emitir billetes (hoy cerraría este sistema el art. 75 inc. 19 al decir que “Corres-
ponde al Congreso... Proveer lo conducente... a la defensa del valor de la
moneda...”) ; todas estas normas, en la realidad se encontraban con un verda-
dero libertinaje en materia monetaria, “... al sancionarse la Constitución,
Derecho Bancario 219
(15) DALLA VÍA, Eduardo R., El régimen constitucional de la moneda, “Justicia Constitu-
cional en Iberoamérica”, http://www.uc3m.es/uc3m/inst/MGP/JCI/00-portada.htm
220 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
equivalencia era de un peso de esa nueva moneda = 100 pesos moneda nacio-
nal. El peso ley 18.188 fue reemplazado luego por el peso argentino, mediante
decr. 1025/83, a partir del 1° de junio de 1983. La paridad era $ 1 = $10.000
ley 18.188. El peso argentino tuvo corta vida y fue sustituido por el Austral a
partir del 15 de junio de 1985 por decr. 1096/85, sobre la base de 1 austral =
1.000 pesos argentinos. A partir del 1 de enero de 1992, el decr. 2128/91
estableció el peso con la siguiente paridad $ 1 = 10.000 australes.
La ley de convertibilidad fue sancionada el 27 de marzo de 1991, su objeto
era estabilizar la moneda y erradicar la inflación, los lineamientos del sistema
eran los siguientes: a) declara la convertibilidad del austral con el dólar de
EE.UU., a partir del 1 de abril de 1991, paridad 10.000 australes por cada
dólar, para la venta. Consagrando un cambio legal fijo en base a una moneda
extranjera. Se considera al austral convertible como una nueva moneda res-
pecto a la existente antes de la ley 23.928, facultando al P.E.N. para reempla-
zar la denominación y expresión numérica del austral, fruto de ese cambio es
el actual peso. Nuestra moneda quedó anclada al dólar estadounidense. b) El
B.C.R.A. se compromete a vender las divisas que le sean requeridas para
operaciones de conversión a la relación de paridad 1 peso = 1 dólar, aseguran-
do el Estado que entregará a quien lo solicite dólares al precio legal predeter-
minado, y que esos pesos que ingresen a sus arcas como consecuencia de la
conversión serán retirados de circulación. c) desde el punto de vista puramen-
te económico, la convertibilidad implicó tomar de hecho al dólar estadouniden-
se, indirectamente, como moneda. Los pesos se presentan como vales a los
que el Banco Central se compromete a cambiar por dólares, que para algunos
economistas sería la moneda verdadera.
Dos notas salientes que presenta la ley de convertibilidad desde la pers-
pectiva económica y también jurídica son: la consagración rígida del principio
nominalista, y la prohibición de los mecanismos de actualización monetaria o
repontenciación de deudas a partir del 1 de abril de 1991.
Con la sanción de la ley 23.928 subsisten en nuestro país, al menos formal-
mente, dos tipos de moneda: el peso (decr. 2128/91) que hasta el 2002 era una
moneda de papel convertible, y el argentino oro, moneda de cuenta, que ha
coexistido con los distintos papeles monedas, convertibles e inconvertibles que
existieron. Dichas monedas metálicas no circulan y sólo son utilizadas como
unidades de cuenta en supuestos muy específicos. El Código Aeronáutico, la
ley general de navegación, por ejemplo, fijan en argentinos oro los topes
indemnizatorios para la responsabilidad del transportador.
Derecho Bancario 221
1. Autoridad de emisión
2. El sistema
a. Bimetalismo
El bimetalismo se ha pensado en nuestro país, está compuesto por dos
tipos de monedas. Por un lado, tenemos la existencia (actual) del Peso
Inconvertible (ley 25.561), junto con el Peso Argentino Oro, que, aunque sin
vigencia en el mercado (más que a título numismático), está contemplado en
el Código Aeronáutico y la ley de navegación, al establecer los topes y pisos a
las indemnizaciones que resulten de los daños causados por tales actividades.
El valor de éstos es fijado por el Central.
Para finalizar, se ha dado un cambio fundamental en el sistema de pagos
de la República a través del dictado de la ley 25.345 (modificada por decr.
434/2000 y a posteriori por ley 25.413), que limitó la posibilidad de realizar
transacciones en efectivo. Mediante este cóctel legislativo se obligaba a utili-
zar depósitos bancarios, tarjetas de crédito o débito, transferencias bancarias,
cheques (y otros medios que autorice el Ejecutivo Nacional), para realizar
pagos superiores a mil pesos (o su equivalente en moneda extranjera). De
violarse esta normativa, el pago será inoponible inválido e inoponible (ante
terceros, de esto no cabe duda, distinta podría presentarse la situación de
oponibilidad o no entre las partes contratantes). Los efectos sustanciales de
esta reglamentación pueden encontrarse resumidos en las siguientes palabras:
“... Ni el depósito bancario, ni los giros o transferencias bancarias, ni el
cheque común y menos aún el cheque de pago diferido, ni la tarjeta de
crédito, tienen comúnmente, efecto cancelatorio de deudas. Son medios
de pago o para efectuar pagos, o medios de crédito. Sin embargo, la ley
25.345 les confiere ahora poder cancelatorio, irrecusable...” (17).
Jurisprudencia
(17) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles, edición del autor, Bs. As., 2005, t. I
(Contratos mercantiles y bancarios), p. 210.
224 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
II. OPERACIONES
Y CONTRATOS
226 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Derecho Bancario 227
CAPITULO 10
Operaciones y contratos
A. Operación bancaria
1. Concepto
(1) OSSORIO, Manuel, Diccionario de ciencias jurídicas, políticas y sociales, Heliasta, Bs.
As., 1992, p. 675.
(2) “... Compleja es la cuestión relativa a la determinación del concepto y carácter de las
operaciones bancarias. Nuestro código declara mercantil toda ‘operación de banco’ (art. 8
inc. 3) sin precisar el alcance de tal expresión. El asunto merece alguna atención. Por una
parte se sostiene la inexistencia de operaciones específicamente bancarias, y sólo se admite
que ciertas operaciones comunes adquieren carácter bancario cuando son ejecutadas
profesionalmente por una entidad organizada en forma de empresa. En tanto otros afirman la
naturaleza típicamente bancaria de ciertos negocios, que no pierden tal carácter aunque
fuesen realizados por particulares...” (FONTANARROSA, Rodolfo O., Derecho comercial argen-
tino. Parte General, 5ª ed., Zavalía, Bs. As., 1976, p. 141).
230 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
parte, sea entregando una suma de dinero o de otros bienes fungibles (mutuo),
o bien obligándose a tener a disposición del otro contratante una cierta suma
de dinero por un período de tiempo determinado (contrato de apertura de
crédito), o sea para efectuar pagos a terceros por cuenta de la otra parte, sea
comprometiéndose a pagar cheques del cliente sin provisión de fondos hasta
un monto determinado (autorización para girar en descubierto), y todos aque-
llos otros supuestos en los que una entidad financiera coloca, a disposición del
cliente, dinero, bienes u otros valores.
En un sentido más específico, sólo cabe hablar de contratos financieros
cuando una de las partes (la dadora del crédito) es una entidad financiera
especializada en “el ejercicio en masa de la industria del crédito”, autori-
zada por el órgano de control pertinente (B.C.R.A.).
A su vez, un concepto más amplio que el de los contratos financieros lo
encontramos en los contratos bancarios, entendidos como aquellos en que una
de las partes es un banco autorizado a funcionar como tal, y se refieren a la
actividad que constituye el objeto de la entidad.
El derecho bancario permanentemente materializa muchas novedades para
agilizar la operatoria. Es difícil hoy delimitar cuáles constituyen el grupo que
podemos denominar “operaciones de banco”.
Empero no todas las operaciones de un banco interesan al derecho. Debe-
mos descartar las operaciones puramente materiales que no tienen relevancia
jurídica alguna. Dentro de aquellas que tienen trascendencia para el derecho,
hay que diferencia nuevamente el aspecto técnico y económico, del jurídico.
El aspecto técnico mira hacia la organización interna de los bancos y al
funcionamiento de los diversos servicios; en dicho aspecto, juega un papel
fundamental el contable, sobreponiéndose, a veces, al jurídico.
Toda operación bancaria puede ser considerada desde el punto de vista
contable y jurídico. En el primer supuesto hace referencia a la representación
numérica de la relación jurídica entre el banco y el cliente, “... La razón de
esta perspectiva contable de la operación bancaria reside, de una parte
en la existencia de un gran número de clientes; de otra, en la multiplici-
dad de relaciones del banco con cada uno de los clientes y de éstos entre
sí a través del banco, y de otra, en fin, en la interconexión de las opera-
ciones bancarias de distinto signo a los efectos del funcionamiento de la
empresa bancaria...” (3).
2. Clasificación
(4) “... operaciones activas y pasivas del banco (fuente de beneficios o pérdidas) consti-
tuye dos momentos de una única función económica, la intermediación en el crédito, con la
consiguiente relación de interdependencia que se expresa en una importante regla económica,
cuya aplicación se ejercerá en función del conocimiento del mercado y la profesionalidad de
232 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
B. Contrato bancario
1. Concepto
los banqueros, bajo la vigilancia del policía del sistema, sustentada por las previsiones de una
prudente liquidez. La división de las operaciones según este criterio está muy extendida y
aceptada, aunque se señalan ocasiones en las que las operaciones pueden ser calificadas
jurídicamente como pasivas en tanto económicamente son activas...” (ROMERO, José Ignacio,
“La actividad bancaria” RDCO 2203-101).
(5) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y práctico de la actividad bancaria,
2ª reimp., Depalma, Bs. As., 1989, t. I, p. 446.
Derecho Bancario 233
2. Contenido
3. Características
y las modalidades originadas por las prácticas y técnicas bancarias, se reclame una disciplina
legislativa específica...” (FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. (director), Código de Comercio Comen-
tado, Errepar, Bs. As., 2000, t. I, p. 43).
(8) FONTANARROSA, Rodolfo O., ob. cit., p. 147.
Derecho Bancario 235
4. Clasificación
C. Objeto de la actividad
1. Crédito
2. Dinero
3. Títulos valores
(10) MIRANDA, Juan S., “La excepción de inhabilidad de título”, Actualidad Jurídica de
Córdoba -General- 143, p. 941.
238 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(11) VIVANTE, Cesare, Trattato di ditrito comerciali, Vallardi, Milán, 1904, t. III, p. 154.
(12) “... El creador del título incorpora al documento una declaración de voluntad,
incondicionada e irrevocable, de carácter constitutivo y con un alcance patrimonial, mediante
la cual se coloca en una posición de obligado cambiario ante quien resulte portador legitimo
del documento... el documento como ‘cosa’ y el derecho como ‘bien’ son conceptualmente
distintos pero representan un instituto jurídico unitario...” (ESCUTI, Ignacio A., Títulos de
crédito. Letra de cambio, pagaré y cheque, 8ª ed., 1ª reimp., Astrea, Bs. As., 2005, p. 7).
Derecho Bancario 239
D. Responsabilidades
2. Responsabilidad civil
(24) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, t. II, Contratos bancarios,
edición del autor, Bs. As., 2005, p. 131 y ss..
246 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
carácter profesional de su actividad, hace aplicable los arts. 902 y 909 C.C.,
por cuanto impone deberes de diligencia.
También tienen fecunda aplicabilidad los standards jurídicos de moral, bue-
nas costumbres, buena fe. Rige nítidamente el orden público porque las enti-
dades financieras, en el ejercicio de la intermediación en el crédito, desempe-
ñan una función social que compromete el interés público. Tratándose de per-
sonas jurídicas, se aplican las disposiciones atinentes respecto de su respon-
sabilidad en cuanto a los hechos de sus órganos o sus dependientes.
Si por la actuación del banco se origina un daño a un tercero, en ambos
casos, la responsabilidad del banquero es consecuencia de su actuación pro-
fesional, que le obliga a obrar con prudencia y pleno conocimiento de las co-
sas. Se debe destacar que los distintos regímenes de responsabilidad determi-
nan también diferenciar en cuanto a la extensión del resarcimiento, prescrip-
ción, etc. (remitimos a lo dicho ut supra).
Ahondando en el tema de la responsabilidad civil, podemos dividir su
contenido en cuanto al sujeto dañado, podemos enfocar: daños al cliente y
daños a terceros.
Frente al cliente: asume responsabilidades derivadas de una relación con-
tractual cuando ésta se ha concretado en un acuerdo de voluntad, en cuyo
caso es determinada como cualquier otra persona y también asume una parti-
cular responsabilidad que es consecuencia de la relación de cocontratantes,
aunque no exista pacto expreso, por ejemplo, la derivada de la obligación del
banco de guardar absoluta reserva de las operaciones que realiza el cliente y
de las informaciones que el banco posee sobre él. También existe la posibili-
dad de que las tratativas previas para la realización de un contrato no lleguen
a buen puerto, en este caso, la responsabilidad también será para con un clien-
te, aunque revista el carácter de precontractual (lo cual la engloba en el régi-
men de la extracontractualidad).
Si el banco transgrede obligaciones contractuales, explícitas o implícitas,
será responsable si su accionar ocasiona perjuicios al cliente. En las múltiples
operaciones en que el banco actúa como mandatario del cliente debe cumplir
con sus indicaciones, siendo responsable de la menor desviación y de los per-
juicios que su negligencia o impericia le causen al cliente, “... no es suficiente
pactar cláusulas de irresponsabilidad porque los jueces no podrían ad-
mitir que un mandatario remunerado, profesional, empresarialmente or-
ganizado, pueda desligarse de la responsabilidad de su actuar despreo-
248 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(27) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y... cit., p. 466.
(28) BENELBAZ, Héctor A. - COLL, Osvaldo, ob. cit..
Derecho Bancario 249
(29) BARREIRA DELFINO, Eduardo A., “Cuenta corriente bancaria. Operatoria. Problemáti-
ca. Abusos y responsabilidades”, en obra colectiva Responsabilidad de los bancos... cit. (direc-
tora: María E. Kabas de Martorell), Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2006, p. 286).
(30) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, t. II, Contratos bancarios,
edición del autor, Bs. As., 2005, p. 135.
(31) Al respecto comienza la citada norma: Art. 1º: Establécese que las entidades finan-
cieras locales de capital extranjero y las sucursales de entidades financieras extranjeras
autorizadas por el Banco Central de la República Argentina, deberán poner en conocimiento
del público en general, los supuestos en los que sus casas matrices o grupo accionario
mayoritario de capital extranjero responden por las operaciones bancarias realizadas en la
República Argentina y el alcance de dicha garantía. En el supuesto de no proceder dicha
responsabilidad, las entidades mencionadas deberán obligatoriamente dejar establecido que
sus operaciones bancarias no cuentan con respaldo alguno de sus casas matrices o grupos
accionarios mayoritarios de capital extranjero.
250 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(32) Establece el art. 2º de la ley en cuestión: Las empresas que resulten comprendidas
en los supuestos del artículo anterior, cumplirán con la obligación que el mismo establece
mediante avisos publicitarios que deberán ubicar en cada uno de sus locales, en lugares de
lectura accesible, e incorporar en sus correspondientes páginas web, y en toda publicidad
que realicen, por cualquier medio de comunicación o que entreguen en sus locales, con el
objeto de promover sus servicios.
Derecho Bancario 251
(34) BOLLINI SHAW, C. - BONEO VILLEGAS, E., Manual para operaciones bancarias y finan-
cieras, 4ª ed., Abeledo-Perrot, Bs. As., 1997, p. 208. Citan el caso: “Gulinio, José R. c/ Banco
Español del Río de la Plata S.A.” (CNCom., Sala B, 8/5/1978), en el cual se condena a la entidad
demandada a indemnizar al tenedor de cheques impagos librados por un cliente cuyos datos
habían sido juramentados por personas que desconocían al futuro cliente, uno de los cuales era
dependiente del propio banco (cabe agregar que la circular R.F. 9 del B.C.R.A. exigía que se
contara con el aval de dos sujetos, uno de los cuales al menos, debía ser cliente de la entidad,
sobre la solvencia material y moral del solicitante, debiendo asimismo verificar los datos en los
registros del Central).
Derecho Bancario 253
(35) VILLEGAS, Carlos G., Teoría y práctica del cheque y la cuenta corriente bancaria. Con
las reformas de la ley de competitividad, Villegas Grupo Editor - Vázquez Manzini Editores,
Bs. As., 2001, p. 665.
(36) BARREIRA DELFINO, Eduardo A., “Cuenta corriente bancaria. Operatoria. Problemática.
Abusos y responsabilidades”, en obra colectiva Responsabilidad de los bancos... cit., p. 288.
(37) CNCom., Sala C, 10/7/02, “Bradel, Osvaldo c/ Banco Superville Societé Generle”,
citado por AMADEO, José L., Compendios de jurisprudencia: mala praxis bancaria, Lexis
Nexis, Bs. As., 2006, p. 34.
254 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(38) CNCom., Sala E, 18/2/03, “Prolider S.A. c/ Bank Boston NA”, citado por AMADEO,
José L., ob. cit., p. 34.
Derecho Bancario 255
(39) CÁRDENAS, Héctor H., “Una medida cautelar innovativa en el concurso preventivo. La
reapertura de la cuenta corriente bancaria”, en obra colectiva: Medida innovativa (director:
Jorge W. Peyrano), Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2003, ps. 446 y 447. Este autor llega a
plantear la obligación que tendría el banco a reabrir una cuenta corriente cerrada. Este tema será
analizado en el Capítulo 14.
256 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(40) “... el banco no cumplió acabadamente con los compromisos asumidos, al cerrar
intempestivamente la cuenta corriente, infringiendo las directivas del organismo de contralor,
por lo que debe responder por los daños y perjuicios causados... Debe calificarse la actitud
del banco como arbitraria e intempestiva, si no cumplió con la obligación del previo aviso del
cierre de la cuenta corriente bancaria impuesta por la reglamentación del Banco Central...”
(CNCom., Sala C, 4/4/00, “Barreiro Cárdenas, José L. c/ Citibank”, citado por AMADEO, José
L., ob. cit., p. 30).
(41) “... Es responsable el banco que omitió notificar el cierre de la cuenta corriente, pues
es un deber de carácter general, siendo irrelevante el motivo en virtud del cual procede el
cierre...” (CNCom., Sala E, 19/12/05, “Tecnología Médica S.A. c/ Deutsche Bank Argentina
S.A.”, citado por AMADEO, José L., ob. cit., p. 30).
(42) “... Tanto en la hipótesis de contrato de apertura de crédito en cuenta corriente
bancaria por tiempo indeterminado, cuando en una situación, mantenida por un prolongado
lapso, de reiteradas y constantes autorizaciones para girar en descubierto, el banco abridor de
la cuenta ejerce abusiva y antifuncionalmente su derecho de cancelar el crédito o denegar
futuras autorizaciones cuando no preavisa al cuentacorrentista la modificación de la situación,
o bien no existe causa razonable que justifique esa modificación...” (CNCom., Sala D, 11/12/
1997, “Corporación Lauhtec S.A. c/ Banco Provincia de Buenos Aires”, citado por AMADEO,
José L., ob. cit., p. 31).
Derecho Bancario 257
(43) CNCom., 21/9/07, “Lagorio, José Antonio c/ Banco Galicia y Buenos Aires S.A. s/
ordinario”, www.eldial.com.ar. El tribunal resolvió resarcir solamente el “interés negativo”,
la posibilidad de contratar, que se presumió que el daño se causa al no poder llevar a cabo
operaciones que normalmente se realizan, pero sin que éstas se hayan probado en toda su
extensión.
258 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
dades financieras que tiene por efecto beneficiar al cliente en su relación con
aquella, ordenando el sistema financiero de manera general sin que sea un
sujeto en especial el beneficiado, pero con sanciones administrativas que tien-
den a igualar a las partes.
Tenemos de tal forma una doble órbita de defensa, la directa y la indirecta.
Entrando a la primera de ellas, ya dijimos que se encuentra formada por la
ley 24.240 y demás normas dictadas en su consecuencia (44). La operatoria
bancaria con sus clientes, esto es, los servicios que prestan, se concretan a
través de los contratos específicos que se celebran a diario, de los más comu-
nes a los más sofisticados y novedosos, pero la mayoría pueden encuadrarse
en las normas clásicas del Código Civil, el Código Comercial y otras leyes
especiales. ¿En qué medida, entonces, habrá de admitirse una regulación pa-
ralela o sucesiva de la ley del consumidor sobre estos contratos?; ¿La ley de
defensa del consumidor ha venido a modificar la regulación de los clásicos
contratos bancarios? Debe responderse negativamente. No puede admitirse,
porque sería un despropósito, que las normas de la L.D.C., que son normas de
contenido general o principistas, tuitivas del consumidor, a quien considera
como la parte débil del contrato, hayan de sustituir a la normativa concreta,
específica, de la cuenta corriente bancaria; o la regulación también detallada
del crédito destinado, por ejemplo, a la adquisición de la vivienda.
Nada de eso, pues no es tal el propósito de la ley protectora del consumi-
dor. Simplemente porque esta ley busca “defender al débil”, tratando de equi-
parar “potencialidades” en la negociación de los respectivos intereses. Pero
(44) AITA TAGLE, Fernando - CIMA, Federico - BASALDÚA, Julián, La ley de defensa del
consumidor y su aplicación a bancos y aseguradoras como proveedoras de servicios,
www.actualidadjuridica.com.ar, citan razones por las cuales no sería aplicable esta normati-
va específica a tales entidades: “... La ley 24.240 no resulta aplicable a estas actividades
toda vez que se hallan controladas por las directivas del B.C.R.A., la SSN, etc., organismos
que además poseen poder sancionatorio ante el incumplimiento de las normas dictadas en la
materia, conforme lo prescripto por sus regulaciones especiales... La autoridad de aplica-
ción carece de competencia porque en la 24.240 se regulan actividades de naturaleza distin-
ta a las que prestan estas entidades. En el art. 19 de la ley 24.240 no se tipifica infracción
alguna, sino que tan sólo se reitera el concepto contenido en el art. 1197 C.C., referente a
que las convenciones de los contratos eran la ley para las partes y que en ningún artículo de
la ley se indica que ante el incumplimiento de un contrato corresponde aplicar las sanciones
contempladas en la norma citada...”.
Derecho Bancario 259
nada más, y con esto basta para terminar con el desequilibrio y el abuso, lo
que es el leit motiv de la norma. Busca “acortar” las distancias entre los
contratantes, haciéndose cargo de que una es una parte débil y otra fuerte en
la convención, esta desmesura está dada por (45):
- Debilidad jurídica, pues desconoce con precisión el orden legal al que se
debe someter.
- Debilidad económica, máxime si se trata de un sujeto que posee escasa
capacidad económica, motivo por el cual ante la necesidad de adquirir bienes
o servicios, requiere o solicita un préstamo; está necesitado de adquirir distin-
tos bienes o servicios para garantizar su vida en condiciones de dignidad.
- Debilidad técnica, ya que el especialista en la materia es el proveedor.
- Debilidad probatoria, pues es el proveedor quien, usualmente, posee los
instrumentos que acreditan el estado de ejecución de la contratación.
- Debilidad operativa, ya que es el proveedor quien articula las bases y los
mecanismos de la contratación. Por ejemplo, es el proveedor quien dispone el
lugar y hora de atención, quien (sin perjuicio de la intervención estatal que
pueda existir) elabora el contrato, quien usualmente fija el precio. Es decir, es
el proveedor quien establece y, por ende, conoce todas las condiciones de la
contratación.
- Debilidad infraestructural, ya que el usuario carece, habitualmente, de
tiempo, y de recursos humanos, espaciales y físicos que le permitan articular
reclamos y quejas contra el proveedor.
2. Elementos y efectos
(45) LOWENROSEN, Flavio I., Breve análisis de la protección al usuario, frente a la usura,
www.eldial.com.ar
260 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
pero que han cobrado mayor vuelo y desarrollo en las últimas décadas del
siglo pasado, y aparecen plasmados de manera expresa en la ley del consumi-
dor. Adelantamos desde ya que entre los principios fundamentales de la ley
24.240, aplicables a los contratos de consumo, está el de buena fe, básico, sin
duda, pero que mucho antes de que se dictara esta ley especial ya había sido
recibido en el art. 1198 C.C.. También el deber de información (que es ade-
más obligación constitucional con la incorporación del art. 42 por la reforma
de 1994), en la etapa precontractual como en la de cumplimiento del contrato;
y la proscripción absoluta de cláusulas abusivas que desnaturalicen las obliga-
ciones o sólo limiten las responsabilidades de las partes predisponentes, en
este caso, la entidad financiera. Pero repetimos que todo esto es aplicación
del principio de buena fe.
Mas de otro lado, ponderando que la ley del consumidor es de orden público,
es aconsejable que los bancos cuiden que en la contratación, aun vaciada en sus
moldes clásicos, se observen aquellos grandes principios de la ley tuitiva del
consumo. En definitiva, que en los contratos se atienda el principio de “buena fe
probidad” en todas las etapas del contrato, lo que ha de redundar, además, en el
aumento del prestigio y la confianza que gane la entidad financiera.
La ley de defensa del consumidor es aplicable a las operaciones activas
destinadas a consumo y a las operaciones pasivas.
Respecto de las activas, dos campos son los regulados por la ley de usua-
rios y consumidores:
- Regulación de los contratos de adhesión y las cláusulas de contenido
predispuesto (arts. 37 y 38 ley 24.240).
- Regulación de las operaciones de venta de créditos (art. 36 ley 24.240).
(46) WAJNTRAUB, Javier H., “Aplicación del régimen de defensa del consumidor a la contra-
tación bancaria. Acciones colectivas y legitimación”, en obra colectiva: Responsabilidad de los
bancos... cit., ps. 204 y 205.
262 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
cumplimiento parcial de la medida de prueba anticipada ordenada en fs. 92/3, que las primas
que una de las aseguradoras codemandadas cobra a los clientes de la entidad financiera en
concepto de seguro de vida sobre saldo deudor de los préstamos que aquél concede, no guardan
proporción con otras vigentes en plaza… ordénase al Banco Itaú Buen Ayre S.A. que se
abstenga de cobrar a sus clientes personas físicas tomadores de créditos, cargos en concepto de
seguros colectivos de vida de deudores que excedan los 60 centavos cada mil pesos de saldo
deudor, cuando el seguro cubra muerte e invalidez total y permanente, y los 30 centavos cada
mil pesos de deuda, en caso que la cobertura se extienda solamente al riesgo de muerte...”
(Juzgado Comercial de Primera Instancia Comercial Nº 13 -Secretaría 25º-, 12/12/07, “ADECUA
c/ Banco Itau Buen Ayre SA y otros s/ ordinario”), inédito. En este caso se resuelve un punto
muy en boga, es que en muchos casos estos pocos centavos se ven multiplicado por millones
de clientes, lo que a más de inflar el total del costo del servicio a pagar, crea una ganancia
desmedida para la entidad financiera.
Derecho Bancario 265
des, fijan que serán los tribunales de allí los que contarán con jurisdicción para
resolver el conflicto (49).
Esta cláusula, al igual que las demás de este tipo, en las cuales aparece
como desproporcionada la posición final del proveedor, será nula o mejor di-
cho “inexistente” (50), por lo tanto, inconfirmable e insubsanable; pero esto no
hace caer el esquema contractual, sino que por el contrario, éste seguirá vigen-
te, debiendo integrarse él con las otras cláusulas, la ley, los usos y costumbres.
Pero hay todavía un tema referido a estas cláusulas predispuestas que no
podemos dejar de analizar. Como es sabido, el logro de los contratos por adhe-
sión es haber facilitado las técnicas de contratación en masa; pero esta pasi-
vidad en la contratación trajo aparejado un nuevo tipo de abuso. Nos referi-
mos a aquel abuso que insignificante con relación a cada cliente en particular,
al multiplicarse por miles, acarrea ganancias desmedidas al profesional. En
estos casos suele devenir antieconómico para un particular iniciar una acción
de reclamo que económicamente es de pocos centavos; surgen de tal manera
las acciones colectivas. Reconocidas en el art. 43 segundo párrafo C.N. (refor-
ma 1994), este poder jurídico se concede para la protección de “derechos
difusos” (51), legitimándose, a tal efecto, al afectado, al defensor del pueblo y a
las asociaciones que tengan por objetivo la protección de usuarios y consumi-
dores (para el tema que nos interesa). Esto que ya había sido recogido por el
art. 52 de la ley 24.240, adquirió de tal manera jerarquía constitucional. La
reglamentación de este art. 42, específicamente en lo que hace a las acciones
colectivas, nunca ha sido llevada a cabo, por este motivo, la jurisprudencia se
ha ido encargando de perfilarla. Así la C.S.J.N., en su función de máximo
órgano jurisdiccional del país ha tenido la posibilidad de pronunciarse en diver-
(49) CNCom., Sala E, 10/9/07, “Banco Piano S.A. s/ diligencia preliminar (inhibitoria)”,
inédito.
(50) ALTERINI, Atilio A., Contratos, Abeledo-Perrot, Bs. As., 1998.
(51) “... son ‘derechos subjetivos’ de pertenencia indeterminada, porque el derecho no es
tal sin sujetos que lo titularicen de modo que, inexorablemente, ha de ser subjetivo o no será
derecho, y se caracteriza por existir un cotitularidad de los sujetos en cuanto a un uso o goce
de los bienes objeto de la tutela. Hay una indeterminación relativa o absoluta de los titulares
respectivos que no impide la vigencia de tal categoría; aunque los derechos sí son identificables,
ciertos, concretos y determinados...” (GÓMEZ, Claudio Daniel, Constitución de la Nación Ar-
gentina. Comentada. Anotada. Concordada, Mediterránea, Cba., 2007, ps. 433 y 434).
266 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(55) “... la distinción y limitación a determinados derechos no surge del art. 43 de la C.N.,
ya que la norma de base se refiere a ‘derechos de incidencia colectiva en general’, fórmula
amplia que no admite reducciones, por lo que la denegación de legitimación de las asociaciones
que pretenden proteger tales derechos, sean patrimoniales o extrapatrimoniales compartidos
con otros grupos -afectados o no-, cuando ello es el objeto de su funcionamiento, trasunta una
denegación de justicia...” (GÓMEZ, Claudio D., ob. cit., ps. 433 y 434).
(56) ZAVALA DE GONZÁLEZ, Matilde, ob. cit., ps. 329 a 338.
(57) BERSTEN, Horacio L., “Un precedente señero en materia bancaria (acerca del fallo
“Dirección General de Defensa del Consumidor G.C.B.A. c/ Banca Nazionale del Lavoro S.A
s/ sumarísimo”)”, www.eldial.com.ar.
Derecho Bancario 269
(58) “… Si bien es cierto que el art. 52 -segundo párrafo, parte final- de la ley 24.240 prevé
la intervención obligatoria del Ministerio Público como fiscal de la ley cuando los intereses de
los consumidores o usuarios resulten afectados, la señora fiscal general ante esta Cámara
reiteradamente ha solicitado a este Tribunal -‘a los efectos de evitar una innecesaria sobrecarga
de trabajo que afecte su funcionamiento’- que sólo se le confiera vista en los casos en que se
trate de acciones colectivas (v. en ese sentido, la vista conferida y el dictamen 116.551, del
19/7/07 vertido en los autos: ‘Traverso, María del Carmen c/ Banco de la Ciudad de Buenos
Aires s/ Ordinario’). Fue por ese motivo, y dado que el presente es un juicio ejecutivo, que no
se ordenó correr vista al Ministerio Público. Por lo demás, es requisito básico para que proceda
la declaración de nulidad expresar el perjuicio sufrido del que derivare el interés en obtener la
declaración (CPr.: 172). Ese recaudo de procedencia no fue satisfecho en el caso. Consecuente-
mente, la solución no puede ser otra que el rechazo del planteo de nulidad...” (CNCom.,
29/8/07, “Banco Francés S.A. c/ Cañete, Alejandro Osvaldo s/ ejecutivo”), www.eldial.com.ar.
(59) “... Por lo dispuesto en el art. 52, segundo párrafo, de la ley 24.240 que literalmente
reza: ‘El Ministerio Público, cuando no intervenga como parte, actuará obligatoriamente
como fiscal de la ley’, el Ministerio Público Fiscal resulta parte obligada y debe necesaria-
mente dársele intervención en esta clase de procesos... Adviértase que la intervención del
Ministerio Fiscal cuando se encuentra vinculada esta categoría de derechos de incidencia
colectiva -denominados ‘de tercera generación’- es la constante, desde que así lo contempla
actualmente -en el orden nacional- la nueva ley de Ministerio Público (ley N° 24.946) que en
su art. 41, inc. a) establece la intervención del órgano en todas las causas en que el interés
público lo requiera de acuerdo al art. 120 de la Constitución Nacional; en particular para
prevenir o evitar daños en el patrimonio social, la salud, el medio ambiente y el consumidor
y así surge de la interpretación armónica de lo normado en los arts. 120 y 42 de la Constitu-
ción Nacional... El Ministerio Público no interviene en nombre propio ejerciendo la acción
de otro, sino que su participación en el litigio de consumo lo es en virtud del ejercicio de una
270 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
legitimación que le es propia y que tiene un fin distinto al perseguido por el consumidor o
usuario. La intervención obligada del Ministerio Público no es a los fines que represente al
particular damnificado en la relación de consumo, ni que actúe en el nombre de una asocia-
ción de consumidores, sino que interviene por un interés actual, colectivo y relevante, en
defensa del orden público y de la ley, resguardando la regularidad del proceso en el que se
encuentra en juego un derecho de incidencia colectiva y garantizando la fiel observancia de
los derechos expresamente consagrados en la propia Constitución Nacional...” (T.S.J. Cba.,
Sala Civil y Comercial, 27/7/03, “Jiménez, Tomás c/ Citibank N.A. y otra - Ordinario -
Recurso directo”, Actualidad Jurídica de Córdoba -General- 5740).
Derecho Bancario 271
El B.C.R.A. ha sido señalado, en el último párrafo del art. 36, como el que
deberá adoptar las medidas conducentes para que las entidades sometidas a
su jurisdicción cumplan en las operaciones de crédito a consumo, con lo indi-
cado por la ley 24.240. Entre las normas que dictó tal cuerpo, encontramos:
- Comunicación “A” 2147: Publicidad de tasas de interés de operaciones
activas.
- Comunicación “A” 2689: Modalidades de aplicación de intereses y publi-
cidad de las tasas.
- Comunicación “A” 3052: Tasas de interés en las operaciones de crédito.
Texto ordenado.
- Comunicación “A” 2439: Comisiones y gastos por la apertura y funcio-
namiento de cuentas corrientes.
- Comunicación “A” 2434: Débitos automáticos. Reversión de operaciones.
- Comunicación “A” 2470: Débitos automáticos. Reversión de operaciones.
- Comunicación “A” 2508: Débitos automáticos. Reversión de operacio-
nes. Normas complementarias. Texto actualizado.
Sanciones administrativas
La ley 24.240 ha establecido en su art. 37 una serie de sanciones por
infracciones a la normativa de defensa del usuario y consumidores, las que se
podrán aplicar independientemente o conjuntamente según el caso de acuerdo
al sistema de aplicación y graduación determinado por el art. 49 de la misma
norma legal. Una discusión planteada es si la referencia que realiza el art. 36
in fine, implica también que será el Banco Central quien aplique sanciones
por violación a la propia ley 24.240; al respecto se debe recordar que el art. 5º
272 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
de la ley 21.526 dice: “La intervención de cualquier otra autoridad queda limi-
tada a los aspectos que no tengan relación con las disposiciones de la presente
ley”, permitiendo, de tal manera, la intervención de otras autoridades, pero
poniendo un coto a este actuar, de tal manera que no se afecte el sistema
financiero; en tal sentido compartimos lo dicho por publicistas de reconocida
trayectoria cuando dicen: “... Está claro que la violación de las disposicio-
nes de la ley 24.240, inclusive por parte de las entidades financieras,
sólo puede ser sancionada por la autoridad de aplicación de dicho cuer-
po legal, sin prejuicio, claro está, de las sanciones que pudieran caberle
a los bancos por desconocer las órdenes de la autoridad de contralor
específica..” (60), decimos esto por cuanto lo que hace la mentada ley de
defensa, es fijar principios básicos de la contratación con las entidades, sin
que se refieran a su estructura, previsiones, etc., en cuyo caso sí debería
actuar el B.C.R.A.; esta posibilidad de actuación del Central como ente de
control de un proveedor de servicios ha llevado a plantear la posibilidad de que
sea responsabilizado como “miembro de la cadena de producción”, al decir
que “... tanto el Estado como las entidades financieras serían solidaria-
mente responsables por la reparación de este especial daño, conforme
lo establecido por la ley de defensa del consumidor Nº 24.240, reforma-
do por ley Nº 24.999, en cuanto establece la responsabilidad objetiva y
solidaria de todos los integrantes de la cadena de fabricación y
comercialización de bienes y servicios...” (61). Esta imputación a secas nos
parece apresurada y desmedida; sería un absurdo que se aplicara un grado de
responsabilidad al Central por el hecho de ser designado como autoridad (com-
plementaria) de aplicación de la L.D.C.; de todo lo que expresa la autora citada,
no surge una razón lo suficientemente fuerte como para hacer extensivo a esta
entidad una responsabilidad que no tienen otras autoridades de contralor.
Esto no quiere decir que la autoridad de contralor deba tener una actitud
displicente en su accionar, muy por el contrario, su proceder debe ajustarse a
un estricto control y sobre todo deben preverse fuertes sanciones para quienes
violenten los principios básicos del derecho del consumo y la competencia.
(60) WAJNTRAUB, Javier H., “Aplicación del régimen de defensa del consumidor a la contra-
tación bancaria. Acciones colectivas y legitimación”, en obra colectiva: Responsabilidad de los
bancos... cit., p. 191.
(61) WEINGARTEN, Cecilia, “La confiabilidad y la clientela bancaria”, en obra colectiva
Responsabilidad del Banco Central por la actividad financiera” (director: Carlos A. Ghersi),
La Ley, Bs. As., 1999, ps. 65 y 66.
Derecho Bancario 273
En esta parte del capítulo haremos una breve introducción a temas que
serán tratados con mayor profundidad en el Capítulo 12 donde remitimos para
un estudio profundizado. Lo que sí trataremos aquí, será lo referido a la banca
electrónica, en cierta razón por la cercanía que encontramos con las regula-
ciones sobre el consumidor financiero.
Transferencia bancaria
Clearing
La banca electrónica
(62) El B.C.R.A. ha definido a la banca electrónica como “... la entrega de los productos
y servicios de las entidades financieras, a través de medios electrónicos, a los usuarios
internos o externos (clientes) de la entidad... se involucra a las tradicionales sucursales de las
entidades financieras -donde la explotación de los servicios electrónicos está destinada a
usuarios internos de las mismas- y a los accesos de clientes a los productos y servicios por
medio de dispositivos electrónicos de acceso directo, tales como: cajeros automáticos (ATM);
dispositivos de auto-consulta; computadores personales en lo tradicionalmente denominado
‘home banking’, aunque en la actualidad los accesos pueden realizarse por computadores
personales conectados a la Internet, desde cualquier emplazamiento, no solo desde el hogar
del cliente; asistentes digitales personales (PDA); dispositivos móviles de comunicación con
capacidad de navegación por Internet (teléfonos celulares, dispositivos móviles con capaci-
dad de conexión a Internet, otros); banca telefónica por dispositivos de tonos, y toda otra
tecnología presente o futura que sea de aplicación para que el usuario externo (cliente) acceda
Derecho Bancario 275
a los servicios ofrecidos por las entidades financieras” (definición dada en la Sección 6ª de la
Circular “A” 4609).
(63) Nota periodística publicada en Clarín el 11/4/06, Crece el uso de la banca on line en
Argentina.
(64) RICARDO, Alejandro R., Banca electrónica, www.cpacf.org.ar/verde/vAA_Doct/
archDoctri/Cicardo.htm.
276 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
opera una carta de crédito, una garantía de una línea de corresponsal con el
exterior o cualquier otra operación no sólo lo hace en soporte papel sino que,
desde hace ya 25 años, lo hace con estos códigos SWIFT.
En nuestro país el uso de los cajeros automáticos (65) como primera mani-
festación de la banca on line data de la década del ochenta, aunque fue a
mediados de ésta cuando toma un verdadero impulso a reunir a distintos gru-
pos de bancos mediante las redes “Banelco” y “Multibanco”.
Pero no todas son rosas en este nuevo sistema; en verdad hay una serie
de problemas, tanto técnicos como jurídicos que dificultan la situación. Dentro
de esos últimos, se ve una gran cantidad de lagunas jurídicas, hechos no con-
templados por una legislación que no tuvo el tiempo necesario para adecuarse
a la realidad. Esto no quiere decir que estemos naufragando en un mar de
inseguridad jurídica, sino que muchas de las soluciones dadas, surgen de la
jurisprudencia mediante la aplicación de los principios generales del derecho
aplicado a las nuevas tecnologías. Hace ya un tiempo en Buenos Aires una
clienta quiso hacer un depósito en un cajero automático. Al efecto colocó
$ 600 en un sobre y, siguiendo las instrucciones de la pantalla, una vez introdu-
cido el sobre en la ranura, retiró el ticket que indicaba que el depósito se había
efectuado con éxito. Cuando tiempo después controló la información de su
cuenta se percató de que tenía acreditado sólo $ 60 lo que motivó su reclamo
a la entidad financiera depositaria. Esta negó el pedido del depositante, por
entender que el error era de parte de ésta y no de la institución bancaria. Ello
derivó en una acción judicial que finalizó con la condena al banco (66).
En un caso similar, un señor concurrió a un cajero a retirar dinero. Luego
de ingresar su clave y corroborar la existencia de fondos decidió extraer
$ 390, pero al ingresar los datos necesarios para realizar la operación, el caje-
(65) También llamados “Contrato de cajero permanente” (VILLEGAS, Carlos G., Compen-
dio jurídico, técnico y... t. I, p. 720 y ss.) .Dice además: “Se trata de un contrato complemen-
tario del servicio de caja que se deriva del contrato de cuenta corriente bancaria, y por ello
requiere como condición especial la preexistencia de este contrato”. Consideramos que esta no
es una relación necesaria ya que puede funcionar también mediante una caja de ahorro o cuentas
de pago de salarios, aunque sí será lo más normal que aparezca unido a una cuenta corriente
como pacto accesorio.
(66) Citado por GRANERO, Horacio R., “Los bancos, la Comunicación BCRA 4609/2006
y la doctrina de la carga dinámica de las pruebas”, www.eldial.com.ar.
Derecho Bancario 277
(69) A su vez, la Comunicación “A” 3390 sobre medidas de seguridad mínimas de las
entidades financieras establece que los cajeros deberán contar con cámaras de seguridad que
registren los sucesos que ocurran alrededor de él, y dichas grabaciones deberán mantenerse por
no menos de 60 días corridos. En caso del eventual registro de un siniestro, el soporte con esa
información, deberá desafectarse de la grabación continua y resguardarse por separado por un
período de 365 días, como mínimo, en condiciones de entregar una copia a la Justicia cuando
sea requerido. Este caso es diferente al regulado por la normativa “A” 4609 ya que aquí lo que
se registra son hechos, mientras que en aquella se refiere a las operaciones que registre el cajero.
Derecho Bancario 279
Toda esta regulación tiene por fin último el brindar seguridad en el uso de
las nuevas tecnologías, intentando generar confianza en ellas, para estimular
su utilización; pero a su vez se pone en cabeza de las entidades la obligación
de registrar toda acción que se realice, colocándola en una posición de mayor
facilidad para probar la existencia y cuantía de las transacciones lo que lleva
a que “... la entidad financiera, como prestadora de servicios... y por los
medios tecnológicos con los que cuenta... produce la inversión de la
carga de la prueba por aplicación de la doctrina de las cargas dinámi-
cas probatorias” (70), es decir que no basta una negativa genérica de la ope-
ración o reclamo del cliente, sino que será la entidad quien deberá acreditar lo
que realmente ocurrió, y de no hacerlo se verá perjudicada en sus derechos,
creándose cuanto menos una fuerte presunción en su contra (71).
Firma digital
Rosario, “Slepoy, Víctor Gabriel c/ Nuevo Banco Bisel S.A. y/u otro s/ Daños y perjuicios”).
Ambos fallos citados en la resolución de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad Autónoma de
Buenos Aires (1762/07), www.defensoria.org.ar/institucional/resoluciones/r1762-07.doc.
(72) LANDRIEL, Daniela, “La firma digital”, en Bancos y Empresas, año 2, Nº 3 (director:
Eduardo A. Barreira Delfino), Ediciones Jurídicas Cuyo, Mendoza, 2005, p. 193.
(73) En un curioso caso del fuero laboral, se tuvo que decidir sobre si la renuncia cursada
por mail, sin la existencia de una firma digital propiamente dicha podía surtir efectos legales. El
tribunal dijo: “... Un e-mail sin firma digital no posee eficacia alguna de acuerdo al art. 1012
C.C. por lo que no se debe confundir con una renuncia, máxime si no está dirigido a la
empresa como tal... Si bien la voluntad del actor expresada por mail, es clarísima en cuanto a
su deseo de no pertenecer más a la empresa, el medio empleado carece de eficacia para
producir la desvinculación, pues la ley establece formalidades especiales de las cuales no es
posible apartarse porque son de orden público y porque su sanción, en dicho caso, sería la
nulidad... Lo que está en juego es la posibilidad de que el actor se arrepienta, y puede hacerlo
en cualquier momento pues su acto (envío de e-mail) carece de la virtualidad jurídica que le
asignó la empleadora...” (CNTrab., Sala VI, 23/2/04, “Huberman, Fernando Pablo c/ Indus-
trias Audiovisuales Argentinas S.A. s/ despido”), www.actualidadjuridica.com.ar, 7552.
282 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
dados los grandes riesgos que suponen, por ejemplo, las operaciones realiza-
das vía Internet, “... no queda duda pues que las entidades financieras
tienen un interés altamente sensible en la digitalización de firmas: por
una necesidad de identificación de sus clientes; por la necesidad de
homogeneizar los sistemas de identificación con el resto del sistema
financiero; por la comodidad que ello supone para la comprobación
de la validez del certificado al hacer la operación; por la seguridad
implícita en el hecho de que el propio sistema digitalice y genere los
anticuerpos necesarios para los virus que puedan ingresarse con las
firmas digitales; por la enorme gama de operaciones que, en el presen-
te y un futuro muy próximo, deberán efectuarse tomando como soporte
a la firma digital, etc...” (74).
Las entidades financieras poseen gran interés en la digitalización de las
firmas, atendiendo a:
- identificar sus clientes;
- homogeneizar los sistemas de identificación con el resto del sistema fi-
nanciero;
- facilitar la comprobación de la validez de un certificado al realizar una
operación;
- la creciente gama de operaciones digitalizables.
El B.C.R.A. deberá establecer los requisitos para que las entidades pue-
dan desarrollar esta actividad de forma masiva. Conforme con la Comunica-
ción “A” 3086 2.2.3 y 2.210 B.C.R.A., los bancos autorizados podrán ser
autoridades certificantes licenciadas, según comunicación del B.C.R.A., si
reúnen los requisitos estipulados por la ley, lo que les permitiría:
- Emisión de un certificado de clave pública cuando el cliente concurre al
banco para ahorrar trámites posteriores.
- Seguridad que tal emisión da al banco y a todo el sistema bancario.
A su vez, el B.C.R.A. puede determinar los siguientes sistemas:
- Sistema cerrado: Los bancos no pueden operar con clientes en el ámbi-
to de la banca electrónica en las operaciones que requieran firma digital, salvo
(74) SALEME MURAD, Marcelo A., El dinero. Firma digital. Banca electrónica. Infraestruc-
tura bancaria de firma digital, www.eldial.com.ar.
284 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
realidad una secuencia muy larga de números, es designada como clave pri-
vada, o sea, la que en el futuro se empleará para firmar los mensajes, por ello
su almacenamiento requiere máxima seguridad debido a que no debe ser co-
nocida ni utilizada por nadie, excepto por su titular (quien la generó). En con-
secuencia, la clave privada se encripta y protege mediante una contraseña y
se la guarda en un disco, diskette o, idealmente, en una tarjeta inteligente.
La clave pública, en cambio, debe ser conocida por todos, por tal motivo
es enviada a una autoridad certificante (que actúa como tercera parte
confiable), quien la incluye en un certificado digital.
¿Qué es un certificado? Los certificados son documentos digitales que
dan fe de la vinculación entre una clave pública y un individuo o entidad (este
certificado a su ves aparece firmado por el titular de la clave y la autoridad
certificadora). Permiten verificar que una clave pública específica pertenece,
efectivamente, a un individuo determinado. Los certificados ayudan a preve-
nir que alguien utilice una clave para hacerse pasar por otra persona. En
algunos casos, puede ser necesario crear una cadena de certificados, cada
uno certificando el previo, para que las partes involucradas confíen en la iden-
tidad en cuestión.
¿Qué contiene un certificado? En su forma más simple, los certificados
contienen una clave pública y un nombre. Habitualmente, un certificado tam-
bién contiene una fecha de expiración, el nombre de la autoridad certificante
que emitió ese certificado, un número de serie y alguna otra información. Pero
lo más importante es que el certificado propiamente dicho está firmado
digitalmente por el emisor del certificado.
Jurisprudencia
CAPITULO 11
Depósitos. Régimen
A. Antecedentes
1. Concepto
(1) ROMERO, José I., “La naturaleza jurídica de los depósitos bancarios”, J.A., 1995-III-816.
292 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(2) BOLLINI SHAW, Carlos - BONEO VILLEGAS, Eduardo J., Manual para operaciones banca-
rias y financieras, 4ª ed., Abeledo-Perrot, Bs. As., 1997, p. 267.
(3) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y práctico de la actividad bancaria,
2ª reimp., Depalma, Bs. As., 1989, t. I, p. 476.
(4) “Sólo se considerará comercial, el depósito que se hace con un comerciante o por
cuenta de un comerciante y que tiene por objeto o que nace de un acto de comercio”.
Derecho Bancario 293
2. Evolución
(5) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, t. II, Contratos bancarios,
edición del autor, Bs. As., 2005, p. 140.
294 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
3. Naturaleza jurídica
(9) Ver al respecto: LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de los contratos, Parte especial
(3), Zavalía, Bs. As., 2003, t. IV, ps. 384 a 394.
(10) FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. (director), Código de Comercio Comentado, Errepar,
Bs., As., 2000, p. 588, al comentar el artículo dice: “... En el régimen civil es la esencia del
depósito su gratuidad (art. 2182) pues de pactarse una remuneración en el contrato es de
locación de servicios y no de depósito. El régimen comercial sigue el criterio opuesto: no sólo
se permite que se estipule una retribución, sino que, a falta de estipulación expresa, concede el
derecho a exigirla...”.
(11) “... Cuando el depositante está obligado a respetar un plazo, la doble disponibilidad
que caracterizaba al depósito... se reduce entonces a una disponibilidad unilateral a favor del
Banco... cabe preguntarse qué es lo que queda en realidad del contrato de depósito. Esta es la
razón que ha llevado a un sector de la doctrina a calificar como préstamos a los depósitos a
plazo...” (GARRIGUES, Joaquín, Contratos bancarios, 2ª ed., Madrid, 1975, ps. 376 y 377).
Aunque este autor termina concluyendo que “... como... la intención de los contratantes no es
la de conceder ni recibir un préstamo, tendremos que llegar a la conclusión... que estamos en
296 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
to de plazo fijo, el Dr. Romero (para quien también nos encontramos ante un
mutuo) agrega otra razón al decir que “... el legislador ha hecho interpre-
tación auténtica del tema en la ley 20.663, relativa a los certificados
de depósito a plazo fijo, de la que surge claramente que el legislador
ha considerado estos llamados depósitos como indudables supuestos
de mutuo sin dudar un instante que se trata de préstamos efectuados
por el cliente al banco, con el interés de percibir por ellos una remune-
ración al tiempo que buscando tener la mayor disponibilidad posible;
así se echa de ver el contenido mínimo que deben tener estos documen-
tos, del hecho de que exija que se indiquen los intereses a par por
quien recibe los fondos y se obliga (mutuario, banco) y demás datos de
la operación; también resulta y muy especialmente de la remisión al
régimen de la letra de cambio, vale y paré, que hace en el art. 4º, un
régimen francamente incompatible con el contrato de depósito; que de
habérselos considerado a estos contratos como supuestos de depósito
propiamente dicho, la remisión no debería haberse hecho a estos pre-
ceptos, propios de las obligaciones de dinero y del mutuo, sino a las
reglas pertinentes. Si esta línea de pensamiento, acorde con la reali-
dad, no fuere admitida, tendríamos que decir que todos los depósitos a
plazo fijo son nulos, porque son actos jurídicos contrarios a la ley,
porque al ser depósitos no son gratuitos y porque siendo depósitos, se
remuneran inversamente, etc., lo cual es un disparate…” (12). Conclui-
mos entonces que el contrato de plazo fijo es un verdadero mutuo, aunque
por una cuestión de costumbre se lo siga denominando como depósito (13).
A continuación veremos la situación de los depósitos a la vista. Dentro de
éstos tenemos dos modalidades: la cuenta corriente bancaria y la caja de aho-
rro. Trataremos ambos contratos a la vez dejando esclarecido que las teorías
que se han desarrollado se han referido a la cuenta corriente bancaria, pero
son plenamente aplicables al contrato de caja de ahorro (14).
Respecto de este tema, en sus primeros tiempos, los depósitos irregulares
de dinero no transmitían la propiedad, sino sólo la posibilidad de su uso y goce,
quedando fuera de la posibilidad del depositario, el disponer jurídicamente de
lo entregado (15), ya que debía devolverlo ante el requerimiento del depositante,
y en caso de que no lo hiciera cometía el delito de “hurto”.
No fue sino hasta principios del s. XIII cuando se comienza a pensar en la
posibilidad de reservas que no fueran del 100% de lo depositado, surge de tal
manera el encaje fraccionado, es decir, el depositante ya no tenía en su poder,
la capacidad de devolver lo depositado, a todos los depositantes en el momen-
to en que le fuera requerido, a decir de Garrigues: “... los depósitos de dinero
a la vista que practican los bancos se separan tanto de los rasgos clási-
cos del depósito, incluso del depósito irregular, que vienen a constituir
realmente una figura jurídica sustantiva basada en una relación típica-
mente fiduciaria...” (16). Con estas palabras vemos ya un alejamiento de la
figura jurídica del depósito para acercarnos al “negocio fiduciario”. Esta teo-
ría más tarde será recogida por el Dr. Villegas (17), y rechazada por el Dr.
la ‘custodia’...”. Creemos errada esta concepción que distingue las finalidades de inversores
institucionales e inversores particulares, en ambos casos, la esencia del negocio es la misma, y
no puede pasarse por alto la real existencia de numeroso casos donde el llamado “plazo fijo” es
tomado como una inversión por los simples clientes, es más, una de las variantes más analizadas
a la hora de contratar con tal o cual banco, es la tasa de interés que se nos abonará, lo que implica
la ganancia que la operación dejará. Por este motivo es que rechazamos tan artificial diferencia-
ción y sostenemos que en todos estos casos nos encontramos ante un verdadero mutuo.
(14) El Dr. Romero pone de relieve al final de su análisis sobre la naturaleza jurídica de los
depósitos a la vista que “... Esta situación planteada en los párrafos precedentes es especial
para la cuenta corriente bancaria, es idéntica con los demás depósitos a la vista, normalmente
instrumentados a través de los servicios de cajas de ahorro, que tienen con la cuenta corriente
bancaria una diferencia que jurídicamente es apenas apreciable, ya que tienen similar sistema
de movimiento...” (ROMERO, José I., ob. cit.).
(15) LÓPEZ de ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de los contratos, t. V, Parte Especial (4),
Zavalía, Bs. As., 2003, ps. 435 y 436, donde dice que “... para que haya depósito irregular
basta con que la cosa haya sido mentada como incierta en la restitución...”.
(16) GARRIGUES, Joaquín, ob. cit., p. 363.
(17) VILLEGAS, Carlos G., Teoría y práctica del cheque y la cuenta corriente bancaria. Con
las reformas de la ley de competitividad, Villegas Grupo Editor - Vázquez Manzini Editores,
298 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Romero (18). Rechazamos la idea del negocio fiduciario por más atractiva que
parezca. Hacemos nuestros los argumentos del maestro cordobés, y además
agregamos que en la cuenta corriente bancaria el dinero depositado pasa a
formar parte del patrimonio propio de la entidad y no se conforma un patrimo-
nio separado, sino que los acreedores del banco podrán atacar estos fondos
por deudas ajenas a la propia cuenta. Otro tema es el de los frutos que da la
cosa dada en fiducia. En el sistema romanista recogido por Vélez pertenecían
al fiduciario, mientras que en la ley 24.441 éstos pasan a formar parte del patri-
monio del fideicomiso, sin mezclarse con el del fiduciario y, por lo tanto, pertene-
cen a quien finalmente fuese el beneficiario/fideicomisario del contrato (19), en el
Bs. As., 2001, ps. 31 y 32 concluyendo su exposición en los siguientes términos: “... El
fideicomiso es un negocio fiduciario, porque en esta institución existen las dos relaciones que
integran a este tipo de negocios. La relación real que se establece mediante la transmisión del
fideicomitente al fiduciario, de la titularidad de los bienes o derechos que constituirán la
materia del fideicomiso y da origen a la ‘propiedad fiduciaria’, y la relación personal que
surge de la obligación que asume el fiduciario de afectar los bienes o derechos recibidos a la
realización de los ‘fines’ del fideicomiso y no en su propio provecho, esto es, el ‘pactum
fiduciae’... creemos demostrar acabadamente la proximidad causal con estas transferencias
de dinero que tienen por finalidad la atención del servicio de caja que el banco se obliga a
brindar al cliente en la cuenta corriente bancaria. Además, la responsabilidad que asume el
banco en la cuenta corriente bancaria efectuando débitos en la cuenta y compensando perma-
nentemente los saldos, es típicamente la de un fiduciario a quien se le transmiten bienes (en este
caso, dinero y valores) para que los ingrese en la cuenta y mantenga los saldos acreedores
permanentemente disponibles a favor del cliente, desempeñando una tarea de administración
de recursos ajenos fundado esencialmente en la confianza y profesionalidad...”.
(18) ROMERO, José I., ob. cit., explicita su posición negatoria del negocio fiduciario en la
cuenta corriente bancaria al decir: “... la idea de cuenta corriente bancaria, su modalidad de
funcionamiento y su estructura, no se adecua correctamente al concepto de fideicomiso que
contiene esta ley, y hasta podría decirse que es ajena a él: sobre todo porque la gestión de la
cuenta corriente no implica un pacto de fiduciaria por el que se encarga a uno disponer y
administrar bienes para entregarlos a otro, sino una estructura distinta en la que el dominio
se transmite sin limitaciones, pero la capacidad de disposición no se entrega; por lo demás, el
pacto de fiducia explica bastante mal la situación de la cuenta corriente ya que en este tipo de
pactos (fideicomiso) entregado que sea el bien, el fiduciante no puede intervenir en su adminis-
tración ni disposición, carece de forma alguna de dominio de los bienes y de la posibilidad de
utilizarlos de cualquier forma, habiendo delegado en el fiduciario las decisiones tendientes a
instrumentar el fin propuesto; por el contrario, todos estos poderes de administración y
disposición se conservan intactos en el contrato de cuenta corriente...”.
(19) “... si los frutos civiles son cosas accesorias... ¡accesorium sequitur principale! Y
titularidad fiduciaria será la que tenga. Para decirlo en otros términos: los frutos entran al
Derecho Bancario 299
patrimonio fiduciario -por hipótesis, patrimonio separado- y la titularidad sobre ellos será la
que resulta de la titularidad de ese patrimonio...” (LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de...
cit., t. V, Parte Especial (4), p. 748).
(20) MOLLE, Giácomo, Manual de derecho bancario, traducción de Mario Bonfanti, 2ª
ed., Abeledo-Perrot, Bs. As., 1987, p. 166.
(21) GARRIGUES, Joaquín, ob. cit., p. 395.
300 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(22) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y... cit., t. I, p. 579.
Derecho Bancario 301
(23) Aun autores que nominan a este contrato como “Locación de Cajas de Seguridad”
(BOLLINI SHAW, C. - BONEO V ILLEGAS, E., ob. cit., ps. 509 a 518), terminan admitiendo que
“... es evidente que es un contrato con las características de la locación, custodia y prestación
de servicios por el banco, pero no es ninguno de ellos específicamente...” (p. 516).
(24) CNCom., Sala C, 4/2/03, “T., G.R. y otro c/ Banco Mercantil Argentino S.A.”, L.L.,
2003-D-247. En el mismo sentido: CNCom., Sala B, 4/10/1996, “Quiquisola, Roberto H. y
otro c/ Banco Mercantil Argentino S.A”, L.L., 1997-B-80.
(25) ZINGMAN DE DOMÍNGUEZ, Nydia, “Responsabilidad derivada del contrato de cajas de
seguridad. Monto: prueba”, en obra colectiva: Responsabilidad de los bancos frente al cliente
(directora: María E. Kabas de Martorell), Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2006, p. 298: “... el
objetivo del usuario es la custodia y la confidencialidad de los efectos que deposita, eligiendo
para ello o por su profesionalidad, e imagen a la entidad prestadora del servicio a quien
abona un precio que no guarda relación con el contenido de la caja de seguridad... existen
similitudes con el contrato de locación y con el de depósito, pero... se diferencia de ellos atento
a que existe primordialmente un deber de brindar vigilancia activa por parte del banco al
usuario, siendo ésta la causa fin...”. GARRIGUES, Joaquín, ob. cit., p. 453: “... si este contrato
se limitase al goce de una cosa ajena se convertiría en un puro arrendamiento. Y si el deber de
custodia del banco se actuase sobre las cosas introducidas por el cliente en la caja, se trans-
formaría en un contrato de depósito...”.
(26) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y... cit., t. I, 2ª reimp., p. 708.
302 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(27) CNCom., Sala C, 23/3/1998, “Simao de Busico, Elena M. v. Banco Mercantil Argen-
tino S.A.”, L.L., 1999-D-721.
(28) GARRIGUES, Joaquín, ob. cit., p. 452.
(29) La jurisprudencia de nuestros tribunales también le ha negado este carácter (CNCiv.,
Sala C, 21/3/1996, “Schmukler de Dozretz, Eva v. Banco Mercantil Argentino S.A.”, J.A.,
1997-III-156).
Derecho Bancario 303
B. Clases
1. Naturaleza jurídica
a. Régimen
Cuando utilizamos las palabras “caja de ahorro” inmediatamente nos vie-
ne a la mente que nos encontramos, en lo que económicamente sería un sa-
ving deposits, pero “... que un depósito deba calificarse o no como de
ahorro dependerá más de la intención del depositante que del mecanis-
mo jurídico de la operación (restitución a plazo o a la vista), ya que un
depósito a la vista se transforma en depósito de ahorro si el titular deja
Derecho Bancario 305
largo tiempo las sumas en poder del banco. De aquí se infiere que el
instrumento jurídico más adecuado para el ahorro será el depósito ban-
cario a plazo, aun cuando las demás formas de depósito puedan servir
también finalidades de ahorro... el depósito llamado de ahorro no está
necesariamente vinculado a una forma especial de depósito...” (31), esto
es, aun más claro en el actual sistema del contrato de caja de ahorro donde ya
no existen límites de extracciones como sucedía en el régimen anterior donde
existía un límite de cinco extracciones mensuales y una sexta para su cierre,
demostrando la preponderancia al servicio de caja que en la nueva regla-
mentación se vislumbra y su acercamiento con la cuenta corriente bancaria
“... los servicios de caja de ahorro... tienen con la cuenta corriente
bancaria una diferencia jurídica... apenas apreciable, ya que tienen
similar sistema de movimiento, aunque sin el cheque como instrumento
para la operatoria...” (32) (refiriéndose al retiro de fondos).
Actualmente el texto ordenado de “Depósitos de ahorro, por de remu-
neraciones y especiales”, cuya última modificación fuera introducida por la
Comunicación “A” 4662 unifica un régimen que anteriormente diferenciaba
entre caja de ahorro común y especial (en esta última se permitía sólo una
extracción mensual sin límite en cuanto al importe). La norma actual indica
que podrán ser titulares de una caja de ahorro personas físicas capaces (ante-
riormente se incluían a personas de existencia ideal sin fines de lucro tal el
caso de asociaciones, fundaciones, etc.) y los menores de edad de entre 18 y
21 años, siempre que cuenten con la previa autorización del padre, madre o
tutor que deberán asumir la responsabilidad que se origine por los actos del
menor titular de la cuenta, pudiendo constituirse en pesos argentinos, dólares
y otras monedas extranjeras si media autorización del Central. El retiro de los
fondos depositados podrá realizarse por ventanilla, mediante el cajero auto-
mático, transferencia electrónica u orden telefónica y débitos pactados sin
que en ningún caso pueda resultar un saldo deudor (no funciona al descubier-
to). El titular puede realizar depósitos en dinero, cheques propios o de terceros
de los que sea beneficiario o endosatario, también mediante transferencias. La
liquidación y capitalización de intereses se efectúa por períodos no inferiores a
30 días. Para el supuesto que la entidad resolviese el cierre de la cuenta deberá
notificar tal decisión al último domicilio registrado del titular y transferir los sal-
dos existentes a una cuenta general a disposición de sus respectivos titulares.
Los depósitos en caja de ahorro son la especie de mayor difusión dentro
de la clientela del consumidor bancario; ha sido el medio tradicional utilizado
en muchos países, por el cual los pequeños ahorristas han efectuado sus impo-
siciones en los bancos y entidades financieras (33). El objeto inmediato es la
entrega de dinero por parte del ahorrista y la recepción por parte de la entidad
financiera para su guarda, el objeto mediato lo constituye el dinero, moneda de
curso legal o bien documentos representativos de dinero como por ejemplo:
cheques y órdenes de pago. La entidad responde por la custodia del título
como obligación característica del mandato. La causa es acrecentar un capi-
tal que se va integrando con nuevos depósitos y los intereses devengados, sin
soslayar la posibilidad de disponer de los fondos con alguna amplitud de acuer-
do con las condiciones pactadas.
Como se dijo, una de las maneras en que se movilizan los fondos de estas
cuentas, está dada por la posibilidad de pactar operaciones de pago y cobro
por cuenta del cliente, el que debe dar mandato expreso. Así se prevé la
posibilidad de que en este sistema se incluyan:
- Operaciones propias de la entidad (pago de préstamos, alquiler de cajas
de seguridad, etc.).
- Operaciones de servicios de cobranza por cuenta de terceros, concerta-
dos directamente con el banco o a través de dichos terceros (débitos automá-
(33) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y... cit., t. I, 2ª reimp., p. 487.
Derecho Bancario 307
b. Ahorro postal
El denominado ahorro postal se implementó en el país alrededor del año
1915 con la creación de la Caja Nacional de Ahorro Postal (aún hoy existente
pero privatizada y orientada totalmente al mercado asegurador). Mediante
este mecanismo se posibilitaba a menores de edad el contar con fondos depo-
sitados al tener en su poder libretas con estampillas representativas de dinero
depositado en dicha Caja Nacional. Hoy ésta es una costumbre perdida y aun
prohibida, al estar circunscripta la posibilidad de contar con una caja de ahorro
a mayores de 18 años. Sin embargo, en el último año desde el Banco Central
se ha venido gestando la idea de retomar el sistema, aunque claro, esta vez,
digitalizado. El proyecto básicamente consistiría en que el menor podrá depo-
sitar de 1 a 100 pesos por mes, sólo pudiendo retirar el monto total (depósitos
más los intereses devengados) cuando cumpla 18 años. La cuenta estará a
nombre de unos de los padres o tutores, siendo que éstos no podrán hacer
utilización de la cuenta para sus ahorros, sino para beneficio del menor (34).
Finalmente se habla de depósitos especiales en la reglamentación para referirse
a: fondo de desempleo para los trabajadores de la industria de la construcción (35);
para círculos cerrados (36); usuras pupilares (37); depósito corriente (38); cuentas
a la vista especiales en moneda extranjera (39); especial para garantía para
operaciones de futuros y opciones (40).
electrónicos, etc.), dicha autorización tendrá vigencia hasta nuevo aviso. Aquí
hay que ser claro, ya que el banco no puede sustituir la iniciativa del cliente y
renovar, sin autorización, el plazo fijo contratado, ya que de otra manera se lo
privaría al sujeto de fondos que le pertenecen (41).
Lo principal es la persecución del lucro por el arrendamiento de dinero que
está por sobre el interés de satisfacer un deseo de seguridad, pero en la mayo-
ría de los casos quien realiza este tipo de inversiones (salvo institucionales) no
cuenta con demasiados fondos, por esto se necesitaba contar con un mecanis-
mo que otorgara una mediana liquidez al inversor, es así que surgen los “cer-
tificados de depósitos”, mediante los cuales se logra “... incrementar la ca-
pacidad bancaria de obtención de fondos, garantizar la estabilidad de
los recursos obtenidos y ofrecer a lo ahorradores un mayor grado de
liquidez para las imposiciones a plazo...” (42). El librador de estos títulos es
la entidad financiera autorizada para recibir depósitos y la obligada al pago y
el tomador o beneficiario es el depositante. Respecto a su naturaleza jurídica
el maestro español Garrigues dice que se trataría de “... títulos valores, pues
en ellos concurren las notas de incorporación del derecho al titulo,
literalidad y aptitud para la circulación…” (43), pero no deben confundirse
con otros instrumentos por los cuales las empresas captan dinero del público
como son los bonos, debentures y obligaciones negociables, ya que “... mien-
tras los bonos u obligaciones son causa de la captación, los títulos valo-
res que se emiten como consecuencia de un depósito a término son resul-
tado de la misma...” (44); en otras palabras, mientras los demás títulos de
deuda son emitidos para obtener fondos, los certificados de depósito se emiten
por haber conseguido fondos.
(41) CNCom., Sala B, 20/11/00, “Surchi, Alberto D. c/ Banco del Buen Ayre S.A.”, citado
en AMADEO, José L., Compendios de jurisprudencia: mala praxis bancaria, Lexis Nexis, Bs.
As., 2006, p. 57. Es más, el punto 1.16.1.2 de la reglamentación, prohíbe expresamente que se
renueven automáticamente estos contratos (también se encuentran vedados los casos de plazo
indefinido, o donde se prevea la obligación de cancelación anticipada).
(42) GARRIGUES, Joaquín, ob. cit., p. 379.
(43) GARRIGUES, Joaquín, ob. cit., p. 381. Tanto se los iguala a otros títulos valores, que le
son aplicables (art. 4º ley 20.063) supletoriamente el decr. ley 5965/63 (ratificado por ley
16.478) relativos a la letra de cambio y el pago.
(44) RODRÍGUEZ AZUERO, Sergio, Contratos bancarios. Su significación en América Latina,
5ª ed., 2ª reimp., Legis, Bogotá, 2004, p. 419.
Derecho Bancario 313
Como dijimos, el contrato puede ser suscripto por cualquier persona física
o jurídica con capacidad para obligarse cambiariamente, en las oficinas de la
entidad financiera depositaria, debiendo la entidad entregar el certificado en el
momento, no pudiendo utilizarse recibos de depósitos provisorios. La única
excepción la constituyen los depósitos con valores compensables por cámara
de 24 o 48 horas, dependiendo si el cheque es de la misma casa es en 24 horas
y si es de otra casa es en 48 horas, por los que se confecciona un certificado
provisorio hasta la acreditación de los fondos. Tanto la emisión como el pago
de los certificados quedan registrados en un libro foliado. No puede constituir-
se a nombre de otra entidad financiera comprendida en la ley 21.526 (L.E.F.)
y sus reformas, con plazo indefinido u obligación de restituirlo antes de su
vencimiento o con vencimiento en días inhábiles.
a. Clases
Los contratos de plazo fijo presentan diversas modalidades que permiten
una variada clasificación, así podemos encontrar:
- Por su objeto: en moneda nacional, extranjera o en títulos valores públi-
cos nacionales, a plazos no menores de 30 días.
- Por su transferibilidad: nominativos transferibles o nominativos
intransferibles, ambos con tasas de interés a convenir; los primeros son trans-
misibles por endoso y tradición de efectos limitados, los segundos, por cesión
y entrega del documento (siempre la cesión debe ser notificada al banco antes
de su vencimiento).
- Por la tasa de interés: tasa a convenir libremente por las partes o con
la cláusula de reparto de intereses. Ambos pueden ser transferibles o
intransferibles. Los certificados a tasa flotante no pueden emitirse a plazos
inferiores a 120 días y el mecanismo de fijación de la tasa a su vencimiento
difiere según se traten de depósitos en pesos o en dólares.
(46) En el último tiempo, la jurisprudencia la ha definido como “... aquél por el cual la
entidad bancaria cede a un tercero (generalmente, cliente de la institución), por un plazo
316 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
determinado, el uso de un espacio instalado en una dependencia especial del banco (habitual-
mente, en el subsuelo, con acceso protegido y vigilado) a cambio del pago de un precio, a fin
de que este tercero deposite valores o cosas en ese espacio, sin que importe que sean o no de
su propiedad, con la finalidad de que sean preservadas o protegidas por aquella...” (CNCom.,
15/2/08, “Loonin Group S.A c/ Nuevo Banco del Chaco S.A. s/ Ordinario”, inédito).
Derecho Bancario 317
(47) CNCom., 7/12/07, “Feldman, Néstor y otro c/ Banco de Crédito Argentino S.A. s/
Ordinario”, inédito.
(48) CNCom., Sala A, 23/3/1995, “Taormina, Adela v. Banco de Galicia y Buenos Aires”,
E.D., 162-688.
318 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(52) GARRIGUES, Joaquín, ob. cit., ps. 460 y 461: “... la obligación de conservación íntegra
de la caja de seguridad se desdobla en dos: una obligación relativa a la integridad interna
(garantía de clausura) y una obligación relativa a la integridad externa (garantía de conser-
vación)... para liberarse de responsabilidad por incumplimiento de esa obligación es preciso
que el banco demuestre la intervención de fuerza mayor o caso fortuito... por esta faceta de la
responsabilidad el contrato se aproxima más al depósito que al arrendamiento... el banco
responderá cuando, por falta de diligencia, la caja se abre sin la voluntad del usuario y los
objetos que contiene desaparecen o sufren daño; o cuando, por la misma causa, y aunque la
caja no haya sido abierta, los objetos contenidos en ella sufren daños o desaparecen...”.
(53) En lo que hace al supuesto robo es interesante y muy citado el razonamiento que hace
la Cámara Nacional en lo Comercial, Sala A, en el fallo “Menache, David c/ Banco Mercantil
Argentino”, publicado en L.L. del 8/10/04: “... la parte demandada afirma, sin demostrarlo,
haber cumplido las normas de seguridad exigidas por las leyes vigentes, y que existió una
fuerza mayor irresistible respecto del hecho perpetrado por ‘especialistas’. Empero, el robo
per se, proviniendo de la obra del hombre, no tiene carácter de caso fortuito ni de fuerza mayor,
porque para sustraer los valores al peligro de tal evento está destinada la caja de seguridad
(conf. este Tribunal, in re ‘Menéndez de Menéndez, Mercedes c/ Banco Mercantil Arg. S.A.’,
del 27/12/1996; en igual sentido, Sala B, en autos, ‘Sucarrat, Gustavo Adolfo c/ Banco de
Galicia y Bs. As.’, del 26/3/1993); aunque debe reconocerse que a los efectos liberatorios de
responsabilidad nuestro ordenamiento jurídico asimila el llamado caso fortuito a la fuerza
mayor (arts. 513, 889, 893, 1091, 1522, 1568, 1570 y concs. C.C.), pese a que el primero se
refiera a un hecho extraño al hombre que rompe el nexo causal, mientras que el segundo, al
contrario, proviene del hecho del hombre que carece de esa aptitud. En consecuencia, de
conformidad con lo expuesto en el art. 377 del Cód. Procesal, para deslindarse de la responsa-
bilidad, el demandado tendría que haber demostrado no sólo el hecho del robo, sino que éste no
ha podido ser evitado a pesar de haber observado con el grado de diligencia deseable por el tipo
concreto de obligación, todas las medidas de seguridad requeridas para una óptima prestación
del servicio de custodia comprometido. Lo que entiendo que no ha hecho el accionado...”.
(54) ZINGMAN DE DOMÍNGUEZ, Nydia, ob. cit., p. 309: “... el robo... proviniendo de la obra
del hombre, no tiene carácter de caso fortuito, porque para sustraer los valores al peligro de
320 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
tal evento, está destinada la caja de seguridad. La seguridad es una obligación de resultados
no de medio... no exime al banco de su propia responsabilidad... la corresponsabilidad even-
tual de la Policía Federal, del Banco Central o de cualquier otro tercero...”.
(55) CNFed. C. y C., Sala I, 13/4/1999, “Ferrer de Freidenberg, Sara c/ Banco de Galicia y
Buenos Aires y otros”, D.J., 2000-1-632; CNCom., Sala C, 1/2/02, “Martín, Raúl P. c/ Banco
de la Provincia de Buenos Aires”, L.L., 2002-D-560; CNCom., Sala B, 30/12/1998, “Ravaglia,
Clemente y otros c/ Banco Mercantil Argentino S.A.”, J.A., 1999-IV-248; CNCom., Sala A,
27/12/1996, “Menéndez de Menéndez, Mercedes c/ Banco Mercantil Argentino S.A.”, E.D.,
175-43, entre muchos otros.
(56) Con justeza lo dice ZINGMAN DE DOMÍNGUEZ, Nydia, ob. cit., p. 312: “... si se mantu-
viera su validez se podría considerar que en el contrato de cajas de seguridad, el banco no se
obliga a nada ya que está dispensado de responsabilidad en caso de inejecución de su princi-
pal obligación...”. Y desde hace ya mucho tiempo tenemos las palabras del autor español
GARRIGUES, Joaquín, ob. cit., p. 462: “... ¿Qué sentido tienen los estatutos y los formularios
cuando dicen que el banco no contrae responsabilidad alguna en cuanto a la naturaleza, a la
cantidad, al valor, o al demérito de los documentos, títulos u objetos encerrados en la caja? En
nuestra opinión, no tienen estas cláusulas ningún sentido si el cliente prueba que la caja
contenía tantos títulos de tal clase o valor...”.
Derecho Bancario 321
(60) SCJ de Mendoza, Sala 1ª, 9/5/06, “Segarra, José Hugo c/ Banco Río de la Plata S.A.”,
www.actualidadjuridica.com.ar, código unívoco: 11140.
324 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
vacías o con cosas de escaso o nulo valor comercial; es más, se utiliza este
mecanismo de un modo cuasi-extorsivo, violentando no sólo un espacio físico,
sino también el precepto constitucional que manda a respetar las acciones de
los hombres que no perjudiquen a un tercero. Nos preguntamos: ¿Cuál sería el
motivo de intentar acceder a una caja de seguridad con tanto ahínco cuando
existen otros elementos sobre los cuales cobrarse? Estamos ante un verdade-
ro abuso de derecho por parte del Estado que intenta amedrentar a los ciuda-
danos de la peor manera posible.
Finalmente, este contrato concluye por expiración del término contratado
(si no existe pacto de prórroga), por decisión de una de las partes si no se
estipuló un período determinado, por liquidación de la entidad, por muerte del
titular o por incumplimiento de las obligaciones básicas del contrato (ej., pagar
el precio por el uso).
1. Antecedentes y evolución
2. Régimen vigente
Idem anterior.
Jurisprudencia
CAPITULO 12
Contratos de mediación
en los pagos
A. ANTECEDENTES .
B. CLASES. 1. Transferencia bancaria, giro.
C. C OMPENSACIÓN BANCARIA O CLEARING : ANTECE -
DENTES, CÁMARAS COMPENSADORAS .
A. Antecedentes
B. Clases
(1) Definición texto ordenado hasta Comunicación “A” 4229 - Sistema Nacional de
Pagos - Operaciones - Transferencias - BCRA. Refiriéndose más precisamente a la
“Transferencia Electrónica de Fondos” se ha dicho que es una “... operación bancaria,
accesoria a un contrato de cuenta corriente bancaria, que consiste en el traslado, o
circulación, de una suma de dinero de una cuenta bancaria a otra, o dentro de la misma
cuenta, sin desplazamiento de dinero en efectivo u otros valores (cheques, letras de cambio,
etc.), por medio del empleo de un sistema de computación, a través de órdenes de crédito y
de débito...” (RANDICH MONTALDI, Gustavo E., “Aspectos jurídicos de la Transferencia
Electrónica de Fondos (T.E.F.)”, Actualidad Jurídica, Región Cuyo, Nº 40).
Derecho Bancario 335
Efectos de la transferencia:
- Desde el punto de vista del banco es una operación ejecutada dentro del
servicio de caja que estaba obligado a realizar en virtud del contrato de cuenta
corriente bancaria.
- Desde el punto de vista del cliente es un instrumento de pago de su
propia deuda. Al autorizar el débito para el deudor y hecho el asiento corres-
pondiente, surge un crédito para el beneficiario, entre tanto, el banco, ajeno al
negocio que unía a las partes y por el cual se formaliza la transferencia, inter-
media en la forma de cancelar.
Efectos
Habiendo dado ya el marco jurídico que contiene a esta realidad contrac-
tual, cual es la transferencia, amerita que nos detengamos en sus efectos. En
primer lugar, bien cabe traer a colación que se exige la existencia previa de
caja de ahorro o cuenta corriente bancaria por parte de los particulares
intervinientes, de donde se desprende que el débito que le hará a uno de ellos
el banco y la imputación en favor del otro en concepto de crédito, resulta una
obligación propia del banco derivada del servicio de caja. Posibilitando de esta
forma que un cliente abone una deuda propia a otro mediante este instrumen-
to, naciendo así dos órbitas de interés: una dada en la relación banco-particu-
lar (relación interna) y otra (relación externa) particular-particular. Esa rela-
ción interna, se encontrará enmarcada dentro de la órbita particular del con-
trato suscripto entre banco-particular, que como ya se dijo podrá ser de caja
de ahorro o cuenta corriente, siéndole aplicable toda la normativa bancaria al
respecto. Del juego de estas órbitas de intereses, se advierte que se extingue,
por una parte, el crédito que tenía el “ordenante de la transferencia” contra el
banco y por otra nace un nuevo crédito en cabeza del “beneficiario de la
Derecho Bancario 339
(2) Sin embargo, son varios los casos que podemos encontrar en la jurisprudencia que
tratan temas que no están expresamente regulados sobre responsabilidad. Una de esas causas
es “Saad, Amelia Graciela del Valle c/ Banco Río de la Plata S.A. - Abreviado” (Cámara 7ª C. y
C., 22/4/04, Sent. Nº 52). Se reclamaban daños por la transferencia errónea de fondos, que se
Derecho Bancario 341
había debido al ingreso equivocado de los números correspondientes a la sucursal a la cual debía
dirigirse la transferencia. Por voto mayoritario fue rechazada la acción fundando tal postura, en
lo que aquí nos interesa, en que: “... La circunstancia de que el cajero sea quien tipea los
números de la cuenta ‘a depositar’, no puede llevar a pensar que es quien cometió la negligencia
en el obrar, pues -se supone- realizó el depósito conforme lo que se le indica por el cliente. La
naturaleza de la acción de “depositar” también exigía del depositante un mayor deber de obrar
con cuidado y previsión... Si bien el banco tiene a través de sus dependientes una responsabi-
lidad profesional y específica, ello no libera al cliente de tomar la debida diligencia y precaución
en la operación que realiza, más aún cuando es él, quien, conociendo los datos (número de
cuenta y sucursal), puede controlar que los consignados en el ticket fueran los correctos, y en
el caso de existir un error efectuar el reclamo en forma inmediata... El hecho de que el cajero es
quien ingrese los datos, ello no implica o autoriza suponer que haya cometido el error, porque
sin dudas pudo ser el propio depositante quien indicó en forma incorrecta el número de
sucursal. La sola manifestación de la actora sobre el error del cajero no autoriza a tenerlo por
acreditado, sino, resultaba necesaria la ratificación por prueba independiente, o por distintos
elementos que analizados en forma integral, nos permitieran concluir sobre la culpa del emplea-
do bancario...”; por su parte, el voto de la minoría (Dr. Daroqui) considero que se debía hacer
lugar a la demanda de daños porque: “... Si el sistema informático utilizado por el banco está
autorizado o reglamentado, se debió probar esa situación y si se pretende endilgar al cliente la
obligación de conocer los códigos de todas las sucursales del banco para que pueda indicarle al
empleado el número de la misma, cada vez que realiza un depósito para una cuenta de otra
sucursal, se debió también acreditar que al abrir la cuenta se le entregó al cliente un listado con
el código de todas las sucursales, o al menos que el mismo está a la vista de los clientes en todas
las cajas... Aceptado por las partes que el sistema informático funciona mediante el dictado de
datos al empleado bancario, sin constancia escrita alguna, salvo la que expide el cajero y por la
gran posibilidad de cometer errores de tipeado que ello implica, es evidente que es obligación
de quien opera en esas condiciones extremar las precauciones para que el dinero ingrese efec-
tivamente a la cuenta a la que está destinada y no a otra de igual número pero radicada en otra
ciudad... Es mucho mayor la obligación del banco de procurar por todos los medios que esos
errores materiales de tipeado no se cometan, no teniendo cuentas con igual numeración y
haciendo que sus cajeros verifiquen los datos consignados o interroguen al cliente sobre la
seguridad de la información que suministra o tal vez estableciendo turnos rotativos más cortos,
que eviten el agotamiento y la automatización de quien está operando el sistema, porque los
errores los soportará el cliente, que debe ser beneficiario de un servicio eficientemente prestado
y que no tiene ninguna posibilidad de mejorar o cambiar las pautas o sistemas de funcionamien-
to establecidas en un contrato con cláusulas predispuestas...”. Creemos mejor este voto que el
mayoritario, más ajustado a la realidad, y que tiene más en cuenta la calidad de profesional de
la entidad financiera, que debe tomar las medidas necesarias para evitar la comisión de errores
por partes de los distintos intervinientes en las operaciones; es más el punto 3.1 de la Comu-
nicación “A” 4229 dice: “La solicitud de transferencias por parte del cliente originante podrá
ser efectuada en las entidades originantes a través de los procedimientos que éstas fijen para la
captura de las mismas. Dichos procedimientos deberán garantizar la correcta autorización de la
transferencia por parte del cliente, independientemente del medio en que ésta se ordene”.
342 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
De la entidad receptora:
- Informar a los clientes las transferencias efectuadas en el medio y plazo
correspondientes.
- Garantizar la fidelidad de la información aportada al sistema.
- Asegurar la transmisión de la información conforme con los estándares
definidos.
- Enviar la información a la cámara dentro de los horarios que ésta defina.
- Conservar la información correspondiente a las transferencias recibidas
y devueltas.
- Acreditar según los plazos de compensación establecidos entre entida-
des el importe correspondiente a las transferencias recibidas.
- Realizar los controles de validez de las transferencias recibidas.
- Enviar un archivo con valor nulo por cada centro de transmisión que
utilice rutinariamente la entidad, en caso de no poseer devoluciones de trans-
ferencias minoristas (pago a proveedores y entre clientes o terceros). De esta
forma queda informada la cámara que no se ha entregado ninguna devolución
relacionada con transferencias minoristas recibidas el día anterior.
- Mantener disponibles los centros de transmisión que utilice durante todos
los días en que se efectúe liquidación de operaciones en el B.C.R.A.
- Devolver las transferencias que no pudieron ser imputadas en las cuen-
tas de los clientes receptores, en el plazo de devolución previsto de 24 horas.
(3) VILLEGAS, Carlos G., Teoría y práctica del cheque y la cuenta corriente bancaria. Con
las reformas de la ley de competitividad, Villegas Grupo Editor - Vázquez Manzini Editores,
Bs. As., 2001, p. 574.
346 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
papeles bancarios, etc. Cuando los cheques no son cobrados por ventanilla,
deben ser depositados en la cuenta corriente bancaria del tenedor. Cuando se
trata de cheques girados contra otros bancos, sea de la misma plaza o de
distinta plaza, el cobro se realizará normalmente con la presentación del che-
que en un cámara compensadora (4).
En la cámara cada banco tiene una cuenta corriente en la cual se le acre-
ditan los valores que presenta al cobro y se le debitan los que contra este
banco son presentados por las demás entidades. De esa forma, mediante asien-
tos contables se compensan los créditos y débitos de todas las entidades miem-
bros y se evita el desplazamiento de dinero en efectivo.
El Código de Comercio prescribe en los arts. 834 y 835, las reglas básicas
de estos entes. Los bancos podrán compensar sus cheques en la forma que
convengan, a cuyo efecto están autorizados para formar cámaras
compensadoras, en las plazas de la República. La Carta Orgánica del B.C.R.A.,
ley 24.144, estableció en el art. 14 entre las atribuciones del directorio del
banco, la facultad de reglamentar la creación y funcionamiento de las cáma-
ras compensadoras (Circular CAMCO).
El B.C.R.A. administra dichas cámaras y ha delegado en el Banco de la
Nación Argentina la administración de las cámaras del interior del país.
Las cámaras tienen a su cargo la compensación y liquidación de todos los
documentos pagaderos en el día, presentados por una entidad y a cargo de otra
de la misma plaza y de sus casas ubicadas en la zona de influencia de ella.
Cada banco concurre por intermedio de representantes y lleva consigo y
presenta a la cámara todos los cheques y otros valores cuya compensación es
admitida, que ha recibido en depósito al cobro y que son girados contra los
demás bancos. La cámara tiene abiertas cuentas a nombre de cada banco y
en ella se debitan los cheques y valores a su cargo y se le acreditan los che-
ques y valores por ella presentados y a cargo de los demás bancos. En una
(4) La Comunicación “A” 4229 en su punto 2.2.3.6. dice: “Son las instituciones que
administran la compensación electrónica de los instrumentos de pago originados por opera-
ciones de clientes o terceros ajenos a las entidades financieras. Trabajan en libre competencia
brindando los servicios de compensación definidos en estas Instrucciones. Se comunican entre
sí para intercambiar las transacciones cruzadas, lo que posibilita a las entidades comunicarse
sólo con una CEC, y ésta hacerse cargo de las transacciones de todas las entidades, sin
importar si son clientes de ella o no”.
Derecho Bancario 347
sesión los bancos presentan esos valores y retiran los que han presentado los
demás bancos. En la sesión siguiente (llamada de rechazos) los bancos de-
vuelven únicamente los cheques rechazados cuyos pagos no aceptan realizar.
Luego las cuentas se compensan y liquidan al fin del día, debiendo cada ban-
co, depositar el saldo deudor que hubiere en su cuenta, en su caso.
Luego cada banco en particular, acredita o debita, a su vez, la cuenta de
sus clientes, de los que depositaron cheques contra otros bancos y de los que
giraron contra ese banco.
Documentos compensables: De clientes o terceros (cheques comunes;
cheques de pago diferido; cheques certificados; certificados nominativos trans-
feribles representativos de los cheques de pago diferidos avalados; facturas
de crédito; débitos directos; transferencias; certificados de depósito a plazo
fijo; órdenes de pago bancarias; giros y transferencias, postales y telegráfi-
cos; letras de cambio a la vista libradas contra las cuotas partes de un fondo
común de inversión), de entidades financieras (transferencias).
Cada banco debe mantener una cuenta corriente en el B.C.R.A., o en el
Banco de la Nación Argentina (en el interior) donde se le efectúan los débitos
y créditos de los pagos y cobros de valores que realiza por intermedio de la
cámara. Los créditos y los débitos correspondientes a los documentos com-
pensados sólo tienen carácter definitivo una vez transcurridos los plazos esta-
blecidos para la devolución de los valores rechazados (48 horas.).
Los cheques rechazados por las causales de falta de fondos disponibles,
suspensión del servicio de pago de cheques, cuenta cerrada y orden de no
pagar dada por el librador; no admiten una segunda presentación. Los che-
ques rechazados por otras causales sí. (CEC - Cámara Electrónica de Com-
pensación - ACH S.A. - COEL S.A. julio de 1997 - Comunicación “A” 2557).
Se incorporan al documento físico caracteres magnéticos cuya lectura
efectúan máquinas lectoras. De esta forma se pueden incorporar al cheque
datos magnéticos como la entidad y casa libradora, número de cheque, núme-
ro de la cuenta libradora, número de CUIT del titular de la cuenta y donde sólo
debe incorporarse a mano, en cada caso, el importe del cheque. Esto permite
incorporar inclusive un número de control. El valor queda en poder de la enti-
dad receptora, y ésta sólo transmite datos. Esa información se transmite vía
MODEM a la CEC. Cada entidad recibirá entonces, vía electrónica, el detalle
de los cheques girados en su contra, y presentados en el día por todas las
demás entidades miembros de la CEC.
348 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Rentabilidad: Está dada por una tasa fija, pactada por todo el período de
duración de la inversión por la posibilidad de vender el título antes de su ven-
cimiento al precio de mercado
Ejemplo (en una economía no inflacionaria):
A la par: compro a $ 100 un bono (valor facial $ 100) la rentabilidad está
dada por el interés.
Bajo la par: compro a $ 90 un bono (valor facial $ 100) la rentabilidad está
dada por los intereses más la diferencia de la compra.
Sobre la par: compro a $ 110 un bono (valor facial $100) la rentabilidad
está dada por el interés menos el sobreprecio del bono.
350 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
que los bonos, pero menores que los que comportan las acciones ordinarias.
Estas son las más arriesgadas, por lo que su tasa de rendimiento esperada
es también la más elevada.
1. Venta
2. Prenda
3. Pase (swaps)
1. Clasificación
Los swaps se dividen en:
- Swaps de tipos de interés (swap de vainilla): contrato por el cual una
parte de la transacción se compromete a pagar a la otra parte un tipo de
interés fijado por adelantado sobre un nominal también fijado por adelantado,
y la segunda parte se compromete a pagar a la primera un tipo de interés
variable sobre el mismo nominal. El único intercambio que se realiza son los
pagos de interés del capital, al tiempo que los pagos correspondientes a los
capitales no participan en la transacción.
- Swaps de divisas: es una variante del swap de tipo de interés, en que el
nominal sobre el que se paga el tipo de interés fijo y el nominal sobre el que se
paga el tipo de interés variable son de dos monedas distintas. La forma tradi-
cional del swap de tipo de cambio, generalmente denota una combinación de
una compra (venta) en el mercado al contado spot y una venta (compra)
compensatoria para la misma parte en el mercado a plazo forward, pero éste
puede a veces referirse a transacciones compensatorias a diferentes venci-
mientos o combinaciones de ambos.
- Swaps sobre materias primas: Tras la aparición de estos swaps, ha sido
posible separar el riesgo de precio de mercado del riesgo de crédito, y conver-
tir a un productor de materias primas en una simple fábrica que procesa ma-
teriales sin tomar riesgo de precio.
- Swaps de índices bursátiles: el mercado de los swaps sobre índices bur-
sátiles permite intercambiar el rendimiento del mercado de dinero por el rendi-
miento de un mercado bursátil.
Jurisprudencia
CAPITULO 13
A. Mutuo
1. Concepto
préstamo está sujeto a las leyes mercantiles, cuando la cosa prestada puede
ser considerada género comercial, o destinada a uso comercial, y tiene lugar
entre comerciantes, o teniendo por lo menos el deudor esa calidad” (1).
La definición legal y genérica del contrato de mutuo la encontramos en el
art. 2240 del Código Civil, que dice: “Habrá mutuo o empréstito de consumo,
cuando una parte entregue a la otra una cantidad de cosas que esta ultima
está autorizada a consumir, devolviendo en el tiempo convenido, igual cantidad
de cosas de la misma especie y calidad”.
Por su parte, la doctrina más especializada en materia bancaria ha dicho
respecto de la caracterización de esta figura tan difundida que: “… Es el
contrato por el cual se obliga a entregar al beneficiario, en el momento
convenido, una cantidad de dinero para que éste lo use y lo devuelva al
finalizar el plazo establecido… el beneficiario debe pagar intereses y los
costos del contrato…” (2), “… es un contrato de crédito y como tal impli-
ca una transferencia de la propiedad con cargo para el recipiendario de
devolver ulteriormente bienes de la misma especie y calidad…” (3), “… es
aquel por el cual un banco transfiere a un cliente cierta cantidad de
dinero en propiedad, y éste se obliga a devolverla en un plazo determi-
nado, con más los intereses convenidos…” (4), etc.
Por nuestra parte, antes de dar una definición de lo que entendemos por mu-
tuo bancario, creemos que es necesario deslindarlo de otras instituciones afines.
La primera aproximación a esta operación, dijimos que se encontraba en
el orden civil. Es en esta materia donde se entiende por mutuo aquel contrato
por medio del cual una persona “mutuante” entrega en propiedad una suma de
dinero o una cantidad de cosa fungible a otra “mutuario”, quien se obliga a
(1) Tiene dicho la jurisprudencia: “… El art. 558, C.Com., consigna las condiciones o
requisitos que debe reunir el mutuo para ser considerado comercial. De su examen resultan
dos condiciones: una subjetiva, que ambas partes o por los menos el prestatario sea comer-
ciante, y la otra objetiva, que estriba en que la cosa prestada pueda ser considerada género
comercial o destinada al uso comercial…” (E.D., 86-329).
(2) BOLLINI SHAW, C.- BONEO VILLEGAS, E., Manual para operaciones bancarias y financie-
ras, 4ª ed., Abeledo-Perrot, Bs. As., 1997, p. 295. Estos autores prefieren nominar al capítulo
donde tratan este tema directamente como “Préstamo bancario”.
(3) RODRÍGUEZ AZUERO, Sergio, op. cit., p. 478.
(4) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y práctico de la actividad bancaria,
2ª reimpresión, Depalma, Bs. As., 1989, t. I, p. 496.
362 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
devolver una cosa igual del mismo género y calidad en un plazo cierto, carac-
terizándose por:
- La necesidad de entrega efectiva de la cosa por el mutuante (por ser
contrato real) y que sea de propiedad de éste, no puede entregarlo quien tiene
la cosa por otro derecho que no sea el dominio.
- Que la cosa sea consumible (lo cual surge de la naturaleza de ésta) o
fungible (que depende de la intención de las partes).
- Puede ser gratuito u oneroso pero existe una presunción de gratuidad, ya
que si no se pactan intereses compensatorios éstos no corren.
- Otorga autorización para consumo.
2. Caracteres
(5) “… en materia comercial, los intereses siempre corren, pues el dinero nunca perma-
nece inactivo para los comerciantes, de manera que no sería equitativo que el deudor comer-
cial de una suma de dinero concedida en mutuo, estuviera dispensado del pago de intereses
(CCom., Sala B, E.D., 55, 606)”. Citado por FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. (director), Código de
Comercio comentado, Errepar, Bs. As., 2000, t. I, p. 583.
Derecho Bancario 363
(6) Art. 5º: Todos los que tienen calidad de comerciantes, según la ley, están sujetos a la
jurisdicción, reglamentos y legislación comercial. Los actos de los comerciantes se presumen
siempre actos de comercio, salvo prueba en contrario.
364 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
decir que normalmente el mutuo mercantil es feneraticio, esto es, cargado con
intereses.
- En el caso de que no se hubieran estipulado intereses compensatorios, y
el deudor espontáneamente los pagara, no puede repetirlos, ni imputarlos al
capital según el art. 566. Así como que si hubiera estipulación de intereses
compensatorios y el mutuario, vencido el término, no cumpliera con la obliga-
ción a su cargo frente al mutuante, se considera que tales intereses continúan
devengándose, sin necesidad de una nueva estipulación a esos efectos (art.
568 C.Com.).
Como una especie típica del mutuo comercial ubicamos al mutuo banca-
rio. Este contrato tiene el mismo concepto que el dado anteriormente pero con
algunas características especiales:
- Es realizado por un banco o entidad financiera autorizada.
- Se deben intereses convenidos.
- De adhesión: la redacción de sus cláusulas corresponde al banco, mien-
tras que el mutuario debe limitarse a aceptarlas o rechazarlas, sin poder modi-
ficarlas (7).
- Siendo aplicable, en principio la ley de defensa del consumidor.
(7) Son cláusulas usuales en este tipo de contratación: tener los aportes jubilatorios al día,
permitir que el banco verifique que el crédito se aplicó al fin para el que se solicitó, intereses
punitorios en un tanto por ciento de los compensatorios, en el caso de las sociedades deben
presentar memoria y balance general, referencias bancarias, estatutos y contrato social, foto-
copia del acta de asamblea que aprobó el balance, CUIT, IVA, etc.; en los casos de las exigencias
de las personas físicas, generalmente se piden sólo la primera vez y no en los créditos sucesi-
vos que vaya sacando. Respecto de las personas jurídicas, hay requisitos que inevitablemente
deben presentarse en todas las ocasiones sin excepción.
(8) BOLLINI SHAW, C.- BONEO VILLEGAS, E., ob. cit., p. 295 y ss.
Derecho Bancario 365
(9) LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de los contratos, Parte Especial (4), Zavalía,
Bs. As., 2003, t. V, p. 245.
(10) Cámara C., C., Flia. y Cont. Adm. de Villa María, 11/11/04, “Serangelli, Gloria c/
Carriazo, Mario Osvaldo”, Actualidad Jurídica de Córdoba, General, Nº 66, p. 4135 y ss.
366 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
3. El mutuo comercial
(11) Sobre el tema de los bienes inmuebles destinados a ser vivienda única y construidos/
adquiridos con préstamos del Banco Hipotecario Nacional se presenta una interesante discu-
sión acerca de si una vez abonado el crédito, el inmueble conserva el carácter de inembargable
e inejecutable consagrado por el art. 35 de la ley 22.232. sobre el tema encontramos fallos
contradictorios en los tribunales de nuestra provincia; por el mantenimiento de estos caracte-
res la Cámara 1ª C. y C., 21/12/05, in re “Morales, Daniel Gerardo c/ Ochi Itala Crisóloga y
otro”, en la vereda del frente encontramos el pronunciamiento de la Cámara 3ª C. y C.,
“Ferreira Fazzy, Eugenio R. c/ Koraj Silvia María”. Ambos fallos aparecen citados en GONZÁLEZ
CASTRO, Manuel A. (director), Medidas cautelares. Visión jurisprudencial, Nuevo Enfoque
Jurídico, Cba., 2006, ps. 135/136 y 138 respectivamente.
Derecho Bancario 367
TxRxC
——————— =
100
Como vemos, es una simple fórmula matemática compuesta por tres fac-
tores: tiempo, tasa o razón y capital, todo ello sobre 100.
Las características de los intereses son: eventualidad, ser accesorios de
una obligación principal, es de contenido monetario (a diferencia del régi-
men civil donde puede ser -por ejemplo- en granos), se devenga por perío-
dos uniformes, necesitan del paso del tiempo para su surgimiento, se calcu-
lan en base a una tasa.
En cuanto a los conflictos en torno al quantum de los intereses, los tribu-
nales tratan (y están obligados) que su imposición sea razonable buscando no
perjudicar a una parte en desmedro de la otra, declarándose improcedente la
exigibilidad de obligaciones usurarias no obstante provengan de libres conven-
ciones, en razón de contrariar la moral, las buenas costumbres, y la equidad (15).
Ahora bien, determinar en concreto cuándo una tasa resulta abusiva no siem-
pre resulta fácil; hay que considerar que la tasa se compone de dos elementos
principales, por un lado el “costo de dinero” o ganancia que se espera obtener
(interés puro), y por otro lado las llamadas “escorias”, que comprenden ele-
mentos que encarecen el crédito y tienen en cuenta especialmente gastos de
(16) BUSSO, Eduardo B., Código Civil anotado, Ediar, Bs. As., 1951, t. IV, p. 285, “… la
fijación del límite dentro del cual pueden convenirse los intereses es una cuestión eminente-
mente variable dependiente de las circunstancias que influyen en el mercado de valores y que
van dando un tipo determinado a las operaciones de crédito. Por eso los tribunales han
señalado que no se pueden dar reglas fijas y que no importa contradicción entre los fallos el
hecho de que se haya modificado paulatinamente el máximo admitido…”.
(17) T.S.J. Cba., Sala C. y C., “Banco Provincia de Córdoba S.A. c/ Pedro M. Halac e
Hijos SAC y otros”, citado por SALAZAR, Claudia, “Limitación de los intereses en los contratos
bancarios. Defensa del consumidor. Jurisprudencia”, Actualidad Jurídica de Córdoba, General,
Nº 130, p. 8598.
370 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(18) Sobre la capitalización de intereses o anatocismo, fue durante muchos años notable
la diferencia entre el régimen civil y el régimen comercial. En el primero Vélez sólo lo admitía
si existía pacto expreso posterior a su devengamiento y en las deudas judiciales (art. 623). Por
su parte, la ley mercantil admitía el pacto anterior (“convención especial” reza el art. 569 del
Código de Comercio, además de los supuestos de cuenta corriente mercantil y bancaria). Con
la ley 23.928 la norma comercial se extiende a la civil. Con posterioridad a esta unificación han
existido dos fallos plenarios dictados por la Cámara Nacional Comercial. El primero fue “Uzal
S.A. c/ Moreno, Enrique” (2/10/91), en el cual se decidió que los supuestos contemplados por
el art. 569 (pacto previo y deuda judicial) no eran los únicos casos de anatocismo, sino que se
aplicaba analógicamente el art. 565, y se lo empleaba en forma amplia ya que el mismo indica
que la tasa a tomar en cuenta para intereses sancionatorios se tomaba la cobrada por los bancos
públicos, pero además consideraron que se debía utilizar el mismo método que éstos para
liquidarlos y por tanto se admitía la capitalización. Posteriormente, en 2003 se dicta un nuevo
plenario, que ante la constante descalificación de que había sido el anterior por la C.S.J.N., se
resolvió limitar la posibilidad de aplicar el sistema de capitalización a los casos expresamente
previstos en la ley (Plenario: “Calle Guevara, Raúl”).
Derecho Bancario 371
periódicos, los intereses punitorios sólo podrán aplicarse sobre el monto de las cuotas venci-
das e impagas y no sobre el saldo de deuda total. Respecto de cargos o comisiones adicionales,
su aplicación queda circunscripta sobre los importes no utilizados de los acuerdos de asigna-
ción de fondos. En caso de operaciones en mora, su percepción resulta posible en la medida en
que se trate del reembolso de erogaciones efectivamente realizadas por las entidades para la
protección o recuperación de sus créditos (gastos de protesto, judiciales, de constitución de
garantías u otros de índole similar).
Derecho Bancario 373
1. Concepto y caracteres
(22) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, ed. del autor, Bs. As., 2005,
t. II (Contratos bancarios), p. 369.
374 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
puede o no usar, se inmoviliza una cantidad de dinero que guarda como propie-
tario, hasta que el cliente ordene que le sean pagados a su persona o a la de un
tercero, es decir que puede por una orden de pago convertirse el en propieta-
rio o bien transferir.
Desde que hay disponibilidad el banco está cumpliendo y el cliente
debe remunerarlo, si éste luego ordena un pago deberá intereses desde
que usa el dinero.
El acreditante debe dar aviso de que sus cajas se hallan dispuestas a cum-
plir las órdenes del cliente. La apertura de crédito ya es ejecución, aunque no
se retiren las sumas, aun si el acreditante falla en su obligación de provisión.
El acreditado debe pagar en el momento convenido la provisión al
acreditante. Esta operación tiene los siguientes costos:
- El banco cobra una comisión de confirmación, que fija por anticipado en
proporción al dinero que debe inmovilizar y al término.
- Por otro lado, se cobran los intereses, por el tiempo que se utilicen los
fondos, una vez acreditados en la cuenta.
- Por último, un porcentaje para gastos, para cubrir el costo de eventua-
les operaciones, puede ser una comisión elástica, según cómo se utilicen los
fondos.
resolviéndose para el futuro y con idéntica opción de reclamar por los daños y
perjuicios ocasionados.
- Desistimiento unilateral: es por demás común observar en los contratos
cláusulas que permiten al banco la ruptura unilateral del vínculo, en cuyo caso
debe comunicar previamente. Creemos que estas cláusulas son válidas sólo
en el supuesto de que no se haya fijado un plazo de duración de la disponibili-
dad de los fondos, y en tanto se otorgue un preaviso suficiente al cliente y no
se le cause un perjuicio. Debe aplicarse de buena fe, es excepcional y si no
hubiera justa causa (peligro de incumplimiento, incumplimiento de obligación
anterior) da lugar a daños y perjuicios.
- Renovación: aunque muchas veces se habla de una renovación (o eso se
lee en los contratos), se suele pactar la posibilidad de celebrar un nuevo
contrato sin vinculación con el anterior. Opera una compensación de las obli-
gaciones de restituir (cliente) y cumplir las órdenes de pago (banco).
- Muerte del acreditado o disolución en el caso de tratarse de una persona
jurídica: por ser un contrato intuitu personae.
- Concurso o quiebra: ipso iure.
- Cumplimiento: aquí hay que ser cuidoso en el sentido de que el contrato
no finaliza necesariamente por llegar a su final el plazo estipulado, ya que de
haberse utilizado efectivamente los fondos, el contrato continua vigente, aun-
que ahora la obligación que resta está en cabeza del cliente y será la de cum-
plir con la devolución del capital extraído con más sus intereses. Menos aún
finaliza el contrato cuando el cliente utiliza el máximo puesto a su disposición,
caso en el que sólo se extingue la obligación del banco de mantener acreditada
la suma de dinero prometida, pero sigue vigente la obligación de devolución
mencionada.
- Liquidación o quiebra de la entidad financiera.
(25) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico... cit., p. 585, dice: “… de ejecución
continuada si los retiros o la utilización del crédito por el cliente se hace en sucesivas
etapas. En cambio, si se pacta que se hará uso en una sola oportunidad, no lo será…”,
disentimos con estas palabras por cuanto el contrato ya tiene un obligación esencial a
cargo de la entidad financiera que es mantener la disponibilidad prometida, y esta obliga-
ción surge desde la celebración del compromiso y se extiende hasta su finalización (o hasta
la utilización del total; por otra parte si se considerara que la obligación del banco es
solamente dar el dinero, la clasificación a realizar estaría dada por las opciones contrato de
ejecución diferida o de ejecución inmediata.
378 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
la ilegalidad de este proceder hasta tanto se haya manifestado por parte del
acreditado el requerimiento de que se le entreguen los fondos a su disposi-
ción; es que hasta ese momento, sólo existe un derecho eventual, que puede
llegar a nacer o no dependiendo de la voluntad del cliente su nacimiento; en
el caso de los terceros no podría ni admitirse una subrogación en los dere-
chos de su deudor, si no existe un acuerdo en este sentido con la entidad.
Aquí también se observa otra deficiencia con la teoría del mutuo ya que el
dinero no ha ingresado a formar parte del patrimonio del cliente y por tanto
no puede ser atacado por otros sujetos.
2. Modalidades
(27) Una definición simple, pero precisa, de este instrumento es la que da Legón, en su
obra Letra de cambio y pagaré: “… título de crédito abstracto por el cual una persona,
llamada librador, da la orden a otra, llamada girado, de pagar incondicionalmente a una
tercera persona, llamada tomador o beneficiario, una suma determinada de dinero…”. Cita-
do por ESCUTI, Ignacio A., op. cit., p. 27.
380 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Por el plazo:
- Determinado: este es el supuesto más común. En este caso el banco no
podrá resolver el contrato son causa justificada antes del cumplimiento del
plazo, sin que se genera responsabilidad a su cargo.
- Indeterminado: este supuesto, menos frecuente, permitiría al banco,
dando un plazo prudente, decidir la finalización del contrato, sin que por esa
situación se genere necesariamente responsabilidad a su cargo.
Los intereses corren desde que se perfec- En la apertura del crédito el cliente puede
ciona el contrato. optar por no pedir que se le acredite el dine-
ro en su cuenta para no pagar más que la
comisión; o pedir que se le acredite a una
fecha posterior al momento de contratar.
D. Descuento
1. Concepto
(29) Ejemplo: Bolivia, arts. 1324 a 1329; El Salvador, arts. 1119 a 1124 , etc.
382 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(31) “… cuando una cesión pro solvendo fracasa, el cesionario puede restituir el título
al cedente y reclamar el pago de la deuda que motivó la cesión del crédito. Pero la restitución
ha de hacerse en el mismo estado que tenía el crédito cuando fue cedido… de aquí surge otra
carga para el banco: la de realizar todos los actos que exige la ley para que una letra de
cambio no se perjudica. Esto significa que ha de presentar oportunamente la letra al libra-
dor y ha de levantar el protesto notarial en caso de negativa al pago…” (GARRIGUES, Joa-
quín, op. cit., p. 283).
384 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
2. Naturaleza
Sobre la naturaleza jurídica de este contrato son varias las teorías que se
han esbozado-, en un corto repaso podemos ver que se lo ha tildado de:
- Teorías negatorias de su caracterización como contrato: esta teoría
estaba influenciada por la característica de que muchas veces el contrato en
sí mismo no se instrumentaba, bastando la contraentrega del título para que el
descontante entregase la suma prometida; pero al hacerlo se la asimilaba a un
traspaso, y se perdía la obligación del banco o entidad financiera de llevar a
cabo las gestiones necesarias para cobrar al tercero antes de dirigirse contra
su propio cliente.
- Teoría de la compra-venta: aquí se intenta explicar la operatoria me-
diante su asimilación a la compraventa, pero no puede dejar de remarcarse,
que de ser así, el descontado no respondería por la imposibilidad de cobro, sino
tan sólo por su existencia y legitimidad. Y no únicamente eso, sino que además
aquí el contrato no se encuentra completamente cumplido con la entrega del
título y la correlativa obligación de entregar la suma que surge de él, sino que
además siguen las partes respondiendo por un contrato vigente, en tanto sub-
sisten obligaciones a cargo de ambas. Finalmente el “precio” que el descontante
abona, se calcula según el plazo faltante para que venza y sea exigible la
obligación documentada, en tanto son los interese lo principal a descontar, no
pudiendo éstos ser usurarios.
- Teoría de la cesión de crédito: como una postura superadora de la
anterior, encontramos aquella que dice que se trataría de una cesión de crédi-
tos. Nuevamente encontramos diferencias. La forma de determinar la
contraprestación a cargo del “cesionario” (en nuestro caso el descontante) es
distinta, como ya lo dijimos al hablar de la tesis anterior. A esto habría que
sumarle la carga o imperativo del propio interés que pesa sobre la entidad
financiera, y el carácter esencial de dación pro solvendo de la transmisión,
siendo accidental o eventual en la cesión.
- Teoría del mutuo: esta teoría parte del supuesto de considerar que nos
encontramos ante una operación compleja o gemela que finaliza con un con-
Derecho Bancario 385
trato. Para empezar se considera que existió un mutuo por parte del desconta-
do para con un tercero, y que luego lo que el banco hace es conceder un
mutuo de segundo grado. Esta teoría, creemos es más acertada que las ante-
riores, en el sentido de que verdaderamente nos encontramos ante una opera-
ción de crédito, que plantea el diferimiento de la prestación principal por una
de las partes, y que por tanto se debe aplicar a su “costo” la teoría de los
intereses con todo lo que esto implica. Pero al mismo tiempo fracasa ya que
estamos ante un contrato consensual y bilateral, que crea una serie de obliga-
ciones colindantes que se aúnan en este contrato y que no son explicadas por
la simple operación de un mutuo.
- Teoría de la apertura de crédito: esta doctrina se adecua al carácter
consensual y bilateral del descuento, pero choca con un par de problemas. El
primero es que en la apertura de crédito hay una puesta a disposición del
dinero por parte de la entidad, el cual recién pasará a ser de propiedad del
acreditado cuando éste se pronuncie en tal sentido, aquí por otro lado la entre-
ga del dinero es concomitante, y en caso de no serlo, el banco se encontraría
en mora desde el momento en que la contraria cumpla con la contraprestación a
su parte (traspaso del crédito). Por otra parte, en la apertura de crédito, el banco
sólo contará con un obligado al cual reclamar el cobro de lo retirado, mientras
que en el descuento, se hallara unido con dos sujetos, una relación netamente
cambiaria con el tercero, y una relación cambiaria-causal con su cliente.
- Teoría del contrato de crédito: enrolándonos en esta corriente dire-
mos que el contrato de descuento tiene una existencia propia, que tanto el
juez como el legislador tienen la obligación de pensarla al tratarlo. Por un
lado, es una operación financiera donde hay que tener en cuenta que hay un
cálculo de intereses para determinar el monto que corresponde descontar
de lo nominalmente expresado en el título; por lo tanto, éste -en principio- no
podrá ser arbitrario, y mucho menos abusivo, siendo misión de la jurispru-
dencia aplicar los conceptos de buena fe cuando lleguen a los estrados re-
clamos fundados en estas operaciones. Desde otra óptica, no está de más
decir que se tiene en cuenta no sólo la capacidad de pago del descontado,
sino también del emisor del título y todos los obligados cambiarios al cliente,
por lo que la documentación hace las veces de garantía del crédito otorgado,
donde los intereses compensatorios son pagados por adelantado. En defini-
tiva, lo que busca el cliente es hacerse de un capital líquido, mientras que la
entidad busca el cliente, hacerse de uno solvente, tomando una ganancia por
el diferimiento en su conversión líquida.
386 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
3. Función
(32) GARRIGUES, Joaquín, ob. cit., p. 248. Es interesante la reflexión de Rodríguez Azuero
cuando dice: “… se supone que el descuento de títulos-valores implica la existencia de una
operación comercial, de un eslabón dentro del proceso económico que ha llevado al tercero a
aceptar la letra de cambio a favor del cliente que solicita el descuento y que, en consecuencia
fuera de las garantías de tipo personal existe un movimiento patrimonial de ambas partes
-cliente del banco y tercer aceptante de la letra- que, en cierta manera, constituye una garantía
adicional…” (RODRÍGUEZ AZUERO, Sergio, ob. cit., p. 531). No puede dejar de considerarse
que en todo emprendimiento comercial hay una serie de activos intangibles, que al momento
de su transmisión podemos identificarlos con el denominado “valor llave”, que en muchos
casos tiene más importancia que los propios bienes tangibles, y que siempre resultan de
suma importancia para considerar por parte de quien otorga la posibilidad de aplazar el
cobro de sus acreencias.
Derecho Bancario 387
(33) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, ed. del autor, Bs. As., 2005,
t. II (Contratos bancarios), p. 360.
(34) La parte pertinente dice: “El banco está facultado para realizar las siguientes opera-
ciones:... b) Otorgar redescuentos a las entidades financieras por razones de iliquidez transito-
ria, que no excedan los treinta (30) días corridos, hasta un máximo por entidad equivalente al
patrimonio de ésta… Cuando sea necesario dotar de adecuada liquidez al sistema financiero, o
cuando circunstancias generales y extraordinarias lo hicieran aconsejable a juicio de la mayoría
absoluta del Directorio, podrán excederse los plazos máximos por entidad previstos por el
inciso b) precedente y en el primer párrafo de este inciso, sin que en ningún caso puedan
comprometerse para ello las reservas de libre disponibilidad que respaldan la base monetaria…
con caución, cesión en garantía, prenda o afectación especial de: I) créditos u otros activos
financieros cuyo deudor sea el Estado Nacional. II) títulos de deuda o certificados de partici-
pación emitidos por fideicomisos financieros cuyo activo esté compuesto por créditos u otros
activos financieros cuyo deudor sea el Estado Nacional. En estos casos no regirán las restric-
ciones establecidas en los incisos b)… Los recursos que se proporcionen a las entidades
financieras a través de los regímenes previstos en los incisos b)… bajo ninguna circunstancia
podrán carecer de garantías o ser otorgados en forma de descubierto en cuenta corriente. Los
valores que en primer lugar se deberán afectar como garantía de estas operaciones serán aque-
388 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
tante emite el Banco Central especialmente para fijar las tasa que aplicará a
los redescuentos) demuestra la importancia que tiene para dotar de liquidez al
sistema, piénsese que una tasa más baja que la de mercado (la que abonaron
los bancos en su descuento) llevaría a las entidades a ser descotados de la
operación en las que ellas fueron descontantes, para ganar con la diferencia
que esto otorga; por otra parte, una tasa alta llevaría a retraer lo más posible
el redescuento por parte de las entidades a las cuales les convendría más
esperar el vencimiento del plazo para así poder cobrar el total de lo adeudado.
En una mirada parcial de la situación, pero por demás útil, Garrigues dice:
“… tiene gran interés para los bancos privados, cuando a causa de una
anormal retirada de depósitos, necesitan reponer rápidamente su tesore-
ría. El procedimiento consistirá entonces en redescontar la cartera de
efectos en el Banco Central…” (35); como se ve, este autor limita la operatoria
a la realizada entre los bancos particulares y el Central, pero lo cierto es que
no existe ningún inconveniente en que la operación se lleve a cabo entre ban-
cos privados, en cuyo caso la tasa de interés será la que fijen las partes dentro
de parámetros de razonabilidad.
1. Concepto
Sobre lo que debe entenderse por comodato bancario hay una pequeña
gran discusión, que llega al punto de negar su propia existencia.
Por un lado tenemos a Villegas, quien trae colación que “… un concep-
to… que pretendía la existencia de un ‘comodato bancario’ surgió en
Italia en 1920 (Banco Italiano di Scoto), cuando esta institución banca-
ria ofreció tomar títulos públicos que eran entregados en ‘depósito irre-
llos que tengan oferta pública y serán valorados según su cotización de mercado. Los recursos
que se proporcionen a las entidades financieras a través de los regímenes previstos en los
incisos b)… podrán ser renovados luego de transcurrido un período de cuarenta y cinco (45)
días desde su cancelación”
(35) GARRIGUES, Joaquín, op. cit., p. 287.
Derecho Bancario 389
(36) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico... cit., ps. 577 y 578.
(37) MARTORELL, Ernesto E., op. cit., p. 639.
390 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
CAPITULO 14
A. CONCEPTO Y ANTECEDENTES .
B. NATURALEZA. FORMA.
C. CARACTERES.
D. PARTES, CAPACIDAD .
A. Concepto y antecedentes
Evolución normativa
de esta operatoria. Cuando una persona quiere hacer negocios con el banco,
ya sea para efectuar depósitos, solicitar créditos, que el banco haga pagos a
su nombre, le cobre giros o cheques de terceros, le cobre avales, fianzas o le
administre títulos o propiedades, o le alquile una caja fuerte, como un paso
previo se le requerirá, generalmente, que abra una cuenta corriente, esto se
debe en gran medida a la forma de ejecución que presupone y la utilización de
la figura del cheque.
A manera descriptiva, se puede decir que se presenta como la entrega de
dinero por parte del cliente a la entidad financiera en calidad de depósito (ésta
es una faz de la operatoria) y, por otro lado, la posibilidad de éste de librar
órdenes de pago contra el banco para que la entidad, ya sea con provisión de
fondos o en descubierto (es decir, cuando no hay depositado suficiente dinero
para responder a la orden de pago, previa autorización en tal sentido), las haga
efectiva al tenedor del documento, que consiste generalmente en el tan cono-
cido “cheque” (pero también pueden ser “cartas”, “telegrama” o “teléfono”,
si el banco lo admite).
Asimismo, a pesar de la íntima relación entre la operatoria y el título, tam-
bién debe consignarse que la disponibilidad de fondos de parte del cliente por
medios distintos del cheque no desnaturaliza la cuenta corriente bancaria, se-
gún se ha expedido la jurisprudencia de la Capital Federal (CNCom, Sala E,
fallo “Citibank c/ Gravina, Víctor y otro s/ejecutivo”, del 10/8/97, RDCO 1997).
La contratación en estudio no se limita a los débitos o créditos por depósito
de fondos, sino que son utilizados como se dijo para volcar otro tipo de opera-
ciones (v.gr., los débitos automáticos por pagos de servicios o tributos, saldos
de tarjetas de crédito). A través de la cuenta corriente se reglan negocios o
actos jurídicos que generan las diversas imputaciones (que surgen del resu-
men que la entidad debe entregar al cliente periódicamente) que en definitiva
conforman los resultados o saldos de dicha operativa.
La cuenta corriente bancaria es un contrato normativo y consensual, cele-
brado por la jurisprudencia que la ha definido en forma sintética como el pacto
celebrado por el “... banco con su cliente de acuerdo a los presupuestos
del art. 791 del Código de Comercio, y que consiste, en principio, en un
mero servicio de caja prestado por medio de cheques...” (1).
(1) CNCom., Sala A, 9/9/86, “Banco Nueva Era, Coop. Ltdo. c/ Deutsch, Silvia”, L.L.,
1987-D-620.
396 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(2) VILLEGAS, Carlos G., Teoría y práctica del cheque y la cuenta corriente bancaria. Con
las reformas de la ley de competitividad, Villegas Grupo Editor - Vázquez Manzini Editores,
2001, Bs. As., p. 27.
(3) FERNÁNDEZ, Raymundo L. - GÓMEZ LEO, Osvaldo R., Tratado teórico práctico de
derecho comercial, Depalma, Bs. As., 1997, t. III-D, p. 165.
Derecho Bancario 397
B. Naturaleza. Forma
C. Caracteres
(4) FERNÁNDEZ, Raymundo L. - GÓMEZ LEO, Osvaldo R., ob. cit., ps. 166 a 181.
Derecho Bancario 399
(8) Nombres y apellidos completos; fecha y lugar de nacimiento; estado civil; profesión,
oficio, industria, comercio, etc., que constituya su principal actividad, determinando el ramo o
Derecho Bancario 401
especialidad a que se dedica; domicilios real y especial, debiendo constituirse este último
obligatoriamente en la República Argentina, el que será considerado a todos los efectos legales
y reglamentarios derivados del funcionamiento de la cuenta, incluyendo los emergentes del
cheque. En caso de que exista más de un titular se constituirá un solo domicilio especial; Clave
Unica de Identificación Tributaria (CUIT) o Código Unico de Identificación Laboral (CUIL) o
Clave de Identificación (CDI), según corresponda; nombres y apellidos del cónyuge; nombres
y apellidos de los padres; tipo y número del documento para establecer su identificación
(extranjeros ingresados al país con carácter permanente o temporario, con plazo de permanen-
cia mayor de tres meses y aun no radicados: pasaporte de países limítrofes, cédula de identidad
otorgada por autoridad competente de los respectivos países limítrofes; extranjeros con menos
de tres meses de permanencia en el país: permiso de ingreso a la República, otorgado por la
Dirección Nacional de Migraciones o por funcionario consular argentino, pasaporte visado por
autoridad consular argentina, salvo que convenios suscriptos por la República lo eximan de
ello; tarjeta individual, expedida por la Dirección Nacional de Migraciones, cédula de identidad
o cualquier otro documento identificatorio otorgado por autoridad competente de los respec-
tivos países limítrofes; extranjeros que sean funcionarios internacionales y representantes y
funcionarios diplomáticos: documentos de identificación correspondientes otorgados por el
Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto).
(9) Denominación o razón social; domicilios real, legal y especial, debiendo constituirse
este último en la República Argentina, el que será considerado a todos los efectos legales y
reglamentarios derivados del funcionamiento de la cuenta, incluyendo los emergentes del che-
que; fecha del contrato o estatuto, objeto social y plazo de duración de la sociedad; fecha y
número de inscripción en el pertinente registro oficial; Clave Unica de Identificación Tributaria
(CUIT); nómina de las autoridades y de los representantes autorizados para utilizar la cuenta,
respecto de los que deberán cumplimentarse los requisitos establecidos para las personas físicas.
402 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
D. Partes, capacidad
Las partes dentro de este contrato son: el cliente (persona física o jurídica)
y el banco. Cabe recordar, y lo repetimos, que las únicas entidades financieras
habilitadas para recibir depósitos a la vista son los bancos comerciales, des-
cartándose, de este modo, los otros tipos de entidades (bancos de inversión,
bancos hipotecarios, compañías financieras, sociedades de ahorro y cajas de
crédito), salvo autorización expresa por parte del Central.
El contrato analizado se instrumenta en un documento al que se denomina
“solicitud de apertura de cuenta corriente”. Este debe contener los datos
personales de las partes y las estipulaciones que regirán el funcionamiento y
desarrollo de la cuenta. Dicho documento es trascendente porque de él se
infieren los derechos y obligaciones de las partes.
Por su forma de celebración podríamos encuadrar a este tipo de contrato
dentro de los “contratos de adhesión a condiciones generales” en donde una
de las partes (el banco), es la que impone las cláusulas contractuales, sin
posibilidades de deliberación, a través de formularios predefinidos por ella y
donde el cliente (en este caso, el adherente), tiene la facultad de aceptar o no
las formulaciones que se le ofrecen sin posibilidades, en términos generales,
de modificar las cláusulas del contrato.
Para complementar lo anteriormente expuesto, cabe citar un fallo de la
Cámara de Apelaciones en la Civil y Comercial de Mar del Plata del 20/11/97,
en autos: “Martinelli, José A. c/ Banco del Buen Ayre” donde se califica a la
cuenta corriente bancaria de “contrato de adhesión” y hace aplicación en el
supuesto de la ley 24.240 de defensa al consumidor (arts. 38 y 40), en cuanto
que reúnen calidad de usuario y, por ende, merecedores de la tutela en la
relación de consumo.
Retomando los requisitos esenciales de la “solicitud de apertura de la cuenta
corriente”, debemos destacar entre ellos la correcta identificación del cliente.
Dicho dato es de incorporación obligatoria y la importancia del requerimiento
radica en que la entidad financiera, por las características de su operatoria,
404 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(10) CÁRDENAS, Héctor H., “Una medida cautelar innovativa en el concurso preventivo. La
reapertura de la cuenta corriente bancaria”, en obra colectiva Medida innovativa (director:
Jorge W. Peyrano), Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2003, p. 441.
(11) CÁRDENAS, Héctor H., “Una medida cautelar innovativa...” cit., ps. 447 y 448.
Derecho Bancario 407
las buenas intenciones del autor, hay cosas que no podemos pasar por alto, por
un lado se habla de una fuerte caída de las empresas y una situación genera-
lizada de emergencia empresaria que hace peligrar los puestos de trabajo,
pues bien con este sistema lo que se haría sería ampliar el espectro de la
insolvencia a las entidades financieras, transmitiéndole riesgos que pueden
afectar sobremanera a esta frágil actividad. Piense en las previsiones que
debe hacer la entidad financiera sobre los fondos a disposición, la responsabi-
lidad emergente de la apertura de una cuenta corriente, que quiérase o no
seguiría estando presente (especialmente si no se impugna el decisorio que
manda a contratar); por otra parte tenemos los gastos que se generan con la
apertura y mantenimiento de la cuenta. Finalmente, la existencia de cheques
que en ningún caso están en cuentas que pueden girar en descubierto trae
mayor inseguridad jurídica en los casos de transmisión por endoso; a todo esto
le podemos sumar las reflexiones de Rodríguez Azuero, quien haciéndose car-
go de las “Recomendaciones de Prevención del Código de Conducta de Ban-
queros” (elaborado por la Asociación Bancaria Suiza y refrendado por el Co-
mité de Basilea), nos dice al referirse a las condiciones de apertura de la
cuenta: “... para la apertura de la cuenta, el banco adopta algunas pre-
cauciones orientadas identificar a la persona de su eventual contratan-
te y, sobre todo, su moralidad y buena reputación... en cuanto a la sol-
vencia económica, demandándole sus estados financieros para determi-
nar la composición de su patrimonio, la rentabilidad de su negocio, las
relaciones entre sus activos y pasivos, su grado de solvencia, liquidez,
capacidad de autofinanciamiento, etc...” (12), porque no debe olvidarse que
el sistema, en gran medida, brinda seguridad de que quienes forman parte de
él son sujetos con solvencia financiera, y que eximen a cada particular de
analizar la situación de con quién va a contratar, el crédito no es sólo una suma
de dinero, es credere, confianza, seguridad en las transacciones.
E. Modalidades
1. Pluralidad de cuentas
2. Nombre y orden
(13) GARRIGUES, Joaquín, Contratos bancarios, 2ª ed., Madrid, 1975, ps. 150 y 151.
Derecho Bancario 409
(14) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, edición del autor, Bs. As.,
2005, t. II (Contratos bancarios), p. 229.
(15) “La entidad sólo aceptará cheques firmados por todos los titulares y, en caso de falleci-
miento o incapacidad de algunos de ellos, se requerirá orden judicial para disponer del saldo”.
(16) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles ... cit., p. 230.
410 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
las fondos es el titular de la cuenta, pero los saldos serán entregados al titular
de la orden quien también puede librar órdenes de pagos, emitir cheques, etc.;
en este caso también es posible que se fijen dos o más sujetos a cuya orden
esté la cuenta y que éstos deban actuar conjunta o indistintamente. Las enti-
dades aceptarán, en todos los casos, los cheques librados por la persona a
cuya orden esté la cuenta, salvo si sobreviniera el fallecimiento o la incapaci-
dad de la persona a cuya orden esté la cuenta; el saldo de la cuenta corriente
se entregará a su titular o bien a la persona a la cual corresponda la adminis-
tración de sus bienes conforme con lo establecido en el Código Civil. De
ocurrir el fallecimiento del titular de la cuenta, los fondos depositados queda-
rán a disposición de quienes resulten ser sus causahabientes (OPASI 11.3.3.).
Desde otro punto de vista, la cuenta corriente bancaria puede operar con
provisión de fondos (generalmente es así), o poder realizar la operación de
“giro al descubierto” (operación en la cual se requiere previa autorización del
banco, facultando al titular de la cuenta emitir órdenes de pago sin tener pro-
visión de fondos).
Por último, para que quede en claro cómo funciona la cuenta corriente, debe
destacarse que en ella pueden figurar como “acreditaciones” (refiriéndose a su
“haber”, es decir, en la columna derecha), los depósitos que se realicen, sean
por el titular o por un tercero y las colocaciones del propio banco (por ejemplo:
cuando le concede un crédito o efectúa un cobro a cuenta del cliente). Estos
rubros “suman” en la cuenta del cuentacorrentista en su favor.
Por otro lado encontramos a los “débitos”, que se originan en las extrac-
ciones de fondos que realiza el titular, mediante el libramiento de cheques,
transferencias a otras cuentas, cargos del banco por cobro de intereses, (por
mantenimiento de la cuenta, por cuenta en descubierto, entre otros) y gastos
(pago de libreta de cheques, entre otros). Dichos rubros restan.
La diferencia entre el total de los débitos y créditos nos da el “saldo de la
cuenta corriente”, que puede ser favorable al cliente (siempre que sea positi-
vo), o puede ser favorable a la entidad bancaria (cuando éste es negativo).
Cuando el debe sobrepasa al haber existe necesariamente un saldo deu-
dor y, por lo tanto, de hecho; aunque no esté pactada, la cuenta está actuando
Derecho Bancario 411
1. Del cliente
co...” (17). El plazo para pronunciarse fue en un primer momento de cinco días
(art. 793 C.Com.), ampliándose vía reglamentaria por parte del B.C.R.A., en
un primer momento a diez días, y actualmente a sesenta días. A su vez, el
banco debe enviar al menos una vez al mes y dentro de los ocho días corridos
de finalizado el mismo, el extracto pertinente. Si no hay observaciones a él,
según la ley, se tendrían por firmes los saldos informados.
Pues bien, ese plazo de sesenta días con que cuenta el cliente para obser-
var el saldo da lugar a la denominada acción de revisión prevista en los párra-
fos primero y segundo del art. 793. Mediante esta vía es posible acceder a la
discusión sobre la presencia o no de determinados ítems en el saldo, se procu-
ra discutir la composición global o sectorial de la cuenta corriente bancaria,
abarcando la “causa” de cada una de las partidas objetables incorporadas a la
cuenta, o sea, que se ataca los fundamentos mismos que constituyen la cuen-
ta, en base a la detección de errores sustanciales y jurídicos cometidos por el
banco, como ser: ausencia de pacto de intereses o falta de autorización para
debitar cuotas o primas de seguros.
Compete al cuentacorrentista, presuntamente afectado, iniciar la acción
de revisión antes de consentir el primer saldo enviado por el banco. Esta rigu-
rosidad, se sustenta en el hecho que de no ser así, se favorece a los
cuentacorrentistas deudores de mala fe o renuentes en hacer valer sus dere-
chos, que dilatarían la impugnación para luego plantear la revisión, procurando
obstaculizar la acción de cobro de la cuenta morosa. Por supuesto que si la
cuenta que se pretende revisar se encuentra aprobada, pero los elementos de
juicio verificados demuestran que se encuentra comprometido el orden públi-
co, resulta viable la revisión dado que la transgresión al orden público no pue-
de ser convalidada expresa o tácitamente.
La vía para su andamiento es la del juicio ordinario, advirtiéndose que la
discusión de partidas sustancialmente viciadas no puede discutirse en el juicio
ejecutivo iniciado para cobrar el saldo deudor arrojado por el cierre definitivo
de la cuenta corriente bancaria. Y decimos esto ya que estamos ante “accio-
nes” no “excepciones”, si bien es cierto que con toda justicia se postula que
(17) BARREIRA DELFINO, Eduardo A., “Cuenta corriente bancaria. Operatoria. Problemáti-
ca. Abusos y responsabilidades”, en obra colectiva Responsabilidad de los bancos frente al
cliente (directora: María E. Kabas de Martorell), Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2006, p. 279).
414 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(20) BARREIRA DELFINO, Eduardo A., “Cuenta corriente bancaria…”, cit., ps. 280 y 281.
Derecho Bancario 417
73 C.Com.; y arts. 915 y 919 C.C.) no obsta al derecho del cliente para
obtener la rectificación de la cuenta por error de cálculo, comisiones,
artículos extraños o indebidamente llevados al débito o crédito o du-
plicación de partidas (art. 790 C.Com.) pues la aprobación del saldo
no implica una declaración de verdad, que tiene naturaleza confesoria
de un hecho pasado, y que, por tanto, presupone la real existencia del
hecho reconocido; en el caso, la realidad aritmética de los asientos en
la cuenta...”.
En el fallo, la acción convalidada no es la de rectificación sino la de revi-
sión, ya que fue necesario indagar en la causa de la partida de intereses obje-
tada, para determinar que en la especie no surge que las partes hayan acorda-
do la tasa de interés aplicable a la par que resulta inequívoco que las tasas
aplicadas por el banco fueron usurarias. O sea, que la Cámara convalidó la
excepción de la viabilidad de la acción de revisión de una cuenta corriente que
contaba con aprobación tácita de los resúmenes pertinentes, por parte del
cuentacorrentista.
Posteriormente encontramos un fallo que es trascendente y bisagra en la
cuestión, “Avan S.A. c/ Banco Tornquist S.A.” (21) (que viene a formar un
tridente en esta materia junto a “Corvera c/ Banco Mayo” y “Mademat S.R.L.
c/ Banco Mercantil Argentino”). Nuevamente se impugnaron los intereses
correspondientes al giro en descubierto, esta vez orientados a su capitaliza-
ción. Nuevamente el fallo del a quo fue revocado haciéndose lugar a la ac-
ción. En primer lugar, el voto de la Dra. Míguez niega una diferencia entre las
acciones de revisión y rectificación, diciendo que en realidad es una sola y que
en ningún caso se halla sujeta a caso de caducidad alguno; los votos restantes
de la mayoría, no son tan tajantes en cuanto a la unificación del sistema, pero
igualmente hacen lugar a la acción al considerar que no era necesaria la im-
pugnación previa para entrar al análisis de si era justa la capitalización pacta-
da. En la minoría encontramos el voto del Dr. Viale, quien rechaza la acción
en base a dos fundamentos. Por un lado esgrime una razón jurídica cuando
dice que: “... el art. 793 del Código de Comercio, acorde con la exigencia
(21) CNCom., Sala A, 17/2/04. Esta vez participaron de la decisión los Dres. Míguez,
Piaggi, Fraga, Rotman, Cuartero, Butty y Viale (este ultimo en minoría) mientras que en el
anteriormente citado los Dres. Piaggi y Butty (la primera había adherido al voto del segundo).
418 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
2. Del Banco
tes al servicio de débito automático, con los siguientes datos mínimos: deno-
minación de la empresa prestadora de servicios, organismo recaudador de
impuestos, etc., al cual se destinaron los fondos debitados; identificación del
cliente en la empresa o ente (apellido y nombre o código o cuenta, etc.);
concepto de la operación causante del débito (mes, bimestre, cuota, etc.);
importe debitado; fecha de débito.
- Este es el informe que como dijimos se debe observar en el plazo de
sesenta días corridos para que según la ley sea viable la acción de revisión.
- Enviar al titular de la cuenta, cuando se utilice la modalidad de cheques
de pago diferido, una información que contendrá como mínimo, además del
movimiento de fondos ya verificados, un detalle de los cheques registrados,
vencimiento e importe.
- Informar al cuentacorrentista el saldo que registren las correspondientes
cuentas en las oficinas de la entidad y/o en los lugares que los titulares indi-
quen, pudiendo efectuarse tal comunicación a través de medios electrónicos.
- Pagar a la vista los cheques librados regularmente; en el caso de che-
ques de pago diferido el plazo se da a los treinta o sesenta días contados desde
el vencimiento, en los cheques cruzados se pagará al cliente a cuyo efecto se
entenderá la entidad cruzada o girada a su caja de ahorro o cuenta corriente.
Los cheques no se abonarán en efectivo cuando sean por importes superiores
a $ 50.000 o su equivalente en dólares estadounidenses, salvo que se trate de:
cheques librados en favor de los titulares de las cuentas sobre las que se giren,
exclusivamente cuando sean presentados a la entidad girada por ellos mismos,
y valores en favor de terceros destinados al pago de sueldos y otras retribu-
ciones de carácter habitual por importes que comprendan la nómina salarial
en forma global, para lo cual el librador deberá extender, en cada oportunidad,
una certificación en la que conste expresamente la finalidad de la libranza,
que quedará archivada en la entidad.
- Adoptar los procedimientos necesarios para efectuar el pago de che-
ques, asumiendo las responsabilidades legales pertinentes en el caso de docu-
mentos incorrectamente abonados. Para el caso de cheques comprendidos en
la operatoria de truncamiento, observar, en ese aspecto, las pautas contenidas
en los convenios formalizados entre las entidades.
- Comprobar antes del pago del cheque que éste corresponde al cuaderno
entregado para el giro de la cuenta verificando la firma del librador; identificar la
persona que presenta el cheque al cobro por ventanilla incluso en el caso de que
esté librado al portador consignando al dorso el D.N.I. y demás datos de ésta.
420 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
principio de buena fe que debe regir esta relación, y aun entre aquellos que
están perfectamente identificados se suelen plantear discusiones sobre su le-
galidad, por ejemplo, en el caso del envió de los resúmenes, que en sí es una
obligación legal a cargo de la entidad cuyo valor hace recaer sobre el cliente
(algunos llevan a diferenciar entre su emisión y su envío), también se cobra
por la emisión de la tarjeta magnética (lo cual es totalmente lícito), pero
además se cobra por su utilización aun en aquellos casos en que se realiza
una mera tarea de información (contrariando el principio de gratuitidad de la
información establecido para las relaciones de consumo); finalmente mien-
tras se abona un monto determinado por el mantenimiento de la cuenta, en
ciertas entidades también se agrega una suma por tener bajo promedio de
saldo acreedor, lo que lleva a una doble imposición por lo que en el fondo
sería el mismo servicio (23).
- El rechazo de cheques que se pretenden cobrar, cuando no hay provisión
de fondos, o ausencia de autorización para girar al descubierto y el cierre de la
cuenta ante los reiterados rechazos de cheques sin fondos, es un derecho
inalienable del banco, aunque -ante el primer supuesto señalado- éste tiene la
facultad de autorizar el giro al descubierto, si considera que el cliente merece
tal atención.
(24) VILLEGAS, Carlos G., Teoría y práctica del cheque… cit., ps. 156 y 157.
(25) VILLEGAS, Carlos G., Teoría y práctica del cheque… cit., p. 160.
Derecho Bancario 425
(26) El legislador, al colocar en cabeza de estos sujetos la facultad para emitir dichos
instrumentos, lo hizo basándose en el presupuesto de que ambos llevan el control cruzado de
los asientos contables y de los saldos que arrojan las cuentas corrientes al cierre de las opera-
ciones diarias, siendo por ello quienes conocen más fidedignamente la situación y, por lo tanto,
pueden certificar al respecto.
(27) MARTORELL, Ernesto E., Tratado de los contratos de empresa, 2ª ed., Depalma, Bs.
As., 2000, p. 243.
(28) Cámara 5ª C. y C., 1/6/04, “Bank Boston N.A. c/ Marhuenda, Silvia”, Foro de
Córdoba Nº 97, p. 258; Cámara C. y C. de Río Cuarto, 3/4/06, “Banco de la Provincia de
Córdoba c/ Bertone, Jorge A. y Barrotto, María N.”, Actualidad Jurídica de Córdoba General
Nº 105, p. 6091.
(29) Cámara 3ª C. y C., 28/6/05, “Lloyds TSB Bank c/ Boncini, Angel Fernando”, Foro de
Córdoba Nº 106, p. 236.
Derecho Bancario 427
que acepta el cliente, más si se tiene en cuenta que estos contratos son
instrumentados mediante pliegos de adhesión y que en muchos casos el sujeto
se ve compelido a su firma, más hoy donde se intenta bancarizar el movimien-
to económico nacional. Ahora bien, el acogernos a la primera teoría no implica
aceptarla sin reparos, hay que poner de resalto que es necesario integrar esta
posición con el principio de responsabilidad por su mal uso y abuso, así, quien
aparece como firmante de los títulos debe ser considerado responsable en
forma personal, y el Banco Central, que por las facultades conferidas por ley,
tiene una amplia batería de medios de regulación, supervisión y sanción, debe
ver comprometida su propia responsabilidad cuando las entidades por cuya
actividad regular debe señalar, no cumplan con la ley.
Entrando al análisis de la ejecución de este título, vemos que, en general,
la mayoría de la jurisprudencia de las provincias, entienden que el título
será hábil si, estando firmado por los dependientes indicados, y en el que
se determina el saldo de la cuenta corriente en ocasión del cierre de ella
(30)
, sin que sea menester demostrar que se ha comunicado al cliente, toda
vez que tal comunicación y conformidad o disconformidad, no agregan ni
quitan la validez al título (31).
(30) Doctrina y jurisprudencia son uniformes en exigir este requisito desde el leading case
“Banco de Galicia y Buenos Aires S.A. c/ Lussich, J. P. A. y otros”, de la Cámara de Apelacio-
nes Comercial Cap. Fed. 205/6/69 cuyo fundamento radica en que de lo contrario no resultaría
un crédito líquido ni exigible en favor de la entidad bancaria por cuanto el certificado podría
contener un saldo inexacto al momento de promoverse la ejecución; pero esta uniformidad no
significa unanimidad, y así encontramos que se ha sostenido que el título es hábil sin perjuicio
que no se haya consignado en ésste el cierre de la cuenta y la fecha en que ello se produjo, pues
la sola expedición de aquél, conteniendo suma líquida y exigible y la determinación de los
sujetos pasivos y activos de la obligación, presupone esa clausura (Cámara C. y C. de San
Nicolás, Sala 1ª, 21/9/00, “Banco Río de la Plata S.A. c/ García”; Cámara 1ª C. y C. de Mar
del Plata, Sala 2ª, 28/12/00, “Banco Bisel S.A. c/ Padrón”). En una postura, claramente
contraria al primer fallo citado encontramos una cita de FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. (direc-
tor), Código de Comercio comentado, Errepar, Bs. As., 2000, t. III, p. 1967, cita el fallo del
T.S.J Cba. contrario a esta postura “Banco de la Provincia de Córdoba c/ Nacachian y
Vásquez S.R.L.” (5/8/1988) E.D., 135-533, donde se colige que la entidad suspende la cuenta
y ejecuta el saldo existente en ese momento, pudiendo continuar operando con aquélla por lo
que, ante la existencia de un nuevo saldo deudor, el banco estaría facultado para crear un
nuevo título y ejecutarlo judicialmente.
(31) En un principio se exigía la notificación del cierre de la cuenta y el vencimiento del
plazo para observarlo por parte del cliente (“The First Natonal City Bank of New Cork c/
428 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Rivadulla, Andrés A.”, CNCom., Sala B, 15/3/61; J.A., 1961-V-277), ya que se consideraba al
art. 793 como un todo uniforme y no regulador de distintas situaciones. Hoy se dice que “… la
comunicación que el banco debe efectuar a los titulares de las cuentas sobre los saldos no
significa que la formación del título esté subordinada a dicho recaudo, porque la ley otorga
fuerza ejecutiva al certificado firmado por el gerente y contador independientemente de otra
condición, ya que el tercer párrafo del art. 793 del C.Com., fue agregado justamente para suplir
la conformidad expresa o tácita del cliente... la excepción de inhabilidad de título es improce-
dente con fundamento en no haberse cumplido con la notificación que impera el art. 793...”
(Cámara 2ª C. y C., 12710/04, “Banco Río de la Plata S.A. c/ Greco, Alicia Edith”, Actualidad
Jurídica de Córdoba General Nº 84, p. 5358). Actualmente encontramos autores que propug-
nan la vuelta al sistema anterior: GIRALDO, Pedro M. (“En torno a la fuerza ejecutiva de la
constancia de saldo deudor en cuenta corriente bancaria”), y VILLEGAS, Carlos G. (Teoría y
práctica del cheque y... cit., los cuales siguen los lineamientos básicos del fallo “Banco de Entre
Ríos c/ Genética Porcino S.A.” (Cámara de Apelaciones Comercial Cap. Fed. 21/11/86).
(32) CNCom., Sala C, 5/5/72, “Banco Comercial de Buenos Aires S.A. c/ Cooperativa de
Crédito California”; Cámara 5ª C. y C., 5/4/99, “Banco de Crédito Argentino c/ Jorge R.
Martínez Casas”.
(33) A los efectos del art. 793 C.Com., las certificaciones de los saldos deudores en cuenta
corriente serán suscriptas por los funcionarios que actúen en la administración del proceso de
autoliquidación, el liquidador judicial o el síndico de la quiebra de las ex entidades de que se trate.
(34) Cámara 8ª C. y C., 4/12/07, “Banco del Centro Coop. Ltdo. c/ Huergo, Juan Carlos
y otros” (Actualidad Jurídica de Córdoba, General Nº 146, p. 9616).
Derecho Bancario 429
(35) Cámara C. y C. de Rosario, Sala 1ª, 15/10/93, “Banco Horizonte Coop. Ltdo. c/
Eujanian”, inédito.
(36) Cámara C. y C.. de La Matanza, Sala 1ª, 13/6/02, “Scotiabank Quilmes S.A. c/
Sánchez”, inédito.
(37) BERGIA, Marcelo R., Cuenta corriente bancaria, Quorum, Bs. As., 1997, p. 162.
(38) C.C.C. de Santa Fe, Sala I, 18/9/73, J.A., 20-1973-626.
(39) CNCom., Sala D, 3/12/00, “Banco Bansud S.A. c/ Junovich”, J.A., del 12/9/01, ps. 26/27.
430 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(40) CNCom., Sala E, 5/12/99, “Banco Tonquist c/ Cardenes Hnos. S.A.”, L.L.,. 2000C-367.
(41) ESCUTI, Ignacio A., ob. cit., p. 35.
(42) C.C.C.de Bahía Blanca, Sala II, 22/8/96, “Banco de la Provincia de Buenos Aires c/
López Leyton, Marta”, J.A., 2/7/97, p. 56.
(43) Cámara 2ª C. y C., “Banco de Crédito Argentino S.A. c/ Suluz Electricidad S.A.”,
inédito.
(44) VILLEGAS, Carlos G., Teoría y práctica del cheque... cit., ps. 168 y 169.
(45) Cámara C. y C. Dolores, DJBA, 123, p. 171.
Derecho Bancario 431
(46) S.T.J., E.D., 135, p. 527;Cámara 2ª C. y C., Sala I, Paraná, Z.R., 7, g. 533; Cámara C.
y C. de Rosario, Sala I, J.A., 1992-III, síntesis; CNCom., Sala E, J.A., 1992-II, p. 464;
CNCom, Sala B, L.L. 1995-E, p. 458.
(47) CNCom., Sala A, 19/5/99, “Banco de Galicia y Buenos Aires c/ Olmedo”; L.L., 2000-
A-457; CNCom., Sala E, 13/4/87, “Banco del Interior y Buenos Aires S.A. c/ Shneider”,
E.D.126-564; Cámara 8ª C. y C. del 14/2/08, “Banco Israelita de Córdoba S.A. (Quiebra) c/
Brakin, Silvia Karina”, Actualidad Jurídica de Córdoba, General, Nº 150.
432 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(48) CNCom., Sala A, 14/8/1995, “Banco de Galicia y Buenos Aires S.A. c/ Fundación
Centro Infantil para Rehabilitación Incapacitados Neuromotrices”, L.L., 1996-A-43.
(49) CFCiv., Sala III, Capital Federal, 11/4/00, “Banco de la Nación Argentina c/ Estable-
cimientos Mirón S.A.”, L.L., 2001-B-605.
(50) C.C.C. de Mar del Plata, Sala 1ª, 10/8/89, “Banco Los Pinos Cooperativa c/ León”,
inédito. También Cámara 5ª C. y C., “Banco Israelita de Córdoba c/ González, Mariana E.”, inédito
(51) Con similar criterio, “Banco Credit Lyonnais Argentina S.A. c/ Carvajal”, L.L,.
1997-B-459.
Derecho Bancario 433
Jurisprudencia
(54) CNCom., Sala A, 22/4/86, “Banco Nueva Era Cooperativo Ltdo. c/ Deutsch, S.A.”,
L.L., 1987-D-620.
(55) POLOTTO, Susana - JUÁREZ CAMPOS, Silvia, “Tarjeta de crédito: saldo en cuenta corrien-
te bancaria no operativa”, E.D., 20/5/98, p. 4.
Derecho Bancario 435
(56) CNCom., Sala A, 29/5/1996, “The First National Bank of Boston c/ Arzt, Daniel B.
y otro”, J.A., 2000-III; CNCom., Sala A, 27/6/97, “Banco de la Provincia de Buenos Aires c/
Alives, Nicolás R. y otros”, L.L., 1997-D-749.
(57) CNCom, Sala A, 23/4/99, “Banco del Buen Ayre c/ Perrotti, Oscar A.”, L.L., 15/2/
00, p. 4.
(58) CNCom, Sala A, 11/3/99, “Compañía Financiera Argentina S.A. c/ Tchukran, Moisés
S.”, L.L., 1999-C-785.
(59) CNCom., Sala A, 17/12/97, “Banco Río de la Plata S.A. c/ Riemersma, Jorge Eduardo
y otro”, E.D., 20/5 /98, p. 6.
(60) Se funda en lo expresado por la CNCom., Sala D, “Gimeza Cía. Financiera S.A. c/
Soler, Sergio Martín”, 19/12/86, y “Viento Sur S.A. c/ Héctor A. Del Piano S.A.”, 4/4/89.
436 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
damentos del a quo y afirma que los demandados no hicieron ninguna obje-
ción cuando fueron citados a reconocer las cuentas, por lo que es tardía la
alegación de la inhabilidad del título. La declaración de procedencia de la vía
ejecutiva se basa en considerar a la cuenta no como “instantánea”, sino en
como una verdadera cuenta corriente bancaria, en la que se han generado
débitos y créditos. Si el tribunal considera que se trata de una cuenta no
operativa, entonces no procederá el juicio ejecutivo.
(61) CNCom, Sala B, 31/8/00, “Banco Río de la Plata S.A. c/ Esposti, Rubén H. y otro”,
J.A. 2001-II-207.
(62) CNCom., Sala B, “Banco Mayo Coop. Ltdo. c/ Laiquera, Eduardo s/ Ejecutivo”,
30/4/1993; CNCom., Sala B, “Banco Francés del Río de la Plata S.A. c/ Colina, Vilma s/
Ejecutivo”, 25/8/94.
(63) CNCom., Sala B, 17/3/1993, L.L., 1994-C-351.
Derecho Bancario 437
(64) SANTUCCIONE, Gabriela, “Cuenta corriente operable no operada. ¿El eslabón perdido
en la relación tarjeta de crédito cuenta corriente bancaria?”, L.L., 1994-C-351.
(65) CNCom., Sala B, 14/9/87, “Banco Mayo Coop. Ltdo. c/ Centanni, F.E. y otra”, E.D.,
127-407, con nota de LEGÓN, Fernando A., “¿Cuenta corriente bancaria sin cheques?”.
(66) KABAS DE MARTORELL, María E., “Saldo impagos de tarjeta de crédito. Utilización por
los bancos de la certificación de saldo deudor en cuenta corriente”, L.L., 1999-C-297.
(67) CNCom., Sala C, 24/8/1987, “Banco Coop. de Caseros Ltdo. c/ Arangio”, E.D.,
127-410; CNCom., Sala C, 10/5/96, “The First National Bank of Boston c/ Pérez, Elsa”,
L.L., 10/10/96, p. 7.
(68) CNCom., Sala C, 27/4/85, “Banco de Galicia y Bs. As. c/ Curto, E.”, L.L., 1986-B-620.
438 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
bancaria no necesariamente debe operar con cheques, sino que puede hacerlo
a través de otros medios instrumentales distintos del cheque y aun con exclu-
sión de ellos, dado que la existencia de éstos no es legalmente necesaria ya
que ninguna norma impone su utilización (69). La Sala sostiene que la cuenta
corriente no se identifica con el cheque, sino que ocurre lo contrario: el che-
que se identifica con la cuenta corriente bancaria, debido a que la misma
existencia y operatividad del cheque supone una cuenta contra la cual girarlo.
Complementa su fundamento afirmando que el art. 791 del Código de Comer-
cio no dispone que sea de la esencia de la cuenta corriente la existencia de
cheques. Al no imponerlo expresamente, tampoco restringe la posibilidad que
los fondos sean extraídos por otros medios distintos del cheque. De allí se
infiere que la existencia del cheque no es legalmente exigible. La opinión del
tribunal es coincidente con el resto de las salas con relación a la inhabilidad de
título del certificado de saldo deudor proveniente de una cuenta corriente “ins-
tantánea”, es decir aquélla abierta con el único fin de ser inmediatamente
cerrada para obtener un título ejecutivo hábil para reclamar una deuda emer-
gente de una tarjeta de crédito.
(69) CNCom., Sala D, 19/5/88, “Banco Coop. de Caseros Ltdo. c/ Caso, Roberto”, L.L.,
1989-D-154.
(70) CNCom, Sala E, 13/10/97, “The First National Bank of Boston c/ García, María del
Carmen Lucía y otro”, Revista del Derecho Comercial, 1998, año 31, ps. 196 y 197; CNCom.,
Sala E, 5/12/99, “Banco Tornquist c/ Cardenes Hnos.”, L.L., 2000-C-369.
(71) Cámara C. y C., 20/2/92, “Banco de Crédito Argentino v. Soria de Vázquez, Lucía M.
y otro”, J.A., 1994-I-23.
Derecho Bancario 439
instantánea (72). Pero esto no quiere decir una negativa genérica a esta
operatoria (73).
(72) “... la habilidad del certificado deudor en cuenta corriente bancaria queda supeditada
a que exista cuenta real y efectiva, creada por acuerdo entre el banco y su cliente, lo que no
ocurre cuando el banco, en forma unilateral, procede a habilitar una supuesta cuenta corriente
instantánea, aunque para ello haga uso de facultades acordadas en el contrato adhesivo de
otorgamiento de la tarjeta de crédito, bajo la figura del mandato irrevocable, ya que cabe
recordar que la validez de las facultades conferidas en un poder irrevocable, se encuentra
acotada por la norma de los artículos 1892 y 1907 del C.C. que vedan la posibilidad del Banco
de abrir una cuenta corriente no operativa al solo fin de debitar en ella la deuda derivada del uso
de la tarjeta de crédito, ‘al establecer que el mandato no puede ser conferido en exclusivo interés
del mandatario y que éste debe abstenerse de ejecutarlo cuando sea manifiestamente dañoso
para el mandante’... la apertura de la cuenta corriente que no reporta ventaja alguna al supuesto
cuentacorrentista sino meramente al mandatario viola la regla de la buena fe negocial y no puede
ser tolerada porque importa un mecanismo de actuación en fraude a la ley. De lo expuesto se
sigue que si el ejecutado niega la existencia de la cuenta corriente, ello no supone incursionar en
la causa de la obligación, habida cuenta que lo que se trata es de dilucidar una circunstancia
esencial, preexistente al certificado en ejecución, cuyo esclarecimiento resulta ineludible a los
efectos de determinar si el título tiene o no habilidad ejecutiva... aun si se asignase suficiencia
a la presunción que nace del certificado de saldo deudor, teniéndose por cierto, conforme a él,
que la actora efectivamente abrió una cuenta corriente no operativa y al solo fin de descargar en
ella los saldos impagos correspondientes al uso de la tarjeta de crédito, tal conducta debe
rechazarse en cuanto comporta un ejercicio abusivo y en fraude a la ley del mandato otorgado
en el contrato de otorgamiento de la tarjeta de crédito...” (Cámara 4ª C. y C., “Banco Caseros
S.A. c/ Scalerandi, Daniel Antonio y otro”, inédito). En el voto de la minoría el Dr. Sahab dijo:
“... lo pactado en las Condiciones Generales y Particulares que rigen el Otorgamiento de las
Tarjetas de crédito a las que las partes se obligan no violenta ninguna disposición de orden
público y aparece -a mi modo de ver- como un simple mecanismo para el funcionamiento de la
tarjeta de crédito. No puede pensarse en un exceso o abuso de la entidad bancaria pues es
indiscutible que tanto la cuenta corriente bancaria común cuanto la tarjeta de crédito están
apoyadas en un grado de confianza mutua. Lo que no puede desdeñarse la intención manifies-
ta del deudor de apartarse de lo convenido, violando la norma que voluntariamente ha
contribuido a formar con la acreedora, lo que se manifiesta en una conducta tendiente a
violentar el principio de que los contratos se celebran para ser cumplidos. Constituye un
ejercicio abusivo del derecho y viola la buena fe la conducta de quien pretende volver sobre
sus propios actos (arts. 1071 y 1198 C.C.)...”.
(73) Cámara 8ª C. y C., “Ruiz Bustamante, E. c/ De León, Juan Felipe”, inédito.
440 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Derecho Bancario 441
CAPITULO 15
Crédito documentario
A. INTRODUCCIÓN Y ANTECEDENTES.
A. Introducción y antecedentes
Más tarde los bancos se incorporan a esta actividad y los grandes comer-
ciantes decidieron descontar y negociar por sí mismos las letras emitidas con
motivo de estas compraventas, para lo cual crearon una sección de banca
como una más de sus actividades. Ello llevó a la consolidación del crédito
documentario como operación típica bancaria y la de una nueva banca: los
merchant banks o merchant bankers.
El crédito documentario es una operación compleja que a grandes rasgos
puede ser descripta de la siguiente manera:
- Importador y exportador celebran un contrato de compraventa y acuer-
dan que el pago del precio se realizará por intermedio de un banco.
- El importador solicita a un banco la apertura del crédito documentario.
- Aceptada la solicitud, el banco abre el crédito documentario en el cual se
contienen todos los datos referidos a la operación comercial y aquellos vincu-
lados estrictamente con el crédito documentario como, por ejemplo, la forma y
condiciones de pago.
- El banco emisor comunica al corresponsal (otro banco o una sucursal del
emisor en la plaza del exportador) la apertura del crédito y las condiciones a
que habrá de sujetarse.
- El corresponsal notifica al exportador (beneficiario) la apertura del cré-
dito a su favor y la posibilidad de cobrar el importe según lo convenido.
- Normalmente el exportador contra la entrega de determinada documen-
tación (constancia de embarque, nota del contenido, certificado de origen o
factura consular y certificado de seguro) procede al cobro del crédito, aunque
también puede presentar letras de cambio o realizar descuentos.
- El corresponsal remite los documentos al banco emisor, con la notifi-
cación de haber pagado. Al corresponsal se le debitan los importes corres-
pondientes.
- El importador paga al banco emisor el importe o según lo convenido y
recibe los documentos que acreditan su propiedad, con lo que se cancela
el crédito.
(3) Optamos por definirla como la conducta normativa reiterada en forma uniforme
(elemento objetivo) con conciencia de su obligatoriedad (elemento subjetivo) que no es contra-
rio a la buena fe y la moral (elemento teleológico).
(4) FONTANARROSA, Rodolfo, Derecho comercial argentino. Parte general, 5ª ed., Zavalía,
Bs. As., 1976, p. 60.
Derecho Bancario 447
(5) MILELLA, Mario - SKODNIK, Margarita, “Crédito documentario”, R.D.C.O., 1974, p. 261.
(6) Conf. art. 2º de las Reglas y Usos Uniformes de los créditos documentarios.
448 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(7) BOLLINI SHAW, C. - BONEO VILLEGAS, E., Manual para operaciones bancarias y finan-
cieras, 4ª ed., Abeledo-Perrot, Bs. As., 1997, ps. 373 y 374. Estos prestigiosos autores
demuestran cómo es perfectamente aplicable a este contrato, aunque limitan su análisis prin-
cipalmente a la relación entre ordenante y banco, sin analizar en profundidad lo que sucede con
el beneficiario, por lo que consideramos que su postura sólo es parcialmente adecuada. No
obstante esto, en la página 400 de la obra citada terminan por inclinarse por la figura del
contrato plurilateral al no poder englobar todo el haz de relaciones dentro de un figura cierta.
Derecho Bancario 449
D. Instrumentos
(9) GARRIGUES, Joaquín, op. cit., ps. 605 a 613 se pliega a esta postura, y pone de resalto
que la incorporación de un segundo banco en el país del acreedor no desnaturaliza esta situa-
ción tripartita, sino que la complejiza, siendo que en ningún momento el primer banco queda
exonerado de su deuda sino que la confirmación del segundo sólo tiene por fin otorgar más
seguridad a la operación (se detiene especialmente en el art. 3º de las RR.UU.UU. para corro-
borar esta afirmación)
Derecho Bancario 451
Forma de pago:
- A la vista, o sea, inmediato contra prestación de los documentos en orden.
- Pago a término: por ejemplo pagadero a “X” días de la fecha de embarque.
- Pago a término con aceptación de la letra, en cuyo caso se deberá indi-
car quién aceptará la letra (el banco negociador, el banco emisor, etc.) dejan-
do constancia de cuál de las partes se hará cargo de los gastos de aceptación
y/o descuento si los hubiere.
- Pago adelantado contra simple recibo de una parte de la operación y
compromiso de entregar los documentos requeridos dentro de los plazos de
crédito, o compromiso de devolución inmediata de los importes percibidos en
caso de concretarse la operación, indicando además las condiciones en que se
abonará el saldo.
- Documentos requeridos, cantidad de ejemplares y condiciones formales.
También se dejará constancia de los documentos que el tomador considera
necesarios para asegurarse de la cantidad o calidad de mercadería solicitada
(ejemplo: nota de empaque, certificado de peso).
- Forma de embarque (vía aérea, marítima etc.).
- Si se admitieran embarques parciales, trasbordos, etc.
- Cantidad y detalles de la mercadería en el idioma del país tomador.
- Condiciones propias de la operación que, habiendo sido pactadas por las
partes, deban ser puestas en conocimiento de los bancos para poder obtener
una adecuada conclusión de la operación.
dades de aceptar letras giradas por el beneficiario, o darle a éste un mutuo o una
apertura de crédito. En fin, serán innumerables las modalidades que se pueden
plantear para poder saldar la obligación que surge del contrato base y antece-
dente del crédito documentario, y variarán según la legislación del país en el que
se concrete el pago y las necesidades de los contratantes.
Podemos esbozar una enumeración de estos métodos de la siguiente manera:
- Crédito revocable: Los créditos pueden ser modificados o cancelados
en cualquier momento sin que el banco esté obligado a notificarlo al beneficia-
rio. No crea un vínculo jurídico entre el banquero y el beneficiario. Este tipo
de crédito es poco usual por los inconvenientes y falta de seguridad jurídica
que acarrea.
- Crédito irrevocable: El banco se obliga frente al beneficiario por la
sola comunicación a éste y sin necesidad de su aceptación. La obligación
del banco se mantiene irrevocable por el plazo establecido. Se compromete
a cumplir su parte en el contrato si el beneficiario cumple con sus obligacio-
nes contractuales. Esta operación da certeza al beneficiario respecto a que
cobrará el dinero si él, a su vez, cumple con las condiciones requeridas, en el
plazo establecido. Es de uso común en los negocios internacionales. El pres-
tigio del banco se asienta en el cumplimiento cabal de sus obligaciones. Es
por ello que la orden irrevocable a un banco debe permanecer como tal,
justificada por la necesidad de seriedad, respaldo y efectivo cumplimiento
que la intervención bancaria implica.
- Crédito a la vista: Contra la presentación de la documentación dentro
del plazo estipulado, el beneficiario cobra al contado.
- Crédito de aceptación: En este caso el beneficiario cobra a plazo.
Cuando el beneficiario presenta los documentos al banco acepta una letra en
la cual se compromete a pagarla, por ejemplo, a noventa días de plazo. El
banco notificador es el girado de la letra. El beneficiario puede descontar la
letra si necesita cobrar el dinero.
- Crédito irrevocable no confirmado: El banco corresponsal del emisor,
o sea el notificador, sólo comunica al beneficiario que el banco emisor se ha
obligado en favor del beneficiario.
- Crédito irrevocable confirmado: El banquero notificado además de
notificar al beneficiario, confirma el crédito, es decir que asume la responsa-
bilidad personal y directa del banquero emisor. Adiciona su compromiso al del
emisor. Esto da mayor seguridad al beneficiario. Generalmente se usa el tipo
de crédito irrevocable y confirmado para la mayor parte de las exportaciones
que se efectúan en este país.
Derecho Bancario 453
2. La carta de crédito
Es el documento que emite el banco que abre el crédito y que contiene las
condiciones del compromiso del banco y las enunciaciones necesarias para su
correcta utilización.
Derecho Bancario 455
Son varias las clasificaciones que se pueden hacer del crédito documentario,
entre ellas tenemos como más usuales y destacadas:
Según el tipo de obligación que asuma el banco emisor:
- De pago: Es el crédito cuando el banco emisor se obliga a pagar una
suma determinada, en una especie de moneda también establecida, en favor
del beneficiario, contra la presentación de los documentos comerciales indica-
dos en la carta de crédito, en tiempo y forma.
- De aceptación: Es aquél donde el banco emisor o su corresponsal, se
obliga a aceptar letras de cambio que gire el beneficiario. El banco emisor se
obliga frente al beneficiario, siempre contra presentación de los documentos
indicados en el crédito, a aceptarle letras que éste gire por el importe del crédito.
- De negociación: El banco emisor se obliga a negociar letras de cambio
que libre el beneficiario, es decir a “descontárselas” adelantándole su importe
en efectivo, deducido los intereses por el descuento.
1. Naturaleza jurídica
Una vez emitida la carta de crédito, la obligación del banco con el cliente
es autónoma y abstracta. Resulta independiente de la compraventa efectuada
entre el comprador ordenante y el vendedor beneficiario de la relación que
vincula al ordenador y al banquero.
Por ello son inoponibes las excepciones emanadas de esas relaciones,
sean por comisiones, contrato de apertura de crédito, etc.
La obligación del banco subsiste aun después de declarada la nulidad de la
compraventa. Pero una vez declarada dicha nulidad es evidente que la obliga-
460 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(11) CNCom., Sala D, 23/6/1986, “Dalca Industrial y Comercial Ltda. c/ Shekel S.A.”,
inédito; CNCom., Sala D, 29/10/84, “IN.AL.CA. SPA c/ Sepal S.A.”, inédito.
Derecho Bancario 461
(12) Cobra un gran valor en esta cuestión la figura del despachante de aduana, el cual si
bien es un tercero ajeno al contrato, tendrá que desarrollar una actividad decisiva para llevar a
buen puerto no sólo este contrato, sino también el que subyace en él, y de cierta manera en todo
el comercio internacional. De allí que se bregue por la capacitación y profesionalización de esta
actividad por lo delicado de su función en la inserción de cada país en el mercado globalizado
internacional. Un país que cuente con malos funcionaros, será un país que se vea privado del
crédito internacional y de la entrada de divisas y productos de otros Estados.
Derecho Bancario 463
F. Relaciones
1. Comprador y vendedor
2. Ordenante y emisor
3. Usuario y ordenante
Aquí tenemos los mismos dos sujetos que conforman la operación subyacen-
te, el comprador y el vendedor, pero en este nuevo contrato que se ha celebrado
una pasaría a ser un tercero beneficiario (el vendedor) de un crédito abierto a su
favor. Aquí el contrato de crédito documentario ya se ha celebrado y está en pleno
curso de ejecución, volviéndose autónomo de otro pacto anterior.
El banco que paga al vendedor extranjero lo hace en ejercicio de su fun-
ción bancaria y no como mandatario o representante de su cliente.
Ello no empece a la teoría de la delegación imperfecta, ya que el benefi-
ciario, luego de haber sido notificado de la apertura de la carta de crédito,
tiene dos deudores, el banco notificador y el ordenante, este último obligado
por la relación fundamental o extracambiaria. Si el banco notificador puede
dirigirse contra el obligado original (ordenante), atento a que no se ha produci-
do una novación en la obligación original.
El delegado sería el banco notificador, que se obliga con el delegante,
banco emisor, a realizar un pago a un tercero (beneficiario). En este caso el
delegado no desobliga al delegante y por ello sería una relación imperfecta.
468 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
4. Emisor y beneficiario
5. Incumplimiento, acciones
no estar fijado un plazo para hacerlo, será necesario primero, solicitar que
éste sea fijado por un juez o árbitro (este último supuesto es más común en el
comercio internacional). Esta suma de un nuevo deudor, deberá ser comunicada
al acreedor, ya que hasta ese momento puede ser revocada, de allí que la
obligación de celebración de este contrato, se integre con el deber de comunica-
ción para con el vendedor-exportador (13). De otro modo no hay posibilidad de
oponer por parte de éste la obligación al banco, subsistiendo sólo acción por
incumplimiento para con el contratante de la relación obligacional subyacente.
A su vez, y respecto de la deuda que pueda surgir con la entidad financie-
ra, cabe acotar que el banco como comisionista respecto del ordenante, en
ningún momento se convierte en propietario de las mercaderías y, por lo tanto,
tampoco es poseedor. Es un mero tenedor de ellas por cuenta del cliente,
como lo es la compañía que realiza el transporte. El banco recibe la tradición
simbólica de las mercaderías cuando el beneficiario endosa a su orden o en
blanco los documentos que las representan. Oportunamente deberá entregar
los documentos al ordenador. No se despoja al banquero de la tenencia de las
cosas importadas que garantizan el pago de lo debido y, por lo tanto, podrá
atacarlas para cobrar su acreencia.
G. Responsabilidades
En esta materia, como en todas, rigen los supuestos necesarios para que
exista responsabilidad y que ya analizáramos (daño, antijuridicidad, relación
de causalidad y factor de atribución). Pero queremos comenzar poniendo de
resalto una situación muy común en esta materia, las cláusulas de eximición de
responsabilidad porque “… en general se estiman excesivas algunas ‘libera-
ciones’ o ‘exenciones’ establecidas en las Reglas y Usos Uniformes…” (14).
Es posible la incorporación tácita o expresa a los contratos concluidos en
particular de las cláusulas de irresponsabilidad contenidas en las Reglas y
Usos Uniformes, aunque consideramos que no todas ellas son válidas. Al res-
(13) CNCom., Sala A, 23/3/95, “Alcalá, Jorge A. c/ Banco de Entre Ríos”, inédito.
(14) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, t. II (Contratos bancarios),
edición del autor, Bs. As., 2005, p. 856.
Derecho Bancario 471
pecto son válidas las cláusulas que establecen la exoneración del banco por
fuerza mayor o por actos de terceras personas.
Existen diferentes supuestos que pueden presentarse en la materia y que
son necesarios para que estemos ante una limitación válida:
- Cuando el solicitante realiza una operación aislada o esporádica, la acep-
tación será eficaz en tanto y en cuanto sea coherente con la oferta y para
evitar discrepancias o conflictos resulta idóneo fijar por escrito las cláusulas
de irresponsabilidad para el adherente.
- Cuando han existido tratativas previas con relación a las mismas cláusu-
las, la doctrina considera que tales tratativas deberían reunir ciertas condicio-
nes específicas, tales como haber sido duraderas, reiteradas y continuas.
- Que la contraparte haya tenido razonable conocimiento a los efectos de
las cláusulas de irresponsabilidad, debiendo ser tal conocimiento suficiente y
contemporáneo a la conclusión del contrato.
Pero se debe tener en cuenta que el comerciante tampoco puede tener
una actitud relajada y menos aún debe ir contra sus propios actos, lo que
conlleva que si el ordenante del crédito retira los documentos transmitidos por
el banco no podrá más tarde hacer valer la irregularidad de esos documentos
para accionar contra del banco. De esta manera estaría ratificando la gestión
del mandatario quedando excluida toda indemnización.
Al ordenante del crédito puede convenirle retirar los documentos, llegando
a perfeccionar la compraventa sin por ello hacer renuncia a la acción de in-
demnización contra el banco. En este caso deben probarse los daños y perjui-
cios de acuerdo con el grado de culpa en que el banco hubiere incurrido.
Puede ocurrir que al ordenante le conviniere dejar los documentos en
manos del banco y negándose también a reembolsar al banco del crédito
concedido y de los gastos realizados. No cumplidas las instrucciones que
el banco hubiese recibido, éste debe soportar las consecuencias de una
acción por daños y perjuicios con la consiguiente indemnización reclamada
por el ordenante.
1. Banco acreditante
Con relación a este tema, las Reglas y Usos establecen (art. 18) que “Los
bancos que utilicen los servicios de otro banco no asumirán ninguna responsabili-
dad (salvo culpa de su parte) en el caso de que las instrucciones que hayan trans-
mitido no sean cumplidas con exactitud, aun en el caso de que dichos bancos
hubieran tomado ellos mismos la iniciativa en la elección de su corresponsal”.
También establece que “los bancos que utilicen los servicios de otro banco
u otros bancos con objeto de dar cumplimiento a las instrucciones del ordenante,
lo hacen por cuenta y riesgo del ordenante”, teniendo por lo tanto el ordenante
del crédito acción directa contra el banco corresponsal.
Puesto que todas las partes intervinientes en un crédito documentario ne-
gocian con documentos y no con mercadería, servicios u otras prestaciones a
los que se refieren tales documentos, las vicisitudes derivadas del contrato
subyacente no son oponibles al banco emisor o a los otros bancos intervinientes,
salvo que hubiesen obrado dolosamente o con culpa grave. Al respecto las
Reglas y Usos Uniformes establecen que los bancos no asumen obligación o
responsabilidad:
- Respecto de la forma, suficiencia, exactitud, autenticidad, falsedad o
valor legal de documento alguno, ni respecto de las condiciones generales o
particulares que figuren en los documentos o que se añaden a ellos,
- Tampoco por descripción, cantidad peso, calidad, estado, embalaje, des-
pacho, valor o existencia de las mercaderías representadas por cualquier do-
cumento,
(15) CNCom., Sala A, 19/2/1982, “Eternit Argentina S.A. c/ The First National Bank of
Boston”, inédito.
Derecho Bancario 473
2. Banco notificador
(16) En el mismo sentido ver: GARRIGUES, Joaquín, op. cit., ps. 628 a 630; también VILLEGAS,
Carlos G., Contratos mercantiles... cit., ps. 855 y 856, quien trae a colación la exoneración por
errores en la traducción supuesto que también consideramos inválido.
474 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
3. Entre bancos
4. Ordenante
Jurisprudencia
Banco Central de Chile que fue quien ordenó la apertura de la carta de crédito
a favor de la sociedad actora”.
“Si el error en la individualización de la mercadería lo produjo el banco que
hizo la orden, la responsabilidad fue del propio banco confirmador, quien debió
en la apertura del crédito verificar la regularidad de la operación en cuanto a
la mercadería se refiere, sobre todo porque tuvo que advertir la discrepancia
existente entre el detalle de la mercadería con que abrió el crédito y al obrante
en la planilla del registro de importación a la que se alude expresamente en al
apertura del crédito documentario. Además, si tal circunstancia pasó inadver-
tida al banco confirmador a la apertura de la carta de crédito ello no debió
suceder al presentar la actora toda la documentación pertinente, entre la que
se encontraba la planilla de registro de importación que coincidiera en detalle
con la carta de porte”.
“Si bien por aplicación del llamado formalismo documentario el banco que
ha abierto la carta de crédito está sólo obligado a verificar únicamente los
documentos requeridos a fin de cumplir estrictamente las instrucciones de
quien le ha dado la orden, resulta claro que él no puede llegar al extremo de
justificar un rechazo cuando del conjunto de documentos presentados y exigi-
dos al vendedor, aparece un error que no proviene del exportador, sino de
quien ha dado la orden de apertura del crédito, a lo que debe unirse que en la
especie, la diferencia de descripción no era esencial, tomada ésta en compa-
ración con el conjunto de la mercadería como en cuanto al rubro individualizado
que originó el rechazo”.
“Con referencia a créditos documentarios, algunos casos jurisprudenciales
extranjeros que han justificado rechazos del banco confirmador debidos a di-
ferencias cualitativas en las mercaderías, han merecido desigual comentario
por parte de quienes se aferran a un criterio formalista estricto y de quienes
apoyan uno menos rígido buscando que el banco cumpla no con una simple
tarea de confrontación sino por el contrario, efectúe el análisis de la
documentación presentada a negociar bajo crédito documentado con sentido
funcional, que lógicamente siempre deberá transitar dentro de los límites
estrechos”.
“Querer modificar el término elástico que se prevé en el art. 41 de las
‘prácticas y usos’ para créditos documentarios (versión anterior a 1975) por
el plazo máximo abstracto de 10 días, no puede ser aceptable, sobre todo si se
tiene en cuenta que el segundo párrafo de dicho art. 41 expresa textualmente
que ‘los bancos negociantes aceptantes o pagadores podrán rehusar los docu-
mentos si, a su juicio son presentados con demora extrema’ y esto último no
Derecho Bancario 477
Esta causa presenta un caso común en los estrados judiciales y muy refle-
jado en laudos arbitrales; sucede que se cancela una operación por deficien-
cias en la documental presentada. Somos de la idea de que el banco siempre
tiene la posibilidad de no abonar el crédito abierto cuando el material con el
que se maneja, documentos, no es acorde al solicitado; hemos visto más arriba
que en este caso, cuando las deficiencias son escasas estaremos ante lo que
se llama “documento sucio”, y la entidad tendrá la posibilidad de abonar el
crédito pero lo hará bajo su propio riesgo. Hoy con la posibilidad de comunica-
ción casi instantánea que existe, lo que se le podría achacar al corresponsal es
el no comunicarse de manera inmediata y a la brevedad con el emisor para
determinar si se consideran salvadas estas pequeñas diferencias, y en todo
caso pactar que éstas no influirán en la operatoria. De otra manera creemos
que la negativa al pago por parte de la entidad es conforme a derecho.
478 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Derecho Bancario 479
CAPITULO 16
Factoring y underwriting
A. Factoring
1. Antecedentes
(1) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, edición del autor, Bs. As.,
2005, t. II (Contratos bancarios), p. 681.
(2) “… venecianos, genoveses y florentinos más tarde, en su actividad viajera, al estilo
de los viajes de Marco Polo, ensayarían, en sus ocupaciones mercantiles, fórmulas contrac-
482 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
2. Nociones generales
(6) ARGERI, Saúl A., “Contrato de factoring”, L.L. 1978-D-1253; LINARES BRETON, S.,
“Factoring: un nuevo contrato bancario y financiero”, L.L. 137-1005; LISOPRAWSKI, S. - GERSOVICH,
C., ob. cit., ps. 15 y 16; VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles… cit., p. 682; BARREIRA
DELFINO, E., “El factoring como…”, cit., p. 25. FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. (director), Código
de Comercio Comentado, Errepar, Bs. As., 2000, t. I, p. 487. http://www.superfinanciera.gov.co/
Normativa/doctrinas2000/factoring013.htm. LEYVA SAAVEDRA, José, ob. cit..
484 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(7) Esta convención pretende regir los contratos y las transferencias de créditos en el
caso en los que el cedente y los deudores cedidos tienen sus establecimientos en distintos
estados (excluyendo los créditos derivados de relaciones de consumo), los cuales sean signata-
rios de la convención (o las partes lo incorporen expresamente y en tanto no se viole el orden
público). Afronta en forma prioritaria lo relativo a la cesión y su oponibilidad a terceros.
Define al contrato como aquel celebrado entre una parte (el proveedor) y otra (cesionario-
factor) por el cual el primero cede al segundo créditos nacidos de su operatoria comercial; el
cesionario debe hacerse cargo de al menos dos de las siguientes obligaciones: financiar al
proveedor, llevar las cuotas relativas a los créditos, cobranza de los créditos, protección contra
el incumplimiento; la cesión debe notificarse a los deudores. Respecto de este último acto, la
Convención se explaya aclarando que deberá ser realizada por escrito, telegrama, telex o cual-
quier otro medio de telecomunicación capaz de dejar una traza material que deje prueba feha-
ciente, considerándose que la cesión se perfecciona con la llegada de la notificación. El pacto de
no cesión es inoponible al factor. La cesión global es posible en tanto se trate de operaciones
lícitas y determinables (no es necesario un nuevo pacto para la transferencia). El deudor podrá
oponer al factor todas las defensas que hubiera tenido contra el proveedor al tiempo de la
notificación de la cesión. La Convención excluye uno de los requisitos típicos del factoring
interno como es la exclusividad.
486 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Sujetos
Tenemos en primer lugar al factoreado. Este servicio está destinado prin-
cipalmente a pequeñas y medianas empresas las cuales no tienen desarrollado
en forma rentable su sector “ventas” siendo éstas poco redituables. El tipo de
“cliente” caracterizado de esta manera, se halla a nivel mundial, así leemos en
diarios españoles: “el 80% de las sociedades clientes de este servicio en
nuestro país son pequeñas y medianas empresas, pymes” (8), también puede
ser útil para cooperativas productoras de bienes o prestadoras de servicios (9).
Se puede decir que las características primarias que deberán revestir los
posibles usuarios de esta técnica de financiación son (10):
- Debe comercializar sus productos o servicios a crédito.
- El producto, en general, no debería presentar defectos que puedan llevar
a la resolución del contrato.
- Los plazos de venta no deben superar los 180 días (al respecto se debe
tener en cuenta que el factor no debe dejarse llevar linealmente por los plazos
efectivos de cobro sino por los proyectados, ya que una de las razones de
recurrir a este contrato es la optimización del cobro de las deudas).
- Carecer de una estructura organizativa y un sistema de valoración e
información que le permita desarrollar una política de venta con concesión
de plazo.
(8) GÓMEZ, Mercedes, “Siempre al contado - El ‘factoring’ permite a las pequeñas em-
presas cobrar de inmediato el importe de las ventas a plazos”, http://www.el-mundo.es/sudinero/
noticias/act-151-09.html.
(9) Ver al respecto: O’BRIEN, Juan Carlos, Las cooperativas y el contrato de factoring,
http://www.neticoop.org.uy/article1852.html
(10) LISOPRAWSKI, S., GERSOVICH, C., ob. cit., ps. 27 y 28.
Derecho Bancario 487
Cualquier libro que tomemos sobre el tema trae una extensa clasifi-
cación sobre lo que se entiende por “tipos” (13) del factoraje, se titula
Según su financiamiento:
- Maturity factoring o factoring “al vencimiento”: En esta modalidad, no
existe por parte del factor obligación de efectuar anticipos de fondos, sino
solamente brindar los demás servicios convenidos, especialmente la cobranza
de los créditos con asunción de los riesgos de impago y liquidación al cliente.
El factor liquida la cobranza al vencer el periodo convenido de cobranza a partir
de la entrega de las facturas (periodo de madurez) o al vencimiento de cada una.
- Credit cash factoring: En este caso el factor se obliga a anticipar fon-
dos o bien a liquidar el pago de los créditos (o una parte sustancial de ellos,
generalmente entre un 80 y un 90%) cuando se le efectúen las cesiones con-
venidas.
Modalidades:
- Sistema the two factor: Es el sistema predominante en la práctica inter-
nacional y por él, actúan dos factores, uno en la plaza del cliente exportador
(export factor), y el otro en la plaza de los deudores cedidos (import factor).
Los dos factores van a desarrollar las tareas que en el factoring nacional
realiza un solo factor. En la práctica se dan dos tipos de relaciones:
- Cliente-export factor: Se plasma en el contrato de factoring y en ella
se conviene que el cliente cederá al factor todos los créditos que surjan como
consecuencia de las exportaciones que realice a tal país, o a tales importadores,
durante un determinado tiempo, y los servicios que brindará el factor. Sus
funciones son: actuar de intermediario entre el exportador y el factor importa-
dor; anticipar los recursos económicos al exportador.
- La relación entre los factores: Mediante un contrato los factores pac-
tan que el import factor se obligará, a cambio de una comisión, al cobro de los
créditos que le sean cedidos, sin recurso alguno contra el exportador, y a su
liquidación durante su vencimiento posterior al pago, al export factor. Asimis-
mo se pueden convenir otros servicios.
Esta relación es comúnmente de colaboración internacional, actuando las
partes como miembros de asociaciones internacionales de factores, conoci-
das como “cadenas”, que regulan estas relaciones y el arbitraje en caso de
conflicto entre algunos de ellos.
492 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
4. Mecánica de la operación
Partes:
- Factoreado: empresa cedente de los créditos provenientes de su activi-
dad profesional y su actividad regular.
- Factor: comprende tanto compañías financieras como bancos comer-
ciales.
6. La situación jurídica
(19) Mejorar la liquidez de las empresas. La entidad financiera puede ser una de las
fuentes más importantes de obtención de capital de trabajo. Le permite financiar sus necesida-
des de equipamiento tecnológico. Cubren la necesidad de liquidez de las empresas para crear
stocks con el fin de abastecer los picos estaciónales de la demanda. Proveen de efectivo a las
empresas para la compra en grandes cantidades de materias primas. Permiten obtener mayor
capital de trabajo para hacer frente a grandes órdenes de compra. Permite a las empresas tener
mayor capital de trabajo para poder hacer frente a los competidores que ofrecen mejores
condiciones de crédito.
(20) Los servicios administrativos que brindan entidades financieras especializadas en
factoring son particularmente convenientes para las Pymes debido a su mayor eficiencia.
Estos servicios administrativos comprenden: la evaluación crediticia de los clientes y el esta-
blecimiento de los límites para ellos; servicios contables de las ventas realizadas; el cobro de
facturas; protección contra las deudas incobrables. En compra de las facturas sin recurso, el
riesgo del cobro de la factura le queda completamente a la entidad financiera, que evaluará a los
deudores y establecerá un límite crediticio para cada uno de ellos.
496 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Caracteres jurídicos
En términos generales son sus caracteres:
- Carácter mercantil: Ya que es un contrato que se da entre comercian-
tes o empresarios.
- Innominado y atípico: A lo sumo existe una conceptualización de las
leyes bancarias, pero carece de previsión en la legislación y de un régimen
específico. Nuestra Ley de Entidades Financieras resalta el contenido más
típico del factoring: “otorgar anticipos sobre créditos provenientes de ven-
tas, adquirirlos, asumir su riesgo, gestionar su cobro y prestar asisten-
cia técnica y administrativa”.
- Consensual: Se perfecciona mediante el acuerdo de voluntades de las
partes, generalmente por escrito, donde se establece en un instrumento cuáles
serán los derechos y obligaciones de las partes.
- Bilateral: Del contrato surgen obligaciones para ambas partes, tanto
para el factor como para el cliente.
- Conmutativo: En el sentido de que las partes se obligan a prestaciones
ciertas y determinadas previamente conocidas y que no dependen de hechos
o acontecimientos extraños.
- Oneroso: Tratándose de un contrato mercantil, es de su naturaleza que
sea oneroso.
- De tracto sucesivo o de duración: Es un contrato destinado a perdu-
rar un cierto tiempo, y comúnmente renovable indefinidamente, mientras
las partes no manifiesten su deseo de extinguirlo. El factoring, por su
propia naturaleza y complejidad, requiere un cierto tiempo para desenvol-
verse en condiciones que resulte útil y rentable a las partes. La duración
del contrato es un elemento esencial y tipificante que sirve para diferen-
ciarlos de otros, como el descuento.
498 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
7. Elementos
B. Underwriting
1. Concepto
Para hablar sobre este contrato conviene poner de resalto dos cosas; por
un lado se da una operación de intermediación en el crédito, siendo una opera-
ción activa para la entidad financiera, que adelanta fondos a la empresa emi-
sora; pero además se deriva de ésta una operación de mediación, ya que es
por demás común que la sociedad se dirija a un banco no sólo por su especia-
lización y profesionalismo, sino por el conocimiento que éste tiene de posibles
inversores a los cuales ofrecerá la adquisición de los títulos emitidos, existien-
do de tal manera una operación de mediación.
Garrigues (21) encuentra el origen de este contrato en Roma donde por
medio de los “bancos” se buscaban socios para repartir el riesgo de una ope-
ración, más adelante se lo relaciona con la emisión de títulos del Estado con
fines militares, aunque se termina destacando el siglo XIX, y el nacimiento de
la sociedad anónima, como punto de inflexión en esta materia ya que fue
desde allí que esta operación encontró su configuración actual.
En este momento, y sin entrar aún en las distintas modalidades que puede
tener, puede ser definido como aquel contrato en virtud del cual una empresa
privada o ente estatal dispuesto a emitir valores negociables o acciones, para
ser colocados en mercados de valores, acuerda con un banco o entidad finan-
ciera autorizada, que éste prefinancie una emisión y colocación de determina-
dos títulos valor y le brinde el asesoramiento y asistencia técnica complemen-
taria necesaria para el correcto resultado de la emisión.
Una entidad financiera se obliga a prefinanciar a una empresa la emisión
de acciones o títulos de deuda, en forma total o parcial, encargándose además
de colocar luego los títulos en el mercado.
El objeto de este contrato, es decir su fin específico, presenta varias aristas:
- Prefinanciar una emisión de acciones u obligaciones negociables que
realiza la sociedad comercial, objeto inmediato.
- Facilitar el acceso al mercado de capitales de la emisora.
(22) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y práctico de la actividad bancaria,
2ª reimpresión, Depalma, Bs. As., 1989, t. I, p. 689.
502 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
compañías financieras, siendo que las inversiones sólo pueden tener por fin la
emisión, colocación y prefinanciación de los títulos; en cambio, los bancos de
inversión podrían realizar esto libremente. Pero veamos más detenidamente;
en primer lugar también tenemos a los bancos comerciales como posibles
sujetos participantes de esta operación al poder realizar todas las operaciones
de intermediación financiera que no le sean prohibidas; en segundo lugar de-
bemos recordar la prohibición que pesa sobre las entidades de explotar por
cuenta propia otras empresas consagrada en el inc. a del art. 28. Ya hemos
analizado el contenido, el entendimiento y la extensión que le otorgamos a esta
prescripción (ver Capítulo 8), pues bien, creemos que aquí también son aplica-
bles los límites impuestos por la normativa dictada por el Central en cuanto a
la cantidad de acciones que se pueden tener de una sociedad en particular, ya
que de este modo se evitará que tras la apariencia de la realización de una
operación de underwriting defectuosa (digamos que la adquisición por parte
de la entidad financiera tiene por fin en este contrato su posterior venta y no la
intromisión en la vida societaria) se vulnere el artículo citado
2. Naturaleza
3. Precio
4. Modalidades
5. Obligaciones
a. Ante el emisor
Ante el emisor el underwriter tendrá las obligaciones de todo contratante,
rigiéndose por la normativa común y debiendo poner especial énfasis en la
prolijidad de su tarea a tratarse de un profesional en la materia. En especial no
podrá eximirse de su responsabilidad en los casos de actuación ante autorida-
des administrativas relativas a la documentación a presentar o plazos a cum-
plir para llevara buen puerto la emisión (contando siempre con la colaboración
del emisor, el cual previamente debe estar avisado de sus deberes y en todo
caso ser intimado a su cumplimiento si no lo hace en un plazo prudencial). En
estos casos su obligación sería de resultado; no así en lo que hace a la coloca-
ción de la emisión la cual conserva su carácter de “mejor esfuerzo”.
b. Ante el suscriptor
Para con el suscriptor, el banco tendrá una responsabilidad, ya que si bien
lo que hace, por ejemplo, en el “mejor esfuerzo” es mediar en la colocación,
en el propio asesoramiento ya existe el germen de un contrato, y le son plena-
mente aplicables los principios emanados de la L.D.C.. Sobre la posibilidad de
aplicar el régimen del consumidor hay que tener en cuenta que “… a primera
vista parece contradictorio equiparar a inversores y consumidores, ya
que desde el punto de vista económico se trata de nociones excluyentes:
sólo se puede invertir la parte de la renta que no se consume. Pero esto
no impide que en el inversor concurran de hecho aquellas característi-
cas del consumidor… el hombre medio se encuentra expuesto
sustancialmente a las mismas dificultades con las que tiene que enfren-
tarse al adquirir otras clases de bienes o servicios: las dificultades para
tener una información adecuada que le permita elegir bien su inversión
y no ser objeto de engaños o de abusos y las dificultades para hacer
valer sus derechos…” (26); si se ha reconocido la responsabilidad, especial-
mente en Europa luego del default argentino para con las entidades que ase-
(26) BERCOVITZ RODRÍGUEZ CANO, A. - BERCOVITZ RODRÍGUEZ CANO, R., “La protección
jurídica del inversor en valores mobiliarios”, en obra colectiva Estudios jurídicos sobre la
protección de los consumidores (dir. BERCOVITZ RODRÍGUEZ CANO, Alberto), Tecnos, Madrid,
1987, p. 304.
508 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Jurisprudencia
CAPITULO 17
Leasing
A. ANTECEDENTES.
B. FUNCIÓN ECONÓMICA.
A. Antecedentes
Ubicar los orígenes de leasing entraña una tarea que muchas veces pre-
sentada de manera simple dista de ser así. Claus Olor Livjn (1), en su obra Los
cinco mil años de leasing, realiza un magistral estudio de la materia, y lo
ubica en la Mesopotamia hace unos cinco mil años, pasando luego por Egipto
y Grecia (donde era usual el leasing de esclavos).
Modernamente, y en su forma empresarial y sofisticada actual, cabe ubi-
car los orígenes del leasing en los Estados Unidos de Norteamérica, en pleno
siglo XIX para la comercialización de aparatos telefónicos mediante Bell
Telephone System; posteriormente en la primera mitad del siglo XX la
operatoria es repetida por IBM, International Cigar Machinery y la United
Status Shoes Machinerya, esta última ya a comienzos de los ‘50 y en oportu-
nidad de la Guerra de Corea.
Se cita comúnmente a P. Boorhe Jr. como el padre del leasing moderno,
aunque como bien se ha dicho, en realidad él englobó fórmulas muy anteriores.
La gran expansión institucional se atribuye a Booth, quien creó en San
Francisco, en 1952 la United States Leasing Corporation, de la que se separó
en 1954 para crear su propia compañía denominada Leasing Corporation.
En los años ‘60, esta modalidad contractual redescubierta en EE.UU. y
con el tamiz empresarial mencionado, llega a Europa y a Sudamérica (Brasil).
El nacimiento del leasing como contrato autónomo, se produce en el mo-
mento en que los empresarios desean promover las ventas de sus bienes,
garantizando el pago del precio aplazado mediante la retención de la titulari-
dad sobre éstos.
(1) Citado por VIDAL BLANCO, Carlos, “El leasing en la financiación del sector público”,
Revista Española de Financiación y Contabilidad, vol. XVII, Nº 53 ps. 437 a 450.
512 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
B. Función económica
para lograr el acceso a los fondos necesarios; o bien a sus propios recursos
ya sea mediante la emisión de acciones o títulos de deuda; o a una fuente de
financiación externa, sea que se trate de un banco solicitando un préstamo o
a una compraventa a plazo a un proveedor que en sí mismo le financie la
adquisición del bien.
El leasing se presenta como una tercera alternativa de financiación ex-
terna (junto a lo que podría ser el factoring) que utiliza el negocio actual para
acceder al mercado creditorio para la compra de equipos, instalaciones u otros
instrumentos de producción, “… constituye una nueva modalidad en don-
de el dueño de los recursos no se vincula como socio, ni como tenedor de
bonos, sino que los destina a la adquisición de bienes para darlos en
arrendamiento al industrial… una fórmula alternativa de financiación,
flexible y rápida, que tiene la gran ventaja de no implicar una inversión
inicial por parte del usuario de la misma y que, como consecuencia,
permite ampliar en el equivalente el capital de trabajo de las empre-
sas…” (6). Esto estaba presente en la tipicidad social del negocio, ya que para
encontrarnos ante él debían darse dos caracteres: “… financiación y garan-
tía… el tomador obtenía financiación del dador por un contrato que
llevaba ínsito el otorgamiento de garantía… no se trataba de un crédito
con una garantía accesoria (fianza, prenda, hipoteca) sino de un asegu-
ramiento en sentido económico…” (7).
Tenemos a dos sujetos que se benefician de la misma operación. Por un
lado, un empresario/tomador, que acude a tal fórmula de financiación adqui-
riendo la posibilidad de la utilización de un bien de capital/producción sin un
gasto inicial importante. Adquiere el “uso” del bien, como contrapartida el
pago de una cuota o canon periódico, lo que le permite que sea la propia cosa
adquirida la que genera los fondos necesarios para cubrir las amortizaciones
que debe realizar la entidad financiera o empresa de leasing. Un uso que le
permitirá producir y no una propiedad ociosa u obsoleta
Se evidencia como una fórmula de financiamiento de gran utilidad para
Pymes al no necesitar el uso de capitales importantes para obtener la actua-
(8) BARREIRA DELFINO, Eduardo A., “Naturaleza financiera del leasing”, en Bancos y
Empresas, año 2, Nº 3 (director: Eduardo Barreira Delfino), Ediciones Jurídicas Cuyo, Mendoza,
2005, ps. 110 y 111.
(9) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, edición del autor, Bs. As.,
2005, t. II (Contratos bancarios), ps. 608 y 609.
Derecho Bancario 515
(11) Atento a que la actual ley no contiene el termino “amortización”, se tuvo que
recurrir vía regulaciones de la AFIP que se fijara un plazo máximo de los contratos en relación
con su vida útil contablemente.
Derecho Bancario 517
C. Concepto
entrega del bien pactado y los demás derechos que surjan del contrato de
compraventa entre “dador”-proveedor (art. 6º).
- El “tomador”: como ya dijimos, este es un contrato dirigido a la produc-
ción; tiene por fin una acercamiento mayor entre quienes ahorran y quienes
producen, y la calidad del tomador será un elemento indiciario a tener en
cuenta en los casos de plantearse dudas sobre si estamos ante una operación
real o ante una simulación que esconde otro negocio.
- El bien objeto del leasing: pueden ser muebles, inmuebles, marcas, pa-
tentes, modelos industriales o software. Comúnmente nos encontraremos con
que el bien recae sobre equipos, instalaciones, y en general activos de produc-
ción y que son adquiridas por el dador previa selección por el usuario, que
comúnmente también elige el proveedor; o que lo elige el tomador en el nego-
cio del dador o de los inmuebles que ofrece la empresa constructora o inmobi-
liaria. Esto se debe en muchos casos a las dificultades de realización y poco
conocimiento que hay sobre las demás posibilidades, siendo un problema es-
pecial el de las marcas (atento a la responsabilidad que recae sobre quien
adquiere su uso y goce de mantenerla como pauta de identificación de un
productos sin que pierda la calidad de tal (12), al lado la posibilidad indefinida de
su renovación, que perjudica la posibilidad de calcular el canon en base a su
amortización por vida útil (13), y el “secuestro” a producirse en caso de incum-
plimiento del contrato), y al software (le es aplicable también el problema del
“secuestro” y además el de la inscripción como infra veremos).
- Un canon periódico (mensual, semestral, trimestral, etc. siempre y cuan-
do revista el carácter de periódico, ya que estamos ante un contrato de ejecu-
ción continuada) a pagar durante el plazo de duración del contrato durante el
cual se otorga el uso y goce del bien. Como ya dijimos, debe servir para
amortizar el valor de la cosa objeto de la operación, y para retribuir y generar
un beneficio para el dador presentados mediante los intereses, “… es un quid
(12) Debe saber el lector que la existencia de una marca implica una unión psicológica
entre un signo y un producto o servicio que permite a los consumidores distinguirlos de otros
indicando una calidad de su emisor. Es decir que un dibujo, palabra, etc., puede perder su
calidad marcaria.
(13) Según el art. 5º de la ley 22.362, la duración registral de una marca es, en principio, de
10 años, pudiendo renovarse indefinidamente por plazos iguales si se la utilizó dentro de los
cinco años anteriores al vencimiento.
520 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(14) LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de los contratos…, cit., p. 856.
(15) Si la propiedad se traspasa mediante la compraventa, y ésta es pagadera en cuotas,
como será el caso de un leasing con un precio de opción irrisorio, los acreedores del “tomador”
podrían atacar directamente el bien, ya que de otro modo no podrían embargarlo hasta tanto
éste no haga uso de la opción. La misma situación cabe acotar citándose la trata de un precio
final excesivamente alto en relación a las cuotas periódicas, donde el negocio simulado sería una
locación. En tal sentido, FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. (director), Código de Comercio comen-
tado, Errepar, Bs. As., 2000, t. I, p. 469 dice: “… el valor residual no puede dejar de pactarse
ni ser irrisorio. Las operaciones celebradas sin valor residual o con valor residual irrisorio
desvirtúan la naturaleza del leasing, resultando presumible una venta a plazo, disfrazada…”.
Derecho Bancario 521
(17) Para la modalidad del lease-back será necesaria una cláusula expresa para que se
encuentre obligado.
(18) CNCom., Sala B, 28/7/81, “Lama S.A. c/ Ford-Finanford S.A.”, L.L. 1983-A-81. Ver
en el mismo sentido BOLLINI SHAW, C., BONEO VILLEGAS, E., Manual para operaciones banca-
rias y financieras, 4ª ed., Abeledo-Perrot, Bs. As., 1997, ps. 415 y 416; también VILLEGAS,
Derecho Bancario 523
2. Clases
(20) BARREIRA DELFINO, Eduardo A., “Naturaleza financiera…”, cit., ps. 86 y 87.
Derecho Bancario 525
(21) LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de los contratos…, cit., p. 838.
(22) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles…, cit., ps. 613 y 614.
526 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
favor del tomador por el “precio” fijado en el contrato, que “debe” guardar
relación con el valor residual de la cosa dada en leasing, cosa bastante difícil
si se tiene en cuenta que se trata de sucesivos contratos de leasing sobre el
mismo objeto y que se encuentra por demás amortizado; en todo caso somos
de la idea de que el valor a considerar deberá ser el real de mercado y a partir
de éste realizar cálculos de amortización y fijar el valor para el caso de ejer-
cerse la opción de compra.
En el art. 6º de la ley 25.248 se establece que cuando el dador es el propie-
tario del bien o en aquellos casos en que el dador es fabricante, importador,
vendedor o constructor del bien dado en leasing, el dador no puede liberarse
de la obligación de entrega y de la garantía de evicción y vicios redhibitorios
en ningún caso, cosa perfectamente entendible si se considera que él es per-
fecto conocedor de los bienes dados.
Este contrato está dirigido principalmente para las sociedades de
leasing, y demás sujetos habilitados, pero no así para los entes regulados
por la ley 21.526 que no pueden darse el lujo de tener inmovilizados bienes
a la espera de la celebración de este contrato, sino que deben manejarse
con la mayor liquidez posible.
Son sus elementos los siguientes: la presencia de una empresa comercial o
industrial que actúa como “dador”; otra empresa colectiva o unipersonal que
actúa como “tomador”; el bien objeto del leasing, que pueden ser muebles o
inmuebles, marcas, patentes o modelos industriales y software; un canon pe-
riódico que en principio se debe pactar libremente pero con la aclaración rea-
lizada ut supra; una opción de compra en favor del tomador que éste podrá o
no ejercer una vez pagadas las dos terceras partes de los cánones pactados o
el plazo menor fijado por el contrato (art. 14 ley 25.248) cuyo valor debe
encontrarse fijado de antemano.
También se habla de otra modalidad de leasing, según se trate de un bien
mueble o uno inmueble basándose en el distinto sistema otorgado para las
acciones de rescisión por incumplimiento del tomador y las consecuencias que
de él derivan (arts. 20 y 21):
- El leasing inmobiliario: Utilizado principalmente por industrias a insta-
larse o en proceso de expansión que no pueden o no desean financiar por sí
mismas el proyecto de construcción que necesitan. Consiste en la adquisición
que hace un banco, entidad financiera o sociedad de leasing, de un determi-
nado inmueble seleccionado por el cliente, con el objeto de construir en el
terreno adquirido un edificio destinado a industria, establecimiento fabril o
528 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
D. Acreedores
(26) El derecho del tomador a la transmisión del dominio nace con el ejercicio de la opción
de compra y el pago del precio del ejercicio de la opción conforme a lo determinado en el
contrato. El dominio se adquiere cumplidos esos requisitos. El dominio no pasa del dador al
Derecho Bancario 529
hasta tanto esto no ocurra, los acreedores de este último no pueden ejercer
sus derechos sobre el bien (hay que tener en cuenta la posibilidad de un contrato
simulado con un precio de opción irrisorio, en cuyo caso el dominio se encon-
traría en cabeza del “tomador”-“comprador” desde el primer momento).
Para empezar, tanto para los acreedores del dador como del tomador, la
ley exige la inscripción del contrato para que les pueda ser oponible; una vez
celebrado e inscripto el leasing, los acreedores del dador podrán atacar los
cánones que deba abonar el tomador, y en su caso ejercer los derechos sobre
la opción de compra, para esto será necesaria la inscripción del libramiento
judicial de un embargo.
Por su parte, los acreedores del tomador pueden ejercer su derecho sobre
la producción que se origine mediante la utilización del bien, y ejercer, en su
caso, la opción de compra sobre el bien “… se trata de una facultad que se
confiere a los acreedores a fin de que puedan remediar la incuria o
desidia de su deudor, que verosímilmente, si está cargado de deudas, no
habrá de preocuparse por procurar el ingreso a su patrimonio, de bie-
nes que aquellos acreedores habrán de ejecutar para enjugar sus crédi-
tos. De ahí que para suplir la inactividad del deudor remiso en el ejerci-
cio de sus propios derechos, los acreedores están autorizados para obrar
en nombre de su deudor, y ya colocados en el lugar de éste pueden obte-
ner de terceros la entrega de bienes con los cuales harán efectivos sus
créditos…” (27), sin embargo, y más allá de la legalidad que le otorga el art. 11
en su primer párrafo de la ley de leasing, opiniones muy calificadas se han
pronunciado en el sentido de que “… resulta incomprensible este derecho
de subrogación, porque jurídicamente y fácticamente es de imposible
ejercicio…” (28). Para determinar esto recordemos que el art. 1196 C.C. es la
(29) MACHADO, José O., Exposición y comentario del Código Civil Argentino, Bs. As.,
1903, t. III, ps. 525 a 527.
(30) En este caso se debe sumar a la desidia del deudor, la del síndico a cargo del proceso.
Derecho Bancario 531
dor que inició la acción sobre los bienes ingresados “… que el juez del con-
curso podría determinar entre la tercera y la décima parte del producido
de éstos, todo ello -siguiendo los liniamientos de la ley concursal- con
límite en el monto de su crédito…” (31). Consideramos justa esta solución,
que sin representar un desequilibrio entre los acreedores, permite mantener
viva, no sólo en la letra de la ley, la opción de compra por subrogación.
E. Caracteres
(32) En contra, RODRÍGUEZ AZUERO, Sergio, ob. cit., ps. 705, para quien (y en un análisis
ajeno a nuestra ley y enfocado en termino generales) “… podría tenerse como plurilateral si se
incorpora dentro de la estructura contractual al proveedor, lo que puede ocurrir con cierta
Derecho Bancario 533
frecuencia cuando la sociedad de leasing desplaza hacia este último algunas de las obligacio-
nes que le correspondían en su función de arrendador…”.
(33) El art. 14 de la ley es terminante en que si no hay pacto especial que permita ejercer
la opción con anterioridad, ésta no se puede negar una vez que hayan abonado tres cuartas
partes del canon.
(34) En contra, VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles… cit., p. 635.
534 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
F. Naturaleza
(35) A dichos sujetos se le podrían hacer extensivas las normas referentes a las entidades
financieras en el marco del art. 47 inc. d (ver al respecto lo dicho en la primera parte de esta obra
sobre las posibilidades de extensión).
Derecho Bancario 535
G. Inscripción
(36) Tanto es así -que entre las partes basta la celebración del contrato con las formas
prescriptas por la ley- que consideramos un equívoco legal el art. 21 cuando en los incs. a y b
Derecho Bancario 537
exige la presentación del contrato “inscripto” para proceder al secuestro y ejecución de bienes
muebles; distinta es la situación de bienes muebles no registrables que hayan pasado a manos
de un tercero de buena fe.
(37) El citado art. 1113 establece que la obligación del que ha causado un daño se
extiende a los daños que causaren los que están bajo su dependencia, o por las cosas de que
se sirve, o que tiene a su cuidado. Para eximirse de responsabilidad, deberá demostrar que de
su parte no hubo culpa.
(38) La registración no será obligatoria para las partes, sino que meramente se trata de una
carga, entendida ésta como un imperativo del propio interés.
538 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
dentro de los cinco días hábiles administrativos posteriores. Pasado ese térmi-
no, producirá ese efecto desde que el contrato se presente para su registración.
Como vemos, el texto legal habla de inscripción del contrato de leasing,
pero esto no debe entenderse en un sentido literal, ni mucho menos como
derogando los principios que subyacen en el derecho registral argentino, ya
que más allá de que a primera vista “… podría creerse que la ley ordena
que el contrato se incorpore al Registro para que haya leasing y pueda
ser oponible a terceros… ‘inscribir’ un documento no es sinónimo de
transcribirlo de manera íntegra, sino que el efecto inscriptorio se logra
también tomando razón de forma resumida de los elementos relevantes
para caracterizar inequívocamente la relación jurídica que se desea
publicar… individualización de los sujetos que lo suscriben… indivi-
dualización del bien… plazo de duración del uso, y periodicidad de las
cuotas… el canon arrendatario, y la forma de calcular el valor residual
para el ejercicio de la opción de compra… la posibilidad de prórro-
ga…” (39), esto por cuanto nuestros registros se caracterizan por ser de ins-
cripción y no de transcripción (40).
En el caso de los inmuebles, la inscripción se mantiene por el plazo de
veinte (20) años; en los demás bienes se mantiene por diez (10) años. En
ambos casos puede renovarse antes de su vencimiento, por rogatoria del da-
dor u orden judicial.
Para proceder al traslado de los bienes muebles será necesario dejar cons-
tancia de este hecho en el registro con la inscripción pertinente.
H. Pacto comisorio
(39) MOISSET DE ESPANÉS, Luis, “Aspectos registrales del leasing en la ley argentina 25.248”,
Sem. Jur., t. 83, 200-B-354/355.
(40) MUSTO, Néstor J., Derechos reales, Astrea, Bs. As., 2000, t. II, ps. 438 y 439,
explica: “… característica del registro que no exige que el documento íntegro sea transcripto
en el asiento registral, sino que bastan los datos esenciales que exterioricen la mutación…”.
Derecho Bancario 539
opción de compra por parte del tomador, hay otros supuestos que se pueden
dar y que pueden dar lugar a ciertos inconvenientes.
Un supuesto especial que se dio especialmente luego del año 2000 en
nuestro país, fue la cláusula que se podía leer en los contratos de leasing
donde, la entrega de bienes se prolongaba en el tiempo, suministrándose en
forma escalonada los bienes objeto del contrato, la posibilidad de dar por res-
cindido el contrato si había cambios importantes en la situación económica.
De esta manera se trataba de evitar la discusión sobre si tales variaciones se
podían considerar condiciones sobrevinientes ajenas a las partes que les im-
posibilitaran cumplir con las prestaciones a su cargo, supuesto en el cual se
verían eximidos de abonar indemnizaciones en tanto la ruptura obedecería a
una causa no imputable a las partes (caso fortuito o fuerza mayor).
En presencia de estos casos, los tribunales debieron pronunciarse sobre la
validez de tales cláusulas. Aunque cada uno exigía una valoración especial
para determinar las condiciones particulares de contratación y las actitudes
que habían desarrollado las partes a lo largo del contrato, somos de la idea que
en principio dichas cláusulas serían válidas, y eximirían al dador de seguir
suministrando bienes al dador, quedando vigentes y firmes, las prestaciones
cumplidas, pero (ante la posibilidad cierta de que estas variaciones afectaran
a las dos partes) con la prerrogativa a cargo del tomador de dar por resuelto
todo el contrato hacia el futuro sin deber de resarcimiento a su cargo (41).
(41) CNCom., Sala D, 2/3/05, “Intervet Argentina S.A. c/ The Capita Corporation Argen-
tina S.A.”, inédito: “… la cláusula invocada por la demandada para resolver el contrato celebra-
do con la actora prescribe que la entrega del equipamiento y, por ende, el comienzo del leasing,
se encontraba sujeto ‘... a que, a la fecha de dicha entrega, ... no haya ocurrido desde la fecha de
suscripción del CLES correspondiente -‘Contrato de Leasing de Equipamiento Suplementa-
rio’, de fecha 25/9/01- cualquier hecho o circunstancia que implique un cambio significativamente
adverso... en las condiciones económicas, financieras o políticas de la República Argentina que,
a juicio razonable del dador, pueda afectar el cumplimiento de las obligaciones del tomador bajo
la operación de leasing’ (v. fs. 8 cláusula 2, inc. C). Esa cláusula no parece constituir una
condición meramente potestativa, es decir, que ‘dependa absolutamente la fuerza de ella de la
voluntad del deudor’ (art. 542 C.C.), estipulaciones que se encuentran vedadas por nuestro
ordenamiento jurídico, toda vez que sólo operaría en caso de ocurrir alguna circunstancia que
encuadre en los supuestos allí enumerados. Si bien las situaciones contempladas en la cláusula
podrían considerarse formuladas en forma genérica y sujetas a la apreciación del dador, lo
cierto es que se hallan delimitadas por factores externos a su voluntad y que alcanzan cierta
magnitud, como lo evidencia la previsión de que el cambio en las condiciones económicas,
540 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(44) De este modo se integraría el art. 11 de la ley con los arts. 138 y 188 de la L.C.Q.
que regulan lo referente a bienes de terceros en posesión del concursado y su devolución al
propietario, para lo cual es requisito previo “… correrse vista al síndico y el fallido que se
encontraba en posesión del bien…”.
(45) Caducidad del plazo por insolvencia del deudor, art. 753: “Puede el acreedor exigir
el pago antes del plazo, cuando el deudor se hiciese insolvente, formando concurso de
acreedores. Si la deuda fuese solidaria, no será exigible contra los codeudores solidarios, que
no hubiesen provocado el concurso”.
542 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
3. Incumplimiento en el leasing
la demanda). Finalmente, aunque la ley 25.248 no dice nada, consideramos apelable la sen-
tencia, aunque no tendrá efecto suspensivo, y sólo podrá detenerse el mandamiento median-
te medida cautelar de no innovar. En el régimen del Código Procesal Nacional, el art. 679
remitía al trámite del juicio sumario (arts. 686 a 497), hoy al haber sido derogado por ley
25.488, queda por aplicar el juicio sumarísimo, donde el plazo es el mismo que en la ley, con
los puntos ya dichos respecto de las restantes diferencias entre el sistema de nuestra provin-
cia y la ley de leasing.
(50) En este supuesto y en el siguiente, aparece la necesidad de intimación previa del
dador al fiador para que abone los pagos periódicos adeudados, aunque la ley no lo diga se debe
recurrir a un medio fehaciente de notificación (carta documento es un método muy utilizado),
y deberá ser acompañada en la demanda de desalojo que se entable ante la consecución de la
conducta contumaz del tomador.
(51) En este caso la ley no limita la probanza de lo pagado a la prueba documental (no dice
pago documentado) lo cual nos podría llevar a plantear la duda de si son admisibles otros
medios de prueba. Creemos que no, que la ley debe interpretarse como un todo, resultado
ilógico que aquí sea posible extender el proceso y permitir otras probanzas.
Derecho Bancario 545
intereses. Pasado ese plazo sin que el pago se hubiese verificado, el dador
puede demandar el desalojo. En el juicio también se debe dar vista al tomador
por cinco (5) días, quien sólo puede paralizarlo ejerciendo alguna de las opciones
previstas en este inciso, agregándole las costas (52).
puede promover ejecución por el cobro del canon que se hubiera devengado
ordinariamente hasta el período íntegro en que se produjo el secuestro (“… el
contrato de leasing habrá quedado resuelto como consecuencia de la
acción de secuestro iniciada por el dador, no obstante lo cual con poste-
rioridad a esta resolución el mismo dador podrá demandar el cumpli-
miento de las obligaciones incumplidas. No se reclama una reparación
de daños y perjuicios ocasionados como consecuencia de la resolución
contractual y el inicio del trámite de secuestro, sino que se demanda
específicamente el cumplimiento de las obligaciones dinerarias no cum-
plidas…” (58)), la cláusula penal pactada (59) en el contrato y sus intereses;
todo ello sin perjuicio de la acción del dador por los daños y perjuicios (60), y la
acción del tomador (61) si correspondieren.
pública, incurra en el delito de defraudación por retención indebida de bienes de terceros (art.
173 inc. 2 C.P.), y en el marco de la ley anterior, en sentido afirmativo respondió la jurispru-
dencia al resolver que: “… el prevenido no se halla justificado en forma alguna para eludir la
responsabilidad que prima facie le corresponde en el delito que debe considerarse como
defraudación por retención indebida…” (CNCrim.Correc., Sala VI, 1/7/97, “Said, Marcos H.
s/ procesamiento”, E.D. 176-477).
(57) En realidad, el contrato quedará resuelto desde la manda de secuestro, a partir de cuyo
momento existe la obligación reconocida judicialmente de devolución; pero lo que quiere poner de
resalto la norma es que los cánones seguirán corriendo hasta el momento mismo en que se lleve a
cabo la desposesión al ex tomador. Asimismo en ese resolutorio deberá ordenarse la cancelación
de la inscripción del contrato mediante el libramiento de oficio al registro pertinente.
(58) ALBOR, Christian F., ob. cit., ps. 105 y 106.
(59) Al fijarse la cláusula penal (arts. 655 y 656 C.C.) se da seguridad a la relación jurídica
al tarifar los daños futuros otorgando previsibilidad. Sin embargo, de la misma manera en que
es posible que los jueces la reduzcan cuando en el caso concreto se configuren en un abuso (art.
656 in fine incorporado por ley 17.711), es posible el reclamo del dañado cuando se proceda
con dolo (en la formación o la ejecución) o se trate de daños que no pudieron contemplarse de
ninguna manera al fijar la cláusula (aplicación del art. 186 C.Com.).
(60) Repetimos que ésta puede existir aun cuando se haya fijado una cláusula penal en el
contrato (ej.: art. 507 C.C., el dolo no es dispensable).
(61) En un acertado comentario nos dice ALBOR, Christian F., ob. cit., p. 114: “… la ley
de leasing está previendo una acción ordinaria en cabeza del tomador mediante el cual éste
podrá reclamar tanto los daños y perjuicios sufridos como eventualmente la nulidad del
contrato de leasing, la falsedad de la notificación por cinco días prevista como requisito de
la acción de secuestro, o la inexistencia de deuda por cánones… todo con las más amplias
posibilidades de alegar y probar…”; con esta posibilidad que otorga la ley creemos que
queda salvada la posibilidad de que se propugnara la inconstitucionalidad del secuestro por
Derecho Bancario 547
4. Naturaleza de la acción
5. Pago
Respecto del pago del canon, éste puede ser compulsivo o voluntario.
Como ya lo analizamos ut supra, en el caso del leasing sobre inmuebles, una
vez citado de desalojo, se puede paralizar el trámite procesal abonando las
cuotas adeudadas; pero de no hacerlo, la ley prevé que producido el desalojo,
el dador puede reclamar el pago de los períodos de canon adeudados hasta el
momento del lanzamiento, con más sus intereses y costas, por la vía ejecutiva.
El dador puede también reclamar los daños y perjuicios que resultaren del
deterioro anormal de la cosa imputable al tomador por dolo, culpa o negligen-
cia por la vía procesal pertinente (63).
En el caso de tratarse de un leasing sobre bienes que no sean inmuebles
(muebles e inmateriales), si el dador no desea recurrir a la vía del secuestro,
tiene la posibilidad de accionar por vía ejecutiva por el cobro del canon no
pagado, incluyendo la totalidad del canon pendiente (64); si así se hubiere con-
venido, con la sola presentación del contrato inscripto y sus accesorios (65). En
este caso sólo procede el secuestro cuando ha vencido el plazo ordinario del
leasing sin haberse pagado el canon íntegro y el precio de la opción de com-
pra (66), o cuando se demuestre sumariamente el peligro en la conservación del
bien, debiendo el dador otorgar caución suficiente (67). En el juicio ejecutivo
puede incluirse la ejecución contra los fiadores o garantes del tomador. El
domicilio constituido será el fijado en el contrato (68).
(65) Como dijimos, es necesario que las partes hayan pactado esta posibilidad; estamos
ante una cláusula eventual, que por encontrarnos en contratos estandarizados, es de normal, y
casi segura, inclusión. Respecto de los elementos necesarios para la presentación, la ley sólo
exige la presentación del contrato “inscripto” y sus accesorios. Esta inscripción ya dijimos que
tenía por único fin oponer la operación a terceros, por lo que no será un requisito sine qua non
para el inicio de este juicio ejecutivo inter partes (lo que sí será necesario es la preparación de
la vía ejecutiva citándose a la contraria para el reconocimiento de la firma si no estuviese
concluido en escritura pública). Respecto de los accesorios, más allá de las dudas que se
presentan en la doctrina, estimamos que se refiere a otras condiciones que puedan agregar las
partes como requisitos para el inicio de la acción (no es raro encontrar en dichos contratos la
necesidad de intimación previa).
(66) En este supuesto estamos ante un contrato de leasing ya resuelto, porque al vencer
el plazo y no haber hecho uso de la opción de compra el tomador, éste ya no tiene un título
legitimo para detentar el bien. Queda por considerar si es aplicable el primer inciso del art. 21
en cuanto a la posibilidad de exigir el pago del “canon” hasta tanto se produzca el secuestro
efectivo del bien o su puesta a disposición.
(67) ALBOR, Christian F., ob. cit., p. 124: “… el dador que ejecuta al tomador las sumas
de dinero que éste le adeuda en razón del leasing puede asegurar el cumplimiento de la
sentencia de ejecución que eventualmente obtenga mediante la solicitud el juez de una medida
cautelar de secuestro del bien en cuestión… el secuestro del bien no implicará la recuperación
de la tenencia sobre el mismo, sino que el bien secuestrado deberá ser sometido al procedi-
miento judicial que para los bienes embargados prevean los ordenamientos procesales…”.
(68) Para despejar dudas sobre la validez de la notificación cursada a este domicilio, será
necesario que el contrato se encuentre inscripto o al menos que se haya celebrado por instru-
mento público, de otra manera, para su reconocimiento será necesario que la citación se lleve a
cabo en el domicilio real del demandado si estamos en el régimen de la Nación (plenarios: “Casa
Testai S.R.L.” y “Herbath”). En nuestra provincia, consideramos mejor aplicada la doctrina del
domicilio constituido, que lo admite aun en aquellos casos de instrumento privado, “… resulta
plenamente válida la citación de comparendo del demandado efectuada en el domicilio contrac-
tual establecido por las partes, y a ello se agregó que la validez de la citación se mantenía aun
cuando tal domicilio especial hubiere sido constituido en instrumento privado…” (T.S.J. Cba.,
Sala Civil y Comercial, 25/11/03, “Soriano, Luis A. y otra c/ Hitt, Ernesto F. y otros”).
550 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Jurisprudencia
CAPITULO 18
Tarjetas de crédito
y fideicomiso
A. Tarjeta de crédito
1. Generalidades
(1) Las entidades financieras actúan en este sistema de dos maneras distintas, o bien como
sociedad emisora (junto a otras entidades) tal es el caso de la Tarjeta Cabal; o como
representantes y mandatarias de organizaciones internacionales, como por ejemplo, Visa.
554 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
2. Denominación
(2) FARINA, Juan M., Contratos comerciales modernos, Astrea, Bs. As., 1993, p. 573.
(3) Aunque dicha aprobación no los deja exentos del control judicial a posteriori. Aun-
que su no aprobación tampoco los nulificará, sino que solamente les quitará fuerza ejecutiva.
(4) Cuyas disposiciones son de orden público (art. 57).
Derecho Bancario 555
3. Concepto
(5) Art. 56: “Tarjetas de compra exclusivas y de débito. Cuando las tarjetas de compra
exclusivas o de débito estén relacionadas con la operatoria de una tarjeta de crédito, le serán
aplicables las disposiciones de la presente ley”.
(6) FARINA, Juan M., ob. cit., p. 570. Dicha definición no varía demasiado de la que surgió
posteriormente de la ley 25.065 (art. 4º ya visto). La jurisprudencia también se ha referido a
ella como “... documentos mercantiles impropios de naturaleza probatoria de vínculos
contractuales...” (ver Actualidad Jurídica de Córdoba - General, Nº 82, p. 5190 y ss.).
(7) La presencia de distintos sujetos ocupando la posición de colocador y emisor, agrega
una relación contractual más al sistema, siendo hoy lo más usual.
556 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
4. Función económica
(8) Esta definición ha sido objeto de críticas en duros términos por parte del Dr. Martorell
al decir que “... se desprende que al legislador lo único que le ha importado contemplar es un
vínculo bipolar: la relación entre el ‘emisor’ del plástico y el usuario...” (MARTORELL, Ernesto
E., Tratado de los contratos de empresa, 2ª ed., Depalma, Bs. As., 2000, p. 510).
(9) ROMERO DÍAZ, José I., Manual de derecho comercial. Parte General, Depalma,
Bs. As., 1996, p. 400.
(10) No negamos, ni somos inocentes al formular esto ya que somos conscientes de los
abusos que se suelen presentar por parte de las empresas emisoras para con los negocios, los
cuales ven diferidas sus acreencias sin posibilidad de plantear otras cláusulas contractuales, más
allá de que se trate de instrumentos aprobados por la autoridad de contralor (art. 38 L.T.C.).
Derecho Bancario 557
5. Origen
6. Naturaleza jurídica
(11) Ver CNCom., SAla B, 6/12/02, “Gómez, Carlos c/ Argencard S.A. y Citibank NA”,
citado en AMADEO, José L., Compendios de jurisprudencia: mala praxis bancaria, Lexis Nexis,
Bs. As., 2006, p. 45.
(12) Esta misma forma de actuar se atribuye a Frank McNamara ya en el siglo XX.
(13) Aunque muchas veces no comenzaron participando los bancos, sino que se daban
dentro de las distintas ramas del comercio por los empresarios pertenecientes a ellos. Tal fue
el caso de la Diner´s Club, que comenzó utilizándose para realizar pagos en restaurantes. El Dr.
Romero Díaz ubica como movimiento institucionalizado primigenio, la utilización de tarjetas
que se otorgaban dentro de los hoteles para que los huéspedes atendieran sus gastos en él
mientras durase su estadía (ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 401).
(14) CNCom., Sala B, 31/6/05, “Hilgenberg, Olga S. y otro c/ Visa Argentina S.A. y otro”,
Actualidad Jurídica de Córdoba, General, Nº 82, p. 5190 y ss
558 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(15) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, ed. del autor, Bs. As., 2005,
t. II (Contratos bancarios), p. 480.
(16) Si ese tope máximo no es sobrepasado se acredita nuevamente el monto hasta que una
de las partes decida dar por terminado éste (modalidad que se asemejaría al revolving ya visto)
(17) FARINA, Juan M. , ob. cit., ps. 572 y 573.
(18) Algunos ven aquí un contrato que se encuadra o bien en una estipulación en favor de
terceros (lo usuarios de las tarjetas), o una promesa de cesión (lo que lleva a considerarlo un
contrato normativo), pero se califica como un contrato empresario sui generis.
(19) Se tratara de un contrato común, de compraventa o locación generalmente, que en la
mayoría de los casos se haya encuadrado en una relación de consumo.
(20) Este es un claro contrato de empresas que se podrá presentar ya sea bajo la forma de
un mandato o de una franquicia según la relación que se plantee entre las partes.
(21) Los arts. 43 a 45 son claros en este sentido, especialmente, el art. 44 que permite al
emisor dar por rescindido el contrato con el proveedor cuando éste incumple su prestación
para con el usuario.
Derecho Bancario 559
(22) Se aplicarán por tal motivo el régimen de las obligaciones de dar y no de hacer a esta
primigenia obligación de la entidad emisora y, en tal sentido, debe interpretarse el art. 8º de la
L.T.C. En contra, ver MUGUILLO, Roberto A., “Responsabilidad de la banca frente al usuario de
tarjeta de crédito”, en obra colectiva: Responsabilidad de los bancos frente al cliente (directora:
María E. Kabas de Martorell), Rubinzal-Culzoni, Santa Fe, 2006, p. 425.
(23) Dicho contrato debe contener: plazo de vigencia especificando comienzo y cese de
la relación (plazo de vigencia de la tarjeta sin perjuicio de poder pactarse su prórroga automá-
tica). Plazo para el pago de las obligaciones por parte del titular; porcentual de montos míni-
mos de pago conforme con las operaciones efectuadas. Montos máximos de compras o locacio-
nes, obras o retiros de dinero mensuales autorizados. Tasas de intereses compensatorios (el
límite de los intereses compensatorios no podrá superar en más del 25% a la tasa que el emisor
aplique a las operaciones de préstamos personales, en caso de emisores no bancarios el límite
de los intereses compensatorios no podrá superar en más del 25% al promedio de tasas para
operaciones de préstamos personales publicados B.C.R.A.) y punitorios (sólo procederá la
aplicación de intereses punitorios si no se hubieran efectuado los pagos mínimos indicados en
el resumen enviado por el emisor, no podrán superar en más del 50% a la efectivamente
aplicada en concepto de interés compensatorio, los intereses punitorios no serán capitalizables).
Fecha de cierre contable de operaciones. Tipo y monto de cargos administrativos o de perma-
nencia en el sistema. Procedimiento y responsabilidades en caso de pérdida o sustracción de
tarjetas. Importes o tasas por seguros de vida o por cobertura de consumos en caso de pérdida
o sustracción de tarjetas. Firma del titular y de personal apoderado de la empresa emisora. Las
comisiones fijas o variables que se cobren al titular por el retiro de dinero en efectivo. Conse-
cuencias de la mora (además de la existencia de los intereses moratorios). Una declaración en el
sentido de que los cargos en que se haya incurrido con motivo del uso de la tarjeta de crédito
560 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
De este contrato surge una serie de obligaciones para las partes, y más
allá de las comunes (como ser la obligación del cliente de abonar los saldos (24)
con más sus gastos e intereses y del emisor de procurar la posibilidad de la
utilización de la tarjeta de acuerdo a lo pactado (25)), queremos detenernos en
la emisión del “Resumen”. Su confección y envío en forma mensual al titular (26),
es una de las obligaciones básicas de la emisora; debe ser remitido al domicilio (27)
informado por él y contener: datos identificatorios del emisor (28), del titular y
autorizados adicionales; la fecha de cierre contable del resumen actual y del
cierre posterior; las operaciones realizadas (29); fecha de vencimiento del pago
actual, anterior y posterior; monto hasta el cual el emisor otorga crédito; tasa
de interés compensatorio y fecha a partir de la cual se aplica, igualmente para
los intereses punitorios; monto del pago mínimo que excluye la aplicación de
intereses punitorios; monto adeudado por el o los períodos anteriores, con
especificación de la clase y monto de los intereses devengados con expresa
prohibición de la capitalización de los intereses; monto y concepto detallados
de todos los gastos a cargo del titular, plazo para cuestionar el resumen en
lugar visible y caracteres destacados. El resumen podrá ser cuestionado por
son debidos y deben ser abonados contra recepción de un resumen periódico correspondiente
a dicha tarjeta. Causales de suspensión, resolución y/o anulación del contrato.
(24) Algo destacable en esta materia es lo normado por el art. 31 en cuanto dispone que
las operaciones se realicen en moneda extranjera, el titular podrá cancelar sus saldos en la
moneda extranjera o en la de curso legal en el territorio de la República al valor al tiempo del
efectivo pago del resumen sin que el emisor pueda efectuar cargo alguno más que el que realiza
por la diferencia de cotización el Banco Central.
(25) Una obligación que despertó mucha polémica en su momento (especialmente luego
del dictado de la ley 25.326 o de habeas data) fue la prohibición que tenía tal sujeto de informar
a las bases de datos de antecedentes financieros personales sobre los titulares y beneficiarios
de extensiones de tarjetas de crédito u opciones cuando el titular no haya cancelado sus
obligaciones, se encuentre en mora o en etapa de refinanciación. Hoy la C.S.J.N., se ha pronun-
ciado por la derogación tácita de esta obligación (6/3/07, “Organización Veraz S.A. c/ E.N.-
P.E.N.-M.E. y O.S.P.”, Actualidad Jurídica de Córdoba - General, Nº 123, ps. 8093 a 8106).
(26) Con una anticipación mínima de cinco días anteriores al vencimiento de su
obligación de pago.
(27) Se prevé la posibilidad de que se trate de una dirección de correo electrónico.
(28) Y de la entidad bancaria que actué con el según el caso.
(29) A saber: fecha en que se realizó cada operación, número de identificación de la
constancia con que se instrumentó la operación de identificación del proveedor, e importe
de cada operación.
Derecho Bancario 561
el titular (la ley no habilita tal potestad a los autorizados ni a los fiadores)
dentro de los 30 días de recibido (30), detallando claramente el error atribuido y
aportando todo dato que sirva para esclarecerlo. El emisor debe acusar recibo
de la impugnación dentro de los 7 días de recibida y, dentro de los 15 días
siguientes (31), deberá corregir el error si lo hubiere o explicar claramente la
exactitud de la liquidación, aportando copia de los comprobantes o funda-
mentos que avalen la situación. Dadas las explicaciones por el emisor, el
titular debe manifestar si le satisfacen o no en el plazo de 7 días de recibi-
das. Vencido el plazo, sin que el titular se expida, se entenderán tácitamente
aceptadas las explicaciones. Si el titular observare las explicaciones otorga-
das por el emisor, este último deberá resolver la cuestión en forma fundada
en el plazo de 10 días hábiles, vencidos los cuales quedará expedita la ac-
ción judicial para ambas partes (32). Mientras dure el procedimiento de im-
pugnación, el emisor no podrá impedir ni dificultar de ninguna manera el uso
de la tarjeta, pudiendo exigir el pago del mínimo pactado por los rubros no
cuestionados de la liquidación (33).
Por los saldos adeudados, el emisor podrá preparar la vía ejecutiva contra
el titular y su fiador, pidiendo el reconocimiento judicial del contrato de emisión
de la tarjeta y el resumen de cuenta, debiendo acompañar declaración jurada
sobre la inexistencia de denuncia, previa a la mora, por extravío o sustracción
de la respectiva tarjeta, ni impugnación del resumen. De no cumplirse con
estos requisitos, sólo se podrá accionar por vía ordinaria.
(30) VILLEGAS, Carlos G., ob. cit., p. 507 dice: “... si el titular no impugna el resumen en
tiempo y forma el saldo del mismo se considera aceptado... de todos modos tal reconocimiento
tácito no impide la impugnación fundada mediante ejercicio de la correspondiente acción
judicial...”; en el mismo sentido se ha pronunciado la jurisprudencia provincial, excluyendo
aplicaciones de intereses excesivos aun con aceptación expresa de éstos (ver Actualidad Jurí-
dica de Córdoba, General, Nº 71, p. 4453 y ss.).
(31) El plazo de corrección se ampliará a 60 días en las operaciones realizadas en el
exterior.
(32) Siendo competentes los jueces del domicilio del titular y del fiador (si la acción se
dirige hacia los dos, tiene primacía el del domicilio del titular), y prescribiendo las acciones
ejecutivas al año y las ordinarias a los tres.
(33) El pago del mínimo que figura en el resumen antes del plazo de impugnación o
mientras se sustancia éste, no implica la aceptación del resumen practicado por el emisor.
562 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(34) El contrato tipo entre el emisor y el proveedor deberá ser aprobado por la autoridad
de aplicación y contendrá como mínimo: plazo de vigencia (por tratarse de un contrato de
duración, aunque un contrato que se establezca sine die será posible si se pactan mecanismos
de rescisión en poder de ambas partes con un preaviso suficiente); topes máximos por opera-
ción de la tarjeta de que se trate (esto último hace referencia a los distintos tipos de tarjeta que
puede emitir un mismo sujeto, y al límite de crédito con que contará su usuario); determinación
del tipo y monto de las comisiones, intereses y cargos de cualquier tipo (el emisor no podrá
fijar aranceles diferenciados en concepto de comisiones u otros cargos, entre comercios que
pertenezcan a un mismo rubro o con relación a iguales o similares productos o servicios y en
ningún caso efectuará descuentos ni aplicará cargos, superiores a un 3% sobre las liquidaciones
presentadas por el proveedor); las obligaciones que surgen de la L.T.C., plazo y requisitos para
la presentación de las liquidaciones, tipo de comprobantes a presentar de las operaciones
realizadas, obligación del proveedor de consulta previa sobre la vigencia de la tarjeta.
(35) Los emisores instrumentarán terminales electrónicas de consulta para los proveedo-
res. En todo caso es un deber de colaboración del comerciante proveedor denunciar toda
irregularidad que se presente en la utilización del “plástico” y retener la tarjeta presentada y
que según la información brindada por el emisor, se encuentre cancelada por cualquier motivo.
(36) Obligación escasamente cumplida en general.
Derecho Bancario 563
(37) Por ejemplo, no controlar el límite de crédito de la tarjeta cuando ésta es excedida, o
su vigencia o la legitimación del usuario.
(38) MARTORELL, Ernesto E., ob. cit., p. 525.
(39) No obstante que como dijimos puede ser el incumplimiento del proveedor para con
el usuario, causa de la resolución del contrato por parte del emisor.
(40) MUGUILLO, Roberto A., ob. cit., p. 443.
564 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
8. Autoridad de aplicación
Respecto de este tema, la ley actual establece una disociación entre los
distintos sujetos controlantes de la operatoria; esta pluralidad de sujetos debe
ser complementaria y no excluyente una de la otra, ya que se trata de una
operación compleja pero siempre con la misma finalidad. Son las autoridades:
- El Banco Central de la República Argentina, en todas las cuestiones que
versen sobre aspectos financieros. No debe perderse de vista que el art. 47
inc. e) de la Carta Orgánica del Banco Central, pone en cabeza de la
Superintendencia la obligación de aplicar las disposiciones legales que dicte el
directorio del Central sobre la materia.
- La Secretaría de Comercio Interior, dependiente del Ministerio de Eco-
nomía y Producción, en todas aquellas cuestiones que se refieran a aspectos
comerciales, pudiendo dictar las respectivas normas reglamentarias y ejercer
las atribuciones de control, vigilancia y juzgamiento sobre su cumplimiento. La
Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las provincias actuarán como autorida-
des locales de aplicación, ejerciendo el control, vigilancia y juzgamiento sobre
el cumplimiento de la presente ley y sus normas reglamentarias respecto de
los hechos sometidos a su jurisdicción, pudiendo delegar atribuciones, en su
caso, en organismos de su dependencia o en las municipalidades. Sin perjuicio
de ello, la autoridad de aplicación nacional podrá actuar concurrentemente
aunque las presuntas infracciones ocurran sólo en el ámbito de la Ciudad
Autónoma de Buenos Aires o de las provincias.
Haciendo nuestras las palabras del maestro Romero podemos decir que
“... el sistema puede ser mirado desde dos puntos de vista... analizándo-
lo como negocio, el sistema de tarjetas de crédito... constituye una
operatoria rentable que proporciona crédito y agiliza las negociacio-
nes; donde presenta falencias es en los aspectos individuales, sobre todo
en la dificultad de promover acciones para la cobranza por mora, para
acreditar las deudas, la morosidad, etc...” (41). Una de las principales críti-
(41) ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 402. Ni qué hablar de las duras críticas vertidas por
el Dr. Martorell al texto de la ley 25.065, que al comenzar su análisis se despacha con palabras
Derecho Bancario 565
cas que se le han hecho a la ley actual, es la necesidad que se plantea que
para iniciar la vía ejecutiva se debe recurrir al reconocimiento de distintos
instrumentos (contratos, resúmenes, etc.) y declaraciones juradas (42), sumado
esto a la imposibilidad de volcar estos saldos en cuenta corriente para ejecu-
tarlos mediante la emisión del título del art. 793 C.Com. (43). Todo esto desen-
cadena en que la posibilidad para exigir el pago de lo adeudado en una forma
eficaz sea en la práctica imposible (44), siendo un resultado contraproducente
para el sistema, encareciendo el crédito.
B. Fideicomiso
1. Antecedentes
El fideicomiso es una figura de vieja data que ha sido reconocida tanto por
el derecho latino como por el derecho anglosajón.
Dentro del primero tenemos al derecho romano, en el cual las instituciones
de la fiducia (45) y el fideicomisario testamentario (46) eran figuras ampliamente
conocidas. Pero es en el derecho anglosajón donde esta figura se asemeja
más a la actual configuración.
Comenzó como una forma de evitar confiscaciones por parte de los
reyes, cuando los señores feudales se alzaban contra esto y eran derrotados;
contundentes diciendo que “... nos hallamos ante una nueva y lastimosa ‘oportunidad perdi-
da’, en tanto y en cuanto nuevamente se cayó... en una ‘chapuza’, legislando mal, de modo
incompleto y con una técnica jurídica lamentable...” (MARTORELL, Ernesto E. , ob. cit., p. 508).
(42) Ver arts. 39 y 40.
(43) Ver art. 42, especialmente porque, en muchos casos, se aplica de mala manera, en el
sentido de que lo que la norma prohíbe no es toda acción de cobro mediante este sistema, sino
que condena la apertura de la cuenta corriente con ese solo fin. Lamentablemente, en algunos
estrados, esto se aplica a todo tipo de saldo deudor de cuenta corriente.
(44) En general se termina recurriendo a la preparación de la vía ejecutiva mediante el
reconocimiento de la firma o directamente al juicio abreviado.
(45) Tenía múltiples funciones, una de las cuales era la garantía, y básicamente consistía
en transmitir la propiedad de una cosa que sería devuelta al ocurrir un hecho determinado (ej.,
pago de la deuda).
(46) Que buscaba evitar las inhabilidades para heredar o ser legatario.
566 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
para que su familia pudiera seguir gozando de los bienes los transmitía a
un tercero para que adquiriera la propiedad de ellos pero utilizándolos en
favor de éstos, de allí que se diga que sus padres sean el dolo y el miedo,
y su institutriz, la confianza (47).
Ya en nuestro país, Vélez se refirió expresamente al dominio fiduciario en
los arts. 2661 y 2662 (existiendo otras normas que hacen referencia a dicho
instituto como son los arts. 2841, 3730, etc.), aunque era escasamente utilizado.
Actualmente rige la ley 24.441 (titulada: financiamiento de la vivienda y la
construcción).
Sobre su naturaleza jurídica se han debatido distintas teorías: del negocio
abstracto, del negocio indirecto, del negocio simulado, del mandato, del trust,
del patrimonio de afectación, de la fiducia, etc. (48), inclinándonos por esta
última por tratarse de una transmisión de derechos reales subordinada a la
finalidad de amparar y satisfacer derechos personales, lo que fundamenta la
existencia del mentado derecho sobre las cosas (49).
2. Concepto
(47) López de ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de los contratos. Parte Especial (4), Zavalía,
Bs. As., 2003, t. V, p. 727.
(48) Ver BOLLINI SHAW, C. - BONEO VILLEGAS, E., Manual para operaciones bancarias y
financieras, 4ª ed., Abeledo-Perrot, Bs. As., 1997, ps. 521 a 524.
(49) RODRÍGUEZ AZUERO, Sergio, Contratos bancarios. Su significación en América Lati-
na, 5ª ed., 2ª reimp., Legis, Bogotá, 2004, p. 835.
(50) Ello no obsta a que, en caso de cesación de este último, se apele al procedimiento de
sustitución previsto en la misma ley (arts. 4º inc. e, y 10).
Derecho Bancario 567
3. Partes
a. Fiduciante
El fiduciante (o fideicomitente o instituyente o constituyente) es la persona
que transmite los bienes al fiduciario (o fideicomitido), que es quien recibe
los bienes en propiedad fiduciaria. Puede ser cualquier persona física o jurídica,
y hasta ocupar las posiciones de beneficiario y fideicomisario (no la de
fiduciario), bastando que cuente con la capacidad genérica para disponer de
sus bienes a transmitir.
- Son sus derechos: individualizar los bienes que se dan en fideicomiso
(incluso el método a seguir para la inclusión de nuevos bienes), señalar su
finalidad, designando al fiduciario, beneficiario y fideicomisario; cuidar que el
fiduciario cumpla con sus obligaciones, solicitando su remoción en caso de
incumplimiento (art. 9 inc. a); proponer nuevo fiduciario si éste por cualquier
causa cesa en sus funciones; exigir del beneficiario la contraprestación pro-
(52) Existen en la figura legal otras dos personas como terceros interesados: el beneficia-
rio, quien percibe los beneficios que produzca el ejercicio de la propiedad fiduciaria y el
fideicomisario, que es el destinatario final de los bienes fideicomitidos. Estos últimos no son
partes del contrato; sus respectivas posiciones jurídicas quedan amparadas por las estipula-
ciones en favor de terceros del art. 504 C.C..
Derecho Bancario 569
b. Beneficiario
Es aquella persona en favor de quien se constituye el fideicomiso (en
realidad más que una persona o sujeto es un polo que puede estar constituido
por uno o más sujetos (53)), sean personas físicas o jurídicas, bastando que
existan datos suficientes para su identificación en el acto de constitución del
fideicomiso si no existiesen en ese momento. De no llegar a existir o renun-
ciar, y no haberse previsto sustitutos, los beneficios pasarán al fideicomisario
y, en defecto de éste, ya sea por dejar de existir, renunciar o no estar previsto,
éstos corresponden al fiduciante.
- Son sus derechos: además de lo que se establezca en el contrato tendrá
derecho a exigir al fiduciario el cumplimiento del fin del fideicomiso (solicitan-
do la rendición de cuentas y remoción judicial del fiduciario en caso de incum-
plimiento de sus deberes), ejerciendo las acciones en lugar del fiduciario (con-
tando con autorización judicial previa).
- Sus obligaciones surgen del texto del contrato y tiene todo el derecho a
rechazar el puesto de beneficiario.
Un sujeto especialísimo es el fideicomisario, a cuya persona, pocas nor-
mas se refieren en la ley 24.441. Este que será quien en definitiva reciba el
remanente de los bienes al finalizar el fideicomiso, siendo éste su principal
derecho (los autores agregan la posibilidad de ejercer las acciones de protec-
ción de los bienes en defecto del fiduciario conforme al art. 18 (54)), siendo sus
deberes los que surjan del contrato o disposición de última voluntad.
(53) De no estar pactado el porcentaje que corresponde a cada uno, se dividirán los
beneficios en partes iguales, y de reducirse su número posteriormente, los demás acrecentarán
su beneficio en razón de la parte que correspondía a cada uno.
(54) MUSTO, Néstor J., Derechos reales, Astrea, Bs. As., 2000, p. 379; VILLEGAS, Carlos
G., ob. cit., p. 570.
570 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
c. Fiduciario
El fiduciario podrá ser cualquier persona física o jurídica. Sólo podrán
ofrecerse al público para actuar como fiduciarios las entidades financieras
autorizadas a funcionar como tales sujetas a las disposiciones de la ley res-
pectiva y las personas jurídicas que autorice la Comisión Nacional de Valores
quien establecerá los requisitos que deban cumplir. En caso de ser varios los
fiduciarios, éstos pueden designarse para que ejerzan su tarea separada o
conjuntamente, y en este último caso se resolverá por mayoría las cuestiones
que se presenten, dependiendo del juez en caso de empate (55).
Por ser éste el sujeto que vivifica el contrato, a sus derechos y obligacio-
nes los trataremos en particular.
4. Objeto
5. Forma
6. Contenido
frutos de los bienes fideicomitidos o con el producto de actos de disposición sobre éstos,
dejándose constancia de ello en el acto de adquisición y en los registros pertinentes.
(59) Concepto entendido según el art. 2311 C.C. (todo objeto inmaterial susceptible de
tener un valor y también las cosas).
(60) LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., ob. cit., ps. 798 y 799.
(61) De pactarse una duración mayor se debe considerar finalizado éste al expirar el
plazo de ley (VILLEGAS, Carlos G., ob. cit., p. 557).
Derecho Bancario 573
7. Clases
8. Efectos
(64) ROMANELLO, Eduardo, “El fideicomiso de garantía ante la insolvencia del fiduciante”,
en obra colectiva: Cuestiones complejas de derecho mercantil moderno (directora: Ana Piaggi),
Lexis Nexis, Bs. As., 2007, t. I, p. 135.
(65) CNCom., Sala B, 3/4/08, “Cía. de Serv. Hipotecarios S.A. (CASH) s/ concurso
preventivo s/ incidente de revisión (Banco Hipotecario S.A.)”, inédito.
(66) Que permite a éste disponer o gravar los bienes cuando lo requieran los fines del
fideicomiso, y ejercer todas las acciones que correspondan para la defensa de los bienes, tanto
contra terceros como contra el beneficiario.
Derecho Bancario 575
9. Extinción
(67) “... podría preverse que el fiduciario pueda renunciar y que su renuncia no dé lugar
a sustitución sino a extinción del fideicomiso...” (LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., ob. cit., p. 774).
576 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
11. Sustitución
(68) Si la causa de la dimisión se debiera a una causal que no admite ningún tipo de
dilación, los bienes podrán consignarse judicialmente quedando siempre en pie la posibilidad
de accionar por los daños que tal comportamiento acarree (ver LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J.,
ob. cit., p. 808).
(69) Salvo el caso de que no se prevea retribución por su tarea.
Derecho Bancario 577
Como ya dijimos, se trata de un sujeto que recibe los bienes en una propiedad
imperfecta con la finalidad de administrarlos, entregando su producido a un
tercero hasta el suceso de una condición o la expiración de un plazo, en cuyo
caso debe entregar los bienes al fideicomisario. Su existencia es esencial al
momento de constituirse el fideicomiso y tratándose de un contrato de dura-
ción será sobre este sujeto el mayor número de obligaciones a cumplir, aunque
su cese no traiga como consecuencia inmediata la disolución del negocio ya
que será reemplazado (ya sea mediante el trámite previsto en el contrato o lo
designe supletoriamente el juez). El fiduciario deberá cumplir las obligaciones
impuestas por la ley o la convención con la prudencia y diligencia del buen
hombre de negocios que actúa sobre la base de la confianza depositada en él (70),
siendo su incumplimiento causa de remoción judicial, sin descontar la posibili-
dad de la existencia de las respectivas acciones por daños y prejuicios.
En resumen éstas son:
- Ejecutar los actos que permitan cumplir con el fin encomendado.
- Rendir cuentas de su actuación. El contrato no podrá dispensar al fidu-
ciario de la obligación de rendir cuentas, con una periodicidad no mayor a un
año, la que podrá ser solicitada por el beneficiario.
- Mantener separados los bienes dados en fideicomiso como un patrimo-
nio de afectación a un fin preestablecido.
- Defender el patrimonio fideicomitido. Se halla legitimado para ejercer
todas las acciones que correspondan para la defensa de los bienes fideicomitidos,
tanto contra terceros como contra el beneficiario.
- Asegurar los bienes que forman parte del fideicomiso.
- Entregar los bienes restantes al finalizar el fideicomiso y prestar la cola-
boración necesaria para que su transmisión se ajuste a ley.
A su vez cuenta con la posibilidad de: ser retribuido de los gastos y ser
reembolsado por su actuación (si ésta no hubiese sido fijada en el contrato, la
(70) No debe perderse de vista que no hay que analizar la conducta en abstracto, sino que
se deben considerar las condiciones de tiempo, persona y lugar a la hora de juzgar la conducta
del fiduciario (art. 512 C.C.).
578 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(71) El contrato de fideicomiso deberá contener las previsiones del art. 4º y las condicio-
nes de emisión de los certificados de participación o títulos representativos de deuda.
(72) VILLEGAS, Carlos G., ob. cit., p. 577. Al respecto no está de más recordar que los
beneficiarios son identificados mediante la tenencia de certificados de participación y títulos
de deuda, los cuales son considerados títulos valores y pueden ser objeto de oferta pública
Derecho Bancario 579
(74) Podrá actuarse por representación con carta poder certificada por escribano públi-
co, autoridad judicial o banco, no siendo necesaria legalización.
Derecho Bancario 581
Jurisprudencia
CAPITULO 19
E. CLUBES DE BANCOS.
584 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Derecho Bancario 585
A. Aceptaciones bancarias
1. Generalidades
2. Concepto
3. Partes
(4) VILLEGAS, Carlos G., Compendio jurídico, técnico y práctico de la actividad bancaria,
2ª reimp., Depalma, Bs. As., 1989, t. I, ps. 597 a 606.
Derecho Bancario 587
(6) RINESSI, Antonio Juan, “El auto crédito para fines determinados”, ver su publicación
en www.acaderc.org.ar/doctrina/articulos/artautocredito/at_download/file.
(7) “… consistiendo el objeto del ‘contrato de ahorro previo’ en una operación compleja,
se trata de un contrato atípico que posee características propias de diversos tipos contractuales
como el mandato y la compraventa, sin perjuicio de que en los casos en que la sociedad adminis-
tradora se halla vinculada a la terminal-fabricante de los bienes respectivos se desvanece la idea de
la relación de mandato con los ahorristas por la existencia de un originario conflicto de intereses
entre las partes, resumiéndose el sistema en supuestos de compraventa a plazos con ciertas
Derecho Bancario 589
Ahorro para fines determinados por “ciclo cerrado” o “grupos sin repo-
sición”. La modalidad conocida como “grupo cerrado de suscriptores” o “gru-
po de ciclos cerrados sin reposición”, es la más practicada actualmente, en
especial con el objeto de la adjudicación directa de bienes semidurables, como
automóviles o electrodomésticos aunque también se la puede aplicar para la
adquisición de sumas de dinero para la adquisición de bienes. A diferencia de
la modalidad de “ciclo abierto”, en la que los pagos de los suscriptores conflu-
yen a la formación de un fondo único de adjudicaciones y reintegros o resca-
tes, en ésta se constituyen los denominados “grupos de suscriptores”, con una
cantidad inicial de éstos, igual al doble de la duración total del plan (p. ej. en
contratos de 50 meses, el grupo es de 100 suscriptores), realizándose el agru-
pamiento sobre pautas homogéneas e igualitarias (igual plazo, cuota, bien o
suma de dinero, etcétera). Dichos “grupos” son “cerrados” en cuanto su nú-
mero inicial de suscriptores no puede excederse (sí disminuirse por extinción
de contratos individuales por renuncia, rescisión o resolución durante su vi-
gencia), y “sin reposición”, pues los contratos extinguidos no pueden ser re-
emplazados con otros concertados posteriormente; sólo cabe la transferencia
de contratos, que no altera dicho número, sino que produce novación subjetiva
por la sustitución de la persona del suscriptor. Los fondos de adjudicación y
reintegros son múltiples e independientes; cada “grupo” tiene uno distinto.
Ahora bien, en estos contratos se suele pactar que la obligación del suscriptor
de abonar la cuota comienza desde el momento de su adhesión, estando toda-
vía pendiente la constitución del grupo y siendo a su riesgo el caso de que no
se forme, en este sentido dicha estipulación resulta vejatoria en tanto, “… se
hace depender la suerte del suscriptor de la formación o no del grupo,
es una estipulación que contraría el equilibrio de los intereses pactados,
por cuanto se hace asumir al consumidor un riesgo estrictamente empre-
sario, cual es la posibilidad de crear un mercado de colocación por el
fabricante de sus productos, al contado, de manera que el grupo que se
592 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
1. Seguros
2. Mandatos y comisiones
3. Intermediación inmobiliaria
(14) Art. 22 inc K; art. 23 ing. G; art. 24 inc. L; art. 25 inc. G; art. 26 inc. E.
596 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
física. Se prohíbe que esta profesión sea ejercida por una sociedad en el art.
105 inc. 1 del Código de Comercio. El 29/1/93 el B.C.R.A., mediante la reso-
lución “A” 2056, autorizó expresamente a las entidades financieras para ac-
tuar como agentes intermediarios en operaciones inmobiliarias que realicen
terceros entre sí, cumpliendo mandatos expresos pactados entre clientes. Esta
resolución, aunque aparenta lo contrario, en nada modifica la comunicación
B-50S5, ya que ésta prohíbe la intermediación y la resolución A-2056 la per-
mite, siempre que medie mandato expreso, en cuyo caso técnicamente no
habrá intermediación sino representación.
La actividad intermediadora sólo se permitirá por expresa autorización
del B.C.R.A., estableciendo los límites y las condiciones, de acuerdo con
lo establecido en el art. 28 inc. a de la L.E.F., según la reforma introducida
por la ley 24.144.
4. Servicios
D. Sindicatos bancarios
(15) La figura de este banco “líder” del emprendimiento, suele denominársela banco “jefe
de fila”, “lider”, “arranger bank” o “auspiciante”. A su vez, el banco líder o jefe de fila suele
recurrir a los denominados “bancos directores” que son aquellos que en colaboración con él y
con la aprobación del tomador del crédito o emisor de títulos, colaboran en la etapa precontractual
de la formación del sindicato. Mientras transita la etapa previa a la constitución efectiva del
sindicato de bancos, el arranger bank en conjunto con sus bancos manager, o directores,
comienza con el intercambio de información del cliente, relativo a la situación patrimonial y
financiera de la empresa, antecedentes comerciales, análisis de la trayectoria empresaria, todo
con el objeto de que los futuros integrantes del sindicato puedan efectuar un análisis de tales
datos (la preparación de ese prospecto del cliente y su posterior divulgación por parte del
598 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
arranger en procura de conseguir apoyo de otras entidades colegas, no puede ser entendido
como una violación al secreto que pesa sobre las entidades financieras, lo que sí sucede es que
el arranger será responsable, en el caso de que el documento incluya informaciones falsas,
inexistentes o inexactas, si ellas resultaron determinantes para que los demás bancos parti-
ciparan en el crédito sindicado). La preparación de la operación, gráficamente se denomina
“montaje” a causa de su complejidad, suele encomendarse por el cliente a uno o varios
bancos (llamados bancos jefes de fila o arranger bank) encargados de reunir a los restantes
integrantes del sindicato, por lo cual reciben una remuneración del propio cliente (el documento
mediante el cual se establece la relación entre el arranger bank y el cliente se denomina term
sheet o engagement y contiene las pautas de entendimiento entre ambos y las referidas al
financiamiento propiamente dicho).
(16) GARRIGUES, Joaquín, ob. cit., p. 672.
Derecho Bancario 599
(17) Los contratos basados en la sindicación bancaria suelen contener una enorme canti-
dad de previsiones, muchas de ellas muy extensas. Son minuciosos a la hora de describir los
más ínfimos detalles de la operación de crédito, las relaciones internas y externas del sindicato,
y demás temas operativos. Suelen contener un capítulo inicial en donde son definidos ciertos
términos que aparecen claros, no obstante lo cual, a los fines de evitar equívocos, se les
determina el contenido exacto.
600 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(18) Se debe tener presente que las entidades sindicadas conservan la titularidad indivi-
dual de los derechos y obligaciones que les competen frente al acreditado, que configuran en
cierto modo una posición contractual independiente para cada una de ellas, y que no sólo
eluden cualquier esquema societario, sino que excluyen expresamente la responsabilidad soli-
daria por el incumplimiento de una obligación colectiva que es asumida en forma parciaria.
(19) AMESTI MENDIZÁBAL, Chistri, “El contrato de crédito sindicado y el crédito de
subasta”, en obra colectiva Contratos bancarios (director Rafrael García Villaverde), Civitas,
Madrid, 1992, p. 235.
(20) Aparece solamente enunciado y, por lo tanto, podemos decir que se trata de un
contrato nominado, en las comunicaciones “A” 3843 (punto 1.4.2) y también “A” 3998
(puntos 1 y 1.B).
Derecho Bancario 601
cedidos por el sindicato. Por ser ésta la obligación principal de los bancos
sindicados, también es muy importante tener presente que los bancos
acreditantes especificarán contractualmente previsiones o cláusulas de salva-
guarda ante situaciones excepcionales que impidan poner a disposición del
acreditado los fondos convenidos. Los bancos acreditantes ponen límites a la
obligación principal referida precedentemente que son limitaciones de carác-
ter cuantitativo, temporal y modal (21).
(21) El límite cuantitativo está determinado por el total de la línea crediticia habilitada al
acreditado. Este importe, distribuido entre las entidades acreditantes conforme a las cuotas de
crédito que respectivamente hayan asumido, permite calcular cuál es la cantidad máxima que
cada una de ellas debe mantener disponible, es decir, le posibilita al agente cuantificar las
prestaciones que pueden verse obligados a realizar. La obligación de cada banco acreditante se
encuentra expresamente determinada en el contrato, o sus anexos. Se configura contractualmente
como una obligación de carácter mancomunado En cuanto a la limitación temporal, consiste en
el acuerdo expreso del plazo por el cual se dispondrá del crédito concedido. Vencido éste y no
utilizado o utilizado sólo parcialmente, se extinguirá la obligación de los bancos sindicados. La
utilización total de la línea crediticia por el acreditado, suele ser acordada como vencimiento del
plazo de disponibilidad del crédito. Pero también rige la modalidad mediante la cual, no obstan-
te la disponibilidad total, si ella es cancelada antes de su vencimiento, el acreditado dispondrá
nuevamente de la línea crediticia acordada. Por último, hay limitaciones de índole modal. En los
créditos sindicados, dada la pluralidad de entidades acreditantes, así como la elevada cuantía y
complejidad de la operación, nunca se deja de estipular de forma expresa y detallada la
modalización de la obligación de los miembros del sindicato. Por ejemplo, se suele acordar
expresamente que el acreditado no podrá utilizar la línea crediticia en una sola oportunidad,
sino que deberá hacerlo fraccionadamente y mediante el otorgamiento de porcentuales.
(22) Son sus funciones: recibir las solicitudes de disposición de fondos por parte del
cliente; centralizar los pagos que el acreditado debe realizar, por amortización, intereses y
Derecho Bancario 603
comisiones; distribuir los pagos de capital e intereses en función de cada aporte que efectúan
los bancos acreditantes; determinar, conforme pautas contractuales, los servicios de intereses
que debe pagar el acreditado; recibir y transmitir las múltiples comunicaciones entre el acredi-
tado y los bancos acreditantes; llevar a cabo un claro papel negociador; también podría asumir
el carácter de fiduciario a los fines de recibir garantías en beneficio del propio sindicato. Si bien
los bancos agentes suelen reservarse atribuciones discrecionales, en caso de duda con relación
al contenido u obligaciones a su cargo deberá obtener instrucciones expresas por parte del
sindicato para quedar liberado de responsabilidades. Deberá guardar observancia de las dispo-
siciones legales o reglamentarias que incidan directa o indirectamente en el negocio de crédito
sindicado que se haya realizado. Tendrá como compromiso adicional priorizar la defensa de los
intereses colectivos del sindicato, y no los intereses propios, recordando que el banco agente
también suele actuar como banco acreditante. Se trata, en síntesis, de una obligación de lealtad
del banco agente hacia el sindicato, debiendo mostrarse equilibrado a los fines de evitar los
conflictos de intereses que podrían plantearse con motivo de las relaciones comerciales con el
acreditado. El banco agente debe respetar el destino de los fondos y hacer entrega de ellos al
cliente, conforme han sido dispuestas las instrucciones o acuerdos en el crédito sindicado.
Debemos recordar que los bancos ponen el dinero a disposición del acreditado por medio de las
cuentas del banco agente, que es el encargado de liquidar la etapa crediticia correspondiente.
604 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(23) El acreditado debe realizar una serie de declaraciones relativas a aspectos como los
siguientes: que se halla operando bajo forma de sociedad comercial legalmente constituida,
que tiene capacidad jurídica y facultades para concertar la operación, que no existe impedi-
mento estatutario ni reglamentario alguno para la realización del acto, que no existen actos o
contratos, similares o no, que puedan afectar la situación económico financiera denunciada e
informada por el arranger bank. Si bien este tipo de cláusulas parecen, a esta altura de los
acontecimientos, superfluas, no puede olvidarse que en esta clase de contratos de créditos
sindicados suelen intervenir entidades bancarias internacionales y mediante estas declaracio-
nes convencionales se pretende, por lo tanto, evitar cualquier incertidumbre jurídica o fáctica
en la relación con ellas; todo esto sin perjuicio de las consecuencias contractuales que traerá
aparejado su incumplimiento.
(24) Se refieren a la obligación que asume el acreditado de asegurar a las entidades
consorciadas una posición idéntica a la que ocupen los demás acreedores del cliente, en caso de
insolvencia de éste, y en relación a la liquidación de su pasivo.
(25) Implica mantener un estado financiero acorde, para lo cual deberán brindarse infor-
mes periódicos al banco gerente, y adoptarse la modalidad contable establecida.
(26) Los contratos prevén cláusulas mediante las cuales el acreditado se obliga a no consti-
tuir ni permitir que de algún modo sean constituidos derechos reales de garantía sobre todos o
algunos de sus bienes, mientras permanezca vigente el plazo de la operación crediticia sindicada.
(27) Es frecuente en los contratos de crédito la utilización de este tipo de cláusulas de
garantía atípicas, que consisten en la obligación del acreditado de no modificar su situación
Derecho Bancario 605
económico financiera durante la vigencia del contrato, evitando de esa forma que se produzca
el desmembramiento de sus activos, por ejemplo como transferencias de bienes inmuebles,
ventas de marcas de fábricas, liquidación de carteras de títulos u obligaciones, etc.
(28) No es otra cosa que prever contractualmente la imposibilidad sobrevenida por fac-
tores externos a la voluntad de los partícipes.
(29) Los contratos de créditos sindicados suelen prever los aumentos de coste derivados
de la modificación de tasas de intereses o tipo de cambio, o sea previsiones habituales en tal
sentido. Se trata entonces de disposiciones legales o reglamentarias que obliguen a las entidades
bancarias consorciadas, o a alguna de ellas, a efectuar reservas especiales, encajes, modificacio-
nes de su relación técnica patrimonial, cargos por pasivos obtenidos para la conformación del
sindicato, de modo tal que incremente el coste de los fondos que dichas entidades han puesto
a disposición del acreditado por medio del sindicato bancario. A manera de solución contractual
de esta situación, cláusulas como la analizada prevén que tales costes serán asumidos por el
acreditado, o bien que el banco acreditante tendrá la posibilidad de ser sustituido en el sindicato
bancario, por otra entidad financiera que no se halle afectada por medidas como las indicadas.
(30) Con este tipo de cláusulas se tiende a incluir en los contratos mecanismos de salva-
guarda del sindicato frente a los posibles y diversos incidentes que pueden acontecer en el
mercado, incidentes que se producen como consecuencia del mal funcionamiento del mercado,
o bien por un cambio en el contexto legal o reglamentario en que se desenvuelve, pero que se
traduce -en definitiva- en la imposibilidad para alguna o varias de las entidades consorciadas,
sea de obtener la moneda pactada para hacer honor al crédito, o de fijar el tipo de interés
conforme a las reglas previstas.
606 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(31) Son básicamente dos. Cláusulas de compensación: esta cláusula es común a todos
los contratos de créditos, y consiste en la reserva que efectúan las entidades para aplicar al
pago de cualquiera de las cantidades debidas los saldos que se hallen a disposición del acredi-
tado. Cláusulas de solidaridad: esta cláusula tiene como objetivo establecer que para el supues-
to caso de que el acreditado cancelare sus obligaciones en forma distinta de la prevista en el
contrato, o sea, mediante la participación del banco agente quien será el responsable de distri-
buir luego a prorrata el importe correspondiente entre los bancos sindicados, y lo efectúe en
forma directa respecto de alguno de los bancos sindicados, éste tendrá la obligación de poner a
disposición del sindicato las partes proporcionales de las cuales no es titular.
(32) Se producirá por la culminación forzada, y cuando el acreditado entre en estado de
insolvencia, aun sin declaración judicial de ella, hará caducar todos los plazos otorgados.
(33) Debemos considerar que en el caso de inexistencia de pacto de denuncia y frente a un
contrato con plazo de vigencia determinado, en nuestro derecho no hay normas generales
positivas que permitan el desistimiento unilateral de la disolución del contrato de apertura de
crédito, de lo cual se sigue, como regla general, salvo convención expresa en contrario, que no
es lícito que las partes que celebraron un contrato de apertura de crédito en el caso, sindicado,
con plazo determinado, puedan desistir unilateralmente de él, disolviéndolo.
Derecho Bancario 607
(34) La liquidación de uno de los bancos acreditantes que integran el sindicato bancario
no produce necesariamente la extinción del contrato. Esta es una de las interesantes cuestio-
nes que trae aparejada la constitución del sindicato bancario. Por previsiones contractuales
se han de establecer los mecanismos que el propio sindicato bancario adoptará para sortear
el obstáculo de la quiebra de uno de los bancos acreditantes. Tales previsiones contractuales
tienen como objetivo, justamente, el de evitar que dicha circunstancia derive hacia la extin-
ción del contrato.
(35) Son consideradas justas causas los supuestos vinculados a la conducta del acredita-
do tales como falta de pago de cualquiera de los servicios o amortizaciones convenidas; incum-
plimiento de cualesquiera de las restantes obligaciones nacidas del contrato, pero en especial
aquellas que dieron origen a las denominadas “garantías atípicas”; falseamiento o inexactitud de
las informaciones proporcionadas durante la elaboración del contrato, o durante su vigencia,
principalmente de aquellas que hayan dado lugar a la formación de la voluntad contractual por
parte del sindicato. Supuestos vinculados a la situación patrimonial y financiera del acreditado:
declaración de quiebra o presentación en concurso preventivo del acreditado; disolución o
liquidación voluntaria de la sociedad del acreditado; pérdida de la administración societaria, o
su control por mecanismos de intervención judicial o veedurías; embargo sobre bienes de la
empresa; el incumplimiento de compromisos de pago para con terceros, incluido el Fisco;
iniciación de acciones judiciales en su contra, que puedan poner en peligro la continuidad de la
empresa, en especial si en tales procesos se pretende llevar adelante la ejecución de garantías
reales constituidas; enajenación de activos importantes, y en particular de los no autorizados
en el contrato de crédito sindicado celebrado. La cláusula cross default: entre las justas causas
de denuncia que se reserva el sindicato bancario, se halla la denominada cláusula cross default,
en virtud de la cual las entidades acreditantes pueden provocar la extinción anticipada del
contrato de crédito, en el supuesto de que el acreditado deje de cumplir las obligaciones
derivadas de los otros contratos que haya podido celebrar con terceras personas.
608 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
E. Clubes de banco
(36) JUNYENT BAS, Francisco - MOLINA SANDOVAL, Carlos A., “El acuerdo preventivo
extrajudicial en la ley 25.589”, J.A. 2002-III-1421.
(37) Con todo lo impreciso de esta terminología, que en este punto no analizaremos pero
que queremos poner de resalto.
(38) GRISPO, Jorge Daniel, “Acuerdo preventivo extrajudicial (según ley 25.589)”, http:/
/www.mba.fcecon.unr.edu.ar/articulos/Derecho%20Empresario/ALEGRIA1.pdf, dice al res-
pecto: “… Este tipo de acuerdos extrajudiciales, tuvieron principalmente, mucha aceptación a
principios de la década del ochenta, en la cual, mediante los denominados clubes de bancos,
los deudores acuciados por crisis financieras coyunturales, negociaban primordialmente con
las entidades bancarias, las cuales por lo general eran sus principales acreedores, acuerdos
tendientes a refinanciar sus pasivos. El régimen de la ley 24.522, ha introducido un sistema
específico para el acuerdo preventivo extrajudicial, mediante el cual se pretende dar una
solución preventiva extrajudicial a la crisis empresaria. …”.
Derecho Bancario 609
Jurisprudencia
CAPITULO 20
Garantías
A. Prenda comercial
1. Concepto
2. Clasificación
PRENDA CIVIL
3. Caracteres
Los caracteres de este contrato (art. 580 C. Com. y ss.) son:
- Real: para que el contrato quede perfeccionado es necesario que se
entregue la cosa objeto de él.
- Unilateral: solamente engendra obligaciones para una de las partes, el
acreedor, que se ve obligado a restituir la cosa (art. 1138 C.C.).
- No formal: entre los contratantes no se exige ninguna forma especial en
cuanto a su celebración siempre que se entregue el bien en cuestión.
- Accesorio: es un contrato accesorio de un contrato principal.
4. Forma y prueba
(1) “… para juzgar los efectos de la prenda respecto de terceros, deben aplicarse las
disposiciones del Código de Comercio y, por consiguiente, cuando fuera necesario probar la
Derecho Bancario 615
5. Objeto
La ley comercial argentina otorga una gran amplitud a los bienes que
pueden ser objeto de este contrato; dice el art. 583: “Pueden darse en pren-
da bienes muebles, mercancías u otros efectos, títulos de la deuda pública,
acciones de compañías o empresas, y en general cualesquiera papeles de
crédito negociables en el comercio”, de esta manera no existe ningún incon-
veniente en prendar diversos tipos de bienes siempre que tenga existencia
actual (2), y así tenemos:
- Prenda sobre todo tipo de bienes muebles (es el caso más común y no
requiere ningún tipo de explicación especial).
- Prenda sobre derechos industriales (marcas, patentes, modelos indus-
triales y de utilidad) e intelectuales.
- Prenda de conocimientos de embarque, además de la entrega es necesa-
rio el endoso “en garantía” de dicho documento.
- Prenda sobre títulos valores y papeles de comercio: dentro de este ítem
incluimos tanto aquellos documentos que se negocian en el mercado de va-
lores (acciones, debentures, etc.) como a los que se negocian directamente
entre los sujetos (pagaré, factura, etc.). En todos estos casos, donde el deu-
dor del documento es un tercero, no hará falta su notificación para perfec-
cionar el contrato; y si aun no se inscribiera en el título que la entrega de él
fue “en garantía”, el otorgante podría probar por cualquier medio esta situa-
ción (art. 586); si se trata de acciones será necesaria la entrega sumada a la
inscripción del contrato (art. 213 inc. 4 L.S.C., al ser nominativas no
endosables, el dominio de ella se perfecciona con la inscripción en el libro de
registro de accionista, de modo que el gravamen deberá constar en él), no
así en el caso de acciones llevadas solamente en anotaciones de cuenta y de
fecha cierta o la identidad de la cosa o el monto del crédito, debe recurrirse a los medios de
prueba establecidos en el mismo, entre ellos, los libros de los comerciantes, con independencia
de lo que prescribe a este respecto el Código Civil…” (CNCom., Sala A, 31/10/1988, “Cica
S.A. s/ Concurso preventivo s/ Verificación de créditos por Carlés Cía. Financiera S.A.”, L.L.,
1989-A-468).
(2) Aun cuando se trate de cosa ajena (sea robada, perdida, etc.), si el acreedor es de buena
fe conservará los derechos personales contra el fiador (doctrina de los arts. 3213 a 3216 del
Código Civil aplicable supletoriamente).
616 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
6. Capacidad
(3) En contra: ROMERO DÍAZ, José I., Curso de derecho comercial. Parte General, Depalma,
Bs. As., 1989, vol. II, p. 481.
(4) ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 481.
(5) Si se trata de bienes registrales deben estar inscriptos a nombre del sujeto que otorga
la prenda y si se trata de títulos de crédito se debe tener legitimación resultante del propio
documento. Tanto en el caso de bienes en condominio como en el supuesto de bienes ganancia-
les no registrables, será necesario el acuerdo de todos los dueños (en el caso de gananciales
registrales basta la conformidad del otro cónyuge), esto se puede suplir por poder especial, el
mismo que le hace falta a todo mandatario para constituir prenda en nombre de su mandante.
Derecho Bancario 617
7. Obligaciones garantizables
8. Extensión
(6) MUSTO, Néstor J., Derechos reales, Astrea, Bs. As., 2000, t. II, p. 366.
(7) ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 483.
(8) MUSTO, Néstor J., ob. cit., p. 366.
(9) CNCom., Sala A, 31/10/1988, “Cica S.A. s/ Concurso preventivo s/ Verificación de
créditos por Carlés Cía. Financiera S.A.”, L.L., 1989-A-468.
618 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
llega a ser necesario ejecutar el bien para cobrarse de su producido, las costas
correspondientes en caso de ejecución judicial formarán parte de los gastos a
abonar con el producido. También quedan comprendidos en la garantía los
gastos necesarios para la conservación de la cosa y aquellos gastos útiles que
hayan aumentado su valor (art. 3228) (10).
Asimismo si el bien es expropiado, o destruido y reemplazado por una
indemnización, el acreedor prendario verá subrogado su derecho y cobrarse
sobre este nuevo bien.
9. Efectos
(10) Se excluye cualquier mejora suntuaria realizada sobre el bien, la cual sólo podrá ser
retirada siempre que no se perjudique al bien; las mejoras útiles sólo dan derecho a indemniza-
ción cuando otorguen un mayor valor a la cosa; las necesarias siempre son resarcibles y dan
derecho a retener la cosa hasta su pago total (art. 3229 C.C.). Esto no debe entenderse en un
concepto puramente material, sino que, por el contrario incluye aquellos actos necesarios para
la conservación del crédito cuando éste sea el prendado, respondiendo ante su propietario en
caso de no hacerlo (art. 587 C.Com.). Sin embargo, esto no quiere decir que pueda el deudor
tener una actitud pasiva y menos aun negligente, y así lo ha resuelto la jurisprudencia (CNCom.,
Sala C, 20/9/02, “Sorridi c/ Banco de la Ciudad de Buenos Aires”, citado en AMADEO, José L.,
Compendios de jurisprudencia: mala praxis bancaria, Lexis Nexis, Bs. As., 2006, p. 60).
Derecho Bancario 619
(11) VILLEGAS, Carlos G., Contratos mercantiles y bancarios, edición del autor, Bs. As.,
2005, t. I (Contratos mercantiles), p. 560.
(12) ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 487.
620 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(13) “... la ley le reconoce el derecho de proceder, por sí, a la venta de la cosa prendada,
sin tener que recurrir a juicio previo...” (VILLEGAS, Carlos G., ob. cit., p. 553).
Derecho Bancario 621
a. Ejecución extrajudicial
Es la ejecución privada de los bienes. El artículo nombrado autoriza a
proceder directamente a la venta de los bienes cuando no se hubiese hecho el
pago y no se hubiese pactado otra forma de enajenación (14), pero exige que la
(14) Las partes tienen la posibilidad de fijar de común acuerdo cualquier forma de realiza-
ción del bien, siendo el texto de la ley supletorio; lo que no puede existir es una cláusula
prohibitiva de tal realización, lo que convertiría al contrato en una estructura vacua.
622 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
b. Ejecución judicial
Como enseña el maestro Romero Díaz (16), la posibilidad que da la norma
comercial no impide, que aun sin estar pactado, el acreedor decida, para ma-
yor seguridad, recurrir a un procedimiento judicial para proceder a la ejecu-
ción del bien y cobro de la deuda. La vía será ejecutiva u ordinaria, aunque no
resulta extraño que primeramente se recurra a la preparación de la vía ejecu-
tiva al ser celebrado por instrumento privado este contrato.
Recurrir a este sistema también puede ser útil cuando el deudor prendario
es el mismo que el de la deuda garantida y se considera que no podrá saldarse
ésta con la mera ejecución del bien dado en prenda; de tal modo producida la
ejecución forzada de los bienes, el acreedor se cobrará su crédito del resulta-
do de ella.
Si tras la venta queda un saldo insoluto, conserva la acción para accionar
y ejecutar otros bienes del deudor; pero si hubiere un excedente, el acreedor
tiene la obligación de rendir cuenta y entregar al deudor prendario el saldo
correspondiente.
Cuando el acreedor se aparte de las formas de la ley y negocia la cosa
prendada sin observar las formas que establece el art. 585 C.Com., queda
sometido a responsabilidad civil y penal por el delito de estelionato, y deberá
responder también en sede civil por los daños y perjuicios ocasionados.
1. Problemática
2. Prenda agraria
a. Concepto
La prenda con registro es un contrato consensual, unilateral, gratuito, por
el cual surge un derecho real, mediante la inscripción registral, para garantizar
cualquier clase de obligación, recayendo prevalecientemente sobre cosas
muebles de propiedad del deudor o de un tercero, que continúan en su poder
sin salir de su dominio, quedando afectadas al cumplimiento de una obligación.
b. Denominación
La ley denomina al instituto “prenda con registro”. Algunos autores enten-
dieron que la denominación no es correcta, ya que la prenda no tiene registro
sino que es objeto de registro, de donde habría sido más correcto denominarla
prenda registrada o prenda en vía de registración. También se propone prenda
registrable. Finalmente en una de las obras más recordadas se la ha llamado
“hipoteca mobiliaria” (18).
(18) CÁMARA, Héctor, Prenda con registro o hipoteca mobiliaria, Ediar, Bs. As., 1961.
Derecho Bancario 625
c. Naturaleza jurídica
Existen distintas y variadas posiciones sobre la naturaleza que debe asig-
narse a esta institución, las cuales inciden, fundamentalmente, las normas
supletorias aplicables:
- Algunos ponen en duda la existencia de un verdadero derecho real, y nos
hallaríamos no frente a un derecho real propiamente dicho, sino más bien ante
un privilegio; a una prioridad para el cobro sobre el resto de los acreedores,
siempre y cuando la inscripción se haya realizado en forma y se encuentre
vigente. Pero esta teoría cae si se tiene en cuenta que aun cuando la inscrip-
ción esté caduca y, por lo tanto, sea inoponible ante terceros, igualmente es
ejecutable entre partes.
- Tomando en cuenta el objeto y partiendo de la ley 9644, hay quienes no
dudan en decir que estamos ante una especie de un género común que es la
prenda.
- Se habla también de una figura novedosa y no encuadrable en ningún
término anterior.
- Otros autores la encuentran más cercana a la hipoteca por las caracte-
rísticas asumidas por la ley 12.962.
d. Caracteres
- Del contrato de prenda:
- Accesoria: Según surge con claridad del art. 1º de la ley 12.962 presu-
pone una obligación que hace las veces de causa fuente Aun cuando pueden
garantizarse todo tipo de obligaciones, cuando éstas no sean en dinero deberá
establecerse una suma de dinero por la cual se responderá (19).
(19) Este carácter actúa como corolario de las siguientes consecuencias: no puede nacer
sin la preexistencia de una relación válida que le sirve de antecedente y soporte, el acreedor, es
al mismo tiempo, único titular de la garantía real ya que ambos derechos son inescindibles,
siendo que sin embargo, en el polo pasivo la prenda puede ser constituida por quien es deudor
de la obligación principal; la transmisión del crédito involucra el traspaso de la garantía; la
prenda desaparece como consecuencia de la extinción del crédito que accede; la obligación
garantizada y el derecho real constan en el mismo documento (VILLEGAS, Carlos G., ob. cit., p. 582).
626 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(20) En esto se diferencia de la prenda común que como dijimos es un contrato real y, por
lo tanto, necesita del traspaso de la posesión del bien otorgado en garantía.
(21) CÁMARA, Héctor, ob. cit., p. 149.
Derecho Bancario 627
- De la garantía:
- No pasa la posesión del bien a manos del acreedor.
- La garantía otorga un derecho de subasta que puede hacerse efectivo
aun en el caso de concurso o quiebra del deudor.
- Otorga a ciertos acreedores la posibilidad de la ejecución extrajudicial.
- Prevé un juicio ejecutivo especial (23).
- Admite la persecución del bien si éste es transmitido por el deudor.
e. Clases
La prenda con registro puede ser de dos clases según la calidad de bienes
que afecte (24):
- Prenda fija: Es propiamente un derecho real que cae sobre cosas per-
fectamente determinadas (25). Se puede dar en garantía de todo tipo de crédito
expresado en dinero y sin importar su plazo (considerando siempre que la
inscripción tiene un plazo de duración de cinco años renovables). En esta
prenda, la relación que media entre la cosa entregada en garantía y el crédito
la afecta sustancialmente, de modo que no puede ser objeto de disposición por
parte del deudor sin afectar la garantía. La prenda fija puede en principio
f. Elementos
- Personales: en la prenda con registro se constituye una relación jurídica
que tiene dos elementos:
- Sujeto activo, acreedor prendario: la ley limitaba en su art. 5º a los
sujetos que podían ser acreedores prendarios; actualmente, este artículo se
encuentra derogado (en el marco de la desregulación económica producido
durante la década del ‘90) por lo que cualquier sujeto puede ser acreedor
prendario. Basta que se cuente con capacidad genérica para contratar.
(29) “... se requiere capacidad común para disponer de los bienes. Los menores de más
de dieciocho años de edad autorizados para ejercer el comercio están habilitados para afectar
bienes en prenda...”. FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. (director), ob. cit., p. 1714.
(30) Caso contrario se incurre en una forma especial de defraudación.
(31) Remitimos a lo ya dicho al tratar las prendas comunes para el tratamiento de bienes
en condominio, gananciales y de personas jurídicas.
(32) ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 514.
(33) Ver L.L., 19836-D-584.
630 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
materia prima, los frutos de dichos bienes, y las indemnizaciones que se otor-
guen por ellas, y debe tratarse de cosas que estén en el comercio y suscepti-
bles de tener un precio (37).
- Formales:
- Carácter de la forma: ésta es solemne, y sin ella la manifestación
de voluntad queda viciada sin que pueda ser suplida por alguna otra for-
malidad; la forma es solemne con relación al gravamen pero no lo es con
relación al contrato (38) en sí mismo ya que entre partes será plenamente
válida, no obstante su inoponibilidad a terceros. Los contratos prendarios
serán otorgados por escrito, en documento privado que se extenderá en
los formularios que facilitarán las oficinas de registro prendario (39) o en
escritura pública, de lo contrario carece de absoluta eficacia como contra-
to prendario, sirviendo en todo caso probatorio del negocio base, y también
puede servir como un precontrato en las partes por las cuales se compro-
meten a celebrar tal contrato.
- Contenido: en general, los datos a consignar en la documentación son
los mismos y están numerados en el art. 11 de la L.P.R., a saber: todos los
datos personales tanto del deudor como del acreedor, la cuantía del crédito,
lugar y manera de pagar y la tasa de interés, individualización de los bienes
mencionados y sus particularidades, privilegios preexistentes; todos estos da-
tos son esenciales e indispensables para la validez del contrato (40). En el caso
de las prendas flotantes es necesario que se deje constancia de si las merca-
derías son o no fungibles, determinando la especie, calidad graduación y va-
riedad, y los seguros que tengan. Se busca individualizar precisamente todos
los elementos de la relación jurídica para no crear garantías inexistentes ni
defraudar a terceros. No es extraño que las partes agreguen cláusulas propias
que tienen por finalidad facilitar las tareas del acreedor (imposibilidad de dar
en arrendamiento el bien, determinar su lugar de guarda, obligación de contra-
tar un seguro, facultades de inspección, etc.).
(41) Entre partes es oponible desde su celebración y ante terceros desde su inscripción,
con excepción de que se inscriba dentro de las 24 horas de su celebración en cuyo caso es
oponible a todos desde un primer momento (Ver E.D., 66-633).
(42) Sobre el lugar de la inscripción corresponde diferenciar si se trata de una prenda fija
o flotante. En este último caso corresponde que se lleve a cabo en el registro del domicilio del
deudor; para la prenda fija es competente el de la jurisdicción del lugar donde se encuentran los
bienes. De inscribirse en otro registro se deberá comunicar al correspondiente, pero lamenta-
blemente no existe una sanción específica por la demora en hacerlo.
(43) Si el contrato se realiza en los formularios otorgados por el registro, estos mismos
servirán como certificado de inscripción conteniendo la firma y sello en el dorso. Cuando se
celebra por escritura pública se otorga un instrumento especial separado del testimonio.
(44) Ver: Actualidad Jurídica de Córdoba, General, Nº 14, p. 803; L.L., 110-941.
(45) Sobre la posibilidad de renovar la inscripción, al utilizar la ley el término
“reinscripción” se considera que ésta procede por una sola vez (CÁMARA, Héctor, ob. cit., p.
301), pero este límite no existiría cuando las solicitudes de renovación se realizan en el marco
de un proceso de ejecución (ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 527).
(46) Ver: Actualidad Jurídica de Córdoba, General, Nº 103, p. 6760.
Derecho Bancario 633
g. Negociación
Con la debida inscripción del contrato, el acreedor obtiene del registro un
título donde consta su derecho y los demás datos de la obligación garantizada
permitiendo, de tal manera, un manejo ágil del derecho de garantía en cues-
tión, pudiendo transmitirse a terceros como todo derecho patrimonial (47). El
certificado prendario circula mediante endoso por ser considerado un verda-
dero título de crédito (48), pero para que surta efectos ante terceros debe ser
inscripto en el registro (49).
Se destacan (50) como particularidades de este régimen: el endoso es rea-
lizado en el cuerpo del certificado por el mismo encargado del registro de
créditos prendarios, no requiere notificación alguna al deudor, no es válida su
realización en blanco, se encuentran obligados a su pago tanto el primigenio
deudor prendario como los endosantes anteriores, pero se requiere que ante-
riormente se hayan ejecutado los bienes de la garantía (51).
(47) “... el acreedor puede, después de la sanción de la ley 24.441, ceder libremente sus
créditos prendarios, como componente de una cartera de créditos, y por acto único, sin
necesidad de notificar al deudor cedido y sin que puedan ser opuestas por el cesionario
defensas personales, con excepción de la invalidez del crédito y el pago documentado... de esta
forma la mencionada ley facilita los procesos de ‘securitización’...” (VILLEGAS, Carlos G., ob.
cit., p. 588).
(48) Aplicándose en todo lo no normado por esta norma especial, lo preceptuado por el
decr. ley 5965/1963.
(49) De no inscribirse no se puede considerar titular del derecho prendario y no se podría
iniciar su ejecución ni solicitar el secuestro del bien; del mismo modo si se ha producido dicha
inscripción, los pagos realizados por el deudor son inoponibles al endosatario.
(50) FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. (director), ob. cit., p. 1726.
(51) Ver E.D., 41-661.
634 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
(52) Se trata de un secuestro cautelar que procede además cuando el bien es trasladado del
lugar de su ubicación original en infracción las normas legales.
(53) Esto surge sin lugar a dudas en el caso de que lo hayan previsto las partes, por
ejemplo, ante la disminución en el mercado de la cotización del bien. Se alega también que
resultaría aplicable el art. 3159 del Código Civil que para las hipotecas se prevé legalmente
(VILLEGAS, Carlos G., ob. cit., p. 588).
(54) Art. 39.- Cuando el acreedor sea el Estado, sus reparticiones autárquicas, un banco,
una entidad financiera autorizada por el Banco Central de la República Argentina o una insti-
tución bancaria o financiera de carácter internacional, sin que tales instituciones deban obtener
autorización previa alguna ni establecer domicilio en el país, ante la presentación del certificado
prendario, el juez ordenará el secuestro de los bienes y su entrega al acreedor, sin que el deudor
pueda promover recurso alguno. El acreedor procederá a la venta de los objetos prendados, en
la forma prevista por el artículo 585 del Código de Comercio, sin perjuicio de que el deudor
pueda ejercitar, en juicio ordinario, los derechos que tenga que reclamar el acreedor. El trámite
de la venta extrajudicial preceptuado en este artículo no se suspenderá por embargo de bienes
ni por concurso, incapacidad o muerte del deudor.
(55) La razón para optar por uno u otro camino dependerá de la posibilidad o no de ver
satisfecho su crédito con la ejecución del solo bien prendado. Si esto es posible será mejor
proceder por vía extrajudicial para abaratar costos y acortar tiempos.
(56) Ver L.L. del 15/12/1995, “Banesto Banco Shaw S.A. c/ Méndez Lemus, Jorge”.
Derecho Bancario 635
(57) CÁMARA, Héctor, ob. cit., p. 516. En el mismo sentido: VILLEGAS, Carlos G., ob.
cit., p. 593.
(58) “... la caducidad de la inscripción registral de la prenda conlleva la extinción de los
efectos de ésta en relación a terceros, aunque el privilegio subsiste entre las partes hasta la
extinción de la obligación que garantiza... tanto en el supuesto del contrato de prenda no
inscripto como en el de aquél cuya inscripción caducó y no obstante que el deudor conserva su
calidad de tal (art. 4º ley cit.), éste resulta pasible de ser ejecutado por la vía común...” (“Citibank
N.A. c/ Cáceres, Ricardo H.”, inédito).
636 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
j. Protección penal
El legislador ha hecho aplicables las disposiciones sobre la estafa, en ga-
rantía a la seriedad del instituto. Constituyen acciones típicas de defraudación:
disponer de una cosa prendada como libre, constituir prenda sobre bienes
ajenos, gravar como bienes libres aquellos ya gravados, gravar un bien litigio-
so o sujeto a medida cautelar no aclarando dicha situación.
Por su parte se encuadran en la figura de desbaratamiento de derechos:
esconder o destruir el bien gravado, abandonarlo maliciosamente, desarmarlo
o retirar piezas de él.
C. Fianza
1. Concepto
caso a priori tampoco se puede saber si será bilateral, unilateral, etc., debien-
do estarse al caso concreto. Compartimos, en definitiva, la opinión de López
de Zavalía (63) en cuanto a que existe una estipulación en favor de terceros
(contrato entre estipulante/deudor principal y promitente/fiador), que desde la
perspectiva del acreedor aparece como un acto unilateral caso este consenti-
miento es innecesario, pudiendo el fiador retirarla mientras no sea aceptada
de manera expresa o tácita. Esto último significa que en definitiva siempre se
produce un acuerdo de voluntades.
a. Aval y fianza
Es frecuente la confusión entre ambas figuras de garantía, sin embargo
corresponde su distinción.
El aval se constituye solamente en garantía de obligaciones cambiarias, y
se otorga en el mismo cuerpo del documento, o bien en una instrumentación
separada, en cuyo caso debe indicar el lugar dónde fue otorgado. La fianza
por el contrario puede garantizar cualquier tipo de obligación, inclusive, una
obligación cambiaria.
El avalista asume una obligación directa e independiente, por lo que no
podrá valerse de las defensas que tenía el deudor primigenio, y solamente la
nulidad formal del título avalado hace caducar el aval, no así los avatares que
pueda tener la obligación a que dio nacimiento el aval.
A diferencia de la fianza, el aval constituye una garantía de pago del docu-
mento, más que una garantía de cumplimiento del deudor principal, de donde
tiene vida independiente de la obligación avalada, obligándose en los mismos
términos del deudor principal, con una obligación válida aun cuando la que ga-
rantizó fuere nula. La fianza es siempre subsidiaria y accesoria, y en caso de
invalidez de la obligación principal, pierde su vigor como obligación de garantía.
Se trata de un acto unilateral, no así la fianza que es un acto bilateral, un
verdadero contrato, aunque como tal es un pacto unilateral en el sentido de
que las obligaciones surgen sólo para el fiador.
(63) LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., Teoría de los contratos, Parte Especial (4), Zavalía,
Bs. As., 2003, t. V, p. 16.
Derecho Bancario 639
3. Caracteres
(64) Citado por ESCUTI, Ignacio A., Títulos de crédito. Letra de cambio, pagaré y cheque,
8ª ed., 1ª reimp., Astrea, Bs. As., 2005, ps. 117 y 118. Ver también: Actualidad Jurídica de
Córdoba, General, Nº 97 ps. 6277 a 6279.
(65) ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 577.
(66) Ver: Actualidad Jurídica de Córdoba, General, Nº 100 ps. 6488 a 6493.
(67) Ver L.L., 106-918.
(68) VILLEGAS, Carlos G., ob. cit., p. 496, plantea la posibilidad de que la fianza sea un
contrato bilateral y oneroso cuando el fiador cobra al acreedor por la asunción de sus obligacio-
640 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
nes. Disentimos ya que en dicho caso nos encontraríamos ante un seguro o caución y no
técnicamente ante un contrato de fianza.
(69) Ver J.A., 1942-I-252; E.D., 42-78.
(70) ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 578.
(71) El mencionado Código Mercantil establecía una regulación detallada del contrato,
hasta que en 1889 se redujo dicha regulación, dejando subsistentes únicamente seis artículos
únicos que no estaban repetidos en el Código Civil. Entre los artículos derogados se disponía
que la fianza es un contrato por el cual un tercero toma sobre sí la obligación ajena para el caso
de que no cumpla quien la contrajo. Concepto que merecía críticas, ya que como se dijo
anteriormente, el fiador no es un tercero en relación al contrato de fianza, y además no es cierto
que dicho sujeto tome sobre sí la obligación ajena.
Derecho Bancario 641
5. Capacidad
6. Objeto
(72) “Toda obligación puede ser afianzada, sea obligación civil, o sea obligación natural,
sea accesoria o principal derivada de cualquier causa, aunque sea de un acto ilícito; cualquiera
que sea el acreedor o deudor, y aunque el acreedor sea persona incierta; sea de valor determina-
do o indeterminado, líquido o ilíquido, pura o simple; a plazo o condicional, y cualquiera que
sea la forma del acto principal”.
(73) Incluso puede afianzarse un contrato de fianza (art. 1995 C.C.).
Derecho Bancario 643
(74) ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 581. Ver: art. 1989 C.C..
(75) VILLEGAS, Carlos G., ob. cit., p. 506.
(76) LÓPEZ DE ZAVALÍA, Fernando J., ob. cit., p. 82.
644 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
7. Efectos
(77) En tal sentido, si la obligación principal es condicional, la fianza no puede ser incon-
dicional; ni tampoco sería posible que si es única la prestación del principal, sea alternativa y
con elección del acreedor, la obligación del fiador.
(78) Es el caso de que la obligación principal fuese a plazo y la fianza sin él.
(79) Tal es el supuesto en el que tanto el deudor principal y el fiador habitan una misma
ciudad, siendo ésta la designada para el cumplimiento de la obligación principal, y el garante se
comprometiera a cumplirla en otra ciudad.
Derecho Bancario 645
para que la otra parte preste su consentimiento para la celebración del contra-
to principal. Ello explica la disposición del art. 2001 C.C., según el cual si el
fiador luego de prestada la fianza llegase a estado de insolvencia, puede el
acreedor pedir otro que sea idóneo. Sin embargo para la misma situación, el
Código de Comercio parece establecer otra solución; así el art. 479 marca
que cuando el fiador que fue aceptado por el acreedor espontánea o judicial-
mente, cayere en insolvencia, no tiene derecho el acreedor a exigir otro fiador,
sino cuando la designación de él hubiere sido a consecuencia de una estipula-
ción especial en ese sentido. El texto de la norma puede presentar alguna
dificultad para su comprensión pero no es más que decir, que se podrá pedir la
sustitución del fiador, a no ser que haya sido el mismo acreedor quien hubiese
elegido tal o cual fiador
- Entre acreedor y fiador. La relación entre el acreedor y el fiador varían
en el orden común con relación al mercantil (80); en el Código Civil se establece
como regla general (81) que el fiador no puede ser compelido a pagar al acree-
dor sin previa excusión de todos los bienes del deudor, mientras que el ordena-
miento comercial elimina el beneficio de excusión, agilizando el trámite y,
sustituyéndolo por una mera interpelación judicial. Esto no quita que las partes
puedan convenir lo contrario (82) (ésta no será necesaria en todos los casos en
que constituya un trámite inútil, esto es, en todos aquellos casos en el que el
beneficio de excusión no puede ser invocado (83)). Siendo en todos los casos
una defensa facultativa del fiador (84).
Por otra parte, conforme al art. 481 C.Com., si el fiador fuese ejecutado
con preferencia al deudor principal, podrá ofrecer al embargo los bienes de
éste, si estuviesen libres; pero si contra ellos apareciese embargo o no fuesen
suficientes, correrá la ejecución contra los bienes propios del fiador, hasta el
efectivo pago del ejecutante, y “... cuando los bienes del deudor se hallen
en el extranjero, tampoco es válida la oferta, procediendo la ejecución
Pero antes del pago, el fiador goza también de derechos: así podrá recla-
mar su liberación (89) en los supuestos que establece el art. 482 C.Com. Son
tales causas: cuando el fiador es demandado para el pago; cuando el deudor
empieza a disipar sus bienes, o se le forma concurso; cuando la deuda se hace
exigible por el vencimiento del plazo estipulado; cuando han pasado cinco años
desde el otorgamiento de la fianza, si fue contraída por tiempo indefinido, salvo en
el supuesto en que el fiador cobrara retribución por haber prestado la fianza.
Como se dijo, el fiador tiene derecho a denunciar bienes a embargo, y
tiene que repetir lo que pague, en contra del deudor principal, por ello goza del
derecho a solicitar medidas precautorias. Es decir, actos conservatorios nece-
sarios y permitidos por la ley para la garantía de los derechos (90).
En caso de concurso preventivo o quiebra del deudor principal, y aun an-
tes de pagar la deuda garantizada, el fiador tiene derecho a verificar su crédi-
to ante la masa de acreedores.
8. Extinción
(89) “... la liberación de la fianza se refiere a las relaciones entre fiador y deudor...”
(FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. (director), ob. cit., p. 574).
(90) Podrá solicitar embargo sobre los bienes del deudor cuando se le demanda judicial-
mente el pago, o la deuda no es saldada a su vencimiento, en caso de disipar sus bienes, contraer
negocios peligrosos o crear garantías el deudor afectando sus bienes, o quisiese ausentarse de
la República sin dejar bienes suficientes.
648 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
D. Otros institutos
1. Carta de crédito
(91) ZAVALA RODRÍGUEZ, Juan C., Código de Comercio comentado, Depalma, Bs. As.,
1964, t. II,. p. 331.
Derecho Bancario 649
a. Clases
Las principales clases de carta de crédito son:
- Por la cantidad de sujetos a los cuales está dirigida pueden ser: simples o
circular, en el primer caso estará dirigida a un solo sujeto, mientras que en el
segundo, a una pluralidad.
- Por su posibilidad de ser dejadas sin efectos tenemos cartas de crédito
revocables e irrevocables: según que el librador conserve el derecho a dejarla
sin efecto en cualquier momento, o bien, renuncia a dicho derecho obligándo-
se a mantenerla abierta irrevocablemente por determinado lapso. La
revocabilidad sin responsabilidad sólo es posible en caso de no haber otorgado
el tomador, los fondos necesarios al dador.
- Por la posibilidad de exigir su pago tenemos confirmadas y no confirma-
das: ya sea que quien la recibe confirme que pagará su importe o no lo haga.
La carta de crédito, en principio, no obliga al pago a quien está dirigida, salvo
que éste confirmara que pagará su importe.
b. Objeto
El contrato para la emisión de la carta de crédito importa la realización de
un acto de cambio condicional, ya que, el tomador puede o no hacer uso de la
carta, y ésta puede ser o no atendida, ya que como dijimos, si no media confir-
mación del destinatario, éste no se encuentra obligado a su pago.
(92) FONTANARROSA, Rodolfo O., Derecho comercial argentino. Parte general, 5ª ed.,
Zavalía, Bs. As., 1976, p. 168. En contra: ROMERO DÍAZ, José I., ob. cit., p. 595, quien dice que
es comercial por su carácter accesorio.
650 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
c. Requisitos
Son requisitos necesarios para su existencia:
- Límite al monto de la carta: se exige que se emita por la cantidad fija que
como máximo se podrá entregar al portador, la falta de este recaudo le quitará
su carácter de carta de crédito y valdrá tan sólo como carta de recomenda-
ción (art. 484 in fine).
- Nominatividad de la carta: la carta de crédito debe ser necesariamente
nominativa. No se la puede hacer al portador ni a la orden, sino siempre a
nombre de una persona determinada. Art. 485: “Las cartas de crédito no pue-
den darse a la orden sino que deben referirse a persona determinada. Al ha-
cerse uso de ellas, el portador está obligado a probar la identidad de su perso-
na, si el pagador no le conociese”.
d. Efectos
- Entre dador y tomador: Las relaciones entre dador y tomador depen-
den del contrato que originó su emisión. Es decir, de la causa de emisión de la
carta, ya que del instrumento mismo, de su funcionalidad como tal, no surgen
obligaciones de ninguna especie. Puede tener como antecedente múltiples y
variadas relaciones jurídicas, pero éstas serán inoperantes en lo que hace a
este nuevo negocio, no obstante lo cual, entre el librador y el tomador existe
una sutil diferencia en cuanto a la causa de su libramiento, en cuanto a si
medió una entrega previa de fondos por parte del tenedor. La diferencia estri-
ba en que si no se entregaron los fondos con anterioridad, el librador puede,
sin responsabilidad alguna, dejarla sin efecto mediante una contraorden (93)
(salvo que se probare que procedió sin causa fundada o con dolo, en cuyo
(93) En tal supuesto, de no ser cancelada y abonada, el tomador debe reembolsar al dador
en forma y tiempo convenidos los importes que hubiere percibido en virtud de la carta de
Derecho Bancario 651
e. Arbitros
El art. 491 preceptúa textualmente: “Las dificultades que se susciten so-
bre la inteligencia de las cartas de crédito o de recomendación, y de las obliga-
ciones que ella comporte, serán siempre decididas por arbitradores”; esta nor-
ma que tiene en cuenta un procedimiento especial para la resolución de los
crédito, así como los intereses correspondientes. El dador del título tiene acción para reclamar-
le el monto, así como todos los gastos.
(94) FERNÁNDEZ MADRID, Juan C. (director), ob. cit., p. 578.
652 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
conflictos, más allá de no chocar con la facultad provincial de dictar los códi-
gos de forma, encuentra la dificultad de que a “... falta de acuerdo sobre la
designación de arbitradores, deberán las partes recurrir a la justicia...” (95).
2. Cartas de recomendación
(98) Más allá de que el articulado se refiera a insolvencia del recomendado, esta situación
no puede ser limitativa y se deberían incluir otros supuestos, como por ejemplo, la inscripción
en registros de deudores morosos de cuotas alimentarías.
(99) Remitimos para su mejor tratamiento a la obra argentina clásica sobe el tema: ALE-
GRÍA, Héctor, “Las garantías abstractas o la primera demanda en el derecho moderno y en el
Proyecto de Unificación Argentino”, en Revista del Derecho Comercial y de las Obligaciones,
año 20, Depalma, Bs. As., 1987, p. 685 y ss..
(100) Ver al respecto las “Reglas Uniformes Relativas a las Garantías a Primer Requeri-
miento”, publicadas por la Cámara de Comercio Internacional, cuyo valor es el mismo que el de
la regulación del crédito documentario a cuyo tratamiento remitimos.
(101) Citado por KEMELMAJER DE CARLUCCI, Aída R., “Las garantías a primera demanda”,
en Revista de Derecho Privado y Comunitario, Nº 2, Garantías, Rubinzal-Culzoni, Santa
Fe, 1996, p. 98
654 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Jurisprudencia
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Derecho Bancario 663
INDICE
I. RÉGIMEN GENERAL
E INSTITUCIONAL
Capítulo 1
Concepto y naturaleza
A. Concepto ................................................................................................ 13
1. La palabra banco, significado, concepto general y concepto jurídico ..... 13
B. Objeto ..................................................................................................... 15
1. El crédito ........................................................................................... 15
2. La moneda ......................................................................................... 16
C. Naturaleza ............................................................................................. 17
1. Comercialidad. especialidad .............................................................. 17
2. Ubicación en el derecho (público o privado) ..................................... 18
3. La actividad como servicio público impropio ..................................... 18
D. Caracteres generales ............................................................................. 20
Jurisprudencia ............................................................................................. 20
Capítulo 2
Antecedentes
Antecedentes .............................................................................................. 25
A. Edad Antigua ......................................................................................... 25
1. Babilonia ............................................................................................ 26
2. Grecia ................................................................................................ 26
3. Egipto ................................................................................................. 26
4. Roma ................................................................................................. 27
664 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Capítulo 3
El régimen vigente
A. La actividad financiera .......................................................................... 45
1. Naturaleza jurídica ............................................................................. 45
2. Formas ............................................................................................... 46
3. Operaciones ...................................................................................... 47
B. Derecho bancario .................................................................................. 48
1. Concepto ............................................................................................ 48
2. Caracteres y autonomía .................................................................... 49
3. Normativa .......................................................................................... 50
C. Régimen general .................................................................................... 50
1. Orden jurídico, bases constitucionales ............................................... 50
2. Derecho aplicable .............................................................................. 51
3. Sujetos ............................................................................................... 51
D. Responsabilidad de los bancos y del B.C.R.A. ..................................... 53
Jurisprudencia ............................................................................................. 58
Derecho Bancario 665
Capítulo 4
Poder de policía bancario
A. Poder de policía ..................................................................................... 63
1. Concepto ............................................................................................ 63
2. Fundamento y responsabilidad del Estado, control jurisdiccional ...... 65
3. Extensión y competencia ................................................................... 65
B. Autoridad de aplicación .......................................................................... 67
1. Concepto, antecedentes ................................................................. 67
2. El B.C.R.A.: funciones .................................................................. 68
a. Función económica .................................................................. 68
b. Función jurídica .......................................................................... 70
c. Régimen legal ............................................................................. 75
d. Ambito de actuación ................................................................... 75
e. Organización, requisitos, designación, duración, remoción ........ 77
3. La Superintendencia de Entidades Financieras ................................. 78
a. Carácter ................................................................................... 79
b. Atribuciones ............................................................................... 79
c. Responsabilidades ...................................................................... 80
Jurisprudencia ............................................................................................. 81
Capítulo 5
Régimen jurídico del ejercicio del poder de policía (continuación)
A. Control: auditoría y calificación ............................................................. 85
B. Liquidez y solvencia ............................................................................... 88
C. Suspensión de entidades financieras ..................................................... 93
D. Regularización y saneamiento ............................................................... 96
E. Reestructuración .................................................................................... 97
F. Intervención judicial: efectos ................................................................ 103
Jurisprudencia ........................................................................................... 105
Capítulo 6
Régimen jurídico del ejercicio del poder de policía (continuación)
A. Autorización para funcionar ................................................................ 109
1. Otorgamiento ................................................................................... 109
666 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Capítulo 7
Régimen jurídico del ejercicio del poder de policía (continuación)
A. Facultad normativa .............................................................................. 131
1. Antecedentes y límites ..................................................................... 132
B. Facultad sancionadora ......................................................................... 135
1. Fiscalización .................................................................................... 135
2. Suspensión de entidades .................................................................. 137
3. Revocación de entidades ................................................................. 137
4. Sanción ............................................................................................ 138
C. Régimen penal cambiario ..................................................................... 142
1. Estructura del régimen penal cambiario .......................................... 143
2. Régimen de sanciones ..................................................................... 145
Jurisprudencia ........................................................................................... 149
Capítulo 8
Entidades financieras
Ley de entidades financieras (21.526) ..................................................... 153
A. Sujetos comprendidos .......................................................................... 153
1. Requisitos para funcionar ................................................................ 154
2.1. Autorización para funcionar ......................................................... 154
2.2. Revocación de la autorización ...................................................... 154
a. Actividad regular y actividad de hecho .................................... 155
b. Las mesas de dinero ................................................................ 156
3. Estructura ........................................................................................ 156
a. Forma societaria ....................................................................... 156
Derecho Bancario 667
Capítulo 9
La moneda
A. Concepto de dinero .............................................................................. 203
1. Naturaleza jurídica ........................................................................... 208
2. Moneda y crédito............................................................................. 210
3. Moneda de valor y papel moneda ................................................... 212
4. Curso legal y curso forzoso ............................................................. 212
5. Estipulaciones en moneda extranjera .............................................. 215
B. Régimen monetario argentino .............................................................. 217
1. Autoridad de emisión ....................................................................... 221
2. El sistema ........................................................................................ 222
a. Bimetalismo .............................................................................. 222
Jurisprudencia ........................................................................................... 223
Capítulo 10
Operaciones y contratos
A. Operación bancaria ............................................................................. 229
668 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Capítulo 11
Depósitos. Régimen
A. Antecedentes ....................................................................................... 291
1. Concepto .......................................................................................... 291
2. Evolución ......................................................................................... 293
3. Naturaleza jurídica ........................................................................... 294
B. Clases ................................................................................................... 303
1. Naturaleza jurídica ........................................................................... 303
2. Depósitos en caja de ahorro ............................................................ 304
a. Régimen ................................................................................... 304
b. Ahorro postal ............................................................................ 308
Derecho Bancario 669
Capítulo 12
Contratos de mediación en los pagos
A. Antecedentes ....................................................................................... 333
B. Clases ................................................................................................ 334
1. Transferencia bancaria, giro ............................................................ 334
C. Compensación bancaria o clearing: antecedentes,
cámaras compensadoras ..................................................................... 345
D. Operaciones sobre títulos .................................................................... 351
1. Venta ................................................................................................ 351
2. Prenda ............................................................................................. 351
3. Pase (swaps) ................................................................................... 352
Jurisprudencia ........................................................................................... 355
Capítulo 13
Mutuo, apertura de crédito, descuento, comodato
A. Mutuo ................................................................................................... 359
1. Concepto .......................................................................................... 360
2. Caracteres ....................................................................................... 362
3. El mutuo comercial .......................................................................... 366
a. Obligaciones del mutuario ........................................................ 367
b. Los intereses. Clases de intereses. Tasa y fórmula ................. 367
B. Las operaciones de mesa: mutuos, otros contratos ............................. 372
C. El contrato de apertura de crédito ....................................................... 373
670 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Capítulo 14
Cuenta corriente bancaria
A. Concepto y antecedentes .................................................................... 393
B. Naturaleza. Forma ............................................................................... 397
C. Caracteres ........................................................................................... 398
D. Partes, capacidad ................................................................................ 403
E. Modalidades ......................................................................................... 408
1. Pluralidad de cuentas....................................................................... 408
2. Nombre y orden .............................................................................. 408
3. Con provisión de fondos y en descubierto ....................................... 410
F. Derechos y obligaciones de las partes ................................................. 411
1. Del cliente ....................................................................................... 411
2. Del banco......................................................................................... 418
G. Cierre de la cuenta corriente ................................................................ 422
H. Ejecución del saldo deudor .................................................................. 425
Jurisprudencia ........................................................................................... 434
Capítulo 15
Crédito documentario
A. Introducción y antecedentes ................................................................ 443
B. Normativa aplicable. Valor .................................................................. 444
Derecho Bancario 671
Capítulo 16
Factoring y underwriting
A. Factoring ............................................................................................ 481
1. Antecedentes ................................................................................... 481
2. Nociones generales ......................................................................... 483
3. Clases: old linne factoring, new style factoring,
maturity factoring, credit cash factoring .................................... 488
4. Mecánica de la operación ............................................................... 492
672 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Capítulo 17
Leasing
A. Antecedentes ....................................................................................... 511
B. Función económica .............................................................................. 512
C. Concepto .............................................................................................. 517
1. Leasing y otras instituciones afines ................................................ 521
2. Clases .............................................................................................. 523
D. Acreedores .......................................................................................... 528
E. Caracteres ........................................................................................... 531
F. Naturaleza ............................................................................................ 534
G. Inscripción ............................................................................................ 536
H. Pacto comisorio ................................................................................... 538
1. Quiebra del dador ............................................................................ 541
2. Quiebra del tomador ........................................................................ 542
3. Incumplimiento en el leasing .......................................................... 543
4. Naturaleza de la acción ................................................................... 547
5. Pago ................................................................................................ 548
Jurisprudencia ........................................................................................... 550
Derecho Bancario 673
Capítulo 18
Tarjetas de crédito y fideicomiso
A. Tarjeta de crédito ................................................................................. 553
1. Generalidades .................................................................................. 553
2. Denominación .................................................................................. 554
3. Concepto .......................................................................................... 555
4. Función económica .......................................................................... 556
5. Origen .............................................................................................. 557
6. Naturaleza jurídica ........................................................................... 557
7. Funcionamiento. Derechos y obligaciones de las partes ................. 558
8. Autoridad de aplicación ................................................................... 564
9. Evaluación del sistema .................................................................... 564
B. Fideicomiso .......................................................................................... 565
1. Antecedentes ................................................................................... 565
2. Concepto .......................................................................................... 566
3. Partes ............................................................................................... 568
a. Fiduciante ................................................................................. 568
b. Beneficiario .............................................................................. 569
c. Fiduciario .................................................................................. 570
4. Objeto .............................................................................................. 570
5. Forma ............................................................................................... 571
6. Contenido ......................................................................................... 571
7. Clases .............................................................................................. 573
8. Efectos ............................................................................................. 574
9. Extinción .......................................................................................... 575
10. Cese del fiduciario ......................................................................... 576
11. Sustitución ...................................................................................... 576
12. Derechos y obligaciones del fiduciario .......................................... 577
13. Fideicomiso financiero. Régimen especial .................................... 578
Jurisprudencia ........................................................................................... 581
Capítulo 19
Otras operaciones y contratos
A. Aceptaciones bancarias ....................................................................... 585
674 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Capítulo 20
Garantías
A. Prenda comercial ................................................................................. 613
1. Concepto .......................................................................................... 613
2. Clasificación .................................................................................... 613
3. Caracteres ....................................................................................... 614
4. Forma y prueba ............................................................................... 614
5. Objeto .............................................................................................. 615
6. Capacidad ........................................................................................ 616
7. Obligaciones garantizables .............................................................. 617
8. Extensión ......................................................................................... 617
9. Efectos ............................................................................................. 618
10. Ejecución de la garantía................................................................. 621
a. Ejecución extrajudicial .............................................................. 621
b. Ejecución judicial. ..................................................................... 622
B. Prenda con registro .............................................................................. 623
1. Problemática .................................................................................... 623
2. Prenda agraria ................................................................................. 623
3. Prenda con registro ......................................................................... 624
a. Concepto .................................................................................. 624
b. Denominación .......................................................................... 624
Derecho Bancario 675
Se terminó de imprimir en
Editorial Advocatus, Obispo Trejo 181,
en el mes de agosto de 2008
678 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice
Derecho Bancario 679
680 Santiago F. Castellanos - José Carlos D´Felice