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Todos alguna vez nos hemos preguntado como el ser humano alcanzó tal nivel de

complejidad en cuanto a nuestra forma de comunicación, o tal vez se nos pasa desapercibido
que mediante ciertos gestos y expresiones también podemos transmitir ideas. Sobre esto nos
explica Julius Fast a través del apoyo científica de los aspectos heredados y aprendidos del
lenguaje en el tópico “¿Podemos Heredar el Lenguaje?” contenido en el segundo capítulo de
su libro “El Lenguaje del Cuerpo”. A continuación, se analizarán las imágenes del enunciador
y enunciatario asignadas en el texto para comprender mas a fondo.
El acápite se puede identificar en el ámbito académico, con secuencia textual explicativa-
expositiva. Su propósito es presentar las razones por las cuales el lenguaje puede ser
heredado o aprendido, o hasta ambos en algunos casos. Por la estructura del texto, el género
discursivo puede ser un ensayo, donde el autor asume el rol de investigador que se ha
encargado de recopilar previos estudios para apoyar sus conclusiones, por ej.: “Darwin creía
que las expresiones faciales de emoción eran semejantes en todos los humanos, cualquiera
fuera su cultura”. En otros casos es un poco confuso porque no menciona sus fuentes, lo que
lleva a concluir que debe ser un conocimiento de carácter popular, por ej.: “Nosotros, en el
mundo occidental, movemos la cabeza de un lado a otro para significar no, y de arriba abajo
para significar sí, pero hay sociedades en la India que hacen exactamente lo contrario”. Lo que
sin duda es claro es que muestra una posición neutral mediante las teorías de otros científicos,
acreditando el mismo sentido de credibilidad para todos y aclarando al final que todas las
teorías son válidas y aplicables cuando dice: “Podemos comprender entonces que nuestro
lenguaje no verbal es en parte instintivo, en parte enseñado y en parte imitativo”.
Por el otro lado, al interlocutor, quien vendría siendo el público en general, se le asigna
el enunciatario con papel de lector inexperto que desea responder preguntas básicas como la
postulada en el título “¿Podemos Heredar el Lenguaje?” Esto se puede notar cuando el autor
trata de simplificar sus ideas en un enunciado concreto y directo al grano, por ej.: “Lo que
quiero decir, en palabras más sencillas, es que el cerebro de todos los hombres está
programado para levantar las extremidades de la boca cuando se sienten felices (...) y así por
delante según la sensación que llega al cerebro”. También se puede identificar en el fragmento
previo que el registro es semiformal con el que el locutor se refiere hacia el público para hacer
el contenido más digerible y sencillo de entender. La tonalidad predominante de carácter
intencional porque se muestra bien informado y con el propósito de responder una serie
específica de cuestiones, como por ej.: “¿Hay gestos y expresiones universales,
independientes de toda cultura y verdaderos para todo ser humano en cualquier cultura?”.
Aunque también se muestra con tonalidad predictiva al apoyarse de voces autoritarias como
Charles Darwin, Bruner, Ekman, entre otros.
En síntesis, el enunciador, al tener un amplio conocimiento sobre el tema y haberse
informado propiamente mediante otras investigaciones. Se encarga plenamente de mostrar
una posición explicativa hacia un público que desconoce la situación de la que se habla. Por
último, mantiene una exposición objetiva ya que toma en consideración todo lo previamente
postulado por los científicos de los que se apoya.

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