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EL JOINT VENTURE EN LA LEY GENERAL DE SOCIEDADES

MANUEL IVÁN MIRANDA ALCÁNTARA (*)


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(*)Catedrático de Derecho Comercial y Derecho Empresarial en la Facultad de Derecho de la Universidad de San Martín
de Porres e Inca Garcilaso de la Vega. Juez Civil de Lima

3. CONTRATO DE JOINT VENTURE


El Joint Venture es un contrato moderno de gran flexibilidad que se le conoce también como “contrato de riesgo
compartido”, que se define como asociación de personas o empresas emprendiendo alguna empresa comercial,
en la cual todos aportan activos y comparten riesgos en la obtención de ganancias y pérdidas.
El término Joint significa unión, empalme, conexión o conjunción y venture significa aventura, lo que tiene relación directa
con riesgo o la exposición a la casualidad o fortuna; sin embargo, para el sistema del common law la connotación de
venture implica un riesgo estimulante, al dirigir al negocio a la fortuna o al éxito; mientras que para el sistema latino
o hispano el término venture tiene la connotación de exposición a la contingencia de que el negocio tenga
resultados negativos.
El Joint Venture surge en los Tribunales norteamericanos, pero con antecedentes remotos en los Institutos de la
Colleganza y la Commenda en Génova y Venecia dedicados a actividades mercantiles con el fin de unificar
esfuerzos para la realización de viajes internacionales y en los gentleman adventures, que organizaban
corporaciones de la época de formación del imperio británico para la colonización de nuevos territorios. (5)
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(5) CARRANZA ALVAREZ, César; op. cit, pág. 40.

En el sistema anglosajón las características del Joint Venture han sido diseñadas en gran medida por las decisiones de
la jurisprudencia norteamericana, con énfasis en los principios de lealtad y buena fe en la realización del negocio,
siendo los criterios expuestos para considerar que estamos frente a una operación de Joint Venture:
a) Carácter contractual: Tiene un carácter contractual con ausencia de forma específica y supone acuerdos de
voluntades para conseguir los objetivos de las partes, quienes mantienen su autonomía por no tener animus
societatis. Algunos juristas distinguen el Joint Venture contractual y el Joint Venture corporation, que es un tipo social
particular de persona jurídica determinable.
b) Riesgos compartidos: Con la operación del Joint Venture las partes buscan compartir los riesgos y enfrentar en
forma conjunta un desafío empresarial determinado.
c) Derechos de los participantes a la gestión: El Joint Venture permite que las partes actúen directamente en la
gestión de la operación, sin requerirse el permiso entre ellos; en tanto es una aventura conjunta donde el éxito de la
operación depende del esfuerzo de las partes, solidaridad y mutua confianza.
d) Objetivos y plazos limitados: Las operaciones de Joint Venture tienen objetivos claros y precisos a diferencia de las
sociedades mercantiles que con frecuencia tienen varias actividades.
Asimismo, en doctrina se distinguen los Joint Ventures instrumentales y los Joint Ventures operativos. Los contratos de
Joint Venture instrumentales sirven para proyectar la participación en un negocio futuro y el Joint Venture
operativo es aquel que se pacta para ejecutar un negocio común.
Este contrato ha tenido un desarrollo acelerado y se ha generalizado en nuestro país, teniendo como antecedente a los
empresarios americanos que comenzaron a utilizarlo para realizar acuerdos con empresas extranjeras y específicamente
cuando los empresarios americanos encontraron restricciones para invertir en Japón, constituyendo éste contrato el
instrumento de canalización de inversión en mercados foráneos.
En el Joint Venture los venturers, que pueden ser dos o más personas, complementan sus capacidades e
infraestructuras, manteniendo su individualidad sin constituir una persona jurídica distinta a ellas; sin embargo
un joint venture puede tener como objetivo la constitución de una empresa, formada por los venturers, en un cierto plazo .
(6)
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(6) BENAVIDES TORRES, Eduardo; o p. cit, pág. 35.

Este contrato tiene carácter temporal de carácter flexible, que depende de la duración del proyecto o de la
ejecución de la obra o de la realización del negocio.
Los venturers pueden aportar al Joint Venture dinero, bienes tangibles, bienes intangibles, servicios para lograr la
finalidad común. En el caso de los bienes cada venturer mantiene su propiedad y en relación al dinero se constituye
un fondo común que puede ser dispuesto conforme a lo acordado por las partes en el contrato.
La administración del Joint Venture corresponde a cada uno de los venturers o de acuerdo al contrato pueden designar a
uno de ellos como “Empresa Lider” o nombrar a un Gerente de Proyecto o un Comité de Gestión para que tome las
decisiones del contrato.
Los venturers asumen la relación con terceros en forma individual y su responsabilidad es personal y si las partes desean
actuar conjuntamente actuaran en régimen de copropiedad o pueden nombrar un representante común debidamente
facultado.
En el Perú, el Joint Venture se ha desarrollado especialmente para negocios o proyectos que dada su magnitud
requieren de inversión importante y por los riesgos involucrados invoca a la participación de varias empresas o
grupos empresariales, debiéndose expresar que este contrato ha sido utilizado sobre todo en el campo minero donde
los empresarios peruanos con denuncios o concesiones buscan asociarse con inversionistas extranjeros para captar el
capital necesario y contar con la tecnología o infraestructura necesaria.
Legislativamente, el contrato de Joint Venture fue reconocido en la legislación especial del ordenamiento jurídico peruano
por el D.S Nº 010-88-PE de marzo de 1988 para los contratos de operación de embarcaciones pesqueras, así también
por la Ley General de Pesca, D.Ley Nº 25977 art. 49 inc a), el D.Leg Nº 662 que regula el régimen de estabilidad jurídica
de la Inversión extranjera;el D.ley Nº 26120 que incluye al Joint Venture como instrumento para promover la
inversión privada en el ámbito de las empresas del Estado.
Adicionalmente, las normas del sector minero han regulado en forma más amplia el Joint Venture a través de la Ley
General de Minería, que es el Decreto Legislativo Nº 708 en su artículo 204 y sus reglamentos que se refiere al Joint
Venture minero bajo la denominación de contrato de riesgo compartido; indicando que tales contratos “ son de carácter
asociativo, destinados a realizar un negocio común, por un plazo que podrá ser determinado o indeterminado, en el que
las partes aportan bienes, recursos o servicios que se complementan, participando en la utilidad, el ingreso bruto, la
producción u otras formas que convengan, pudiendo ejercer cualquiera de ellas la gestión del negocio compartido…”
Asimismo también existe referencia a este contrato en normas tributarias como el Reglamento de IGV y la Ley de
Impuesto a la Renta, pero sin una regulación específica y sin definición específica.
Sin embargo, el uso del Joint Venture no es exclusivo de los proyectos mineros o pesqueros; sino también de proyectos
que requieren de gran inversión, como energía eléctrica, inmobiliarios aviación comercial, turismo con cadenas hoteleras,
agroindustria, telecomunicaciones, televisión; estando a que para los inversionistas extranjeros el Joint Venture es el
instrumento para la formación de alianzas con socios nacionales, dejando el aporte de know how, capacidad
financiera, experiencia internacional, bienes de capital y el socio nacional aporta la posibilidad de negocio, la
experiencia local, el conocimiento del mercado y los contactos con el medio.(7)
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(7) Ibid, pág. 36.

El Joint Venture es un contrato entonces cuyas variadas características que a veces llegan a ser contradictorias, ha
generado confusiones originadas por la ambigüedad como el Joint Venture ha sido concebido en los Estados Unidos,
tanto con un sentido asociativo(partnership) como no asociativo así como para la formación de empresas con
participantes de distintos países; no obstante la legislación norteamericana consideró al término Joint Venture en sentido
estricto para referirse a relaciones societarias informales y restringidas a un único negocio u operación.(8)
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(8) FERRERO DIEZ CANSECO, Alfredo. Algunos apuntes sobre los contratos asociativos y su tratamiento en la
Ley General de Sociedades peruana. En Ius et Veritas Nº 18, pág. 61.

Sin embargo, el Anteproyecto y Exposición de Motivos de la Ley Marco del Empresariado señala que la diferencia entre
el Consorcio y el Joint Venture radica en la limitación de responsabilidad de los aportes comprometidos ;
adicionalmente el Joint Venture se caracteriza por tener un plazo cierto o determinado y la voluntad de las partes
en la mutualidad de la gestión del negocio; mientras en el Consorcio existe vocación de permanencia y la vinculación
de las partes es estrictamente de carácter comercial, por lo que las partes se vinculan teniendo en cuenta las reglas de la
oferta y de la demanda para limitar la competencia. El Joint Venture no tiene sólo fines comerciales, sino que tiene
objetivos más amplios que puede llegar incluso a la investigación. Finalmente se manifiesta que en el Consorcio no
se establece un objetivo común como el Joint Venture, sino que hay un conjunto de intereses puestos en común(9).
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(9) CARRANZA ALVAREZ, César; op. cit, pág. 39.

Otros especialistas, también distinguen el contrato de Consorcio y el Joint Venture, aún cuando en la Ley General de
Sociedades no se perciba esta diferencia pero en forma parcialmente contraria a lo anteriormente expuesto, como es el
caso de Eduardo Benavides, quien sostiene que en la práctica y en la doctrina se considera al Consorcio como un
contrato temporal y el contrato de Joint Venture con vocación de permanencia sin ser indefinido o indeterminado y
el Consorcio se entiende más para la realización de actividades secundarias o auxiliares, como adquisiciones, logística,
medio ambiente, sistemas, capacitación técnica de los empleados, seguridad industrial; mientras el Joint Venture se
considera para la realización de actividades principales para la explotación conjunta de las actividades
principales del negocio.
Asimismo, el Anteproyecto y Exposición de Motivos de la Ley Marco del Empresariado recogiendo las normas de la
legislación minera, regula al Contrato de Joint Venture en la Sección cuarta del Libro III, en los artículos 77 a 82;
precisando que el mismo es extensivo a cualquier actividad empresarial, en tanto el Joint Venture puede aplicarse en
diversas áreas de la economía.
El mencionado Anteproyecto en su artículo 77 se define al contrato como “ aquel por el cual dos o más personas se
asocian para compartir el riesgo de los resultados de un determinado negocio o empresa, manteniendo cada uno su
propia autonomía”; sin embargo tal definición resulta limitado.
El Joint Venture viene a ser un contrato celebrado mayormente entre empresas, sean éstas de un mismo país o entre
éstas con foráneas, pero también entre personas naturales, quienes se unen para conjugar aportes y esfuerzos para la
consecución de un determinado objetivo, por un plazo de duración determinado.
La característica del contrato de Joint Venture, como lo manifestamos anteriormente, es no generar una entidad
distinta de sus miembros, como es la constitución de una persona jurídica distinta de los adventures, conservando
cada parte su propia autonomía; sin embargo por la envergadura o complejidad, los aportes que sean necesarios o por la
duración del proyecto común se puede convenir la constitución de una persona jurídica, que constituye un instrumento o
medio para la ejecución del contrato de Joint Venture.

4. JOINT VENTURE Y LEY GENERAL DE SOCIEDADES


La inclusión de los contratos asociativos en la regulación de la Ley General de Sociedades constituye un tema
controvertido, toda vez que la legislación societaria tiene como objetivos regular a todas las modalidades societarias en
su calidad de personas jurídicas, sean sociedades de capitales o de personas en su reglas generales, derechos y
obligaciones de los accionistas, régimen de los órganos de administración y de los representantes o apoderados de la
sociedad, causales de disolución, liquidación o extinción de la sociedad.
Es claro que los contratos asociativos regulados por la Ley General de Sociedades, sea Asociación en Participación o
Consorcio, no crean personas jurídicas distintas a sus socios, sino que se trata de contratos de colaboración
empresarial con objetivos específicos de realizar e invertir en un negocio en forma complementaria y por periodos
determinados y sin vocación de permanencia indefinida, dado que se caracterizan por su temporalidad.
Algunos efectivamente consideran que los contratos de colaboración empresarial deben ser regulados por la Ley General
de Sociedades por tradición en tanto habían sido considerados por la anterior Ley de Sociedades Mercantiles de 1966,
que consideraba a la Asociación en Participación y otras posiciones académicas que consideraban que la Ley General
de Sociedades no debe regular a contratos que no deben dar lugar al nacimiento de personas jurídicas y que llevaría a
confusiones sobre la conceptualización y naturaleza jurídica de las sociedades y de los contratos; así se ha pensado en
una Ley General de Contratos de Empresa o introducirlos en una Ley marco del Empresariado o en el Proyecto de
Código de Empresa. (10)
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(10) BEAUMONT CALLIRGOS, Ricardo. Comentarios a la Ley General de Sociedades. Lima. Gaceta Jurídica, tercera
edición, 2002, pág. 820.

El contrato de Joint Venture, que es un antecedente importante a los contratos asociativos, con proveniencia -como
hemos mencionado anteriormente- del derecho anglosajón, pero tal denominación no ha sido incorporada por la Ley
General de Sociedades vigente ni la Ley General de Sociedades anterior, por la amplitud e imprecisión de su definición,
por su anglicanismo y complejidad conceptual, además que se considera como el género de los contratos asociativos
El concepto y la definición del contrato de Joint Venture manifiesta que nos encontramos frente a un contrato nominado
pero atípico, que implica que es la doctrina y no la legislación la que realiza las precisiones sobre las características y
alcances de este contrato; que conlleva una definición tan amplia que impide tipificarlo propiamente como un contrato, al
englobar varios contratos de caracteres esenciales diferentes e inclusive sociedades con personalidad jurídica.(11)
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(11) ELIAS LAROZA, Enrique. Ley General de Sociedades comentada. Fascículo Noveno, Trujillo, Editora Normas
Legales, enero 1999, pág. 889.

Esta atipicidad del contrato de Joint Venture hace ver que engloba situaciones y organizaciones diferentes, puede o no
tener socios ocultos, puede ser persona jurídica o no serlo, tiene o no un fin común a todos los contratantes y al no tener
régimen legal obliga preponderantemente a atenerse a criterios doctrinarios que no son coincidentes.
El Joint Venture conlleva una integración de operaciones entre dos o más empresas independientes que hacen aportes
para la realización de la actividad económica sea en dinerario o por servicios, por lo que está sujeto al control común de
las sociedades matrices, creando una capacidad de empresa importante a nivel de producción, tecnología, nuevos
productos y apertura de mercados.
De esta forma, el Joint Venture se constituye en instrumento contractual que busca captar o movilizar capitales para
generar alta rentabilidad y reducir riesgos con una forma de coparticipación, no habiendo una definición exacta de éste
contrato de Joint Venture, sino que existen varios conceptos del mismo contrato según las modalidades de su
concertación; pero se busca establecer o fortalecer vínculos entre empresas que buscan un propósito común destinado a
poner en marcha un negocio o modernizar uno que ya existe.(12)
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(12) ARIAS SCHREIBER, Max. Los Contratos modernos. W.G. Editor. Lima, 1994, Tomo I, pág. 133.

Un Joint Venture se encuentra destinado a la realización de un objeto específico, actividad única o specific venture,
característica que tiende a diferenciar del contrato de consorcio o partnership. Este objeto específico a desarrollar
constituye el factor principal para que las partes se agrupen, uniéndose los aportes para explotar el negocio, siendo que
el objeto debe ser precisado en todos sus términos al momento de redactar el contrato-base.(13)
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(13) CARRANZA ALVAREZ, César;. Op. cit, pág. 41.

En la Ley General de Sociedades anterior, como hemos mencionado anteriormente, se optó por no considerar a este
contrato de Joint Venture, conllevando su situación de un contrato innominado y atípico al no legislarse sobre el mismo y
sólo se reguló al contrato de Asociación en Participación por considerar que se trataba de la forma más conocida de
contrato asociativo o joint venture, convirtiéndose en contrato nominado y típico, dejándose amplia libertad a las partes
para adoptar otras formas de contratación asociativa en situaciones concretas, surgiendo nuevas denominaciones y
formas de contratos asociativos.
En la práctica comercial, se tenía el uso frecuente y difundido de los contratos de Joint Venture o consorcios, los que se
daban bajo la forma de contratos innominados por la poca posibilidad de utilización de la asociación en participación y
cuando la existencia de socios ocultos no es deseada o no es permitida; así por ejemplo en la contratación del estado se
exigía actuar directamente y abiertamente, estableciéndose la responsabilidad solidaria de los contratistas cuando
actuaban conjuntamente.
Existen posiciones fundamentadas que la regulación del Joint Venture no es necesaria, porque son las partes quienes
dotan al contrato de contenido, características, obligaciones y derechos y -como hemos mencionado anteriormente- que
su regulación no debe ser realizada por la Ley General de Sociedades sino por el Código de Comercio o Código de la
Empresa; en tanto que no forman una sociedad, éste término debe entenderse como participación o asociación comercial
conjunta para la explotación de un negocio común, en donde el contrato asociativo determina las reglas que van a regir la
relación entre las partes.
La Ley General de Sociedades vigente, ante la falta de regulación de los contratos asociativos, tuvo las siguientes
opciones de conformidad con la doctrina y el derecho comparado: a) No legislar sobre contratos asociativos sea de
riesgo compartido, colaboración empresarial o de Joint Venture, dejándolo a tales contratos como innominados, por tanto
librados a las condiciones que decidiesen las partes en cada negocio u operación conjunta en concreto; b) Legislar en
forma detallada diversos contratos de carácter asociativo; c) Regular solamente los dos contratos conocidos , el de
asociación en participación y el de consorcio, que cubren en gran medida las situaciones que se presentan en la
colaboración empresarial y el riesgo compartido, los que tienen como diferencia esencial la existencia o no de socios
ocultos, teniendo las partes la más amplia libertad para decidir los términos y condiciones de cada contrato asociativo y
no tienen limitaciones estrictas para cada uno de los contratos legislados.(14)
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(14) ELÍAS LAROZA, Enrique; op cit, pág. 890.

El legislador de la Ley General de Sociedades adoptó la tercera opción regulando en forma amplia, pero exclusiva y
excluyentemente a los contratos de asociación, en participación y de consorcio, pero se desechó la denominación de
Joint Venture, dado su conceptualización más compleja y de mayor cobertura.
La opción legislativa de regular exclusivamente el contrato de consorcio ha sido motivado por la confusión existente por
la diversidad de denominaciones surgidas en la legislación, dado que entre los contratos asociativos se puede distinguir:
el joint venture, los contratos de “operaciones conjuntas” en tanto existen negocios o proyectos de operación conjunta en
los que no exista de carácter principal un fin común, como por ejemplo en los casos de prestación de servicios
remunerados, venta de tecnología o relaciones con proveedores; en los cuales no participan en el objeto mismo de los
contratos, los contratos de “colaboración empresarial” en que igualmente las partes no tienen necesariamente un fin
común, como ocurre en los contratos de “riesgo compartido” mientras que en los contratos de consorcio que tipifica a uno
de los contratos asociativos básicos pero no engloba a las otras figuras contractuales asociativas más complejas.
En las reglas generales de los contratos asociativos como el consorcio establecidas por la Ley General de Sociedades,
señaladas en su artículo 438 se indica que por los contratos asociativos se crea y regula relaciones de participación e
integración en negocios o empresas determinadas en interés común de los intervinientes, no dando lugar a la
constitución de una persona jurídica independiente, debiendo sólo constar por escrito, no siendo necesaria la escritura
pública ni la inscripción en el Registro Mercantil .
Sin embargo, La Ley General de Sociedades regula a los contratos asociativos como el Consorcio en forma amplia,
dejando un campo muy extenso a la autonomía de la voluntad privada, por las partes contratantes pueden celebrar
contratos asociativos que pueden o no adecuarse a los esquemas del consorcio, como el Joint Venture que puede en
todo caso tomar como base las reglas establecidas para el consorcio o regularse más por el propio contrato celebrados
por las partes, bajo el principio del “Pacta Sunt Servanda”, en el sentido que lo acordado por las partes es ley entre ellas.
Todos y cada uno de los venturers deben comprometerse a efectuar un aporte a fin de realizar el specific venture para el
cual decidieron agruparse, siendo los aportes de los más diversos, que pueden ser bienes, derechos sobre patentes o
conocimientos respecto de algún mercado, industria, tecnología, recursos humanos, capital, maquinarias e insumos,
entre otros.
Estos aportes generan una comunidad de intereses orientada al cumplimiento del negocio deseado y los aportes
realizados al Joint Venture no crean un patrimonio autónomo en tanto cada venturer o parte mantiene la propiedad de lo
que contribuye; ya que conforme lo hemos manifestado anteriormente en el Joint Venture no se crea una persona jurídica
distinta de quienes la conforman y en todo caso si las partes adquirieren en común bienes para el Joint Venture se
regulan bajo el régimen de copropiedad.
Es importante destacar que el Joint Venture implica la mutua confianza y estricta lealtad entre los coventurers, lo que en
doctrina se le conoce como relación fiduciaria, que tiene su origen en la decisión de agruparse o reunirse para conjugar
capacidades, esfuerzos, recursos financieros, tecnológicos e industria dentro de una relación contractual con el fin de
llevar adelante la explotación de un negocio con objeto determinado y por un cierto período de tiempo. Tal conjunción de
esfuerzos, no es sólo con animus lucrandi de los participantes sino por esas mismas relaciones de buena fe, confianza y
lealtad recíprocos, que debe preservarse durante todo el tiempo que dure la relación contractual.(15)
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(15) CARRANZA ALVAREZ, César; op. cit, pág. 42.

El contrato de Joint Venture debe establecer el régimen y los sistemas de participación en los resultados del negocio,
siendo válido el pacto de participación en los resultados del negocio no proporcional a los aportes de cada parte en el
contrato; aún cuando la generalidad se tiene la igualdad de participación en las utilidades resultantes, pero pueden pactar
que se repartan los ingresos brutos; asimismo se considera la participación conjunta igualitaria de las perdidas, pero
puede establecerse que solo algunas partes respondan por las perdidas.
Por ello, el mismo Proyecto de Ley marco del Empresariado en su artículo 79 regula el tema de la relación de terceros y
responsabilidades de los venturers en el Joint Venture, que prescribe la validez del pacto que realicen las partes
limitando su responsabilidad a los aportes comprometidos en el contrato y será solidaria la responsabilidad de los
venturers solo si así se pacta en el contrato o si existe ley expresa que así lo disponga, dado que la solidaridad no se
presume conforme a nuestro ordenamiento civil. Cada parte entonces podrá vincularse individualmente con terceros,
adquiriendo derechos y asumiendo obligaciones con sus responsabilidades a título particular.
Finalmente el Proyecto en su artículo 82 se refiere a la vigencia del contrato de Joint Venture estableciendo que “la
quiebra, incapacidad o muerte de una de las partes no conlleva la resolución del contrato”; Sin embargo como
expresamos anteriormente en la celebración del contrato de Joint Venture no sólo es para conseguir provechos
económicos sino que la agrupación o colaboración empresarial tiene en cuenta las capacidades técnicas o financieras,
su reputación, que manifiesta que se considere al contrato de Joint Venture como Intuito personae, por las relaciones de
mutua confianza y lealtad necesarias entre los venturers.
Esta situación descrita de la regulación realizada por el proyecto de Ley Marco del Empresariado manifiesta los riesgos
de regular la figura contractual del Joint Venture y establecer disposiciones que pueden colisionar con las características
o naturaleza jurídica del contrato; dado que el término Joint Venture contiene múltiples variantes y sub-categorías, y su
regulación podría limitar el desarrollo del contrato y su éxito práctico de ésta figura mercantil utilizada tanto para el
comercio, construcción, industria, mineria; actividades de negocios que requieren formas asociativas flexibles no regidas
por regulaciones legales rígidas.
En este marco la colaboración empresarial tiene como instrumentos a los contratos asociativos, cuyo tratamiento y
denominación no ha sido uniforme en el derecho comparado, resultando a veces inconveniente diseñar instrumentos o
reglas jurídicas que comprendan este amplio espectro de operaciones, salvo la utilización de la figura general del
contrato.
En todo caso sería deseable o recomendable que la regulación de éste tipo de contrato de Joint Venture se regule en
una ley especial, como se ha realizado en otras latitudes.

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