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Actividad de continuidad pedagógica. Período 16/3/20 al 31/3/20.

Lean el siguiente artículo periodístico y respondan las preguntas orientadoras de la lectura.

Diana Maffía: "Varones y personas trans también pueden ser


feministas"
La doctora en Filosofía y Directora del Observatorio de Género en la Justicia, reflexionó en
Infobae sobre la condición de ser feminista y sobre la sororidad, el concepto que busca barrer con la
opresión de género

Por Catalina de Elía , 19 de febrero de 2018

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"No todas las mujeres son feministas; no es una cuestión hormonal sino política. Por lo
tanto, ni todas las mujeres son feministas, ni solo las mujeres son feministas. Varones, personas trans
también pueden ser feministas", asegura la especialista Diana Maffía, directora del Observatorio de
Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires. Para ella, en la
defensa que ciertas mujeres hacen de la desigualdad de género propia del sistema patriarcal
imperante, se esconde la verdadera tragedia: "Que nosotras en nuestra vida cotidiana reproduzcamos
las condiciones de desigualdad en lugar de producir condiciones o ser solidarias con la producción de
condiciones más igualitarias, es trágico".

Porque para Maffía -doctora en Filosofía de la Universidad de Buenos Aires, docente de la


UBA, autora de numerosas publicaciones e investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de
Género de la UBA- la clave del cambio reside allí, en esa solidaridad necesaria, imprescindible,
para que el patriarcado comience a crujir desde sus mismas bases. Esa solidaridad tiene un
nombre que juega con sus mismas letras: Sororidad. "Es un pacto con las otras, implica ver a las otras
como sujetos de cuidado, orientarnos éticamente hacia protegernos unas a otras", dice Maffía, y
agrega: "Desde allí, podemos pensar una pluralidad solidaria que pueda consolidarnos como un sujeto
político."

-¿Qué significa la "Sororidad"? ¿Cómo nace el término y cuáles son sus alcances?

"Sororidad" es una modificación sobre el lenguaje, que viene a cambiar una palabra tradicional
en la filosofía política: "Fraternidad". Esta a su vez tiene su raíz en latín, se refería a la igualdad de los
"frates", de los hermanos varones. Desde ya, no incluía a las mujeres. Cuando la "Fraternidad" se
transforma en un principio de la Revolución Francesa, en el origen del estado moderno, expulsaba a

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las mujeres. Las mujeres no estábamos incluidas en el Contrato Social. Entonces, desde el feminismo
se piensa cómo sería una solidaridad que no fuera de "frates". La contraparte de la palabra "frates" es
"sores" (Sor, hermana mujer) ¿Cómo sería una "Sororidad", una hermandad de mujeres? Y allí
aparece este concepto, muy interesante desde el punto de vista práctico porque implica un pacto con
las otras, implica ver a las otras como sujetos de cuidado, orientarnos éticamente hacia la
protección de unas a otras, formando esa hermandad de mujeres. Incluirnos nosotras en un
colectivo que el "nosotros" de la política, o el "todos" de la política, no incluía. "Sororidad": pensar en
nosotras una pluralidad solidaria que pueda consolidarse como un sujeto político.

-¿Todas las mujeres somos feministas?

Desafortunadamente no. Porque no es una cuestión hormonal el feminismo, es una cuestión


política. El feminismo, creo yo, es una combinación de tres convicciones. Una, descriptiva: constatar
que en todas las sociedades las mujeres estamos peor que los varones. El análisis de cualquier
indicador social (trabajo, salud, educación etc.) arroja sistemáticamente esto: las mujeres todavía
estamos en condiciones de desigualdad. La segunda es considerar que está mal que sea así. Y en
tercer lugar, algo que creo yo que es lo que finalmente define el feminismo: hacer lo posible, como un
compromiso práctico en nuestra vida cotidiana, para no reproducir esa desigualdad, y si es posible,
para revertirla. Si alguien cree que las mujeres estamos peor, cree que eso es injusto, y está
dispuesto a no reproducir esa injusticia en su vida cotidiana, y si es posible revertirla, yo diría que es
feminista. Y esto no tiene que ver con los cuerpos sexuados, tiene que ver con las convicciones
políticas de las personas. Entonces, a la pregunta de si todas las mujeres son feministas, yo diría que
lamentablemente no. Y el "lamentablemente" tiene que ver con que las mujeres reproducimos las
propias condiciones de desigualdad, y eso es trágico. Que nosotras en nuestra vida cotidiana
reproduzcamos las condiciones de desigualdad en lugar de producir condiciones, o ser solidarias con
la producción de condiciones más igualitarias.

-Desde hace unas semanas circulan declaraciones en distintos medios de comunicación de


algunas mujeres que dicen "Yo no soy feminista", o que de distintas maneras expresan o
reflejan lo impregnado que aún tenemos la cultura patriarcal. ¿Cómo hacemos para no excluir a
aquellas mujeres sino traerlas, incluirlas?

Lo primero que debemos tener en claro es que el patriarcado, como sistema de poder, no se
maneja solamente con castigos. Es decir, hay un efecto del patriarcado que es la violencia patriarcal o
violencia machista. Ahora, el patriarcado también se maneja con premios. ¿Qué nos da el
patriarcado como premio, para que admitamos el lugar en que nos ha puesto, el lugar de lo privado, el
lugar de lo doméstico, el ser objeto de deseo de los varones y satisfacer ese deseo? Nos dice que
hay roles maravillosos para las mujeres: ser madre, ser esposa, realizarte en lo íntimo o
excepcionalmente algunas mujeres en lo público, que han logrado tener un gran desarrollo pero sin
impactar en las relaciones de poder real asumido por los varones. Esas mujeres suelen ser tomadas
como ejemplo por el patriarcado y son premiadas, siempre y cuando no generen conflictos en el
sistema patriarcal. Por ejemplo, yo hice una vez un estudio sobre mujeres científicas. Muchas de ellas

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que ya estaban en lugares destacados, eran investigadoras superiores del Conicet, el máximo lugar
posible: el 75% eran solteras. Es decir, su carrera había sido desarrollada con mucho esfuerzo
personal, pero decían que su costo había sido que no le habían podido dedicar tiempo a construir una
familia, una pareja, tener hijos. Eso habría distraído la construcción de ese éxito. Es una situación
compleja, que me parece que explica por qué muchas mujeres no van a decir "Soy feminista": porque
creen que hay hacer un esfuerzo individual, y que ese esfuerzo puede ser premiado, y que el ejemplo
son ellas mismas. Creo entonces que la aspiración del feminismo debe ser representarnos a todas las
mujeres, pero ese "todas" no puede ser abstracto y uniforme. Las mujeres expresamos aspiraciones
muy diversas. Y tendríamos que tener permanentemente un diálogo sin descalificar a la otra persona.
Un diálogo crítico, sin que esto signifique expulsar a alguien de un colectivo que se está construyendo.

-¿Cómo entendés vos esta, si se quiere, novedad de que se esté hablando de feminismo en
programas muy populares de la televisión?

Yo estoy a favor de que las personas que somos feministas vayamos a hablar de feminismo a
todos los lugares que podamos. Porque hay prejuicios contra el feminismo. Por ejemplo, que por ser
feminista estamos en contra de la familia: yo estoy en contra de cierto tipo de relación de
subordinación que implica lo familiar, y por supuesto estructuraré mis relaciones de manera diferente.
Estoy en contra de que alguien esté obligada a la maternidad, y entonces mi maternidad es elegida y
será vivida de manera diferente. Y desearía que toda mujer pueda elegirla, pero eso no quiere decir
renunciar completamente a cierto tipo de planes de vida. Y más allá de los prejuicios, también es
importante que haya voces permanentes con perspectiva de género en la televisión, en los paneles.
Una cosa es invitar a alguien una hora, gratuitamente, a tu programa, y otra cosa es tener alguien que
permanentemente va a poner su voz dentro un diálogo. Esta convicción un poquito más activa todavía
no la veo. Por ahora somos rating, y es una cosa medio novedosa.

[…]

-¿Cómo te imaginás la lucha feminista de acá a cincuenta años?

Lo ideal sería pensar que la lucha feminista tuvo éxito, y que entonces hemos desarmado un
sistema de poder que es complejo: es a la vez colonialista, capitalista y patriarcal. Es muy difícil
pensar que dentro de cincuenta años se pueda haber desarmado tanto nudo. Pero me
encantaría, sí, que pudiéramos tener la convicción de que ningún sistema de poder puede estar
basado en la condición corporal de las personas. Que las condiciones de etnia, de sexo, de edad, las
discapacidades, todas aparentemente naturales porque las portamos en los cuerpos, sean entendidas
como lo que son: cargadas culturalmente, desvalorizadas, jerarquizadas negativamente. Y que eso no
puede instalar una relación de poder, porque significa que las personas, simplemente por tener las
corporalidades que tienen, estarán en condiciones de opresión. Que entendamos que, desde allí, no
se puede fundar ningún tipo de sociedad democrática.

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Preguntas orientadoras de la lectura:

1) Para Diana Maffía la verdadera tragedia es “Que nosotras en nuestra vida cotidiana reproduzcamos
las condiciones de desigualdad en lugar de producir condiciones o ser solidarias con la producción de
condiciones más igualitarias…". ¿Qué está queriendo decir la filósofa? ¿Qué situaciones cotidianas
pueden servir de ejemplo de lo que está expresando?

2) ¿Qué es el patriarcado? (miren el video 2: “Caja de herramientas. Capítulo 1. El patriarcado”) [el


video está en youtube]

3) ¿Qué es la sororidad?

4) ¿Qué es el feminismo para Diana Maffía?

5) Diana Maffía sostiene que el feminismo “no es una cuestión hormonal […], es una cuestión política”.
¿Qué entienden por esa afirmación respecto el feminismo?

6) La filósofa propone pensar el patriarcado como dador de castigos, pero también de premios. ¿Cuáles
serían esos “premios”? ¿Están de acuerdo con esto que dice Diana Maffía?

7) Comenten alguna otra idea desarrollada en el extracto del artículo periodístico que les parezca
interesante, y sobre la cual no se haya indagado en las preguntas anteriores.

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