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Este documento explora la tensión entre el universalismo y el multiculturalismo. Define estos términos y otras nociones como pluralismo, tolerancia y alteridad que son importantes para comprender este debate. Explica que el multiculturalismo puede separar grupos de forma violenta sin respeto por la otredad, mientras que la interculturalidad se propone como un proceso alternativo de reconocimiento mutuo entre culturas diferentes.
Este documento explora la tensión entre el universalismo y el multiculturalismo. Define estos términos y otras nociones como pluralismo, tolerancia y alteridad que son importantes para comprender este debate. Explica que el multiculturalismo puede separar grupos de forma violenta sin respeto por la otredad, mientras que la interculturalidad se propone como un proceso alternativo de reconocimiento mutuo entre culturas diferentes.
Este documento explora la tensión entre el universalismo y el multiculturalismo. Define estos términos y otras nociones como pluralismo, tolerancia y alteridad que son importantes para comprender este debate. Explica que el multiculturalismo puede separar grupos de forma violenta sin respeto por la otredad, mientras que la interculturalidad se propone como un proceso alternativo de reconocimiento mutuo entre culturas diferentes.
UNIVESITARIA UNIVERSIDAD CATÓLICA CECILIO ACOSTA DECANATO DE INVESTIGACIÓN Y POSTGRADO MAESTRÍA EN FILOSOFÍA MENCIÓN PENSAMIENTO LATINOAMERICANO ASIGNATURA: FILOSOFÍA INTERCULTURAL
UNIVERSALISMO Y MULTICULTURALISMO
Autor: José Alfredo Moncada Sánchez
V10626824
San Cristóbal, Noviembre 2019
Universalismo y multiculturalismo
1.- Introducción
El debate entre universalismo y multiculturalismo resume la
pretensión, de que existen ciertos principios o criterios que son comunes en el ser humano más allá del tiempo y del espacio y que todo sujeto reconoce o están en condiciones de reconocer. Por otro lado, cada pueblo ostenta su propia cultura, independiente de los criterios de otras sociedades sobre esa particular cosmovisión, porque dicho juicio es inoportuno, en tanto nada ni nadie pueden establecer la bondad o maldad de cada cultura en particular.
En este sentido, el propósito de este estudio es interpretar la polémica
entre universalistas y particularistas como síntoma de la crisis de la modernidad ilustrada ante la creciente atomización de las identidades étnicas o religiosas como contracara de los excesos de la globalización liberal capitalista. Para el alcance del mismo, se reflexionará sobre una serie de categorías relevantes para comprender este fenómeno dialéctico, y de importancia para la humanidad actual, donde por cuestiones políticas y religiosas se están dando grandes movimientos migratorios, sobre todo en América Latina y Medio Oriente.
2.- Nociones fundamentales para comprender el Universalismo y
Multiculturalismo
El multiculturalismo refiere a la diversidad del hecho cultural, es decir,
de los actos que un sujeto o un grupo de individuos realiza en su diario vivir. Este concepto en la actualidad presenta una doble problemática. Primero, por estar conformado por el concepto de cultura que por su ambigüedad connota una infinidad de atributos y características diferentes. Y, segundo, en su versión radical es considerada como una política que promueve y fabrica las diferencias étnicas y culturales. Por tanto, el multiculturalismo puede considerarse como un hecho social, un modelo político o una ideología.
Partiendo de lo señalado, se puede hablar entonces de una política
multicultural. La multiculturalidad como política constituye una ideología con un propósito más de separar que de unir, así lo expresa Velasco en Cortés y Monsalve (1999, p. 63): “la diversidad cultural entre los seres humanos no es un fenómeno natural y objetivo, sino artificial y subjetivo o, mejor dicho, intersubjetivo y constituido a lo largo de un proceso histórico”. En pocas palabras, aunque exista la diversidad, la separación o limitaciones establecidas entre ellas, es una creación del propio hombre. Un caso típico se da en los procesos de inmigración donde por presiones sociales llevan a los grupos a establecer estrategias de agrupamiento, a aislarse de la propia comunidad donde reside y rescatar esas ataduras que los une como grupos identificados de una misma cultura. Esta es una estrategia del multiculturalismo.
En esta discusión sobre el multiculturalismo, un concepto a considerar
como propuesta sustitutiva es el pluralismo por su connotación más tolerante. El concepto parte del reconocimiento de las identidades culturales donde resaltan valores y principios diferentes, por tanto, se establecen una pluralidad de valores que poseen un carácter ambivalente. En este sentido, por una parte supone un enriquecimiento para la humanidad; por otra, comparte ineludiblemente conflictos a niveles inimaginables.
Este tema de los valores culturales, concepto indispensable para el
multiculturalismo presenta dos visiones expuestas por Olivè (1999):
a. Una visión universalista, absolutista y objetivista. Establecen que
existe criterios absolutos para decidir qué sistema de normas son preferibles ante cualquier sistema cultural; por tanto, abogan por eliminar toda diferencia superflua que se puede establecer, suponiendo que existe una racionalidad común a toda la humanidad, independientemente de su cultura. b. Una visión particularista, relativista y subjetivista que indican que no hay criterios absolutos sino todos dependen siempre del contexto. Por tanto, niegan la existencia de valores absolutos y normas universalizadas. En este sentido, afirman que la evaluación moral de una acción solo puede hacerse en función del sistema de creencias, de valores y de normas comunes.
Las afirmaciones anteriores, permiten establecer con respecto a los
valores culturales, no existe un acuerdo de establecerlos en forma común o universal para la humanidad entera. Aunque, la declaración de los Derechos Humanos tienen esta connotación universalista. Resalta Olivè (1999), que la existencia de múltiples culturas que por el simple hecho de existir poseen un valor interno, todo dentro del grupo es valioso y la cultura es constitutiva de sus miembros.
Pero esta noción del multiculturalismo presenta problemas, como por
ejemplo, las culturas bajo estas perspectivas son inconmensurables porque su patrimonio de valores válidos es significativo para el grupo que lo establece, pero no para otros. Con este precepto de inconmensurabilidad los multiculturalistas relativistas se escudan ante la universalidad.
Ante lo expuesto, sobre lo que puede representar la ambigüedad del
multiculturalismo, Sartori (2001) propone el pluralismo porque el concepto preconiza los valores de la diversidad y la afirmación de valore propios. Mientras que el multiculturalismo presupone una tolerancia en el respeto de los valores ajenos.
Esto es, Sartori (2001), señala que mientras el multiculturalismo
separa, es agresivo e intolerante por la negación que hace del pluralismo. Con este último, se busca es asegurar la paz intercultural y evitar la hostilidad entre culturas. Dice al respecto: “La variedad y no la uniformidad, el discrepar y no la unanimidad, el cambiar y no el inmovilismo, sean cosas buenas, éstas son las creencias de valor que emergen con la tolerancia, que se adscriben al contexto o cultura del pluralismo y que tiene que expresar una cultura pluralista” (p. 32). Es decir, el pluralismo fortalece el proceso de identidad de los grupos y de allí su reconocimiento existencial.
Una noción que surge de este estudio para considerar la dialéctica
universalismos - multiculturalismo es la tolerancia, porque es una necesidad para el reconocimiento del otro en la sociedad donde habitamos donde la diferencia y la variedad cultural resaltan en la cotidianidad, donde valores propios bien sea individuales o en común adoptan una carácter irreductible. Esta visión de diferencia crea problemas y conflictos cuando chocan los valores culturales entre los grupos.
Por tanto, la tolerancia es necesaria para construir las bases
adecuadas para asentar una convivencia pacífica en el respeto y el desacuerdo razonable entre culturas. En tal sentido, se puede describir la misma como una virtud convivencial donde lo más importante es el respeto cívico, como también una activa oposición a las prácticas intransigentes, despóticas y opresoras.
¿Cuál es la actitud de un sujeto o grupo tolerante? Un sujeto o grupo
que tienen creencias y principios propios, los considera propios; sin embargo, concede que los otros tengan el derecho a cultivar creencias aunque sean equivocadas. Ahora bien, como la tolerancia no puede ser ilimitada Sartori (2001), propone unos grados de elasticidad:
a. Debemos proporcionar razones de lo que se considera intolerable.
b. El principio de no hacer el mal, no dañar; no estamos obligados a tolerar comportamientos que nos infligen daño o perjuicios. c. El principio de reciprocidad. Al ser tolerante con los demás, esperamos, a su vez, ser tolerados por ellos. (p.p. 42-43)
Partiendo de lo señalado, la concepción pluralista de Sartori (Op.cit.),
se define como “un vivir juntos en la diferencia y con diferencias; pero lo es si hay contrapartida. Entrar en una comunidad pluralista es a la vez un adquirir y un conceder” (p. 48). Por consiguiente, lo que lleva a que se comprenda otra categoría en juego, como es la alteridad, que es un complemento de la identidad, porque comparándonos con el otro, podemos comprender quienes somos.
Y de la tolerancia, que confluye a la alteridad, pasamos a la
liberalidad, es un ir más allá de la tolerancia porque incentiva a la curiosidad por reconocer otras formas de cultura para ampliar la visión de mundo. Por tanto, el objetivo principal es comprender la diferencia y la complejidad del mundo actual y el contexto en los que estos fenómenos tienen lugar.
A manera de resumen, la dialéctica universalismo – multiculturalismo
es un fenómeno aún por resolver que denota gran importancia por los contextos que la humanidad vive en la actualidad, con grandes desplazamiento de poblaciones a causa de las guerras, problemas políticos y económicos, donde según lo reflexionado hasta el momento, lo que prevalece a nivel mundial es una política multiculturalista, donde se separa los grupos no de forma sana, sino violenta y sin respeto a la otredad, sin reconocerle que son sujetos de derecho y obligaciones. De este modo, una alternativa de resolución de problema es la interculturalidad.
3.- La interculturalidad, proceso de superación de la dialéctica
universalismo-multiculturalismo
La interculturalidad es una propuesta superadora del universalismo-
multiculturalismo. El universalismo propone la existencia valores básicos comunes al ser humano, lo que indica que se trata de valores culturales que están unidos a cada una de las personas; cognoscibles por todos y desde los que es posible formular unos juicios positivos o reproches respecto a una determinada conducta. Tiene como fortaleza plantear un escenario de máximo reconocimiento de los valores básicos de la humanidad, y como debilidad ignora las particularidades culturales que constituyen una dimensión necesaria del ser humano.
El camino de la interculturalidad puede ofrecer resultados más
alentadores a los graves desafíos de la sociedad multicultural contemporánea, porque promueve la dialogicidad como principal instrumento de reconocimiento del “otro. En este sentido, la interculturalidad, requiere una apertura al “otro”, pone a este último en el centro de reflexión.
4.- A manera de conclusión
La posición del pensamiento intercultural ante la polémica
universalismo y multiculturalismo es ser una alternativa para el reconocimiento del “otro” en la diversidad de valores culturales que coexisten en ellos, y el diálogo intercultural es el instrumento de ese reconocimiento en igualdad de condiciones de cada uno de los sujetos y grupos culturales que hacen vida en la humanidad, porque universalismo y multiculturalismo son extremos que no dan solución a la diversidad y diferencia.
El universalismo defiende la razón liberal moderna o entendido de
otra manera, el liberalismo sustenta el universalismo. Las características que resaltan son el objetivismo, el racionalismo, la homogeneidad, la ortodoxia, la neutralidad y la imparcialidad. Desde esta perspectiva, una visión particularista pretende que sea hegemónica, esto es, hacen de sus principios particulares una versión universal con características de superioridad y supremacía. Desde otra perspectiva, El multiculturalismo es una expresión de la crisis de la razón moderna, porque se sustenta en categorías como el pluralismo, el relativismo, la diferencia, la aceptación, el reconocimiento, la justicia, el subjetivismo, la heterogeneidad, entre otras. Es una respuesta, a pesar de las dificultades que pueda presentar como política o ideología en detrimento del otro, una posibilidad de ver la humanidad desde otro mirada que no sea la que presenta los centros de hegemonía o etnocentrista del mundo. Por tanto, la interculturalidad representa la mediación de ambos extremos.
Referencias Bibliográficas
Cortés, F. y Monsalve, A. (Coords.). (1999). Multiculturalismo. Los derechos
de las minorías culturales., RES PUBLICA/Instituto Filosofía Universidad Antioquia, Murcia, España. VELASCO, J. C. “El derecho de las minorías a la diferencia cultural”.
Olivé, L. (1999). Multiculturalismo y pluralismo. Paidós UNAM. México.
Sartori, G. (2001). La sociedad multiétnica. Pluralismo, multiculturalismo y