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La historia del colectivo

En los primeros años del siglo XX, la crisis económica comenzaba a afectar a los porteños  Corría el año
1928 y, aunque el país,  seguía su marcha, el mundo se aproximaba a una crisis que ya se hacía sentir
también en nuestro país. Las dificultades económicas empezaron a hacerse sentir entre el grueso de la
población  y en lo que sería el prolegómeno de la crisis de los ’30. Hipólito Yrigoyen ganaba las elecciones
con el doble de votos que su rival Melo,  Argentina perdía dos de sus figuras: el político Juan B. Justo y el
escritor Roberto J. Payró. En el mundo, eran tiempos de asombro. En Londres se podía ver la primera
imagen en televisión, Einstein presentaba su teoría del campo unificado y Malcon Campbell conmovía al
mundo conduciendo un automóvil a 333 kilómetros por hora. El trabajo escaseaba, y el dinero también.
Cuando la situación comenzó a empeorar, los “taxistas” permanecían durante horas en las distintas paradas
mientras los conductores esperaban conseguir alguno de los escasos pasajeros.

Tranvías, ómnibus y subtes eran los medios de transporte más populares en la ciudad, pero también había
numerosos taxis particulares y todos sufrían la falta de clientes. Fue así que ingeniosos taxistas, buscando
solucionar el problema que les causaba la escasez de pasajeros, «inventaron el servicio de transportes
colectivos».

El 24 de setiembre de 1928, comenzaron a circular los primeros «taxis colectivos» por la ciudad de Buenos
Aires. . Hasta ese entonces, el tranvía prácticamente había sido el rey del transporte, sin lugar a dudas: el
rey indiscutido. Desde 1915 habían vuelto a aparecer los ómnibus, algunos carrozados con imperial, pero la
mayoría construídos a semejanza de pequeños tranvías que agrupados en compañías independientes,
competían entre ellos y trataban de quitar pasaje a los tranvías. No obstante, no podían hacer empalidecer
aquel “monstruo”. Es así que en un cafetín de Carrasco y Rivadavia, entre Floresta y Villa Lluro, se reunían
a pasar el mal rato un grupo de taxistas (choferes de taxis, apócope de taxímetro, aparato para mensurar
recorridos), víctimas de la escasez de trabajo y cansados de tanta “malaria”, buscando una salida de la
crisis, a uno de ellos, llamado José García Gálvez, español naturalizado argentino y ex chofer de Jorge
Newbery  se le ocurrió una idea salvadora. Propuso hacer viajes colectivos en su coche. Y ahí no más se
paró en una esquina de la plaza Flores y comenzó a gritar: “Por diez centavos hasta Lacarra”.
Así nació “el colectivo”, uno de los inventos argentinos. Algunos “tacheros” entonces se plegaron a esta idea
y decidieron usar sus autos para transportar entre 6 y 7 pasajeros, siguiendo un recorrido fijo.  Rápidamente
fue seguido por sus compañeros. Se sumaron a esta iniciativa  Rogelio Fernández, quien años después
correría en Turismo de Carretera, junto a Fangio y los hermanos Gálvez; Pedro Etchegaray; Manuel Pazos,
Felipe Quintana; Antonio González y Lorenzo Porte y  todos pusieron en práctica algo que consideraban
novedoso e ingenioso.

La mañana del estreno del sistema, los autos convertidos en colectivos, partieron de la esquina de Carrasco
y Rivadavia. El viaje se hacía siguiendo la avenida Rivadavia hasta la plaza Primera Junta, que era el punto
terminal  de la línea del Subterráneos A y costaba diez centavos, que se pagaban al conductor en el
momento de bajar. Pronto aparecieron los clientes, atraídos por esta oferta que incluía  un viaje hasta
Caballito por 20 centavos, o a Flores por sólo 10. Para hacer el negocio más productivo, ampliaron la
capacidad de sus coches, agregándoles “transportines” (pequeños asientos plegables que se podían poner
en el espacio, en aquel tiempo bien amplio, que había delante del asiento trasero), por lo que podían llevar
cuatro pasajeros atrás y uno junto al conductor. Se dice que a las 9 de la mañana de ese día partió hacia
Primera Junta, el primer “taxi” transformado en “colectivo”, que registra nuestra historia y el éxito fue tan
grande (viajar en taxi por 20 centavos, daba status a cualquiera), que la idea se difundió y surgieron líneas
como hongos. Al nuevo vehículo se lo llamó “colectivo” (por tratarse de autos ocupados colectivamente), ya
que no eran otra cosa que los coches taximetros a los que se les colocaba en los costados, grandes
carteles que indicaban el recorrido y el precio del viaje. En un comienzo, la rivalidad entre taxistas y los
tranvías parecía que era una ”guerra a muerte” en Buenos Aires, producto tal vez del tránsito intenso de la
gran ciudad y del stress cotidiano, pero la historia nos revela, como veremos,  que sin embargo, este
enfrentamiento no siempre existió.  Al principio, la fijación de los recorridos no era para nada difícil para los
“colectivos”, ya que se limitaban a circular paralelos a los tranviarios, hasta llevando su mismo número y
utilizando sus rieles para hacer correr por sobre ellos las cubiertas de sus coches a fin de suavizar el andar
en calles empedradas, pero en épocas de poco trabajo, muchas veces iban delante de los tranvías,
obstaculizando su marcha y quitándoles los pasajeros, haciendo una gran y si se quiere, desleal
competencia. Cuando el tiempo era bueno, llevaban la capota replegada y entonces, el viaje se convertía en
un verdadero paseo por la ciudad, aunque curiosamente, los primeros pasajeros empezaron a compartir
estos viajes en coche, eran solamente hombres. Más despacio, por supuesto, circulaban por Buenos Aires
tranvías, ómnibus y subtes, que  eran los medios de transporte más populares en la ciudad, aunque también
había numerosos “taxis” particulares que recorrían sus calles. Los que tenían la suerte de hacerlo, porque
no había muchos pasajeros dispuestos a viajar en ellos, por lo que el trabajo escaseaba y el dinero también.
Los taxis permanecían durante horas en las paradas, mientras los conductores esperaban alguno de los
escasos pasajeros.

La iniciativa fue exitosa y aquella primera línea alcanzó tanta aceptación, que pronto tuvo que extender su
recorrido hasta Plaza de Mayo y fijó una parada sobre la vereda de la Casa de Gobierno. Hubo luego una
segunda línea que llegaba Plaza de Mayo y comenzó a rivalizar con la primera, incluso llegando a la
violencia. Pero la sangre no llegó al río y ambas líneas terminaron fusionándose para prestar juntas este
nuevo servicio que recorría las calles de Buenos Aires. Pronto comienzan entonces a surgir las primeras
empresas de colectivos y rápidamente aparecieron competidores a aquella primera empresa a la que sus
fundadores llamaron “Línea Uno”, nombre y primogenitura que le fue reconocida por la Municipalidad de
Buenos Aires. Este nuevo medio de transporte, también tuvo que enfrentar una firme oposición de las
empresas de tranvías, que los acusaban de competencia desleal, pero a pesar de este inconveniente y de
otros que se tuvieron que enfrentar para imponer la idea, poco a poco, este novedoso medio de transporte,
fue popularizándose. El público los veía con simpatía  y se convierten en el medio de transporte más rápido
y ágil de la ciudad. Mientras tanto, la crisis mundial, la nueva jornada de ocho horas, y las nuevas tasas,
ponían a las empresas tranviarias en la necesidad de un aumento de tarifas. El Concejo Deliberante se lo
negó, tomando amplio partido por los colectiveros y los ómnibus, sobre todo capitaneado por la bancada
socialista que, irónicamente y tal vez sin darse cuenta, estaba abriendo las puertas al capital
norteamericano, que con la Ford y la Chevrolet en los coches, con Firestone y Goodyear en las cubiertas y
Esso, Texaco y Shell en los combustibles, daban comienzo a una nueva época que marcó el fin de los
tranvías y el afianzamiento de los colectivos y los taxis, como medios de trasporte urbano en la ciudad de
Buenos Aires. Capitales privados argentinos se vuelcan hacia esta nueva actividad y empieza la
competencia por la obtención de líneas y recorridos y los más audaces llevan la idea hasta el Uruguay,
Paraguay y Brasil, llegando finalmente hasta varios países de América e incluso de Europa.
En 1832, el exitoso sistema no da abasto para satisfacer las demandas de un público cada vez más
numeroso y entonces comienzan a usarse chasis de camión para carrozar unos vehículos que ofrecían la
posibilidad de transportar hasta 10 pasajeros por viaje y ya en 1935, nacen los verdaderos «colectivos»,
unos vehículos construídos especialmente para el transporte de pasajeros. Podían transportar 15 pasajeros
sentados en cómodos asientos de cuero y hasta dos parados y comienzan a usarse las máquinas para
expender boletos: Tenían 2 pisos con 5 bocas cada uno, con boletos de distinto valor. Los boletos estaban
divididos en secciones y a cada una le correspondía un número (los llamados «capicúa» eran celosamente
atesorados). el chofer cortaba el boleto por el número que indicaba la sección en la que el pasajero bajaba.

En 1940 los vehículos que se llamaban «colectivos», toman su fisonomía tradicional. Sus formas se vuelven
más redondeadas y elegantes fileteados adornan sus carrocerías, dándoles una indiscutible identidad
porteña. . Sus recorridos no se exponen ahora con un simple cartel de madera, sino que figuran con
elegantes letras al frente, sobre el parabrisas, mientras que sobre el «capot», y a veces también sobre
ambos guardabarros delanteros, sofisticados ornamentos de bronce cromado, lucían airosos como
marcando el camino. Hasta ese momento, los colectivos llevaban el número que caprichosamente elegían
sus propietarios, pero a partir de 1940 la Municipalidad de Buenos Aires comenzó a otorgarle a cada línea
un número oficial, que se adjudicó por sorteo.

De pronto, en plena Segunda Guerra Mundial, aparece un grave inconveniente para el colectivo: faltan
cubiertas. Pero eso tiene arreglo: se modifican sus ruedas y comienzan a deslizarse por las vías de su más
tenaz competidor: el tranvía. En 1942, durante el gobierno de RAMÓN CASTILLO, se creó la Corporación
de Transporte de Buenos Aires y los coches fueron incautados por una ley que fue llamada “ley de
monopolio”. La decisión provocó grandes problemas a los pasajeros y transportistas y duró hasta 1943,
cuando el presidente de facto, PEDRO RAMÍREZ suspendió las expropiaciones, permitiendo que circularan
solamente 6 líneas.

Desde aquel lejano 28 de setiembre de 1928, los colectivos han recorrido un largo camino hasta convertirse,
al mismo tiempo, en la solución y el tormento de sus millones de usuarios.”El colectivo” es casi una
institución y sin él, el transporte urbano sería un caos. Sus líneas sirven en todos los barrios y llegan hasta
alejados pueblos suburbanos, solucionando eficaz y económicamente, el problema del transporte a millones
de usuarios de todos los niveles sociales. Luces multicolores en el tablero. Felpa cubriendo el volante y en
las palancas de cambio. Una imagen de la Virgencita de Luján, de Carlos Gardel o de Fangio y el zapatito o
el chupete del nene”, son las mascotas que cuidan la autenticidad de este otro invento argentino que como
el bastón para ciegos, el dulce de leche o la birome, sirven  para que el mundo se beneficie con la
creatividad de los argentinos (ver “Breve historia del transporte en la Argentina”, Buenos Aires, 1977).
Los adornos. Muchos eran los adornos con los que pretendían personalizar sus coches los choferes: No
faltaban los adornos de bronce cromado que se colocaban en la trompa del vehículo y en los guardabarros;
colgados del espejo retrovisor, sobre el volante,  escarpines, la foto de Gardel, imágenes religiosas, algún
que otro San Cayetano, cintas con los colores patrios o de su país nativo, en el caso de choferes españoles
e italianos, eran algunos de estos adornos que daban un cobijo hogareños a los esforzados “colectiveros”,
protagonistas de una estresante tarea que los obligaba a estar atento al tránsito, mientras expedían boletos,
daban cambio, atendían los pedidos de descenso de sus pasajeros y respondían a inoportunas consultas
sobre tal o cual calle o cuál era la próxima parada.

La numeración de las líneas. En 1933 se modificó la nueneración que habían adoptado caprichosamente
las empresas de colectivos para identificar sus líneas. Ese año, la Municipalidad de Buenos Aires les otorgó
a cada una de ellas un número que surgió de un sorteo.

El fileteado, En la década de 1940  el “fileteado” comienza a adornar  camiones y colectivos,  dándoles una
indiscutible identidad porteña
El cobro por boletos. En los comienzos de su historia como medio de trnaspiortes más popular de los
porteños, el pasajero que había utilizado este servicio, pagaba el importe establecido para su viaje, con
moneda corriente, pero el 1º de noviembre de 1943 se implementó el sistema del cobro por medio de
boletos. Lo inauguró la línea 25 y para ello se utilizaba una llamada “máquina  de boletos”. Era de metal
cromado y tenía dos pisos, con cinco bocas cada uno para expender boletos de distinto valor. Como el
recorrido de los colectivos  estaba dividido en Secciones, a cada una de ellas, le correspondía un número y
el chofer cortaba el boleto por el número  que indicaba la Sección  en la que el pasajero declraba que iba a
bajar. Los números palíndromos  (conocidos como “capicúa”) eran atesorados como si tuvieran una gran
valor, porque presagiaban fortuna a quien le tocaba

MONUMENTO HISTÓRICO NACIONAL: EL CABILDO DE BUENOS AIRES


Este histórico y secular Cabildo, testigo de los acontecimientos más trascendentales de la patria, levanta su
inconfundible figura como símbolo de la argentinidad. Desde los primeros tiempos de la Colonia tuvo un
papel preponderante en la vida ciudadana, administrando justicia, fiscalizando las actividades de los
habitantes y defendiendo los derechos de la comunidad contra los atropellos de los funcionarios  reales, 
iniciando su intervención en  política  a  partir de  1806.
Reconquistada la ciudad de Buenos Aires, las fuerzas de ia primera invasión inglesa formaron delante del
Cabildo y entregaron sus armas ante Liniers y Beres-ford, que presenciaban la escena desde el balcón
principal, mientras los oficiales firmaban  en   la sala  capitular su   rendición.

El 14 de agosto de 1806 el pueblo, indignado contra el virrey Sobremonte, reclamó un Cabildo Abierto, el
cual resolvió deponerlo de su cargo y nombrar a Liniers gobernador militar de la ciudad. Años más tarde, en
el glorioso mes de mayo de 1810, fue escenario de magnos acontecimientos desde el trascendental Cabildo
Abierto del 22 al 25, en que los patriotas, sosteniendo ia soberanía del pueblo, destituyeron al representante
español en el Río de la Plata, don Baltasar Hidalgo de Cisneros, y formaron la Primera Junta de Gobierno
Patrio.

El 8 de octubre de 1812 concurrieron frente al Cabildo los generales San Martín y Alvear con los
Granaderos a Caballo para apoyar el pedido del pueblo de cambiar el Primer Triunvirato, nombrándose
MONUMENTO HISTÓRICO NACIONAL: EL CABILDO DE BUENOS AIRES
Este histórico y secular Cabildo, testigo de los acontecimientos más trascendentales de la patria, levanta su
inconfundible figura como símbolo de la argentinidad. Desde los primeros tiempos de la Colonia tuvo un
papel preponderante en la vida ciudadana, administrando justicia, fiscalizando las actividades de los
habitantes y defendiendo los derechos de la comunidad contra los atropellos de los funcionarios reales,
iniciando su intervención en política a partir de 1806.

Reconquistada la ciudad de Buenos Aires, las fuerzas de ia primera invasión inglesa formaron delante del
Cabildo y entregaron sus armas ante Liniers y Beres-ford, que presenciaban la escena desde el balcón
principal, mientras los oficiales firmaban en la sala capitular su rendición.

Cabildo de Buenos Aires

El 14 de agosto de 1806 el pueblo, indignado contra el virrey Sobremonte, reclamó un Cabildo Abierto, el
cual resolvió deponerlo de su cargo y nombrar a Liniers gobernador militar de la ciudad. Años más tarde, en
el glorioso mes de mayo de 1810, fue escenario de magnos acontecimientos desde el trascendental Cabildo
Abierto del 22 al 25, en que los patriotas, sosteniendo ia soberanía del pueblo, destituyeron al representante
español en el Río de la Plata, don Baltasar Hidalgo de Cisneros, y formaron la Primera Junta de Gobierno
Patrio.

El 8 de octubre de 1812 concurrieron frente al Cabildo los generales San Martín y Alvear con los
Granaderos a Caballo para apoyar el pedido del pueblo de cambiar el Primer Triunvirato, nombrándose
antes del mediodía el Segundo.

Desde sus balcones, el 2 de diciembre de 1810 y luego el 26 de febrero de 1817, se exhibieron las
banderas tomadas a los realistas en el Alto Perú y en la batalla de Cha-cabuco, respectivamente.
El 20 de abril de 1815 se enarboló por primera vez la bandera argentina en la torre del Cabildo, y desde
1816 se instituyó la costumbre de izarla al mediodía, mientras desde el Fuerte era saludada con salvas de
artillería.

El solar que hoy ocupa fue destinado por Juan de Garay al fundar la ciudad, el 11 de junio de 1580, para
sede del Ayuntamiento, Casa Consistorial o Capitular.

La primera construcción para tal fin se inició en marzo de 1608, bajo la dirección del alarife Juan Méndez;
consistía en una casa baja y oscura con paredes de adobe, techo de teja, y se componía de un salón
grande destinado a las reuniones y de una pequeña habitación que servía de prisión.

Al costado, pared por medio, se construyeron dos piecitas que se alquilaban. Hernando de la Cueva fue el
encargado de hacer los tirantes; Pedro Ramírez tuvo a su cargo las dos puertas y las dos ventanas, y
Hernando Alvarez, el revoque y blanqueo del frente.

Sala Capitular del Cabildo


Esta construcción, muy poco sólida y que se agrandó posteriormente por resultar chica para los fines a que
se la había destinado, amenazaba derrumbarse a los pocos años. En 1619 los cabildantes la abandonaron,
viéndose obligados a realizar sus sesiones en el Fuerte, y reparada en 1621 tuvo que ser, sin embargo,
nuevamente abandonada en 1632.

En 1679, tras gestiones hechas ante el rey, se recibió una Real Cédula que ordenaba al gobernador
informar sobre las necesidades más urgentes del edificio. Años más tarde se contestó indicando no sólo los
recursos precisos para levantar una nueva casa, sino también cómo debía ser ésta. En 1710 recibióse otra
cédula pidiendo mayores detalles sobre la obra y la suma a invertirse, hasta que por fin en 1711 se obtuvo
el consentimiento para iniciar la edificación.

Se sabe que en 1719 el famoso arquitecto jesuíta Juan Baustista Prímoli trazó un plano del Cabildo, según
el cual éste constaría sólo de planta baja. Fue sometido al juicio del ingeniero don Domingo Petrarca, quien
avaluó la obra en sesenta mil pesos. Pero hay noticias de un segundo, proyectado por el mismo Petrarca
en 1720, con plantas alta y baja. Ignórase qué plano se utilizó en definitiva. Se supone que se empleó
el de Prímoli por ser el único conocido, pues los demás se perdieron.

De acuerdo con las últimas investigaciones y con los datos existentes en el libro defábrica del Cabildo, se ha
llegado a la conclusión de que quien tuvo la más directa intervención en las obras fue el hermano Andrés
Blanqui, siendo lógico pensar que además de dirigir los trabajos fue también el autor de los planos.

Lo cierto es que hasta 1725 no se dio comienzo al Cabildo conservado hasta nuestros días.

El edificio se componía de dos pisos. En la planta baja, entrando a la derecha, estaba la capilla, y al frente,
las oficinas de jueces y escribanos. Al fondo se hallaban las piezas para la servidumbre y las celdas de los
presos privilegiados, además de ias destinadas a delincuentes comunes. En los altos encontrábanse una
gran sala para los actos capitulares y otras dependencias.

El balcón, hecho con simples barandillas de madera, hubo de ser cambiado y reemplazado por otro de
hierro y se procedió a techar con tejas el edificio y a dotarlo de ia portada principal.

La obra fue llevada con tal lentitud, debido principalmente a la carencia de recursos, que sólo se terminó en
1751. Pero aún le faltaba la torre, que se construyó en 1764, de acuerdo con los planos del regidor José
Antonio Ibáñez. En ella se colocó la campana, costeada por suscripción pública y fundida en bronce en
España, con una leyenda que dice: «San Martín, Obispo — Me fecit Johanes Pérez, anno 1763». Junto a la
inscripción hay una cruz y una imagen de la Virgen en relieve.

Esta histórica campana (a pesar de lo que erróneamente se ha dado en decir no se dejó oír el glorioso 25
de mayo de 1810 por estar desde el año anterior sin badajo) fue trasladada a la torre derecha del templo de
San Ignacio cuando se le quitó la torre al Cabildo. Al hacerse la reconstrucción del edificio en 1940 la
campana volvió a su primitivo sitio.

El reloj que estaba en la torre en los días de la Revolución de 1810 fue llevado a la iglesia de Balvanera,
donde estuvo hasta 1883, año en que fue sustituido por el actual de cuatro esferas, perdiéndose desde
entonces el rastro del viejo. En 1861 modificóse la torre del Cabildo, agrandando sus ventanales, y se
colocó un nuevo reloj traído de Inglaterra, que años más tarde fue trasladado a la torre izquierda de San
Ignacio, donde todavía está.

En 1784 se añadieron cinco nuevos calabozos, hechos de acuerdo con los planos del brigadier José
Custodio de Sáa y Faría, que son las actuales habitaciones situadas en el fondo, separadas del edificio por
lo que es hoy jardín.

Entre los años 1829 y 1852 se hicieron diversas reformas en el Cabildo, entre otras la reducción del balcón,
que se limitó a tres arcos centrales.

En 1880, por decreto de don Torcuato de Alvear y por obra del arquitecto Pedro Benoit, se le agregó a la
torre un nuevo cuerpo rematado por una cúpula de azulejos, y se le varió totalmente el aspecto colonial,
dándole a la fachada un tipo marcadamente italiano. Años más tarde hubo que demoler toda la torre, pues
el edificio no estaba hecho para soportar semejante peso, y así continuó hasta su última restauración.

También en 1889, con motivo de la apertura de la Avenida de Mayo, se le quitaron los arcos del ala
izquierda; y en 1931 ia Municipalidad, para continuar la línea de la diagonal Julio A. Roca, ordenó la
demolición de los tres arcos que daban a la calle Victoria.
Hasta 1813 ostentaba en su frente el escudo español, pero después ia Asamblea del mismo año lo sustituyó
por el argentino.

Luego de tantos cambios, demoliciones totales y parciales, el dos veces centenario Cabildo fue
restaurado en la forma actual por el arquitecto don Mario J Buschiazzo y se inauguró el 12 de octubre de
1940.

Declarado Monumento Nacional por Ley N9 11.688 del 31 de mayo de 1933.

Café tortoni

El café será, desde la época hispánica, un lugar de reunión de los hombres vinculado a la política, a lo
cotidiano, a compartir problemas, a evitar la soledad. Como decía MARTÍNEZ ESTRADA: “los Cafés
vinieron a dar residencia a la tertulia fuera del hogar y a reemplazar en cierto modo a la  familia”. Y el
Tortoni, uno de los más característicos de Avenida de Mayo, es eso y más que eso.

Porque aludir al Tortoni, equivale a mencionar una especie de templo abierto a la feligresía culta. A un
bastión que, no obstante las ráfagas transformadoras permanece enhiesto, fiel a una generosa vocación de
servicio. Siempre propicio como escenario de challas sustanciosas o acaso sobre bueyes perdidos, de
escritores, autores teatrales, gente de tango, pintores y «tutti cuanti» se interesen por esas cosas del
intelecto.

Escritores, pintores, periodistas, políticos, jóvenes, no tan jóvenes, jugadores de ajedrez y de dominó,
tomadores de capuchinos o de chocolate, gustadores del tango, seguidores del jazz, entusiastas de la
pintura, todos ellos son solo una parte de los personajes, conocidos o ignotos, que pueblan y poblaron los
salones del viejo Café Tortoni,

Es el más antigüo y el más célebre de los cafés porteños y ya desde sus comienzos, formó parte
inseparable del paisaje de la avenida de Mayo, la más española de Buenos Aires. Su historia comenzó el 11
de noviembre de 1858, cuando un francés de apellido TOUAN lo fundó en la esquina de Rivadavia y
Esmeralda y lo bautizó  ”Tortoni”, en recuerdo de otro famoso café homónimo de París, que a fines del siglo
XVIII, fue centro de reunión de artistas, intelectuales y políticos (1)..

En 1880 el “Tortoni” se mudó a un nuevo domicilio en Rivadavia 825, a un edificio obra del arquitecto
ALEJANDRO CHRISTENSEN, que era propiedad de la familia UNZUÉ DE CASARES y que quedó a
nombre de un sobrino de esa familia. El sobrino era un jugador compulsivo que, arrinconado por las deudas,
se vio obligado a rematar la propiedad. La adquirió el Touring Club Argentino, con la intención de construir
un hotel internacional, pero para entonces el “Tortoni” ya se había convertido en una verdadera reliquia y se
decidió conservarlo. El 26 de octubre de 1894, pocos meses después de la inauguración de la Avenida de
Mayo, el café reabrió sus puertas sobre esta avenida, a la altura del 825, lugar donde aún está. Por
entonces su dueño lo vendió a un amigo, otro francés llamado CELESTINO CURUCHET, que le dio al
establecimiento el carácter especial que hoy lo distingue.

Era CURUCHET un personaje fuera de serie. Romántico y excelente empresario al mismo tiempo. Se
paseaba entre las mesas luciendo un casquete árabe de seda negra, con borla de oro. Gracias a él, muchos
escritores y poetas que apenas podían consumir una copa tuvieron un lugar para reunirse y darse a
conocer. Algunos de esos nombres figuran entre los más importantes de la cultura nacional y muchos de
ellos, compartieron sueños, ideas y fantasías en este Café, que es uno de los más fieles baluartes de la
cultura porteña. En la década del 20, el “Tortoni” se afianzó como lugar de reunión preferido por escritores,
músicos, artistas y políticos que le dieron una nueva vida a la cultura nacional. Curuchet ofreció la bodega
del Café para los encuentros de artistas y la presentación de sus obras y fue así que el 25 de mayo de
1926, por iniciativa del pintor BENITO QUINQUELA MARTÍN (que realizó allí la primera Exposición de sus
pinturas), la poetisa ALFONSINA STORNI y los escritores NICOLÁS OLIVARI y RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN,
inauguraron en sus salones, la que fue la famosa  “Peña del Tortoni”.  En el grupo fundador, sobraba el
talento pero escaseaban los fondos y fueron ellos mismos, los que limpiaron el sótano, trasladaron libros
muebles y adornos y lo pusieron en condiciones para el día de la inauguración.

El primer programa fue extenso y apto para todos los gustos: JUAN DE DIOS FILIBERTO ejecutó tangos en
el piano, GERMÁN DE ELIZALDE tocó también en el piano, obras de Debussy y Grieg y LUIS BERNÁRDEZ
y GONZÁLEZ TUÑÓN, protagonizaron una verdadera competencia, recitando sus versos. La peña organizó
concursos literarios y a través del tiempo, se presentaron en el lugar, excepcionales artistas nacionales y
extranjeros.

La Peña del “Tortoni” inauguró así una moda que pronto tuvo imitadores en otros locales abiertos a los
hombres y mujeres que hicieron historia en la cultura y a un público ansioso de estimularlos. Allí estuvieron
y compartieron sus valores, CARLOS CAÑÁS, ANA MARÍA MONCALVO, ELADIA BLÁZQUEZ, HÉCTOR
NEGRO, ALBERTO MOSQUERA MONTAÑA, BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO, ALFREDO
PALACIOS, BENITO QUINQUELA MARTÍN, FLORENCIO PARRAVICINI, ALFONSINA STORNI, ENRIQUE
MUIÑO, HÉCTOR PEDRO BLOMBERG, RAÚL GONZÁLEZ TUÑÓN, CONRADO NALÉ ROXLO,
ROBERTO ARLT, CARLOS MASTRONARDI, CÉSAR TIEMPO, ARTURO JAURETCHE, JORGE LUIS
BORGES, JULIO DE CARO, CARLOS GARDEL, BLACKIE, JULIÁN CENTEYA, ENRIQUE SANTOS
DISCÉPOLO, JUAN JOSÉ DE SOIZA REILLY, JUAN DE DIOS FILIBERTO, NICOLÁS OLIVARI y
HORACIO REGA MOLINA, CARLOS DE LA PÚA, ULISES PETIT DE MURAT, EDMUNDO GUIBOURG,
SANTIAGO GÓMEZ COU, SEBASTIAN PIANA, GERMÁN DE ELIZALDE, RICARDO VIÑAS y TOMÁS
ALLENDE IRAGONI y muchos otros de igual calibre, entre los que se encontraron, ilustres visitantes
extranjeros, tales como LUIGI PIRANDELLO, FILIPO TOMASO, PIERO MARINETTI, ARTURO
RUBINSTEIN, ALEJANDRO BRAILOVSKY, JOSEFINA BAKER, GÓMEZ DE LA SERNA, MARTINEZ
SIERRA, el genial pianista ARTURO RUBINSTEIN, la soprano LILY PONS y el incomparable CARLOS
GARDEL.

Todos ellos brillantes representantes de la cultura, que muchas veces se vieron sorprendidos por la
presencia de ilustres ciudadanos, como el Presidente MARCELO T. DE ALVEAR, quien con su esposa,
llegaban caminando y ocupaban un lugar etre el público, como dos ciudadanos cualquiera. Para ser socio
de la peña, era necesario pagar una cuota mensual, pero no siempre se exigió este aporte, en
consideración a que el talento muy pocas veces era compañero del desahogo económico.

Este viejo Tortoni que se negó a morir y se convirtió en una verdadera reliquia porteña y como tal venerada
por sus habitantes, probablemente no haya esas discepolianas mesas que nunca preguntan nada a quien
las ocupa. Sus “habitués” fueron y son otros; diversos de esos prototipos porteños, los protagonistas de
aquellos viejos cafés, los templetes nocturnos que marcaron también una identidad del Buenos Aires de
antaño. Personajes que mataban el tiempo y las horas, sentados ante una mesa, dando vueltas por sus
recuerdos, de la misma manera circular y rítmica,  como la que mezclaban su café en el pocillo.

El Tortoni señorial y familiar a la vez, remoto y tan cercano, era el detalle de Buenos Aires que asemejaba
esta ciudad tan europea y tan propia a otras que también enarbolaron sus cafés: aquel Pombo, de Madrid;
el Deux Magot o el Feore, de París; el Aragno ó el Greco, de Roma, que reunía nombres como los de
Baudelaire, Goethe, D’A nunzio, Schopenauer y Anatole France.

Fue en el pasado, un cenáculo reservado para hombres, acaso el mejor club que tuvieron los porteños de
las primeras cuatro décadas del siglo. Lo paradójico es que, en tanto la ciudad incorporaba nuevas modas,
otras formas de comunicación y de vida doméstica, el Tortoni lograba preservar esa cosa intimista y cordial
que siempre atrae, como si a propósito hubiera quedado detenido en el tiempo.

Nada ha cambiado hoy de aquel viejo “Tortoni”. Se ha preservado de la fórmica y del neón con la prolijidad
que merece respeto y todavía forma parte de la historia doméstica de Buenos Aires y sus muros parecen
encontrar alguna de las voces que allí resonaron en la intimidad, para decir aquellas cosas que solo se
dicen y se piensan frente a una mesa de café.

El “Tortoni” de hoy sigue siendo aquel viejo café, reducto de solitarios y de soñadores. El lugar donde se va
a pensar, a conversar con amigos o a leer algún diario, pero ya no es solo eso. Es además un refugio del
arte consagrado y un mecenas de innovadores y aspirantes a la gloria. Hoy, en el sótano del Café (en
donde lo que fue su bodega), se realiza todo tipo de actividades culturales: Hay recítale« de tango,
exposiciones de pintura, presentación de libros y conferencias, sesiones de jazz, lectura de poesías y hasta
actuaciones de grupos musicales de avanzada, que parecen no tener lugar en la fría e indiferente gran
ciudad. Pero no sólo fue y es un ámbito propicio para los consagrados. También allí hallan su espacio
muchos jóvenes con inquietudes estéticas, y hasta personas que, sin tener ninguno de esos méritos,
concurren simplemente porque allí se sienten a gusto, en un ambiente cálido de afecto, pero respetuoso
también de cada  singularidad.

Cantado y evocado por los poetas, inmortalizado con un tando (“Viejo Tortoni” de Héctor Negro y Eladia
Blázquez), iluminado con versos de BALDOMERO FERNÁNDEZ MORENO, el Café Tortoni hoy,  forma
parte del paisaje de la ciudad y de su patrimonio turístico. y vale la pena terminar este comentario,
recordando que en su frente luce gallarda la siguiente inscripción “Desde un bar arco iris te saludo, ahito de
café y melancolía”.
(1)..Existen diferentes versiones sobre su ubicación original y su fundador. Algunos dicen que se abrió en
Defensa al 200, gracias a un tal Oreste Tortoni; mientras que otros, aseguran que el tal Oreste Tortoni no
existió; que  fue inventado por un periodista que lo mencionó en un artículo que escribiera para un
suplemento especial del café. Otros  que se estableció en la esquina de Rivadavia y Esmeralda y que debía
su nombre a un café homónimo de París inaugurado en 1798 (versión a la que adherimos) ya que  PUCCIO,
renombrado historiador de la ciudad, certifica mediante una guía de la época, le existencia del local en la
calle Defensa.

1. ¿Como definiría a un líder?

Persona que encabeza y dirige un grupo o movimiento social, político, religioso, etc.
"líder político; líder sindical; líder espiritual; líder empresarial; líder de la resistencia"El líder es aquella
persona que es capaz de influir en los demás. Es la referencia dentro de un grupo (ya sea un equipo
deportivo, un curso universitario, una compañía de teatro, el departamento de una empresa, etc.). voz
cantante" dentro del grupo; su opinión es la más valorada.

2. ¿Qué características debería tener un líder?


 capacidad de comunicarse. La comunicación es en dos sentidos. Debe expresar
claramente sus ideas y sus instrucciones, y lograr que su gente las escuche y las
entienda. También debe saber "escuchar" y considerar lo que el grupo al que dirige
le expresa.
 Inteligencia emocional. Defnida como la habilidad para manejar los sentimientos y
emociones propios y de los demás, de discriminar entre ellos y utilizar esta
información para guiar el pensamiento y la acción.- Los sentimientos mueven a la
gente, sin inteligencia emocional no se puede ser líder.
 Capacidad de establecer metas y objetivos. Para dirigir un grupo, hay que saber a
dónde llevarlo. Sin una meta clara, ningún esfuerzo será suficiente. Las metas
deben ser congruentes con las capacidades del grupo. De nada sirve establecer
objetivos que no se pueden cumplir.
 Capacidad de planeación. Una vez establecida la meta, es necesario hacer un plan
para llegar a ella. En ese plan se deben definir las acciones que se deben cumplir,
el momento en que se deben realizar, las personas encargadas de ellas, los
recursos necesarios, etc.
 Un líder conoce sus fortalezas y las aprovecha al máximo. Por supuesto también
sabe cuáles son sus debilidades y busca subsanarlas.
 Un líder crece y hace crecer a su gente. Para crecer, no se aferra a su puesto y
actividades actuales. Siempre ve hacia arriba. Para crecer, enseña a su gente,
delega funciones y crea oportunidades para todos.
 Tiene carisma. Carisma es el don de atraer y caer bien, llamar la atención y ser
agradable a los ojos de las personas. Para adquirir carisma, basta con interesarse
por la gente y demostrar verdadero interés en ella; en realidad, en el carisma está
la excelencia. Se alimenta con excelencia, porque es lo más alejado que hay del
egoísmo. Cuando un líder pone toda su atención en practicar los hábitos de la
excelencia, el carisma llega y como una avalancha cae un torrente sobre el líder.

 Es Innovador. Siempre buscará nuevas y mejores maneras de hacer las cosas.


Esta característica es importante ante un mundo que avanza rápidamente, con
tecnología cambiante, y ampliamente competido.
 Un líder es responsable. Sabe que su liderazgo le da poder, y utiliza ese poder en
beneficio de todos.
 Un líder esta informado. Se ha hecho evidente que en ninguna compañía puede
sobrevivir sin líderes que entiendan o sepan cómo se maneja la información. Un
líder debe saber cómo se procesa la información, interpretarla inteligentemente y
utilizarla en la forma más moderna y creativa.

3 ¿se puede decir que hay lideres positivos y negativos ¿Por qué?

La historia se ha escrito y se escribe a través de los líderes. Algunos han sido tiranos que se han
aprovechado de su poder, utilizándolo incluso para el asesinato de personas. También están los
que lo han dado todo por sus seguidores y fieles, predicando la igualdad y la libertad.

Pero, antes de comenzar, tengo que señalar un aspecto bastante importante. La lista no atiende a
unos claves totalmente objetivas, por lo que puedes comentar qué te parecen y cuáles incluirías o
excluirías del artículo.

Un líder positivo aprovecha mejor los recursos que tiene a la mano. El liderazgo positivo es una
habilidad de aquellas personas que logran que otros hagan sus tareas en beneficio propio y del
grupo, pues aportan un modelo a seguir con su ejemplo

Algunos lideres positivos


Teresa de CalcutaTeresa de Nelson Mandela Encarcelado por 
su ideales y oposición al violento
Calcuta dedicó toda una vida
los demás. Fue una misionera Mahatma Gandi Este político hindú gobierno de Sudáfrica. Llegaría a
promovió desde un primer momento ser presidente del Gobierno y ayudó
que centraba sus esfuerzos en los preceptos de verdad y de paz, a conseguir las primeras elecciones
ayudar a los más desechando el odio y la violencia. por sufragio universal de la historia
desfavorecidos. de su país en 1994.

Lideres negativos



Benito Mussolini
Adolft Hitler


Poco hay que decir del que es el
Poco hay que decir del que es el
mayor líder negativo de la
mayor líder negativo de la Joseph Stalin Este político y
historia. Causante de millones
historia.Causante de millones militar ruso ejerció de dictador
de muertes y de la guerra más
de muertes y de la guerra más de la Unión Soviética entres los
devastadora de la humanidad,
devastadora de la humanidad, años 1941 y 1953.Su régimen
Adolf Hitler fue el Fürher que
Adolf Hitler fue el Fürher que fue característico por su
lideró a los alemanes en el
lideró a los alemanes en el crueldad a la hora de tratar los
intento de conquista del mundo
intento de conquista del mundo temas sociales. Los
a mediados del siglo XX.
a mediados del siglo XX. historiadores estiman que las
muertes durante su mandato
rondan los 30 millones, siendo
800.000 presos políticos.
¿EL líder nace o se hace?

En principio se pueden distinguir dos enfoques. Por un lado son muchas las personas que tienden a pensar
que la razón por la que no hay demasiados líderes es por la necesidad de poseer una serie de características
innatas, difíciles de precisar. Y por otro lado, se observa la enorme capacidad de modificación de la conducta
humana y se tiende a pensar que en el ser humano todo puede ser aprendido.

Los líderes nacen

Bajo esta perspectiva, existen personas más destinadas a asumir el rol de liderazgo y parecen tener una cierta
predisposición para ocupar cargos de Dirección dentro de las organizaciones. Según esta visión, existen
ciertos rasgos que las diferencian del resto:

 Ambición y energía.
 Deseo de dirigir.
 Honestidad e integridad.
 Confianza en uno mismo.
 Inteligencia y conocimiento del entorno.

En todo caso, y más allá de estas características concretas, estas personas son referentes en su organización
y se manejan desde un liderazgo carismático, con el que se ganan la autoridad y desechan el mando desde el
poder.

Los líderes nacen y también se hacen

Las conclusiones a las que han llegado las investigaciones de las últimas décadas desvelan que, en efecto,
existen personas que, dado su carácter, muestran auténticas dotes de liderazgo. Sin embargo, la mayoría de
las personas necesitan aprender y experimentar para llegar a ser unos buenos directivos. También es
importante señalar que no existe una única forma de liderazgo eficaz, sino que pueden encontrarse estilos de
liderazgo diferentes e igualmente exitosos, en función de la organización en la que estén.Como conclusión, a
continuación se apuntan las principales características que todo buen directivo debería poseer
(independientemente de si nace o de si se hace):

 El buen directivo es un ejemplo y un referente para los suyos.


 Su éxito se mide por los resultados, no por su popularidad.
 El líder se distingue porque tiene visión, promueve el cambio y se anticipa al futuro.
Hacer una historia de líder autoritario

Identificar a que tipo de líder corresponde cada una de estas consignas

A “ no inporta lo que tengan que decir, eso se termina ahora” líder autocratico

B “Ustedes verán si este tema les parede interesante, en caso contrario no lo estudien”

C “Escuchemos todos los puntos de vista antes de tomar una decisión”

D “Hoy iremos a donde proponen uds mañana elegimos nosotros”

5- Elijan unas personas publicas a las que consideran un líder deportivo, político, religioso y
otras.Describan sus carateristicas y opinen por que llego serlo

Steve Jobs

Sin duda, uno de los personajes más visionarios de nuestra época, también uno de los más polémicos en
cuanto a su estilo de liderazgo y de dirección de empresas. Se le retrata habitualmente como un jefe duro
pero cercano. Llegó a afirmar “mi trabajo no es llevarme bien con las personas, sino conseguir que lo hagan
cada vez mejor”, como defensa ante las críticas de ser un jefe cruel y tiránico.

Pese a ello, sus colaboradores le adoraban, porque les transmitía el propósito sobre lo que estaban haciendo,
la transcendencia de su papel. Por ello, a pesar de las duras condiciones de trabajo, la rotación en su
compañía era una de las menores del sector.
1. Visión. Cuando Steve Jobs inicio Apple junto con Steve Wozniak, este último era un genio de las
computadoras pero carecía de visión. Wozniak construyo una excelente computadora, la cual pasaría a ser la
Apple I, pero él no se imaginaba ni siquiera que su recién invento podría ser comercializado, ni mucho
menos, que sería el inicio de una gran compañía. “
2. Pasión. En el famoso discurso que Steve Jobs brindó en la universidad de Stanford a una generación de
graduados menciona algo muy importante: “Tengan el valor de seguir su corazón e intuición”. Sin duda
alguna, esto fue uno de sus principios que lo acompaño durante toda su vida. Steve no llego a tener un título
universitario y todas las cosas que logro como empresario se debieron en gran medida a su intuición y a la
pasión. Era un apasionado de lo que hacía y le gustaba poner especial atención en los detalles, lo que se ve
reflejado en cada uno de sus productos.
3. Inspirador. Poder inspirar y motivar a sus colaboradores para conseguir resultados extraordinarios es otra
de las cualidades que tenía Steve Jobs. “Campo de distorsión de la realidad”. Según un antiguo empleado
de Apple que contribuye en el libro, se refiere a Steve Jobs y a su campo de distorsión de la realidadcomo: “En
su presencia, la realidad es algo maleable. Puede convencer a cualquiera de prácticamente cualquier cosaa.
“Hacías lo imposible porque no sabías que era imposible”.
4. Equipo de trabajo. Steve Jobs tenía claro la importancia de hacerse de un gran equipo de trabajo. En su
vida, tanto profesional como personal, busco rodearse siempre de personas que fueran más inteligentes que
serviles. “Aprendí con los años que, cuando cuentas con gente muy buena, no necesitas estar siempre encima
de ellos”, explicó Jobs en alguna ocasión. En la época en que construyeron el Macintosh los empleados
de Apple trabajaban bajo horarios extremadamente desgastante, sin embargo, se sentían afortunados de
trabajar en productos de vanguardia llegando a portar playeras en las que podía leerse: “¡Noventa horas a la
semana y encantados!”.
5. Constante aprendizaje. Cuando las acciones de Apple salieron a la bolsa, Steve Jobstenía tan solo 25 años
y su fortuna ascendía a 256 millones de dólares, razón suficiente para olvidarse de los negocios y disfrutar de
la vida. Sin embargo Jobs siguió trabajando hasta la última etapa de su vida, y en cada una de esas etapas
aprendía algo nuevo, sabía levantarse de los fracasos, como el que sufrió en 1985 al ser despedido de Apple,

la empresa que el mismo había fundado.


El legado que dejo Steve Jobs es inmenso, no solo en sus innovaciones tecnológicas, sino también con su
peculiar estilo de liderazgo

 Juan Carr, un activo militante de la solidaridad social . fundador de Red Solidaria, entiende que la
Argentina necesita una escuela de líderes y que debemos cambiar la idea que tenemos sobre los
referentes: “Necesitamos un líder que tenga un sentido de equipo”, afirma. Y agrega positivo que “cada vez
hay más sentido de comunidad y de prójimo. En eso somos fabulosos”. e sabe, desde que fundó Red
Solidaria, hace 22 años, que es un hombre ligado a las acciones solidarias y una "máquina" de generar ideas
para acercar a los vecinos y provocar cambios. Hoy está embarcado en la formación de la Escuela de Líderes
para la Comunidad, un proyecto que busca identificar a todos los soñadores que, cómo él, se animen a
transformar el mundo. Se trata de una serie de diálogos inspiradores con personajes que, en sus diferentes
especialidades, alcanzaron el éxito .

¿ Porque te parece que Saltori es Apocalitico?

CULTURA CIENCIA POLÍTICA
EL politólogo italiano Giovanni Sartori  - . Su lente catastrófica acerca de la influencia de las nuevas
herramientas digitales y su demonización del ser humano tecnológico proyectaba ciudadanos analfabetos,
aislados y grises, temía al exceso de información -obviando la democratización promovida por internet- y
achacaba al ecosistema digital todos los problemas infantiles que corresponde a los planes de estudio atajar.
Rechazaba también la competencia entre medios de comunicación, acercándose peligrosamente a un modelo
de pensamiento único; renegaba del multiculturalismo en un mundo globalizado y aseguraba que la
izquierda había desaparecido como alternativa mientras encumbraba las bondades de la derecha y su
confianza en la mano invisible: eso sí, no vio venir sus grietas ni intuyó la crisis económica mundial.

B-

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