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EL QUINTO SOL

Los intentos fallidos de crear vida en la tierra los cuatro hermanos estaban decididos a no rendirse
por tal motivo Quetzalcóatl bajo al inframundo en busca de cenizas y un hueso para crear nueva
vida al mezclarlos con su sangre, así nacieron los seres humanos que repoblarían la tierra.

Pero aún quedaba una interrogante más, quien sería el nuevo sol que daría vida al mundo, esta
incógnita sería motivo de suficiente para que Quetzalcóatl y Tezcatlipoca tuvieran sus diferencias.

Personajes
Tezcatlipoca: Hijo de los señores de la vida, señor de la noche, representa al norte, simboliza al
cielo nocturno.

Camaxtle: Hijo de los señores de la vida, Señor de la caza y la guerra, simboliza el este.

Quetzalcóatl: Hijo de los señores de la vida, conocido como la serpiente emplumada, es el dios del
arte y la vida, simboliza al oeste.

Huitzilopochtli: Hijo de los señores de la vida, es el colibrí zurdo, simboliza al cielo diurno y el sur.

Tecuciztecatl: Dios arrogante que se ofrece voluntariamente a ser el sol.

Nanahuatzin: Dios tímido y humilde, fue propuesto por los dioses para ser el nuevo sol.

Acto I
Los dioses se encontraban reunidos en Teotihuacán, en tinieblas, la falta de un sol sumergió al
mundo en la oscuridad, tan solo una hoguera les brindaba luz a los presentes, pronto otros dioses
les hicieron compañía y decidir que se haría para iluminar la tierra y a los seres que habitan en ella.

Quetzalcóatl: — Necesitamos u nuevo sol que ilumine el firmamento, que brinde guía a los
humanos, que mantenga alejada a las criaturas de la noche y no sean devorados —

Camaxtle: — ¿Que propones hermano? Durante muchos siglos hemos asignado un sol para la
tierra y siempre termina por perecer —

Huitzilopochtli: — En parte es nuestra culpa por no prever todos los incidentes que se
presentaron, incluyendo la riña entre ustedes Quetzalcóatl y tu Tezcatlipoca —

Tezcatlipoca: — ¡Suficiente! Nada resolveremos si caemos en esto, lo que sí es seguro es que


no podemos hacer lo mismo que hicimos en las eras pasadas, tendríamos el mismo resultado —

Quetzalcóatl: — Debo admitir que tiene razón Tezcatlipoca, se necesita un sacrificio mayor
para crear un sol que pueda cumplir su función sin vacilar, el elegido debe ser sacrificado —

Todos los presentes se miraron unos a otros sorprendido ante la revelación de Quetzalcóatl, que
dios se atrevería a dar su vida por la humanidad.
Camaxtle: — Aunque cualquiera puede proponerse o negarse, yo pienso que Nanahuatzin sería
un buen candidato para esta responsabilidad —

Nanahuatzin: — Con mucho gusto mi señor, yo me ofrezco para realizar este sacrificio por el
bien de la humanidad —

Tecuciztecatl: — ¿Cómo creen que este podría ocupar un cargo tan importante? Yo mismo
seré el nuevo sol, yo me ofrezco para cumplir tan noble labor —

Tezcatlipoca: — Pienso que nuestro amigo lo haría estupendamente, es nuestro mejor


candidato —

Huitzilopochtli: — Ambos pueden probarse, sus sacrificios serán bienvenidos, no caeremos en


trivialidades de ver quien tiene la responsabilidad, ambos la tomaran y cumplirán con su deber —

Dicho esto se levantó dos pirámides en honor a Nanahuatzin y a Tecuciztecatl, estas mismas
pirámides serian conocidas después como la pirámide de la luna y el sol respectivamente, ambos
debían ayudar por cuatro días y meditar hasta la hora de la ceremonia.

Acto II
Durante cuatro días los dioses ayudaron en sus respectivas pirámides, tras esto debían subir hasta
el altar donde sería la ceremonia, cada uno tendría que llevar sus vestimentas y presentar una
ofrenda.

Tecuciztecatl portaba finas ropas de la mejor calidad, su ofrenda era bastante ostentosa, llena de
los más finos materiales, incluían plumas de quetzal, ramas de abeto, oro, punzones de jade con
puntas de coral rojo, espinas de maguey con su sangre e incienso de la mejor calidad que se
pudiera encontrar en todo el mundo.

Por su parte Nanahuatzin portaba ropas muy sencillas de poco valor, su ofrenda era igual de
pobre, ramas de abeto y algunos manojos de hierbas, haces de caña y espinas de maguey con su
sangre, para el incienso utilizo sus propias ostras las cuales encendió.

Quetzalcóatl: — Adelante, cuando estén preparados pueden lanzarse a la hoguera, su muerte


significara el nacimiento del nuevo sol —

Todos observaban, de pronto sin palabra alguna Nanahuatzin se lanzó a las llamas las cuales lo
consumieron rápidamente, esperaban que Tecuciztecatl fuera el siguiente, pero tras cuatro
intentos fallidos los dioses empezaban a impacientarse, hasta que el cobarde de Tecuciztecatl se
lanzó a las llamas también, después de ellos fueron sacrificados el águila y el jaguar.

Huitzilopochtli: — No los veo hermanos, ¿habrá funcionado?  —

Camaxtle: — Por supuesto no lo dudes, mira como está aclarando, mira son ellos —

Dos soles se alzaron en el firmamento iluminando la tierra.

Quetzalcóatl: — Pienso que dos soles son demasiado —

Camaxtle: — Tienes toda la razón, debemos hacer algo —


En eso uno de los dioses Ehecatl envió un conejo para apagar a uno de los soles, este movimiento
creo la luna.

Quetzalcóatl: — Observen al nuevo sol, Nanahuatzin, quien ahora lo llamaremos como


Tonatiuh, el sol del hombre.

Huitzilopochtli: — Aun tenemos un problema, no sé si lo ha notado pero la fuerza de Tonatiuh


es inmensa, a este paso secara lagos y ríos, creara incendios y destruirá todo a su paso —

Tezcatlipoca: — Debemos de hacer un último sacrificio, debemos otorgarle nuestra sangre al


sol para que mengue su poder y no ocurra una catástrofe —

Todos sacaron sus navajas de obsidiana y cortaron sus venas, la sangre comenzó a derramarse en
el fuego, el sacrificio había llegado al Sol, su poder menguo de esta manera los dioses evitaron que
se quemara la tierra.

Bajo el nuevo sol la humanidad prospero, habían encontrado su plenitud en el universo, pronto el
sol les proveería de otras cosas además de arroparlos con su luz, él les daría el alimento que los
salvaría del hambre, el maíz.

Los dioses estuvieron satisfechos por el trabajo que durante siglos les hizo perder la calma y
muchas vidas, ahora podían ver como la humanidad crecía y los adoraban, como muestra de
lealtad los sacrificios se convirtieron en la forma en que la humanidad evitada que los dieses
siempre les brindaran su protección.

 
A PESAR DEL TIEMPO
Descripción: Tras ser plantada en su baile de preparatoria, Carolina jura no volver a enamorarse,
¿Qué pasará cuando se encuentre con el mismo sujeto que la decepcionó, años después?

Personajes: Franco, Carolina, Jimena, Sr. Gallegos

PRIMER ACTO
Es de noche. Carolina, una chica muy guapa y vestida de gala, se encuentra esperando a las
puertas de un gimnasio, nerviosa.

Carolina: ¿Dónde estará? (Camina de un lado a otro, ansiosa). Vamos Franco, no me hagas esto…

Jimena, su mejor amiga, sale por las puertas del gimnasio. Tras ellas se puede ver un juego de
luces como de discoteca, y se deja escuchar una canción muy animada.

Jimena: ¿Qué pasa, amiga? ¿No vas a entrar?

Carolina: ¡No puedo, Jimena! ¡Franco no llega! ¡Me ha dejado plantada!

Jimena: Ay Carolina, lo siento mucho. Deberías entrar, anímate.

Carolina: No Jime, ve tú, yo no estoy de humor.

Jimena: Como quieras, Carito. (La abraza y vuelve a entrar).

Carolina se cruza de brazos y deshace su peinado, enfadada.

Carolina: Te odio, Franco. Pero esta es la última vez que tú o cualquier hombre me vuelven a
humillar, ¿desde hoy prometo no enamorarme nunca de nadie!

SEGUNDO ACTO
Tiempo después, vemos a Carolina entrando en escena a una elegante oficina, donde un hombre
de traje está hablando con un joven.

Sr. Gallegos: Ah, aquí llega nuestra mejor publicista. Carolina, te quiero presentar a Franco de
la Torre, nuestro nuevo colega.

Carolina lo mira con sorpresa, más luego disimula y le estrecha la mano.

Carolina: Es un gusto.

Franco: Encantado.

Sr. Gallegos: Franco va a estar trabajando contigo en la nueva campaña publicitaria. Sé que
juntos lograrán que el comercial que estamos planeando, sea un éxito.

Carolina: Claro que sí, Sr. Gallegos. Si me disculpa.

Carolina sale de la oficina a toda prisa y los hombres se miran confundidos.

TERCER ACTO
En su propio despacho, Carolina vuelve a dar vueltas, enojada y nerviosa.

Carolina: No puede ser, no puede ser, de nuevo él… y encima lo meten en mi campaña
publicitaria, ¡qué horror!

Alguien toca a la puerta con cautela.

Carolina: Pase.

Franco entra en escena, mirándola preocupado.

Franco: ¿Podemos hablar?

Carolina: Si tienes dudas sobre la campaña, te recomendaría que revisaras los archivos que
compartió el jefe.

Franco: Caro, sé que me reconociste. Y aunque nunca creí que volvería a verte después de
aquella noche, yo…

Carolina: ¿Hablas de esa noche en la que me dejaste plantada como una estúpida?

Franco (avergonzado): No sabes como me arrepiento. Verás, no fue mi intención, mi


hermano sufrió un accidente y tuve que ir a buscarlo a última hora.

Carolina: Sí claro, ¿y por qué no te comunicaste después?

Franco: Intenté, pero saliste de viaje inmediatamente con tus padres y entonces… pasó el
tiempo. Y ahora que te veo, me pareces más hermosa de lo que te recordaba.

Carolina: No juegues con eso.

Franco: No juego, Caro. De verdad, daría lo que fuera por volver a esa noche. Yo… yo siempre
estuve enamorado de ti.

Carolina suspira y lo mira con expresión comprensiva.

Carolina: Y yo que me había prometido no enamorarme.

Franco (sonriendo): Esta puede ser una oportunidad de hacer las cosas bien, ¿no crees?

Carolina: Tal vez.

Franco la abraza.

Franco: Te prometo que valdrá la pena.

La diosa de la luna
Descripción: Cuando dos hombres pelean por el amor de la hermosa Ixchel, la tragedia se desata,
pero nace una gran leyenda.

Personajes: Ixchel, Ixtab, Itzamná, Desconocido

PRIMER ACTO
Se abre el telón, mostrándonos una escenografía que refleja las pirámides de la gran civilización
maya. En escena, entra una joven vestida con una túnica muy elegante y varias plumas sobre la
cabeza.

Ixtab: Sean bienvenidos, amiguitos. Soy la diosa Ixtab, divinidad de la muerte. Hoy voy a
contarles una historia que ocurrió hace mucho tiempo.

Del lado contrario del escenario entra en escena Ixchel, una joven muy hermosa y vestida con una
túnica blanca. Va de la mano con un muchacho vestido de guerrero y ambos se sonríen,
enamorados.

Ixtab: Ella es Ixchel, mi hermanita. En el principio de los tiempos, ella amaba a Itzamná, un joven
valiente y noble que había robado su corazón. Pero un buen día, un hombre siniestro llegó desde
tierras lejanas y se quedó prendado de ella, amenazando con destruir su amor.

Entra en escena un hombre cubierto con una máscara. Lleva una túnica negra y una espada.

Desconocido: ¡He venido a exigir la mano en matrimonio de la princesa Ixchel!

Ixchel lo mira asustada e Ixtab da un paso al frente.

Ixtab: Esto solo puede decidirse de una manera, pelearan los dos pretendientes por la mano de la
princesa.

SEGUNDO ACTO
Itzamná y el desconocido se baten a duelo, mientras Ixchel observa angustiada desde el fondo del
escenario con su hermana. Justo cuando parece que va a vencer, su contrincante le da un golpe
bajo y aprovecha para atravesarlo con su espada.

Ixchel: ¡No! ¡Itzamná! (Corre a su lado, mientras el pecho del joven se llena de sangre).

Desconocido: ¡Vencí! Ahora la mano de la princesa es mía. Diosa, ¡es hora de que cumplas con
tu palabra!

Ixtab: Mi palabra no tiene valor para los tramposos como tú. Debido a tus cobardes acciones, no
mereces casarte con Ixchel ni ser recordado. Yo te condeno al olvido. De aquí en adelante, nadie
sabrá ni recordará tu nombre.

Un humo brota desde uno de los extremos del escenario, para envolver al desconocido, quien
desaparece en medio de la niebla.

Ixchel: No puedo vivir en un mundo en el que tú no existas, amado mío. (Toma la espada
de Itzamná y se la clava en el pecho, cayendo al suelo fulminada).
Ixtab: ¡Ixchel! ¡Oh Ixchel, hermanita mía! ¿Pero qué has hecho?

TERCER ACTO
En medio del escenario, Itzamná e Ixchel despiertan desorientados. Él está vestido con una túnica
dorada y ella, con una túnica plateada. Se miran aliviados y se abrazan.

Itzamná: ¡Ixchel! ¡Mi hermosa Ixchel!

Ixchel: Creí que nunca más te volvería a ver, amado mío.

Ixtab (entrando en escena): Sean bienvenidos al hogar de los dioses, aquí, el sacrificio de su
amor no será en vano. Tú Itzamná, ascenderás para convertirte en el sol e Ixchel, como tu esposa,
será la luna. Y de noche y de día, ambos iluminarán a los hombres.

Itzamná: Que así sea, diosa Ixtab.

Él e Ixchel sellan su amor con un beso.

Ixtab: Y así amigos míos, es como concluye esta noble historia de amor.

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