SÓCRATES

LA REACCIÓN SOCRÁTICA
La contribución de Sócrates al debate abierto por los Sofistas en educación fue fuertemente
discutida por Sócrates que a su mundo fue un educador, aunque muchos definen la escuela
socrática como una comunidad de ascetas y sabios, pero si es evidente que Sócrates adoptó una
actitud puramente crítica y rival de los grandes Sofistas.
Sócrates vs. Sofistas
Sócrates se opone a los Sofistas. Los Sofistas al estar demasiados preocupados por la areté
política, por la acción y la eficacia, Sócrates teme en caer en un amoralismo cínico. Es así que
coloca en un primer plano al elemento ético.
Su ideal educativo se orienta no al dominio del lenguaje y de los recursos retóricos, sino que
busca conducir a los hombres hacia la verdad y hacia una recta actitud ética.
Mientras los sofistas intentan preparar políticos, Sócrates busca formar hombres.
A diferencia de los Sofistas, Sócrates era menos comercial y entiende que la educación era una
cuestión de dones naturales.
Sócrates se nos presenta ante todo como el portavoz de la vieja tradición aristocrática. Juzgando
desde el punto de vista político, da la impresión de ser el “centro de una hetaira antidemocrática”.
Si Sócrates se opone a los sofistas quienes estaban preocupados exclusivamente por la virtud
política, por la acción, por la eficiencia, es en nombre de la posición tradicional en materia
educativa que coloca en primer plano al elemento ético, a la “virtud”, en el sentido estrictamente
moral.
Sócrates: existencia de una verdad universalmente válida
Pretende formar a su discípulo en la areté por medio de la Verdad, no ya por la técnica del poder.
A diferencia de los sofistas, de Protágoras quien se distinguía por ideas relativistas y de Gorgias
quien se caracterizaba por su escepticismo, Sócrates está convencido de la existencia de una
verdad universalmente válida: sentimiento moral.
Sócrates conserva la fe en razón y el convencimiento de que existe una verdad universalmente
válida. Dicha convicción era, según él, de naturaleza práctica, es decir una especie de
sometimiento moral.
Ideales de Sócrates: ciencia y moralidad
Sus ideales se pueden resumir en dos:
1. la ciencia, a la que procura acceder por medio de conceptos, y
2. la moralidad como práctica de la virtud.
Defiende la ciencia de la moralidad.

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Sócrates y los Sofistas están en la misma vertiente espiritual y manipulan los mismos problemas,
la diferencia radica en que los Sofistas continúan con su arte y su sabiduría mientras que
Sócrates vuelve a hallar los ideales de la ciencia y la moral.

Ciencia más importante para Sócrates: la moral

De ahí que la moral, es para este filósofo, la única ciencia capaz de señalar al hombre una norma
ideal de conducta y de conducirlo al verdadero bien. (La mayor ciencia para los sofistas era la
Retórica).
Según Sócrates quien conoce el bien lo practica, mientras que el ignorante está aproximado al
mal: saber y bien se identifican.

Coincidencia y diferencia entre Sócrates y sofistas

Tenían algo en común: la preocupación por el hombre. Sin embargo, Sócrates no se detiene en
una ilustración utilitarista como la de los sofistas (basada en técnica política, acción, eficacia),
sino que atiende a lo humano en sí mismo.

Por otra parte, los Sofistas confían en exceso en el valor de su enseñanza y se encuentran muy
propensos a garantizar su eficiencia, Sócrates, menos comercial, les impone la vieja doctrina en
donde la educación era sobre todo una cuestión de dones naturales y un simple método para
desarrollarlos (concepción mas natural y mas seria, a la vez, de la pedagogía).
También, frente al utilitarismo fundamental de la sofística a ese humanismo estricto que solo veía
en toda materia de enseñanza un mero instrumento, un medio de dotar al espíritu de eficiencia y
poder, Sócrates sostiene la trascendencia del imperativo de la verdad, como símbolo del
descubrimiento del misterio de las cosas, de la naturaleza, del mundo o del ser.
Por medio de la verdad, no ya del poder, Sócrates desea formar a sus discípulos en el areté, en la
perfección espiritual, en la “virtud”: la finalidad humana de la educación se cumple sometiéndose
a las exigencias de lo absoluto.
A pesar de sus diferencias, tanto Sócrates como los Sofistas aparecían en un pie de igualdad
como innovadores audaces, como conductores de la juventud ateniense, pero ambas
comunicaban por diferentes senderos, a pesar de ello, la característica de la generación a que
pertenecen igualmente Sócrates y los Sofistas consiste en haber lanzado gran cantidad de ideas,
algunas de ellas contradictorias y en haber sembrado en el seno de la tradición griega fecundos
desarrollo.
La filosofía socrática rechaza al relativismo y escepticismo, su método tiene como fin obtener
conocimientos universales válidos. Sócrates hace del examen de sí mismo un método filosófico,
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de aquí nace su principio. En efecto, el examen de casos concretos es el medio para descubrir las
ideas generales, es decir, los conceptos. Dichos conceptos son las virtudes humanas.
La heurística socrática

Sócrates dedica toda su actividad a la bella causa de conducir a los hombres al bien. Esto
requiere una labor intelectual.

Para Sócrates el último fin de la filosofía es la educación moral del hombre, de ahí que las ideas
generales que le preocupan son las virtudes éticas. De este modo, el filósofo considera que el
recto conocimiento de las cosas lleva al hombre a vivir moralmente, quien sabe lo que es bueno
lo practica de lo contrario la maldad proviene de la ignorancia.

Por esto, ante la cuestión de los sofistas de si la virtud puede ser enseñada, Sócrates contesta
que sí, que la virtud puede y debe ser enseñada. El hombre necesita de la verdad para obrar el
bien, para ser virtuoso. Pero el sentido que aquí recibe el término enseñar está muy alejado del
optimismo pedagógico de algunos sofistas: remite a utilizar el método adecuado para que el
discípulo tomo conciencia de la verdad que ya poseía (mayéutica). La educación es concebida
como innata, es decir, que está en el individuo y que precisan, para tomar conciencia de ello, el
incentivo de un método eficaz.

Sócrates no forma una escuela, sino que interrogó a sus ciudadanos en cualquier lugar, sobre
todo en la plaza pública (ágora). El método que emplea se le denomina heurístico o socrático y
consta de de un doble proceso:

a. ironía; posee un carácter negativo. Consiste en llevar al interlocutor a que confiese su

ignorancia en un determinado punto. Sócrates trata de interesar al interlocutor sobre el
tema, para ello, lo exhorta, siendo esta la primer etapa de su método la cual trata de hacer
variar la conversación sacando al hombre de su cotidiana vulgaridad para introducirlo en el
dialogo pedagógico.
b. Mayéutica; posee un carácter positivo. Se trata de volver explícitas y evidentes las
verdades que estaban escondidas en el interior. La segunda etapa, consiste en la
indagación que requiere del interlocutor las respuestas que considere correctas. Esta etapa
consta de dos partes: destructiva y negativa, creadora y positiva. La primera consiste en el
acto de debatir y se le llama eléntica, y la segunda es el arte dar a luz las ideas, descubrir
la verdad y se le llama mayéutica o heurística que es el método del filósofo.
Esta es la función del maestro; el hombre solo no la podría conseguir. Se requiere del

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diálogo, el estímulo y sugerencia del otro para descubrir la propia verdad.

La intelectualidad contra el deporte:

Desde entonces la educación griega se torna predominantemente intelectual: ya no se opone el
acento en aspecto deportivo, lo cual no significa que este haya desaparecido, pero ya comienza a
esfumarse, es decir, pasa a un segundo plano.
El interés despertado por las cosas del deporte, la gloria discernida a los campesinos, la excesiva
ambición de triunfar en las competencias internacionales; condujeron a un desarrollo del
profesionalismo que descalificó progresivamente el atletismo de los simples “aficionados”. El
excesivo espíritu de competencia determinó la selección de campeones estrictamente
especializados.
Para mejorar sus actuaciones, perfeccionan ciertas técnicas particulares, cumplen ciertas reglas
de entretenimiento, siguen un régimen de higiene, es decir para la salud. De esta forma el deporte
se transforma en un oficio, en una especialidad para los seguidores de Sócrates, mientras que
para los Sofistas exigen de sus adeptos cada vez mayor en el plano intelectual.