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El zinc metálico fue conocido probablemente por los pueblos antiguos. De hecho, hay
referencias que parecen hablar del zinc, al que Strabos llamaba plata falsa, en Mysia
(Grecia), donde se encontraron depósitos de blenda y otros sulfuros. También se
hallaron algunos objetos de zinc en diferentes lugares: una estatuilla en Transylvania y
un frontal de fuente en las ruinas de Pompeya. Hay referencias romanas del 200 A.C.
en las que se puede probar el uso del latón por los romanos e incluso, en tiempos de
Augusto, se describe un procedimiento para fabricar latón reduciendo lentamente óxido
de zinc en un crisol lleno de chatarra de cobre. La chatarra incorporaba lentamente el
zinc vaporizado y luego se elevaba la temperatura para proceder a la fusión de la
aleación.
El zinc es un metal de color plateado que tiene bajos puntos de fusión (420ºC) y de
ebullición (907ºC). Sin alear, su resistencia y dureza son mayores que las del estaño y
el plomo, pero apreciablemente inferiores a las del aluminio y el cobre, con pocas
aplicaciones estructurales. A temperatura ambiente es frágil pero se torna maleable por
encima de 100ºC con lo que ya se puede laminar y utilizar para el conformado. La
solubilidad del aluminio en el metal, en torno al 4%, así como su resistencia y dureza,
hace que se utilice esta aleación en colada por inyección. Pequeñas adiciones de cobre
o titanio mejoran sensiblemente la resistencia a la fluencia del material laminado.
Cuando se alea entre el 20 y el 22% con aluminio, se obtienen unas aleaciones que
desarrollan la propiedad de la súper plasticidad con lo que se pueden conformar a
bajas temperaturas y a vacío. Utilizadas en moldeo, estas aleaciones vuelven a
adquirir, a temperatura ambiente, dureza y resistencia. Una aplicación importante del
zinc es su aleación con cobre formando los latones los cuales tienen una amplia gama
de propiedades físicas para diversos usos.
El zinc, a pesar de su baja nobleza, tiene muy buena resistencia a la corrosión
atmosférica utilizándose en la protección del acero (galvanizado). Las posiciones
relativas del hierro y el zinc en la tabla electroquímica de potenciales colocan a éste
como un material menos noble que el primero; esto hace que, en un medio acuoso
salino, cuando se establece una pila, el zinc actúe de ánodo de sacrificio protegiendo al
acero, a quien recubre en el galvanizado, en aquellos puntos en los que se produzca
una fisura de la capa protectora. Por tanto, su carácter electronegativo hace que el zinc
se utilice como ánodo de sacrificio en estructuras de acero, usándose también en pilas
secas.
. Minerales de zinc.
Mineral Formula química Contenido de zinc (%)
Smithsonita ZnCO3 52
Hidrocinquita 5ZnO∙2CO2∙3H2O 59
Zinquita ZnO 80
Willebita 2ZnO∙SiO2 58
Gahnita ZnO∙Al2O3 15 - 35
La Extracción por vía seca (conocida también como vía térmica o pirometalurgia)
Aunque hay vestigios, que datan del siglo XIV, de producción de zinc en Asia, los
procesos que suponían reducción y condensación eran totalmente empíricos.
Los primeros estudios termodinámicos se hicieron por C.G. Maier en el U.S. Bureau of
Mines de EEUU. De los datos termodinámicos calculados se pudo deducir la
temperatura a la que se podía producir la reducción continua del óxido de zinc y las
proporciones del Zn vapor, CO y CO2 en equilibrio a diferentes temperaturas de
tratamiento. De las reacciones anteriores se puede deducir que el CO2 generado en la
primera tiende a descomponerse en la segunda. Las condiciones de equilibrio de
ambas reacciones se pueden calcular sabiendo que en dichas condiciones rG 0. Por
otro lado:
oxígeno y, teniendo en cuenta las reacciones 4.1 y 4.2 los átomos de oxígeno son
iguales a las moléculas de CO más dos veces las de CO2 por lo que:
En la figura 4.1 se representa la variación de la PCO (kPa) para los equilibrios de las
ecuaciones 4.1 y 4.2 en función de la temperatura. Según esta representación parece
evidente que la reducción continua del oxido de zinc no tendrá lugar por debajo de los
1000ºC.
A temperaturas superiores, debido a que la reacción 4.6 es más lenta que la 4.2, se
alcanzará el estado de equilibrio con una relación CO2/CO en el gas cerca de la que
determine el equilibrio del óxido de zinc; la fuerza impulsora de la reacción será la
diferencia entre la composición actual y la requerida para el equilibrio según la reacción
4.6 lo que viene representado por las distancias entre las dos curvas de la figura.
Figura 4.1. Presión de equilibrio del CO2 (en kPa) para las reacciones a) 4.1; y b) 4.2.
Además:
K[4.2] = PCO
PCO2 Ec. 4.15
Y:
A partir de la figura 4.2.b) se pueden explicar también las condiciones de reducción del
zinc por vía térmica y se pueden ver los efectos de variar las presiones de Zn vapor y de
CO. La intersección de las líneas a presiones de 0,5 atm para ambos gases se produce
a 920ºC, aproximadamente. Del mismo gráfico se puede deducir cómo la reducción del
zinc en presencia de cobre, caso de obtención directa de un latón (como se pudo hacer
en tiempos de los romanos), se puede realizar fácilmente.
Si el Zn se recoge como una aleación Cu-Zn, su actividad pasa a ser, por ejemplo, 0,1 y
esta curva corta a la de PCO igual a 1 atm a 890ºC; como se puede ver, la temperatura
de reducción ha disminuido considerablemente.
La cinética de la reducción del ZnO con C puede explicarse a través de las siguientes
etapas:
De éstas, la etapa que controla el proceso es la tercera. El método utilizado para facilitar
este proceso es aumentar el área superficial y aproximar al máximo los reactivos sólidos
ZnO y C. Se debe pues tener una mezcla muy íntima de ambos. La temperatura de
equilibrio debe sobrepasarse para tener una velocidad de reducción aceptable (1000-
1100ºC). La velocidad de reacción intrínseca es mayor entre el gas y el ZnO que entre
el gas y el C por lo que un exceso de éste facilita la reducción del CO2 obteniéndose una
mayor velocidad en el proceso. Además, así se aminora la reoxidación del zinc.
Esta reoxidación del zinc con CO2 por inversión de la reacción 4.1 es algo que puede
suceder. Si no se toman las debidas precauciones, un 1% de CO2 en el gas oxidará un 2%
de Zn y el óxido de zinc formado cubrirá las gotitas de zinc evitando su coalescencia y
formando un polvo azul. Contra esto se puede luchar enfriando súbitamente, lo que no es
posible en una retorta. El ciclo de la retorta está dibujado en la Línea a-a de la figura 4.2.b)
La reoxidación se produce cuando se cruza la línea de presión parcial de zinc de 0,5
atm.
Así pues, el producir zinc térmicamente es más difícil que hacerlo con otros metales.
Hasta que el condensador de plomo se desarrolló en Inglaterra (1937), el horno de
cuba no funcionó y se seguía produciendo zinc en retortas.
Al necesitarse temperaturas sobre los 900ºC como condicionante termodinámico para
producir zinc, se precisaron hornos que alcanzasen este nivel de temperatura dentro
de las retortas, y además por largos períodos de tiempo.
El material de las retortas es otro condicionante del proceso, así como el de los
condensadores.
El proceso belga en retortas horizontales produjo el 90% del zinc total hasta el
desarrollo, en 1917, del proceso electrolítico que supuso un verdadero impulso para
la industria del zinc. En 1969 había 26 plantas operando del proceso con retorta
horizontal que producían un 15% del zinc mundial. En 1974 solo quedaban 12, de las
que hoy no trabaja prácticamente ninguna.
El horno típico se representa en la figura 4.3 en la que se ven cuatro filas de retortas
a cada lado del horno. Estos hornos quemaban carbón o gas y utilizaban
regeneradores para precalentar el aire. Cada sección del horno tenía 96 retortas de
arcilla, cuidadosamente elaborada y cocida. Las retortas, de sección elíptica, medían
1700 x 270 x 210 mm3 con una capacidad de 0,07 m3. Cada retorta producía unos
35 kg de zinc diarios.
Se exigían para este proceso las calidades siguientes: Prime (EEUU), con un 1,60%
de plomo y un 0,08% de hierro; y G.O.B. (GB), con 1,35% de plomo y 0,04% de hierro.
Sólo el primer metal obtenido cumplía estas especificaciones por lo que el resto del
metal se sometía a afino. El metal se vertía en un horno de reverbero en el que la
tempera era solo ligeramente superior a la de fusión del zinc. En estas condiciones,
se producía la sedimentación del plomo y del hierro. El metal afinado tenía 1,1-1,2%
de Pb y 0,02-0,025% de Fe, satisfaciendo bien las especificaciones.
Para operar en estos hornos se precisaba de un grado alto de pericia y era muy
conveniente que las cargas fuesen homogéneas conteniendo menos de 1% de azufre.
Los americanos utilizaron esta técnica en Texas por la abundancia de gas natural. Los
hornos eran simples y el ciclo de 48 horas con lo que se conseguía una vida más larga
de las retortas aunque la productividad era inferior y mayor el consumo de combustible.
3. Operación discontinua.
A finales de los años 20, la compañía New Jersey Zinc, de Pennsylvania, en EEUU,
hizo un esfuerzo notable para resolver los problemas inherentes al desarrollo de una
retorta de operación continua con alta eficacia térmica. El problema estaba en
encontrar el material de la retorta que suministrarse el calor necesario para la reacción
4.6 que requiere 5279 kJ por kg de Zn producido, cantidad muy superior a la necesaria
para reducir plomo, estaño o cobre. Los vapores de zinc necesitan para llegar a
1100ºC un calor que se evalúa en 1172 kJ por kg de Zn. Además, hay que suministrar
calor para calentar la carga y reducir otros óxidos metálicos presentes como los de
plomo y cadmio. Por tanto, la cantidad total de calor necesaria, por kg de zinc, era del
orden de 7227 kJ.
Estas retortas verticales (figura 4.4.a) se usaron para la coquización del carbón pero,
en este caso, el ladrillo de sílice era suficiente dadas las necesidades térmicas. Para
la destilación del zinc fue preciso contar con un nuevo material, el carburo de silicio
(carborundo), que tiene una conductividad térmica (15,9 W∙(m∙k∙h)-1 a 1300ºC) nueve
veces superior a la del ladrillo de sílice.
Las retortas se realizan con ladrillos de 115 mm de grueso, 1850 mm de largo y 305
de anchos (figura 4.4.b). Estos ladrillos están diseñados para acoplarse y construir una
retorta de 12 m de altura que puede producir diez toneladas de zinc al día. Calentadas
por encima de los 1300ºC, pueden durar tres años en los que tratan 23000 Mg de
carga.
Sobre la zona calentada hay otra zona de 3-4 m, llamada eliminador , que tiene por fin
facilitar la reacción de reversión 4.1. Así, consumido el CO2, de los gases y producido
el polvo azul sobre la carga descendente, se evita que dicho polvo llegue al
condensador, o que se forme en él, con lo que se permite una mejor coalescencia de
las gotas de metal que, como se sabe, tienen tendencia a recubrirse de polvo
dificultándose dicha coalescencia. El eliminador también ayuda a reducir el contenido
de plomo de los vapores que dejan el horno. Las retortas se construyen en baterías
de ocho. Se calientan con gas natural o gas de gasógeno. Se precisan 1,8 1010 J
por tonelada de zinc, de los que el 30% los suministra el gas CO de tragante. El gas
se quema en las cámaras de combustión, con aire caliente y en diferentes puntos,
para conseguir una combustión uniforme; esto es muy importante para la vida de la
retorta. La temperatura normal es de 1300ºC. Los gases de combustión pasan los
recuperadores que calientan el aire a 550ºC.
Algo que ha sido consustancial al desarrollo del proceso New Jersey ha sido la
producción de briquetas las cuales deben ser de un tamaño adecuado para la mejor
transmisión del calor. Tienen forma de panecillos, de 100 75 65 mm3 lo que les
permite recibir la radiación de la pared y una transmisión de calor adecuada.
Para fabricar las briquetas se prepara una mezcla de blenda sinterizada con carbón
bituminoso de alto poder aglutinante, antracita y pequeñas proporciones de arcilla y
lejía de sulfito. Se mezcla bien, se amasa y se conforma en prensas de rodillo.
En 1926, a la vez que la New Jersey, la compañía Saint Joseph estaba tratando de
desarrollar un proceso alternativo que utilizara un método del calentamiento directo de
la carga basándose en los estudios hechos a principios de siglo en Suecia para intentar
reducir el zinc en hornos eléctricos de arco. Estos primeros intentos fracasaron por el
hecho de que no condensaban bien el vapor y no escorificaban bien las cargas.
Saint Joseph desarrolló un método en el que el calor se generaba sobre la carga por
efecto Joule y el proceso era continuo. Hubo que resolver un cierto número de
problemas tal como se expone a continuación. En principio, se cargó igual cantidad de
sinter que de coque y no se intentó condensar el zinc vapor, sino que éste se obtenía
en una cámara que rodeaba al horno en la que el zinc se oxidaba recogiéndose como
óxido tipo pigmento. Así, se puso de manifiesto la posibilidad de la reducción y el
problema se centraba entonces en desarrollar un método de condensación.
Se intentó condensar haciendo pasar los vapores metálicos a través de una piscina
de zinc fundido. Este fue un método exitoso y fue la primera vez que se intentó enfriar
el vapor con metal líquido. Se conseguían, así, condensar cantidades importantes de
zinc metal sin la práctica producción de polvo azul.
La corriente eléctrica atraviesa el horno por medio de ocho pares de electrodos que
entran dentro del mismo: cuatro en la parte alta y cuatro en la baja. La carga de coque
y blenda sinterizada se calienta por el CO gas hasta 750ºC; entonces, se alimenta en
el horno a través de un distribuidor rotatorio y se descarga por el fondo a una cierta
velocidad por medio de una mesa giratoria asistida por brazos mecánicos refrigerados.
La operación se gobierna automáticamente por un indicador de nivel del horno.
La potencia del horno Saint Joseph es 10000 kW. La tensión entre electrodos es de
200-250 V. El consumo del horno es de 3050 kWh por Mg de zinc necesitándose,
además, 0,6 toneladas de coque.
El condensador está formado por dos tubos verticales conectados a una zona inclinada
con respecto a la horizontal, con 2 m2 de área interna. Éste está conectado a un pozo
enfriador del metal en el que el zinc se enfría mediante serpentines para que la
temperatura del metal esté entre 480 y 500ºC. Aproximadamente el 93% del zinc que
entra en el condensador se condensa como tal.
El gas, con el zinc residual, se lava para separar aquel que tiene una composición
aproximada de 79% de CO, 3% de CO2 y 18% de N 2. Este gas pasa por una bomba
de vacío que succiona con un efecto de 33,3-40 kPa (250-300 mm Hg). Este vacío es
suficiente para hacer pasar el gas a través del condensador. Se producen 1,42 moles
de CO por mol de Zn vaporizado. El gas tiene un poder calorífico de 93x 105 J∙m-3 el
cual se utiliza, en un 60%, para calentar la carga y el resto, en la producción de vapor.
Los residuos del horno precisan ser tratados para extraer de ellos el Zn (aumentando
la recuperación hasta el 95-96%).
Un separador magnético elimina los materiales ferrosos. El 90% del coque se recupera
en mesas neumáticas y, finalmente, un proceso en medios densos recupera un
concentrado de zinc; tanto este concentrado como el coque se reciclan.
Hubo un primer intento en 1939, con un horno que trataba sínter y coque, con soplado
superior e inferior, retirándose los vapores por el centro de la cuba. Efectivamente,
mediante un enfriamiento rápido en tubos refrigerados se obtenía zinc en polvo pero
la inversión de la reacción era suficiente para recubrir de óxido este polvo y hacer
impracticable la fusión del polvo de zinc ya que este no coalescía. Fue preciso, pues,
desarrollar otro método de condensación.
Se propuso condensar el zinc vapor sobre gotas de plomo fundido a una temperatura
ligeramente superior a la del punto de fusión del zinc. Una lluvia de gotas de plomo
lava los gases de zinc que condensan en forma líquida disolviéndose en el plomo.
Después de enfriar este metal, se producía la segregación del zinc que, así, se
separaba al alcanzar la saturación. El plomo era recirculado al condensador. A
continuación, se resumen las solubilidades, a distintas temperaturas, de plomo y zinc,
el uno en el otro y viceversa:
T (ºC) Pb en Zn Zn en Pb
417,8 0,7 2
450 1,4 3,2
500 2,3 3
550 4 4
600 5,9 6
650 9 8
700 15 12
775 32 26
790 Total Total
El plomo fundido desciende por la carga y actúa como colector del cobre y de los
metales preciosos.
Se precisó modificar la calidad del sínter y el tipo de máquina para poder tratar menas
con plomo. Esto se consiguió por la idea Port Pire de sinterización con soplado inferior,
probada ya con éxito para sintetizar la galena.