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LQuevedoCuandoElMalSeDisfrazaDeBien PDF
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Introducción
San Ignacio nos habló ya de las dos series de Reglas de discernimiento en las
Anotaciones con las que inicia el libro de los Ejercicios. En ellas explica cuándo se
deben aplicar unas u otras: cuando el ejercitante está en los Ejercicios de la
Primera Semana, “si es persona no versada en cosas espirituales, y si es tentado
grosera y abiertamente” se le deben explicar las Reglas de discernimiento propias
de esa Semana (EE 9); cuando quien da los Ejercicios ve que el ejercitante es
tentado “bajo apariencia de bien”, entonces será el momento de explicarle las
Reglas de la Segunda Semana.
La doctrina tradicional atribuía las tentaciones a los tres “enemigos del alma”: el
demonio, el mundo y la carne, entendiendo por ésta nuestros instintos egoístas.
Sea cual fuere la interpretación que demos hoy a la figura bíblica y tradicional de
Satanás, es innegable que hay en todos nosotros una fuerza oscura que nos
inclina al mal, así como hay también una fuerza positiva que nos impulsa al bien.
San Ignacio llama a esas dos fuerzas el Buen Espíritu (BE) y el Mal Espíritu (ME).2
Aprender a conocer, distinguir y lidiar con esas fuerzas constituye el arte del
discernimiento espiritual, del cual estamos tratando. En este capítulo veremos las
Reglas de la Segunda Semana, que se refieren a una materia más sutil y elevada
que aquella de la que tratan las Reglas de la Primera Semana.
1
Sobre esta segunda serie de Reglas, cf. Timothy M. GALLAGHER, OMV, O discernimento dos espíritos:
Quando é que se aplicam as regras da 2ª Semana?, Itaici, n. 77 (set. 2009) 21-38.
2
San Ignacio experimentó en sí mismo la acción de estos dos espíritus”. Después expresó y sistematizó las
Reglas valiéndose del lenguaje que heredó de la tradición espiritual anterior a él
1
¿Cómo identificar el buen y el mal espíritu?
Si tales reglas fueran válidas para toda situación, bastaría verificar si estamos
consolados o desolados para detectar en nosotros la influencia predominante del
BE o del ME. Sin embargo, acabamos de ver que las Reglas de la Primera
Semana sirven sobre todo para quien es tentado grosera y abiertamente. En la
Segunda Semana, cuando el ME tienta generalmente “bajo apariencia de bien”,
serán necesarias otras Reglas, que tratarán de una “materia más sutil y más
subida”. Ya no basta distinguir “consolación” y “desolación”. Ahora va a ser
necesario distinguir la verdadera consolación de la consolación falsa.
Primera regla
San Ignacio, como todos los santos, relaciona con Dios la “verdadera alegría”. La
tradición judeo-cristiana nos enseñó a desconfiar de las “alegrías del pecado”,3 o
simplemente de las “falsas alegrías de la irresponsabilidad”.4 Pero, ¿cómo
distinguir la “verdadera alegría” del simple placer disfrazado de alegría?
3
Por ejemplo, San Francisco de Sales, Tratado do amor de Deus, liv. I, c. 10. Oeuvres IV, Annecy, 1894, 61-
62, en Santiago ARZUBIALDE, Ejercicios Espirituales de S. Ignacio. Historia y análisis. Bilbao-Santander,
Mensajero-Sal Terrae, 1991 (Col. “Manresa”, 1).
4
TRISTÃO DE ATHAYDE, A alegria, Jornal do Brasil, Rio de Janeiro, 19 ago. 1983. La alegría –decía el autor,
por entonces ya viudo- es la compañera ideal “que no nos deja nunca estar solos o sentir demasiado la tortura
de la soledad al perder nuestro amor de adultos o nuestro juguete de niños.
5
Obras de Santa Catalina de Siena, 2ª ed., Introd. e trad. José Salvador y Conde, Madrid, BAC, 1991, 251
(El Diálogo, cap. 106).
2
Sin embargo, no sería justo atribuir todos los placeres al ME ni reservar todas las
alegrías a la acción del BE, porque hay “placeres santos”, queridos por Dios, y hay
también “alegrías malsanas”, que proceden del ME.
En las siguientes dos reglas Ignacio afirma que solamente Dios puede darnos
“verdadera alegría y gozo espiritual”, mientras que el ME puede también causar
consolación, pero con la intención de engañarnos y perdernos.
Segunda regla
Sólo es de Dios nuestro Señor dar consolación a la ánima sin causa precedente;
porque es propio del Criador entrar, salir, hacer moción en ella, trayéndola toda en
amor de la su divina Majestad. Digo “sin causa”, sin ningún previo sentimiento o
conocimiento de algún objeto, por el cual venga la tal consolación mediante sus
actos de entendimiento y voluntad. (EE 330)
6
Autobiografia, 54-55; cf. 26.
3
Los comentaristas enfatizan la importancia de la “consolación sin causa
precedente”7 como “característica infalible de la consolación que sólo puede venir
de Dios”8. Pero ¿será posible tener una consolación sin objeto alguno,
conocimiento, sentimiento o percepción del don gratuito que Dios nos hace en
ella?
Con todo, estos bellos ejemplos tienen el inconveniente de hacernos pensar que la
“consolación sin causa” es algo extraordinario, exclusivo de los grandes místicos y
los heroicos misioneros. Todo lo contrario, algunos comentaristas consideran la
7
Sobre la consolación sin causa, además de las obras generales, cf. Daniel GIL, La consolación sin causa
precedente, Montevideo [s.e.], 1971; José García de CASTRO VALDÉS, El Dios emergente: sobre la
“consolación sin causa”, Bilbao/Santander, Mensajero/Sal Terrae, 2001 (Manresa, 26).
8
Eusebio HERNÁNDEZ, La discreción de espíritus, Manresa, 28 (1956) 233-252 (244).
9
Cf. capítulo 2, nota 79
10
Autobiografia, 48.
11
Cf. A fé não tem fronteiras. Subsídio para animação do Mês Missionário, Brasília, Pontifícias Obras
Missionárias/CNBB, 2006 (reedición y adaptación de mi folleto Francisco Xavier: um homem sem
fronteiras).
4
consolación sin causa como una experiencia cotidiana “frecuente y normal en la
vida espiritual”12.
Tercera regla
Con causa puede consolar al ánima así el buen ángel como el malo, por contrarios
fines: el buen ángel, por provecho del ánima, para que crezca y suba de bien en
mejor; y el mal ángel para el contrario, y adelante para traerla a su dañada
intención y malicia (EE 331).
Hay aquí una novedad en relación a las Reglas de la Primera Semana. Allá la
consolación provenía siempre del BE, porque el ME estaba siempre asociado a la
desolación. Aquí, los dos espíritus o “ángeles” pueden consolarnos, más “por fines
contrarios”.
¿Cómo sabremos si una consolación con causa procede del BE o del ME? Por su
fin, viendo a dónde nos lleva. Si la consolación nos hace crecer en el camino de la
virtud, asemejándonos más a Jesús y a su Reino, procede del BE. Si nos lleva a
retroceder en el camino espiritual apartándonos de los valores evangélicos, tal
consolación procede del ME.
A principios del año 2010, orienté cuatro retiros seguidos para el clero de Cuba.
En los tres últimos, afectado por un malestar pulmonar, no pude evitar toser casi
continuamente. En eso, ciertamente no tuve consolación… Pero, al final, un cura
cubano me escribió: “Usted tiene ya un lugar en el corazón de la Iglesia de Cuba”.
Ahí sí tuve una pequeña consolación con causa, porque fue motivada por la
generosa solidaridad de aquel padre.
12
H. D. EGAN, The Spiritual Exercises and the Ignatian Mystical Horizon, St. Louis (Mi), 1976, en José
García de CASTRO VALDÉS, El Dios emergente, 338-343.
13
ARZUBIALDE, Ejercicios Espirituales de S. Ignacio, 713. El autor cita a K. Rahner, G. Fessard, J.
Gouvernaire.
14
“Gente humilde”, música del guitarrista y compositor paulista Garoto (Aníbal Augusto Sardinha). Letra de
Chico Buarque y Vinícius Moraes.
5
Cuando se cumplían cinco años del fallecimiento de Mons. Luciano Mendes de
Almeida, condición necesaria para la introducción de su causa de beatificación,
encontré casualmente entre mis papeles un fax que él me había enviado con
ocasión de los 25 años de mi ordenación sacerdotal.15 ¡Otra consolación con
causa!
Todavía más, tales consolaciones con causa, incluso cuando son motivadas por
personas buenas, pueden ser aprovechadas por el ME para hacernos caer en la
vanidad, en el orgullo, en la “crecida soberbia” y de ahí en todos los otros vicios
(EE 142). Vimos cómo Santa Catalina de Siena advertía contra el engaño que
puede haber en la alegría cuando no está unida a la humildad y a la caridad.
Sin embargo, todo disfraz acaba cayendo más pronto o más tarde. En el mito
griego las alas de Ícaro se derretían con el calor del sol. Así el disfraz del “ángel
malo” acabará cayendo delante del sol de la verdad.
En las reglas siguientes Ignacio presenta la táctica que el ME usa con las
personas que están en la “vía iluminativa” y la forma de reconocerlo.
Cuarta regla
Propio es del ángel malo, que toma la apariencia de ángel de luz, entrar con la
ánima devota, y salir consigo; es a saber, traer pensamientos buenos y santos
conforme a la tal ánima justa, y después, poco a poco, procura de salirse,
trayendo a la ánima a sus engaños cubiertos y perversas intenciones (EE 332).
15
Transcribo este texto inédito: “23.12.96. Al carísimo P. Luis G. Quevedo. La paz de Cristo. La fecha de
22/12 nos une en una oración de gratitud a Dios por la gracia de su ministerio sacerdotal bendecido e
instrumento de gracias copiosas para todos, especialmente en el ministerio de los Ejercicios Espirituales y de
la dirección espiritual. N. Sr. lo proteja, + Luciano M.A.”.
6
Ahora el ME necesitará transfigurarse en “ángel de luz” para realizar sus
“perversas intenciones”.
Otras historias vocacionales tienen un final más triste, como fue el caso de un
candidato al sacerdocio a quien la familia no dejó entrar al seminario; acabó adicto
a las drogas y traficando con ellas.
7
Quinta regla
Sexta regla
8
de ellos, y cómo poco a poco procuró hacerla descender de la suavidad y gozo
espiritual en que estaba, hasta traerla a su intención depravada; para que con la
tal experiencia conocida y notada, se guarde para adelante de sus acostumbrados
engaños (334).
Esta regla está respaldada por la experiencia del autor. La Autobiografía cuenta
cómo Ignacio se vio libre de una pesada tentación de escrúpulos:
En Vão Grande, municipio de Barra de Bugres (MT), oí hablar por primera vez de
la anaconda. La anaconda es una culebra enorme, que llega a medir hasta diez
metros de longitud; no es venenosa, pero puede engullir un buey entero y después
triturar sus huesos. La anaconda no ataca de frente; ataca únicamente a las
víctimas desprevenidas.
Conocemos al enemigo también por el fin al que nos lleva. “Por sus frutos los
conocerán”, dice Jesús. “¿Acaso se cosechan uvas de los espinos o higos de los
cardos? (Mt 7, 16; cf. Lc 6, 44).
18
Autobiografia, 25.
19
Autobiografia, 19 e 31
9
Modo contrario de actuar de los espíritus y necesidad de prudencia
Séptima regla
En los que proceden de bien en mejor, el buen ángel toca a la tal ánima dulce,
leve y suavemente, como gota de agua que entra en una esponja; y el malo toca
agudamente y con sonido e inquietud, como cuando la gota de agua cae sobre la
piedra; y a los que proceden de mal en peor, tocan los sobredichos espíritus
contrario modo; cuya causa es la disposición del ánima ser a los dichos ángeles
contraria o semejante; porque cuando es contraria, entran con estrépito y son
sentidos perceptiblemente; y cuando es semejante, entran con silencio como en
propia casa de puerta abierta (EE 335).
Todo el arte y toda la técnica del discernimiento espiritual consiste en conocer con
la mayor claridad posible cómo actúan los “espíritus” o “ángeles”, y actuar después
en consecuencia: acoger las mociones del BE y rechazar las del ME (cf. EE 313).
Ya en las Reglas más propias para la Primera Semana San Ignacio había
advertido que el BE y el ME actúan de manera contraria a la situación en que la
persona se encuentra (EE 314 y 315). Ahora describe de nuevo el modo
contrapuesto de actuar de los espíritus según esté la persona creciendo en su vida
espiritual (“de bien en mejor”) o decayendo en ella (“de mal en peor”). Y lo expresa
valiéndose de la comparación de la gota de agua, que entra suavemente en la
esponja o choca ruidosamente en la piedra.
20
La filosofía maniquea afirmaba que toda la realidad procedía de dos principios: el Bien (Dios) y el Mal
(Diablo). San Agustín, influenciado en su juventud por esta filosofía dualista, la combatió después con
firmeza.
10
Pedro de Ribadeneyra, autor de la primera biografía ignaciana, cuenta que,
comentando el caso de una monja de Bolonia que manifestaba fenómenos
extraordinarios (éxtasis, estigmas y cosas por el estilo), Ignacio dijo que Dios,
generalmente, actúa en lo íntimo de los corazones, mientras que Satanás, por no
tener poder alguno sobre las almas, recurre a intervenciones extraordinarias,
sobre todo con personas a quienes gustan las novedades.21
Octava regla
Cuando la consolación es sin causa, aunque en ella no haya engaño por ser sólo
de Dios nuestro Señor, como está dicho, sin embargo, la persona espiritual a
quien Dios da esa consolación debe mirar con mucha vigilancia y atención dicha
consolación, y discernir el tiempo propio de la actual consolación, del tiempo
siguiente en que el alma queda caliente con el fervor y favorecida con los efectos
que deja la consolación pasada; porque muchas veces en este segundo tiempo,
por su propio discurrir relacionando conceptos y deduciendo consecuencias de
sus juicios, o por el buen espíritu o por el malo, forma diversos propósitos y
pareceres que no son dados inmediatamente por Dios nuestro Señor; y por tanto
hay que examinarlos muy bien antes de darles entero crédito o ponerlos por obra
(EE 340).
La Sagrada Escritura dice que el rostro de Moisés, después de haber hablado con
Dios en el Sinaí, resplandecía (Ex 34, 29-30). Los Padres de la Iglesia afirman que
lo que aconteció con Moisés puede acontecer con todo bautizado que no coloque
obstáculo a la acción del Espíritu Santo en él: “Como los cuerpos límpidos y
transparentes, bajo la acción de la luz, se tornan también extraordinariamente
brillantes e irradian un nuevo fulgor, de la misma manera también las almas que
21
En Pietro SCHIAVONE, Modi di agire diametralmente opposti, Tempi dello Spirito, 178 (2008) 280-285.
22
Tal riesgo es señalado también por San Juan de la Cruz: Subida del Monte Carmelo II, 29, 7.
11
reciben el Espíritu y son iluminadas por él se tornan espirituales e irradian sobre
los otros la gracia que les fue dada”23.
Conclusión
23
BASILIO MAGNO, Tratado sobre o Espírito Santo, cap. 9, 23, tomado de Liturgia de las Horas, martes de la
7ª Semana del Tiempo Pascual.
24
SAGRADA CONGREGAÇÃO PARA A DOUTRINA DA FÉ, Normas para proceder no discernimento de
presumíveis aparições e revelações, SEDOC, v. 45, n. 353 (jul.-ago. 2012), 8-14 (12).
12
Los orientadores y acompañantes de Ejercicios y los orientadores en general
deberían tener gran familiaridad con esas Reglas de discernimiento; no
necesariamente para citarlas a cada momento, sino para tenerlas en cuenta en la
delicada misión de comprender y ayudar a cada ejercitante.
Como San Ignacio, como Santa Teresa, como todos los santos, más que los
gustos y los dones místicos en la oración, el austero padre Morales valoraba las
“virtudes sólidas”: la humildad, la obediencia, la abnegación de sí mismo y,
prolongándolas a todas ellas, la perseverancia.
25
P. Tomás Morales, SJ (1908-1994), actualmente en proceso de beatificación, dedicó toda su vida al
apostolado juvenil y laical. Fundo dos institutos seculares y una asociación pública de fieles. Predicó más de
quinientos retiros ignacianos.
13