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El ocio y la vida intelectual - Josef Pieper

Cuando el mundo del trabajo absorbe y destruye al mundo del ocio, pareciera no quedar
espacio para la filosofía, para contemplar el universo e interrogarse sobre él. Aparecen
entonces los seudofilósofos, como la seudopoesía, o la seudoreligión.

JOSEF PIEPER piensa que filosofar no es una cuestión previa a la filosofía, sino eminentemente
filosófica. La esencia de la filosofía y del filosofar es algo sobre la esencia del hombre, ya que es
un territorio central de la filosofía misma. No se puede obtener la respuesta como si
tuviésemos en las manos un elemento material. Filosofar es la forma más pura de la teoría y
del espíritu, de la mirada puramente receptiva de la realidad en donde la forma de las cosas
sea lo único que da la medida y que el alma sea exclusivamente lo que es medido por ellas.

Puede decirse, que filosofar es un acto en el que trasciende el mundo del trabajo; definiendo a
este como el mundo del día de labor, mundo de la utilización, resultado o producto, de las
necesidades y del rendimiento, del hambre y su satisfacción. Su único objetivo es la utilidad
común, como sinónimo de acción útil. El mundo del trabajo se apodera cada vez más de la
existencia humana en su totalidad, siendo más excluyente y totalitaria.

Si él afirma que filosofar significa trascender el mundo de trabajo y que es esencial al acto
filosófico no pertenecer a ese mundo de utilidades, sino ser inconmensurable con él. La
filosofía reviste entonces el carácter de lo extraño, del mero lujo intelectual, intolerable e
injustificable, mientras más excluyentemente se mete al hombre en las exigencias del mundo
del trabajo. Estos fenómenos se presentan en la vida actual en todo el mundo.

El acto filosófico no es la única forma de dar este “paso más allá”. Podemos trascender este
mundo con otras formas de expresión como la verdadera creación literaria, la poesía, la
pintura, la contemplación artística, la oración, entendidas como artes no disponibles para fines
materiales concretos.

No hay que olvidarse que también existe una corrupción de lo religioso, en la que no se
entrega a lo divino, una degeneración del Eros (dios del amor en la mitología griega),
seudoformas de la creación y contemplación artísticas y una seudo poesía. Todas estas formas
no trascienden el mundo de trabajo como un verdadero filosofar y tiene por ejemplo más en
común con las ciencias especializadas que con tal seudopoesía. La característica del
seudofilosofía es que en ella el mundo del trabajo no es sobrepasado; sino clausuran al mundo
bajo la cúpula y encierran al hombre sin excepción aun más en él.

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