La Conciencia Moral y Sus Ámbitos

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LA CONCIENCIA MORAL Y SUS ÁMBITOS

A lo largo de nuestra vida, encontramos maneras y formas de conocer en forma permanente, la


conciencia es una de esas formas.

La conciencia es la capacidad que tiene el ser humano de percibir su medio ambiente pero
también de percibirse así mismo, es darse cuenta de que se vive, se siente, se quiere y se piensa. A
esto último se le denomina autoconciencia e implica el conocimiento de uno mismo. Se capta el
conocimiento a través de los cinco sentidos externos y la razón, y de manera interna, se percibe el
yo, como centro de la intimidad con uno mismo; a esta intimidad se le conoce en ética como
interioridad, en ella intervienen los deseos, las pasiones y los sentimientos, ubicándonos en una
situación vivencial de autoconciencia, para así poder entender otra forma de conciencia, la
conciencia moral.

Los elementos anteriormente señalados, nos llevan a una situación complicada de la conciencia
moral porque se ubican en una situación instintiva, pero que al ir unida con la inteligencia y la
voluntad, se desarrolla la conciencia moral. El deseo es el amor (sensible) hacia un objeto concreto
que no es poseído, el cual aparece como bueno para el sujeto.

Los sentimientos están referidos a los estados afectivos. Y al ser razonados, nos hacen tomar
decisiones o interactuar ya sea de manera negativa o positiva hacia los demás. En el sentimiento
puede influir la pasión. Podemos entender la pasión como modificación o perturbación de los
estados de ánimos. Esto quiere decir que afecta a los instintos y a la razón. Ejemplos de pasiones
son: el odio, el amor, la esperanza, la desesperación, la audacia, la cólera, el temor, la delectación
y la tristeza. La facultad de pensar juzga acerca de un objeto indicando si es bueno o no. La pasión
opera sobre este juicio.

Además, la pasión está encaminada por la voluntad. El pensar está asociado a la inteligencia y el
querer es a la voluntad. “La intervención de las facultades del pensar y del querer son las que
otorgan a las pasiones su carácter moral.”

Tanto el deseo, como la pasión y el sentimiento intervienen en el carácter moral. Cuando las
pasiones influyen poderosamente en el sujeto, el carácter moral puede disminuir, ya que la pasión
llevada a los extremos no permite pensar adecuadamente ni tomar decisiones acertadas, esto
perjudica o deteriora la conciencia moral al no haber claridad sobre la idea del bien y del deber;
los que nos orientan a la perfección.

 Explicar las dimensiones de la conciencia moral. Describir la interioridad y la autoconciencia (el


deseo, las pasiones y los sentimientos). Describir las condiciones de exterioridad y sentido del
deber (normas y leyes sociales). Describir la facticidad moral (usos y costumbres sociales). 
Describir la idealidad moral: los valores y los ideales.
Para comprender mejor la conciencia moral, es necesario diferenciarla de la conciencia
psicológica. Esta última “es un conocimiento. La conciencia moral es un juicio de valor, la
conciencia psicológica, observa; la conciencia moral aprecia, la conciencia psicológica constata; la
conciencia moral obliga.”

Como se anotó, la conciencia moral es el juicio de valor que el individuo interioriza a partir de lo
hecho por otro alguien; lo podemos entender mejor de la siguiente manera: se parte de un juicio
general y se llega a uno particular, por ejemplo: Un individuo piensa “Sé que robar es malo, este
acto que pienso realizar será un robo. Luego, lo debo evitar”. Ha llegado a una conclusión
personal. Este análisis que se hace sobre un posible acto es la conciencia moral.

En la conciencia moral, la persona se compromete, por eso la conciencia moral indica la


reestructuración total de la persona ante el quehacer moral. Cuando se juzga el bien o el mal se
hace con todo nuestro ser: inteligencia, voluntad, sentimientos, cuerpo, inconsciente, etcétera,
además de las circunstancias en las que se realiza. Tenemos que tomar una postura ante el valor
moral, ante los demás, ante el mundo y ante Dios (para quienes son creyentes, porque el ser
supremo interpela en los más profundo de su ser).

La conciencia moral, al ser dinámica busca el bien y esto implica un proyecto a realizar en la vida
porque tiene que ser una respuesta que tiene como base el valor y se orienta hacia él.

La conciencia moral, al dirigirse a los valores nos indica el sentido del deber hacia los demás; y es
donde debemos identificar la conexión de la conciencia moral con las normas y leyes sociales. La
conciencia moral es algo que el ser humano desarrolla en su actividad práctica. Entonces la
conciencia moral se halla sujeta a procesos de cambio, y es la facultad de juzgar y valorar si la
conducta tiene consecuencias, no sólo para sí mismo sino para los demás. Únicamente en
sociedad, el individuo adquiere conciencia de lo que está permitido o prohibido, de lo obligatorio
o no obligatorio. Aquí es donde las condiciones de exterioridad de la persona entran en juego, al
adquiere sentido del deber como sujeto social.

“La conciencia moral comienza a emerger propiamente, y a deslindarse como un recinto interior,
cuando el hombre cumple normas que regulan sus actos” no para someterse pasivamente, quedar
bien con los demás o por tradición o costumbre, sino porque comprende el significado de
cumplirlas. Entonces, hay una capacidad de adaptación del sujeto al medio ambiente y a las
normas y leyes sociales de su tiempo.

Existe una estrecha relación entre conciencia y obligación moral. La conciencia moral es
comprensión de obligación moral y valoración de nuestra conducta de acuerdo con las normas
libre y conscientemente aceptadas.

Así, la conciencia moral es de un sujeto individual pero, a la vez de un hombre que es


esencialmente social. El ser humano al ser social, tiene que aceptar la normatividad de su entorno,
y es cuando nos referimos al aspecto fáctico de la moral; llamado en ética moralidad.
La moralidad es el modo en que una moral se realiza o bien es la moral en acción, la moral práctica
o de la facticidad, porque se basa en los hechos, en lo que el ser humano realiza. La moralidad
hace referencia a un conjunto de relaciones efectivas que cobran significado moral. Y así, se
constituye un tipo específico de comportamiento de las personas y formaría parte de su existencia
individual y colectiva.

Pero, toda moral es histórica y sólo pude comprenderse en relación con la sociedad que la originó.
Sin embargo, las sociedades no están aisladas de manera permanente, por ejemplo, "podemos
afirmar que todas las morales tienen una función social común: regular las conductas y favorecer
la cohesión social”.

La moral responde a necesidades, cumpliendo determinadas funciones en sociedad. En cada


sociedad, la individualidad de la persona tiene un carácter social; hay una serie de aspectos que
moldean al individuo: su modo de trabajar, de sentir de amar, etcétera.

Dentro de las comunidades están aceptados determinados principios, normas y valores que son
externos al individuo, son obligatorios a pesar de su voluntad en contrario. De la misma forma, es
una condición de exterioridad el asumir conciencia de que debe realizar una conducta para
beneficio de otro, y que está dentro de lo permitido por las leyes, es el estado en que se realizan
conductas a partir del sentido del deber. Con el paso del tiempo, al haber cambios en las
sociedades, sus necesidades se verán transformadas al igual que sus normas y valores a las que se
obligan los miembros que la integran.

Una vez establecida la moralidad, se manifiesta en las conciencias, la idealidad moral en donde
también están presentes los valores, que son cualidades del objeto. “El valor es lo que hace a una
persona o una cosa digna de aprecio “. La esencia del valor, radica en la adecuación que tiene un
ente o cosa con otra cosa. Así, en los ideales ase manifiestan los valores o una jerarquía de los
mismos.

Si nos vamos al plano moral, podemos hablar del valor ético que es lo que hace buena a la persona
porque mediante éste, hay perfección en las relaciones humanas. Y aquí la palabra bueno tiene
que referirse a actos conscientes y libres del ser humano. Por ejemplo, si alguien usa un automóvil
para atropellar a una persona, el automóvil no deja de ser bueno (por su grado de utilidad) porque
alguien haya hecho mal uso de éste. El valor ético se atribuye a la persona y no al instrumento
que sigue teniendo el valor de utilidad.

Cuando hablamos de idealidad moral, nos referimos al deber ser y al bien que se desea alcanzar, al
actuar en función de ese mismo bien. Por eso, la idealidad moral aplicada tiende a hacer buena a
la persona, mediante el ejercicio de la virtud.

Hay ideales nobles o sublimes porque hacen buena a la persona que los aplica en su vida. Como
siguiente ejemplo tenemos a la madre Teresa de Calcuta que a lo largo de toda su vida luchó por
sus ideales dando consuelo, cuidado y amor a los más necesitados.

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