Está en la página 1de 4

Educación virtual en tiempos de pandemia

Comisión de Educación Superior - SUTE

Educación virtual en tiempos de pandemia

El memorándum emitido el 18 de marzo por la DGE, pretende que lxs trabajadores


de la educación “realicen un informe diario de los contenidos pedagógicos impartidos
a los alumnos, las actividades realizadas, y la cantidad de estudiantes que están
conectados con el docente y participan activamente de las actividades”.

De esta manera, el Gobierno instala una vez más la ilusión de que “el servicio
educativo se desarrolla con total normalidad”, discurso que esgrime en días de paro
o cuando frena la suspensión de clases en escuelas sin agua, intentando negar los
problemas que vivimos a diario. Sin embargo, en este contexto de cambio vertiginoso
y crisis de la cotidianidad que ha desatado la pandemia del COVID-19, pretender
normalidad es el colmo. No se puede, de un día para el otro y sin la formación y los
recursos apropiados, transformar la modalidad presencial del sistema educativo en
virtual.

Esta última afirmación se sustenta en consideraciones pedagógicas, sociales y


gremiales, que en la realidad existen interconectados, pero que a fines del análisis y
la reflexión los hemos desagregado y desarrollado a continuación.

Desde lo pedagógico

Las personas somos seres sociales e históricos, nuestras posibilidades de


aprendizaje, construcción y deconstrucción se dan siempre junto a otrxs.
Aprendemos desde una apoyatura vincular y social.

Las intensas angustias de adaptación generadas en los procesos de conocimiento


cambio y transformación (propios del aprendizaje) pueden ser toleradas y
apaciguadas por la existencia de otrxs. El aprender se encara desde el pasado, desde
la historia, desde lo que cada uno es, ese pasado juega como referente para
interpretar el presente.

El presente, lo nuevo, aparece como distinto y esto exige una adaptación activa por
parte del sujeto. La ruptura muchas veces necesaria, entre lo nuevo y lo viejo, se da
en un medio social que provee de un andamiaje ampliatorio de las posibles rupturas.
El sostén o andamiaje es posible porque existe apoyatura vincular. Y el vínculo se
logra en un encuentro real cara a cara, en un proceso de reconocimiento y respeto,
de interjuego de necesidades e intereses.

Docentes cotidianamente van seleccionando contenidos, materiales, recursos en


función de la población con la que trabajan. Para ello se formaron y forman durante
muchos años. Parte de sus tareas pedagógicas es filtrar el exceso de estímulos,
disponer del espacio y el tiempo (dentro de los límites dispuestos por la DGE) para el
cuidado, protección y acompañamiento en los procesos de apropiación instrumental
de la realidad por parte de lxs estudiantes.

¿Qué sucede cuando de un día para el otro se pasa de una modalidad de enseñanza-
aprendizaje, a otra para la cual no hubo preparación? Claramente la respuesta es
CRISIS.

1
Educación virtual en tiempos de pandemia
Comisión de Educación Superior - SUTE

La postura pedagógica y didáctica propuesta por la DGE, como ya hemos


mencionado, consiste en convertir aquello que se aprende en un proceso presencial,
en un formato virtual. Son innumerables las formaciones en Educación a Distancia,
todas comienzan planteando que es un error abordar la virtualidad como si
fuese presencial. Esto desconoce todo principio de la educación a distancia,
forzando modalidades en formatos que no soportan dichas estructuras, problema que
se agrava en realidades desiguales.

Desde lo social

La cartera de educación parte de dos supuestos que son absolutamente debatibles:


el primero es hacer universal aquello que es social-vincular y el segundo es dar por
sentado el acceso a la conectividad en todos los hogares de lxs estudiantes. Estos
dos supuestos están estrechamente relacionados.

Universalizar un tipo de familia (con papá, mamá, hermanxs) -así mencionado en la


página de la DGE y en las tareas que les van llegando a nuestrxs chicxs- no contempla
que hay distintos formatos de familia. Esta idea normativa/funcionalista no atiende la
diversidad, ni las trayectorias educativas de lxs integrantes del grupo familiar. ¿Todxs
tienen el mismo capital cultural, económico y social? Desconocer esto en medio de
una pandemia donde queda al descubierto la fragilidad del sistema en su conjunto es
por lo pronto de un desconocimiento total de la cotidianeidad familiar.

Los contenidos plasmados en el material se convierten entonces en un arbitrario


cultural. Es decir, se parte de que todas las familias conocen lo mismo, han
alcanzado el mismo nivel educativo, están configuradas de la misma manera y poseen
iguales características socio-demográficas. A esto se suma, que las familias están
disponibles todo el tiempo para colaborar con las tareas virtuales. ¿Todos lxs
integrantes de las familias están en cuarentena? En una provincia donde existe una
gran brecha social, es evidente que no todxs pueden estar aisladxs ya que deben
continuar trabajando. A esta idea homogeneizadora la atraviesa la cuestión de
género, ya que es sabido que somos las mujeres las que nos ocupamos en general
de “ayudar” con las tareas de lxs chicxs. Sobre esto el gobierno escolar, no plantean
aportes para avanzar en igualdad y equidad de género.

Respecto de la conectividad a internet, la misma se convierte en una panacea: un


bien que hoy, en el marco de la crisis, es suntuario. Nuevamente el desconocimiento
del gobierno escolar se hace evidente. Si se está intentando garantizar la entrega de
meriendas y viandas a lxs estudiantes, ¿en qué dato de la realidad se apoyan para
pensar que todxs tienen acceso a internet y a una computadora?

La pobreza estructural es una verdad de perogrullo. “El costo de la CBT (Canasta


Básica Total) subió también el 52,8% durante el año pasado, con lo cual una familia
necesitó alcanzar ingresos por $38.960,33 para no caer debajo de la línea de la
pobreza” (INDEC, 2020). El próximo informe sobre el índice de pobreza está previsto
para el 31 de marzo del corriente. ¿Qué sucederá entonces con lxs estudiantes que
no cuenten con conectividad a internet? ¿Harán que las familias hagan fila para

2
Educación virtual en tiempos de pandemia
Comisión de Educación Superior - SUTE

acceder a cuadernillos impresos como manifestó Thomas? ¿Dónde queda la


prevención? ¿O acaso la salud de los sectores populares no interesa?

La desigualdad social se convierte en desigualdad educativa. Enfatizamos -


entonces- en la imposición de un arbitrario cultural y una violencia simbólica a
las que somete el gobierno provincial a aquellas familias que no cumplen con
los estándares considerados por la DGE. Nuevamente se pone en escena una
remozada teoría del capital humano. Lejos de querer aportar a los procesos
educativos en tiempos de corona virus, se cristaliza por parte del gobierno la falta de
igualdad de oportunidades, la inexistencia de un aprendizaje con inclusión que
atienda a la diversidad y un vaciamiento de contenidos, a tono con las reformas
educativas que se vienen aplicando en el país y la provincia.

Desde lo laboral

En cuanto al trabajo docente y las condiciones necesarias para desarrollarlo


apropiadamente, la educación virtual requiere en primer lugar de recursos -
computadoras, celulares y conexión a internet- que el Estado como empleador
no ha garantizado. Esto implica que no todxs lxs docentes cuentan con esos
recursos, y en los casos en que sí los tienen, se trata de bienes y servicios comprados
o contratados por lxs propixs docentes. El gobierno no puede obligar a contar con un
recurso que no garantiza ni a usar un bien propio para realizar un trabajo. A esto se
agrega que, en tiempos de cuarentena y cuando se ha ordenado reducir al nivel
mínimo posible la circulación y el contacto con otras personas, tampoco resultaría
prudente trasladarse fuera del hogar para buscar un lugar con computadora y
conexión a internet que permita realizar el trabajo. Por todo esto, desde el Sindicato
ya se han tomado medidas legales para recurrir los pedidos del gobierno de informes
diarios sobre las actividades virtuales, a partir de los que pretende, desconociendo
resoluciones nacionales, computar las asistencias de docentes y estudiantes.

En segundo lugar, la educación virtual es una modalidad diferente a la educación


presencial. Para llevarla adelante seriamente, es necesario que lxs docentes hayan
tenido formación específica sobre esa modalidad, no solo técnica sino también
pedagógica. Saber usar una computadora o un celular (técnica que no todxs lxs
docentes manejan), no implica conocer cómo utilizar esos dispositivos para planificar
clases no presenciales, aprovechando sus potencialidades y teniendo en cuenta sus
limitaciones. Desconociendo esto, surgen algunas propuestas que implican una
cantidad de actividades enormes que excede lo que lxs estudiantes podrían resolver
en una jornada escolar habitual, o de una complejidad tal que difícilmente puedan
resolver lxs estudiantes sin acompañamiento y mediación, que como ya se explicó en
el apartado anterior, no todxs encontrarán en sus casas, ya sea porque sus familias
deben continuar trabajando o porque no disponen de un capital cultural que les
permita asumir esa tarea. La buena voluntad frente a la crisis o el miedo a los
mecanismos de control impuestos por el gobierno escolar no alcanzan: enseñar es
una tarea compleja que requiere formación permanente para afrontar los nuevos
desafíos, formación que no se adquiere improvisadamente de un día para el otro, ni
se reemplaza con voluntarismo.

En tercer lugar, aún teniendo los recursos y la formación necesarios, la preparación


de los materiales didácticos que la educación virtual implica, es una tarea que

3
Educación virtual en tiempos de pandemia
Comisión de Educación Superior - SUTE

implica muchas horas, que exceden por mucho la carga horaria laboral habitual por
la que percibimos un salario. A este tiempo de planificación debe sumarse el que
implica la gestión del aula virtual, el acompañamiento de lxs estudiantes, la evaluación
de las producciones, la redacción de devoluciones adecuadas, el informe a familias y
directivos, etc. Con el agravante de que, al usar nuestros dispositivos personales, es
difícil ponerle un límite de tiempo a las intervenciones laborales. Todo esto hace que
-tal y como la plantea el gobierno escolar hoy- la educación virtual termine siendo una
tarea de tiempo completo que no es remunerado, lo que constituye explotación
laboral, con las consecuencias que esta situación acarrea sobre la salud física y
mental de lxs trabajadorxs.

Por último, es preciso mencionar la carga psicológica que implica la incertidumbre


de estar recibiendo desde el gobierno escolar constantemente órdenes que se
contradicen con las anteriores, y que ocasionan confusión, desorden, malestar
generalizado, esfuerzo puesto en realizar tareas que luego resultan inútiles, etc.

En síntesis, desde el SUTE creemos que es preciso desinvisibilizar las condiciones


laborales -recursos, formación-, la complejidad - desde lo técnico y lo pedagógico-, la
responsabilidad social y la carga de trabajo -física, mental, psicológica- que implica
nuestra tarea docente, especialmente en estas circunstancias, para poder ponerla en
valor y exigir que podamos realizarla adecuadamente, sin que nuestros derechos
laborales resulten vulnerados.

Ante la vorágine, detenernos a pensar

Para finalizar, queremos compartir con ustedes un fragmento de Carlos Skliar:

“Es cierto: no hay tiempo. No, no es cierto: sí que hay tiempo. Pero no el de la prisa
hacia ninguna parte, ni el de la urgencia por morir antes, ni el de la aceleración del
pulso que en vez de temblores provoca náuseas. Tampoco parece que la lentitud sea
una solución, si la cuestión es ir más despacio pero en la misma línea recta. La
detención, ahora, es la única rebeldía posible. Detenerse, y hacer otro tiempo".

La invitación es, ante la vorágine, a detenernos. Hacernos tiempo para pensar


colectivamente la salida a esta situación con nuestrxs compañerxs y también con
nuestrxs estudiantes y sus familias; para identificar órdenes ilegítimas y organizar el
coraje para rechazarlas; para poner en valor nuestro trabajo y luchar por realizarlo en
condiciones dignas.
#LaDeudaEsConLaEducación

Lorena Gordillo - Natalia Ziperovich - Ana Julia Llull


Comisión de Educación Superior - SUTE

También podría gustarte