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De lo anterior, podemos afirmar que El título es, el hecho o la misma ley que
da posibilidad de adquirir un derecho real. Y, la forma de realización o
ejecución de dicho título es el modo. “Es la forma jurídica mediante la cual
se ejecuta o realiza un título cuando este genera la constitución o
transferencia de derechos reales” (José J. Gómez)
“Es un hecho material y visible que, por disposición de la ley, tiene la virtud
de hacer ganar los derechos Reales”
El Artículo 673 del código civil colombiano enuncia como modos de adquirir
la propiedad: la ocupación, la accesión, la tradición, la prescripción y la
sucesión por causa de muerte.
Para adquirir una obra, la ley expresa que debe existir un consentimiento exento de
vicios, un precio, una entrega o tradición, un saneamiento, etc . Todo esto se
afirma en la regulación de la fuente, que viene a ser un contrato o acto jurídico. Sin
embargo, la fuente en si misma considerada es un fenómeno abstracto y estático.
“La fuente, por si sola nada crea, porque es abstracción y posibilidad jurídica”(2)
Una cosa es crear las obligaciones y otra muy distinta es ejecutarlas. Si el contrato
(es la fuente), expresa a través del título la obligación de pagar el precio, esta se
tiene que cumplir o ejecutar de algún modo. De ahí, la necesidad de recurrir al
siguiente recuadro llamado “modo”. “El título es la orden; el modo es su ejecución.
El titulo ordena pagar; el modo contesta pagando…un automotor es la fuente; si lo
acciono mediante el botón de arranque le transmito energía al motor, hay título; y si
lo pongo en marcha, hay modo”(4).
2. Ibidem, p.156
3. Ibidem, p.157
II. Teoría Alemana o del negocio abstracto: Para los alemanes lo que
interesa en la adquisición del derecho real es el modo, ya que el título es un
acto sin trascendencia.” (6)
Observación: El modo se desdobla en dos momentos: el acuerdo real, un
acto abstracto para provocar la transmisión del derecho real y la entrega si
se trata de muebles la inscripción si se trata de inmuebles
Originarios y Derivados
· Singulares y Universales
12. Arturo Valencia Zea, Derecho Civil Bienes, editorial Temis 2012,
pág. 90.
13. Luis Guillermo Velásquez, 1957- Bienes. Décimo cuarta edición,
Bogota: grupo Editorial Ibáñez, 2019, p295
CONCEPTO Y REQUISITOS DE LA OCUPACIÓN:
REQUISITOS:
a. Que la cosa carezca actualmente de dueño:
Las cosas de nadie o sin dueño se denominaron en Roma res nullis, como las
“piedras, conchas y otras sustancias que arroja al mar, y que no representan
señales del dominio anterior”
Este requisito es la esencia de la ocupación porque, al tomar como referencia el
artículo 685, sólo pueden adquirirse por ocupación las cosas que no pertenecen a
nadie, es decir, las cosas que no tienen dueño, sea porque no lo han tenido nunca,
sea porque lo tuvieron y dejaron de tenerlo, por haber permanecido largo tiempo
ocultas, o porque el dueño las ha abandonado voluntariamente para que las haga
suyas el primer ocupante. (Alessandri, Arturo. Somarriva, Manuel)(15)
b. Aprehensión material con intención de adquirirla:
La aprehensión puede ser real o presunta. Es real cuando el ocupante toma la
cosa en su poder; es presunta cuando realiza actos que evidencian su actitud de
adquirir aun cuando no la tenga físicamente en su poder, como el cazador que
hiere al animal e insiste en perseguirlo. (16)
El ocupante necesita de una voluntad natural para adquirir, de la cual carecen los
infantes (menores de 7 años) y los dementes (art 784 C.C)
Dentro de este requisito hay que distinguir, dos elementos: la aprehensión material
y el ánimo de adquirir el dominio. El primero de estos elementos es material, real o
de hecho; el segundo, es un elemento intencional. Ninguno de estos elementos
puede faltar en la ocupación porque todo modo de adquirir es un hecho y es
necesaria la voluntad como elemento intencional. (Alessandri, Arturo. Somarriva,
Manuel)(17)
Si se admite que los bienes baldíos no son res nullius no cosas abandonadas por
su dueño, sino bienes inmuebles de propiedad de la nación, no pueden adquirirse
por ocupación ya que este modo exige que el bien no tenga dueño o no lo haya
tenido nunca. Así las cosas, la ocupación sería un modo de adquirir reservado para
los bienes muebles ya que las tierras carentes de propietario pertenecen a la
nación, según lo afirma el Código Civil en el artículo 675. Como se ve, esta norma
se refiere únicamente a las tierras, sin incluir para nada otro tipo de inmuebles tales
como los denominados por destinación. Las minas y las aguas, al ser bienes de
uso público, pertenecen a la nación y tampoco pueden adquirirse por ocupación.
La caza:
Según el artículo 250 y ss del Decreto 2811 de 1974 la caza es “todo acto dirigido
a la captura de animales silvestres ya sea dándoles muerte, mutilándolos o
atrapándolos vivos, y a la recolección de sus productos.
La Fauna Silvestre:
Según el artículo 229 del Decreto 2811 de 1974 (además del decreto nacional 1608
de 1978 que regula en materia de Fauna Silvestre el código de Recursos
Naturales) “se entiende el conjunto de animales que no han sido objeto de
domesticación, mejoramiento genético o cría y levante regular o que han regresado
a su estado salvaje excluidos los peces y todas las demás especies que tienen su
ciclo total de vida dentro del medio acuático”
Respecto al artículo 687 del Código los conceptos aportados por el Código de
Recursos Naturales no constituyen una gran diferencia; la expresión salvaje o
bravío utilizado por el Código Civil es equivalente a la de “fauna silvestre” utilizada
por el código de Recursos Naturales. Las expresiones de animal domesticado y
doméstico son perfectamente aplicables en el derecho actual, conforme a las
definiciones del código civil.
Se pueden cazar los animales silvestres y los domesticados que han regresado a
su estado de salvajes o bravíos. No se puede los animales domésticos o la fauna
silvestre que no han regresado a su estado salvaje, ni los animales silvestres que
se encuentren en corrales, pajareras, etc. O escapados, perseguidos por sus
dueños. Además la fauna silvestre que se encuentra en zoocriaderos o en cotos de
caza de propiedad particular no puede adquirirse mediante la caza.
De acuerdo al artículo 693 Se entiende que el cazador o pescador se apodera del
animal bravío y lo hace suyo desde el momento que lo ha herido gravemente, de
manera que ya no le sea fácil escapar, y mientras persiste en perseguirlo, o desde
el momento que el animal ha caído en sus trampas o redes, con tal que las haya
armado o tendido en paraje donde le sea lícito cazar o pescar. Si el animal herido
entra en tierras ajenas donde no es lícito cazar sin permiso del dueño, podrá este
hacerlo suyo.
De acuerdo al artículo 252 del decreto 2811 de 1974 las clases de caza pueden
ser de subsistencia ( sin ánimo de lucro, pretende proveer alimento a quien la
ejecuta y no necesita permiso de la autoridad), comercial (tiene fin económico)
deportiva (tiene fin recreativo), científica (con fines de investigación o estudios), de
control (con el fin de regular la población de una especie), de fomento (para
establecer zoocriaderos y cotos de caza)
De acuerdo al artículo 671 del decreto 2811 de 1974 se entiende por pesca el
aprovechamiento de cualquiera de los recursos hidrobiológicos o de sus productos
mediante captura, extracción o recolección, agrega el artículo 270 que son recursos
hidrobiológicos el conjunto de organismo animales y vegetales cuyo ciclo de vida
de cumple totalmente en el medio acuático, y sus productos. De acuerdo al artículo
267 del mismo decreto estos recursos hidrobiológicos pertenecen a la nación, sea
que se encuentren en aguas marítimas, fluviales o lacustres.
Se puede pescar libremente en ríos, lagos (art 690 C.C) y mares (Código de
Recursos Naturales). Agrega el artículo 692 que se puede pescar en aguas de
dominio privado con las limitaciones impuestas para la caza. La pesca se clasifica
en: pesca de subsistencia, científica, comercial, deportiva de control y de fomento.
De acuerdo a los artículos 275 y 277 del decreto, la pesca para la subsistencia no
requiere autorización y debe practicarse de manera que no impida navegar ni
cambie el curso de las aguas.
El código 699 dice que la invención hallazgo es una especie de ocupación por la
cual, el que se encuentra una cosa inanimada, que no pertenece a nadie, adquiere
su dominio apoderándose de ella. De acuerdo a Velásquez Jaramillo la cosa tiene
que ser corporal, mueble e inanimada, ya que si es animada se rige por los
preceptos de la caza y la pesca. Además la cosa debe ser res nullius es decir que
no corresponda a nadie y también recae sobre cosas denominadas por el derecho
romano como res dereclitae, es decir cosas abandonadas por su dueños de las
cuales no exista signos de dominio.
Respecto a las cosas perdidas: Los artículos 704 y 705 del código civil establecen
que estas son cosas corporales que salen del patrimonio de una persona ya sea
porque se perdieron o fueron olvidadas por su dueño, además estas presentan
señales de dominio anterior.
Respecto a la res dereclitae esta se diferencia por la voluntad de abandono, que
no existe en las cosas pérdidas, además la res dereclitae puede adquirirse por
ocupación, las queal parecer están perdidas no. En cuanto al objeto hallado este
debe entregarse en los 30 días siguientes a la autoridad competente e informarse
de manera diligente a la comunidad para que quien la haya perdido sepa en manos
de quien se encuentra.
El tesoro:
De acuerdo a los artículos 710 y 711 “son bienes muebles que se encuentran en el
mar y en los caudales navegables como consecuencia de un naufragio” (Velásquez
Jaramillo), quien encuentre una de estas especies debe buscar a su dueño si es
conocido, sino debe avisar a la autoridad competente del lugar dentro de los 30
días siguientes al hallazgo. Como gratificación al descubierto la autoridad
competente del lugar deberá fijarla sin que sea mayo a la mitad del valor de la cosa
hallada. En caso de que el dueño ofrezca también una gratificación, quien
encuentre la especie escogerá con cual de las dos se queda. De acuerdo con el
artículo 710 sino aparecen los interesados dentro de los 30 días siguientes al
naufragio se procederá a declarar mostrencas las especies salvadas previo el juicio
correspondiente.
1.
La accesión es un modo de adquirir por el cual el dueño de una cosa pasa a serlo
de lo que ella produce o de lo que se junta a ella.” (art 713, C.C.) Este es un modo
de adquirir la propiedad en el cual se da una unión o incorporación de forma natural
o artificial de una cosa a otra. La cosa que se une se convierte en accesoria a la
que se une. La consecuencia de este hecho material es la adquisición del dominio
sobre una cosa ajena, es decir un acto de dominio. En este acto el dueño de la
cosa accesoria tiene el derecho (art 716 C.C.) sobre todos los frutos producidos
naturalmente.
Lo que produce la cosa se diferencia según el Codígo Civil en dos tipos: “frutos
naturales o civiles”. Los naturales son los que se obtienen por la naturaleza, ya sea
con ayuda o no del hombre. A su vez, estos se dividen en frutos pendientes
(adheridos a la cosa que los produce), percibidos (frutos separados de la cosa que
los produce) y consumidos (aquellos que se han enajenado o consumido
verdaderamente). Por otro lado están los frutos civiles, que son todos aquellos
rendimientos, pensiones o cánones de arrendamiento, intereses de capital o
impuestos que se perciben de un bien.
Características:
- Modo originario de adquirir en el cual nace el derecho y la propiedad sin que
intervenga alguna persona para transferirlo
- Es necesaria la existencia de un bien principal que esté en propiedad de alguien.
Este bien debe ser de distinto dueño del que se junta (del accesorio).
- “Se da efecto mediante el mero hecho de la unión de dos cosas” (ARTEAGA,
Jaime. De los Bienes y su Dominio. Bogotá, Edit Facultad de Derecho, pág 164).
- No puede existirun acuerdo previo, o voluntad de las partes para hacer tal unión,
por lo contrario, debe ser resultado de un hecho de la naturaleza o uno artificial
- Solo versa sobre cosas materiales, pues permite adquisición de cosas corporales
muebles e inmuebles.
- El propietario de la cosa principal, adquiere el dominio sobre la cosa accesoria
que se adhieren o producen.
- Para que se clasifique como accesión la cosa principal debe de la accesoria.
También la unión debe ser un ”todo homogéneo en forma que no pueda separarse
la cosa accesoria de la principal sin detrimento del todo resultante” (ARTEAGA,
Jaime. De los Bienes y su Dominio. Bogotá, Edit Facultad de Derecho, pág 164).
- Al darse la unión, se extingue el dominio del dueño de la cosa accesoria.
- El dueño de la cosa principal debe indemnizar al dueño de lo accesorio.
- Es un modo de adquirir entre vivos, sin la necesidad de que alguno muera para
que de efecto.
Ejemplo: Juan vive al lado de una rivera. A causa del calentamiento global, esta se
ha secado en los últimos 5 años. Juan, por el derecho de accesión aluvión, entra a
poseer terreno en el cual su propiedad trace línea recta hasta empezar el nivel del
agua.
Tiene lugar cuando dos cosas que son de diferente dueño se unen para formar uno
nuevo. Son la adjunción, la especificación y la mezcla.
-La adjunción de acuerdo al artículo 727 del Código Civil se da “cuando dos cosas
muebles pertenecientes a diferentes dueños se juntan una a otra, pero de modo
que puedan separarse y subsistir cada una después de separada”
-La especificación según el artículo 732 del Código Civil “se verifica cuando de la
materia perteneciente a una persona, hace otra persona una obra o artefacto
cualquiera”
- Y la mezcla en la que se forma una cosa por la mezcla de cosas áridas o líquidas
que pertenezcan a diferentes dueños y en las que no haya mala fe se reputara que
pertenece a ambos, a menos de que una de las cosas tenga un valor
considerablemente mayor.
De acuerdo a lo anterior a los artículos 729, 730 y 731 del Código, para la
determinación de la cosa principal si una es de mayor estimación que la otra a
primera se mirara como principal y la otra como accesoria. En caso de que el
anterior requisito no se cumpla se tendrá como principal la que sirva para el uso,
ornato y complemento de la otra, de lo contario será principal la cosa que tenga
más volumen. En conformidad con lo dispuesto en el artículo 735, si el dueño de la
cosa principal no fue el que hizo uso de la cosa ajena, puede optar entre la
propiedad de la cosa que resulte o exigir el valor de lo que le corresponde
(restitución en dinero o con cantidad igual de la misma naturaleza y calidad)
-Aluvión: Este terreno se forma por sedimentos que el agua va depositando y hace
que ese vaya alejándose poco a poco de la ribera primitiva.
-Mutación del cauce de un río: Es un concepto que alude al cambio del cauce
original de un río.
De acuerdo al artículo 727 del código civil “es una especie de accesión, y se
verifica cuando dos cosas muebles pertenecientes a diferentes dueños, se juntan
una a otra, pero de modo que puedan separarse y subsistir cada una después de
separada; como cuando el diamante de una persona se engasta en el oro de otra,
o en marco ajeno se pone un espejo propio”. De acuerdo a Alessandri y Somarriva
la ley quiso decir que este fenómeno supone una conexión en la que las cosas
juntadas no pueden su fisionomía individual, para que en caso de que se separen
pueden mantener su carácter específico.
Adicionalmente el artículo 728 del código civil indica que “no habiendo
conocimiento del hecho por una parte, ni mala fe por otra, el dominio de lo
accesorio accederá al dominio de lo principal, con el gravamen de pagar al dueño
de la parte accesoria su valor”.
Características: (Arteaga Carvajal)
a. Interviene la mano del hombre
b. En virtud de la cosa nueva que resulta, cada una de las partes que la
forma puede separarse y subsistir de manera independiente, siendo está última
característica la que la distingue de otros formas de accesión
Requisitos:
EJEMPLO:
Especificación:
EJEMPLO:
El escultor que realiza una obra con materiales ajenos, o los citados por el
artículo732: hacer vino con uvas ajena, de plata ajena una copa o de madera ajena
una nave
Mezcla:
Se unen dos muebles de forma que no pueden separarse y subsistir como dos
entidades distintas. El artículo 733 del Código Civil dice que “si se forma una cosa
por mezcla de materias áridas o líquidas, pertenecientes a diferentes dueños, no
habiendo conocimiento del hecho por una parte, ni mala fe por otra, el dominio de
la cosa pertenecerá a dichos dueños pro indiviso, a prorrata del valor de la materia
que a cada uno pertenezca. A menos que el valor de la materia perteneciente a
uno de ellos fuere considerablemente superior, pues en tal caso el dueño de ella
tendrá derecho para reclamar la cosa producida por la mezcla, pagando el precio
de la materia restante”.
EJEMPLO:
Unión del cemento y la arena, del colorante y del agua (Velásquez Jaramillo)
2. Hh
La tradición es, sin duda alguna, el más interesante de los modos de adquirir de
que trata el libro II del Código Civil. Es esencialmente un modo traslativo o
derivativo, por lo cual implica problemas jurídicos de mayor entidad y presupone la
relación previa de ciertos fenómenos jurídicos que le anteceden y le sirven de
fundamento para que pueda operar.
En términos muy generales, puede afirmarse que tradición significa entrega de una
cosa que pasa a poder de otra persona, como realización concreta de la trasmisión
de derechos. Es la entrega que se hace de una cosa trasladando la posesión sobre
ella.
Por la venta, la donación u otro título de enajenación conferido al que tiene la cosa
mueble, por ejemplo un carro. Ya sea como usufructuario, poseedor, arrendatario,
comodatario o cualquier otro título no traslaticio de dominio.
Características:
Siendo así que la tradición es un negocio jurídico, forzoso será afirmar que debe
reunir los mismos elementos de éste y las mismas condiciones de validez que, en
general, se requieren para la validez de todos los actos jurídicos; y, a demás, debe
reunir los elementos y los requisitos propios o específicos exigidos por la ley para
la validez del modo. Deberán estudiarse, por lo tanto, entre las primeras
(exigencias generales) las propiedades que deben reunir las personas que
participan en la celebración de cualquier acto jurídico; la causa, el objeto y sus
cualidades, y el consentimiento yo necesario para la validez de cualquier
declaración de voluntad, los vicios que pueden afectarlo y la forma específica como
ellos, particularmente el error, vician la tradición; las condiciones de validez del
objeto y la prexistencia de un título traslaticio válidamente otorgado; la existencia
previa del derecho que pretende transferirse y la titularidad del tradente sobre ese
derecho y las consecuencias que tiene el no ser el tradente verdadero dueño de la
cosa traditada y, finalmente, las formas de hacer la tradición, que es consensual
cuando se trata de la tradición de bienes muebles, cuyo dominio puede transferirse
en cualquier manera que signifique la entrega de ellos (art 754 C.C) y la de los
inmuebles que es solemne (art. 756 C.C), ya que sólo puede hacerse mediante la
inscripción del título en la oficina de registro del círculo donde se encuentra
ubicado el inmueble.
Además, por ser la tradición un modo derivado de adquirir los derechos reales en
virtud de pasar éstos de un patrimonio a otro, deben distinguirse dos momentos: el
desprendimiento del derecho por parte del enajenante, y la consolidación del
mismo derecho en la persona del adquirente; en el momento intermedio, en el que
termina la situación anterior de derecho y empieza la nueva, está actuando el modo
tradición. (Arteaga Carvajal)
Requisitos:
De acuerdo al artículo 741 del Código Civil el tradente “es la persona que por la
tradición transfiere el dominio de la cosa entregada por el” y el adquiriente es quien
“por la tradición adquiere el dominio de la cosa recibida por él o su nombre”. El
tradente tiene la obligación de dar, traducida en la transferencia del dominio; y el
adquiriente es su acreedor.
Además hay que resaltar otros aspectos: el titular debe ser dueño o titular del
derecho que transfiere y debe tener la facultad de transferirlo (Velásquez Jaramillo);
para esto deben tenerse en cuenta los artículos 752 y 753 del Código Civil que
preceptúan respectivamente: “el tradente no es el verdadero dueño de la cosa que
se entrega por él o a su nombre, no se adquieren por medio de la tradición otros
derechos que los transmisibles del mismo tradente sobre la cosa entregada. Pero si
el tradente adquiere después el dominio, se entenderá haberse este transferido
desde el momento de la tradición”. Y “La tradición da al adquirente, en los casos y
del modo que las leyes señalan, el derecho de ganar por la prescripción el dominio
de que el tradente carecía, aunque el tradente no haya tenido ese derecho”.
Respecto a lo anterior consideran Alessandri y Somarriva que la tradición que se
hace por quien no es dueño, es válida pero no transfiere el derecho de dominio, ya
que en el código no se habla de que el acto jurídico por el cual se lleva a cabo la
tradición adolece de nulidad. Sin embargo considera Velásquez Jaramillo que la
tradición hecho por quien no es dueño es inválida, ya que de acuerdo al artículo
740 la facultad e intención de transferir el dominio constituye un elemento necesario
de la tradición, y por lo tanto lo indicado por los artículos 752 y 753 del Código Civil
estos constituyen una “ficción legal orientada a proteger la buena fe de los
adquirientes en tales condiciones”.
d. Entrega de la cosa:
Hay que hacer una distinción entre muebles e inmuebles. Para la transferencia de
la propiedad se necesita que haya una entrega material, un desapoderamiento real
y visible de la cosa. Por su parte la tradición del dominio de los derechos reales de
lleva a cabo con la inscripción del título en la oficina de registro de instrumentos
públicos. En los bienes muebles e inmuebles la entrega material y la tradición son
lo mismo, pero en los inmuebles en los que de acuerdo a la ley civil la tradición es
simbólica (inscripción de la escritura pública en la oficina de registro), entrega
material es una obligación que se deriva del título y nada tiene que ve con la
tradición.
De acuerdo al artículo 417 del Código de Procedimiento Civil en la que el
adquirente tiene una acción para hacer valer la obligación, es necesario que tanto
en material civil como comercial el tradente realice la entrega de la cosa.
3.
En Colombia la venta de cosa ajena está regulada en el Código Civil (Ley 57 de
1887), y en el Código de Comercio (Decreto 410 de 1971), aplicables a contratos
civiles y mercantiles respectivamente, en los que los segundos se caracterizan,
según concluye Lozada (2016), por cuanto “una de las partes que lo celebra es un
empresario o comerciante que realiza actos de comercio en forma 24 habitual y
profesional y teniendo como finalidad la producción en masa o en gran cantidad ya
que, tiene el carácter de industria” (p. 47).
Así pues, resulta que esta clase de venta, de lo ajeno, se reputa válida sin perjuicio
de los derechos del legítimo propietario en razón a que el contrato de compraventa
solo genera obligaciones entre las partes y no transfiere los derechos que se
tengan sobre la cosa, y de otro lado, recurriendo a la doctrina chilena citada
anteriormente como punto de partida del derecho civil en Colombia, en tratándose
de la eficacia, Guzmán (1996) señala que el vendedor:
no se encuentra obligado a hacer dueño de lo vendido al comprador, sino tan solo
a entregarle la cosa mueble, o a ponerle a su disposición el predio libre de
cualquier otro ocupante (vacuam possessionem tradere), como arrendatarios o
usufructuarios, etc.; y a mantenerlo en estado de no sufrir reclamaciones de
derechos sobre la cosa, provenientes de terceros; todo ello, según la buena fe (p.
138).
En otras palabras, Guzmán (1996) reitera que su obligación no es de dare rem sino
de facere, tal es la razón por la cual resulta eficaz la venta de una cosa ajena, ya
que “igualmente un no dueño puede cumplir con su obligación de entregar la
posesión de la cosa que vende” (p. 138) pero resulta recurrente, que con el pasar
del tiempo, aunque existan mecanismos de defensa del comprador respecto a la
invalidez del contrato o al incumplimiento, no son suficientes para garantizar que en
materia de inmuebles por ejemplo, el vendedor de lo ajeno una vez reciba el precio
pactado por la cosa, realice el respectivo saneamiento, o restituya lo pagado junto a
los perjuicios acaecidos al comprador, permitiendo que en el tráfico jurídico se
adopte un ambiente propicio para la comisión de delitos como la estafa y el abuso
de confianza, en mérito de que no procede nulidad por el hecho de que la cosa no
sea de propiedad del vendedor, ni tampoco 25 incumplimiento en el evento en que
se realice la entrega y puesta a disposición de la cosa.
Art. 1874 Código Civil ““la venta de cosa ajena, ratificada después por el dueño,
confiere al comprador los derechos de tal desde la fecha de venta” (p, 266). En el
contrato de venta de cosa ajena, quedan implícitas las obligaciones del vendedor
entre ellas el saneamiento por evicción, y también permite que se configure como
justo título idóneo para transmitir ulteriormente la propiedad, de suerte que el
adquirente entre a ejercer una posesión para activar la prescripción ordinaria. Se
refiere a este evento el tribunal superior de Bogotá confirmando que de antaño, esa
Corporación ha sostenido esa misma línea doctrinal (Tribunal Superior de Bogotá
Sala Civil de Decisión, 2008)
Sugiere Bonivento (2012) que: Si el vendedor no es dueño, no puede transferir un
derecho que no tiene sobre la cosa. Por eso hay que entender este aspecto frente
a la tradición, que es el modo, y no sobre la validez del contrato que es el título. El
vendedor que entrega la cosa, a pesar de ser ajena, celebra un contrato valido y
cumple inicialmente con su principal obligación. Eso sí: no transmite el dominio (p.
73).
Lo que implica que la venta por sí sola no ejecuta la obligación de hacer la tradición
de la cosa en principio.
En dicha sentencia, dice la Corte que: Con respecto a los contratos que constituyen
títulos traslaticios de dominio, la inscripción es la única forma de tradición que la ley
admite y que la inscripción, como tal, da al adquirente, no la propiedad libre y
saneada de toda carga o gravamen, sino como la tenía el tradente; de modo que si
éste no es el verdadero dueño de la cosa, aunque tenga posesión inscrita, no
transfiere al adquirente, conjuntamente con la posesión, otros derechos que los que
él tenía y tales como los tenía. Idéntica es la disposición del Código Austriaco de
1811 y ambos códigos están conformes con la ley romana (p. 17).
4.
En el primer caso, art. 957, el reivindicante puede dirigir su acción para obtener de
quien dejó de poseer el valor del bien vendido, no el mismo bien, o dirigir la acción
contra el actual poseedor, por el bien mismo, y contra el que enajenó, por e! valor
de los frutos y daños que le haya ocasionado al bien durante el tiempo que estuvo
en su poder; teniendo en cuenta que también será considerado como de mala fe el
poseedor que, notificado de la demanda de reivindicación, vendió el bien.
En el segundo caso (art. 955), la acción no se dirige contra el poseedor sino contra
el que poseía o hizo difícil o imposible la recuperación y su objeto es obtener el
valor del bien, si de buena fe, y si de mala fe, junto con la indemnización de
perjuicios y que "el reivindicador que recibe del enajenador lo que se ha dado a
este por la cosa, confirma por el mismo hecho la enajenación (art. 955, Inc. 2o).
Esta acción del art. 955 del C. C. puede aplicarse en los casos en que el bien se
encuentre en poder de un poseedor que la ha afectado un servicio y sea imposible
o perjudicial su separación, como el que construye en terreno ajeno: se busca el
valor y no el terreno.
La reivindicación contra los tenedores (C. C., art. 971) se ejerce contra el mero
tenedor indebido, o sea, contra el tenedor que no puede justificar la retención de un
bien, por carecer de título contractual o legal, como el poseedor material de un bien
en que otra persona tiene una cuota pro indiviso, el usufructuario que no reintegra
el bien al vencimiento del usufructo o el administrador que no entrega lo
administrado a su legítimo propietario, es decir, que esta acción prospera solo
contra el que tiene una cosa a nombre ajeno y la retiene indebidamente, o sea, sin
titulo legal: es la posesión ficta, de los romanos.
VALENCIA ZEA: En general, pueden reivindicarse tanto las cosas muebles como las
inmuebles, mas debe tenerse en cuenta:
1. Que las cosas deben ser determinadas; Según el art. 946, la cosa objeto de
reivindicación debe ser singular; y con arreglo al art. 949, se puede reivindicar una cuota
determinada proindiviso de una cosa singular.
a) La primera parte del texto sigue de cerca los principios del derecho romano,
según los cuales todo caso de disgregación entre propiedad y posesión se
decidía en favor de la propiedad. Por este motivo, "no hacía suya la
propiedad del que la adquiría a non domino, y de nada le servía haber creído
sin culpa 252 que el enajenante era propietario; tenía que restituir la cosa
adquirida al verdadero propietario: “Ubi rem meam invenio, ibi vindico” Los
romanos sometieron a un mismo régimen el valor de la posesión de cosas
muebles e inmuebles, pero en ningún caso identificaron la posesión en sí
con la propiedad. Por dicha circunstancia, sostenían que quien adquiría la
propiedad de un non domino adquiría una posesión de propietario, mas no la
propiedad, y como consecuencia de esta forma de pensar, surgió la regla de
que el verdadero dueño podía reivindicar en todo caso del poseedor actual,
sin distinguir si había adquirido de buena o de mala fe. Este engranaje lógico
explica suficientemente las reglas de los Arts. 752, 753 y primera parte del
art. 947. Sin embargo, la misma legislación romana reconoció algunos
efectos a la buena fe del poseedor, como son el derecho a los frutos y su
irresponsabilidad por los daños causados a la cosa (Arts. 963 y 964).
b) Pero los principios del derecho romano han sufrido una profunda evolución,
que consiste principalmente en dar mayor valor a la posesión de buena fe de
cosas muebles. Sin duda, la nueva institución de los libros de registro de
inmuebles del derecho actual creó una forma práctica de publicidad de los
derechos reales inmobiliarios, mientras que la posesión de cosas muebles
continuó siendo la más eficaz forma de publicidad de la propiedad
inmobiliaria. Si la posesión de buena fe del derecho romano producía en
favor del poseedor los efectos ya explicados (frutos e irresponsabilidad por
daños), el derecho moderno agrega un nuevo e importante efecto a la
posesión de las cosas muebles, esto es, que la buena fe tiene la virtud de
crear por sí misma el derecho de propiedad en favor del poseedor; y lo crea,
ya en una forma directa, como sucede en la mayor parte de las legislaciones
actuales, ya en una forma indirecta y mutilada como acaece con el art. 947
del Código. En efecto, conforme a los dos últimos párrafos del Art. 947, no
pueden reivindicarse las cosas muebles compradas en establecimientos
comerciales (de que es ejemplo una feria, tienda, almacén, etc. ), si el
reivindicante no paga al poseedor lo que la cosa le haya costado y "lo que
haya gastado en repararla y mejorarla". El comercio moderno se ha
organizado en forma tal que casi la totalidad de cosas muebles se vende en
establecimientos comerciales y, por lo tanto, no es exagerado, si se afirma
que la posesión de buena fe de cosas muebles, se gobierna por la
mencionada excepción de los Parágrafos 2 y 3 del Art. 947.205
Los Derechos o acciones que puedan ser objeto de garantía mobiliaria que
permita garantizar el pago de una obligación con los bienes muebles del garante
sea esta garantía con o sin tenencia, la cual se constituirá a través de contratos que
tienen el carácter de principales o por disposición de la ley, dichas garantías
mobiliarias se podrán establecer frente a obligaciones de toda naturaleza, ya sean
presentes o futuras, determinadas o determinables con el fin de garantizar una o
varias obligaciones propias o ajenas
En la sentencia C-085/18 Demandaban el articulo 76 el cual habla acerca de la
cancelación de la inscripción de la ley 1676 de 2013 los fundamentos de esta
demanda era por estimar que desconocía el derecho de acceso a la administración
de justicia y a la tutela judicial efectiva, consagrado en el artículo 229 de la
Constitución, para la Corte, la presente demanda carece de la certeza requerida,
toda vez que al precepto acusado no le es atribuible el sentido del cual parte el
cargo de inconstitucionalidad. En efecto, del texto literal del artículo 76 no se
desprende la fijación de una condición para acceder a la administración de justicia
o una barrera para ello, la corte tomo la decisión de Declararse inhibida por
ineptitud de la demanda y declararse inhibida, por falta de competencia, para
decidir sobre la constitucionalidad de los artículos 2.2.2.4.1.27, 2.2.2.4.1.28 y
2.2.2.4.1.29 del Decreto 1074 de 2015.
10. Diferencia entre la acción reivindicatoria y la Acción resolutoria, acciones
Posesorias, y acción publicana.
La Acción Reivindicatoria o Acción de Dominio, es la que tiene el dueño de una
cosa singular, de que no está en posesión, para que el poseedor de ella sea
condenado a restituirla (CÓDIGO CIVIL, 2012, pág. art. 946).
En principio, solo está legitimado para adelantar la acción el propietario pleno de
una cosa singular. Pero también la pueden ejercer el nudo propietario, el
propietario fiduciario, el copropietario en la cuota determinada que le corresponde,
el poseedor regular en acción publiciana, el usuario y habitador (VELÁSQUEZ
JARAMILLO, Bienes, 2004, pág. 444).
La acción de dominio se dirige contra el actual poseedor. El titular de la cosa debe
averiguar quién es la persona que pretende el dominio y la calidad jurídica que
tiene. Si la tiene en su poder una persona distinta, como un comodatario,
arrendatario, acreedor prendario, secuestre, que no tiene animus domini o intención
de adquirirla.
1. Se puede reivindicar contra quien dejó de ser poseedor:
• Contra el poseedor de buena fe: si enajenó la cosa durante el proceso y la
ha dejado de poseer por hecho o culpa suya, puede intentarse la acción de
dominio, como si actualmente poseyera.
• Contra el poseedor de mala fe: si el poseedor dejó de serlo por mala fe,
procede contra él la acción reivindicatoria, como si poseyera la cosa actualmente.
Si es derrotado en el juicio, como no tiene la cosa en su poder, debe obtenerla, y si
no lo logra, debe restituir su valor, con todos los frutos y demás prestaciones (art.
952 del Código Civil).
2. Acción contra el tenedor o injusto tenedor: si un mero tenedor no restituye a
la terminación del contrato el bien dado en tenencia, el propietario tiene acción para
recuperarlo con base en el contrato celebrado, mediante la denominada acción de
restitución.
Para que se pueda llevar a cabo la acción reivindicatoria se debe cumplir con los
siguientes requisitos (art. 957 del C.C.):
• Que el demandante sea titular del derecho de propiedad sobre la cosa cuya
restitución demanda.
• Cosa singular reivindicable o cuota determinada de cosa singular.
• Identidad entre lo poseído y lo pretendido
• Que el demandado tenga la calidad jurídica de poseedor.
*De estos cuatro elementos, ninguno tiene superioridad de rango frente a los otros
y es obligación probarlos todos para que las pretensiones del actor prosperen (M.P.
José Fernando Ramírez G, 1982).
La acción reivindicatoria tiene como objeto probar la existencia del dominio y la
demostración de la calidad del dueño de quien la interpone.
Al surgir la acción reivindicatoria del derecho de dominio, y por ser este de carácter
perpetuo, esta acción es imprescriptible.
Sin embargo, el poseedor que detenta la cosa, puede oponerse a la acción
interpuesta por el propietario, deteniendo esta acción como consecuencia de la
prescripción adquisitiva. El dominio no se pierde por prescripción, pero en cambio
se adquiere por usucapión, y una vez este se haya operado, cesa el derecho de
dominio sobre el bien del anterior propietario. (BORDA, Guillermo A. 1989, pag
667).
No existe regla especial para la prescripción para la acción reivindicatoria. Esta no
se extingue por prescripción adquisitiva. (VELÁSQUEZ, JARAMILLO, 2004, Pag
441).
Acción resolutoria
La acción resolutoria es aquella acción que emana de la condición resolutoria
cumplida en los casos que es necesario que la resolución sea declarada por
sentencia judicial y en virtud de la cual el contratante diligente solicita que se deje
sin efecto el contrato por incumplimiento de las obligaciones del otro contratante.
Acciones posesorias:
«Las acciones posesorias tienen por objeto conservar o recuperar la posesión de
bienes raíces, o de derechos reales constituidos en ellos.»
Solo se puede ejercer la acción posesoria sobre cosas que sean susceptibles de
adquirir por prescripción y es titular de esta acción el poseedor, pero el que ha
estado en posesión tranquila e ininterrumpida por un año. Esta acción se diferencia
de la reivindicatoria en que en esta el titular para iniciarla es el propietario de la
cosa mientras que en aquella es el poseedor.
Acción republicana:
“La posesión regular es la adquirida con justo título y buena fe. Quien tenga esta
calidad, puede llegar mediante la prescripción a la adquisición del derecho real en
un plazo de 3 años para muebles y 10 años para inmuebles.
Como el poseedor regular no es propietario, la ley crea una variante de la acción
reivindicatoria para protegerlo, en el evento de que pierde la posesión en el
recorrido existente entre su iniciación y la adquisición del derecho. El poseedor
regular tiene el privilegio de iniciar el viaje hacia el derecho en la compañía del justo
título y la buena fe, y por tal razón el legislador le brinda como defensa en su
peregrinar la denominada “acción publiciana”.
El art. 951, inc 1º del C.C, señala: Se concede la misma acción (la reivindicatoria)
“aunque no se pruebe dominio, al que ha perdido la posesión regular de la cosa y
se hallaba en el caso de poderla ganar por prescripción”. […]
CARACTERÍSTICAS
“a) Son acciones inmuebles -> Protegen la posesión sobre bienes raíces o
derechos constituidos sobre ellos (C.C., arts. 667 y 972). La razón del legislador
para no proteger con estas acciones los bienes muebles radica en que el poseedor
de cosas muebles es considerado un verdadero propietario, según el derecho
francés. […]
b) Son acciones que protegen un derecho probable de propiedad y se orientan a
recuperar o mantener la posesión -> Según el inciso 1º del artículo 978 del Código
Civil “el usufructuario, el usuario y el que tiene derecho de habitación son hábiles
para ejercer por si las acciones y excepciones posesorias dirigidas a conservar o
recuperar el goce de sus respectivos derechos, aun contra el propietario mismo”,
quien, según la misma norma, tiene la obligación de auxiliarlos contra la
perturbación o usurpación. […]
c) En el ejercicio de las acciones posesorias solo se discute y se prueba la
posesión material, y no se toma en cuenta el dominio (C.C., art 979)
d) No pueden aplicarse tales acciones respecto de bienes o derechos
imprescriptibles -> Tales como los de uso público, los fiscales y las servidumbres
discontinuas e inaparentes. El artículo 973 del Código Civil contiene el siguiente
texto “Sobre las cosas que no puedan ganarse por prescripción, como las
servidumbres inaparentes o discontinuas, no puede haber acción posesoria”.
e) Su ejercicio impide que los particulares hagan justicia por sus propios medios ->
Esto se da mediante la aplicación de un procedimiento rápido y abreviado
establecido en el título xxii del Código de Procedimiento Civil, numeral 2,
equivalente al artículo 1º numero 211, del decreto 2282 de 1989.
f) Si el sujeto, despojado de la posesión, no sale avante en el proceso posesorio,
puede adelantar la acción reivindicatoria si acredita la propiedad o la posesión
regular.
g) Naturaleza -> […] Para algunos autores son de naturaleza personal. Para otros
son simplemente acciones derivadas del hecho de la posesión, que no merecen el
calificativo ni de reales ni de personales. El hecho de poderse ejercer no solo
contra el usurpador de la posesión, sino también contra el que derivó la posesión
del usurpador (C.C., art.983, inc. 1º), las hace ver como reales, ya que puede
evitarse la perturbación o restituirse contra cualquier persona.
h) Sólo pueden instaurarse por el poseedor “que ha estado en posesión tranquila y
no interrumpida un año completo” -> Si no lleva el año completo, puede agregar las
posesiones anteriores siempre que reúna los requisitos exigidos por el código (art.
778, inc. 2º). Este plazo tiene su razón de ser, pues un año es tiempo suficiente
para diferenciar una posesión de una simple o mera tenencia. […]
Así mismo, las acciones posesorias que tienen por objeto conservar la posesión
prescriben al cabo de un año completo, contado desde el acto de molestia o
embarazo […]. Si buscan recuperar la posesión, el plazo de prescripción es un año
contado desde que le poseedor anterior la ha perdido […].
i) La posesión que se prueba es la material.” (VELÁSQUEZ JARAMILLO, 2004,
págs. 474-476)
SUJETOS PROCESALES
“La acción posesoria puede ser invocada por el titular del derecho real desde que lo
adquiere, pero no puede ser invocada por el poseedor que no haya cumplido por lo
menos un año de posesión tranquila y no interrumpida (art. 974), sin perjuicio de
poder sumar a la suya la posesión de sus antecesores en la forma establecida en el
capítulo relativo a la posesión (art. 976, inc.4º). […]
También es titular de la acción posesoria “todo lo que violentamente ha sido
despojado” (art. 984), sea titular de un derecho real, sea poseedor, sea mero
tenedor, aunque no lleve un año de posesión. […]
Las acciones posesorias pueden entablarse no sólo contra la persona que
efectivamente ha amenazado la tranquila y continua posesión del titular de ella,
sino contra cualquiera que se haya beneficiado con la conducta del primero,
siempre que no haya expirado la acción por la prescripción de un año (art. 963).”
(ARTEAGA CARVAJAL, 1999, págs. 435-436)
Por otro lado con la expedición de la ley 1676 de 2013 se pueden constituir
garantías sobre gran variedad de bienes muebles y derechos; sin embargo frente
al concepto de garantía mobiliaria dispuso la referida ley en su artículo 3 lo
siguiente: “Independientemente de su forma o nomenclatura, el concepto de
garantía mobiliaria se refiere a toda operación que tenga como efecto garantizar
una obligación con los bienes muebles del garante e incluye, entre otros,
aquellos contratos, pactos o cláusulas utilizados para garantizar obligaciones
respecto de bienes muebles, entre otros la venta con reserva de dominio, la prenda
de establecimiento de comercio, las garantías y transferencias sobre cuentas
por cobrar, incluyendo compras, cesiones en garantía, la consignación con fine
de garantía y cualquier otra forma contemplada en la legislación con anterioridad a
la presente ley.
Régimen en Colombia
En Colombia la garantía mobiliaria como mecanismo para ampliar la
posibilidad de respaldar créditos en la medida en que se pueden constituir
garantía sobre bienes muebles comenzó a desarrollarse con la expedición de la
Ley 1676 del 20 de agosto de 2013 Por la cual se promueve el acceso al crédito y
se dictan normas sobre garantías mobiliarias reglamentada por el Decreto
número 400 del 24 de febrero de 2014 en lo que tiene que ver en materia del
Registro de Garantías Mobiliarias y se dictan otras disposiciones en la misma.
Clases
La prenda es civil o comercial. La prenda civil siempre implica la entrega de los
bienes pignorados al acreedor, en tanto que en la comercial el acreedor
puede en algunos casos permitir al deudor que conserve la tenencia de los
bienes. En desarrollo de lo anterior, tratándose de bancos o establecimientos de
crédito en general, las relaciones con sus clientes se rigen por las normas del
Código de Comercio, razón por la cual se hace referencia exclusiva a la prenda
comercial (Becerra, 2005, p.12).
La prenda sin tenencia se constituye por documento que puede ser público o
privado, pero solo produce efectos frente a terceros a partir de la fecha de su
inscripción en el registro mercantil del lugar o lugares en que han de permanecer
los bienes. Por su parte, la prenda de vehículo deberá registrarse en el lugar que
determine la ley. En este caso, es posible constituir nuevos gravámenes sobre el
mismo bien, determinándose la prelación que tendrán por la fecha de registro a
semejanza del grado en las hipotecas (Becerra, 2005, p.12).
La prenda en general, termina con la cancelación de los créditos que ampara, pero
en el caso de la prenda sin tenencia debe registrarse la circunstancia de su
cancelación en la Cámara de Comercio, para así darle publicidad al acto ante
terceros (Becerra, 2005, p.12).
Si durante la vigencia de una prenda sin tenencia es necesario cambiar el lugar de
ubicación de los bienes, debe mediar acuerdo escrito entre el deudor y el acreedor,
acuerdo que debe registrarse igualmente en la Cámara de Comercio, tanto en el
registro original como en el de la nueva ubicación (Becerra, 2005, p.12).
Aunque los bienes gravados con prenda son susceptibles de ser vendidos, el
contrato de prenda subsiste. Si se vende un bien gravado con prenda con tenencia
del acreedor, éste puede conservar los bienes hasta el momento en que se cancele
su acreencia (derecho de retención) (Becerra, 2005, p.12).
Si el bien vendido está gravado con prenda sin tenencia, para que se realice la
transferencia de la propiedad debe mediar la aceptación del acreedor prendario o
cancelación total de la deuda, en nota suscrita por el acreedor, la cual debe
consignarse en el respectivo documento. En caso de autorización del acreedor, el
comprador quedará obligado a respetar el contrato de prenda. Si el deudor
enajena sin cumplir este requisito la tradición sería nula. Además, si de ello se
deriva perjuicio al acreedor, el deudor incurriría en la conducta tipificada en el
artículo 255 del Código Penal denominada “Disposición de Bien Propio Gravado
con Prenda", que está sancionada con una pena de uno (1) a cuatro (4) años de
prisión y multa de uno (1) a cien (100) salarios mínimos legales mensuales vigentes
(Becerra, 2005, p.13).
La acción derivada de la prenda con tenencia prescribe a los cuatro (4) años del
vencimiento de la obligación u obligaciones garantizadas; en la prenda sin tenencia
el término de prescripción es de dos (2) años. Estos términos se deben tener
en cuenta para iniciar las acciones ejecutivas prendarias correspondientes.
(Becerra, 2005, p.13).
Cuando se constituye la prenda con tenencia sobre bienes para respaldar créditos,
deberá solicitarse al deudor (o dueño tercero - persona diferente del deudor, según
el caso) la entrega del bien. Es de anotar que los gastos de tenencia, custodia y
conservación del bien dado en prenda, serán de cargo del deudor o del
constituyente de la misma (Becerra, 2005, p.13).
El contrato de prenda con tenencia más utilizado es el que recae sobre
títulos valores, en donde debe tenerse cuidado en verificar los siguientes
aspectos (Becerra, 2005, p.13):
Los títulos deben ser librados u otorgados por persona distinta del
beneficiario del crédito, sin perjuicio de que ésta los avale.
Debe verificarse que a la fecha del vencimiento del crédito que se garantiza, el
título sea judicialmente cobrable, es decir, deberá constar que la acción
cambiaria que de él emana no haya caducado ni prescriba durante el término de
vigencia de la garantía o del crédito.
• Prenda sin tenencia: En los términos del Código de Comercio, podrá gravarse con
prenda, conservando el deudor la tenencia del bien pignorado, toda clase de
muebles necesarios para una explotación económica y destinada a ella o que sean
resultado de la misma explotación. En consecuencia, podrá constituirse prenda sin
tenencia sobre maquinaria y equipo, inventarios, sobre las rentas de un contrato,
vehículos, etc. (Decreto 410, 1971, art. 1207 ss.).
Cuando la prenda recaiga sobre activos circulantes, esto es sobre los elementos de
producción o explotación de una empresa, vale decir, materia prima, productos en
proceso, productos terminados, inventarios etc., debe aparecer un detalle de todos
los bienes sobre los cuales se constituye, relación que debe estar incluida dentro
del texto del contrato (Becerra,2005, p.14).
De acuerdo con lo anterior, para que el contrato de prenda sea considerado como
garantía real, es requisito indispensable que exista la limitación de disposición
del objeto de la garantía, ya que con ello se pueden hacer efectivos los derechos
de preferencia y persecución, requisito que no se cumple en las prendas sobre
activos circulantes, constituidas con independencia del establecimiento de
comercio (Becerra, 2005, p.14).
Este tipo de operación tenía gran importancia antes de la creación de los títulos
valores. Con todo, para la prenda de un crédito se requiere (Becerra, 2005, p.14):
Tamayo, L. Alberto. (2004). Las principales garantías del crédito. Bogotá D.C.:
Ediciones Doctrina y Ley.
Valencia, A. & Ortiz, Á. (2001). Derecho civil. Derechos reales, t. II. Bogotá, D.C.:
Temis.
Valencia Z. Arturo. (2007). Derecho civil: derechos reales. Bogotá D.C.: Temis.
Velásquez J. Luis G. (2014). Bienes: adaptada al Código General del Proceso, al
nuevo estatuto de registro, a la ley de garantías mobiliarias y al Código de Extinción
del Dominio. Bogotá D.C.: Temis.