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La desaparición de los pájaros no es un fenómeno exclusivamente

norteamericano. En 2014, investigadores europeos publicaron datos


comparativamente similares. Aquel trabajo partía de 1980 y, hasta 2010,
la población de aves europeas se había reducido en 400 millones desde
los 2.000 estimados. Además del menor rango temporal, este estudio se
limitó a 144 especies de las llamadas comunes. La tendencia, según el
último informe (con datos hasta 2016) del Plan Paneuropeo para
Monitorear las Aves Comunes (PCBMS), un tercio de las especies están
en declive. La población total ha descendido en un 15% desde 1980 y,
entre aves de pastizal, las más habituales de los paisajes abiertos, la
reducción alcanza al 57%.

De forma miope, los conservacionistas tienden a centrarse en las


especies en extinción y, por lo tanto, son ciegos a, y subestiman, la
importancia de las especies abundantes y aún comunes, los roles que
desempeñan para nosotros en términos de servicios ecosistémicos y,
muy especialmente, como barómetro fiel de la salud y sostenibilidad del
ecosistema", argumenta el ornitólogo responsable de seguimiento de
especies en el Centro para la Ciencia de la Conservación RSPB (Reino
Unido) y supervisor del proyecto PCBMS, Richard Gregory. Entre esos
servicios estarían la dispersión de semillas, la polinización o el control
natural de plagas.

En España la tendencia es ambivalente. "La situación es estable, pero


hay algunas especies con un descenso muy acusado", comenta el
coordinador del área de estudio y seguimiento de SEO/BirdLife Juan
Carlos del Moral. Como en el resto de Europa y Norteamérica, es el caso
de las aves más relacionadas con el campo, que han perdido hasta 95
millones de sus efectivos en los últimos 20 años, según datos de esta
organización conservacionista. En ese tiempo, solo entre las golondrinas,
la población se ha reducido en 15 millones. "Ha desaparecido hasta el
74% de las codornices, pero eso aún no es extinción", añade.

El avance de la agricultura está reduciendo la disponibilidad de


insectos y, con ellos, el alimento de muchas especies de aves
No hay una única causa de la desaparición masiva de los pájaros. Los
autores del estudio de Norteamérica apuntan al deterioro del hábitat, la
presión directa humana o el avance de la agricultura y, en especial, su
intensificación. Un reciente estudio español relacionaba la desaparición
de prácticas agrícolas tradicionales como el barbecho con el descenso
de las poblaciones de aves de pastizal. También la sofisticación de los
insecticidas está dejando sin alimento a las especies insectívoras. Otras
causas apuntadas podrían ser la deforestación en las zonas tropicales o
el trastorno provocado por el cambio climático, en especial entre las aves
que anidan más al norte.
Pero no hay demasiados datos para saber si el fenómeno es realmente
global o se limita a las regiones más alteradas por los humanos, al
menos en cuanto a las aves más comunes. La ornitóloga de Cornell
Viviana Ruiz, que no ha intervenido en el estudio de Norteamérica,
recuerda en un correo que, en América Latina, la situación es "igual de
intensiva o peor, en porcentaje sobre la población total". Y da algunos
datos: el 44% de las 1.156 especies de aves residentes en
Centroamérica están amenazadas, con un 14% en estado crítico.

"En África no tenemos la capacidad para estimar fielmente los cambios


en la abundancia de los paseriformes [los pájaros]. Por razones
prácticas, el esfuerzo se centra en las especies más grandes, como las
rapaces, de las que tenemos series históricas", explica en un correo el
profesor del Instituto Fitzpatrick de Ornitología Africana de la Universidad
de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) Arjun Amar. "Sin embargo, también es
cierto que los paseriformes que proliferan en algunas partes de África
podrían estar sufriendo un declive a gran escala, pero, a diferencia de
Europa o Norteamérica, no tenemos las herramientas para monitorearlo y
detectarlo", añade.

Se produce la paradoja, al menos en Europa y Norteamérica, de que


mientras las aves más comunes desaparecen por millones, las
tradicionalmente más amenazadas se están recuperando. Según el
estudio de Science, en EE UU y Canadá hay ahora 250 millones más de
rapaces, aves acuáticas y otras tradicionalmente de caza, como pavos y
faisanes. Los esfuerzos conservacionistas y la regulación cinegética
explicarían esta recuperación que también se está observando en
diversas especies icónicas de los cielos europeos.

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