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Los cinco soles (versión mexica)

Dicen que la fundación de la Tierra es tan antigua que ya antes habían existido cuatro soles o
épocas. La era en la que vivimos es la del quinto sol.

Los primeros cuatro soles estuvieron precedidos por el agua, la tierra, el fuego y el viento.

El signo del primer sol fue Cuatro Agua, se le llamó Nahui-Océlotl, (Cuatro Ocelote o Jaguar). Este
mundo lo habitaron gigantes que fueron devorados por los jaguares. Quetzalcóatl colocó por sol a la
bella Chalchiuhtlicue, la de la falda de jade, hermana de Tláloc, como él, diosa del agua;

Tezcatlipoca hizo que lloviera fuerte, todo se inundó y la gente se convirtió en pez.
El signo del segundo sol fue Cuatro Tierra, llamado Nahui-Ehécatl, en donde también vivieron los
gigantes. Quetzalcóatl golpeó con un bastón a Tezcatlipoca y éste cayó al agua. Allí se transformó
en tigre y se comió a los gigantes. Después Quetzalcóatl transformó a los sobrevivientes en monos.

El signo del tercer sol fue Cuatro Lluvia. Se llamaba Sol de Lluvia de Fuego. Los dioses pusieron
por sol a Tláloc; Quetzalcóatl hizo que del cielo lloviera lumbre, cenizas, chispas, brasas candentes
que todo lo incendiaban; así que, los que en él vivían, se quemaron o se convirtieron en pájaros.

El signo del cuarto sol fue Cuatro Viento, por eso era llamado Sol de Viento. En esta época
Quetzalcóatl se hizo sol; sin embargo, el tigre Tezcatlipoca lo derribó de un zarpazo, y entonces se
levantó un gran viento. Todo fue arrasado por él. Los hombres se volvieron monos nuevamente para
que naciera el quinto sol, en el cual vivimos. Pero la tierra se había quedado cubierta en tinieblas,
por esto los dioses se reunieron en Teotihuacan y hablaron entre sí:
¡Dioses, vengan acá! ¿Quién se hará cargo de que haya días y de que haya sol?

Tecuciztécatl, el rico señor de los caracoles, ofreció arrojarse a una hoguera prendida por
Huehuetéotl, el viejo dios del fuego. Cuatro veces lo intento, pero tuvo miedo de las flamas;
entonces Nanahuatzin, el purulento, humilde por sus pobrezas, cerrando los ojos se arrojó
valerosamente a la fogata y se consumió para convertirse en el sol de la quinta época. Tecuciztécatl,
viendo el ejemplo de su hermano, valeroso se lanzó al sacrificio, aunque por la tardanza y la
cobardía sólo se transformó en la luna.

Los dioses esperaron el resultado del sacrificio. Quetzalcóatl fue quien vio cómo el sol fulgurante,
reaparecía por el este; poco después salió la luna, pero para evitar que iluminara junto a aquel, uno
de los dioses le arrojó a la cara un conejo, cuya silueta aún conserva, mandándola del día a la noche.

Así nació el sol de nuestra era. El signo del quinto sol fue Cuatro Movimiento, llamado Sol de
Movimiento o Nahui-Ollin, porque se mueve y sigue su camino.
Teotihuacan. (s. f.). La leyenda de los Cinco Soles (versión mexica). https://teotihuacan.com.mx/la-

leyenda-de-los-cinco-soles-version-mexica/

El nombre de este Sol es naollin (4 movimiento). Éste ya es de nosotros, de los que hoy vivimos.

Esta es su señal, la que aquí está, porque cayó en el fuego el Sol en el homo divino de Teotihuacan.
Fue el mismo Sol de Topiltzin (nuestro hijo) de Tollan, de Quetzalcóhuatl. Antes de ser este Sol, fue
su nombre Nanáhuatl, que era de Tamoanchan. Águila, tigre, gavilán, lobo; chicuace écatl (6
viento), chicuace Xóchitl (6 flor); ambos a dos son nombres del Sol.

Lo que aquí está se nombra teotexcalli (horno divino), que cuatro años estuvo ardiendo. Tonacateuctli
(el Señor de nuestra carne y Xiuhtecuhtli (el Señor del año) llamaron a Nanáhuatl y le dijeron: "Ahora
tú guardarás el cielo y la tierra." Mucho se entristeció él y dijo:

"¿Qué están diciendo los dioses? Yo soy un pobre enfermo." También llaman allá a Nahuitécpatl;
éste es la Luna.

A éste lo citó Tlalocanteuctli (el Señor del paraíso), y asimismo Napateuctli (cuatro veces Señor).
Luego ayunó Nanáhuatl. Tomó sus espinas, y sus ramos de laurel y silvestre (acxóyatl); consigue que
la Luna le provea de espinas. Primeramente Nanáhuatl se sacó sangre en sacrificio.

Después se sacrificó la Luna: sus ramos de laurel son plumas ricas (quetzal); y sus espinas,
chalchihuites, que inciensa. Cuando pasaron cuatro días, barnizaron de blanco y emplumaron a
Nanáhuatl; luego fue a caer en el fuego. Nahuitécpatl en tanto le da música con el tiritón de frío.

Nanáhuatl cayó en el fuego, y la Luna inmediatamente fue a caer sólo en la ceniza. Cuando aquél
fue, pudo el águila asirle y llevarle.

El tigre no pudo llevarle, sino que le saltó y se paró en el fuego, por lo que se manchó; después ahí se
ahumó el gavilán y después se chamuscó el lobo: estos tres no pudieron llevarle. Así que llegó al
cielo, le hicieron al punto mercedes Tonacateuctli y Tonacacíhuatl: le sentaron en un trono de plumas
de quecholli y le liaron la cabeza con una banda roja.

Luego se detuvo cuatro días en el cielo; vino a pararse en el (signo) naollin; cuatro días no se movió;
se estuvo quieto. Dijeron los dioses: "¿Por qué no se mueve?" Enviaron luego a Itztlotli (el gavilán
de obsidiana), que fue a hablar y preguntar al Sol. Le habla: "Dicen los dioses: pregúntale por qué no
se mueve." Respondió el Sol:

"Porque pido su sangre y su reino." Se consultaron los dioses y se enojó Tlahuizcalpanteuctli, que
dijo: "¿Por qué no le flecho? Ojalá no se detuviera." Le disparó y no le acertó. ¡Ah!, ¡ah! le dispara y
flecha el Sol a Tlahuizcalpanteuctli con sus saetas de cañones de plumas; rojas, y enseguida le tapó
la cara con los nueve cielos juntos. Porque Tlahuizcalpanteuctli es el hielo. Se hizo la junta por los
dioses Titlacahuan y Huitzilopochtli y las mujeres Xochiquétzal, Yapaliicue y Nochpaliicue; e
inmediatamente hubo mortandad de dioses ¡ah! ¡ah! en Teotihuacan.

Cuando fue el Sol al cielo, fue luego la Luna, que solamente cayó en la ceniza, y no bien llegó a la
orilla del cielo, vino Papáztac a quebrantarle la cara con una taza de figura de conejo. Luego vinieron
a encontrarla en la encrucijada de caminos los duendes y ciertos demonios, que le dijeron: "Sé
bienvenida por ahí." En tanto que ahí la detuvieron, le ajustaron al cuerpo puros andrajos; y vinieron
a hacerle esa ofrenda, al mismo tiempo que el Sol se pasó en el nauh ollin, ya de tarde

Fragmento de Leyenda de los soles, manuscrito anónimo en náhuatl de 1558. traducción de Primo
Feliciano Velázquez, en José Luis Martínez, América antigua, Secretaría de Educación Pública,
México, 1988 (2a. impresión).

Arqueología Mexicana núm. 15, pp. 73

Hacha Nocturna, un mito prehispánico de un nahual sin cabeza

El encuentro con el terrible Hacha Nocturna trae la posibilidad de mejorar la fortuna, para
ello se necesita voluntad y coraje.

La historia de Youaltepuztli o Hacha Nocturna es una de las más antiguas de México, ya


que data de tiempos prehispánicos. Sin embargo, actualmente no es tan conocida, pese a
que durante mucho tiempo inspiraba auténtico temor entre los mexicanos.
La historia tiene una clara relación con el dios Tezcatlipoca, quien era el Señor de la
Oscuridad. Debido a ello, era común que los antiguos mexicanos le temieran. De acuerdo
con la leyenda, al dios le gustaba espantar a la gente en la noche, por ello tomaba la forma
de Youaltepuztli, nombre traducido como Hacha Nocturna. Al respecto fray Bernardino
de Sahagún relata según sus informantes:

“Se hacía oír cuando la tierra del


todo se había echado en sueños,
cuando ya nadie hablaba en voz
alta.
[…]Muy lejos se iba a oír, muy amenazador;
iba a espantar a la gente, a hacerla
desmayar.”
El simple hecho de escuchar su presencia era un augurio, ya que su presencia auguraba
enfermedades, muertes y derrotas bélicas, pero también la posibilidad de una buena fortuna.
El sonido que emitía era semejante al de un hacha cortando un árbol en medio de la noche,
de ello su nombre.

Hacha Nocturna iba investido de forma semejante a un guerrero e iba armado con un
macuahuitl y un chimalli o escudo. Quienes se encontraban de frente con Hacha Nocturna
atestiguaba la presencia de un ser horrible. No tenía cabeza, su pecho se abría y cerraba
mostrando sus órganos, y su cuello era semejante a un tronco.
“[…] que era como un hombre con el pescuezo cortado,
con el pescuezo incompleto, con el pescuezo perdido
y el pecho abierto, la entraña partida.
Y dicen que lo que sonaba era su pecho,
como si se juntaran (sus bordes).”

Sin embargo, había quienes buscaban encontrarse con el nahual, pues se decía que si un
individuo lograba tomar el corazón de Youaltepuztli podía pedirle lo que quisiera. El
añorado deseo sería concedido por Moquequeloa, el burlón, otro nombre de Tezcatlipoca.

“[…] y aquel a quien se había aparecido,


ya fuese un sacerdote, ya un guerrero animoso que hubiese padecido trabajos,
tan pronto como lo alcanzaba y contemplaba,
le veía el corazón; se lo arrebataba de prisa; se lo asía para arrancarlo;
lo apretaba reciamente con la mano; lo partía.
Y le pedía que le diera algo, que le obsequiara algo, que le hiciera algún merecimiento.”

Para que lo dejaran en paz, Youaltepuztli ofrecía una espina de maguey, sin embargo, el
guerrero victorioso debía solicitar por lo menos cuatro. Esto auguraba que el guerrero
capturaría dicha cantidad de prisioneros en la guerra, trayendo consigo fortuna, fama y
poder. En algunas ocasiones, el dios llamaba al captor amigo o colibrí, y en otras lo llamaba
enemigo para atemorizarlo. El objetivo era hacerle saber a su captor que se había
encontrado con algo relativo a su suerte. Un hombre valeroso no debía claudicar en su
demanda.
“Amigo nuestro, colibrí, enemigo, ¿Qué me dices? ¿Qué deseas de
mí? Déjame.
Yo te daré lo que quieras.
y entonces lo nombraba, lo llamaba por su nombre,
cualquiera que fuese su nombre,
su nombre de noble.
y le decía el hombre que lo había encontrado:
“No te dejo, que yo te he cautivado”.”

Tezcatlipoca, dios de la oscuridad o lo invisible

Otra forma de saber qué augurio traería el encuentro con Tezcatlipoca era robar el corazón.
Si al día siguiente el corazón se convertía en espinas de maguey o plumas preciosas,
seguramente se trataba de un buen destino. Si por el contrario, el corazón se transformaba
en carbón o tela vieja, se acercaban miserias y muerte. Esta respuesta del dios tenía una
relación directa con el comportamiento moral del individuo.

Finalmente, si quien se encontraba con Hacha Nocturna era un cobarde, nada bueno le
podía esperar, pues el dios aprovechaba para burlarse del individuo y lo atemorizaba. Tras
el encuentro, el cobarde vivía atormentado y recibía como fortuna la miseria, muerte y
enfermedad.

De acuerdo con el experto en cosmovisión mesoamericana, Alfredo López Austin, el


relato del encuentro con Tezcatlipoca, también conocido como El Enemigo, y sus premios
o castigos, significaban la relación del esfuerzo y el destino. “La predestinación no era tan
fuerte que pudiera regir la vida sin la colaboración de la voluntad humana; pero había la
posibilidad de inquirir un poco lo que se mantenía oculto entre la niebla del futuro.”

Fuente: El Hacha Nocturna, Alfredo López Austin, Estudios de cultura


Náhuatl, ISSN 0071-1675, N.º, pág. 47.

El mito de sobre el origen del pulque

Cuenta la leyenda que Mayahuel era una diosa hermosa que estaba relacionada con la tierra,
la fertilidad y la alimentación. Vivía apartada en el cielo con su abuela, que era uno de los
demonios celestiales de la oscuridad que se encargaba de impedir que el sol saliera y la
cuidaba celosamente.

Por otra parte, los dioses del panteón mexica tenían lástima de los hombres al ver que no
tenían nada que les alegrará el corazón o les produjera placer y gozo. Fue así como
comenzaron a discutir en qué regalarles, pero no se ponían de acuerdo.

Sin embargo, Quetzalcóatl recordó que Mayahuel tenía una planta mágica que les daría techo,
bebidas y comida a los hombres. Fue así como los dioses le encomendaron la tarea de traerla.
Quetzalcóatl emprendió la búsqueda y sí que se convirtió en ehécatl o viento y una vez con
ella intentó convencerla de irse con él.

La joven doncella aceptó, se enamoraron sin poder evitarlo y se prometieron amor eterno. Al
llegar a la tierra se transformaron en una rama entrelazada, pero la abuela de la joven se dio
cuenta de su ausencia y la fue a buscar a la tierra.

Una vez en la tierra, las ramas se desgajaron y la abuela reconoció a su nieta y la partió en
partes, luego sus restos a cada una de las diosas un trozo para devorarlo y retirarse.
Quetzalcóatl retorno a su forma original y se reunió los trozos de su amada y los plantó, fue
así como surgió el maguey.
Y por esta razón, es considerada una bebida gastronómica muy representativa de nuestro país
que es parte de nuestra cultura.

Larga, P. (2022). La leyenda sobre el origen del pulque. Penca Larga.

https://pencalarga.com/la-leyenda-sobre-el-origen-del-pulque/

El mito del maíz o de cómo llegó a nosotros según los aztecas

Te contamos la leyenda del maíz y de cómo hizo Quetzalcóatl, la Serpiente


Emplumada, para llevar la preciosa y dorada semilla de esa planta a su pueblo.

Como buenos mexicanos, es difícil imaginar nuestra gastronomía y vida sin maíz. Sin
embargo, según una antigua leyenda, hubo un tiempo en que fue así y solo cambió hasta
que Quetzalcóatl, después de muchas dificultades, consiguió para los mexicas la preciada
semilla de dicha planta.

La leyenda del maíz

Antes de que Quetzalcóatl llegara, los aztecas solo comían los animales que podían cazar
así como insectos y raíces. Sin embargo, nadie disfrutaba los alimentos por completo,
sentían que algo les faltaba.
Además, la situación empeoraba cuando los animales ya no aparecían y las plantas dejaban
de crecer. Entonces, a pesar de los esfuerzos de la gente, las comidas se volvían más
desabridas y tristes.
Sin embargo, se corría el rumor de que, entre las montañas, existía una planta de
frutos dorados y luminosos que los podría alimentar para siempre. Algunos temerarios se
aventuraron para tratar de conseguirla pero les fue imposible.
Después de varios intentos, la gente suplicó ayuda a los dioses. Aquellas entidades
acudieron a su llamado pero ni toda su fuerza resultó suficiente para atravesar las montañas.

Entonces, Quetzalcóatl se enteró y, como amaba a los hombres, se dispuso a


ayudarlos.

Quetzalcóatl, la deidad que dio el maíz a los mexicas

Contrario a los otros dioses, Quetzalcóatl no intentó mover las montañas. Se inclinó por
utilizar otro recurso: la inteligencia. De esta manera, la Serpiente Emplumada comenzó a
meditar cómo haría para conseguir aquel alimento.
Así pasó algún tiempo hasta que Quetzalcóatl observó a una pequeña hormiga que cargaba
uno de aquellos preciosos granos. En ese momento decidió interrogarla. Esta era amable y
buena así que le habló del camino que debía atravesar para conseguir una semilla. Poco a
poco se hicieron amigos.

Posteriormente, la deidad le pidió a la hormiga que lo guiara para encontrar el maíz y esta
accedió. No obstante, el camino no podía ser transitado por entidades de gran tamaño así
que Quetzalcóatl decidió convertirse en hormiga y emprender la odisea.
Se dice que, para llegar al lugar donde estaba el maíz, la Serpiente Emplumada tuvo que
atravesar muchas dificultades. Se enfrentó a depredadores, a las fuertes lluvias e incluso
a la posibilidad de ser pisado por algún animal descuidado. Sin embargo, amaba tanto a su
pueblo que ni siquiera pensó en rendirse o dar marcha atrás.
Finalmente, Quetzalcóatl regreso con los aztecas y les entregó la preciosa semilla dorada. A
partir de ese momento, su gente la cultivó con cuidado y esmero. Y, desde entonces, el
maíz no solo transformó para siempre la gastronomía mexica sino que, con el paso del
tiempo, se convirtió en una parte indispensable y característica de nuestra identidad.

Cisneros, S. (2019). La leyenda del maíz o de cómo llegó a nosotros según los aztecas.

México Desconocido. https://www.mexicodesconocido.com.mx/la-leyenda-del-

maiz.html

(Cisneros, 2019)

La leyenda del tlacuache y el fuego

De acuerdo con el libro Cuentos y leyendas de México de la autoría de Lilian Scheffer, el


tlacuache es un animal muy importante para los mazatecos. Esto es debido a que fue él,
así como Prometeo para los griegos, quien trajo el fuego a la humanidad.
La leyenda cuenta que, antes de que los seres humanos tuvieran entre sus manos la
magia del fuego, la oscuridad y el frío reinaba durante las noches. En ese entonces la
vida era muy difícil. La gente debía comer los alimentos crudos y en invierno todo
empeoraba. El frío les helaba la carne a niños, mujeres, hombres y ancianos. Todos
imploraban porque pasara el invierno y terminaran las noches para poder ser calentados por
el sol.
Sin embargo, de pronto, de una estrella se desprendió lumbre que cayó a la Tierra. Ésta fue
detenida por una audaz anciana que guardó el fuego para sí misma. Cuando los pobladores
se enteraron de esto, le pidieron un poco a aquella mujer, pero ella se negó y los echó de su
casa.

Como consecuencia, la gente comenzó a reunirse. Sabían que debían hacer algo para
obtener un poco de fuego y así poder calentarse. No obstante, nadie sabía cómo
conseguirlo. Entonces, durante una de las asambleas, llegó un tlacuache. Este
pequeño marsupial les dijo a todos que él les traería el fuego siempre y cuando dejaran
de cazar y comer a los tlacuaches. Los presentes estallaron en carcajadas y se burlaron del
pobre tlacuache pero él se mantuvo firme y dijo:
—No se sigan riendo de mí porque la burla es para ustedes mismos. Lo crean o no, esta
misma tarde verán cumplida mi promesa.

A pesar de la burla, el tlacuache se dedicó a tocar las puertas de todas las casas y a decir
que en cuanto él regresara con la lumbre, debían tomar cuanto pudieran. Después, el
tlacuache se dirigió hacia la casa de la anciana. Cuando llegó le dijo:

—Buenas, Señora Lumbre, hace mucho frío, ¿verdad? Yo quisiera acercarme un poco al
fuego calentarme porque hasta los huesos me duelen del frío.

La Señora Lumbre se compadeció del pobre tlacuache y lo dejó acercarse. El pequeño


marsupial se acercó al fuego poco a poquito hasta quedar casi sobre él. En ese momento,
sin que la anciana se diera cuenta, metió la cola en la lumbre y corrió para llevarla a los
humanos. Fue así como el tlacuache cumplió su promesa y por eso le quedó la cola
pelada. Sin embargo, las personas continuaron cazándolo.

Cisneros, S. (2020). La leyenda del tlacuache que trajo el fuego a la humanidad. México

Desconocido. https://www.mexicodesconocido.com.mx/la-leyenda-del-

tlacuache.html

Raùl C. Nieto Herrera 3 º A

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