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El documento discute cómo las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden integrarse en las prácticas de enseñanza de manera enriquecedora. Se destacan prácticas de enseñanza poderosas que aprovechan las posibilidades de las TIC para construir conocimiento, expandir los saberes escolares accediendo a nuevas fuentes y generando diálogos complejos, y potenciar las prácticas de escritura y la colaboración. Reinterpretar la tecnología desde un sentido pedagógico puede traer
El documento discute cómo las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden integrarse en las prácticas de enseñanza de manera enriquecedora. Se destacan prácticas de enseñanza poderosas que aprovechan las posibilidades de las TIC para construir conocimiento, expandir los saberes escolares accediendo a nuevas fuentes y generando diálogos complejos, y potenciar las prácticas de escritura y la colaboración. Reinterpretar la tecnología desde un sentido pedagógico puede traer
El documento discute cómo las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) pueden integrarse en las prácticas de enseñanza de manera enriquecedora. Se destacan prácticas de enseñanza poderosas que aprovechan las posibilidades de las TIC para construir conocimiento, expandir los saberes escolares accediendo a nuevas fuentes y generando diálogos complejos, y potenciar las prácticas de escritura y la colaboración. Reinterpretar la tecnología desde un sentido pedagógico puede traer
APORTE PARA EL SENTIDO PEDAGÓGICO DEL USO DE LAS TICS.
Reconocer al uso de las tecnologías como oportunidad de generar prácticas de
enseñanza poderas, nos convoca a pensar lo siguiente con foco en las prácticas de la enseñanza como objeto, Maggio (2012) se reconoce como prácticas de enseñanza poderosa aquellas que en su despliegue dan cuenta de un abordaje teórico actual, permiten pensar al modo de la disciplina, ayudan a mirar en perspectiva, están formuladas en tiempo presente, ofrecen estructuras que en sí son originales y conmueven y perduran. A partir de esa construcción explora situaciones donde las tecnologías se integran en las prácticas generando situaciones enriquecidas. Entre ellas se destacan la construcción de conocimiento como alternativa realizable a partir de las posibilidades que ofrecen los entornos tecnológicos; la expansión de los saberes escolares a partir de la posibilidad de llegar a las fuentes, traer nuevas voces y generar construcciones en diálogos complejos y multiculturales; la complejización de las prácticas de escritura a través del discernimiento, la construcción de criterios de análisis, la revisión y reconstrucción de textos y la participación en construcciones colectivas que van mucho más allá de la tarea escolar; las múltiples posibilidades abiertas a la interacción y la colaboración en línea; y la potencialidad de las tecnologías de la información y la comunicación a la hora de registrar los procesos y documentar las prácticas.
reinterpretar la tecnología desde un sentido didáctico traer nuevas voces y generar
construcciones en diálogos complejos y multiculturales sobre las situaciones de enseñanza y los entornos que despliegan los estudiantes sobre sus posibilidades de aprendizaje (Maggio 2019). Si queres ampliar te sugieron incorporar algo de esto en sistematización:
“La Tecnología Educativa, al igual que la didáctica, se preocupa por las
prácticas de la enseñanza, pero a diferencia de ésta, incluye entre sus preocupaciones el análisis de la teoría de la comunicación y de los nuevos desarrollos tecnológicos: la informática, hoy en primer lugar, el video, la TV, la radio, el audio y los impresos, viejos o nuevos, desde los libros hasta carteles” (Litwin, 1993, pág. 3).
que la tecnología educativa se preocupa por las prácticas de la
enseñanza incluyendo de modo específico los desarrollos tecnológicos, Litwin abre la posibilidad de construir conocimiento para el campo de la tecnología educativa abordando la enseñanza en su complejidad, desde una perspectiva crítica e interpretativa, y sienta las bases para una línea de investigación original para el campo en la Argentina y en la región. Esta tecnología educativa re conceptualizada (Maggio, 1995) interpela los nudos conceptuales mencionados anteriormente que resultaron recurrentes en los desarrollos del campo en el siglo XX y construye otros nuevos, en este caso, a partir de los propios sentidos que los docentes reconocen en las prácticas de la enseñanza que llevan adelante, atravesadas por tecnologías. En esta perspectiva en la que las prácticas de enseñanza configuran centralmente el objeto del campo, Litwin (2009) identifica usos diferentes según el lugar que se le asigne al docente, la concepción del sujeto de aprendizaje que se asuma y del sentido con el que se entiende el contenido de la enseñanza. Entre los usos diferentes que identifica la autora, destaca tres. El primer uso resaltado por Litwin es la provisión de información actualizada a partir del acceso a las tecnologías, que implica en el plano de la práctica enseñar a reconocer de manera crítica el valor de la información, problematizarla y validarla. Un segundo uso refiere a la ampliación del alcance de las clases, que pone a disposición contenidos antes inalcanzables. Finalmente, el tercer uso refiere a la construcción de nuevos entornos educativos adaptados a múltiples intereses o necesidades y que, a partir de propuestas comunicacionales alternativas, permitan el trabajo en colaboración. Más allá de esta identificación Litwin también señala que es necesario reconocer que el estudio de las funciones de las tecnologías en la enseñanza no puede prestarse a una enumeración de usos posibles dado que dicha utilización se enmarca un modelo pedagógico. Y así lo expresa en otro trabajo:
“…la mejor manera de entender el sentido de su utilización es reconociendo
las experiencias que los docentes construyen al usarlas en las clases, para preparar materiales, adquirir información, presentar contenidos o comunicarse con sus estudiantes. Es la práctica con las nuevas tecnologías lo que permite dotar de sentido su utilización, adoptarla con sentido crítico y estudiar la información con el objeto de validarla.” (Litwin, 2008, pág. 33).
En una investigación llevada a cabo entre 2006 y 2009 en cuatro
comunidades autónomas de España De Pablos y otros (2010) estudian las buenas prácticas con tecnologías en el marco de políticas educativas y se centran en el análisis de la innovación didáctica con apoyo de las tecnologías de la información y la comunicación. Es allí, sostienen, donde se basa la calidad en la transformación del día a día en el aula a través de la práctica educativa. En la investigación se identifican y describen un conjunto de buenas prácticas docentes de innovación educativa en enseñanza primaria y secundaria. Los resultados ofrecen cuatro agrupamientos de las buenas prácticas alrededor de la organización y la gestión del centro educativo, las prácticas en aula, la creación de materiales y las prácticas relacionadas con la comunicación y las relaciones con el entorno.
Con foco en las prácticas de la enseñanza como objeto, Maggio
(2012) reconoce como prácticas de enseñanza poderosa aquellas que en su despliegue dan cuenta de un abordaje teórico actual, permiten pensar al modo de la disciplina, ayudan a mirar en perspectiva, están formuladas en tiempo presente, ofrecen estructuras que en sí son originales y conmueven y perduran. A partir de esa construcción explora situaciones donde las tecnologías se integran en las prácticas generando situaciones enriquecidas. Entre ellas se destacan la construcción de conocimiento como alternativa realizable a partir de las posibilidades que ofrecen los entornos tecnológicos; la expansión de los saberes escolares a partir de la posibilidad de llegar a las fuentes, traer nuevas voces y generar construcciones en diálogos complejos y multiculturales; la complejización de las prácticas de escritura a través del discernimiento, la construcción de criterios de análisis, la revisión y reconstrucción de textos y la participación en construcciones colectivas que van mucho más allá de la tarea escolar; las múltiples posibilidades abiertas a la interacción y la colaboración en línea; y la potencialidad de las tecnologías de la información y la comunicación a la hora de registrar los procesos y documentar las prácticas.