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c) Locura y desencadenamiento
Sin embargo hay psicóticos que no alucinan ni deliran, Lacan no alcanza con la
forclusión del significante del nombre del padre para que una psicosis se
desencadene, hacia falta el encuentro con un padre. Y ofrece indicación clínica
precisa: búsquese en el desencadenamiento de toda psicosis esa coyontura
dramática… la encontrara siempre. La psicosis no evoluciona de modo
insidioso, se desencadena determinado acontecimiento, deja al sujeto sin
capacidad de responder. Tal coyontura dramática siempre se presenta, incluso
en toda una vida. En 1958 Lacan ya no consideraba a la estructura fundada en
el significante del nombre del padre, todo o nada, introdujo los nombre del
padre, el padre como función suplementaria y no de fundamento.
Lacan cuestiona si Joyce es/está loco. Cuando afirma Joyce tiene una
Verwerfung de hecho, pero no alcanza a estar loco.
Lacan responde con el sinthome como cuarto nudo que sostiene la estructura
impidiendo que la locura se desencadene.
El nudo para ser borromeo requiere que los cruces se respeten, siguiendo
razonamiento de Lacan a partir del seminario XXI, no necesariamente el nudo
tiene que ser borromeo para que no haya locura.
Con que el error de este nudo este “corregido” por un cuarto mental no
tenemos sino a elección. O la locura o debilidad mental. Ni haría falta que se
trate de 3 anillos; en el nudo del trébol de la paranoia, si los cruces se respetan
o están bien “reparados” la consistencia de la debilidad mental. De lo contrario,
el nudo se desnuda, resultando una cuerda sola sin anudar.
Es cierto que hay locos y locos, no es lo mismo ser loco, estar loco, volverse
loco, hacerse el loco. El mundo bien instituido indica que cada uno tiene el
derecho de ser loco. La locura comienza al querer imponer su locura privaba al
conjunto de los sujetos.
Jean Allouch afirma: “no hay loco”. La locura es inherente al ser del hombre en
tanto afectado por el lenguaje.