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“Extensión, en la acepción corriente del término, se usa en sinonimia con “asesoramiento”,

“difusión”, “transferencia”, etc.; es decir para acciones diversas dirigidas a informar y transmitir
noticias y conocimientos. Dice que hace extensión el que asesora al productor, el que hace
periodismo agrario, el que promociona la venta de insumos rurales, el que produce ayudas
audiovisuales, etc. ¿Qué es extensión? Trataré de precisarlo por vía del análisis para llegar por
conclusión a la definición. Los actos, conductas y comportamientos de la gente, se juzgan y

definen, en última instancia, por el “propósito” o la “intención” final que los anima. El médico,
después de hacer el diagnóstico, receta el medicamento que recomienda para que el paciente se
cure. Su “propósito” es curar el malestar que motiva su asistencia. El profesional, en cualquiera de
las especialidades de las ciencias agrarias, cuando asesora al productor, lo hace con el “propósito”
de incrementar la productividad o la rentabilidad de la empresa. El “propósito” del profesional que
promociona la venta de un insumo agropecuario es el aumento del rendimiento del rubro de
producción de que se trate, como medio de estimular la venta del insumo considerado. El
periodista agrario, los especialistas en ayudas audiovisuales producen información con el
“propósito” de transmitir un mensaje en condiciones de poder influir a la audiencia. ¿Y el
extensionista, acaso, no hace lo mismo? Mi respuesta es sí y no. Sí, porque hace uso del
asesoramiento técnico y de la información; sí, porque el objetivo de sus programas y proyectos de
enseñanza son el aumento de la productividad y rentabilidad de la empresa en lo económico y el
mejoramiento de la salud, la vivienda y el nivel de la familia rural en lo social. Pero no, porque su
“propósito” final no termina en eso, ni es esa su “misión”. El asesoramiento técnico, la
información, las ayudas audiovisuales, son sus herramientas de trabajo; son “medios” pero no
“fines”, para una “misión” más trascendente: el cambio de actitud o comportamiento del
productor y su familia respecto de sus actividades y forma de vida, en cuanto a su propia
capacidad para aspirar a nuevos niveles de producción y de vida. La “misión” de extensión es hacer
consciente a la gente que el mejoramiento de “si mismo”, individual y socialmente, es el comienzo
y la base insustituible de la solución de sus problemas y de la satisfacción de sus aspiraciones; esto
es, cambiar la indolencia y el conformismo propios de sus pautas culturales antropológicas, por el
espíritu de iniciativa y de confianza en su propia capacidad y esfuerzo para superarse. En otras
palabras, la “misión” de extensión no es enseñar cosas, sino cultivar el intelecto del hombre de
campo y de la comunidad rural enseñando cosas. Esta diferencia de “propósitos” y “roles”
determina naturalmente actitudes y modos de acción (metodologías) distintas, entre los que
hacen extensión y los que asesoran y difunden conocimientos. Los elementos distintivos básicos
que caracterizan la función de extensión, son: la “participación” de la gente (comunidad) en la
labor de extensión, la “planificación” y la “evaluación” de la enseñanza. La participación de la
comunidad en el estudio, planificación y ejecución de los programas de acción acordados es
condición “sine qua non”, por el principio sociológico de que la gente participa de la acción en la
medida que se le da participación en el estudio y planeamiento de la misma. Sin “participación” no
hay extensión. El asesoramiento técnico, como objetivo y fin, y la información son

partes o aspectos parciales que, ejercidos fuera del contexto de una estructura participativa,
tienen efectos y alcance parcial y limitado. La acción del servicio de extensión es tanto más
eficiente y efectiva cuanto mayor es la estructura participativa de la comunidad comprometida en
su labor. La misión última del servicio debe ser la de servir de centro de movilización de los
factores sociológicos de liderato y voluntariado latentes o potenciales existentes en toda
comunidad, que son esenciales para el desarrollo. La planificación de la labor de extensión, con
fijación de objetivos y metas es condición inherente del proceso de enseñanza. La planificación
supone conocimiento del problema y disponibilidad de los medios y recursos para su solución.
Nada debe ser fruto del azar en el extensionista. Toda actitud debe responder a un propósito
premeditado y a una estrategia de acción que mejor sirva al logro del objetivo del cambio. Los
programas elaborados con la participación de la gente son la resultante del diagnóstico de los
problemas calificados como “sentidos” por la comunidad y “factibles” respecto de la ponderación
de las soluciones a su alcance. Evaluación es una forma de procedimiento, ordenado y científico
dirigido a descubrir la clase de cambios resultantes de los programas de extensión y a identificar
las vías para fortalecer, tanto su contenido como los métodos utilizados. El conocimiento del
estado de situación (punto de partida) de cada objetivo de enseñanza y la medición periódica de
los progresos alcanzados, son requerimientos ineludibles. La adopción es la culminación del
proceso de enseñanza para el cambio de actitud de la gente. Medir el alcance de la adopción es
base para ponderar y revisar la metodología utilizada, la continuidad del programa y la eficiencia
de su desarrollo. La evaluación debe ser considerada como parte integrante del proceso de
extensión.” CERNUDA, J. C. “Extensión agrícola. Evolución de su concepto” “La extensión agrícola
fue conocida tradicionalmente como un proceso que persigue el cambio tecnológico en el sector
rural, para obtener un aumento de la producción y de la productividad y, en consecuencia
aumentar el nivel de vida de la población. Para llegar a ello es necesario que la población rural esté
dispuesta a recibir los consejos del técnico, para poder luego utilizar los cambios que él les
indicará. Lo que ha caracterizado esta concepción de la extensión agrícola ha sido: Hacer un
análisis de la realidad que permita que el agente de extensión pueda detectar los problemas que
afectan a la comunidad. A partir de la determinación de los problemas que presenta la realidad, el
agente deberá decidir las actividades a llevar a cabo.

Una vez que el agente de extensión decidió las actividades a realizar por la comunidad, debe
encontrar la manera de ponerlas en marcha para hacer posible su realización. La necesidad de
convencer a la gente de la importancia de los cambios tecnológicos. La concepción crítica de la
extensión agrícola pone el énfasis en la participación de la comunidad en todas las etapas que
corresponden a dicha tarea. Esto significa que el agente de extensión y la comunidad son los que
realizan, conjuntamente, las siguientes actividades: Analizar la realidad. Determinar cuáles son los
problemas prioritarios que afectan a la comunidad. Determinar cuáles son las posibilidades de
acción para resolver esos problemas y elegir los más convenientes. Determinar cuáles son las
actividades específicas que ellos deben realizar a fin de poder iniciar la acción que resolverá los
problemas que afecten a la comunidad. Distribuir las actividades específicas a realizar entre los
miembros de la comunidad. Determinar el tipo de formación necesaria para la realización de las
actividades específicas. Realizar la formación de la manera más oportuna. Determinar una
metodología de revisión y de corrección de la ejecución de las actividades, a medida que la
evaluación lo exige. El siguiente cuadro compara la concepción tradicional con la dimensión crítica
de la extensión agrícola en sus dimensiones más importantes.

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