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LAS CONDICIONES DE LA “EDUCACIÓN VIRTUAL” EN BOLIVIA

Por Willy Roberto Zurita Tusco

En estos días se ha abierto un importante debate en el ámbito educativo en Bolivia. Las


preguntas principales han girado en torno a: ¿Qué entendemos por educación virtual?
¿Nuestra sociedad está preparada para este tipo de educación? ¿Qué implicancias trae a
nuestro quehacer educativo? ¿Qué contenidos o temáticas vamos a enseñar por medio de
la educación virtual? ¿Nos ayuda o no este tipo de educación? ¿Es posible recuperar y
promover auténticos procesos formativos virtuales y experiencias de vida? ¿Incluye o
excluye la educación virtual y/o a distancia? y, no la menos importante ¿Se podrá educar
verdaderamente de manera virtual?

En la obra de García Aretio (2014), encontramos una interesante aproximación sobre la


educación virtual: “un sistema tecnológico de comunicación bidireccional (multidireccional),
que puede ser masivo, basado en la acción sistemática y conjunta de recursos didácticos y
el apoyo a una organización y tutoría, que separados físicamente de los estudiantes,
propician en estos un aprendizaje independiente y cooperativo”. Algo que nos permite
contrastar con el hecho es que los involucrados en el asunto deben ser plenamente
conscientes del proceso. De igual manera, la Comisión Especial de Estudio para el
Desarrollo de la Sociedad de la Información (2003), señala que hablar de la educación
virtual es referirse a “un estadio de desarrollo social caracterizado por la capacidad de sus
miembros… para obtener, compartir y procesar cualquier información por medios
telemáticos instantáneos, desde cualquier lugar y en la forma que se prefiera”. Esta última
concepción pone en evidencia que este tipo de educación está asociado a unos procesos
de desarrollo en el cual se ubican un nivel necesario para sus actores. Por lo cual, la
educación virtual requiere muchas condiciones previas que quizá en Bolivia todavía no
están dadas.

Del mismo modo, cabe resaltar que, como se sabe, la educación virtual no se ha diseñado
para la educación primaria o secundaria, de hecho, es un tipo de educación concebida para
complementar u ofertar la educación superior. Ciertamente planeada para aquellos que ya
cuentan con estudios mínimos y que persiguen metas formativas más extensas. Sin
embargo, son las circunstancias actuales las que obligan a utilizar la educación virtual: el
transporte público está prohibido y existe la limitación de reunirse en grupos. La cuarentena
de este año 2020, condiciona el actuar de todos los ciudadanos y eso significa que se debe
buscar estrategias para atender a las o los estudiantes. Surge, entonces, la demanda de
nuestra sociedad populista, incluso la alteña, que va pidiendo a gritos que se continúe con
el desarrollo pedagógico, aunque sea de manera virtual. De ahí el brote de responder
desde la educación virtual.

Por otro lado, partimos de la premisa de que como derecho fundamental de todo ser
humano, la educación debe estar al alcance y no debe ser negada a ninguna persona. Ello
se convierte en una circunstancia que nos obliga a cuestionar si con este tipo de educación
¿no se habrá encontrado otra manera de seguir ahogando a los más desfavorecidos?
Asimismo, en las circunstancias actuales, es verdad que nos enfrentamos a diversas
complejidades en el ámbito social y familiar que rodea a cada estudiante por ejemplo:
miembros de la familia que están enfermos, situaciones en donde estén experimentando la
muerte de un ser querido, la sobrecarga y agotamiento provocado a estudiantes mediante
estas actividades. Por ello se oyen voces discordantes que están proponiendo alternativas,
como: la radio-educación, la tele-educación, la educación a distancia y/o modular con
textos (digitales o impresos). En fin es el otro lado de la moneda que busca que no se
cercene el carácter general de la educación.

Si, a lo anteriormente descrito, le agregamos el surgimiento y la eclosión de las redes


sociales no sólo en Bolivia sino también en el mundo, nos encontramos realmente ante un
panorama muy complicado. Esto debido a que, en buena medida, estas otras
conformaciones, ya habituales o generalizadas en nuestra población, son la representación
de una nueva estructura social, conocida como “la sociedad virtual”. Una sociedad que se
caracteriza por existir en paralelo, cual historia de ciencia ficción, en medio de la realidad
que vivimos. Esta “sociedad virtual” hace posible que cada día millones de personas estén
interconectadas, discutiendo, escribiendo y compartiendo información de la más diversa
índole. Y Bolivia no está extensa de la misma.

Cabe señalar que una de las ventajas de la educación virtual es que rápidamente se podrá
avizorar que las posibilidades del aprendizaje generalizado se amplían adquiriendo nuevas
dimensiones, más aún si están vinculadas a las redes sociales. Otra ventaja es la que hace
referencia a las posibilidades de potenciar el aprendizaje grupal y colaborativo. No se
puede negar que las redes sociales son potencialmente ricas para generar grupos de
interés o comunidades de aprendizaje en las cuales “todos aprenden de todos” de manera
colaborativa.
Pero no se pueden negar que existen errores a la hora de evocar la educación virtual.
Pensar por ejemplo, que sólo se reduce a los aspectos técnicos: la conexión a internet,
tener un dispositivo electrónico, contar con una aplicación para hacer funcionar todo,
etcétera. En efecto, la educación virtual no se reduce a una videollamada grupal o a dar
clases por video.

Para hablar de una educación virtual satisfactoria existen elementos básicos que se tienen
que considerar, incluso en nuestro país. Estos elementos son: un programa o una
plataforma que nos permita trabajar medianamente (por ejemplo, una que permita manejar,
aparte de una videollamada grupal, contenidos interactivos). Igualmente, se necesita tener
bastante flexibilidad en el horario del desarrollo de actividades, reducir al máximo la
necesidad de tener clases en vivo. También se debe contar con la accesibilidad atemporal,
lo que significa ubicar un “lugar digital” en donde todo esté organizado y al alcance de los
estudiantes para que ellos puedan ver o utilizar este material posteriormente: imágenes,
videos, documentos, aplicaciones…

Además, algo vital en este tipo de educación, es que se requiere de la independencia del
estudiante; que éste, de manera autónoma y conciencial, busque e investigue sobre el
material suministrado y sobre las posibilidades del mismo para su aprendizaje. Este
aspecto es un punto de quiebre, debido a que para que el estudiante estudie o aproveche
mejor el material que se le ha dado, tendrá que tener una gran determinación, por lo que se
dice que es más difícil mientras son más pequeños los estudiantes. Por eso, se necesita
que se involucren los padres de familia en la educación de los hijos; porque, si realizan la
educación virtual, deben motivarlos y orientarlos en el desarrollo de estas asignaciones. Sin
esta ayuda la educación de niños o adolescentes, con la modalidad virtual, conlleva un
fracaso seguro.

Algo que vale la pena rescatar es que ya hace algunos años atrás la UNESCO y otras
entidades han ido descubriendo que la educación virtual tiene mucho de semejante a la
educación a distancia. En realidad en los últimos años la educación a distancia se ha
transformado en la educación virtual. Lo que da a entender que los lineamientos de esta
educación valen para lo virtual y, sin embargo, no olvidemos que el enfoque de esta última
era principalmente una educación para los adultos. Por lo que, de ser implementada, será
necesaria una profunda revisión y replanteamiento en función a buenas estrategias para su
implementación, especialmente con niños y adolescentes.
Queda claro que, no importando si las maestras y los maestros asumieran el desafío de
impartir o dar la educación virtual, se busca cuidar lo humano y que no se dé un quiebre
relacional. A pesar de la compleja situación que se vive, con todo y cuarentena, el deseo
del maestro es conservar lo humano por sobre lo virtual-digital. Esto se convertirá en una
constante que se irá viviendo día a día en el quehacer educativo.

Paso a compartir dos interesantes testimonios de dos directores de unidades educativas de


la ciudad de El Alto que nos permite situar esta problemática. En sus miradas podemos
observar el sentir de mucha gente y ellas nos permiten también situarnos en lo complejo de
este tema.

Para el director Doroteo Condo Villca “la educación virtual debe implicar interacción entre el
docente y los estudiantes, debe implicar réplicas creativas y contestatarias a través de
imágenes, videos y otros recursos”. El profesor también señala que “esta etapa de
formación virtual para los maestros nos hace obviamente líderes, porque la cosa no se
detiene ahí, sino que un día aprendes una cosa y otro día otra, con mejores bondades que
te permite un mayor desenvolvimiento”. Es una visión positiva que no deja de lado una
cierta resistencia que tienen muchos maestros, casi natural, a los entornos que están
asociados a la educación virtual. Por ello, también desde sus vivencias, se ve expresada la
necesaria interpelación constante a maestras y maestros, para que vean esta situación
como una oportunidad del liderazgo que les toca asumir.

Por otro lado, el director Carlos Alberto Tórrez Mitta nos señala que “la educación virtual
puede tener varias definiciones, lo cierto es que, la gran preocupación que tenemos todos
los profesionales de la educación es que a través de esta modalidad no se garantiza que
llegue al cien por ciento de los estudiantes, por problemas económicos principalmente. Me
parece que ese es el tema que hay que debatir y sugerir posibles soluciones aunque creo
que es un poco complicado, pero hay que trabajar en ello, principalmente a la cabeza del
Ministerio de Educación”. En este último aporte, se puede entender la situación que
señalamos respecto a lo humano por sobre lo virtual-digital, además de tomar muy en
cuenta el contexto económico en el que se ven sumergidos los estudiantes y sus familias.
No deja de ser llamativo que el director refleja el temor también de la cobertura al
estudiantado. Con esta modalidad no se garantiza la continuidad y, posiblemente, se esté
gestando una importante cantidad de abandono escolar que podría repercutir
considerablemente en los aspectos que ya habíamos superado en los últimos años. La
mesa está servida y sabemos que aunque todos están invitados, no todos podrán llegar a
ella. Si fuese así, es importante repensar y diversificar las posibilidades, porque no
podemos limitar la educación sólo para aquellos que puedan acceder a ella.

Entonces ¿Qué podemos decir sobre la educación virtual? Es un camino muy estrecho,
tanto para la educación regular de niños y adolescentes como para aquellos que no tienen
los medios suficientes para su utilización. Por todo ello, se requerirá ensanchar (en alguna
medida) esta vía sino queremos hacerla privilegio para unos cuantos.

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