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“Mi querida chusma”

Los trabajadores pampinos y Arturo Alessandri Palma

La acción obrera, descrita en el capítulo anterior, respondió a impulsos provenientes del propio
mundo popular. No es incorrecto calificarla estas acciones como una expresión básicamente
autónoma de politización. En forma paralela, los trabajadores del norte salitrero y de todo el país
experimentaron con una segunda vía de movilización política, menos hostil al sistema y más
asociada a liderazgos ajenos a su clase. No se trataba en rigor de algo totalmente nuevo, las
políticas vigentes ya contemplaban algún grado de participación popular al menos como masa
electoral. Pero existía una mayor sensibilidad hacia las demandas sociales y una noción de
ciudadanía un poco más activa de lo que hasta entonces había sido considerada aceptable para las
elites. Quien mejor simbolizo esto fue Arturo Alessandri Palma.

Uno de los aspectos más relevantes de la propuesta alessandrista del año 20 fue la invitación a
que el pueblo trabajador transitara por los caminos de la institucionalidad, incorporándolo por
primera vez en términos efectivos al sistema político formal. La actuación de los sectores
populares en el sistema se podría remontar a las reformas de 1870 donde se habían reconocido el
derecho a participar en las votaciones (bajo ciertos requisitos). Pero esta participación se había
visto reducida a grupos muy minoritarios movilizados por partidos tradicionales. Las expresiones
políticas supuestamente más autónomas como la sociedad de la igualdad de 1850 o la sociedad
escuela republicana 1877.1887 habían involucrado solo a aquellos segmento más ilustrado como
artesanos y obreros urbanos que perseguían una mayor democratización del sistema a través del
liberalismo popular.
El régimen de libertad electoral redoblo el interés de los partidos por atraer a sus filas al mayor
número posible de votantes, pero prácticas como el caciquismo o el cohecho hicieron de tal
convocatoria un mero artificio.

Votar no implicaba que los nuevos ciudadanos populares necesariamente se sintiesen parte de un
sistema, ni considerasen que ese derecho pudiese incidir concretamente en el curso cotidiano de
sus vidas.
Esto no quiere decir que lo que algunos autores denominan como el “perfeccionamiento
democrático” experimentado durante el periodo parlamentario no haya tenido ningún efecto
sobre los actores convocados. Por una parte, los familiarizaba con los procedimientos propios de
la democracia liberal y reconocía un marco legal dentro del que cualquier demanda podía ser
canalizada. Por otra, la participación aunque solo fuese formal podía darles una noción más
concreta de valer social y de su condición de depositarios de ciudadanía... Hasta 1920 este
escenario se mantuvo en lo esencial en la condición de mera posibilidad. Uno de los propósitos de
la propuesta de Alessandri fue transformar lo posible en real. La politización del elemento
proletario paso a ser concebía como un principio de incorporación efectiva en la vida institucional.
(Ciudadano era aquel a quien se reconocía el derecho de participar en las decisiones nacionales a
través de la elección de representantes por medio del sufragio). El objetivo de la estrategia de
Alessandri era reforzar la democracia liberal rompiendo la apatía popular y neutralizando una
actitud hasta entonces indiferente respecto al sistema político vigente. Así la utilización de
recursos populistas durante la campaña presidencial de 1920 y la administración que le siguió
procuraba seducir a un actor social hasta entonces poco permeado por lo mensaje oficiales,
llevándolo a sentirse participe. Se establece un lazo de comunicación permanente entre el estado
y el mundo popular.

La convicción de Alessandri era implantar un estado benefactor que solucionase la grave crisis
social y laboral que afectaba a los trabajadores. Su voluntad de ganar las elecciones de 1920 lo
indujo a romper con las prácticas establecidas, captando la votación de las capas medias y
populares que hasta entonces se canalizaban a través del caciquismo y el cohecho. Se postulaba
que una legislación social reguladora y el papel paternalista del estado eran los mecanismos más
adecuados para resolver la cuestión social y simultáneamente garantizar el crecimiento
económico. Para ello se requería abrir el sistema político e integrar a los que hasta entonces
marginados.

Los establecido en otras investigaciones: los obreros y la masa popular habrían enloquecido con el
“león de Tarapacá” en la campaña del año 20, viéndolo como un mesías de la causa proletaria.
Una vez en el gobierno, el embrujo se habría evaporado. No hubo cumplimiento en materia de
estabilidad económica y legislación social. La represión sobre los obreros de san Gregorio marcó
la reposición de los mecanismos tradicionales de control social. Así, según esta interpretación el
distanciamiento habría dado paso una radicalización política de las capas populares que
finalmente beneficio a la izquierda comunista o anarquista.

En este estudio, en cambio, se postula que los lazos entre los trabajadores y el León de
Tarapacá, fueron muchos más sólidos de lo que hasta ahora se reconoce, manteniéndose en
vigencia a menos entre las masas pampina, hasta comienzos de los años treinta. Los que se ha
dicho sobre el rompimiento del hechizo alessandrista parte de la hipótesis que el discurso
populista no habría sido otra cosa que una estrategia para ganar la presidencia, manipulando a tal
efecto las expectativas e ilusiones del mundo obrero. En esa perspectiva, Alessandri nunca se
habría interesado por los problemas sociales, razón por la cual la exacerbación de las demandas
populares durante 1921-22 lo llevo rápidamente a retomar las prácticas históricas d control social.
Aquí se propone algo distinto, en la plataforma alessandrista convivían simultáneamente el
oportunismo político y una convicción más profunda sobre la necesidad de generar un nuevo
tipo de estado, cuya legitimidad reposara sobre una alianza amplia entre clases sociales. Al
tomar distancia de la imagen de los trabajadores como meros títeres al servicio de la ambición
caudillista se hace posible considerar con mayor matices las medidas dirigidas hacia ese sector.

Este trabajo se sitúa en el contexto pampino, donde la fidelidad al león parece haber sido más
antigua y duradera que en otras partes del país. Haciendo hincapié en la continuidad del
liderazgo alessandrista más que en la noción de un caudillismo materializado solo en torno a la
gesta de 1920 se abordaran tres grandes ejes analíticos: el arrastre electoral de Alessandri entre
1915 y 1932; la acción mediadora del caudillo-presidente en la resolución de los conflictos
sociales y los gestos emotivos o la relación más lúdica entre Alessandri y los trabajadores más
allá de la elección presidencial.

3.1) La chusma vota por el león

La disputa partidista formal, no giraba en torno a ideas propuestas, las opciones pragmáticas o la
confrontación de temas centrales para la conducción del país, sino que convocaba a los sectores
populares habilitados para votar como un mero mecanismo para resolver conflictos al interior de
la elite.

Durante los años veinte se percibe una tendencia hacia la autonomizarían del voto popular, sobre
todo en aquellas zonas de fuerte concentración obrera y alfabeto en que los trabajadores eran
sometidos a una oferta política extra sistemática proveniente del socialismo o anarquismo. Si bien
el cohecho no desapareció su desgaste marco el inicio de significativas trasformaciones.

La campaña senatorial de 1915 por Tarapacá, fue la primera elección moderna de nuestra historia.
La campaña diseñada por aliancistas y muy particularmente por el radicalismo tarapaqueño
requirió de un trabajo de propaganda, de movilización social y sobre todo de un sentido
proyectual. La lucha por lo que se llamó la regeneración de la provincia, poner el fin a la
corrupción y el triunfo de las libertades y derechos constitucionales en un espacio caracterizado
por los abusos del caciquismo.

El papel desempeñado por Alessandri en esta oportunidad fue en segundo plano, la maquinaria
electoral estaba constituida y el verdadero símbolo de la regeneración administrativa era el poeta
Víctor Domínguez Silva.

Alessandri apoyado por los radicales y los liberales de Tarapacá. Alessandri como el sepulturero
de la política oligárquica tradicional. . El discurso usado por el radicalismo regional para movilizar
en favor de su candidato se apoyó fundamentalmente en la promesa de terminar con el dominio
político de Arturo del rio, identificado como la principal causa de los abusos policiales, la
corrupción administrativa y la indiferencia respecto de las condiciones de vida de los pobres que
caracterizan la administración existente. La votación de Alessandri tuvo menos que ver con su
liderazgo carismático que con el trabajo previo realizado por los aliancistas tarapaqueños y muy
especialmente con la política de denuncia sistemática que venía desplegando Víctor desde la
prensa radical. Para el año 15 el verdadero león de Tarapacá era Domínguez.

Para socialismo tarapaqueño, la nominación de Alessandri era un capricho de los radicales en su


afán de disputarle la hegemonía provincial a Arturo del Rio. El partido obrero socialista
interpretaba la llegada de Alessandri como un mero recambio en el origen de la corrupción. P.O.S
inicia campaña descalificadora de la candidatura de Alessandri.

Se explota con fines de propaganda la intervención de Alessandri en la cámara de diputados con


motivo de la matanza de la escuela Santa María. En esa oportunidad Alessandri criticó en defensa
de la libertad de expresión la censura impuesta por el gobierno a los medios de prensa que
estaban informando sobre los hechos. Muy importante fue su condena del asesinato de
trabajadores, mujeres y niños indefensos por el solo delito de hacer uso de derecho constitucional
a solicitar mejores salarios y condiciones de vida más humanos. . Alessandri (diputado por Curicó)
hizo explicito su rechazo a la represión como mecanismo de control social, abogando por una
solución civilizada en que el estado tuviera un papel arbitral, esto le dio una imagen de
sensibilidad social.

Contra esto, la POS decía que en los 18 años que fue diputado de Curicó no se le conocía ningún
labor por el pueblo.

A la postre, y pese a las maniobras balmacedistas y las denuncias socialistas Alessandri fue capaz
de derrocar a sus adversarios por un amplio margen. . Indignado ante la falta de conciencia
política del electorado popular, El despertador de los trabajadores fulminaba a través de sus
titulares; Una vez más se ha impuesto la fuerza del dinero ante el socialismo. Quedaba como
consuelo la convicción de que la votación alessandrista no obedecía tanto al mérito de candidato,
sino a la maquinaria partidista y al cohecho.

Entre 1915 y 1918 el discurso de regenerador de Tarapacá consagro sus mejores esfuerzos a la
lucha por el liderazgo nacional de la alianza liberal, con el propósito de erigirse en 1920 como
candidato presidencial. . A tal efecto diseño y ejecuto una estrategia por niveles, primero
consolidar la adhesión del radicalismo, después convertirse en el candidato único de los liberales y
por ultimo para poder derrotar la maquinaria electoral que desplegaría en su contra la Unión
Nacional, reproducir a mayor escala la experiencia tarapaqueña de apelación al mundo trabajador.
Fue en ese contexto que Alessandri se transformó efectivamente en el caudillo de los
desheredados, en el verdadero y definitivo León de Tarapacá.

Alessandri se propuso desarrollar lazos directos de confianza con la clase obrera. En la medida
que lograse encarnar las aspiraciones y demandas de los trabajadores su triunfo podía presentarse
como la fórmula más eficaz para resolver las demandas sociales que se venían levantando desde
fines del siglo XIX. Su estocada final fue su gira por las provincias del sur donde dio rienda suelta a
sus habilidades políticas al compartir con el mundo popular en sus propios terrenos: carboníferas,
ciudades, campos y puertos. Los actores sociales hacia los cuales se dirigió Alessandri fueron los
electores y no la masa sin derecho a voto.

La oferta que se extendía a los trabajadores era de sin necesidad de recurrir a la violencia o a la
destrucción, se podía construir una convivencia social que se hiciera cargo de sus aspiraciones.
Para ellos, bastaba con que confiaran en su líder y cerraran la alianza con su voto. Se trataba de
un acuerdo en que se renuncia a la apatía y los arranques violentitas en contra del sistema, a
cambio de un orden que accedía a considerar necesidades y los derechos populares. Cabe señalar
que un importarte segmento del mundo popular poseía una trayectoria política bastante
prolongada dentro de las filas del radicalismo, balmacedismo o el partido demócrata lo que
sugiere que el alessandrismo no caía en terreno absolutamente virgen.

La actitud del socialismo nortino hacia Alessandri no siempre fue negativa. En el diario el socialista
de Antofagasta se celebraba la sensibilidad exhibida por el discurso-programa pronunciado por el
candidato (25 abril 1920) y en particular su reconocimiento de la cuestión social como fenómeno
universal con fuertes connotaciones de justicia. Pero la postura anti-alessandrista que
definitivamente adopto el socialismo antofagastino se puede atribuir a la conducta de las
autoridades de esa región la que habría ayudado a confirmar una línea independiente y clasista
que en un primer momento pareció diluirse ante las promesas del candidato liberal.

Debe considerarse que Alessandri recibió el respaldo formal de diversas entidades obreras como
aquellas que agrupaba a los ferroviarios no afiliados a la FOCH, mineros del Teniente, el gremio
tranviario de Santiago, los obreros carboníferos de Curanilahue, Lota y Coronel, y en las zonas
agrarias sectores del campesinado. En Tarapacá su candidatura fue apoyada por entidades
mutualistas.

Lo que se propone para el caso del norte salitrero es que la elección de 1920 marco un punto de
quiebre en cuanto a la significación del voto. A partir de ahí aquella parte del sufragio popular que
no había optado por las variantes socialistas tendió a desligarse del cohecho y de la manipulación
de los partidos tradicionales, para hacerse más personal y estrictamente alessandrista.

EN la parlamentarias de 1925 Alessandri había concluido sus funciones como presidente de la


república trasladándose a las ciudades de Tacna y Arica para participar en conversaciones sobre el
litigio de posesión. En Tarapacá se le hicieron homenajes, los agasajos terminaron con una
nominación como candidato a senador por Tarapacá. “Alessandri fue obligado a declarar si
aceptaba la nueva representación de Tarapacá en el senado”. Su negativa fue bruscamente
interrumpida por una concurrencia delirante que no entendía razones... Alessandri acepta (por lo
que sucede después queda en manifiesto que no tenía intenciones de cumplir el mandato) Se
impuso una lista independiente encabezada por Alessandri. La posterior renuncia de Alessandri a
su asiento en mayo de 1926 permitió que un segundo senador comunista (juan Luis Carmona) se
incorporase a la cámara alta.
Lo que sucedió en 1925 sugiere reflexiones en relación al arraigo de Alessandri en la lealtad
popular. Por una parte las elecciones tuvieron lugar a solo cuatro meses de la matanza de La
Coruña, donde si bien la orden directa fue dada por el ministro del interior Carlos Ibáñez el
responsable último de la decisión es el presidente. El recibimiento dado por los obreros
iquiqueños da pie para pensar que ellos no lo vieron así. (Obtuvo 941 votos seguido por 339 de
Carlos Briones). Por otra parte esta elección parlamentaria fue la primera verificada después de las
intervenciones militares de 1924 y 1925, dicho de otra manera, y aunque el control militar y la
persistencia del cohecho en algunas zonas del país podrían poner en duda la transparencia de
dicho acto, es factible pensar que este se desarrolló en un contexto distinto al de régimen
oligárquico-parlamentario. A juzgar por lo sucedido en Tarapacá y Antofagasta la expresión
ciudadana habría sido aquí más efectiva y plural.

Después de la segunda salida de Alessandri (1925) se inició un periodo en que las pocas elecciones
estuvieron marcadas por la tutela militar. No eran elecciones libres hasta las presidenciales de
1931, en la que compite Montero (radical derechista), Lafertte (comunista), Hidalgo (trotkista) y
Alessandri (convención de izquierdas, integrada por radical-socialista, demócratas y grupo
sindicales). Alessandri recurre a la figura de una alianza entre la clase media y los obreros para
derrocar a una oligarquía representada por montero. Se volvió a echar mano de una movilización
de tipo populista y de una retórica anti-oligárquica y nacionalista (contra la entrega del patrimonio
salitrero a los capitales norte americanos por parte de la Compañía de Salitres de Chile)

Alessandri pierde en 1931. Es impórtate destacar que en las únicas provincias donde no perdió
fueron las de Tarapacá y Antofagasta, a pesar de la persecución que las autoridades radicales
habrían ejercido. Quiebre en el radicalismo cuya postura oficial era apoyar a montero. La
candidatura de Alessandri fue hostilizada por los sectores oficialistas del partido. La pampa era
mayoritariamente alessandrista. El radicalismo no estaba dispuesto a perder por lo cual las
presiones sobre los votante obreros alessandristas abundaron.

Respecto a los obreros nortinos, el apoyo a Alessandri fue patente y manifiesto. Presión por parte
del oficialismo radical y los salitreros. La confianza depositada en el caudillo del año 20no parecía
atenuarse con el paso del tiempo, o incluso con las trasformaciones que aquel evidenciaba en su
conducta. Alimentado todo esto por las palabras contra la COSACH.

Vuelve a ser proclamado para senador de Tarapacá y Antofagasta. Pero tras la destitución de
Montero. Fue candidato a la presidencia ganando en Diciembre de 1932

Tras doce años Alessandri seguía concitando un apoyo electoral mayoritario en provincias de gran
concentración obrera como Tarapacá y Antofagasta., pese al camino recorrido por el sindicalismo
y la consolidación ideológica y política de los partidos de izquierda.

3.2) El arbitraje del León

La relación entre Alessandri y el mundo trabajador también puede ser abordada desde el ángulo
de la conflictividad social, específicamente de su comportamiento frente a los problemas laborales
suscitados durante su presidencia. En este plano, lo que se pretende es visualizar cual era el papel
que los obreros asignaban a Alessandri en la búsqueda de soluciones a sus problemas, que pedían
de él y hasta donde estaban dispuestos a aceptar sus condiciones. .

La administración de Alessandri se inauguró en medio de una recesión económica que se


prolongó hasta fines de 1922 y que en sus peores épocas significo el 95% de cesantía de la fuerza
laboral en las provincias salitreras, Luego vino un ciclo inflacionario hasta 1925. Las demandas
sociales tendieron a politizarse y hacer del estado un elemento mucho más determinante de lo
que había sido hasta la fecha.

Una vez electo en la provincia lo celebraron cuando fue a agradecer por los votos. Pero no todo
fue festejo pues las reuniones dieron ocasión para concertar entrevistas en las cuales los obreros
de la provincia pretendían dar a conocer sus necesidades. Algunas necesidades eran las
deficiencias de la organización social hoy, el predio de los alimentos en la pulperías. Incluso los
federados de la pampa (que no lo habían apoyado) se suman a las peticiones. El POS, si bien es
distante al presidente resulta sugerente la constancia y participación que estos hicieron tanto de
las manifestaciones de homenaje como de las denuncias sociales con que el pueblo antofagastino
evidenciaba su adhesión. “nosotros los explotados, solo os pedimos que nos deje cambiar
proyectos y propagar ideas, que se nos deje organizarnos, educarnos, dignificarnos” El pueblo de
Chuquicamata piden mejoras en la infraestructura regional, escuelas, disminución de tarifas de
ferrocarril.

A comienzos de 1921 una comisión de obreros nortinos se trasladó especialmente a Santiago para
depositar en manos del presidente recién electo un memorial en el cual hacían explicitas sus
principales demandas: jornadas de 8 horas, fin de trabajo para menores de 14 años, afinamiento
de la ley de accidentes del trabajo, apoyo gubernamental a la creación de cooperativas de
consumo, salario mínimo, estabilidad monetaria, agua potable, entre otras.

Si lo trabajadores habían aportado al triunfo electoral, Alessandri debía respaldar con hechos
aquellas promesas de campaña que los habían inducido a la movilización u los había convocado a
integrase al sistema por la vía del sufragio. Se evidencian las expectativas que el discurso
alessandrista había engendrado entre las organizaciones obreras nortinas y las soluciones que
ellas permitían albergar.

Durante el primer año del gobierno de Alessandri su conflicto más grande fue en Tarapacá con los
trabajadores del ferrocarril salitrero. Problema entre empresa y sus empleados. Piden
intercesión de presidente. Se crea tribunal de conciliación. Se prolonga el conflicto. Bajo la
intervención del presidente la huelga entro en un proceso de solución. Alessandri remitió un
telegrama a los huelguistas en el que se hacía cargo de las injusticias de que eran víctimas y les
recordaba que los layes sociales en vías de ser despachadas al congreso se habían diseñado con el
objeto de regular tales conflictos. En concordancia con lo que era la cuestión social, solicitaba a los
obreros que teniendo hoy un gobierno que los oye que lo atiene y quiere y que está siempre
dispuesto a hacer justicia considero inconveniente e innecesarias la huelga.

Estos sucesos brindan una prueba de la confianza depositada por los obreros en la intervención
presidencial como mecanismo de resolución de problemas.

La matanza de san Gregorio arroja luces sobre la relación establecida entre Alessandri y los
trabajadores. La responsabilidad por la masacre recaía directamente sobre el intendente de la
provincia quien en lugar de imitar el ejemplo del presidente de parlamentar con los
representantes de la federación y obedecer las instrucciones de ver personalmente de los hechos
se había precipitado a enviar la fuerza armada. . EL presidente accede a las solicitudes de los
pampinos con respecto a sus desahucios.

EL abandono de las provincias salitreras por la gran masa de cesantes generada por la recesión
disminuyo la incidencia de los conflictos sociales en la pampa. (Hasta 1923). No sucedió lo mismo
en los puertos donde (1921) comenzó a incubarse el draa que finalmente culminaría con la huelga
de la redondilla.
En la percepción oficial, los problemas entre el capital y el trabajo debían resolverse dentro de un
criterio de equidad, sin que uno de los actores impusiese su voluntad por encima del otro. EL
logro de dicho equilibrio suponía tanto la mediación estatal como una buena disposición de las
partes, Alessandri consideraba que el sistema de redondilla les daba mucho poder a los
trabajadores. De esa forma al estabilisarse un organismo estatal encargado de conforma y
distribuir las cuadrillas podrían evitarse el mismo tiempo los abusos.

Para los portuarios iquiqueños la supresión de la redondilla implicaba perder un derecho muy
atesorado por cual inician gestiones para su reposición. En 1922 el gobierno dio a conocer un
nuevo reglamento para las faenas portuarias en el cual, manteniendo la confección de las listas en
manos de la autoridad marítima, se exhortaba a estas a hacerlo oyendo a las casas embarcadoras
y a l representante de los obreros. La fórmula no le gusto a los gremios.

El mediador del conflicto era asumido por el propio presidente de la republica comunicándose
directamente con los trabajadores o sus emisarios.

Los obreros no perdían las esperanzas de que el gobierno central restableciera la redondilla,
acusando a las autoridades regionales de ocultar las órdenes en tal sentido. Ni el fragor del
combate ni la marguera de la derrota, habían anulado la confianza en las buenas intenciones
presidenciales.

La agudización de las luchas sociales en la pampa durante los primeros meses de 1925 y en
especial la insurrección y matanza de la Coruña aparecen como un franco retroceso en la política
de armonía social que Alessandri había perseguido. Se podría decir que debería haber perdido el
apoyo, pero tras las elecciones senatoriales se puede sacar una interpretación diferente.

En la pampa habían surgido iniciativas de nacionalización de las salitreras, lo que evidenciaba una
radicalización del movimiento. No obstante, a los pocos días numerosos trabajadores volvieron a
sus faenas, acción rechazada por los anarquistas. En ese contexto, la mediación solicitada por la
FOCH en laguna medida reflejaba el éxito de la estratega de Alessandri. De institucionalizar los
conflictos entre el capital y el trabajo. SI al comienzo los trabajadores habían acudido a él
buscando una mediación personal, lo que se demandaba ahora era simplemente el cumplimiento
de la ley aprobada. Dentro de esta lógica el Partido comunista y de la FOCH cooperan en la
formación de sindicatos legales en la pampa, a cooperar en los nuevos registros electorales y en la
participación en la asamblea constituyente que debía celebrarse para redactar una nueva carta
fundamental. Al someter sus demandas laborales a un tribunal de conciliación confirmaban su
voluntad de operar dentro de las coordenadas trazadas por el programa presidencial.

Las demandas discutidas eran el aumento de los salarios vigentes, la jornada laboral de 8 horas,
doble paga por trabajar los sábados, libertad de reunión y la libre circulación de la prensa obrera.

Los obreros perciben las huelgas como una manera de hacerse escuchar y defenderse, para que
se respeten sus derechos como ciudadanos. Esto en relación a lo que se decían 1915: no solo se
afirma la existencia de derechos ciudadanos, si no que también se reconoce la posibilidad de que
ellos fueran respetados por el sistema. La protección obrera había llegado a ser materia de
legislación, la que ahora solo cabía defender. Instucionalizada la situación, el liderazgo de
Alessandri tal vez ya no era necesario.

Peor habían alunas bases sindicales que no estaban satisfechas, existe un endureciendo de las
autoridades regionales, se hacen ocupaciones de oficinas terminando en represiones (La Coruña).
Las matanzas estuvieron en manos de las autoridades regionales y del ministro Ibáñez. Este
ministro ya estaba eclipsando al presidente que poco después renunciara al cargo.

3.3) Tercera mirada para ver los lazos entre Alessandri y los obrero nortinos: la relación personal
que logro entablarse entre ambos se busca una “comunión” con las masas como parte de su
estrategia electoral. La confianza debía actuar como freno ante la creciente e inquietantes
turbulencias obreras, en tanto se procuraba convencer a los descontentos que sus intereses
tendrán cabida en la moneda. Alessandri, prometía radicar en el estado la resolución de los
conflictos, haciendo innecesaria la rebelión. Levanta un discurso democratizador y
descentralizado acompañado de un potente aparato pre-electoral integrado por elementos
radicales, demócratas y liberales. Crea una prensa de combate donde se muestra amenazador,
rebelde y desafiante, hace despliegues musicales y artísticos al servicio de la política. Cambio en la
canción “cielito lindo”. El sentimiento popular no se expresó tan solo en las masas que vitoreaban
a Alessandri sin cesar, o en las multitudes congregadas día a día. También se expresó mediante
obsequios.

Después de su primer exilio, al volver y con los recuerdos de San Gregorio a flor de piel la los
overos lo esperaron. También se le hicieron pruebas, donde debía demostrar su apego con la
clase trabajadora como subiéndose a un botecito para llegar a un pueblo siendo que tenía un
barco a vapor para hacerlo.

En los años sucesivos la gestualidad emotiva tendió a ceder a un relaciona más “instrumental”,
centrada en cuestiones laborales o política como la resolución de los conflictos con los patrones o
la defensa de derechos a la asociación y libre expresión. . Lo que se propone aquí es que la fase de
conocimiento inicial marcada por lo visceral y lo emotivo sirvió para consolidar la confianza
popular en el sentido de que Alessandri realmente se proponía regular los problemas sociales por
la vía legal. Se esperaba de una actitud atenta hacia las demandas laborales, que aun cuando no
siempre les diera la razón a los solicitantes, por lo menos había disposición a escucharlos. .

Pese a la influencia del anarquismo y el sindicalismo, desde la huelgas de fines del siglo XIX se
venía exigiendo al estado que ejerciese un papel arbitral que hasta la fecha este se había resistido
a asumir. Durante la republica parlamentaria, la actitud más frecuente había sido la persistencia o
la represión. La diferencia marcada por Alessandri fue que, más allá de su discurso emotivo y
populista, se demostró dispuesto a recoger las demandas, integrando las preocupaciones
proletarias a la agenda oficial. Es verdad que los trabajadores no consiguieron todo lo
ambicionado y que varias veces la resolución de las huelgas no era la deseada, pero no se podía
poner en duda, la disposición del presidente a escuchar e intermediar.
3.4) Las raíces de la fidelidad obrera: algunas hipótesis

El éxito alessandrista al momento de despertar y retener a adhesión popular parece haber


radicado en dos grandes factores: su capacidad para ofrecer soluciones concretas y relativamente
rápidas y aunque no con la misma rapidez, la aprobación de las leyes que tras muchos años de
espera consagraron un marco regulatorio para la relaciones entre el trabajo y el capital.

N la industria salitrera, Alessandri logro frenar parcialmente el ímpetu empresarial de descargar


todo el peso de la crisis en el elemento laboral. EL estado se hace cargo, aunque no con las
mejores condiciones de los desempleados. Se crean departamentos de bienestar social. Pago de
desahucios y pasajes a obreros despedidos. Esto demostraba una intención real del estado en
apoyar a los más pobres. Otro factor que ayudo a consolidar los lazos fue la intervención
presidencial ante el estamento patronal para lograr acuerdos con los trabajadores. EN la mayoría
de los conflictos sociales (1921-1924) Alessandri logro negociar alguna solución que considerara
los intereses obreros. Para Alessandri las dificultades se arreglarían por la vía del dialogo. Bajo
protección y buenos oficios del estado.

Tras las matanzas, habrían marcado a contradicción flagrante con sus declaraciones de
sensibilidad social y amor hacia los trabajadores. Elías Lafertte enviado por la FOCH a Iquique a
levantar un informe con los sucedido criticando el actual de presidente. Para otros sectores del
pueblo salitrero, sin embrago, la asignación de responsabilidad resultaba bastante menos
automática. Alessandri termina siendo exculpado. La responsabilidad se le asignaba al ministro de
guerra o a las autoridades regionales.

Ya en 1920 Alessandri le había asignado al pueblo un lugar y una función clara en el chile más justo
y democrático que prometía construir: serian una parte reconocida del cuerpo social, con
derechos garantizados y la facultad de coopera en la elección de las autoridades que se
encargarían de modificar el sistema imperante, quitándole el carácter oligárquico y excluyente. .
Es posible especular que la dinámica desencadenada por las elecciones de 1920 haya impulsado
un proceso de maduración política en que el segmento del pueblo que no había tomado el camino
a la militancia socialista. . Como ningún otro presidente o político antes que él, el león no sólo
había sabido prometer; también había sabido cumplir.

EL profesor me dijo que había que ver porque los obreros se mueven con alessandri y no hacen un
movimiento autónomo. Si alguien tiene la respuesta seria cool si la compatiera.

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