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Los marinos son vitales para todos nosotros. Viajan por todo el mundo transportando las
mercancías que necesitamos para vivir; desde bananas a petróleo, pasando por materiales
de construcción, ropa, grano o carne congelada. Son también una mano de obra invisible.
Lo que sucede en alta mar suele escapar a la vista de las autoridades. Esto permite a los
armadores sin escrúpulos abusar de los derechos de los marinos, sin ser detectados.
ITF influye poderosamente en los salarios y las condiciones laborales de los marinos que
trabajan a bordo de buques que enarbolan banderas de conveniencia (BDC).
En muchos casos, los propios registros ni siquiera están dirigidos desde el país de
abanderamiento.
La globalización ha ayudado a acelerar esta espiral descendente. En el competitivo mercado
de la marina mercante, las BDC bajan sus tasas y minimizan su normativa, mientras los
armadores buscan la forma más barata de operar sus navíos.
Una lesión de gravedad puede arruinar una vida, acabar con una carrera profesional en el
mar y con la fuente de ingresos de una familia. Por si mismos, los marinos tienen pocas
posibilidades de obtener una indemnización cuando esto ocurre. ITF y sus sindicatos
afiliados ayudan a la gente de mar a reclamar a través de los tribunales lo que les
corresponde, aunque para ello con frecuencia sea necesario desmadejar las complejas
estructuras de las compañías, antes de poder dilucidar quién es responsable del buque y su
tripulación.
Cada día llegan a la ITF noticias de tripulantes a quienes se adeudan grandes sumas de
dinero. A algunos simplemente no les pagan un salario. Hay quienes descubren que su
compañía retrasa o no está envíando sus salarios a sus familias, cuando ordenaron que se
transfiera el dinero a su casa. En muchos casos, pasan meses sin ver el dinero prometido a
los marinos. Sin salario, estas personas ni siquiera pueden permitirse escapar o volver a su
hogar. Uno de los aspectos más importantes de la labor que realizan los inspectores de la
ITF es recuperar los salarios adeudados a los marinos. Entre 2011 y 2013, ITF recuperó 103
USD millones para tripulantes que no habían recibido su salario —una media de 34.3 USD
millones al año. Muchos buques BDC están hoy cubiertos por acuerdos aceptables a la ITF;
estos acuerdos protegen directamente a más de 250 000 marinos.
A pesar de las dificultades, muchos marinos BDC tienen demasiado miedo para protestar.
Hay agencias de colocación sin escrúpulos que distribuyen los nombres de los marinos que
se quejan a los inspectores. Continúa siendo práctica común que el capitán de un buque
escriba ‘alborotador ITF’ en la libreta marítima del marino. Con esta marca en su historial,
el marino puede correr el riesgo de nunca más conseguir empleo. Algunos marinos han sido
incluso encarcelados al regresar a su país. Y dado que se están abriendo constantemente
fuentes de mano de obra cada vez más baratas —especialmente en China– las condiciones
laborales y salariales no pueden sino empeorar.
Qué hacemos en la ITF
Nuestros sindicatos afiliados se comprometen a ofrecer a toda la gente de mar una adecuada
representación y protección sindical, de acuerdo con nuestra Política de Ciudad de México,
aprobada en el Congreso de la ITF de 2010. Nuestras afiliadas colaboran entre sí para
ofrecer a todos los marinos la cobertura de un convenio colectivo, independientemente de
su nacionalidad o país de origen.
Políticamente:
Nos esforzamos por que se establezca un acuerdo internacional intergubernamental que
imponga una relación auténtica entre el pabellón del buque y la nacionalidad o residencia
de sus propietarios, gestores y marinos. Esto eliminaría por completo el sistema de las
banderas de conveniencia
Sindicalmente:
Nos esforzamos por proteger a la gente de mar que trabaja a bordo de buques BDC,
independientemente de su nacionalidad, de la explotación de los armadores.
Los convenios colectivos aprobados por la ITF establecen unos salarios y condiciones
laborales para todas las tripulaciones a bordo de buques BDC, independientemente de su
nacionalidad. Todos los buques cubiertos por un acuerdo aprobado por la ITF reciben un
certificado, que significa que a bordo hay unos salarios y condiciones laborales acordados.
Hay varios tipos de acuerdos, debido a la complejidad de la industria de los cruceros, de los
acuerdos offshore y de las diferencias entre regiones.
Inspecciones
Contamos con más de 150 inspectores e inspectoras de la ITF y personas de contacto en
todo el mundo que velan por el cumplimiento de nuestros acuerdos. Los/as inspectores/as
de la ITF son empleados de un sindicato, pero trabajan directamente para ITF, bien a
tiempo completo o a tiempo parcial.
Supervisan el pago de los salarios a los marinos y del cumplimiento de otras condiciones
sociales y laborales. Si es necesario, toman medidas para hacer cumplir la política de la
ITF.
Los sindicatos marítimos y portuarios colaboran para lograr que los puertos sean un lugar
seguro y de calidad para trabajar. En muchos países, el personal portuario está sufriendo las
consecuencias de la privatización: empleos ocasionales y precarios, falta de capacitación y
violaciones de su derecho a la libertad sindical. Para abordar estos problemas, ITF lanzó su
Campaña contra los Puertos de Conveniencia.
Países BDC
Los siguientes países han sido declarados BDC por el Comité de Prácticas Aceptables de la
ITF - el órgano formado conjuntamente por sindicatos marítimos y portuarios de la ITF y
encargado de dirigir la Campaña de la ITF contra las BDC:
Países en el radar
Bahamas y Liberia forman parte del club de países interesantes;
actualmente ocupan la octava y tercera posición —respectivamente— en
número de embarcaciones. El primero es un archipiélago conocido sobre
todo por sus veloces atletas. Por su parte, Liberia, un Estado creado para
los esclavos estadounidenses liberados, ocupó durante varios años la
primera posición en cuanto a número de barcos con su bandera; todavía
hoy la mayor parte de los portacontenedores de todo el mundo ondean la
enseña liberiana. Las tasas que cobran estos países son escasas —en
Bahamas 2.300 dólares más 0,17 por tonelada para mercantes—, pero,
dado el tamaño de sus economías, son una fuente de ingresos nada
despreciable —unos 20 millones de dólares anuales, en el caso de
Liberia—.
Algunas de las principales banderas de conveniencia. Fuente: CruiseMapper
Otras banderas de conveniencia comunes parecen sacadas de una película
de piratas o de redes de corrupción, ya que suelen coincidir con muchos
de los paraísos fiscales. Son territorios que apenas tendrían capacidad en
sus puertos para ello, como varios países antillanos, Comoras, Corea del
Norte, Georgia o Gibraltar, e incluso países sin mar, como Mongolia o
Moldavia. Pero el líder indiscutible es Panamá, el referente de las
banderas de conveniencia, justificado en buena medida por la posición
estratégica de su canal, una de las rutas más transitadas del planeta.
Desde que el padre de la geografía moderna Alexander von Humboldt
sugiriera su construcción, nadie dudaba de que sería uno de los puntos
más importantes en cuanto a tránsito de buques. Hoy en día Panamá
gestiona el canal a raíz del Tratado Torrijos-Carter, lo cual ha ayudado a
que la mayor parte de los buques del planeta hayan adquirido su bandera
debido a sus ventajas. Este hecho no es necesariamente exclusivo de los
usuarios del canal, sino que es un fenómeno extendido.